José Benegas: “Lo del marxismo cultural es un fantasma”

Por Jose Benegas. Publicado en: https://issuu.com/josebenegas/docs/pdf_baja_lge_n_67/s/12677339

El escritor separa la paja del trigo y se preocupa por definir conceptos como “fascismo”, “buenismo” o “conservadurismo” ante lo que considera es un avance contra las ideas de la libertad de parte de algunos que se denominan a sí mismos liberales

A José Benegas no parece preocuparle si sus argumentos consiguen apoyo de otros, simplemente se preocupa por encontrarles validez lógica y sustento filosófico. Es una de las pocas voces que se resisten a la asociación del pensamiento liberal con la llamada “alt-right” o derecha alternativa, un fenómeno que alcanza su auge con el desembarco en la política de Donald Trump y que ha vivido en primera fila, ya que aunque es nacido en la Argentina, está afincado en Miami desde hace años. En su libro “Lo impensable: el curioso caso de los liberales mutando al fascismo” (Amazon) ataca a una figura de peso como Hans-Hermann Hoppe, a la que asocia directamente con el racismo y el fascismo.

› La palabra “fascista” se está usando demasiado en España en estos días. ¿Es realmente fascista todo eso que se señala como tal?

El fascismo es un intervencionismo y un corporativismo. Implica utilizar desde el gobierno determinados resortes para favorecer políticas centralizadas sin ser socialismo marxista. Pero también se usa como una acepción, para una política de controlar la vida privada, más allá de la economía, ejerciendo la fuerza desde el gobierno. Es una forma de estatismo, en esa acepción va más allá del fascismo italiano. La izquierda abusa del término porque llama fascismo a cualquier cosa que no sea de izquierda. Yo caractericé de fascista a este movimiento del alt-right en la medida en que tiene una política de pureza cultural y unos enemigos internos definidos desde la xenofobia y la homofobia.

› O sea que el fascismo no existe.

Claro que existe. Es la visión de una sociedad centralmente planificada, no necesariamente por una motivación marxista de lucha de clases, y es lo que ahora ha reaparecido. El problema es que las palabras en la lucha política se oscurecen, se hace difícil a veces la comunicación. El socialismo de derecha actual es un fascismo, incluso hay gente que lo reivindica como tal, diciendo que el fascismo estaba inspirado en los “valores de Occidente. “Derecha” e “izquierda” son conceptos que quizá ya no sirvan para nada. Por eso yo hablo en el libro de liberales mutando al fascismo porque oigo a liberales hablar en términos de nacionalismo, de xenofobia, de proteccionismo, de control demográfico, porque ven a la sociedad contaminada por elementos que no son puros… Y cuando en política se empieza a hablar de “pureza”, lo primero que hará será definir la impureza y desatar una limpieza interna. Todo eso es ajeno al liberalismo, porque se inclina hacia un control casi religioso de cuestiones de la vida privada, como el sexo o el matrimonio.

› ¿Son conservadores en vez de liberales?

A mí no me conforma esa palabra aplicada a este movimiento, porque siento bastante más respeto por el conservadurismo que por todo esto. Pensemos que en algunas cosas todos somos conservadores: si algo está funcionando no lo toco. Moldear a la sociedad según un catálogo predefinido no es conservador, es más bien revolucionario. Y el fascismo precisamente no es conservador sino revolucionario, pretende encorsetar a las personas dentro de un molde desde el estado.

› Hace mucho hincapié en las aristas religiosas de todo esto, pero quizá sea más aplicable a países de América del Sur o del Norte que a los europeos.

No se reconocen como religiosos, pero esto es una completa hipocresía. El recurso es esconder sus mandatos religiosos bajo la palabra cultura, esconden a su Dios y nos dicen que todos lo debemos obedecer (que en la práctica es nada más obedecerlos a ellos) porque pertenecemos a una cultura como si fuéramos ganado marcado. Pero el contenido de sus preceptos políticos cumple el de los dogmas religiosos en temas como la familia o la sexualidad. Eso es lo que hace Vox, que es Opus Dei más estado. Lo mío no es para nada una crítica a las religiones ni al cristianismo, porque estos movimientos no se parecen al cristianismo desde el momento que hablan de personas “indeseables” ¡Eso es lo opuesto al cristianismo!

› Se supone que todos somos hijos de Dios.

Exactamente. El nacionalismo católico es un círculo cuadrado. Les funciona, pero no como religión sino como facción política para dirimir el poder. Quieren acceder al monopolio del uso de la fuerza con ideas que son contrarias a las liberales: “Porque tengo una familia tradicional”, “porque soy católico” debo estar a cargo. Y si no creen en Dios acepten que debemos mandar porque así lo dice la tradición de Occidente y la naturaleza, cuando haga falta. En eso se parecen al fascismo, porque son una degradación de la política hacia el uso de cualquier cosa para sentirse dueños del poder y habilitados para decir cómo deben vivir los demás.

› ¿Qué le parecen los esfuerzos de gente como Alejandro Chafuen por armonizar catolicismo y liberalismo? Me parece bien que alguien tenga esa inquietud y se haga esas preguntas sobre cómo encaja su liberalismo con el cristianismo. Lo que sucede con Alejandro Chafuen es que ha tenido una evolución mala en mi opinión, porque cree que el liberalismo tiene que estar controlado por gente que invoca el cristianismo y acusa a los liberales con los que convivía antes de “progres”, salvo que sean católicos y estén dispuestos a decir que nadie se puede apartar de su credo. El liberalismo es un movimiento laico y que habla sobre el poder. No se puede hablar del uso del poder y a la vez de religión. Chafuen promueve a gente como Agustín Laje claramente antiliberal, o defiende a ultranza a Donald Trump y que yo sepa muy liberal no es, pero tampoco un ejemplo de cristiano. Yo le he escuchado hablar a favor del proteccionismo. Sinceramente, no sé qué tiene que ver eso con el liberalismo.

› ¿Realmente se llevan mal liberalismo y cristianismo?

Yo vengo del cristianismo y no tengo ningún conflicto con la moral cristiana, que tiene muchas cosas buenas. Hay quienes se dicen cristianos y creen que la libertad es la perdición y el pecado. El liberalismo se lleva mal con la religión unida al monopolio de la fuerza. Si pretender esa separación te convierte en anticristiano, quiere decir que se está sosteniendo un cristianismo impuesto a palos. Estoy en contra sí de la policía religiosa dentro del liberalismo, que no pondrán por escrito que los que no mezclen religión y política quedan excluidos del ambiente liberal, pero lo van a hacer realidad con sus acciones. Lo del nacionalismo católico es una versión muy mala e hipócrita del catolicismo del que no se puede estar a favor desde el liberalismo jamás. No debería haber ningún conflicto entre alguien que se defina como liberal y a la vez católico. Establecer una policía religiosa sobre lo liberal me parece inadmisible en términos políticos, pero también en términos religiosos. Con la aparición de movimientos como el de Vox u otros que mezclan la religión con la política están llevando las cosas a un momento anterior a la aparición del liberalismo. Porque el liberalismo se levantó contra eso. Para hablar de astronomía yo no tengo que levantar la cruz. Del mismo modo, yo no tengo que invocar una cuestión religiosa para hablar de liberalismo.

› En su libro parece sorprenderse de que hoy Hoppe siga en el Mises Institute.

Realmente no conozco las luchas internas del Mises Institute y no estoy interesado tampoco en conocerlas, no veo cómo el pensamiento de Mises puede encajar con considerar que los países ejercen una forma colectiva de propiedad sobre el territorio y que la única forma de que esta propiedad se respete sea con una política xenófoba de fronteras cerradas para que no entre gente que no sea blanca y heterosexual. Hace unos años escribí un artículo (“No reconozco al liberalismo”) sobre esto para el Instituto Juan de Mariana, porque Hoppe está sosteniendo como buenas ideas lo que son disparates mayúsculos, racistas y antiliberales. Para algunos esto es el liberalismo, lo que demuestra que como tal está en una gran crisis. La peor crisis tal vez, porque no es capaz de extender sus principios a los cambios culturales que ocurren en la actualidad. Si desde la izquierda se proponen políticas de igualdad de género, estos responden que la desigualdad de género es un propósito en sí mismo relacionado con la propiedad, como propone disparatadamente Hoppe. Pasa también con el control de la inmigración, que es algo por completo anti-mercado. Inmigración es el nombre que el derecho administrativo le da a la libertad contractual.

› Algunos se han visto respaldados en Trump no gustándoles todo lo que representa, pero sí como un dique de contención frente a la izquierda y el “marxismo cultural”.

Lo del marxismo cultural es un fantasma. Marxismo es teoría de la explotación y lucha de clases, extenderlo es darle una importancia que no tiene. Si toda polaridad fuera marxismo entonces este movimiento de la derecha nacionalista también debería ser llamado marxista. En realidad se usa esa palabra como un fantasma, se la desdibuja y también se termina favoreciendo al marxismo real, que ya no se puede reconocer. Respecto de Trump, hablamos de un personaje que ha transformado al Partido Republicano en un partido antisistema, en un trotskismo de derecha que reniega de la justicia, de las elecciones y hasta del mismo Congreso, como se demostró con el asalto de sus partidarios. No veo cómo se le puede llamara a eso conservador.

› En todo este fenómeno tiene un gran peso la influencia de las redes sociales.

Es que sus algoritmos llevan a la confirmación y no al cuestionamiento de las ideas. Por eso uno a veces se sorprende de que gente que creía inteligente se crea cosas que no tienen ningún sustento, pero las difunden. Yo espero que esto encuentre un equilibrio en algún momento.

