«Freedom» y «Liberty»

Por Alberto Benegas Lynch (h). Publicado el 25/1/22 en: https://www.laprensa.com.ar/511580-Freedom-y-Liberty.note.aspx

Se han escrito muchos ensayos sobre el significado de estas dos palabras que aparecen en el título de esta nota. Tienen connotaciones diferentes, una sutileza idiomática que no existe en castellano. Tal vez sea por lo que escribe Borges en cuanto a que «el inglés tiene la ventaja de no contar con una academia de la lengua» lo cual hace que el Webster’s cuente con muchos más vocablos que el Diccionario de la Real Academia Española. Como es sabido, el lenguaje surge de un proceso evolutivo y espontáneo que viene desde abajo y no de una construcción, diseño o ingeniería social (salvo el Esperanto que resulta en un esperpento).­

`Freedom’ remite a la condición natural del ser humano, a su libre albedrío. Trata de su naturaleza interna. Incluso como destaca Viktor Frankl, en un campo de concentración la persona mantiene su capacidad de libre albedrío, así puede pensar o no pensar, comer o no comer etc. `Liberty’ en cambio se refiere a las relaciones interpersonales, que como apunta Friedrich Hayek alude a «la ausencia de coacción por parte de otras personas». Una persona encarcelada no tiene `liberty’ pero mantiene su condición de `freedom’. La primera expresión se refiere a una condición social, en cambio la segunda apunta a una condición psicológica.­

Buttler Shaffer resume la idea: «`Freedom’ es la condición que existe en la mente del ser humano. Es su estado de integridad», no así `liberty’ que, como queda dicho, se refiere a la naturaleza de las relaciones sociales en un sistema abierto con marcos institucionales civilizados. Dicho sea de paso, en no pocas oportunidades se confunde la libertad en el sentido de las ciencias sociales para aplicarlo a territorios del todo impropios. Por ejemplo, no tiene sentido decir que no somos libres porque no podemos bajarnos de un avión en pleno vuelo o no somos libres porque no podemos ingerir arsénico sin sufrir las consecuencias. Estas dos acepciones proceden una de la física y la otra de la biología que nada tiene que ver con las relaciones sociales.­

También se ha dicho que los pobres no son libres pues ven restringidos sus consumos, lo cual también confunde aspectos cruciales. Ser muy pobre es una desgracia pero no tiene que ver con la libertad, de lo contrario deberíamos decir que todos nuestros ancestros no eran libres debido a su pobreza ya que todos provenimos de las cuevas, o también, debido a que todos somos pobres o ricos según con quien nos comparemos, en última instancia no habría tal cosa como la libertad. En este contexto, Thomas Sowell señala que la constipación es una desgracia pero tampoco tiene nada que ver con la libertad.­

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ETIMOLOGIAS­

La palabra `freedom’ tiene origen germánico (`vridom’), mientras que `liberty’ tiene raíz normanda de allí que en francés es ‘liberté’ y también origen latino (`liberatem’). El tema es de gran interés puesto que permite distinguir dos planos bien distintos del análisis: por una parte la condición humana del libre albedrío y por otra el indispensable oxígeno para vivir en sociedad y permitir no solo el respeto recíproco sino liberar las energías creativas al efecto del mayor progreso moral y material que las circunstancias permitan.­

El asunto no es sencillo y no está exento de controversias puesto que en la parla convencional `to be free’ es proceder en concordancia con `liberty’ lo cual confunde y superpone planos, de allí es que muchas veces se emplean los términos como si fueran sinónimos. De todos modos, la distinción gramatical es pertinente puesto que ayuda a mirar el tema desde distintos ángulos lo cual complementa el estudio en estos campos tan vitales para nuestra supervivencia y tan poco comprendidos por megalómanos que pretenden imponer el manejo de vidas y haciendas ajenas.­

En lo personal había leído varios de los trabajos que marcan las distinciones que venimos consignando, pero me surgió nuevamente en un primer plano la cuestión debido a que Solana Colombres -quien me había realizado una entrevista hacía poco tiempo- estaba de visita en Washington DC y me escribió consultando sobre estas dos palabras que veía esculpidas en diversos frontispicios y escritas en documentos de la época por los Padres Fundadores de esa nación, con lo que repasé lo que hemos comentado fugazmente en esta nota periodística.­

Alberto Benegas Lynch (h) es Dr. en Economía y Dr. en Ciencias de Dirección. Académico de la Academia Nacional de Ciencias Económicas, fue profesor y primer rector de ESEADE durante 23 años y luego de su renuncia fue distinguido por las nuevas autoridades Profesor Emérito y Doctor Honoris Causa. Es miembro del Comité Científico de Procesos de Mercado, Revista Europea de Economía Política (Madrid). Es Presidente de la Sección Ciencias Económicas de la Academia Nacional de Ciencias de Buenos Aires, miembro del Instituto de Metodología de las Ciencias Sociales de la Academia Nacional de Ciencias Morales y Políticas, miembro del Consejo Consultivo del Institute of Economic Affairs de Londres, Académico Asociado de Cato Institute en Washington DC, miembro del Consejo Académico del Ludwig von Mises Institute en Auburn, miembro del Comité de Honor de la Fundación Bases de Rosario. Es Profesor Honorario de la Universidad del Aconcagua en Mendoza y de la Universidad Peruana de Ciencias Aplicadas en Lima, Presidente del Consejo Académico de la Fundación Libertad y Progreso y miembro del Consejo Asesor de la revista Advances in Austrian Economics de New York. Asimismo, es miembro de los Consejos Consultivos de la Fundación Federalismo y Libertad de Tucumán, del Club de la Libertad en Corrientes y de la Fundación Libre de Córdoba. Difunde sus ideas en Twitter: @ABENEGASLYNCH_h

Milei, vouchers y educación estatal

Por Martín Krause. Publicada el 25/1/22 en: https://www.lanacion.com.ar/opinion/milei-vouchers-y-educacion-estatal-nid25012022/

Si hay algo que está claro es que Javier Milei no necesita a nadie que salga en su defensa, tanto sea por su carácter como por la solidez de sus ideas, estén los demás de acuerdo con ellas o no. En un reciente reportaje es criticado en un punto específico: la educación pública.

La discusión sobre este tema suele convertirse en una típica polémica basada en chicanas, tan común entre nosotros, presentando como a Milei como un ogro sin sensibilidad social, quien no dudaría en dejar a todos los niños pobres en la calle. Equivalente a eso sería pedir a quienes lo critican que saquen la billetera y muestren cuán dispuestos están a financiar la educación de los pobres, siguiendo ese común dicho en inglés “put your money where your mouth is”. De otra forma es hacer beneficencia con el dinero de los demás, lo que no parece tener mucho sustento moral. No nos abre las “puertas del Cielo”, ni a nosotros ni a los funcionarios del Ministerio de Educación.

