REFLEXIONES PARA UNA IGLESIA CATÓLICA PROFUNDAMENTE DIVIDIDA


Por Gabriel J. Zanotti. Publicado el 5/12/23 en:
https://gzanotti.blogspot.com/2023/12/reflexiones-para-una-iglesia-catolica.html

Las recientes medidas de Francisco contra Mons. Burke tendrán el obvio efecto de profundizar la grieta entre el actual pontificado y el Catolicismo conservador norteamericano.

Pero lo mismo sucedió con las medidas de JPII contra los obispos que estaban en la teología marxista de la liberación. No los convenció de nada, sólo los dejó murmurando bajo y con odio para luego vengarse, como lo hicieron con su sucesor Benedicto XVI, para ellos más odioso aún que JPII. 

Me imgino que si Francisco muriera y eligieran (que no creo) a un norteamericano conservador como Pontífice, sucedería lo mismo. Vendría la venganza del otro lado.

Y así sucesivamente, con un corsi e ricorsi casi ridículo donde la Iglesia Católica seguirá dividida en facciones, aunque sin cisma oficial, cada una con su propia liturgia, magisterio y doctrina. 

¿Tiene solución esto?

Si, claro, por la indefectibilidad de la Iglesia, pero humanamente no la vemos. 

El Magisterio ha dejado de tener autoridad en los católicos. Ya hemos comentado por qué, en cierta medida, (https://institutoacton.org/2016/04/12/la-devaluacion-del-magisterio-pontificio-gabriel-zanotti/ ) pero el problema comenzó con Pío IX, cuando en pleno debate por la infalibilidad, dijo «la tradición soy yo». Si nos pudiéramos enterar de los pensamientos secretos de muchos obispos, en ese tiempo, ante semejante cosa, nos llevaríamos buenas sorpresas. Pero como los pontífices hablan y hablan en temas opinables, no sólo en temas sociales, sino en cuestiones que hoy, retrospectivamente, son cuestiones libres entre teólogos (caso Rosmini, caso Henri De Lubac), en las cuales el tiempo los ha desautorizado, ¿con qué autoridad hoy un pontífice dice que no a ciertas cosas cuando los que las sostienen pensarán que el futuro es de ellos?

Los partidarios de los cambios en materia de moral sexual remiten a otros cambios que ya hubo, pero no es el mismo caso. Claro que hubo cambios en temas como la tasa de interés, las relaciones entre Iglesia y estado, la guerra y diversas cuestiones sociales, temas todos harto opinables, pero en materia de moral sexual, que tienen que ver con los preceptos primarios de la Ley Natural, todo lo que hubo en 2000 años han sido cambios en la pastoral, pero no en la doctrina. Lo mismo con respecto a las NO excepciones en mandamientos morales negativos, porque se trata de la permanencia de los 10 mandamientos. 

Por ende esta situación cismática de hecho no me conduce a un escepticismo de derecho. El magisterio de JPII y de Benedicto XVI en materia de dogma y costumbres ha remitido siempre a la doctrina bi-milenaria de la Iglesia e incluso Benedicto XVI llamó a interpretar al Vaticano II desde una hermenéutica de la continuidad, aunque admitiendo reformas en temas contingentes que, por el referido problema en cierto magisterio, los lefevbrianos ven como esenciales. 

El asunto es, sin embargo, que un futuro Papa que sea ortodoxo, o sea católico en materia doctrinal, deberá saber que no podrá, de hecho, recurrir a su autoridad pontificia para «imponer» la sana doctrina. No lo obedecerán en absoluto. Deberá recurrir al diálogo, a conversaciones directas NO disciplinarias. Tendrá que cumplir, por supuesto, con su función magisterial, sobre todo para proteger la fe de los más sencillos, pero con los demás deberá recurrir a peticiones, exhortaciones, almuerzos, cenas, pero los «mandatos» serán inútiles. Deberá nombrar, sí, a obispos y cardenales buenos, pero será inútil que intente echar a los que piensen diferente y cuenten con el apoyo de su feligresía. Tendrá que tener cierta autoridad moral para poder hablar con ellos sin imponer. 

Dificil, porque habitualmente los más dialogantes son más elásticos en materia doctrinal y al revés. Pero será necesario. Lo digo de vuelta: quiera la Providencia que un nuevo Santo Domingo sea pontífice.

 Más que una opinión, es una oración. 

Gabriel J. Zanotti es Profesor y Licenciado en Filosofía por la Universidad del Norte Santo Tomás de Aquino (UNSTA), Doctor en Filosofía, Universidad Católica Argentina (UCA). Es Profesor en las Universidades Austral y Cema. Director Académico del Instituto Acton Argentina. Profesor visitante de la Universidad Francisco Marroquín de Guatemala. Publica como @gabrielmises

Complementos clave: lo académico y lo político

Por Alberto Benegas Lynch (h). Publicado el 9/12/23 en: https://www.infobae.com/opinion/2023/12/09/complementos-clave-lo-academico-y-lo-politico/

Si se desea alentar el progreso de una sociedad, debe enfatizarse la importancia del trabajo teórico y el idealismo. Esa es la gran faena de los intelectuales: correr el eje del debate de los políticos vía la previa influencia en la opinión pública

Wilhelm Röpke

Este es un tema de gran relevancia pero no siempre es bien comprendido. Todo nace en la mente de alguien, un emprendedor, un visionario, luego se debate en pequeños cenáculos, más adelante como si fuera una piedra tirada en un estanque se van generando círculos concéntricos que se van ampliando lo cual toca audiencias cada vez más amplias hasta que se aplica la idea de modo generalizado. Este proceso se repite en todas las invenciones y creaciones que son el origen de todo lo que nos rodea: la luz eléctrica, los medicamentos, la agricultura, la computación, los transportes, la comunicación, la medicina, la economía, el derecho y la ciencia en general. Es del caso reiterar el célebre dictum de John Stuart Mill en el sentido de que “todas las buenas ideas pasan por tres etapas, la ridiculización, la discusión y la adopción”.

En esta línea argumental hay quienes se consideran “prácticos” y subestiman la teoría sin percatarse que ellos mismos son free-riders de los teóricos que le permiten su practicidad: desde que se levantan hasta que se acuestan están en deuda con las teorías que le permiten recurrir a la heladera, la telefonía, la refrigeración, la vestimenta, el automóvil, vivir en democracia etc etc.

La academia es la productora de ideas que en el proceso antes mencionado se va abriendo paso en la opinión pública lo cual interesa especialmente al político al efecto de recolectar votos. Un político que se dirige a un público hispanoparlante no puede hablar en chino si quiere llegar con su mensaje. Del mismo modo no puede sugerir ideas que su audiencia no comprende de qué se trata, el recorrido desde la academia es inexorable.

Se machaca con razón que “una cosa es la academia y otra la política”. Efectivamente son dos planos bien distintos, en uno se expone y explica la idea y en el otro se la usa para conseguir apoyo electoral. Cuando irrumpe alguien en la política que ha estado en la academia debe agradecerse a sí mismo por haber abierto compuertas.

Desde la perspectiva de la tradición de pensamiento liberal, también la acción política presenta propuestas que son digeribles a la situación por la que atraviesa la opinión pública, lo cual no implica para nada ceder en valores básicos. Se trata de contemplar otras incomprensiones que obligan a acordar. Es decir, las metas clave se mantienen intactas pero hay aspectos que pueden intentarse al máximo pero es comprensible que finalmente se presenten recortados vía negociaciones que si bien tienen un límite son necesarias en este plano. Esto va para todos los programas: se intentan al cien por cien pero finalmente se logra lo que resulta posible dado el estado de comprensión de los distintos fenómenos, se intenta lo óptimo y se ejecuta lo posible, lo cual es naturalmente también aplicable a las relaciones internacionales: hay estados que alientan el totalitarismo pero que se suelen tratar con diplomacia -no con todos- al efecto de facilitar vínculos entre las respectivas poblaciones en cuanto al comercio, el cultivo de las religiones o militancia estatista con apariencia de religión, situaciones que no desconocen el respectivo peligro ni las influencias posibles de lo que va a contramano del respeto recíproco inherente a la sociedad libre. En todo caso lo decisivo en la gestión liberal es mantener el rumbo y lograr un buen balance neto de los resultados, sobre todo cuando hay que desarmar mucho estropicio de gobiernos anteriores a lo que se agregan agresiones de diverso calibre.

Es del caso recordar lo dicho por Albert Einstein en cuanto a que “todos somos ignorantes, solo que en temas distintos”. En ese sentido, igual que con todas las cosas de la vida, cada cual tiene vocaciones, talentos e inclinaciones diferentes. En mi caso particular, no me atrae para nada la política ni me considero capacitado para ello, del mismo modo que hay políticos del todo incompetentes para el mundo intelectual. También irrumpen de vez en cuando en la escena política personajes entrenados y preparados en la academia pero se ven circunstancialmente encajados en el mundo político y en algunos pocos casos lo hacen con maestría en distintos cargos y ramas de gobierno como ha sido el caso de Jacques Rueff en Francia, Ludwig Erhard en Alemania, Vaclav Havel en la República Checa, Ron Paul en Estados Unidos y ahora el mundo con grandes esperanzas tiene puestos los ojos en Javier Milei para evaluar su gobierno.

En otros términos, en el contexto republicano la academia y la política se necesitan recíprocamente, en un plano se conciben las ideas y en otro se llevan a la práctica. Todos los grandes intelectuales han destacado este rol fundamental de uno y otro campo, por ejemplo, entre muchos otros. lo ha subrayado Wilhelm Röpke. La diferencia de los dos planos en modo alguno significa que el académico deba aflojar y renunciar a su misión trascendental, por el contrario siempre debe subir la vara y apuntar alto.

Como queda expresado, los llamados prácticos no son más que aquellos que se suben a la cresta de la ola ya formada por quienes previa y trabajosamente la concibieron. Los que se burlan de los teóricos no parecen percatarse que en todo lo que hacen son deudores de ellos, pero al no ser capaces de crear nada nuevo se regodean en sus practicidades. Todo progreso implica correr el eje del debate, es decir, de imaginar y diseñar lo nuevo al efecto de ascender un paso en la dirección del mejoramiento. Al práctico le corren el piso los teóricos sin que aquel sea para nada responsable de ese corrimiento.

El premio Nobel Friedrich Hayek ha escrito que “Aquellos que se preocupan exclusivamente con lo que aparece como práctico dada la existente opinión pública del momento, constantemente han visto que incluso esa situación se ha convertido en políticamente imposible como resultado de un cambio en la opinión pública que ellos no han hecho nada por guiar.” La práctica será posible en una u otra dirección según sean las características de los teóricos que mueven el debate. En esta instancia del proceso de evolución cultural, los políticos recurren a cierto tipo de discurso según estiman que la gente lo digerirá y aceptará. Pero la comprensión de tal o cual idea depende de lo que previamente se concibió en el mundo intelectual y su capacidad de influir en la opinión pública ordenada y gradualmente a través de sucesivos círculos concéntricos y efectos multiplicadores desde los cenáculos hasta los medios masivos de comunicación.

En todos los órdenes de la vida, los prácticos se aprovechan de los teóricos. Esta afirmación en absoluto debe tomarse peyorativamente puesto que todos usufructuamos de la creación de los teóricos. La inmensa mayoría de las cosas que usamos las debemos al ingenio de otros, incluso prácticamente nada de lo que usufructuamos lo entendemos ni lo podemos explicar. Por esto es que el empresario no es el indicado para defender el sistema de libre empresa porque, como tal, no se ha adentrado en la filosofía liberal ya que su habilidad estriba en realizar buenos arbitrajes (y, en general, si se lo deja, se alía con el poder para aplastar el sistema), el banquero no conoce el significado del dinero, el comerciante no puede fundamentar las bases del comercio, quienes compran y venden diariamente no saben acerca del rol de los precios, el telefonista no puede construir un teléfono, el especialista en marketing suele ignorar los fundamentos de los procesos de mercado, el piloto de avión no es capaz de fabricar una aeronave, los que pagan impuestos (y mucho menos los que recaudan) no registran las implicancias de la política fiscal, el ama de casa no conoce el mecanismo interno del microondas ni de la heladera y así sucesivamente. Tampoco es necesario que esos operadores conozcan aquello, en eso consiste la división del trabajo y la consiguiente cooperación social. Es necesario sí que cada uno sepa que los derechos de propiedad deben respetarse para cuya comprensión deben aportar tiempo, recursos o ambas cosas si desean seguir en paz con su practicidad y para que el teórico pueda continuar en un clima de libertad con sus tareas creativas y así ensanchar el campo de actividad del político o en general del práctico.

Si se desea alentar el progreso debe enfatizarse la importancia del trabajo teórico y el idealismo, y no circunscribirse al ejercicio de practicar lo que ya es del dominio público. Por ello resulta tan estimulante el comentario de George Bernard Shaw cuando escribe que “Algunas personas piensan las cosas como son y se preguntan: ¿por qué? Yo sueño cosas que no son y me pregunto: ¿por qué no?”.

En política se suele decir que no resulta posible aplicar lo que aun no se ha entendido, por ende debe conformarse con una dosis menor de lo que resulta mejor lo cual para nada significa bajar el standard de lo que se estima es óptimo solo que resta tiempo para “educar al soberano”. Esa es la gran faena de los intelectuales: correr el eje del debate de los políticos vía la previa influencia en la opinión pública.

En este contexto resulta de gran interés subrayar la capacidad y unicidad de cada persona al efecto de desarrollar sus potencialidades en busca del bien y así contribuir a la formación de teorías adecuadas para ponerlas en práctica. Lo extraordinario del ser humano es que cada uno es único e irrepetible en el cosmos.

Entonces, aquellas condiciones únicas, aquellos talentos, vocaciones y potencialidades que son característica exclusiva de cada uno, deben desarrollarse para ser esa persona especial que cada uno es. En la medida en que el hombre renuncia al cultivo de sus condiciones particulares en dirección a la excelencia para asimilarse a lo que piensan, dicen y hacen otros, está, de hecho, abdicando de su condición natural para convertirse en una impostura humana. El hombre masificado es, en definitiva, un aglomerado sin perfil propio, es un conjunto amorfo e indistinguible del grupo.

Esta renuncia a ser propiamente humano, esta falsificación de nuestra naturaleza, esta grosera adulteración de la única especie conocida que posee el atributo de ser libre, conduce por lo menos a tres efectos que colocan al hombre en el subsuelo más sórdido y lastimoso que pueda concebirse. En primer lugar, se pierde a sí mismo y, por ende, no saca partida de sus potencialidades en busca del bien y, de este modo, amputa sus posibilidades de crecimiento y realización personal. En segundo término, priva a sus semejantes de disfrutar de aportes y contribuciones que reducen el espacio para la cooperación social recíproca. Y, por último, al fundirse en el conjunto, estos sujetos se embarcan en andariveles que conducen a la búsqueda del común denominador: a lo más bajo y embrutecedor, a las frases hechas, al acecho de enemigos, a la envidia y el resentimiento para con lo mejor, a la ausencia de razonamientos, a los cánticos agresivos, en suma, a la barbarie que siempre capitalizan los megalómanos sedientos de poder, todo lo cual, de más está decir, constituye un peligro manifiesto para la privacidad de quienes conservan un sentido de autorespeto y dignidad.

En La psicología de las multitudes, Le Bon escribe que “en las muchedumbres lo que se acumula no es el talento sino la estupidez”. Cuando mencionamos a Ortega en esta nota, naturalmente teníamos en mente La rebelión de las masas, pero, a nuestro juicio, los mejores escritos de este filósofo se encuentran recopilados en El hombre y la gente. Allí dice que “La gente es nadie […] Hoy se diviniza lo colectivo […] la sociedad, tiende cada vez más a aplastar al individuo, y el día que pase esto habrá matado la gallina de los huevos de oro”.

Desde la más tierna infancia, muchas son las personas que reciben un insistente adoctrinamiento para huir de la idea de ser distinto y se inculca hasta el tuétano la necesidad de parecerse al otro. Se crea así un complejo que aleja las posibilidades de sobresalir y se crea un acostumbramiento a mantenerse a toda costa en la media.

En gran medida nos encontramos con que hay la obsesión por aparecer “ajustado” a las conductas y pensamientos de los demás, por tanto, a convertirse en un hombre impostado que, a fuerza de imposturas, se transforma en los demás. Esa es la raíz de las crisis existenciales: la pérdida de identidad. John Dos Passos -uno de los novelistas estadounidenses más destacados del siglo veinte- sugiere que se “consulte hoy a cualquier sociólogo sobre el significado de la felicidad en el contexto social y seguramente responderá que significa ser ajustado”. La felicidad ya no sería la plena realización, sino la uniformidad con los otros y en dejarse arrastrar y devorar por el grupo en caída libre a un bulto inidentificable, antihumano y degradado. El hombre así se convierte en una caricatura grotesca, como decimos, en una lamentable impostura que amputa la posibilidad de explorar otras teorías.

En este cuadro de situación resulta de inmensa relevancia prestar debida atención a lo estipulado por Peter Drucker: “Nada hay más práctico que una buena teoría”. De más está decir que si la teoría es equivocada los resultados serán malos, de lo que se trata es de debatir ideas en la comprensión que el conocimiento no es un puerto sino una permanente navegación en la que sus tripulantes están siempre atentos a nuevos paradigmas.