› En materia de economía, pareciera que ya nadie representa una propuesta de mercado.

Sí, a pesar de que este movimiento del que hablamos dice que la única libertad que le importa es la económica. Eso no es posible conceptualmente. Lo que llamamos mercado es el fenómeno que apreciamos al observar a la sociedad con la metodología de la economía. Pero no es que la economía sea un compartimento estanco de la vida social. Lo que está separado es la materia economía de otros estudios, pero la sociedad libre es una. En ella hay límite al poder y los individuos siguen sus fines, ese es su gran secreto. Pero si existiera un control moral desde el estado entonces los fines no son libres y los medios ni siquiera se podrían definir como medios. Pierde sentido hablar de economía en una sociedad sometida a un protectorado moral, del mismo modo que resulta absurdo hablar de precios en un país socialista. Son números sin significación. Si la sociedad no es libre no hay mercado.

› El foro de Davos dice que en el futuro nadie será propietario, salvo el estado.

Es un delirio más de los que salen de todas las usinas de pensamiento. De las universidades no salen disparates menores, pero para lidiar con ese delirio la paranoia muy útil no es. No se puede usar al cúmulo de tonterías que se dicen en este tipo de foros para hablar de una conspiración mundial y mucho menos para decir que esa conspiración se supera con nacionalismo.

› Usted señala el problema de enfrentarse al buenismo con el malismo.

Claro, el buenismo es esa permanente invocación de posturas que hacen ver al que las emite como el más bueno. Eso se ha hecho una forma de manipulación, pero le ha salido del otro lado su versión igualmente estúpida del malismo, que es esa permanente adoración de los villanos y sostener posturas desagradables. El malismo es una forma de impotencia frente al buenismo; es una tragedia que esa sea la respuesta. Gente que se siente acosada y temerosa, en muchos casos respecto de cambios culturales que no comprende, y que se prende de algún villano a mano para sentirse protegida. Establecen con sus “malos” una lamentable relación de vasallaje.

José Benegas es abogado, periodista, consultor político, obtuvo el segundo premio del Concurso Caminos de la Libertad de TV Azteca México y diversas menciones honoríficas. Autor de Seamos Libres, apuntes para volver a vivir en Libertad (Unión Editorial 2013). Conduce Esta Lengua es Mía por FM Identidad, es columnista de Infobae.com. Es graduado del programa Master en economía y ciencias políticas de ESEADE. Publica en @josebenegas

Ginés, Sigman y un peligroso vacío legal

Por Mauricio Alejandro Vázquez. Publicado el 22/6/21 en: https://www.dataclave.com.ar/opinion/gines–sigman-y-un-peligroso-vacio-legal_a60d11963acb95c33c6321e4d

El vínculo entre el ex ministro y el empresario fue nuevamente expuesto. Esa relación adquiere gravedad porque el farmacéutico es señalado como uno de los responsables primarios del atraso en los planes de vacunación que han causado casi 90.000 muertes en nuestro país en el último año y medio. Pone en evidencia también el «vacío legal» que se produce al no poder utilizar la herramienta del juicio político contra González García.

Hace unos días atrás, en esta misma columna, comentábamos sobre el misterio que representa que Argentina en casi cuarenta años de democracia, con un sinnúmero de escándalos y crisis gubernamentales, y a contramarcha de varios de sus vecinos regionales, aún no haya hecho uso a nivel nacional del recurso del Juicio Político.

Desde aquella primera nota, las redes sociales se llenaron de posteos que mostraban al ex ministro de salud de la nación, Ginés Gonzales García, reunido en España, sin que medie explicación oficial alguna, con el reconocido empresario farmacéutico Hugo Sigman. El encuentro entre el ex titular de la cartera de salud y el empresario, ya de por sí hubiese suscitado suspicacias varias en cualquier lugar del mundo en el que la potencial connivencia entre el poder político y el empresarial es auditada con profundo recelo. Sin embargo, la fotografía en cuestión (tomada y subida a las redes por una fuente desconocida hasta el momento), adquiere una gravedad extra no solo porque a la fecha Sigman es un proveedor con contratos vigentes con el Estado Argentino, sino también porque el mismo podría ser fácilmente señalado como uno de los responsables primarios del atraso en los planes de vacunación que han causado casi 90.000 muertes en nuestro país en el último año y medio.

Con este antecedente, la cuestión del juicio político contemplada en los artículo 53, 59 y 60 de nuestra Constitución Nacional se vuelve nuevamente susceptible de revisión pero ahora no tanto por el extraño hecho de que el mismo no haya siquiera sido impulsado por la oposición durante el fallido mandato de Ginés, plagado como estuvo de hechos que fácilmente podrían haber sido considerados como irregularidades e incumplimientos en la función, sino porque a la fecha esta institución legal de profunda raigambre republicana, ostenta un vacío normativo con implicancias severas.

Para poder comprender el punto, es necesario señalar que la función del Juicio Político no es propiciar penas que podrán luego provenir de la justicia ordinaria, si así resultase de los procesos pertinentes, sino quitar atribuciones a los funcionarios de turno. En tal sentido, el articulo 60 de la Constitución es claro cuando dice que el Juicio Político “no tendrá más efecto que destituir al acusado, y aun declararle incapaz de ocupar ningún empleo de honor, de confianza o a sueldo en la Nación. Pero la parte condenada quedará, no obstante, sujeta a acusación, juicio y castigo conforme a las leyes ante los tribunales ordinarios.”

Sin embargo, el reciente encuentro de Ginés con Sigman, la falta de acuerdo por la vacuna de Pfizer, el vacunatorio vip o, incluso puntualmente, la pasividad con la que se toleró la demora en la entrega de dosis de AstraZeneca que involucraría al mencionado empresario, sirven para dar luz sobre este peligroso vacío legal. Decimos esto puesto que al haber renunciado a su rol de ministro, Ginés hoy no podría ser interpelado por la vía del juicio político ya que, según varios constitucionalistas consultados, esta instancia se ha vuelto abstracta a partir de su renuncia.

A pesar de esto último, desde una posición filosófica afín al espíritu de nuestra constitución y contemplando la totalidad de los efectos que el juicio político tiene, nosotros consideramos que el mismo debiera ser extendido también a exfuncionarios públicos. Afirmamos esto, puesto que tal como fue mencionado anteriormente, el Art. 60 de la constitución no busca únicamente destituir a los funcionarios que cumplen con los causales mencionados en el Art. 53, sino también al mismo tiempo evaluar su inhabilitación temporal o permanente para que éstos vuelvan a ocupar cargos públicos. Así mismo, consideramos que en casos como el que desarrollamos en esta nota, la aplicación de esta instancia a un funcionario renunciado también tendría como efecto inmediato transparentar sucesos que deben obrar en el saber del ciudadano para poder ejercer sus diversas facultades de control sobre el poder político.

Por último, cabe señalar que en el año 2004 y nuevamente en 2006, el Diputado de la Nación (MC) Jorge Vanossi, presentó un proyecto de ley orgánica de Juicio Político que en su artículo 38º contemplaba explícitamente esta cuestión al decir que “los ex funcionarios que han desempeñado alguno de los cargos del artículo 53 de la Constitución podrán ser sometidos a juicio político al solo efecto de determinar si corresponde aplicarles la inhabilitación para ocupar en el futuro empleos de honor, de confianza o a sueldo de la Nación.” En ambas instancias el proyecto careció del apoyo necesario para convertirse en ley y por tanto a la fecha nuestra República sigue careciendo de este recurso.

Por todo lo dicho, consideramos que esta cuestión debiera ser prontamente revisada por los legisladores, independientemente de su pertenencia partidaria, si deseamos una República con mayor transparencia y solidez institucional. 

Mauricio Alejandro Vázquez es Título de Honor en Ciencia Política por la Universidad de Buenos Aires, Magister en Ciencias del Estado por la Universidad del CEMA, Magister en Políticas Publicas por la Universidad Torcuato Di Tella y coach certificado por la International Coach Federation. Ha trabajado en la transformación de organismos públicos y empresas. Actualmente es docente de Teoría Política, Ética, Comunicación, Metodología y administración en UADE y de Políticas Públicas en Maestría de ESEADE. También es conferencista y columnista en medios como Ámbito Financiero, Infoabe, La Prensa, entre otros. Síguelo en @triunfalibertad

La economía argentina en situación muy complicada

Por Alejandro A. Tagliavini: Publicado el 28/06/21 en: https://alejandrotagliavini.com/2021/06/28/la-economia-argentina-en-situacion-muy-complicada/

El repunte de la inflación a nivel global sin dudas afectará a la Argentina, aunque mucho más graves son sus problemas internos. Sucede que, los astronómicos programas fiscales proporcionados por las economías más potentes están inflando los precios globales de manera importante. La suba del IPC (consecuencia de la inflación) en EE.UU. durante mayo alcanzó el 5% interanual, mucho para un país desarrollado y, sin dudas, esto recién comienza. Aunque, por otro lado, la ralentización en el crecimiento económico provocará cierta baja en los precios (el IPC) a pesar del aumento de la inflación (devaluación intrínseca de la moneda por exceso de emisión).

