La imagen de los empresarios

Por Carlos Rodriguez Braun: Publicado el 31/10/18 en: http://www.carlosrodriguezbraun.com/articulos/la-razon/la-imagen-de-los-empresarios/

 

En el XXI Congreso Nacional de la Empresa Familiar, clausurado ayer en Valencia, se habló mucho de la imagen de los empresarios. El presidente de Mercadona, Juan Roig, que pronunció una conferencia sobre el orgullo de ser empresario, preguntó: “¿Cómo es posible que los empresarios estemos orgullosos de serlo y la sociedad no nos reconozca?”. Su diagnóstico fue que la imagen empresarial no es buena porque “no salimos a dar la cara. Nos da mucho miedo salir a decir que somos empresarios”. Es un mensaje importante, y acertó Roig al subrayarlo, instando a sus compañeros a “salir del armario” y explicar que los empresarios son los creadores de riqueza y empleo.

Ahora bien, no cabe engañarse sobre la dificultad del empeño. La mala imagen de los empresarios no es un fenómeno superficial ni reciente sino el resultado de una larga historia de confusiones y distorsiones sobre la economía, que ha desembocado en la demonización del capital, la empresa, y todo lo que tiene que ver con el comercio y el mercado, y las instituciones de las que provienen, a saber, la propiedad privada y los contratos. Es cierto que esa imagen ha mejorado relativamente en las últimas décadas, pero en absoluto se ha revertido. Y la crisis económica, como siempre sucede, ha vuelto a alentarla.

La triste realidad es que la empresa es censurada en múltiples ámbitos, y desde púlpitos y cátedras y tribunas sin fin se anima una visión recelosa de los empresarios, que los retrata como gente de cuidado: a veces se admite que son necesarios, pero rápidamente se añade que deben ser controlados, regulados y sobre todo recaudados, por el bien de todos.

He dicho en alguna oportunidad que con las empresas no funciona el Estado de Derecho, porque en su caso no se presume la inocencia sino la culpabilidad. Si el empresario explota, engaña, empobrece y contamina, ¿cómo va a tener una imagen buena?

Es verdad, como dijo Juan Roig, que a los empresarios les da miedo decir que lo son, pero esto no es casualidad, porque ellos y toda la sociedad son continuamente bombardeados con mensajes negativos sobre el mercado, el capitalismo y las empresas.

Sospecho que será difícil contrarrestar estos retratos hostiles con paños calientes, a los que recurren a menudo los empresarios, cuando insisten en ideas del estilo de la “responsabilidad social corporativa”, como si los empresarios no fueran responsables y hubiera que forzarlos a serlo. Lógicamente, los que se ocuparán de forzarlos serán los políticos, los legisladores, los burócratas, los sindicalistas, etc., que, ellos sí, son siempre socialmente responsables.

Para reivindicar al empresario, conjeturo que esos grupos de depredadores, por utilizar la retórica épica de Ayn Rand, tienen que ser expuestos y censurados. Al mismo tiempo, me apresuro a reconocer que sólo los héroes estarán a la altura, y nadie puede pedir a nadie, y tampoco a los empresarios, que sean héroes. Bastantes problemas tienen ya.

 

Carlos Rodríguez Braun es Catedrático de Historia del Pensamiento Económico en la Universidad Complutense de Madrid y miembro del Consejo Consultivo de ESEADE

De vuelta los liberales o lo que fuere excomulgándose entre ellos.

Por Gabriel J. Zanotti. Publicado el 31/10/18 en: http://www.libertadyprogresonline.org/2018/10/31/de-vuelta-los-liberales-o-lo-que-fuere-excomulgandose-entre-ellos/

 

Nunca me voy a olvidar del Partido Liberal Republicano que se intentó formar allá por 1984/85 como opción ante la “intervencionista” UCEDE. Eran no más de 10 que se reunían en la inolvidable escuelita de Sánchez Sañudo. Se terminaron disolviendo porque se pelearon por el Patrón Oro.

Las circunstancias mundiales, ahora, han cambiado, y han surgido temas y problemas que multiplican las divisiones.

Ya hablé varias veces de esto; en una de esas oportunidades distinguí entre tres grandes corrientes: la neo-kantiana (Mises, Hayek, Popper), la neo-aristotélica (Rothbard, Ayn Rand) la iusnaturalista clásica (escolásticos, liberales católicos del s. XIX, Novak, Sirico, Liggio, Chafuén, etc.), y en general la gente del Acton Institute.

Las tres tienen diferencias filosóficas importantes y es utópico pensar que las van a superar, aunque obviamente durante mucho tiempo pudimos trabajar juntos en muchas cosas.

Ahora hay dos circunstancias que han cambiado esa paz transitoria.

Primero el tema del lobby LGBT. Los más iusnaturalistas (y NO me refiero ahora al Acton Institute) insisten en el error conceptual de la ideología del género, que va contra la ley natural, etc., y se enfrentan por ende con el escepticismo de los neokantianos y los neoaristotélicos en esos ámbitos, que defienden a la homosexualidad, al transexualismo y etc. como opciones morales legítimas en tanto, por supuesto, no atenten contra derechos de terceros. Y se matan por eso.

Los dos grupos no se dan cuenta de la importancia de su coincidencia en “en tanto no atenten contra derechos de terceros”. Porque ninguno de ellos afirma que el estado deba imponer leyes que coactivamente obliguen a hablar de un modo determinado, a contratar de un modo determinado, a enseñar de un modo determinadoESA coincidencia en la libertad individual es la clave en estos momentos. La defensa de las libertades de expresión, religiosa, de propiedad, de asociación. Suponer que nos vamos a poner de acuerdo en el tema de la ley natural es vano. Y por ende podemos trabajar juntos, porque el lobby LGBT se llama lobby precisamente porque sus pretensiones son totalitarias: que todos hablamos con lenguaje neutro so pena de ir presos, que nadie pueda hablar libremente de sus convicciones en materia sexual sin ir preso, que nadie dentro de su institución pueda hacer o decir cosas que NO coincidan con la ideología del género sin ir preso, etc. Y con ESE totalitarismo, ¿hay algún liberal clásico o libertario que coincida? Me resultaría extraño, por más que sus fuentes sean Santo Tomás, Kant, Ayn Rand o el Sr. Spock.

Otro tema sobre el cual nos hemos peleado mucho últimamente, sobre todo en Argentina, es el aborto. Pero que casi ningún liberal clásico era abiertamente anti-abortista ya lo sabíamos hace milenios y no había problema. Todos los rothbards-boys estaban a favor y los Mises y Hayek-boys dudaban. Y la despenalización ya regía en Argentina, en dos casos, hace décadas. Y que de hecho ninguna mujer iba presa por abortar ya lo sabíamos todos hace mucho y nadie se peleaba. El problema fue que la ley presentada fue una ley que obligaba a todos los institutos estatales y privados a realizar el aborto, y sin ningún tipo de objeción de conciencia institucional. Muchos liberales argentinos miraron para otro lado, y fue allí cuando yo mismo les advertí: cuidado, eso sí que no es liberal, no tenés que ser un Juan Pablo II fan para estar en contra de elloEse es el problema y allí sí, de hecho, los liberales deberíamos haber presentado un frente claramente unido y no fue así. Fue preocupante.

Otro tema es el ascenso al poder de líderes “de derecha” que obviamente no son liberales pero que ponen un freno evidente al socialismo del s. XXI, al totalitarismo del lobby LGBT y a algunas otras cosas bonitas. Allí de vuelta nos estamos peleando todos porque no sabemos mucho de la realpolitik o del mal menor. Ningún liberal que yo sepa defiende a XX en tanto XXsino porque es una opción mejor ante los Clinton, los Obama, los Lula, los Kirchner, etc. O sea, en los duros momentos de las difíciles opciones en el mundo real, nadie “apoya” al mal menor en cuanto mal, sino como estrategia para que el mal mayor no avance, y además es importante denunciar siempre los dobles estándares hipócritas de la izquierda. Ello debe hacer con prudencia, obviamente. Si se hace acaloradamente y descalificando al otro o excomulgando a alguien porque piense que en cuanto mal menor Trump es mejor que Hilary, entonces estamos en problemas.

Ciertos principios son también importantes. Violaciones del Estado de Derecho, de libertades individuales, incluso cierto lenguaje agresivo e insultante, no debemos admitirlas ni siquiera al mal menor o al bien menorCuidado porque entonces es verdad que un fascista es un liberal asustado. Incluso en esos momentos nos debemos perdonar los sustos, pero el miedo no convierte en justo lo que es radicalmente injusto.

