La economía china se contrae

Por Emilio Cárdenas. Publicado el 24/1/19 en: https://www.lanacion.com.ar/2213886-la-economia-china-se-contrae

 

El crecimiento espectacular de la economía de China, que en 2007 fuera del 14% anual de su PBI, se moderó cuando -hace ya una década- se produjo la crisis financiera mundial. No obstante, China continuó creciendo, aunque con una tendencia hacia disminuir el ritmo que se hizo evidente en el 2017, cuando la segunda economía del mundo creciera al 6,8% de su PBI. Y continuó el año pasado, en el que la economía china creció un 6,6% de su PBI.

Al cierre del año pasado, la disminución del crecimiento chino se hizo aún más clara desde que la tasa respectiva se ubicó entonces en el 6,4% del PBI. La cifra referida es la oficialmente publicada por el gobierno chino. Los analistas privados son -como suele suceder- algo más cautos y sostienen que en el último trimestre del 2018 el crecimiento chino fue sólo del 5,3% de su PBI.

La caída en el nivel de actividad económica china incluye las ventas minoristas, la producción industrial y hasta al sector inmobiliario. Por primera vez en dos décadas, la venta de automóviles en el último trimestre del año pasado registró su primera caída mensual.

Como era previsible, la disminución de la actividad económica china ha comenzado a reflejarse en la tasa de desempleo. Esto último es políticamente complejo, desde que un gobierno que está lejos de ser democrático ha venido edificando su «legitimidad» en la constante y fuerte mejora del nivel de vida de su pueblo. La disminución del ritmo de crecimiento podría entonces generar remezones inusuales en el plano de la política.

A comienzos de este año, el Banco Mundial le agregó una cuota de preocupación al tema al pronosticar que en el 2019 el ritmo de crecimiento de la economía china continuará en disminución y podría resultar de tan sólo un 6,2% del PBI.

El gobierno chino no ha estado ciertamente pasivo y de brazos cruzados frente a lo que ocurre y ha tratado de incentivar tanto la inversión doméstica como la externa. Lo ha hecho a través de reducir la presión impositiva a las pequeñas y medianas empresas y disminuir la tasa del IVA para algunos sectores manufactureros en particular. A lo antedicho agregó un aumento en la inversión pública dedicada a la infraestructura, que incluye unos 125 billones de dólares que -a estar a los anuncios- se invertirán en nuevos proyectos ferroviarios.

Lo antedicho pareciera ser independiente de la guerra comercial abierta con los Estados Unidos, cuyos efectos sustanciales aún no han sido dimensionados. No obstante, las exportaciones chinas del mes de diciembre pasado cayeron un 4,4% respecto del mes de diciembre del 2017.

Contra lo que podría pensarse, pese a lo que está sucediendo el gobierno chino continúa restringiendo y demorando algunas inversiones externas. Este es el caso, por ejemplo, de las tarjetas de crédito Visa y Mastercard, que todavía no pueden procesar pagos en la moneda doméstica china. Esto sucede porque se privilegia a China Unionpay, que desde hace años tiene, de hecho, el monopolio de esa actividad, gracias a la cual controla el 36% del respectivo mercado mundial de pagos en moneda china.

La inversión extranjera en China, como era previsible, se desplomó en el último mes del año pasado reflejando que, ante lo que sucede, los inversores atraviesan una temprana crisis de confianza.

Por todo lo antedicho, resolver el diferendo comercial abierto entre China y los Estados Unidos parece urgente. Sería una señal positiva. Quizás por esto, este fin de mes el funcionario más importante a cargo del comercio exterior de China, Lin He, llegará a Washington con el propósito de tratar de cerrar un acuerdo comercial estabilizador, en cuyas definiciones ambos países parecen haber avanzado significativamente en las últimas semanas.

 

Emilio Cárdenas es Abogado. Realizó sus estudios de postgrado en la Facultad de Derecho de la Universidad de Michigan y en las Universidades de Princeton y de California.  Es profesor del Master de Economía y Ciencias Políticas y fue Vice Presidente de ESEADE.

Por qué Argentina no crecerá con este «modelo»

Por Alejandro Tagliavini. Publicado el 30/1/19 en: https://www.ambito.com/por-que-argentina-no-crecera-este-modelo-n5013245?fbclid=IwAR1ipIgk2X46P77SEL6ZlN24WsWVnyZST_l9BFw-Mm5nTCn2lSdBYKAfORQ

 

Por qué Argentina no crecerá con este modelo

Dados dos motivos fundacionales, la eficiencia económica es una cualidad exclusiva del mercado (la sumatoria de las personas individuales). Primero, porque es el que la define: un tren puntual, rápido y bonito que llega al desierto, no sirve a nadie, es económicamente ineficiente. Segundo, es necesario competir. Un jugador, solo, no tiene marco de referencia ni contrincante que lo incentive a superarse.

Así, el Estado, es necesariamente ineficiente. No compite o porque es monopólico -como AySA- o porque tiene fondos inagotables del tesoro -como Aerolíneas Argentinas– de modo que no necesita ser eficiente, basta con ser “políticamente correcto”.

Entonces, el modelo oficial al aumentar el peso estatal sobre el sector privado sólo incrementa la ineficiencia y, por tanto, la economía caerá. Podrán inflar el PBI circunstancialmente -como en 2017- con entrada de dinero por préstamos, buena cosecha y mejora en la balanza comercial, pero el sistema seguirá perdiendo eficiencia, productividad.

Y los datos muestran que el peso estatal se agranda a costa de las personas. El Estado tiene tres modos de absorber recursos. Primero, con impuestos.

Según el IARAF, la presión tributaria que en 2018 finalizó en 32,6% del PBI (0,02% encima de 2017) llegará al 33,4% en 2019. Y esto a pesar de que entre 2015 y 2018 el gasto público bajó cuatro puntos del PBI, según Abeceb. Sucede que creció el servicio de la deuda y que la presión fiscal debe computarse sobre el PBI del sector privado, que cayó.

Dicen que la presión fiscal en Argentina llega al promedio de los países de la OCDE. Suponiendo que sea cierto, hay que sumar los otros dos modos de absorción de recursos: la inflación, 47,6% de disminución del valor de la moneda debido al exceso de emisión para solventar gastos estatales, y el tercer modo, el endeudamiento/tasas altas.

Un informe del Bank of America Merrill Lynch muestra que los préstamos al sector privado, en relación con el PBI, llegan al 18% en Argentina -el promedio de la región es 45% y en los emergentes llega a 90%-; el resto se lo “llevó” el Estado.

Pero hasta inflar el PBI con fondos del exterior se va a complicar, porque el “viento” parece ser de frente. Mientras el “brexit” se demora, entre hoy y mañana, se realiza otra ronda de negociaciones entre China y EE.UU. dentro de la tregua comercial que finaliza el 1 de marzo. Dejemos de lado, el suspendido cierre del Gobierno en EE.UU., además de los datos de empleo y crecimiento a ambos lados del Atlántico, hoy también se conocerán los resultados de la reunión de la Fed. Según el FedWatch, el 68,4% de los analistas cree que no moverá las tasas durante 2019 y 4,2% cree que podría hasta bajarlas en diciembre, dada la desaceleración global, y la sombra de recesión en EE.UU.

Habrá que ver si la Fed insinúa que se trata de una pausa, para tomar fuerzas, y seguir subiendo las tasas cuando los mercados se estabilicen. Además, es importante ver si decide finalizar el adelgazamiento de su balance antes de lo previsto. Desde el inicio de la dieta en 2017, la reducción trepa a u$s400.000 M, lo que tendría el mismo efecto que dos subidas de tasas, de 25 pb cada una, según Natixis.

Así, la tasa de fondos federales actual estaría cerca del 2,875%, el extremo superior de lo que la Fed considera neutral (2,8%). Y si reduce su balance en otros u$s400.000 M en 2019, equivaldría a una subida de otros 50 pb llevando la política monetaria a “territorio restrictivo”.

También hoy al anunciar el reembolso trimestral -de la próxima semana- el Tesoro aumentaría las ventas de deuda, para financiar el creciente déficit dado el crecimiento del gasto y de los servicios de la deuda, récord, de u$s16 B. La cantidad total de títulos a 3, 10 y 30 años que se ofrecerán en la próxima subasta de reembolso se estima en $84.000 M, 1.000 M más que hace tres meses.

La emisión de deuda nueva neta total del Tesoro en 2018 ascendió a u$s1,34 B, contra u$s550.000 M en 2017. En 2019, sería de u$s1,4 B y oscilaría entre u$s1,25 y 1,4 B en los próximos cuatro años. A pesar de la inundación de oferta, los rendimientos del Tesoro no se elevan debido a la firme demanda.

Pero el problema de la deuda global empieza a preocupar. Gracias a tasas del 0% ofrecidas por los bancos centrales, según el Instituto Internacional de Finanzas (IIF) superó el 318% del PBI global en el tercer trimestre de 2018. Y no sólo es deuda pública sino, sobre todo, privada que no está en entidades financieras. Hoy la cifra ronda u$s72 B, frente a 27 B de hace una década.

