Cuando hablamos de planes económicos, mejor recordar a Alberdi

Por Alberto Benegas Lynch (h) Publicado el 4/10/22 en: https://www.lanacion.com.ar/opinion/cuando-hablamos-de-planes-economicos-mejor-recordar-a-alberdi-nid04102022/

En vista del acalorado debate que tiene lugar en nuestro medio sobre planes económicos gubernamentales y, sobre todo, la crítica sobre la ausencia de estos, es oportuno subrayar con el mayor énfasis posible que desde la perspectiva alberdiana el mejor plan económico estatal es el que no se ejecuta. En otras palabras, desde el punto de vista liberal la ausencia del aparato estatal en la vida económica es condición necesaria y suficiente para el progreso. Desde esta perspectiva, la función gubernamental se circunscribe a la protección de los derechos de todos, muy alejada de inmiscuirse en las vidas y las haciendas de la gente. Es decir, lo contrario del actual plan de facto chavista.

Juan Bautista Alberdi consignó que “la Constitución en cierto modo es una gran ley derogatoria en favor de la libertad, de las infinitas leyes que constituían nuestra originara servidumbre”, a lo cual hemos vuelto con el fascismo desde hace décadas, luego de haber sido aplaudidos por el mundo por haber aplicado la receta de la libertad.

El padre de nuestra Constitución fundadora advirtió: “Comprometed, arrebatad la propiedad, es decir el derecho exclusivo que cada hombre tiene de usar y disponer ampliamente de su trabajo, de su capital y de sus tierras para producir lo conveniente a sus necesidades o goces, y con ello no hacéis más que arrebatar a la producción sus instrumentos, es decir, paralizarla en sus funciones fecundas, hacer imposible la riqueza”.

Alberdi destacaba que “la distribución de las riquezas se opera por sí sola, tanto más equivalentemente cuanto menos se ingiere el Estado en imponer reglas”. Por eso es que concluía al preguntarse y responder: “¿Qué exige la riqueza de parte de la ley para producirse y crearse? Lo que Diógenes exigía de Alejandro: que no le haga sombra”.

Hoy en día en tierras argentinas se amontonan supuestos economistas para diseñar planes con base en ingenierías sociales devastadoras, que se superponen unas a otras, en una carrera suicida en medio de galimatías y bochornos incomprensibles para mentes normales. Solo miremos el cuadro digno de una producción cinematográfica de Woody Allen del mercado cambiario local en sus múltiples manifestaciones, que hace correr de un lado a otro a los sufridos habitantes desconcertados ante tanto desatino.

Cuando los politicastros y sus socios dicen que “hay que resolverle los problemas a la gente” sería bueno que comprendieran que para lograr ese objetivo es necesario que se aparten y se concentren en marcos institucionales civilizados. En este sentido, es como apuntaba Clemenceau: “Los pueblos progresan cuando los gobernantes duermen”.

Tal vez la incomprensión mayor de nuestros gobernantes sea el significado del derecho que confunden con el seudoderecho, a saber, el atropello al fruto del trabajo ajeno en el contexto de la peor epidemia concebible: la guillotina horizontal de un siempre obsceno igualitarismo que anula el gran beneficio de capacidades diferentes para llevar a cabo faenas diversas (“todos somos ignorantes, solo que en temas distintos”, decía Einstein), lo cual hace posible una muy fértil cooperación social que beneficia a todos, pero de modo especial a los más necesitados. Esto último es así debido a que mayores inversiones hacen posible el incremento de salarios e ingresos en términos reales.

La mayor parte de los discursos de políticos en funciones son burdos atropellos a la inteligencia, mientras esconden privilegios alarmantes, cuando no corrupciones que dejan estupefacta a cualquier persona con un mínimo de decencia y sentido común. Los así concebidos “equipos para sugerir planes económicos” no son más que manifestaciones de reiterados asaltos al bolsillo del prójimo. Sin duda que eventualmente se necesita un plan para sacar los pesados aparatos estatales del medio sin que personas inocentes se perjudiquen, pero esto no justifica otra maraña de medidas que a todas luces revelan una supina ignorancia: que el conocimiento está fraccionado y disperso entre millones de agentes, y que los tristemente célebres planes económicos de rutina no hacen más que concentrar ignorancia y, consecuentemente, miseria generalizada.

En este cuadro de situación resulta vital respetar la división de poderes, por lo cual deben tener espacio principal la Justicia, como contrapoder y guardián constitucional para la salud de la república; y el cuarto poder, es decir, la libertad de expresión del pensamiento sin restricción de ninguna naturaleza, al efecto de salvaguardar los fundamentos de la sociedad abierta.

En nuestro país se declama sobre la democracia, pero de un largo tiempo a esta parte se desconoce ese sistema para caer en su desfiguración y, en la práctica, su desprecio. Así, a contramano de todo lo estipulado por los grandes maestros, se deja de lado su aspecto medular, el respeto a las autonomías individuales, para sustituirlo por el mero recuento de votos, como si una mayoría circunstancial pudiera convertir en justo lo que es injusto.

Un aspecto que se suele incluir prioritariamente en los consabidos planes es el vinculado con el comercio exterior: además de lo ya señalado en cuanto al embrollo del mercado cambiario, la constante alabanza de la imposición de aranceles. Estas barreras aduaneras son en algunas oportunidades alentadas por empresarios prebendarios que explotan miserablemente a la gente en connivencia con el gobierno de turno. Un arancel inexorablemente se traduce en mayor inversión por unidad de producto respecto de la situación sin ese obstáculo, lo cual significa que habrá menos productos a disposición de los habitantes del país que establece esa restricción. En otros términos, se reduce el nivel de vida.

Al contrario de lo que habitualmente se declama, el fin de la exportación es la importación. Lo primero es el costo de lo segundo. Igual que con una persona, lo ideal sería no vender nada y adquirir todo, pero esto se traduce en que los otros nos están regalando las cosas. Entonces, no hay más remedio que exportar para poder importar. No puede comprarse más de lo que se vende, y si un país fuera inepto en todos los renglones posibles, por más que tenga abiertas sus fronteras no podrá adquirir bienes y servicios de otros lares. Por su parte, el endeudamiento externo realizado por los gobiernos no solo complica el panorama local, sino que –como se ha puntualizado reiteradamente– es incompatible con la democracia, puesto que compromete patrimonios de futuras generaciones que ni siquiera participaron en la elección de los gobiernos que contrajeron la deuda.

