SOBRE LA ELIMINACIÓN DEL ESTADO DEL VATICANO

Por Gabriel J. Zanotti. Publicado el 24/3/23 en: https://gzanotti.blogspot.com/2023/03/sobre-la-eliminacion-del-estado-del.html

 (De mi libro «JudeoCristianismo, Civilización Occidental y Libertad», Instituto Acton, 2018, cap. 7, última parte).

         La eliminación del Estado del Vaticano

         Finalmente, hablando de cientos de años, hablemos de algo que también puede tardar mucho tiempo.

Hemos visto cuál fue el origen del Estado del Vaticano: un acuerdo con Mussolini que le costó la vida política a Sturzo e impidió que Italia se hubiera vuelto una Italia demócrata-cristiana que NO se hubiera aliado con Hitler, con todas las implicaciones que ello hubiera tenido.

Alguien me puede decir: comprendamos y perdonemos eso. Ok. Pero la cuestión es: ¿para qué la Iglesia quiere un Estado?

¿Para tener independencia? Ya la tiene, es la Iglesia de Cristo. ¿Para tener libertad religiosa? Es un derecho de toda persona, católica o no. ¿Y si no se respeta? La gran enseñanza de la Iglesia, el martirio. La Iglesia no es el Estado de Israel (con el cual, valga aclarar, siempre hemos estado de acuerdo). No necesita una Declaración de la ONU para existir. Existe de por sí y en sí, sostenida en su Cabeza, que es Cristo, que es in-finito.

¿Para su subsistencia económica? Para eso están los laicos y su ayuda a sus iglesias, conventos y etc. ¿Y si no? Pues se vivirá de la limosna y la oración. ¿Qué temen los católicos, desaparecer? ¡Hombres de poca fe! La Iglesia es indefectible: “… yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo” (Mateo, 28, 19). La Iglesia no desaparecerá nunca. La Iglesia no es sus edificios.

¿Para qué quiere la Iglesia un banco? ¿Para tener su propio dinero? ¿Y para qué quiere la Iglesia su propio dinero? ¿Qué tiene que ver ello con su misión apostólica? “Mirad que os envío como corderos en medio de lobos. No llevéis bolsa, ni alforja, ni sandalias; y a nadie saludéis por el camino. En cualquier casa que entréis, decid primero: ‘Paz a esta casa’. Y si hay allí un hijo de paz, vuestra paz reposará sobre él; pero si no, se volverá a vosotros” (Lucas, 10, 3-6).

¿Para qué quiere un Pontífice un Estado? ¿Para tener una curia, una especie de organización humana, con organigrama, ministerios y subsecretarías? ¿Y eso de dónde salió? La misión del Pontífice es confirmar en la fe a los hermanos. Lo puede hacer desde un convento, una iglesia, el camino, una plaza. ¿Para qué tener a todos esos cardenales y monseñores en esos pocos kilómetros cuadrados? ¿Para qué se peleen como siempre en vergonzosas intrigas vaticanas? ¿Que no sucederá ello necesariamente? ¿Acaso se desconoce la naturaleza humana? Si hay intrigas en un convento de carmelitas, ¿qué esperan de un Estado del Vaticano?

¿Y para qué quiere un Pontífice ser un “jefe de Estado”? ¿Para recibir embajadores y hacer diplomacia? ¿Y de dónde hemos sacado que la diplomacia es la función de la Iglesia? ¿Dónde quedó la denuncia profética?

“Entonces dijo Natán a David: Tú eres aquel hombre. Así ha dicho Jehová, Dios de Israel: Yo te ungí por rey sobre Israel, y te libré de la mano de Saúl, y te di la casa de tu señor, y las mujeres de tu señor en tu seno; además te di la casa de Israel y de Judá; y si esto fuera poco, te habría añadido mucho más. ¿Por qué, pues, tuviste en poco la palabra de Jehová, haciendo lo malo delante de sus ojos? A Urías heteo heriste a espada, y tomaste por mujer a su mujer, y a él lo mataste con la espada de los hijos de Amón” (Samuel, II).

¿Dónde estuvo allí la diplomacia de Natán?

¡Ay de vosotros, maestros de la ley y fariseos hipócritas, que cerráis a la gente la entrada en el reino de los cielos! Ni entráis vosotros ni dejáis entrar a los que quieren entrar. ¡Ay de vosotros, maestros de la ley y fariseos hipócritas, que devoráis las haciendas de las viudas y que, para disimular, pronunciáis largas oraciones! ¡Ay de vosotros, maestros de la ley y fariseos hipócritas, que recorréis tierra y mar en busca de un prosélito y, cuando lo habéis conseguido, hacéis de él un modelo de maldad dos veces peor que vosotros mismos! ¡Ay de vosotros, guías de ciegos, que decís: “Jurar por el Templo no compromete a nada. Lo que compromete es jurar por el oro del Templo”!¡Estúpidos y ciegos! ¿Qué es más importante, el oro o el Templo por el que el oro queda consagrado? Y decís también: “Jurar por el altar no compromete a nada. Lo que compromete es jurar por la ofrenda que está sobre el altar”. ¡Ciegos! ¿Qué es más importante, la ofrenda o el altar por el que la ofrenda queda consagrada? El que jura por el altar, jura también por todo lo que hay sobre él; el que jura por el Templo, jura también por aquel que vive dentro de él. Y el que jura por el cielo, jura también por el trono de Dios y por Dios mismo, que se sienta en ese trono.¡Ay de vosotros, maestros de la ley y fariseos hipócritas, que ofrecéis a Dios el diezmo de la menta, del anís y del comino, pero no os preocupáis de lo más importante de la ley, que es la justicia, la misericordia y la fe! Esto último es lo que deberíais hacer, aunque sin dejar de cumplir también lo otro. ¡Guías ciegos, que coláis el mosquito y os tragáis el camello!¡Ay de vosotros, maestros de la ley y fariseos hipócritas, que limpiáis por fuera la copa y el plato, mientras por dentro siguen sucios con el producto de vuestra rapacidad y codicia! ¡Fariseo ciego, limpia primero la copa por dentro, y así quedará limpia también por fuera! ¡Ay de vosotros, maestros de la ley y fariseos hipócritas, que sois como sepulcros blanqueados, hermosos por fuera, pero llenos por dentro de huesos de muerto y podredumbre! Así también vosotros: os hacéis pasar por justos delante de la gente, pero vuestro interior está lleno de hipocresía y maldad.¡Ay de vosotros, maestros de la ley y fariseos hipócritas, que construís los sepulcros de los profetas y adornáis los monumentos funerarios de los justos diciendo: “Si nosotros hubiéramos vivido en los tiempos de nuestros antepasados, no nos habríamos unido a ellos para derramar la sangre de los profetas”! Pero con ello estáis demostrando, contra vosotros mismos, que sois descendientes de los que asesinaron a los profetas. ¡Rematad, pues, vosotros la obra que comenzaron vuestros antepasados!¡Serpientes! ¡Hijos de víbora! ¿Cómo podréis escapar al castigo de la gehena? Porque mirad: yo voy a enviaros mensajeros, sabios y maestros de la ley; a unos los mataréis y crucificaréis, a otros los azotaréis en vuestras sinagogas y perseguiréis de ciudad en ciudad.De ese modo os haréis culpables de toda la sangre inocente derramada en este mundo, desde la sangre del justo Abel hasta la de Zacarías, el hijo de Baraquías, a quien asesinasteis entre el santuario y el altar. ¡Os aseguro que todo esto le ocurrirá a la presente generación!” (Mateo, 23).

¿Dónde está la “diplomacia” de Cristo allí? ¡Cuántos gober­nan­tes merecerían las mismas invectivas!

¿Qué preocupa al pontífice? ¿El no poder recibir a todos? ¡Para eso tiene el confesionario!

La Iglesia necesita un nuevo Santo Domingo. Alguien que recorra el mundo con su sola autoridad moral, dialogando con todos, denunciando a los tiranos, confesando a todos, sin casas, sin aviones, sin nada de nada, sin nada ni nadie más que la ayuda de cualquiera que quiera ayudarlo.

Esa será la autoridad moral de la Iglesia, para creyentes y no creyentes.

Mientras tanto, “Entonces intervinieron los judíos y le preguntaron: “¿Qué signos nos muestras para obrar así?” Jesús contestó: “Destruid este templo, y en tres días lo levantaré.” (Juan, 2).

Hubo que renunciar al templo. Así se hizo el Cristianismo, y así se tendrá que hacer de vuelta.

Gabriel J. Zanotti es Profesor y Licenciado en Filosofía por la Universidad del Norte Santo Tomás de Aquino (UNSTA), Doctor en Filosofía, Universidad Católica Argentina (UCA). Es Profesor en las Universidades Austral y Cema. Director Académico del Instituto Acton Argentina. Profesor visitante de la Universidad Francisco Marroquín de Guatemala. Publica como @gabrielmises

La economía, con la mirada en octubre

Por Roberto Cachanosky. Publicado el 21/3/23 en: https://www.infobae.com/opinion/2023/03/21/la-economia-con-la-mirada-en-octubre/

La inflación de febrero del 6,6%, junto con un aumento interanual del 102%, abren interrogantes sobre si es posible, sin un plan consistente y un gobierno sin credibilidad, evitar la aceleración de los precios

La aceleración de la inflación en febrero generó señales de alerta. Antes de avanzar, es importante destacar que un estadio de hiperinflación no se produce a partir de determinado tasa de aumento de los precios, sino que se da cuando la gente huye del dinero cada vez más rápido y se manifiesta en remarcaciones diarias, o hasta varias veces en el día.