             Como se ve en el cuadro, las tasas reales son negativas. Aun así, la Fed dice estar sorprendida por “la rápida recuperación de la actividad económica” y avisó que mantendría sus tasas de interés de referencia cercanas a cero hasta que vuelva a normalizarse el nivel de empleo que hoy se acerca a 5,8%, 2 puntos porcentuales por encima del registro previo al inicio de las represiones con excusa de “la pandemia”. Aunque todos los analistas esperan que se adelante para 2023 la suba de tasas, para “frenar la inflación”. Lo cierto es que, lo que a ellos les preocupa es la suba del IPC que a nivel global viene impulsada por factores como estos dos de gran peso: el aumento sin precedentes del balance de la Fed (Fed BS) de USD 200.000 M solo en el último mes, y el endeudamiento marginal chino camino del récord:

               Como puede verse en el siguiente gráfico, la emisión de los principales bancos centrales se acelera:

                      Y para que no queden dudas de que la emisión -en exceso por sobre la demanda- es inflacionaria, en este gráfico puede verse como el S&P 500 y los precios de las casas siguen de cerca al Balance de la Fed:

                  Así las cosas, el aumento en los precios de las materias primas ha pegado un salto importante, como se ve, por ejemplo, en las bobinas laminadas en caliente, en el rodio y paladio, en el PVC y en el BDI (de fletes):  

                  En cuanto a la Argentina, como señala Roberto Cachanosky, en el siguiente cuadro, en lo que va del año congelaron la Base Monetaria. Gracias a que licuaron el gasto público y a costa de aumentar la deuda del BCRA a marcha forzada:

                 Esto ha provocado, como vengo diciendo en notas anteriores, que la inflación -la devaluación intrínseca del peso por exceso de emisión- se haya detenido, lo que se reflejó en el espejo más puro, el dólar blue, que ahora parece despertarse precisamente porque estarían empezando a emitir, y es muy probable que de ahora en más larguen al mercado pesos de cara a las elecciones y, entonces, se recaliente el proceso inflacionario. Así, la medición más creíble de la inflación es la calculada por Steve Hanke en base, precisamente, al dólar blue:

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               Si bien mayo fue un nuevo mes en el cual el “nivel general de inflación” -la suba del IPC, en rigor- se contrajo respecto del anterior, 3,3% continúa siendo un guarismo elevado: 

                 Aunque Cachanosky lo ve distinto: anualizada, la curva va para arriba y ya está en el 48,8% anual mayo 21 vs. mayo 20:

                En cualquier caso, aunque controlaron la inflación -insisto, el exceso de emisión- durante los primeros meses el IPC siguió subiendo inercialmente, hasta ahora que pareciera bajar en términos intermensuales.

                Esto se debe a la estrategia del gobierno para precisamente atrasar la suba del IPC, a pesar de la inflación, con subsidios para mantener atrasadas las tarifas, precios congelados, desaceleración del aumento del tipo de cambio oficial e interviniendo en los mercados paralelos. Y, por cierto, como vimos la emisión se frenó en buena parte con endeudamiento, quitando fondos al sector privado, al sector productivo y ante una menor producción, irónicamente, aumentan los precios, el IPC. Un índice claro de la descapitalización del mercado argentino es el valor de los departamentos que, según Reporte Inmobiliario, en el último año bajaron en promedio un 27,17% en dólares, y si se toman los últimos 24 meses la caída de los valores ya llega al 39,53% en promedio.

                Por su parte, coherentemente, los alquileres aportan una Tasa Interna de Retorno Anual (TIR) del:

                 El gobierno todavía tiene recursos para seguir adelante con esta política cambiaria represiva, a lo que ayuda la inflación del dólar que vimos. Veremos cómo se desarrollan los acontecimientos luego de las elecciones cuando el gobierno no se sienta en la necesidad de controlar “la inflación” erróneamente atribuida a la suba del dólar, cuando es al revés y si hay acuerdo con él para estatal -y por ende estatista- FMI lo que puede bajar la presión sobre el dólar oficial.

                 Como señala Cachanosky, no debería sorprender la calificación de MSCI en la que prácticamente dice que Argentina no existe para el mercado financiero. Con las reservas netas de USD 3.000 M tiene que respaldar la base monetaria y el stock de Leliq y pases netos por $6,2 B. O sea, que el BCRA tiene un dólar por cada $2.067 de base monetaria y deuda remunerada.

                 Y aunque el gobierno todavía tiene recursos para mantener el tipo de cambio oficial hasta las elecciones al menos, se cuida de gastar reservas al punto que le viene muy bien cortar los vuelos internacionales con la excusa de una “pandemia” promocionada por organismos oficiales, como las históricamente corruptas CDC de EE.UU. o la NHS británica, que no resiste el análisis de científicos independientes, con el resultado lógico del pánico y la violencia: la destrucción de la sociedad y de la producción. Solo esperemos que estas restricciones a la movilidad de los argentinos no sea un cerramiento al estilo de la paupérrima Cuba.

                  Hablando de caída de la producción, según el INDEC, durante el primer trimestre del año la actividad económica general subió 2,5% interanual. Sin embargo, el último trimestre “normal” había sido el cuarto del 2019 y comparándolo con el primer de trimestre 2021 se observa que la economía aún se encuentra debajo. Por caso, la tasa de ocupación descendió desde 42,2% a 41,6% lo que implica que se perdieron unos 65.000 empleos.

                 Aún con un supuesto agravamiento del cuadro sanitario, de momento el gobierno no parece dispuesto a implementar medidas más represivas -sobre un mercado que ya venía muy reprimido durante la era Macri- que vuelvan a dañar a la economía en una magnitud semejante a la del 2020 lo que es un reconocimiento tácito -aunque por razones obvias nunca lo reconocerá- de que con la violencia -la represión- y el pánico solo se consigue destruir.

             Ahora, entre las fuertes represiones al mercado que perece que sí continuarán está la carga impositiva. Por ejemplo, según FADA, la presión fiscal sobre el sector agrícola es del 61,8% y no solo que este valor en sí mismo es exageradísimo, sino que no tiene en cuenta el “efecto cascada”, es decir, cuando el campo compra cualquier insumo paga un precio que es tal, no solo por el costo de producción de ese insumo, sino porque tiene incluidos una cantidad de impuestos que paga el productor de ese insumo en cuestión.

             Y la situación de “la gallina de oro” argentina puede agravarse porque, como había señalado en mi nota anterior (“Los mercados de valores en situación inédita”), los precios de las materias primas vienen de atravesar un ciclo alcista que derivó en que productos como el petróleo o la soja se sitúen en valores récord, pero hay indicios de que podrían estar saturados dado que el crecimiento de las economías, con tanta inyección de dinero inflacionario, podría ralentizarse.

               De hecho, el siguiente cuadro de Zorraquín Meneses en base a cotizaciones MATBA/Rofex, muestra una caída importante:

Alejandro A. Tagliavini es ingeniero graduado de la Universidad de Buenos Aires. Asesor Senior de The Cedar Portfolio, Miembro del Consejo Asesor del Center on Global Prosperity, de Oakland, California y fue miembro del Departamento de Política Económica de ESEADE. Síguelo como @alextagliavini

EL VIRUS DE LA SOLA RAZÓN INSTRUMENTAL

Por Gabriel J. Zanotti. Publicado el 27/6/21 en: http://gzanotti.blogspot.com/2021/06/el-virus-de-la-sola-razon-instrumental.html

Hace muchos años, una buena persona, just doing his job, me preguntó: ¿cuántas horas tardás en preparar una clase?

What?

No fue la primera ni la única vez que me pidieron cuantificación, datos, cálculos, sobre cosas que yo no calculé jamás en mi vida. Simplemente es que hace poco comencé a darme cuenta hasta qué punto la sola racionalidad instrumental nos ha invadido y ha fortalecido la banalidad del mal, que es uno de los peores males de la humanidad, o sea la maldad del “a mí me mandan”.

La racionalidad instrumental es buena en sí misma. Es la razón de la medición, del cálculo, de la planificación. Sirve para un sinfín de cosas, sobre todo lo que Aristóteles llamaba tejné. Hacer un puente, planificar protocolos, escribir un reglamento, e infinitos etc.

Pero la vida humana es algo más. Es una racionalidad que los medievales llamaban intellectus, que es la creatividad, la empatía, la bondad que concluye en virtudes, la captación del otro, el abrazo, la palabra correcta, la compasión, la alegría, el mundo de lo espontáneo desde un corazón bueno. Es la racionalidad que comprende la parábola del buen samaritano sin tener que seguir un master.

Desde el s. XVIII en adelante, con la emergencia del cientificismo y un racionalismo extremo, la racionalidad instrumental fue endiosada hasta el punto de suprimir o denigrar a todo lo demás. Todo lo demás es subjetivo, la razón instrumental sería objetiva. Esa razón instrumental ha penetrado nuestro lenguaje y por ende nuestro pensamiento. Pasame los datos. Vamos a los hechos. Dame las cifras. Cuánto esto, cuánto aquello.

Así somos “educados”: en repetir paradigmas fijos, protocolos de memoria. Las tablas de multiplicar, la lista de emperadores de Roma, los supuestos hechos de una “Historia”, los “datos” de las ciencias naturales, los protocolos de las lenguas. Memorice. Repita. Diez. Memorice. Repita. Diez. Memorice, repita, diez. Ah, ok. Notas, graduación, doctorado. Excelente.

¿Pero cuál es el sentido de la vida?

¿Qué es el amor?

¿Qué debo hacer, en última instancia?

¿Por qué siento que la vida se me va, y sin embargo tengo “éxito”?

