PARADIGMA DE LA INFORMACIÓN VS. PARADIGMA DEL CONOCIMIENTO

Por Gabriel J. Zanotti. Publicado el 14/8/19 en: http://gzanotti.blogspot.com/2019/08/paradigma-de-la-informacion-vs.html

 

Es habitual que en la Escuela Austriaca de Economía se hable de “conocimiento disperso”. Sin embargo, desde los ensayos fundacionales del tema[1]knowledge e information se han usado como sinónimos, indistintamente, y ello sigue sucediendo. Es nuestra intención en este artículo mostrar que se trata de cuestiones muy diferentes, y que dicha distinción afecta a las cuestiones básicas de epistemología de la Escuela Austriaca y que incluso se relaciona con la antropología filosófica y la psicología evolutiva de la cual se ha producido un revival gracias a The Sensory Order de Hayek[2].

¿A qué llamamos “paradigma de la información”?

Es una noción de conocimiento muy difundida culturalmente. Sus orígenes son filosóficos pero lo interesante es que se absorbe en la vida cotidiana, y se manifiesta en nuestros usos del lenguaje cotidianos. De algún modo suponemos que hay “hechos”, que son “objetivos”, más allá de las interpretaciones del sujeto del conocimiento. Ante estos “hechos”, el sujeto es pasivo: ellos “caen” en el sujeto, que es “informado” por los hechos y a su vez “informa” sobre los hechos. O sea que presuponemos que hay muchas ocasiones donde el conocimiento es un sujeto pasivo que recibe “datos” ante los cuales no queda otra que “informarlos objetivamente” o callar o mentir.

Claro, muestro horizonte cultural nos dice, también, que hay ámbitos de la vida humana donde la interpretación del “sujeto cognoscente” es fundamental: la literatura, el arte, la filosofía, la religión… Pero todo ello supone a su vez que si uno quiere ser “objetivo” entonces debe “poner entre paréntesis” esas “opiniones personales” y, nuevamente, ir a los hechos. Los hechos están dados, sobre todo, por números, cifras (hasta que alguien pregunta “qué es un número”…), “los datos de las ciencias”, los sucesos históricos incuestionables, los acontecimientos cotidianos, políticos y económicos (aquí la comunicación social y el periodismo tienen a la “objetividad” como un deber moral de su profesión)…. Y hasta en humanidades se considera a veces que hay “hechos”: ellos estarían representados por los textos, que “objetivamente señalan lo que un autor dice” más allá de nuestras opiniones sobre el autor, doctrina o lo que fuere…

Sobre esta noción cultural tan afianzada se ha atrincherado una versión de verdad como correspondencia afirmada sencillamente como “correspondencia con los hechos”. Desempeña esto un papel muy importante en las acusaciones de mentira o sinceridad, en las sentencias de los tribunales, en las diversas ideologías políticas que se acusan las unas a las otras de “negar los hechos y no ver lo evidente” y hasta en los enojos de los diversos gobiernos con los comunicadores sociales que “no informan objetivamente de los hechos”[3].

Obsérvese que hasta ahora no hemos dicho de qué modo son afectadas las ciencias sociales por esta cuestión, pero el lector ya podrá deducir por sí mismo las implicaciones que esto ha tenido sobre epistemología de la economía, tema al cual volveremos más adelante.

Pero, ¿cuál es el origen histórico (me refiero a historia de la filosofía) de este paradigma de la información?

Faliblemente, mi hipótesis tiene dos momentos principales.

Uno está en Descartes. Pero no acusándolo de todos los males del mundo, como hacen algunos heideggerianos, tomistas o algunos liberales. Descartes quiere salir al rescate del escepticismo del s. XVI[4]. Para ello, como se sabe, reconstituye primero la certeza en el yo y, desde allí, la certeza en el “mundo externo”. Allí se da un fuerte impulso para concebir al conocimiento como la relación entre sujeto y objeto, donde este último, el objeto, se concentra en un mundo físico matemáticamente conocido. Ese último tiene “objetividad”. Pero Descartes era un filósofo más sutil que lo que da a entender la aparente claridad de sus escritos. La certeza del mundo externo tenía en su sistema, como garantía, la existencia de Dios. Cuando las críticas posteriores de Hume tiraron abajo ese presupuesto, cayó también la garantía de la certeza y surgió nuevamente el escepticismo. Kant intentó rescatar al conocimiento, nuevamente, de ese escepticismo, pero ya con un sistema filosófico donde se abandonaba la certeza de la “cosa en sí” (la esencia de ese mundo físico cartesianamente conocido) para pasar a la certeza de unas categorías a priori que reconstruyen la certeza racional sobre la física y la matemática, dejando a la metafísica (tan importante en Descartes) en el rol de la creencia, la fe. El sujeto pasa a tener un papel más activo, por las categorías a priori, pero no por ello “el objeto” deja de tener importancia: al contrario, se refuerza la idea de una física-matemática como el lugar del conocimiento racional.

Esto influye, aunque no directamente, en el segundo momento: el positivismo del s. XIX y el neopositivismo del s. XX. Menos sutilmente, se enfatiza en este caso el papel de las ciencias naturales como el conocimiento racional y objetivo, como el lugar de los “datos” sobre los cuales puede haber un “lenguaje informativo”, no afectado por las arbitrarias interpretaciones del sujeto (es más, se relega a la metafísica como un “sin-sentido”, un non-sense (ya lo había dicho Hume), un engaño del lenguaje. Es esto lo que influye decididamente en toda nuestra cultura, en las ciencias sociales, en el periodismo, en nuestro lenguaje cotidiano: el conocimiento ideal es el que se acerca a la objetividad de los hechos que las ciencias logran “informar”.

Logra conformarse así el siguiente paradigma:

  1. Conocimiento es igual a información. Esto es, sujeto que recibe pasivamente los hechos e informa sobre los hechos.
  2. La verdad es igual, por ende, a la correspondencia entre el mensaje informado y los hechos.
  3. El lenguaje es “especular”: es locutivo: la sintaxis, la semántica y las palabras son un espejo, un reflejo de los “hechos”. La palabra “silla” es un espejo de la silla física.

Este paradigma sufre una crisis con tres “giros” típicos de la filosofía del s. XX: el giro hermenéutico, el giro lingüístico y el giro epistemológico. Los voy a exponer como habitualmente son interpretados.

El giro hermenéutico, que habría comenzado con Heidegger, podría estar representado fundamentalmente con Gadamer y sus “horizontes” desde los cuales pre-comprendemos el mundo. Ya no hay sujeto y objeto sino círculo hermenéutico, un sujeto que proyecta su horizonte desde ese mismo horizonte. Ya no habría objeto en el sentido habitual del término. El título del libro clásico de Gadamer, Verdad y método[5], contrapone el método de las ciencias positivas al conocimiento que se logra por la comprensión del acto de la interpretación. Gadamer es visto muchas veces como fuente de autores post-modernos, aunque él mismo se mantuvo distante de ello, como se puede ver por sus debates con Derrida[6].

El giro lingüístico, representado sin duda por el segundo Wittgenstein, destruye la concepción especular del lenguaje para sustituirlo con su noción de “juegos de lenguaje”[7], donde el lenguaje es acción: no “describimos cosas” con el lenguaje sino que “hacemos cosas” con el lenguaje[8]. El lenguaje ya no es copia de un hecho objetivo, sino constitutivo de una forma de vida.

Finalmente, el “giro epistemológico”, representado por Popper y toda la filosofía de la ciencia post-popperiana en adelante (Kuhn, Lakatos, Feyerabend). Este es el que más sorprende, sobre todo porque afecta al núcleo de la creencia cultural todavía vigente de que las ciencias son las que se “salvaron” de la interpretación y la subjetividad humana. Con todas sus diferencias, estos autores aceptan la crítica central que Popper hace al inductivismo ingenuo de sus amigos neopositivistas, inductivismo que consistía en suponer que podía  haber “observaciones” que sean “neutras” de nuestras teorías e hipótesis[9]. Popper plantea claramente que las hipótesis preceden a la observación y la guían; que la “base empírica” es interpretada por nuestras hipótesis, y que la metafísica, incluso, ocupa un lugar central en la historia de las ciencias[10]. Popper defendió luego enfáticamente su realismo ante lo que supuestamente sería el relativismo de Kuhn y Feyerabend[11], pero es obvio que después de él la ciencia ya no consiste en hechos que pasivamente se depositan en un sujeto llamado científico, sino en audaces hipótesis que ese sujeto plantea a priori de sus observaciones empíricas (que de “empíricas” ya tienen poco…).

Sin embargo, de estos tres giros quedó un sabor a escepticismo. Nosotros pensamos que son plenamente compatibles con el realismo, pero no es esa la opinión habitual. Y no es para menos. Si la interpretación es el eje central del conocimiento humano, si el lenguaje no describe al mundo sino que al parecer lo constituye; si la ciencia ya no es el lugar de los hechos sino de nuestras subjetivas hipótesis, ¿dónde quedan la verdad, la realidad, la certeza?