La balanza de pagos siempre está equilibrada puesto que las exportaciones (ingresos) son iguales a las importaciones (erogaciones) más/menos el balance neto de efectivo (movimiento de capital). Lo mismo ocurre con las personas y sus entradas y salidas dinerarias. En el caso del comercio exterior, océanos, ríos y montañas no modifican los principios económicos. Las fronteras son solo al efecto de descentralizar el poder y evitar los riesgos de concentración de poder en un gobierno universal, pero no son para alimentar xenofobias y proteccionismos que desprotegen a la comunidad.

En resumen, lo medular es que en última instancia las disputas por planes económicos gubernamentales deben reemplazarse por planes económicos privados, sin interferencia del uso de la fuerza.

Alberto Benegas Lynch (h) es Dr. en Economía y Dr. en Ciencias de Dirección. Académico de la Academia Nacional de Ciencias Económicas, fue profesor y primer rector de ESEADE durante 23 años y luego de su renuncia fue distinguido por las nuevas autoridades Profesor Emérito y Doctor Honoris Causa. Es miembro del Comité Científico de Procesos de Mercado, Revista Europea de Economía Política (Madrid). Es Presidente de la Sección Ciencias Económicas de la Academia Nacional de Ciencias de Buenos Aires, miembro del Instituto de Metodología de las Ciencias Sociales de la Academia Nacional de Ciencias Morales y Políticas, miembro del Consejo Consultivo del Institute of Economic Affairs de Londres, Académico Asociado de Cato Institute en Washington DC, miembro del Consejo Académico del Ludwig von Mises Institute en Auburn, miembro del Comité de Honor de la Fundación Bases de Rosario. Es Profesor Honorario de la Universidad del Aconcagua en Mendoza y de la Universidad Peruana de Ciencias Aplicadas en Lima, Presidente del Consejo Académico de la Fundación Libertad y Progreso y miembro del Consejo Asesor de la revista Advances in Austrian Economics de New York. Asimismo, es miembro de los Consejos Consultivos de la Fundación Federalismo y Libertad de Tucumán, del Club de la Libertad en Corrientes y de la Fundación Libre de Córdoba. Difunde sus ideas en Twitter: @ABENEGASLYNCH_h

Sobre emigrar (2º parte)

Por Gabriel Boragina. Publicado en: http://www.accionhumana.com/2022/10/sobre-emigrar-2-parte.html

Se suele indicar como una de las causas de la emigración que muchos jóvenes »se rompen la cabeza» estudiando y luego no encuentran trabajo de lo que estudiaron.

Mi experiencia como profesor y educador de varios años me permite decir que acá -de un buen tiempo a esta parte- nadie »se rompe la cabeza» estudiando. Eso era hace mucho. Pero en los tiempos que corren doy plena fe que en el sistema argentino se llega a tener un título muy fácil. Hay varias causas que -a mi modo de ver- lo explican:

1.                  Hay muchos más centros de estudios hoy que antes.

2.                  La mayor competencia aumenta la oferta y baja el precio.

3.                  La elección estudiantil se orienta a la oferta de menor costo para recibirse más rápido.

4.                  Se sacrifica la calidad por la cantidad de títulos a expedir.

5.                  Reina el facilismo por doquier, tanto en el campo educativo como en el laboral.

6.                  Abundan universitarios en desmedro de otras actividades menos cualificadas.

7.                  Los que están dispuestos a pagar más por recibir una educación de calidad cada vez son menos y no más.

8.                  Todos los institutos educativos están regulados por el gobierno, lo que deteriora agigantadamente la calidad en contenidos y resultados.

9.                  Las profesiones tienden pues a proletarizarse.

Es verdad que hay una cierta tradición por la cual es un orgullo que uno reciba un título universitario a una edad muy joven. Sin embargo, recibir un título universitario a los pocos años de haber terminado el ciclo secundario no transforma por sí mismo al egresado en un profesional. Hay algo muy devaluado y -por ende- soslayado en la sociedad de nuestro tiempo que se llama experiencia. Y a esa edad ni siquiera se tiene experiencia de vida.

En tanto, nos guste o no, lo que el mercado paga no es el título sino la experiencia. Y los jóvenes no la tienen. Hay que hacerla. Es una realidad hasta natural.

Esa es la parte que les disgusta. La mayoría quiere sueldos gerenciales sin experiencia, ni siquiera de vida. Siempre les digo a mis alumnos: no se apuren en recibirse. Mientras estudian busquen adquirir experiencia.

Pero el argentino promedio quiere todo junto: títulos, mucho dinero, lujo, vacaciones pagas, aguinaldos, premios, bonificaciones, prebendas, pero poco o nada de esfuerzo, y si no le dan eso dicen que sus empleadores son unos negreros explotadores, y se van afuera del país pensando que en el exterior no hay negreros explotadores que sólo viven en su imaginación. La mayoría de los que emigran son socialistas.

Y también soy empleador. Y como empleador también puedo dar fe que es muy poca la gente (al menos en Buenos Aires) que quiere trabajar. Pese a las restricciones gubernamentales (que son ciertas y muy fuertes) siempre hay áreas en donde el trabajo sobra. Sin embargo, el argentino promedio quiere »la fácil».

El problema de fondo de los que defienden la emigración no es económico, ni político sino cultural.

En rigor de verdad, el teletrabajo ha venido a suprimir o reducir en gran volumen la necesidad de emigrar.

Salvo algunos poco rubros, sobre todo en las tareas eminentemente manuales, el resto de los trabajos se pueden hacen en modo remoto.

Redes sociales laborales -como LinkedIn- muestran a menudo avisos de empresas extranjeras que contratan personal en diferentes países para que trabajen cómodamente desde sus hogares nativos con sueldos en dólares o euros, como si estuvieran trabajando en el exterior, pero con la gran ventaja de hacerlo sin moverse de la silla de sus casas en su país de origen.

Entonces, ¿cuáles son las verdaderas causas de la emigración en los tiempos que corren?

Estimo que hay que buscarlas entre las psicológicas.

Y creo que de ellas la más importante es las crisis en las familias, donde entran a jugar cuestiones de índole emocional.