Los filósofos han estudiado todo esto. Los psicólogos también. Ahora vienen los términos difíciles: la Escuela de Frankfurt lo llamó la colonización del mundo de la vida. Popper y Hayek denunciaron la razón constructivista. Feyerabend, la unión de la ciencia y el estado. Kuhn denunció la sola racionalidad algorítmica. A Marx hay que reconocerle su advertencia contra la alienación. Freud habló del malestar en la cultura, Fromm tuvo que recordarnos el arte de amar. Frankl, la importancia del sentido de la vida. Ortega denunció la barbarie del especialista y la rebelión de las masas. Y todos los santos, además, son locos. San Francisco, Fr. Martín de Porres, etc., todos ellos hicieron locuras a los ojos del mundo racionalista. Kierkegaard se entristeció, Unamuno se enojó.

Pero todo inútil.

Lo más triste es ver a todos los filósofos y pensadores que han estudiado todo ello pero no lo terminan de hacer carne, no se lo terminan de tomar en serio. Son racionalistas culturales pero luego escriben artículos contra el racionalismo cultural. ¿Entenderán realmente lo que escriben? Claro, un artículo en un journal tiene protocolos. Por ende…. ¿Alguien conoce las palabras clave y el abstract del Evangelio? ¿Utilizaba Jesucristo las normas APA?

Si te has formado en un horizonte que te dice que comunicar es transmitir los hechos, que educar es entrenar en el paradigma dominante, que la economía es calcular, que la ciencia es datos, que las humanidades son bonitas PERO “subjetivas”, que las ciencias son una cosa y las humanidades otra, que la interpretación es una cosa pero los hechos son otra, que el estado y la ciencia deben estar unidos, que los “expertos” son los que saben, que las ciencias sociales son estadísticas, si te has formado, en última instancia, en un horizonte que te dice que no hay horizontes, ¿qué te queda? ¿Qué de lo humano te queda? Te has convertido en un robot. Tu vida se apaga. Eres vivido, no vives (Mandrioni). Tu existencia es inauténtica (Heidegger). Ah, pero tu máxima alienación es ser “especialista” en quienes denuncian todo ello. Tu máxima contradicción. Tu locura total.

¿Te asombras ahora del nazismo, del estalinismo, o de los aterrorizados por el Covid con 10 doctorados y cinco idiomas? ¿Te asombras ahora del que sabe en 2 segundos cuándo es 4758 por 8875 pero cree todo lo que dicen los noticieros?

Nos han matado como humanos. Nos han entrenado en la sola razón instrumental. Saber, conocer, entender, vivir, no. De vez en cuando algún amigo, algún psicólogo, algún religioso, algún padre nos ayuda. Muy de vez en cuando. Pero en general nos embarga la silente tristeza de una luz apagada. Vamos, venimos, hacemos, planificamos, vamos a reuniones, elaboramos informes. De vez en cuando sospechamos que la vida pasa por otro lado pero no, cuidado, prohibido pensar. La ciencia no piensa, dijo Heidegger. Escándalo para sus creyentes y locura para los habitantes del Imperio.

Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?

Gabriel J. Zanotti es Profesor y Licenciado en Filosofía por la Universidad del Norte Santo Tomás de Aquino (UNSTA), Doctor en Filosofía, Universidad Católica Argentina (UCA). Es Profesor en las Universidades Austral y Cema. Director Académico del Instituto Acton Argentina. Profesor visitante de la Universidad Francisco Marroquín de Guatemala. Publica como @gabrielmises

¿Expropiar lo que el político estima “improductivo”?

Por Alberto Benegas Lynch (h) Publicado el 26/6/2en: https://www.infobae.com/opinion/2021/06/26/expropiar-lo-que-el-politico-estima-improductivo/

Al minimizar el derecho de propiedad se elimina la institución que permite la mejor utilización de los recursos existentes para atender las necesidades de la gente

Hugo Chavez

Hay manifestaciones que revelen un desconocimiento palmario del proceso que tiene lugar en las relaciones sociales en ámbitos de libertad para lo cual resulta esencial comprender el valor de la Justicia que significa “dar a cada uno lo suyo” y “lo suyo” remite a la propiedad privada. En este contexto la igualdad ante la ley resulta crucial para el bienestar moral y material de todos lo cual subrayamos es ante la ley y no mediante ella.

Tal es el embrollo mental de los que rechazan la institución de la propiedad privada que tampoco entienden lo que significa lo productivo y lo improductivo en andariveles bifrontes. Por una parte, dados los siempre escasos recursos, lo productivo es lo que la gente prefiere. Ese es el sentido, entre muchos otros autores, que dan precisión a la materia como es el caso del premio Nobel en economía James M. Buchanan cuando escribe que “mientras los intercambios se mantengan abiertos y mientras no tenga lugar la fuerza y el fraude, aquello sobre lo cual se acuerde se define como eficiente.”

Por otra lado, quien ahorra en un terreno baldío, quien ahorra en dólares bajo el colchón, quien lo hace para coleccionar automóviles antiguos o acumula obras de arte es porque dadas las circunstancias es lo que estima más productivo. Si se equivoca consume su capital y si acierta lo acrecienta. También, si miramos el globo terráqueo observamos que hay muchos recursos marítimos, forestales y territoriales que al momento no son explotados en el sentido al que habitualmente se alude, lo cual se debe a que, como queda dicho, los factores de producción son escasos y solo hay dos maneras de establecer prioridades sobre qué hacer con esos bienes: que decida la gente o que decida el aparato estatal. Si se decidiera por esto último, a contracorriente de las preferencias de la gente, inexorablemente habrá consumo de capital y por ende más pobreza.

Ser productivo no es producir más cosas, es producir las consideradas de mayor valor. Dadas las actuales circunstancias, no es mejor producir un millón de botones que producir diez tractores. En esta misma línea argumental debe tenerse muy en cuenta que las mayores producciones de valores no son los bienes tangibles: los estados de felicidad cuando se constituye una buena familia, cuando se observa una buena puesta de sol, una partida de ajedrez entre amigos y equivalentes son algunos ejemplos de vida productiva. Más bien la producción de bienes materiales son en general un medio para producir valores de otra especie y rango.

Cuando se sostiene que puede expropiarse lo no productivo a criterio de ciertos burócratas en el poder se está sentando las bases para las mayores iniquidades. ¿Cuántas habitaciones se usan diariamente en una casa? ¿Acaso no son “improductivas” las que no se usan habitualmente? ¿No deberían expropiarse? Y así sucesivamente con la ropa, con parques y jardines que se disfrutan con la mirada pero que no “producen cosas” en el sentido corriente de la expresión.

Más aun, estas disquisiciones en última instancia apuntan a la macabra guillotina horizontal del igualitarismo puesto que según los politicastros le dará un uso más productivo el que recibe la parte arrancada a otro que su titular original, sin percibir que el asunto es exactamente al revés: el empleo más productivo es el que establece la gente vía el plebiscito diario del mercado con los votos de compras y abstenciones de comprar de la gente y los mayores patrimonios trasmiten su fortaleza a los más débiles a través de incrementos en salarios fruto de aquellas tasas de capitalización.

La propiedad privada hace que cada cual cuide de lo suyo en contraste con “la tragedia de los comunes” donde lo que es de todos no es de nadie. Como hemos consignado antes, la forma en que se toma café y se encienden las luces no es la misma cuando nosotros pagamos las cuentas respecto de cuando se obliga a otros a financiar con el fruto de sus trabajos.

Otra vez conviene repasar que la asignación de derechos de propiedad es vital precisamente a los efectos de darle el mejor uso a los recursos disponibles. Quienes dan en la tecla con las necesidades del prójimo incrementan sus ganancias y quienes yerran incurren en quebrantos. Esto es en la sociedad libre, por el contrario cuando irrumpen los empresarios prebendarios con sus alianzas con el poder de turno, el atropello a los derechos de la gente está garantizado.

La institución de la propiedad permite el establecimiento de precios como reflejo de las estructuras valorativas de las partes contratantes puesto que se trata de transacciones de derechos de propiedad. Cuando se afectan derechos de propiedad necesariamente se distorsionan precios lo cual desdibuja la contabilidad y la evaluación de proyectos. En el extremo donde se decide la abolición de la propiedad desaparecen por completo los precios y como también hemos destacado en otras ocasiones no se sabe si conviene construir los caminos con oro o con asfalto y si alguien sostiene que con el metal aurífero es un derroche es porque recordó los precios relativos antes de la referida abolición de la propiedad. En otros términos, técnicamente el comunismo es un imposible desde la perspectiva económica ya que no se puede economizar donde no hay precios que demás está decir nada tienen que ver con la imposición de simples números siempre arbitrarios que puedan establecer e inventar los gobiernos totalitarios.

Es del caso recordar lo escrito sobre la importancia de la propiedad privada por los padres de las constituciones estadounidense y argentina respectivamente. James Madison lo ha hecho en 1792: “El gobierno ha sido instituido para proteger la propiedad” y Juan Bautista Alberdi lo hizo en 1854, “Pero no basta reconocer la propiedad como derecho inviolable. Ella puede ser respetada en su principio y desconocida y atacada en lo que tiene de más precioso: en el uso y disponibilidad de sus ventajas […] El ladrón privado es el más débil de los enemigos que la propiedad reconozca. Ella puede ser atacada por el Estado en nombre de la utilidad pública.”

Esta reflexión alberdiana nos lleva al programa del fascismo. El comunismo es más sincero: pregona el uso y la disposición directa de la propiedad por el aparato de la fuerza, mientras que el fascismo permite el registro de la propiedad a nombre de particulares pero usa y dispone de ella el gobierno. Es el sistema que más éxito tiene en el llamado mundo libre. Veamos el sistema educativo donde en gran medida las instituciones privadas están privadas de independencia debido a las imposiciones de pautas y estructuras curriculares por parte de ministerios de educación, veamos el sistema bancario y financiero en gran medida dirigido por la banca central y así sucesivamente hasta ámbitos como los taximetreros que al ser dirigidos en sus tarifas, horarios y color con que están pintados hace que los verdadero dueños sean los alcaldes de la ciudad.

