Política irracional: cuando el apoyo a un gobierno se vuelve fanatismo:

 

Entrevista de Darío Mizrahi a Alejandra Salinas y otros: Publicada el 22/2/14 en: http://www.infobae.com/2014/02/22/1545472-politica-irracional-cuando-el-apoyo-un-gobierno-se-vuelve-fanatismo

«Hay un pequeño sector fascista, dirigido por el imperio norteamericano, ya no hay dudas de eso, que se niega a reconocer el triunfo de las mayorías», clama Nicolás Maduro.

 

El presidente de Venezuela insiste en que las masivas movilizaciones protagonizadas por jóvenes que rechazan sus políticas son en realidad la expresión de algunos grupos de fascistas que quieren propiciar un golpe de Estado. No explica cómo puede haber un golpe si quien controla a las Fuerzas Armadas es el Gobierno. Tampoco por qué si es un «pequeño sector» las movilizaciones son tan masivas.

 

Grupos motorizados dispararon a manifestantes opositores

Quizás por eso la señal internacional de noticias NTN24, que era la única que estaba haciendo la cobertura de la represión a las protestas, fue súbitamente interrumpida por orden del Consejo Nacional de Telecomunicaciones.

 

Maduro insiste también en que la violencia es impulsada por los opositores, pero las cámaras de televisión registraron a grupos de «motorizados» disparando a estudiantes desarmados que se movilizaban pacíficamente.

 

Hay videos que incluso muestran cómo asesinaban por la espalda a Bassil Da Costa. Además, el líder de los Tupamaros, una fuerza de choque que responde al oficialismo, se muestra armado y en estos días prometió «luchas ilegales y violentas» para defender al Gobierno.

 

 

El propio Maduro propició los enfrentamientos armados. «No permitamos que sigan trancando avenidas ni calles. No, no lo permitamos. La clase obrera en la calle, junto a la Guardia Nacional y las Fuerzas Armadas, a garantizar el flujo de la vida del pueblo. Vamos a fortalecer los cuerpos de combatientes, las milicias obreras del país. ¡A prepararse para defender esta revolución  en el escenario que nos toque!», dijo el pasado miércoles 19 de febrero.

 

Que a pesar de todas las evidencias en su contra el oficialismo afirme ser pacífico y culpe a sus adversarios y al «imperialismo estadounidense» por los problemas puede ser comprensible. Con tal de defender su poder, un Gobierno puede decir casi cualquier cosa.

 

«En política hay siempre un gran ingrediente emocional»

Pero que sus seguidores puedan creerlo, e incluso estar convencidos de ese discurso, resulta más difícil de entender. ¿Cómo se explica que la mente humana sea capaz de negar cosas que ve con sus propios ojos con tal de no conmover una convicción política?

 

 

 

Cuando la política es puramente emocional

 

«En política hay siempre un gran ingrediente emocional y por ese motivo los políticos apelan a las emociones de la gente. Siempre hay algún ingrediente de datos, de hechos, pero hay también un componente mítico. Apelando a figuras del pasado, a héroes, en el caso de Venezuela refiriendo a Simón Bolívar como líder de la independencia. Todos los líderes hacen uso de ese recurso», explica Ana Irene Méndez, profesora de la Escuela de Comunicación Social de la Universidad del Zulia, en diálogo con Infobae.

 

Pero si bien todos apelan a las emociones para ganar apoyo, no todos los gobiernos promueven el fanatismo. Este es un rasgo que aparece fundamentalmente en aquellos que se proponen transformar completamente la sociedad, y que ponen a su líder como representante único y guía del pueblo. En estos casos, el balance entre lo mítico y lo racional está claramente volcado en favor de lo primero.

 

 

«En vez de permitir que los ciudadanos se expresen por si mismos a través de un sistema pluralista de voces e instituciones, estos gobiernos promueven un discurso único. Se apoyan mucho en la propagan y suelen condenar la existencia de una prensa libre. En los casos extremos, llegan a perseguir a quienes se oponen al régimen», dice Alejandra Salinas, doctora en sociología y profesora de Teoría Política de la Universidad Católica Argentina, en diálogo con Infobae.

 

No es casual que este tipo de regímenes que apelan casi exclusivamente a las emociones critiquen la utilización de criterios racionales y técnicos en política.

 

«En general -continúa Salinas- todos los movimientos de fanáticos tienen discursos antirracionalistas, que tienden a socavar el uso del juicio crítico. Por ejemplo, cuando la estadística dice hay tal porcentaje de inflación, aporta un dato de la realidad que un juicio crítico no puede desconocer. Pero cuando la política pasa sólo por la emoción y la defensa incondicional de un gobierno, resulta natural que se pueda descreer de la ciencia, o tratar de esconderla y desvirtuarla».

 

«Todos los movimientos de fanáticos tienen discursos antirracionalistas»

«Cuando se reduce la vida social a las emociones, se deja de lado esa fe en la capacidad crítica de la razón, que permite a cada persona juzgar y evaluar hasta qué punto un régimen puede ser apoyado o no», agrega.

 

El sentido común podría pensar que sólo las personas de escaso nivel educativo son convencidas por estos discursos. Sin embargo, muchas veces los más instruidos y politizados son seducidos por el fanatismo político, y pueden negar las cosas más evidentes con tal de no poner en aprietos su fe.

 

¿Por qué se pone tanto empeño en dejar a salvo las creencias? En primer lugar porque dan certidumbre, lo que reduce la angustia que genera no saber en qué creer. Por otro lado, porque estos liderazgos crean identidades colectivas.

 

«La emoción de pertenecer a un grupo se alimenta con la emoción de rechazar a aquellos que no pertenecen. Cuanto más intenso sea el sentimiento de adhesión, más fuerte va a ser el rechazo al diferente, al que no forma parte del grupo», dice Salinas.

 

Con una mentalidad demasiado crítica, es muy difícil ser parte de identidades que no aceptan un discurso disidente. Por eso, otra de las consecuencias de los procesos políticos que alientan el fanatismo es la división de la sociedad.

 

 

«La polarización -dice la socióloga- es un componente necesario en un régimen de tipo autoritario, porque para generar esa adhesión emocional tiene que promover discursos muy fuertes, que causen sensación y atraigan la atención de grandes grupos colectivos. El papel del líder es muy importante para la instalación de los sentimientos de división, que no surgen espontáneamente, sino que son promovidos desde una posición de liderazgo».

 

En la medida en que el régimen sea exitoso en términos sociales y económicos, sus aspectos más radicales se atemperan, ya que el núcleo central no se siente amenazado por el entorno. En cambio, cuando los fracasos empiezan a acumularse y el descontento crece, aparecen las reacciones más exacerbadas del Gobierno y de sus seguidores, que sienten que está en riesgo su proyecto.

 

Entonces se acentúan los aspectos más represivos. «La represión -continúa Salinas- puede ir desde limitar la libertad de prensa hasta la represión física y violenta que conduce a la muerte, como estamos viendo en Venezuela. Puede tener diferentes grados, pero siempre está detrás la misma idea, que es mantener el unicato».

 

«La conspiración siempre fue una acusación de conspiradores»

Otra forma indirecta de represión supone promover todas las políticas que favorezcan a los aliados y que incrementen el poder del Gobierno, al mismo tiempo que castiguen y recorten los espacios de participación de los opositores, vistos como enemigos. Los ejemplos más claros se dan cuando en la asignación de recursos, ya sea de obras públicas o de publicidad oficial, sólo se beneficia a los grupos aliados, y se busca vaciar de financiamiento y poder a los críticos.

 

Es en esos momentos en los que el régimen se siente acorralado cuando aparecen las teorías conspirativas para intentar explicar la crisis. Oscuros grupos que supuestamente tienen mucho poder, y que suelen contar con el apoyo o el instigamiento de fuerzas internacionales, son acusados de desestabilizar y propiciar golpes de estado.

 

«El tema de la conspiración es interesante, porque genera cierto desasosiego y ansiedad en las personas. Lo paradójico es que son quienes acuden al engaño y al secreto de forma recurrente quienes denuncian estas maniobras, lo que hace evidente que el tema de la conspiración está en sus mentes. La conspiración siempre fue una acusación de conspiradores», dice Salinas.

 

 

«Ellos necesitan crear antagonismos para provocar adhesiones. Entonces suelen ser inventos asociados a palabras muy grandilocuentes. Es una forma más de dividir a la sociedad, porque este tipo de regímenes sólo pueden mantenerse en la medida en que esa división subsista», agrega.

 

La conspiración se presenta así como otra manifestación de la prevalencia de la irracionalidad. En vez de acudir a explicaciones técnicas para los problemas cotidianos, como la inflación o la inseguridad, se busca culpar a difusos planes de poderes ocultos.

 

El chavismo es nuevamente el mejor ejemplo de la doble moral conspirativa. El propio Hugo Chávez accedió al primer plano de la política venezolana liderando una conspiración de militares que propiciaron en 1992 un golpe de estado contra el Gobierno deslegitimado, pero democráticamente electo, de Carlos Andrés Pérez. Una vez en el poder, se cansó de denunciar intentos desestabilizadores de sus enemigos y de Estados Unidos para terminar con su Gobierno e incluso con su vida.

 

 

El giro latinoamericano hacia el fanatismo político

 

«La imagen caudillista nunca ha desaparecido del todo en América Latina. Se ha reforzado porque desde el retorno a las democracias han surgido gobiernos muy débiles, que han reforzado la idea de que es necesario un líder fuerte», dice a Infobae el sociólogo Carlos Sabino, director del Doctorado en Historia de la Universidad Francisco Marroquín de Guatemala.

 

Tras una sucesión de gobiernos pertenecientes a los partidos tradicionales, que atravesaron serios problemas de legitimidad, la aparición en la región de líderes fuertes y carismáticos se volvió una salida atractiva a la crisis política.

 

 

«En el caso de Chávez, la aparición de unos minutos que tuvo en la televisión cuando fue detenido (tras el intento de golpe de 1992) y dijo que no había logrado su objetivo ‘por ahora’, inspiró a mucha gente desilusionada con los partidos que habían regido a la política venezolana desde fines de los años 50», explica Méndez.

 

Cuando el vínculo entre ciudadanos y representantes es de fanatismo, se les entrega a los políticos un enorme poder

El rasgo distintivo de estos líderes fue saber decir lo que muchas personas estaban queriendo escuchar. «El ingrediente principal es que la mayoría se siente identificada con este personaje, porque actúa, habla y se comporta igual que la gente común y corriente», agrega.

 

«El liderazgo se posa sobre el hombre que aparece como capaz de resolver el problema. Por eso tienen que ser personas con un lenguaje audaz, y que se presentan firmes en sus convicciones», explica Sabino.

 

Al partir de una visión crítica de sus predecesores, estos líderes se muestran como una alternativa radical al pasado. En esa transformación total de la realidad política y social de su país que se proponen, logran obtener enormes delegaciones de los sectores de la sociedad civil que los apoyan.