Alberto Benegas Lynch (h) es Dr. en Economía y Dr. en Ciencias de Dirección. Académico de la Academia Nacional de Ciencias Económicas, fue profesor y primer rector de ESEADE durante 23 años y luego de su renuncia fue distinguido por las nuevas autoridades Profesor Emérito y Doctor Honoris Causa. Es miembro del Comité Científico de Procesos de Mercado, Revista Europea de Economía Política (Madrid). Es Presidente de la Sección Ciencias Económicas de la Academia Nacional de Ciencias de Buenos Aires, miembro del Instituto de Metodología de las Ciencias Sociales de la Academia Nacional de Ciencias Morales y Políticas, miembro del Consejo Consultivo del Institute of Economic Affairs de Londres, Académico Asociado de Cato Institute en Washington DC, miembro del Consejo Académico del Ludwig von Mises Institute en Auburn, miembro del Comité de Honor de la Fundación Bases de Rosario. Es Profesor Honorario de la Universidad del Aconcagua en Mendoza y de la Universidad Peruana de Ciencias Aplicadas en Lima, Presidente del Consejo Académico de la Fundación Libertad y Progreso y miembro del Consejo Asesor de la revista Advances in Austrian Economics de New York. Asimismo, es miembro de los Consejos Consultivos de la Fundación Federalismo y Libertad de Tucumán, del Club de la Libertad en Corrientes y de la Fundación Libre de Córdoba. Difunde sus ideas en Twitter: @ABENEGASLYNCH_h

¿Qué es la estanflación?

Por Iván Carrino. Publicado el 30/11/2en: https://www.ivancarrino.com/que-es-la-estanflacion/

Estanflación es la palabra del momento en Argentina. Pero.. ¿Qué quiere decir?

Lo analizamos a continuación.

Ayer por la mañana, en una entrevista radial, el economista libertario y presidente electo de Argentina, Javier Milei, lanzó una frase contundente. Frente a una pregunta respecto de cómo va a estar la economía, respondió que el año que viene “va a haber una estanflación”.

Ahora bien, a qué se conoce como estanflación y cuán raro es este fenómeno en Argentina.

En primer lugar, arranquemos por lo básico. Estanflación es una palabra que se usa en economía para denominar una situación en donde, por un lado, hay estancamiento económico y, por el otro, hay altos niveles de inflación.

Las economías pueden crecer, pueden caer o pueden estancarse. Y, generalmente, los economistas evaluarán cuándo ocurre cada mirando el indicador llamado PBI real. ¿Qué busca medir el PBI real de un país? Básicamente, la cantidad de bienes y servicios que un país produce en un año.

Es decir que, si un país produjera solamente carne, y en el año 0 produjo 100 toneladas de carne, se dirá que la economía de ese país creció si al año siguiente logró producir más carne (digamos, 110 toneladas). Por otro lado, se dirá que habrá una caída del PBI si ese país produjo menos carne (digamos, 90 kilos), pero se dirá que el país estará estancado si produce siempre la misma cantidad de carne.

El concepto de “estanflación” comenzó a sonar en la historia allá por la década de los 60 y 70, cuando comenzaba a cuestionarse el paradigma keynesiano, que vaticinaba que había una relación negativa entre el desempleo y la inflación. Resumiéndolo bastante, hasta ese entonces se consideraba que un poco de inflación podía estimular la economía y bajar el desempleo. Por el otro lado, se consideraba también que si uno quería bajar la inflación, iba a tener que sufrir un aumento del desempleo y una recesión.

Pero lo que comenzó a pasar en esa época fue que esta relación dejó de verificarse en la práctica y comenzó a haber cada vez más países que atravesaban situaciones de estancamiento (o bien caídas de su PBI real), con elevados niveles de inflación.

Volviendo al país: ¿Qué quiere decir que vamos a tener una estanflación el año que viene? Que se van a combinar, por un lado, altos niveles de inflación pero, al mismo tiempo, el PIB no va a crecer.

Respecto de la inflación, esto ocurrirá porque hay que liberar precios que están reprimidos, con lo que probablemente suba en 2024, pero también porque se ha emitido mucho en el pasado.

En cuanto al crecimiento, es probable que este se retraiga porque cuando ha habido procesos de sinceramientos de precios, como el fin del cepo en 2016 o la suba de tarifas, esto tiene un impacto negativo en los costos de las empresas y en el bolsillo de los consumidores, que retrae la actividad.

Así que, como dice Milei, sí es muy probable que Argentina atraviese UN NUEVO AÑO DE ESTANFLACIÓN. ¿Y por qué digo un nuevo año de estanflación? Porque este fenómeno no es nada nuevo para los argentinos.

En primer lugar, porque si vemos la película de los últimos 11 años, observamos que estamos viviendo una larguísima estanflación. Como se ve en el gráfico, el PBI argentino creció 3,9% acumulado desde fines de 2012, lo que equivale a decir que hubo un crecimiento promedio de 0,3% cada año. Es decir, un total estancamiento.

estancamiento

Si ese dato se ajusta per cápita, es decir, por la cantidad de habitantes, que también ha crecido en este tiempo, entonces llegamos a la dura realidad de que nuestro PIB per cápita es hoy 10,6% más bajo que en diciembre de 2012.

¿Y la inflación? En este tiempo acumuló un increíble 5.133%. Es decir que los precios se multiplicaron por 52.

Es decir que –mirando el largo plazo- ya estamos en estanflación.

Milei, igualmente, habla del año que viene en concreto. Dice que el año que viene la inflación será alta y la economía no va a crecer. Ahora bien, una circunstancia así tampoco es para nada novedad en la historia reciente de Argentina.

evolución PBI anual

Como se ve en este gráfico, el PIB argentino cayó en 2012, en 2014, en 2016, en 2018, en 2019, en 2020 y en 2023. Y en ninguno de esos años la inflación fue inferior al 20%. O sea que si en 2024 las cosas ocurren como dice Milei que ocurrirán, se tratará nada menos que del octavo año de los últimos 12 en los que habrá habido estanflación.

Una mala noticia, sin dudas, pero nada nuevo bajo el sol. Salvo que esta estanflación sea el paso necesario para comenzar a resolver nuestros problemas de una buena vez. Ojalá.

Iván Carrino es Licenciado en Administración por la Universidad de Buenos Aires y Máster en Economía de la Escuela Austriaca por la Universidad Rey Juan Carlos de Madrid. Además, es profesor asistente de Comercio Internacional en el Instituto Universitario ESEADE y de Economía en la Universidad de Belgrano. Es Investigador Asociado del Centro FARO, de la Universidad del Desarrollo de ChileEs Sub Director de la Maestría en Economía y Ciencias Políticas de ESEADE. Sigue a @ivancarrino

Mariano Moreno y el eje del librecambio

Por Alberto Benegas Lynch (h). Publicado el 9/10/23 en: https://www.infobae.com/opinion/2023/10/07/mariano-moreno-y-el-eje-del-librecambio/

El Secretario de la Primera Junta fue un estudioso de autores como Adam Smith, Quesnay y Condorcet, y detalló las ventajas del comercio libre en sus principales obras

Mariano Moreno

Mariano Moreno

Hay muchos puntos para destacar en la obra de este prócer pero en esta nota periodística centro la atención en un aspecto clave: el concepto del comercio libre tan olvidado en nuestro medio desde hace décadas. Antes he escrito sobre esta personalidad descollante pero como reaparecen falacias en relación a un tema tan relevante, con algunos cambios insisto con el asunto. Nunca resulta suficiente reiterar la obra de personas como Mariano Moreno que son estrellas en el firmamento de nuestra historia.

Moreno nació en 1778 y murió a los treinta y tres años en condiciones extrañas aún no dilucidadas en alta mar en su misión a desempeñar en Inglaterra enviado por la Junta Grande, pero en la práctica un autoexilio por la incomprensión de Cornelio Saavedra y sus allegados que lograron imponer la idea de mantener el statu quo del estatismo español en lugar de adoptar las ideas de la libertad que patrocinaban con vigor Mariano Moreno y algunos partidarios de esa visión. Es por esto que más adelante Juan Bautista Alberdi insistía que a partir de 1810 dejamos de ser colonia española para serlo de nuestros propios gobiernos. En lo personal confieso que algunos de mi familia festejamos la independencia el primero de mayo que fue cuando se juró la Constitución liberal de 1853 que hizo de la tierra argentina un ejemplo para el mundo libre, mientras que el 25 de mayo preferimos festejar el cumpleaños del Padre Pio.

Moreno se doctoró en leyes y era un estudioso de autores como Adam Smith, Quesnay y Condorcet. Fundó La Gazeta de Buenos Aires y fue Secretario de la Primera Junta. Sus trabajos se han publicado en muchos volúmenes pero tal vez el más completo sea los Escritos compilados y prologados por Ricardo Levene donde no solo aparece La representación de los hacendados -del que transcribimos algunos pasajes que estimamos esenciales en relación al referido librecomercio para luego explayarnos en los conceptos allí vertidos- sino que incluye escritos jurídicos, escritos políticos, escritos económicos, escritos culturales, escritos militares y valiosas piezas de su correspondencia.

Nuestro personaje escribe en la obra aludida lo que consideramos es su eje medular: “Hay verdades tan evidentes que se injuria a la razón con pretender demostrarlas. Tal es la proposición de que conviene al país la importación franca de efectos que no produce ni tiene y la exportación de los frutos que abundan […] Nada es más conveniente a la felicidad de un país que facilitar la introducción de los efectos que no tiene y la exportación de los artefactos y frutos que produce […] Los que creen la abundancia de efectos extranjeros como un mal para un país, ignoran seguramente los primeros principios de la economía de los estados. Nada es más ventajoso para una provincia que la suma abundancia de los efectos que ella no produce […] El interés que puede más que el celo y que burla fácilmente la vigilancia del gobierno, abrió puertas ocultas por donde han entrado todos los socorros, el contrabando subrogó el lugar del antiguo comercio.”

En este contexto reiteramos con algunas variantes ideas anteriores dada la avalancha de absurdos muy contraproducentes y empobrecedores que se dicen sobre el comercio exterior atadas a sandeces como el tristemente célebre “vivir con lo nuestro” y destacamos la referencia de este prohombre al contrabando como una salida para evitar las barrabasadas del mal llamado proteccionismo que en verdad desprotege a la comunidad, muy especialmente a los más necesitados. Préstese atención a la expresión contrabando no es contra el derecho sino que alude a la prepotencia militar. Entre muchos otros, el premio Nobel Friedrich Hayek ha precisado la diferencia crucial entre legislación y derecho en su obra en tres tomos titulada Derecho, legislación y libertad.

Una de las falacias más recalcitrantes de nuestra época consiste en sostener que es muy bueno para un país exportar y es inconveniente importar, o dicho en otros términos el objetivo debiera ser exportar más de lo que se importa al efecto de contar con un “balance comercial favorable”. Esta conclusión deriva del mercantilismo del siglo XVI que seguía el rastro de las sumas dinerarias, sin percatarse que una empresa puede tener alto índice de liquidez y estar quebrada. Lo importante para valorar la empresa o el estado económico de una persona es su patrimonio neto actual y no su grado de liquidez.

En última instancia, el mercantilismo se resumía en que en una transacción el que gana es el que se lleva el dinero a expensas de quien obtiene a cambio un bien o un servicio. Esto en economía se conoce como el Dogma Montaigne pues ese autor (Michel Montaigne, 1532-92) desarrolló lo dicho en el contexto de la suma cero: “La pobreza de los pobres es consecuencia de la riqueza de los ricos”, sin comprender que en toda transacción libre y voluntaria ambas partes ganan y que la riqueza es un concepto dinámico y no estático. El que obtiene un servicio o se lleva un bien a cambio de su dinero es porque valora en más lo primero que lo segundo, lo cual también sucede en valorizaciones cruzadas con el vendedor que valora en más la suma dineraria recibida a cambio.

Lo ideal para un país es que sus habitantes puedan comprar y comprar del exterior sin vender nada, pero lamentablemente esto se traduciría en que el resto del mundo le estaría regalando bienes y servicios al país en cuestión y en nuestras vidas apenas si podemos convencer a nuestros familiares que nos regalen para nuestros cumpleaños. Entonces, reiteramos, lo ideal es contar con el balance comercial más “desfavorable” posible pero las cosas no permiten proceder de esa manera por lo que no hay más remedio que exportar para poder importar o utilizar el balance neto de efectivo como veremos a continuación. El objetivo de un país y el objetivo de cada persona es comprar no vender, la venta o la exportación es el costo de comprar o importar.

Ahora bien lo relevante no es el balance comercial sino el balance de pagos que siempre está equilibrado en un mercado abierto tanto en un país como en cada persona. Veamos el asunto más de cerca, el balance de pagos significa que los ingresos por ventas o exportaciones son iguales a los gastos por compras o importaciones más/menos el balance neto de efectivo o cuenta de capital. Por ejemplo si una persona o un grupo de ellas (país) recibe en un período determinado ingresos o exportaciones por valor de 100 y sus compras o importaciones en ese mismo período fueron 400 quiere decir que su balance de efectivo o el uso de los capitales asciende a 300: 100 = 400 – 300 o si al ingresar o exportar por 200 sus gastos o importaciones fueron 50 el balance de pagos será 200 = 50 + 150 y así sucesivamente. Nunca hay desequilibrios en el balance de pagos.

Por lo dicho es que Jacques Rueff en su obra titulada The Balance of Payments concluye que “El deber de los gobiernos es permanecer ciegos frente a las estadísticas de comercio exterior, nunca preocuparse de ellas, y nunca adoptar políticas para alterarlas […] si tuviera que decidirlo no dudaría en recomendar la eliminación de las estadísticas del comercio exterior debido al daño que han hecho en el pasado, el daño que siguen haciendo y, me temo, que continuarán haciendo en el futuro”. Más aun, Rueff en el mismo libro citado dice que para seguir con el absurdo de los razonamientos sustentados en los mal llamados balances comerciales favorables y desfavorables habría que exportar todo y luego “mandar toda la producción nacional al fondo del mar” al efecto de reducir al máximo posible la posibilidad de comprar del exterior. Pero, como queda dicho, el objeto de la venta o exportación es la compra o importación y el tipo de cambio empuja incentivos en una u otra dirección: al exportar baja la relación de cambio respecto a la divisa extranjera lo cual, a su turno, incentiva a la importación pero al importar se encarece la divisa extranjera en términos de la local, situación que frena las importaciones y estimula la exportaciones.

Si alguien dijera que conviene solo exportar y evitar importaciones haría que el valor de la divisa extranjera se desplome con lo cual se frenan las mismas exportaciones que se desean promover. El mercado cambiario regula los brazos exportadores e importadores. Claro que si los gobiernos manipulan el tipo de cambio y las deudas externas gubernamentales sustituyen las entradas genuinas de capital, todo se trastoca.

Si un país fuera absolutamente inepto para vender al exterior y no es capaz de atraer capitales, nada tiene que temer en cuanto a desajustes en sus cuentas externas puesto que nada podrá comprar del exterior.

Pero en el fondo subyace otra falacia de peso y es que los aranceles puede promover la economía local. Muy por el contrario, todo arancel significa mayor erogación por unidad de producto lo cual se traduce en un nivel de vida menor para los locales puesto que la lista de lo que pueden adquirir inexorablemente se contrae. En realidad el “proteccionismo” desprotege a los consumidores en beneficio de empresarios prebendarios que explotan a sus congéneres.

En no pocas evaluaciones de proyectos hay quebrantos durante los primeros períodos que naturalmente se estima serán más que compensados en períodos ulteriores. Entonces si en un emprendimiento se comprueban pérdidas proyectadas durante las primeras etapas, son los empresarios en cuestión los que deben absorber los quebrantos del caso y no pretender endosarlos sobre las espaldas de los contribuyentes vía los aranceles. Y si esos empresarios no cuentan con los recursos suficientes pueden vender el proyecto para participar con otros socios locales o internacionales. A su vez si nadie en el mundo se quiere asociar al proyecto es por uno de dos motivos: o el proyecto es un cuento chino (lo cual es bastante habitual en el contexto de “industrias incipientes” mantenidas en el tiempo) o estando el proyecto bien evaluado aparecen otros más urgentes y como todo no puede llevarse a cabo simultáneamente, deberá esperar su turno o dejarlo sin efecto.

La base central para derribar las trabas al comercio exterior es que permite el ingreso de mercancías más baratas, de mejor calidad o las dos cosas al mismo tiempo. Es idéntico al fenómeno de incrementos en la productividad: hace menos onerosa las operaciones con lo que se liberan recursos humanos y materiales para poder dedicarlos a otros menesteres, lo cual, a su turno, significa estirar la lista de bienes y servicios disponibles que quiere decir mejorar el nivel de vida de los habitantes del país receptor.

A juzgar por los voluminosos “tratados de libre comercio” aún no se comprendió que las cerrazones perjudican especialmente a los países más pobres puesto que el delta en productividad es mayor respecto a los más eficientes. Resulta tragicómico que se sostenga que los referidos tratados deben realizarse entre países iguales, cuando precisamente como en todo comercio la ventaja estriba en la desigualdad puesto que entre iguales no hay nada que comerciar.

Sin duda que si los gobiernos introducen dispersiones arancelarias se crea un embrollo que conduce a cuellos de botella insalvables entre las industrias finales y sus respectivos insumos. El decimonónico Frédéric Bastiat se burla del llamado “proteccionismo” al sugerir que en su época se obligara a tapiar todas las ventanas de las casas al efecto de proteger a los fabricantes de candelas de la “competencia desleal del sol”.