Milei plantea dos escenarios diferentes: uno, ideal, donde no habría Estado y todo se financiaría voluntariamente; otro, con un Estado pequeño, que llama “minarquista”. La idea de una sociedad sin Estado puede parecer estrafalaria para algunos y no digna de la menor atención cuando la dice Milei, pero no sé si dirían lo mismo cuando la decía nada menos que Jorge Luis Borges:

“…para mí el Estado es el enemigo común ahora; yo querría –eso lo he dicho muchas veces- un mínimo de Estado y un máximo de individuo. Pero, quizá sea preciso esperar… no sé si algunos decenios o algunos siglos –lo cual históricamente no es nada-, aunque yo, ciertamente no llegaré a ese mundo sin Estados. Para eso se necesitaría una humanidad ética, y además, una humanidad intelectualmente más fuerte de lo que es ahora, de lo que somos nosotros; ya que, sin duda, somos muy inmorales y muy poco inteligentes comparados con esos hombres del porvenir, por eso estoy de acuerdo con la frase: “Yo creo dogmáticamente en el progreso”. Jorge Luis Borges & Osvaldo Ferrari, En Diálogo I (Buenos Aires: Editorial Sudamericana, 1998, p. 220.) “Creo que con el tiempo mereceremos que no haya gobiernos.”, Jorge Luis Borges, El Informe de BrodieObras Completas II (Barcelona: Emecé Editores, 1996), p. 399.

En el escenario con un Estado pequeño, o para llegar a ese Estado pequeño, Milei plantea una solución conocida como “vouchers”, o vales, la cual tampoco es algo “extraterrestre”. Se la puede encontrar en países tan “políticamente correctos” como Suecia, Dinamarca, Holanda o la República Checa, donde quienes reciben esos vales pueden luego usarlos para pagar la escuela, pública o privada, que elijan. En Suecia están vigentes desde 1993, cuando se estableció que todos los gobiernos locales debían financiar las escuelas que eligieran los padres, sujetos a limitaciones de espacio, asignando un presupuesto por alumno del 85% del costo de las escuelas públicas. Pueden elegir entre cualquier escuela pública o privada que participe del sistema, incluyendo en estas últimas a empresas con fines de lucro. En caso de exceso de demanda, en las escuelas públicas se da prioridad a los alumnos vecinos; en las escuelas privadas se toma como base el orden de inscripción, con la excepción de Estocolmo, donde en las escuelas secundarias se admite con base en el desempeño. En 2016/17 el 20% de las escuelas primarias eran “independientes”. También el 32% de las escuelas secundarias. Dos empresas que administran escuelas de este tipo cotizan en la bolsa de Estocolmo.

Pero estos son vouchers financiados con impuestos. Los que propone Milei son “vouchers privados”, es decir, financiados con aportes voluntarios particulares. La idea tampoco es tan extraña y la conocemos aquí y en todo el mundo como “becas”, que otorgan personas o empresas para que otros puedan estudiar. No es nada más que eso.

Claro, quedan varios temas a discutir. Por ejemplo, si el dinero alcanzaría para cubrir los gastos, que claramente serían menores porque ahora todos los establecimientos educativos, públicos y privados, estarían sometidos a la competencia, y recibirían sus fondos no del ministerio, sino de su capacidad para convencer a padres y estudiantes sobre las ventajas de ese establecimiento en particular. Maestros y directivos podrían fijarse sus propios salarios, sin depender de un funcionario o un sindicato.

Si el monto de las becas es suficiente también tiene que ver si son “deducibles” de los impuestos que actualmente pagan los contribuyentes.

¿Acaso serían pocos los que optarían por ellos si tienen la opción entre pagar, por ejemplo, ganancias o bienes personales, o darle ese dinero como una beca a estudiantes pobres? Es su dinero, sólo que ahora tienen la posibilidad de elegir su destino, aunque todavía no la de liberarse de la imposición.

Ya en 1994, propusimos junto con Alberto Benegas Lynch (h) una reforma completa en ese sentido (El derecho de enseñar y aprender, Revista Libertas 20, 1994), convirtiendo a los actuales maestros y directivos en propietarios de las escuelas, pero ahora llamados a competir. Y no solamente en cuanto al precio o los servicios, sino fundamentalmente en cuanto a los contenidos, ya que no existiría ningún curriculum mínimo o máximo que adoctrine a los niños desde temprano y cada escuela sería libre de elegirlo, como también su metodología de enseñanza. En esa competencia podríamos ver cuál es mejor, cuál más adecuado para los tiempos modernos o para las preferencias de los padres y estudiantes.

En ese otro escenario borgiano, ya no habría Estado o impuestos y la educación se ofrecería al igual que hoy ocurre con tantos otros servicios, y con los avances de la tecnología moderna vaya a saber cómo serían, pero seguramente con mucha variedad: presenciales, virtuales, híbridos, con contenido religioso o no, con énfasis en los idiomas o la tecnología o el arte y la creatividad o la producción.

Mientras tanto, educación estatal es lo que tenemos (ya que toda la educación es “pública”, es decir, para el “público”, también la que llamamos “privada”). Es cara y no es buena, ha sido cooptada por los sindicatos en su beneficio, no el de los niños. No está mal, entonces, tener ideas osadas.

Martín Krause es Dr. en Administración, fué Rector y docente de ESEADE y dirigió el Centro de Investigaciones de Instituciones y Mercados (Ciima-Eseade).

Por preguntar, ultraliberal

Por Carlos Rodriguez Braun: Publicado el 18/1/22 en: https://www.larazon.es/opinion/20220123/dxwwaxc54facjpdyn6scd3a2tm.html

Si el mundo realmente existente es «ultraliberal» para el señor Otero Maldonado, ¿cuánto tendrá que crecer el Estado para ser, digamos, tibiamente liberal o incluso suavemente socialdemócrata?

Quizá sea debido a la conciencia vergonzante de nuestra inerradicable ignorancia, pero casi siempre nos precipitamos en busca de respuestas, ignorando las preguntas. Sospecho que actuando así nos perdemos, en el fondo, la propia sabiduría, que brota de la interrogación.

Leí una entrevista de Jorge Otero Maldonado en «Público» al profesor Torres López sobre su último libro. Las preguntas fueron notables. No se trata de mi opinión favorable o desfavorable. El diario es de izquierdas, entrevistado y entrevistador también, y por lo tanto es no solo lógico sino también inobjetable que coincidan en una visión antiliberal de la política, la economía y la sociedad. No tengo ningún problema con eso, solo faltaba, y bendito sea Dios.

Lo que me interesa subrayar es el diagnóstico que estaba explícito en las preguntas del señor Otero Maldonado, para el cual la forma de definir el mundo real es «ultraliberal». En serio. Habla del «actual capitalismo ultraliberal en el que estamos inmersos», e incluso pregunta, dramáticamente: «¿Superaremos algún día esta fase ultraliberal del capitalismo?».

Carlos Rodríguez Braun es Catedrático de Historia del Pensamiento Económico en la Universidad Complutense de Madrid y miembro del Consejo Consultivo de ESEADE. Difunde sus ideas como @rodriguezbraun

Se perdió el sentido del límite

Por Enrique Aguilar: Publicado el 20/1/22 en: https://www.lanacion.com.ar/opinion/se-perdio-el-sentido-del-limite-nid20012022/

En un discurso parlamentario pronunciado en enero de 1842, Alexis de Tocqueville se refirió críticamente a un rasgo extendido, a la sazón, en las costumbres políticas de Francia. Se trataba del afán por los cargos públicos, “objeto permanente de todas las ambiciones del país”, hecho que atribuía al deseo de ascender en la escala social por parte de una ciudadanía convertida en “un tropel de solicitantes”.