Cuando se produjo la hiperinflación de 1989, los años anteriores la tasa de aumento interanual del IPC del Indec se fue duplicando, pero nada hacía presagiar que a partir del 6 de febrero de 1989 todo se iba a desbarrancar tan aceleradamente.

Hay un dato actual que se asemeja mucho al entonces bautizado Plan Primavera, que fue el último intento del equipo económico de esos años para llegar a las elecciones anticipadas a mayo de 1989. En ese momento el Banco Central absorbía la casi totalidad de los depósitos que recibían los bancos, y los instrumentos que se utilizaban para inmovilizarlos en el BCRA eran varios, pero básicamente se llamaban “indisponibles” y tenían tasas de interés crecientes.

Hoy, el equivalente son las Leliq y equivalen a 2 veces la base monetaria y al 77% del total de los depósitos del sector privado; generan un déficit cuasifiscal superior al déficit fiscal primario de la Administración Central

Como puede verse en el gráfico, las tasas de inflación anuales previas a la hiperinflación fueron duplicándose.

Cabe recordar que en 1985 se implementa el Plan Austral de estabilización de precios que posibilitó bajar en 1986 la inflación de poco más de 1.000% anual a 81,9%, pero luego empieza a duplicarse año tras año hasta que en 1989 se dispara la hiperinflación.

Considerando que el argentino mayor de 40 años está acostumbrado a sobrevivir los procesos inflacionarios y sabe cómo defenderse, no es de descartar que el proceso se pueda acelerar, y se manifieste en mayor huida del dinero. Eso no quiere decir que se avanza inevitablemente por ese camino.

Cambio de ritmo de la actividad

A este escenario complicado se le agrega la caída que se observa en el estimador mensual de actividad económica en los últimos 4 meses de 2022, que se traducen en un aumento de la recaudación impositiva por debajo de la tasa de inflación. En febrero 2023 los ingresos tributarios aumentaron 82,3% mientras la inflación fue 102% respecto de un año antes, más allá que gravitó el menor ingreso de derechos de exportación, por liquidaciones anticipadas y la sequía.

La drástica baja esperada en el resultado de las cosechas determinará un importante faltante de dólares de exportación -se estiman en USD 20.000 millones-, para satisfacer las necesidades de los importadores de insumos para que puedan producir, excepto que el Gobierno disponga acelerar la tasa de devaluación del peso, para impulsar otras actividades exportadoras y desalentar importaciones de bienes de consumo.

En ese caso, habrá aumentos de costos en los insumos que, o se trasladan a precios o, si el mercado no absorbe esos aumentos de precios, cae la oferta.

Más cantidad de pesos que la gente no quiere volcados al mercado y menos oferta de bienes y servicios, es la tormenta perfecta para desatar un proceso inflacionario agudo, si genera un incremento notable en los tipos de cambio libres (blue, MEP o CCL) que lleve al retiro de depósitos para cubrirse contra la inflación.

Ese retiro de depósitos obligaría al BCRA a cancelar el equivalente en Leliq emitiendo pesos que llevarían a acelerar el proceso inflacionario. Nada tan diferente a lo que ocurrió en 1989 con los depósitos indisponibles.

La sequía le complicó más los planes al Gobierno porque acentuó la falta de dólares y eso traba la actividad económica (Reuters)La sequía le complicó más los planes al Gobierno porque acentuó la falta de dólares y eso traba la actividad económica (Reuters)

En definitiva, el Gobierno está en un serio problema para tratar de llegar a las elecciones generales de octubre sin una crisis inflacionaria y cambiaria. La sequía le complicó más los planes porque acentuó la falta de dólares y eso traba la actividad económica, en tanto las cuentas fiscales no cierran salvo que se licuen los gastos vía inflación. En ese caso la suba de los precios pasaría a ser un instrumento transitorio de “estabilización”, un verdadero oxímoron.

No se ve tan claro que el kirchnerismo duro vaya a tolerar un 2023 electoral sin un “plan platita” para hacer populismo y, sobre todo, tratar de sostener a los intendentes del conurbano.

No vaya a ser cosa que el ajuste vía licuación del gasto público (jubilaciones, sueldos de empleados, planes asistenciales, etc.) además de la inseguridad, le haga perder al oficialismo el bastión del conurbano donde la pobreza y el clientelismo político son sus armas predilectas para sostenerse en el poder.

En definitiva, para llegar a octubre todavía falta un largo recorrido, pero todo puede pasar en esta economía sino aparece un plan consistente de estabilización.

Roberto Cachanosky es Licenciado en Economía, (UCA) y ha sido director del Departamento de Política Económica de ESEADE y profesor de Economía Aplicada en el máster de Economía y Administración de ESEADE. Síguelo en @RCachanosky

Pensamientos en torno a la conciencia moral

Por Alberto Benegas Lynch (h) Publicado el 25/3/2en: https://www.infobae.com/opinion/2023/03/25/pensamientos-en-torno-a-la-conciencia-moral/

Si los humanos fuéramos solo un conjunto de moléculas estaríamos determinados por los respectivos nexos causales inherentes a la materia por lo que no habría posibilidad de ideas autogeneradas, de revisar nuestras propias conclusiones, no tendría sentido la responsabilidad individual, ni la moral ni la misma libertad puesto que no habría tal cosa como libre albedrío

Sigmund Freud (1856 - 1939)

Sigmund Freud (1856 – 1939)

La conciencia tiene dos interpretaciones, la primera alude al reconocimiento de algo, a percatarse, a darnos cuenta de tal o cual cosa, mientras que la segunda remite a lo moral que en la parla común apunta a lo que se conoce habitualmente como “la voz de la conciencia” que escarba y explora lo que está bien y lo que está mal que ha sido tratado desde Aristóteles en cuanto al sentido de lo moral y lo inmoral o amoral y desde los estoicos se estudia la moral como una consecuencia de lo racional que luego fue precisado por autores como Adam Smith en La teoría de los sentimientos morales.

La moral es normativa, no describe sino que prescribe, no trata de lo que fue o lo que es sino de lo que debe ser. Una sociedad libre se basa en el respeto recíproco, en el reconocimiento de derechos como propiedades innatas del ser humano, generalmente denominados derechos naturales. En este contexto la moral puede verse en dos planos. El primero se refiere a las relaciones interpersonales que se circunscriben a la consideración por el derecho de cada cual y en un plano intrapersonal que es facultad de cada uno actualizar las potencialidades en busca del bien.

En este sentido, resulta pertinente precisar que a cada derecho corresponde la obligación de respetar la vida, la libertad y la propiedad lo cual no se condice con la imposición de pseudoderechos que implican arrebatar el fruto del trabajo ajeno.

Resulta de gran trascendencia percatarse que los seres humanos los caracteriza los estados de conciencia, la mente o la psique que no son materiales, es decir, la condición humana significa que no somos solo kilos de protoplasma, como queda dicho tenemos vida espiritual que se integra pero se diferencia de la materia. Si fuéramos solo carne y hueso, si fuéramos solo un conjunto de moléculas estaríamos determinados por los respectivos nexos causales inherentes a la materia por lo que no habría posibilidad de ideas autogeneradas, de revisar nuestras propias conclusiones, en rigor no habría posibilidad de proposiciones verdaderas y falsas, no tendría sentido la responsabilidad individual, ni la moral ni la misma libertad puesto que no habría tal cosa como libre albedrío. Seríamos loros, loros complejos pero loros al fin.

Antes he escrito sobre las más destacadas referencias bibliográficas en la materia pero en esta oportunidad hago un resumen muy telegráfico del asunto. Howard Robinson escribe que un profesional experto en anatomía puede describir al detalle la composición física de una persona pero no puede acceder a información solo reservada al sujeto como son sus sentimientos y pensamientos. John Eccles dice que “uno no se involucra con un argumento racional con un ser que sostiene que todas sus respuestas son actos reflejos”. Nathaniel Branden sostiene que “Una mente que no es libre de verificar y validar sus conclusiones, una mente cuyo juicio no es libre, no tiene modo de distinguir lo lógico de lo ilógico.” Roger W. Sperry apunta que “El fenómeno de la conciencia está concebido para interactuar y en gran medida gobernar los aspectos histoquímicos y fisiológicos del proceso cerebral.” Karl Popper insiste en que “Quien diga que todas las cosas ocurren por necesidad no puede criticar al que diga que no todas las cosas ocurren por necesidad ya que ha de admitir que la afirmación también ocurre por necesidad” y Max Planck, Antony Flew y John Hospers muestran las diferencias entre causas y motivos.