 

Cuando el vínculo entre los ciudadanos y sus representantes es de fanatismo, se les entrega a los políticos una carta blanca que les de un enorme poder para hacer lo que desean. Al neutralizar el juicio crítico y la distancia, los representados pierden la mirada vigilante sobre las acciones de sus Gobiernos, lo que los hace más fuertes a estos, y más débiles a los primeros.

 

Si a fin de cuenta los políticos están para responder y dar soluciones a los ciudadanos, ¿por qué estos deberían adorarlos como a dioses?

 

Alejandra M. Salinas es Licenciada en Ciencias Políticas y Relaciones Internacionales y Doctora en Sociología. Fue Directora del Departamento de Economía y Ciencias Sociales de ESEADE y de la Maestría en Economía y Ciencias Políticas. Es Secretaria de Investigación y Profesora de las Asignaturas: Teoría Social, Sociología I y Taller de Tesis de ESEADE.

El uso del conocimiento en la sociedad

Por Martín Krause. Publicado el 21, 22 y 23/2/14 en: http://bazar.ufm.edu

I

En la clase de Applied Economics, del Doctorado en Economia, los alumnos leyeron el artículo de Hayek, “El uso del conocimiento en la sociedad”. Un artículo famoso, por supuesto, publicado en el American Economic Review y, tal vez, el más citado de este autor y el único que conozcan muchos economistas del mainstream.

Curiosamente, muchos que lo leyeron parecen no haber considerado las consecuencias de sus conclusiones.

El artículo de Hayek es un torpedo que explota en la sala de máquinas del modelo de equilibrio general, desarrollado primero por Leon Walras y asumido como un elemento fundacional de la economía moderna bajo la forma del primer teorema de la economía del bienestar.

Este teorema sostiene que el equilibrio competitivo describe una situación donde los recursos se asignan en forma eficiente segun el criterio de Pareto.

Hayek afirma en el artículo que el problema a resolver en la ciencia económica no es uno de asignación de recursos que estan “dados” sino del uso del conocimiento limitado y disperso. El equilibrio general debe asumir que el conocimiento es perfecto, de otra forma no llegaría a alcanzarse, y esto es imposible. El equilibrio general, para Mises, es un modelo ideal que sirve para entender como la realidad “no es”.

La economia del bienestar pasa del análisis positivo al normativo; el equilibrio general “debería alcanzarse” y si el mercado no lo logra es porque falla (externalidades, bienes públicos, etc.), por lo que el gobierno debe intervenir para acercar la situación al óptimo de Pareto.

Pero el conocimiento, no solamente es limitado, sino que esta disperso entre todos los participantes del mercado, cada uno de los cuales tiene tan solo una porción. Ademas, ese conocimiento describe las condiciones particulares de tiempo y lugar que no se pueden transmitir al “planificador central” y se pierden en todo intento de planificacion de la economia. Al mismo tiempo, “el hombre en el lugar” necesita informacion general para coordinar sus acciones con el resto, la que recibe a traves del sistema de precios, que actua como un gran sistema de telecomunicaciones.

Hayek sostiene que no un problema de planificación o no, sino de quién planifica. En el socialismo es el buró de planificación, en la sociedad libre hay mucha planificación pero descentralizada, ya que cada individuo y empresa planifican aprovechando su conocimiento particular.

Hasta ahi un breve resumen del articulo, del cual se pueden extraer muchas cosas mas. Pero veamos algunas interesantes preguntas que plantearon los alumnos:

“¿Cuál es el problema que queremos resolver cuando tratamos de construir un orden económico racional en una sociedad compleja y con grupos con puntos de vista políticamente diferentes?”

Esos puntos de vista politicamente diferentes son uno de los problemas que enfrenta el planificador. Digamos que son las preferencias de los individuos por la provision de bienes “publicos” (aunque el mercado puede proveer bienes con caracteristicas de publicos y casi todos los estados terminan proveyendo bienes con caracteristicas de bienes privados). El planificador tendria que conocer las preferencias de cada uno, en terminos de que bienes y en que cantidades. Ejemplo: Prefiero yo mas educacion o mas salud? o mas defensa? o mas justicia? Y en todo caso cuanto de cada una? Ni hablar de como definir “educacion” (ir a la escuela, tener acceso a Internet, tener un tutor, buenas conversaciones en mi casa, padres que me ensenan).

Y, ademas, como se expresaria mi preferencia? El principal instrumento que tengo es el voto, pero Public Choice ya nos ha mostrado cuan rudimentario e imperfecto es este instrumento. Cuando voto a un candidato, que quiero decir respecto a mas o menos educacion, de que tipo, con que proveedores, etc. Y deberia agregar toda esa informacion en algo asi como una “funcion de bienestar general”. Precisamente es esto lo que algunos economistas han intentado hacer: un fracaso y un ridiculo.

El planificador, si quisiera organizar toda la sociedad, deberia tambien conocer mis preferencias por bienes privados: cuantas manzanas quiero, de que tipo, en que momento, etc. Pues esa informacion no la tiene disponible porque solamente se manifiesta como “preferencia revelada” en el momento en que compro tales manzanas en el mercado. Es decir, sin mercados, no puedo saberlo.

“Debemos, más bien, demostrar cómo se llega a una solución a través de interacciones entre individuos que poseen, cada uno de ellos, un conocimiento parcial. Por otro lado ¿Cómo suponer todo el conocimiento dado a una sola mente, como suponemos que nos es dado a los economistas en tanto que constructores de teorías explicativas? ¿Esto no es suponer el problema resuelto e ignorar todo lo que es realmente importante y significativo en el mundo real?”

Los economistas desarrollan teorias para tratar de explicar la realidad. A diferencia del planificador, compiten entre si, se encuentran en un entorno de mercado. Algunas teorias podran explicar la realidad mejor que otras. No hay una sola mente entre los economistas, hay muchas. Las teorias desarrollan modelos abstractos, simplificaciones de fenomenos complejos, no pueden describir toda la realidad, destacan sus aspectos mas importantes.

Jorge Luis Borges mostraba esto en forma ironica, el mapa perfecto tendria el mismo tamano de la region descripta. Desde esa perspectiva, todo mapa es “imperfecto” (pero al mismo tiempo util, a ninguno nos serviria un mapa de Brasil del tamano del Brasil!)

“¿Sería posible construir una sociedad y economía racional una vez que muchas personas, los estados y las organizaciones están más preocupados por maximizar su bienestar individual que con el colectivo?”

La respuesta a esta pregunta es el aporte mas extraordinario de la economia a las ciencias sociales: el concepto de orden espontaneo, la “mano invisible” de Adam Smith. Cada uno persigue su propio interes, pero se ve guiado a contribuir al bienestar de otros, incluso sin haberselo propuesto. Incluso mas que cuando se proponen contribuir al bienestar general.

En fin, habria mucho mas para comentar, pero el post se va a hacer muy largo. Seguire otros dias con otras preguntas.

II

Algunas preguntas más sobre el texto de Hayek:

1) ¿En qué fundamenta la siguiente afirmación: “quienes creen en la significación cada vez menor del cambio son generalmente los mismos que sostienen que la importancia de las consideraciones económicas han pasado a segundo plano debido a la creciente utilidad del conocimiento tecnológico”?

Está comentando una opinion de que el avance tecnológico hace necesarias menos decisiones “económicas”. Específicamente pone estos ejemplos:

“¿Es cierto que, por causa del complejo aparato de la producción moderna, las decisiones económicas son necesarias sólo de vez en cuando, tales como cuándo se erigirá una nueva fábrica o se introducirá un nuevo procedimiento? ¿Es también cierto que una vez que ha sido construida una planta lo demás es más o menos mecánico, determinado por el carácter de la planta y que poco queda por cambiar en un intento de adaptarse a las circunstancias del momento, que siempre están en constante cambio?”

Y contesta que no. Creo que en este mundo globalizado y en permanente cambio, donde se ha extendido la división del trabajo a nivel global, incluso con mucha más tecnología que antes, las decisiones empresariales a tomar no han disminuido. Entiendo que a eso se refiere Hayek, aunque escribiera en un momento donde no se había desatado lo que llamamos ahora “globalización”.

2) Con respecto a su afirmación, citando a Whitehead: “…la civilización avanza al aumentar la cantidad de operaciones importantes que podemos realizar sin pensar acerca de ellas” ¿Cómo es esto? ¿Quién entonces hace emerger y desarrollar la ciencia, la cultura?

Ese es el punto de la teoría evolutiva. Hay conductas que vamos asumiendo que ni siquiera podemos decir quien fue el primero que la practice. Pero van siendo aceptadas y se generalizan. No quiere decir hayan salido de la nada. A ver si puedo poner un ejemplo: ahora la gente sale a caminar o a correr mucho más que antes. Ha cambiado su conducta. ¿Podemos decir ahora quién creó esto? Imposible, me parece. Pero sin duda alguien empezó a decir algo, a hacerlo y fue copiado, a opinar que era saludable, etc, No se si es el major ejemplo pero pueden sugerir otros.

3) La siguiente afirmación: “Cuando los precios cotizados se han vuelto bastante rígidos, las fuerzas que operan en una medida considerable a través de cambios en los otros términos del contrato” explicaría, por ejemplo: ¿el desabastecimiento? o ¿el exceso de inventario por otro?

Copio el párrafo como lo tengo:
“Debemos ver el sistema de precios como un mecanismo para comunicar información si deseamos comprender su verdadera función, función que desempeña con menor perfección en la medida en que los precios se ponen más rígidos. (Aun cuando los precios cotizados se han puesto rígidos, las fuerzas que operarían a través de cambios de precio todavía operan, en buena medida a través de los cambios en otros términos del contrato). El hecho más significativo acerca de este sistema es la economía de conocimiento con la cual opera o, lo que viene a ser los mismo, cuán poco los participantes individuales necesitan saber para poder hacer la decisión correcta. En forma abreviada, por medio de una especie de símbolo, sólo la información más esencial es comunicada, y es comunicada sólo a aquellos que les concierne. Es más que una metáfora la descripción del sistema de precios como un tipo de mecanismo para consignar cambios o como un sistema de telecomunicaciones que permite al productor individual sólo observar el movimiento de unos pocos indicadores: como un maquinista puede observar las agujas de unos cuantos relojes, para adaptar sus actividades a cambios de los cuales puede ser que nunca conozca más que su reflejo en el movimiento de precios.”

Sugiero que cuando menciona “otros terminus del contrato”, se refiere a cosas tales como cantidades, o calidades. Y el ejemplo que pones es correcto. Cuando se establece un control de precios sabemos lo que ocurre, o desabastecimiento (ajuste por cantidad), o reducción de la calidad del producto controlado.

III

  1. Planteado el sistema económico como un orden espontáneo, cuál debería ser la formación del economista para analizar ese orden de la mejor manera.