Es que el paradigma de la información parece haber “monopolizado” la propiedad de estas tres últimas. La verdad (más la certeza y la noción de realidad) parecen haberse depositado en el banco de los “hechos objetivos”. Quebrado ese banco, se quiebra consiguientemente la verdad, y no parece haber moneda que la sustituya excepto cierto post-modernismo escéptico…

La clave de la cuestión, en nuestra opinión, se encuentra en el olvido de una nueva visión de “mundo” que debemos a la fenomenología de Husserl. La visión habitual de Husserl es su insistencia sobre el “polo del sujeto” en cuya conciencia intelectual se da la “descripción objetiva de las esencias” poniendo entre paréntesis la existencia concreta del “mundo externo”. Que su libro Ideas I[12] sea uno de sus más leídos y el énfasis que él mismo puso sobre dicho libro ayudaron a que se difunda una versión de Husserl donde no solo él seguiría aferrado a la distinción sujeto-objeto, sino también a cierto idealismo.

Sin embargo, en ese mismo libro se encuentra un epílogo donde Husserl se defiende enérgicamente de la acusación de idealismo, distinguiendo entre idealismo psicológico e idealismo trascendental, y extrañándose (con razón a nuestro juicio) de cómo sus críticos pudieran confundir una cosa con la otra. Por otra parte, investigaciones actuales demuestran[13] que ya desde esa época (1913 en adelante) él estaba trabajando sus fundamentales nociones de “mundo circundante” y “mundo de la vida”, y la noción de intersubjetividad, que plasma posteriormente en Ideas IIMeditaciones Cartesianas y La crisis de las ciencias europeas[14].

Esto es fundamental, porque la clave está precisamente en sustituir la noción de mundo como cosa física por la noción de mundo como mundo de la vida, de la vida humana, inter-subjetivo, co-personal. “Mundo” es ante todo el conjunto de relaciones intersubjetivas en las cuales y desde las cuales conocemos. Para dar el famoso ejemplo de Schutz, “entendemos” si estamos en una conferencia, una ceremonia religiosa o un juzgado no por la disposición de sillas y escritorios, sino por las relaciones entre las personas que asignan roles, suponiendo una acción humana intencional[15]. Si no tuviéramos in mente esos esquemas cognitivos fruto de nuestras relaciones intersubjetivas no podríamos “comprender” nada, como nos ocurre cuando “vemos” restos físicos de una civilización antigua y “no entendemos lo que vemos”. Lejos de llevar a cualquier relativismo, esto re-constituye la noción de conocimiento, realidad, verdad y certeza. El conocimiento no es entonces la relación de un sujeto pasivo a un dato objetivo, sino “vivir en”, “estar en” un mundo de vida y por ende “entender”: por eso el comprador o vendedor pueden entender lo que es un precio, porque en su mundo de vida hay relaciones inter-subjetivas donde “se vive” el intercambio comercial, ya sea en Chichicastenango o Nueva York. La relación es “persona-mundo” y no “sujeto-objeto”. La realidad es ese mundo de la vida: es “real” que estoy comprando tal cosa, o escribiendo este artículo, o que el rector de la universidad me pide algo, etc. A partir de allí es que puedo “ver” las realidades físicas como reales, cuando están insertas en un mundo de vida que les da “sentido”, en sus usos inter-subjetivos cotidianos: es real que el agua “sirve para beber y bañarnos”; y qué sea el agua sin ese mundo de vida es algo humanamente incognoscible. La verdad, a su vez, ya no es la “adecuación con” un mundo externo, sino que, dado que “estoy en” un mundo de la vida (del cual no soy “externo”) puedo expresarlo sin mentir: la verdad es la expresión de un mundo de vida habitado. Y de esa expresión (ejemplo: “estoy en una reunión”) puedo tener “certeza” precisamente porque habito ese mundo.

Desde la fenomenología del mundo de la vida de Husserl, los tres “giros” aludidos no tienen sentido relativista[16].

La hermenéutica, el acto de interpretación, ya no es –como habitualmente se la entiende– “algo sobre algo”: la opinión adicional de un sujeto sobre un objeto (que puede ser un texto, una cosa física, una situación social). Interpretar ya no es la opinión sobre “el hecho” de que Adam Smith sea el autor de La Riqueza de las Naciones: interpretar es conocer, vivir en. La interpretación es, directamente, conocimiento como habitar, estar en, vivir en, ser en. Por ende entender que Adam Smith sea el autor de La Riqueza de las Naciones es ya interpretar, porque para entenderlo debemos “vivir en” un mundo de vida tal que nos haga ello comprensible. Los horizontes de Gadamer son los mismos mundos de la vida de Husserl, con un énfasis en su historicidad intrínseca.

Y por ende es obvio que el lenguaje no es copia de un mundo físico externo, sino un aspecto concomitante de un mundo de vida co-personal y por ende intrínsecamente hablado. Con nuestra acción humana vamos conformando los mundos de la vida, y parte de ello es el lenguaje como acción (aspecto ya visto por Mises[17]). No tiene nada de “idealista” que decir o no decir “buenos días” implique una diferencia en el mundo de vida que habito; y lo que suponemos “información” (acto “locutivo” del lenguaje), como por ejemplo “el baño está al fondo a la derecha”, implica la decisión, la acción humana de suponer que ese aspecto de la realidad es relevante y que el otro tiene la expectativa de compartir esa misma relevancia. Los juegos del lenguaje de Wittgenstein son la expresión lingüística de los mundos de la vida de Husserl[18].

Finalmente, las hipótesis, los “paradigmas” científicos forman parte de los horizontes de los diversos mundos de la vida que habitamos. “Suponemos” que un cuerpo se cae por la gravedad con la misma naturalidad que el habitante del mundo de vida medieval suponía, con todo sentido, que un cuerpo cae porque tiende a su lugar natural, que es el centro de la Tierra. Newton en un caso, Ptolomeo en el otro: teorías, discursos, relatos que forman parte de los supuestos de nuestro mundo de la vida. Y que supongamos que Newton “es verdad” porque sirva para entender y calcular trayectorias (desde piedras hasta naves espaciales) es tan natural como al marino medieval le era natural suponer la verdad de Ptolomeo porque le servía para guiarse por sus viajes en el océano. Que tengamos razones filosóficas para suponer a Newton más cerca de la verdad que Ptolomeo no le quita a uno u otro su carácter esencialmente humano en cuanto a hipótesis interpretativas del mundo físico. Que los mundos de la vida sean anteriores a las teorías científicas, siendo aquello que las dota de sentido, fue la principal tesis de Husserl en su libro sobre la crisis de las ciencias europeas, donde además criticó al neopositivismo de su tiempo con mayor precisión filosófica y menor tono dialéctico y apocalíptico que el más conocido caso de la escuela de Fráncfort.

* En “NOMOI”, marzo de 2008.

[1] Ver Hayek, F. A. von: “Economics and knowledge”, enIndividualism and Economic Order, Chicago University Press, Midway Reprint, 1980.

[2] University of Chicago Press, [1952]; 1976.

[3] Lamentablemente en todo esto desempeña un papel importantísimo en toda la doctrina y jurisprudencia del llamado “derecho a la información” y el “derecho a réplica” contrapuestos las más de las veces a la “mera libertad formal” de la “libertad de expresión”.

[4] Ver García Morente, M.: Prólogo a Descartes, R.:Discurso del método y Meditaciones metafísicas, Espasa-Calpe, Madrid, 1979.

[5] Ed. Sígueme, Salamanca, 1991.

[6] Ver Gadamer, H.G.: “Reconstrucción y hermenéutica” [1988], en El giro hermenéutico, Cátedra, Madrid, 1998.

[7] Ver su clásico Investigaciones filosóficas, Crítica, Barcelona, 1988.

[8] Ver especialmente op.cit., n.os 1 a 11.

[9] Michael Friedman desafía esta interpretación en su libro Reconsidering Logical Positivism (Cambridge University Press, 1999). Su tesis principal es que el núcleo central del neopositivismo era neokantiano más que sencillamente empirista, pero ello no salva el problema del rol que los horizontes metafísicos desempeñan en la interpretación de los llamados “datos”.

[10]  Ver especialmente “La demarcación entre ciencia y metafísica” [1955], en Conjeturas y refutaciones, Paidós, Barcelona, 1983.

[11] Nosotros no creemos que dichos autores sean “relativistas”, como habitualmente se los presenta. Hemos intentado demostrarlo en Hacia una hermenéutica realista, Austral, Buenos Aires, 2005.

[12] FCE, 1986.

[13] Ver San Martín, J.: Presentación a Husserl, E.:Problemas fundamentales de la fenomenología; Alianza, Madrid, 1994.

[14] Respectivamente:  Ideas… Second book [1928 aprox.], Kluwer Academic Publishers, 1989; Meditaciones cartesianas, Tecnos, Madrid, 1986 [1931]; The Crisis of European Sciences [1934-1937 aprox.]; Northwestern University Press, 1970.

[15] Ver Schutz, A.: On Phenomeology and Social Relations, University of Chicago Press, 1970, p. 197.