Entonces la conciencia moral es inseparable de la condición humana. El materialismo filosófico o determinismo físico opera a contracorriente de esta aseveración, una posición lamentablemente muy extendida en diversos campos del conocimiento, por ejemplo en la psicología que si bien se define como el estudio de la psique hay profesionales que la niegan. También hay penalistas imbuidos del determinismo que en consecuencia argumentan a favor de no castigar a los delincuentes porque no son responsables de lo que hacen. Hay economistas nada menos en línea con la teoría de la decisión que niegan el libre albedrío. Incluso hay autores que en otros campos han realizado contribuciones de peso pero rechazan el referido cimiento de la libertad como Steven Pinker.

También he escrito antes sobre Sigmund Freud pero al abordar la conciencia moral se hace necesario nuevamente aunque más no sea presentar un resumen telegráfico de este autor tan relevante para nuestro breve estudio. Sin duda, igual que lo que sucede con prácticamente todos los autores de renombre, Freud ha realizado aportes que han sido útiles para variados fines, por ejemplo, su preocupación para que personas que reprimen en el subconsciente hechos e imágenes que estiman inconvenientes puedan asumir los problemas y ponerlos en el nivel del conciente. También fue quien inició el método de asociación de ideas recurriendo al per analogiam incluso para la interpretación de sueños apartándose de una estricta exégesis e internándose en una suerte de hermenéutica onírica y de los sucesos de la vida en general.

Pero estos dos ejemplos resultan controvertidos puesto que hay quienes sostienen que muchas veces la llamada “represión” constituye un mecanismo de defensa para evitar daños mayores y que solo es constructivo que afloren los problemas si efectivamente pueden resolverse y no simplemente por el mero hecho de sacarlos a luz. A su vez, hay quienes sostienen que la interpretación analógica de diversos sucesos conduce a conclusiones tortuosas y equivocadas cuando, en verdad, una interpretación directa (o, si se quiere, literal) conduce a un mejor entendimiento de lo que se analiza.

Resulta muy difícil juzgar in toto a un escritor y cuanto mayor es la cantidad de sus obras, naturalmente mayor es la dificultad. Para emitir una opinión sobre un autor generalmente se alude a lo que se estima es el eje central de su contribución. De todos modos, no siempre es fácil la tarea puesto que en algunos casos se entremezclan en los aportes aspectos considerados positivos y negativos.

En el caso de Sigmund Freud nos parece muy apropiado e ineludible citar algunos de sus pensamientos para arribar a conclusiones rigurosas respecto a la conciencia moral. Por ejemplo, en Problemas de la civilización sostiene que, en el ser humano, debe “descartarse el principio de una facultad originaria y, por así decirlo, natural, apta para distinguir el bien del mal”, mas aún, en Tótem y tabú escribe que “las prohibiciones dictaminadas por las costumbres y la moral a las que nosotros obedecemos, tienen en sus rasgos esenciales cierta afinidad con el tabú primitivo” y, en el mismo libro, afirma que la negación de las relaciones incestuosas constituye “la mutilación más sangrienta, quizás, que se ha impuesto en todos los tiempos a la vida erótica del ser humano”.

Esto va para la moral y las costumbres pero también la emprende contra el sentido mismo de libertad a que nos venimos refiriendo, por ejemplo, en su Introducción al psicoanálisis donde se refiere a “la ilusión de tal cosa como la libertad psíquica […] eso es anticientífico y debe rendirse a la demanda del determinismo cuyo gobierno se extiende sobre la vida mental”. Al decir de C.S. Lewis, esta perspectiva, que convertiría al ser humano en meras máquinas, significaría “la abolición del hombre”, una posición -la de Freud- que adhiere al materialismo filosófico o determinismo que aquí comentamos.

En el epílogo al tercer tomo de su Derecho, legislación y libertad Friedrich Hayek escribe: “Creo que la humanidad mirará nuestra era como una de supersticiones básicamente conectadas con los nombres de Karl Marx y Sigmund Freud. Creo que la gente descubrirá que las ideas más difundidas del siglo XX -aquellas de la economía planificada basada en la redistribución, manejada por arreglos deliberados en lugar del mercado y el dejar de lado las represiones y la moral convencional y seguir una educación permisiva- estaban basadas en supersticiones en el más estricto sentido de la palabra”.

Hans Eyseneck señala en Decadencia y caída del imperio freudiano que “lo que hay de cierto en Freud no es nuevo y lo que es nuevo no es cierto”. Thomas Szasz y Richard LaPierre llegan a la misma conclusión en La ética del psicoanálisis y La ética freudiana respectivamente. Ronald Dabiez en su voluminoso tratado El método psicoanalítico y la doctrina freudiana señala que las ideas que Freud no comparte las considera “neurosis”, lo cual abre las puertas a peligrosas persecuciones bajo el manto del “tratamiento”. Por ejemplo, Dabiez explica que “la actitud de Freud frente a las creencias religiosas ha evolucionado en el sentido de una hostilidad cada vez más acentuada, al menos por la frecuencia de sus manifestaciones, puesto que, para Freud, la equiparación fundamental de la religión a la neurosis obsesiva se encuentra desde 1907″.

Entre las 673 páginas de una de las obras de Richard Webster titulada Why Freud Was Wrong, leemos que “Freud estaba convencido que la mente podía y debía describirse como si fuera parte de un aparato físico […] Freud no realizó ningún descubrimiento intelectual de sustancia […], sus hábitos de pensamiento y su actitud frente a la investigación científica están lejos de cualquier método responsable de estudio”. De este libro escribe James Liberman en el Journal of the History of Medicine que “hasta donde yo sé, es el mejor tratamiento del tema tanto en contenido como en estilo.”

Por otra parte, Lecomte du Noüy destaca en Human Destiny que “de arriba abajo en toda la escala, todos los animales, sin excepción, son esclavos de sus funciones fisiológicas y de sus hormonas y secreciones endoctrinales” pero, con el hombre, “aparece una nueva discontinuidad en la naturaleza, tan profunda como la que existe entre la materia inerte y la vida organizada. Significa el nacimiento de la conciencia y de la libertad […] La libertad no solo es un privilegio, es una prueba. Ninguna institución humana tiene el derecho de privar al hombre de ella”. De cada uno de nosotros depende el resultado de esa prueba y no de pseudodeterminismos del profesor vienés de marras que estarían fuera del ámbito humano.

Lo dicho no es para nada una refutación al psicoanálisis en general ni tampoco pretende negar valiosas ayudas de la psicología al efecto de entender los eventuales problemas de algunas personas y la psiquiatría que apunta a resolver las distorsiones en los neurotransmisores y desajustes químicos en general para lo que Freud en gran medida fue un pionero, de lo cual, como queda dicho, no se desprende que sus conclusiones en buena parte de la materia abordada sean pertinentes ni estén exentas de contradicciones y derivaciones inconvenientes como las señaladas en el presente análisis.

Por todo lo consignado debe subrayarse que la conciencia moral inexorablemente implica la psique como parte sustancial del ser humano de lo cual se deriva el libre albedrío, lo contrario convertiría la libertad en mera ficción.

Alberto Benegas Lynch (h) es Dr. en Economía y Dr. en Ciencias de Dirección. Académico de la Academia Nacional de Ciencias Económicas, fue profesor y primer rector de ESEADE durante 23 años y luego de su renuncia fue distinguido por las nuevas autoridades Profesor Emérito y Doctor Honoris Causa. Es miembro del Comité Científico de Procesos de Mercado, Revista Europea de Economía Política (Madrid). Es Presidente de la Sección Ciencias Económicas de la Academia Nacional de Ciencias de Buenos Aires, miembro del Instituto de Metodología de las Ciencias Sociales de la Academia Nacional de Ciencias Morales y Políticas, miembro del Consejo Consultivo del Institute of Economic Affairs de Londres, Académico Asociado de Cato Institute en Washington DC, miembro del Consejo Académico del Ludwig von Mises Institute en Auburn, miembro del Comité de Honor de la Fundación Bases de Rosario. Es Profesor Honorario de la Universidad del Aconcagua en Mendoza y de la Universidad Peruana de Ciencias Aplicadas en Lima, Presidente del Consejo Académico de la Fundación Libertad y Progreso y miembro del Consejo Asesor de la revista Advances in Austrian Economics de New York. Asimismo, es miembro de los Consejos Consultivos de la Fundación Federalismo y Libertad de Tucumán, del Club de la Libertad en Corrientes y de la Fundación Libre de Córdoba. Difunde sus ideas en Twitter: @ABENEGASLYNCH_h

Los bancos centrales no pueden hacer crecer los árboles hasta el cielo

Por Aldo Abram: Publicado el 20/3/23 en: https://www.infobae.com/opinion/2023/03/20/los-bancos-centrales-no-puede-hacer-crecer-los-arboles-hasta-el-cielo/

La torre del Bank for International Settlements (BIS), en Basel, Suiza. Es el banco central de los bancos centrales (REUTERS/Arnd Wiegmann/File Photo)

La torre del Bank for International Settlements (BIS), en Basel, Suiza. Es el banco central de los bancos centrales (REUTERS/Arnd Wiegmann/File Photo)

Sólo algunos “agoreros” advertíamos que seguir con esa política monetaria expansiva, superada la pandemia, no era sostenible e, incluso, podía terminar en una nueva crisis mundial

Como siempre, los políticos y los funcionarios de los bancos centrales del mundo salieron a buscar culpables del actual tembladeral internacional. Como en 2007-2008, se señala que el problema es la desregulación del sistema financiero y, como entonces, no hay tal falta de normativas, en realidad son excesivas.