Buena pregunta, además de estudiar teoría económica, habría que enfatizar el análisis de aquellas instituciones que con el resultado de procesos evolutivos, como la historia de la moneda, el Derecho, la moral, etc. Y descubrir cuales son ordenes espontáneos que se están desarrollando actualmente. Creo que el estudio de la historia del pensamiento económico le mostraría que la misma ciencia es el resultado de un orden espontaneo, de un proceso evolutivo. Y sugeriría ciertos campos relacionados con teorías evolutivas  como teoría de los juegos repetidos, psicología y antropología evolutiva, economía experimental. Dedico un capítulo del libro a estos temas: “¿Es posible la cooperación?”

 

  1. Es posible una combinación eficiente entre planificación individual y planificación centralizada.

Más que planificación centralizada, diría que es muy importante el rule of Law, la existencia de reglas de juego, e instituciones, que faciliten la interacción entre los miembros de una sociedad. Esto significa que ciertos servicios públicos han de ser provistos, que permitan la protección del Derecho de propiedad y los contratos. Y que para una mejor provisión de esos servicios será necesaria una Buena planificación, que en el ámbito público se refiere al presupuestario y un control sobre la eficiencia del gasto, como corresponde a cualquier organización.

  1. Desde las políticas públicas, nada se puede hacer para mejorar el funcionamiento del sistema de precios. Pareciera ser esa la conclusión.

Aquí es donde hay mucho para hacer, sobre todo porque gran cantidad de regulaciones, impuestos, aranceles y tarifas distorsionan los precios y los alejan de los precios libres. Hay, entonces, un gran campo de acción para desregular, modificar impuestos, reducir aranceles, convertir ‘tarifas’ en precios. Y algo más, un gran cambio en el sistema monetario, ya que las monedas inflacionarias distorsionan precios, la preferencia temporal y la tasa de interés. Todo esto, además, dadas las restricciones políticas que son de esperar, más la resistencia de grupos de interés que se verían perjudicados por los cambios, lo convierten en una pesada y difícil tarea, si es que, además, es políticamente posible. O sea que hay un gran campo de políticas públicas. No serian políticas públicas que busquen “planificar” y estarían menos sujetas a presiones de lobbies, aunque habría grupos que se beneficiarían con ellas.

Ya veremos más adelante que un marco institucional que permite y respeta la competencia desvía los esfuerzos de emprendedores hacia la producción de bienes y servicios, mientras que otro central en regulaciones y restricciones desvía esa actividad empresarial hacia la “la búsqueda de rentas”.

 

Martín Krause es Dr. en Administración, fué Rector y docente de ESEADE y dirigió el Centro de Investigaciones de Instituciones y Mercados (Ciima-Eseade).

Capitanich olvidó lo que aprendió en Eseade

Por Julián Obiglio. Publicado el 3/2/14 en: http://www.julianobiglio.com.ar/obiglio2012/opinion/140203.php

 

El Jefe de Gabinete es egresado de una de las instituciones académicas más interesantes de nuestro país, la Escuela Superior de Economía y Administración de Empresas, más conocida como Eseade. Dicha institución universitaria es la principal representación en Argentina de la Escuela Austríaca de Economía, extensamente conocida en el mundo por la defensa de los principios del libre comercio.

Sin importar cuánta afinidad cada alumno pudiera tener con la idea del libre funcionamiento de los mercados, todos los que realizamos nuestras maestrías en Eseade recibimos y estudiamos las herramientas de pensamiento necesarias para comprender cómo funciona un sistema económico y que éste está sustentado en tres cuestiones: libertad, propiedad privada y expectativas.

Sin dudas, el elemento esencial del sistema económico es la libertad, ya que al igual que en todos los ámbitos de la vida, el ser humano también tiende a escapar de las restricciones que un tercero quiera imponer sobre su libertad para transar bienes.

El segundo elemento es la propiedad privada, ya que si ella no es reconocida y protegida por el sistema legal y los gobernantes de turno, los bienes no podrán ser asignados válidamente a una u otra persona, puesto que cualquier intercambio de objetos carecerá de garantías y protecciones.

Estos dos elementos generarán determinadas expectativas en cada uno de los seres humanos actores del sistema económico, y todas esas expectativas sumadas mostrarán la tendencia del sistema y los deseos del mercado, o sea, del conjunto de la gente.

Al definir políticas públicas y dictar normativas económicas, los gobernantes siempre estarán regulando libertades, restringiendo derechos de propiedad, y en consecuencia, modificando expectativas sociales. Cuanto mayor sea la restricción de libertades y derechos que establezcan las normativas, mayor será la caída en las expectativas; y ello se verá profundizado en caso de que las regulaciones carezcan de estabilidad y previsibilidad. El secreto radicará entonces en no excederse con las regulaciones y restricciones que se quieran imponer, y nunca comprometer el largo plazo en función del corto plazo.

Las medidas cambiarias, tributarias y fiscales anunciadas por el jefe de Gabinete en los últimos tiempos han significado un avance sobre la libertad de comercio y sobre la propiedad privada. Y para complicar todavía más la situación, las regulaciones dispuestas han gozado de poca estabilidad, impidiendo cualquier posibilidad de realizar previsiones económicas de mediano o largo plazo.

Estas combinaciones han generado expectativas sumamente negativas en la gente, lo que se traduce inmediatamente en retracciones de consumo, huida de la moneda local, cancelación de inversiones, y tantas otras cuestiones bien conocidas en nuestro país.

Las respuestas del jefe de Gabinete a las reacciones del mercado potencian la tendencia. Entre sus dichos del viernes 31 de enero se destacan: “…el Gobierno está absolutamente solo luchando contra grupos económicos poderosos…”; “…los grandes productores agrícolas no liquidan sus divisas en el mercado local por avaricia y carácter especulativo…”; “…en la Argentina existe una conjunción de factores, entre los cuales están exponentes políticos, visibles o invisibles, sindicales, visibles o invisibles, sociales y económicos, visibles o invisibles, que promueven una estrategia de desestabilización permanente…”.

Creo que Capitanich debería dejar de luchar contra conspiraciones inexistentes y concentrar sus esfuerzos en generar condiciones de confianza suficientes que permitan modificar la tendencia negativa en las expectativas económicas de la sociedad. El Ministro conoce las reglas de funcionamiento del sistema capitalista y sabe que la situación actual de nuestro país se debe a que el gasto estatal descontrolado de la última década se ha devorado todas las inversiones y todo el crecimiento económico.

La opción de mirar para otro lado, repetir el discurso oficial e intentar sostener un modelo populista completamente agotado siempre puede intentarse, pero ya no hay margen de error. Hemos alcanzado un nivel de deterioro tan profundo que a partir de aquí cada punto de caída en el PBI representará a miles de personas que se hunden un poco más en la pobreza, a miles de niños que serán condenados a vivir en la marginalidad, y a millones de argentinos que cada día estarán más alejados de las oportunidades que el mundo nos brinda.

Por eso es responsabilidad del jefe de Gabinete repasar las enseñanzas que recibió cuando realizaba su maestría. Recordar a sus profesores y a sus compañeros de clase. Volver a leer los textos y comprender nuevamente que el sistema económico no es bueno ni malo. Que tiene reglas naturales, mecanismos de funcionamiento que no se rigen por instrucciones presidenciales ni ministeriales. Que los integrantes del sistema son personas humanas, y lo que ellas desean es la mayor libertad y estabilidad posible para poder desarrollarse. Que el Estado fue creado para garantizar esos derechos. No para violarlos.

 

Julián Obiglio es Diputado Nacional y egresado de ESEADE.

El papel de las ideas

Por Martín Krause. Publicado el 20/2/14 en: http://bazar.ufm.edu

Hoy vimos en la clase del doctorado en Economía del Swiss Management Centre (http://cmt-group.co.uk/doctorado4.html), en la material Applied Economics, el artículo de Milton y Rose Friedman titulado: “La corriente en el pensamiento de los hombres”.

Un muy interesante trabajo que plantea que cambios en las ideas y valores predominantes en una sociedad determinan el rumbo de las políticas económicas y políticas públicas que llegan a aplicarse. Esta hipótesis ha sido explorada y planteada también por Mises, Hayek, e incluso Gramsci en el marxismo y Keynes, en aquella famosa frase de la Teoría General:

•“…las ideas de los economistas y filósofos políticos, tanto cuando son correctas como erróneas, tienen más poder de lo que comúnmente se entiende. De hecho, el mundo está dominado por ellas. Los hombres prácticos, que se creen exentos de cualquier influencia intelectual, son usualmente esclavos de algún economista difunto. Locos con autoridad, que escuchan voces en el aire, destilan su histeria de algún escritorzuelo académico de uno años antes. Estoy seguro que el poder de los intereses creados es vastamente exagerado cuando se lo compara con el gradual avance de las ideas. No, por cierto, en forma inmediata, pero luego de un cierto intervalo; porque en el campo de la economía y la filosofía política no hay muchos que sean influenciados por nuevas teorías luego de sus veinticinco o treinta años de edad, por lo que las ideas que los funcionarios públicos y políticos, y aun los activistas aplican a los eventos actuales no es probable que sean las últimas. Pero, tarde o temprano, son las ideas, y no los intereses creados las que son peligrosas para bien o para mal” (Keynes, 1936, p. 383).
Luego, les presenté el intento de desarrollar una teoría, que aparecen en el libro en el capítulo sobre Cambio Institucional. En síntesis:
1. Existe un “Mercado” de las ideas, donde se demandan y ofrecen ideas que permitan entender la realidad.
2. En épocas normales, esa demanda es más bien baja, pero cuando se presenta una crisis esa demanda se multiplica, la gente quiere entender qué es lo que pasa y qué ha generado esos problemas.
3. Emprendedores de las ideas, quienes siempre han estado compitiendo entre sí en el lado de la oferta, ahora encuentran una demanda creciente. Cuál de esas ideas e interpretaciones será aceptada, determinará el rumbo futuro de esa sociedad.
Gráficamente:

En general las preferencias de los votantes suelen agruparse en forma normal como lo muestra la curva. Los politicos, necesitados de alcanzar una mayoría apelan a quienes se encuentran cerca del medio (teorema del votante medio).

Bell curve

 

 

 

 

Si asumimos que la variable horizontal representa una distribución izquierda/derecha, o más estado/menos estado, o menos libertad o más libertad económica, encontramos en este caso a la mayoría en una posición intermedia. Los emprendedores de ideas se reparten por todo el espectro, pero, por el momento, solo aquellos que caen dentro de la curva en el medio presentan ideas que son “políticamente posibles”.

Ahora bien, esa curva puede moverse, desplazarse tanto para un lado como para el otro. De hecho, a fines de los 80 y principios de los 90 la curva se desplazó hacia la derecha en América Latina, y así vimos reformas, privatizaciones, etc. Luego, no en todos los países, se desplazó a la izquierda en la primera década de este siglo.