Y, dadas las perspectivas, los inversores se están deshaciendo de los bonos de deuda. Pero no sólo los principales compradores, los bancos centrales, también muchos secundarios. De hecho, según los datos que maneja Bank of America Merrill Lynch, el pasado año salieron u$s63.000 M de fondos de deuda corporativa, lo que ha llevado a acuñar el término Crexit para definir estos reembolsos en bonos corporativos.

 

Alejandro A. Tagliavini es ingeniero graduado de la Universidad de Buenos Aires. Ex Miembro del Consejo Asesor del Center on Global Prosperity, de Oakland, California y fue miembro del Departamento de Política Económica de ESEADE.

Fuerte aumento de los depósitos por arbitraje entre tasas de interés y dólar

Por Roberto Cachanosky. Publicado el 29/1/19 en:  https://www.infobae.com/opinion/2019/01/29/fuerte-aumento-de-los-depositos-por-arbitraje-entre-tasas-de-interes-y-dolar/

 

El Banco Central debió intervenir con la compra de divisas para sostener la paridad

Desde hace un par de meses el Gobierno viene respirando por la tranquilidad en el mercado de cambios, al punto que la paridad ya se ubica por debajo de la banda de flotación y el BCRA salió al mercado a comprar dólares para sostener el precio de la divisa.

Sin embargo, habiendo visto varias veces Casa Blanca, la película siempre termina igual: Humphrey Bogart no se queda con Lisa, que se va con Víctor Laszlo y el avión despega entre la bruma. Con estos modelos monetarios de arbitraje tasa versus dólar pasa lo mismo, y es para inquietarse porque esta calma cambiaria puede terminar en el momento menos pensado y por la causa menos sospechada.

El primer dato a tener en cuenta tiene que ver con la evolución de los depósitos a plazo fijo.

CAHA (1)

El incremento de los depósitos del sector privado a plazo fijo no ajustables por inflación durante 2018 fue del 63%, unos $372.400 millones, a un tipo de cambio de $40, el equivalente a USD 9.300 millones. Mientras que los ajustables por CER subieron 1.120%, por la apuesta de sus titulares a la suba de la inflación, aunque solo suman $23.219 millones en contraste con $960.348 millones de los primeros.

La pregunta que surge es: ¿a qué se debe este formidable aumento en los plazos fijos en pesos? ¿Es que el argentino tuvo un ataque de confianza en el peso porque se anunció emisión cero o la tasa de interés jugó un rol fundamental en este cambio de cartera junto con el apoyo del FMI?

Comparando la expectativa de inflación a nivel nacional que mensualmente informa la Universidad Torcuato Di Tella  con la tasa Badlar, difícilmente uno pueda explicar que el inversor está haciendo depósitos a plazo fijo porque espera ganarle a la tasa de inflación. El momento de mayor diferencia se da en noviembre pasado cuando la tasa promedio de bancos para grandes colocaciones estaba en 51% anual y la expectativa inflacionaria se ubicaba en el 30% a fin de 2019. Había 20 puntos porcentuales que podría haber explicado la búsqueda de una tasa de interés real positiva en pesos.

Sin embargo, la mayoría de los meses muestra tasas de interés reales negativas o 5 puntos por encima de la inflación interanual retrospectiva. Demasiado escasa la compensación de tasa de interés real para explicar semejante crecimiento de los depósitos a plazo fijo no ajustables por CER en una moneda tan desprestigiada como el peso.

El otro dato preocupante es que la tasa de Leliq sigue estando por encima de la tasa de inflación, ayer bajó a 56,31% anual frente a una inflación pasada del 48% y una esperada por el consenso del mercado en un rango de 25% a 30% para 2019. Esto quiere decir que el BCRA no solo no está licuando la deuda que toma con ese instrumento, sino que la está incrementando en términos reales en pesos; y no hay ningún tipo de inversión que esté realizando el BCRA como para ganar semejante tasa de interés real.
De todo lo anterior creo que queda bastante claro que la apuesta es tasa versus dólar como ya lo hemos visto infinidad de veces.

Capacidad de respuesta en un año electoral

La siguiente pregunta a formularse es: ¿está el BCRA en condiciones de dominar la situación si hay incertidumbre sobre el futuro electoral o cualquier otra variable? En otras palabras, si los inversores decidieran realizar la ganancia devengada, ¿con qué responde el BCRA?

Suponiendo que se desarmara solamente el aumento de depósitos a plazo fijo de 2018 que fueron $327.400 millones, sería un desarme equivalente al 24% de la base monetaria. En principio, ese retiro de pesos debería enfrentarse con la baja de encajes. Se mantendría cero aumento de la base monetaria pero cambiaría la composición respecto al total de más circulante que se iría al dólar.

Habría una presión sobre el mercado de cambios de USD 9.300 millones, equivalentes al 18% de las reservas actuales, sin considerar los USD 14.400 millones de encajes en dólares que están en manos del BCRA pero no le pertenecen y siendo condescendiente con los USD 19.000 millones del swap con China y siempre y cuando el FMI autorice a utilizar esas divisas para dominar el mercado de cambios.  En caso que se usaran, hasta ese nivel de cambio de cartera, el BCRA podría dominar la situación pero manteniendo el apretón monetario, con tensiones cambiarias, recesión y el mercado viendo como pierde reservas.

Una pérdida de depósitos de $327.400 millones equivaldría al 40% del stock de colocaciones a plazo fijo. Si la fuga fuese mayor, la situación sería más compleja pero el Central tendría que dominar la situación viendo el mercado cómo le caen las reservas, lo cual podría generar más incertidumbre.

Por eso sigo insistiendo en que la mejor opción es que el Tesoro le cambie al BCRA el billón de pesos que tiene el BCRA en letras intransferibles por un papel a largo plazo para controlar la liquidez del mercado. Se podrá argumentar que ese cambio complicaría la situación de Hacienda. Es cierto, pero hoy le está transfiriendo al BCRA el problema porque los intereses los devenga la autoridad monetaria que no genera ingresos para pagarlos.

Además, si se prolonga en el tiempo este arbitraje se corre el riesgo de afectar al único sector que puede dinamizar la economía de aquí a las elecciones que es el exportador porque en el corto plazo está volviendo a caer el tipo de cambio real.

Como puede verse en el gráfico, luego del pico agosto, el tipo de cambio a pesos constantes tuvo 4 meses consecutivos de baja.

Y atención que esa curva que bajando al final de 2018 no es fruto de la lluvia de inversiones en el sector real de la economía. Es sencillamente arbitraje tasa versus dólar. De manera que, mejor curarse en salud y dejar de jugar con este arbitraje que, como Casa Blanca, siempre termina igual.

 

Roberto Cachanosky es Licenciado en Economía, (UCA) y ha sido director del Departamento de Política Económica de ESEADE y profesor de Economía Aplicada en el máster de Economía y Administración de ESEADE 

ESPERANZA EN VENEZUELA

Por Alberto Benegas Lynch (h)

 

El caso Chávez-Maduro ha sido el ejemplo contemporáneo más claro de la degradación de la idea de la democracia que fue concebida para proteger derechos y no para conculcarlos como ha sido el caso en grado superlativo que comentamos. Es la contracara más repugnante de lo estipulado por los Giovanni Sartori de nuestra época para caer en pura cleptocracia, es decir, gobiernos de ladrones de libertades, de propiedades y de sueños de vida cuando no de la vida misma.

 

Para evitar las repeticiones de estos abusos de poder tan grotescos como indecentes, se hace necesario, perentorio diría, contemplar nuevas vallas al ejercicio del poder al efecto de preservar el genuino espíritu democrático tan manoseado pero tan poco comprendido. He escrito antes sobre diferentes propuestas fértiles en esta dirección por lo que en esta oportunidad no me detendré en el asunto pero dejo sentado el tema. Fenómenos que ocurren en otros países que aun no siendo tan extremos como el venezolano muestran claros síntomas de burlas de diverso tenor al espíritu democrático.

 

Los pasos por el Orinoco de estos Atilas modernos dejan rastros profundos y cicatrices dolorosas por lo que eventuales nuevos administradores del poder deben proceder con celeridad a restaurar las heridas en línea con la preservación de las autonomías individuales sin rodeos de ninguna naturaleza. No se trata, claro está de sustituir tiranos de malos modales por uno con mejores modales, se trata de establecer una sociedad libre donde los derechos individuales característicos del liberalismo sean prioridad al efecto de abrir de par en par las puertas al progreso moral y material para todos pero muy especialmente para los más necesitados.

 

El vendaval espantoso que dejan los tiranos venezolanos con el apoyo  de la isla-cárcel-cubana ha producido efectos devastadores en todos los planos concebibles. El actual Papa no ha disimulado su simpatía por el socialismo y solo ha patrocinado “concordia entre las partes” que tal como han expresado veinte ex presidentes de la región, “es como si pretendiera que las víctimas se arreglaran con sus victimarios”.  Es de destacar por otro lado la valiente y decidida actitud de los dignatarios de la Iglesia venezolana a contracorriente y en abierta oposición a las directivas de su jefe en el Vaticano.