Estas palabras revisten para nosotros una llamativa actualidad. Meses atrás, el Centro de Estudios en Comunicación Aplicada (Cecap) de la Universidad Austral difundió los resultados de una investigación que revela que “el Estado nacional continúa siendo el sector elegido por los argentinos para trabajar”. El estudio muestra que seis de cada diez argentinos prefieren un empleo en el sector público, dato que se vuelve más ostensible entre encuestados de menores recursos y jóvenes. Asimismo, el estudio consigna, como explicación recurrente, “la tranquilidad de no ser despedido” y el convencimiento de que “el Estado es una entidad que no puede quebrar”.

La reciente modificación, por parte de la legislatura bonaerense, de la ley que limitaba las reelecciones indefinidas, nos aporta otro elemento de prueba. Sólo que, en este caso, a la afección por el cargo se suma el menoscabo institucional. En efecto, como escribió Nicolas Isola en La Nación, en virtud de la normativa aprobada “florecerán mil insfranes” con el aval incluso de legisladores de la oposición resueltos a dar la espalda a un electorado que demandó límites al poder y una mayor institucionalidad.

Trascartón vino la escandalosa sesión del senado de la Nación que modificó la base imponible del impuesto a los bienes personales y provocó, entre otras reacciones, la alusión a la necesidad de una rebelión fiscal por parte del diputado Espert. Imagine el lector el escenario: una suerte de 125 urbana que haga frente a la avidez confiscatoria de nuestros gobernantes, sin exceptuar, por cierto, al gobierno de CABA que ahora se planta frente al consenso fiscal cuando apenas finalizadas las elecciones no vaciló en aumentar la presión tributaria al ajustar por inflación los peajes, la VTV, el estacionamiento medido y otros servicios mientras el común de los ciudadanos no ve ajustados sus ingresos según esa pauta. (Un regalito similar se nos había hecho a los porteños con la aprobación del impuesto de sellos a las compras y débitos por tarjetas de crédito, decisión que conspira contra el consumo, la bancarización, la economía en blanco y desde luego el bolsillo de los usuarios.)

Entre otras evasivas, a la hora de justificar la sobrecarga impositiva y el incremento de empleo público no falta (cuándo no) la referencia al Estado como instrumento de desarrollo y transformación social. La expresión “recorte de gastos” parece ser ajena al vocabulario de quienes se escudan en ese argumento para seguir expandiendo una estructura y una plantilla que parecen fuera de toda proporción: funcionarios de distinto signo político que obviamente prefieren que el ajuste recaiga sobre el sector privado mientras dedican buena parte de su tiempo a diseñar nuevas e imaginativas formas de seguir esquilmándonos. En materia de gasto público, a nadie parece importar el principio de razonabilidad emanado del artículo 28 de nuestra Constitución, pues cotidianamente nuestros derechos se ven alterados por leyes que reglamentan su ejercicio. De este modo, el sector productivo, condenado a obedecer y pagar, termina asumiendo un sacrificio nunca compartido por el Estado en sus distintas jurisdicciones.

Para hacer frente a estos desatinos, quizá nos haga falta una mejor y más acendrada “accountability societal” que complemente o aun revitalice el sistema de distribución y fiscalización recíproca de los poderes del Estado, consagrado también por nuestra carta magna, pero que a estas alturas ha demostrado ser insuficiente. El reclamo tendrá que provenir de la sociedad, de la acción pública de ciudadanos que hagan uso, por lo pronto, de su derecho de petición. Probablemente obtendríamos como resultado una democracia más lograda. Porque, como escribió Tocqueville, si bien la democracia no siempre da lugar al gobierno más eficiente, logra lo que éste no puede: “extiende por todo el cuerpo social una actividad inquieta, una fuerza sobreabundante y una energía que jamás existen sin ella y que, a poco favorables que sean las circunstancias, pueden engendrar maravillas”.

Enrique Edmundo Aguilar es Doctor en Ciencias Políticas. Ex Decano de la Facultad de Ciencias Sociales, Políticas y de la Comunicación de la UCA y Director, en esta misma casa de estudios, del Doctorado en Ciencias Políticas. Profesor titular de teoría política en UCA, UCEMA, Universidad Austral y FLACSO,  es profesor de ESEADE y miembro del consejo editorial y de referato de su revista RIIM. Es autor de libros sobre Ortega y Gasset y Tocqueville, y de artículos sobre actualidad política argentina.

Costo contable, económico y marxismo

Por Gabriel Boragina. Publicado en: http://www.accionhumana.com/2022/01/costo-contable-economico-y-marxismo.html

‘’Hay otra visión, rival, que dice que las cosas no tienen un costo de por sí, que el costo no es intrínseco a las cosas sino extrínseco a ellas, que las personas le atribuyen a las cosas un costo, le dan un determinado costo. ¿Cuál es el costo de la cosa? Lo que yo dejo de hacer para tener la cosa. Entonces se dice, tal vez como un pleonasmo, que el costo es el costo de oportunidad, que el costo es la oportunidad sacrificada. Desde esta definición subjetivista que responde a la idea de valor subjetivo, mientras la otra responde a la idea de valor objetivo, el costo de la carpeta no sería sus integrantes, el costo no sería un problema de contabilidad, sino el costo de la carpeta seria su alternativa, el costo sería un problema económico, elecciones alternativas que tengo yo que tomar. Entonces el costo de la carpeta seria lo que yo pude haber comprado en lugar de esta carpeta’’.[1]

El costo de oportunidad se puede manifestar de dos maneras distintas. Por un lado, puede ser lo que se deja de hacer para hacer otra cosa, mientras que por el otro es lo que se deja de tener para obtener otra cosa. En ambos casos las evaluaciones que hace el sujeto actuante son subjetivas, y eso es lo que tienen en común. Pero lo que se sacrifica, en un caso y en el otro, son cosas diferentes: en una es una actividad y en otra es un objeto material (dinero u otra cosa como en el trueque).

Es lo que se da a cambio lo que marca la diferencia entre un modo de costo y el otro. El subjetivo no excluye el contable (si por este término se entiende una determinada cantidad de dinero a dar a cambio de otra cosa) porque el dinero también es valuado subjetivamente por el agente, dado que con la misma cuantía de dinero que dispongo yo puedo comprar otras cosas. El costo de ir al cine puede ser no ir a clase, (costo de oportunidad) pero además debo pagar la entrada de cine con lo que a ello tenemos que agregar el costo contable de ir al cine. Hay pues un doble costo (de oportunidad por un lado por la actividad que resigno) y otro contable (el dinero que debo dar a cambio de lo elegido)

En situación, el costo de la carpeta va estar dado por la valoración que yo haga entre lo que deba entregar por ella y la carpeta misma. Y así, su costo contable es lo que debía dar por ella, y ‘’lo que yo pude haber comprado en lugar de esta carpeta’’ sería su costo de oportunidad, pero ahora en un sentido diferente al de dejar de hacer sino al de dejar de tener.