 

Finalmente, se extraña en todos nosotros, últimamente, cierta delicadeza en las formas, el apreciarnos como somos, el perdonarnos, el aceptar nuestras falencias, y se extraña una buena formación filosófica, hermenéutica y epistemológica, que bajaría los decibeles de muchas discusiones. Debates tales como si fulano no es un “verdadero” liberal porque es un free banking, o que tal interpretación de Mises es la “verdadera” y el que no se da cuenta es un imbécil, y así ad infinitum, lo que revela es que nuestra calidad intelectual y moral ha caído. Son como los debates cuasi-religosos de los grupos que surgen a partir de un “fundador”: cuál es el verdadero pensamiento del fundador, quiénes son los verdaderos intérpretes del fundador, cuáles son los textos canónicos del fundador, etc. Son debates que no existirían con un mínimo training en historia de la filosofía, epistemología y hermenéutica. Cuidado, gente, los liberales no podemos salir al ruedo de la batalla de estos días por haber leído un librito y por fanatizarnos, como si no hubiéramos salido de los 15 años. Un poco más de estudio, un poco más de bondad, tolerancia y perdón, un poco menos de neurosis obsesivas y pensamiento monotemático, un poco menos de sentirse pontífices máximos y excomulgantes, son todas cosas necesarias para los nuevos liderazgos que necesitamos. No son cosas que se aprenden en un curso. Son fruto de una terapia, por un lado, y de una conversión del corazón, por el otro.

 

Gabriel J. Zanotti es Profesor y Licenciado en Filosofía por la Universidad del Norte Santo Tomás de Aquino (UNSTA), Doctor en Filosofía, Universidad Católica Argentina (UCA). Es Profesor titular, de Epistemología de la Comunicación Social en la Facultad de Comunicación de la Universidad Austral. Profesor de la Escuela de Post-grado de la Facultad de Comunicación de la Universidad Austral. Profesor co-titular del seminario de epistemología en el doctorado en Administración del CEMA. Director Académico del Instituto Acton Argentina. Profesor visitante de la Universidad Francisco Marroquín de Guatemala. Fue profesor Titular de Metodología de las Ciencias Sociales en el Master en Economía y Ciencias Políticas de ESEADE, y miembro de su departamento de investigación.

 

 

Argentina: Acuerdo con FMI continúa con ineficiencias

Por Roberto Cachanosky. Publicado el 30/10/18 en: http://www.crusoeresearch.com/article/argentina-acuerdo-con-fmi-continua-con-ineficiencias/

 

Si uno observa el capítulo fiscal se encuentra con el siguiente texto: Dentro del Presupuesto 2019, nuestras medidas fiscales incluyen:

1) Un aumento en los impuestos a las exportaciones y una reducción en los reintegros de los impuestos sobre las exportaciones;

2) Un Impuesto a los Bienes Personales que se aplica a los activos de los miembros más ricos de la sociedad argentina tanto dentro de la Argentina como en el extranjero;

3) Reducir los subsidios a la energía y reasignar la responsabilidad de los subsidios al transporte y la tarifa social sobre la electricidad a los gobiernos provinciales que se encuentran mejor posicionados para juzgar la mejor manera de diseñar y financiar dichas ayudas;

4) Una contención del gasto de capital, que será compensado por los proyectos de Participación Público-Privada y mayor gasto de capital de las provincias;

5) La expansión de la cobertura del Impuesto a las Ganancias personales sobre algunas categorías de empleados públicos que se encuentran actualmente exentos, y la reducción del gasto tributario en el impuesto a las ganancias corporativas limitando exenciones para cooperativas y organizaciones mutuales;

6) Una reducción de las transferencias discrecionales a las provincias, y un recorte real del 6% a otros gastos corrientes;

7) Un congelamiento en la nueva contratación de empleados públicos, que dará lugar a una caída en el conjunto de la nómina pública;

8) Una reducción en el gasto en otros bienes y servicios del gobierno nacional de 18% en 2018 y otro 5% en 2019 en términos reales. El control estricto sobre los compromisos evitará acumular atrasos; y;

9) Una reducción en las transferencias asociadas con el déficit operativo de las empresas del Estado que no están relacionadas con las tarifas de servicios públicos en un 68%por ciento en términos reales.

Más impuestos y débil intención de bajar el gasto

Básicamente la propuesta es incrementar impuestos y mostrar algún retoque de baja del gasto público para no quedar en evidencia que no desean bajar el gasto.

El punto 2 luce particularmente lamentable en una colación política que lleva como nombre Cambiemos. Ese punto muestra que más que cambiemos es Continuemos con el tradicional populismo que nos llevó a la decadencia: se le cobrará un impuesto a los activos de los sectores más ricos de la sociedad argentina. Es como decir: Ud. es pobre porque aquél otro es rico. Alimentar la grieta entre ricos y pobres.

Cambiar la larga decadencia argentina comienza por cambiar el discurso de confrontación por el cual se le hace creer a la gente que unos son ricos porque otros son pobres. Con este párrafo el Gobierno muestra que no le interesa terminar con la pobreza, sino terminar con los ricos, aunque claramente no estarán incluidos los funcionarios y dirigencia política argentina.

¿Qué le importa al gobierno cuántos ricos hay? Lo que tiene que importarle es cómo terminar con la pobreza, algo que el mismo presidente Mauricio Macri ha dicho en infinidad de oportunidades y viene haciendo agua sistemáticamente por aferrarse al populismo que le venden sus asesores políticos y económicos.

Baja productividad del gasto

Pero el punto que interesa resaltar, una vez más, es que el gobierno está empecinado en cerrar la brecha fiscal por el lado de los ingresos en vez de bajar el gasto público. Y aquí hay que hacer un punto clave, que no es solo la carga tributaria en que se traduce el elevado gasto público. El punto que me interesa resaltar es la ineficiencia que le genera a la economía un elevado gasto público.

No es solo la carga tributaria que tiene que soportar el contribuyente y el consiguiente desestimulo a la inversión que genera, sino también que es relevante la ineficiente asignación de recursos productivos que produce el elevado gasto público.

¿Por qué? Porque cuanto mayor es el nivel de gasto público, mayor es la arbitrariedad con que el burócrata decide cómo se asignan los recursos productivos en la economía, distorsionando los precios relativos y generando una ineficiente asignación de los recursos productivos.

Ejemplo, si el Estado aumenta el gasto en obra pública, tiene que cobrar más impuestos para poder construir puentes, rutas, etc. Por lo tanto, aumenta la demanda de cemento, pavimento, hierro, etc., y disminuye la demanda de los bienes que el contribuyente no puede comprar por la mayor carga tributaria que tiene que soportar.

Si antes podía comprarse más camisas, alimentos o lo que sea, ahora disminuye la demanda de esos bienes y aumenta la demanda de los insumos ligados a la construcción de obras públicas. Lo primero que uno puede ver es que el famoso multiplicador keynesiano es un verso. En todo caso, si existiera ese multiplicador mágico, habría un desmultiplicador por el lado de lo que deja de gastar el contribuyente. De manera que los recursos se asignan de acuerdo a lo que el funcionario de turno decide y no en base a las necesidades de los consumidores que son los que generan los ingresos.

Persistencia de una posición arbitraria

Alguien, creyéndose un ser superior, decide por el resto de la sociedad, qué hay que producir, a qué precios y en qué cantidades. La opinión del consumidor no cuenta. Solo cuenta la decisión arbitraria del burócrata.

Otro ejemplo. Con el tema de cuidar a los sectores más vulnerables, el burócrata sigue disminuyendo el poder de demandan de los sectores que pagan impuestos y los destina a financiar el consumo de sectores que no desean trabajar en blanco. Por mi trabajo viajo mucho al resto del país y siempre me responden lo mismo ante mi pregunta si consiguen mano de obra: en negro sí. En blanco no porque pierden el subsidio y prefieren vivir del subsidio que no tiene fecha de vencimiento.

Esta decisión del burócrata gastando los recursos de los contribuyentes genera trabajo en negro, desestimula la cultura del trabajo y alimenta la cultura de la dádiva, el nivel de producción se reduce porque produce uno y consumen dos y hay menos riqueza disponible. Es decir, se asigna ineficientemente la mano de obra.

Otro ejemplo, todos los planes sociales que implementa el burócrata estimulan el consumo y desestimulan la inversión porque castigan a quienes producen, por lo tanto, se destinan más recursos a financiar consumo con bajo stock de capital ya que al que invierte el Estado le cobra más impuestos para sostener a los que consumen sin trabajar.

La mejor receta

Los ejemplos podrían seguir, pero el dato relevante del acuerdo con el FMI, es que lo que se busca es tratar de reducir el déficit fiscal por el lado de los ingresos sin prácticamente tocar el nivel de gasto público, con lo cual, se cambia la forma de financiar el déficit fiscal, pero no mejora la productividad de la economía dado que los recursos se asignan caprichosamente de acuerdo a la voluntad del burócrata o el político de turno, en consecuencia no podemos esperar una mejora en la productividad de la economía, que es la base a partir de la cual crecen los ingresos reales y se termina va reduciendo la pobreza.

