La banca central necesariamente se equivoca

Por Alberto Benegas Lynch (h) Publicado el 28/4/2en: https://www.lanacion.com.ar/opinion/la-banca-central-necesariamente-se-equivoca-nid28042022/

La llamada autoridad monetaria es el fetiche de nuestra época; si expande la base monetaria, si la contrae o si la deja inalterada siempre altera los precios relativos. Téngase en cuenta que los precios son los únicos indicadores para saber dónde asignar y dónde no asignar los siempre escasos recursos. Mal guiar factores productivos inexorablemente se traduce en derroche de capital lo cual, a su turno, significa menores salarios e ingresos en términos reales puesto que las tasas de capitalización constituyen la única causa de mayor riqueza y, por ende, mitiga y revierte la pobreza.

El premio Nobel en economía Friedrich Hayek ha escrito que la humanidad ha demorado doscientos años en percatarse del peligro y la inconveniencia de atar la religión al poder político, es de esperar que no nos demoremos otro tanto en darnos cuenta del daño inmenso de atar la moneda al gobierno. En el origen del proceso evolutivo de la moneda la gente abandonó el cambio directo o trueque porque se dio cuanta del embrollo que significaba encontrar alguien que quisiera lo que uno posee, que al mismo tiempo contara con un bien o servicio que uno desea y, sobre todo, al tipo de cambio aceptable para ambas partes. Desde luego que resultaba muy complicado el obtener un trozo de pan para el experto en tocar la flauta, puesto que es poco probable que el panadero aceptara entregar su bien a cambio de una lección de flauta, y así sucesivamente se presentaban las más variadas complicaciones.

En una versión sobresimplificada y telegráfica, así es como la gente decidió recurrir al cambio indirecto, es decir, llevar a cabo las transacciones vía una mercancía considerada de aceptación general debido a sus usos no monetarios (industriales, para comestibles etc.). Este fenómeno en la jerga moderna se conoce como el teorema de la regresión monetaria. En este cuadro de situación se usó el tabaco en la Virginia colonial, el cacao en Centroamérica, el hierro en África, las sedas en India, el ganado en Grecia y otros bienes, lo cual facilitó el comercio. En esta especie de competencia monetaria tuvieron éxito generalizado el oro y la plata debido a sus destacadas propiedades de homogeneidad, fraccionabilidad y durabilidad.

Luego, para facilitar la calidad y peso del metal, se optó por la acuñación y más adelante, para brindar mayor seguridad y comodidad, se abrieron casas de depósito que entregaban recibos denominados billetes, y los emisores se conocieron como bancos. Pero en medio de este proceso los gobiernos siempre tentados de echar mano a nuevos canales de financiación impusieron primero la acuñación estatal y luego el monopolio de la convertibilidad también a través del Estado. Si prestamos atención a la historia monetaria observaremos que en esa instancia se sucedieron interrupciones en la convertibilidad hasta que en líneas generales finalmente irrumpió la banca central.

Los Acuerdos de Bruselas y Génova del los años 20 acordaron eliminar el metal aurífero como respaldo de la moneda y sustituirlo por el dólar y la libra (este signo monetario a poco andar quedó sin efecto) con una ratio convencional dólar-oro pero con la estipulación implícita de no reclamar el oro a Fort Knox, situación que quedó expuesta cuando Jacques Rueff desde el gobierno francés deliberadamente para poner al descubierto la trampa reclamó el oro, desde luego sin éxito. De todos modos, el nuevo sistema permitió expansiones monetarias por parte de Estados Unidos lo cual a su vez generaba reservas para la banca central extranjera que les permitía emitir dinero local. Esto condujo al boom previo a la crisis del 29 que arrastró al planeta a una debacle sin precedentes y a nuevas medidas por todos conocidas hasta nuestros días donde estamos inmersos en la banca central, con el apoyo logístico de instituciones nefastas como el FMI que financian gobiernos fallidos con recursos detraídos coactivamente a contribuyentes de distintos países.

Supongamos banqueros centrales muy competentes y honestos, como hemos consignado el abrir este texto solo pueden decidir entre tres caminos los cuales desfiguran los precios relativos con las consecuencias apuntadas. Y si se insiste en que la banca central sea independiente del ministerio de economía o similares, el error será cometido independientemente, pues no hay salida posible.

Se ha dicho que la autoridad monetaria se establece para preservar el valor del poder adquisitivo de la unidad monetaria, pues ninguna banca central ha hecho semejante cosa. En verdad se trata de succionar el fruto del trabajo ajeno con lo que los economistas llamamos elegantemente “inflación” pero que en verdad es un robo descarado a los ingresos de todos pero muy especialmente a los más vulnerables.

Milton Friedman –otro premio Nobel en economía– en sus conferencias en Israel publicadas bajo el título de Moneda y desarrollo económico ya había anticipado: “Llego a la conclusión de que la única manera de abstenerse de emplear la inflación como método impositivo es no tener banco central.” Y en su último escrito sobre tema monetario –Monetary Mischiff– consignó: “La moneda es un asunto demasiado serio para dejarlo en manos de banqueros centrales.”

Hay tres modelos monetarios: política monetaria activa con tipo de cambio flexible, política monetaria pasiva con tipo de cambio fijo, conocida en nuestro medio como “convertibilidad” aunque estrictamente esta denominación en la literatura económica corresponde a una mercancía intercambiada por un recibo-billete pero no un billete de un color por otro de otro color y, por último, moneda de mercado con tipo de cambio libre que significa ausencia de política monetaria.

La primera vez que expuse lo dicho fue en mi libro Fundamentos de análisis económico hace la friolera 50 años con prólogo de Hayek y prefacio del exsecretario del Tesoro del gobierno de EEUU, William E. Simon. Ahora veo que hay propuestas varias para, en última instancia, dejar de lado el fetiche de la autoridad monetaria; pero es llamativo que a veces algunos periodistas se detengan en los pasos a seguir para lograr cometidos similares, con lo que se enganchan en un debate que deja de lado la meta. Más provechoso en esta y otras materias que apuntan a reformas estructurales de fondo es discutir la validez de las metas, puesto que hay muchas arquitecturas en cuanto a los medios para lograr esos fines, y si se pierden en métodos finalmente se deja de lado el objetivo. Hay propuestas sólidas que señalan la conveniencia de que la gente elija su activo monetario al estilo de lo propuesto en primer término por Hayek, pero que ahora acompañan una frondosa bibliografía. En esta línea argumental con razón se conjetura que, dadas las circunstancia actuales, en una primera instancia la gente elegirá el dólar. Por otra parte debe tenerse en cuenta que fuera de la base monetaria como pasivo de la banca central, el resto es deuda gubernamental,

Algo tragicómico es la manía de aludir a “la soberanía monetaria” sin entender que es equivalente a referirse a la soberanía de la zanahoria. Como ha indiciado, entre otros, Bertrand de Jouvenel, la soberanía primordial es la del individuo con sus derechos inalienables, lo demás es pantalla para distraer al incauto.

Alberto Benegas Lynch (h) es Dr. en Economía y Dr. en Ciencias de Dirección. Académico de la Academia Nacional de Ciencias Económicas, fue profesor y primer rector de ESEADE durante 23 años y luego de su renuncia fue distinguido por las nuevas autoridades Profesor Emérito y Doctor Honoris Causa. Es miembro del Comité Científico de Procesos de Mercado, Revista Europea de Economía Política (Madrid). Es Presidente de la Sección Ciencias Económicas de la Academia Nacional de Ciencias de Buenos Aires, miembro del Instituto de Metodología de las Ciencias Sociales de la Academia Nacional de Ciencias Morales y Políticas, miembro del Consejo Consultivo del Institute of Economic Affairs de Londres, Académico Asociado de Cato Institute en Washington DC, miembro del Consejo Académico del Ludwig von Mises Institute en Auburn, miembro del Comité de Honor de la Fundación Bases de Rosario. Es Profesor Honorario de la Universidad del Aconcagua en Mendoza y de la Universidad Peruana de Ciencias Aplicadas en Lima, Presidente del Consejo Académico de la Fundación Libertad y Progreso y miembro del Consejo Asesor de la revista Advances in Austrian Economics de New York. Asimismo, es miembro de los Consejos Consultivos de la Fundación Federalismo y Libertad de Tucumán, del Club de la Libertad en Corrientes y de la Fundación Libre de Córdoba. Difunde sus ideas en Twitter: @ABENEGASLYNCH_h

`Negrear’, un término repulsivo

Por Bertie Benegas Lynch. Publicado el 25/4/22 en: https://www.laprensa.com.ar/515055-Negrear-un-termino-repulsivo.note.aspx

La batalla cultural está también asociada al cuidado que merece el uso de la semántica y la dedicación necesaria para propiciar el correcto entendimiento y significado de las palabras. La utilización apropiada del lenguaje evita emplear términos que suponen adherir a valores con los que discrepamos. Erróneamente, muchas veces recurrimos a acepciones que, si nos detenemos a pensar su fondo, espíritu o significación, la deberíamos desechar inmediatamente de nuestro vocabulario.

`Negrear’ es un verbo que no deberíamos usar para referirnos a las relaciones humanas. Es despectivo, despreciable y lo instalaron los amantes de la cultura estatal para referirse a todo aquello que está fuera de la frenética aspiradora fiscal y del alcance de los políticos. La Real Academia Española, entre distintas acepciones, define a esta palabra como el acto de ennegrecer algo u oscurecerlo. Pero la acepción de la RAE a la que nos remitimos en esta oportunidad es la que supone el engaño de «trabajar ilegalmente» o «explotar, utilizar abusivamente a un trabajador» y similares conductas en otros órdenes de la vida.

Estas últimas acepciones son las que quiero tratar en estas breves líneas porque, a mi juicio, se aplican equivocadamente en varios planos de las relaciones sociales.

EL ESTADO

Más comúnmente se usa `negrear’ en el contexto de acuerdos laborales y hace referencia a una supuesta explotación y prácticas abusivas del empleador sobre los empleados. A este respecto, hay que entender primero que la verdadera explotación es la del Estado sobre los trabajadores ya que, estos últimos, están sometidos por el soberano mediante la extracción violenta de impuestos, la confiscación de buena parte de su sueldo que supuestamente es para prever pensiones de retiro, servicios de obras sociales y otras misceláneas que consignan un recibo de sueldo con referencias a leyes incomprensibles. Toda esa miserable expoliación institucionalizada se realiza conjeturando que el trabajador es un total infradotado para contratar servicios de forma privada, incapaz para tomar sus propias decisiones concernientes a su futuro y un comité de burócratas iluminados deben administrar su vida y su patrimonio.

Si no hay coerción, ni fraude o incumplimiento contractual de alguna de las partes, no existe tal cosa como la explotación laboral. A pesar de que al empresario le gustaría pagar lo menos posible en salarios y al empleado obtener por sus servicios el máximo rédito posible, los salarios no los determina ni el empleador ni el empleado. Los salarios están determinados por los rendimientos netos de las inversiones globales del mercado independientemente de los resultados operativos que tenga circunstancialmente el empleador. Cabe aclarar que, cuando en un determinado mercado se habla de sueldos miserables, no se debe a empleadores abusivos y tacaños sino a bajas tasas de capitalización de ese mercado comparadas con otros mercados más prósperos.