‘’Desde este punto de vista se sostiene que todo tiene un costo. ¿Cuál es el costo de estudiar en la universidad? Los objetivistas dirían que el costo de la universidad o el costo de una clase es lo que has pagado en tesorería para venir a la universidad, los subjetivistas te dirán que el costo de una clase es lo que podrías estar haciendo en vez de estar en la Universidad, que sé yo, un partido de futbol, durmiendo, estando con tu enamorado o enamorada, fumándote un cigarrillo, tomándote un café’’[2]

La diferencia es clara, pero cabría preguntarse ¿por qué el primer concepto es el más aceptado por la gente y el segundo el minoritario o el que esa gente encuentra más extraño?

Una elucidación posible podría ser que el concepto objetivo es el que aprendemos primero desde pequeños en nuestras casas, la escuela, la universidad, los amigos, en los medios de comunicación, etc. Pero ¿Por qué este y no el otro?

F. A. v. Hayek explicó que la economía es una ciencia contraintuitiva, y posiblemente aquí está la pista de una respuesta. La teoría subjetiva del costo es una teoría económica y como tal -siguiendo al maestro austriaco- es contraintuitiva, por ende necesita ser explicada, reflexionarse sobre ella, analizarla y –finalmente- comprenderla, y esto requiere un cierto trabajo mental, al que el grueso de la gente por lo general le escapa.

‘’Entonces esto nos lleva a un problema complejo. Para los objetivistas el costo es uno solo, para los subjetivistas dos personas no tienen el mismo costo por la misma cosa. Porque cada uno de nosotros sacrifica cosas distintas para hacer algo. Hay quien dice, por ejemplo, ¿Cuál es el costo de tu enamorada? Los objetivistas dirían, bueno lo que te cuesta invitarla al cine, sacarla a bailar, a comer a la calle, yo que sé. Los subjetivistas te dirán que el costo de tu enamorada es la otra chica con la que no estás. Tal vez es un ejemplo no muy ilustrativo, pero sí práctico, o tal vez al revés: muy ilustrativo pero poco convencional’’.[3]

Esto marca una discrepancia interesante, porque es uno de los aspectos que sirve para instruir acerca de la diferencia entre contabilidad y economía, y de paso entre lo que decíamos antes: lo intuitivo y lo contra intuitivo, en términos de Hayek.

Para la visión puramente contable, el costo -en última instancia- es un problema de números y se resuelve calculando. Para la economía es -por el contrario- una cuestión de valores y de alternativas, y la solución va cambiando de sujeto en sujeto y de acuerdo a las valoraciones disimiles de cada uno de ellos.

A esto hay que agregarle algo en lo que insistimos siempre: la educación. La gran paradoja del último siglo y medio consistió en el triunfo intelectual de Marx que fue el que impuso la enorme mayoría de los errores políticos, filosóficos y económicos que hoy la humanidad da por sentados. El mayor propagador del materialismo dialectico logró enseñar a la gente a pensar en términos precisamente materialistas. Una pena.


[1] Enrique Ghersi ‘’El costo de la legalidad’’. publicado por institutoaccionliberal • 16/01/2014 • El costo de la legalidad | Instituto Acción Liberal http://institutoaccionliberal.wordpress.com/2014/01/16/el-costo-de-la-…

[2] Enrique Ghersi. ibídem.

[3] Enrique Ghersi. ibídem.

Gabriel Boragina es Abogado. Master en Economía y Administración de Empresas de ESEADE. Fue miembro titular del Departamento de Política Económica de ESEADE. Ex Secretario general de la ASEDE (Asociación de Egresados ESEADE) Autor de numerosos libros y colaborador en diversos medios del país y del extranjero. Síguelo en  @GBoragina

MI AMIGO FRANCISCO

Por Gabriel J. Zanotti. Publicado el 23/1/22 en: http://gzanotti.blogspot.com/2022/01/mi-amigo-francisco.html

El Lunes 1 de Noviembre de 2021 lo fui a ver a Francisco Leocata. Estaba perfectamente bien. Pero, evidentemente, Dios había decidido otra cosa.

Ir a ver a Leocata se había convertido para mí en una rutina privilegiada. Desde 1982, yo lo iba a ver, una vez cada dos meses, más o menos. 

En ese año fue mi profesor de Filosofía Contemporánea en la UNSTA. Llegaba con un portafolios negro, de formato antiguo, que no abría. Y comenzaba a hablar. Autor, obras, circunstancia histórica, cada una de sus obras, todo…. Y mucho más. Una interpretación general del pensamiento moderno y contemporáneo, donde la distinción entre Iluminismo y Modernidad era el eje central. 

Así como Luis S. Ferro fue para mí la puerta de entrada y llegada a la Metafísica de Santo Tomás, Leocata fue para mí la entrada a toda la filosofía. 

Ese año endendí a Husserl como autor clave para captar la relación entre la escolástica, el pensamiento moderno y la filosofía continental contemporánea. 

Leocata fue el único profesor al que fui a escuchar luego de terminar la Unsta. Cursé con él filosofía moderna y filosofía del lenguaje.

Pero en 1983 le pedí ser su ayudante en el Profesorado Don Bosco (que él había convertido en un studium dominico) y desde allí comencé una relación tutorial y de amistad que siguió casi 40 años más. Era un aprendizaje permanente. Con él estudié Husserl sistemáticamente y todo autor y todo tema que rondara mi pobre inteligencia al lado de sus respuestas. 

No sé cómo, nos hicimos amigos. El era muy tímido y reservado. Pero en nuestra amistad, se abría y me confiaba sus opiniones más íntimas sobre todo lo que pasaba en la Iglesia, en la Argentina y en Europa. Nunca las voy a hacer públicas pero fueron conformando mi pensamiento y moderando mis intuiciones más infantiles. 

Sabía perfectamente el desierto donde estaba parado. Totalmente distante de las teologías de la liberación, de los repetidores de la Quanta cura y de todo post-modernismo, se fue quedando muy solo. Claro, los que estaban en la superficialidad no se atrevían con él. El podía citar de memoria todo Hegel, todo Heidegger, en Alemán, de atrás para adelante, de arriba para abajo, y jamás los confundía con Santo Tomás cuyo eje central creacionista él había captado a la perfección. A todos los autores los leía en su idioma original y cada vez que estaba muy cansado, leía a Aristóteles directamente en Griego, para distraerse.

A los adoradores de Hiedegger que presentaban a este último apenas un poco por abajo de Jesucristo, yo les decía: ¿por qué no vas a hablar con Leocata? Nadie fue. Nunca. 

Su explicación de la filosofía moderna y contemporánea no tenía nada que ver con la de Fabro. Todos se daban cuenta; casi todos -excepto muy pocos- diferían pero el silencio era la respuesta, mientras él seguía publicando sus libros, que casi nadie entendía, y nadie leía, especialmente los que diferían con él y hablaban todo el tiempo de Marx o de Heidegger como si fueran Abraham o Moisés. 

No es este el momento de reseñar su pensamiento, como ya lo hizo perfectamente Carlos Hoevel. 

Sólo señalar que perdimos a un filósofo a la altura de un Paul Ricoeur. Rezo para que sus obras sean traducidas y obtengan alguna vez el reconocimiento internacional que merecen.

En un mundo confundido que se deshace entre el positivismo, el postmodernismo y la supina ignorancia de Santo Tomás, Leocata es esencial para un tomismo fenomenológico que supere la dicotomía entre razón y fe en la cual los mismos católicos, contradictoriamente, están inmersos. Leocata es EL filósofo, a la altura de Ratzinger, para entender la relación entre Iglesia y mundo moderno, relación sin cuya comprensión el Vaticano II seguirá siendo signo de contradicción entre todos los católicos. 