Entre otros despropósitos se argumenta que el control arancelario debe establecerse para evitar el dumping, lo cual significa venta bajo el costo que se dice exterminaría la industria local sin percatarse que el empresario, si el bien en cuestión es apreciado y la situación no se debe a quebrantos impuestos por el mercado, saca partida de semejante arbitraje comprando a quien vende bajo el costo y revende al precio de mercado. Pero generalmente nadie se toma siquiera el trabajo de verificar la contabilidad del proveedor en cuestión, lo único que preocupa a comerciantes ineficientes es que se colocan productos y servicios a precios menores que lo que son capaces de hacer ellos.

Es paradójico que se hayan destinado años de investigación para reducir costos de transporte y llegados los bienes a la aduana se anulan esos tremendos esfuerzos a través de la imposición de aranceles, tarifas y cuotas. Hay un dèjá vu en todo esto.

He aquí las argumentaciones iniciadas por personajes como Mariano Moreno y continuadas por Alberdi que mantienen su vigencia debido a la malsana tendencia a reiterar errores.

Alberto Benegas Lynch (h) es Dr. en Economía y Dr. en Ciencias de Dirección. Académico de la Academia Nacional de Ciencias Económicas, fue profesor y primer rector de ESEADE durante 23 años y luego de su renuncia fue distinguido por las nuevas autoridades Profesor Emérito y Doctor Honoris Causa. Es miembro del Comité Científico de Procesos de Mercado, Revista Europea de Economía Política (Madrid). Es Presidente de la Sección Ciencias Económicas de la Academia Nacional de Ciencias de Buenos Aires, miembro del Instituto de Metodología de las Ciencias Sociales de la Academia Nacional de Ciencias Morales y Políticas, miembro del Consejo Consultivo del Institute of Economic Affairs de Londres, Académico Asociado de Cato Institute en Washington DC, miembro del Consejo Académico del Ludwig von Mises Institute en Auburn, miembro del Comité de Honor de la Fundación Bases de Rosario. Es Profesor Honorario de la Universidad del Aconcagua en Mendoza y de la Universidad Peruana de Ciencias Aplicadas en Lima, Presidente del Consejo Académico de la Fundación Libertad y Progreso y miembro del Consejo Asesor de la revista Advances in Austrian Economics de New York. Asimismo, es miembro de los Consejos Consultivos de la Fundación Federalismo y Libertad de Tucumán, del Club de la Libertad en Corrientes y de la Fundación Libre de Córdoba. Difunde sus ideas en Twitter: @ABENEGASLYNCH_h

Educación y vouchers (su factibilidad en Argentina)

Por Gabriel Boragina. Publicado en: http://www.accionhumana.com/2023/10/educacion-y-vouchers-su-factibilidad-en.html

Milton Friedman, premio Nobel de Economía 1976, propuso hace años una reforma del sistema educativo mediante un sistema de vales (o vouchers).

La idea está expuesta en varios de sus escritos y condensada en el capítulo 6 de su libro (publicado juntamente con su esposa Rose Friedman) que lleva el muy sugestivo título »¿Qué falla en nuestras escuelas?».[1]

De su lectura surge de inmediato que Friedman elabora su propuesta en torno al sistema educativo de su país (EE.UU.) lo que queda en evidencia desde el comienzo mismo de su capítulo y se ve confirmado durante todo el transcurso del este hasta su final.

Luego de una interesantísima reseña histórica del proceso educativo desde sus comienzos en los EE.UU., conforme a su clásico método, parte de estudios estadísticos (también de su país) elaborados a la fecha de composición de su libro.

Resulta de importancia destacar que, conforme se va leyendo, no se advierte que la intención de los autores sea la de suprimir por completo el sistema estatal de educación sino más bien introducir una reforma al mismo con el objetivo de dotar de mayor libertad de elección a los padres de los alumnos. De allí que, el mayor espacio se dedica a la escuela primaria y secundaria, y sólo hacia el final del capítulo aporta algunas ideas (también muy provechosas) para la educación superior o universitaria.

Hay que poner de relieve que, más que una privatización completa del sistema educativo, Friedman deja muy en claro que la meta final es dotar de mayor posibilidad de elección a los padres en cuanto a qué escuela o instituto enviar a sus hijos a estudiar.

Básicamente, la idea consiste en destinar parte del presupuesto educativo estatal y convertirlo en vales (vouchers) y entregarlos a los padres de los alumnos en edad escolar, y que con ellos acudan al colegio de su preferencia para inscribir a sus hijos.

La apuesta reside en que los padres puedan, además de recibir los vales, suplementar el valor de los mismos.

Friedman dedica mucho énfasis a destacar que los padres de los alumnos estarán muy interesados en la educación de sus hijos, y harán esfuerzos reconocidos importantes para mejorar la calidad de la enseñanza que vayan a recibir.

Desde lo económico la propuesta nos parece extraordinaria, impecable y completamente factible. No hay nada que objetarle desde ese ángulo. Pero, la gran pregunta que nos hacemos es ¿resulta adaptable al caso latinoamericano? O sin ir tan lejos ¿es factible en el caso concreto argentino? Es aquí donde surgen nuestras dudas. Obviamente, como anticipamos, es un tema que el matrimonio Friedman no trata (al menos en esa obra). Ellos sólo se refieren a los EE.UU., y limitado a la época en que escriben.

Aun así, se explayan sobre las resistencias que la idea encontró en los mismos EE.UU. y la imposibilidad (a ese momento) de poner en marcha de manera integral el sistema de vales.

Pero volviendo al contexto argentino (de aquí y ahora) ¿es realizable?.

Económicamente creemos que sí, pero al análisis económico (generalmente el único que tienen en cuenta los economistas) creemos que hay que agregarle el sociológico, e incluso, el psicológico.

Dijimos antes que, Friedman piensa en la familia típica norteamericana, heredera de una cultura individualista que, como sabemos, con el tiempo, se ha ido perdiendo. Desde la composición de su libro hasta la actualidad, los Estados Unidos se han ido latinonamericanizando, más de lo que ya lo estaban entonces.

Ese cuadro parece que poco tiene que ver con la familia típica argentina, cuya cultura colectivista viene desde la fundación del Virreinato del Rio de la Plata y (salvo un breve interregno que podemos fechar entre 1850 hasta la primera veintena del siglo XX) se fue volviendo más y más estatista hasta la fecha en que escribimos.

No discutimos con Friedman que todos los padres (americanos o argentinos) pueden estar -y de hecho están- vivamente interesados en la educación de sus hijos, aun cuando ellos mismos reconocían en el libro que podría haber excepciones.

Pero, mientras no nos parece dudoso que un padre estadounidense está dispuesto a suplementar los vales con dinero adicional de su propio bolsillo, es bastante más incierto que un padre argentino hiciera lo mismo de su propio peculio. En este último caso, lo más probable es que buscara que el estado/gobierno le proporcionara más y más vales educativos.

Legislación y burocracia

Hasta Friedman destaca y dedica bastante espacio de su capítulo 6 al problema que representó a su proyecto las trabas burocráticas y legales en su país. Y que, en definitiva, terminaron con los pocos ensayos que se hicieron en algunos estados americanos para poner en funcionamiento experimentos con vales educativos. ¿Qué decir, entonces, de nuestra legislación y burocracias sudamericana de hoy?

Para comenzar, en Argentina, la Constitución de la Nación Argentina es muy clara en cuanto a la imposición en todo el país de la educación universal, gratuita y obligatoria.

Varios artículos de la Constitución estatuyen la educación estatal. Por ejemplo, el art. 5, el art. 75 inc. 17 que obliga a educar a los indígenas, el inc. 18, el 19, el art. 41, segundo párrafo, el art. 42 también en su segundo párrafo, el 125 en forma expresa. Y en manera implícita, el resto de las cláusulas constitucionales.

A ello, hay que añadirle todas las leyes sobre educación estatal obligatoria, universal y gratuita que llenan los anaqueles legislativos.

Por no decir nada de la gruesa burocracia sindical educativa, con los consabidos paros frecuentes de clases y demás actividades educativas.

Pero, por difícil que fuera remover todos estos obstáculos, hay algo que no se si Friedman conocía o no, que es la mentalidad estatista y colectivista del argentino promedio. Un ser que no se mueve si no es manada y que, a veces plenamente consciente, prefiere vivir a costa del estado/gobierno que a la de sí mismo.

Es bastante factible que, suponiendo la casi utopía de eludir todos los impedimentos legales y burocráticos que paralizan las actividades productivas argentinas (y también, por supuesto, las educativas) y que al final de todo ese camino, fuera a implantarse un sistema de vales como el que nos proponen el matrimonio Friedman, aun así y todo, lejos de poner plata de su bolsillo suplementando los vales (como quería Friedman), el padre argentino exigiera más y más vales al gobierno, lo que, en buen romance, significa pretender que los otros padres financiaran la educación de sus hijos.

Por lo demás, y siguiendo las directrices de esa mentalidad, es bastante irrealizable que el estado/gobierno dejara de cobrar impuestos para dedicarlos a la educación, que (y está instalado en la mentalidad publica) es una función ‘’indelegable e irreemplazable del estado.’’


[1] Milton y Rose Friedman. Libertad De Elegir »Hacia Un Nuevo Liberalismo Económico». Editorial Planeta Argentina, S.A.I.C. Depósito Legal: B-10 350/92

Gabriel Boragina es Abogado. Master en Economía y Administración de Empresas de ESEADE. Fue miembro titular del Departamento de Política Económica de ESEADE. Ex Secretario general de la ASEDE (Asociación de Egresados ESEADE) Autor de numerosos libros y colaborador en diversos medios del país y del extranjero. Síguelo en  @GBoragina

A PROPÓSITO DE LA «LAUDATE DEUM», SOBRE LA CRISIS CLIMÁTICA, DEL PAPA FRANCISCO.

Por Gabriel J. Zanotti. Publicado el 8/10/23 en: https://gzanotti.blogspot.com/2023/10/a-proposito-de-la-laudate-deum-sobre-la.html

LA DEVALUACIÓN DEL MAGISTERIO PONTIFICIO

(Por Gabriel J. Zanotti)

Publicada en Instituto Acton el 12 de Octubre del 2015.

Una situación grave, que se viene dando hace mucho tiempo pero que tiene profundas consecuencias en muchos de los problemas actuales de la Iglesia, es que el Magisterio pontificio, siempre atento a su propia autoridad, se ha devaluado a sí mismo.

La infalibilidad pontificia no es el problema. Que el magisterio sea extra-ordinario y ordinario, y la autoridad de este último en materias de fe y moral, siempre lo defendí al precio de que me he ligado en ciertos ambientes cierta famita de conservador que muchos miran como una contradicción vital con mi defensa del liberalismo político y la economía de mercado.

Ahora bien, que las encíclicas sociales siempre nacen en un contexto histórico cuya apreciación y evaluación es, en sí misma opinable; que tienen infinidad de pronunciamientos prudenciales que son también opinables; que hay muchas cuestiones de ciencias sociales que son opinables y que no comprometen al depositum fidei y que todo ello implica distinguir lo contingente de lo esencial en el magisterio social y político, especialmente cuando se lo ve retrospectivamente, es algo que casi todos los teólogos de calidad reconocen. Pero no es algo vivido intensamente por laicos y jerarquía, y no es algo que habitualmente se aclare desde el mismo magisterio, que tiene todo el derecho, claro, a darlo por supuesto, pero luego se producen problemas que no se daban precisamente por supuestos.

Hagamos un paneo de todos esos temas, o mejor dicho, una falible selección de esos temas.

En materia socioeconómica, la Rerum novarum significó una severa advertencia contra el socialismo y el comunismo en su tiempo, y un noble intento, por parte de León XIII, de no dejar que el sindicalismo cayera en manos del comunismo. Sin embargo, León XIII acepta allí totalmente la leyenda negra de la revolución industrial y se insinúa ya una identificación entre salario justo e intervención del estado que no abandonó más al magisterio posterior. Cualquier católico que tenga razones para disentir con ambas cosas es visto actualmente como el máximo de los herejes.

La segunda gran encíclica social, la Quadragesimo anno, afirma el ppio. de subsidiariedad y es vista en su tiempo (1931), por algunos, como un freno que Pío XI intenta poner al estatismo mussoliniano. Interpretación perfectamente legítima. Al mismo tiempo, sin embargo, afirma como eje central de “la Doctrina Social de la Iglesia” al “orden corporativo profesional”, y denuncia la crisis financiera de su tiempo (dos años después de 1929) como fruto del capitalismo liberal y el “imperialismo internacional del dinero”. Obviamente, todo se puede interpretar correctamente y yo mismo he intentado hacerlo, pero los grupos fascistas que apoyaban a Mussolini, Perón y etc. se hicieron la gran fiesta, y realmente es muy difícil saber qué había realmente en la mente de Damianno Ratti. Ninguna aclaración hizo este último al respecto, y se ignora habitualmente que Pío XII tuvo que salir a aclarar que las expresiones de su antecesor no tenían nada que ver con el fascismo. Fueron aclaraciones públicas, aunque hoy totalmente olvidadas, y es obvio que Pío XII se daba cuenta de la situación.

La Mater et magistra, del sabio y santo Juan XXIII, tiene la impronta de la bondad de su autor. Afirma la propiedad, el ppio. de subsidiariedad, pero a partir del punto III parece un tratado de política económica. Política agrícola (donde, todos se han olvidado, recomienda subsidios para la agricultura europea), política fiscal, política financiera, política social, política de precios, la industrialización del campo, población, subdesarrollo, territorio, etc. Obviamente todo ello queda totalmente subsumido en las circunstancias históricas de 1961 pero lo que no he visto a nadie (digo bien: nadie) preguntarse jamás es: ¿tenía el Papa que pronunciarse sobre todo ello? Lo que sí he visto, en la UCA y colegios “católicos” es a profesores que hacen repetir todo ello a sus alumnos más o menos como si estuvieran estudiando el concilio de Trento. Qué evaluación intelectual o qué impacto vital tiene ello en esos chicos es algo que tampoco preocupa a nadie. Yo me pregunto qué tan claro les queda qué es el Catolicismo.

La Populorum progressio, de Pablo VI, 1967, acepta totalmente la teoría del deterioro de los términos de intercambio. Los teólogos de la liberación de entonces se hicieron otra fiesta (los mismos a los cuales Pablo VI, obviamente, no puede luego frenar aunque lo intenta) y desde entonces la explotación de los países pobres por parte del norte capitalista quedó como el nuevo gran dogma de no sé qué fe ante el cual el disenso es causa de ostracismo intelectual y hasta moral dentro del catolicismo, y lo dice precisamente uno de los enviados amablemente al ostracismo.

Las tres encíclicas típicamente “sociales” de Juan Pablo II tienen un decurso muy interesante. La Laborem exercens y la Sollicitudo rei socialis aparecen fuertemente enfrentadas con el mercado y el autor de estas líneas sabe perfectamente la nueva fiesta que católicos conservadores y de izquierda se hicieron, corroborando en su mente el nuevo dogma socialdemócrata eclesial. Juan pablo II llegaba incluso a alabar la “planificación” (así fue el término castellano, andá con tu latín a la miércoles, Gabriel) de la economía y en la Sollicitudo dice resueltamente que el marxismo y el “capitalismo liberal” (el término MAS odiado en todos los ambientes eclesiales) son igualmente condenables. ¡Otra fiesta!!!! ¡¡Juan Pablo, II, te quiere todo el mundo!!! Y claro, seguro. Otra vez, todos los católicos pro-mercado al ostracismo, en medio de burlas y condenas; algunos se desesperan, otros callan –bien hecho- y yo quedé en el triste papel de intentar poner algo de orden hermenéutico en medio de los fuegos de artificio. Pero luego, en 1991, Juan Pablo II piensa diferente. Parece que Rocco Butiglione lo convenció de que parara la mano y se adaptara a los tiempos que venían. Entonces vino la famosa distinción entre un capitalismo sano y otro que no. La aclaración fue muy buena, pero, por supuesto, los católicos que antes nos habían enviado al ostracismo, la ignoraron o la silenciaron totalmente. Pero, además, JPII no la nombró más, nunca más: yo creo que él mismo no la creía. Muchos amiguitos míos creyeron que el tema estaba solucionado y por eso luego se llevaron la gran sorpresa con Francisco, quien, como ven, cuando dice que lo que él dice “está diciendo lo que dice la Doctrina Social de la Iglesia”, tiene, en cierto modo, razón.

De estas ideas y venidas no se salva ni siquiera Benedicto XVI. Su famosa Caritas in veritate habla de muchos temas opinables (otra vez: si son opinables, ¿por qué no dejarlos a los laicos?) y por lo demás, su aporte original, la economía del don, es otro tema muy complejo y ultra-opinable en relación a la Fe (porque NO se trata del don de la gracia, sino de la economía). Parece que lo toma de S. Zamagni Esa es otra: los economistas de los papas. Me pregunto: gente que en un mundo académico muy competitivo debe escribir libros pero sobre todo ponencias que son muy evaluadas en los Journals y discutidas en los congresos, le tira sin embargo algunos párrafos a un papa (párrafos que como mucho hubieran sido un buen artículo tan discutible como todos) y entonces…… ¡Es Doctrina Social de la Iglesia! Si en el 2009 no pensabas como Zamagni para muchos, eras un mal católico, un cerdo capitalista que por supuesto no lograba entender la maravilla del “don”. Otra vez, un nuevo dogma, que murió luego tan inmediatamente como nació.