EXPLOTADOR

Pretender la optimización de nuestros beneficios monetarios y no monetarios está implícito en la naturaleza del hombre; ya sea en las negociaciones laborales o cuando vendemos nuestro auto usado o compramos sillas. No podemos decir que es un explotador quien ofrece comprar tomates muy por debajo del precio de mercado o quien ofrece venderlos a cifras muy superiores al mismo. Si se pretenden esos términos, simplemente no se realizará la transacción.

Algún lector quizás apuntará que no es lo mismo tomar como ejemplo las transacciones de tomates para compararlo con una contratación laboral. Generalmente, bajo esta consideración se esgrime que una contratación laboral presenta fuerzas dispares, una fuerza dominante, la del empleador. Pero hay que tener en cuenta que, quien ofrece empleo, no trata con un empleado particular, sino que se enfrenta con todo el mercado laboral. Si a un trabajador medianamente informado se le ofrecen condiciones inferiores a las de mercado, no accederá a la posición o el empleador tendrá que conformarse con un colaborador con cualidades y competencias de inferior categoría a las que busca. Bajo las mismas condiciones no monetarias y la misma dedicación requerida, si la paga por una hora de jardinería está valuada en 4, ni siquiera un sultán petrolero conseguirá mano de obra si pretende contratar esos servicios por la mitad.

Si verdaderamente existe la preocupación por la desprotección del trabajador, vale consignar aquí que aquellos trabajadores que deciden acordar términos laborales por fuera del radar y el manotazo del monstruo público sí quedan deliberadamente desprotegidos, abandonados y sin respaldo de la justicia por operar en el llamado mercado negro. Como consecuencia de esto, muchas veces quedan a merced de mafias que ven la oportunidad de aprovecharse de esta circunstancia e incumplir las obligaciones acordadas.

DESREGULACION

Bendita sería la iniciativa para desregular el mercado laboral y terminar con el monopolio de representación sindical y de sus obras sociales. Bendita sería una profunda reforma del sistema jubilatorio que permita terminar con una de las estafas piramidales más escandalosas de nuestro tiempo. Bendita sería la posibilidad de que el trabajador pueda conservar sus ingresos conseguidos legítimamente y que el estado se limite a proteger sus derechos en el marco de la igualdad ante la ley. Bendita sería la libertad que hoy, bajo el paradigma del infierno fiscal, se llama «negrear».

Otro caso en el que se usa este término es en el marco de acuerdos libres de inquilinato, donde las partes quieren voluntariamente acordar sus propios términos y evitar caer en regulaciones estatales, costos innecesarios e impuestos generados por legislaciones recaudatorias y pretensiones absurdas de propiciar maridajes forzosos como en la época medieval. Sin embargo, el delirio intervencionista deja sin refugio legal a quienes celebran esos contratos privados cuando en realidad «los acuerdos privados son ley para las partes» y deberían ser amparados por la justicia formal, una de las pocas funciones del Estado en una democracia.

Los mercados negros son hijos del intervencionismo y las restricciones artificiales contra la filosofía del `laissez faire’ y la libertad de comercio y contratación; son el natural ajuste que hace el mercado frente al estatismo y la reacción natural del hombre para preservar el fruto de su trabajo y su ánimo de prosperar. Siempre el ser humano buscará la maximización de todas las actividades que realice, monetarias y no monetarias.

Aun asumiendo mayores costos por operar en mercados ilegales (que no quiere decir necesariamente que sean ilegítimos), todo cepo tendrá su dólar blue, toda protección arancelaria tendrá su contrabando y todo control de precios tendrá su producto disponible. La teoría económica y los hechos muestran la diferencia abismal de tasas de crecimiento, productividad y los niveles de bienestar que existe entre los países que gozan de libertad respecto de aquellos que cargan con el peso innecesario de la monstruosa mochila estatal y la persecución fiscal.

Bertie Benegas Lynch. Licenciado en Comercialización en UADE, Posgrado en Negociación en UP y Maestría en Economía y Administración de Empresas en ESEADE. Síguelo en @nygbertie

El tema vital es la supervivencia de la democracia

Por Alberto Benegas Lynch (h) Publicado el 23/4/2en: https://www.infobae.com/opinion/2022/04/23/el-tema-vital-es-la-supervivencia-de-la-democracia/

Si las libertades individuales se dan por sentado y no se contribuye diariamente a sostenerlas, es inevitable entrar en el sendero del autoritarismo

La premio Pulitzer y periodista de The Atlantic, Anne Applebaum

Me impulsó a escribir sobre este tema medular el libro de Anne Applebaum (ganadora del Premio Pulitzer) titulado El ocaso de la democracia. La seducción del autoritarismo. De entrada consigno que la obra plantea el problema grave del desvío de la democracia de sus cauces originales para entrar en el sendero sumamente peligroso del autoritarismo cuando no del liso y llano totalitarismo, se detiene en anécdotas y referencias muy jugosas e ilustrativas de estos descarriles mayúsculos ocurridos en Polonia, Hungría, Gran Bretaña, Estados Unidos, Rusia y Francia, más no ofrece soluciones para revertir tamaño desbarranque. Es una aguda descripción de los hechos.

La autora se declara liberal y por ende partidaria del libre mercado y, claro, contraria a los estatismos, la xenofobia, las paranoias nacionalistas, los antisemitismos y el marxismo. Se detiene en subrayar las advertencias de los Padres Fundadores en Estados Unidos para “evitar que una nueva democracia se convirtiera en tiranía” y concluye que las diversas manifestaciones autoritarias hoy en boga muestran una marcada “tendencia a la homogeneidad” puesto que “el autoritarismo es algo que atrae simplemente a las personas que no toleran la complejidad […] es meramente anti-pluralista, recela las personas con ideas distintas y es alérgico a los debates […] personas que admiran a los demagogos o se sienten más cómodos con las dictaduras […] El político antiliberal quiere socavar los tribunales para dotarse de más poder […] fomentar ya fuera la pasión de clase en forma de marxismo soviético o la pasión nacional en forma del fascismo.” Todo en última instancia copiado de los bolcheviques “no meramente antidemocrático, es también anticompetitivo […] Las plazas universitarias, los puestos relacionados con los derechos civiles o los cargos de responsabilidad en el gobierno y la industria no se asignaban a los más trabajadores ni a los más capaces, sino a los más leales […] favorecían a las personas que profesaban en voz alta su fe en el partido […] Lenin escribió que la libertad de prensa es una patraña, se burlaba de la libertad de reunión como una frase vacía y en cuanto a la democracia parlamentaria en sí misma no era más que una máquina para la opresión de la clase obrera.” Todo se resume según Applebaum a “nepotismo, clientelismo estatal y corrupción” en medio de “un odioso predominio de la meritocracia, la competencia política y el libre mercado” y los riesgos de los controles vía tecnología sofisticada en manos de los aparatos estatales.

Hasta aquí este libro que ha significado un disparador para lo que sigue. Son muy ciertas y pertinentes las advertencias de los Padres Fundadores estadounidenses las cuales por mi parte resumí en mi libro Estados Unidos contra Estados Unidos junto a la puntualización del marcado declive de los valores fundacionales en ese gran país. Así, por ejemplo, para ponerlo en una cápsula, George Mason escribió que “todos los actos de la legislatura contrarios al derecho natural y a la justicia son nulos según nuestras leyes y deben serlo según la naturaleza de las cosas […] en conciencia estamos obligados a desobedecer si contradicen aquellos principios”. James Madison ha destacado que “Dondequiera que resida el poder del gobierno, existe el peligro de opresión” y se refiere al alma de la libertad al escribir que “El gobierno ha sido instituido para proteger la propiedad de todo tipo. Éste es el fin del gobierno, solo un gobierno es justo cuando imparcialmente asegura a todo hombre lo que es suyo.” James Wilson enseña que “el gobierno se debe establecer para asegurar y extender el ejercicio de los derechos naturales de los miembros y todo gobierno que no tiene esto en la mira, como objeto principal, no es un gobierno legítimo.” Y Thomas Jefferson enfatizó que “un despotismo electo no fue el gobierno por el que luchamos.”

Ya señalaban los peligros de los tumultos Gustave Le Bon en La psicología de las multitudes y Ortega y Gasset en La rebelión de las masas pero mucho antes que esto Cicerón y Benjamin Constant definieron el peligro de trastocar la democracia en tiranía. El primero al escribir que “El imperio de la multitud no es menos tiránica que la de un hombre solo y esta tiranía es tanto más cruel cuanto que no hay monstruo más terrible que esa fiera que toma la forma y el nombre de pueblo” (en Tratado de la República) y el segundo afirma que “los ciudadanos poseen derechos individuales independientes de toda autoridad social o política y toda autoridad que vulnere estos derechos se hace ilegítima […] La voluntad de todo un pueblo no puede hacer justo lo que es injusto” (en Curso de política constitucional).

En torno al desconocimiento de estas definiciones giran los problemas de nuestro tiempo donde en nombre de la democracia se hiere el corazón del sistema cual es la protección de los derechos de todos en el contexto de la igualdad ante la ley y no mediante ella. En su lugar se da prelación al simple recuento de votos con lo que se llega a la aberración de sostener que Hitler era democrático porque asumió con la primera minoría y así sucesivamente con todos los dictadores electos de nuestros días. Esa es la preocupación y ocupación de pensadores contemporáneos como Giovanni Sartori, Friedrich Hayek y Bertrand de Jouvenel.

Vamos ahora a las propuestas tendientes a revertir el problema antes que el planeta se convierta en un inmenso Gulag en nombre de una supuesta democracia que en verdad muta a cleptocracia, es decir, los gobiernos de ladrones de libertades, de propiedades y de sueños de vida. Tengamos en cuenta que si por alguna razón no se consideran convenientes las propuestas que siguen es imprescindible sugerir otras pero en ningún caso quedarse con los brazos cruzados esperando la próxima elección. Es indispensable abrir un debate en torno a este problema mayúsculo que amenaza con devorarnos.

En primer lugar, la educación para atender a lo dicho por Antonio Gramsci desde la vereda opuesta al espíritu liberal en cuanto a la inmensa y decisiva importancia de influir sobre la cultura para cambiar las cosas de raíz. No es del caso detenernos en este tema pues ya hemos escrito en detalle, solo nos limitamos a puntualizar la urgencia que el sistema debe despolitizarse y no aceptar que las estructuras curriculares se dicten desde el poder lo cual contradice el sentido de la educación que requiere un sistema abierto, competitivo y de auditorias cruzadas en busca de excelencia en un contexto evolutivo de prueba y error. Un sistema educativo de esta naturaleza permite entre muchas otras cosas que se perciba la relevancia y el significado de la democracia a la que nos venimos refiriendo.