La ruptura familiar es cada vez más frecuente. Hijos que quieren separarse de sus padres u otros familiares convivientes poniendo cada vez mayores distancias físicas entre ellos.

No son temas económicos, por cuanto los jóvenes que emigran son en su gran mayoría de familias acomodadas o de la mal llamada »clase media». No podría ser de otra manera, porque los costos de emigrar son muy altos, sobre todo en los países de menores recursos. No son los pobres los que emigran actualmente porque, sencillamente, si aún quisieran hacerlo, carecen de los medios para ello.

Lo que precisamente ha hecho que los costos de emigrar se eleven es la irrupción de internet y el teletrabajo, que hacen de la emigración algo antieconómico, aun desde el propio punto de vista del emigrante.

Y tampoco, en general, son dificultades políticas, salvo en los países con verdaderas dictaduras como Cuba y Venezuela. En el resto de la región no se ha llegado a esos extremos.

Por supuesto que las razones familiares que atribuimos como causa de los que emigran no son aceptadas en la mayoría de los casos, ni por las familias de los emigrantes ni por estos mismos. Y es -de alguna manera- comprensible que así sea, porque son cuestiones dolorosas, que muchas veces se prefieren ocultar y no hacer explícitas aunque si implícitas.

A ninguna familia le gusta reconocer esta realidad y-nuevamente- es entendible. Entonces recurren a excusas típicas en estos casos: le echan la culpa ‘’al país’’, a los gobiernos, a la mala suerte, al hado, en fin, a todo aquello que no tenga que ver con la verdadera causa: ellos mismos. Sirve también para que los partidos de la oposición le echen la culpa a los partidos en el poder, como a menudo se escucha.

De nuevo reiteramos que, estos conceptos no aplican a los casos límites de países como Cuba o Venezuela, pero, si son enteramente adaptables a otros países como, por ejemplo, la Argentina.

Y esta causa familiar es un problema cultural y de educación que trasciende (y en mucho) lo meramente político y económico.

Los que acusan a la economía y a la política de ser ‘’causantes’’ de la emigración, olvidan que ellos votaron a esos gobiernos que están acusando. Lo que les quita toda seriedad.

Gabriel Boragina es Abogado. Master en Economía y Administración de Empresas de ESEADE. Fue miembro titular del Departamento de Política Económica de ESEADE. Ex Secretario general de la ASEDE (Asociación de Egresados ESEADE) Autor de numerosos libros y colaborador en diversos medios del país y del extranjero. Síguelo en  @GBoragina

GIORGIA MELONI NO ES RON PAUL PERO TAMPOCO ES MUSSOLINI

Por Gabriel J. Zanotti. Publicado el 27/9/22 en: https://gzanotti.blogspot.com/2022/09/giorgia-meloni-no-es-ron-paul-pero.html

En nuestro artículo “Globalización y globalización” (https://puntodevistaeconomico.com/2021/01/22/globalizacion-y-globalizacion/) hemos tratado de distinguir entre una globalización que emerja del liberalismo clásico y aquella que surge de las imposiciones estatistas de las Naciones Unidas. Como sabemos, la primera ya no existe y lo que rige es la segunda, lo cual genera reacciones nacionalistas que deben ser distinguidas en dos. Una, la de un nacionalismo contrario al liberalismo clásico, donde en nombre de una tradición cultural se rechazan las libertades individuales, y otra que para defender estas libertades debe adherirse a una antigua noción de soberanía nacional como única opción para no ser invadida por un gobierno mundial que las elimine.

Todas estas distinciones deben tenerse en cuenta a la hora de evaluar los nuevos movimientos políticos y diversos liderazgos que están surgiendo como reacción a una agenda que baja de la ONU y que consiste en:

1.      Imposición obligatoria de educación sexual y reproductiva sin tener en cuenta los derechos de los padres;

2.      Imposición de aborto y transexualismo (incluidas campañas de anticoncepción) SIN tener en cuenta la libertad religiosa, la libertad de asociación, etc.

3.      Imposición de políticas estatistas con la excusa del cambio climático;

4.      Una apertura de fronteras que no tiene que ver con el libre comercio sino con la entrada de poblaciones que reclaman su propia nación y sus propias leyes violando las libertades individuales del territorio que quieren habitar (indigenismo y estados plurinacionales)

5.      Imposición del llamado lenguaje inclusivo sin tener en cuenta la libertad de expresión;

6.      Eliminación de la libertad de expresión, con la excusa de “desinformación”, de todos aquellos que se opongan a los puntos anteriores, con acusaciones adicionales de nuevos delitos como odio, discriminación, “White supremacist”, “domestic terrorist”, etc.

Hemos criticado siempre esa agenda sobre la base de las libertades individuales. NO sobre la base de un contenido específico. Por supuesto que esos seis puntos convierten al Catolicismo (el “en serio”, no el pachamama-catolicismo) y otras religiones tradicionales en un delito, como en el Imperio Romano (la analogía NO es casual) pero NO es en nombren de tales o cuales religiones que hay que oponerse a esa agenda global, sino en nombre de las libertades individuales violadas. Los puntos 1 y 2 violan la libertad de enseñanza, religiosa y de asociación. El punto 3, las libertades económicas. El punto 4, todas. Los puntos 5 y 6 eliminan la libertad de expresión e instauran una policía del pensamiento al mejor estilo nazi y soviético. NO es como católico, islámico, etc., que debo reclamar, por ejemplo, que los gobiernos no impongan una educación que vaya en contra de ciertos valores, sino que es en nombre de la libertad (en este caso la libertad religiosa) que les corresponde a todos los seres humanos por ser tales. Católicos, islámicos, judíos, agnósticos, ateos, marcianos y venusinos deberíamos unirnos todos en un pacto político originario donde la clave sean las libertades individuales protegidas por una Constitución Federal, o sea, los “constitutional essentials” (Rawls) o su “fe secular” (Maritain).

Desde esta perspectiva, las clasificaciones a los movimientos que resistan a la agenda de la ONU, como “fascistas”, “ultraderecha”, etc., se quedan cortas o son directamente falsas. Y la categoría de “populismo de derecha” se queda corta. ¿Por qué? Por varias razones, que están basadas en el análisis anterior:

–        La resistencia a la agenda globalista puede estar dictada por nacionalismos NO liberales así como también por libertarios, como por ejemplo Ron Paul y la mayoría de los paleo-libertarios de EEUU. Poner a todos ellos en la misma bolsa es erróneo.