Es cierto que, en la crisis anterior, el estallido empezó en el sector hipotecario de EEUU. Simplemente porque el gobierno decidió, demagógicamente, facilitar ese tipo de crédito para “que todos los estadounidenses tuvieran acceso a una vivienda”. Por lo tanto, relajaron las condiciones para que dos grandes instituciones semiestatales pudieran recomprar hipotecas, Fannie Mae y Freddie Mac. Para ese entonces, desde los bancos centrales, liderados por la Reserva Federal, venían inyectando enormes excesos de liquidez. Esto hizo que los rendimientos fueran ínfimos en los mercados de bajo riesgo, por lo que los inversores buscaron más rendimientos asumiendo más riesgo. Así que uno de los grandes negocios fue prestarle a gente de pocos recursos a tasas altas y venderles esas hipotecas a estas instituciones semiestatales. Cuando estos deudores empezaron a no poder cumplir sus compromisos, se produjo la explosión.

No es que los excesos de emisión de los bancos centrales de los países desarrollados no estuvieran generando burbujas en todos los mercados de activos, sino que el mercado hipotecario de EEUU fue el que tuvo más incentivos para recibir más de esa liquidez. Es como si todos empezáramos a inflar globos, todos van a estallar en algún momento, sólo que aquel del que sople más fuerte reventará primero y, los demás, después. Así fue y se convirtió en una crisis mundial.

Ahora, volvemos a las andadas. Con motivo de las restricciones que se gestaron a partir de la pandemia, los bancos centrales salieron a emitir moneda para sostener la economía. Sin embargo, cuando la emergencia se superó, siguieron incrementando la liquidez, argumentando que no generaría inflación. Obviamente, se equivocaron, la depreciación de las monedas hizo que los precios empezaran a subir. Al inicio, lo justificaron en “problemas de logística” o “de escasez de oferta”, al mejor estilo de los funcionarios y políticos argentinos. Por supuesto, ese no era el problema de fondo y, por ello, no debería extrañar que la inflación siguiera escalando. Entonces, los banqueros centrales dijeron que no nos preocupáramos, que sería sólo coyuntural, pero no lo fue y en algunos países desarrollados superó el 10% interanual.

El expresidente de la Reserva Federal estadounidense, Paul Volcker (REUTERS/Eduardo Muñoz)El expresidente de la Reserva Federal estadounidense, Paul Volcker (REUTERS/Eduardo Muñoz)

La realidad es que nadie quería cortar la fiesta, en donde los que apuestan a los mercados financieros tienen garantizadas las ganancias y los políticos creen que pueden impulsar artificialmente la economía para ganar votos. Por supuesto, los árboles no crecen hasta el cielo y, en economía, no hay magia. Si algo crece artificialmente, como los precios o el nivel de actividad, deberá caer, como en las leyes de la física. Sólo algunos “agoreros” advertíamos que seguir con esa política monetaria expansiva, superada la pandemia, no era sostenible e, incluso, podía terminar en una nueva crisis mundial.

La realidad es que, hasta fines de 2021, los bancos centrales estuvieron inflando “burbujas” en todos los mercados de activos y, de haber seguido aumentando la liquidez, seguramente hubieran estallado el año pasado. Un ejemplo de las inversiones que se vieron incentivadas artificialmente por esta excesiva de dinero fueron las “criptomonedas”, cuyos valores subieron espectacularmente y ahora se desploman.

Si bien las autoridades monetarias empezaron a ser más austeras a partir de 2022, las cartas están jugadas y nos balanceamos en el desfiladero. Ahora, tienen que salir a salvar a las instituciones que, debido a los excesos de liquidez y los bajos rendimientos generados por los bancos centrales, fueron incentivadas a invertir en activos de alto riesgo, cuyos precios se desbarrancan. Por otro lado, no se puede volver a la “fiesta de emisión” sin arriesgarse a una debacle mucho mayor.

Esto también ya lo vivió el mundo con la crisis de los ´70, mal llamada “del Petróleo”. Los desmanejos monetarios de la Reserva Federal en los ´60, volvieron insostenible el patrón oro que regía por entonces, así que tuvieron que abandonarlo. El resultado fue una fuerte depreciación del dólar, debido a los anteriores excesos de emisión. Todos los precios subieron, aunque es cierto que el del petróleo lo hizo en mayor medida. Se intentó enfrentar la escalada inflacionaria con austeridad monetaria; pero, cuando aparecieron los costos en términos de pérdidas de capital y caída de nivel de actividad, los bancos centrales volvieron a los excesos de liquidez.

Eso hizo que la crisis durara una década, hasta que asumió como Presidente de la Reserva Federal, Paul Volcker, y anunció que recuperaría la confianza en un dólar estable. A esa altura, con una inflación desmadrada, tuvo que encarar una contracción monetaria fenomenal, mucho mayor a la que hubiera sido necesaria si se hubiera hecho el ajuste a tiempo. La historia es tristemente conocida, a principios de los ´80, muchos de los países emergentes a los que habían ido los excesos de liquidez en busca de rendimientos, terminaron en la quiebra, entre ellos, Argentina.

Se logró estabilizar la economía de EEUU y el mundo; pero a un costo fenomenal. Desde entonces, los bancos centrales volvieron a generar “burbujas” y nuevas crisis, demostrando que sus funcionarios son incapaces de aprender. Siguen pensando que son magos que pueden “hacer crecer los árboles hasta el cielo”. Lástima que, luego, los que se pegan flor de porrazo al caerse de lo alto de esos “árboles” son el resto de los mortales que sufrimos las consecuencias de sus errores.

Aldo Abram es Lic. en Economía y fue director del Centro de Investigaciones de Instituciones y Mercados de Argentina (Ciima-Eseade) Es director de la Fundación Libertad y Progreso. Sigue a @AbramAldo

Me preguntan por la calma del dólar blue

Por Iván Carrino. Publicado el 13/03/2en: https://www.ivancarrino.com/me-preguntan-por-la-calma-del-dolar-blue/

Para una nota de Clarín me preguntaron por el dólar blue. La nota se titula “El dólar blue se mantiene estable: ¿hasta cuándo durará la calma?“. Como bajada, tiene lo siguiente: “En lo que va del año, la inflación superó al dólar paralelo. Para los economistas el informal podría despertarse en los próximos días.”

Puede leerse completa en este link: https://www.clarin.com/economia/dolar-blue-mantiene-estable-durara-calma-_0_UcjqudVVp7.html

A continuación dejo todas las preguntas y respuestas que me hicieron:

¿Por qué el dólar Blue está tan planchado?

Bueno, lo primero que habría que decir es que está planchado porque estuvo “recontra alto” meses atrás. Para dar un número, el tipo de cambio real (que incluye a la inflación de Argentina y también a la de EEUU) llegó en junio de 2002 a $2,9 (dos pesos con noventa). Bueno, con la renuncia de Guzmán el dólar paralelo había llegado a esos mismos niveles, $ 2,9 en pesos constantes de 2001. Son valores altos en términos históricos y que reflejan situaciones económicas muy malas. Un aumento desde esos niveles implicaría que ya estamos en el abismo, así que la “planchura” o tranquilidad del último tiempo puede deberse a que –mal que mal- nos hemos alejado un poco de dicha circunstancia.

¿Los que compraron dólares Blue durante el 2022, le ganaron a la inflación?

No, de hecho, el paralelo subió de punta a punta un 66,3% en 2022, mientras que la inflación fue de 94%. Esto quiere decir que, si compraste dólares en el mercado paralelo el 31 de diciembre de 2021 y los vendiste el 31 de diciembre de 2022, perdiste nada menos que 15% de poder de compra.

¿Qué alternativas hay para la gente que quiere invertir, pero quiere hacerlo desde su banco, un home banking tradicional, sin caer en un bróker de inversiones?

Las posibilidades desde el banco no son malas. Existen fondos comunes de inversión que invierten en acciones, bonos, y otros instrumentos financieros de menor riesgo. También se pueden comprar directamente acciones desde Home Banking, o bien licitar bonos. Y, por último, también está el plazo fijo, que puede ser tradicional, recibiendo una tasa de interés, o un plazo fijo UVA, que implica que tu ahorro no va a perder contra la inflación. Todo depende del riesgo que quiera asumir el ahorrista, pero opciones hay.

¿A cuánto se calcula que estará el dólar Blue para fin de año, según quien gane las elecciones, si es un factor que incide?