[16] Esto es independiente del debate sobre si Gadamer, Wittgenstein, Popper, Kuhn o Feyerabend son “relativistas”. Yo creo que no lo son, y que reaccionan sobre todo ante una noción positivista de verdad, desarrollando para ello nuevas categorías y lenguajes que no encajan con los paradigmas realistas tradicionales como el aristotelismo y el neotomismo (de allí los interminables malentendidos). Pero lo que ahora queremos decir es que, aunque lo sean, sus “giros” pueden ser re-interpretados desde la fenomenología del mundo de la vida de modo perfectamente realista.

[17] Ver Teoría e Historia, [1957]; Unión Editorial, Madrid, 1974, cap. 10, punto 6.

[18] Ver Leocata, F.: Persona, Lenguaje, Realidad, UCA, Buenos Aires, 2003.

[19] Ver Estudios sobre fenomenología de la praxis, Proyecto, Buenos Aires, 2007.

[20] Sobre estos temas en Santo Tomás de Aquino, ver sobre todo Summa Theologiae, I, Q. 75-79.

[21] Ver al respecto Gilson, E.: La filosofía en la Edad Media, Gredos, Madrid, 1976.

[22] Ver especialmente Popper, K.: El universo abierto, un argumento a favor del indeterminismo; Tecnos, Madrid, 1986.

[23] Ver The Sensory Order, op.cit., cap, VIII.

[24] Ver sobre todo La mente del universo, EUNSA, 1999.

 

Gabriel J. Zanotti es Profesor y Licenciado en Filosofía por la Universidad del Norte Santo Tomás de Aquino (UNSTA), Doctor en Filosofía, Universidad Católica Argentina (UCA). Es Profesor titular, de Epistemología de la Comunicación Social en la Facultad de Comunicación de la Universidad Austral. Profesor de la Escuela de Post-grado de la Facultad de Comunicación de la Universidad Austral. Profesor co-titular del seminario de epistemología en el doctorado en Administración del CEMA. Director Académico del Instituto Acton Argentina. Profesor visitante de la Universidad Francisco Marroquín de Guatemala. Fue profesor Titular de Metodología de las Ciencias Sociales en el Master en Economía y Ciencias Políticas de ESEADE, y miembro de su departamento de investigación. Síguelo en @gabrielmises 

La propia historia de Argentina e Irlanda indican que el único futuro para el país es el mundo

Por Roberto Cachanosky. Publicado el 18/6/2019 en: https://www.infobae.com/opinion/2019/06/18/la-propia-historia-argentina-e-irlanda-indican-que-el-unico-futuro-para-el-pais-es-el-mundo/

 

Tenemos la gran oportunidad de volver a competir en primera división y para eso necesitamos disciplina

Vaca Muerta, un yacimiento de petróleo y gas que puede cambiar la historia económica de la Argentina (Thomas Khazki)
Vaca Muerta, un yacimiento de petróleo y gas que puede cambiar la historia económica de la Argentina (Thomas Khazki)

Además de tener una buena cosecha este año, la esperanza para el crecimiento económico hacia el futuro ahora también está puesta en Vaca Muerta. Así, los dos grandes salvadores de la economía argentina pasan a ser la pampa húmeda (el viejo dicho de que con una buena cosecha nos salvamos), con la idea de que el campo produzca millones de toneladas de granos, y Vaca Muerta. Pero es un grosero error creer que ambas son riquezas: son recursos naturales que no generan nada si previamente no están dadas las condiciones institucionales como para que se invierta y se trabaje en ellas.

Como primera reflexión recordaría que la pampa húmeda existía antes de febrero de 1852. Ganada la batalla de Caseros, pudimos tener una Constitución Nacional -el marco institucional- como la de 1853. Esta ley máxima estaba inspirada en las ideas de Juan Bautista Alberdi, que dieron lugar al impresionante crecimiento económico de Argentina.

 En 1895 y 1896 Argentina pasó a ser el país con el mayor ingreso per cápita del mundo de acuerdo a datos de Angus Maddison

Recién en 1880, lograda la consolidación nacional, logramos salir eyectados al crecimiento. Hasta ese momento la pampa húmeda era solo un recurso natural que no podía explotarse por los conflictos internos y los malones de indios que venían desde Chile a robar el ganado, matar a los colonos y secuestrar a sus mujeres y niños. Bajo esas condiciones era imposible transformar un recurso natural. Gracias a la conquista del desierto de Roca, que evitó que la Patagonia cayera en manos del país vecino, es que se expandieron las fronteras de producción, aparecieron los ferrocarriles y los inmigrantes llegaron a trabajar la tierra sin miedo. En 1895 y 1896 Argentina pasó a ser el país con el mayor ingreso per cápita del mundo de acuerdo a datos de Angus Maddison.

 Si Argentina quiere terminar con la pobreza, la indigencia, la desocupación y mejorar el nivel de vida de su población necesita, desesperadamente, inversiones

Puesto de otra manera, si Argentina quiere terminar con la pobreza, la indigencia, la desocupación y mejorar el nivel de vida de su población necesita, desesperadamente, inversiones. Pero las inversiones van a venir si las reglas de juego son atractivas y permanentes en el tiempo. Ahora, ¿cómo volver a recuperar las instituciones que nos hicieron ser uno de los países más prósperos de la tierra a fines del siglo XIX y principios del siglo XX? De la misma forma que lo hizo la generación del 80, hoy denostada por los progres y populistas al punto tal que en las escuelas ya ni se estudia quién fue Alberdi y cuáles eran sus ideas. ¿Qué hizo la generación del ’80? Incorporó la Argentina al mundo y ancló la calidad institucional a las instituciones del mundo. Pasó a jugar en primera y le exigió ser muy disciplinada en materia económica y de calidad institucional.

Irlanda, el tigre celta

Un caso reciente es el de Irlanda, el tigre celta. Veamos algunas comparaciones. Argentina tiene un territorio de 2.780.400 kilómetros cuadrados e Irlanda tiene una superficie de 70.273 km2, un poco más chica que la provincia de Formosa. La población local es de 44 millones de habitantes y la del país europeo, 4.857.000. Digamos que Irlanda tiene una población que es un 10% de la de Argentina y el territorio es el 2,5 por ciento. Irlanda no tiene la pampa húmeda, ni Vaca Muerta pero tiene un ingreso per cápita de USD 68.886 en dólares corrientes y Argentina de USD 14.398, ambos de 2017 según el Banco Mundial. Irlanda tiene un ingreso per cápita más alto que el del Reino Unido que está en los USD 39.954.

Dublín

Dublín

Un dato más: en 2017 las exportaciones de bienes y servicios de Argentina fueron USD 73.391 millones y las de Irlanda USD 399.000 millones, una diferencia de 5,4 veces más sin agro sin combustibles shale¿Qué exporta Irlanda?  Conocimiento.

De acuerdo al World Trade Organization, en 2017 Irlanda exportó USD 136.761 millones en bienes y USD 186.080 millones en servicios (hay una leve diferencia con los datos del Banco Mundial citados antes). Pero lo importante es tener en cuenta que exportó casi el doble de lo que exportamos nosotros en bienes. ¿Qué tipo de bienes exportó? Medicamentos, sangre humana, sangre animal para usos terapéuticos, helicópteros, aviones, instrumentos y aparatos de medicina, por citar algunos de los más importantes. Exportó servicios vinculados a la informática, finanzas, seguros, jurídicos. Es que Irlanda tiene un impuesto a las ganancias de las corporaciones del 12,5% que hace que muchas empresas se instalen en ese país. Es muy competitivo en materia impositiva.

 ¿Qué hizo la generación del ’80? Incorporó la Argentina al mundo y ancló la calidad institucional a las instituciones del mundo. Pasó a jugar en primera y le exigió ser muy disciplinada en materia económica y de calidad institucional

¿Pero cómo logró estos resultados el tigre celta? Sumergida en una gran crisis económica, con una deuda pública del 116% del PBI y una desocupación que había llegado al 17%, el otrora populista Charles Haughey, del partido Fianna Fail, decide, aun siendo un gobierno débil, por un ajuste del gasto público para poder incorporarse a la Unión Europea. Así, en 1987, inició una serie de recortes: en salud, un 6%; educación, 7%, en agricultura, se redujo en un 18%; transporte y vivienda, un 11%; y el presupuesto militar se recortó 7%, según un trabajo de Benjamin Powell. 

«Se eliminó la oficina ambientalista Foras Forbatha así como también se eliminaron el Consejo Nacional de Servicios Sociales, la oficina de Educación Sanitaria y la Organización de Desarrollo Regional. Mediante la jubilación temprana y otros incentivos el empleo en el sector público se redujo en forma voluntaria en cerca de 10.000 puestos de trabajo. El gasto público bajó del 55% del PBI en 1985 al 41% del PBI en 1990», describió  Powell.