–        Un líder nacionalista NO liberal NO es necesariamente “fascista” en el sentido técnico del término. Fascismo es Mussolini, Franco. Pero gran parte de estos nuevos líderes no van a eliminar la división de poderes, ni la suprema corte ni la libertad de expresión, y menos aún la economía de mercado. Sí, en general son proteccionistas y cuando se oponen a los referidos seis puntos lo hacen mezclando al nacionalismo no liberal con la defensa de las libertades. Sus discursos no son el colmo de la coherencia y en general su juego de lenguaje es aguerrido, y sus personalidades poco tienen que ver con la diplomacia. Eso tiene hipótesis psicológicas. Los líderes que encarnan reacciones no hablan como Sir Laurence Oliver, en general.

–        Por lo tanto, llamarlos inmediatamente “fascistas” es caer en la manipulación ideológica de la izquierda, como mínimo, o posicionarse directamente en una malicia política desde la cual hasta Hayek y Mises han sido llamados así.

–        La izquierda globalista es uno de los fenómenos totalitarios más agudos de toda la Historia de la humanidad. No avanza como Hitler en Polonia, a la luz del día. Esconde su totalitarismo bajo ingenuas herencias terminológicas heredadas del Estado de Derecho. Inventan nuevos derechos y los que están en contra son delincuentes. Y si alguien que no sea de ellos gana una elección, entonces es fascista, ultraderecha, white supremacist, terrorista, etc. Eso si no consiguieron manipular la elección.

A la luz de todo lo anterior, el juicio que nos merece alguien como Giorgia Meloni debe ser matizado, especialmente por aquel que venga del liberalismo, aún en sus formas más laicistas. Sí, libertaria no es. Pero fascista tampoco. Sí, ya sé que no es cuestión de cometer el mismo error que los anticomnunistas europeos anteriores a la Segunda Guerra, que los llevó a apoyar a diversos movimientos europeos fascistas en sentido técnico. Pero las actuales circunstancias históricas han cambiado. El mundo ya no es el de la post-guerra ni tampoco el del 91. Sí, ojalá Ron Paul hubiera ganado las elecciones en el 2012; ojalá lo hubiera hecho Alsogaray en 1973 en Argentina. Pero los juicios políticos concretos no se hacen de ojalaces que forman parte de universos paralelos. En este universo que nos tocó, las opciones son difíciles y los juicios deben ser más matizados, a la luz de nuevos planteos teóricos que no sé si estábamos preparados para hacer. 

Gabriel J. Zanotti es Profesor y Licenciado en Filosofía por la Universidad del Norte Santo Tomás de Aquino (UNSTA), Doctor en Filosofía, Universidad Católica Argentina (UCA). Es Profesor en las Universidades Austral y Cema. Director Académico del Instituto Acton Argentina. Profesor visitante de la Universidad Francisco Marroquín de Guatemala. Publica como @gabrielmises

Aldo Abram: “El BCRA no baja la producción de pesos; por lo que, hacia adelante, la inflación tiene un piso alto”

Reportaje a Aldo Abram: Publicado el 2/10/22 en: https://www.infobae.com/economia/2022/10/02/aldo-abram-el-bcra-no-baja-la-produccion-de-pesos-por-lo-que-hacia-adelante-la-inflacion-tiene-un-piso-alto/

El economista de Fundación Libertad y Progreso dijo a Infobae que con Sergio Massa en Economía la demanda de moneda bajó, pero las expectativas de alza de precios se mantienen por la política monetaria

"La inflación es un fenómeno eminentemente monetario. A mediados del año pasado, el Banco Central (BCRA) empezó a darle a “la maquinita de fabricar pesos”, en principio para “ponerle platita en el bolsillo a la gente” para las elecciones. Sin embargo, continuó haciéndolo"

«La inflación es un fenómeno eminentemente monetario. A mediados del año pasado, el Banco Central (BCRA) empezó a darle a “la maquinita de fabricar pesos”, en principio para “ponerle platita en el bolsillo a la gente” para las elecciones. Sin embargo, continuó haciéndolo»

El debate sobre las causas de la alta inflación fue motivo de discusión en la última semana entre las más altas esferas del gobierno, desde la exposición del ministro de Economía, Sergio Massa, en la Comisión de Presupuesto en la Cámara de Diputados, hasta la reacción de la vicepresidenta, Cristina Fernández de Kirchner en las redes sociales, que disparó la respuesta del viceministro de Economía, Gabriel Rubinstein.

En una entrevista con Infobae Aldo Abram, economista y Director de la Fundación “Libertad y Progreso” dio su visión sobre el fenómeno que no sólo ha impedido una baja significativa de la pobreza en el primer semestre 2022, sino que, por el contrario, provocó una suba de la población indigente y fijó un piso alto para los próximos meses.

— ¿Qué conclusión sacó del Presupuesto 2023?

— En primer lugar, hacer un proyecto de Presupuesto con la actual inestabilidad es una ficción. Sólo sirve para que el Gobierno muestre su voluntad de cumplir con la meta de exceso de gasto primario que se acordó con el FMI y, en alguna medida, para saber cómo se piensa lograr. En materia de impuestos parecería que no van a haber aumentos ni creación de otros. Por el lado del gasto, los legisladores pueden evaluar en qué piensan gastar lo que se estiman recaudar. Lo malo es que, como nuevamente se están subestimando los ingresos tributarios con una estimación muy baja de la inflación, el Gobierno volverá a poder administrar el exceso de recaudación sin pasar por el Congreso. Esta facultad es inconstitucional; ya que sólo los legisladores pueden decidir cómo se gasta la plata de los contribuyentes, pero ya se ha institucionalizado esta anomalía. Cabe aclarar que esto es responsabilidad de nuestros parlamentarios que delegaron irresponsablemente ese rol y lo siguen haciendo.

— ¿Por qué pese al atraso cambiario y la desaceleración del ritmo de aumento del gasto público no baja la tasa mensual de inflación?