En segundo lugar, el debate de fondo respecto a nuevos límites al poder al efecto de preservar la democracia. Bruno Leoni en La liberad y la ley ha sugerido en una primer paso para el Poder Judicial que se abra la posibilidad -sin regulaciones de ninguna naturaleza (ni siquiera la condición de ser abogado)- la inclusión de árbitros privados para estimular la competencia en un proceso de descubrimiento del derecho y no de ingeniería social y de diseño vía fallos en competencia, en esta instancia según los marcos institucionales establecidos por la Corte Suprema.

En cuanto al Poder Legislativo, el antes mencionado Hayek propuso (en Derecho, legislación y libertad) diferentes disposiciones a las que se suelen añadir la prohibición de reelecciones y el trabajo en tiempo parcial en el Congreso, por un lado para evitar que la política se convierta en un negocio y por otro para que los legisladores sepan de modo vivencial de que se trata el sector privado.

Ahora viene un tema que sorprenderá a timoratos a quienes me imagino recostados en sus poltronas refiriéndose con sorna a la propuesta que sigue, personajes que nunca contribuyeron a ningún debate serio pero que están envueltos en las pesadas telarañas mentales del statu quo, una instancia de la que son incapaces de zafar. Se trata del Poder Ejecutivo. Resulta fértil aplicar al caso un pasaje escrito por quien es la referencia máxima de la división de poderes superando las ideas centrales de John Locke y Algernon Sidney, es decir Montesquieu que escribe en El espíritu de las leyes tomado de las experiencias en las repúblicas de Florencia y Venecia: “El sufragio por sorteo está en la índole de la democracia”. Esto que puede sonar estrafalario ya que cualquiera puede resultar electo se condice con la preocupación de Karl Popper en La sociedad abierta y sus enemigos cuando refuta la tesis de Platón respecto al “filósofo rey” mostrando que lo decisivo no son los hombres sino las instituciones “para que el gobierno haga en menor daño posible”. En el caso señalado, los incentivos se volcarán a defenderse de posibles atropellos lo cual se traslada en instituciones fuertes que es precisamente lo que se necesita para contar con una sociedad libre. A esta propuesta podría adicionarse lo que se discutió originalmente de modo detenido en tres sesiones en la Asamblea Constituyente de Estados Unidos pero que finalmente no se adoptó y es que el Ejecutivo sea tripartito para disminuir los riesgos del caudillaje y se vean obligados a proceder por mayoría de sus miembros y tal como se propuso en la referida Asamblea solo en caso de guerra el poder será unipersonal por turno en tiempos previamente establecidos.

Nuevamente decimos que si estas sugerencias no parecen adecuadas es necesario proponer otras. Siempre y en todos los campos las nuevas ideas se rechazan y se recurre a la sandez de la falacia ad populum, a saber, si nadie lo aplica está mal y si todos lo aplican está bien con lo cual no hubiéramos pasado del garrote puesto que el arco y la flecha en cierto momento nadie las usaba hasta que irrumpió el primero y así con todo el progreso de la humanidad. Es por ello que John Stuart Mill ha consignado que “toda buena idea pasa siempre por tres etapas: la ridiculización, la discusión y la adopción”. Esto nos recuerda a aquellos que huyen de lo complejo tal como vaticina Anne Applebaum y pretenden escritos cortos y conferencias resumidas. Ludwig von Mises ilustraba lo dicho con lo que le ocurrió con un alumno en la Universidad de New York -seguramente una exageración pero sirve para ejemplificar- contaba riendo que ese alumno le pidió que le explicara la teoría del ciclo económico “pero rápido porque tengo un partido de golf”.

En resumen, esta nota periodística apunta a la apertura de un debate sobre un tema crucial pues nos va la vida en el asunto. Todos los partidarios de la libertad debieran participar activamente en este debate. Es una irresponsabilidad limitarnos a contar anécdotas sobre posibles sucesos en las próximas elecciones. Debemos mirar más lejos antes que resulte demasiado tarde. Tantas veces ha reiterado Juan González Calderón que los demócratas de los números ni de números saben pues parten de dos ecuaciones falsas: 50%+1%=100% y 50%-1%=0%. Desde esta perspectiva, hoy observamos algunos episodios rayanos en la antidemocracia con la muy pastosa parodia de la democracia en Perú, Nicaragua, Chile, Argentina y con 20 gobiernos autoritarios en 35 años: Haití, solo para citar algunos casos de llamativas implosiones en nuestra región americana. Applebaum pone como ejemplo de la antidemocracia a Donald Trump en Estados Unidos y cita como dos de sus ejemplos “la entrevista realizada en 2017 por Bill O´Reilly de Fox News. Trump expresaba su admiración por el dictador ruso Vladimir Putin” y “en otra entrevista televisiva esta vez con Joe Scarborough: ´él gobierna su país y al menos es un líder´, declaraba Trump hablando de Putin” es la manía de la “retórica de la equivalencia moral” entre el bien y el mal puesto que Donald Trump “no comprende el lenguaje de los fundadores de la nación [estadounidense] ni simpatiza con él, de manera que tampoco puede servirle de inspiración”.

La revolución norteamericana ha sido la más fértil de la humanidad en lo que va de su historia al efecto de preservar las libertades con el consiguiente progreso moral y material, pero como escribía Tocqueville en El antiguo régimen y la Revolución Francesasi esto se da por sentado y no se contribuye diariamente a sostener la libertad fatalmente se revertirá la situación (los Padres Fundadores decían que “el precio de la libertad es su eterna vigilancia”). No pocos son los necios que se circunscriben a sus arbitrajes personales sin darse cuenta que para que se los respete deben contribuir a que se entiendan los pilares de la sociedad libre. Actúan como si estuvieran ubicados en una inmensa platea mirando al escenario donde estiman que se encuentran los que les deben resolver sus problemas en lugar de asumir sus propias responsabilidades. Benjamin Franklin, de 81 años, al salir de la Convención Constituyente cuando lo felicitaban por el documento logrado miró fijo a los aplaudidores y les transmitió su célebre dictum que no ocultaba cierto presagio por lo que advertía con gran sensatez: “Entregamos una República, si la pueden mantener”.

Alberto Benegas Lynch (h) es Dr. en Economía y Dr. en Ciencias de Dirección. Académico de la Academia Nacional de Ciencias Económicas, fue profesor y primer rector de ESEADE durante 23 años y luego de su renuncia fue distinguido por las nuevas autoridades Profesor Emérito y Doctor Honoris Causa. Es miembro del Comité Científico de Procesos de Mercado, Revista Europea de Economía Política (Madrid). Es Presidente de la Sección Ciencias Económicas de la Academia Nacional de Ciencias de Buenos Aires, miembro del Instituto de Metodología de las Ciencias Sociales de la Academia Nacional de Ciencias Morales y Políticas, miembro del Consejo Consultivo del Institute of Economic Affairs de Londres, Académico Asociado de Cato Institute en Washington DC, miembro del Consejo Académico del Ludwig von Mises Institute en Auburn, miembro del Comité de Honor de la Fundación Bases de Rosario. Es Profesor Honorario de la Universidad del Aconcagua en Mendoza y de la Universidad Peruana de Ciencias Aplicadas en Lima, Presidente del Consejo Académico de la Fundación Libertad y Progreso y miembro del Consejo Asesor de la revista Advances in Austrian Economics de New York. Asimismo, es miembro de los Consejos Consultivos de la Fundación Federalismo y Libertad de Tucumán, del Club de la Libertad en Corrientes y de la Fundación Libre de Córdoba. Difunde sus ideas en Twitter: @ABENEGASLYNCH_h

Capitalismo = anticapitalismo

Por Carlos Rodriguez Braun: Publicado el 26/4/22 en:

Y así sigue, toda esta tinta del calamar, que igual consigue que creamos que realmente daban lo mismo Estados Unidos que Rusia

Durante mucho tiempo, y por increíble que parezca, los anticapitalistas aseguraron que su sistema era mejor que el capitalismo. Así lo proclamaron los fascistas y los nacionalsocialistas y, de manera mucho más extendida y perdurable, los socialistas y los comunistas. El carácter servil, empobrecedor y criminal de las diversas variantes del socialismo llevó a sus defensores a cambiar su reivindicación, porque pasaron a sostener que, en realidad, capitalismo y anticapitalismo son prácticamente la misma cosa.

Lógicamente, la única forma de argumentar semejante despropósito es engañar o engañarse. De los muchos ejemplos que pone Paul Hollander en su notable libro, «Los peregrinos políticos», el más luminoso que recuerdo es el caso de un intelectual norteamericano, que, cuando ya no se podía negar el genocidio comunista, proclamó: «Sí, es verdad, en el socialismo hay campos de concentración, pero en el capitalismo…¡hay fábricas!».

Lo recordé al leer en «El País» al escritor y filósofo Santiago Alba Rico, que repetía el viejo mantra progresista, equiparando socialismo y capitalismo: «estos dos proyectos se disputaron el siglo XX con desigual fortuna, pero con resultados parecidos: despilfarro de recursos, desprecio por los límites de la Tierra, consideración de los humanos como puros medios de reproducción». Por tanto, según este distinguido intelectual, la historia contemporánea sería como el tango «Cambalache», en donde Enrique Santos Discépolo escribió, precisamente sobre el siglo XX: «todo es igual, nada es mejor».

Claro, quien cree semejante dislate es capaz de creer cualquier cosa, por ejemplo, otra venerable excusa estriba en alegar que, si el comunismo es malo, es porque en realidad no fue socialismo sino capitalismo: «el estalinismo era un capitalismo a pedales, trabajoso y represivo, mientras que el capitalismo, y más en su versión tecnológica, es un turboestalinismo, automático y libertario».

Y así sigue, toda esta tinta del calamar, que igual consigue que creamos que realmente daban lo mismo Estados Unidos que Rusia, o una Alemania que la otra, o que da lo mismo Corea del Norte que Corea del Sur, o que, si los cubanos pueden ser libres y pueden prosperar en Miami, pero no en La Habana, es por una lamentable casualidad. Ya lo sabe usted, la represión, los millones de muertos, la dictadura, la contaminación, la alienación, etc., están repartidas por mitades, porque socialismo y capitalismo tuvieron «resultados parecidos».

Carlos Rodríguez Braun es Catedrático de Historia del Pensamiento Económico en la Universidad Complutense de Madrid y miembro del Consejo Consultivo de ESEADE. Difunde sus ideas como @rodriguezbraun

La mancha de sangre más grande de América

Por Alberto Benegas Lynch (h) Publicado el 16/4/2en: https://www.infobae.com/opinion/2022/04/16/la-mancha-de-sangre-mas-grande-de-america/

En medio de la pandemia los datos que llegan sobre Cuba son más escalofriantes que nunca. La miseria, el hambre, la escasez de medicamentos, la ausencia de higiene básica y las muertes generan espanto

Fidel Castro

En vista de la actitud criminal de muchos cómplices de la isla-cárcel cubana, lo primero es abrir con un pensamiento clave de mi primo el Che Guevara (su abuela materna -Ana Lynch- era hermana de mi abuela paterna) expresado públicamente en 1967 en su mensaje a la Organización de Solidaridad con los Pueblos de Asia, África y América latina: “El odio como factor de lucha, el odio intransigente al enemigo, que impulsa más allá de las limitaciones naturales del ser humano y lo convierte en una eficaz, violenta, selectiva y fría máquina de matar. Nuestros soldados tienen que ser así, un pueblo sin odio no puede triunfar”.

