Debate urgente: el sentido de la democracia y el poder

Por Alberto Benegas Lynch (h) Publicado el 31/7/2en: https://www.infobae.com/opinion/2021/07/31/debate-urgente-el-sentido-de-la-democracia-y-el-poder/

Desde la Carta Magna de 1215 en adelante el constitucionalismo en el contexto republicano significa vallas al abuso del poder y no cheques en blanco para que el monopolio de la fuerza haga lo que le plazca

Debate urgente: el sentido de la democracia y el poder - Centro de Informes
Montesquieu

A raíz del triunfo electoral del comunismo en Perú –si, dije comunismo-, donde el candidato triunfante anuncia que las primeras medidas serán el cierre de un canal televisivo independiente y la detención de dos periodistas opositores basado en quien inspira al flamante presidente: Vladimir Cerrón, el izquierdista radical entrenado en Cuba y así es como que, por ejemplo, uno de sus lugartenientes en la lista de Castillo, Guillermo Bermejo procesado por terrorista, ahora juró como diputado al grito de “viva la patria socialista”. Todo esto en medio de una campaña para apaciguar al tontanje con dichos que apuntan a calmar para ganar tiempo. Y anteriormente tantos otros episodios truculentos en la historia donde el espíritu totalitario se impuso por mayorías o primeras minorías, tal como ocurrió con los nazis en Alemania, por lo que es del caso tomar distancia y meditar sobre el asunto.

Según todas las consideraciones de los maestros del constitucionalismo, el aspecto medular de la democracia consiste en el respeto por los inviolables derechos de las personas que son anteriores y superiores a los gobiernos los cuales se establecen al efecto de proteger y garantizar esos derechos. Por su parte, el aspecto secundario, formal y mecánico de la democracia se refiere al procedimiento electoral. Sin embargo, hoy observamos que se han revertido las prioridades y lo secundario no sólo ha mutado en lo principal sino que ha eliminado este último aspecto.

Como es sabido, la alternativa a la democracia es la dictadura pero en nuestro mundo moderno resulta que lo uno se ha convertido en lo otro, no vía un golpe militar sino vía el proceso electoral. ¿Tiene sentido que la mayoría o la primera minoría extermine al resto? ¿Es aceptable que nos embarquemos en aquella caricaturización en el que dos lobos y un cordero deciden por mayoría que almorzarán? Entonces lo que en verdad ocurre en nuestro mundo es el abandono de la democracia para que irrumpa en su lugar la cleptocracia, es decir, el gobierno de ladrones de libertades, de propiedades y de sueños de vida. Es imperioso entonces proponer límites al poder político desbocado antes de convertir al globo terráqueo en un inmenso Gulag en nombre de una democracia pervertida.

En esta nota periodística sugerimos algunos de esos límites que si no se comparten deben trabajarse las neuronas y proponer otros caminos tendientes al mismo fin, pero no quedarse de brazos cruzados esperando la próxima elección pues de ese modo el despeñadero es seguro.

Antes de pasar a esas posibles medidas para retornar la democracia y abandonar la ruleta rusa, es pertinente recordar algunos pensamientos de prominentes intelectuales sobre la materia puesto que desde la Carta Magna de 1215 en adelante el constitucionalismo en el contexto democrático-republicano significa vallas al abuso del poder y no cheques en blanco para que el monopolio de la fuerza haga lo que le plazca con las vidas y haciendas ajenas en base a nociones corruptas del derecho como la facultad de disponer del fruto del trabajo ajeno.

Para evitar el suicido colectivo es necesario prestar debida atención a unos pocos pensadores de fuste de todos los tiempos, antes de proceder a las propuestas para frenar la avalancha totalitaria con el grotesco disfraz de la democracia. De más está decir, nunca cercenar el debate de ideas que resulta indispensable para el conocimiento. Se trata de abrir cauce a todas las ideas para lo cual es menester preservar en el sistema político la discusión en cualquier dirección posible.

En esta línea argumental, Cicerón mantiene que “El imperio de la multitud no es menos tiránico que el de un hombre solo y esa tiranía es tanto más cruel cuanto que no hay monstruo más terrible que esa fiera que toma la forma y el nombre del pueblo”. Benjamin Constant afirma que “Los ciudadanos poseen derechos individuales independientes de toda autoridad social o política y toda autoridad que viole estos derechos se hace ilegítima”. Herbert Spencer apunta que “La gran superstición política del pasado era el derecho divino de los reyes. La gran superstición política del presente es el derecho divino de los parlamentos”. Bertrand de Jouvenel al subrayar que la soberanía se concreta en los derechos imprescriptibles de cada cual, declara que, en cambio, “la soberanía del pueblo no es, pues, más que una ficción y es una ficción que a la larga no puede ser más que destructora de las libertades individuales”.

Giovanni Sartori nos explica que “cuando la democracia se asimila a la regla de la mayoría pura y simple, esa asimilación convierte a un sector del demos en no-demos. A la inversa, la democracia concebida como el gobierno mayoritario limitado por los derechos de la minoría, se corresponde con todo el pueblo, es decir, con la suma total de mayoría y minoría.” En este contexto, Friedrich Hayek advierte que “Debo sin reservas admitir que si por democracia se entiende dar vía libre a la ilimitada voluntad de la mayoría, no estoy dispuesto a llamarme demócrata”. Y por último solo para circunscribir nuestra atención en algunas de las enseñanzas más destacadas en vista del espacio disponible en una columna periodística, Juan González Calderón ha señalado que “los demócratas de los números ni de números entiendes puesto que parten de dos ecuaciones falsas: 50%+1%=100% y 50%-1%=0%”.

En muchas oportunidades, frente a la amenaza de lo dicho se han sugerido calificaciones del voto al sostener que al aludir a una manifestación cultural quienes no tienen una mínima educación no pueden ejercer el derecho al voto que se interpretaba estaba reservado para aquellos que podían discernir acerca de lo que estaban haciendo. Esta propuesta no da en el blanco puesto que el tema no radica en la educación formal recibida ya que, de hecho, hay quienes poseen grados universitarios máximos y son corruptos y por ende ignorantes de valores del respeto recíproco mientras que otros no han asistido al colegio primario y sin embargo proceden de acuerdo a normas civilizadas de conducta. Lo mismo puede decirse respecto de las reiteradas sugerencias en cuanto a la limitación del derecho al voto a aquellos que poseen determinado patrimonio con el argumento que los que no los poseen no tendrán interés en preservarlo, sin percatarse que hay millonarios que son ladrones debido a las explotaciones miserables del prójimo en base a privilegios otorgados por el poder de turno, mientras personas de condición muy modesta proceden de modo decente, lo cual revela que el tema no es patrimonial sino de reserva moral.

Ahora bien, se han lanzado al ruedo diversas propuestas de diversa naturaleza que apuntan a poner límites al poder. Por ejemplo, el antes mencionado Hayek esboza medidas para el Poder Legislativo como la no reelección y las funciones de ambas cámaras en un sistema federal a lo cual se han agregado sugerencias en cuanto a imitar lo que viene sucediendo en algunos estados en Estados Unidos respecto a que los legisladores operen tiempo parcial. Esto último tendría un efecto bifronte, por una parte evitaría el peligro de la sobrelegislación y, por otra, obliga a los legisladores a trabajar en el sector privado con lo que tendería a evitarse el riesgo de convertir la política en un negocio.

En cuando al Poder Judicial, Bruno Leoni ha insistido en la necesidad de abrir las posibilidades de árbitros privados sin ninguna regulación ni limitación de ninguna naturaleza, incluso que no se requiera la condición de abogado lo cual abriría la posibilidad de concebir el derecho en un contexto evolutivo alejado de concepciones de ingeniería social o diseño en un proceso competitivo de fallos judiciales.

También se ha propuesto explorar un pasaje poco conocido de la obra más difundida de Montesquieu y aplicarla al Poder Ejecutivo en el sentido de incorporar la idea que “El sufragio por sorteo está en la índole de la democracia” tal como ocurría en las repúblicas de Florencia y Venecia en línea argumental con lo consignado por Karl Popper en su crítica a la idea de Platón del “filósofo rey” en lugar de centrar la atención en instituciones fuertes “para que el gobierno haga el menor daño posible” poniendo de manifiesto que lo relevante no son los hombres sino los marcos institucionales. Con el sorteo, en vista que cualquiera eventualmente podría acceder al Ejecutivo los incentivos de la gente tenderían a operar en la dirección de proteger sus vidas, propiedades y libertades a través del fortalecimiento de las respectivas instituciones, y eso es precisamente lo que se requiere.

Por último, también se agrega a lo dicho la posibilidad de adoptar lo que tenía lugar en Dinamarca antes de 1933, a saber que los que son mantenidos financieramente por el gobierno, es decir, coactivamente por los vecinos, no puedan votar ya que el voto se traduce en la administración de los bienes públicos y no tiene sentido administrar el erario común por parte de aquellos que no pueden mantenerse a sí mismos, un derecho que es incorporado cuando esas personas procuran los fondos con el fruto de su trabajo para mantenerse.

Recientemente, hacia fines de la década del 70 y principios de los 80 hubo un gran debate en Estados Unidos entre diversos flancos académicos y políticos sobre lo que se conoció como “starve the beast” (hambrear a la bestia). Esto significó cortar recursos impositivos al gobierno (la bestia) al efecto que hambrearlo en la esperanza de que se reduzca el gasto público. Sin embargo, el aparato estatal siguió creciendo financiado con deuda gubernamental externa. Este debate que trascendió las fronteras estadounidenses, pone de relieve la necesidad de reformas institucionales del tipo de las señaladas para mantener en brete al Leviatán.

Si la democracia se convierte en su antónimo quedarán sin sustento los cimientos de la sociedad libre con lo que se barrerá con la noción del derecho de propiedad que comienza con la propia vida, la posibilidad de expresar pensamientos libremente y el uso y disposición de lo que pertenece a cada cual. La liquidación de la propiedad privada no sólo aniquila la dignidad de las personas sino que hace inviable la economía junto con el bienestar material ya que desaparecen los precios y la consiguiente contabilidad y evaluación de proyectos. Estamos jugando con fuego y naturalmente si seguimos por esta pendiente resultaremos quemados y a merced de los tiranos del momento.