— Es que la inflación es un fenómeno eminentemente monetario. A mediados del año pasado, el Banco Central (BCRA) empezó a darle a “la maquinita de fabricar pesos”, en principio para “ponerle platita en el bolsillo a la gente” para las elecciones. Sin embargo, continuó haciéndolo una vez pasada los comicios y hasta ahora no ha aflojado. Si se producen más naranjas de lo que la gente quiere, cae el precio de ese productoAcá está pasando lo mismo con el peso y cae su poder adquisitivo; por lo que, si vas a comprar algún bien o servicio y dado que estos no cambiaron su valor, te pedirán más pesos que antes. Esto empeora, porque la gente se va hartando de que le saquen, con “impuesto inflacionario”, parte del poder adquisitivo de sus ahorros y atesoramiento en moneda nacional para financiar al gobierno; por lo que deja de demandar pesos. Si querés comprar menos naranjas, el precio de la naranja cae y lo mismo le está pasando al poder adquisitivo de la moneda, potenciando el alza de los precios contra él.

Con el ingreso al gobierno de Sergio Massa como ministro de Economía y las políticas que implementó la demanda de moneda disminuyó. Sin embargo, las expectativas positivas iniciales se están perdiendo y, por otro lado, el BCRA no baja la producción de pesos; por lo que, hacia adelante, la inflación tiene un piso alto, asegurado de 5,5% a 6%. Si le sumamos los saltos del Índice de Precios al Consumidor del Indec en los meses que vayan quitando los subsidios de las tarifas, no es difícil pronosticar que superará el 100% hacia finales de año o principios del que viene.

— ¿La búsqueda de tasas reales positivas es una buena medicina para la economía en su conjunto cuando la efectiva nominal anual ya está en los tres dígitos?

— En principio, la fuerte alza de tasas de interés sólo logró moderar la huida del peso; lo cual tuvo impacto positivo en frenar la destrucción del valor de la moneda. Por eso se frenó la aceleración del alza de los tipos de cambio paralelos y la posterior de los precios al consumidor. Así pasamos de más del 7% mensual a una que busca ubicarse por debajo de ese porcentaje. Lo malo es que el costo de esta medida es una aceleración del crecimiento de la deuda remunerada del BCRA que, si se refinanciaran los intereses, crecería en más de $8 billones en un año y, también, de la del Tesoro. Tenemos un BCRA insolvente y lo vamos a quebrar mucho más aún.

"El costo de la suba de las tasas de interés es una aceleración del crecimiento de la deuda remunerada del BCRA que, si se refinanciaran los intereses, crecería en más de $8 billones en un año y, también, de la del Tesoro. Tenemos un BCRA insolvente y lo vamos a quebrar mucho más aún" (Reuters)«El costo de la suba de las tasas de interés es una aceleración del crecimiento de la deuda remunerada del BCRA que, si se refinanciaran los intereses, crecería en más de $8 billones en un año y, también, de la del Tesoro. Tenemos un BCRA insolvente y lo vamos a quebrar mucho más aún» (Reuters)

Esta medida sólo sirve para ganar tiempo para gestar un shock de credibilidad en el futuro del país. Eso significa más crédito y más crecimiento sustentable a futuro; lo cual es vital para desarmar las bombas que está gestando este gobierno. Ahora, si no se logra un incremento de confianza, la situación será más explosiva que antes.

— ¿La Argentina necesita más tipos de cambios diferenciados, o simplificarlo?

— Los tipos de cambio diferenciales sólo generan transferencias de ingresos de algunos sectores a otros, injusticias, privilegios discrecionales e ineficiencias en el funcionamiento de la economía. El cepo no es la respuesta a la escasez de divisas, sino su causa. Desde 2020 y hasta principios de este año hubo inundación de liquidez en el mundo; porque los bancos centrales de los países desarrollados estuvieron emitiendo de más. Eso hizo bajar el valor de sus monedas, que es lo que refleja el alza de la inflación de esos países. Lo concreto es que en las economías emergentes llovieron dólares; pero acá no. De hecho, la baja del valor del dólar se reflejó en los precios de los bienes y servicios que se exportan; pero los que vendemos al exterior nosotros subieron mucho más porque son los demandados por quienes recibieron esa “lluvia” de capitales. Así que esta es la gestión que más divisas ha recibido del campo en este siglo. ¿Cómo puede ser que hablen de que escasean?

Para entenderlo, imaginemos un precio máximo del aceite. Cuando vayamos al supermercado, la góndola tenderá a estar vacía; porque a ese precio artificialmente barato habrá menos incentivo a producirlo y, más, a demandarlo. Lo mismo pasa cuando el BCRA pone un tipo de cambio oficial máximo; pero como la “góndola cambiaria” no puede quedar vacía, las llena con las divisas de sus reservas. Esto no es sostenible en el tiempo; por lo que, luego, hace lo mismo que un supermercado al que le ordenan tener siempre aceite vende una unidad por cliente.

El BCRA también lo hace sacando a parte de la gente y de las empresas del mercado que administra; lo que llamamos cepo. Cuanto más se atrasa el valor el tipo de cambio oficial, más presiona sobre su stock de moneda extranjera y más gente, empresas y operaciones cambiarias quedan afuera de ese mercado. Hasta que el BCRA quiebra y se entra en una crisis cambiaria y monetaria enorme. Así terminaron los 21 cepos que se intentaron sostener en el tiempo y, tres de esos casos, derivaron en las tres hiperinflaciones que tuvimos. De hecho, así terminó el que instrumentó Hugo Chávez en Venezuela, con una larguísima hiperinflación, con la economía dolarizada caóticamente y más del 70% de la gente en la pobreza. No parece el rumbo a seguir.

"Cuanto más se atrasa el valor el tipo de cambio oficial, más presiona sobre su stock de moneda extranjera y más gente, empresas y operaciones cambiarias quedan afuera de ese mercado. Hasta que el BCRA quiebra y se entra en una crisis cambiaria y monetaria enorme"«Cuanto más se atrasa el valor el tipo de cambio oficial, más presiona sobre su stock de moneda extranjera y más gente, empresas y operaciones cambiarias quedan afuera de ese mercado. Hasta que el BCRA quiebra y se entra en una crisis cambiaria y monetaria enorme»

— Pero el ministro Sergio Massa ha logrado fortalecer las reservas del BCRA y está mejorando la situación fiscal…

 “Pan para hoy, hambre para mañana”. Con el “dólar soja” logró que se anticiparan más de USD 7.000 millones de futuros embarques; pero ¿Qué pasará cuando estos partan en realidad? Pues en ese momento las divisas correspondientes no entrarán y la escasez será mayor que la que había antes. O sea, esto sólo permite ganar tiempo; porque las reservas volverán a bajar. Para colmo, parte del alza de las mismas se conseguirán con deuda externa; por lo que, si se “las patinan” para sostener un cepo inviable, nos quedaremos con un BCRA mucho más quebrado aún.