 El crecimiento de Irlanda fue por disciplina fiscal con baja del gasto público y disciplina monetaria, pero sobre todo apertura al mundo

Con el tratado de Maastricht a la vista, en 1992 Irlanda decidió, con acuerdo político, seguir con la disciplina fiscal e incorporarse a la UE y al euro. Eso le exigió tal disciplina fiscal que le permitió bajar el impuesto a las ganancias de las corporaciones al 12,5% actual

El crecimiento de Irlanda fue por disciplina fiscal con baja del gasto público y disciplina monetaria, pero sobre todo apertura al mundo. Fue su decisión de dejar de ser un país aislado del mundo y decidirse a ingresar a la Unión Europea la causa fundamental que obligó a su dirigencia política a adoptar las medidas necesarias para poder ser competitivos.

Si Argentina logra sortear el camino al populismo autoritario en octubre próximo, esperemos que las nuevas autoridades entiendan que la única oportunidad de crecer y brindarle bienestar a la población es incorporándonos al mundo. Así como luego de la batalla de Caseros crecimos gracias a que nos incorporamos al mundo, lo mismo hizo Irlanda para crecer, y también España, el Sudeste Asiático, Chile, Perú y otros. Nuestra única oportunidad es volver a competir en primera división. Eso nos va a exigir disciplina para ser competitivos. En la medida que no queramos competir y nos conformemos con el picado del barrio, no alcanzaremos los niveles de excelencia necesarios para brindar bienestar a la población.

Nuestro desafío es el mundo. El que quiera hacernos crecer en base al mercado interno está vendiendo humo para tratar de ganar votos.

 

Roberto Cachanosky es Licenciado en Economía, (UCA) y ha sido director del Departamento de Política Económica de ESEADE y profesor de Economía Aplicada en el máster de Economía y Administración de ESEADE. Síguelo en @RCachanosky 

Una de vampiros

Por Gastón Gonda:

 

Veía hace unos días un acalorado pero entretenido debate de coyuntura económica argentina entre el brillante economista Iván Carrino y otros cuatro representantes de distintas fuerzas políticas. Digámoslo claro: cuatro ignorantes de variada gama, repartidos entre socialistas, peronistas y kirchneristas, cuyos nombres por piedad omito.

Y como el tiempo en la televisión es muy acotado, quedaron muchas cuestiones por esclarecer y profundizar, y no sorprende a nadie el hecho de que buena parte de la audiencia suele hacer sintonía con el discurso más demagogo y oportunista.

Pero algo de lo bueno empieza a dejar huella gracias a la batalla cultural que unos cuantos, como Iván, libramos todos los días, cada uno desde donde puede, sabe y quiere.

Puestos a debate, se tocan temas como el acuerdo con el FMI, la inflación y la pobreza, y se deriva en abstracciones sobre el rol del Estado. Lo de siempre. Sólo que todos, menos Iván, de espalda a los datos.

Pero los disparates que se decían en esa mesa no son nada distintos de los que balbucean los representantes de absolutamente todos los espacios políticos desde el oficialismo hasta la oposición, máxime en estos días de campaña electoral, para martirio de un número creciente de desencantados de la política, como yo.

Estos señores ignoran el fracaso de 4000 años de controles de precios, y presuponen la inflación como un fenómeno “multicausal”, ignorando la evidencia empírica sobre un problema que el mundo ya ha superado por completo, con excepción de un puñado de países que se cuentan con los dedos de una mano, entre ellos la Argentina.

Estos iletrados  nada pintorescos creen que la riqueza es un juego de suma cero, donde unos ganan si, y sólo si, otros pierden. De allí parten para planear y ejecutar la redistribución violenta de los bienes que el mercado – todos nosotros – se encargó de distribuir de manera pacífica gracias al intercambio de un valor por otro valor; trabajo, tierra, capital, conocimiento. Por tanto, por más atinados que parezcan, estos abusadores avalan  el saqueo del fruto del trabajo usando el bien común como excusa y la ley como garrote.

Estos tristes contendientes manifiestan preocupación por los pobres pero adoctrinan con ideas que llevadas a la práctica los multiplican, y que a lo largo de la historia condujeron a millones de seres humanos a la pérdida de sus libertades más básicas y a morir por inanición.

Lo hacen, en el mejor de los casos, por ignorantes. En el peor, porque enarbolando las ideas del Estado presente, la justicia social, la redistribución de la riqueza y el proteccionismo industrial, logran erigirse en “salvadores del pueblo”. Y como tal, acceden a privilegios de casta que nunca podrían conseguir si tuvieran que vender su talento al escrutinio diario del mercado. Aquel mercado conformado por personas que votan todos los días determinando – con sus elecciones siempre voluntarias – ganadores y perdedores. Quienes sirven mejor al público ven incrementados sus ingresos; quienes yerran buscarán la manera de aprender de la experiencia y sobreponerse, dando origen a un círculo virtuoso cuyo resultado total es siempre ganancia.

Aquellos desdichados que repiten los mitos empobrecedores, ignoran que el poder económico se ejerce por medios positivos, ofreciendo a los hombres una recompensa, un incentivo, un pago, un valor; mientras que el poder político es ejercido por medios negativos, por la amenaza de castigo, lesión, encarcelamiento, destrucción. Como bien manifiesta Ayn Rand, la herramienta del empresario – el buen empresario y no el prebendario que hace negocios al calor del poder político – son los valores; la herramienta del burócrata es el miedo. Y, agrego yo: la herramienta del místico es el infierno. No es casual la referencia al dinero como “estiércol del demonio” por parte del representante de Perón en la Tierra.

Vuelvo. Esto depredadores nos quieren hacer creer, en su fatal arrogancia, que saben mejor que nosotros mismos qué es lo que necesitamos y queremos. Y por tanto se empeñan en dirigir la economía y la vida de todos nosotros a fuerza de leyes y decretos, como si fuera que una simple expresión de deseos manifestado en el cuerpo de una ley es suficiente para poner de pie un aparato productivo, determinar los precios de equilibrio, y tornar “justo” al valor del salario. Siendo así,  ¡que las legislaciones sean más generosas y nos hagan ricos a todos! como expresara en numerosas oportunidades el «Alberdi contemporáneo» don Alberto Benegas Lynch (H).

Faltos de la lógica más elemental, estos artífices de la miseria no saben sumar ni restar; solo dividir. Ignoran que son las tasas de capitalización puestas al servicio del trabajo lo que hace a éste más productivo y eficiente, y por tal mejor pago. No saben que los salarios mínimos conducen al desempleo porque hay más demandantes que oferentes, afectando especialmente a los menos calificados y especializados. Y en el sentido opuesto, desconocen que los precios máximos generan escasez porque habrá más gente dispuesta a comprar que gente dispuesta a vender, lo que tienta a los burócratas a tomar medidas inmorales e inútiles como las libretas de racionamiento, las leyes de abastecimiento, o  los más recientes “Macri-tips”, con el consiguiente aumento del clientelismo y la corrupción.

Estos pobres de espíritu desconocen los beneficios de la especialización, gracias a las ventajas comparativas diferentes entre los que realizan un intercambio. Ignoran que cuanto más libre es el comercio, más prosperamos, especialmente los eslabones más pobres, al contrario del cacareado mito de la posición dominante.

Pero estos relatos ya desterrados en gran parte del mundo civilizado no serían posibles si una parte mayoritaria de la sociedad no avalara por acción u omisión estos dislates. Los desprevenidos, los desentendidos, los voluntaristas, los mal-aprendidos, y toda la gama de desorientados que repiten las consignas del fracaso son muy fáciles de identificar: son todos aquellos que no conciben a las ideas de la libertad como el motor para el progreso humano.

El padrón electoral argentino representa el número exacto de esclavos que, en lugar de procurar su propia libertad, quieren seguir en esa condición. Esto es así porque en su perturbación no logran unir las causas con las consecuencias de la decadencia, y por tanto demandan más fuego para combatir al incendio. Están enamorados de sus secuestradores, padecen el Síndrome de Estocolmo.

Los pusilánimes son incapaces de pararse sobre sus propios pies; el viento populista los arremolina a todos juntos y quedan a merced de cuanto demagogo les endulza el oído para seguir vejándolos, uno tras otro, cada dos o cuatro años.

Sobre todo, estos desprovistos de carácter ignoran la naturaleza humana y su enorme potencialidad. Tienen una predisposición psicopatológica hacia la envidia, la victimización y el resentimiento.

Frente al avanzado, al desarrollado, al estudioso, al genio, al talentoso, muestran envidia y por tal lo odian, no por sus defectos sino por sus virtudes. Uno envidia aquello que nunca va a conseguir. Uno cela aquello que tiene y teme perder. Uno emula o imita aquello que admira y sabe que puede conseguir. Y si no lo logra, al menos habrá emprendido el camino de la superación, aportando lo mejor de sí.

Faltos de razón, propósito y autoestima, los cómplices de los saqueadores son sombríos y tristes. Pero siempre pueden redimirse: no conozco ningún liberal que se haya vuelto socialista; pero sí unos cuantos de estos últimos que descubrieron el valor del respeto a los proyectos de vida de sus hermanos. Son vampiros que ya no chupan sangre; sino que “a su pesar reconocieron el buen sabor del agua mansa”.

Nunca es tarde. Seamos libres.