La historia de la Iglesia cambiaría si las obras de Leocata fueran leídas por todos los seminaristas.

De ese gigante yo fui alumno permanente, de esta figura inconmensurable tuve el regalo de ser su amigo, de compartir un cafecito, muchas veces al año, de acompañarlo luego a alguna de las casas salesianas donde vivía, donde me despedía con una tímida sonrisa que expresaba su paz y su amistad.

Tengo conmigo todos sus libros, dedicados por él, con letra pequeña y expresión acotada. Pero mis cafecitos con él se fueron para siempre. Lo voy a extrañar mucho. Su obra, su corazón y la intimidad de sus palabras ya forman parte de mi vida para siempre.

Gabriel J. Zanotti es Profesor y Licenciado en Filosofía por la Universidad del Norte Santo Tomás de Aquino (UNSTA), Doctor en Filosofía, Universidad Católica Argentina (UCA). Es Profesor en las Universidades Austral y Cema. Director Académico del Instituto Acton Argentina. Profesor visitante de la Universidad Francisco Marroquín de Guatemala. Publica como @gabrielmises

Joseph Stiglitz, padrino del estatismo

Por Alberto Benegas Lynch (h). Publicado el 22/1/22 en: https://www.laprensa.com.ar/511415-Joseph-Stiglitz-padrino-del-estatismo.note.aspx

No debe extrañar que este premio Nobel en Economía haya ponderado la situación económica argentina de la actualidad basada en exacciones fiscales astronómicas, deudas colosales, inflaciones galopantes y regulaciones asfixiantes puesto que su posición es la de un estatista cabal.

David Gordon comenta el libro de Stiglitz titulado Power, People and Profits donde de entrada abre con su definición del problema:

“Mis estudios de economía me enseñaron que la idea de muchos conservadores [liberales en terminología estadounidense] están equivocados, su creencia religiosa en el poder de los mercados -tan grande que pueden confiar en que los mercados no intervenidos pueden administrar la economía- no tiene base alguna en la teoría ni en la evidencia.” (p. xii).

El profesor Gordon en su ensayo titulado Stiglitz, Enemy of the Free Market concluye que: “Para él, la codicia de los capitalistas y otros aprovechados explotan a la gente” y que en el sistema de mercados libres “los más afortunados son los que escriben las reglas en su favor” por lo que “solo los fundamentalistas de mercado creen que pueden operar sin controles firmes del gobierno” en cuyo contexto “sostiene que la mayor parte de las personas son irracionales que requieren control por parte de expertos como él.”

Por su parte, Frank Shoastak en su columna titulada Professor Stiglitz and Lord Keynes muestra su entusiasta adhesión a las recetas keynesianas y a su apoyo a instituciones como el Banco Mundial (de la que fue economista jefe) y el Fondo Monetario Internacional.

No es del caso repetir en esta ocasión los beneficios del mercado libre solo subrayamos que constituye el proceso para asignar como eficiente de los siempre escasos recursos  a las áreas preferidas por la gente y que consecuentemente los operadores que aciertan con las demandas obtienen ganancias y los que yerran incurren en quebrantos. En este contexto, las desigualdades de rentas y patrimonios son el resultado de lo anterior y, a su vez, los incrementos en las tasas de capitalización hacen que los salarios e ingresos se incrementen. Lo contario, es decir, el empobrecimiento ocurre cuando los empresarios se alían con el poder de turno y cuando los gobernantes se inmiscuyen en los arreglos contractuales libres y voluntarios entre las partes bloqueando el uso de la información fraccionada y dispersa para concentrar ignorancia que generan los conocidos faltantes y desajustes varios.

Conviene eso si recordar que instituciones internacionales como el FMI y el Banco Mundial succionan coactivamente recursos de los contribuyentes de diversos países para financiar gobiernos fallidos que cuando están por reconocer sus estrepitosos fracasos reciben cuantiosos recursos que les permite seguir subsistiendo y jugando con incumplidores seriales a quienes les refinancian sus deudas siempre a costa de bolsillos ajenos.

También es del caso recordar lo escrito por el propio Keynes en el prólogo a la edición alemana, en 1936, en plena época nazi, de la Teoría general de la ocupación, el interés y el dinero: “La teoría de la producción global que es la meta del presente libro, puede aplicarse mucho más fácilmente a las condiciones de un Estado totalitario que a la producción y distribución de un determinado volumen de bienes obtenido en condiciones de libre concurrencia y de un grado apreciable de laissez-faire”.  

Por último solo señalamos que Stiglitz desdibuja los conceptos de bienes públicos, externalidades, el dilema del prisionero y la asimetría de la información, sobre lo que nos hemos detenido en otra oportunidad en Bienes públicos, externalidades y los free-riders: el argumento reconsiderado (Santiago de Chile, Estudios Públicos, invierno de 1998, No.71).

Alberto Benegas Lynch (h) es Dr. en Economía y Dr. en Ciencias de Dirección. Académico de la Academia Nacional de Ciencias Económicas, fue profesor y primer rector de ESEADE durante 23 años y luego de su renuncia fue distinguido por las nuevas autoridades Profesor Emérito y Doctor Honoris Causa. Es miembro del Comité Científico de Procesos de Mercado, Revista Europea de Economía Política (Madrid). Es Presidente de la Sección Ciencias Económicas de la Academia Nacional de Ciencias de Buenos Aires, miembro del Instituto de Metodología de las Ciencias Sociales de la Academia Nacional de Ciencias Morales y Políticas, miembro del Consejo Consultivo del Institute of Economic Affairs de Londres, Académico Asociado de Cato Institute en Washington DC, miembro del Consejo Académico del Ludwig von Mises Institute en Auburn, miembro del Comité de Honor de la Fundación Bases de Rosario. Es Profesor Honorario de la Universidad del Aconcagua en Mendoza y de la Universidad Peruana de Ciencias Aplicadas en Lima, Presidente del Consejo Académico de la Fundación Libertad y Progreso y miembro del Consejo Asesor de la revista Advances in Austrian Economics de New York. Asimismo, es miembro de los Consejos Consultivos de la Fundación Federalismo y Libertad de Tucumán, del Club de la Libertad en Corrientes y de la Fundación Libre de Córdoba. Difunde sus ideas en Twitter: @ABENEGASLYNCH_h

Domingo Cavallo: “La tendencia a la inflación en la Argentina tiene que ver con licuar deudas, no pagarlas”

Publicado el 22/1/22 en: https://www.infobae.com/economia/2022/01/22/domingo-cavallo-la-tendencia-a-la-inflacion-en-la-argentina-tiene-que-ver-con-licuar-deudas-no-pagarlas/

El ex ministro brindó una charla vía Twitter junto al economista Nicolás Cachanosky, organizada por el periodista y ensayista José Benegas

Domingo Cavallo, el ex ministro de Economía de Carlos Menem y Fernando De la Rúa, vinculó la tendencia que tiene la Argentina a registrar altos niveles de inflación durante tiempos prolongados a la intención de la clase dirigente, desde presidentes a gobernadores y ministros, “a licuar las deudas, no pagarlas”:

Así lo manifestó en un extenso diálogo que mediante Twitter convocó el periodista, ensayista y columnista José Benegas, y del que también participó el economista Nicolás Cachanosky. Durante la charla y ante un nutrido auditorio, los tres abordaron desde temáticas vinculadas a los desafíos que enfrenta la economía de Estados Unidos, el impacto de los conflictos geopolíticos -sobre todo Rusia y China-, el fenómeno de la alta inflación que se está expandiendo a los países de mayor peso relativo, y los problemas y urgencias que enfrenta la economía.