En algunas constituciones como la estadounidense de 1787 y la argentina de 1853 se prefirió recurrir a la expresión república y no democracia en línea con principios inaugurados más acabadamente por Montesquieu para enfatizar aún más principios como la división horizontal de poderes, la transparencia de los actos de gobierno, la alternancia en el poder, la responsabilidad de rendir cuentas de los gobernantes ante los gobernados y la igualdad ante la ley. Este último principio es inescindible de la idea de Justicia puesto que no se trata de la igualdad ante la ley para ir todos a un campo de extermino sino de “dar a cada uno lo suyo” según la definición clásica de Ulpiano sobre la Justicia, y lo suyo remite al antedicho concepto de propiedad. Por eso es que Tucídides nos dice que Pericles al honrar a los muertos en las Guerras del Peloponeso enfatizó que “nuestro régimen político es la democracia y se llama así por los derechos que reconoce a todos los ciudadanos. Todos somos iguales ante la ley”. Por eso es que la Declaración de los Derechos del Hombre de la Revolución Francesa, antes de la contrarrevolución de los jacobinos, consignó al encabezar esa declaración la igualdad de derechos ante la ley.

A contramano de esto -la visión suicida para las libertades individuales- remite principalmente a Rousseau, Fitche y Hegel. El primero subrayaba en El contrato social que había que dar rienda suelta a la voluntad general “para que el pueblo no se equivoque nunca”, el segundo en su Mensaje al pueblo alemán aseguró que “El Estado es el poder superior más allá de cualquier reclamo” y el tercero enfatizaba en La filosofía de la historia que “El Estado es la Idea Divina como existe en la tierra”.

Leo Tolstoy escribió en 1902 que “Cuando entre cien personas una manda sobre noventa y nueve, es injusto, es el despotismo; cuando diez mandan sobre noventa, también es injusto, es la oligarquía; pero cuando cincuenta y uno mandan sobre cuarenta y nueve resulta que es justo, ¡es la libertad! ¿Puede haber algo más cómico y manifiestamente absurdo en ese razonamiento? Sin embargo, este es el razonamiento que sirve de base a los reformadores de la estructura política.” Es que la teoría enseña desde tiempo inmemorial que el gobierno democrático no manda sobre el resto, sino que garantiza sus derechos y preserva sus autonomías individuales.

Por último, en los esfuerzos por domar al gobierno desorbitado se sugirió limitar el gasto estatal en un porcentaje del producto bruto como si el crecimiento de este último guarismo justificara expansiones en el abuso del poder y con otras medidas similares sin abordar el tema de fondo al efecto de promover incentivos institucionales fuertes para revertir la tendencia. En resumen, la discusión sobre mantener en brete al monopolio de la fuerza vía la genuina democracia es una tarea indispensable porque como sentenció Acton “el poder corrompe y el poder absoluto corrompe absolutamente”.

Alberto Benegas Lynch (h) es Dr. en Economía y Dr. en Ciencias de Dirección. Académico de la Academia Nacional de Ciencias Económicas, fue profesor y primer rector de ESEADE durante 23 años y luego de su renuncia fue distinguido por las nuevas autoridades Profesor Emérito y Doctor Honoris Causa. Es miembro del Comité Científico de Procesos de Mercado, Revista Europea de Economía Política (Madrid). Es Presidente de la Sección Ciencias Económicas de la Academia Nacional de Ciencias de Buenos Aires, miembro del Instituto de Metodología de las Ciencias Sociales de la Academia Nacional de Ciencias Morales y Políticas, miembro del Consejo Consultivo del Institute of Economic Affairs de Londres, Académico Asociado de Cato Institute en Washington DC, miembro del Consejo Académico del Ludwig von Mises Institute en Auburn, miembro del Comité de Honor de la Fundación Bases de Rosario. Es Profesor Honorario de la Universidad del Aconcagua en Mendoza y de la Universidad Peruana de Ciencias Aplicadas en Lima, Presidente del Consejo Académico de la Fundación Libertad y Progreso y miembro del Consejo Asesor de la revista Advances in Austrian Economics de New York. Asimismo, es miembro de los Consejos Consultivos de la Fundación Federalismo y Libertad de Tucumán, del Club de la Libertad en Corrientes y de la Fundación Libre de Córdoba. Difunde sus ideas en Twitter: @ABENEGASLYNCH_h

Capitalismo «de estado» y privado

Por Gabriel Boragina. Publicado en: http://www.accionhumana.com/2021/07/capitalismo-de-estado-y-privado.html

Hemos –de acuerdo a L. v. Mises- criticado la locución capitalismo «de estado» como un nombre intercambiable con la tradicional designación de socialismo, más familiar y ampliamente conocida. No obstante, emprendimos el análisis del tema estableciendo una serie de comparaciones entre la primer fórmula reprochada en oposición al uso convencional empleado con el rótulo de capitalismo. Sin embargo, el grupo de autores que conservan el nombre de capitalismo para sistemas antagónicos, han adoptado -con el fin de diferenciar al primero del segundo- la etiqueta de «capitalismo privado» para reservarlo al opuesto al llamado «de estado».

«Parece faltar un eslabón crucial para que el capitalismo de Estado sea un sistema factible. Pues si el Estado es el único patrón, puede liberar recursos para su propia utilización discrecional diciéndole al pueblo lo que tiene que hacer sin pagarle en exceso por su obediencia. “[1]

                Esta clara que la referencia es al socialismo. La realidad es que no solamente falta un eslabón sino que muchísimos más que uno. La cita alude al factor laboral. Imagina un escenario donde el estado/gobierno es el único empleador de todos. Dueño de todos los recursos disponibles puede decidir a quién remunerar y a quién no. Esto no aporta nada nuevo a lo que ya sabemos sobre el socialismo. Efectivamente, donde quiera que se lo hubiera implementado el socialismo siempre se ha comportado de dicha manera. El caso más conocido a nivel mundial ha sido el de la ex Unión Soviética. La frase «liberar recursos» de la cita parece aludir a aprovecharse de los mismos decomisándolos del fruto del trabajo ajeno. Pero bien, sentado esto, el punto es que no hay allí capitalismo alguno, porque el gobierno no posee la propiedad privada de ellos, siempre es propiedad detraída a particulares, lo que hace que en el punto el gobierno se comporte como un vulgar ladrón.

«Pero ¿qué va a impedir que un rival lo estropee todo y puje por el poder político prometiendo salarios más elevados —como pujaría por el poder político en el capi­talismo privado prometiendo más justicia distributiva—?»[2]

Es una situación difícil de darse en un régimen socialista puro donde -por definición- el poder político y económico esta monopolizado (de hecho o de derecho) por el estado/gobierno. Pero podría ser el caso de una socialdemocracia, que es el más común, donde se permite cierto pluralismo político, lo que implica partidos y elecciones. En otras palabras, el primero sería un sistema estatista en el cual el empleo es captado en su mayor parte (o en toda) por el estado/gobierno, y se introduce un competidor (puede ser un partido o cualquier otra fuerza política) que ofrezca menos estatismo y algo más de capitalismo («salarios más elevados»). El segundo escenario supone –a la inversa- un régimen capitalista (el autor lo llama «capitalismo privado» impropiamente a nuestro juicio por redundante). En este caso, el rival sería una fuerza o partido estatista prometiendo más redistribucionismo.

«¿Podemos, para ser más concretos, dar por supuesto que una vez que el poder económico esté plenamente concentrado en el Estado, las formas políticas democráticas pierden ipso facto su contenido y, aunque se con­serven piadosamente, se convierten en ritos vacíos?»[3]

La respuesta es claramente afirmativa pero, a pesar de ello, sigue siendo incorrecto llamar a eso capitalismo «de estado». El poder económico -por si solo- no es sinónimo de capitalismo. Los estados socialistas tienen poder económico pero no por ello son «capitalistas» por mucho que quisieran hacerse llamar así. Su poder económico no es propio sino que es ajeno, es robado a los genuinos capitalistas. Es cierto que las prácticas democráticas quedan desfiguradas en tales situaciones, pero advirtiendo que debemos aclarar a qué tipo de «democracia» nos referimos, ya que hemos trabajado bastante sobre el tema distinguiendo disímiles formas democráticas, dada a la excesiva latitud del vocablo «democracia».

«En cualquier caso, si es que las revoluciones modernas son concebibles, hay una presunción de que por las mismas razones que le obligan a ser totalitario, el capitalismo de Estado corre mayo­res riesgos y necesita defensas más poderosas contra la revuelta que los Estados que no poseen, sino que meramente distribuyen lo que otros poseen.»[4]

Sin quedar clara la vinculación realizada entre «las revoluciones modernas» y el capitalismo «de estado» (socialismo) excepto que -en términos marxistas- este solamente podría imponerse por evolución y no por revolución (aunque Marx sostuvo ambas posturas contrapuestas casi simultáneamente) aquí parece aludirse a una revolución contra el socialismo (capitalismo «de estado» en la nomenclatura del autor comentado). Sería algo así como una revolución capitalista o pro-capitalista quizás mejor expresado.

Los regímenes socialistas o comunistas naturalmente necesitan ser más férreos que los menos orientados a esas ideologías, porque los primeros poseen más recursos apropiados al sector privado de la economía que los otros. Es decir, en esos lugares hay más riqueza expropiada que en otros, por ende están más expuestos a ser objeto de revoluciones o -al menos- disturbios de envergadura.

Poca diferencia hay, en rigor, entre «gobiernos que poseen vs los que no poseen» ya que ambos -en última instancia- deben distribuir los recursos generados por los particulares (excepto claro en un sistema capitalista como lo entendemos nosotros) . Pero dado que la redistribución es más fluida entre los últimos, daría la impresión que genera menos resistencias entre los desposeídos que la que originan los primeros.

«Una de las más débiles de las diversas razones débiles avanzadas por Trotsky de por qué no existe y «nunca existirá» tal cosa como el capitalismo estatal fue que «en su calidad de depositario universal de la propiedad capitalista, el Estado sería un objeto demasiado tentador para la revolución social» (León Trotsky, The Revolution Betrayed: What is the Soviet Union and Where is it Going?, 5.* od., 1972, pág. 246). [Hay trad. cast., Ed. Proceso, Buenos Aires.]»[5]

El estado/gobierno que se auto-constituye como «depositario» de la propiedad capitalista asume el mismo papel que el del ladrón que resguarda en su guarida el botín fruto de atraco. Él es guardián de la propiedad de otros y no de la suya, y ese mismo botín será «demasiado tentador» para los demás ladrones como él. Probablemente, no fuera esto lo que quisiera decir Trotsky. Debe haber querido significar que, en esa situación, el Estado seria depositario de riquezas tan grandes (en rigor todas las existentes) que, en lugar de ser el paradigma de la «revolución social» seria exactamente su contrario y el contraejemplo de esa misma revolución. En realidad, un estado/gobierno como el imaginado, seria inspirador de una contrarrevolución: la de los desposeídos de su capital contra el gobierno «depositario» (hurtador, en buen romance) del mismo por recuperarlo.