 

Gastón Gonda es Licenciado en Administración de Empresas de la Facultad de Ciencias Económicas de la Universidad Nacional de Tucumán, MBA ESEADE. Head of Financial Planning & Analysis en Avery Dennison LA. Difunde sus ideas como @GastonGonda

Comentarios al pie de notas periodísticas

Por Alberto Benegas Lynch (h) Publicado el 26/5/16 en: http://www.libertadyprogresonline.org/2016/05/26/comentarios-al-pie-de-notas-periodisticas/

 

De entrada conviene subrayar que el conocimiento en todos los campos es siempre provisorio, sujeto a refutación. Hay dos dichos latinos que ilustran el punto: nullius in verba que es el lema de la Royal Society de Londres que significa que no hay palabras finales, es decir, que todo está sujeto a revisión. Nuestra ignorancia es ilimitada, necesitamos críticas y autocrítica en la esperanza de captar algo de conocimiento.

El segundo adagio es ubi dubium ibi libertas que se traduce en que donde hay duda hay libertad. Si estuviéramos rodeados de certezas no habría necesidad de acciones libres, es decir, aquella en las que se sopesan alternativas y opciones varias puesto que ya se sabría de antemano cual es al camino a seguir. De allí deriva la necesidad, por ejemplo, de separar tajantemente la religión del poder político, esto es, la “doctrina de la muralla” tan bien graficada en los orígenes de la revolución estadounidense. De lo contrario, el poder en manos de quienes todo lo ven con certeza conduce indefectiblemente al cadalso.

El debate abierto de ideas es absolutamente indispensable para progresar. Por esto es que los editores de las versiones digitales de algunos medios gráficos dan la oportunidad de proceder en esa dirección al ofrecer espacios para la crítica y las reflexiones sobre la publicación de columnas de opinión. Esto es tomado por algunos lectores en ese sentido y contribuyen a aclarar, agregar o rectificar algunas de las ideas expuestas.

Sin embargo, hay otros que se dedican a insultar y agraviar sin nunca agregar un atisbo de argumento. En realidad, pobres individuos ya que al no contar con ideas solo pueden dedicar denuestos al escritor (o incluso a la madre del autor). Es que los que no piensan solo pueden gritar. Como bien ha apuntado Mario Vargas Llosa: “son sujetos de superficie sin mayor trastienda”. Es un espectáculo triste que habla muy mal de los firmantes de supuestos comentarios que muchas veces ni siquiera tienen el coraje de consignar sus nombres y se ocultan en pseudónimos. Desperdician una gran oportunidad de formular críticas y consideraciones a lo dicho por el autor del artículo en cuestión al efecto de avanzar en el conocimiento, lo cual, en definitiva, es una faena en colaboración.

Recuerdo un cuento de Borges titulado “El arte de injuriar” donde había dos fulanos discutiendo, hasta que en un momento dado uno de los contertulios le arrojó un vaso de vino en el rostro al otro a lo que este otro respondió “eso fue una digresión, espero su argumento”. Ese es exactamente el caso, las agresiones personales constituyen una especie de grotesca digresión debido a que el agresor se encuentra indefenso en cuanto a materia neuronal por lo que es acomplejado de su pequeñez mental y, por ende, incapaz de comentar con un mínimo de seriedad y sustento.

Las críticas parciales o totales a las columnas de opinión formuladas con seriedad y rigor son siempre bienvenidas por estudiosos puesto que de lo que se trata es de aprender en el contexto de un proceso que no tiene término. La mentalidad abierta es uno de los mayores dones en una lucha despiadada por derribar telarañas y cerrojos mentales en la labor conjunta e interminable a la que nos referimos.

Tal vez La traición de los intelectuales de Julien Benda refleje con mayor precisión el abandono de así llamados intelectuales a su misión de buscar la verdad en pos de compromisos subalternos, generalmente de orden político.

Precisamente la tarea del intelectual es la crítica y la autocrítica, su razón de ser consiste en detectar errores, ambigüedades, posiciones pastosas y dogmatismos, por lo que, a su vez, las críticas a sus libros, ensayos y artículos le resultan alimento necesario a los efectos de corregir errores y explorar otras avenidas. Nuevamente lo citamos a Borges cuando enfatizaba que como no hay tal cosa como un texto perfecto, “si no publicamos nos pasaríamos  la vida corrigiendo borradores”.

De igual manera, el conocimiento exige “corregir borradores” permanentemente, puesto que está formado de una cadena infinita de críticas y críticas de las críticas. Pero el alarido y el insulto retrasan esta cadena mágica en el contexto de la aventura del pensamiento para retrotraerla al ruido gutural y al puro graznido.

Por eso insistimos sobre el desperdicio de valiosos espacios para ocuparlos hablando en superlativo en medio de vocabulario soez, en lugar de señalar conceptos deficientes y conclusiones desacertadas que a todos nos permiten mejorar. Si se me permite un desliz al repetir un conocido aforismo “nada hay más peligroso que un atolondrado con iniciativa”, referido en este caso a los que despotrican sin exhibir fundamento alguno en sus desvaríos y sus pésimos modales a veces ni siquiera dignos de un lenguaje carcelario. Da pena por esos vacíos existenciales que revelan estados tormentosos en sus interiores con problemas de magnitud que no saben a quien  endosar y como canalizar.

Incluso el propio pensamiento debe ser necesariamente crítico para sortear obstáculos y evitar trampas ocultas y así revisar premisas y seguirle el rastro al silogismo. El pensamiento lateral que ha  desarrollado originalmente Edward de Bono y el pensamiento crítico sobre el que ha escrito tanto Francis W. Dauer revelan la imperiosa necesidad de auscultar con el debido cuidado y dedicación todo lo que se expone, propio y ajeno. Y para recurrir a algo más elemental, es muy fértil consultar el texto clásico de Irving Copi, Introducción a la lógica, especialmente sobre la falacia ad hominem donde el supuesto crítico alude a las condiciones personales de quien escribe en reemplazo de una argumentación a lo que en realidad dice.

Los comentaristas que no comentan sino que agreden personalmente al autor de una nota son “militantes”, una expresión horrible sea de donde sea, provenga de donde provenga puesto que remite a lo militar, a la estructura vertical por excelencia y a la obediencia debida que podrá ser necesaria en el ámbito castrense pero es todo lo opuesto a la sociedad civil donde el debate y el respeto recíproco son esenciales no solo para la convivencia sino, como queda dicho, para la incorporación de conocimientos.

La virtud es el conocimiento decía Sócrates y estimulaba el descubrimiento de verdades a través del método de los interrogantes y Popper subraya la trascendencia del intercambio entre teorías rivales para sacar provecho del conocimiento existente. Pero esto no resulta posible con sujetos que más bien buscan el medir fuerzas a través de la confrontación física en un cuadrilátero de lucha libre que en el cuadrilátero de la ciencia en un marco de respeto y consideración recíproca. Un departamento de investigaciones en un centro de estudios es para los exaltados como es una trifulca bélica para un estudioso. El silencio y la meditación no es el ámbito adecuado para los que recurren al lenguaje del improperio como su medio de comunicación. Para un show de este tipo está el boxeo (o eventualmente el circo).

Lo expresado en modo alguno quiere decir que la crítica no deba ser contundente en el contra-argumento. Por el contrario, cuanto más contundente mejor para la antedicha aventura del pensamiento al efecto de que el punto quede lo más claro posible. Desde luego que de la fuerza argumental no se desprende la utilización de modales groseros, más aun el clima de intercambio de ideas siempre demanda cordialidad y, por supuesto, se destroza y se desploma el referido ámbito si surge alguien que no solo es grotesco en sus dichos sino que no presenta argumentación. Esto último no aparece en la academia ni en medios en los que los participantes desean aprender el uno del otro sino que es propio del subsuelo y de lo peor de los bajos fondos de una comunidad.

Como hemos apuntado, afortunadamente hay comentarios al pie de los artículos -reiteramos que siempre nos referimos a las versiones digitales de algunos medios-  que ayudan a pensar y rectifican errores o agregan argumentaciones y nuevas perspectivas, lo cual brinda un servicio de gran valor a los autores e ilustra al resto de los lectores.

 

Alberto Benegas Lynch (h) es Dr. en Economía y Dr. en Ciencias de Dirección. Académico de la Academia Nacional de Ciencias Económicas, fue profesor y primer rector de ESEADE durante 23 años y luego de su renuncia fue distinguido por las nuevas autoridades Profesor Emérito y Doctor Honoris Causa.

El cálculo económico y el surgimiento del sistema de precios

Por Martín Krause. Publicado el 7/7/14 en: http://bazar.ufm.edu/el-calculo-economico-y-el-surgimiento-del-sistema-de-precios/

 

Los alumnos de Historia del Pensamiento Económico de la UBA leyeron a Ludwig von Mises, “El cálculo económico en el socialismo”y a F. A. von Hayek, “EL uso del conocimiento en la sociedad”. . Va un el comentario de un alumno, y luego preguntas de varios:

Hayek

“El artículo de Ludwig von Mises hace hincapié en los erróneos enfoques del “socialismo”y al fracaso de su proposición en cuanto al cálculo de los medios de producción. Está claro sin más, que no existe mundo donde puedan existir el capitalismo y el socialismo juntos. La historia nos ha enseñado que el capitalismo, mal o bien, nos marca un modo de vida o de pensar. Para la comunidad socialista el órgano de control deber ser unitario y esto no es positivo bajo ninguna esfera. Cada individuo deber ser quien decida a quien confiarle su capital y no que tomen la decisión por nosotros. El comportamiento socialista termina siendo un comportamiento anárquico más que la búsqueda del interés general.”