La sandez de las mal denominadas “empresas estatales” constituyen otro ejemplo del embate a la propiedad privada. Una empresa implica arriesgar recursos propios y no ajenos por la fuerza. Desde el instante en que se establecen estos organismos políticos (mal llamadas empresas estatales por el antedicho motivo) se alteran las prioridades de la gente puesto que se canalizan los recursos en sectores distintos de lo que hubiera hecho la gente libre y voluntariamente (y si lo hiciera en el mismo sentido no tiene sentido la intervención estatal con ahorro de gastos burocráticos, con el agregado de que el único modo de saber que desea la gente es dejarla actuar). Si, además, ese organismo es deficitario y monopólico la situación no puede ser peor. Por otro lado, si se dijera que el aparato estatal debe encargarse de abastecer áreas inviables desde el punto de vista económico ya que ningún empresario privado la encarará, si esto se sostuviera decimos, debe tenerse muy presente que cada actividad antieconómica que financia el gobierno (es decir, los contribuyentes) se traduce en despilfarro y consumo de capital, lo cual necesariamente redunda no solo en la ampliación de las zonas inviables sino que contrae salarios e ingresos en términos reales puesto que las tasas de capitalización son su única causa.

Uno de los pilares de mayor peso en la sociedad abierta consiste en las relaciones contractuales que remiten a la propiedad. Como nos recuerda Bernardo Krause, desde que nos levantamos a la mañana se hacen patentes los contratos: abrimos la heladera, usamos el microondas, engullimos mermelada, tostadas y queso que son todos fruto de contratos de compra-venta. Tomamos un colectivo (contrato de transporte), llevamos a nuestros hijos al colegio (contrato de educación), si voy en el automóvil al trabajo cargo nafta (contrato de compra-venta de energía), lo dejo en una playa de estacionamiento (contrato de locación), llego al trabajo (contrato laboral), voy al banco (contrato de depósito) o solicito un crédito (contrato de mutuo), concedo una garantía (contrato de fianza), entrego una suma de dinero a una Fundación (contrato de donación), encargo a un funcionario que gestione un trámite (mandato) etc.

Como bien explica William H. Hutt la tesis de estimular la producción con inyección estatal de dinero en áreas al momento consideradas “ociosas” no solo empobrece vía la inflación, sino que convierte usos que en esa instancia se estiman convenientes en usos inconvenientes a criterio de la gente. Los megalómanos no toman en cuenta y desprecian las preferencias de la gente puesto que consideran sus recetas como las mejores para manejar vidas y haciendas ajenas, aunque ellos mismos atesoren sus habitualmente mal habidos patrimonios en lugares a buen resguardo de las satrapías que recomiendan.

Energúmenos como Hugo Chávez que con su macabro y machacón “exprópiese” ha arruinado uno de los países más ricos del orbe para convertirlo en una miserable pocilga donde hasta brutalmente escasean los medicamentos y la comida, este dictador del Orinoco vociferaba que “la propiedad privada no tiene cabida en la revolución socialista” (salvo para sus secuaces y familiares que se embolsan lo ajeno con total impunidad como siempre ocurre con esta canallada).

Minimizar el derecho de propiedad es no entender nada de cuestiones sociales puesto que se condena a la pobreza a muchísima gente al eliminar la institución que, como queda dicho, permite la mejor utilización de los recursos existentes para atender las necesidades de la gente. El no robar y no codiciar los bienes ajenos de los Mandamientos son otra demostración de la trascendencia de ese derecho que es parte sustancial de la sociedad civilizada. El actual Papa una vez más volvió a la carga contra la propiedad privada en la 109 Conferencia de la OIT el 17 del mes que corre, donde leyó su texto en el que consignó que “siempre junto al derecho de propiedad privada está el más importante y anterior principio de subordinación de toda propiedad privada al destino universal de los bienes de la tierra y por tanto al derecho de todos a su uso” a lo cual agregó levantando la vista en una improvisación en la que subrayó lo dicho: “El derecho a la propiedad privada es secundario al derecho primario del derecho universal de los bienes”. No se necesita ser una persona especialmente inteligente para percatarse que este peculiar silogismo se traduce lisa y llanamente en arrasar con la propiedad privada, por más que algunos exégetas atrabiliarios intenten disfrazar lo expresado en esta ocasión que no hace más que reiterar lo manifestado antes por el Papa Francisco en distintas oportunidades, a contracorriente de lo resumido por Pio XI en Quadragesimo Anno: “Nadie puede al mismo tiempo ser buen católico y socialista verdadero” y en un plano más amplio Juan Pablo II explica el significado del capitalismo y la trascendencia de la propiedad privada en la sección 42 de Centesimus Annus. Cuando al Papa en ejercicio se le preguntó si es comunista respondió “son los comunistas los que piensan como los cristianos” (en el diario italiano La Repubblica, noviembre 11 de 2016).

Por último, subrayamos que los atropellos a la propiedad privada son siempre invasiones a la privacidad, es decir a lo más valorado para preservar las autonomías individuales y la dignidad del ser humano. No hay más que mirar lo que ocurre con el nivel de vida de la gente en lugares en los que se respeta la propiedad respecto a los despojos y las situaciones lamentables y desesperadas en que se convierten los lugares en donde no se respeta esta institución fundamentalísima. La falta de respeto a la propiedad ajena es una característica del espíritu autoritario.

Alberto Benegas Lynch (h) es Dr. en Economía y Dr. en Ciencias de Dirección. Académico de la Academia Nacional de Ciencias Económicas, fue profesor y primer rector de ESEADE durante 23 años y luego de su renuncia fue distinguido por las nuevas autoridades Profesor Emérito y Doctor Honoris Causa. Es miembro del Comité Científico de Procesos de Mercado, Revista Europea de Economía Política (Madrid). Es Presidente de la Sección Ciencias Económicas de la Academia Nacional de Ciencias de Buenos Aires, miembro del Instituto de Metodología de las Ciencias Sociales de la Academia Nacional de Ciencias Morales y Políticas, miembro del Consejo Consultivo del Institute of Economic Affairs de Londres, Académico Asociado de Cato Institute en Washington DC, miembro del Consejo Académico del Ludwig von Mises Institute en Auburn, miembro del Comité de Honor de la Fundación Bases de Rosario. Es Profesor Honorario de la Universidad del Aconcagua en Mendoza y de la Universidad Peruana de Ciencias Aplicadas en Lima, Presidente del Consejo Académico de la Fundación Libertad y Progreso y miembro del Consejo Asesor de la revista Advances in Austrian Economics de New York. Asimismo, es miembro de los Consejos Consultivos de la Fundación Federalismo y Libertad de Tucumán, del Club de la Libertad en Corrientes y de la Fundación Libre de Córdoba. Difunde sus ideas en Twitter: @ABENEGASLYNCH_h

El impuesto único y la multiplicidad de impuestos

Por Gabriel Boragina. Publicado en:

http://www.accionhumana.com/2021/06/el-impuesto-unico-y-la-multiplicidad-de.html

«7. El impuesto único y la multiplicidad de impuestos. En la práctica todos los sistemas impositivos son múltiples, atribuyéndole a tal sistema numerosas ventajas, entre ellas: 1″) adaptación de los impuestos a la diversa naturaleza de las riquezas gravadas, lo que no puede conseguirse con el impuesto único; 2′) corregir con unos impuestos las inevitables desigualdades inherentes a otros; 3″) hacer la tributación menos sensible a los contribuyentes; 4″) dar al sistema tributario la extensión y elasticidad necesarias para que rinda cuanto sea preciso para subvenir a los gastos públicos.»[1]

El punto 1° de las supuestas «ventajas» no se entiende. Incluso desde el propio punto de vista del fisco debería ser obvio que cometer el atraco de una vez seria para sus planes mucho mejor que fraccionar el robo en distintas partes, o en diferentes etapas. Todo depende, por supuesto, del tamaño del botín que el fisco proyecte despojar.

En los hechos, no se advierte a qué adaptación se alude, ya que el fisco se ha adaptado a todas las riquezas existentes gravándolas a todas ciertamente de diferentes maneras, pero no eximiendo a ninguna. Quien no tiene margen alguno de adaptación es la víctima, es decir, el contribuyente a quien -en lugar de adaptación– sólo se le permite optar por la resignación o la evasión, no dejándole el ladrón fiscal ninguna otra alternativa. 2°) los impuestos en ningún caso corrigen desigualdades, sino que las profundizan, y ya hemos explicado anteriormente cómo lo hacen, explayándonos respeto de ese particular al que nos remitimos. 3°) este punto es realmente sinestro. Se trata de disimular el latrocinio fiscal de la manera que sea menos dolorosa para el expoliado. Vergonzoso. 4°) es decir, permitir que el pulpo fiscal extienda sus peligrosos tentáculos lo más largo posible, para que nadie quede fuera de su accionar opresor y devastador de riqueza.