Antes que eso su jefe Fidel Castro había manifestado en 1962 en su Segunda Declaración de La Habana que “Los intereses de la humanidad reclamaban el cese de la anarquía en la producción, el derroche, las crisis económicas y las guerras de rapiña propias del sistema capitalista. Las crecientes necesidades del género humano y la posibilidad de satisfacerlas, exigían el desarrollo planificado de la economía”. Luego precisó en las escalinatas de la Universidad de La Habana, en 1968 en su discurso titulado Ofensiva Revolucionaria que “El capitalismo hay que arrancarlo de raíz […] Hay que decir con toda claridad, hay que decir que no tendrán porvenir en este país ni el comercio, el trabajo por cuenta propia ni las industria privada”.

Es de gran importancia prestar debida atención a lo escrito en el libro de Jorge Masetti, quien creció en Cuba (hijo de Ricardo, fundador de Prensa Latina y amigo del Che Guevara) y agente de los servicios de espionaje cubanos en varios países latinoamericanos al efecto de preparar el terreno para la revolución comunista. El libro se titula El furor y el delirio. Itinerario de un hijo de la revolución cubana donde se lee: “Me percaté que […] la revolución había sido una estafa […] caigo en la cuenta de que la revolución ha sido un pretexto para cometer las peores atrocidades […] Nos escudábamos en la meta de la búsqueda de hacer el bien a la humanidad, meta que era una falacia”. También en sus intentos en otros países concluye: “Hoy puedo afirmar que por suerte no obtuvimos la victoria porque de haber sido así, teniendo en cuenta nuestra formación y grado de dependencia con Cuba, hubiéramos ahogado el continente en una barbarie generalizada”.

Como se ha apuntado en repetidas ocasiones, la propiedad privada constituye un derecho clave a los efectos de aprovechar del mejor modo los escasos recursos. En un mercado libre quienes atienden del mejor modo a sus semejantes obtienen ganancias y quienes yerran incurren en quebrantos, lo cual se da de bruces con empresarios prebendarios que aliados al poder de turno obtienen privilegios con lo que explotan miserablemente a sus semejantes. Como también se ha señalado es por esto que Marx y Engels en el Manifiesto Comunista han subrayado que toda su propuesta puede ser condensada en la abolición de la propiedad.

Por su parte Ludwig von Mises ha demostrado en 1920 como sin propiedad privada no hay precios (que precisamente surgen como consecuencia de transacciones de derechos de propiedad), si se elimina este derecho no hay posibilidad alguna de contabilidad, de evaluación de proyectos ni de cálculo económico en general puesto que no se sabe que es y que no es rentable. Y sin llegar a este extremo, en la medida en que los aparatos estatales intervienen en los precios, en esa medida, se distorsionan esos indicadores con el consiguiente despilfarro de recursos, lo cual, a su vez, reduce salarios e ingresos en términos reales puesto que las tasas de capitalización constituyen el único factor que permite elevar el nivel de vida.

Entonces, independientemente de las matanzas, las torturas y las persecuciones que inexorablemente imponen los regímenes totalitarios, debe destacarse el grave problema técnico que necesariamente conduce a la miseria y a la pobreza extrema, en este último caso no solo en los sistemas totalitarios sino en los estatistas de todo color y por los mismos motivos de desatino económico que perjudican a todos pero muy especialmente a los más necesitados y vulnerables.

Como se ha subrayado una y otra vez, Cuba, a pesar de las barrabasadas inauditas de Batista, debido a la inercia de otras épocas, era la nación de mayor ingreso per cápita de Latinoamérica; eran sobresalientes en el mundo de las industrias del azúcar, refinerías de petróleo, cerveceras, plantas de minerales, licores de prestigio internacional. Tenía televisores, radios y refrigeradores en relación a la población igual que en Estados Unidos, líneas férreas de gran confort y extensión, hospitales, universidades, teatros y periódicos de gran nivel, asociaciones científicas y culturales de renombre, fábricas de acero, alimentos, turbinas, porcelanas y textiles.

El contragolpe a Batista estaba plenamente justificado frente a los golpes que asentaba al sistema republicano pero resulta que el remedio fue mucho peor que la enfermedad con la instalación del comunismo. Por supuesto que no se justifica el haber trocado al déspota por una tiranía horrorosa en base a promesas falsas y patrañas de diverso calibre. Recordemos que en la revista cubana Bohemia, el 26 de julio de 1957 se publicó “el Manifiesto de la Sierra” que consistía en las declaraciones de Fidel Castro que prometió restaurar la Constitución de 1940, convocar a elecciones libres, democráticas y multipartidarias en seis meses y total libertad de prensa. También el 13 de enero de 1959 en declaraciones a la prensa local e internacional manifestó Fidel Castro: “Sé que están preocupados de si somos comunistas. Quiero que quede bien claro, no somos comunistas”.

De todos modos si se condenara todo contragolpe habría que condenar, por ejemplo, todas las revoluciones independentistas del siglo XIX en América del Sur contra los atropellos de la corona española y, en el siglo anterior, la estadounidense contra los abusos de Jorge III y tantos otros casos de tiranías insoportables, incluso la lucha aliada contra Hitler.

Por otro lado, es increíble que todavía pululan desfachatados que dicen que por lo menos hay buena educación y servicios adecuados de salud. Antes hemos aludido a este tema pero en vista de nuevos rebrotes se hace necesario reiterarlo. Respecto a lo primero es suficiente señalar la contradicción en los términos de hablar de educación donde prima el adoctrinamiento y la censura, además de tener que escribir en lápiz para que la próxima camada pueda borrar y usar el mismo papel debido a la escasez de ese material. El alfabetismo no consiste sólo en saber leer y escribir, radica antes que nada en la libertad de pensamiento y de acción. Fidel Castro, en su discurso en las escalinatas de la Facultad de Derecho (¡nada menos!) de la Universidad de Buenos Aires el 26 de mayo de 2003 aclaró lo que significa para su régimen la educación en cuanto a la colonización de las mentes a través del comunismo: “Una revolución educacional bien profunda”(sic). En cuanto a la salud, es suficiente consultar los múltiples escritos de la neurocirujana cubana Hilda Molina para percatarse de las pocilgas que son los hospitales y solo mantenido un reducto para los miembros de la banda gobernante y extranjeros amigos a los efectos de adornar la vidriera.

Los totalitarios consideran que manejando a su antojo vidas y haciendas ajenas pueden fabricar un “hombre nuevo”. Son unos hipócritas que habitualmente viven en el lujo consecuencia de la expropiación al fruto del trabajo ajeno y se arrogan la facultad de dictaminar cómo deben vivir los súbditos. La revista Forbes publicó que Fidel Castro figuraba entre los hombres más ricos del planeta.

Específicamente las obras de mayor calado respecto al caso cubano son las de Carlos Alberto Montener, Armado Valladares, Huber Matos, Guillermo Infante Cabrera, Loris Zanatta, Hilda Molina y Guillermo Martínez Márquez. Y en general respecto al totalitarismo se destacaEl libro negro del comunismo. Crímenes, terror y represión de Séphane Courtois, Nicolas Werth, Jean-Louis Pané, Andrzej Packowski, Karol Bartosek y Jean-Louis Margolin consignan los asesinatos de cien millones de personas desde 1917 a 1997 por los regímenes comunistas de la Unión Soviética, China, Vietnam, Corea del Norte, Camboya, Europa Oriental, África y Cuba, es decir a razón de más de un millón de masacrados por año durante 80 años.

Es un insulto a la inteligencia que en aquellos contextos autoritarios se declame que el arrancarle recursos a unos para entregárselos a otros es una muestra de “solidaridad”, lo cual además constituye un agravio a esa noción y a la misma idea de caridad donde nunca está presente el uso de la fuerza.

Solo durante el año pasado se han detenido a casi dos mil personas, la mayoría perteneciente a las Damas de Blanco y durante el año que corre ha habido muchas más detenciones en las recientes manifestaciones de valientes insurrecciones a partir del 11 de julio pasado en un contexto siempre de amordazamiento a la prensa con un partido único. Como el sistema comunista no es capaz de producir nada eficientemente (¡ni azúcar!), Cuba primero se financiaba con el producto del saqueo en gran escala a los súbditos de la URSS y luego por el petróleo venezolano y las privaciones de ese pueblo. Ahora que el chavismo está agonizando, los sátrapas cubanos se encuentran en mayores dificultades pero confían en la imbecilidad de algunos vecinos del continente.

Todas las personas con algún sentido de dignidad se entristecen frente a esta infamia porque no olvidan los alaridos de dolor de los presos atestados en mazmorras y las miserias espantosas por las que atraviesan los cubanos cotidianamente, en cuyo contexto aparecen turistas que disfrutan playas y otros privilegios como contrapartida de sus financiaciones a los carceleros.

Conozco de cerca aquellos estropicios norteamericanos (más bien antinorteamericanas) que dan la espalda a la extraordinaria tradición de libertad de su propio pueblo y se creen con cierta gracia al alabar al ex barbudo de la isla cubana, a su hermano o al actual carcelero, diciendo que admiran la igualdad que impera y el amor que prima en el pueblo, mientras los que declaman se alimentan, se visten y se atienden en Estados Unidos.

También están los llamados empresarios sedientos de hacer negocios con el aparato estatal sin importarles el sufrimiento y el padecimiento ajeno que se multiplica cada vez que los mandones reciben financiamiento. Y, por último, los tilingos de siempre que apoyan movimientos socialistas mientras tienen a buen resguardo sus cuentas bancarias en lugares civilizados.

Sin duda que siguen los tontos útiles que festejan ruidosamente todos los zarpazos del Leviatán aunque, en definitiva, son perjudicados por el sistema que apoyan y algunos autodenominados cristianos que traicionan abiertamente los mandamientos de no robar y no codiciar los bienes ajenos sin entender en lo más mínimo los pilares de la sociedad abierta, de la responsabilidad individual, el respeto recíproco ni la moral.

Como hemos puntualizado, es inconcebible pero cierto que la isla-cárcel cubana se ha mantenido por más de sesenta años bajo las garras y fauces criminales de los sátrapas castristas. Este clima bochornoso y nauseabundo parte el corazón de cualquier persona normal, pero todavía hay cretinos que alaban el régimen totalitario, organizaciones internacionales que aceptan que las integren representaciones de los antedichos asesinos seriales en el contexto de los balseros que cruzan el mar en busca de libertad, asumiendo los tremendos riesgos de los fusileros de la isla, los tiburones o el naufragio.