Por otro lado, el ajuste fiscal también sólo gana tiempo. La mayor parte va a cargar sobre los hombros de la gente y de la producción. Con un absurdo anticipo del Impuesto a las Ganancias de 2023. Más gravámenes provinciales que permitirán la flexibilización del “Consenso Fiscal” para que puedan compensar las menores transferencias de la Nación. La quita de subsidios a los servicios públicos, con la que estoy de acuerdo; pero que implicará que tendremos que bajar nuestros gastos en otras cosas. El problema es que, cuando mirás qué les toca a ellos del total del ajuste, es mínimo. Esto no sólo es injusto, sino que desincentiva el trabajo y la inversión; por lo que a futuro habrá menos creación de empleo, producción y bienestar para los argentinos. Así que la perspectiva futura de la recaudación no es precisamente buena.

— El gobierno anterior logró reducir sustancialmente esos pasivos sin acudir a políticas compulsivas, como fue el Plan Bonex a fines de 1989. ¿Se podrá repetir esa experiencia en lo que resta del ciclo actual, o en el próximo período presidencial?

— Argentina tuvo 22 cepos y a 21 se los intentó sostener en el tiempo y terminaron en graves crisis. El ministro Massa debería aprender de esta historia y tratar de salirse del este control de cambios. ¿Cómo? Para enseñarle eso está el cepo de Cristina Fernández de Kirchner, que fue el único que no terminó en un estallido. Es que hubo un cambio de gobierno y “Cambiemos” decidió salirse rápido. Para ganar credibilidad, anunció que haría las reformas estructurales que el país necesita para crecer sostenidamente y recuperar el crédito perdido. Luego, tomo las medidas necesarias y salió ordenadamente del control cambiario; lo que tuvo un costo, pero infinitamente menor al de una crisis. O sea, el ministro Massa o un futuro gobierno debería hacer lo mismo.

"Hay que entender que el problema fundamental de Argentina es que nadie cree que pueda ser un país “normal”. De hecho, los bonos del Tesoro cotizan en los mercados externos a precio que indican que, quienes los compran y venden, están convencidos de que, en unos años, se dejarán de pagar" (EFE)
«Hay que entender que el problema fundamental de Argentina es que nadie cree que pueda ser un país “normal”. De hecho, los bonos del Tesoro cotizan en los mercados externos a precio que indican que, quienes los compran y venden, están convencidos de que, en unos años, se dejarán de pagar» (EFE)

Hay que entender que el problema fundamental de Argentina es que nadie cree que pueda ser un país “normal”. De hecho, los bonos del Tesoro cotizan en los mercados externos a precio que indican que, quienes los compran y venden, están convencidos de que, en unos años, se dejarán de pagar y los volverán a reestructurar con una quita similar a la que le hicieron en el canje de 2020. ¿Qué parte de la película se perdió este gobierno? Este paciente está con una enfermedad terminal en terapia intensiva y se lo pretende curar con analgésicos, paños fríos y antipiréticos. Se va a morir.

— Pero el gobierno anterior salió del cepo, y terminó en una crisis…

— De eso también hay que aprender. No basta con solamente decir que se van a hacer las reformas estructurales. Es como tener el diagnóstico y el tratamiento acertado; pero, luego, no aplicárselo al paciente. Se va a morir igual. Es lo que pasó en 2018, argentinos y extranjeros perdieron las esperanzas de salvaran a esta economía enferma; por lo que volvieron a llevarse sus ahorros e inversiones, lo que derivó en una crisis. Hay que lanzar un plan integral y detallado de reformas estructurales, para avanzar inmediatamente en su ejecución. Esto va a llevar tiempo; pero, en la medida que se vayan dando los pasos en ese sentido, se irá recuperando la credibilidad. Es decir, el crédito y la inversión que hacen crecer sostenidamente la economía y permiten refinanciar las deudas.

Además, no hay tiempo para perder. Hay que implementar rápidamente las reformas estructurales más urgentes, si no se quiere terminar en una crisis al poco de asumir. Por eso, la Fundación “Libertad y Progreso” está presentándoles a los distintos espacios políticos los proyectos en los que estuvo trabajando durante 11 años. Así pueden contar con un plan de gestión ya desarrollado para poder ejecutarlo apenas se asuma. Está en nuestra página de internet para acceder, el cual además de reformas económicas, abarca muchos temas como Salud, Educación, Seguridad, Defensa, etc.

— En los últimos 6 meses las más encumbradas autoridades del gobierno argentino han mantenido más encuentros con los máximos funcionarios del FMI que los registrados desde la creación del organismo, y sin embargo no se han visto resultados positivos para el país ¿Por qué?

— Cuando en 2021 decían que iba a ser difícil lograr un acuerdo con el FMI, yo insistía que el Gobierno cerraría uno antes de entrar en cesación de pagos, en marzo de este año, y que sería con condiciones mínimas; porque el organismo internacional no quería aparecer como empujando al país a una crisis. En definitiva, en 2018, le otorgaron un acuerdo político a “Cambiemos”, lo mismo hicieron con este gobierno. Sin embargo, fue mucho más generoso de lo esperado, con fondos adicionales y metas que no son solamente mínimas, sino “recalculables”. El Fondo sabe que este gobierno terminará desgastado por su mala gestión y no será reelegido. Así que, si no hace grandes macanas, tratará de sostenerlo a fuerza de recálculos y perdones (waivers) de metas hasta que le pase el poder a otra gestión. La expectativa es que sea de la oposición y esté dispuesta a renegociar el “Facilidades Extendidas” con reformas que permitan darle viabilidad a la economía argentina.

— ¿Una reflexión final?