«Pero no han faltado los denostadores de este sistema, alegando en favor de la unicidad de los impuestos las siguientes ventajas: 1″) Es perfectamente justo, afirman, porque exige a cada ciudadano la parte proporcional de sus bienes que es necesario para atender a los gastos colectivos; 2′) Es el más cómodo de todos los sistemas, porque reclama de una sola vez al contribuyente su parte contributiva y suprime las múltiples trabas en que se ven envueltas bajo el régimen de multiplicidad de impuestos la circulación, producción y el consumo de la riqueza; 3′) Porque permite conocer de un modo exacto lo que paga cada individuo; 4») Con el impuesto único se obtiene la máxima simplicidad y economía en la recaudación del gravamen.»[2]

1°) Ningún impuesto es justo, porque no puede denominarse así cuando se le quita a otro lo que es suyo por medio de la fuerza, o la amenaza de ejercer contra él la fuerza. Los gastos nunca son «colectivos» sino individuales. Se quiso referir entonces a los gastos del gobierno, que es otra cosa, y deberían limitarse a los mínimos gastos administrativos que implicaría mantener al personal requerido para expedir documentos oficiales y no mucho más, suprimiendo todas las demás funciones que, objetivamente, pueden ser cumplidas por los particulares, e implicará un ahorro sustancial en beneficio de toda la comunidad.

2°) Alguna razón lleva este punto, aunque contempla el problema parcialmente en cuanto al modo de recaudación y no a los efectos del impuesto. Es más cómodo, tanto para el recaudador como para el sujeto expoliado. Entre pagar un impuesto y pagar más de uno, siempre es preferible lo primero y no lo segundo. Máxime cuando países como Argentina tienen cerca de 100 tributos en danza para pagar. Lo engorroso de pagar múltiples impuestos es -en buena parte- adrede porque de esta manera el fisco logra cobrar intereses por mora más confiscatorios que el impuesto mismo que les sirven de base. En tal sentido, el sistema múltiple conviene al fisco, porque recauda más a pesar de que deba demorar algo más de tiempo en hacerlo.

3°) Esto es cierto respecto del contribuyente de derecho, pero no lo es en relación al de hecho.

4°) Es difícil estar en desacuerdo con este punto. Pero sigue atendiendo al método de recaudación, y no aborda la temática principal: los efectos perjudiciales de todo impuesto, más allá de lo simple o complejo que pudiera ser la manera en que el fisco se hace del patrimonio ajeno.

«La doctrina o teoría del impuesto único ha producido una abundante literatura, tanto en favor como en contra. Entre los más interesantes exponentes de la misma se cuenta el creador del «georgismo», Henry George que preconizó «el impuesto único sobre la renta de la tierra». En cierto modo, este economista es el sucesor de los fisiócratas que, al declarar que la agricultura es la única industria productiva, admitían que sólo ésta debía ser gravada. Pero el continuador llevó la teoría mucho más adelante, al afirmar que, «a medida que la civilización progresa, es mayor el divorcio entre ricos y pobres, mayor la distancia que los separa». «Mientras la renta de la tierra se eleva, dice George, el interés del capital disminuye y el salario del obrero desciende al mínimum, estrictamente indispensable para las necesidades de la existencia. Y así vemos en todos los países crecer simultáneamente, como las ramas de un mismo tronco, la suma pobreza al lado de la suma riqueza».»[3]

Por supuesto que es falso que «la agricultura es la única industria productiva» por lo que tanto los fisiócratas como su sucesor (George) están más que errados. Ningún economista moderno se animaría a sostener hoy en día doctrinas tan perimidas como las que se narran en esta cita. Los fisiócratas fueron superados y barridos por lo que se llamó la Revolución Industrial. Esta fue sucedida por la industria espacial (que fue muy breve, por cierto) y esta a su vez fue prevalecida por la revolución tecnológica de las comunicaciones, para luego pasar a la revolución informática y cibernética. Cada una de estas etapas fue conviviendo primero y desplazando -en muchos aspectos- posteriormente a las fases que les precedieron. Pero George se quedó en la primera fase, la de la agricultura. Por eso, no resulta serio citarlo, y darle tanto espacio en un trabajo sobre tributos.


[1]Mateo Goldstein. Voz «IMPUESTOS» en Enciclopedia Jurídica OMEBA, TOMO 15, letra I, Grupo 05.

[2] Goldstein, M. ibídem.

[3] Goldstein, M. ibídem.

Gabriel Boragina es Abogado. Master en Economía y Administración de Empresas de ESEADE. Fue miembro titular del Departamento de Política Económica de ESEADE. Ex Secretario general de la ASEDE (Asociación de Egresados ESEADE) Autor de numerosos libros y colaborador en diversos medios del país y del extranjero. Síguelo en  @GBoragina

Atención: vivir implica riesgos

Por Iván Carrino. Publicado el 16/6/21 en : https://www.ivancarrino.com/atencion-vivir-implica-riesgos/

Y querer reducirlos con mandatos coactivos es una pésima idea.

Que se caiga un avión, que se hunda un barco, que tengamos un accidente automotor, enfermarse de SIDA, tener cáncer, contraer una gripe mortal, perder el trabajo, que caiga nuestro sueldo, que los clientes dejen tu negocio para irse a la competencia, que una tecnología deje obsoleto el producto que vendemos…

Todos estos fenómenos pueden ocurrir, y todos tienen una probabilidad de ocurrencia asociada. Algunos pueden ocurrir con mayor probabilidad, como perder clientes contra la competencia, otros con menor, como que se caiga un avión.

Dato obvio: en ese avión nadie quiere estar.

Ahora la pregunta de políticas públicas es si el gobierno debe hacer algo para prevenirnos de estos riesgos o si, de intentarlo, el remedio puede ser peor que la enfermedad.

Hayek, escribiendo en 1944, decía que “A menudo, la vida y la salud (…) sólo pueden preservarse mediante un considerable  coste material (…) Para tomar un solo ejemplo:  podríamos reducir a cero las muertes por accidentes de automóvil si estuviéramos  dispuestos – de no haber otra manera- a soportar el costo de suprimir los automóviles. Y lo mismo es cierto para otros miles de casos en los que constantemente arriesgamos vida y salud.”

El pensador austriaco simplemente alertaba que intentar reducir algunos riesgos podría traer costos superiores a los beneficios.

Llevándolo a otro terreno: si el gobierno quiere anular el riesgo de que perdamos el trabajo, regulará demasiado el mercado laboral, lo que hará que sea menos dinámico, resultando esto en una tasa de desempleo estructuralmente mayor. Esto es claro cuando se compara el desempleo de Estados Unidos con el de Europa, por ejemplo.

Por otro lado, si quiere blindarnos frente al desempleo tecnológico, tal vez lo logre, pero al costo de sumir a todos en una economía más atrasada y menos productiva. Como en estos casos el remedio es peor que la enfermedad, resulta razonable convivir con los riesgos del caso y dejar que las personas adultas que habitamos el planeta decidamos libremente cómo enfrentarlos. 

Una solución que ha dado el mercado, dicho sea de paso, es el sistema de seguros, que nos compensa frente a las eventualidades que puedan ocurrir.

Llevemos esto a la situación de Covid-19. Si tomamos la tasa de letalidad para casos testeados positivos que publica la ciudad de Buenos Aires, vemos que ésta es muy distinta según rango etario. Por debajo de los 50 años, va desde el 0,05% al 0,43%, elevándose hasta el 25,9% para personas mayores de 80 años*.

Ahora bien, incluso teniendo en cuenta este dato, todavía hay que conocer cuál es la probabilidad de que una persona menor de 50 años se contagie de Covid. Si tomamos el promedio de la tasa de positividad como un proxy de este número, entonces tenemos que ésta es 25%**, con lo que la probabilidad de tener menos de 50 años y morir de Covid va desde 0,0125% a 0,1%.

Es decir, la probabilidad de no morir de Covid-19 es entre 99,90% y 99,9875% si sos de Buenos Aires y tenés menos de 50 años.

Para personas mayores esta situación empeora un poco, es evidente.

¿Y si el sistema de salud colapsa? En dicho caso, las probabilidades serán algo menores, pero en los primeros 20 países en materia de muertes por Covid (grupo en el cual se encuentra Argentina) el rango va desde 1700 muertos por millón en España a 3000 en Hungría***. Es decir que por cada millón de habitantes, en los peores países del mundo, al nuevo coronavirus lo sobrevivieron entre 997.000 y 998.300.

Ahora para evitar que esta enfermedad se propague,los gobiernos del mundo decretaron durísimas cuarentenas, que dejaron a millones sin empleo, deterioraron la salud mental de otros tantos, y aumentaron la pobreza en todos lados. Eso sí: supermercados y farmacias quedaron abiertos, porque para vivir es suficiente tener “lo esencial”.

¿Fue razonable?

Recapitulando, entonces: vivir implica riesgos, vivir en pandemia aumenta en algo estos riesgos y si el sistema de salud está colapsado, entonces el riesgo de morir será marginalmente mayor.

Pero la pregunta relevante, de nuevo, es si el gobierno va a dejarnos vivir como adultos, tomando decisiones soberanas; o si, con el mantra de cuidarnos, nos va a transformar en el canario que tiene comida y agua, pero su vida es un lamento puesto que vive en una jaula. 

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*  Los datos surgen de la página oficial, disponible aquí: https://www.buenosaires.gob.ar/coronavirus/noticias/actualizacion-de-los-casos-de-coronavirus-en-la-ciudad-buenos-aires

** Tomada de aquí: https://twitter.com/pipstoch/status/1404893460742746115

***  Los datos son del 16 de junio de 2020, y pueden consultarse en este sitio: https://www.statista.com/statistics/1104709/coronavirus-deaths-worldwide-per-million-inhabitants/. Dejamos afuera a Perú por una extraña suma de muertos no declarados, lo que llevó su número a 5.000, triplicándose en un solo día.