Mauricio Macri pidió que evalúen su gestión de gobierno por la cantidad de pobres que dejará en su primer mandato. Bien, con este nivel de gasto público, podemos tener la certeza que su evaluación va a ser negativa porque si los burócratas siguen decidiendo cómo asignar los recursos productivos, el ingreso real está condenado a caer y la pobreza a perpetuarse.

 

Roberto Cachanosky es Licenciado en Economía, (UCA) y ha sido director del Departamento de Política Económica de ESEADE y profesor de Economía Aplicada en el máster de Economía y Administración de ESEADE.

Curaduría, contextos y prácticas. ​Primeras jornadas de puesta en común y actualización profesional.

Abrimos las Jornadas en el con la presencia de TAIRONE BASTIEN Curador de la Bienal de Toronto 2019. Disfrutaremos 4 días de Talleres, Conferencias y Mesas redondas Consultá el Programa:

 

DÍA 1: Miércoles 17/10 – Sede MALBA (Av. Figueroa Alcorta 3415) de 15:30 a 17:30 hs.(estricta puntualidad) – INSCRIPCIÓN

CONFERENCIA DE APERTURA

Tairone Bastien, Curador de la Bienal de Toronto 2019

Presenta: Claudia Lala



DÍA 2: Jueves 18/10 – Sede ESEADE (Uriarte 2472)
♦TALLERES 

WORKSHOP I – Inscripción

10:00 a 12:30 hs – Florencia Qualina

Taller de lectura, escritura y pensamiento curatorial


WORKSHOP II – (CUPO COMPLETO)

10:00 a 12:30 hs – Renata Cervetto

Curaduría: entretejido de experiencias y plataforma de comunicación


WORKSHOP III – Inscripción

14:00 a 16:30 hs – Sebastián Vidal Mackinson
Del paisaje al territorio: el rol de la curaduría en la renovación de un género


WORKSHOP IV (CUPO COMPLETO) 

14:00 a 16:30 hs – Jimena Soria
Gimnasio de gestión. Herramientas y ejercicios para el desarrollo de proyectos


WORKSHOP V (CUPO COMPLETO) 

17:00 a 19:30 hs – Laura Hakel
Una habitación propia: pensar al espectador desde la curaduría


WORKSHOP VI – Inscripción

17:00 a 19:30 hs – Lara Marmor
Avatares de la curaduría independiente



♦MESAS REDONDAS, CONFERENCIAS Y MEDITACIONES


19:30 a 21:00 hs – Claudio Iglesias y Syd Krochmalny – Inscripción

Meditaciones sobre lo contemporáneo I
Loki, el curator

Presenta: Deborah Motta



DÍA 3: Viernes 19/10 – Sede ESEADE (Uriarte 2472)
♦TALLERES 

WORKSHOP VII – Inscripción

10:00 a 12:30 hs – Melina Berkenwald
Examinando la residencia de arte y su razón de ser

WORKSHOP VIII – Inscripción

10:00 a 12:30 hs – Florencia Malbrán
Crónica de un instante: arte latinoamericano hoy


DÍA 3: Viernes 19/10 – Sede Fundación PROA (Av. Pedro de Mendoza 1929)
♦TALLERES

WORKSHOP IX – Inscripción

10:00 a 12:30 hs – Cintia Mezza
Gestión de colecciones + Curaduría: una ecuación de relaciones interdisciplinarias



♦MESAS REDONDAS, CONFERENCIAS Y MEDITACIONES en Sede PROA


13:00 hs – Acreditación

13:30 hs – Apertura – Delfina Helguera y Cintia Mezza


13:30  a 15:00 hs – Malena Babino, Eugenia Garay Basualdo, Natalia March y María Laura Rosa – Inscripción
Investigación en curaduría: presentación de proyectos Eseade

Modera: Deborah Motta


15:00  a 16:45 hs – Guadalupe Chirotarrab, Nancy Rojas, Javier Villa y Santiago Villanueva –  Inscripción
¿Cuánto pueden decir las colecciones? 

Modera: Martín Legón


17:00  a 18:45 hs – Julia Converti, Agustín Diez Fisher, Teresa Riccardi y Santiago Bengolea –Inscripción

El desafío de la identidad institucional

Modera: Rodrigo Alonso


18:45  a 20:00 hs – Santiago García Navarro y Pablo Rosales – Inscripción

Meditaciones sobre lo contemporáneo

La banalidad del bien también

Presenta: Alejandra Aguado



DÍA 4: Sábado 20/10 – Sede Fundación PROA (Av. Pedro de Mendoza 1929)
♦MESAS REDONDAS, CONFERENCIAS Y MEDITACIONES


11:00  a 12:30 hs – Lorena Bossi, Marina De Caro y Catalina León – Inscripción

Gestión y práctica para el cambio social

Modera: Eva Grinstein


14:00  a 15:45 hs – Ariel Authier, Bruno Dubner, Carlos Herrera, Marcelo Pombo, Cristina Schiavi

                                   y Paola Vega – Inscripción

Curaduría por artistas

Modera: Lux Lindner


15:45  a 17:00 hs – Carla Barbero y Martín Legón – Inscripción

Meditaciones sobre lo contemporáneo III 

Autorretrato en un espejo convexo

Presenta: Jimena Ferreiro


17:15  a 19:00 hs (Sede PROA21) – Florencia “Hana” Ciliberti, Claudia del Río, Francisco Garamona,

                                                                    Juan Laxagueborde y Mariana Obersztern –Inscripción

Campos de fuga



CONFERENCIA DE CIERRE

19:00  a 20:00 hs (Sede PROA21) – María Laura Rosa – Inscripción

Activismo y curaduría, ¿una relación posible?

 


♦ Comité Organizador ♦


Dirección institucional

Delfina Helguera

Gestión institucional y producción

Claudia Lala y Gabriela Jurevicius

Diseño de contenidos y programación

Alejandra Aguado y Jimena Ferreiro

Coordinación ejecutiva

Joaquín Rodríguez

Coordinación Académica

Déborah Motta

Participación especial

Fundación PROA

El dilema del gobierno

Por Gabriel Boragina. Publicado en: http://www.accionhumana.com/2018/10/el-dilema-del-gobierno.html

 

Las dificultades económicas que se encuentra atravesando el gobierno de Cambiemos hallan diversas fuentes. La mayor parte proviene -a no dudarlo- del descalabro de todo tipo legado por el anterior gobierno del FpV* y, en segundo lugar, el propio proyecto desarrollista encarado por la actual administración del presidente Macri y su equipo de colaboradores, combinado con el populismo remanente, en un porcentaje importante, legado y en otro adoptado por Cambiemos como componente de su política de gobierno.

Por definición, ambos modelos, tanto el desarrollismo como el populismo son fuertemente demandantes de recursos para llevar a cabo sus cometidos. Uno y otro son vigorosamente intervencionistas en la economía y, como tales, también los dos generan notorias distorsiones en los indicadores económicos. Por lo cual, asimismo, son también inviables en el mediano y largo plazo.

Si se combinan, la mezcla puede ser letal.

Según he podido apreciar, el votante de Macri hizo su elección por estas razones de mayor o menor peso relativo:

  1. El perfil desarrollista del presidente Macri.
  2. Su hartazgo con el modelo populista del gobierno anterior (FpV)*
  3. Los altísimos índices de corrupción también alcanzados por el FpV* en su gestión.

Posiblemente los dos últimos factores o motivaciones hayan pesado más que el primero en la elección del candidato de Cambiemos para conducir los destinos políticos y económicos del país.

Lo cierto es como decíamos que, desde el ángulo exclusivamente económico, desarrollismo y populismo son infactibles en el mediano y largo plazo, porque uno y otro son intervencionistas. Lo que -por supuesto- de ningún modo esto equivale a la afirmación de que son la misma cosa, ni que se puedan confundir entre sí. Si bien conducen al mismo resultado lo hacen por vías diferentes.

Es bastante probable que el presidente Macri (convencido desarrollista -a nuestro juicio-) esté manteniendo y tratando de combinar el mismo con ciertas medidas populistas, más como un recurso político que otra cosa. Y posiblemente también que lo esté haciendo en contra de sus verdaderas convicciones, más que nada influido por algunos de sus ministros, secretarios y allegados más cercanos que lo presionan en tal sentido. También hay que recordar que su Frente (Cambiemos) está conformado por sectores de la UCR y del ARI-CC que, sin ser abiertamente populistas, son -contradictoriamente- asistencialistas.

Pero como bien se ha dicho, el camino al infierno está empedrado por las mejores intenciones. Y esto es lo que -en suma- cuenta.

El dilema en el que se halla Macri -a mi modo de ver y atendiendo las opiniones que recojo de sus más fervientes partidarios- es que su electorado aspira a que continúe por el conducto del modelo desarrollista emprendido (y al cual creemos que Macri adhiere con sinceridad), y que deje de lado la política asistencialista, típica y esencial al más caro populismo, pero, en principio, extraña al desarrollismo entendido en su acepción originaria.