 

Debe destacarse también la posición decidida y con el necesario coraje moral de mandatarios de todo el mundo que han repudiado expresa y reiteradamente la tiranía venezolana, en especial la contundencia del Grupo de Lima. En esta línea argumental es del caso subrayar la perseverancia y la decisión del actual secretario general de la OEA que ha venido pregonando la necesidad de acabar con el engendro venezolano.

 

La seguidilla de marchas opositoras, los presos políticos, las muertes, la crisis económica que incluye falta de alimentos y fármacos elementales, las emigraciones masivas,  la asunción del nuevo poder en la Asamblea Nacional según lo prescripto por la Constitución a raíz de las elecciones amañadas y tramposos de Maduro desde todos los ángulos posibles de análisis, la marcha multitudinaria del 23 de enero pasado, como acabamos de consignar el reconocimiento internacional al nuevo gobierno a pesar del agresivo apoyo del gobierno ruso, insurrecciones militares esporádicas, arrestos y demás sucesos apuntan a una posible restauración de las instituciones republicanas.

 

Es de esperar que el payaso maligno de Maduro, buen heredero del comandante que inició la deblacle, ya no podrá hablar de “la multiplicación de los penes”, ni dirigirse a “los millones y millonas” ni hablar con los pajaritos y demás imbecilidades. Cabe recordar que Simón Bolívar escribió en el denominado “Discurso de Angostura”, el 15 de febrero de 1819, que “nada es tan peligroso como que permanezca largo tiempo un mismo ciudadano en el poder. El pueblo se acostumbra a obedecerle y él se acostumbra a mandarlo; de donde se origina la usurpación y la tiranía”.

 

Lamentablemente siempre hubieron otros gobiernos cómplices del terrorismo que han dado apoyo directa o indirectamente a los estridentes patrocinadores del inaudito y reiterativo socialismo rebautizado como “del siglo xxi” con la intención de disfrazar las barrabasadas criminales del socialismo a secas. En La Habana delante del tirano Fidel, Chávez declaró que “Cuba es un bastión de la dignidad humana”… con los fusilamientos, la represión constante, las pocilgas en que se convirtieron los hospitales, el adoctrinamiento en que se convirtió la educación haciendo que se escribiera con lápiz para borrar y usar los mismos cuadernos debido a la escasez de papel y demás latrocinios y persecuciones a cualquier signo de oposición, en el contexto del partido único y la prensa oficial. Maduro continuó y profundizó las obscenidades de su maestro.

 

Es del caso tener presente lo expresado por el coronel Chávez en la entonces Asamblea Legislativa -recordado con algarabía y beneplácito por Maduro- en cuanto a que “no debe considerarse a las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) y el Ejército de Liberación Nacional (ELN) como guerrilleros terroristas ya que eso es un invento grotesco de Estados Unidos” y que “no son ningún grupo terrorista, son verdaderos ejércitos que ocupan espacios en Colombia, hay que darles reconocimiento, son fuerzas insurgentes que tienen un proyecto político, un proyecto  bolivariano que aquí es respetado”, a lo que naturalmente le replicó el ministro del interior colombiano del  momento al afirmar que “la calificación de terrorista no es caprichosa sino que deriva de los actos terroristas de las mencionadas bandas criminales”.

 

Sin duda que la historia venezolana descubre corrupciones y desaguisados ejecutados por varios de los partidos políticos de la era anterior a la irrupción de los tiranos de marras, pero esos problemas no justifican en modo alguno empeorar la situación como ha ocurrido desde el golpe militar de Chávez de 1992 sino, por el contrario, demanda tomar el camino inverso y sanear la República. Esperemos que muy pronto dejemos de presenciar el triste espectáculo de ver las vergonzosas imágenes de los aplaudidores tan o más repugnantes que el aplaudido, una masa amorfa de carne impregnada de servilismo.

 

A esta altura no podemos saber a ciencia cierta como terminará el episodio que venimos comentando, solo cabe precisar que si se decidiera el levantamiento de las Fuerzas Armadas esto sería un contragolpe puesto que el golpe ya lo propinaron los dictadores al alzarse contra los principios republicanos, con una urgencia aun mayor, por ejemplo, que los contragolpes independentistas que se revelaron en América del Sur y América del Norte contra la usurpación de derechos que impusieron en las colonias respectivamente por parte de la metrópoli española y la corona inglesa.

 

Me solidarizo con sus privaciones y sacrificios de la población venezolana, pero renuevo el pedido de estar alerta para no caer en medias tintas tan peligrosas como malsanas. El respeto a la propiedad privada constituye el eje central de las medidas urgentes a tomar puesto que como ha escrito Marx y Engels en el Manifiesto Comunista de 1848 “todo nuestro programa puede resumirse en esto: abolición de la propiedad privada”. Y debe tenerse muy en cuenta que en la medida en que se afecte ese derecho sin necesidad de abolirlo, en esa medida se producen desajustes graves que consumen capital y por ende reducen salarios e ingresos en términos reales.

 

No se puede jugar con fuego, en su momento la higiene conceptual debe ser completa con el criterio más exigente para lo cual, entre otras cosas, debe liberarse el sistema educativo de toda tutela gubernamental al efecto de permitir la competencia en un proceso que es por su naturaleza de prueba y error exento de toda politización puesto que el conocimiento tiene la característica de la provisionalidad sujeto a posibles refutaciones.

 

Otra medida aconsejable es la eliminación de la banca central y el curso forzoso para permitir que la gente elija los activos financieros con los que desea operar ya que la denominada “autoridad monetaria” solo puede decidir entre uno de tres caminos: expandir, contraer o dejar igual la base monetaria con lo que siempre y en todos los casos altera los precios relativos que son los únicos indicadores para los agentes en la economía. Esto, entre muchos otros, ha sido reiteradamente aconsejado por los premios Nobel en economía Friedrich Hayek y Milton Friedman.

 

Un tercer campo es la inexorable apertura comercial con el exterior para hacer posible las compras baratas y de la mejor calidad posible y así liberar recursos humanos y materiales para producir otros bienes y prestar otros servicios. Las culturas alambradas hacen mucho daño y permiten la acción depredadora de empresarios prebendarios que en su siempre hedionda alianza con el poder político de turno, explotan miserablemente a sus congéneres.

 

En cuarto lugar, la inmediata privatización de todas las empresas estatales al mejor postor sin base ni condición alguna ya que los incentivos son muy distintos en estos sitios donde hasta la forma en que se toma café y se encienden las luces es de modo sustancialmente diferente ya que la característica de una empresa propiamente dicha es el asumir riesgos con recursos propios y no coactivamente con el fruto del trabajo ajeno.

 

Por último, pero no por ello menos importante es la eliminación de ministerios y reparticiones burocráticas dejando sin efecto funciones pero nunca podando gastos porque, igual que con la jardinería, la poda hace que crezca con mayor vigor. Y de más está decir que desaparezcan cargos como el que propicia “la felicidad absoluta” y otras tropelías incalificables.

 

Hay muchas personas e instituciones que han hecho faenas admirables por la libertad de Venezuela en los últimos largos tiempos pero quiero poner en primer plano a dos de los embanderados con esta noble causa. Se trata del Centro de Divulgación del Conocimiento Económico (CEDICE) que en otro orden de cosas tuve el gusto de visitar en varias oportunidades y que también publicó uno de mis libros y El Diario de Caracas donde vengo colaborando con columnas semanales desde hace años.

 

Salvo los sátrapas del régimen no hago nombres propios en esta nota periodística pero quiero hacer un par de excepciones respecto a dos personajes singulares que tenían un conocimiento profundo de lo que había que hacer en su país Venezuela y que se desvivieron por esa nación, sacrificaron su salud y sus negocios para bien de todos los venezolanos. Estoy naturalmente hablando del empresario Ricardo Zuloaga y del periodista Carlos Ball, hoy muertos ambos pero que permanecen en la memoria de nosotros sus amigos y de todos sus compatriotas de bien. En honor a estas personas y a tantos que como ellos ofrendaron sus vidas, es de esperar que nuestros hermanos venezolanos puedan encaminarse a la brevedad por la senda del progreso moral y material.

 

Alberto Benegas Lynch (h) es Dr. en Economía y Dr. en Ciencias de Dirección. Académico de la Academia Nacional de Ciencias Económicas, fue profesor y primer rector de ESEADE durante 23 años y luego de su renuncia fue distinguido por las nuevas autoridades Profesor Emérito y Doctor Honoris Causa. Es miembro del Comité Científico de Procesos de Mercado, Revista Europea de Economía Política (Madrid). Es Presidente de la Sección Ciencias Económicas de la Academia Nacional de Ciencias de Buenos Aires, miembro del Instituto de Metodología de las Ciencias Sociales de la Academia Nacional de Ciencias Morales y Políticas, miembro del Consejo Consultivo del Institute of Economic Affairs de Londres, Académico Asociado de Cato Institute en Washington DC, miembro del Consejo Académico del Ludwig von Mises Institute en Auburn, miembro del Comité de Honor de la Fundación Bases de Rosario. Es Profesor Honorario de la Universidad del Aconcagua en Mendoza y de la Universidad Peruana de Ciencias Aplicadas en Lima, Presidente del Consejo Académico de la Fundación Libertad y Progreso y miembro del Consejo Asesor de la revista Advances in Austrian Economics de New York. Asimismo, es miembro de los Consejos Consultivos de la Fundación Federalismo y Libertad de Tucumán, del Club de la Libertad en Corrientes y de la Fundación Libre de Córdoba.