Iván Carrino es Licenciado en Administración por la Universidad de Buenos Aires y Máster en Economía de la Escuela Austriaca por la Universidad Rey Juan Carlos de Madrid. Es editor de El Diario del Lunes, el informe económico de Inversor Global. Además, es profesor asistente de Comercio Internacional en el Instituto Universitario ESEADE y de Economía en la Universidad de Belgrano. Es Sub Director de la Maestría en Economía y Ciencias Políticas de ESEADE. Sigue a @ivancarrino

Alberto Benegas Lynch (h) y Carlos Rodriguez Braun – «Desafíos liberales»

Alberto Benegas Lynch (h) es Dr. en Economía y Dr. en Ciencias de Dirección. Académico de la Academia Nacional de Ciencias Económicas, fue profesor y primer rector de ESEADE durante 23 años y luego de su renuncia fue distinguido por las nuevas autoridades Profesor Emérito y Doctor Honoris Causa. Es miembro del Comité Científico de Procesos de Mercado, Revista Europea de Economía Política (Madrid). Es Presidente de la Sección Ciencias Económicas de la Academia Nacional de Ciencias de Buenos Aires, miembro del Instituto de Metodología de las Ciencias Sociales de la Academia Nacional de Ciencias Morales y Políticas, miembro del Consejo Consultivo del Institute of Economic Affairs de Londres, Académico Asociado de Cato Institute en Washington DC, miembro del Consejo Académico del Ludwig von Mises Institute en Auburn, miembro del Comité de Honor de la Fundación Bases de Rosario. Es Profesor Honorario de la Universidad del Aconcagua en Mendoza y de la Universidad Peruana de Ciencias Aplicadas en Lima, Presidente del Consejo Académico de la Fundación Libertad y Progreso y miembro del Consejo Asesor de la revista Advances in Austrian Economics de New York. Asimismo, es miembro de los Consejos Consultivos de la Fundación Federalismo y Libertad de Tucumán, del Club de la Libertad en Corrientes y de la Fundación Libre de Córdoba. Difunde sus ideas en Twitter: @ABENEGASLYNCH_h

Carlos Rodríguez Braun es Catedrático de Historia del Pensamiento Económico en la Universidad Complutense de Madrid y miembro del Consejo Consultivo de ESEADE.

MI RECUERDO DE BORGES

Por Alberto Benegas Lynch (h) Publicado el 12/6/2en: https://www.libertadyprogreso.org/2019/08/28/mi-recuerdos-de-borges/

Cuando era rector de la Escuela Superior de Economía y Administración (ESEADE) los alumnos me pidieron tenerlo a Borges entre los invitados. Intenté el cometido por varios caminos indirectos sin éxito, incluso almorcé en su momento con mi pariente Adolfo Bioy Casares con quien en aquel entonces éramos miembros de la Comisión de Cultura del Jockey Club de Buenos Aires, pero me dijo que “Georgie se está poniendo muy difícil de modo que prefiero no intervenir en este asunto”. Finalmente decidí llamarla por teléfono a la famosa Fanny (Epifanía Uveda de Robledo) quien actuaba como ama de llaves en la casa de Borges desde hacía más de un cuarto de siglo. Ella me facilitó todo para que Borges fuera a hablar a ESEADE y arregló los honorarios conmigo. La velada fue muy estimulante y repleta de ironías y ocurrencias típicamente borgeanas todo lo cual se encuentra en la filmación de ese día en los archivos de esa casa de estudios, acto al que también nos acompañó por unos instantes Adolfito antes de ir a la regular sesión de masajes para aliviar su dolor de espalda. Cuando nos dirigíamos al aula Borges me preguntó “¿Dónde estamos Benegas Lynch?” y cuando le informé que en el ascensor me dijo “¿por qué ascensor y no descensor?”. Cuando lo dejé en su departamento en la calle Maipú me invitó a pasar y nos quedamos conversando un buen rato atendidos por Fanny que nos sirvió una taza de té que al rato repitió con la mejor buena voluntad. Hablamos de los esfuerzos para difundir las ideas liberales y las dificultades para lograr los objetivos de la necesaria comprensión de la sociedad abierta. Se interesó por la marcha de mis cátedras y especialmente por la reacción de los estudiantes. Volvió a sacar el intrincado tema del arte objetivo o subjetivo que habíamos tocado en el automóvil cuando lo buscamos con María, mi mujer, ocasión en la que al intercalar la relación entre el arte y la religión señaló que la referencia religiosa más sublime que había escuchado era que “el sol es la sombra de Dios”. Sé que María Kodama ha tenido serias desavenencias con Fanny (y con algunos allegados y allegadas a Borges) pero no quiero entrar en esos temas, sólo subrayo que con María tenemos una muy buena relación y ella me invitó a exponer en el primer homenaje a Borges que le rindió la Fundación que lleva su nombre junto al sustancioso y extrovertido español José María Álvarez y a otros escritores. Mi tema fue “Spencer y el poder: una preocupación borgeana” lo cual fue muy publicitado en los medios argentinos (a veces anunciado equivocadamente como Spenser, por Edmund, el poeta del siglo xvi, en lugar de aludir a Herbert Spencer el filósofo decimonónico anti-estatista por excelencia). Con Maria Kodama nos hemos reunido en muy diversas oportunidades solos y con amigos comunes pero siempre con resultados muy gratificantes.Son muchas las cosas de Borges que me atraen. Sus elucubraciones en torno a silogismos dilemáticos me fascinan, por ejemplo, aquel examen de un candidato a mago que se le pide que adivine si será aprobado y a partir de allí como el consiguiente embrollo que se desata no tiene solución. Por ejemplo, su cita de Josiah Royce sobre la imposibilidad de construir un mapa completo de Inglaterra ya que debe incluir a quien lo fabrica con su mapa y así sucesivamente al infinito. Por ejemplo, la contradicción de quienes haciendo alarde de bondad sostienen que renuncian a todo, lo cual incluye la renuncia a renunciar que significa que en verdad no renuncian a nada.He recurrido muchas veces a Borges para ilustrar la falacia adhominem, es decir quien pretende argumentar aludiendo a una característica personal de su contendiente en lugar de contestar el razonamiento. En este sentido, Borges cuenta en “Arte de injuriar” que “A un caballero, en una discusión teleológica o literaria, le arrojaron en la cara un vaso de vino. El agredido no se inmutó y dijo al ofensor: ésto señor, es una digresión; espero su argumento” y la importancia de saber conversar a la que alude Borges quien ilustra la idea con la actitud hospitalaria y receptiva de Macedonio Fernández que siempre terminaba sus consideraciones “con puntos suspensivos para que retome el contertulio”, a diferencia de Leopoldo Lugones que “era asertivo, terminaba las frases con un punto y aparte; para seguir hablando con él había que cambiar el tema”.Siempre me ha parecido magnífico el modo en que Borges comienza “La biblioteca de Babel”: “El universo (que otros llaman la biblioteca)…”. Una afirmación que encierra el secreto de toda biblioteca bien formada que representa un fragmento de la cultura universal, una porción de los amigos del conocimiento, un segmento de los alimentos más preciados del alma.
A mis alumnos les he citado frecuentemente el cuento borgeano de “Funes el memorioso” para destacar la devastadora costumbre de estudiar de memoria y la incapacidad de conceptualizar y de relacionar ideas. Recordemos que Funes, con su memoria colosal después del accidente, no entendía porque se le decía perro tanto a un can de frente a las cuatro de la tarde como a ese animal a las tres y de perfil.Es casi infinito el jugo que puede sacarse de los cuentos de Borges (un periodista distraído una vez le preguntó cuál era la mejor novela que publicó, a lo que el escritor naturalmente respondió: “nunca escribí una novela”). Las anécdotas son múltiples: en una ocasión, al morir su madre, una persona, en el velorio, exclamó que había sido una lástima que no hubiera llegado a los cien años que estuvo cerca de cumplir, a lo que Borges respondió “se nota señora que usted es una gran partidaria del sistema decimal”. Con motivo del fútbol en una ocasión se preguntó en voz alta la razón por la que ventidós jugadores se peleaban por una pelota: “sería mejor que le dieran una a cada uno”. Un joven se le acercó en la calle y con gran euforia le entrega un libro de producción propia y Borges le pregunta por el título a lo que el peatón responde Con la patria adentro, entonces el escritor que siempre rechazó toda manifestación de patrioterismo exclamó “¡qué incomodidad amigo, qué incomodidad!”. En otra ocasión se arrima una joven entusiasta que afirma casi a los alaridos “Maestro, usted será inmortal” a lo que Borges respondió “no hay porque ser tan pesimista hija” y cuando Galtieri era presidente argentino le dijo que una de sus mayores ambiciones era parecerse a Perón: Borges (seguramente conteniendo sus primeros impulsos) replicó lo más educadamente que pudo, “es imposible imponerse una aspiración más modesta”. Poco antes, en esa misma época militar, se convocó a una reunión de “la cultura” a la que lo habían invitado reiteradamente por varios canales y a la salida los periodistas le consultaron sobre el cónclave a lo que Borges contestó con parquedad y con un indisimulado tono descalificador: “no conocía a nadie”. A poco de finiquitada la inaudita guerra de las Malvinas, Borges publicó un conmovedor poema donde tiene lugar un diálogo entre un soldado inglés y uno argentino que pone de manifiesto la insensatez de aquella guerra iniciada por Galtieri al invadir las mencionadas islas (tantas personas perdieron el juicio en esa guerra que un miembro de la Academia Nacional de Ciencias Económicas de Argentina sugirió se lo expulsara al premio Nobel en Economía F. A. Hayek como miembro correspondiente de la corporación debido a que declaró con gran prudencia y ponderación que “si todos los gobiernos invaden territorios que estiman les pertenecen, el globo terráqueo se convertirá en un incendio mayor del que ya es”…afortunadamente aquella absurda e insólita moción no prosperó).
Borges tenía una especial aversión por todas las manifestaciones de los abusos del poder político por eso, en el caso argentino, sostuvo en reiteradas ocasiones (reproducido en El diccionario de Borges compilado por Carlos R. Storni): “Pienso en Perón con horror, como pienso en Rosas con horror” y por eso escribió en “Nuestro pobre individualismo” que “El más urgente de los problemas de nuestra época (ya denunciado con profética lucidez por el casi olvidado Spencer) es la gradual intromisión del Estado en los actos del individuo” y en el mismo ensayo concluye que “el Estado es una inconcebible abstracción”. Pronostica Borges (lo cual queda consignado en el antedicho diccionario) que “Vendrán otros tiempos en que seremos ciudadanos del mundo como decían los estoicos y desaparecerán las fronteras como algo absurdo” y en “Utopía de un hombre que estaba cansado” se pregunta y responde “¿Qué sucedió con los gobiernos? Según la tradición fueron cayendo gradualmente en desuso. Llamaban a elecciones, declaraban guerras, imponían tarifas, confiscaban fortunas, ordenaban arrestos y pretendían imponer censura y nadie en el planeta los acataba. La prensa dejó de publicar sus colaboraciones y efigies. Los políticos tuvieron que buscar oficios honestos; algunos fueron buenos cómicos o buenos curanderos. La realidad sin duda habrá sido más compleja que este resumen”.Borges nos arranca la angustia del absurdo perfeccionismo al intentar la administración de la pluma en el oficio de escribir cuando al citarlo a Alfonso Reyes dice que “como no hay texto perfecto, si no publicamos nos pasaríamos la vida corrigiendo borradores” ya que un texto terminado “es fruto del mero cansancio o de la religión”.Y para los figurones siempre vacíos que buscan afanosamente la foto, escribió Borges en El hacedor“Ya se había adiestrado en el hábito de simular que era alguien para que no se descubriera su condición de nadie” y también, en otro tramo de esa colección, subrayaba la trascendencia de la teoría al sostener que “La práctica deficiente importa menos que la sana teoría”. Se solía mofar de la xenofobia y los nacionalismos, así definió al germanófilo en la segunda guerra, no aquel que había abordado a Kant ni había estudiado a Hoelderin o a Schopenhauer sino quien simplemente  era “anglófobo” que “ignora con perfección a Alemania, pero se resigna al entusiasmo por un país que combate a Inglaterra” y, para colmo de males, era antisemita. En el ensayo anteriormente mencionado sobre el individualismo enfatiza que “el nacionalismo quiere embelesarnos con la visión de un Estado infinitamente molesto”.Sus muy conocidos símbolos revelan distintas facetas del mundo interior. Los laberintos ponen de manifiesto el importante sentido de la perplejidad y el asombro como condición necesaria para el conocimiento y el sentido indispensable de humildad frente a la propia ignorancia. Los espejos -cuando se mira en profundidad la propia imagen- “atenúa nuestra vanidad” y, simultáneamente permite ver que “somos el mismo y somos otros” en el contexto de las variaciones que operan en el yo a través del tiempo. Los sueños como anhelos y como fantasía. La manía borgeana por los tiempos circulares si se partiera de la premisa que todo es materia y el universo finito, lo cual conduce a permutaciones repetitivas (noción que, entre otros textos, la adopta en “La biblioteca total”, en conformidad con una conjetura que comenta Lewis Carroll dado “el número limitado de palabras que comprende un idioma, lo es asimismo el de sus combinaciones posibles o sea el de los libros”). Y, por último, el color amarillo del tigre como su primer recuerdo “no físicamente, sino emocionalmente” que se une al color que frecuentemente veía en su ceguera.Ante todo, Borges se caracterizó por su independencia de criterio y su coraje para navegar contra la corriente  de la opinión dominante y detestaba “al hombre ladino que anhela estar de parte de los que vencen” tal como escribió en la antes menciona nota sobre los germanófilos…“a un caballero solo le interesan las causas perdidas” recordó con humor nuestro personaje en el reportaje conducido por Fernando Sorrentino. En el prólogo a unas pocas de las obras de Giovanni Papini (otro cuentista y ensayista extraordinario con una prodigiosa imaginación) dice Borges: “no se si soy un buen escritor; creo ser un excelente lector o, en todo caso, un sensible y agradecido lector”. Edwin Williamson, Victoria Ocampo, Rodríguez Monegal, Norman Thomas di Giovanni, María Esther Vázquez, Alicia Jurado y tantísimos otros han escrito sobre Borges y otros tantos lo han entrevistado (apunto al margen que le dijo a Osvaldo Ferrari que “cuando uno llega a los ochenta y cuatro años uno ya es, de algún modo, póstumo”) y una cantidad notable de tesis doctorales producidas en todos los rincones del orbe sobre este firme patrocinador del cosmopolitismo. De cualquier manera, no por reiterado es menos cierto y necesario decir que este autor constituye una invitación portentosa y renovada a la pregunta y al cuestionamiento creador.