No obstante, parece ser que los más conspicuos asesores del presidente no están convencidos de aconsejar al primer magistrado el abandono del asistencialismo populista (se mantiene y se refuerza el programa de los llamados «planes sociales», que no son más que simples y llanas subvenciones -más o menos encubiertas o explicitas- a personas que no trabajan por disímiles motivos) por los supuestos «costos electorales» o «políticos» que -de dejarse de lado- se le atribuyen.

Hay un obstáculo no menor que, con frecuencia, se soslaya en los análisis político-económicos, y que es el elemento legislativo. Por un lado, al arribar al poder, Cambiemos se encuentra con un cúmulo de leyes populistas que están vigentes y el gobierno debe cumplir y hacer cumplir, lo que es un condicionamiento importante que -de alguna manera- «ata de pies y manos» al gobierno de Macri.

Por otra parte, al momento de redactar estas líneas, Cambiemos no tiene mayoría propia en ninguna de las dos cámaras legislativas del congreso, y ambas están dominadas por partidos y legisladores de ideologías progresistas y aun de extrema izquierda, lo cual es mucho más preocupante como condicionante para el libre actuar del poder ejecutivo.

Elementos del poder judicial, por último, también participan, en parte y moderadamente, en algunos casos más y en otros menos, especialmente en los fueros laboral y de seguridad social, de esa filosofía asistencialista y progresista. En materia penal reina el abolicionismo en oposición al punitivismo. En fin.

Todos estos ingredientes complican y dificultan el recorrido a seguir y las decisiones a tomar.

Como constituyente agravante, la oposición se enardece por algo positivo, como es la decidida voluntad del gobierno de combatir la corrupción en todos sus frentes, y el aparente acompañamiento que -en tal sentido- se visibiliza haber comenzado a brindar el poder judicial en algunos fueros. Como contrapartida. la Iglesia católica y el sindicalismo también se suman a una oposición recalcitrante.

Todo este análisis, nos indica a nosotros al menos que, el margen de maniobra que tiene el poder ejecutivo es bastante pequeño como para adoptar posiciones y medidas que se aparten demasiado de estos importantes cercos políticos. Y si tenemos en cuenta que, desde el campo más amplio de lo social, la filosofía dominante -en todos los ámbitos- es progresista e intervencionista, no se vislumbra en el corto plazo ninguna variante de rumbo apreciable en la dirección de los asuntos políticos y económicos que no sea de grado. Solo una tajante y profunda transformación cultural podría producirlo, pero ello -naturalmente- no en lo inmediato.

Convendrá remarcar nuevamente -a fin de despejar toda duda- que el desarrollismono tiene puntos de contacto con el liberalismo, excepto en unos pocos de sus fines. Pero en lo que a los medios se refieren las discrepancias entre ambos sistemas son absolutas. Como dijimos, el desarrollismo es esencialmente intervencionista, en tanto el liberalismo es anti-intervencionista.

En suma, los problemas económicos que actualmente enfrenta el gobierno no son sino consecuencia del dominio de ideas que están abiertamente reñidas con la más sencilla lógica económica, que enseña que solo el trayecto emprendido por el liberalismo es la vía racional para superar toda crisis y dirigirse hacia el genuino progreso y prosperidad.

 *siglas del «Frente para la Victoria», secta política peronista integrada por el nefasto matrimonio Kirchner.

 

 

Gabriel Boragina es Abogado. Master en Economía y Administración de Empresas de ESEADE. Fue miembro titular del Departamento de Política Económica de ESEADE. Ex Secretario general de la ASEDE (Asociación de Egresados ESEADE) Autor de numerosos libros y colaborador en diversos medios del país y del extranjero.

Enrique IV: El líder usurpador

Por Luis del Prado:

 

Enrique, conocido como Bolingbroke por el nombre del castillo en el cual nació, era nieto del Rey Eduardo III e hijo de Juan de Gante y de su primera esposa Blanca de Lancaster[1], siendo el cuarto descendiente del matrimonio. La muerte de sus tres hermanos mayores en la infancia lo transformó en el heredero de su padre.

Desde 1387 hasta 1390, Bolingbroke lideró la facción opositora a su primo hermano el rey Ricardo II de Inglaterra. Posteriormente combatió  junto con los caballeros teutónicos contra los lituanos y peregrinó hasta Tierra Santa, concretamente hasta Jerusalén.

Bolingbroke fue desterrado en 1398 por una orden arbitraria e intransigente de Ricardo II, quien le prometió que no perdería sus propiedades y herencias. Pero a la muerte de Juan de Gante, Ricardo no cumplió con lo prometido y confiscó todos los bienes que debía heredar Bolingbroke. Motivado por esa injusticia, reclutó un ejército, invadió Inglaterra, derrocó  y capturó al rey Ricardo II, quien tuvo que renunciar al trono.

En la obra se hacen tangibles las consecuencias de la voluntad de poder de Bolingbroke tras destronar a Ricardo II. Pese a su afirmación que “sólo quería recobrar su herencia robada”, la agudeza del personaje hizo que también se viese tentado a aprovecharse de las circunstancias y “hacer algo más”.

El genuino motor para convertirse en rey fue el apoyo de los nobles y aliados que lo aclamaban como tal. La decisiva abdicación de Ricardo permitió legitimar la ambición de Bolingbroke; pero no pudo librarse de la maldición hecha por su primo[2]:

 Cada paso que da Bolingbroke en mi reino constituye una peligrosa traición. Ha venido para abrir el rojo testamento de la guerra sangrienta; pero antes que la corona que él codicia sea llevada en paz, las coronas ensangrentadas de diez mil hombres desfigurarán el rostro florido de Inglaterra y regarán la hierba de sus prados con fiel sangre inglesa.

Ese mismo año, el Parlamento Inglés coronó a Bolingbroke como rey  con el nombre de Enrique IV de Inglaterra y la maldición de Ricardo se cumplió: los escoceses y galeses, apoyados e instigados por Francia, iniciaron una gran revuelta. Sin embargo, los escoceses fueron  derrotados, aunque los galeses continuaron con la rebelión durante siete largos años.

Enrique IV nunca llegó a sentirse cómodo por la manera en que consiguió el poder, destronando a un rey legítimo. Las continuas rebeliones que tuvo que enfrentar durante todo su reinado y los dolores de cabeza que le dio su heredero (el futuro Enrique V) contribuyeron a aumentar esa desazón.

Las dos obras que le dedica Shakespeare a Enrique IV abordan una temática común con resultados opuestos en dos personajes: el esfuerzo de Enrique IV para tratar de “ser mejor rey que Ricardo II” y el aprendizaje poco convencional del Príncipe Hal (el futuro Enrique V) para convertirse en rey.

La angustia de Enrique IV por el comportamiento de su hijo Hal se incrementa cuando se entera de la muerte de Ricardo. Sumado a eso, debe lidiar emocionalmente con la dualidad “ser humano/rey”:  el hombre quiere emprender una cruzada hacia Jerusalén en un intento por limpiar la sangre derramada de su primo asesinado, pero el Rey tiene que dedicarse a aplacar el levantamiento de los galeses y los escoceses.

La visión de Enrique IV y del príncipe Hal sobre cómo debía actuar un Rey, era totalmente distinta de la que encarnó Ricardo II, quien era un monarca con autoridad absoluta y con un fuerte vínculo simbólico con las fuerzas sobrenaturales. Cuanto más cerca de Dios, más cruciales se volvían sus cualidades de liderazgo y su inteligencia, factores determinantes para la felicidad y salud de sus súbditos. Tanto para Enrique como para su hijo, seguir tales parámetros era inviable. Ambos intuían que debían crear un nuevo vínculo interactuando con la gente y basando su liderazgo en hechos concretos y visibles.

Del mismo modo que Enrique IV derroca a Ricardo II, un rey entregado al narcisismo y a los placeres, Enrique V propone una nueva política que no solo da por tierra con los oscuros augurios heredados, sino que, sobre la base de instancias concretas, desarrolla un proyecto soberano que, como tal, pretende afianzarse en el presente diferenciándose del pasado feudal.

Enrique V logra consolidar lo que su padre (en definitiva, un monarca de transición) no pudo hacer: crear un orden político que se concibe en términos de una realpolitik, concepto que inspirará muchos años después a Isabel  I. Se trata de un estilo de gobierno que pone el foco en lo concreto y no en lo ideal.

Al respecto, dice Maquiavelo[3]:

Me ha parecido más conveniente buscar la verdadera realidad de las cosas que la simple imaginación de las mismas. Y muchos se han imaginado repúblicas y principados que nunca se han visto ni se ha sabido que existieran realmente; porque hay tanta diferencia de cómo se vive a cómo se debe vivir, que quien deja lo que se hace por lo que se debería hacer, aprende más bien su ruina que su salvación.

Shakespeare incluye en las dos obras dedicadas a Enrique IV al personaje de Sir John Falstaff, una de sus más célebres creaciones, que también aparece en la comedia Las alegres comadres de Windsor y en el drama histórico Enrique V.