Cuando la curva se mueve, algunos emprendedores de ideas que estaban fuera de ella se vuelven ahora “políticamente posibles”. Los politicos, en general, saltan de un lado al otro, siempre en búsqueda de la mayoría donde ésta se encuentre. Suele llamarse a esto “travestismo político”, bien común sobre todo en aquellos politicos que priorizan alcanzar el poder más que hacer algo específico con él.

Por ultimo, el Mercado de ideas tiene una estructura particular. Friedman lo grafica como una gota que cae en un estanque:

Drop in waterSurgen en un punto pequeño, en un grupo reducido y luego se van extendiendo hacia círculos más amplios. Esos puntos originales pueden ser intelectuales, ya que trabajan con ideas, pero no necesariamente, pueden ser artistas que crean nuevos ritmos, diseñadores que crean nuevos estilos, etc.

Martín Krause es Dr. en Administración, fué Rector y docente de ESEADE y dirigió el Centro de Investigaciones de Instituciones y Mercados (Ciima-Eseade).

LATINOAMÉRICA: HACIA LOS FUTUROS MUNICIPIOS DEL «PARAÍSO» CUBANO.

Por Gabriel Zanotti. Publicado el 23/2/14 en http://gzanotti.blogspot.com.ar/2014/02/latinoamerica-hacia-los-futuros.html

A muchos está sacando de las casillas mi comparación de Maduro con los nazis. Es que justamente toco allí uno de los dramas de las democracias contemporáneas.
En primer lugar se trata de una analogía, esto es, según Aristóteles, “predicación de un nombre según nociones en parte igual y en parte diferentes”. Por ende, la analogía NO dice que sea una igualdad. Luego todos aquellos que me digan que NO son lo mismo me están diciendo una obviedad.
El asunto es: ¿cuál es el asunto “en parte igual”? Es precisamente subir al poder por medio de elecciones y luego atentar contras las libertades que forman parte de lo que muchos politicólogos han llamado “democracia como forma de estado”. Algo que ha sucedido muchas veces, especialmente cuando los que acceden al poder son totalitarios de pura cepa en sus diversas vertientes –o sea primos hermanos:herederos políticos de nazis, leninistas, mussolinianos, peronistas- que con total maquiavelismo político mantienen la apariencia de formas democráticas mientras que lentamente van eliminando toda forma de oposición,  en nombre de “el pueblo” del cual se arrogan la representación exclusiva.
Sería importante entonces que la OEA y la ONU se pusieran a trabajar en mecanismos de control sobre ese tipo de atropellos ante los cuales no hay ninguna defensa, y justamente por ello se terminan viviendo situaciones dramáticas como Venezuela, que parece ser el futuro de todo lugar donde no haya dirigentes lúcidos para impedirlo. En Venezuela ha desembarcado el ejército cubano y desde allí seguirá avanzando a todas las regiones cuyos “presidentes democráticos” habrán encontrado finalmente su oportunidad para convertir a su región a una municipalidad de la gran “democracia” cubana.

Ojalá hubiera una terapéutica más rápida. Por ahora no se enojen conmigo porque insista con el diagnóstico.

Gabriel J. Zanotti es Doctor en Filosofía, Universidad Católica Argentina (UCA).  Es profesor full time de la Universidad Austral y en ESEADE es Es Profesor Titular de Metodología de las Ciencias Sociales en el Master en Economía y Ciencias Políticas de ESEADE. 

Venezuela e Instituciones

Por Martín Krause. Publicado el 19/2/14 en: http://bazar.ufm.edu

Está claro que la calidad de las instituciones en Venezuela es de lo peor. En el Índice de Calidad Institucional que elaboro aparece en el puesto 184 de 192 países. Al final de todo está Corea del Norte, un objetivo a alcanzar.

Quiero considerar aquí un argumento que he escuchado estos días en boca de todos los funcionarios y politicos chavistas, justificando su posición, uno que es común a todos los populismos latinoamericanos. Este es: hemos ganado 16 de 17 elecciones, no se puede torcer la voluntad popular, sería violar la democracia. A partir de allí, todas las protestas de estudiantes y opositores son “destituyentes”, fruto de minorías que quieren avasallar los derechos de la mayoría, que ya se expresara en las urnas.

Este es un tema de filosofía política más que de economía, pero la calidad institucional es determinante para el desempeño económico. Y “calidad institucional” podría traducirse en tres palabras: límites al poder.

Esto es algo incomprensible para esa vision populista, donde la mayoría otorga un poder ilimitaoa al líder carismático para que promueva… el bienestar de la mayoría. ¿Y cómo vamos a limitarlo en eso?

El argumento choca con toda la tradición de la filosofía política moderna. En particular, desde la perspectiva contractualista, los individuos se suman al contrato social para una mejor protección de sus derechos, que ya poseen de antes, y están dispuestos a otorgar el monopolio de la coercion al Estado, en tanto éste actuará para defender y proteger esos derechos. Y están dispuestos a que el conductor de ese Estado sea electo democráticamente por una mayoría en tanto no viole ese contrato, violando sus derechos. Si la mayoría viola esos derechos, el contrato cae.

Uno de los capítulos del libro se llama “Limitaciones al oportunismo político”, y comenta brevemente distintas propuestas para limitar el abuso de poder que incluyen algunas planteadas por los autores de Public Choice (como límites a los impuestos, al gasto, etc) y otras de tipo constitucional y de larga tradición como las cartas de derechos, la separación de poderes, etc. Una que menciona es la resistencia y la revolución.

En general, en cuanto a la defensa de los derechos individuales, han tenido más exito las resistencias pacíficas que las revoluciones violentas. Éstas han generalmente terminado en dictaduras. La caída del socialismo en Europa es el mejor ejemplo de las primeras.

Por ahora, lo de Venezuela parece ser una resistencia pacífica, y Leopoldo López, aunque no quiero realizar comparaciones, actúa en el modelo de Ghandi, se presenta ante una justicia que considera injusta, que viola el derecho básico de libertad de expresión.

¿Cuándo se justifica una conducta de este tipo? Cuando las instancias republicanas no existen y la minoría ve sus derechos avasallados sin poder defenderlos. No hay separación de poderes, no hay justicia independiente, la prensa es acosada. En este caso “la ley”, viola derechos de la minoría, en particular el derecho a expresarse. La ley es legal, pero es inmoral. La mayoría ganó, pero es totalitaria.

Tal vez debamos decir que la calidad institucional de una democracia se define por la protección a los derechos de las minorías, siendo que la gestión del Estado quedan en manos de la mayoría. Esto ultimo impide que las minorías puedan sojuzgar a las mayorías, falta ahora que las mayorías respeten a las minorías.

O que consideren una solución a la Nozick, la más absoluta descentralización. Así, los que quieren estatismo viven juntos y se expropian entre sí; y los demás se agrupan donde se respetan sus derechos. Esto permitiría no imponer una determinada visión a nadie, tampoco la nuestra a los chavistas. Y para quienes se preocupan por la nacionalidad, tampoco implica necesariamente la secesión, simplemente que en algunas localidades, o municipios, por ejemplo, haya precios libres, se puedan realizar marchas, publicar todo tipo de opiniones; mientras que en otros rija el igualitarismo absoluto. La única condición a respetar es la libertad de salida, de unos a otros.

¿Qué tal chavistas? ¿Aceptarían ese desafío? Es fácil redistribuir lo ajeno, mucho más duro es redistribuir lo propio. Quisiera ver cuántos quedan en las jurisdicciones igualitarias. Por eso no se puede salir de Corea del Norte, o de Cuba.

Martín Krause es Dr. en Administración, fué Rector y docente de ESEADE y dirigió el Centro de Investigaciones de Instituciones y Mercados (Ciima-Eseade).

“Scioli y Massa se están disputando la estructura de poder kirchnerista”: Entrevista a Adrian Ravier

Publicado el 17/2/14 en http://puntodevistaeconomico.wordpress.com/2014/02/17/scioli-y-massa-se-estan-disputando-la-estructura-de-poder-kirchnerista-entrevista-a-adrian-ravier/

 

Antes que nada, le agradezco la buena predisposición.

El agradecido soy yo.

¿Cómo describiría su experiencia laboral como economista? ¿Diría que la demanda de este tipo de profesional surge desde el campo de la investigación y no desde el ámbito empresarial?

En mi caso sí, pero no es lo más común. El economista tiene diversas posibilidades de salida laboral. Puede trabajar en empresas privadas y bancos, si acompaña la licenciatura con un MBA. Puede trabajar en el mercado de valores si agregar a la licenciatura un Master en Finanzas. Puede trabajar en la Academia con una Maestría y un Doctorado, por ejemplo. Puede trabajar en la prensa como periodista económico. O puede trabajar en el gobierno, en distintas funciones. Siempre sugiero a quienes están interesados en las ciencias económicas que primero estudien la licenciatura en Economía, y sólo después se especialicen con una Maestría en aquello que más les interese.

Usted escribió un artículo, “Kiciloff, mi profesor”, donde relata su experiencia con el ministro de economía, ¿Como lo describiría ante alguien que no lo conoce? ¿Y a alguien que quiere profundizar sobre su perfil?

Tengo respeto por el actual Ministro de Economía, aunque mis columnas son críticas en lo que hace. Kicillof fue mi profesor en Economía Marxista, en la Facultad de Ciencias Económicas de la Universidad Nacional de Buenos Aires. Lo traté varias veces, aunque no lo conozco en la intimidad. Su interés está especialmente en la historia del pensamiento económico. Conoce a los autores clásicos en profundidad, y ha sabido ganarse un lugar como catedrático e investigador de esa facultad. Es cierto que siempre contó con el respaldo del Centro de Estudiantes por su afinidad en la línea de pensamiento, pero si uno lee sus libros puede encontrar un teórico profundo. Siempre cuento que me sorprendió su paso a la política, pero supongo que yo haría lo mismo si tuviera la oportunidad de incidir en el futuro de la política económica Argentina. Kicillof es marxista, aunque su tesis doctoral la desarrolló sobre Keynes. En otra nota, mencioné que en su nuevo rol, vendría a ser un “Keynes argentino”. El cree en la capacidad del estado de controlar y regular los mercados. Desconfía de los mercados libres y del empresario. Mi impresión es que su gestión va en línea con su pensamiento. Por eso insisto en que el problema no es lo que hace, sino la teoría en la que cree. Aquí es donde volvemos a insistir en que los economistas pro mercado, debemos trabajar mucho para demostrar las falacias del pensamiento desarrollista, estructuralista, keynesiano y marxista. Kicillof y este gobierno creen en ello. 6,7 8 y otros programas oficiales buscan crear consciencia nacional en línea con aquellas ideas. Es una oportunidad y un desafío para nosotros desmantelar estas ideas y que la gente tome consciencia de que necesariamente fracasarán, más allá de sus buenas intenciones.

Con respecto a la UBA, como centro de formación académica, ¿Que crítica le haría al sistema educativo universitario? ¿Qué alternativas existen?