El Compendio de la Doctrina Social de la Iglesia no aclara la situación. Los temas fundamentales de los principios básicos de ética social católica, como tales, hubieran ocupados densas pero pocas carillas. Pero no, el compendio es un “tratado de todo”. Nana escapa, todos, absolutamente todos los temas sociales, están allí. Algunas cosas están muy bien, pero ese no es el problema. ¿En dónde queda la legítima autonomía de lo temporal, la libertad de los laicos en materia social? En nada. El mensaje que sin darse cuenta dan a los laicos los que lo escribieron, es “tome, aquí está lo que debe usted pensar y decir”. ¿Y si difiere con algo? Nada, ok, todo tranqui, la Inquisición formalmente no actúa, pero queda usted en un limbo, en el off side misterioso de estos tiempos donde los dogmas pasan por lo temporal.

Lo que esto indica es algo más profundo. Los papas en realidad no abandonaron el poder temporal de los estados pontificios. Tanto durante la “cuestión romana” como después de la erección del Estado del Vaticano, siguen “rigiendo”: no como el príncipe temporal como lo eran hasta Gregorio XVI, pero sí como quien dice “esto es lo que hay que hacer en materia temporal”. Sí, claro que hay párrafos donde afirman que ellos no se pronuncian en materia técnica (yo mismo los he recopilado y comentado prácticamente a todos), pero la “materia técnica” es para ellos (y para cardenales, obispos y sacerdotes) MUY poco. Reconocen que un presupuesto lo debe hacer un economista, o un texto constitucional un jurista, pero no mucho más. La pura verdad es que las ideas básicas políticas y sociales de un determinado tiempo las dictan ellos, con la variabilidad temporal u obvia contingencia que hemos reseñado. Y a ello lo consideran, ellos y sus repetidores “los principios básicos de la Doctrina Social de la Iglesia”. Como hemos visto, me gustaría saber qué tiene de básico la defensa del corporativismo, luego las políticas agropecuarias, fiscales, crediticias y etc para la Europa del 63, luego la redistribución de ingresos, luego el deterioro de los términos de intercambio, luego el capitalismo, luego la “economía” del don. Y eso que aún no hemos hablado del tema político.

¿Por qué pasa esto, a su vez? Porque aún no está claro, ni para los papas ni para casi nadie, en qué consiste la autonomía de las ciencias sociales. Sobre todo, para gente formada fundamentalmente en ética, donde la explícita intención de la persona es lo esencial para el juicio moral de su acción, eso es lo fundamental. ¿Por qué “sube” un precio? Parece que sólo porque el malo vendedor decide subirlo. En el fondo, no hay otra explicación para los que escriben en ciencias sociales directamente desde la ética. Todo el tema de las consecuencias no intentadas de las interacciones humanas, que es “el” tema de las ciencias sociales, es olímpicamente ignorado, o, si conocido, conocido como un invento inexistente de economistas liberales que, por definición, son malos. Inútil es tratar de explicar “ciencia” social, esto es, que sin aumento de la demanda el precio no puede subir aunque se lo quiera subir, o que con aumento de demanda el precio no puede bajar si no aumenta a su vez la oferta, porque si lo bajas, la demanda absorbe toda tu producción y no puedes re-invertir (decisión totalmente libre que la economía NO dice que NO tomes). No no, eso es malo, feo, sucio, capitalista, anatema sit, vete con tus ciencias sociales a la santa miércoles.

¿Y el tema político? Ah!!!, ahora ajusten sus cinturones porque todo esto, al lado de lo que viene, no ha sido nada…

Desde la Revolución Francesa en adelante, los estados pontificios queden enfrentados con todo lo que venga de dicha revolución. Muy bien, Burke y Hayek hubieran estado de acuerdo, pero me temo que lo que ellos tenían in mente era algo diferente. Gregorio XVI y luego Pío IX, tanto en Mirari vos, Quanta cura y el Syllabus, no dejan casi margen para nada que se parezca a una república democrática y menos aún a las “libertades modernas”, las “libertades de perdición”: libertad de expresión, de enseñanza y de cultos. Todo se puede comprender: la situación histórica eran las repúblicas napoleónicas contra el Catolicismo, pero hubiera sido deseable una mirada más amplia, o juicios menos taxativos cuando las circunstancias históricas son tan intentas. Aún hoy se debate si la Quanta Cura fue ex – cátedra y les aseguro que si la leen van a ver que quienes lo dicen tienen sus razones.

Dice “no dejan casi margen” porque Monseñor Dupanluop, en 1861, se manda una jugada espectacular. Publica y difunde entre la mayoría de los obispos europeos –donde encuentra un gran apoyo- una “aclaración” sobre el Syllabus, defendiéndolo contra las obvias acusaciones de intolerancia que ya se daban en la prensa laicista y anti católica francesa. Fíjense bien: “defendiéndolo”. ¿Y cuáles eran esas aclaraciones? Que la Iglesia no negaba la justa distinción entre la esfera civil y religiosa, que las formas de gobierno es un tema, en sí mismo, opinable, y que la tolerancia de cultos no católicos no es incompatible con la Fe. Todo ello dejó una enorme influencia en el entonces joven Gioacchino Pecci, futuro León XIII. Por supuesto, los ultra-anti-liberales se dieron cuenta de que Dupanluop apuntaba a una cierta conciliación de la Iglesia con las nuevas circunstancias políticas de la modernidad, y pidieron sin dilación su total condena a Pio IX. Pero este último no sólo no lo condena sino que felicita públicamente a Dupanluop. ¿Qué pensaba realmente Pío IX? Pues nadie nunca lo sabrá. ¿Cuál es la correcta interpretación del Syllabus, entonces? Pues nunca mejor dicho, Dios lo sabe.

León XIII –que a ojos actuales parecería un reaccionario- ya es en sí mismo una moderación de Pio IX. En su famosa Libertas condena, si, al “liberalismo” en sus tres formas –ninguna de las cuales tenía que ver con las instituciones inglesas o norteamericanas: interesante punto para decir lo menos…-, pero en Diuturmun illud e Inmortale dei afirma que las formas de gobierno –democracia también, por lo tanto- son tema opinable para los católicos, afirma claramente la distinción entre Iglesia y poder temporal, y no ya este último como un mero servidor de la Iglesia, escribe una carta sobre la situación de la Iglesia en los Estados Unidos, Longinqua oceani, elogiando la situación jurídica de este último, y hasta escribe una importante exhortación a los católicos conservadores franceses sobre la III República (Au milieu des sollicitudes) afirmando la importantísima distinción entre régimen político y legislación, distinción que si la hubiera tenido en cuenta su predecesor, hubiera ahorrado muchos problemas a la Iglesia. Claro, siguió condenando las “libertades modernas” y siguió afirmando que el estado debía afirmar y defender a la Fe Católica (incluso en su carta Longinqua oceani) y que las demás religiones, como mucho, debían ser “toleradas”, “pero” siempre con un “pero” que moderaba todo: las libertades eran condenadas en su forma “absoluta” pero no moderada; el estado debía estar unido a la Iglesia “pero” distinguido de esta última en su esfera propia; la libertad de cultos era condenada en sí misma “pero” se admite la tolerancia de cultos si las circunstancias lo ameritaban; la democracia roussoniana era inadmisible “pero” la democracia como forma de gobierno es un tema en sí mismo opinable, etc. No deja lugar, sin embargo, a pesar de comprensibles esfuerzos hermenéuticos, a las doctrinas escolásticas de traslación del poder. Pero sistematiza una distinción que también venía de Dupanloup y que permitía a la Iglesia navegar con prudencia en medio de los cambios: “en tesis” el régimen de los anteriores estados pontificios era el ideal; “en hipótesis” se puede tolerar otro sistema en función de un bien mayor.

Así quedan las cosas en cierto período de “latencia”. Pío X está ocupado con otra cosa –ya veremos- y el noble Benedicto XV se mata tratando de evitar la 1ra guerra mundial. Pío IX comienza una tenue defensa de cierta libertad de enseñanza y religiosa para los católicos cuando Mussolini se le pone pesado. Sin embargo, pasa lo que tenía que pasar. Los católicos anti-liberales de entones –como hoy, casi todos- se escandalizan ante la degeneración de las democracias europeas y tanto en España, Italia como Alemania dan su masivo apoyo a los fascismos de entones. Los franquistas tienen su gran fiesta con el “orden corporativo profesional” de Pio XI y las aclaraciones, como ya dijimos, tuvieron que venir con el gran Pío XII. Ni qué hablar si por entonces defendías las “libertades modernas”. Christopher Dawson, sentado sobre las moderadas tradiciones inglesas, y protegido por el idioma y el canal de la Mancha, no tuvo problema, pero Maritain, como buen francés, tuvo que reconstruirlas él solo casi ab initio. ¡Para qué! Desde Argentina –tenía que ser- llega al Vaticano un pedido de condena para el “hereje” Maritain y si Pío XII no hubiera estado ya en la silla de Pedro, teníamos otro Rosmini. Todo por defender una democracia cristiana y la -¡horror!!!- libertad religiosa. Acusarlo de ser igual a Lamennais fue un error grueso, ideológico, por más bonitas casi 400 páginas que hubiera tenido su fiscal.

El verdadero giro comienza con Pio XII.

Comenzando con cuatro grandes documentos –una encíclica y tres radiomensajes- Pío XII logra dar vuelta una difícil tortilla. En Sumi pontificatus, Con sempre, y Benignitas et humanistas (1939, 1942 y 1944 respectivamente) Pío XII habla (es la primera vez que un Pontífice lo hace) de los derechos de la persona que corresponden a la ley natural, de las condiciones de una sana democracia, elogia la Constitución como Ley fundamental del estado (La constitución, ley fundamental del Estado), habla claramente de los límites del poder en función, precisamente, de los derechos personales, elogia la libertad de prensa como derecho en una democracia, con sus límites morales, claro (Prensa católica y opinión pública), elogia la teoría escolástica de la traslación del poder de Dios al pueblo y del pueblo a los gobernantes (algo que había quedado “casi” rechazado por León XIII; Discorso di sua santitá Pío XII al tribunale Della sacra romana rota), evita la condena de Maritain y lo elogia con una carta pública; como si todo esto fuera poco escribe, en 1954, “Comunidad internacional y tolerancia” donde deja abierta la posibilidad de que los regímenes políticos afirmen por motivos prudenciales la libertad de cultos, y como si todo esto fuera, a su vez, poco, defiende la propiedad y la libre iniciativa privada (en esos términos) de una manera tal que ninguno de sus predecesores ni sucesores lo habían hecho ni lo harían después, y a tal punto que se podría decir que la famosa aclaración de JPII sobre el capitalismo no era ponerle nuevos términos a lo ya afirmado por Pío XII. Por supuesto, toda esta parte económica queda en el olvido pero no la parte política, cuyo cambio de tendencia es evidente. Se podrá decir –como se dijo- que nada de esto se contradice con el esquema de tesis e hipótesis del magisterio anterior, como sí parece hacerlo el Vaticano II, o que Pío XII trata de adaptar la Iglesia a las nuevas democracias europeas de la post-guerra: puede ser, pero evidentemente no lo estaba haciendo de mala gana. A todo esto hay que agregar, como ya dijimos, el esfuerzo notablemente diplomático que hace Pío XII de quitar todo significado fascista a las ambiguas y despreocupadas afirmaciones de su antecesor sobre el corporativismo y el derecho a la cogestión.

Todo esto es recogido y sintetizado por Juan XXIII en Pacen in terris de 1961. Gregorio XVI y Pío IX se deben haber infartado en el cielo, pero por suerte para ellos eso no es posible J. La Pacem in terris parece directamente un pequeño tratado de derecho constitucional liberal. La afirmación de los derechos naturales, la democracia, la división de poderes, la Constitución: sólo le faltó citar a la Declaración de Independencia de los EEUU (cosa de la cual ya se encargarían Juan Pablo II, Benedicto XVI y Francisco). Estaba también la afirmación de los derechos sociales, para desesperación de mis amigos libertarios, pero, en fin, nadie es perfecto. Particular atención pone Juan XXIII al “derecho a afirmar la propia religión con conciencia recta”, jugada muy pícara porque él sabe perfectamente que “recta” en estricta escolástica, es “verdadera y prudente”, pero, claro, excepto dos o tres, nadie lo sabe, así que es un párrafo que deja muy preocupados a los ultraconservadores que, al mismo tiempo, no le pueden decir nada. Listo, el ambiente había cambiado. Para desesperación de los que se tiraban de los cabellos afirmando la infalibilidad de la Quanta cura (entre ellos Lefebvre, que coherentemente, después, se separa) el Vaticano II afirma la distinción entre Iglesia y estado con una fórmula que ya corta con la distinción entre tesis e hipótesis, afirma los derechos personales ante el poder, proclama el derecho a la libertad religiosa, en privado y en público, siguiendo la conciencia, recta o no, y no se cansa de alabar las bondades de la organización democrática del poder. Como pueden ver, un cambio bastante importante, que hoy se da por supuesto y por descontado en medio de otras preocupaciones.

Y hablando de preocupaciones, alguien me podría decir: ¿y a usted qué le molesta, señor ultra-defensor del liberalismo clásico? ¿No debería estar contento?

Claro que sí, hay cosas del Vaticano II que se acercan a principios más permanentes y que fueron una sana evolución en lo propio del magisterio pontificio. Lo lamento para ciertos tradis, pero creo que la distinción entre la Iglesia y lo temporal queda mejor establecida y que el reconocimiento al derecho a la libertad religiosa, como fue definido, fue correcto y no se trataba de algo contingente y opinable. En ese sentido sí me alegra todo ello, no por el liberalismo, sino por la verdad. Sin embargo, apenas bajamos un poquito más en la escala de lo fundamental, comienza de vuelta el tema de lo opinable, sobre temas que yo puedo defender, que estoy de acuerdo, pero que no por ello forman ahora los nuevos dogmas temporales en los que hay que “creer”. Antes, si eras católico, tenías que ser prácticamente partidario de la Santa Alianza; ahora, si no eres democrático constitucional, parece que no eres católico. Otra vez, las circunstancias históricas. Los imperios napoleónicos no podían ser aceptados, por motivos teológicos, pero ello NO implicaba que “la” opción fuera el mantenimiento de los estados pontificios. Y ahora, claro que los totalitarismos nazis, fascistas y comunistas soviéticos no pueden ser aceptados, por motivos teológicos, pero ello NO implica que “la” opción católica sea la democracia constitucional, aún cuando la circunstancia europea de la post-guerra la dictaba como la mejor opción por motivos de razón. O sea, es mi opción, mi posición, sobre todo, la democracia constitucional norteamericana originaria, pero por motivos de razón, opinables de relación a la Fe. No necesito que el magisterio la bautice, como no necesito que el magisterio apruebe la teoría austríaca del ciclo económico para ser partidario de dicha teoría. Desde luego, ojalá igual actitud adoptaran los tradicionalistas que han identificado el franquismo con el Concilio de Trento (no es broma: eso influye en Lefebvre).

Pero entonces, ¿estuvo mal la actitud de Pío XII, de acompañar a las democracias constitucionales europeas de la post-guerra? No, de ningún modo, y eso nos da la oportunidad de aclarar el término “acompañar” que puede ser una diagonal entre la dicotomía de condenar u “ordenar”. Los pontífices pueden condenar por motivos teológicos un régimen político intrínsecamente inmoral, como vimos, pero luego quedan, como dijimos también, infinidad de opciones todas igualmente legítimas en relación al depositum fidei. Algo muy bueno y muy educativo que podrían hacer los pontífices (y que no han hecho ni están haciendo) es no pronunciarse sobre ninguna de ellas y dejar a los laicos esa opción, como corresponde a lo que ha sido justamente una teología del laicado, donde este último lleva adelante directamente las opciones temporales concretas sin comprometer con ello a la Iglesia en cuanto tal.

Se podría decir que ello implica negar el aspecto positivo de la enseñanza social de la Iglesia. No, porque los grandes principios sí que deben ser enseñados. Yo mismo los he afirmado, yo mismo los enseño, sin ningún tipo de táctica, estrategia o hipocresía. Bien común, destino universal de los bienes, función social de la propiedad, respeto a la dignidad humana, etc. Habrá siempre debates legítimos sobre hasta dónde llegan y cómo se enuncian, pero ahí están y no son contingentes. Pero su concreción, su aplicación prudencial, su relación con las circunstancias históricas y con la evolución de las ciencias sociales son prácticamente el 90 y pico % de los debates sociales en los cuales el Magisterio quiere regir y se producen luego las ideas y venidas señaladas.

Lo que el Magisterio puede hacer, sí, sin caer en este conflicto, es acostumbrarse a “acompañar” a un determinado “signo de los tiempos” sin por ello afirmarlo como cuestión básica o permanente de la Doctrina Social de la Iglesia, aclarando explícitamente su opinabilidad en relación al depositum fidei y advirtiendo explícitamente a los laicos que no se condenen los unos a los otros al concordar o no con ese “signo de los tiempos”. Así, si a Pío XII, Juan XXIII y al Vaticano II les pareció prudente “acompañar” a las democracias constitucionales de la post guerra, con su laicidad de estado y su tolerancia religiosa… Muy bien, hicieron muy bien, sobre todo (culpa de los tradis fans) porque no se podía dejar solos, en medio de las condenas de los tradicionalistas (como el pedido de condena a Maritain) a los laicos llevando adelante esos nuevos proyectos temporales. Pero, como dije, debe quedar claro que el acompañamiento es prudencial y no implica cuestiones que tocan a esos principios permanentes de teología moral social. No tengo las fórmulas mágicas, por supuesto, pero sé que si pastores y laicos tuvieran in mente todo esto, encontrarían la forma de decirlo y de vivirlo. El problema es que no lo tienen en cuenta en absoluto.