Falstaff juega un rol crucial porque le brinda al Príncipe Hal (el heredero del trono) un profundo conocimiento de la cultura y el lenguaje de la gente común, hecho que lo convierte en un líder diferente a los otros que aparecen en las obras de Shakespeare.

La relación que se da entre ambos es sumamente interesante. El Príncipe Hal escucha y aprende de Falstaff, aunque es consciente del abismo social que los separa.

En varias de sus obras, Shakespeare incluye algunos personajes “tontos” y de estratos sociales bajos con el objetivo de que les enseñen algunas lecciones difíciles a los protagonistas, debido a que aquellos poseen un tipo de conocimiento que no está presente en las personas de clase alta cercanas al poder.

Falstaff representa otra manera de mostrar esta lección: Shakespeare crea un personaje que mantiene una relación duradera con el Príncipe, a partir de la cual éste aprende sobre la vida, el lenguaje y las costumbres del pueblo.

Para nuestra sociedad, Falstaff sería un personaje de clase media. Fue nombrado caballero y había sido un soldado sumamente activo en el pasado. Tenía muy poco dinero y es representado por Shakespeare como un gordo pícaro, amante de la bebida y de las mujeres y sumamente querible.

Ahora bien, es legítimo preguntarse ¿qué lecciones pueden aprenderse de un ex soldado gordo, borracho y mujeriego?

Como respuesta inicial a este interrogante, podemos afirmar que se trata de alguien que está fuera de los círculos del poder, por lo que puede aportar una perspectiva distinta acerca del funcionamiento de la organización. El filósofo Ludwig Wittgenstein afirmaba que no puede esperarse nada inteligente de una persona que nunca hizo tonterías.

En las dos obras en las que aparece, Falstaff transmite su mensaje de una manera no convencional e informal, lo que contrasta con la educación formal y la seriedad del Príncipe Hal. De esta manera, Shakespeare nos muestra que, a veces, los líderes necesitan salir de su postura seria y aburrida, para ver las cosas desde otro ángulo.

Por eso el autor nos muestra al futuro rey aprendiendo lecciones acerca de los seres humanos, del liderazgo y de la vida en general de un gordo pícaro de clase inferior.

La presencia de Falstaff le otorga al Prìncipe Hal un tipo de compañerismo y de educación que nunca hubiera podido tener con su padre, el Rey Enrique IV. Falstaff lo quiere al Príncipe por lo que es en ese momento, no por lo que pudiera llegar a ser en el futuro.

 

Tina Packer  sostiene que[4]:

Falstaff es una figura materna para el Principe Hal. La esposa del Rey Enrique IV prácticamente no aparece en la obra. Es Falstaff quien parece adoptar el rol materno de querer al hijo sin importarle nada más, de manera incondicional.

Falstaff estaba fuera de Londres cuando se entera de la muerte de Enrique IV, el padre de su amigo, el Principe Hal. Con la ilusión de recibir favores de su amigo Hal, ahora convertido en el Rey Enrique V,  Falstaff cabalga toda la noche para asistir a la coronación.

Dado que llega demasiado tarde para entrar a la Abadía de Westminster, tiene que quedarse fuera junto con la multitud y saluda al Rey a los gritos cuando pasa a su lado.

Pero el Rey no reconoce a su viejo amigo y le dice[5]:

No te conozco, anciano. Ve a tus oraciones. ¡Qué mal sientan los cabellos blancos a un loco y a un bufón! Largo tiempo he soñado con un hombre de esa especie, tan hinchado por la orgía, tan viejo y tan profano. Pero, despierto, he despreciado mi sueño.

No es precisamente la clase de bienvenida que esperaba Falstaff de su amigo, luego de haber cabalgado toda la noche.  El Rey Enrique continuó diciendo[6]:

No presumas que soy lo que fui; porque el cielo lo sabe y el mundo se apercibirá, que he despojado en mí el antiguo hombre y que otro tanto haré con aquellos que fueron mis compañeros. Cuando oigas que soy lo que fui, acércate y serás lo que fuiste, el tutor y el incitador de mis excesos. Hasta entonces, te destierro, bajo pena de muerte, como he hecho con el resto de mis corruptores; y te prohíbo permanecer a menos de diez millas de mi persona.

A pesar de ello, ni el flamante Rey ni Shakespeare pueden disimular el afecto que sienten por Falstaff. Por eso, el Rey le ofrece una pensión, en contra de la opinión de su entorno que consideraba a Falstaff como una mala influencia y sostenían que debía ser ejecutado. El flamante Rey le dice[7]:

En cuanto a medios de subsistencia, yo los proveeré, para que la falta de recursos no te empuje al mal: y si sabemos que os habéis reformado, entonces, de acuerdo con vuestras facultades y méritos, os ocuparemos.

Falstaff, incrédulo, le dice a uno de sus compañeros que el Rey está montando un espectáculo en público y que, seguramente, luego lo va a recibir en privado para poner las cosas en su lugar.

Rápidamente es interrumpido por el hermano del Rey, quien lo lleva a prisión hasta que se cumpla la expulsión de Londres.  En la corte estaban todos impresionados por el tratamiento que le dio el Rey a su viejo compañero de andanzas. Finalmente Falstaff, rechazado por su amigo, muere de un ataque cardíaco.

Las sociedades y las organizaciones necesitan personas que con su manera de pensar cuestionen los paradigmas establecidos. Shakesperare nos muestra que dichos cuestionamientos no suelen surgir de los beneficiarios del paradigma actual (en este caso, los nobles y los caballeros), sino de los sectores marginales.

Antes de morir, Enrique IV aconseja al futuro Rey que priorice la conquista de los  territorios franceses. Esa estrategia le permitiría al joven Rey probar su valor en la guerra y diluir la dudosa reputación  asociada con sus antiguos compañeros.

Enrique V sabía que el primer paso en este sentido consistía en distanciarse de Falstaff. Por supuesto, se trata de una situación que admite distintas interpretaciones: mientras que a algunos puede parecerle que el Rey estaba limpiando su imagen,  otros pueden opinar que con ese acto de deslealtad la está manchando.

En las dos partes de Enrique IV y en Enrique V, Shakespeare muestra de manera evidente que el derecho de sangre sobre el que se apoya la monarquía feudal es objeto de constantes ataques. En el Renacimiento inglés, esta mitología ya no resulta aplicable y muestra signos de caducidad. En su detrimento opera una nueva concepción de política de vertiente maquiavélica que propugna la separación entre la esfera espiritual y la terrenal, y la consolidación de esta última. Si la sangre ya no da cuenta de las prerrogativas reales por sobre el resto de los sujetos, lo empírico es el punto sobre el que el rey se esgrime como legítimo soberano.

La transición de una concepción de poder a otra puede resultar, sin embargo, desestabilizadora para la propia monarquía; es por eso que la obra deja en claro que los fundamentos feudales son prescriptibles, pero no la monarquía  como forma de administrar el poder. Si bien la filosofía política medieval decae, no es sustituida por una república, sino por una nueva forma de monarquía más moderna.

El caso de Enrique IV nos muestra claramente las consecuencias que puede tener una decisión arbitraria. Harold Bloom[8] se pregunta qué hubiera sido de la vida de Bolingbroke si Ricardo II no hubiera abusado de su poder, confiscándole los bienes.

Por otra parte, una mala decisión de quien detenta el poder no necesariamente lo vuelve ilegítimo, aunque muchas veces se utiliza como excusa para derrocarlo. Las actitudes de algunos políticos argentinos nos muestran que estas cuestiones no han cambiado demasiado desde la época de Shakespeare.

Es muy difícil salir indemne luego de haber ejercido una posición de mucho poder. Esas consecuencias se agravan aún más cuando se accede al poder de una manera ilegítima, como en el caso de Enrique IV, a pesar que el ser humano siempre construye algún relato que justifica sus acciones.

 

 Luis del Prado es Doctor en Administración. Es profesor y rector de ESEADE. Es consultor y evaluador en temas de educación superior, en el país y en el extranjero.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Anexos

 

[1] Ver Anexo

[2] “Ricardo II”  Acto III. Escena 3

[3] Maquiavelo, Nicolás. 1993. El príncipe. Barcelona: Altaya. Trad.: Helena Puigdomenech.