Históricamente la UBA ha sido una universidad que se ha ganado el prestigio de toda Latinoamérica. Por su tamaño, la cantidad de alumnos que recibe cada año, y la oferta académica que tiene, pienso que es de las mejores universidades de la región. Pero en las últimas décadas, la universidad se ha politizado. Y en las Facultad de Ciencias Económicas es donde más se nota. Los profesores que encabezan las cátedras no siempre tienen los méritos académicos para ocuparlas, y aun cuando las ocupan, en general, no asisten a dictar las clases. Un alto porcentaje de mis cursos fueron dictados por alumnos no recibidos, que el semestre anterior habían aprobado la materia. Básicamente daban sus primeros pasos en la docencia, lo cual garantizaba mediocridad. Más polémico aun resulta el perfil que se le da al programa de estudios. Siempre comento que la Escuela Austriaca estuvo ausente, lo cual es un problema generalizado de la gran mayoría de las universidades. Pero más grave aun es que en la UBA prácticamente no se enseñó el monetarismo de Milton Friedman o el pensamiento de la Nueva Macroeconomía Clásica de Robert Lucas y Thomas Sargent, quienes representan la corriente neoclásica predominante en todo el mundo. Se enfatizó en Prebisch y el estructuralismo, en el pensamiento de Keynes y Marx, mucho más de lo que se puede observar en programas tradicionales. Siempre recuerdo al profesor Ramal dictando “Organización Industrial”, bajo una mirada totalmente marxista. Resumiendo, me parece que la universidad pública -si la hay- tiene que ser menos dogmática, y más abierta. Más plural. No podemos ignorar a varios premios Nobel en Economía como Friedrich Hayek, James M. Buchanan, Milton Friedman, Robert Lucas, Douglass North, Vernon Smith, Elinor Ostrom, por más que sus ideas fueran críticas del Estado de Bienestar y el Socialismo.

Su pensamiento está influenciado por autores como Ludwig von Mises, Hayek, Kirzner, Rothbard, entre otros teóricos. ¿Quién es el más influyente y cuales son, para usted, las principales ideas que podrían cambiar la concepción de la economía y política en Argentina?

Así es. Afortunadamente, bajo la guía de mi padre, pude conocer a estos autores en paralelo con el estudio formal de mis cursos en la UBA. Es difícil decir qué autor es el más influyente, pero supongo que me inclino por Mises y Hayek. El aporte de Kirzner es más limitado a áreas específicas como la función empresarial o la teoría del capital, y en el caso de Rothbard, si bien tiene aportes extraordinarios, también tiene excesos con los que no coincido. Ahora, si nos concentramos en el legado de estos autores para cambiar la política económica en la Argentina, me parece que debemos atender a las Seis Lecciones de Ludwig von Mises en Buenos Aires, en 1959. Un pequeño libro titulado “Política Económica” reúne las seis conferencias. En ese entonces Mises logró que centenares de alumnos cubrieran el auditorio y los pasillos de la Facultad. Mi impresión es que aquellas lecciones tienen más vigencia hoy, que en aquellos tiempos. Luego, me parece que Hayek tiene un aporte más amplio para ofrecer porque no se concentra sólo en la parte económica, que es a lo que se refieren aquellas seis conferencias, sino también a la política y al derecho. Aceptar su análisis de la democracia y las instituciones, o su distinción entre derecho y legislación, hoy harían una gran diferencia en nuestro país. Por último, agregaría a los autores mencionados el Public Choice de James M. Buchanan, que veo como una continuación del análisis de Hayek a la filosofía política, y también agregaría a Juan Bautista Alberdi. Me parece que todavía nos debemos una extensa investigación para desarrollar la consistencia que existe entre las ideas de Alberdi plasmadas en las Bases, y las ideas de la Escuela Austriaca y el Public Choice. Aplicar el pensamiento austriaco y del public choice a la Argentina de hoy, implicaría básicamente retornar a las Bases de nuestra nación, a su Constitución original de 1853, con una política económica que privilegiaba el equilibrio fiscal, la apertura económica, la estabilidad monetaria y un fuerte Estado de Derecho.

En torno a este objetivo, ¿Le gustaría hacer política?

Siempre dije que no, y mi posición actual sigue siendo la misma. Me imagino trabajando en el aula durante toda mi vida, para intentar formar a los jóvenes en estas ideas. Dicho eso, tengo que reconocer que si tuviera la oportunidad que tuvo Kicillof de influenciar en la política económica de la Argentina, no podría negarme a intentar desmantelar todo lo que se hizo en la última década. Volver a las Bases de nuestro país es necesario, y no veo en la oposición gente con ideas claras que tenga ese deseo.

Parece creer que el verdadero cambio se origina en las aulas, ¿es así?

Yo tengo esa idea. Pero las regulaciones del Estado entran en el aula cuando definen los contenidos mínimos de los programas de estudio.Siempre cuento la misma anécdota, también en la UBA. Ya me había recibido, tenía mi licenciatura, mi maestría y mi doctorado en Economía. Se abrió un concurso para ocupar un cargo de profesor adjunto en Macroeconomía, en esta misma facultad donde estudié. Me presenté junto con otros 15 candidatos, y tuve que enfrentar a un tribunal evaluador que nos hizo algunas preguntas. Al consultarme por mis propuestas para la cátedra, les dije que en mi experiencia, en macroeconomía, sólo había aprendido las ideas de John Marynard Keynes.Que me parecía un error. Que había que enfatizar también las ideas de Friedrich Hayek y aquel famoso debate que mantuvo con Keynes en los años 1930, justamente porque allí se originó la macroeconomía. Que además de la macroeconomía de Keynes, teníamos otros enfoques relevantes como la macroeconomía monetarista de Milton Friedman, la macroeconomía de expectativas racionales de Robert Lucas y la macroeconomía del capital del propio Friedrich Hayek y Roger W. Garrison. Les comenté que tenía publicado mi libro En Busca del Pleno Empleo que justamente resumía las comparaciones en estos enfoques y que estaba dispuesto a plantearle al titular de cátedra su incorporación en el programa de estudio. Yo sabía que todo lo que decía podía ser tomado como un problema y que no obtendría el puesto, pero lo que más me llamó la atención fue la respuesta del tribunal. Me dijeron que la Macroeconomía “es” Keynes. Eso fue todo.

Volviendo al tema político, ¿Qué piensa del silencio de CFK durante 34 días y su posterior aparición y viaje?

Me parece que su enfermedad la llevó a ausentarse, justificadamente, y que la prensa no fue oportuna en las críticas. Su regreso no me sorprende. Sigue en línea con lo que ha sido su gobierno. Anoche ofreció un largo discurso donde atacó a los medios, a los empresarios y a los sindicalistas por “conspirar” contra su gobierno. El relato oficialista intenta decir que los problemas de la Argentina no son responsabilidad del gobierno, sino de la conspiración.Mi opinión personal, sin embargo, es que la inflación no es algo que nos pasa, es algo que nosotros producimos. Siempre recuerdo a la Presidente decirle a la gente, “yo no subo los precios, los suben ustedes”, lo cual me causó mucha gracia. En economía hay pocos consensos, pero uno bastante amplio es precisamente este, que la única causa de la inflación es la expansión de la oferta monetaria por encima de su demanda. En cuanto a los sindicatos, me parece que en la Argentina están jugando un rol importante que es intentar presionar para evitar que los trabajadores pierdan poder adquisitivo con la inflación creciente. Finalmente, en cuanto a los medios, me parece que son la única herramienta que tenemos para desmantelar el relato. Es notorio como el kirchnerismo ha atacado a los medios que desmienten el discurso oficial. Los argentinos tenemos que defender a los medios, o perderemos mayor libertad de expresión de la que ya se ha perdido.

¿Cree que la futura presidencia se la disputará el oficialismo, quizás, con Scioli y, la oposición, con Sergio Massa? ¿Qué opinión le merece a este último?

Soy economista, y como tal, me cuesta aventurarme a analizar la política. Pero diré algo: Scioli y Massa se están disputando la estructura de poder kirchnerista. Ambos piensan que ahí radica el camino a la presidencia. Si tienen razón, y cualquiera de ellos gana, el cambio de rumbo será demasiado pequeño.

¿Qué opina cuando relacionan su pensamiento con “el de los 90” o lo llaman “neoliberal”?

Me preocupa. En primer lugar por qué nunca comprendo qué significa ese término. Si neoliberal implica defender los principios de la libertad individual, la economía de mercado, la propiedad privada y el gobierno limitado, entonces lo soy. Si por el contrario esto implica justificar a los militares y los desaparecidos, o coincidir con las políticas menemistas en general, no lo soy. Al margen de que nadie sabe bien qué significa el neoliberalismo, me parece que es necesario volver a hacer el esfuerzo de analizar qué pasó realmente en la década de 1990 en Argentina. Qué responsabilidad tuvo… 1- la ley de convertibilidad, 2- la acumulación de déficit fiscales y endeudamiento, 3- la privatización del sistema de jubilaciones y pensiones, 4- la apertura económica, 5- los shocks externos en la crisis de 2001/2002. De mi parte, todos mis estudios me conducen a la conclusión de que el problema central fue fiscal, propio de un gobierno peronista que no supo detener el incremento de gasto durante toda la década y duplicó la deuda pública.Podemos insistir en los shocks externos también, pero me parece que su efecto habría sido mucho más pequeño con un país que hubiera mantenido el equilibrio fiscal durante todos esos años. Dicho esto, la década neoliberal es algo que va más allá de la Argentina, y en este caso debemos notar que Chile, Perú, Colombia y México continuaron aquel camino, y liderando el crecimiento económico en la región. A los críticos del neoliberalismo les pediría que me expliquen por qué este modelo fracasó en la Argentina y no en otros países vecinos.

Solía verse al economista como una suerte de futurólogo con capacidades técnicas, las cuales no podían ser cuestionadas por el oyente estándar. Es indudable que, en general, su reputación ha decaído en la última década. ¿Cree usted que esto se debe únicamente a su poca capacidad de predicción que los caracteriza?

Lo que el economista puede predecir y lo que no puede predecir es un problema en el que la profesión debe profundizar. Mi impresión es que el economista puede predecir cualitativamente las consecuencias de cada política económica sobre cada variable en juego. Lo que no se puede predecir es cuantitativamente, cuál será el impacto de una política sobre diversas variables. Hoy en Argentina se discute si una devaluación irá a precios o no. El análisis económico nos enseña que sí, aunque no podemos definir en qué medida lo hará. No podemos predecir magnitudes. Sí podemos estimarlas, pero ahí el margen de error es el de toda estadística. Por otro lado, hay otro problema que enfrentamos los economistas que es el “timing”. Sabemos cuáles son las consecuencias de corto y largo plazo de ciertas políticas, pero no podemos definir con precisión cuándo esos efectos serán observables. Y es que la economía trabaja con fenómenos mucho más complejos que otras ciencias como la física o la biología, que es la impredecible acción humana. El economista no puede hacer un experimento de laboratorio como el físico, y aislar variables. Luego, debe aislar las variables conceptualmente y predecir los efectos bajo ese límite. Sería muy útil que los economistas que predicen, adviertan acerca de los límites de la predicción.