Si no se logra erradicar la inflación, predominan teorías e interpretaciones equivocadas de los problemas y de cuáles son las causas, por eso las decisiones siempre van en la dirección equivocada. Lograr la estabilidad es absolutamente prioritario”, aseguró Domingo Cavallo, al referirse al problema inflacionario argentino.

Para el ex ministro, “la tendencia a la inflación en la Argentina, tanto de gobernadores, presidentes y ministros, es porque entienden que hay que licuar las deudas públicas, no pagarlas. Pero también el propio sector privado está acostumbrado a sacarse de arriba las deudas a través de golpes inflacionarios”.

“El estatismo es fruto de grupos corporativos que tratan de que la inversión los beneficie a ellos”, consideró y puso como ejemplo los paradores de camiones que el gobierno nacional estaría dispuesto a financiar, en un negocio casi a la medida del poderoso sindicalista Hugo Moyano.

Según el economista, otro ejemplo es la interpretación y el discurso del gobierno nacional ante los cortes de electricidad que se produjeron entre la semana pasada y la actual. “Ahora se escucha de este Gobierno que la culpa es porque se privatizaron las empresas del Estado y no por las tarifas congeladas. Se arman relatos mentirosos y asignan mal la responsabilidad y explican mal las causas de los problemas”.

Para Cavallo, los 10 años sin inflación durante la Convertibilidad fue revertido por decisiones muy equivocadas de los políticos. “Ocurrió cuando se produjo el golpe institucional que se hizo para sacar a De la Rúa de la presidencia y a mí del ministerio de Economía. Esa decisión que tomó Duhalde destruyó esa regla, y ahora estamos pagando las consecuencias”.

“La barbaridad que hizo Duhalde, siguió Néstor Kirchner, Cristina Fernández y que ahora está acentuando Alberto Fernández, pero con el liderazgo efectivo de Cristina de Kirchner, es un retroceso de la economía y de la política”.

La posibilidad de reformas profundas

“En los 90 no podríamos haber hecho la privatización, la desregulación y la apertura si antes no lográbamos erradicar la inflación a través del régimen de Convertibilidad, que obligó a la política monetaria a dejar de producir inflación. Ahora, el punto de partida tiene que ser un buen programa de estabilización, basado en una reforma del régimen monetario y fiscal, las dos cosas al mismo tiempo, pero tiene que haber, primero, uno de cuajo, que es el nuevo régimen monetario”, consideró Cavallo.

Igual, aclaró que, junto a las medidas económicas, también estuvo como condición para el lanzamiento de la Convertibilidad el giro en “la política exterior”. “Eso no lo decidí yo, sino Menem, que tenía una gran intuición sobre lo que estaba pasando en el mundo. En el 89 cayó el Muro de Berlín, en el 91 se disolvió la Unión Soviética. Sin ese giro no se hubiera podido hacer”.

Un punto que también agregó Cavallo sobre la dificultad de aplicar ahora reformas integrales a la economía fue “la complicación adicional del tamaño del sector público. Hoy es mucho más grande que el de Alfonsín, que era 35% del Producto Bruto, mientras hoy es del 42 a 43 por ciento. Nosotros lo habíamos bajado al 25. Además ahora hay regulaciones absurdas, que afectan el funcionamiento de prácticamente todos los mercados”.

Para Nicolás Cachanosky, el actual momento es más complicado para aplicar un programa económico que permita resolver la inflación y recuperar el crecimiento tanto por el contexto económico adverso internacional, como porque ahora hay más pobreza e indigencia. Sin embargo, alertó sobre los costos de no afrontar una reforma de manera urgente.

“Hacer reformas tiene costos, pero no hacerlas tiene más costos. Ese mensaje no se envía de manera clara, transmitir el costo de no poner las cosas en orden”, explicó Cachanosky

La ilusión de los libertarios

Por otra parte y como mensaje optimista, Cavallo habló de manera elogiosa del sector político que se identifica con Javier Milei, quien también suele ensalzarlo y no duda en calificarlo como “el mejor ministro de Economía de la historia”. “Los libertarios son algo exagerados cuando presentan las ideas, pero estoy ilusionado con ellos. Están teniendo un impacto muy positivo en la juventud y eso lo puedo comprobar”, afirmó el ex ministro de Economía de Carlos Menem y Fernando De la Rúa.

“Creo que hay una pequeña luz de esperanza en la Argentina de que esta mala interpretación de nuestra historia, que se ha estado produciendo desde los principios de los 2000 hasta ahora, se revierta”, consignó. “Espero que en el mundo la tendencia de echar la culpa a la globalización, el libre comercio y la apertura de los países no cuaje, que no se arraigue en la educación de la juventud”.

Finalmente, Domingo Cavallo también reiteró su idea a favor de re privatizar Aerolíneas Argentinas, debido a la falta -a su juicio- de un buen servicio con tarifas competitivas. “Es una empresa que habría que re-privatizar y restablecer en el sector un clima de competencia y desregulación”, consideró como viene planteado desde hace años.

José Benegas es abogado, periodista, consultor político, obtuvo el segundo premio del Concurso Caminos de la Libertad de TV Azteca México y diversas menciones honoríficas. Autor de Seamos Libres, apuntes para volver a vivir en Libertad (Unión Editorial 2013). Conduce Esta Lengua es Mía por FM Identidad, es columnista de Infobae.com. Es graduado del programa Master en economía y ciencias políticas de ESEADE. Publica en @josebenegas

Nicolás Cachanosky es Doctor en Economía, (Suffolk University), Lic. en Economía, (UCA), Master en Economía y Ciencias Políticas, (ESEADE). Fué profesor de Finanzas Públicas en UCA y es Assistant Professor of Economics en Metropolitan State University of Denver. Es profesor de UCEMA. Publica en @n_cachanosky

The United States Economy In 2022: All Eyes On Inflation

Por Alejandro Chafuen: Publicado el 30/3/21 en: 

Where is the economy heading in 2022? 2021 started amid Keynesian optimism: government spending paid with easy money seen as a magic elixir that can solve any economic crisis. If socialism fails because you eventually run out of other people’s money, Keynesianism fails when the benefits of easy money have reached their limit. While the monetary authorities told us that the inflation we were seeing was transitory earlier in the year, they later abandoned that narrative. The questions are: has monetary easing run its course as a useful economic policy tool? For how long will we suffer these much higher rates of price increases?

In these yearly analyses of the US economy, I focus on the underlying fundamentals that I consider essential to healthy growth, together with the influence of the world economy and the US’s major trading partners. 

Table 1:

Rule of Law and Economic Freedom in twenty large economies
Rule of Law and Economic Freedom in twenty large economies and trends in comparison with previous … [+] ALEJANDRO CHAFUEN

In Table 1, I list key indicators of twenty of the top economies in the world. I focused on those where I had measurements of economic freedom and a rule of law score as assessed by the World Justice Project (RLI). Thus I have left out Switzerland, Taiwan, and Saudi Arabia, which do not appear in the RLI. Including them in the statistical analysis would not have altered my conclusions.