[1] Anthony de Jasay. El Estado. La lógica del poder político. Alianza Universidad, p. 301

[2] de Jasay A. Ibídem. p. 301

[3] de Jasay A. Ibídem. P. 301

[4] de Jasay A. Ibídem. P. 306

[5] de Jasay A. Ibídem. P. 306/307 (nota)

Gabriel Boragina es Abogado. Master en Economía y Administración de Empresas de ESEADE. Fue miembro titular del Departamento de Política Económica de ESEADE. Ex Secretario general de la ASEDE (Asociación de Egresados ESEADE) Autor de numerosos libros y colaborador en diversos medios del país y del extranjero. Síguelo en  @GBoragina

Twitter y la política

Por Mauricio Alejandro Vázquez. Publicado el 22/6/21 en: https://www.dataclave.com.ar/opinion/twitter-y-la-politica-_a60f21e4bc095e22b450bcb8b

¿Qué tienen en común Daniel Scioli, Amalia Granata y Luis Otero? ¿Qué une a Miguel del Sel con el recientemente fallecido Carlos “Lole” Reutemann y la mediática Cinthia Fernández? Ni más ni menos que una de las palabras que más estremecen a los consultores políticos al momento de darle buenas o malas noticias a sus clientes: el posicionamiento.

Técnicas para medirlo hay varias, algunas más serias que otras; definiciones teóricas del fenómeno también se pueden encontrar con suficiente variedad, pero en última instancia y explicado con sencillez, el posicionamiento no es otra cosa que el reconocimiento real, efectivo y medible que obtiene un candidato al momento de ser sondeado en la población.

¿Por qué el posicionamiento es tan importante? La mediatización de la política es a esta altura una verdad que abandonó el espacio teórico para asentarse con firmeza en el campo del mero sentido común. Si bien pensadores de la talla de Giovanni Sartori Jürgen Habermas pudieron adelantarse a la descripción del fenómeno y sus consecuencias, que el entramado político actual se encuentra profundamente enlazado con los grandes medios de comunicación es algo que puede afirmarlo con la misma contundencia un gran consultor como un aficionado del métier. En tal sentido, la política ya no es de ningún modo ajena a las reglas que alguna vez imperaron también con profunda crueldad sobre los artistas: sin que el público te conozca, no hay espectáculo posible.

No vale concluir de lo anterior que el posicionamiento o popularidad de un candidato no haya sido importante antaño. Sin embargo, la mediatización de la sociedad ha crecido tanto como ha decrecido la gravitación de las instituciones políticas tradicionales y la concomitante identificación que el electorado solía tener con ellas. 

Nuevamente, dicho de forma sencilla, cuanto más se ha personalizado la política más ha decaído la aparente primacía de los partidos políticos al momento de instalar figuras (aunque como afirmaré luego, no por esto son hoy menos importantes). Y, por tanto, gran parte de la elección de un candidato hoy en día tiene mucho más que ver con que sea medianamente famoso, que con virtudes políticas clásicas, como el liderazgo, la oratoria, la capacidad de negociación o, incluso, su propuesta o visión para el futuro.

A este fenómeno, en el último tiempo, se ha sumado el advenimiento de las redes sociales, y frente a ellas, incluso los medios de comunicación masiva se han debido arrodillar cada día más, al punto de que hoy pueden observarse esfuerzos denodados de grandes medios tradicionales por intentar penetrar en ese espacio virtual en el que los outsiders supieron picar en punta.

Dentro de las redes sociales, una en particular ha adquirido con el paso del tiempo, tanto a nivel global como en nuestro país, el carácter de red política. Refiero sin dudas al famoso pajarito azul, espacio en el cual en 280 caracteres (aunque las versiones recientes permiten concatenar mensajes y ampliar este límite), millones de usuarios debaten sobre infinidad de temas, pero, sobre todo, de política.

Por todo lo dicho anteriormente, y como no podía ser de otro modo, también esta red se ha convertido en un vector de posicionamiento. De tal modo, ya en las últimas elecciones en nuestro país, varios twitteros han sido considerados con cierta seriedad para ser parte de las opciones electorales, y nuevamente en este próximo cierre de listas, otros varios están siendo evaluados, especialmente en los espacios políticos que tienen la voluntad de ofrecer opciones menos tradicionales tanto en los sectores de izquierda como de derecha.

Hasta aquí algo de la descripción del fenómeno. Analicemos brevemente ahora algunas de sus limitaciones y consecuencias.

En primer lugar, si bien las estadísticas que provienen de la plataforma indican que en Argentina existen cerca de 5 millones de usuarios en esta red, en lo concreto es sumamente difícil saber qué cantidad de esas cuentas son reales y cuantas son meras creaciones ficticias orientadas simplemente a influir en la misma. Al mismo tiempo, por sus características propias,

Twitter es una red de elites, aunque las más de las veces sus miembros siquiera sean conscientes de ello. En tal sentido, los temas que se tratan, los códigos lingüísticos que se manejan, la casi completa ausencia de imágenes (con excepción de los famosos memes), y la limitación de caracteres para expresarse, hacen de esta plataforma un espacio de unos pocos que sufren la ilusión de estar representando a otros muchos.

Este primer punto del análisis debiera encender las alarmas de quienes creen que un usuario con gran cantidad de seguidores en la red es un sujeto bien posicionado, y esas alarmas debieran convertirse en sirenas aullantes para quienes creen a su vez que tal sujeto es representativo de la población de un país que ostenta con tristeza un 72% de jóvenes por debajo de la línea de la pobreza en su provincia más poblada y representante de una población cuya capacidad para interpretar texto es cada año peor.

En segundo lugar, los medios de comunicación pueden funcionar para catapultar candidatos que podrán luego traccionar listas y lo mismo ocurre con aquellos que surgen hoy en día de las redes sociales, pero hasta el extremadamente mediático y acaudalado Donald Trump, debió adecuarse de alguna manera al sistema político de su país y converger en el centenario Partido Republicano, que no necesariamente lo recibió con los brazos abiertos en un comienzo.

Algo similar sucede con el joven Nayib Bukele, actual presidente de El Salvador, quien ha hecho de Twitter su plataforma preferente al momento de comunicar decisiones de gobierno e incluso dar órdenes a sus ministros, pero que no pudo evitar años de militancia y experiencia de gestión efectiva dentro del tradicional partido salvadoreño, Farabundo Martí para la Liberación Nacional.

¿Por qué señalo esto? Porque resulta sumamente ingenuo considerar que una persona sin apoyo institucional de ningún tipo, sin equipo, sin formación política, sin conocimiento específico del lenguaje de ésta y sin un partido concretamente asentado, podrá gobernar siquiera una pequeña intendencia de algún lugar remoto de nuestro país con un mínimo de efectividad.

Quienes se entusiasman de este modo, confunden las más de las veces de buena fe, la difusión de ideas políticas con la materialización de éstas. Creen que porque alguien twittea cosas razonables (o razonables en un contexto no representativo, lleno de sesgos y eslóganes a priori), puede luego convertirse de prepo en un político profesional. Alguno dirá también, asentado sobre todo en ese razonable espíritu creciente de anti política, que lo que justamente el país necesita son outsiders sin experiencia que quieran patear el tablero.

Lo que no descubren aun, es el principio básico que señala que hasta para desarmar un aparejo de alta complejidad como es el Estado, es necesario estar algún tiempo cerca de él y entender cómo realmente está construido.

Así las cosas, Twitter puede estar dañando al sistema político más de lo que parece, inundando las opciones electorales que nacen con buenas ideas y nuevos bríos, de sujetos que pueden funcionar muy bien en un ámbito virtual, pero que luego son absolutamente incapaces de lograr consensos, organización y liderazgo en el mundo real.

Como en un excelente ejemplo del sumamente estudiado fenómeno de la selección adversa, se otorga gravitación creciente a quienes, quizá justamente por una limitación personal, se han concentrado en el mundo virtual con el objetivo de conquistar voluntades, para luego solo estrellar dichas expectativas contra el muro de la realidad.

En suma, aún en el 2021 sigue siendo importante el armado de bases, la institucionalización de reglas y prácticas, el contacto personal, la fidelización de militantes, la capacitación de cuadros y el armado territorial para convertir toda esa energía que permanece en potencia, en política y poder real. Por tanto, las redes podrán sin duda ser medios importantes e incluso hasta fundamentales para llegar a los votantes, especialmente los más jóvenes, pero por un buen tiempo más, no podrán reemplazar de ningún modo todo eso que es necesario luego para transformar la realidad. 

Mauricio Alejandro Vázquez es Título de Honor en Ciencia Política por la Universidad de Buenos Aires, Magister en Ciencias del Estado por la Universidad del CEMA, Magister en Políticas Publicas por la Universidad Torcuato Di Tella y coach certificado por la International Coach Federation. Ha trabajado en la transformación de organismos públicos y empresas. Actualmente es docente de Teoría Política, Ética, Comunicación, Metodología y administración en UADE y de Políticas Públicas en Maestría de ESEADE. También es conferencista y columnista en medios como Ámbito Financiero, Infoabe, La Prensa, entre otros. Síguelo en @triunfalibertad

Los derechos son siempre humanos

Por Alberto Benegas Lynch (h) Publicado el 26/7/2en: https://www.laprensa.com.ar/504606-Los-derechos-son-siempre-humanos.note.aspx

De un tiempo a esta parte se recurre a una grotesca redundancia en la parla que se ha tornado convencional y es la referencia a los «derechos humanos» sin percatarse que los derechos no son minerales, vegetales ni animales son necesariamente humanos.

Esto es así debido a las siguientes razones fundamentales. En primer lugar, el sujeto de derecho para ser consecuente tiene que contar con libre albedrío, es decir, capacidad de decidir y optar entre distintos medios para la consecución de específicos fines, lo cual incluye la capacidad de defender sus derechos. La condición humana implica la capacidad de distinguir proposiciones verdaderas de proposiciones falsas. Implica inexorablemente la facultad de argumentar, de revisar las propias conclusiones, dar rienda suelta a la posibilidad de ideas autogeneradas, por tanto a la responsabilidad individual por actos y dichos, a la moralidad de su conducta, en otros términos a la libertad que de todas las especies conocidas el ser humano es la única criatura que posee el antedicho libre albedrío que constituye el cimiento y la distinción sobresaliente de su naturaleza, de allí es que se denominan derechos naturales. Del mismo modo que todo tiene sus propiedades y características, el ser humano se diferencia por lo dicho.