Usted ha declarado con anterioridad, que la aparición de monopolios se debe exclusivamente al favorecimiento del gobierno mediante el otorgamiento de ciertos privilegios a sectores empresariales. Por ende, ¿cree imposible la formación de este tipo de mercados bajo un sistema de laissez-faire puro?

Una respuesta completa requiere definir qué entendemos por “monopolio”. Si yo le dijera que una única empresa de celulares en la Argentina puede abastecer al mercado a un precio competitivo, más bajo que el de toda la región, quizás “ese” monopolio no nos preocuparía. El problema surge cuando un monopolista fija un “precio monopólico”, muy por encima de su costo, para obtener ganancias extraordinarias. Si esta es nuestra preocupación, debo sostener que nunca una empresa podría hacer tal cosa en un mercado libre y competitivo. Y es que si lo hiciera, obtendría grandes ganancias, y éstas conducirían a competidores potenciales a entrar en ese mercado para aprovechar la situación. Sintéticamente, no hay monopolios en mercados libres.Donde sí hay monopolios es en aquellos lugares donde ciertos pseudo-empresarios se asocian al poder político y obtienen a través del lobby ciertos privilegios para explotar ciertos mercados en ausencia de competencia. Esto explica por ejemplo los precios que fijan las automotrices en la Argentina para vehículos que en otros países tendrían precios muy inferiores. Se prohíbe la importación y con ello el consumidor está obligado a sacrificar años de trabajo para comprar un vehículo. Otro ejemplo es la educación universitaria. Hay pocas universidades privadas en la Argentina que aprovechan el oligopolio a través de las restricciones de los Ministerios de Educación al surgimiento de nuevas universidades.Debemos entender que más competencia, sólo puede beneficiar al mercado. Luego, hay casos especiales que debemos analizar, como los monopolios naturales, ejemplificado en los servicios públicos, como luz, agua, gas, electricidad. En estos casos, se dice que hay que aprovechar las economías de escala, y por ello asignar a una única empresa la distribución del servicio. En definitiva, el problema es tecnológico. Aquí mi sensación es que el mercado puede encontrar respuestas también, superiores a las del Estado. Pero aun dejando esto de lado, los monopolios serían casos excepcionales. Para cerrar, el punto central de esta discusión está en torno a las patentes. Si el gobierno le concede el privilegio a una empresa de favorecerse de una patente, entonces en esos mercados no puede haber competencia. Aquí el debate es muy amplio. Hay quienes dicen que una patente es necesaria para que haya inversión, y hay quienes dicen que aun sin patentes, habría inversión. El debate es complejo, pero mi posición es la de abandonar completamente las patentes. Resumiendo, si entendemos que en una sociedad libre se defiende la economía de mercado, la propiedad privada, la libertad individual, y el gobierno limitado, entonces no hay monopolios. Y es que no habría privilegios y tampoco patentes.

En su escrito, “Caminos Abiertos para América Latina”, critica la tesis sostenida en el libro de Eduardo Galeano, Las Venas Abiertas de América Latina. En el sostiene que “en Latinoamérica predomina una mentalidad anti-capitalista” ¿Podría ejemplificar cuales son las características de esta mentalidad específica?

Esto se observa fuera del círculo de colegas con quienes compartimos la visión del mundo, que por suerte es bastante amplio. Lo vemos conversando con familiares y amigos, o incluso en las preguntas de los alumnos. Y es que ellos ven ganadores y perdedores en el intercambio pacífico y en el comercio. Si el empresario gana, es porque el consumidor pierde. Bajo esa premisa, no se pueden advertir las ventajas del capitalismo. Si uno observa el intercambio de un modo subjetivo, entonces la conclusión cambia. Si yo compro una coca cola en el supermercado, pago 1 dólar por ella. Una visión objetiva me dirá que pagué más de lo que vale, pagué más que su costo. El dueño del supermercado gana y yo pierdo. Pero si entendemos que nadie me obligó a hacer ese intercambio, que es un intercambio voluntario, entonces se puede apreciar que las dos partes ganan. Si yo entrego un dólar por algo que vale la mitad, es porque aprecio más la coca cola que el dólar que entrego en cambio. Si el dueño del supermercado recibió más dinero que el que le costó la coca cola, justifica su negocio. Lo mágico del intercambio es que se ha creado valor para ambos. Ambos recibimos algo que valoramos más, por otra cosa que valorábamos menos. Otra forma de verlo es en la estatolatría. Impera en América Latina la idea del Dios Estado que puede resolvernos todos los problemas y que nos empuja a la inacción. Si el estado debe garantizarme salud, educación, trabajo y hasta un hogar, entonces no tengo incentivos para movilizarme. Hasta que no terminemos con este mito del estado benefactor, no podremos convertirnos en un país desarrollado. Tenemos que comprender que si el Estado ofrece algo, es porque se lo ha quitado a alguien más. Los economistas usamos la frase famosa de que “no hay almuerzo gratis”. Alguien necesariamente lo paga. El Estado cuenta con tres fuentes principales de financiamiento. La primera son los impuestos. Si alguien paga un impuesto, para que el estado haga algo, debemos advertir que ese impuesto redujo el consumo privado del que pagó el impuesto. La segunda es la inflación, emitiendo dinero. Si el gobierno financia su gasto, imprimiendo papeles, tenemos que advertir que está aplicando un “impuesto inflacionario” en los tenedores de dinero. Lo que está haciendo es reducir el poder adquisitivo del circulante. Este es el peor de los impuestos, porque siempre recae especialmente sobre los que menos tienen. La tercera es el endeudamiento. En este caso hoy nos beneficiamos de un gasto superior, pero esto es inmoral, porque estamos comprometiendo el consumo futuro de generaciones que ni siquiera participaron de la elección del gobierno que ahora asume la deuda.

Es común escuchar, no sólo en el urbe porteño, sino también en universidades y medios de comunicación que la crisis actual es una especie de cáncer inevitable originado en el seno mismo del sistema capitalista.¿Es correcto esto?

Esta es otro debate complejo. Me parece que la gran mayoría de las discusiones son semánticas porque al discutir no nos tomamos el tiempo para definir qué entendemos por los vocablos que usamos. El mejor ejemplo nos lo acaba de dar el Papa Francisco. Francisco atacó al capitalismo, pero al hacerlo, criticó claramente el capitalismo intervenido que hoy gobierna el mundo. Cuando nosotros defendemos el capitalismo, no nos referimos a este sistema, sino a uno más puro. De hecho, hay mucha consistencia entre la crítica de Francisco y la que nosotros mismos hacemos al estado actual de la política económica. Dicho eso, en aquella crítica mencionada a Eduardo Galeano justamente hacía un llamado a “purificar” los mercados. Los problemas no los vamos a resolver con más presencia del Estado sobre el capitalismo, sino con menos intervención. La burbuja inmobiliaria americana de 2008 con su efecto global, es un claro ejemplo del fracaso del Estado al regular los mercados.

Para cerrar, ¿cree que exista alguna ley incuestionable en economía?

Es muy significativo que terminemos la entrevista con esta pregunta, porque acabo de completar un trabajo en homenaje a Joseph Keckeissen, quien falleció recientemente. El trabajo se publicará en la revista Laissez Faire de la Facultad de Ciencias Económicas de la Universidad Francisco Marroquín, quizás en octubre de este año. Keckeissen participó del seminario privado de Mises en Nueva York y desarrolló su tesis doctoral bajo la dirección de Israel Kirzner. Para desarrollar este trabajo tuve que leer su tesis, y esa tesis, tiene la respuesta a esta pregunta. La tesis trata acerca del significado de las leyes económicas. Mi conclusión, combinando a Keckeissen con mi maestro y amigo Gabriel J. Zanotti, es que sí existen leyes incuestionables como la ley de utilidad marginal, la ley de rendimiento decrecientes, la ley de preferencia temporal, la ley de demanda, la ley de oferta, la ley de los precios, entre tantas otras, pero habría que hacer varias aclaraciones al respecto, para lo cual los invito a leer ese trabajo mencionado.

 

Adrián Ravier es Doctor en Economía Aplicada por la Universidad Rey Juan Carlos de Madrid, Master en Economía y Administración de Empresas por ESEADE y profesor de Macroeconomía en la Universidad Francisco Marroquín.

Libertad de enseñanza y vouchers

Por Martín Krause. Publicado el 18/2/14 en: http://bazar.ufm.edu

Muy buen video de la Fundación Libertad y Progreso sobre la libertad de educación. Hacia el final se proponen vouchers. Trato este tema en el Cap 17 del libro.

https://www.youtube.com/watch?v=UV0nYQipBMQ

Van algunos comentarios:

1. Creo que es bueno vincular la propuesta de los vouchers con la libertad de elección. El argumento está basado en que hay muchas metodologías diferentes y que el actual monopolio estatal sobre la metodología condena a todos a un sistema obsoleto, creado en el modelo de la producción en masa de la revolución industrial. Es correcto el argumento que actualmente hay muchas alternativas, gracias a importantes novedades tecnológicas, y que sería bueno permitir que se produzcan muchos ensayos.

2. Pero además, esa diversidad es buena porque permitiría elegir a los padres, no ya distintas metodologías, sino también distintos contenidos. Tal vez algunos quieren énfasis en idiomas, religion, deportes, tecnología, etc.

3. Hay otros temas que no pueden ser cubiertos en un corto video, entre otros:

a. El Mercado provee una educación diversa y, a pesar de lo que muchos creen, llega a los pobres y los educa mejor que la educación estatal. Vale la pena ver toda la investigación de James Tooley, que se encuentra resumida en un libro recientemente publicado por Cato, The Beautiful Tree. http://www.cato.org/events/beautiful-tree-personal-journey-how-worlds-poorest-people-are-educating-themselves-0

Allí Tooley cuenta sus experiencias en los barrios más pobres de  India o Nigeria, donde encuentra escuelas privadas y padres muy pobres dispuestos a pagarlas antes de llevar a sus hijos a las escuelas estatales. Algo que se podría hacer es remover las barreras burocráticas y regulatorias para estas escuelas. Tooley, quien no rechaza los vouchers, muestra que no han sido necesarios en estos casos.

b. Para darle viabilidad a esta propuesta, o cualquier otra de reforma educativa, podría plantearse como parte de la “descentralización”, es decir permitir que gobiernos provinciales o locales puedan explorer distintos métodos. La ventaja de esto es que no propondríamos imponer a nadie lo que no quiere. SI los estatistas quieren educación monopólica estatal podrían tenerla en alguna jurisdicción, y los que prefieran libertad de educación en otra, y así sucesivamente.

Martín Krause es Dr. en Administración, fué Rector y docente de ESEADE y dirigió el Centro de Investigaciones de Instituciones y Mercados (Ciima-Eseade).