Y si esto corresponde a la parte política, imagínense, mutatis mutandi, lo cuidados que jerarquía y laicos deben ser en temas económicos…. La pura verdad es que, igual que la democracia constitucional, la redistribución de ingresos y demás medidas intervencionistas constituyen hoy el nuevo dogma, el mandamiento nro. 11, el nuevo Concilio de Trento, el nuevo catecismo niceno-constantinopolitano, y si difieres con él eres enviado al limbo de esa gente extraña que sí, pobres, intentan ser católicos pero están muy confundidos…

La mejor prueba de todo esto es el caos total sobre el derecho a la libertad religiosa. Como dijimos, nos parece algo muy importante, no contingente, “pero” el precio fue un caos magisterial en el que aún estamos y cuya solución es decir algo que casi no se quiere decir, excepto una sorpresiva intervención papal.

De vuelta: ¿pero no era que la declaración sobre la libertad religiosa te pareció bien? Si, claro, lo que sin embargo pregunté siempre –formando parte con ello de un amplio club- es su compatibilidad o no con el magisterio anterior, y si el magisterio puede cambiar en algo tan fundamental. Ya no se trata de los subsidios a la agricultura italiana, se trata del derecho, fundado en la dignidad humana, a la ausencia de coacción en materia religiosa, en privado y en público…. Y claro que la Dignitatis humanae afirma que no hay problemas con el magisterio anterior, pero lo afirma de modo voluntarista. ¿Cómo que no hay problema? De vuelta, Pío IX hubiera enviado a la santa miércoles a cualquiera que hubiera redactado lo que en 1965 firmó Pablo VI con todo el peso de su autoridad magisterial.

Las opciones son fáciles pero preocupantes. Si el derecho a la libertad religiosa es contradictorio con el magisterio anterior, si el 1ro es verdad, este último se equivocó. Y si este último es verdadero, el magisterio del Vaticano II es errado. Pero, ¿cómo puede la Iglesia equivocarse, ya sea antes, ya sea ahora, en algo tan importante?

Ante ello, muchos hemos tratado de afirmar “la continuidad” con el magisterio anterior. Pero la pura verdad es que nos hemos vuelto locos al intentarlo. ¡Ojalá Dupanluop resucitara y nos ayudara!!!!
Otros, sencillamente, cortaron con el Vaticano II. Fue la opción de Lefebvre. Que de loco nada tenía, sino que seguía sencillamente lo que Gregorio XVI y Pío IX decían, o se supone que decían. ¿Se le puede protestar tanto por seguir las enseñanzas de dos papas cuyo magisterio nunca fuera oficialmente abrogado?

Otros, al revés, afirmaron al Vaticano II como si el magisterio anterior nunca hubiera existido. O daban por supuesto que, en todo caso, el magisterio anterior eran los devaneos obviamente contingentes de dos o tres tipos que ya no tienen que ver con los actuales signos de los tiempos. Claro, perfecto, en eso siguen muchos. Pero entonces, por qué no, donde de otros 100 años o antes, viene un Vaticano III ante el cual el de hoy queda como una cosa olvidada fruto de unos cuantos vejetes? Y así sucesivamente…. Entonces ser católico en un tiempo es una cosa, en otro tiempo es otra, y así…… ¡Qué maravilla! ¡Qué claridad! ¡Qué coherencia!!

Esto es grave. Grave si te tomas el Magisterio en serio. Si no, claro, es el caos. ¿Ahora se comienza a comprender el título de esta entrada? O sea, ¡la auto-devaluación del Magisterio!

Y no hay que olvidar que esto –aunque no sólo por esto- costó la separación de Mons. Lefebvre. Lo cual pareció no importar a nadie –excepto a JPII- porque, claro, el episodio fue vivido con miles de mantos de desprecio para con el viejo y testarudo Cardenal francés. Viejo, si, testarudo, bueno, no es un defecto, pero ¿incoherente? Ya dije que no hizo más que reiterar a tooooooooooooooodo el magisterio PRE-conciliar. ¿Entonces?

El único –tenía que ser- que intentó hacer algo ya como Magisterio –aunque el gato se muerda la cola- fue Benedicto XVI. Había sido perito en el Concilio, se lo había tomado muy en serio, y era totalmente consciente de que no se podía seguir así aunque a casi nadie importara la cuestión –parte del problema-.

Dirigió entonces un maravilloso discurso, hoy olvidado absolutamente, como él mismo y todo su extraordinario magisterio, en medio de un ruido ensordecedor de tonterías que atrae más a la masa de católicos sumergidos vergonzantemente en esas tonterías.

El 22 de Diciembre de 2005 quedó escrita pues una pieza básica, fundamental, para toda esta historia, su “hermenéutica de la continuidad y la reforma” del Vaticano II. Mario Silar tiene ordenadas casi todas las reacciones que en ese momento este discurso generó. Benedicto XVI quiso aclarar las cosas pero los debates posteriores mostraron que tal vez no estamos aún maduros como Iglesia para lo que él quiso decir.

Quedará entones muy petulante de mi parte, pero lo que él quiso decir, je, je, creo yo (al menos no pretendo infalibilidad, como otros católicos…) es que el Concilio implica continuidad en lo esencial, y reforma en lo contingente. ¿Y qué es lo esencial y qué es lo contingente? Ah, para algo está internet: léanlo. Llegarán a sus propias conclusiones, pero lo que yo quisiera destacar es que Benedicto, como cuestión “contingente”, lo siguiente (y ahora viene la única cita textual de este texto inútil y quijotexo J: “… En cambio, no son igualmente permanentes las formas concretas, que dependen de la situación histórica y, por tanto, pueden sufrir cambios. Así, las decisiones de fondo pueden seguir siendo válidas, mientras que las formas de su aplicación a contextos nuevos pueden cambiar. Por ejemplo, si la libertad de religión se considera como expresión de la incapacidad del hombre de encontrar la verdad y, por consiguiente, se transforma en canonización del relativismo, entonces pasa impropiamente de necesidad social e histórica al nivel metafísico, y así se la priva de su verdadero sentido, con la consecuencia de que no la puede aceptar quien cree que el hombre es capaz de conocer la verdad de Dios y está vinculado a ese conocimiento basándose en la dignidad interior de la verdad. Por el contrario, algo totalmente diferente es considerar la libertad de religión como una necesidad que deriva de la convivencia humana, más aún, como una consecuencia intrínseca de la verdad que no se puede imponer desde fuera, sino que el hombre la debe hacer suya sólo mediante un proceso de convicción. El concilio Vaticano II, reconociendo y haciendo suyo, con el decreto sobre la libertad religiosa, un principio esencial del Estado moderno, recogió de nuevo el patrimonio más profundo de la Iglesia. Esta puede ser consciente de que con ello se encuentra en plena sintonía con la enseñanza de Jesús mismo (cf. Mt 22, 21), así como con la Iglesia de los mártires, con los mártires de todos los tiempos. La Iglesia antigua, con naturalidad, oraba por los emperadores y por los responsables políticos, considerando esto como un deber suyo (cf. 1 Tm 2, 2); pero, en cambio, a la vez que oraba por los emperadores, se negaba a adorarlos, y así rechazaba claramente la religión del Estado. Los mártires de la Iglesia primitiva murieron por su fe en el Dios que se había revelado en Jesucristo, y precisamente así murieron también por la libertad de conciencia y por la libertad de profesar la propia fe, una profesión que ningún Estado puede imponer, sino que sólo puede hacerse propia con la gracia de Dios, en libertad de conciencia. Una Iglesia misionera, consciente de que tiene el deber de anunciar su mensaje a todos los pueblos, necesariamente debe comprometerse en favor de la libertad de la fe. Quiere transmitir el don de la verdad que existe para todos y, al mismo tiempo, asegura a los pueblos y a sus gobiernos que con ello no quiere destruir su identidad y sus culturas, sino que, al contrario, les lleva una respuesta que esperan en lo más íntimo de su ser, una respuesta con la que no se pierde la multiplicidad de las culturas, sino que se promueve la unidad entre los hombres y también la paz entre los pueblos.”

Lo que está diciendo, creo, es que la condena a la libertad de cultos del magisterio anterior tenía elementos contingentes que dependían de la situación histórica del momento. No la condena al indiferentismo religioso, no la condena al relativismo religioso –esa condena será siempre esencial- sino algo… Que ya vamos a ver qué es.

Casi nadie se dio cuenta –Jorge Velarde Rosso fue uno de los pocos- de que también estaba diciendo –ya lo había dicho como Joseph Ratzinger- es que había una tradición mucho más esencial que el magisterio de Gregorio XVI o de Pío IX, que era, que es, nada más ni nada menos, la tradición de la Iglesia antigua, previa al Edicto de Constantino, a la cual el Vaticano II, siendo en eso ultra-tradicionalista, quiso volver. Una Iglesia que obedecía al Imperio en las cosas seculares que el eran propias pero que manifestaba, en su negación al culto al emperador, que la afirmación o negación de una religión no es una cuestión secular (estatal, diríamos hoy) porque ya el pueblo de Israel había distinguido en su tiempo entre Dios y los poderes humanos, siendo ello una revolución cultural en medio de mitos politeístas y panteístas donde los reyes eran a la vez dioses (nuevamente, Ratzinger, en Introducción al Cristianismo: léanlo, así descansan por un rato de las intrigas vaticanas). Allí la libertad religiosa tenía una dimensión diferente a la libertad de cultos indiferentista de los revolucionarios franceses (no hablamos de los “doctrinarios”) y comprensiblemente el magisterio del s. XIX no pudo ver esa distinción, aunque se eche de menos, como ya dije, que no lo haya hecho.

¿Pero cuál es “la esencia de lo contingente”? ¿Qué es aquello que el magisterio de Gregorio XVI y Pío IX afirma como si fuera esencial, siendo contingente? Ninguno de los dos tenía problemas en que, por motivos de justa tolerancia, se admitieran ciertos cultos, sin demasiada relevancia pública, en los Estados Pontificios. Pero en estos últimos, un ciudadano católico no podía cambiar de culto sin dejar de cometer por ello un delito civil. El ser bautizado era una cuestión civil además de religiosa. Y ello es, según Rhonheimer, una cuestión heredada de una estructura civil romana, pre-cristiana, que los cristianos post-edicto de Constantino copian como si fuera propia, y esa con-fusión dura precisamente hasta la declaración de libertad religiosa del Vaticano II. ESA cuestión –la unión entre civilidad y bautismo- es la cuestión contingente que NO podía ser afirmada como parte del depositum fidei. Como tampoco puede ser hoy afirmado del mismo modo –y en esto tienen razón los tradis- el régimen político de la democracia constitucional liberal clásica, por más NO contradictoria que sea con ese depositum fidei y por más acertado que haya estado el acompañamiento prudencial a partir de Pío XII, dadas las circunstancias europeas de la post-guerra (donde Europa se vuelca por primera vez, valga recordarlo, a las sabias enseñanzas de sí misma practicadas ya por sus hijos norteamericanos desde 1776 en adelante).

Por eso Fernando Ocáriz, como quien no quiere la cosa, pone también como ejemplo de lo contingente a ciertos temas de la libertad religiosa a nivel de decisiones históricas y sus aplicaciones jurídico-políticas, cuando comenta el discurso de Benedicto XVI (““En el quincuagésimo aniversario de su convocación, sobre la adhesión al Concilio Vaticano II”).

Pero entonces, alguien podría decir: ¿y no sucede lo mismo con el derecho a la libertad religiosa como el Vaticano II lo define? Sí y no. NO por cuanto se trata de una obligación moral de respetar un derecho personal fundamental, y esa obligación moral NO está unida a las contingencias de un régimen político. NO porque –y esto casi no se ha dicho- no debe estar necesariamente unido, por lo tanto, a un liberalismo clásico institucional. SI en tanto esa última distinción no se realice. Esto es, así como la condena a la libertad de cultos fue realizada en medio de una contingente (aunque no vista en su momento como contingente) adhesión al régimen político de los estados pontificios, la afirmación de la libertad religiosa es generalmente realizada en medio a la adhesión contingente, aunque en general no vista como tal, al régimen político de la democracia constitucional liberal clásica. PERO, cuidado, esto NO implica que la laicidad –distinguida de laicismo- sea contingente. Como distinción de esferas entre lo religioso y los poderes humanos es un patrimonio permanente y esencial del Cristianismo. Esa laicidad tiene, a su vez, manifestaciones históricas contingentes que no afectan a su aspecto esencial.

Con lo cual estamos llegando, precisamente, a lo esencial de este largo quijotexto: las idas y venidas, las ideologías diversas e incluso las contradicciones que se observan en el magisterio pontificio, en su “única” Doctrina Social de la Iglesia –hemos reseñado casi todas- se deben a que los pontífices hablan de principios esenciales mezclándolos con cuestiones históricas contingentes, sin aclarar bien la distinción, produciendo con ello perplejidades a todos los católicos de buena voluntad y, además, fanatismos y condenas mutuas entre los laicos según se aferren cada uno de ellos a esas cuestiones contingentes que fueron afirmadas como esenciales. Con lo cual, lamentablemente, el magisterio se ha auto-devaluado. Haciendo una analogía con la economía, a medida que ha aumentado su producción en lo contingente, el valor de esos documentos se ha devaluado, al entrar en desuetudo histórico, o al advertir en prudente silencio –no como yo- los diversos fieles esa falta de valor de cosas en su momento muy importantes pero que no por ello perdían su carácter de contingente. El drama del tema de la libertad religiosa fue una dura advertencia sobre este tema, advertencia cuyas consecuencias NO se terminan de asumir.

¿Soluciones? Si: un futuro, después del Apocalipsis, je, je, donde fermenten todas estas distinciones, y que el papel fundamental del magisterio en lo social sea condenar cuando debe –pero deben ser pocas veces- y acompañar con prudencia y con reconocimiento de la opinabilidad a los signos de los tiempos. Y, por lo tanto, dejar cada vez más la mayoría de los temas sociales a los laicos, que con sus escritos sean fermento del Cristianismo a nivel social sin comprometerlo a su vez –precisamente porque son laicos- con un magisterio que debe reservar su autoridad para lo esencial.

Pero mientras tanto, esto ha sido más grave de lo que se piensa. ¿Qué es de la autoridad de otros documentos pontificios del magisterio ordinario, en materias de Fe y Costumbres? ¿Dónde y cómo existen hoy en los católicos documentos tales como Humane generis, el Credo del pueblo de Dios, la Humanae vitae, el Catecismo de la Iglesia Católica, la Veritatis splendor, la Evangelium vitae, para dar sólo algunos ejemplos? Y ni que hablar de los documentos de la Sagrada Congregación para la Doctrina de la Fe firmados por el Pontífice…

No podemos ahora hacer un diagnóstico completo de todos los niveles de audiencia. Me refiero sobre todo a aquel que, consciente de toda la “claridad y distinción” anterior, cuando alguno de esos documentos “le toca”, ¿cómo se defiende? ¿Cómo creen que se va a defender? Pues sencillamente, y sin necesariamente mala voluntad, traslada la esencial contingencia de todo lo reseñado a esos documentos también. La auto-devaluación del magisterio llega en eso a su perfecto nivel. Por haber hablado de lo que no debía hablar se queda sin autoridad para hablar de lo que sí debe hablar.

Por supuesto, cada uno de los creyentes de buena voluntad con los que he hablado este tema –desde laicos, presbíteros, y doctorísimos en Teología- maneja el tema como puede. Cada uno, en buena conciencia, trata de ubicar niveles de magisterio, de obediencia, tratando de ser coherente, de no tener dobles estándares, etc., o sea, cada uno trata de arreglar la situación creada como puede, como Dios le dé a entender, y me estoy refiriendo incluso a manuales y textos de teología moral y etc. Y, claro, la Iglesia es un caos. Algunos –me parece bien- se agarran del documento sobre La vocación eclesial del teólogo. Ok. Pero cuando se pregunta a su vez cuál es el nivel de magisterio de ese documento y qué nivel de obediencia requiere, el problema surge de vuelta. Por lo demás ese documento fue escrito precisamente para la incontable cantidad de teólogos morales que mandaron a Siberia a la Veritaris splendor. Ese fue su contexto y usarlo luego para temas sociales resulta forzado.

Ni qué hablar de la violencia que se la hace al católico que ha tomado dificilísimas decisiones vitales por seguir precisamente al magisterio ordinario en temas de Fe y moral y luego, ante la menor disidencia en lo temporal, se le tira por la cabeza lo que papa diga en ecología, economía y política fiscal, acusándolo de ser él el heterodoxo….

Pero esto pone de manifiesto este problema. Los documentos NO sociales de Juan XXIII, Pablo VI, JP II, Benedicto XVI y Francisco –quien tiene, oh noticia, una encíclica sobre la Fe- tienen como base, de fondo, elementales distinciones hechas por Santo Tomás. Oh sí. Los papas podrán haber sido fenomenólogos, agustinistas, etc., pero luego cuando hay que recordar que la conciencia subjetiva no determina el valor moral de la acción en sí misma, hay que recordar lo elemental: objeto, fin y circunstancia de la acción, y Santo Tomás vuelva a aparecer en última instancia como la última red de seguridad en la cual se apoya el magisterio y sus asesores cuando las papas queman.
Pero, ¿qué Santo Tomás se enseña en los seminarios? Y no crean que ahora me voy a quejar de que no se enseña: eso es verdad pero es otro problema. El problema es mucho más de fondo.
Volvamos a fines del s. XIX. La formación filosófica de seminaristas era un caos y León XIII decidió tomar el toro por las astas. Surge entonces la Aeterni patris. La restauración de Santo Tomás. La encíclica es buena. Muy bien.