A partir de la fecundación de óvulo hay un ser humano en acto, en potencia de contar con otras características a medida que se desarrolla, del mismo modo que todos estamos en potencia de muy distintos aspectos en el transcurso de nuestras vidas. En este sentido la Academia Nacional de Medicina de nuestro medio ha declarado en su plenario del 30 de septiembre de 2010: «Que el niño por nacer, científica y biológicamente es un ser humano cuya existencia comienza al momento de su concepción […] Que destruir un embrión humano significa impedir el nacimiento de un ser humano. Que el pensamiento médico a partir de la ética hipocrática ha defendido la vida humana como condición inalienable desde la concepción. Por lo que la Academia Nacional de Medicina hace un llamado a todos los médicos del país a mantener la fidelidad a la que un día se comprometieron bajo juramento».

Un embrión humano contiene la totalidad de la información genética: ADN o ácido desoxirribonucleico. En el momento de la fusión de los gametos masculino y femenino -que aportan respectivamente 23 cromosomas cada uno- se forma una nueva célula compuesta por 46 cromosomas que contiene la totalidad de las características del ser humano. Quienes mantienen que en el seno materno no se trataría de un humano del mismo modo que una semilla no es un árbol, confunden aspectos cruciales. La semilla pertenece en acto a la especie vegetal y está en potencia de ser árbol, del mismo modo que el feto pertenece en acto a la especie humana en potencia de ser adulto. Por lo consignado el llamado aborto es homicidio en el seno materno. La imposibilidad momentánea del feto de ejercer sus derechos naturales no modifica su condición humana, del mismo modo que ocurre con el adulto en coma o discapacitado lo cual no cambia su naturaleza humana puesto que se trata de accidentes o de meras circunstancias transitorias.

ESPIRITU DAÑINO Y CRUEL

Ahora bien, del hecho que el ser humano es la única especie conocida sujeta a derecho y capaz de defenderlo no quita el cuidado de otras especies y que sea reprobada su destrucción o maltrato (a menos que se trate de bacterias que si no son destruidas terminarían con los humanos o la liquidación de cucarachas por una cuestión elemental de higiene). También se matan animales como alimento y se liquidan plantas y se talan árboles para diversos propósitos de subsistencia. De todos modos, el sufrimiento innecesario a animales muestra un espíritu dañino y cruel que debe ser contrarrestado por espíritus nobles.

Pero los animales no son sujetos de derecho: si un elefante destruye mi jardín no lo puedo llevar a tribunales para que responda por sus actos, el animal pertenece en acto a esa especie y solo está en potencia de desarrollar sus condiciones naturales. Como es sabido, en los animales no hay acción que implica propósito deliberado, sino reacción, es decir, solamente dependen de estímulos físicos (por ello es que Karl Popper ha bautizado la negación del libre albedrío como mero «determinismo físico» incapaz de acción propiamente dicha).

Personalmente con mi mujer nos hemos ocupado con nuestros hijos especialmente de incentivarlos a cuidar y apreciar los animales puesto que estimamos que forma parte esencial de la educación, de modo similar a valorar el significado de árboles y otras manifestaciones de la naturaleza.
Pero el derecho tiene un significado preciso que no puede bastardearse ni usarse livianamente. Hoy en día lamentablemente se recurre al derecho para asimilarlo al pseudoderecho puesto que se ha trocado su significado por el atropello al derecho del vecino. De este modo se pretenden otorgar derechos que implican la usurpación del bolsillo ajeno. Se ha llegado a la sandez de sostener que frente a toda necesidad nace un derecho confundiendo conceptos clave.

NOTABLE DECADENCIA

En esta línea argumental, se declama el «derecho a una vivienda digna», a «un ingreso adecuado», a «cantidades necesarias de vitaminas e hidratos de carbono» y así sucesivamente sin tener en cuenta que estas aspiraciones de deseos de concretarse se traducen inexorablemente en la lesión del derecho del vecino ya que los aparatos estatales nada tienen que previamente no lo hayan succionado de otros. En otras oportunidades he puesto el ejemplo de lo propuesto seriamente hace unos años por la Asamblea Constituyente de Ecuador -una moción que afortunadamente no prosperó- para que se incluyera en la Carta Magna «el derecho de la mujer al orgasmo».

En otros términos, referirse a los derechos es suficiente para evitar el pleonasmo y debe tenerse muy en cuenta que desde que se usa la expresión «derechos humanos» se ha producido una notable decadencia en la interpretación del derecho. Paradójicamente, en general cuanto más se declama sobre «derechos humanos» menos se entiende el significado del derecho a secas por lo que observamos que los aparatos estatales cada vez más atropellan los derechos de los gobernados en lugar de garantizarlos y protegerlos.

Alberto Benegas Lynch (h) es Dr. en Economía y Dr. en Ciencias de Dirección. Académico de la Academia Nacional de Ciencias Económicas, fue profesor y primer rector de ESEADE durante 23 años y luego de su renuncia fue distinguido por las nuevas autoridades Profesor Emérito y Doctor Honoris Causa. Es miembro del Comité Científico de Procesos de Mercado, Revista Europea de Economía Política (Madrid). Es Presidente de la Sección Ciencias Económicas de la Academia Nacional de Ciencias de Buenos Aires, miembro del Instituto de Metodología de las Ciencias Sociales de la Academia Nacional de Ciencias Morales y Políticas, miembro del Consejo Consultivo del Institute of Economic Affairs de Londres, Académico Asociado de Cato Institute en Washington DC, miembro del Consejo Académico del Ludwig von Mises Institute en Auburn, miembro del Comité de Honor de la Fundación Bases de Rosario. Es Profesor Honorario de la Universidad del Aconcagua en Mendoza y de la Universidad Peruana de Ciencias Aplicadas en Lima, Presidente del Consejo Académico de la Fundación Libertad y Progreso y miembro del Consejo Asesor de la revista Advances in Austrian Economics de New York. Asimismo, es miembro de los Consejos Consultivos de la Fundación Federalismo y Libertad de Tucumán, del Club de la Libertad en Corrientes y de la Fundación Libre de Córdoba. Difunde sus ideas en Twitter: @ABENEGASLYNCH_h

¿El que apuesta al blue pierde?

Por Alejandro A. Tagliavini: Publicado el 27/7/21 en: https://alejandrotagliavini.com/2021/07/27/el-que-apuesta-al-blue-pierde/

Como venimos anticipando, por ejemplo, en la nota “La economía argentina en situación muy complicada”, la inflación global está tomando un vuelo muy importante (y, por cierto, hay un gran negocio dentro de esto, ya que implica billones de dólares emitidos y regalados a los amigos del poder, que explica buena parte de la “pandemia”). Ahora, insólitamente, se ha producido un hecho novedoso, el SP 500 (SPX) ha seguido subiendo -básicamente debido a la inflación- mientras que el dólar se revaloriza (DXY inverso) con respecto a una canasta de divisas, lo que viene a demostrar que las otras monedas están aún más inflacionadas que el dólar:

Refinitiv

        Dentro de estas monedas más inflacionadas está, obviamente, el peso argentino:

             Con respecto al blue, el peso cae un 11,15% en lo que va del 2021, mientras que contra el dólar oficial baja un 13%, al tiempo que la variación acumulada del IPC es del 25,3%.

             Con respecto al resto de los dólares, el movimiento ha sido el siguiente:

                 Mientras que el IPC (“inflación”) se ha movió de manera completamente desagregada del dólar oficial demostrando que nada tiene que ver una cosa con otra a pesar de lo que cree el gobierno:

             Por cierto, la mejor medida de la inflación -desvalorización por exceso de emisión- no es el IPC, como dijimos varias veces, sino el dólar blue porque es el que con más libertad refleja la depreciación del peso. Como vimos la inflación real -suba del blue- en 2021 hasta junio fue menor que en 2020 sencillamente porque se emitió menos, pero ahora resulta que el blue sube un 8% en lo que va del mes, sencillamente porque se disparó la maquinita.

             Como dijimos la inflación es el exceso de oferta por sobre la demanda que viene cayendo, en líneas generales, porque el gobierno está llevando adelante una política económica que no solo espanta las inversiones, sino que, además, promueve la fuga dados los altísimos impuestos, las fuertes regulaciones que impiden el desarrollo económico y la inflación -que no es otra cosa que descapitalización desde que quita valor a la moneda- y que luego se traslada a los precios.

             Como señala Roberto Cachanosky, ya el ritmo de aumento de los precios es similar al que dejó Cambiemos. El último mes completo de gestión de Macri arrojó una suba del IPC –“inflación”- interanual del 51% y en junio último fue del 50,2%, con el tipo de cambio oficial y las tarifas de los servicios públicos virtualmente “pisados”.

            Por cierto, la expansión monetaria que hace el BCRA para financiar el déficit fiscal ha llevado a que la inflación acumulada entre 1935, cuando se creó el BCRA y 2020, llegue a la friolera de 398.209 billones por ciento. Un promedio del 52,6% anual, según Cachanosky.

             Precisamente, por los precios pisados, es que el aumento del IPC viene retrasado. Como puede verse en el siguiente gráfico, la inflación real (la suba del blue) el año pasado fue muy fuerte y recién ahora se está trasladando -lo que era inevitable que ocurriera tarde o temprano- a los precios y por ello la suba del IPC este año hasta ahora (25,3%) ha sido mayor que la inflación real (11,15%):

                Por el lado de la oferta, precisamente si durante el año el dólar se mantuvo relativamente calmo fue porque el gobierno había logrado cortar la emisión. Pero, según Ramiro Marra, desde abril, el dólar subió un 30% y la expansión del dinero en circulación fue de casi $300.000 M. A eso hay que sumarle los adelantos transitorios del BCRA al tesoro por $410.000 M que pasaron a liderar la emisión. Y julio, es el tercer mes al hilo de expansión monetaria y apunta a ser el récord. Ya el 25 de junio se dio un salto con un Adelanto transitorio de $90.000 M y luego, en la primera quincena de julio, se sumaron otros $130.000 M.

               Desde Invecq señalan que, con los datos de las finanzas públicas del primer trimestre del año, las cuentas fiscales mostraban una importante corrección no solo con relación a 2020 sino también al 2019, el último año de la gestión de Cambiemos. Pero ahora han comenzado desde junio un nuevo ciclo de desajuste con relación al 2019.