¿Para qué sirven los economistas?

Por Iván Carrino. Publicado el 26/1/18 en: https://www.ivancarrino.com/para-que-sirven-los-economistas/

 

Los errores de estimación no anulan la tarea de los profesionales.

Corría el mes de noviembre de 2008, cuando nada menos que la Reina Isabel II, de Inglaterra, visitó la prestigiosa London School of Economics.

Dos meses atrás, Lehman Brothers había declarado la bancarrota. La crisis subprime en Estados Unidos ya era un hecho y contagiaba a los mercados financieros y la economía real de todo el planeta.

Luego de escuchar la exposición del español Luis Garicano sobre los motivos del colapso, la Reina preguntó:

Si los economistas son tan inteligentes, ¿por qué ninguno previó lo que iba a suceder?

Casualmente, hoy por nuestras tierras surge una pregunta similar, que de un lado como del otro se usa para hacer indistintamente política o marketing.

Pronósticos fallidos

Si miramos las proyecciones de consenso de los economistas para la inflación en Argentina, observamos que en diciembre de 2017 esperaban un ritmo de 17% anual en diciembre de este año.

En términos de crecimiento económico, en diciembre de 2017 la mediana de los economistas consultados por el Banco Central proyectó un escenario de avance de 3,2% del PBI. Hoy se espera una caída de alrededor de 3%.

Con estos paupérrimos resultados en términos de predicciones económicas, algunos aprovechan para denunciar un complot de los economistas del “establishment” con el gobierno, para ir en contra de políticas “populares”.

Desde otro lado, se usan las predicciones fallidas para criticar la falta de “pericia técnica” de los economistas del mercado. Ahí la idea es gritar a los cuatro vientos que “todos los economistas son unos burros”, menos quien denuncia, claro, que seguramente afirmará que él vio venir la crisis.

Ahora aun cuando sea cierto que los pronósticos de consenso no anticiparon, con un año de anterioridad, la recesión con inflación de 2018, lo cierto es que no es difícil pronosticar una recesión en Argentina.

De los últimos 10 años, en 5 Argentina atravesó una recesión. O sea que si un gurú pronosticara todos los años una recesión, tendría 50% de chances de acertar.

Nada mal.

No es “Made in Argentina”

A raíz de lo anterior, uno podría pensar que los errores de pronósticos son propios de un país como Argentina, tanto porque tenemos profesionales menos formados, como porque los economistas “tienen contratos con el sector público”.

No obstante, esta percepción sería falsa.

Como vimos al inicio, también en el mundo existen errores de estimación y crisis no previstas.

Un trabajo del Fondo Monetario Internacional –supuestos expertos en predicción económica- respalda esta visión.

En dicho estudio, titulado “¿Cuán  bien pronostican los economistas las recesiones?” se prueba con datos que, sobre un total de 153 recesiones que ocurrieron entre el período 1992-2014, un año antes solamente en 5 casos ésta fue prevista por los analistas.

Repito, solo se previeron recesiones en 5 de 153 casos, una efectividad del 3,3%.

Cuadro 1. Recesiones previstas vs. Realidad.

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Fuente: Zidong An, João Tovar Jalles, y Prakash Loungani. How Well Do Economists Forecast Recessions?

De acuerdo con el estudio del FMI, los malos resultados no varían significativamente entre pronosticadores públicos y privados. Es decir, los economistas del mercado han sido tan malos como el FMI para anticiparse a las crisis.

Ahora bien, uno podría suponer que esto forma parte de un sesgo internacional a favor de los gobiernos porque los economistas buscan adueñarse de algún “contratito”.

Sin embargo, ese no es el caso. Es que las proyecciones no solo fallan al pronosticar recesiones, sino también auges económicos. De acuerdo con la investigación, incluso en el mes de diciembre del año del “boom”, los pronósticos para ese mismo año están en promedio 1,5 puntos porcentuales por debajo de la realidad.

En conclusión, no solo fallan nuestros economistas en predecir las crisis, sino también los más prestigiosos del mundo tanto para buenos como para malos períodos.

Es que tal vez no sea un tema de deshonestidad intelectual ni de un complot contra las “políticas para el pueblo”, sino simplemente que, como decía Niels Bohr, predecir es difícil, especialmente si se trata del futuro.

¿Para qué están?

Si los economistas, argentinos, extranjeros, público y privados, son tan malos para anticipar las crisis o los auges del año siguiente… ¿para qué sirven?

En primer lugar, como diría Peter J. Boettke, “la tarea principal del análisis económico es hacer inteligible el fenómeno económico, apoyándolo en los propósitos y planes de los individuos.”

Es decir, los economistas son mejores explicando por qué suceden los fenómenos económicos que anticipándose a ellos.

En segundo lugar, porque, si bien queda demostrado que no hay precisión en la predicción sobre crisis económicas, también es cierto que sobre 1153 casos en donde no hubo una recesión, ese escenario se predijo 1145 veces. Una efectividad notable.

Es que las predicciones de los economistas siempre son condicionales y “ceteris paribus”. Es decir, sostienen que “si ocurre X, entonces sucederá y”, siempre que todo lo demás permanezca sin cambios.

En la medida que aparecen cambios inesperados, naturalmente cambiará el escenario futuro.

Por último, los economistas deberían servir para alertar a los políticos de las consecuencias no deseadas de sus acciones, como  que la emisión de dinero genera inflación, que los impuestos ahogan al sector privado, y que cerrarse el comercio internacional reduce la eficiencia del aparato productivo del país.

En este último caso, las predicciones también son difíciles de cuantificar, pero no por ello dejan de ser asombrosamente acertadas.

 

Iván Carrino es Licenciado en Administración por la Universidad de Buenos Aires y Máster en Economía de la Escuela Austriaca por la Universidad Rey Juan Carlos de Madrid. Es editor de El Diario del Lunes, el informe económico de Inversor Global. Además, es profesor asistente de Comercio Internacional en el Instituto Universitario ESEADE y de Economía en la Universidad de Belgrano. Es Sub Director de la Maestría en Economía y Ciencias Políticas de ESEADE.

ANTHONY DE JASAY: UNA MENTE ORIGINAL (1925 – 2019)

Por Alberto Benegas Lynch (h) Publicado el 31/12/16 en https://www.infobae.com/opinion/2016/12/31/anthony-de-jasay-una-mente-original/

 

Se trata de uno de los intelectuales más sobresalientes en el campo de las ciencias sociales, específicamente de la economía y la ciencia política. De Jasay nació en Hungría en 1925, en Budapest completó su carrera de grado en ciencias agrarias y trabajó de periodista hasta que tuvo que fugarse de la opresión soviética en 1948. Se radicó en Austria durante dos años, luego de lo cual viajó a Australia país en el que estudió economía en la Universidad de Western Australia donde permaneció hasta que fue invitado como Research Fellow en el Nuffield College de la Universidad de Oxford, casa de estudios en la que permaneció de 1955 a 1962, período en el que publicó diversos trabajos en el Economic Journal y en el Journal of Political Economy.

 

En 1962 se radicó en Paris donde operó como banquero y financista hasta que en 1979 se mudó a Normandía, allí escribió sus obras más relevantes que fueron The State (Basil Blackwell, 1985), Social Contract, Free Ride: A Study of the Public Good Problem(Clarendon Press, 1989),  Market Socialism: A Scrutiny (Institute for Economic Affairs, 1990), Choice, Contract and Consent: A Restatement of Liberalism (Institute for Economic Affairs, 1991), las colecciones de ensayos bajo los títulos de Against Politics(Routledge, 1997) y Justice and its Sunrroundings (Liberty Fund, 2002). Esta última institución de Indianapolis, recientemente agregó dos nuevas colecciones bajo los títulos Economic Sense and Non Sense Social Justice and the Indian Rope Trick.