[4] Packer, Tina & Withney, John. (2000). Power Play. Simon & Schuster. New York, USA

[5] “Enrique IV. Parte 1”. Acto 2 Escena 4

[6] “Enrique IV. Parte 2”. Acto 5 Escena 5

[7] “Enrique IV. Parte 2”. Acto 5 Escena 5

[8] Harold Bloom es probablemente el crítico más aclamado de la obra de Shakespeare. Autor de numerosos libros, entre los que se destaca  “Shakespeare. The invention of the human”. (1998) Riverhead. New York, USA

 

 

De la situación actual se puede salir con mucha ciencia y docencia sobre la realidad económica

Por Roberto Cachanosky. Publicado el 23/10/18 en: https://www.infobae.com/economia/2018/10/23/de-la-situacion-actual-se-puede-salir-con-mucha-ciencia-y-docencia-sobre-la-realidad-economica/?fbclid=IwAR3e-yK65yPQjn2lO0l5J3GQ-yNQXV7SpF8Toe-JM4PL8iQiCZApgEHWr2U

 

Diputados del oficialismo y de la oposición se pusieron de acuerdo para aumentar los impuestos
Diputados del oficialismo y de la oposición se pusieron de acuerdo para aumentar los impuestos

La situación económica llegó a un punto en el cual la dirigencia política está dando un espectáculo patético.

El Gobierno relatando la crisis como si hubiese caído del cielo. Como si fuesen simples relatores de un partido de fútbol. Encima, ofrecen escasas propuestas de soluciones con ciencia e insisten con una postura de buena onda que, a esta altura del partido, luce casi irresponsable.

Por el lado de la oposición tenemos al peronismo tradicional que solo parece decir que es una barbaridad lo que está pasando, pero no se les cae una idea para ofrecer una salida consistente. Se limitan a decir que de esta crisis se sale con crecimiento, no bajando el gasto público, baja del gasto público, que brilla por su ausencia, baja que ellos entienden que eso es el ajuste.  Propuesta absurda que no tiene en cuenta que la economía argentina no puede arrancar empujando el pesado vagón del Estado. No hay suficientes caballos de fuerza en el escuálido motor del sector privado para mover semejante aparato estatal a nivel nacional, provincial y municipal.

Finalmente, el papel más deplorable lo hace, como de costumbre, el  kirchnerismo que es el responsable de habernos metido en este campo minado del cual se puede salir pero con mucha ciencia y abundante docencia económica para que la gente comprenda el sentido de las medidas que hay que adoptar, que por cierto, no son las que está adoptando el gobierno, que se empecina en ofrecer, como toda propuesta económica, discursos de optimismo y entusiasmo.

Obviamente, ni que hablar del sindicalismo, en gran medida corrupto y oportunista, con un Hugo Moyano que primero estuvo aliado con Néstor Kirchner, luego se pasó a la oposición, se juntó con el macrismo y ahora está diciendo que en la época del kirchnerismo las cosas estaban mejor. El grado de cinismo del sindicalismo llega a los niveles que estamos acostumbrados a ver en esa dirigencia pero incluso ya supera la media histórica.

Lo concreto es que casi nadie de la dirigencia política argentina se anima a contar la realidad. Que venimos de una larga decadencia económica que fue potenciada por el kirchnerismo hasta niveles insólitos con un nivel de gasto público récord histórico y de deplorable calidad. Un país que ha sido devastado en su infraestructura por el kirchenerismo, destruyendo el sistema energético, las rutas, los puertos, el stock de gas, el transporte público, doce millones de cabezas de ganado y el listado sigue.

El peso del gasto público es infinanciable

Si uno tiene en claro que este nivel de gasto público es infinanciable por el sector privado y que la carga tributaria que dejó doce años de gobierno K destruye al sector privado y desestimula cualquier proyecto de inversión, es evidente que recuperarnos va a llevar muchos años y sacrificios importantes.

Porque los países pueden recuperarse de una guerra, pero es mucho más  complicado recuperar un país que destrozó el respeto a la propiedad privada; un Estado que incumplió con sus contratos; que es defaulteador serial y confiscador de activos (corralito, corralón, default con festejo de los políticos incluido, confiscación de los depósitos, de los ahorros en las AFJP y pesificación asimétrica).

Diputados aplaudieron de pie la iniciativa de anunciar el defauult por el ex presidente Adolfo Rodríguez Saá, a fines de diciembre 2001 (Getty)

Diputados aplaudieron de pie la iniciativa de anunciar el defauult por el ex presidente Adolfo Rodríguez Saá, a fines de diciembre 2001 (Getty)

En fin, es más fácil recuperar un país que viene de una guerra que un país que destrozó sus instituciones.

Las casas, los caminos, las cañerías se reconstruyen con plata. Reconstruir la confianza en las instituciones de un país ya son palabras mayores. Para reconstruir las instituciones de un país, se requiere, en primer lugar, de una dirigencia política que esté dispuesta a dejar de lado el populismo y cambiar su discurso.

Un discurso que no aporta soluciones concretas

La realidad es que hoy ese discurso no se ve ni en la oposición ni en el gobierno. Entre ellos hay una competencia por ver quien otorgó más planes sociales.

El Gobierno muestra como un logro destinar más del 60% del Presupuesto en programas sociales, cuando debería ser la muestra cabal del fracaso de la política económica. Es más, el principal argumento que parece tener para no cambiar se limita a decir es que es esto o vuelve el kirchnerismo, es un discurso extorsivo que no formula una propuesta superadora hacia el futuro. El problema es que la gente está haciendo un enorme sacrificio para sostener los planes sociales, la burocracia estatal, los jubilados que nunca aportaron y demás gastos estatales, sin ver una luz al final del túnel.

Atención, no vaya a ser cosa que, cansada de no ver un camino de salida, el gobierno, por jugar con la extorsión de la vuelta del kirchnerismo, termine cansando a la gente que no le encuentra sentido al sacrificio que está haciendo.

Desde el punto de vista electoral, la cuenta es muy fácil. Entre gente que recibe planes sociales, jubilados y empleados públicos a nivel nacional, provincial y municipal, tenemos 21 millones de personas. Los que pagamos ese fiesta populista somos solo 7 millones.

Para el político que está pensando únicamente en las próximas elecciones, es más fácil apostar al populismo redistributivo argumentando que es para frenar una crisis social con derivaciones imprevisibles, que ponerse a desarmar ese monumental Estado financiador de la vagancia y el clientelismo político.

Hay que achicar el ministerio de la felicidad que maneja Carolina Stanley, que reparte miles de millones de pesos del sufrido contribuyente y agrandar las condiciones para que sean premiadas la capacidad de innovación y la cultura del trabajo y no castigados, como lo son actualmente por un Estado voraz que no logra que recursos algunos le alcance para financiar un populismo con el que nadie se anima a terminar.

 

Roberto Cachanosky es Licenciado en Economía, (UCA) y ha sido director del Departamento de Política Económica de ESEADE y profesor de Economía Aplicada en el máster de Economía y Administración de ESEADE.

LA NUEVA GESTAPO EN LA FIGURA DEL REHÉN

Por Alberto Benegas Lynch (h)

 

En nuestra época se reiteran diferentes manifestaciones del espíritu totalitario que consiste en imponer a otros conductas que no están en línea con los valores y principios a los que adhieren esos otros. Siempre se imponen alegando “el bien  del prójimo”. Como bien ha consignado C. S. Lewis en God in the Dock, “De todas las tiranías una ejercida para el bien de las víctimas suele ser la más opresiva. Puede ser mejor vivir bajo ladrones que hacerlo bajo la moral omnipotente de los otros. Los ladrones a veces descansan pero aquellos que nos atormentan para nuestro bien lo hacen sin descanso.”

 

Estamos ahora con la avalancha del tema sexual en los colegios en el desagradable contexto donde resulta que autoridades gubernamentales de la educación imponen enseñanzas independientemente de lo que los padres desean para sus hijos. Esto no  solo va para instituciones  estatales sino para las privadas con lo que en la práctica quedan privadas de toda independencia.

 

Este atropello constituye una insolencia inadmisible en la que se pretende arrasar con las preferencias de los padres para dar prioridad inexcusable a las consignas de los aparatos estatales. Y desde luego que esto no es cuestión de legislaciones decididas por  mayorías circunstanciales. Tal como ha estampado la Corte Suprema de Justicia estadounidense los “derechos fundamentales no pueden subordinarse al voto, no dependen del resultado de ninguna elección” (319 US, 624, 639). La misma línea argumental ya fue asentada en 1798 por Samuel Chase (uno de los signatarios de la Declaración de la Independencia de Estados Unidos), que como miembro de la Corte Suprema escribió (en Calder vs. Bull) que “Hay ciertos principios vitales en nuestros gobiernos republicanos que determinan y prevalecen sobre un evidente y flagrante abuso del poder legislativo […] Un acto de la legislatura (ya que no puedo llamarla ley), contrario a los grandes primeros principios no puede considerarse ejercicio legítimo de autoridad legislativa”.

 

Estos valores han sido adoptados por los países civilizados, entre los cuales se encuentra, por ejemplo, la Argentina, donde constitucionalistas como Amancio Alcorta, Manuel Montes de Oca, José Manuel Estrada, Juan González Calderón y Segundo Linares Quintana, entre otros, suscriben mojones y puntos de referencias extramuros de la ley positiva.