Aquí van sus preguntas, y las respuestas:

  1. Si el “fin” es el que domina la economía. ¿Cuál es el fin último de ésta?

Respuesta: Ninguno en particular, sólo que las personas alcancen los fines que se planteen.

  1. ¿El sistema de precios siempre nos da información perfecta? ¿Qué sucede con la información imperfecta que hay, por ejemplo, en el mercado de autos usados?

Respuesta: No, nada es perfecto, como dice Hayek, el conocimiento es incompleto y está disperso. Para resolver problemas de información imperfecta se desarrollan “instituciones” como la reputación, las marcas, las garantías, etc.

  1. Muchos modelos económicos tiene como supuesto el conocimiento perfecto por parte de los agentes. ¿Debería eliminarse este supuesto y partirse de un conocimiento imperfecto aunque ello implique que los modelos adquieran una considerable complejidad?

Respuesta: Claro, lo que importa es que el modelo permite entender la realidad.

  1. ¿No se podría decir que muchas veces el conocimiento que brinda el sistema de precios se ve dominado por especulaciones y variaciones en los mismos?

Respuesta: Sí, pero si se equivocan pierden por lo que tienen fuertes incentivos a que esa información sea correcta y al actuar, la revelan.

  1. ¿Es tan natural la creación del sistema de precios, o en verdad es el mismo hombre el que decide crearlo para simplificar el intercambio y así brindar un mejor conocimiento general para los individuos?Respuesta: Nadie pensó en eso, simplemente comenzaron a realizar intercambios. Es decir, no quiere decir que sucedió sin que nadie haga nada, sino que sucedió porque hacían intercambios pero sin que su objetivo fuera crear un “sistema de precios».

 

Martín Krause es Dr. en Administración, fué Rector y docente de ESEADE y dirigió el Centro de Investigaciones de Instituciones y Mercados (Ciima-Eseade).

Todos ricos:

Por Alejandro A. Tagliavini. Publicado el 28/7/13 en http://www.eluniversal.com/opinion/130728/todos-ricos

¿Es utópico pensar que todas las personas sean ricas, que en lugar de nivelar en la pobreza como pregona la izquierda depresiva (y represiva) se pueda nivelar hacia arriba? No es utópico, es racionalmente posible, pero no ocurre porque los humanos destruimos violentamente la riqueza que nos ofrece la naturaleza. La visita de Francisco a Brasil es una oportunidad para el tema, ya que se ha hecho referencia al combate a la pobreza. Es el primer Papa latinoamericano que visita al país con mayor número de católicos del mundo, 130 millones, con grandes desigualdades, donde una minoría acapara cerca del 90% de la riqueza.

No es como la visita en 1979 de Karol Wojtyla, el primer Papa polaco, a la Varsovia comunista. Juan Pablo II escogió luchar contra un comunismo que imponía una dictadura atea. Wojtyla gritó contra el comunismo por «excluir a Cristo de la historia» y, más tarde, Mijaíl Gorbachov agradecía al Papa «su ayuda para derribar el muro de Berlín», que nunca voltearon las «poderosas» armas atómicas. En Brasil no gobiernan estalinistas ateos. Existen sí políticas «neoliberales» teñidas de socialismo que siguen creando pobres, «nivelando», deprimiendo en lugar de levantar. Políticas que creen que «los recursos escasos» deben ser igualitariamente asignados. Pero, como dice Frank Tripler, «…lo que el sistema económico produce no son cosas materiales, sino conocimiento inmaterial», o sea, el recurso por excelencia es el cerebro y, por tanto, verdaderamente infinito sin utopías.

Asustaban con que el carbón se acabaría y con él la energía y apareció el petróleo. Luego que existían reservas solo para cuarenta años, pero resultó que, gracias al avance tecnológico, se han ampliado exponencialmente. En 1850, 65% de la población de EEUU era agricultora. Avanzaba la industrialización y decían que, por el éxodo de la mano de obra a la ciudad, caería la producción de alimentos. Hoy, sólo el 3% trabaja la tierra pero la producción aumentó tanto que la exportación agrícola superó los US$ 100.000 millones. Rusia, que antes de la revolución era el principal exportador mundial de granos, durante el comunismo pasó a ser el mayor importador y, aun así, entre 1920 y 1930 murieron casi 10 millones por inanición a pesar de las enormes donaciones occidentales.

Luego, la URSS autorizó minichacras «privadas» (sin coacción estatal) que, ocupando el 3% de las tierras cultivables, producían el 27% de los alimentos. La diferencia está muy clara: la mayor coacción (vía monopolio estatal de la violencia) sobre el mercado natural destruye la riqueza que la naturaleza nos proporciona, produciéndose la pobreza. Así, en EEUU la producción era mayor, y cuánto más sería si no enfrentara las todavía grandes interferencias, como los impuestos coactivamente recaudados que provocan pobreza porque los ricos los derivan hacia abajo vía aumento de precios o baja de salarios.

Francisco suele preguntarles a la personas no por su credo, sino «si hace algo por los demás», si se preocupa por el prójimo. Precisamente, en la medida en que los seres humanos seamos humildes, trabajemos con honestidad y sencillez en nuestra vocación ofreciendo servicios y bienes que sirvan a los demás, al mercado natural, sin imponerles, con la soberbia característica de los políticos, violentamente (coactivamente) nada a nadie, en esa medida progresaremos y seremos sin utopías todos ricos.

Alejandro A. Tagliavini es ingeniero graduado de la Universidad de Buenos Aires. Es Miembro del Consejo Asesor del Center on Global Prosperity, de Oakland, California y fue miembro del Departamento de Política Económica de ESEADE.

LA HERMENÉUTICA COMO UNA NUEVA ETAPA EN LA HISTORIA DE LA FILOSOFÍA

Por Gabriel J. Zanotti. Publicado el 23/6/13 en

 Es mi intención presentar la siguiente tesis: la hermenéutica, desde cierto punto de vista, no sólo no es un paradigma agotado, sino que puede llegar a ser una nueva etapa en la historia de la filosofía.Para ello nos limitaremos sólo a presentar los lineamientos generales de un programa de investigación propio, al modo intentio lectoris, sobre la base de ciertos aportes de Husserl y Gadamer, sin intentar confundir nuestro propio programa con dichos autores. Es nuestra intención mostrar, también, que los aportes que estamos tomando de tan grandes pensadores no constituyen una decodificación aberrante de su pensamiento.

 1.Husserl y su noción de mundo de la vida. No nos introduciremos en el debate histórico sobre si la noción de mundo en Husserl es un aspecto esencial de su pensamiento, tan importante como sus aportes de Investigaciones Lógicas [1] o Ideas [2], o si es un tema adicional y-o tardío que sobresale sobre todo en La Crisis de las Ciencias Europeas [3]. Sólo nos limitaremos de decir que su noción de mundo de la vida [4] tiene que ver sobre todo con su noción de inter-subjetividad. No es el momento tampoco para ver si la intersubjetividad juega en Husserl el papel que Dios jugaba en Descartes para “recuperar” al mundo externo [5], pero sí diremos que, precisamente, la intersubjetividad permite superar la dualidad sujeto-objeto que se produce precisamente desde el paradigma cartesiano. La intersubjetividad no es un sujeto solipsista ni el objeto independiente del sujeto, sino la relación sujeto-sujeto “en” la cual ambos “están en” y “viven”. La relación intersubjetiva no es un objeto al cual el sujeto tiene que de algún modo llegar, sino la realidad que los dos sujetos han constituído con su relación y en la cual “ya” están. En ese sentido, creo que la noción de mundo de Husserl cambia la perspectiva tradicional del problema gnoseológico desde Descartes en adelante, donde está por un lado el sujeto y por el otro un “objeto” que se identifica con las cosas físicas, donde “mundo” se identifica con “mundo externo” como sinónimo de “mundo físico». Por el contrario, ahora se trata de un mundo esencialmente humano. Ese mundo humano, en tanto intersubjetivo, es aquello que constituye la primaria cotidianeidad de la vida humana (su encuadre cultural) y por eso el término “vida” tampoco es aquí la vida biológica. Tampoco este mundo humano en cuanto intersubjetivo se contrapone con las cosas no humanas, sino que éstas, tanto los artefactos como las naturales, no fruto de la acción humana, son conocidas, y tienen un sentido, desde las relaciones intersubjetivas [6]

2.Gadamer y la historicidad de los horizontes.La temporalidad y la historicidad no eran ajenas al mundo intersubjetivo [7], pero hay que reconocer que a Husserl no le es fácil conciliar esa historicidad con el “sentido” de sus primeras obras, colocado como “objetivo”. En Gadamer, en cambio, la historicidad constituye uno de los aspectos más destacados de sus horizontes[8], y él mismo reconoce la influencia de Husserl en la noción de “mundo [9]. Cabe reconocer una tensión entre el “sentido” del primer Husserl con el dinamismo e historicidad de los horizontes en Gadamer. En nuestro programa de investigación, una fenomenología del mundo de la vida implicaría ir, actitud teorética mediante, al sentido más profundo de cada relación intersubjetiva en cuestión. Ello es compatible no sólo con una analogía del sentido, donde éste se va dando como en “capas” (lo cual es en principio compatible con Ideas I) [10] sino sobre todo con lo que podría ser llamado intersección de horizontes de precomprensión, donde los horizontes se encuentran precisamente en lo más profundo de “lo humano”. El “sentido” de cada realidad intersbjetiva es así análogo: no se reduce a tal o cual situación histórica sino que “está en” todas y cada una de las plurales formas históricas donde ese sentido se puede desplegar. De ese modo la historicidad de la comprensión no abandona la actitud teorética que capta el sentido, que tanto había sido enfatizada por el primer Husserl.