No tengo una predicción precisa sobre el precio, aunque hice una apuesta con unos colegas el año pasado… la mayoría apostó que el dólar este año no iba a estar por debajo de $ 600. Yo dije que no llegaría a dicho precio. Todo puede pasar en el futuro, pero si las condiciones actuales se mantienen creo que sería posible volver a ver un dólar subiendo menos que la inflación y relativamente calmo. Un precio de $ 500 es una posibilidad. Más aún, si las elecciones las gana alguien con ideas razonables sobre la economía, que quiera ordenar las cuentas públicas, bajar la emisión monetaria y pagar los compromisos de deuda a como dé lugar. Todas esas medidas generan confianza en los inversores, reducen el riesgo país y –como consecuencia, frenan la suba del dólar. Obviamente, si gana una coalición menos “amiga” del mercado, entonces el escenario puede ser distinto.

Ante un panorama de recambio del gobierno nacional, ¿cuál cree que será la política cambiaria respecto del dólar Blue?

Hay mucha expectativa de que se saldrá del cepo, pero veo mucho miedo entre analistas y asesores de políticos en tomar la decisión de forma rápida. Quedó en la memoria de algunos una mala interpretación de la salida del cepo de 2016. Algunos ligan dicha decisión con la crisis que vino después en 2018 y se extendió en 2019. Pero son hechos completamente separados. Y aún teniendo cepo, si hacés todo mal, el dólar paralelo y la inflación se disparan de todas formas. Espero, entonces, que el nuevo gobierno salga del cepo como máximo dentro del primer mes de mandato.

El 2 de enero el blue estaba en 346, hoy está 372. Subió 7,6%, contra una inflación del primer bimestre que debe rondar el 12%. Si está atrasado frente a la inflación, ¿por qué no da un salto, si es posible que este año también “pierda” contra el IPC como pasó el año pasado?

Como decía antes, yo no descarto un escenario donde el dólar pierda contra la inflación. Entre 2018 y 2020 tuvimos un tipo de cambio libre que subió siempre por arriba de la inflación. ¿Por qué? Porque entramos en la crisis del modelo de déficit fiscal, emisión y deuda. En la medida que las gestiones actuales se enfoquen en reducir déficit, gasto y emisión monetaria, entonces lo que debe pasar es lo contrario, un dólar calmo y, por tanto, subiendo menos que la inflación. A todo esto se suma, además, que el tipo de cambio real sigue siendo muy alto en términos históricos, y hay que agregarle el factor internacional. Si las decisiones de la Fed no son tan agresivas como se supone, el dólar se va a abaratar en el mundo, y eso también va a impactar en Argentina.

Iván Carrino es Licenciado en Administración por la Universidad de Buenos Aires y Máster en Economía de la Escuela Austriaca por la Universidad Rey Juan Carlos de Madrid. Además, es profesor asistente de Comercio Internacional en el Instituto Universitario ESEADE y de Economía en la Universidad de Belgrano. Es Investigador Asociado del Centro FARO, de la Universidad del Desarrollo de ChileEs Sub Director de la Maestría en Economía y Ciencias Políticas de ESEADE. Sigue a @ivancarrino

Producción e intercambio

Por Gabriel Boragina. Publicado en: http://www.accionhumana.com/2023/03/produccion-e-intercambio.html

‘’El aumento de la producción de bienes generalmente no tiene por objeto el disfrute directo de quien los produce, porque la cantidad que se produce con división del trabajo fácilmente excederá sus necesidades o deseos. Pero no son «excedentes», en el sentido de «sobrantes», como muchas veces se dice en las explicaciones sobre comercio. Se trata de una producción deliberadamente destinada a intercambiarse por un activo más líquido, el dinero’’[1]

Tampoco serian excedentes si los necesitara para su consumo personal, porque esa evaluación sólo puede ser subjetiva y originaria del propio sujeto que los produce. Pero cuando se habla de ‘’excedentes exportables’’ en comercio exterior lo que se quiere significar es que se ha abastecido a todo el mercado interno y la producción adicional se va a destinar al mercado externo, con lo cual la expresión cobra otro significado.

Ahora bien, obviando esta última aclaración es cierto que nada de lo que se produce es en sí un excedente, excepto que quede una parte sin colocarse, pero dicha condición no es permanente.

‘’La producción, convertida en dinero en el mercado, constituye el poder de compra del productor, con el cual satisface sus propias necesidades’’[2]

Todos los bienes del mercado son intercambiables por dinero y viceversa. Es lo mismo decir que los bienes compran dinero como su inverso: que el dinero compra bienes, aunque estemos más acostumbrados a expresarnos de esta última manera.

‘’Quien se abstiene de confeccionar su propia ropa, zapatos o muebles, para especializarse en el cultivo de maíz, por ejemplo, no lo hace porque consuma gran cantidad de maíz, sino porque intercambia sus derechos de propiedad sobre el maíz por el derecho de propiedad que otros tienen sobre otros bienes que él necesita’’[3]

En realidad, como agudamente se ha señalado, lo que se intercambian no son bienes entre si sino derechos de propiedad sobre esos bienes. Esto es importante tenerlo en cuenta desde el punto de vista legal cuando bandas de asaltantes intercambian productos obtenidos de sus respectivos atracos. Aquí se intercambian bienes ajenos y no derechos de propiedad sobre tales artículos. Es una situación análoga a cuando los gobiernos dicen que ‘’redistribuyen recursos’’ ya que operan en el mismo sentido que una banda de salteadores.

‘’Naturalmente, una persona no sacrificará su autosuficiencia e independencia si, después de negociar con su maíz, no disfruta de más o de mejor ropa, usa más o mejores zapatos, y dispone de más y mejor mobiliario de los que hubiera podido confeccionar directamente con los recursos y en el tiempo que utilizó para producir maíz’’[4]

Es una forma sencilla de explicar que nadie trabaja ni intercambia el fruto de su trabajo a pérdida. Sólo se intercambia con los demás por necesidad, y no por gusto, ni por propensión, ni impulsos. El intercambio se lleva a cambio cuando se anticipa un beneficio neto en términos de costos (tiempo y trabajo). En el ejemplo que nos pone el autor en comentario, el dueño del maíz no volverá a negociarlo por otros bienes si estos no satisfacen sus expectativas. En este último supuesto, preferirá producir menos maíz y hacerse su propia ropa, zapatos o muebles

‘’El intercambio de derechos de propiedad en el mercado es «triangular»: es decir, no se basa en un trueque directo, sino indirecto, utilizando el dinero (o divisa) como medio. Así se multiplican las oportunidades de división del trabajo para crear y difundir la riqueza, y alcanzar un mayor bienestar. ’’[5]

El dinero cumple una función primordial en el comercio tornándolo más ágil y dinámica. Ello surge como evidente, si se piensan en los inconvenientes del cambio directo (trueque) que hacían necesario que –por ejemplo- un profesor de violín que necesitara un par de zapatos buscara y encontrara a un zapatero interesado en recibir clases de violín a cambio de sus zapatos. Pero si el zapatero necesita, por caso, tabaco y el violinista pudiera conseguírselo, allí el intercambio se mediatiza y al mismo tiempo se simplificaría. De hecho, en la historia monetaria se buscó y se halló una mercancía que cumpliera ese rol mediador y facilitador, y allí nació lo que luego se conoció como moneda.

‘’Dado que los intercambios voluntarios tienen lugar sólo si ambas partes prevén que recibirán más que su costo de oportunidad (lo que entregan en el intercambio), la diferencia es ganancia’’[6]

En este caso, el costo de oportunidad es aquello que se está dispuesto a perder por obtener otra cosa. Si lo que se entrega es una cosa -como un plato- se está renunciando al uso de este artículo que se traspasa como precio para obtener –por ejemplo- un vaso. Si, en cambio, lo que se da es dinero se renuncia a la oportunidad que este brinda para comprar otra cosa (como podría ser una camisa). En ambos casos tanto el vaso como la camisa representan la ganancia del comprador. Y el plato o el dinero son la ganancia del vendedor.

‘’Y, puesto que las personas siempre tendrán otras satisfacciones alternativas, elegirán comerciar con quienes las enriquecen más. ’[7]

Es decir, con quienes les proveen de mayores satisfacciones y de mejor calidad. O lo que es lo mismo, mayor cantidad de bienes que tengan la misma finalidad.

‘’En consecuencia, en una economía de mercado -en que los intercambios son voluntarios por definición- no se puede hacer fortuna a costa de otros, sino sólo ofreciéndoles a los demás una mejor opción; es decir, haciéndolos más ricos o, lo que es lo mismo, menos pobres’’.[8]

Resultado de esta verdad es que, en los lugares donde las autoridades políticas más interfieren con el mercado, los indicies de pobreza son mayores.

En los países intervencionistas las transacciones tienden a convertirse en juegos de suma cero, donde lo que gana uno es porque el otro lo pierde. Estas economías giran en torno a un estancamiento que parece -a primera vista- permanente pero que analizado más a fondo va denotando un franco retroceso económico.