 

Origen de la economia moderna:

Por Alberto Benegas Lynch (h). Publicado el 20/2/14 en: http://www.libertadyprogresonline.org/2014/02/20/origen-de-la-economia-moderna/

Es común sostener que los fundamentos medulares de la ciencia económica parieron con Adam Smith, lo cual constituye un error y una injusticia para con los precursores de un aspecto crucial de esta rama del conocimiento.

El eje central y el punto de partida de la economía estriban en la teoría subjetiva del valor. Como es sabido, este tema fue objeto de múltiples trifulcas. El tema consistía en poder explicar porque distintas personas atribuyen distinto valor al mismo bien o servicio e incluso porqué la misma persona en distintas circunstancias otorga valor distinto a la misma cosa.

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Primero se propuso la teoría de la reciprocidad en los cambios por la que se sostenía que en toda transacción justa lo que se entrega y lo que se recibe deben ser equivalentes, lo cual se daba de bruces con el hecho de que los arreglos contractuales libres significan una ganancia para ambas partes precisamente porque los juicios de valor de lo entregado y lo recibido son dispares.

Luego se expuso la teoría del valor basada en el trabajo hasta que se demostró que las cosas no valen por el hecho de haber sido trabajadas sino que se destina trabajo debido al valor de la cosa. Más adelante esta tesis se extendió a la sumatoria de los costos (sean históricos o de reposición) pero fue refutada en base al mismo razonamiento.

También se esgrimió la teoría de la escasez la que fue rechazada al comprobar que hay cosas inservibles que son muy escasas y no por ello se le asignaba valor. Por último, se adelantó la teoría de la utilidad que condujo a una antinomia de valores al descubrir que el pan es de una mayor utilidad que el diamante y sin embargo a éste se le atribuye mayor valor.

Estos debates consumieron siglos hasta que en 1870 Carl Menger dio en la tecla con la formulación de la teoría de la utilidad marginal o teoría subjetiva del valor que combina utilidad y escasez simultáneamente y que considera la escasez no como algo meramente cuantitativo sino en estrecha relación con la otra parte del binomio, es decir, que significado tiene determinada escasez para determinada persona en determinadas circunstancias.

Pues bien, esta teoría que fue desarrollada hasta sus últimas consecuencia por Menger (también iniciada por Jevons y Walras aunque estos dos autores desviaron sus estudios a otros territorios que en definitiva se apartaron de la teoría subjetiva) pero fue originalmente expuesta por varios de los integrantes de la Escolástica Tardía en el siglo XVI o Primera Escuela de Salamanca (la Segunda fue la que formó a muchos de los integrantes de las Cortes de Cádiz de 1812), principalmente por sacerdotes dominicos y jesuitas como Diego de Cobarrubias, Luis de Molina, Juan de Mariana, Luis de Saravia de la Calle, Tomás de Mercado, Francisco de Victoria, Domingo de Soto, Martín de Azpilcueta, Juan de Medina y Francisco Suárez. Es en verdad notable la precisión de los textos consignados por estos autores, no solo en la materia que comentamos sino en política monetaria y fiscal así como también en lo que se refiera a marcos institucionales consubstanciados con los principios de la sociedad abierta.

Para adentrarse en estos escritos, además de los originales, es de gran interés consultar, por ejemplo, a Majorie Grise-Hutchinson The School of Salamanca (Oxford, The Clarendon Press, 1952) y a Murray N. Rothbard Economic Thought Before Adam Smith (London, Edward Elgar Publishing, 1995, Vol. I). Por su parte, Friedrich Hayek escribe que “integrantes de la Escolástica Tardía desarrollaron los fundamentos de la génesis y el funcionamiento de las instituciones sociales espontáneas. Fue a través de preguntarse como funcionan las cosas si ningún acto deliberado de legislación interfiriera, así es que exitosamente se trataron los problemas sociales y específicamente emergió la teoría económica”.

Debe tenerse en cuenta que el mérito de los integrantes de la Escolástica Tardía es grande en vista del clima imperante debido a la impronta de los Papas más influyentes del mismo siglo XVI: León X que acentuó grandemente las ventas de indulgencias, Pablo III que convirtió los aposentos papales en un burdel (lo apodaron “el Papa faldero”) y el antisemita y entusiasta de la Inquisición Pablo IV con todos los atropellos brutales que significaban esas acciones inaceptables (dos de los pedidos de perdones de Juan Pablo II aluden precisamente al tratamiento horrendo contra los judíos por parte de la Iglesia y a sus tropelías criminales en la larga tradición de la Inquisición). También debe tenerse en cuenta que con todas las muy fértiles y notables contribuciones de Adam Smith, en el tema que tratamos de la teoría subjetiva del valor, retrocedió al insistir en la del trabajo, lo cual, en parte, dio pie a la tesis central marxista cuyo derivado es la plusvalía.

Ya hemos comentado antes que la conjetura sobre la honestidad intelectual de Marx pone de manifiesto que no reivindicó su tesis de la plusvalía y la consiguiente explotación una vez aparecida la teoría subjetiva del valor expuesta por el antes mencionado Carl Menger en 1870 que echaba por tierra con la teoría del valor-trabajo marxista. Por ello es que después de publicado el primer tomo de El capital en 1867 no publicó más sobre el tema, a pesar de que tenía redactados los otros dos tomos de esa obra tal como nos informa Engels en la introducción al segundo tomo veinte años después de la muerte de Marx y treinta después de la aparición del primer tomo. A pesar de contar con 49 años de edad cuando publicó el primer tomo y a pesar de ser un escritor muy prolífico se abstuvo de publicar sobre el tema central de su tesis de la explotación y solo publicó dos trabajos adicionales: sobre el programa Gotha y el folleto sobre la comuna de Paris.

La teoría subjetivista de más está decir en nada se contrapone a que las propiedades y atributos de las cosas son independientemente de la opinión que se tenga sobre ellas. El asunto se refiere a otro plano de análisis. El análisis económico parte de la base del estado mental subjetivo de las personas frente a su relación con sus semejantes y con los bienes presentes y futuros. En este contexto, carece de significado la referencia a bienes y servicios escindidos de la apreciación subjetiva de cada cual. Este marco de referencia resulta esencial para la comprensión de la formación de precios, los cuales no miden el valor sino que expresan estructuras valorativas que operan en direcciones opuestas entre compradores y vendedores.

No hay en este análisis factores “dados”,  son siempre la consecuencia de valorizaciones subjetivas y cambiantes. La visión contraria puede ilustrarse con el llamado modelo de competencia perfecta en la que uno de los supuestos es el de conocimiento perfecto de los factores relevantes, lo cual elimina el arbitraje, el rol del empresario y la misma competencia (al tiempo que en ese supuesto no habría necesidad de mantener saldos en caja para imprevistos, situación que convertiría en innecesario el dinero por lo que la economía se desplomaría junto a la contabilidad y la evaluación de proyectos). El mismo uso de agregados y la pretensión de nexos causales entre ellos obscurece el papel de las preferencias individuales y la función de la moneda en sociedad. Los propios partidarios del igualitarismo no se percatan de que, en rigor, esa meta es un imposible epistemológico ya que la subjetividad no permite asignar partidas iguales ni es posible las comparaciones intersubjetivas puesto que la importancia relativa de las respectivas apreciaciones son de carácter ordinal y no cardinal, al tiempo que la guillotina horizontal no permite que se reflejen los precios de mercado.

El subjetivismo hace posible entender el fenómeno del conocimiento como algo fraccionado y disperso entre personas que tienen diferentes apreciaciones respecto de su área de competencia (a veces, “conocimiento tácito” no articulable como señaló Michel Polanyi), a contracorriente de los que sostienen que es posible dirigir vidas y haciendas de terceros desde el vértice del poder.

Finalmente, el subjetivismo conduce al individualismo metodológico y a vislumbrar con mayor claridad la diferencia entre las ciencias naturales y las sociales. El positivismo asegura que nada es cierto en la ciencia si no es verificable, pero, por un lado, como nos enseña Morris Cohen, esa misma proposición no es verificable y, por otro, como explica Karl Popper, nada en la ciencia es verificable, solo hay corroboraciones provisorias sujetas a refutaciones. Por más que se repita un experimento no hay necesidad lógica que vuelva a repetirse el resultado (en eso consiste el problema de la inducción que en la vida diaria es suplido provisoriamente por lo que se conoce como Verstehen).

Asimismo, en ciencias sociales no hay experimentos de laboratorio, la experiencia es “desde adentro” a diferencia de las ciencias naturales que los datos vienen “desde afuera”. En ciencias naturales no hay propósito deliberado, hay reacción, en cambio, en las sociales, hay acción lo cual implica elección. En ciencias naturales los datos están disponibles ex ante del experimento, en cambio en ciencias sociales los datos no están disponibles antes del acto en cuestión. Por esto es que en el contexto subjetivista el método de las ciencias  sociales es empírico-deductivo, mientras que en las naturales es hipotético-deductivo. Estas reflexiones telegráficas pretenden subrayar la importancia de la subjetividad en el sentido apuntado, por lo que le rinden homenaje a los sacerdotes de la Primera Escuela de Salamanca quienes iniciaron con gran solvencia y calado un paso decisivo en el largo camino del estudio de la economía.

 

Alberto Benegas Lynch (h) es Dr. en Economía y Dr. En Administración. Académico de la Academia Nacional de Ciencias Económicas y fue profesor y primer Rector de ESEADE.