These twenty economies produce 80 percent of the world’s output. Sixty percent of the world’s population lives in them. As you can see from the accompanying table, they are also diverse. Africa is the only continent that lacks representation among the top 20. Analyzing these economies, given their weight, provides enough information to analyze the international factors that might influence the performance of the US economy.

The trends are not good going into 2022. Among the top twenty, nine saw their rule of law score go down, only two improved, and nine remained unchanged. We saw declines in the two largest economies, the United States and China, representing 50 percent of the combined GDP of these top 20 countries. Economic freedom scores went down in thirteen of these countries and improved in five, while two were unchanged. The US and China were among the nations with lower economic freedom scores.

The rule of law is essential for long-term economic growth. I incorporate its measurements to produce a simple «economic freedom with justice» index. I add both scores and use the average to forecast a given economy’s potential. 

Table 2:

Economic freedom under rule of law of twenty large economies

Economic Freedom and Rule of Law combined scores plus size of the economy as ways to measure … [+] ALEJANDRO CHAFUEN

When I rank countries by this combined rule of law score and economic freedom (Table 2), the US still scores in the top ten. In addition, to understand how attractive an economy is for local and foreign investors, I have added a score for the size of an economy and the expected growth rate. Both factors are relevant for investments. They complement the policy indicators that factor into the index of economic freedom, the rule of law index, and the country’s political environment. As the US is the largest economy in this group and fifth in expected growth rate, I consider the US well positioned to continue attracting more foreign investment and entrepreneurial talent than most other countries. With Latin America expected to underperform compared to the rest of the world, I anticipate that drain of human capital from that region towards the US will accelerate.

Canada, China, and Mexico, the US’s three most significant trading partners (each representing just above 14% of our current trade), will continue to see economic improvements. Only China is growing at a faster rate than the US. Their fiscal deficit is lower than that of the US, so I do not see that factor as their main problem. However, with different styles of populism in Canada and Mexico and authoritarianism in China, these countries’ leaders tend to side more with the state than with a free economy. Only China will likely grow more than the US, but not as much as in 2021. Its lower growth, in addition to continued concerns about its trading and investment practices, will dampen the positive effects of trade and investments involving China.

 I have been writing this column since 2013, and this is the first time that I expect inflation to be the number one topic discussed. While many blame supply chain issues, labor «shortages,» and even the climate for rising prices, the focus should be on the Federal Reserve’s policies. Inflation is a monetary phenomenon. When the money supply grows faster than the supply of goods and services, sooner or later, prices will rise. As inflation is a covert way to pay for public spending, it tends to be popular with governments. Public officials tend to blame price increases on «greedy» corporations charging more for their products and services. Sen. Elizabeth Warren is a good example. Robert B. Reich, former Secretary of Labor in the Clinton administration, also recently blamed «corporate greed.» But today, perhaps more than ever, voters tend not to trust politicians, the media, or government-connected economists when they face higher costs of living. If prices continue to rise at the current pace, it is almost sure that we will see a massive Republican victory in the 2022 midterm elections. Except perhaps for the price of gas, the current inflation is not the fault of the Democrats alone. But, at the ballot box, voters respond more to perceived economic realities than to policy analysis.

Former secretary Steven Mnuchin holding a sheet o new $1 bills
Treasury Secretary Steven Mnuchin, right, and his wife Louise Linton, left, react as Mnuchin holds … [+] ASSOCIATED PRESS

While in most indicators that I present in Tables 1 and 2, the US scores better than the average of the 20 largest economies, it scores in the bottom half in inflation. The Federal Reserve will be in a hard place when it begins to increase interest rates next year. We will likely see an economic slowdown and a correction in the stock market. I expect that the Fed will try to avoid being seen as the spoiler of the party and once more accommodate its monetary policy to the political needs of the party in power.

The likelihood of a change in the US’s political-economic climate after the midterms, which will also likely make it harder for the administration to increase regulations and taxes, is a source of optimism for potential investors. Republicans have a better record in halting the growth of government spending when in opposition than when having a majority. It is reasonable to expect that after November 2022, it will be harder for the Biden administration to implement a more radical interventionist agenda.

I left for the end the factors that go beyond economics but which can have a significant impact on the economy of the US and other major countries. The most relevant are:

  • The continued Covid-19 crisis.
  • China’s external and internal policies.
  • Russia’s Ukraine ambitions.
  • Potential moves by middle east players inspired by radical ideologies. 

Each would require an analysis of its own. On the topic that is occupying most headlines today, the new variant of Covid-19, I expect the world to adjust to the pandemic with less draconian measures. The impact on the economy will be less than in these last two years. So to have a good 2020 in your economic decisions, focus on how to navigate the changes that will come with a less expansionary monetary policy. Do not expect the Fed to slam on the brakes, but expect cautious tapering.

Alejandro A. Chafuén es Dr. En Economía por el International College de California. Licenciado en Economía, (UCA), es miembro del comité de consejeros para The Center for Vision & Values, fideicomisario del Grove City College, y presidente de la Atlas Economic Research Foundation. Se ha desempeñado como fideicomisario del Fraser Institute desde 1991. Fue profesor de ESEADE. Síguelo en @Chafuen 

Raíces del pensamiento económico argentino

Por Adrián Ravier.  Publicado el 1/1/22 en: https://www.infobae.com/opinion/2022/01/01/raices-del-pensamiento-economico-argentino/

Es el título de un nuevo libro que toma la mirada de estudiosos de la realidad del país que se nutrieron en diversas corrientes locales e internacionales e invita al debate de ideas

Participaron del libro: los historiadores económicos Ricardo Manuel Rojas, Ricardo López Gottig y Alejandro Gómez, y los economistas Alberto Benegas Lynch (h), Juan Carlos de Pablo, Saúl Keifman, Luis Blaum, Daniel Heymann, Marcelo Resico y Martín Krause

He tenido el placer de editar el libro que lleva el título de esta nota, convocando a expertos que representan distintas corrientes de pensamiento económico con ideas fundadas en Europa, Estados Unidos o Latinoamérica, pero que luego fueron importadas en nuestro país y ampliadas a través de personas e instituciones que trabajaron por décadas con ese objetivo.

Virreinato del Río de La Plata: La primera referencia es con la llegada de los barcos españoles al continente americano, producto de cierto mercantilismo que nace en Inglaterra y Francia, que luego adquiere su propio proceso en España y que se plasmó en el gobierno de los virreinatos que se impusieron a lo que hoy es nuestro territorio nacional. En esos siglos de dominio español, nuestro territorio estuvo plagado de restricciones al comercio, lo que impidió que el desarrollo económico y el progreso ocurrieran antes del modelo agro exportador.