 3. Interpretación como estar en el mundo, mundo como horizonte.En ese sentido, la interpretación ya no es algo sobreañadido a algo que “no” esté interpretado, sea un texto, una situación histórica, una norma jurídica, una obra de arte, la conducta de una persona, etc. O sea, no hay “hechos” como igual a “objetivo”, e “interpretación” como igual a subjetivo. Toda realidad humana es intersubjetiva y en ese sentido ni subjetiva (sin objeto) ni objetiva (sin sujeto). Y por ello todo ser humano, al “estar en” un mundo, ya interpreta su mundo por “vivir en”. Comprender, como comprender horizontes que son precisamente los mundos de la vida, es ya interpretar. La interpretación es el acto primario y radical de conocimiento, dado por un modo específicamente humano de ser, que es ser en el mundo. En ese sentido se impone un cambio de lenguaje, y no sólo filosófico, sino en nuestra cotidianeidad. No hay hechos, ni objetos, hay mundo. No hay información, hay conocimiento, y conocimiento es igual a “vivir en”, “comprender”, “interpretar”. Ya no hay sujeto, hay persona. Ya no hay “objetivo”, sino real. En última instancia, ya no hay sujeto y objeto, sino persona y mundo. Y la interpretación es el acto radical de comprensión que hace la persona al estar en el mundo.La compatibilidad de lo anterior con elementos básicos del pensamiento de Santo Tomás de Aquino, tales como la persona, la analogía en el conocimiento y la analogía del ente, la corporeidad del conocimiento humano y otro temas similares, la hemos tratado extensamente en otra oportunidad [11]. A ella remitimos. 

4.La hermenéutica como la base de los otros “giros” del s. XX.El “giro hermenéutico» [12], por lo tanto, así analizado, puede ser visto como la base de otros dos importantes giros del s. XX, independientemente de la intentio auctoris de sus autores. En primer lugar, el giro lingüístico, donde, como ya sabemos, el lenguaje deja de ser especular para pasar a ser juegos de lenguaje [13], es un resultado del contexto pragmático del lenguaje como eje central del sentido, y ese contexto, a su vez, es un obvio resultado del lenguaje como concomitante a un horizonte de precomprensión. En segundo lugar, el giro epistemológico también puede ser visto desde esa perspectiva. A. Koyré sostuvo que un cambio de concepción del mundo de tipo filosófico es necesariamente previo a un cambio en la concepción del mundo físico. Aunque desde otras fuentes, Popper continuó esa perspectiva introduciendo la fundamental tesis anti-inductivista de que la conjetura es previa a la observación, y que la base empírica está interpretada necesariamente desde una carga de teoría. Kuhn recogió sobre todo las enseñanzas de Koyré con sus famosos paradigmas, e insistió en el carácter esencialmente subjetivo de toda elección de teoría. En Lakatos la teoría previa es el núcleo central de todo programa de investigación, y Feyerabend escandaliza a los físicos al hablar del proceder contra-inductivo y el ppio. de proliferación de teorías [14]. No en vano al debate que va de Kuhn a Feyerabend se lo llama el “historical turn [15]. Lo que queremos decir es que el abandono del paradigma sujeto-objeto por el de persona-mundo (ser en el mundo), el abandono del paradigma de la “información” por el de conocimiento como igual a interpretación, es un paradigma integrador de la filosofía del lenguaje y de la filosofía de las ciencias.

 5.La hermenéutica como “el tema de nuestro tiempo”.Pero entonces, la hermenéutica queda, basada en la intersubjetividad, como el mejor fundamento de la “vida” de la cual habla Ortega [16], que se ve también en los últimos capítulos del famoso libro de lecciones de filosofía de García Morente [17]. Ortega intenta superar la dialéctica sujeto-objeto por el “yo y las cosas”, pero en realidad la “circunstancia” de la que hablaba es el mundo de la vida husserliano y los horizontes gadamerianos. O sea que la cuestión no era “el yo y las cosas” sino “el yo y los otros yo”, y de allí a las “cosas no sujetos”. Y si “el tema de nuestro tiempo” es la re-unión entre filosofía y vida, ello se logra precisamente con la actitud teorética sobre el mundo de la vida como fenomenología de mundo de la vida. Y por ello, la hermenéutica, así vista, con base fenomenológica, no sólo no es un paradigma superado, sino que es como esa tercera etapa de la filosofía que preludia Ortega [18]. Si hubo un tiempo donde la filosofía estuvo del lado del objeto, y otro tiempo donde se puso del lado del sujeto, ahora, dice el gran autor español, ha llegado un momento donde la filosofía ha re-descubierto algo que no es objeto ni sujeto, que es la “vida”, también como “tema de nuestro tiempo”: pues bien, ese es el mundo de la vida, que deriva en hermenéutica. Hermenéutica fenomenológica, porque no abandona la actitud teorética sobre la actitud natural, re-uniendo así razón y vida, y hermenéutica integradora de varias piezas de la filosofía del s. XX, como hemos visto con la filosofía del lenguaje y la filosofía de las ciencias naturales, descontando que ello incluye también a la filosofía de las ciencias sociales. La hermenéutica, por lo tanto, así vista, no ha agotado su camino. Apenas si lo ha comenzado.

Ponencia presentada en  las  I Jornadas Internacionales de Hermenéutica, en Buenos Aires, Mayo de 2009, auspiciado por la UBA/Conicet.

 [1] Investigaciones lógicas [1900]; Alianza, Madrid, 1982, tomos I y II

 [2] Ideas relativas a una fenomenología pura y una filosofía fenomenológica [1913];        Fondo de Cultura, México, 1986

 [3] The Crisis of European Sciences [1934-1937 aprox.]; Northwestern University Press, 1970

 [4] Sobre la noción del mundo de la vida en Husserl, una interpretación importante la tenemos en las obras de Leocata, F.: “Idealismo y personalismo en Husserl”, Sapientia, (2000) Vol LV, fasc. 207; “El hombre en Husserl”, Sapientia (1987), y Persona, Lenguaje, Realidad, Educa, Buenos Aires, 2003.

 [5]  Ver Leocata, “El hombre en Husserl”, op.cit., p. 359.

[6]  Ver Husserl, E.: Ideas… Second book [1928 aprox.], Kluwer Academic Publishers, 1989, sup. V.

 [7] Ver Experiencia y juicio [1919-20 aprox.]; Universidad Nacional Autónoma de     México, 1980, p. 48.

 [8] Ver sus clásicos Verdad y método, I, y II [1960/1986]; Sígueme, Salamanca, 1991/1992.

 [9]  Op. cit., p. 311.

 [10]  Op.cit., p. 217.

 [11]  En nuestro libro Hacia una hermenéutica realista, Universidad Austral, Buenos Aires, 2005.

[12] Véase Gadamer, H.G.: El giro hermenéutico, Cátedra, Madrid, 1998.

[13]  Wittgenstein, L.:Investigaciones filosóficas, Crítica, Barcelona, 1988

 [14] De Koyré, Popper, Kuhn, Lakatos y Feyerabend, ver: Koyré, A.: Estudios de historia del pensamiento científico; Siglo XXI Editores, 1988,  Pensar la ciencia; Piados, 1994,    Del mundo cerrado al universo infinito; Siglo XXI, 1979, Estudios galileanos; Siglo XXI, 1980; Popper, K.: Conjeturas y refutaciones; Paidós, Barcelona, 1983, Conocimiento objetivo; Tecnos,Madrid, 1988,  La lógica de la investigación cientifica,Tecnos, Madrid, 1985, Sociedad abierta; universo abierto; Tecnos, Madrid, 1984, Replies To My Critics; in The Philosophy of Karl Popper, Part II; Edited by P. Arthur Schilpp Lasalle; Illinois, 1974, The Myth of the Framework; Routledge, Londond and New York, 1994; Lakatos, I.: La metodología de los programas de investigación científica; Alianza Ed., Madrid, 1989,  Matemáticas, ciencia y epistemología; Alianza Ed., Madrid, 1987; Kuhn, T.: La estructura de las revoluciones científicas; FCE, 1971, La tensión esencial; FCE, 1996, The Road Since Structure; University of Chicado Press, 2000;  Feyerabend, P.: Tratado contra el método; Tecnos, Madrid, 1981; Adiós a la razón; [versión inglesa]; Tecnos, Madrid, 1992; y Philposophical Papers, vol 1 y 2; Cambridge University Press, 1981.