Es del caso repasar lo escrito por José Martí en una de sus estadías en Estados Unidos: “Estoy en un país donde todos aparecen como amos de sí mismos. Uno puede respirar libremente, aquí la libertad es el fundamento, el escudo y la esencia de la vida”.

Hoy en medio de la pandemia resultan más escalofriantes que nunca los datos y las informaciones que llegan de Cuba donde la miseria, el hambre, la escasez de medicamentos elementales, la ausencia de higiene básica y las muertes hacen que cualquier persona normal quede espantada frente a este tétrico cuadro de situación. Es de desear que nuestros hermanos cubanos pronto puedan liberarse de esa espantosa isla-cárcel y formar parte de una sociedad libre. Desgraciadamente hay varias manchas de sangre en América como Venezuela, Nicaragua y también Haití que con 20 gobiernos en 35 años sigue la línea totalitaria y algunos imitadores latinoamericanos que pretenden lo propio…pero nada como Cuba.

Alberto Benegas Lynch (h) es Dr. en Economía y Dr. en Ciencias de Dirección. Académico de la Academia Nacional de Ciencias Económicas, fue profesor y primer rector de ESEADE durante 23 años y luego de su renuncia fue distinguido por las nuevas autoridades Profesor Emérito y Doctor Honoris Causa. Es miembro del Comité Científico de Procesos de Mercado, Revista Europea de Economía Política (Madrid). Es Presidente de la Sección Ciencias Económicas de la Academia Nacional de Ciencias de Buenos Aires, miembro del Instituto de Metodología de las Ciencias Sociales de la Academia Nacional de Ciencias Morales y Políticas, miembro del Consejo Consultivo del Institute of Economic Affairs de Londres, Académico Asociado de Cato Institute en Washington DC, miembro del Consejo Académico del Ludwig von Mises Institute en Auburn, miembro del Comité de Honor de la Fundación Bases de Rosario. Es Profesor Honorario de la Universidad del Aconcagua en Mendoza y de la Universidad Peruana de Ciencias Aplicadas en Lima, Presidente del Consejo Académico de la Fundación Libertad y Progreso y miembro del Consejo Asesor de la revista Advances in Austrian Economics de New York. Asimismo, es miembro de los Consejos Consultivos de la Fundación Federalismo y Libertad de Tucumán, del Club de la Libertad en Corrientes y de la Fundación Libre de Córdoba. Difunde sus ideas en Twitter: @ABENEGASLYNCH_h

El “cripto verso” es imparable, pero todavía incipiente

or Alejandro A. Tagliavini: Publicado el 27/4/22 en: https://alejandrotagliavini.com/2022/04/27/el-cripto-verso-es-imparable-pero-todavia-incipiente/

Hace tiempo, cuando me enteré por primera vez de que, por ejemplo, en Decentraland algunos “terrenos” cotizaban en millones de dólares pensé, como muchos, que esa era la burbuja más grande de la historia, ridículamente grande: ¿quién paga millones por una parcela que no es más que un dibujo en una PC?, hay que estar muy zarpado… Pero eso no es todo, hay quienes compran esas propiedades (con formato de NFT, non-fungible tokens o tokens no fungibles), “construyen” sobre ellas y luego ¡las alquilan obteniendo una renta mensual! De locos.

                  Pero luego me lo explicaron. Esos “terrenos” están, por caso, ubicados en “ciudades” virtuales que reciben miles, sino millones, de visitas diarias de ciber navegantes que, eventualmente, pueden “entrar” en los locales y comprar artículos electrónicos, ropa, o participar en conciertos pagando una entrada o una fiesta a la que se accede con un avatar, y pagando, con un DJ que cobra por su trabajo.

                  Por caso, hace poco se realizó la Semana de la Moda en el Metaverso, el Metaverse Fashion Week (MVFW), que incluyó a más de 60 expositores como Selfridges, Tommy Hilfiger, Dolce & Gabbana, Vogue, Forever 21, Kirkwood, Estée Lauder y Perry Ellis. Por cierto, no faltó el “after party” con la presencia de personalidades y, durante la fiesta de cierre, el show de la canadiense Grimes, la pareja de Elon Musk.

                Todo eso es posible a través de la tecnología blockchain (cadena de bloques) de Ethereum -que permite los Smart Contracts-, con la cual se pueden crear avatares únicos de sí mismos, realizar compras y pagos entre los usuarios de la plataforma, en base a los NFT. Y esto conlleva la verdadera democracia de las criptomonedas, en donde los gobiernos, como los conocemos actualmente, no son sino imposiciones violentas de animales primates.

                Es que en este mundo del blockchain, como es el caso de Bitcoin (BTC), nadie realmente gobierna -en el sentido de que nadie impone su criterio ni voluntad sobre otro por muy “justa” que sea- sino que todos son libres de tomar las decisiones que quieran con el único requisito de ser -aunque completamente anónimas, según el deseo de cada uno- transparentes y verdaderas y validadas, en todos los casos, por la mayoría simple de cientos de miles de computadoras repartidas por el mundo.

                Por cierto, aunque el mundo virtual -siempre con base final en el real- es imparable y abarcará todos los órdenes de la vida, como todos estos desarrollos tan incipientes, novedosos y rápidos, es todavía muy inestable y hay que manejarse con cierto cuidado porque suelen mezclarse oportunistas y errores, a veces graves, de principiantes.

               Tanto el BTC como el ether se “minan” -se producen- utilizando un método de “prueba de trabajo” (POW), en el que miles de mineros, o nodos de la red, compiten para resolver muy complejos rompecabezas matemáticos. Es un proceso que requiere una gran cantidad de computación, de energía, siendo que el método alternativo de “prueba de participación” (POS) utiliza mucho menos.

              Ethereum lleva tiempo sufriendo problemas de velocidad y costos de procesamiento ya que sólo procesa 30 transacciones por segundo como blockchain de POW, pero espera procesar hasta 100.000 transacciones al pasarse a POS -la ether 2.0- lo que le permitirá competir con otras criptomonedas alternativas más pequeñas, como Solana y Cardano, que utilizan POS parcial o totalmente, para aplicaciones financieras descentralizadas como el comercio, la inversión, los préstamos e incluso los NFT.

               Eso siempre y cuando Ethereum efectivamente realice su actualización. Como cuentan Medha Singh y Lisa Pauline Mattackal, el «ether» ha prometido pasar al siguiente nivel, superando a sus rivales criptográficos e incluso eclipsando al padrino, el BTC. Pero se suponía que la criptodivisa número 2 estaba a semanas, prevista para junio, de la «fusión» o «merge», una actualización transformadora de su «blockchain» Ethereum para hacerla más rápida, más barata y con menos consumo de energía, lo que abre la perspectiva de un futuro criptográfico más ágil y limpio.

               Pero esa fusión se ha retrasado, preocupando a algunos inversores. «Los maxis de Ethereum, la gente que cree en ‘el flippening’, creen que llegará muy pronto», dijo Noelle Acheson, jefa de perspectivas de mercado en Genesis Trading, «pero es sólo una teoría y está por ver». Ether cayó un 8%, de USD 3.215 a 2.947, el 11 de abril pasado cuando el desarrollador principal de Ethereum, Tim Beiko, dijo en Twitter que el lanzamiento de junio estaba atrasado mientras continuaban las pruebas, “definitivamente estamos en el capítulo final», aseguró. Este mes ha bajado un 13%, hasta los USD 2.844.

                 Por el momento, la capitalización de mercado de ether, de USD 358.000 M, es menos de la mitad de la de bitcoin, y ambas representan el 60% del mercado de las criptomonedas. Sin embargo, el BTC sigue siendo sólo una inversión sin ninguna capacidad real de ser utilizado para contratos – Smart contracts- en aplicaciones financieras descentralizadas. Por esta razón, muchos inversores creen que es inevitable que se produzca un gran vuelco en el mercado y que la fusión -el ether 2.0- actúe como catalizador para que Ethereum se convierta en la plataforma dominante. «Estamos viendo que los fondos rotan hacia Ethereum en preparación para la fusión, aunque no sabemos cuándo va a ser», dijo Acheson.

                 Entretanto, la Casa Blanca -y todos los políticos- intenta regular sino prohibir el mundo cripto reconociendo abiertamente que amenaza la vida de su “gobierno” al trasladar el poder a la gente en el ciber espacio. La portavoz de la Casa Blanca, Jen Psaki, hace un llamamiento de nuevo a que el Congreso de EE.UU. apruebe nuevas regulaciones que obliguen a redes sociales como Twitter a rendir cuentas por «los daños que causan». Se pronunció así poco después de que se anunciara que fue aceptada la oferta de compra de Elon Musk por unos USD 44.000 M.

Alejandro A. Tagliavini es ingeniero graduado de la Universidad de Buenos Aires. Asesor Senior de The Cedar Portfolio, Miembro del Consejo Asesor del Center on Global Prosperity, de Oakland, California y fue miembro del Departamento de Política Económica de ESEADE. Síguelo como @alextagliavini

División del trabajo, ventajas comparativas y proteccionismo

Por Gabriel Boragina. Publicado en: http://www.accionhumana.com/2022/04/division-del-trabajo-ventajas.html

‘’Cooperando cada uno de nosotros hace lo que puede hacer mejor e intercambia los excedentes. Un sistema que se auto-regula cooperativamente por el principio de simpatía que vamos y hacemos cosas según esa inclinación natural’’[1]

En realidad, la palabra simpatía no parece la más adecuada excepto que el autor este dándole un sentido que no aparece nítido de entrada. Como dijo Adam Smith, no es por caridad ni por benevolencia hacia el prójimo que la gente intercambia sino por pura necesidad, es decir para satisfacer sus propios intereses egoístas (aquí la palabra egoísmo se emplea como sinónimo de interés propio, que era el mismo sentido que le daba L. v. Mises, y no en el significado peyorativo que normalmente se le otorga).

Si se quiere decir por ‘’simpatía’’ que hacemos las cosas que más nos gustan, es notorio que, a veces, lo que más nos gusta no es lo que hacemos mejor. De allí que, el término no resulte del todo feliz. Tampoco lo es si por simpatía se quiere referir que hacemos cosas bien porque los demás nos resultan simpáticos, lo que claramente tampoco es real, salvo en situaciones muy puntuales.

‘’¿Esto qué produce? Dicen los economistas que, mutatis mutandis, cambiando lo que haya que cambiar, el principio de división del trabajo aplicado a las naciones, países, regiones, se convierte en el concepto de ventajas comparativas, es decir, las colectividades, las instituciones, las sociedades, zonas, regiones o países, tienen ventajas comparativas unas respecto de otras. Hay un país que puede hacer una cosa mejor que otra, entonces no tiene sentido que todos hagan todo sino que todos descubran dentro del principio de división del trabajo qué pueden hacer mejor y exploten lo que puede hacer mejor’’[2]

Sin embargo, no todos los economistas sostienen esa teoría. Se puede decir que -con excepción de los economistas liberales- nadie más participa de esa tesis. De lo contrario, el mundo no estaría tan mal económicamente como lo está. De hecho, antes del siglo XVIII la gran mayoría del mundo era proteccionista, y los teóricos que se ocupaban del tema propiciaban la autarquía por encima del librecambio.