                  Particularmente el último mes del semestre los ingresos totales cayeron 4% real, el gasto total creció 3%, el gasto primario subió 13% y aumentaron tanto el déficit primario como el déficit total. Es decir que junio representa un quiebre de tendencia que, con seguridad, se profundizará en los meses venideros. Así, como muestran los siguientes gráficos, los déficit prometen agravarse y, seguramente, los cubrirán con emisión, o sea, inflación, ergo, suba del blue:

                 Ya que, en cuanto a los ingresos con un nivel de actividad que sigue por debajo de los de 2019 y pasado el momento de fuerte recaudación vía retenciones y desaparecidos los ingresos del impuesto a la riqueza, es muy probable que la caída de junio se profundice en los próximos meses.  

                 Y los gastos se disparan dado que gran parte del ajuste de los últimos meses se debió a la licuación de las jubilaciones y pensiones y los salarios públicos. Pero dado el diseño de la fórmula de movilidad jubilatoria, es probable que junio sea el piso de este gasto y que ahora comience a incrementarse a un ritmo más acelerado que el de la inflación, a lo que debemos sumarle bonos como el que se pagará en agosto. En tanto que los subsidios en junio muestran un crecimiento de casi 100% real con relación a 2019 y prometen seguir expandiéndose.

                 Y todavía hay que sumar, los “gastos electorales” como las transferencias a las provincias y los planes sociales. Y, por último, comenzará a rebotar la partida que mayor ahorro le había generado al gobierno, es decir, los intereses de la deuda que se ahorraron con el canje empezarán a crecer durante el segundo semestre como consecuencia de las colocaciones a corto plazo que se hicieron en el mercado local durante el primer semestre.

                Por cierto, el mercado es muy frio, no se maneja con expectativas -no del modo que popularmente se cree- sino con realidades. Así, suele creerse que en tiempos electorales la gente busca refugio en el dólar, pero no es así, la realidad es que en tiempos electorales suele acelerarse la maquinita, la emisión, y entonces, se dispara la devaluación del peso, o sea, la cotización del blue. Así y todo, todavía hay quienes creen que el IPC subirá más que el blue y entonces siguen apostar al CER, sin embargo, según vimos el blue podría mejorar esa opción.

                Volviendo al tema de la inflación como empobrecimiento del mercado, recordemos que, según el Indec, la Canasta Básica Alimentaria (CBA) y la Canasta Básica Total (CBT) de junio tuvieron incrementos con fuertes aceleraciones. La primera, que marca la línea de la indigencia, trepó 3,6%, y la segunda 3,2%. Un salario mínimo no alcanzó para mantener la alimentación básica de una familia tipo. Y así, la pobreza no dejó de crecer en la primera mitad del 2021 y se acercó al 42,8%.

                  Y, por cierto, mostrando muy crudamente la descapitalización del mercado, en CABA a mayo pasado, la cuota a pagar por un crédito hipotecario por la financiación del 80 % de un departamento usado de dos ambientes, era más alta que el ingreso total de un trabajador registrado, según Reporte Inmobiliario.

                   Por ejemplo, acceder a un crédito de $10,35 M para la compra de una unidad de 42 m2 exige el pago de una cuota inicial de $87.364. Así, el pago mensual de la hipoteca supera en $1.415, la remuneración bruta promedio registrada, y además es necesario tener como mínimo con otros $2,6 M para solventar el 20 % que el banco no financia y cerca de otro millón adicional para cubrir honorarios y escrituras:

                    Donde (1) es el precio inmobiliario Índice RE/MAX-UCEMA – Mayo, 2021, (2) es el tipo de cambio vendedor blue – 31/05/2021 y (3) la remuneración bruta (previa a las deducciones por cargas sociales) declarada por la empresa para cada mes.

                   Es decir, los gobiernos de las últimas décadas han sido cualquier cosa menos popular, y la propiedad privada va quedando solo para los ricos y, por cierto, como siempre, para los amigos del poder.

Alejandro A. Tagliavini es ingeniero graduado de la Universidad de Buenos Aires. Asesor Senior de The Cedar Portfolio, Miembro del Consejo Asesor del Center on Global Prosperity, de Oakland, California y fue miembro del Departamento de Política Económica de ESEADE. Síguelo como @alextagliavini

¿Saldrá la Argentina de terapia intensiva?

Por Aldo Abram: Publicado el 27/7/21 en: https://www.lanacion.com.ar/opinion/saldra-la-argentina-de-terapia-intensiva-nid27072021/

Si para algunos el Gobierno no tenía plan económico, en la reunión con el Consejo Interamericano de Comercio y Producción, el ministro Guzmán dejó claro que sí lo hay. Está basado en un Estado que es el motor del crecimiento y, por ello, no hay posibilidades de reducir el gasto público ni los impuestos que, al contrario, están aumentando para las empresas. Además, aclaró que es el Gobierno el que tiene el rol de promover el crecimiento, con más presencia del sector público en la economía. Por suerte, también consideró que la sostenibilidad fiscal es una condición necesaria para la estabilidad; pero ya quedó claro que será a costa del sacrificio del sector privado productivo. Por lo tanto, en el mediano plazo, seguramente veremos que la crisis se vuelve a profundizar.

Para entenderlo, vamos a dar un ejemplo que tiene que ver con la pandemia. Antes de que ésta llegara al país, la Argentina era una paciente que ya estaba en terapia intensiva, debido a diversas enfermedades que amenazaban con llevarla a la muerte. Lamentablemente, el Covid funcionó como un virus intrahospitalario, cuya peligrosidad todos conocen. Agravó la situación del paciente; aunque, luego, logró empezar a recuperarse. En eso estamos, pero el problema es que todavía nadie se ocupó de curar las afecciones por las que el paciente ya estaba en terapia intensiva.

Como toda crisis, la que llevó al hospital a la economía argentina era una de credibilidad en un futuro de crecimiento sostenible. Por eso, perdió el crédito y los argentinos y extranjeros empezaron a sacar sus ahorros e inversiones del país. Pues la desconfianza sigue estando allí. Los títulos en dólares, que fueron entregados a los bonistas a los que en 2020 se les reestructuró la deuda con una quita, cotizan a precios que indican que, quienes los compran y venden piensan que volverán a ser reestructurados en el mediano plazo. O sea, consideran que el país es incapaz de generar el crecimiento y la credibilidad que garantice que se podrán pagar o refinanciar los pasivos del Tesoro argentino.

Cabe aclarar que, de la misma forma que la confianza en el futuro de la Argentina no cambió trascendentalmente con la reestructuración de la deuda privada, tampoco lo hará cuando se acuerde la que se está negociando con el Club de París y el FMI. Es poco probable que el trato que se cierre con el Fondo tenga algo más que algunas metas fiscales; ya que cualquier intento de imponer las necesarias reformas estructurales derivaría en un fracaso y la cesación de pagos de una buena porción de la cartera de créditos del organismo.

Cabe aclarar que acá no se trata de cómo se llama el doctor, si el paciente no recibe el tratamiento adecuado se morirá. Incluso, si el médico tiene el diagnóstico acertado y no le da correctamente la medicación necesaria, el paciente empeorará, como ya le pasó al “médico” anterior. Lo malo es que, del análisis de la actual gestión y de los dichos del ministro de Economía y del de Producción, quien atiende hoy a la Argentina tiene el diagnóstico errado; lo que sólo llevará a una profundización de la crisis.

Los continuos atropellos a la seguridad jurídica, al derecho de propiedad y la libertad de empresa son el mejor incentivo a que los ahorros y las inversiones se vayan, no a que lleguen para generar producción y trabajo productivo. Tampoco ayuda el “Estado omnipresente”, que en realidad lo es para brindarle “caja” y poder al gobierno de turno; pero no a la hora de cumplir eficazmente con las funciones indelegables que tiene para los argentinos. Encima, hay que pagar sus excesivas erogaciones con altísimos impuestos. El Banco Mundial tiene un índice de 191 países, en el que Argentina está 21 entre los que más exprimen con gravámenes a sus empresas. O sea, 170 naciones les ofrecen a argentinos y extranjeros tratarlos mejor en materia tributaria; ¿por qué invertirían acá? En otro índice, analizan que le pasaría a una pyme, con buenas ganancias respecto a sus ingresos, si pagara todos los impuestos y tasas de cada país. Pues en sólo dos daría pérdida y uno de ellos es la Argentina. Sin embargo, el gobierno y el ministro Guzmán aclararon que no bajarían los impuestos, sino que los subirán, cosa que ya están haciendo.

Eso no es lo peor, sino que ni así les alcanza para pagar todo el exuberante gasto público; por lo que toman crédito de un mercado que es el mismo disponible para todo el país. Por ende, dejan al sector privado sin este necesario fondeo para invertir y producir más. Es notable que se piense que no es recesivo ajustar (achicar) a los que trabajan y producen los recursos para pagar sus gastos y sueldos y, a través de los impuestos, los del Estado; pero sí lo es ajustar a este último que es el que eroga de más.

También es absurdo que, con más de 67.000 regulaciones, los funcionarios pretendan decirle cómo hacer las cosas mejor a quienes trabajan y manejan empresas, como si fueran dioses que todo lo saben. Es obvio que no es así, y que lo único que logran es que esas regulaciones no se cumplan o, si alguien lo hace, sea a costa de hacer su trabajo más ineficientemente; lo que implica menos bienestar para todos.

El contexto actual, entonces, termina agobiando al sector productivo, en especial a emprendedores y pymes, y llevándonos a la historia de decadencia y de crisis argentina. Lamentablemente, cada médico que llega piensa que puede aplicar el mismo fracasado tratamiento que ya llevó a la muerte al paciente; porque “él lo hará bien, no como los otros” y obviamente el resultado es un nuevo fracaso. Algunos facultativos quisieron evitarle padecimientos al enfermo y que el tiempo vaya curando sus males; lo cual sería un milagro que raramente se da; por lo que su situación termina empeorando. Quizás, los “doctores” argentinos podrían empezar a probar medicarlo de acuerdo a lo que indica la experiencia de los países que han prosperado y brindan mayores oportunidades de progreso a sus habitantes. Hay que curarle el exceso de Estado ineficiente y de regulaciones que lo agobia, para liberar las fuerzas de la creatividad, el trabajo y la inversión del sector privado productivo, única fuente real de bienestar de los países.

Aldo Abram es Lic. en Economía y fue director del Centro de Investigaciones de Instituciones y Mercados de Argentina (Ciima-Eseade) Es director de la Fundación Libertad y Progreso. Sigue a @AbramAldo.