Pero el problema sigue. Ya sabemos cómo. El fideísmo modernista sigue su curso y durante Pío X suceden dos cosas importantes: la Pascendi, contra el Modernismo y fideísmo, 1907, y la 24 tesis tomistas.

Surge entonces un “tomismo” que con gran mérito enseña Santo Tomás a generaciones. Aún manuales que se estudian en egregias universidades católicas tienen ese estilo. Los comentarios a Aristóteles ocupan un lugar central. El orden de las materias filosóficas es casi el mismo que el de la filosofía en Wolff-Leibniz. La filosofía antes que la teología, casi como una condición kantiana de posibilidad. La ontología antes que la teología natural, y así. El estilo de los manuales tiene el estilo racionalista típico: definiciones, capítulos, apartados, y algunos hasta teoremas, corolarios y escolios. No es justo criticarlos porque la mayoría son obras de arte que ordenaron la cabeza de muchos. Pero, retrospectivamente, hay que tener conciencia de lo que sucedió.

Eso no era Santo Tomás. Era tomismo. Ok, como opción filosófica opinable en relación a la Fe (NO la teología de Santo Tomás como modelo), ok. Para colmo, luego vinieron las 24 tesis, aristotélicas, y, de vuelta, se impusieron bajo pena de expulsión a Marte si no las repetías de memoria junto con el juramento antimodernista (¡y los jesuitas tuvieron que pelear para que su distinción entre esencia y existencia pudiera ser sostenida de modo suareciano!!!). ¿Y si en vez de 24 alguien adhería a 23 y media? Oh no, vade retro Satanás ¡!!!

Debo decir que Santo Tomás no se identifica con ningún tomismo que, como cuestión de razón, pueda legítimamente sostenerse. Santo Tomás era teólogo. No distinguía entre filosofía y teología (¿No? ¡No!) sino entre la Sacra Doctrina y “la” filosofía, que era el pensamiento de Aristóteles que él usaba, entre varios otros, para la Sacra Doctrina. El eje central de su pensamiento NO era la ontología de Aristóteles sino la creación judeo-cristiana desde la cual el re-interpretaba todo lo demás, Aristóteles incluido.

Por supuesto, no fue esto lo que primó en los ambientes católicos hasta los 50. ¿Un Santo Tomás entendido desde la Fe, desde el círculo hermenéutico de razón y fe, desde el “creo para entender y entiendo para creer”? No. No al tal punto de que el Padre Chenu, siendo el joven rector de Le Saulchoir, fue llamado al orden por sostener ello precisamente, Gilsón dixit.

Y hablando de Gilsón, este último, junto con Fabro, dicen algo muy interesante, opinable en relación a la fe, pero que se extendió como un nuevo mandamiento filosófico por muchos ambientes tomistas. Ellos, que habían reaccionado contra un tomismo demasiado aristotélico, recordando el eje central de la participación en el pensamiento de Santo Tomás, tuvieron la paradójica insistencia de ligar el pensamiento de Descartes con el nacimiento del ateísmo que culmina en Hegel. Un Descartes agustinista, una interpretación rosminiana de la filosofía moderna, era para ellos pecado mortal. Así, para ellos, estudiar Santo Tomás y rechazar la filosofía moderna en bloque era lo mismo.

Claro, ello produce interesantes problemas con “la modernidad”, de la cual parece que no se salva NADA. Ni siquiera un Rosmini o un Husserl. Entonces tenemos un singular problema: el Concilio Vaticano II, que quiere dialogar con el mundo moderno, ¿sobre qué bases filosóficas va a dialogar con el mundo moderno? ¿No fueron más coherentes los católicos que hicieron una unión total entre Lefebvre y ESE tomismo, con el cual adherían a su vez a las dictaduras “católicas” sobre la base del gobierno de los “príncipes”?

Otra vez, el tiro por la culata. Por suerte, la gente no se toma todo tan a pecho y es afortunadamente inconsistente. Gran parte de buenos sacerdotes y futuros obispos repitieron de memoria todo ello y a otra cosa mariposa, luego la sabiduría y la santidad de la vida hacían todo lo necesario. Pero otros –especialmente teólogos, religiosos, etc- comenzaron a oler algo raro. La distinción tan profunda entre filosofía y teología implicaba una separación bastante acentuada entre lo natural y lo sobrenatural. Surge entonces Henri de Lubac y un plano inclinado coherente e interesante. La Nouvelle Théologie lo apoya y, además, como en vez de Mises leían Marx, surge Metz, de allí el joven Gustavo Gutiérrez (hoy elevado casi a los altares) y….

Pero no fue eso solo. Fue otra cosa más silenciosa. La mayoría de los seminaristas que verdaderamente estudian –tanto desde el 50 como hasta ahora- tienen a ese tomismo como un recuerdo de su juventud. Nada les ha conectado ese tomismo con la filosofía moderna y contemporánea. Luego viajan a Europa, obtienen sus doctorados, y el tema no sólo es que se hagan teólogos de la liberación: igualmente estudian hermenéutica, obviamente, a fondo, que en principio no encaja ni con colador con ese tomismo juvenil. Y tienen que elegir. Nadie se entera, pero eligen. O es una cosa o es la otra. Y la hermenéutica, sin “ratio” (NO una hermenéutica realista fundada en Husserl y Santo Tomás) conduce al postmodernismo y al fideísmo. Adiós, good bye, sayonara. Se acabó todo. Desde allí, ¿qué se puede entender o aceptar, otra vez como ejemplo, de algo como la Veritatis splendor?

¿Hay algo que pueda ligar a Santo Tomás con lo mejor de la filosofía actual? Sí, claro, una interpretación diferente del cogito cartesiano que pueda ligar la ratio de Santo Tomás con la ratio en Husserl y, desde allí, re-fundar desde Santo Tomás, en un cristianismo filosófico, al giro hermenéutico, al giro lingüístico y al historical turn de la filosofía de las ciencias. Para ello hay que darse cuenta de que siempre hay que partir del horizonte cristiano en diálogo con la razón, pero no de una filosofía que supuestamente no tiene nada que ver con la Fe. ¿Alguien se dio cuenta de esto? Si, desde luego, Benedicto XVI, en su discurso de Ratisbona en el 2006, en su discurso a La Sapienza en el 2008, en sus debates con Habermas y D´Arcais, etc.

El pontificado de Benedicto XVI tenía ese programa: creo para entender, entiendo para creer. Sabía lo que era ese círculo hermenéutico sin caer en el fideísmo. Era un agustinista que conocía a Santo Tomás y tenía una visión integral de la filosofía y el mundo moderno en armonía con el Catolicismo. Por eso fue uno de los mejores peritos del Concilio Vaticano II, por eso fue uno de los principales asesores del esquema XIII y por eso pudo darse cuenta de qué estaba ocurriendo con el Vaticano II y por eso trató de reencaminar su interpretación.

Pero él está sentado en una silla de ruedas, en silencio, mientras el caos de la Iglesia es ensordecedor.

Animo. Portae inferi non praevalebunt

Gabriel J. Zanotti es Profesor y Licenciado en Filosofía por la Universidad del Norte Santo Tomás de Aquino (UNSTA), Doctor en Filosofía, Universidad Católica Argentina (UCA). Es Profesor en las Universidades Austral y Cema. Director Académico del Instituto Acton Argentina. Profesor visitante de la Universidad Francisco Marroquín de Guatemala. Publica como @gabrielmises

Aldo Abram, de la Fundación Libertad y Progreso: “El BCRA llegará absolutamente quebrado al 10 de diciembre”

Entrevista a Aldo Abram: Publicado el 1/10/23 en: https://www.infobae.com/economia/2023/10/01/aldo-abram-de-la-fundacion-libertad-y-progreso-el-bcra-llegara-absolutamente-quebrado-al-10-de-diciembre/

El economista le dijo a Infobae que la suba de la percepción de riesgo país tiene que ver con la creciente fragilidad de las finanzas del Estado. Definió los prerrequisitos para salir del cepo

"Creo altamente posible una fuerte profundización de la crisis económica si se confirmase que va a ser presidente el candidato del gobierno"

«Creo altamente posible una fuerte profundización de la crisis económica si se confirmase que va a ser presidente el candidato del gobierno»

La economía ingresó en un estado de deterioro acelerado que se manifiesta en un escenario de aceleración del ritmo de inflación a una tasa de dos dígitos porcentuales por mes: 12,4% en agosto y en ese rango se proyectó para el cerrado septiembre, con expectativa de que se supere después de las elecciones generales del 22 de octubre, y doloroso aumento de la pobreza a más del 40% de la población total del país y de 56% en el caso de los menores de 15 años (casi 6 millones de personas) y casi 47% en la franja siguiente hasta 29 años.

Y si bien los datos del mercado de trabajo trajeron la buena noticia de la disminución de la tasa de desempleo, con varias provincias en la que la Encuesta Permanente de Hogares del Indec dio cuenta de “pleno empleo” -tasas menores a 3% de la oferta laboral-, también aportaron señales de alertas, como fueron las caídas de los puestos ocupados por profesionales y técnicos, que se tradujeron en una marcada disminución de la productividad laboral, y con ello de la competitividad internacional del entramado de la producción nacional, imprescindible para generar divisas y revertir la creciente acumulación de saldo negativo de divisas de libre disponibilidad en el Banco Central.

De ahí que no sorprende el aumento en la última semana de la brecha cambiaria entre una paridad comercial congelada desde el 14 de agosto y las alternativas CCL y MEP, y del índice de riesgo país, el paquete de medidas de baja de algunos impuestos e incremento de partidas de gastos en programas de asistencial, sin otro financiamiento a la vista que la emisión del Banco Central.

Frente a ese panorama, Infobae entrevistó a Aldo Abram, economista y director de la Fundación “Libertad y Progreso” para analizar esa dolorosa coyuntura y sus expectativas para el corto plazo, frente al próximo cambio de gobierno.

— A la luz de los indicadores socioeconómicos que difundió el Indec para el primer semestre, y las medidas que tomó Economía desde las PASO ¿Qué cabe esperar para el resto del año?

— En la medida que las elecciones vayan confirmando un cambio de rumbo, la percepción de riesgo disminuirá. Sin embargo, si se incrementa la probabilidad de que se mantenga la actual gestión, el tembladeral será mucho mayor. Incluso, creo altamente posible una fuerte profundización de la crisis económica si se confirmase que va a ser presidente el candidato del gobierno. Es difícil imaginarse al FMI renegociando el actual acuerdo de Facilidades Extendidas, que está muerto, con alguien que perseverantemente incumplió sus promesas y a pocos días de haberlas hecho.

La actual alza de la percepción de riesgo país que muestran los mercados tiene que ver con la creciente quiebra del Estado y del Banco Central que está generando el Gobierno, profundizada por el “Plan Platita” para que gane Sergio Massa. Si no ha derivado en una crisis hiperinflacionaria es debido a que hay expectativas de cambio de rumbo a partir del 10 de diciembre.

Que se espere un nuevo gobierno, que haga las reformas de fondo que son necesarias para que el país vaya a la normalidad, es lo que permite contar con el apoyo de los países más importantes, manifestados especialmente en la actitud paciente de los organismos internacionales. El generoso acuerdo con el FMI y las sucesivas renegociaciones de metas, que saben serán incumplidas por el actual gobierno, no hubieran sido posibles si se pensara que va a continuar la actual gestión. Esta expectativa también hace que ahorristas e inversores locales y extranjeros no se deshagan más rápidamente de los pesos y activos en moneda local e, incluso, que algunos aprovechen los bajos precios para comprarlos. Todo lo cual ayuda a moderar el avance de la crisis.

infobae

— Del lado de la oposición, tanto de La Libertad Avanza como de Juntos por el Cambio, impulsan un cambio radical de política económico-social ¿El punto de partida debe ser el cierre de la emisión monetaria por parte del Banco Central, o debe ser gradual en consonancia con la búsqueda del equilibrio de las finanzas públicas que tienden a un déficit de la Administración Central de 5% del PBI y 10% del PBI del cuasi fiscal del BCRA?

— Lo primero que hay que entender es que hoy el problema no es solamente fiscal y monetario. La realidad es que ni los argentinos ni los extranjeros creemos que el país tenga un futuro de normalidad, a menos que se hagan cambios profundos de rumbo. O sea, si el próximo gobierno no lanza un plan creíble de reformas estructurales urgentes en los primeros días de su gestión, es irrelevante hablar de ajustes fiscales o planes monetarios. Por suerte, en la oposición prima dicho diagnóstico y todos los equipos están trabajando en ese sentido. Por ello, lo primero que harán es mostrar la hoja de ruta o leyes necesarias para resolver los problemas más graves. Entre ellas, cómo se reformará el Estado en el mediano plazo y dónde habrá los recortes al principio de la gestión.

Hay que recordar que el actual desmanejo monetario está acelerando la inflación, que terminará 2023 por encima del 160%. Si le sumamos la necesidad de reacomodar el desquicio de precios que está generando la actual administración, podría llegar hasta superar 200% interanual en el primer semestre de 2024. Esto permitirá que parte del ajuste se haga licuando las erogaciones del Estado.

La actual discusión sobre si hay que salir del cepo e ir a un mercado único de cambios rápido o lento no tiene sentido. Ya la tuvimos antes de que asuma el gobierno de Cambiemos y, el 17 de diciembre de 2015 se demostró que teníamos razón los que apoyábamos salir cuanto antes. Desde que ganó las elecciones Mauricio Macri, los dólares paralelos tendieron a bajar, la salida a una unificación cambiaria se hizo a un tipo de cambio menor a los paralelos y, luego, la baja continuó por un mes más.

Con una confianza en el gobierno destruida, hoy no estamos viendo una corrida cambiaria o bancaria justamente porque hay una expectativa de cambio de rumbo a partir del 10 de diciembre. ¿Por qué habría de ocurrir una corrida una vez que se confirme este escenario? Al contrario, los incentivos irán en la dirección opuesta. Así que la demanda de pesos va a dejar de derrumbarse como ahora y, luego, aumentará, moderando la pérdida de poder adquisitivo del peso. Esto permitirá que la inflación baje desde mediados de 2024. Es cierto que hay muchas toneladas de pesos emitidos; pero no valen nada. De hecho, hoy su poder adquisitivo es del 40% de lo que había disponible en diciembre de 2015.

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Por otro lado, la deuda remunerada del Banco Central es muy preocupante; pero es la contrapartida de los depósitos.

Aunque con la incertidumbre actual están cayendo moderadamente en términos de poder de compra, si se confirma el cambio de rumbo económico no hay ningún motivo para que haya una corrida bancaria. Al contrario, los depósitos tenderán a subir en términos reales.

Aunque al principio servirán para financiar al Tesoro, como es hoy que sólo un tercio va al sector privado, es esperable que hacia mediados de año próximo vaya cada vez más financiamiento al consumo y a la producción, alentando una recuperación económica.

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La clave es recuperar credibilidad, o sea el crédito y, para eso, lo relevante es ser audaz con los cambios. La percepción de dudas o falta de convicción en avanzar en drásticas reformas jugarán en contra y volverán más costoso socialmente el reordenamiento económico necesario.

— ¿Dolarización o bimonetarismo?

— Si uno mira los países de alrededor, usualmente tienen una inflación de un dígito anual. No debe ser tan difícil como para que nosotros no lo podamos hacer. En esas economías hay bancos centrales independientes que priorizan respetar al ciudadano dándole una moneda estable y confiable. Para ello, producen la cantidad de dinero que la gente demanda.

La diferencia es que acá, más del 70% de su historia el Banco Central priorizó financiar a los gobiernos de turno. Es decir, produjeron todos los pesos que éstos necesitaban, muchos más de los que demandaba la gente. Por eso, la mayor parte del tiempo cayó el valor o poder adquisitivo de nuestra moneda y tuvimos alta inflación.

Entonces la pregunta que hay que hacerse es: ¿Los argentinos vamos a ser lo suficientemente responsables a futuro como para elegir gobiernos que respeten la independencia del Banco Central y no lo usen para financiarse? Los que piensan que podemos lograrlo prefieren mantener el peso. Los que dicen que la historia demuestra lo contrario, consideran que hay que ir a una dolarización para evitar que los argentinos puedan volver a ser estafados desde el Banco Central. El temor está justificado. Si a la moneda de un peso se le hubieran dejado todos los ceros que se le quitaron desde 1970, hoy diría 10 billones de pesos (es decir $10 y 12 ceros más).

"Más del 70% de su historia el Banco Central priorizó financiar a los gobiernos de turno. Es decir, produjeron todos los pesos que éstos necesitaban, muchos más de los que demandaba la gente"«Más del 70% de su historia el Banco Central priorizó financiar a los gobiernos de turno. Es decir, produjeron todos los pesos que éstos necesitaban, muchos más de los que demandaba la gente»

— ¿Cómo debe ser la salida del cepo?

— Se decida mantener o no el peso a futuro, la salida del cepo debería ser a un mercado único de cambios con libre opción de monedas y un Banco Central independiente, prohibiéndosele darle recursos al gobierno. Incluso, debería impedírsele comprar deuda del Tesoro, para que no lo financie indirectamente. Haciendo esto se puede salir rápido.

En ese nuevo mercado único, el tipo de cambio buscaría un valor menor al de los paralelos, como pasó en 2015. Condición necesaria es que se lance el programa de reformas estructurales; pero no que se haya avanzado en él. Si se muestra que hay convicción y una hoja de ruta creíble, se logrará mayor credibilidad de la gente y el apoyo de los organismos internacionales.