[1] Manuel F. Ayau Cordón Un juego que no suma cero La lógica del intercambio y los derechos de propiedad Biblioteca Ludwig von Mises. Universidad Francisco Marroquín. Edición. ISBN: 99922-50-03-8. Centro de Estudios Económico-Sociales. Impreso en Guatemala. Pág. 40

[2] Ayau Cordón M. F. Un juego que…ibídem pág. 40

[3] Ayau Cordón M. F. Un juego que…ibídem pág. 40

[4] Ayau Cordón M. F. Un juego que…ibídem pág. 40

[5] Ayau Cordón M. F. Un juego que…ibídem pág. 40

[6] Ayau Cordón M. F. Un juego que…ibídem pág. 41

[7] Ayau Cordón M. F. Un juego que…ibídem pág. 41

[8] Ayau Cordón M. F. Un juego que…ibídem pág. 41

Gabriel Boragina es Abogado. Master en Economía y Administración de Empresas de ESEADE. Fue miembro titular del Departamento de Política Económica de ESEADE. Ex Secretario general de la ASEDE (Asociación de Egresados ESEADE) Autor de numerosos libros y colaborador en diversos medios del país y del extranjero. Síguelo en  @GBoragina

ODIAR ES UNA COSA, ESTAR EN CONTRA DE LA COACCIÓN, OTRA

Por Gabriel J. Zanotti. Publicado el 12/3/23 en: https://gzanotti.blogspot.com/2023/03/odiar-es-una-cosa-estar-en-contra-de-la.html

Hace poco, una excelente ex alumna escribió lo siguiente: “…Uno de los aspectos que más me llamó la atención fue el papel fundamental que ha tenido el movimiento LGBT en la lucha por la igualdad de derechos y la eliminación de la discriminación en el país. Desde la aprobación del matrimonio igualitario en 2010 hasta las leyes que protegen a las personas LGBT de la discriminación, ha sido una lucha constante para garantizar que todas las personas sean tratadas con dignidad y respeto.”

El párrafo me dejó pensando en el frecuente malentendido que se produce por este tema.

Los que estamos en contra del lobby LGBT y todas las letras que se agreguen, no somos gente malvada que odia a los diferentes o niega sus derechos. Además no es cuestión de decirlo, es cuestión de vivirlo también. En mi caso, convivo con toda persona que quiera hablar conmigo y ofrecerme su amistad, incluso con el riesgo de que he abierto las puertas de mi ser a quienes se han creído dueños de él.

Los que estamos en contra del lobby LGBT estamos en contra de un lobby, esto es de la coacción, que a su vez es fruto de una nueva forma de marxismo. Eso es otra cosa.

Todas las personas tienen derechos por ser seres humanos. Y esos derechos son las libertades individuales, de expresión, asociación, libertad religiosa y de enseñanza.

No se tienen derechos por pertenecer a un colectivo “diverso”. El fundamento de los derechos es la naturaleza humana. No las características individuales o grupales. Un afroamericano tiene derechos por ser ser humano (como bien dijo Martin Luther King); no por ser afroamericano.

Pero desde el neomarxismo, el capitalismo ha mutado al heteropatriarcado explotador. La lucha de clases es ahora entre blancos heterosexuales contra todas las nuevas clases explotadas: las mujeres, los trans, los gays, los afroamericans, etc.

Desde esa perspectiva, estos grupos se creen explotados aunque el blanco no lo sepa o no lo quiera, y por ende con un “derecho a la resistencia” que se expresa en nuevos derechos a la no discriminación o discurso de odio. Entones una mujer se cree con derecho a ser parte de tal o cual asociación, y el que esté en desacuerdo es un delincuente por discriminación y discurso de odio. Y así sucesivamente con los trans que se creen con derecho a ser deportistas en equipos femeninos, o a cambiarse en el vestuario femenino, o los gays que creen que tiene derecho a denunciar como delincuente a quien no quiera hacerle su torta de bodas, o los funcionarios del estado que ponen presos a los padres que no quieren para sus hijos la educación sexual que determine el lobby LGBT, etc.

Contra todo ello estamos en desacuerdo.

No con tratar a todo el mundo con dignidad y respeto, sea marciano, terrestre, gay, lesbiana, trans, no binario, afroamerican, mujer o indígena. Ojalá todos ellos se dieran cuenta de que su protección jurídica no es el neomarxismo, que destruye los pactos políticos originarios, sino en el liberalismo clásico, que reconoce a todos las mismas libertades individuales, lo cual incluye la obligación de no invadir la propiedad de otro y de respetar la expresión de la cosmovisión del otro aunque sea moralmente diversa a la nuestra.

Pero parece que estamos lejos de ello, y mientras tanto, los que nos oponemos a la coacción parecemos ser partidarios del odio.

Terrible confusión.

Gabriel J. Zanotti es Profesor y Licenciado en Filosofía por la Universidad del Norte Santo Tomás de Aquino (UNSTA), Doctor en Filosofía, Universidad Católica Argentina (UCA). Es Profesor en las Universidades Austral y Cema. Director Académico del Instituto Acton Argentina. Profesor visitante de la Universidad Francisco Marroquín de Guatemala. Publica como @gabrielmises

¿Qué diablos quiere decir que hay que “hacer un ajuste”?

Por Alberto Benegas Lynch (h) Publicado el 5/3/2en: https://www.infobae.com/opinion/2023/03/04/que-diablos-quiere-decir-que-hay-que-hacer-un-ajuste/

Insistir en que los actuales niveles del gasto público deben hacerse eficientes es tan desatinado como sostener que el robo debe ser eficiente

Frédéric Bastiat

Frédéric Bastiat

Hay quienes insisten en que para corregir los entuertos que vivimos los argentinos hace falta “un ajuste” por lo que es pertinente detenernos en esta palabreja a los efectos de aclarar su significado. Antes nos hemos referido al asunto pero en vista de que se reiteran casi a diario una y otra vez las recomendaciones del ajuste, es del caso volver sobre este tema con la intención de despejar telarañas mentales.

Ajustar tiene la connotación de algo doloroso y casi cruel. En este contexto se pregunta y repregunta en diversos medios cuando se sugieren medidas de fondo para revertir la situación hasta que punto sangrará la comunidad al adoptar tal o cual política considerada necesaria.

A nuestro juicio el asunto está mal planteado. El ajuste, el dolor, la crueldad y el sangrado ocurren como consecuencia de no adoptar medidas correctivas que precisamente nos liberen del espantoso ajuste cotidiano que venimos soportando desde hace décadas. Un verdadero ajuste a la garganta de cada cual. Se requieren entonces medidas que nos liberen del ajuste que sufre la comunidad argentina, muy especialmente sobre las espaldas de los más vulnerables. Hay que demandar medias anti-ajuste para liberar la energía creadora aplastada con gastos exorbitantes, impuestos insoportables, inflación inaguantable, regulaciones asfixiantes, legislación laboral contraria al trabajo y cerrazón al comercio internacional que obligan a pagar más caro y de peor calidad. Estos ajustes brutales son al cinturón de la gente que respira con dificultad como consecuencia del apriete inmisericorde. Por tanto debemos liberarnos del ajuste crónico que siempre provoca el estatismo.

El reducir el monstruoso aparato estatal libera recursos para que puedan emplearse de modo productivo y no parasitario que empobrece a todos. Del mismo modo que se liberó al hombre de la barra de hielo cuando apareció la heladera, al cartero cuando se generalizó el uso del correo electrónico o los fogoneros cuando aparecieron las locomotoras Diesel, de ese modo y con mucha mayor razón y urgencia se libera fuerza laboral para emplearse en faenas útiles en lugar de paralizarlas en poner palos en la rueda. A su vez el empresario deseoso de sacar partida de nuevos arbitrajes estará especialmente interesado en capacitar para incrementar sus ganancias en nuevos renglones.

A los que, dentro o fuera del gobierno, se alarman por los llamados “ajustes” debo decirles que tienen razón en preocuparse, así como cuando se proponen medidas de shock. Ya bastantes ajustes y shocks sufre la población en nuestro medio desde que amanece hasta que se acuesta como para absorber otros reveses.

A partir del golpe fascista del 30 y mucho más desde el peronismo y sus imitadores venimos chocando contra una pared. Es momento de escuchar otras voces que no sean las de repetir la misma cantinela estatista de los últimos largos tiempos.

El asunto es precisar que si en verdad se quiere aliviar la situación de la gente, es imprescindible engrosar sus bolsillos, para lo cual deben transferirse recursos desde el Leviatán, que ha venido saqueando el fruto del trabajo ajeno al acumular funciones incompatibles con un sistema republicano. No se trata entonces de ajustes y shocks adicionales, sino de restituir e incrementar el poder adquisitivo de los gobernados.

No se trata tampoco de disimular el gasto elefantiásico con el incremento del producto bruto para modificar la ratio respectiva; se trata de eliminar facultades que se han arrogado con inaudita insolencia los aparatos estatales, pero que son propias del ciudadano.

Entre otros, el decimonónico Frédéric Bastiat en su obra titulada La ley, explica con claridad que no se puede recurrir a subterfugios para disfrazar las recaudaciones gubernamentales que exceden las funciones específicas de una sociedad abierta, las cuales, subraya, se traducen en mero “robo legal”.

Ilustremos esto con un ejemplo extremo referido a la zoncera del gradualismo: supongamos que un ladrón arranca la billetera de un transeúnte; seguramente si es apresado se hará que el delincuente devuelva el botín a la víctima, pero no gradualmente, sino lo antes posible. De lo que se trata no es de implantar la justicia con cuentagotas, sino de restituir la propiedad.