Muestra virtual de Andrés Paredes en el espacio de arte del Instituto Eseade

Metáforas de la tierra de origen

Publicado en: https://www.elterritorio.com.ar/noticias/2021/07/26/713457-metaforas-de-la-tierra-de-origen?fbclid=IwAR20HpJ-hGnA4Pz7pr5x5gTTjyyvdM-tGMqqxEDOfRzJCkKCpnKqWCoo2so

En ‘Honrar raíces’, el artista expone 14 obras desarrolladas en cuarentena, para las que utilizó elementos como yerba mate y su propia sangre, en el proceso de reinterpretar el paisaje misionero

Muestra virtual del artista Andrés Paredes
El artista misionero Andrés Paredes expone ‘Honrar raíces’, una muestra virtual que se puede visitar online hasta el 2 de agosto

Andrés Paredes expone en el espacio de arte virtual del Instituto Eseade de Buenos Aires 14 obras producidas durante el confinamiento el año pasado.

La muestra que se puede ver online hasta el 2 de agosto se titula Honrar raíces y tiene la curaduría de Florencia Nicolau.     

El artista visual apostoleño, radicado en Buenos Aires, charló con El Territorio acerca de estas nuevas piezas que se agrupan en cuatro series distintas, y que fueron confeccionadas con materiales no convencionales o extra artísticos como yerba mate, ponchadas de yerba, piedras de cuarzo, fluorita y sangre humana.

En la conversación telefónica desde su taller en el barrio porteño de La Boca, el artista explicó que el conjunto de las obras que se muestran al público por primera vez, resultan de un proceso de indagación experimental y vivencial que comenzó en los meses de la cuarentena más estricta y que discurrió hasta finales del año pasado.  

 “Pasé toda la cuarentena en mi taller en La Boca, esa lejanía con Misiones me hizo pensar mucho en el paisaje, en realidad toda mi obra se basa en una relectura contemporánea del paisaje de Misiones; la naturaleza, la historia, las fronteras, la diversidad cultural están presentes en el abordaje de mi obra, pero esta vez me propuse llevar al extremo la indagación desde el recuerdo y desde retomar y resignificar elementos orgánicos”, describió.

La cuarentena en Buenos Aires, “fue especialmente difícil”, marcó y recordó que en un momento, el único contacto que tenía con el exterior “era la copa de un árbol que podía ver desde la ventana”.

Así, comenzó a elaborar una nueva manera de vincularse-pensarse con el entorno: “siempre tenemos con la naturaleza una relación de que ella nos inspira, y así nos posicionamos en un lugar externo como de superioridad. Con el encierro me pasó de ver que también nos fuimos encerrando más que en nuestras casas, en nosotros mismos, atravesamos un período de introspección y de replanteamientos en todos los ámbitos de la vida”. A la vez -añadió, “surgió esto de que no estamos afuera de la naturaleza, de que somos parte de la naturaleza y que dentro nuestro los seres humanos llevamos estos procesos naturales como las canas, las arrugas, el paso del tiempo, la vida”. Desde esta perspectiva desarrolló la serie de estructuras colgantes ‘Cúpulas de reconstrucción’.

Creaciones de la memoria

Honrar raíces se materializa entre esa distancia-evocación, una memoria e interpretación de la tierra natal que el artista construyó mediante el uso de elementos de la naturaleza en las series Linaje, Relaciones, Cúpulas de Reconstrucción y Testimonios.

“En este proceso de introspección empecé a investigar sobre el uso de mi mano izquierda para dibujar y pintar. Yo soy diestro y cuando dibujo algo de la naturaleza no lo copio tal cual sino como lo que puedo ver en ese momento. Al utilizar la mano izquierda y desde el recuerdo plasmar el paisaje, surgieron seres extraños que pueden ser insectos o plantas o una síntesis de esos mundos naturales, son metáforas de la naturaleza”.

Esta vez para referenciar sobre el origen, el artista imprimió su propia sangre a la serie de obras de Linaje. “Decidí trabajar con mi sangre para hablar del linaje, no sólo de todos mis antepasados, sino el linaje diverso de la historia de Misiones”. A partir de una tinta compuesta de plasma y glóbulos rojos indagó sobre tonalidades y procesos naturales.  

Y, en Testimonios, las obras expresan mediante el lenguaje del arte, el trabajo en el cultivo de la yerba mate. Son dos esculturas colgantes, elaboradas con ponchadas en tela de arpillera; una tiene 170 kilos de yerba canchada, y otra contiene 80 kilos. “Al interactuar pierden el polvo de la yerba,  el olor de la yerba, el peso”, dijo.  

Una de las esculturas de la serie Testimonios fue seleccionada para ser exhibida en el Salón Nacional de Artes Visuales en la Casa Nacional del Bicentenario en septiembre.  

El artista proyecta un ciclo de exposiciones itinerante en 2022.

Para acceder a la muestra virtual ingresar a https://www.eseade.edu.ar/espacio-de-arte/ 

Para agendar 

Honrar raíces

Muestra virtual de Andrés Paredes, artista visual oriundo de Apóstoles. Se compone de

14 piezas, esculturas, estructuras, pinturas, en las que incorpora materiales extra artísticos. La exposición está disponible en el sitio de Eseade hasta el 2 de agosto. Escanear el código QR para acceder.

Metáforas de la tierra de origen

Metáforas de la tierra de origen

Mantener las reglas de juego, sí… salvo que sean las reglas incorrectas

Por Adrián Ravier. Publicado el 26/7/21 en: https://www.cronista.com/columnistas/mantener-las-reglas-de-juego-salvo-que-sean-las-reglas-incorrectas/

Se ha señalado insistentemente que cada gobierno que llega lo hace con su propio libreto, cambiando las reglas de juego e impidiendo que las cosas resulten bien. Se reclama que las reglas de juego deben ser estables. ¿Quién puede oponerse a este principio? Personalmente lo acepto, pero con una variante. No debemos sostener siempre las mismas reglas de juego, cualesquiera sean esas reglas. Debemos mantener el marco de reglas estable, siempre que las reglas sean las correctas.

Piense el lector por ejemplo en Cuba, una economía socialista que por más de medio siglo mantuvo las mismas reglas de juego, sin propiedad privada, sin elecciones, aislados del mundo. Esas reglas sólo llevan a la miseria. Cuba debe cambiar.

Argentina inició un camino en 2003 que terminó con la abundante inversión extranjera directa de los años 1990, también con la estabilidad monetaria, retomó el sistema de reparto, volvieron los controles sobre los precios y sobre el tipo de cambio, se expandieron los planes y programas sociales, así como los subsidios a quienes lo necesitan y también a quienes no lo necesitan. Todo esto claramente debe cambiar.

Argentina necesita un marco de reglas con equilibrios macroeconómicos, partiendo por el equilibrio fiscal, lo que requiere de algunas reformas fundamentales:

1. Por el lado de los ingresos, una reforma tributaria, para que se simplifique la estructura tributaria, pero también para que se reduzca la presión tributaria. Más de 170 impuestos en los tres niveles de gobierno evitan que las empresas puedan generar actividad y empleo. Aplica aquí el concepto de la Curva de Laffer, donde desmantelando más de un centenar de impuestos, la Argentina podría incluso mejorar su recaduación.

2. Reforma integral del Estado, lo que implica revisar los presupuestos y reducir la órbita del estado, en línea con el principio de subsidiariedad. El Estado sólo debe hacer aquello que el sector privado no puede hacer. Hay mucho de lo que el estado hoy hace que podría ser administrado parcial o totalmente por el mercado, y con ello tendríamos mejores resultados y a menor costo. El sector privado ha probado ser mucho más eficiente que el sector público. Sólo cuando podamos recuperar el funcionamiento del mercado, podremos visualizar qué rol cabe para el estado en su objetivo de inclusión. El presupuesto base cero ha sido una buena herramienta para reestructurar empresas cuya solvencia estaba comprometida y también para algunos estados fallidos.

3. Reforma previsional, partiendo de un sistema de reparto quebrado, con la intención de recuperar ingresos dignos para la población pasiva, y al mismo tiempo con la intención de reducir la principal partida de gasto. El principal desafío aquí es definir una transición para un problema estructural que no puede seguir siendo ignorado.

Con estas tres reformas podrá alcanzarse el equilibrio fiscal y sólo mediante ellas la autoridad monetaria podrá abandonar la monetización del déficit público. Eso podrá evitar seguir inflando la economía con nuevas emisiones de dinero, pero aun queda pendiente resolver el enorme desequilibrio monetario hoy existente en las llamadas Leliqs. Aquí viene la cuarta reforma.

4. Reforma monetaria y bancaria. Argentina necesita plantear una reforma que permita recuperar una moneda sólida, sea a través de la dolarización, o bien a través de reglas monetarias que pueda aplicar el BCRA. Un ejemplo de esto es prohibir a la autoridad monetaria acceder a comprar bonos del gobierno. Numerosos países han alcanzado el equilibrio fiscal bajo esa regla. Algunos economistas pensamos que esas reglas sólo se cumplirían transitoriamente, y por ello sugerimos que la dolarización es una solución más definitiva, en la medida que termina con el BCRA. Con Nicolás Cachanosky hemos propuesto una reforma de dolarización flexible que resuelve el problema del desequilibrio monetario, atendiendo también la dificultad de los pasivos monetarios. La propuesta permitiría alcanzar rápidamente estabilidad monetaria, reducir las tasas de interés nominales y reales, y con ello generando una rápida mejora en la actividad económica y el empleo.

Finalmente, es necesario atender el desequilibrio cambiariocon un cepo muy duro para adquirir divisas, eliminando la discrecionalidad en su manejo, terminando con el atraso cambiario y también con el cuello de botella que hoy enfrentan las empresas que necesitan divisas.

5. Una reforma cambiaria debe encarar todos estos frentes, empezando por levantar el cepo y permitir que el mercado descubra cual es el valor del dólar, de acuerdo demanda por un lado, y su escasez por el otro. Una vez definida ese valor, reconociendo el lugar en el que estamos, Argentina podrá encarar la dolarización a una definida tasa de conversión, o bien una nueva convertibilidad (que no lo considero deseable), o bien una política monetaria con metas estrictas. Esa reforma debería resolver el atraso cambiario, a partir de lo cual Argentina podría emprender un nuevo camino de crecimiento.

Por supuesto hay otros frentes, otras reformas urgentes como la reforma laboral para alcanzar una mayor flexibilidad que beneficie a los trabajadores para obtener oportunidades de empleo, además del frente institucional, donde la inseguridad jurídica, la burocracia, la corrupción sean modificadas en favor de la independencia judicial y más transparencia.

Sólo una vez que estas reformas se haya practicado y que hayan resultado en equilibrios simultáneos en el frente fiscal, monetario y cambiario, podremos sugerir que las reglas de juego sean estables.