MÁS ALLÁ DE LO CONTINGENTE. ENTREVISTA A ALEJANDRO CHAFUEN UNA NUEVA APROXIMACIÓN CIENTÍFICA Y UNA ANTROPOLOGÍA ROBUSTA PARA ANALIZAR EL FLORECIMIENTO HUMANO

Realizada en Roma el 22/1/14. Publicada en : http://www.institutoacton.com.ar/comentarios/190com180214-a.pdf

 

El Dr. Alejandro Chafuen es el Presidente de la Fundación Atlas, una organización
no gubernamental. La organización promueve “un mundo libre, próspero y pacífico donde
el gobierno limitado defienda el Estado de derecho, la propiedad privada y el libre
mercado”.
El Dr. Chafuen habló con ZENIT acerca del impacto de la de la Doctrina Social
Iglesia sobre las políticas económicas.
Pregunta: En la Exhortación Apostólica Evangelii Gaudium, el Papa Francisco
subraya los riesgos de un nominalismo vacío que conduce a la atracción por el nihilismo.
La respuesta a esto parece basarse en el realismo práctico y un compromiso serio –más
allá de reduccionismos ideológicos– al servicio de la humanidad. ¿Cómo podemos leer
esta afirmación y qué significa para nosotros?
Dr. Chafuen: Como “trabajador” en el ámbito de las ideas, los think tanks y la
academia, creo que el Papa nos ofrece una valiosa advertencia: necesitamos ser mejores
en conectar ideas con realidades. El Papa señala ejemplos de esta desconexión: “los
purismos angélicos, los totalitarismos de lo relativo, los nominalismos declaracionistas, los
proyectos más formales que reales, los fundamentalismos ahistóricos, los eticismos sin
bondad, los intelectualismos sin sabiduría” (nº 231).
Tomemos por ejemplo “los purismos angélicos”. No hay aquí nada en contra de los
ángeles y la pureza, sino la aceptación de seres humanos de carne y hueso luchando por
vivir la pureza. Los hombres no son perfectos ángeles. Los santos han luchado en esta
área. La Iglesia, en calidad de Maestra, no puede debilitar la verdad, pero como “Madre”
acepta y ama a las personas que caen pero luchan. Los santos que han sido canonizados también han sufrido caídas. Sin embargo, es su lucha heroica (y la Gracia recibida) lo que
los ha elevado a un plano superior. San Josemaría Escrivá de Balaguer quiso escribir un
libro sobre “Los defectos de los santos”, para así apoyar el deseo de la santidad en un
suelo real y no en un ideal imposible de alcanzar que se termina convirtiendo en algo
vacío, lo que conduce a un “nominalismo declaracionista”.
En cuanto a la política y la economía, las áreas en las que tengo algo más de
conocimiento, conviene aclarar que no existen sistemas económicos perfectos. Resulta
fácil encontrar “fundamentalismos ahistóricos” en muchas culturas. Esconder información
comprometedora de los héroes nacionales, la selección de los hechos históricos que
convienen para así justificar nuestra propia ideología resulta una práctica común. El Papa afirma que “la realidad es más importante que la idea”, y tiene razón, no obstante las
ideas son esenciales para comprender la realidad.
El Papa afirma: “Hay políticos —e incluso dirigentes religiosos— que se preguntan
por qué el pueblo no los comprende y no los sigue, si sus propuestas son tan lógicas y
claras. Posiblemente sea porque se instalaron en el reino de la pura idea y redujeron la política o la fe a la retórica” (nº 232). Muchos defensores de ideologías exponen teorías que están en contra de los requisitos básicos de una buena teoría (en este tema me gusta
particularmente un texto de Christensen & Raynor), no explican qué causa un resultado,
simplemente se limitan a describir atributos asociados empíricamente con ese resultado,
seleccionando las estadísticas que se acomodan a las conclusiones que previamente
tienen sobre la materia. Una parte afirma que “los ricos son cada vez más ricos y los
pobres cada vez más pobres” y la otra que «cuanto más libre es una economía mayor
riqueza podrán generar las personas”. Las dos afirmaciones pueden ser verdaderas,
dependiendo de las circunstancias. Una buena teoría económica y política es contingente
respecto de las circunstancias. Además, como explican Christenson & Raynor, las buenas
teorías responden a la pregunta: “¿Qué pasa cuando las teoría fracasa en explicar la
realidad?” Tanto la derecha como la izquierda tienden a ignorar este principio. Muchos
socialistas afirman que el socialismo no ha fracasado, el problema eran los líderes
corruptos que violaron los principios del socialismo. Algunos en la derecha, por su parte,
presentan sus argumentos de modo similar, si señalas a un capitalista que busca los
favores o los privilegios del poder político, afirman: “no es un verdadero capitalista”. Respecto de la economía, por ejemplo, el Papa ha tenido la experiencia de la
realidad argentina. La buena ciencia social debe concentrarse no en lo aparente, en “lo
que se ve”, como decía el economista católico Frederic Bastiat (1801-1850), sino en lo
que no se ve. Y es en este ámbito de explicaciones donde resulta difícil alcanzar el deseo
del Papa Francisco de trabajar para que se logre reemplazar el nominalismo formalista
por una “objetividad armoniosa”. Hoy en día existe una objetividad armoniosa de que, en contra de las apariencias, la tierra gira alrededor del sol. En la medida en que la realidad económica y política es interpretada de modos muy contrapuestos, incluso entre académicos laureados con el premio Nobel en una misma disciplina, como sucede en la economía, esta armonía va a ser muy difícil de lograr.
Pregunta: La Doctrina Social de la Iglesia es un instrumento muy poderoso para
analizar los problemas económicos desde una perspectiva ética, sin ignorar el marco
personal y antropológico que subyacente en toda decisión política. ¿A qué desafíos se
enfrenta actualmente la DSI en un contexto de cambio epocal a nivel geopolítico, cultural
y social?
Dr. Chafuen: El mayor desafío que enfrenta la Doctrina Social de la Iglesia es la
presencia predominante de concepciones erróneas acerca de la persona humana.
Algunos consideran a los seres humanos como una colección de sustancias químicas,
otros, como meros individuos, dejando a un lado el plano de la realidad espiritual. La
Iglesia, y todos los que somos ministros por el bautismo, debemos ser maestros
referentes en cuanto a la verdad y la riqueza de lo que significa ser humano. Aprender a
comunicar esto con acciones y palabras es otro desafío mayúsculo. El Papa Francisco,
con su nuevo estilo, casi apareciendo como mundano, especialmente si se lo compara
con su predecesor, ha sorprendido al mundo.
Las dos instituciones básicas de una sociedad libre, la propiedad privada y la familia,
que tienen un lugar importante en la doctrina social, están también bajo ataque. El
crecimiento del poder geopolítico de los BRIC (Brasil, Rusia, India y China), donde
algunas estructuras capitalistas coexisten con altos niveles de corrupción, está
suponiendo un desafío para la noción de Estado de derecho e imperio de la ley (rule of law). Esto, a su vez, alimenta la idea de que el beneficio a toda costa es lo único que
cuenta, independientemente de los costos humanos.
El crecimiento del tamaño del gobierno, que en la mayoría de los países es tres
veces más grande que hace un siglo, es otro desafío de envergadura. El Estado ha
crecido como un proveedor de servicios y el llamado “Estado de bienestar”, especialmente
en algunos países de Europa, ha debilitado el sentido de responsabilidad y solidaridad. El
modelo del buen samaritano ha sido reemplazado por el modelo de los buenos burócratas
y tecnócratas.
Otro desafío lo constituye el agresivo ataque contra la familia y el esfuerzo de los
gobiernos por redefinir las instituciones sociales. Las familias han sido los mejores
ministerios de bienestar. Los niños que son criados la mayor parte de su vida con el
mismo padre y madre tienen mejores pronósticos en cuanto a florecimiento humano. Esto
es una realidad contundente que la dictadura del relativismo intenta esconder. En la
medida en que los seres humanos tienen necesidades sociales, si las familias siguen
siendo destruidas, cabe pensar que será el Estado el que ocupe ese lugar.
Existe además un desafío ad intra, bien expresado en la Gaudium et spes (nº 36)
que deplora «ciertas actitudes que, por no comprender bien el sentido de la legítima
autonomía de la ciencia, se han dado algunas veces entre los propios cristianos; actitudes
que, seguidas de agrias polémicas, indujeron a muchos a establecer una oposición entre
la ciencia y la fe». Creer que la Doctrina Social de la Iglesia pueda estar enseñando una
doctrina económica falsa puede terminar poniendo en tela de juicio la credibilidad de su
doctrina no sólo en temas económicos sino también en otras áreas donde la Iglesia tiene
más conocimiento y autoridad. La DSI necesita estar actualizada e incorporar todos los
avances reconocidos en las ciencias “exactas” y en las ciencias sociales.
Pregunta: Usted es el autor de un famoso libro Economía y ética: Raíces cristianas
de la economía de libre mercado. ¿En qué medida pueden los autores de la segunda
escolástica ayudarnos a encontrar mejores soluciones para una sociedad libre y
floreciente, a la luz del bien común, la ley natural y la dignidad humana?

Dr. Chafuen: El mérito del libro Economía y ética (última edición Raíces Cristianas
de la Economía de Libre Mercado, Fundación Progreso-Instituto ResPublica, Santiago,
Chile, 2013) se debe en realidad a la lucidez de la segunda escolástica, investigadores en el tránsito de la edad media a la edad moderna que llevaron la indagación racional,
iluminada por la fe, al máximo nivel que pudieron. Existen once ediciones del libro,
publicado en varios idiomas. La primera vez que me sumergí en la lectura de los escritos
económicos de los autores de la segunda escolástica, en la Pontificia Universidad
Católica Argentina, yo era un individualista extremo. Mi visión de la persona humana se enriqueció enormemente gracias a la lectura de docenas de libros de filosofía moral, filosofía del derecho, teología, y manuales de confesores. Mi aspiración era escribir un libro sobre cada uno de los temas económicos y sociales que abordaban estos moralistas y que aparecen en capítulos de mi libro.
Estos autores me enseñaron que una economía libre, en el contexto de un marco
jurídico respetuoso de la dignidad humana, era completamente consistente con la doctrina y el amor cristianos. También aprendí que estos teólogos ejercieron una gran influencia en el desarrollo de la economía de una sociedad libre en áreas tan diversas como la propiedad privada, el libre comercio, la moneda y muchas otras. Solamente sus enseñanzas sobre el interés parecían ir un tanto a contrapelo de la libertad.
Los escritos de los teólogos de la segunda escolástica ejercieron fuerte influencia
sobre los grandes economistas escoceses y europeos, quienes vendrían a generar el
clima intelectual que propició el gran salto en el desarrollo económico que se produjo
hacia fines del siglo XIX. A comienzos de ese siglo, en Occidente había un elevado grado de consenso en lo que se refiere a la persona humana. La persona humana era
concebida como una criatura de Dios, social, espiritual, racional, libre e individual. Cuando hacia fines del siglo XIX y principios del XX la persona humana empezó a ser vista como un mero individuo, un número, una cosa (a fact), se produjo la expansión del colectivismo.
En un juego de números, los muchos ganan. Es por esto por lo que hemos podido ver el crecimiento de un colectivismo cruel en el siglo XX. Necesitamos nuevos escolásticos que lleven la mejor ciencia económica y la mejor ciencia social a las aulas, al púlpito, a las empresas y a las instituciones de la sociedad civil. Al permanecer leales a la verdad de lo que es la persona humana y lo que es el saber científico sólido, sus enseñanzas deberían conducir al florecimiento de la sociedad. Los católicos necesitan abocarse más a la tarea de convertirse en los mejores profesionales, académicos, científicos, y hombres de negocios; y en impregnar la cultura con una antropología rigurosa y con una actitud de apertura genuina hacia el prójimo. Sin embargo, para convertir todo esto en una realidad, necesitaremos enfrentar y superar los desafíos mencionados en las preguntas anteriores.

Nota: La traducción del artículo original “Beyond Contingency”, publicado por
Zenit, el 22 de enero de 2014 es de Mario Šilar del Instituto Acton Argentina/Centro

Alejandro A. Chafuén es Dr. En Economía por el International College de California. Licenciado en Economía, (UCA), es miembro del comité de consejeros para The Center for Vision & Values, fideicomisario del Grove City College, y presidente de la Atlas Economic Research Foundation. Se ha desempeñado como fideicomisario del Fraser Institute desde 1991. Fue profesor de ESEADE.