— Ya vimos que la inflación apunta a superar el 100% y, si logran bajarla un poco antes de las próximas elecciones, será a fuerza de congelamientos de precios y de atraso cambiario, como en 2021. Por otro lado, la recuperación económica se acabó. Los “vientos internacionales” extremadamente favorables que tuvimos se están volviendo en contra. Por otro lado, pronto volverá a quedar claro que este modelo es insostenible y eso incentivará una nueva escalada de salida de ahorros e inversiones de argentinos y extranjeros; lo que reducirá la demanda interna. A menos que haya un cambio de 180 grados en el contexto externo y/o en la gestión de este gobierno, se viene una recesión con altísima inestabilidad de precios y de los dólares paralelos.

Aldo Abram es Lic. en Economía y fue director del Centro de Investigaciones de Instituciones y Mercados de Argentina (Ciima-Eseade) Es director de la Fundación Libertad y Progreso. Sigue a @AbramAldo

Un libro indispensable para nuestro tiempo

Por Alberto Benegas Lynch (h) Publicado el 1/10/2en: https://www.infobae.com/opinion/2022/10/01/un-libro-indispensable-para-nuestro-tiempo/

Obras como “En defensa de la propiedad”, de Gottfried Dietze, exigen ser leídas y estudiadas una y otra vez si es que se desea entender lo que viene ocurriendo en el llamado mundo libre

Gottfried-Dietze

Gottfried-Dietze

Antes de entrar en materia abro esta nota periodística con una muy atinada reflexión que se vincula estrechamente a lo que vamos a comentar a continuación. Se trata de Niall Ferguson en su monumental obra titulada CivilizationThe West and the Rest: “Algunas personas cometen el error de utilizar la idea de la democracia por lo que imaginan que cualquier país la pude adoptar simplemente por llamar a elecciones. En realidad, la democracia es el coronamiento de un edificio que tiene su fundamento en el estado de derecho, para ser preciso en la santidad de la libertad individual y la seguridad del derecho de propiedad privada.”

De más está decir que muchos son los libros que resplandecen en las bibliotecas cuya influencia perdura por generaciones y generaciones, pero hay obras como las del profesor Gottfried Dietze que exigen ser leídas y estudiadas una y otra vez si es que se desea entender lo que viene ocurriendo en el llamado mundo libre.

Dietze obtuvo tres doctorados: uno en derecho en la Universidad de Heidelberg, otro en ciencia política de Princeton y el tercero en ciencia jurídica en la de Virginia. Enseñó durante décadas en la Universidad Johns Hopkins. Su triada más difundida está compuesta por Amercia´s Political Dilemma. From Limited to Unlimited Democracy, The Federalist. A Classic on Federalism and Free Government y In Defense of Property, libro éste último traducido al castellano y publicado por mi padre en Buenos Aires hace ya más de cuarenta años, con el título de En defensa de la propiedad, obra que tuvo notable difusión en Argentina (la tradujo mi padre al castellano). Antes he escrito sobre otra de las obras de este autor pero ahora me concentraré en la última de las mencionadas.

Lo conocí al profesor Dietze con motivo de mi conferencia en la reunión anual de la Foundation for Economic Education en New York, en mayo de 1981, y luego tuve la ocasión de escucharlo personalmente con motivo de su visita a ESEADE. Ahora dedico estas líneas a escribir sobre el último de los libros mencionados de Gottfried Dietze con lo cual no pretendo hacer del todo justicia en este resumen pero sí llamar la atención sobre este libro.

Antes de esto hago una breve introducción bifronte. Por un lado consigno que la existencia de la institución de la propiedad privada se debe a la escasez de bienes en relación a las necesidades que hay por ellos. Si estuviéramos en un mundo sobreabundante donde habría de todo para todos todo el tiempo no será necesaria aquella institución ya que con solo estirar la mano se obtendría lo necesario. Pero como la naturaleza de las cosas no es así y no pueden simultáneamente utilizarse los mismos bienes (sean de consumo o de factores de producción) deben asignarse derechos de propiedad (el origen está explicado por la secuencia Locke-Nozick-Kirzner) y a partir de allí cada uno debe servir al prójimo para incrementar su patrimonio y si no lo logra incurre en quebrantos.

En el segundo punto reiteramos que sin propiedad privada no hay precios ya que estos surgen como consecuencia de arreglos contractuales en los que se ponen en evidencia las respectivas valorizaciones (si el Leviatán pretende controlar precios, estos se convierten en simples números sin relevancia ya que no reflejan las antedichas valorizaciones). Pues bien, en la media en que se debilite la propiedad privada (para no decir nada si se la elimina) los precios dejan de expresar las apreciaciones de cada bien o servicio con lo que se dificulta (o se imposibilita según el grado de entrometimiento de los aparatos estatales) la evaluación de proyectos, la contabilidad y el cálculo económico en general.

Como es sabido carece de sentido sostener que se procederá en tal o cual dirección “según marquen las razones técnicas” puesto que de nada sirven si no se las pondera por los precios. Por eso es que he ilustrado tantas veces este dilema diciendo que donde no hay precios no se sabe si conviene construir carreteras con oro o con asfalto.

Vamos ahora muy sucintamente a la obra de Dietze con comentarios “a vuelo de pájaro”. Comienza su trabajo con un largo desarrollo de la idea natural de la propiedad en las plantas que necesitan de territorio para subsistir, los animales que reconocen su lugar y las comunidades primitivas en un proceso de prueba y error los condujo a la necesitad de la propiedad para evitar “la tragedia de los comunes” tal como señaló Aristóteles en contraposición a la idea de Platón, lo cual fue reafirmado en Grecia y, sobre todo, en Roma.

El autor muestra las influencias decisivas de Cicerón, Hugo Grotius, Pufendorf, la escolástica tardía, Sidney, Locke, la Escuela Escocesa y todos sus múltiples derivados contemporáneos y también las tendencias contrarias a la propiedad del tipo de las de Rousseau (en su trabajo de 1755, aunque después se haya retractado parcialmente, pero manteniendo su idea de la democracia ilimitada), Hans Kelsen, Marx y sus muchos imitadores con versiones enmascaradas con versiones más suavizadas pero en el fondo más contundentes (tipo Keynes).