La Edad Antigua, Media y Moderna (en la clásica aunque bastante cuestionable división escolar de las etapas históricas) fueron dominadas prácticamente por el feudalismo, el que luego -paulatinamente según zonas y momentos- fue siendo reemplazado por el mercantilismo. Imperaba en la época el Dogma Montaigne llamado así por el pensador francés de ese tiempo que sintetizaba el problema bajo el apotegma que formuló por el cual según él ‘’La pobreza de los pobres era consecuencia de la riqueza de los ricos’’, y fue en base a esta popular falacia que se cimentaron las ideas proteccionistas primero y socialistas después. En tal sentido, Montaigne fue un temprano precursor del marxismo.

Muy tardíamente, hacia finales del siglo mencionado antes (XVIII) trabajosamente fueron tomando cuerpo las primeras ideas librecambistas. Sin embargo el siglo XX con el advenimiento del socialismo representó históricamente una regresión a las épocas más primitivas del mundo, con una vuelta hacia las economías tribales de subsistencia. Aunque pareciera de toda obviedad, lo que expone el párrafo citado sigue siendo al día de hoy una teoría cuasi revolucionaria aceptada por muy pocos.

Pero el autor comentado sigue explicando el modelo :

‘’El ejemplo prototípico es Chile, que ha creado toda su filosofía y su política económica en la explotación de su ventaja comparativa y ¿Cuál es su ventaja comparativa? La estación cambiada. Cuando los agricultores chilenos descubrieron una cosa obvia, que están al sur del Ecuador y pueden vender fruta al norte cuando allá es invierno, se volvieron ricos porque en lugar pretender ser un país desarrollado haciendo fábricas para competir con los chinos, cosa que nunca podrían hacer, decidieron vender manzanas, flores, peras y salmones, al norte. Es decir, vender en Ámsterdam, Frankfurt o en Londres un ramo de rosas por San Valentín no vale lo mismo que venderlo en Lima o Bogotá, donde es verano, pero al norte, donde no es verano, explotas a un precio distinto’’[3]

En realidad, el ejemplo aplicaría no sólo a Chile sino también a la Argentina antes de la llegada del populismo en la década del 40 hasta la fecha. La grandeza de la economía argentina residió (hasta principios del siglo pasado) en su carácter de productor y exportador de artículos primarios (denominación clásica que se les da a aquellos que son de origen agropecuario y ganadero).

En aquella época las ideas liberales estaban más aceptadas (si bien no plenamente) que con posterioridad. La Argentina se especializó en lo que sus ventajas naturales le permitían y, en base a ello, se convirtió en un país agroexportador, colocando sus productos en los mercados internacionales con gran aprobación. Todo esto duró hasta que las teorías intervencionistas y proteccionistas fueron ganando terreno hacia finales de la década del 30 y fueron abriéndose camino hasta la actualidad. Fue a partir de allí que se inició la vía hacia el subdesarrollo del país en el que continua sumido a hoy.

El peronismo significó el apogeo de estas ideas retardatarias, y su inexplicable vigencia la causa de la frustración y postergación del país hasta hoy. Incluso en los breves intervalos en los que no fue gobierno sus eventuales reemplazantes dieron una suerte de continuidad (aunque en sus discursos lo negaran) a sus más perversas prácticas, las que apenas se atrevieron a suavizar un poco, o darles una apariencia más ‘’presentable’’, pero en ningún caso representaron una erradicación de cuajo de su proteccionismo e inclinaciones autárquicas.

Pero otro tanto ocurrió con los demás países de la región en distintos grados, variantes y periodos. Chile fue quien, quizás, mejor mantuvo la filosofía que expone el autor comentado. Pero al momento de escribir estas líneas un gobierno de corte comunista amenaza con sumir al país nuevamente en la autarquía, lo que equivaldría a destruir lo que con tanto esfuerzo se obtuvo.


[1] Enrique Ghersi ‘’El costo de la legalidad’’. publicado por institutoaccionliberal • 16/01/2014 • El costo de la legalidad | Instituto Acción Liberal http://institutoaccionliberal.wordpress.com/2014/01/16/el-costo-de-la-…

[2] Ghersi ‘’El costo…’’ Ibídem.

[3] Ghersi ‘’El costo…’’ Ibídem.

Gabriel Boragina es Abogado. Master en Economía y Administración de Empresas de ESEADE. Fue miembro titular del Departamento de Política Económica de ESEADE. Ex Secretario general de la ASEDE (Asociación de Egresados ESEADE) Autor de numerosos libros y colaborador en diversos medios del país y del extranjero. Síguelo en  @GBoragina

Guardá la espada

Por Gabriel J. Zanotti. Publicado en 4/22 en: https://faroargentino.com/2022/04/guarda-la-espada/

Sólo llega lo que logra ir venciendo lentamente horizontes culturales en principio imbatibles. Y para eso hay que vencer la tentación de la revolución, para pasar a la evolución cultural

En estos días los cristianos de todo el mundo conmemoran el momento de la Cena del Señor, y su pasión. Veremos cómo pasar un importante símbolo del relato a los seres humanos de todo el mundo, creyentes o no.

Hay algo que siempre me llamó la atención del relato de la última cena. Es el momento posterior del arresto de Cristo. Pedro saca una espada para defenderlo y Jesucristo le dice: «guardá la espada».

La interpretación habitual del pasaje es que ello es coherente con lo que antes le había dicho a Pilatos: «Mi reino no es de este mundo«. De ninguna manera niego esa interpretación. Es más, Jesucristo la ratifica: «Si mi reino fuera de este mundo, mis servidores habrían venido a defenderme«. Él no ignoraba la lógica de los reinos de este mundo. Pero su misión era otra. Siempre me pregunto qué habrá pensado verdaderamente Pilatos cuando lo escuchó. ¿Se habrá preocupado al menos por un segundo?

A pesar de que esta interpretación es correcta, tengo la hipótesis de que hay un símbolo adicional. Alguien podría decir: – ok, no hubo espadas, hubo crucifixión, y desde el punto de vista político, los romanos siguieron allí. La revolución que quería Barrabás, líder de los “romanos go home”, no se produjo. O sea, parece que el reino de este mundo siguió igual, exactamente igual. Sí, excepto por un pequeño detalle. Los cristianos, pacíficos (digo, los primeros….) no querían molestar al Imperio. Sólo había un temita, una cosita de nada, una pequeñez. No iban a dar culto al emperador. 

Los romanos advirtieron el peligro. Coherentemente, los persiguieron hasta el alma para que lo hicieran. Porque no hacerlo era herir de muerte a la lógica del Imperio. Era quitarle legitimidad al poder ilimitado. Era, en realidad, una actitud que exigía pacíficamente un limited goverment: a mi conciencia no llegás. Sí, serás el emperador, pero no de mi alma. Pequeño detalle.

Pero, ¿por qué pudieron los cristianos mantenerse tan firmes?

Precisamente, porque el reino de Dios no es de este mundo. Como muy bien explica Ratzinger, si Cristo hubiera fundado un reino de este mundo, hubiera tenido todas las limitaciones y dificultades consiguientes: un territorio, un ejército, etc. O sea, no hubiera sido universal, ni hubiera llegado hasta el alma. Pero Cristo fundó la Iglesia, que es universal, que no tiene límites, y que llega directamente, y precisamente, hasta el alma. 

Cuando algo nos llega hasta el alma, cuando algo nos transforma hasta los huesos, parece que no pasa nada, pero pasa. Todo tranquilo, sigo siendo el mismo, sigo con el trabajo, mis amigos, pago el impuesto (mm, aquí se enojan los anarcos….), pero….. Eso no. ¿Darte culto? ¿A vos, Imperio? No. Eso no, Nunca. No, no y no.

Y eso destruyó al Imperio. 

Siempre me he preguntado cómo hacer cambios radicales en paz. Porque casi siempre surgen de las guerras o de las revoluciones. La revolución y la espada van de la mano. Y la tentación revolucionaria, el NO guardar la espada, llega a todos. No coherentemente, pero llega. Castro, Videla y Dick Cheney tuvieron una cosa en común: la espada. Pero no funciona. Porque no llega hasta el alma. Llega al premio, al castigo, al temor, a la corrupción, al terror, pero no hasta el alma.

Sólo lo que allí llega, logra ir venciendo lentamente horizontes culturales en principio imbatibles. Y para eso hay que vencer la tentación de la revolución, para pasar a la evolución cultural. Pero no la hay, tampoco, si no estamos radicalmente convencidos. 

Los partidarios de la libertad, en estos momentos, somos pequeños cristos en medio de imperios romanos decadentes pero insistentes. La tentación de violencia está a la vuelta de la esquina. Pero debemos guardar la espada y comenzar a decir no. Debemos fundar una nueva subcultura, debemos nuevamente poner en peligro al Imperio, precisamente porque no le hicimos la guerra, sino porque estamos llegando hasta el alma. 

A partir de allí, nunca mejor dicho, que sea lo que Dios quiera.

Gabriel J. Zanotti es Profesor y Licenciado en Filosofía por la Universidad del Norte Santo Tomás de Aquino (UNSTA), Doctor en Filosofía, Universidad Católica Argentina (UCA). Es Profesor en las Universidades Austral y Cema. Director Académico del Instituto Acton Argentina. Profesor visitante de la Universidad Francisco Marroquín de Guatemala. Publica como @gabrielmises

Lineamientos de la Reforma Fiscal, clave para asegurar el shock de oferta

Por Gustavo Lazzari. Publicado el 12/4/22 en: https://www.infobae.com/opinion/2022/04/12/lineamientos-de-la-reforma-fiscal-clave-para-asegurar-el-shock-de-oferta/

Para salvar más de 100.000 empresas hoy sin calificación bancaria se necesitan moneda, clima de negocios, marco de normas estable, justicia y apertura económica. Para eso es imprescindible un shock de oferta a partir de medidas fiscales, desregulatorias y laborales. Ideas para las primeras

Fachada de la AFIP

La Argentina necesita un shock de oferta. Esto significa activar el músculo privado de las 600.000 empresas grandes, medianas y pequeñas. Pero además, necesitamos que los siete millones de trabajadores informales, también llamada Economía Popular, puedan formalizar sus empresas y creen al menos 250.000 empresas más de tres personas al inicio. Adicionalmente es necesario crear trabajo privado para, al menos, un millón de personas que deben reducirse del sector público y 1,2 millones de beneficiarios de planes. Esto significa 100.000 empresas más. Necesitamos por tanto un millón de empresas en el sector privado. Produciendo bienes y servicios para el mercado interno en cualquiera de los sectores de la economía.