Del mismo modo ocurre con un gobierno completamente desordenado en sus cuentas. Si se gasta más de lo que ingresa en un contexto de gasto hipertrofiado, no puede evitarse la bancarrota de una empresa o los efectos nocivos del desorden en el seno de una familia. Pero estemos atentos también en esto, no se trata simplemente de equilibrar las cuentas que puede lograrse succionando la totalidad de los recursos de la gente lo cual significaría convertir en esclavos a todos sin déficit fiscal. De lo que se trata es de respetar los derechos y consecuentemente el fruto del trabajo ajeno limitando el manotazo fiscal a lo imprescindible para garantizar el respeto recíproco.

No se trata de causar dolor, sino alivio y mejora en la condición social de la gente. Lo relevante es que el balance neto entre costos y beneficios abra de par en par las puertas del progreso para todos, muy especialmente la de los más necesitados. No hay magias posibles, no puede engullirse la torta y tenerla al mismo tiempo.

El desorden conlleva costos altísimos que los pagan principalmente los más débiles económicamente, ya que los ahorros y las inversiones se contraen. Por supuesto que todo en la vida tiene un costo. No hay acción sin costo. El lector incurre en costos al leer esta nota, puesto que para hacerlo debe abstenerse de prestar atención a otros asuntos de su preferencia según la secuencia de prioridades de cada cual. En economía esto se denomina costo de oportunidad. En el caso que nos ocupa, en un primer momento absorberán costos quienes deben amoldarse a otros destinos al efecto de ser reabsorbidos en tareas distintas que no podían encararse, precisamente debido a que se encontraban esterilizadas en las órbitas de los aparatos estatales. Pretender el progreso sin cambio constituye una contradicción mayúscula puesto que el progreso es cambio. Recordemos que los recursos son escasos y las necesidades ilimitadas, a diferencia de Jauja siempre hay todo por hacer y sin trabajo no se concibe la producción de bienes ni la prestación de servicios incluyendo la robotización que también libera trabajo para nuevos oficios.

En este sentido, como queda consignado, la liberación de factores humanos y materiales permite encarar otras tareas, hasta el momento imposibles de concebir, lo cual presenta nuevos negocios y las consecuentes capacitaciones. Debe hacerse foco en el sufrimiento, especialmente el de la gente de menores ingresos sobre la que recae el peso de verse obligada a mantener funcionarios cuyas faenas consisten en asignar recursos en direcciones distintas de las que hubiera decidido la gente en libertad (si el gobierno decidiera lo mismo que prefiere la gente sería superfluo el uso de la fuerza que en todos los casos demanda la intervención estatal). La vida es corta, esta situación injusta que se viene prolongando clama a los cielos.

Solo proteger derechos es la función del monopolio de la fuerza. La herencia recibida es catastrófica, pero no podemos consumir nuestras existencias maldiciendo ese estado de cosas, sino tomar el toro por las astas y revertir el problema en lugar de agravarlo tal como viene ocurriendo. Liberar recursos se torna indispensable, insistir en que los actuales niveles del gasto público deben hacerse eficientes es tan desatinado como sostener que el robo debe ser eficiente.

En este contexto, es crucial comprender que los salarios e ingresos en términos reales dependen de las tasas de capitalización. Esta es la diferencia entre países prósperos y países pobres. No son los recursos naturales que a veces crean la falsa ilusión de riqueza per se, es un tema de marcos institucionales confiables.

De todos modos, cualquiera que sea la situación, quienes estiman necesario ayudar en mayor medida al prójimo lo pueden hacer, por ejemplo, a través de una ONG de amplio acceso público donde cada uno ingresa su donación. Con esto, los políticos y sus socios dejarían de recurrir a la tercera persona del plural en sus discursos y, en su lugar, todos lo harían en la primera del singular asumiendo responsabilidades. En este supuesto no se usaría a los pobres para campañas electorales y se finiquitaría con la hipocresía de sostener que los gobiernos (es decir los vecinos) deberían ayudar a otros de modo coactivo.

Como queda dicho, debe enfatizarse otra sandez cual es priorizar a todo trapo el orden en las cuentas fiscales al tamaño del aparato estatal, las dos cosas son importantes pero como ha dicho Milton Friedman es mejor un déficit del fisco del 10% del producto con impuestos del 2% y no cuentas equilibradas con una succión estatal del 80% del producto. El problema medular es el tamaño desmedido del aparato estatal que provoca un ajuste fenomenalmente dañino en la vida de la gente.

Se hace necesario retomar la tradición alberdiana y recordar que nuestro país estaba a la vanguardia del mundo libre cuando se adoptó. En resumen, debemos escapar de la dialéctica del ajuste como salvación para en su lugar implantar medidas anti-ajuste o anti-apretada para permitir que florezca el progreso propio de un clima liberal. Sugiero se recurra a la expresión “liberar fuerzas productivas” hoy encarceladas por el estatismo, es decir, el “robo legal” un concepto clave a contracorriente del positivismo que fue estampado por la célebre pluma de F. Bastiat a quien hemos mencionado más arriba en esta nota. Los costos de la liberación de recursos son siempre infinitamente menores que mantener las botas sobre cuerpos indefensos.

Alberto Benegas Lynch (h) es Dr. en Economía y Dr. en Ciencias de Dirección. Académico de la Academia Nacional de Ciencias Económicas, fue profesor y primer rector de ESEADE durante 23 años y luego de su renuncia fue distinguido por las nuevas autoridades Profesor Emérito y Doctor Honoris Causa. Es miembro del Comité Científico de Procesos de Mercado, Revista Europea de Economía Política (Madrid). Es Presidente de la Sección Ciencias Económicas de la Academia Nacional de Ciencias de Buenos Aires, miembro del Instituto de Metodología de las Ciencias Sociales de la Academia Nacional de Ciencias Morales y Políticas, miembro del Consejo Consultivo del Institute of Economic Affairs de Londres, Académico Asociado de Cato Institute en Washington DC, miembro del Consejo Académico del Ludwig von Mises Institute en Auburn, miembro del Comité de Honor de la Fundación Bases de Rosario. Es Profesor Honorario de la Universidad del Aconcagua en Mendoza y de la Universidad Peruana de Ciencias Aplicadas en Lima, Presidente del Consejo Académico de la Fundación Libertad y Progreso y miembro del Consejo Asesor de la revista Advances in Austrian Economics de New York. Asimismo, es miembro de los Consejos Consultivos de la Fundación Federalismo y Libertad de Tucumán, del Club de la Libertad en Corrientes y de la Fundación Libre de Córdoba. Difunde sus ideas en Twitter: @ABENEGASLYNCH_h

La Argentina rezagada

Por Enrique Blasco Garma. Publicado el 12/03/23 en: https://www.infobae.com/opinion/2023/03/12/finde-la-argentina-rezagada/

Se podrían perfeccionar las instituciones y procedimientos en vigencia aprovechando las enseñanzas de las naciones avanzadas

Con la violencia caótica centrada en Rosario, se comprueba que la ineptitud de los gobiernos restringe las seguridades y disfrutes personales

Con la violencia caótica centrada en Rosario, se comprueba que la ineptitud de los gobiernos restringe las seguridades y disfrutes personales

Los economistas neoclásicos suelen suponer la ausencia de costos de decidir, la automaticidad de ponerse de acuerdo, hallando las alternativas mejor competitivas, sin esfuerzos ni gastos.

No obstante, las imperfecciones del mundo real se trasladan a que todas las normas, leyes, contratos, acuerdos, sean inevitablemente incompletos. Tales imperfecciones requieren adaptaciones en cada caso particular para hacerlas más satisfactorias a cada uno de los distintos contratantes singulares.

Actualmente, con la violencia caótica centrada en Rosario, se comprueba que la ineptitud de los gobiernos restringe las seguridades y disfrutes personales, junto también con los intercambios comerciales. Se podrían perfeccionar las instituciones y procedimientos en vigencia aprovechando las enseñanzas de las naciones avanzadas.

Al efecto, cabe reiterar las diferencias de ingresos promedio entre los países, desde USD 300 al año por habitante en Burundi, y USD 100.000 en Irlanda, radica en sus organizaciones respectivas, a través del tiempo.

Régimen monetario y reglas estables

Así, para mejorar cualquier sistema monetario se deben ajustar las reglas básicas: la unidad de cuenta; el ancla verdadera (la regla de emisión o el nivel del índice de precios objetivo (en la Convertibilidad, el valor de la intervención al que BCRA compraba y vendía dólares); los medios de pagos; y la organización de la oferta monetaria (sistema, normas bancarias y financieras).

Por su parte, las reglas elementales de propiedad deben regular el uso del bien, la obtención de la corriente de sus servicios, trasformaciones y ubicación. Incluyendo la cesión del todo o parte de un bien a un precio y condiciones pactadas con otra persona. La inestabilidad de la propiedad es el impedimento principal de la prosperidad de las sociedades, destacaba David Hume.

Las reglas fiscales de limitación del gastos e ingresos del Estado son claves para garantizar la credibilidad de los compromisos públicos.