Manuel Belgrano e Hipólito Vieytes: Mientras el primero estudió en Europa y se acercó a las ideas del Laissez Faire y Adam Smith, Vieytes tuvo un proceso más latino, pero llegando a las mismas fuentes. En los distintos periódicos que circularon poco antes de la Revolución de Mayo (me refiero al Telégrafo Mercantil y al Semanario de Agricultura, Industria y Comercio), tanto Belgrano como Vieytes le dieron a nuestras tierras las primeras pinceladas liberales. Es cierto que la Revolución de Mayo ocurre en paralelo con las batallas entre Francia y España, que mantenían a los monarcas españoles preocupados por defender territorio propio, pero también había en lo que hoy es el territorio argentino fuerzas locales que exigían cierto liberalismo del comercio para alcanzar el progreso. Belgrano y Vieytes le dieron a esa Revolución un espíritu liberal, no solo para recuperar libertades individuales y buscar un desarrollo local propio, sino también para liberar el comercio.

La Generación del 37: Rodeados de guerras civiles, intelectuales como Esteban Echeverría (1805-1851), Juan María Gutiérrez (1809-1878), Juan Bautista Alberdi (1810-1884) y Domingo Faustino Sarmiento (1811-1888) lograron crear una isla de diálogo en la que fueron construyendo las bases de nuestra Argentina. Había diferencias entre ellos, claramente, pero coincidían en la importancia del comercio como base del progreso, y cuestionaban las regulaciones y los monopolios.

Las Bases de Alberdi: Esa isla intelectual fue inspiración de nuestra arquitectura constitucional, la que se puede leer en las Bases de Juan Bautista Alberdi. Como bien dice el historiador Ricardo López Gottig las ideas liberales plasmadas en nuestra Constitución de 1853, “no fueron monopolio de Alberdi”. Aun así, su trabajo fue fundamental para recoger e importar instituciones, reglas de juego, debates y experiencias que había acontecido en Europa y Norteamérica. Es a partir de ese marco constitucional que Argentina despega, alcanzando un desarrollo económico milagroso, atrayendo inmigrantes con el florecimiento del comercio y el consecuente progreso.

Quizás una primera conclusión de este estudio es que el siglo XIX de la Argentina fue liberal, con excelentes resultados que se pueden observar en indicadores económicos y sociales.

El socialismo librecambista: Incluso en ciertos socialistas que participaron de debates parlamentarios como Juan B. Justo -quien tradujo El Capital de Marx al español- se observa cierto pedido de libre comercio, entendiendo que la libre importación de alimentos reducía los precios que beneficiaban al trabajador.

John Maynard Keynes y Raúl Prebisch: Las circunstancias históricas, sin embargo, cambian con la primera guerra mundial y la gran depresión de los años 1930, y emerge en el mundo desarrollado la figura de John Maynard Keynes. Keynes pedía cierto estado presente y cierta política económica estabilizadora para enfrentar la gran depresión, lo que no significa justificar los excesos que el mundo cometió en su nombre en el siglo XX. En Argentina fue especialmente importante la figura de Raúl Prebisch, recibiendo la influencia de Keynes, pero dándole una forma local propia. Una diferencia sustancial entre ambos es que Keynes, fundamentaba la intervención con ánimo de estimular la demanda agregada en un contexto de crisis y recursos ociosos; Prebisch, sin embargo, tiene un ánimo más desarrollista, fundamentando la intervención y el estado presente en contextos diferentes. Aun así, ni Keynes, ni Prebisch, ni tampoco seguidores de esta corriente como Julio Olivera, Roberto Frenkel, o los autores de estos capítulos del libro de referencia como Saúl Keifman, Luis Blaum y Daniel Heymann, justificarían las intervenciones económicas de los sucesivos gobiernos argentinos a los largo del siglo XX. Una cosa es sostener que el gobierno debe intervenir con un ánimo desarrollista, otra muy distinta es justificar los excesos de los sucesivos gobiernos argentinos.

La Escuela Austriaca de Mises y Hayek: Quizás para enfrentar esa expansión del Estado Moderno, algunos argentinos como Alberto Benegas Lynch importaron en la Argentina las ideas de la Escuela Austriaca, en particular la de Mises y Hayek. Primero con reuniones en la Universidad de Buenos Aires, y luego con la creación de distintos centros, algunas personas e instituciones se preocuparon por traer a estas figuras intelectuales nacidas en Viena para ilustrarnos de aquellos excesos. No se trataba de defender ideas anarquistas o libertarias, sino de defender la libertad individual, la economía de mercado, la propiedad privada y el gobierno limitado. Varios intelectuales como Juan Carlos Cachanosky viajaron a Estados Unidos a doctorarse en programas austriacos, para luego traer esas ideas a la Argentina.

La Escuela de Chicago de Milton Friedman: Lo mismo ocurrió con la Escuela de Chicago. Jóvenes argentinos viajaron a esta ciudad de los Estados Unidos y se acercaron a las ideas de Milton Friedman, las que luego trajeron a nuestro país para alentar un debate necesario. Juan Carlos de Pablo cuenta en este capítulo quienes fueron las personas y las instituciones responsables de crear cierto monetarismo argentino, ideas necesarias para encontrar respuestas al problema de la inflación.

La Economía Social de Mercado y la Doctrina Social de la Iglesia: En esta historia por supuesto que la Iglesia también recibió influencia de ideas foráneas, y en este capítulo Marcelo Resico muestra el impacto de ciertas ideas ordoliberales, que tuvieron éxito -entre otros- en el milagro alemán de posguerra, y que pueden ayudar a resolver ciertos dicotomías entre liberales y keynesianos. Röpke, Einaudi, Rueff, Erhard son posiblemente un puente entre Keynes y Hayek, una respuesta a esa grieta de ideas económicas que prevalece aun hoy en Argentina.

Un renovado interés por las instituciones: Si la economía en la primera mitad del siglo XX se transformó hacia cierto mecanicismo matemático, lejos del enfoque multidisciplinar que tenían los trabajos clásicos, en las últimas décadas parece ocurrir cierto renovado interés por la economía institucional. Martín Krause nos cuenta cómo las ideas de James M. Buchanan, Ronald Coase y Douglass North, entre otras, llegan a nuestro país y empiezan a generar interés en los economistas locales.Este es un libro plural, y hemos pretendido darle voz a los distintos economistas influidos por distintas corrientes de pensamiento. Se trata de un intento por rastrear las fuentes de nuestro pensamiento económico, tan heterogéneo como podrá ver el lector en los medios, pero al mismo tiempo, tan actualizado respecto de los procesos iniciados en otros continentes. El debate de ideas es el precedente del orden económico institucional que puede ayudar a la Argentina a encontrar respuestas a sus problemas. Este libro pretende iniciar una búsqueda y un diálogo entre quienes se han formado con diversas influencias de pensamiento económico.

El libro de referencia se titula «Raíces del pensamiento económico argentino», y fue publicado por el Grupo Unión, en Buenos Aires, en diciembre de 2021. Han participado de este libro los historiadores económicos Ricardo Manuel Rojas, Ricardo López Gottig y Alejandro Gómez, y los economistas Alberto Benegas Lynch (h), Juan Carlos de Pablo, Saúl Keifman, Luis Blaum, Daniel Heymann, Marcelo Resico y Martín Krause. 

Adrián Ravier es Doctor en Economía Aplicada por la Universidad Rey Juan Carlos de Madrid, Master en Economía y Administración de Empresas por ESEADE. Es profesor de Economía en la Facultad de Ciencias Económicas y Jurídicas de la Universidad Nacional de La Pampa y profesor de Macroeconomía en la Universidad Francisco Marroquín.