Se detiene a subrayar un aspecto crucial: el error de santificar las llamadas “libertades civiles” (por ejemplo, votar) como independientes de las libertades económicas como si la propiedad privada no fuera la libertad civil por antonomasia, es decir, el sostén de la civilización (de donde proviene la expresión “civil”). Como he marcado en otra ocasión resulta por lo menos curioso que se adhiera al las libertades políticas, es decir el continente, y se reniega de las posibilidades de cada uno a hacer lo que estime pertinente con los propio, es decir, el contenido.

Se lamenta que se haya arraigado la expresión “libertad negativa” con las consiguientes connotaciones, para aludir a la libertad en el contexto de las relaciones sociales, a saber, la ausencia de coacción por parte de otros hombres, cuando, en verdad, esa libertad genera efectos positivos.

Se explaya en el origen de los parlamentos como administradores de las finanzas del rey o el emperador y no como legisladores, puesto que esta función estaba en manos de árbitros-jueces en competencia para descubrir el derecho y no con la pretensión de diseño o ingeniería social. Además, en este contexto, refleja la evolución histórica de los parlamentarios como dique de contención a las inclinaciones de los gobernantes a aumentar impuestos.

En definitiva, los “juicios de manifestación” de los fueros españoles (antes que el habeas corpus inglés), la Carta Magna, la Petición de Derechos, la Declaración de la Independencia estadounidense y su Constitución, la Declaración de los Derechos del Hombre y el Ciudadano (antes de la contrarrevolución francesa), las Cortes de Cádiz y todas las constituciones que se basaron en estos pilares, fueron elaborados en torno al derecho de propiedad junto al derecho de resistencia cuando el poder despótico se torna irresistible.

Luego de muchas otras consideraciones, concluye Dietze revelando su preocupación por la declinación del respeto a la propiedad en el baluarte del mundo libre: Estados Unidos (la primera edición de su libro es de 1963), lo cual comenzó ya en la época de Woodrow Wilson con “la revolución del año 13″ con la implantación del impuesto progresivo y el establecimiento de la banca central que requirieron dos enmiendas constitucionales y siguió con el denominado “New Deal” para continuar en una senda regresiva hasta nuestro días.

Termina su libro afirmando que “hemos perdido el sentido de la importancia de la propiedad”. Y agrega: “La relevancia de la propiedad de logró a través de sucesivas luchas y ahora se observa su continuo recorte y limitaciones. Ya que esta situación ocurrió en el seno de lo que se reconoce como “democracia”, la cuestión surge en cuanto a preguntarnos si esa forma de gobierno [la democracia ilimitada] no ha perdido legitimidad puesto que ha destruido los pilares de la civilización, es decir, la propiedad privada”.

Sin duda que Gottfried Dietze suscribe plenamente el ideal democrático (tal como lo pone una y otra vez de manifiesto en otra de sus ya referidas obras: America´s Political Dilemma. From Limited to Unlimited Democracy), pero describe como ese ideal a degenerado en su contrario. En esta instancia del proceso de evolución cultural, urgentemente se requiere pensar en nuevos límites para el Leviatán si es que se perciben las ventajas insustituibles en de la propiedad privada que está siendo corroída por mayorías sin freno, lo cual comenzó en nuestra era con el gobierno criminal de Adolf Hitler.

En otras oportunidades nos hemos referido en detalle a algunas de las propuestas realizadas para limitar el poder al efecto de mantenerse en el ideal democrático, propuestas realizadas por Hayek, Leoni y las que han pasado inadvertidas formuladas por Montesquieu y las expuestas por Randolph y Gerry en la Convención Constituyente estadounidense. Si estas sugerencias no fueran aceptadas, hay que pensar en otras, puesto que de lo contrario los aparatos estatales desbocados terminarán con la sociedad abierta.

Finalmente es del caso citar la fenomenal contribución de Ludwig von Mises en 1920 respecto a la imposibilidad de cálculo económico en el sistema socialista puesto que al no haber propiedad (recordemos que Marx y Engels concluyeron en 1848 que toda su filosofía “puede resumirse en la abolición de la propiedad privada”). Al no existir propiedad privada no hay precios ya que estos son el resultado de transacciones sobre derechos de propiedad. A su vez, al no tener lugar los precios no hay manera de saber que reglón es rentable y cuál no lo es. En otros términos, no existe tal cosa como la economía socialista puesto que no resulta posible economizar. Como muchas veces he ilustrado en ese contexto no se sabe si conviene fabricar caminos con asfalto o con oro y si alguien denuncia el derroche de hacerlo con el metal aurífero es porque recordó los precios relativos antes de la socialización de la propiedad. En esta línea argumental es también del caso tener presente lo que en ciencias políticas se conoce como la tragedia de los comunes, es decir, lo que es de todos no es de nadie. Este análisis bifronte es está presente en el estudio de Dietze que hemos comentado telegráficamente.

Alberto Benegas Lynch (h) es Dr. en Economía y Dr. en Ciencias de Dirección. Académico de la Academia Nacional de Ciencias Económicas, fue profesor y primer rector de ESEADE durante 23 años y luego de su renuncia fue distinguido por las nuevas autoridades Profesor Emérito y Doctor Honoris Causa. Es miembro del Comité Científico de Procesos de Mercado, Revista Europea de Economía Política (Madrid). Es Presidente de la Sección Ciencias Económicas de la Academia Nacional de Ciencias de Buenos Aires, miembro del Instituto de Metodología de las Ciencias Sociales de la Academia Nacional de Ciencias Morales y Políticas, miembro del Consejo Consultivo del Institute of Economic Affairs de Londres, Académico Asociado de Cato Institute en Washington DC, miembro del Consejo Académico del Ludwig von Mises Institute en Auburn, miembro del Comité de Honor de la Fundación Bases de Rosario. Es Profesor Honorario de la Universidad del Aconcagua en Mendoza y de la Universidad Peruana de Ciencias Aplicadas en Lima, Presidente del Consejo Académico de la Fundación Libertad y Progreso y miembro del Consejo Asesor de la revista Advances in Austrian Economics de New York. Asimismo, es miembro de los Consejos Consultivos de la Fundación Federalismo y Libertad de Tucumán, del Club de la Libertad en Corrientes y de la Fundación Libre de Córdoba. Difunde sus ideas en Twitter: @ABENEGASLYNCH_h