Es cierto que las restricciones e imposiciones que se le pusieron a este cepo son mucho peores que las del segundo gobierno de Cristina Fernández de Kirchner, así que llevará más tiempo lograr una total normalización. Por ejemplo, la obligación de financiar las importaciones y las limitaciones a la remesa de ganancias por parte de las empresas seguramente se irán eliminando gradualmente. Pero a fin de 2024 no existirán más.

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Es imposible esperar que se llegue a niveles de un dígito de inflación para unificar el mercado de cambios. El Banco Central llegará absolutamente quebrado al 10 de diciembre, como pasó en 2015. Por lo tanto, habrá que seguir emitiendo para ir desarmando la “bola de nieve” de la deuda remunerada; lo que, por su alto costo, debería ser prioritario a la acumulación de divisas.

Seguramente, la inflación bajará desde mediados de 2024 y terminará cerca del 100%, con perspectivas de un descenso aún mayor en los años siguientes. Llevará cuatro o cinco años lograr una inflación anual civilizada.

— ¿Según sus análisis con los economistas de Libertad y Progreso, la instrumentación del bimonetarismo o el extremo de la dolarización, se puede hacer por ley o se requiere de un tratamiento previo de modificación del Artículo 75 de la Constitución, que explicita en el inciso 11: “Hacer sellar moneda, fijar su valor y el de las extranjeras; y adoptar un sistema uniforme de pesos y medidas para toda la Nación”?

— Me la paso pidiendo el artículo constitucional que dice que hay un mandato u obligación de tener moneda local y todos me mandan los que dan facultades o atribuciones, que pueden ejercerse o no. No hay mención alguna sobre una “obligación” de emitir moneda. De todas formas, los “dolarizadores” lo tienen resuelto con el “peso oro”, que permitiría emitir un billete con aval en este metal para quien lo prefiera al dólar.

— La Convertibilidad a comienzos de los 90 fue posible luego de una tarea previa de casi dos años de realineamiento de los precios relativos: tipo de cambio, tarifas, precios, salarios, jubilaciones, conversión de colocaciones a plazo fijo a 7 días en bonos a 10 años de plazo, entre otras medidas ¿Ahora cómo sería?

— Primero, el tipo de cambio se duplicó entre fines de 1990 y marzo de 1991, en lo que era el inicio de la cuarta hiperinflación argentina. Ésta se cortó instrumentando una “convertibilidad” a un valor de dólar altísimo; por eso que los precios se fueron reacomodando en la medida que la confianza se asentaba. Bajo un país más previsible y estable, el poder adquisitivo de los argentinos medido en moneda extranjera debía aumentar a niveles más alto que al inicio de la “Convertibilidad”. Por ello se dio la suba de los precios en dólares del principio de dicho plan.

Lo más probable es que el reacomodamiento de precios relativos de inicios de un gobierno “dolarizador” se haga con Banco Central y libre opción de monedas, incluido el peso. No debería diferir mucho de la salida a un tipo de cambio único manteniendo la moneda local como el que comenté antes. Sin embargo, en este caso, cuando estén armados los instrumentos para pedir prestados los dólares necesarios para rescatar los pasivos en pesos del Banco Central, se le ofrecerá a la gente que, si quiere, cambien la moneda local por la estadounidense al valor de mercado de ese momento. No creo que sea nada forzado y, aún menos, traumático.

Los argentinos estamos acostumbrados a usar dólares; aunque aún hoy la mayoría de nuestras transacciones las hagamos con pesos. Una vez empezado este proceso, en no mucho más de un año se llegará a un dígito de inflación anual.

"Lo más probable es que el reacomodamiento de precios relativos de inicios de un gobierno “dolarizador” se haga con Banco Central y libre opción de monedas, incluido el peso"«Lo más probable es que el reacomodamiento de precios relativos de inicios de un gobierno “dolarizador” se haga con Banco Central y libre opción de monedas, incluido el peso»

— ¿Qué costos tendría para la sociedad en su conjunto en la etapa inicial, en particular para los sectores más vulnerables?

— Es bueno este punto. Cuando uno se manda una macana grande en su hogar o trabajo, no se resuelve mágicamente. Si alguien dice que lo puede hacer sin esfuerzo y sacrificio, es un mentiroso. En los países pasa igual y los problemas que dejará este gobierno serán gigantescos. Así que costará mucho esfuerzo y sacrificio de la sociedad el resolverlos. Sin embargo, hoy ya hacemos enormes esfuerzos y sacrificios simplemente para no “ahogarnos” en esta decadencia permanente.

Con un gobierno que encare las reformas estructurales los estaremos haciendo para gestar un país normal, que nos dé más oportunidades de progreso a todos en el futuro. Los beneficios los empezaremos a ver desde mediados de 2024. Por ejemplo, la baja de la inflación y la recuperación de la economía. Mejoras que se irán acelerando en la medida que el programa de reformas estructurales se implemente en el tiempo.

Creo que el premio vale la pena. La alternativa es seguir en esta eterna decadencia e ir de crisis en crisis. De esta historia creo que ya todos estamos hartos.

Aldo Abram es Lic. en Economía y fue director del Centro de Investigaciones de Instituciones y Mercados de Argentina (Ciima-Eseade) Es director de la Fundación Libertad y Progreso. Sigue a @AbramAldo

La pérdida de señoreaje no es una buena razón para no dolarizar

Loss of Seigniorage is not a Good Reason to not Dollarize

Por Nicolás Cachanosky. Publicado el 2/10/23 en https://economicorder.substack.com/p/loss-of-seigniorage-is-not-a-good?utm_source=post-email-title&publication_id=699394&post_id=136976316&utm_campaign=email-post-title&isFreemail=true&r=1mwuzu&utm_medium=email

Una de las objeciones más llamativas contra la dolarización es la pérdida del señoreaje, especialmente en Argentina. Para algunos, el costo de sacrificar el señoreaje para lograr una estabilidad de precios duradera parece demasiado alto para eliminar la inflación anual promedio del 60% que los argentinos han sufrido desde mediados de los años cuarenta. Profundicemos en el equilibrio entre dolarización y señoreaje.

One of the most striking objections against dollarization is the loss of seigniorage, especially in Argentina. For some, the cost of sacrificing seigniorage to achieve lasting price stability seems too high to eliminate the 60% average yearly inflation Argentineans have suffered since the mid-1940s. Let’s delve into the trade-off between dollarization and seigniorage.

¿Qué es el señoreaje y qué importancia tiene?

What is Seigniorage, and How Important Is It?

El señoreaje es el ingreso que genera la entidad emisora ​​de la moneda. Es crucial enfatizar que este emisor es a menudo el banco central y no el propio gobierno. Entonces, cuando hablamos de ingresos para el “emisor” de dinero, no nos referimos necesariamente a ingresos para el gobierno.

Seigniorage is the income generated by the entity issuing the currency. It’s crucial to emphasize that this issuer is often the central bank rather than the government itself. So, when we talk about income to the “issuer” of money, we’re not necessarily referring to income for the government.

Cuando un banco central emite dinero (fiat) que exige el mercado, puede emitir su moneda (por ejemplo, pesos) e invertir en activos financieros que devengan intereses. Todo lo que tiene que hacer es “imprimir billetes” y utilizarlos para comprar estos activos financieros. Cuanto mayor sea la demanda de su moneda, más señoreaje podrá acumular el emisor.

When a central bank issues money (fiat) that the market demands, it can issue its currency (e.g., pesos) and invest in interest-bearing financial assets. All it has to do is “print banknotes” and use them to purchase these financial assets. The higher the demand for their currency, the more seigniorage the issuer can accumulate.

Ahora, consideremos un escenario en el que el mercado no quiere la moneda local, como es el caso actualmente en Argentina. En esta situación, los nuevos pesos provocan inflación y depreciación de la moneda. Para contrarrestar estos efectos, el emisor debe ofrecer incentivos, como el pago de tasas de interés (por ejemplo, a través de instrumentos como las Leliqs) para mantener la demanda de pesos.

Now, let’s consider a scenario where the market doesn’t want the local currency, which is currently the case in Argentina. In this situation, the new pesos lead to inflation and currency depreciation. To counter these effects, the issuer must offer incentives, such as paying interest rates (e.g., through instruments like the Leliqs) to maintain demand for pesos.

Ahora el banco central debe pagar intereses a los tenedores de pesos. Una baja demanda de dinero reduce el señoreaje y puede incluso convertirlo en una cifra negativa: déficit cuasifiscal. Por ejemplo, Emilio Ocampo muestra shows que el señoreaje en Argentina oscila entre el 0,6% y el 0,8% del PIB. Esta cifra puede no parecer una pérdida prohibitiva si se la compara con la historia de inflación persistente de Argentina.

Now the central bank must pay interest to peso-holders. A low demand for money reduces seigniorage and can even turn it into a negative figure: quasi-fiscal deficit. For example, Emilio Ocampo muestra shows that seigniorage in Argentina hovers around 0.6% to 0.8% of GDP. This figure may not seem a prohibitive loss when compared to Argentina’s history of persistent inflation.

El señoreaje y el impuesto inflacionario

Seigniorage and the Inflation Tax

Algunas personas pueden temer perder el señoreaje debido a preocupaciones sobre la relevancia del impuesto inflacionario. Si bien algunos autores incluyen el impuesto inflacionario como parte del señoreaje, es fundamental distinguir entre ambos.

Some individuals may fear losing seigniorage due to concerns about the relevance of the inflation tax. While some authors include the inflationary tax as part of seigniorage, it’s essential to distinguish between the two.

El señoreaje representa el ingreso directo del emisor de dinero, generalmente el banco central. En cambio, el impuesto inflacionario se produce cuando el emisor genera dinero y lo transfiere directamente al Tesoro. Como primer destinatario, el Tesoro obtiene “billetes recién impresos” que aún no han perdido su poder adquisitivo. Sin embargo, debido al aumento de los precios, las personas que reciben estos billetes posteriormente sufren una reducción de su poder adquisitivo. Esta dinámica describe el impuesto inflacionario.

Seigniorage represents the direct income to the money issuer, typically the central bank. In contrast, the inflation tax occurs when the issuer generates money and transfers it directly to the Treasury. As the first recipient, the Treasury obtains “freshly printed notes” that haven’t yet lost their purchasing power. However, due to rising prices, individuals who receive these notes later suffer reduced purchasing power. This dynamic describes the inflationary tax.

En resumen:

To sum it up:

  • Señoreaje → Ingresos del Banco Central
  • Seigniorage → Central Bank’s income
  • Impuesto sobre inflación → Ingresos del Tesoro
  • Inflation Tax → Treasury’s income

En Argentina, el señoreaje es limitado o negativo, mientras que el impuesto inflacionario sigue siendo alto. Esto sugiere que la dolarización tiene un bajo costo en términos de señoreaje y ofrece el beneficio de eliminar el impuesto inflacionario.

In Argentina, seigniorage is limited or negative, while the inflationary tax remains high. This suggests that dollarization has a low cost in terms of seigniorage and offers the benefit of eliminating the inflationary tax.

Es crucial tener en cuenta que el impuesto inflacionario es:

It’s crucial to note that the inflationary tax is:

  • Regresivo (afecta más a los sectores de bajos ingresos)
  • Regressive (affecting low-income sectors the most)
  • Altamente distorsionante
  • Highly distorting

Además, la constitución nacional de Argentina prohíbe impuestos no legislados como el impuesto inflacionario, como lo establece el artículo 99 (mi traducción):

Additionally, Argentina’s national constitution prohibits non-legislated taxes like the inflationary tax, as stated in Article 99 (my translation):

Artículo 99Article 99

[…][…]

El Poder Ejecutivo no podrá en ningún caso, 

The Executive Power may in no case,

 bajo pena de nulidad absoluta e irremediable, dictar disposiciones de carácter legislativo 

under penalty of absolute and irremediable nullity, issue provisions of a legislative nature..

Sólo cuando circunstancias excepcionales hagan imposible seguir los procedimientos ordinarios previstos por esta Constitución para la sanción de leyes, y no tratándose de 

Only when exceptional circumstances make it impossible to follow the ordinary procedures provided for by this Constitution for the sanction of laws, and not in the 

normas 

case of rules

que regulen los regímenes penales 

that regulate criminal,

tributarios ,

tax,

electorales o partidistas, podrán dictarse decretos por razones de necesidad. y urgencia, que se decidirán por acuerdo general de ministros que deberán refrendarlos. conjuntamente con el Jefe del Gabinete de Ministros.

electoral or political party regimes, may decrees be issued for reasons of necessity and urgency, which shall be decided in general agreement of ministers who must endorse them.  jointly with the Chief of the Cabinet of Ministers.

Soluciones de señoreaje bajo la dolarización

Seigniorage Solutions under Dollarization

Más allá de las preocupaciones mencionadas anteriormente, es importante reconocer que el señoreaje (ingresos para el emisor) puede abordarse mediante la dolarización si el costo de perder estos ingresos se considera demasiado alto.

Beyond the concerns mentioned earlier, it’s important to recognize that seigniorage (income for the issuer) can be addressed under dollarization if the cost of losing this revenue is deemed too high.

Sin profundizar en muchos detalles, resaltemos brevemente dos puntos:

Without delving into extensive detail, let’s briefly highlight two points:

En primer lugar, una propuesta como la de 

Firstly, a proposal like that of 

Velde y Veracierto (2000) 

Velde and Veracierto (2000)

permite preservar el señoreaje. En pocas palabras, la Reserva Federal puede depositar una cantidad equivalente a las reservas del BCRA en un distrito seguro (por ejemplo, Suiza). Los ingresos de este fondo pueden luego transferirse como señoreaje a Argentina. Este fideicomiso puede liquidarse si Argentina decide reintroducir su propia moneda. Debido a que hoy el banco central argentino no tiene reservas netas, no tiene señoreaje que perder en primer lugar. La siguiente figura resume esta propuesta suponiendo que Argentina tenga $10 millones en reservas al momento de dolarizar. 

enables the preservation of seigniorage. Simply put, the Federal Reserve can deposit an amount equivalent to the BCRA’s reserves in a secure district (e.g., Switzerland). The income from this fund can then be transferred as seigniorage to Argentina. This trust can be liquidated if Argentina decides to reintroduce its own currency. Because today the Argentine central bank has no net reserves, it has no seigniorage to lose in the first place. The following figure summarizes this proposal assuming Argentina has $10 million in reserves when dollarizing.

En segundo lugar, cabe señalar que el señoreaje no lo recibe únicamente el emisor. Los bancos comerciales también pueden ganar una parte del señoreaje actuando como emisores de dinero “secundarios”. Esto puede ser significativo, como 

Secondly, it’s worth noting that seigniorage is not solely received by the issuer. Commercial banks can also earn a portion of seigniorage by acting as “secondary” money issuers. This can be significant, as 

observó Thomas L. Hogan (2012) que los bancos de Hong Kong, Irlanda y Escocia generan cientos de millones de dólares anualmente mediante la emisión de billetes.Thomas L. Hogan (2012) 

observed that banks in Hong Kong, Ireland, and Scotland generate hundreds of millions of dollars annually from issuing banknotes.

En conclusión, resulta difícil ver la objeción al señoreaje como una razón sustancial para oponerse a la dolarización en un país que ha estado luchando durante décadas por lograr la estabilidad monetaria. El argumento del señoreaje parece más una excusa que un argumento convincente contra la adopción de la dolarización.

In conclusion, it’s challenging to view the seigniorage objection as a substantial reason to oppose dollarization in a country that has been struggling for decades to achieve monetary stability. The seigniorage argument appears more as an excuse than a compelling rationale against embracing dollarization.

Nicolás Cachanosky es Doctor en Economía, (Suffolk University), Lic. en Economía, (UCA), Master en Economía y Ciencias Políticas, (ESEADE). Fué profesor de Finanzas Públicas en UCA y fue Assistant Professor of Economics en Metropolitan State University of Denver. Es profesor de UCEMA, y Profesor Asociado de Economía y Director del Centro para la Libre Empresa de la Universidad de Texas en El Paso , Miembro Principal del Instituto Americano de Investigación Económica (AIER) y Miembro del Centro Friedman-Hayek para el Estudio de una Economía de la UCEMA.. Publica en @n_cachanosky

Apuntes sobre el debate de anoche

Por Alberto Benegas Lynch (h). Publicado el 9/10/23 en: https://www.infobae.com/opinion/2023/10/09/apuntes-sobre-el-debate-de-anoche/

Esos cuatro candidatos, cada cual con sus inclinaciones y características, no estuvieron ni remotamente a la altura de Javier Milei

El candidato a la Presidencia de Argentina Javier Milei participa en un segundo debate electoral junto a los otros cuatro candidatos, en el que hablan entre otros asuntos sobre seguridad, trabajo y vivienda

El candidato a la Presidencia de Argentina Javier Milei participa en un segundo debate electoral junto a los otros cuatro candidatos, en el que hablan entre otros asuntos sobre seguridad, trabajo y vivienda

Para no hacerle perder tiempo a mis lectores de entrada les adelanto que soy parcial. Soy parcial de la libertad. Definitivamente estoy del lado de la libertad. Y no como una declamación sino con un firme apoyo a medidas concretas que hagan que nuestro país retome la senda alberdiana que nunca debió abandonar. En esta línea argumental estoy del lado de Javier Milei a quien conozco de hace tiempo en su desempeño académico y ahora con propuestas muy concretas en el ámbito moral, institucional, de seguridad, Justicia, económico, de relaciones internacionales, jurídico y de capital humano. No puedo digerir que algunos le hagan temas personales por ser incapaces de refutar sus propuestas de corto, mediano y largo plazo. Lo critican por no acordar y también por acordar aunque sea con quienes incorporan sus ideas por conveniencia. Esto se debe a que se dirige con decisión a desmantelar intereses non sanctos de muy diversos sectores y colores enquistados en torno a un poder desmesurado e incontrolado durante décadas.