Giovanni Sartori ha escrito en Teoría de la democracia  que “cuando la democracia se asimila a la regla de la mayoría pura y simple, esa asimilación convierte un sector del demos en  no-demos. A la inversa, la democracia concebida como el gobierno mayoritario limitado por los derechos de la minoría se corresponde con todo el pueblo, es decir, con la suma total de la mayoría y de la minoría”.

 

Y nada más importante que el derecho de los padres a cuidar y educar a su prole a quienes los desorbitados del poder político consideran infradotados para trasmitir valores y principios. En todo caso, si hubiera lesiones de derechos cabe la posibilidad de la subrogación pero nunca forzar la abdicación de la responsabilidad de los progenitores en pos de concepciones de quienes ocupan cargos políticos que alegan la necesidad de prevenciones y medidas de higiene en las relaciones sexuales como si fueran los únicos seres que se percatan de ello cuando en realidad, además, lo que proponen constituyen aberraciones de distinto tenor.

 

Antes de resumir esas aberraciones, dejamos sentado que el tema en discusión que aquí tratamos no consiste en detenerse a considerar cuales son las iniciativas de la burocracia que deben imponerse a colegios e institutos de enseñanza privados. El asunto atañe a la libertad de las comisiones de padres constituidos para la administración del propio colegio por lo que resulta una insolencia y una impertinencia inadmisible que se pretendan imponer por la fuerza criterios políticos.

 

Habrá padres que decidan explicarles ellos mismos a sus hijos temas que consideren íntimos y otros preferirán delegar en maestros, pero en ningún caso se les debe imponer lo que deben hacer.

 

Una vez aclarado este punto básico, decimos que lo que hoy se propone imponer es un doble sinsentido. Por un lado, se pretende trasmitir que el sexo es materia de elección y no de naturaleza. Que el sexo es una cuestión  de construcción cultural y no biológica. Parece innecesario recordar la obviedad que el hombre es hombre y la mujer, mujer. Que los cromosomas que están en el núcleo de cada célula contiene millones de genes con segmentos de ADN (acido desoxirribonucleico) que marcan las características de cada uno en lo que respecta a la biología y que las mujeres tienen dos cromosomas X y que los hombres portan un cromosoma X y uno Y, lo cual está presente en toda la estructura anatómica incluyendo la ósea, además de contar los dos sexos con distinta sinopsis en el cerebro,  es decir, conexiones diferentes entre células. Esto ocurre por más que la cirugía implante pechos, extirpe penes y se inyecten hormonas de distinto calibre.

 

Es pertinente decir que desde la perspectiva liberal, cualquier procedimiento, conducta e inclinación debe ser respetada, no en el sentido de compartida sino en el sentido de no aceptar la pretensión de torcer por la fuerza una decisión, siempre y cuando no se vulneren derechos de terceros. Toda manifestación con tufillo inquisitorial es erradicada en los espíritus libres. En esta dirección, conviene insistir en la crítica de Mark Twain a la invasión de la privacidad con la ironía que lo caracteriza en cuanto a que “Nada necesita una reforma más urgente que los hábitos de otros”.

 

La segunda aberración que viene enancada a la imposición de la llamada “educación sexual” es el denominado aborto sobre lo que ya nos hemos pronunciado antes pero que muy apretadamente resumimos aquí nuestra posición.

 

Antiguamente no se establecía nexo causal entre el acto sexual y la reproducción, pero hoy en día la microbiología muestra que desde el instante de la fecundación hay un embrión humano. En el momento en que uno de los millones de espermatozoides fecunda un óvulo da lugar al cigoto, una célula única, distinta del padre y de la madre, que contiene la totalidad de la información genética (como ya dijimos, ADN o ácido desoxirribonucleico). En el momento de la fusión de los gametos masculino y femenino -que aportan respectivamente 23 cromosomas cada uno- se forma una nueva célula compuesta de 46 cromosomas que contiene la totalidad de las características naturales del ser humano.

 

De Mendel a la fecha la genética ha avanzado mucho. Louis F. Lejeune, el célebre profesor de genética en La Sorbonne, dice que «Aceptar el hecho de que con la fecundación comienza la vida de un nuevo ser humano no es ya materia opinable. La condición humana de un nuevo ser desde su concepción hasta el final de sus días no es una afirmación metafísica; es una sencilla evidencia experimental».

 

Se ha sostenido que la mujer es dueña de su cuerpo, lo cual es cierto pero esto no significa que sea dueña del cuerpo de otro. Se ha dicho que en caso de violación estaría justificado el aborto, sin embargo aquella acción repugnante y cobarde no justifica que se cometa otro crimen aniquilando una persona inocente. Se ha pretendido justificar el aborto manteniendo que el feto «no es viable» por sus propios medios, pero esto también es cierto respecto del bebe, del anciano o del inválido, de lo cual no se desprende que se los pueda exterminar.

 

Un razonamiento similar puede aplicarse a los casos de supuestas malformaciones, pero éste modo de ver las cosas conduciría a que se puedan matar ciegos, sordos y deficientes mentales. Incluso se ha dicho que la despenalización y más aun con la legalización del aborto se permitiría que, en algunos casos, éstos se lleven a cabo de modo higiénico sin caer en manos de curanderas que operan en las sombras, como si el problema radicara en la metodología del crimen.

 

Una conocida anécdota ilustra la aberración de recurrir al aborto por razones pecuniarias. Un ginecólogo -con la intención de poner en evidencia el calibre de la propuesta- le preguntó a la mujer que le planteó el caso por qué, en lugar de abortar, no mataba a otro de sus hijos, de quince años, ya que ingería mayor cantidad de alimentos.

 

El caso extremo se plantea cuando el obstetra llega a la conclusión que la situación requiere una intervención quirúrgica de tales características que se debe elegir entre la vida de la madre o la del hijo, de lo contrario ambos morirán. Frente a esta situación gravísima -nada frecuente en la medicina moderna- el cirujano actúa para salvar a uno de los dos. Es decir, salva a uno de los dos y como una consecuencia no querida muere el otro, lo cual es sustancialmente distinto a matar una persona. Si el padre de dos criaturas que se están ahogando en el mar, estima que sólo tiene tiempo para salvar a una y procede en consecuencia, de ningún modo puede decirse que mató a la otra.

 

La impresionante producción cinematográfica The Silent Scream muestra en detalle las reacciones de un feto en un aborto practicado durante el segundo mes del embarazo: desde la aceleración de su ritmo cardíaco frente al peligro que advierte, hasta su desesperada e infructuosa lucha por salvar la vida.

 

Julián Marías dice que el aborto es el crimen más cobarde de cuantos se conocen, por eso lo denomina «el síndrome Polonio» para recordar la espada a través de la cortina en el drama shakespeareano.

 

En rigor, como he sostenido en otras oportunidades, no se trata de «aborto» ya que ésta palabra tiene la connotación de algo que iba a ser y no fue: así se dice, por ejemplo, que se abortó una revolución. Más bien se trata de homicidio en el seno materno. Resulta llamativo que se declame sobre derechos y valores éticos, cuando simultáneamente se permite el aniquilamiento de seres humanos indefensos. En éste debate se introduce de contrabando la magia más primitiva al sostener que cinco minutos después del nacimiento estamos frente a un ser humano pero no cinco minutos antes.

 

La secuencia cigoto-embrión-mórula-blastocito-feto-bebe-niño-adolescente-adulto-anciano no cam­bia la naturaleza del ser humano. La implantación en la pared uterina (anidación) no implica un cambio en la especie lo cual, como señala Ángel S. Ruiz en su libro Instrumentación genética, «no añade nada a la programación» de esa persona y dice que sostener que recién ahí comienza la vida humana constituye «una arbitrariedad incompatible con los conocimientos elementales de neurobiología». La fecundación extracorpórea y el embarazo extrauterino subrayan este aserto.

 

Desde la fecundación estamos frente a un ser humano en acto, desde luego en potencia de desarrollar muchas cosas, del mismo modo que el adulto está en potencia de desarrollar sus potencialidades. El embrión no ha desarrollado aún la corteza cerebral, el sistema nervioso, ni uñas, ni canas, ni muchas otras cosas, de lo cual no se desprende que se trate de un mineral o un vegetal como en la práctica insinúa la magia más rudimentaria.

 

En otros términos, lo que pretende poner de relieve esta nota periodística es que debe rechazarse con todo el vigor necesario  la pretensión de que los aparatos estatales conviertan en rehenes a los hijos de otros y que se destruyan vidas de inocentes. En otros casos vinculados a la economía y a los marcos institucionales señalamos la ineptitud, el desvío y la irresponsabilidad, pero en los dos casos sobre los que aquí dejamos constancia debemos exclamar con énfasis  ¡que vergüenza!