 

La dedicatoria de uno de mis libros (sobre Jean Gustave Courcelle-Seneuil) publicado hace cinco años por la Universidad del Desarrollo en Chile rezaba así: “En homenaje al insigne maestro Anthony de Jasay, el más original, prolífico y sofisticado de los autores contemporáneos en el área de las ciencias sociales”.  Siendo rector de ESEADE lo invité a dictar clase, traduje varios de sus ensayos en la revista académica Libertas, organicé un seminario patrocinado por Liberty Fund en Buenos Aires en el entonces Plaza Hotel, dedicado a estudiar uno de sus libros en el que estuvieron presentes, entre otros, el propio autor, el premio Nobel  en economía James M. Buchanan, Hartmut Kliemt, Bruce Benson, Guido Pincione. Lo encontré en diversos foros, lo invité en mi carácter de miembro del Programa Académico de la Mont Pelerin Society como orador a la reunión en Río de Janeiro y tuvo la generosidad de comentar por la vía epistolar un ensayo de mi autoria que preparé para un seminario en el que participé en Seúl en 1995, trabajo titulado “Towards a Theory of Autogovernment” (publicado en Values and the Social Order, Aldershot, UK, Avebury Series in Philosophy, 1997, Gerard Radnitzky, ed., libro para el que también escribió de Jasay aunque no pudo estar presente en esa oportunidad). Seminario en el que tuvieron una destacada participación presencial Gordon Tullock, Antony Flew, Angelo Petroni, el antes mencionado Bruce Benson y Hans-Hermann Hope.

 

Para una magnífica síntesis del pensamiento de este tratadista al que hoy rendimos homenaje, puede consultarse la entrevista que le realizó Harmut Kliemt en “The Intellectual Portrait Series” A Conversation with Anthony de Jasay también de Liberty Fund. Por su parte, James M. Buchanan escribe sobre la antedicha Against Politics que “Aquí se encuentra la filosofía política como debería ser: temas serios discutidos con elocuencia, agudeza, coraje y un genuino conocimiento” y Richard A. Epstein anota sobre el mismo libro que “Su posición corresponde a una minoría sobresaliente de pensadores serios […] Los liberales clásicos partidarios del gobierno limitado siempre están empujados desde la izquierda, pero es importante reconocer que uno de los desafíos más potentes provienen del otro lado del espectro político”.

 

En estos temas como en otros, debe estudiarse con la mente abierta y sin prejuicios. Puede concordarse o no con el autor pero primero es menester escuchar con atención y sin telarañas mentales sus sofisticada y sesuda argumentación basada principalmente en la teoría de los juegos. Hay tres pasajes de Anthony de Jasay -Tony para los que tuvimos el privilegio de conocerlo- que ilustran y resumen muy bien el eje central de su tesis. En su ensayo titulado “La amarga medicina de la libertad” dice de Jasay que “Amamos la retórica y la palabrería de la libertad a la que damos rienda suelta más allá de la sobriedad y el buen gusto, pero está abierto a serias dudas si realmente aceptamos el contenido sustantivo de la libertad”. En el titulado “Hayek: algunas piezas ausentes” concluye que “La teoría más reciente sugiere que incluso el cumplimiento de contratos puede proveerse voluntariamente por parte de aquellos que pretenden beneficiarse con el respeto a esos arreglos, y no hay evidencia que un poder estatal organizado para su cumplimiento sea más eficiente y menos gravosos en términos de costos totales de transacción respecto a la provisión descentralizada y privada”, trabajos en los que trata de modo magistral las diversas facetas del dilema del prisionero, los bienes públicos, las asimetrías de la información y la externalidades en el contexto de lo que se ha denominado “la elección racional”.

 

Por último, la tercera cita la tomamos de una entrevista que en 2011 Aschwin Wolf concretó en The Independent Review (16, No. 2, otoño) en el que de Jasay consigna que “se elaboran bellísimas constituciones basadas en valores liberales como la libertad, la propiedad y el estado de derecho, la  independencia del poder judicial y así sucesivamente, explicando la superioridad moral y las ventajas prácticas del orden liberal que una constitución de este tipo produciría, lo cual muestra una confianza y una ingenuidad patéticas en que la constitución soñada producirá el resultado soñado”.

 

Desde luego que no es cuestión de rechazar sin más los detenidos estudios de Anthony de Jasay, lo cual demostraría cerrazón mental, escasa profesionalidad y muy poco entrenamiento académico, sino que su producción demanda análisis con detenimiento, digerirlos y, en su caso, discutirlos. Como queda dicho, puede coincidirse o disentir con el autor, pero lo que no puede desconocer el académico actualizado y vinculado a las ciencias sociales es la producción intelectual de este autor. En el mundo académico propiamente dicho, se coincida o no con trabajos de estatura intelectual, la averiguación está siempre abierta para examinar y debatir nuevas líneas de investigación.

 

Las ponderaciones sobre su obra son de muy diversas procedencias intelectuales: Roderik T. Long afirma que su trabajo “es inusualmente rico, provocativo y cubre un vasto territorio”, el antes referido Aschwin Wolf sostiene que “es el más grande pensador social de nuestro tiempo” y Frank van Dun concluye que “es uno de los más poderosos pensadores en temas políticos y sociales de todas las épocas”.

 

No en todos los casos los escritos de este autor son de fácil comprensión. A mí por lo menos, buena parte de sus textos me resultan dificultosos y me exigen varias lecturas para entender el significado de lo escrito. La versación de Anthony de Jasay es notable, sus miradas son siempre originales y su grado de elaboración para las explicaciones, argumentaciones de gran calado y concatenación de razonamientos resultan en verdad llamativas.

 

En el trabajo aludido de este autor sobre esa contradicción en términos conocida como “socialismo de mercado”, entre otras muchas cosas, explica lo autodestructivo que resulta la manía de sostener que aún aplicando la guillotina horizontal puede funcionar la competitividad. De Jasay refuta la peregrina idea de que es posible largar en la carrera por la vida desde posiciones patrimoniales niveladas por los gobiernos y, al mismo tiempo, cada cual estará incentivado a participar en el evento esforzándose por ganarlo, sin percibir que si se es consistente con las antedichas nivelaciones habrá que proceder de igual manera a la largada de la siguiente carrera con lo que se bloquea la posibilidad de que los ganadores trasmitan su patrimonio a la próxima generación, lo cual destruye los necesarios incentivos para el certamen (por si fuera de algún interés, consigno al margen que mi tesis de doctorado en economía aprobada en la Universidad Católica Argentina se tituló Influencia del socialismo de mercado en el mundo contemporáneo: una revisión crítica de sus ejes centrales).

 

De Jasay me recomendó muy diversas lecturas en distintas ocasiones. Todas fueron muy provechosas para mí. La última sugerencia fue la obra de Leslie Green The Authority of the Statepublicada por Oxford University Press de la que destaco muy especialmente el texto bajo el siguiente subtítulo: “The Prisoner´s Dilemma Dilemmas”, una cadena argumentativa densa pero sumamente fértil y elocuente.

 

En lo personal, ni bien se publicó el libro de mayor difusión de Thomas Piketty sobre el igualitarismo, escribí una crítica y después de ello he leído varios ensayos de gran valor sobre el tema, algunos centrados en puntos conceptuales y otros apuntan a su manejo (o desmanejo) estadístico, pero recientemente he leído el formidable de Anthony de Jasay que me parece el mejor de todos de lejos: “The Python that Eats Itself by the Tail: A Self-Contradictory Theory of Capitalism”.

 

Hace poco, Carlos Rodríguez Braun me propuso desde España que editemos juntos en castellano ensayos de este coloso del pensamiento. Aun no hemos conseguido financiación para lograr este objetivo. De Jasay estaba informado de este proyecto que recibió con entusiasmo, lo cual puso de manifiesto en varios correos que nos ha enviado a los dos con diversas reflexiones sumamente atinadas.

 

Lo dicho hasta aquí basta para una nota periodística sobre este escudriñador de la economía y la filosofía política que se ha apartado de la visión convencional para invitar a la exploración de un paradigma y un andamiaje conceptual diferente. Es inmensa la gratitud de  todos los que tuvimos el placer de tratarlo. Como queda consignado, hasta hace muy poco hemos mantenido numerosos contactos por la vía electrónica, a pesar de su edad y las dificultades que venía arrastrando en su capacidad ocular y otros problemas de salud más recientes (en uno  de mis últimos contactos epistolares le comenté un  libro reciente –The Problem of Political Authority de Michael Huemer- a lo que me contestó que ya no podía leer y que sus mails se los leían y se los escribían (conjeturo que su encantadora mujer a quien conocí en Cannes hace años). De cualquier modo, siempre fue muy solícito y generoso para atender consultas y comentarios varios. Sus enseñanzas perduran y algún día serán reconocidas más allá del mundo académico.  Recuerdo que hacen ya muchos años, la primera vez que escuché hablar del autor que vengo comentando fue por una recomendación de Emilio Pacheco, en vuelo Buenos Aires-Bariloche para un seminario en esta última ciudad.