¿Qué necesitamos para crear 350.000 empresas nuevas, pujantes, y vigorosas? ¿Qué necesitamos para fortalecer y darle vida a las 600.000 empresas que vienen soportando un estado inviable? ¿Qué necesitamos para salvar a las más de 100.000 empresas sin calificación bancaria, tras los quebrantos sufridos en los últimos años?

Moneda, clima de negocios, marco de normas estable, justicia, apertura económica. Correcto.

Pero como condición necesaria, imprescindible, está el shock de oferta, un conjunto de medidas fiscales, desregulatorias y laborales tendientes a constituir los requisitos mínimos para crear un clima proclive a la creación de empresas, trabajo y producción.

Dicho en otros términos. La Argentina está tan bloqueada, tan intrincada, es tan inviable que una buena reforma macroeconómica no alcanza. Se necesita además una transformación profunda de la microeconomía. Del modo en el cual se crean, crecen subsisten y se mantienen las empresas.

La revolución microeconómica también la llamamos shock de oferta, implica una serie reformas fiscales, laborales y regulatorias, todas a la vez. Necesariamente todas a la vez. La simultaneidad es imprescindible. No se puede pensar en una sin la otra pues las tres reformas generan sinergias y la utilidad de una medida depende de la libertad que implica la otra. En forma separada y atemporales las reformas pierden efectividad.

La sostenibilidad de dichas reformas depende positivamente del grado de éxito a corto plazo. Por ello, la simultaneidad, vale reiterar, es imprescindible.

Trataremos el tema en tres artículos a efectos de exponer los temas sin cansar al lector.

Lineamientos para la reforma tributaria

Argentina necesita un nuevo sistema tributario. El actual es irreformable. No acepta mejora ni reestructuraciones. Es absolutamente inviable. Es complejo, caro, injusto, genera evasión, y expulsa gente y empresas del sistema económico, además del sistema formal.

En la Argentina hay 180 impuestos, y 100 mecanismos de recaudación, inconstitucionales, inadministrables. Las descripciones están de más. Un sistema que no recauda, expulsa, funde empresas, genera opacidad, arbitrariedad y corrupción es inviable y requiere por tanto una reforma total. Un nuevo sistema. Menos impuestos recaudan más. Con menos impuestos y más claridad y justicia en la relación “fisco-ciudadanos” el incremento en la base imponible superará con creces los efectos de la reducción en las alícuotas.

El nuevo sistema tributario argentino debería contar con las siguientes instituciones.

1. Pocos impuestos. La sumatoria de los impuestos nacionales, provinciales y municipales no deben superar la decena.

2. Claridad. Los impuestos deben ser claros, el pagador de impuestos debe saber con exactitud cuánto debe pagar, en concepto de qué está abonando el tributo.

3. Economicidad. Recaudar el impuesto no puede ser un costo adicional para el pagador. “No es prudente extraer del público más recursos que los que ingresan al fisco”. Con esta expresión Adam Smith en 1776 nos quiere decir que la complejidad y la burocracia molesta al que paga y no genera ingresos adicionales.

4. El Régimen General no puede ser una tortura administrativa y fiscal.

5. Un Régimen simplificado (monotributo simple) amplio y generoso. Simple y económico. Sólo tres categorías techos muy altos.

6. Eliminación de todos los regímenes de percepciones y retenciones. (Nacionales, provinciales y municipales)

7. Eliminación de 160 impuestos, ingresos brutos, sellos, combustibles, tasas disimuladas, bienes personales, impuesto a la riqueza, débitos y créditos, etc., etc.

8. El nuevo sistema impositivo debe basarse en IVA y Ganancias con tasas reducidas compartidas automáticamente on line entre nación y cada provincia. Evaluar el impuesto a la última venta como único tributo provincial coparticipable a municipios en forma automática y online.

9. Coparticipación automática. Por mandato constitucional no se podría eliminar la coparticipación pero sí hacerla algorítmica. Esto es, asignación y derivación automática de los fondos recaudados a nación o provincias según corresponda.

10. Estabilidad tributaria. Concepto de “Techo Fiscal”. Fijación de la tasa consolidada de impuesto máxima. La sumatoria de todos los impuestos se expresan en una “tasaconsolidada”. A partir de dicha tasa máxima consolidada todo incremento proveniente de cualquier jurisdicción deviene en nulo y habilita en forma automática demandas por confiscatoriedad. Implica otorgar valor objetivo al impuesto máximo admisible. El Techo Fiscal da previsibilidad. Tiene como antecedente la ley de estabilidad fiscal de la minería de la década del noventa. Equivale al “arancel máximo consolidado”, institución clave de la Organización Mundial de Comercio (OMC).

11. Cuenta única tributaria para todos los impuestos vigentes. La AFIP administrará para cada CUIT una suerte de cuenta corriente. Allí derivarán los ingresos que los pagadores determinen y lo asignará de la forma que desee al impuesto nacional, provincial y municipal que desee. Podrá ser en forma manual o automática (fija).

12. Régimen de amortización acelerada para inversiones

13. Ganancias reinvertidas no pagan impuestos

14. Igual trato tributario. La exigencia al pagador de impuestos debe ser igual a la exigencia al ente recaudador. Válido para temas de intereses, aplicación de saldos y requisitos de información.

15. Simplificación de gestión. Un solo aplicativo para todos los impuestos. Una sola cuenta tributaria.

16. Beneficio a nuevas empresas. Comenzarán a pagar impuesto a las ganancias cuando la sumatoria de ganancias de hasta diez períodos alcance el valor de la inversión inicial. (Estonia)

17. Puente Fiscal: Mecanismo de formalización masiva en base a incentivos. Bono de pago eventual. Incentivos para la formalización voluntaria de la economía.

18. Limitación institucional a los embargos y ejecuciones de AFIP y organismos de fiscalización provinciales y municipales. La autoridad de aplicación del Poder ejecutivo nacional tendrá como función actuar como habilitador de embargos y ejecuciones. La AFIP no podrá solicitar embargos al juez sin la autorización expresa de la autoridad de aplicación. Se abre una instancia de negociación y consulta previa antes de proceder a embargos. Los embargos dañan la capacidad económica y financiera de la empresa lo cual lleva a menos recaudación, quebrantos e desformalización.

19. Devolución automática de los saldos acumulados en todos los impuestos a través de los regímenes de pago a cuenta. Dicha devolución será instrumentada a través de la libre disponibilidad de dichos saldos para aplicarse a cualquier impuesto de cualquier jurisdicción.

20. Eliminación de toda injerencia del estado en las cuentas corrientes y plazos fijos bancarios. Eliminación de mecanismos de información y control sobre los depósitos en efectivo por montos hasta 20% mayores al nivel de facturación promedio. Esta medida tiene por motivo que el efectivo no genere más economía informal. (Blanqueo del flujo).

No se trata de “20 verdades fiscales” ni pretende ser un listado exhaustivo. Estos lineamientos son un resumen. Aportamos en forma resumida instituciones que pueden contribuir a un sistema fiscal amigable que incentiva el incremento en la producción, inversiones y empleo.

En sucesivas notas detallaremos los lineamientos de la desregulación administrativa y laboral necesarias para el shock de oferta que va a salvar a la Argentina.

Gustavo Lazzari es Licenciado en Economía, (UCA), Fue Director de Políticas Públicas de la Fundación Atlas para una Sociedad Libre, y fue investigador del Proyecto de Políticas Públicas de ESEADE entre 1991-92, y profesor de Principios de Economía de 1993 a 1998 y en 2002. Es empresario. Publica como @lacha

La llamativa actualidad de Mariano Moreno

Por Alberto Benegas Lynch (h) Publicado el 9/4/22 en: https://www.infobae.com/opinion/2022/04/09/la-llamativa-actualidad-de-mariano-moreno/

El Secretario de la Primera Junta defendía el librecomercio y consideraba al endeudamiento externo como un “recurso miserable”

Mariano Moreno, el inspirador de la Gaceta de Buenos Aires, cuyas páginas reflejan la defensa de los ideales revolucionarios

Hay tres fuentes principales para adentrarse en los textos de este prohombre: Escritos de Mariano Moreno de Editorial Coni en 1896 con prólogo de Norberto Piñero, la parte pertinente de Crítica literaria de Paul Grussac de 1924 reeditada por Editorial de Belgrano en 1980 y Clásicos argentinos: Mariano Moreno bajo la dirección de Ricardo Levene, Ediciones Estrada en 1956. En esta oportunidad extraemos el célebre escrito con que abre este último trabajo, conocido como La representación de los hacendados al efecto de usarlo como puntapié inicial para elaborar sobre la materia en el contexto de lo que viene ocurriendo en nuestro país desde hace la friolera de ocho décadas.

Como es bien sabido, Moreno era doctor en leyes, no solo estudioso del derecho sino de la economía. Tuvo papel destacado en la Primera Junta de Gobierno donde se separó drásticamente de la postura de Cornelio Saavedra que apuntaba a mantener en sistema social del ex Virreinato mientras que Mariano Moreno sostenía la imperiosa necesidad de producir reformas de fondo hacia la sociedad libre basado en los fundamentos expuestos por autores clásicos. Estableció La Gazeta de Buenos Ayres en colaboración con Manuel Belgrano, Juan José Castelli y Manuel Alberti desde donde se exponían las ventajas del libre comercio. Luego de su desempeño en la Primera Junta fue designado en misión diplomática a Londres pero murió en alta mar a los 33 años de edad.

Es importante detenerse en pasajes clave del texto de referencia para luego escarbar en su sentido. Allí el autor señala dos conceptos esenciales, uno referido al librecambio y el otro al endeudamiento público. Respecto a lo primero enfatiza Moreno que “para salir de la antigua miseria […] la necesidad de un libre comercio […] mientras que el apoderado del Consulado de Cádiz implora la santidad de las leyes y los recursos de la autoridad para contener las clandestinas introducciones, pero este lenguaje en boca de un comerciante excita la risa de los que lo conocen […] puesto que esos mismos que tanto declaman por el cumplimiento de las prohibiciones legales introducen clandestinamente gruesas negociaciones.”

Más adelante concluye que “Hay verdades tan evidentes que se injuria a la razón con pretender demostrarlas. Tal es la proposición de que conviene al país la importación franca de los efectos que no produce ni tiene y la exportación de los frutos que abundan […] nada es más conveniente a la felicidad de un país que facilitar la introducción de los efectos que no tiene y la exportación de los artefactos y frutos que produce […] Los que creen la abundancia de los efectos extranjeros como un mal para el país, ignoran seguramente los primeros principios de la economía de los Estados. Nada es más ventajoso para una provincia que la suma abundancia de los efectos que ella no produce […] El interés que puede más que el celo y que burla fácilmente la vigilancia del gobierno, abrió puertas ocultas por donde han entrado todos los socorros, el contrabando subrogó el lugar del antiguo comercio” (la cursiva es mía).