 

 

 

Alberto Benegas Lynch (h) es Dr. en Economía y Dr. en Ciencias de Dirección. Académico de la Academia Nacional de Ciencias Económicas, fue profesor y primer rector de ESEADE durante 23 años y luego de su renuncia fue distinguido por las nuevas autoridades Profesor Emérito y Doctor Honoris Causa. Es miembro del Comité Científico de Procesos de Mercado, Revista Europea de Economía Política (Madrid). Es Presidente de la Sección Ciencias Económicas de la Academia Nacional de Ciencias de Buenos Aires, miembro del Instituto de Metodología de las Ciencias Sociales de la Academia Nacional de Ciencias Morales y Políticas, miembro del Consejo Consultivo del Institute of Economic Affairs de Londres, Académico Asociado de Cato Institute en Washington DC, miembro del Consejo Académico del Ludwig von Mises Institute en Auburn, miembro del Comité de Honor de la Fundación Bases de Rosario. Es Profesor Honorario de la Universidad del Aconcagua en Mendoza y de la Universidad Peruana de Ciencias Aplicadas en Lima, Presidente del Consejo Académico de la Fundación Libertad y Progreso y miembro del Consejo Asesor de la revista Advances in Austrian Economics de New York. Asimismo, es miembro de los Consejos Consultivos de la Fundación Federalismo y Libertad de Tucumán, del Club de la Libertad en Corrientes y de la Fundación Libre de Córdoba.

Khashoggi: atroz y doble crimen de los políticos

Por Alejandro A. Tagliavini. Publicado el 17/10/18 en: https://elnuevodiario.com.do/khashoggi-atroz-y-doble-crimen-de-los-politicos/

 

El periodista Jamal Khashoggi fue a un consulado saudí en Turquía el 28 de septiembre por unos trámites para casarse con una turca, y allí le dijeron que volviera más adelante. Regresó el 2 de octubre, pero nunca salió del consulado. El día de su desaparición, empezó a temer una trampa y se lo dijo a la BBC. Ese día, 15 agentes saudíes viajaron a Turquía. Jamal fue descuartizado cuando estaba vivo, según Al Jazeera.

Khashoggi pasó años en los medios de Arabia Saudita como vocero oficioso de la familia real. Pero cuando Mohammed bin Salman se convirtió en príncipe heredero, en 2017, y comenzó a asumir control sobre distintos niveles de poder, la independencia de Jamal, aunque modesta, era insoportable. Se mudó a EE.UU., comenzó a escribir para The Washington Post y se convirtió en el peor crítico del príncipe heredero.

Ahora, los dirigentes políticos -por cuidar sus negocios- no solo que han engañado a un periodista desarmado para asesinado con ensañamiento, sino que pretenden -y lo lograrán, qué duda cabe- esconder la verdad. Turquía estaría buscando un acuerdo secreto con el reino saudí a cambio de ocultar evidencia.

Trump prometió que habría un “castigo severo” para el reino si se probara su responsabilidad. Pero se negó a cortar la venta de armas a Arabia Saudita. Y ahora sugiere que los responsables pueden ser “asesinos” por cuenta propia. Arabia Saudí fue el primer país que visitó Trump y su yerno y asesor, Jared Kushner, mantiene una fuerte relación con el príncipe heredero.

Y no es para menos, es grande el negocio. Según el SIPRI, EE.UU. y los europeos suministraron más del 98% de las importaciones de armas de Arabia Saudí que fue el segundo mayor importador global, detrás de India, y es el mayor cliente ya que compra el 18% de las exportaciones de EE.UU.

Así, todos estos políticos habrían convencido al reino, y los tribunales reales saudíes podrían acusar de la desaparición o la muerte de Khashoggi a “elementos descontrolados” de los servicios de seguridad. Turquía podría aceptar la explicación y el mundo nunca conocería la verdad.

Según fuentes de la CNN, los saudíes preparan un informe reconociendo que la muerte de Jamal fue el resultado de un interrogatorio que salió mal, uno que intentaba su rapto desde Turquía y que la operación se llevó a cabo “sin autorización ni transparencia” y que los involucrados “serán acusados”. Con lo cual el crimen de los políticos será doble, además del horrendo asesinato, ocultarán la verdad.

El sector privado, los empresarios, sí han respondido de manera tajante y muchos han cancelado su participación en la Future Investment Initiative -un congreso al estilo Davos, programado del 23 al 25 de octubre en Arabia Saudita- como los ejecutivos de Uber, de The Economist, The New York Times, CNN, Bloomberg, Virgin Airlines y tantos otros.

Por cierto, haciendo gala de su doblez y apego a los negocios, estos mismos políticos se rasgan las vestiduras por el “terrorismo internacional”, y arman guerras para vender más armas, mientras apoyan a la fanática tiranía saudí “guardiana” de Medina y La Meca -las ciudades prohibidas a los “infieles”- que mantiene a las mujeres como esclavas y que hasta los cines prohibía, hasta hace pocos meses, por “frívolos”. Tiranía que ajustició -generalmente por decapitación- a 100 personas en 2017 marca que superaría en 2018, según cifras oficiales.

 

Alejandro A. Tagliavini es ingeniero graduado de la Universidad de Buenos Aires. Ex Miembro del Consejo Asesor del Center on Global Prosperity, de Oakland, California y fue miembro del Departamento de Política Económica de ESEADE.

Hayek sobre la libre competencia de monedas: un buen tema en un país que usa dos, y en mundo lleno de criptomonedas

Por Martín Krause. Publicado el 20/10/18 en:  http://bazar.ufm.edu/hayek-la-libre-competencia-monedas-buen-tema-pais-usa-dos-mundo-lleno-criptomonedas/

 

Con los alumnos de la materia Proceso Económico II vemos la propuesta de Hayek sobre la banca libre y la competencia de monedas y luego el desarrollo del Bitcoin que parece conformarse a tales ideas. Aunque vemos otros textos, en su libro “Desnacionalización del dinero” Hayek trata el tema de la política monetaria y realiza una propuesta de “competencia de monedas”, cuya discusión es apropiada en todo país, como Argentina, que tiene dos monedas al menos, el peso y el dólar, o en Europa cuando se plantea la potencial salida de Grecia del Euro. El libro fue publicado en inglés por el Institute of Economic Affairs de Londres.

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“Si vamos a considerar seriamente la utilización de diversas valutas concurrentes para su aplicación inmediata en un área limitada, es evidentemente deseable investigar las consecuencias de la aplicación general del principio sobre el que se basa esta propuesta. En el caso de que se aboliera —dentro del territorio de un país— el uso exclusivo de una sola moneda nacional emitida por el gobierno, hallándose permitida la circulación de monedas emitidas por otros gobiernos, se plantearía la cuestión de si no sería más conveniente suprimir el monopolio gubernamental de emisión monetaria, permitiendo que la empresa privada ofreciera al público otros medios de cambio que éste pudiera preferir.

Actualmente, los problemas que plantea esta reforma tienen un carácter más teórico que los planteados por mi anterior propuesta [que las monedas de los distintos países europeos fueran aceptadas en los otros, en lugar de tener una moneda única como el euro], toda vez que esta sugerencia más extrema resulta todavía demasiado extraña al público para poder ponerse en práctica. Ni siquiera los expertos conocen suficientemente la problemática que surgiría La generalización del principio subyacente para poder hacer predicciones seguras sobre las consecuencias de dicho plan. Es evidente, sin embargo, que no es necesaria ni ventajosa la incuestionable y universalmente aceptada prerrogativa del gobierno de producir el dinero. De hecho, puede resultar perjudicial y su eliminación constituiría un gran avance, dando paso a repercusiones altamente beneficiosas. No es demasiado pronto, por tanto, para comenzar el debate. Aunque el plan no pueda ponerse en práctica mientras el público no esté mentalmente preparado y continúe aceptando sin críticas el dogma de la necesidad del privilegio gubernamental, tal circunstancia no debe ser un obstáculo para el estudio de los fascinantes problemas teóricos que plantea este proyecto.

Los economistas no han discutido la competencia entre monedas

Increíblemente, la competencia entre distintas valutas no ha sido examinada en serio hasta hace muy poco. En las publicaciones relativas al tema no se cuestiona la creencia universal de que el monopolio del gobierno en orden a la emisión monetaria es indispensable, ni tampoco se explica si esta creencia se deriva simplemente del postulado según el cual en un territorio dado sólo puede haber un tipo de moneda en circulación —lo que podía parecer una ventaja cuando se trataba de elegir entre el oro y la plata como posibles tipos de dinero—. Tampoco encontramos respuesta a la pregunta de qué sucedería si se suprimiera el monopolio y si el suministro de dinero se realizara mediante la competencia entre entidades privadas que proporcionaran distintas divisas. La mayoría de la gente piensa que la propuesta de que el dinero lo emitan empresas privadas significa que todas deben emitir el mismo (en dinero fiduciario, token money, esto equivaldría simplemente a una falsificación) en lugar de distintos tipos de dinero claramente diferenciabas por diversas denominaciones y entre los cuales el público pudiera elegir libremente.

 

Martín Krause es Dr. en Administración, fué Rector y docente de ESEADE y dirigió el Centro de Investigaciones de Instituciones y Mercados (Ciima-Eseade).