 [15] Ver Bird, A.: “The Historical Turn in the Philosophy of Science”, en The Routhledge Companion to Philosophy of Science, Routledge, 2008.

[16]  Ver Ortega y Gasset, J.: ¿Qué es filosofía?, Espasa-Calpe, Madrid, 1973; El tema de nuestro tiempo, Austral, Buenos Aires, 1947; En torno a Galileo, Rev. De Occidente, Madrid, 1976.

[17] Nos referimos a Lecciones preliminares de filosofía, Losada, Buenos Aires, 1943.

[18] En ¿Qué es filosofía?, op.cit., lecciones VIII, IX, X y XI.

Gabriel J. Zanotti es Doctor en Filosofía, Universidad Católica Argentina (UCA).  Es profesor full time de la Universidad Austral y en ESEADE es Es Profesor Titular de Metodología de las Ciencias Sociales en el Master en Economía y Ciencias Políticas de ESEADE.

 

 

La pulverización del materialismo

Por Alberto Benegas Lynch. Publicado el 9/8/12 en http://www.diariodeamerica.com/front_nota_detalle.php?id_noticia=7418

Hay dos planos que pueden estudiarse en relación al mundo físico. Ambos aluden a la prelación de lo no-material sobre la materia. En un caso se trata de mostrar que la proporción de los bienes tangibles en la producción de cualquier cosa va siendo mínimo comparado con el conocimiento requerido para tal fin. Por eso, cuando decimos que la causa del aumento se salarios e ingresos en términos reales está constituido por la inversión de capital per capita, ponemos en primera fila el conocimiento y luego, en segundo término, los equipos físicos de producción (desde luego no cualquier conocimiento ni cualquier equipo sino los relevantes para la producción del caso). De cualquier modo, siempre se necesita capital, es decir, ingreso no consumido, léase ahorro cuyo destino es la inversión (incluso si es en dinero, transfiere poder adquisitivo al resto de la comunidad).
 
Peter Drucker fue un adelantado en pronosticar la participación creciente del conocimiento en la producción y, consecuentemente, la decreciente de la proporción de lo físico en ese proceso, especial aunque no exclusivamente en su libro The New Realities de 1989 (específicamente en la cuarta parte titulada “The New Knowledge Society”). Para mencionar solo algunos ejemplos, observemos que el microchip hasta no hace mucho tiempo representaba el 60% del costo total del ordenador mientras que hoy es de apenas el 2% que junto al resto del material para completar el hardware reviste mucho menor valor que el software, también hoy veinticinco kilogramos de fibra óptica equivalen a lo que antes trasmitía una tonelada de cable de cobre, fenómeno que se extiende a todas las actividades económicas de las más diversas áreas para dar cabida al peso superlativo de la información.
 
Lo señalado implica también una gradual disminución del trabajo manual, un incremento de la robotización y una persistente transferencia a lo que se ha dado en llamar “la sociedad del conocimiento” (mencionado, entre otros, en la obra que he citado en otras oportunidades de Taichi Sakaiya La historia del futuro. La sociedad del conocimiento). Estos procesos naturalmente traspasan fronteras con solo apretar un par de teclas sin costo alguno de transporte, lo cual, además, permite saltearse absurdos e insolentes controles de los aparatos estatales y vence a la xenofobia nacionalista. Y tengamos en cuenta que, dado que los recursos son escasos y las necesidades ilimitados, esto nada tiene que ver con el desempleo sino que los nuevos procedimientos liberan trabajo para ser empleado en tareas más fértiles, de lo cual, a su vez, se desprende la creciente importancia de la capacitación y la educación en general que no debe ser bloqueada, bastardeada ni politizada por megalómanos gubernamentales.
 
Tampoco la irrupción más clara y contundente del rol del conocimiento debería sorprendernos en cuanto al paso de empresas más planas y horizontales en sus organigramas y menos jerárquicas al efecto de sacar partida de las iniciativas intelectuales de sus miembros, hacia los emprendimientos empresarios unipersonales una vez derribados los costos de transacción que justifican el mantenimiento de la empresa como un conjunto estable de personas.
 
George Gilder comienza su extraordinario libro titulado The Quantum Revolution in Microcosm. Economics and Technology de esta manera: “El evento central del siglo veinte es el descarte de la materia. En la tecnología, la economía y en la política de las naciones, la riqueza en la forma de recursos físicos está constantemente declinando en valor y significado. Los poderes de la mente están en ascenso en todos lados frente a la fuerza bruta de las cosas […] Hoy las naciones y las corporaciones que progresan no son administradores de tierras y recursos materiales sino de ideas y tecnologías” y asevera que, en la actualidad, la riqueza “no proviene de los conquistadores de tierras sino de la emancipación de la mente”.
 
La física cuántica de Max Planck y sus continuadores se han apartado de la noción que tenía sobre la materia Newton y la física clásica. En este sentido, se repite el concepto de ausencia de “lo sólido” en el mundo subatómico por lo que químicos como Linus Puling en su muy difundido trabajo titulado Chemistry consigna que “nadie realmente sabe como definir la materia” a lo que Gilder agrega que la gente “como las tribus primitivas, venera las cosas que pueden ver y sentir” en base a la prevalente “superstición materialista” que cree que “la materia inerte e impenetrable es el fundamento último de la realidad” situación que da pábulo al positivismo. Por su parte, la secuencia Maxwell, Einstein, Bohr, Heisenberg, Feynman contribuye a dar forma a la noción clave de energía.
 
Y aquí viene el segundo plano que anunciamos respecto a la prelación de lo no-material sobre la materia: los estados de conciencia, la psique o la mente como inexorables en el ser humano al efecto de que puedan tener lugar tales cosas como proposiciones verdaderas y falsas, ideas autogeneradas, razonamientos, responsabilidad individual, moral y la misma libertad. Si fuéramos solo kilos de protoplasma y, por ende, haríamos las del loro (solo que más complejo), carecerían por completo las posibilidades que acabamos de mencionar y la condición humana sería reemplazada por meros autómatas.
 
De las muchas obras publicadas en las que se ponen de manifiesto los graves errores del materialismo, tal vez el libro más completo sobre este tema sea The Self and its Brain de Karl Popper y John Eccles, pero el mismo Max Plank se refiere a este asunto crucial en ¿A dónde va la ciencia? en el que apunta lo siguiente: “Se trataría de una degradación inconcebible que los seres humanos, incluyendo los casos más elevados de mentalidad y ética, fueran considerados como autómatas inanimados en las manos de una férrea ley de causalidad […] El papel que la fuerza desempeña en la naturaleza como causa de movimiento, tiene su contrapartida, en la esfera mental, en el motivo como causa de la conducta […] ¿Qué conclusión podemos deducir respecto del libre albedrío?  En medio de un mundo donde el principio de causalidad prevalece universalmente, ¿qué espacio queda para la volición humana? Esta es una cuestión muy importante , especialmente en la actualidad debido a la difundida e injustificada tendencia a extender los dogmas del determinismo científico a la conducta humana, y así descargar la responsabilidad de los hombros del individuo”.
 
Hace años se publicó un largo ensayo mío sobre este tema titulado “Positivismo metodológico y determinismo físico” (reproducido en Internet) por lo que no volveré con esos extensos argumentos, pero finalizo con una jugosa reflexión de George Gilder que resume el punto: “En las ciencias de la computación persiste la idea de que la mente es la materia […] La idea que la computadora es una mente constituye el ídolo de la superstición materialista […] Una teoría que materializa o mecaniza a los teóricos es autodestructiva. La psicología behavorista, el determinismo biológico y la física materialista no son más que basura porque dejan de lado al científico y su búsqueda de la verdad”.
 
En resumen, la concepción materialista no permite vislumbrar la notable ponderación del conocimiento en el mundo de hoy con todas sus formidables consecuencias jurídicas, económicas y sociales, ni el significado y trascendencia de la misma condición humana. Pero, a pesar de lo dicho, en no pocos cursos de administración de negocios y de economía se sigue dictando la asignatura como si no hubiera tenido lugar la revolución tecnológica y conceptual que obliga a abrir horizontes mucho más vastos y despejados. Asimismo, en escritos de filosofía, de derecho (especialmente de la rama penal), en la economía (paradójicamente en la teoría de la decisión), en cierta vertiente de la neurociencia y en buena parte de la psiquiatría se sigue tratando al hombre desconociendo su atributo esencial que le permite ser libre.

Alberto Benegas Lynch (h) es Dr. en Economía, Académico de la Academia Nacional de Ciencias Económicas y fue profesor y primer Rector de ESEADE.