 

Alberto Benegas Lynch (h) es Dr. en Economía y Dr. en Ciencias de Dirección. Académico de la Academia Nacional de Ciencias Económicas, fue profesor y primer rector de ESEADE durante 23 años y luego de su renuncia fue distinguido por las nuevas autoridades Profesor Emérito y Doctor Honoris Causa. Es miembro del Comité Científico de Procesos de Mercado, Revista Europea de Economía Política (Madrid). Es Presidente de la Sección Ciencias Económicas de la Academia Nacional de Ciencias de Buenos Aires, miembro del Instituto de Metodología de las Ciencias Sociales de la Academia Nacional de Ciencias Morales y Políticas, miembro del Consejo Consultivo del Institute of Economic Affairs de Londres, Académico Asociado de Cato Institute en Washington DC, miembro del Consejo Académico del Ludwig von Mises Institute en Auburn, miembro del Comité de Honor de la Fundación Bases de Rosario. Es Profesor Honorario de la Universidad del Aconcagua en Mendoza y de la Universidad Peruana de Ciencias Aplicadas en Lima, Presidente del Consejo Académico de la Fundación Libertad y Progreso y miembro del Consejo Asesor de la revista Advances in Austrian Economics de New York. Asimismo, es miembro de los Consejos Consultivos de la Fundación Federalismo y Libertad de Tucumán, del Club de la Libertad en Corrientes y de la Fundación Libre de Córdoba.

EL SISTEMA EDUCATIVO FORMAL POSITIVISTA

Por Gabriel J. Zanotti. Publicado el 27/1/19 en: http://gzanotti.blogspot.com/2019/01/el-sistema-educativo-formal-positivista.html

 

(Punto 4 del cap. 5 de «La hermenéutica como el humano conocimiento», de próxima aparición).

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Pocas veces como en esta caso el positivismo ha echado tantas raíces que los intentos de cambiarlas son aplastadas por los enormes troncos que ellas alimentan.

Todo lo que hemos explicado en este libro, todo lo que tiene que ver con conocer, entender, interpretar, empatía, conciencia histórica, interpretación, etc., refuta por sí mismo al paradigma positivista de conocimiento donde este es confundido con grabar información de memoria y luego expelerla, como un excremento que, obtenida la sacrosanta nota alta, es abandonada como una costra artificial que nunca, por supuesto, formó parte de nuestro mundo vital.

Hay que distinguir. La cuestión no es la educación formal, que como tal no es sino un mayor método[1] aplicado a un contenido cultural del mundo de la vida. La cuestión es la educación formal positivista, donde la misma estructura del aula implica una voz regente y manos que anotan y repiten. Puede infiltrarse de vez en cuando alguien que quiera dialogar y hacer comprender (eso es enseñar) pero tiene que luchar con sus colegas, con el sistema, con los alumnos, que se asombran de que alguien no los coacciones, con los padres, con decanos, con rectores y hasta con el sistema de acreditación. Las transformaciones no consisten en héroes anónimos, sino en un sistema que funcione con los incentivos normales para la naturaleza humana.

Hay estudios históricos profundos que ven con comprensión a este período positivista, emergente de una razón instrumental típica del Iluminismo del s. XVIII[2]. Ya es historia la historia de la “escuela nueva”[3] que trató de solucionar el tema sin salir sin embargo del esquema anterior de aula y escuela anterior. Y hay, por supuesto, gente que se da cuenta de que las nuevas tecnologías de la comunicación no pueden ser compatibles con ese esquema antiguo de aula, pero no saben cómo decirlo ni qué hacer. Hay voces que critican al sistema educativo proponiendo la creatividad[4], pero no proponiendo un cambio radical del sistema. Y hay voces aisladas que lo hacen[5] pero quedan más ignoradas que las propuestas de teletransportación, viajes en el tiempo o a través de los agujeros negros.

Pero “la” propuesta de reforma no es una propuesta impuesta coactivamente, de modo contradictorio, por los poderes del estado. Consiste justamente en acabar con el monopolio estatal coactivo en materia educativa, que convierte en casi imposible cualquier transformación y realimenta el totalitarismo inamovible de los sindicatos educativos aferrados de manera absoluta a un sistema positivista que luego “creen” que critican citando a autoritarios de izquierda como Freire[6]. Que a las diversas universidades libremente creadas pueda entrar cualquiera que cumpla con los requisitos de ingreso, que a las empresas y diversos trabajos pueda entrar cualquiera que cumpla con los requisitos de ingreso, que para todo ello no sean más necesarios títulos “oficiales” es precisamente lo que incentivará propuestas pedagógicas diversas que tendrán que competir entre sí por un público NO cautivo, cuya creatividad posterior preparará mejor para fundar el propio emprendimiento y no depender de una empresa a la cual entran sólo egresados con el “título oficial”.

La escuela formal positivista sigue siendo en casi todo el mundo un ícono, una especie de tótem al cual se ofrecen sacrificios humanos, esto es, todos nosotros pasando allí entre 18 y 20 años de nuestra existencia. Es tal vez el símbolo más importante del súper yo racionalista, y por ello, tal vez, es tan difícil matar al padre.

Hasta entonces, seguiremos siendo las pilas de la Matrix, mientras los Morpheous y los Neos forman parte de un submundo de contrabando.

 

[1] Zanotti, Luis J.: La misión de la pedagogía, Columbia, Buenos Aires, 1967.

[2] Zanotti, Luis J.: Etapas históricas de la política educativa, op.cit.

[3] Op.cit.

[4] Ya son famosas al respecto las conferencias de Ken Robinson, por ejemplohttps://www.youtube.com/watch?v=0xnd8YIjt80 . Pero todo queda en la nada, porque las legislaciones estatales de todo el mundo impiden la creatividad del alumno.

[5] Landolfi, H.: Educación para la fragilidad, Buenos Aires, Dunken, 2015, y, del mismo autor, Psicología, Filosofía y Educación, Dunken, Buenos Aires, 2017.

[6] Al respecto ver Zanotti, Luis J.: “El cuestionamiento de las instituciones escolares”, en IIE, Revista del Instituto de Investigaciones Educativas, (I), 1975: “…El gran adalid de esa educación dialógica es hoy la figura del brasileño Paulo Freire. El diálogo como esencia de la labor educativa. ¿Quién puede negarlo? Supongamos que esta exposición fuera un modelo de educación bancaria, según lo que dice Paulo Freire. Yo habría traído acá una posición para que los lectores la reciban pasivamente. Habría hecho el depósito bancario en los lectores que me habrían leído pasivamente. Supongamos que esto haya ocurrido así. Aquí entonces no hubo ni educación ni nada que se le parezca. Simplemente no hubo nada. Si entre los lectores y el autor de este texto de alguna manera no se ha establecido un esquema de participación mental, aunque no lo hayamos explicitado mediante preguntas y respuestas y diálogos y grupos operativos de trabajo, aquí no ha pasado nada. Pero si han quedado dudas, reflexiones, si los lectores han seguido el hilo del pensamiento aquí escrito, si quedan reflexionando sobre el tema con ansias de buscar bibliografía, de realizar consultas, entonces aquí ha habido educación dialógica, es decir, ha habido educación, porque hay una sola educación que es la educación y que es dialógica: existe cuando hay diálogo, cuando hay participación: entre unos y otros y el resto no existe. No hay una metodología de «clase magistral» de la cual debemos abjurar y una clase con diálogo y participación: hay clase o no hay clase. Hay clase cuando el profesor, aunque hable una hora entera, entra en participación con los alumnos y estos lo siguen, razonan con él, lo escuchan, meditan en lo que dice. Así como hay también clase cuando se va dialogando en voz alta. Cuando no ocurre nada de esto, entonces no hay educación dialógica, simplemente porque no hay educación. Pero hoy se toma la bandera del diálogo, se la levanta y luego se la escarnece inclusive, porque se oyen exámenes donde los alumnos, tartamudeantes, anhelantes, nerviosos y asustados repiten la posición de Paulo Freire para tratar de que el profesor le ponga la nota con la cual van a aprobar y obtener el certificado formal de un saber en el más puro esquema de la «educación bancaria» de Paulo Freire. Pero eso es simplemente la burla a la cual llegamos y la prueba de que muchas de estas cosas se están manejando con intenciones a veces simplemente exhibicionistas y en otras ocasiones con intenciones de destruir algo para llegar a otro tipo de esclavitudes mucho peores”. (El subrayado es nuestro).

 

Gabriel J. Zanotti es Profesor y Licenciado en Filosofía por la Universidad del Norte Santo Tomás de Aquino (UNSTA), Doctor en Filosofía, Universidad Católica Argentina (UCA). Es Profesor titular, de Epistemología de la Comunicación Social en la Facultad de Comunicación de la Universidad Austral. Profesor de la Escuela de Post-grado de la Facultad de Comunicación de la Universidad Austral. Profesor co-titular del seminario de epistemología en el doctorado en Administración del CEMA. Director Académico del Instituto Acton Argentina. Profesor visitante de la Universidad Francisco Marroquín de Guatemala. Fue profesor Titular de Metodología de las Ciencias Sociales en el Master en Economía y Ciencias Políticas de ESEADE, y miembro de su departamento de investigación.

No Vuelven Más

Por Iván Carrino. Publicado el 25/1/18 en: https://www.ivancarrino.com/no-vuelven-mas/

 

El retorno a “los años dorados” del kirchnerismo es un imposible técnico.

La economía argentina está mal. Hace 8 años que el PBI no crece.