Me opongo al crónico “nosepuedismo”, estoy en la verdea de enfrente de las mentes anquilosadas en contra de la innovación que si fuera por ellos no hubiéramos salido de las cuevas y el taparrabos puesto que el arco y la flecha era algo novedoso y desconocido.

Prefiero no referirme a ganadores y perdedores en el debate de anoche pues estimo que esta forma de ponerlo -como si se tratara de un torneo deportivo- es una manera de frivolizar uno de los acontecimientos de la democracia. Como es de público conocimiento, en el primer debate se trataron los temas de economía, educación, derechos humanos y convivencia democrática. Esta vez se trataron los tópicos de seguridad, trabajo y producción, desarrollo humano, vivienda y protección del medio ambiente frente a un auditorio de 796 butacas ocupadas por personas atentas e interesadas al desarrollo del evento que incluyó réplicas y preguntas y repreguntas entre los candidatos.

El candidato de Unión por la Patria es corresponsable del descalabro mayúsculo de nuestro país por estar en el primer plano de este desgobierno calamitoso de modo que no resulta serio prestar atención a sus comentarios. La candidata del Frente de Izquierda y de los Trabajadores nos exime del análisis pues su postura está teñida al apoyar al terrorismo que atacó a Israel, además de su posición que insiste con el estatismo que venimos padeciendo desde hace ochenta años, como si no se supiera lo que ocurre en los países que adoptan sus recetas como Cuba, Nicaragua y Venezuela para circunscribirnos a nuestra región. El candidato de Hacemos Nuestro País es un admirador de Perón que como es sabido empobreció en grado inaudito en un clima de alarmante corrupción, ataque a la libertad de prensa y adoctrinamiento en el contexto de “al enemigo ni justicia” y equivalentes, a lo que dicho candidato vuelve con proyectos de “viviendas populares” del aparato estatal y alabanzas a gobiernos totalitarios vecinos. La candidata de Juntos por el Cambio propone medidas que están muy alejadas de ir al fondo de los problemas tal como quedó demostrado en el gobierno en el que participó y sostiene que su fuerte es la seguridad, sin embargo, sugiere grabar conversaciones telefónicas de detenidos con sus abogados lo cual es una afrenta a las garantías constitucionales y proviene de estar aliada a procedimientos inaceptables de violencia terrorista: una cosa es cambiar de opinión que es muy loable y otra bien distinta es haber suscripto la violencia.

El candidato de La Libertad Avanza, Javier Milei, frente a Patricia Bullrich, su par de Juntos por el CambioEl candidato de La Libertad Avanza, Javier Milei, frente a Patricia Bullrich, su par de Juntos por el Cambio

Por tanto, esos cuatro candidatos, cada cual con sus inclinaciones y características, no estuvieron ni remotamente a la altura de Javier Milei en lo que al liberalismo se refiere tan consubstanciado con nuestra Constitución fundadora. En esos casos nada mejor aplicado el aforismo de “dime de que presumes y te diré de que careces”, a diferencia del candidato liberal que expone propuestas concretas. En los mano a mano se puso más en evidencia lo dicho.

Milei es el único candidato que expuso en detalle su programa de gobierno pero en este segundo debate aludió a sus propuestas en educación para que pueda elegirse contenidos, sobre la necesidad de cumplir la actual ley de armas, sobre cambios en el código penal y procesal junto la de defensa nacional, seguridad interior e inteligencia, sobre liberar el mercado de trabajo, el desastre de la ley de alquileres, la importancia del derecho de propiedad, la necesidad de deshacer la maraña impositiva, la trampa del ambientalismo y cerró reiterando que no pueden resolverse los problemas con los mismos de siempre. En otras palabras, Milei por sorteo estuvo en el centro de la ubicación en el estrado y fue también el centro del debate.

Para cerrar esta nota telegráfica, me remito a uno de los temas recurrentes de las propuestas de Milei que ha reiterado en otros foros y repitió en este debate, al efecto de ilustrar la relevancia del asunto. Se trata de la imperiosa necesidad de eliminar la banca central que solo puedo operar en tres direcciones: emitir, contraer o dejar inalterada la masa monetaria, lo cual inexorablemente deteriora precios relativos que como constituyen las únicas señales en el mercado para operar se afectan salarios e ingresos en términos reales. Y tal como han señalado los premios Nobel en economía Hayek, Friedman y Becker si el banco central es independiente se equivocará independientemente, no hay salida. Las formas de lograr este objetivo son múltiples pero como señala Milei la meta es que finalmente la gente pueda elegir el activo monetario de su preferencia y terminar con lo que los economistas denominamos elegantemente “inflación” para aludir a una estafa monumental que especialmente perjudica a los más necesitados.

Alberto Benegas Lynch (h) es Dr. en Economía y Dr. en Ciencias de Dirección. Académico de la Academia Nacional de Ciencias Económicas, fue profesor y primer rector de ESEADE durante 23 años y luego de su renuncia fue distinguido por las nuevas autoridades Profesor Emérito y Doctor Honoris Causa. Es miembro del Comité Científico de Procesos de Mercado, Revista Europea de Economía Política (Madrid). Es Presidente de la Sección Ciencias Económicas de la Academia Nacional de Ciencias de Buenos Aires, miembro del Instituto de Metodología de las Ciencias Sociales de la Academia Nacional de Ciencias Morales y Políticas, miembro del Consejo Consultivo del Institute of Economic Affairs de Londres, Académico Asociado de Cato Institute en Washington DC, miembro del Consejo Académico del Ludwig von Mises Institute en Auburn, miembro del Comité de Honor de la Fundación Bases de Rosario. Es Profesor Honorario de la Universidad del Aconcagua en Mendoza y de la Universidad Peruana de Ciencias Aplicadas en Lima, Presidente del Consejo Académico de la Fundación Libertad y Progreso y miembro del Consejo Asesor de la revista Advances in Austrian Economics de New York. Asimismo, es miembro de los Consejos Consultivos de la Fundación Federalismo y Libertad de Tucumán, del Club de la Libertad en Corrientes y de la Fundación Libre de Córdoba. Difunde sus ideas en Twitter: @ABENEGASLYNCH_h

Sobre la eficiencia del estado, los derechos de los ciudadanos y el régimen republicano.

Por Guillermo Luis Covernton. Publicado el 30/9/23.

La esencia del régimen republicano es el estado de derecho. Las normas que rigen, limitan y condicionan el comportamiento de los individuos y su interacción social deben ser aplicados del mismo modo, con el mismo alcance y en iguales circunstancias al ciudadano común, al funcionario, al familiar del gobernante que ostente los más altos cargos y al propio estado, en su carácter de persona jurídica.

Cualquier alejamiento de este principio esencial al régimen nos haría caer en alguna forma de gobierno, como la tiranía, la oligarquía o incluso en el populismo, en el que dependiendo con que sectores de la sociedad se identifique a una persona, las masas exigirán que se lo indulte o se lo condene, por simples cuestiones ideológicas.

Es por esto que, antes de exigir que el estado sea eficiente en el cumplimiento de la letra de la norma, se debe juzgar con criterio y con acuerdo al respeto a las normas constitucionales, que son las de más alto rango, cualquier y toda ley, norma y regulación que se pretenda aplicar a los ciudadanos.

Regímenes como el nacional socialista del partido NSDAP, (Nationalsozialistische Deutsche Arbeiterpartei), o Partido Nacionalsocialista Obrero Alemán de las décadas de 1930 a 1940, o del partido PFR, (Partito Fascista Repubblicano), o Partido Fascista Republicano, se han caracterizado, al margen de sus nombres adoptados y de sus pretenciones principistas, por destruir al estado de derecho, tratar a sus ciudadanos como parte de clanes enemigos y someterlos a normas y reglas totalmente arbitrarias, opacas y administradas de forma completamente discrecional por sus comisarios políticos. Exactamente lo mismo puede decirse del régimen bolchevique que lideró la Unión Soviética, tal como retrata magistralmente Vasili Grossman en su inmortal «Vida y destino».

La libertad, la autonomía de la voluntad, la defensa de los valores personalísimos del individuo y la posibilidad de educar a nuestros hijos, ejercer nuestros derechos ciudadanos, elegir y ser elegidos, desaparecen en estos regímenes tiránicos, opresivos e inhumanos, meros remedos de aquella democracia y república, tal y como la concibieron los Padres Fundadores de la Nación Americana. Que fueron quienes diseñaron el primer intento exitoso de autogobierno, que no solo exhibe indiscutibles 247 años ininterrumpidos de eficiente defensa de los derechos de los ciudadanos, sino que, además ha sido imitado por prácticamente todas las naciones del orbe.

Debe destacarse que aún aquellas naciones que se sitúan en las antípodas de la posición política de los EE.UU., (como Cuba, Corea del Norte, Irán o China), alegan que sus gobiernos son democráticos, sus regímenes son republicanos y sus periodistas títeres difunden estas ideas. Todo lo cual evidencia su derrota en el ámbito de la necesaria batalla cultural que debe librarse a diario para defender nuestro sistema de vida occidental.

Sin este respeto por las garantías y derechos básicos del ciudadano, esta escrupulocidad en la aplicación de la letra de la ley, legal, pero ilegítima, pretendidamente justificada por el apego al positivismo jurídico, no puede más que precipitarnos en la tiranía, la dictadura, el gobierno de los soviets o el más abyecto fascismo, cuando no nazismo.

Analizando precisamente estos dos últimos regímenes, caeremos en la cuenta que la magnitud del holocausto perpetrado por el régimen de Hitler superó absolutamente de manera inconmensurable, a las no menos atroces, aunque mucho menos numerosas matanzas causadas por el Fascismo de Mussolini.

Y ambos trataron de perpetrarse en el poder, tomando a su cargo el sagrado deber de educar a los hijos, que les fue horriblemente arrebatado a sus padres. En beneficio de la supervivencia de esas espantosas tiranías.

A eso precisamente quiso aludir el Dr Martín Krause, días pasados, en el esclarecedor debate que dio en la Universidad Di Tella. Frente a referentes educativos de otras agrupaciones políticas en campaña. (1)

En una sociedad en la que no se respete la letra de la constitución y se deje de lado la escrupulosa defensa de los derechos individuales, dotar a los organismos del estado de altos niveles de eficiencia solo puede desembocar en una más rápida destrucción de la libertad, la democracia y la república.

De hecho, a nadie puede escapar que si nuestra Argentina de hoy, aún sobrevive a los casi 100 años de regímenes de facto que nos legaron las sucesivas bandas armadas de facciosos que se hicieron con el gobierno de la república a partir de 1930, ha sido precisamente porque el estado ha sido enormemente ineficaz para aplicar los más de 168 impuestos con que se nos pretende gravar. Ha sido ineficaz para aplicar la ley de abastecimiento, que debe derogarse porque destroza el derecho de propiedad y lo hace abstracto. Ha sido desastroso para aplicar el control de cambios diseñado por un decreto de gobierno de facto, firmado por el “Comandante en Jefe de la Fuerza Aérea, en ejercicio de la Presidencia, de acuerdo al estatuto de la Revolución Argentina, Brigadier General Carlos Rey”,  (2) que pretende seguir esgrimiéndose en democracia y a ciudadanos que luego ejercerán su sufragio para reemplazar a los delirantes que pretenden imponerla. Y ha sido patético para aplicar las normas que regulan la educación tanto primaria, como secundaria y universitaria, que no solo son decimonónicas, sino que son oscurantistas y absolutamente antidemocráticas, ya que imponen contenidos educativos, desde oscuros despachos ministeriales, amparados en el anonimato y en la falta de debate, a ciudadanos que viven realidades diferentes, tienen medios muy disímiles y buscan perfiles educativos diversos.

Esto busca combatir el Dr Martín Krause y estamos seguros que puede ser altamente eficiente en desregular toda esta maraña que condiciona y anula los esfuerzos educativos abiertos, plurales y desprejuiciados que se quieran intentar en el marco actual.

Si el aparato estatal argentino hubiera sido eficaz en la aplicación de la maraña legislativa heredada de los gobiernos de facto, que muchos facciosos se han dignado convalidar, haciéndolo pasar por trámites legislativos oscuros, y entre gallos y medianoche, al amparo de espurios acuerdos y con la complicidad de tribunales  que han guardado vergonzoso silencio ante flagrantes violaciones constitucionales, ya no tendríamos ni democracia, ni república, ni derechos individuales, ni educación. Solo tiranía, dictadura y adoctrinamiento.

Si el Fascismo de Mussolini hubiera sido tan eficiente como el nazismo de Hitler, las cifras del holocausto se hubieran elevado al extremo.

No se puede buscar la eficiencia del estado antes de derogar normas inconstitucional y antes de condenar judicialmente a todo procedimiento de gobierno que viole la constitución. La propia ineficiencia del estado argentino le sigue dando oportunidades a la república para sobrevivir.

Frente a esa posición honesta, republicana, democrática y pluralista, se han encolerizado vastos sectores del quehacer político en plena campaña electoral.

Krause advirtió los riesgos de la búsqueda de la eficiencia esttal en un marco filosóficamente injusto y apuntó: “¿Imagínense si la Gestapo hubieran sido argentinos? ¿No hubiera sido mucho mejor? En vez de en vez de matar seis millones de judíos, seguramente hubieran sido mucho menos porque hubiera habido ineficiencias de todo tipo”. (3)

Frente a lo cual, inexplicablemente, la DAIA reaccionó repudiando “la banalización del Holocausto” (4). La entidad pretende ser la única autoridad capacitada para “autorizar” la utilización de un hecho histórico para graficar la magnitud de los atropellos que se pretenden hacer a nuestros derechos.

Lo que ha planteado Krause no es enteramente original, por cierto. Ya ha sido cuestionado y argumentado por Milton Friedman, años atrás (5) . Sin que nadie lo acusara de nada de lo que se ha dicho del Dr Krause en los últimos días.

La candidata de Juntos por el Cambio ha descalificado al Dr. Krause con una falta de honestidad intelectual que solo ha contribuido a dejarla al desnudo (6).

Otro referente de su espacio, (JxC), que alguna vez, (2015), reivindicó a Hitler (7), por su eficiencia con la obra pública, también salió a escandalizar. Como si haber sido más eficiente en administrar la obra pública, que el gobierno kirchnerista, sirviera para elegir a Hitler como mejor gobernante, frente al kirchnerismo. Soslayando que fue  alguien que masacró y quemó en hornos a 6 millones de personas.

Por último, quiero dejar en claro algo. Del mismo modo que lo hizo el Presidente Reagan, en aquel famoso discurso de la puerta de Brandenburgo (8). Cuando les advirtió a aquellas personas que se manifestaban en contra de sus posiciones políticas, que afortunadamente estaban de su mismo lado de la puerta. Porque si hubieran estado del otro lado, nadie les hubiera permitido manifestarse en contra de nada. Y cito:

“Y me gustaría decir algo, antes de acabar. He leído, y me han preguntado desde que estoy aquí, acerca de ciertas manifestaciones contra mi visita. Y me gustaría decir sólo una cosa a los que se manifiestan. Me pregunto si se han preguntado jamás que si tuvieran el tipo de gobierno que aparentemente desean, nadie podría jamás hacer otra vez lo que ellos hacen.”

Afortunadamente los aparatos del estado argentino se han caracterizado por su ineficiencia para el cumplimiento de sus objetivos espurios. Afortunadamente podemos disfrutar de este edificante debate. Porque si los aparatos del estado argentino, alguna vez hubieran sido eficientes, Carolina Serano estaría desaparecida. Y no podría postear mensajes en redes sociales contra nadie. Nunca se olviden de eso. Y no se permitan jamás banalizar la falta de respeto por las opiniones y los deseos de poder elegir lo que creen mejor, que encierran todos los intentos de cancelar al Dr Martín Krause.

(1) https://www.lanacion.com.ar/sociedad/elecciones-intenso-debate-entre-los-referentes-de-educacion-de-los-candidatos-presidenciales-nid28092023/

(2) https://www.argentina.gob.ar/normativa/nacional/ley-19359-28133/texto

(3) https://dib.com.ar/2023/09/milei-respaldo-a-krause-tras-sus-dichos-sobre-el-holocausto-y-la-ineficiencia-argentina/

(4) https://www.lavoz.com.ar/politica/la-daia-repudio-al-asesor-en-educacion-de-javier-milei-por-banalizar-el-holocausto/

(5) https://www.youtube.com/watch?v=OOZxMjo14pw

(6)

(7)

(8) http://www.hacer.org/pdf/Brandemburgo.pdf

Guillermo Luis Covernton es Dr. En Economía, (ESEADE). Magíster en Economía y Administración, (ESEADE). Es Profesor Titular de Finanzas Públicas, Macroeconomía, y Emprendimiento de Negocios en la Pontificia Universidad Católica Argentina, Santa María de los Buenos Aires, (UCA). Ha sido profesor de Microeconomía, y Economía Política en la misma universidad.  Fue corredor de granos y miembro de la Cámara Arbitral de Cereales de la Bolsa de Comercio de Rosario. Fue asesor de la Comisión Nacional de Valores para el desarrollo de mercados de futuros y opciones. Fue secretario de Confederaciones Rurales Argentinas. Es empresario y consultor.