Adrián Ravier es Doctor en Economía Aplicada por la Universidad Rey Juan Carlos de Madrid, Master en Economía y Administración de Empresas por ESEADE. Es profesor de Economía en la Facultad de Ciencias Económicas y Jurídicas de la Universidad Nacional de La Pampa y profesor de Macroeconomía en la Universidad Francisco Marroquín. Sigue a @AdrianRavier

¿Socialismo o capitalismo «de estado»?

Por Gabriel Boragina. Publicado en:

«En años recientes se descubrió un nuevo término para aquello que quedaba encubierto por la expresión “economía planificada”: Capitalismo de Estado, y no pueden caber dudas que en el futuro todavía surgirán muchas otras proposiciones para el salvataje del socialismo. Aprenderemos muchos nombres nuevos para la misma cosa. Pero lo que importa es la cosa, no sus nombres, y todos los esquemas de este tipo no lograrán alterar la naturaleza del socialismo.»[1]

A juzgar por las palabras del maestro, la locución capitalismo «de estado» fue creada «para el salvataje del socialismo», quizás con la intención de desfigurar la verdadera esencia de este último buscando un símil al único sistema que ha sido capaz de crear el bienestar y la prosperidad de las naciones desde su aparición hacia fines del siglo XVIII hasta la actualidad, sin que el opuesto (socialismo) pudiera jamás conseguir ni siquiera el uno por ciento de sus logros. Pero como aquel dicho popular que dice que «Aunque la mona se vista de seda mona queda» al socialismo se lo podrá bautizar con muchos nombres diferentes pero no es el nombre lo que caracteriza al régimen sino las medidas que propone que lo diferencian como tal.

Tal vez, quienes hayan creado la palabra quisieran buscar unir lo bueno del capitalismo con lo «bueno» del socialismo, asimilando esta última voz como un sinónimo del estado/gobierno, o como algo diferente al socialismo, de modo semejante a los que defienden esa tercera vía, sistema mixto, alternativo o –como lo ha bautizado L. v. Mises- simplemente intervencionismo.

Pero el mismo autor mencionado ha ya demostrado -de manera harto suficiente y sin que pudiera ser refutado por nadie- la imposibilidad de ese procedimiento mixto, híbrido, que imaginan quienes sostienen la posibilidad de una combinación entre el capitalismo y el socialismo. No existe tal.

El problema consiste en que hay autores que -adversos al socialismo- han adoptado, sin embargo, la locución capitalismo «de estado» para describirlo, y otros –incluso- le han asignado características propias. De alguna manera, esta práctica terminológica desdibuja -a nuestro juicio- la idea central del capitalismo y, fundamentalmente, su esencia. Veamos a uno de ellos:

«Para valorar el lugar de la burocracia dirigente, se consideran las «constantes sistémicas» versus las variables del elemento humano en el contexto del capitalismo privado y estatal («El Estado como clase»).»[2]

Nosotros -siguiendo a L. v. Mises- consideramos enrevesada la distinción entre «capitalismo privado y estatal». El punto es que, uno de los elementos indispensables del capitalismo es la propiedad privada, y dado que ella -por definición- es imposible dentro del ámbito del estado-gobierno esta ausencia excluye automáticamente la posibilidad de hablar de «capitalismo» dentro del marco estatal. Hay, por supuesto, otros elementos más que integran el concepto de capitalismo, pero el de propiedad privada es esencial. La inexistencia de la misma descarta de plano cualquier intento para aceptar la dicción.

«Como la tesis de que la separación de propiedad y control realmente significa pérdida de control por el propietario es insostenible, debe aceptarse que la burocracia tiene una ocupación precaria y su poder discrecional es limitado.»[3]

Párrafo difícil que no está claro en qué dirección esta apuntando. Pero tratemos de desentrañarlo. Si el autor está hablando del control de la propiedad, está claro que el mismo corresponde al propietario y forma parte inseparable del concepto de propiedad. Si la propiedad fuera controlada por quien no es propietario de la propiedad que controla, también es diáfano que se trata del caso del ladrón, que cuando roba algo (que por concepto no es suyo) pasa automáticamente a controlarlo. Pero también sería el supuesto del cuidador, guarda, vigilante, etc. En cualquiera de estos ejemplos el propietario sigue siéndolo, porque, en definitiva, el control último de lo poseído en propiedad sigue siendo suyo. La mención de la burocracia parece indicar a esta como la que ejerce ese control. ¿Es esto que describe el autor lo que designa como «capitalismo estatal»?

«La disposición amistosa o antipá­tica de los burócratas que hacen funcionar el Estado, su «origen socioeconómico» y el nivel sociocultural de sus padres son variables, mientras que las configuraciones de poder y dependencia que caracterizan al capitalismo privado y estatal, respectivamente, son constantes; en frases tales como «socialismo con rostro humano» el peso de la constante del socialismo en relación con lo variable del rostro humano, es mejor apreciado como ilusiones y miedos personales.»[4]

Creemos que aquí se mezclan dos planos completamente diferentes y que no admiten la fusión que se intenta. Ya que no podemos aceptar ninguna configuración «de poder y dependencia» como «característica» del capitalismo (a secas) o privado en la terminología del autor citado. Siguiendo nuevamente a L. v. Mises, el capitalismo es un orden de cooperación social, intrínsecamente colaborativo. Ello elimina de plano cualquier relación o configuración de poder y dependencia que son lo contrario justamente a las relaciones cooperativas que si son características del capitalismo (sin la necesidad de catalogarlo como «privado» ya que el aditivo seria no más que un pleonasmo). Dichas «configuraciones de poder y dependencia» si son, en cambio, típicas e inherentes a la burocracia estatal, lo que podría decirse es una cuestión bien observable.

«El capitalismo de Estado ofrece mayores (y en términos de bienes intangibles como el estatus social, el ser escuchado en las al­turas y el tener una audiencia cautiva en la parte inferior de la sociedad, incomparablemente mayores) recompensas a los intelectuales complacientes, no corrosivos que las que ofrece el capitalismo privado. Tales recompensas pueden o no compensarlos por el riesgo latente, en un mundo sin «fortalezas privadas», de no tener dónde refugiarse en el caso de que se encontraran a sí mismos minando al sistema después de todo.»[5]

Está claro que, en la cita, el «capitalismo de estado» se usa como sinónimo del socialismo, siendo preferible para nosotros emplear este último término en lugar del primero por las razones ya expuestas. Aquí se pasa al tema de los intelectuales quienes, en una proporción para nada despreciable, prefieren inclinarse hacia el socialismo antes que al capitalismo, tópico este que también hemos examinado en otros lugares. Esas recompensas que el estado-gobierno les reportan, les brindan seguridad en la medida en que sigan defendiendo el régimen, lo que compromete su propia posición como intelectuales, y los transforma en propagandistas a sueldo del orden estatista que los cobija.


[1] Ludwig von Mises. «SOCIALISMOS Y PSEUDOSOCIALISMOS» Extractado de Von Mises, Socialism: An Economic and Sociological Analysis, capítulos 14 y 15. La traducción ha tenido como base la versión inglesa publicada por Liberty Classics, Indianápolis, 1981. Traducido y publicado con la debida autorización. Estudios Públicos, 15. Pág. 21

[2] Anthony de Jasay. El Estado. La lógica del poder político. Alianza Universidad. Pág. 299

[3] de Jasay A. Ibídem. p. 299

[4] de Jasay A. Ibídem. p. 299

[5] de Jasay A. Ibídem. p. 299

Gabriel Boragina es Abogado. Master en Economía y Administración de Empresas de ESEADE. Fue miembro titular del Departamento de Política Económica de ESEADE. Ex Secretario general de la ASEDE (Asociación de Egresados ESEADE) Autor de numerosos libros y colaborador en diversos medios del país y del extranjero. Síguelo en  @GBoragina

Sobre el pionero de las instituciones liberales

Por Alberto Benegas Lynch (h): Publicado el 24/7/21 en: https://www.infobae.com/opinion/2021/07/24/sobre-el-pionero-de-las-instituciones-liberales/

Leonard Read

Luego de la segunda guerra mundial y en gran medida como consecuencia de los avatares de ese conflicto armado resultado a su vez de haber abandonado los valores de la sociedad libre, la decadencia intelectual fue mayúscula -tal como entre otros describe Stefan Zweig en El mundo de ayer– hasta que irrumpieron dos instituciones que comenzaron lenta pero firmemente a cambiar el rumbo. En primer lugar, la Foundation for Economic Education como entidad pionera en el estudio y difusión de aquellos valores, establecida en 1946 y luego, al año siguiente, la Mont Pelerin Society que el premio Nobel en economía Friedrich Hayek denominaba “la academia internacional”.

Tuve la fortuna de vincularme a esas dos estructuras gigantes del intelecto, en el primer caso fui becado para trabajar en mi doctorado inicial, oportunidad en la que pude asistir a clases de Ludwig von Mises, Israel Kirzner, Murray Rothbard, Hans Sennholz y otros titanes del pensamiento. En el segundo caso, fui patrocinado por el propio Hayek para ingresar como miembro y luego fui dos veces integrante del Consejo Directivo de esa organización en la que participé muchas veces como orador en sus programas académicos en diferentes partes del mundo. Como queda dicho, esas dos instituciones beneméritas iniciaron el largo y difícil camino de la recuperación de la libertad.

En esta oportunidad centro mi atención en FEE -las conocidas siglas de la Foundation for Economic Education- y especialmente en la figura de su fundador, Leonard E. Read. En verdad, al decir de Read (Leonardo como le gustaba ser llamado por los latinos) destacaba la economía en el nombre de esa casa de estudios debido al especial desconocimiento de esa rama de la ciencia, lo cual no desconoce los fundamentos morales de la sociedad abierta (para recurrir a terminología popperiana).

Read intentó y logró con extraordinario éxito el establecimiento de una institución sustentada en los valores del liberalismo clásico al efecto de recordar los principios sobre los cuales se estableció la notable y tan fecunda experiencia de la Revolución Norteamericana sustentada en los sustanciosos conocimientos de los Padres Fundadores.

La idea original consistió en que la entidad otorgara grados académicos, lo cual se abandonó a poco andar debido a las regimentaciones y controles gubernamentales que se estimó restarían toda independencia a la novel institución. En lugar de eso, se impartieron seminarios y cursos para graduados universitarios: The FEE School of Political Economy.