Ahora como al mismo tiempo sí crece la población, el PBI per cápita (la cantidad de producción por habitante) viene cayendo desde el 2011. Este año, si todo sigue así, estaremos en una situación muy similar a la de 2009.

Es decir, 10 años perdidos.

En este contexto, es normal que aparezca la nostalgia colectiva por un pasado mejor.

Recientemente,  en la fila del supermercado, me puse a charlar con una mujer. Como sabía que me dedicaba la economía, me preguntó qué opinaba yo de Roberto Lavagna, ex Ministro durante el período 2002-2005.

No pude ni comenzar mi respuesta que me interrumpió para decirme:

A mí me cae muy bien. Es honesto. Además, cuando él era ministro las cosas estaban mucho mejor.

Dos días atrás, en un programa de TV, una economista me dio un argumento similar, refiriéndose al período 2003-2007 como un ejemplo de crecimiento económico.

Tal vez la prueba más clara de que hay una añoranza por los “años dorados” del kirchnerismo sean las últimas reuniones que algunos políticos con aspiraciones presidenciales han tenido con el ex Ministro Lavagna.

En algún lugar de la mente de muchos está la idea de que habría que volver a aquellos viejos buenos tiempos.

Los Años Dorados

Analizando algunos números, es cierto que hubo una época en donde el kirchnerismo podía mostrar un muy saludable desempeño económico.

Entre 2003 y 2007, por ejemplo, la economía creció a un impresionante 8,8% anual promedio. El desempleo, mientras tanto, bajaba del 17,3% al 8,5%, y la inflación –que en los primeros dos años se mantuvo en valores de un dígito pero luego comenzó a subir- era vista como una consecuencia de este fuerte crecimiento.

El primer kirchnerismo recibió una situación fiscal totalmente holgada. En el año 2004, el superávit fiscal del gobierno fue 3,5% del PBI, lo que le permitió al dúo Kirchner-Lavagna salir a gastar dinero público, generando un boom de consumo que contribuyó a la caída del desempleo.

Entre 2004 y 2007, el gasto público en Argentina creció a una tasa anual del 30,3% promedio, muy por encima de la inflación. La Base Monetaria, por su parte, también crecía a ritmo acelerado.

Mientras tanto, el dólar, esa fibra tan sensible para los argentinos, mantuvo una calma extraordinaria. Entre 2003 y 2005 cayó desde $ 3,3 a $ 3,0, para luego ubicarse en $ 3,2 hacia fines de 2007.

Por si esto fuera poco, no había “tarifazos” (porque las tarifas estaban congeladas por la ley de emergencia económica) y la luz tampoco se cortaba…

En resumidas cuentas, ¡todo andaba bien!

Imposible Técnico

Al ver este cuadro de situación es normal que la gente se pregunte si no es posible volver a una economía así.

La respuesta, sin embargo, es un rotundo NO.

Es que,  veamos…

Luego de la devaluación de 2002, el tipo de cambio real alcanzó un máximo histórico. Como se ve en el gráfico de abajo, al abandonar la convertibilidad el tipo de cambio real (es decir, el poder de compra del dólar en Argentina) subió un impresionante 188%. Esto implicó que –de la noche a la mañana- todos los productos fabricados en el país se abarataran enormemente, lo que le dio impulso a las exportaciones.

Esa situación, como se aprecia, es hoy muy diferente.

Los salarios reales eran muy bajos. Otra consecuencia del abandono del 1 a 1 fue la fenomenal licuación de los salarios reales. Es decir, nuevamente de la noche a la mañana, lo que una empresa argentina o extranjera tenía que pagarle a un empleado se derrumbó. En términos concretos, si una empresa pagaba en diciembre de 2001 $ 100 a un empleado, en mayo de 2003 le estaba pagando solo $ 80 a precios de 2001.

En dólares la caída fue más pronunciada todavía. Los salarios llegaron a caer 70% en junio de 2002. En diciembre de 2003, el mismo trabajador que a fines de la convertibilidad cobraba USD 100, estaba cobrando solo USD 40.

La violenta reducción de los costos laborales promovida por la devaluación generó incentivos a la inversión, que pasó del 13% al 20% del PBI en pocos años.

Así que el crecimiento “a la China” no solo se daba por las altas tasas de crecimiento, sino porque se basó principalmente en mano de obra barata producto de la devaluación. Es decir, un remedio transitorio que solo dura hasta que se ajustan las variables.

Había superávit fiscal. Otro factor característico de los “años dorados” K era el superávit fiscal. Sin pagar la deuda externa, licuando el gasto en salarios y con abultados ingresos por las retenciones a las exportaciones, la holgura fiscal le permitió al gobierno de Néstor Kirchner avanzar en una política demagógica de aumento del gasto público totalmente insostenible. Dicho aumento, al menos a corto plazo, generaron lo que el libro de texto keynesiano dice que debían generar: aumento del consumo, de las ventas, y de la actividad económica.

Hoy no hay margen para hacer lo mismo.

¿Por qué? Porque se acabó la plata. El otrora superávit se transformó en déficit récord, la gente se cansó de la estafa de la inflación y en los mercados nadie cree en la capacidad de pago de Argentina.

No existe escenario peor para aplicar políticas keynesianas.

Como se ve, hoy el tipo de cambio real es bajo, los salarios en dólares altos y se acabó la plata para hacer políticas de gasto populista como las que llevó a cabo Néstor Kirchner.

O sea que, técnicamente, es imposible volver a la “época dorada” del kirchnerismo.

Semilla de su destrucción

Antes de finalizar, y para no extenderme demasiado, es necesario resaltar que el regreso a la “década dorada” del kirchnerismo no solo es un imposible técnico, sino además, una idea muy poco recomendable.

Es que todas las políticas iniciadas en dicha época generaron la semilla de su propia destrucción. En resumidas cuentas:

—> El incremento del gasto público se transformó en una crisis fiscal.

—> El aumento de la emisión monetaria nos llevó al podio de la inflación mundial.

—> El congelamiento de tarifas originó una crisis energética de proporciones.

—> El boom de consumo conspiró contra la inversión, impidiendo el crecimiento sostenible.

Tenemos que dejar de mirar al pasado reciente para encontrar recetas que sirvan para el futuro. El crecimiento económico no depende del tipo de cambio o del gasto del gobierno, sino del ahorro, la inversión y el aumento de la productividad.

Hay que apuntar a eso, sino estamos condenados a volver repetir los errores de siempre.

 

Iván Carrino es Licenciado en Administración por la Universidad de Buenos Aires y Máster en Economía de la Escuela Austriaca por la Universidad Rey Juan Carlos de Madrid. Es editor de El Diario del Lunes, el informe económico de Inversor Global. Además, es profesor asistente de Comercio Internacional en el Instituto Universitario ESEADE y de Economía en la Universidad de Belgrano. Es Sub Director de la Maestría en Economía y Ciencias Políticas de ESEADE.

Abram: «El FMI es la última alcancía, después viene el abismo»

Por Aldo Abram: Publicado el 28/1/19 en: https://www.ambito.com/abram-el-fmi-es-la-ultima-alcancia-despues-viene-el-abismo-n5012863

 

1| ¿Por qué estamos como estamos?

El Gobierno recibió un Estado al borde de la quiebra debido al enorme incremento del gasto público durante la gestión “K”. Sin embargo, si uno toma el total de erogaciones estatales respecto de la producción argentina de 2017 es mayor al de 2015. El Gobierno nacional argumenta que ellos sí bajaron el gasto primario (sin contar intereses), pero si uno compara las erogaciones netas de transferencias para subsidiar tarifas de servicios respecto del PBI, también se incrementó en 2017 respecto de 2015. Es decir, que ni siquiera ahorraron todo el ajuste que nos hicieron hacer a nosotros con los aumentos de tarifas. Además, Cambiemos recibió un Banco Central (BCRA) al borde del abismo. Lograron salir pronta y exitosamente del cepo que aseguraba una pronta debacle. Contra la mayoría de los pronósticos, el dólar libre bajó respecto de sus niveles previos, demostrando las ganas de confiar que tenía la gente. Sin embargo, esa credibilidad inicial se perdió cuando, en vez de priorizar defender el valor del peso, el BCRA se dedicó a emitir para: a) financiar el exceso de Estado; b) aumentar el crédito y bajar la tasa porque el Estado se absorbía la mayor parte para cubrir su déficit; y c) al inicio para comprar los dólares de deuda que traían la Nación y algunas provincias porque con el financiamiento interno no les alcanzaba. Como la suba de precios se aceleraba, el BCRA decidió comprar esas divisas, endeudándose carísimo con las tristemente célebres Lebac. Conclusión: 2018 nos encontró habiendo usado el abundante crédito externo para mantener el exceso de Estado y no para resolverlo. Además, con un BCRA que había perdido solvencia y la credibilidad en términos de defender el valor del peso, lo que explica por qué no hubo otros países de la región que tuvieran una crisis cambiaria a la primera leve turbulencia internacional. De hecho, en marzo del año pasado Brasil estaba política y fiscalmente peor que la Argentina pero tenía un banco central que defendía el valor de la moneda, 2018 terminó con menos de 4% de inflación ANUAL. Por eso, no se desbarrancó como lo hizo nuestro país.