Como hemos anticipado, la segunda sección de este escrito se refiere a la deuda pública externa al consignar que “Todas las naciones en los apuros de sus rentas han probado el arbitrio de los empréstitos y todas han conocido a su propia costa que es un recurso miserable con que se consuman los males que se intentan remediar.”

Antes nos hemos referido al libre comercio, pero dados los embates del momento insistimos en este asunto crucial. Una de las falacias más recalcitrantes de nuestra época consiste en sostener que es muy bueno para un país exportar y es inconveniente importar, o dicho en otros términos el objetivo debiera ser exportar más de lo que se importa al efecto de contar con un “balance comercial favorable”. Esta conclusión deriva del mercantilismo del siglo XVI que seguía el rastro de las sumas dinerarias, sin percatarse que una empresa puede tener alto índice de liquidez y estar quebrada. Lo importante para valorar la empresa o el estado económico de una persona es su patrimonio neto actual y no su grado de liquidez.

En última instancia, el mercantilismo se resumía en que en una transacción el que gana es el que se lleva el dinero a expensas de quien obtiene a cambio un bien o un servicio. Esto en economía se conoce como el Dogma Montaigne pues ese autor (Michel Montaigne, 1532-92) desarrolló lo dicho en el contexto de la suma cero: “La pobreza de los pobres es consecuencia de la riqueza de los ricos”, sin comprender que en toda transacción libre y voluntaria ambas partes ganan y que la riqueza es un concepto dinámico y no estático. El que obtiene un servicio o se lleva un bien a cambio de su dinero es porque valora en más lo primero que lo segundo, lo cual también sucede en valorizaciones cruzadas con el vendedor que valora en más la suma dineraria recibida a cambio.

Lo ideal para un país es que sus habitantes puedan comprar y comprar del exterior sin vender nada, pero lamentablemente esto se traduciría en que el resto del mundo le estaría regalando bienes y servicios al país en cuestión y en nuestras vidas apenas si podemos convencer a nuestros familiares que nos regalen para nuestros cumpleaños. Entonces, reiteramos, lo ideal es contar con el balance comercial más “desfavorable” posible pero las cosas no permiten proceder de esa manera por lo que no hay más remedio que exportar para poder importar o utilizar el balance neto de efectivo como veremos a continuación. El objetivo de un país y el objetivo de cada persona es comprar no vender, la venta o la exportación es el costo de comprar o importar.

Ahora bien, como reza nuestro título, lo relevante no es el balance comercial sino el balance de pagos que siempre está equilibrado en un mercado abierto tanto en un país como en cada persona. Veamos el asunto más de cerca, el balance de pagos significa que los ingresos por ventas o exportaciones son iguales a los gastos por compras o importaciones más/menos el balance neto de efectivo o cuenta de capital. Por ejemplo si una persona o un grupo de ellas (país) recibe en un período determinado ingresos o exportaciones por valor de 100 y sus compras o importaciones en ese mismo período fueron 400 quiere decir que su balance de efectivo o el uso de los capitales asciende a 300: 100 = 400 – 300 o si al ingresar o exportar por 200 sus gastos o importaciones fueron 50 el balance de pagos será 200 = 50 + 150 y así sucesivamente. Nunca hay desequilibrios en el balance de pagos.

Por lo dicho es que Jacques Rueff en su obra titulada The Balance of Payments concluye que “El deber de los gobiernos es permanecer ciegos frente alas estadísticas de comercio exterior, nunca preocuparse de ellas, y nunca adoptar políticas para alterarlas […] si tuviera que decidirlo no dudaría en recomendar la eliminación de las estadísticas del comercio exterior debido al daño que han hecho en el pasado, el daño que siguen haciendo y, me temo, que continuarán haciendo en el futuro”.

Más aún, Rueff en el mismo libro citado dice que para seguir con el absurdo de los razonamientos sustentados en los mal llamados balances comerciales favorables y desfavorables habría que exportar todo y luego “mandar toda la producción nacional al fondo del mar” al efecto de reducir al máximo posible la posibilidad de comprar del exterior. Pero, como queda dicho, el objeto de la venta o exportación es la compra o importación y el tipo de cambio empuja incentivos en una u otra dirección: al exportar baja la relación de cambio respecto a la divisa extranjera lo cual, a su turno, incentiva a la importación pero al importar se encarece la divisa extranjera en términos de la local, situación que frena las importaciones y estimula la exportaciones.

Si alguien dijera que conviene solo exportar y evitar importaciones haría que el valor de la divisa extranjera se desplome con lo cual se frenan las mismas exportaciones que se desean promover. El mercado cambiario regula los brazos exportadores e importadores. Claro que si los gobiernos manipulan el tipo de cambio y las deudas externas gubernamentales sustituyen las entradas genuinas de capital, todo se trastoca.

Si un país fuera absolutamente inepto para vender al exterior y no es capaz de atraer capitales, nada tiene que temer en cuanto a desajustes en sus cuentas externas puesto que nada podrá comprar del exterior.

Pero en el fondo subyace otra falacia de peso y es que los aranceles puede promover la economía local. Muy por el contrario, todo arancel significa mayor erogación por unidad de producto lo cual se traduce en un nivel de vida menor para los locales puesto que la lista de lo que pueden adquirir inexorablemente se contrae. En realidad el “proteccionismo” desprotege a los consumidores en beneficio de empresarios prebendarios que explotan a sus congéneres.

En no pocas evaluaciones de proyectos hay quebrantos durante los primeros períodos que naturalmente se estima serán más que compensados en períodos ulteriores. Entonces si en un emprendimiento se comprueban pérdidas proyectadas durante las primeras etapas, son los empresarios en cuestión los que deben absorber los quebrantos del caso y no pretender endosarlos sobre las espaldas de los contribuyentes vía los aranceles. Y si esos empresarios no cuentan con los recursos suficientes pueden vender el proyecto para participar con otros socios locales o internacionales. A su vez si nadie en el mundo se quiere asociar al proyecto es por uno de dos motivos: o el proyecto es un cuento chino (lo cual es bastante habitual en el contexto de “industrias incipientes” mantenidas en el tiempo) o estando el proyecto bien evaluado aparecen otros más urgentes y como todo no puede llevarse a cabo simultáneamente, deberá esperar su turno o dejarlo sin efecto.

La base central para derribar las trabas al comercio exterior es que permite el ingreso de mercancías más baratas, de mejor calidad o las dos cosas al mismo tiempo. Es idéntico al fenómeno de incrementos en la productividad: hace menos onerosa las operaciones con lo que se liberan recursos humanos y materiales para poder dedicarlos a otros menesteres, lo cual, a su turno, significa estirar la lista de bienes y servicios disponibles que quiere decir mejorar el nivel de vida de los habitantes del país receptor.

Este es el progreso. Todo aprovechamiento de los siempre escasos recursos se traduce en aumento de salarios e ingresos en términos reales puesto que ello es exclusiva consecuencia de las tasas de capitalización. Este es el significado de los duty free que tanto fascinan a todo el mundo los cuales dejarían de existir si no se interpusieran los aranceles y tampoco viajarían pasajeros con medio mundo a cuestas en proporción a lo cerrado al comercio que sean sus países de origen.

A juzgar por los voluminosos “tratados de libre comercio” aún no se comprendió que las cerrazones perjudican especialmente a los países más pobres puesto que el delta en productividad es mayor respecto a los más eficientes. Resulta tragicómico que se sostenga que los referidos tratados deben realizarse entre países iguales, cuando precisamente como en todo comercio la ventaja estriba en la desigualdad puesto que entre iguales no hay nada que comerciar.

Sin duda que si los gobiernos introducen dispersiones arancelarias se crea un embrollo que conduce a cuellos de botella insalvables entre las industrias finales y sus respectivos insumos. El decimonónico Frédéric Bastiat se burla del llamado “proteccionismo” al sugerir que en su época se obligara a tapiar todas las ventanas de las casas al efecto de proteger a los fabricantes de candelas de la “competencia desleal del sol”.

Entre otros despropósitos se argumenta que el control arancelario debe establecerse para evitar el dumping, lo cual significa venta bajo el costo que se dice exterminaría la industria local sin percatarse que el empresario, si el bien en cuestión es apreciado y la situación no se debe a quebrantos impuestos por el mercado, saca partida de semejante arbitraje comprando a quien vende bajo el costo y revende al precio de mercado. Pero generalmente nadie se toma siquiera el trabajo de verificar la contabilidad del proveedor en cuestión, lo único que preocupa a comerciantes ineficientes es que se colocan productos y servicios a precios menores que lo que con capaces de hacer ellos.

Es paradójico que se hayan destinado años de investigación para reducir costos de transporte y llegados los bienes a la aduana se anulan esos tremendos esfuerzos a través de la imposición de aranceles, tarifas y cuotas. Hay un dèjá vu en todo esto.

Por último, resumimos en una idea central el asunto de la deuda pública externa al sostener que como ha dicho Thomas Jefferson cuando era embajador en París al recibir la flamante constitución estadounidense. En esa oportunidad escribió en su abundante correspondencia que si hubiera podido introducir una enmienda hubiera sido la de prohibir esa deuda que compromete futuras generaciones que no han participado en el proceso electoral para elegir al gobierno que contrajo la deuda. En esta línea argumental el premio Nobel en economía James M. Buchanan afinó ese análisis al sostener que es un recurso incompatible con la democracia por esas mismas razones con la pretensión de financiarse con recursos futuros en lugar de circunscribirse a los presentes.

He aquí las argumentaciones iniciadas por personajes como Mariano Moreno que mantienen su vigencia debido a la malsana tendencia a reiterar errores. Es llamativo.

Alberto Benegas Lynch (h) es Dr. en Economía y Dr. en Ciencias de Dirección. Académico de la Academia Nacional de Ciencias Económicas, fue profesor y primer rector de ESEADE durante 23 años y luego de su renuncia fue distinguido por las nuevas autoridades Profesor Emérito y Doctor Honoris Causa. Es miembro del Comité Científico de Procesos de Mercado, Revista Europea de Economía Política (Madrid). Es Presidente de la Sección Ciencias Económicas de la Academia Nacional de Ciencias de Buenos Aires, miembro del Instituto de Metodología de las Ciencias Sociales de la Academia Nacional de Ciencias Morales y Políticas, miembro del Consejo Consultivo del Institute of Economic Affairs de Londres, Académico Asociado de Cato Institute en Washington DC, miembro del Consejo Académico del Ludwig von Mises Institute en Auburn, miembro del Comité de Honor de la Fundación Bases de Rosario. Es Profesor Honorario de la Universidad del Aconcagua en Mendoza y de la Universidad Peruana de Ciencias Aplicadas en Lima, Presidente del Consejo Académico de la Fundación Libertad y Progreso y miembro del Consejo Asesor de la revista Advances in Austrian Economics de New York. Asimismo, es miembro de los Consejos Consultivos de la Fundación Federalismo y Libertad de Tucumán, del Club de la Libertad en Corrientes y de la Fundación Libre de Córdoba. Difunde sus ideas en Twitter: @ABENEGASLYNCH_h