En la exposición inicial con que se abrían los seminarios, Read la llevaba a cabo munido de una lamparita de fabricación casera: pedía que se apagaran las luces del aula y encendía su adminículo de modo muy tenue y comenzaba su disertación introductoria mostrando cómo ese escaso resplandor quebraba la oscuridad del mismo modo que lo hacen los conocimientos respecto de la ignorancia. Acto seguido, dibujaba en el pizarrón dos círculos de radios diferentes y apuntaba que si las dos superficies de las circunferencias fueran los conocimientos y el resto de la pizarra fuera la ignorancia debía notarse que cuanto más se sabe mayor es la conciencia de la propia ignorancia puesto que el contorno del redondel mayor está más expuesto a la ignorancia. Es decir, cuanto más se conoce mayor es la consciencia de lo que se desconoce. Luego procedía a un análisis muy popperiano del aprendizaje en el contexto de corroboraciones provisorias sujetas a posibles refutaciones.

Con el transcurso del tiempo fuimos consolidando una sólida amistad con Read con quien mantuve una nutrida vinculación epistolar. Cuando murió, Bettina B. Graves -una de las integrantes del staff de FEE- me envió de recuerdo el antes mencionado aparato eléctrico. Lo conservo como el objeto de mayor valor que poseo. Cuando lo examino me admiro que su usuario no se haya electrocutado debido a la notable precariedad del instrumento en cuestión.

Read llevó a cabo una obra ciclópea que llegó a todos los puntos del planeta editando libros, publicando revistas, invitando a los más destacado profesores a su tribuna, facilitando a estudiantes a que asistieran a sus cursos y seminarios en New York y dictando conferencias en muy diversos países. Presidió FEE durante 37 años. Fue un ejemplo de integridad moral, honestidad intelectual e intransigencia con los valores de la libertad en los que creía.

Cuando cumplió setenta años de edad, los amigos le organizaron un acto de gala en el Waldorf Astoria de New York al que asistieron e hicieron uso de la palabra personalidades como Milton Friedman, William Buckley, el antes mencionado Hayek, Henry Hazlitt, Benjamin Roggie, Perry Gresham, Trygve Hoff y quien actuó como maestro de ceremonia, el empresario Lawrence Fertig (que a su vez fue quien financió la cátedra de Ludwig von Mises en la Universidad de New York, junto a otro destacado empresario: Harold W. Luhnow a través del Volker Fund). A las exequias de Read, Ronald Reagan, entonces en ejercicio de la presidencia de Estados Unidos, envió un mensaje que decía “Nuestra nación y su gente se han enriquecido grandemente por su devoción a la causa de la libertad y las futuras generaciones mirarán a Leonard Read para inspirarse.”

Los oradores en aquel acto resumen muy bien la faena del gran Leonard Read y su parto institucional, discursos que fueron publicados en un folleto que lleva el sugestivo título de What´s Past is Prologue. En la intervención de Hazlitt expresó que “Si tuviera que hacer un balance en una palabra sobre FEE basada en mi propia experiencia, diría que la siento como mi hogar. Cuando estoy allí sé que estoy rodeado de amigos con ideales comunes, actitudes y sentimientos compartidos. Hay algo que es contagioso en el espíritu de FEE. Solamente pensemos en organizaciones similares que ha inspirado. Está el grupo de Anthony Fisher, el Institute for Economic Affairs en Londres, en Argentina está el grupo de Alberto Benegas Lynch [mi padre quien fundó en 1957 el Centro de Estudios sobre la Libertad], el grupo de Manuel Ayau en Guatemala, Gustavo Velazco y Agustín Navarro en México y Nicomédes Zuloaga en Venezuela.”

Otro que posteriormente sería premio Nobel en economía, Milton Friedman, dijo en esa ocasión: “Tuve la fortuna de ser el coautor del primera publicación de la Foundation for Economic Education. Era un trabajo corto que George Stigler [luego también premio Nobel en economía] y yo titulamos “Roofs and Ceilings”. Era un ataque al control de alquileres […] Algunos años más tarde, a mi regreso de una reunión de la Mont Pelerin, Leonard y yo quedamos varados en el aeropuerto de Orly en París. Hay algunas virtudes de estas demoras en los vuelos. Esta fue una ocasión de serenidad, allí empecé a profundizar los valores humanos de Leonard y mi respeto por él ha crecido desde entonces”.

Por último, para no tomar excesivo espacio en esta nota periodística, Hayek en su alocución apuntó que “La institución que Leonard Read creó a través de la cual ha adquirido una influencia enorme, lleva un nombre modesto y un tanto prosaico de Foundation for Economic Education […] quiero sugerir que este nombre describe en forma muy disminuida su labor puesto que apunta a metas mucho más amplias […] ya que se trata nada menos que de la defensa de nuestra civilización contra los errores intelectuales prevalentes[…] quiero enfatizar que nuestra tendencia política actual no se refiere solo a la prosperidad económica, no simplemente nuestro confort, o la tasa de crecimiento. Es mucho más que eso. Se trata de todo lo que significa nuestra civilización.”

FEE estaba organizada con el apoyo invalorable de la antes mencionada Bettina B. Graves, con Paul Poirot y William Curtiss en el nivel administrativo-académico más alto seguido de calificados profesionales para organizar eventos varios, la publicación de la revista mensual The Freeman, los antedichos seminarios, la edición de libros y el mantenimiento y uso de la muy nutrida biblioteca, todo en un campus muy bien dispuesto que agregaba confortables habitaciones para huéspedes, la propia vivienda de Read, amplias salas de reuniones y oficinas rodeadas de atractivos jardines que más de una vez hemos disfrutado en nuestras caminatas con él junto a su perro Rusty. Durante los meses de esa estadía en Irvington on Hudson de New York por mi beca, mi María se hizo muy amiga de Aggie la mujer de Read.

Mi querido Leonardo escribió que a pesar de su admiración y agradecimiento a los Padres Fundadores de la Revolución Norteamericana, sostenía que constituyó un error la utilización de la palabra “gobierno” pues insistía que remite a mandar y dirigir lo cual debe hacer cada una de las personas en una comunidad libre, mostraba que “hablar de gobierno para aludir al monopolio de la fuerza es tan desatinado como llamar gerente general al guardián de una empresa” por lo que proponía recurrir a Agencia de Seguridad, Agencia de Protección o equivalentes.

Una de las mayores lecciones aprendidas de Leonard Read es la falsedad de aquello que se suele mantener al decir que “hay que vender bien las ideas” y que “el fracaso principal de liberales es que no saben llevar a cabo esa venta”. Read ha explicado una y otra vez en sus libros que la actividad comercial de la venta no requiere la referencia en regresión respecto al proceso de producción que requiere el producto en cuestión, basta con exponer los resultados que producirá el bien a la venta, se trate de desodorantes, dentífricos o lo que fuera. Sería una pérdida de tiempo inútil que ahuyentaría al consumidor el detenerse en las múltiples y variadas etapas en el proceso de producción. Sin embargo, en el caso de las ideas, a menos que uno se tope con un fanático que incorpora todo lo que se le dice sin razonamiento alguno, a menos que se trate de esta cerrazón mental resulta indispensable explicar -por así decirlo- el proceso de producción de la idea que se trasmite al efecto de fundamentar la respectiva conclusión. Resulta indispensable argumentar sobre la genealogía de la idea con la que se intenta disuadir al contertulio. Desde luego que este proceso torna mucho más difícil el resultado en relación a una simple venta pero, como queda dicho, es inexorable. Los estatistas imitan las ventas con frases cortas y efectistas que pretenden saltearse etapas para conseguir incautos, ingenuos, ignorantes y desprevenidos que aceptan ese correlato con el mundo comercial. En cambio, las ideas basadas en el rigor y la seriedad son contraintuitivas y demandan elaboración, pensamiento y digestión adecuada.

Otra de sus enseñanzas clave en uno de sus libros (publicó veintidós) se refiere athe courage to stand alone, esto es la necesaria fuerza de voluntad para decir y escribir lo que uno estima es lo correcto sin tener en cuenta la opinión mayoritaria ni las presiones que se reciben a contracorriente de lo que uno piensa. Hablar siempre claro y alto sin ambigüedades ni subterfugios para quedar bien con otros. Al fin y al cabo como escribió John Stuart Mill, “las buenas ideas siempre pasan por tres etapas: la ridiculización, la discusión y la adopción”. Una vez adoptadas las ideas al principio revolucionarias, la gente las toma como obvias sin percatarse de los esfuerzos y contrariedades que deben soportar cuando se exponen por primera vez.

Uno de los ensayos más conocidos del fundador de FEE es “Yo, el lápiz” donde se detiene en mostrar las intrincadas y largas etapas en la fabricación de un lápiz desde las minas de carbón hasta la extracción de caucho para la goma, las maderas y los recubrimientos pasando por transportes, cartas de crédito, administración, finanzas y demás parafernalia. En este célebre texto, el autor pone de relieve la distribución y fraccionamiento del conocimiento en el contexto de la división del trabajo y la cooperación social, todo lo cual se derrumba cuando los megalómanos intentan controlar, regimentar y manejar vidas y haciendas ajenas con lo que se concentra ignorancia provocando los resultados lamentables sabidos por todos los observadores atentos.

Tengo enmarcada una fotografía de Read con una dedicatoria que me conmueve: “For Alberto, a great favorite of mine. Leonardo”. Sirvan estas líneas como modesto homenaje a mi distinguido amigo y maestro donde se presenta muy telegráficamente el coraje, la perseverancia y la generosidad de este personaje cautivante y ejemplar.

Alberto Benegas Lynch (h) es Dr. en Economía y Dr. en Ciencias de Dirección. Académico de la Academia Nacional de Ciencias Económicas, fue profesor y primer rector de ESEADE durante 23 años y luego de su renuncia fue distinguido por las nuevas autoridades Profesor Emérito y Doctor Honoris Causa. Es miembro del Comité Científico de Procesos de Mercado, Revista Europea de Economía Política (Madrid). Es Presidente de la Sección Ciencias Económicas de la Academia Nacional de Ciencias de Buenos Aires, miembro del Instituto de Metodología de las Ciencias Sociales de la Academia Nacional de Ciencias Morales y Políticas, miembro del Consejo Consultivo del Institute of Economic Affairs de Londres, Académico Asociado de Cato Institute en Washington DC, miembro del Consejo Académico del Ludwig von Mises Institute en Auburn, miembro del Comité de Honor de la Fundación Bases de Rosario. Es Profesor Honorario de la Universidad del Aconcagua en Mendoza y de la Universidad Peruana de Ciencias Aplicadas en Lima, Presidente del Consejo Académico de la Fundación Libertad y Progreso y miembro del Consejo Asesor de la revista Advances in Austrian Economics de New York. Asimismo, es miembro de los Consejos Consultivos de la Fundación Federalismo y Libertad de Tucumán, del Club de la Libertad en Corrientes y de la Fundación Libre de Córdoba. Difunde sus ideas en Twitter: @ABENEGASLYNCH_h