En su última reunión, los empresarios más importantes del país cuestionaron al modelo económico: “Es inevitable que Argentina para desarrollarse pretenda políticas económicas normales. Durante largos años hemos carecido de moneda doméstica respetada, sufrimos una muy elevada y distorsionada presión tributaria, con cambios permanentes en las reglas de juego, varios tipos de cambio, injerencias indebidas en las empresas, controles de precios, o múltiples restricciones al comercio exterior; por nombrar algunas anomalías”.

Además de los objetivos generales de cualquier estructura institucional, las sociedades avanzan con la comprensión de cómo los individuos reaccionan anticipando ciertas circunstancias. Resaltaba Frank Knight, en Riesgo, Incertidumbre y Beneficios”, 1922: “Es necesario considerar a la naturaleza humana tal como la conocemos” para hacer buenos pronósticos. En especial, el oportunismo como una condición endémica con la cual las organizaciones deben contender. Con reglas confusas o cambiantes eso ya no sería probable.

Precisamente, es el orden general el que hace previsibles las reacciones del público en los espectáculos, las obras de teatro y los cuerpos colegiados; a los comportamientos individuales según las diferentes empresas y entidades constituidas; a los empleados estatales y los privados; a los gerentes de los dueños. Ese orden convierte a la economía en una ciencia. Según se ordene el país será más o menos previsible.

El desorden lo heredan las futuras generaciones, a menos que hubieran fortalecido las reglas sobre las que se edificaron las estructuras institucionales.

El quebrantamiento de las instituciones de la Convertibilidad, del pago de la deuda pública y de los servicios públicos competitivos, en 2002, y en 2008, la estatización del sistema privado de jubilaciones, AFJP; todavía imponen altos costos en la actualidad, deteriorando los ingresos del conjunto de los argentinos.

Enrique Blasco Garma es Ph.D (cand) y MA in Economics University of Chicago. Licenciado en Economia, Universidad de Buenos Aires. Fue Economista del Centro de Investigaciones Institucionales y de Mercado de Argentina CIIMA/ESEADE. Profesor visitante a cargo del curso Sist. y Org. Financieros Internacionales, en la Maestria de Economia y C. Politicas, ESEADE. Sigue a @blascogar

Costos, escasez y propiedad

Por Gabriel Boragina. Publicado en: http://www.accionhumana.com/2023/03/costos-escasez-y-propiedad.html

‘’Todo esto contribuye a aumentar la productividad, y a acelerar y promover avances tecnológicos, métodos ahorrativos de tiempo, difusión de conocimientos especializados. Ello contribuye también a bajar los costos, mejorar la calidad y aumentar la oferta de los bienes disponibles’’[1]

Y lo dicho es efectivamente así, en tanto y en cuanto recordemos que el gobierno no ‘’mete sus narices’’ en el asunto. Por desgracia, no es lo que ha sucedido, ni lo que está ocurriendo en el mundo de nuestros días. La historia de la civilización podría resumirse como una tensión constante entre el poder del mercado (es decir, de la gente) y el poder político (o sea el de los que dominan o aspiran a hacerlo por sobre la gente (el mercado).

‘’Cuando observamos de cerca este fenómeno, logramos advertir cómo el principio fundamental de los costos comparados funciona en todas partes, en todo tiempo y en toda actividad’’[2]

Y funciona de tal modo –exactamente- por la realidad del principio fundamental de la escasez. Los costos existen porque hay escasez, porque sin este hecho de la naturaleza desaparecerían automáticamente los costos. Todos. No habría nada para comparar, porque todo se produciría por si mismo o abundarían los recursos para fabricar absolutamente cualquier cosa que el ser humano necesite. De la misma manera, las necesidades dejarían de ser ilimitadas. Estarían todas cubiertas.

‘’Cada uno es dueño de lo que produce pacíficamente. Ese es el proceso legítimo de apropiación. El proceso de producción y de distribución es un mismo acto. ¿Acaso se produciría o se trabajaría si no se tuviera la certeza de que se va a poseer lo que se produce o lo que se recibirá en pago a cambio de la colaboración?’’[3]

En la antigüedad los esclavos estaban obligados a trabajar porque carecían de derechos. Ni siquiera eran considerados seres humanos. Si se negaban a trabajar eran severamente castigados. No producían pacíficamente sino por efecto de la violencia o de la amenaza de ella sobre ellos y sus familias. Los amos eran los dueños del trabajo esclavo. Lo que hoy llamaríamos un robo o expoliación. Lo que producía el esclavo pasaba a ser de inmediato propiedad de su amo. 

 El advenimiento del liberalismo fue realmente revolucionario, porque consistió en el que aniquiló el trabajo esclavo y lo reemplazó por el trabajo voluntario. Esto permitió que -por primera vez en la historia de la humanidad- todos, absolutamente todos, pudieran convertirse en dueños, primero de sus propios trabajos y segundo de lo que producían o adquirían con dicha labor de su propiedad. Sin la revolución liberal jamás hubiera sucedido tal cosa.

‘’Partimos de la premisa de que la legitimidad de la posesión de riqueza depende del proceso de adquisición de la misma. En condiciones de libertad, el propietario de los recursos empleados en la creación de la riqueza habrá asumido los riesgos y los costos del incierto e inevitable proceso de ensayo y error en que consiste su producción; es decir, su posesión’’[4]

La propiedad se adquiere por la apropiación del primer ocupante o poseedor, ya se trate de un bien mueble o inmueble. Esa propiedad cambia de manos a través de sucesivas transmisiones, pacífica y voluntariamente pactadas, de ese derecho de propiedad, partiendo del primer ocupante o poseedor a los siguientes.

Obvio que también existe la posibilidad del despojo –de hecho, se ha practicado durante siglos y se sigue haciéndolo en muchas partes aun- pero su violencia lo ha convertido -y sigue haciéndolo- en un método antieconómico. Por eso no se lo ha reconocido como un ‘’derecho’’, salvo en los estados colectivistas, cuyo ejercicio el mismo gobierno socialista se reserva para sí.

‘’En condiciones de libertad, la nueva riqueza no se hace a expensas de nadie; así que es difícil justificar quién, aparte de su productor, podría reclamar un derecho legítimo de propiedad’’[5]

Está implícito en el párrafo, que esas condiciones son respetadas por absolutamente todos, lo que -desde luego- incluye a los gobernantes mismos.

Se presume que el gobierno es justamente el garante de esa libertad. Sólo en ese marco legal en el que existe el derecho de propiedad, cuya protección la ley garantiza, se da el contexto necesario para que nadie gane algo a costa del vecino.

‘’Además, como en condiciones de libertad la riqueza solamente se puede hacer enriqueciendo a los demás, nadie, excepto los competidores, puede aducir haber sido temporalmente dañado por el proceso’’[6]

La ventaja del mercado libre es su movilidad. Por eso es redundante llamarlo ‘’libre’’ como bien ha acotado L. v. Mises.

Un competidor desfavorecido puede hacer los cambios necesarios para modificar su suerte, por ejemplo, mejorar la calidad del producto ofrecido, reducir su precio o ambas cosas a la vez. Si aun así síguele yendo mal, tal vez debería pensar en cambar de producto o, incluso, de ramo. Es decir, el mercado libre es el único que ofrece todas las opciones posibles.

‘’Incluso los trabajadores que han colaborado han tomado ventaja de la oportunidad que ellos mismos juzgaron mejor que las otras que están disponibles. De no ser así, como se dijo antes, no habrían aportado su cooperación’’[7]

Y también se han beneficiado como consumidores, ya que el trabajo que aportaron al producto que contribuyeron a producir hizo que el mercado estuviera más y mejor abastecido poniendo a su disposición (y de otros trabajadores) más bienes y servicios.

Cuando Marx dividió a las personas en clases sociales nos acostumbró a la idea de que había una ‘’clase’’ de personas que producían (obreros) y otros que consumían (capitalistas). Sobre este absurdo se han tejido muchas de las leyes que regulan la actividad económica de las naciones de hoy en día. La realidad evidente es que producir y consumir son simplemente funciones que cumplen todos los seres humanos sin distinción de falsas clases sociales.


[1] Manuel F. Ayau Cordón Un juego que no suma cero La lógica del intercambio y los derechos de propiedad Biblioteca Ludwig von Mises. Universidad Francisco Marroquín. Edición. ISBN: 99922-50-03-8. Centro de Estudios Económico-Sociales. Impreso en Guatemala. Pág. 38/39

[2] Ayau Cordón M. F. Un juego que…ibídem pág. 39

[3] Ayau Cordón M. F. Un juego que…ibídem pág. 39

[4] Ayau Cordón M. F. Un juego que…ibídem pág. 39

[5] Ayau Cordón M. F. Un juego que…ibídem pág. 39

[6] Ayau Cordón M. F. Un juego que…ibídem pág. 39

[7] Ayau Cordón M. F. Un juego que…ibídem pág. 39/40

Gabriel Boragina es Abogado. Master en Economía y Administración de Empresas de ESEADE. Fue miembro titular del Departamento de Política Económica de ESEADE. Ex Secretario general de la ASEDE (Asociación de Egresados ESEADE) Autor de numerosos libros y colaborador en diversos medios del país y del extranjero. Síguelo en  @GBoragina