Alberto Benegas Lynch (h) es Dr. en Economía y Dr. en Ciencias de Dirección. Académico de la Academia Nacional de Ciencias Económicas, fue profesor y primer rector de ESEADE durante 23 años y luego de su renuncia fue distinguido por las nuevas autoridades Profesor Emérito y Doctor Honoris Causa. Es miembro del Comité Científico de Procesos de Mercado, Revista Europea de Economía Política (Madrid). Es Presidente de la Sección Ciencias Económicas de la Academia Nacional de Ciencias de Buenos Aires, miembro del Instituto de Metodología de las Ciencias Sociales de la Academia Nacional de Ciencias Morales y Políticas, miembro del Consejo Consultivo del Institute of Economic Affairs de Londres, Académico Asociado de Cato Institute en Washington DC, miembro del Consejo Académico del Ludwig von Mises Institute en Auburn, miembro del Comité de Honor de la Fundación Bases de Rosario. Es Profesor Honorario de la Universidad del Aconcagua en Mendoza y de la Universidad Peruana de Ciencias Aplicadas en Lima, Presidente del Consejo Académico de la Fundación Libertad y Progreso y miembro del Consejo Asesor de la revista Advances in Austrian Economics de New York. Asimismo, es miembro de los Consejos Consultivos de la Fundación Federalismo y Libertad de Tucumán, del Club de la Libertad en Corrientes y de la Fundación Libre de Córdoba. Difunde sus ideas en Twitter: @ABENEGASLYNCH_h

Scruton y la izquierda

Por Carlos Rodriguez Braun: Publicado el 13/6/21 en: https://www.elcato.org/scruton-y-la-izquierda

Carlos Rodríguez Braun reseña la nueva edición del libro del pensador británico Roger Scruton, “Pensadores de la nueva izquierda”.

El pensador británico Roger Scruton, que murió el año pasado, llamaba a los ideólogos del progresismo por su nombre: “Tontos, fraudes y agitadores”. Tal el título de uno de sus últimos libros, de 2015, que en la traducción española de Rialp fue púdicamente sustituido por su subtítulo: “Pensadores de la nueva izquierda”. Se trata de una muy valiosa revisión y actualización de “Thinkers of the New Left”, publicado en 1985. Scruton realiza un esfuerzo ímprobo de análisis crítico de los popes antiliberales, idolatrados en el mundo político, académico, cultural y periodístico, y con apreciables vacíos teóricos y empíricos, rara vez señalados. Destaca a un solo economista, John Kenneth Galbraith, considerado un sabio sin tacha por todo el mundo (bueno, casi: puede verse “Disentimiento sobre Galbraith” aquí).

Pero Galbraith al menos escribía bien, lo que no se puede decir de todas las demás figuras que desfilan en este volumen: Habermas, Althusser, Lacan, Said, Badiou, Zizek, Sartre, Foucault, Gramsci, Deleuze, Dworkin, Thompson, Hobsbawm y otros.

Roger Scruton detecta hilos comunes, como, precisamente, la oscuridad de muchas de estas supuestas lumbreras: “se pueden plantear mil preguntas y, aunque no tienen respuesta, esto solo incrementa la sensación de su relevancia y profundidad…cabe interpretar la oscuridad como la prueba de una profundidad y originalidad tan grandes que no pueden ser abarcadas mediante un lenguaje normal”.

Otra norma es la insistencia en la utopía maravillosa que nos espera si superamos los obstáculos al progreso: propiedad privadamercado, capitalismotradicionesreligión y moral. Scruton pone el dedo en la terrible llaga que estos pensadores eluden: el horror que la izquierda perpetró en el mundo cuando terminó con esos obstáculos.

Pero la nueva izquierda se niega a reconocer dichos desastres, porque ha invertido la carga de la prueba: no es ella la que tiene que responder, porque los que quieren cambiar el mundo son intelectual y moralmente superiores a los que cuestionan sus idílicos proyectos.

Ningún progresista defiende los campos de concentración. Pero este libro desnuda su falaz argumentación, su negación de la naturaleza humana, su relativismo moral, su mentirosa tolerancia, su odio a la libertad individual, su falso dios igualitario, y su terrible mentalidad colectivista. Y concluye con acierto: “Este esquema mental lleva al Gulag con la misma lógica que la ideología nazi de la raza lleva a Auschwitz”.

Carlos Rodríguez Braun es Catedrático de Historia del Pensamiento Económico en la Universidad Complutense de Madrid y miembro del Consejo Consultivo de ESEADE. Difunde sus ideas como @rodriguezbraun