2| El gobierno dice que tuvo mala suerte

Mala suerte es que te haga trastabillar algo que era inesperado. A finales de 2017 la gran mayoría de los analistas pronosticaban un 2018 complicado y quizás hasta más de lo que en realidad fue. Y respecto de que no podían hacer más. Cada año desde “Libertad y Progreso” presentamos a funcionarios del Gobierno los proyectos de reformas estructurales que elaboramos y que demostraban que sí eran viables avanzar en ellos. De hecho, continúan disponibles en nuestro sitio para todos los que les interese. Por ejemplo, se pudo aprovechar la legislación vigente para encarar una reforma del Estado para que le sirva a la gente, y no a la política como hoy, llevándolo a un tamaño pagable por los argentinos. Es cierto que habrá gente se quedará sin un cargo, ya que muchos no son útiles a la sociedad o le inventaron un sello que nos complica la vida para justificar su escritorio. Sin embargo no es verdad que tengan que quedarse sin un ingreso. Para eso, están previstos mecanismos conocidos como la jubilación anticipada o los retiros voluntarios. Además, la ley de empleo público permite poner en disponibilidad, seguirle pagando sin que trabaje, durante un año a quien se quede sin un cargo y nosotros proponemos extenderlo a dos. Durante ese tiempo hay que capacitarlo y subsidiar al sector privado para que lo tome. Esto implicaba tiempo y dinero, pero ¿qué hubiera pasado si se hubiera implementado desde el inicio de 2016 usando el enorme endeudamiento que estuvieron tomando? A principios de 2018 hubiéramos tenido gran parte de la deuda actual, pero el problema resuelto. En cambio llegamos con la deuda y el problema, lo que explica por qué la crisis cambiaria llevó a un cierre del financiamiento para el Gobierno y a evitar un default con un acuerdo con el FMI. Ahora, ¿qué haremos con esa plata? ¿resolver o mantener el problema? ¡Ojo que ésta es la última alcancía que nos queda! Después, el abismo.

3| ¿Hay voluntad política para resolver los problemas?

No es lo que se vio en la discusión del Presupuesto 2019, nadie quiso hacerse cargo del ajuste del Estado, así que se lo transfirieron en un 80% a la gente. ¿Y nos extraña que el sector privado productivo sienta el apretón? Perdieron de vista que le piden que ajuste al que genera la riqueza para pagar los sueldos de sus empleados y el de los del Estado. ¿Y pretenden que crezca para licuar el gasto y la deuda pública? Imposible, es un mito que más ajuste del Estado llevaba a más recesión. Es al revés. ¿Quién va a querer invertir en un país que está en el lugar 21, entre 190, entre los que más exprimen con impuestos a sus empresas? En 2017 nuestros políticos prometieron bajarnos la presión tributaria y sancionaron dos leyes en ese sentido. Para cerrar el Presupuesto 2019 la volvieron a aumentar. ¡Una locura! Pensemos, ¿qué hubiera pasado si la mayor parte del ajuste lo hubiera hecho el Estado sin suba de gravámenes? Quizás hoy alguien tendría alguna esperanza de que algo cambie en la Argentina. Es vital que se asuma que el problema no es el déficit fiscal, es sólo una de las consecuencias de la verdadera enfermedad que nos está matando, el exceso de Estado. Por eso, si no la curamos, aunque logremos eliminar el desequilibrio fiscal, lo mejor que nos espera es crecer muy lento. Así que en la Argentina los salarios y el empleo aumentarán poco y la pobreza se reducirá lentamente. En el peor de los casos, sin una producción creciendo rápido, la deuda pública en términos del PBI será demasiado pesada y podemos volver a tener un default. En definitiva, las crisis son la forma en la que históricamente resolvimos estos problemas los argentinos. No sería mala idea que “cambiemos”, ¿no?

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4|¿Usted también pronostica un default?

Bueno, lamentablemente no es baja la probabilidad que vayamos a una crisis debido a un default. Sin embargo, en el corto plazo, me preocupa más que no entremos en cesación de pagos culpa de una crisis (risas). Como le dije, la pata más floja de 2018 fue el BCRA y en la actualidad sigue siéndolo. Es cierto que, al ponerse un techo de emisión y cumplirlo, la actual administración logró una cierta estabilidad monetaria. Nos garantiza que no serán ellos los que nos llevarán a una debacle, como sí lo hicieron los anteriores. El problema es que es probable que haya una elección presidencial complicada, lo que podría llevar a una fuga de capitales, un derrumbe de la demanda y valor del peso, con el tipo de cambio buscando rápidamente el techo de la banda. Para que no se vuelva una nueva crisis cambiaria, el BCRA deberá lograr defender el techo con éxito. Si no, será la debacle monetaria la que lleve a una económica y a un default. Por eso, me parece auspicioso el anuncio de que van a revisar la forma de intervención en el techo de la banda y recomendaría que, por lo menos, puedan usar de una sola vez todas las reservas que compraron defendiendo el piso y las que le compraron “excepcionalmente” al Tesoro a fines de 2018. Así podrían intentar quitar todo el excedente de pesos del mercado y evitar que siga depreciándose e incentivando la corrida y fuga de capitales. Además, al Gobierno le sugeriría que trate de seguir ahorrando los casi u$s10.000 millones que hoy tiene de saldo inicial de caja. Es cierto que eso no es gratis, pero es posible que lo necesite como el agua en el desierto en el segundo semestre. No solamente para venderlos y ayudar al BCRA a contener la corrida. Si no, porque cuanto mayor sea la fuga de capitales y la corrida, será más difícil renovar los vencimientos de deuda. Por eso, también deberían pagar más tasa de interés para reducir al mínimo la cantidad de vencimientos durante el período electoral estirándolos para que caigan en 2020.

 

Aldo Abram es Lic. en Economía y fue director del Centro de Investigaciones de Instituciones y Mercados de Argentina (Ciima-Eseade) .

En defensa de lo extranjero

Por Gustavo Lazzari. Publicado el 24/1/19 en: https://www.eleconomista.com.ar/2019-01-en-defensa-de-lo-extranjero/

 

En las últimas semanas, diversas protestas sindicales dan cuenta de un reverdecer del nacionalismo xenófobo. Desde las protestas de los sindicatos de Aerolíneas Argentinas oponiéndose a los 27 pilotos extranjeros sobre un total de 1.700 –el 1,59%- hasta los proyectos oficiales de “regular la inmigración descontrolada” han pululado diversas iniciativas linderas a la xenofobia.

Dicho sentimiento no es nuevo en Argentina ni en el mundo.

 

Sin embargo, nuestro país se ha caracterizado desde sus orígenes por el respeto, la aceptación y la invitación al extranjero.

 

La Asamblea de 1813, si bien no logró el objetivo de redactar una Constitución, estableció principios muy importantes tales como “la libertad de vientres”. Eso significaba que los hijos de los esclavos nacidos en territorio “de las provincias unidas” eran automáticamente libres por el solo hecho de haber nacido en nuestro suelo.

 

Significó el primer paso para la abolición de la esclavitud (la mayoría de los esclavos eran de origen extranjero) en un mundo donde la esclavitud era moneda corriente.

 

La constitución de 1853, en su artículo 15 estableció el fin de la esclavitud en Argentina. “En la Nación Argentina no hay esclavos: los pocos que hoy existen quedan libres desde la jura de esta Constitución (…) Y los esclavos que de cualquier modo se introduzcan quedan libres por el solo hecho de pisar el territorio de la República”. Quiere decir que cualquier extranjero esclavo era recibido y premiado nada menos que con la libertad con solo pisar nuestro país.

 

Pero no sólo eso. La Constitución de 1853 establecía un verdadero régimen de bienvenida a todos los extranjeros de todas las nacionalidades. El mismo preámbulo de la Constitución refiere “para nosotros, para nuestra posteridad, y para todos los hombres del mundo que quieran habitar en el suelo argentino”. En aquel momento los constituyentes no debatieron si la palabra “todos” se escribía con “x” “@” ó “e”. La palabra “todos” refería a todos los habitantes del mundo.

 

“Los extranjeros gozan en el territorio de la Nación de todos los derechos civiles del ciudadano; pueden ejercer su industria, comercio y profesión; poseer bienes raíces, comprarlos y enajenarlos; navegar los ríos y costas; ejercer libremente su culto; testar y casarse conforme a las leyes. No están obligados a admitir la ciudadanía, ni a pagar contribuciones forzosas extraordinarias”, dice el artículo 20.

 

En todo el texto de la primera parte, sobre Deberes, Derechos y Garantías, se refiere a los “habitantes” y no a los “ciudadanos argentinos” tratando por igual tanto a extranjeros como a nativos respetando las gloriosas libertades del artículo (libertad de trabajar y ejercer toda industria lícita).

 

Incluso el respeto a los extranjeros está consagrado en el reconocimiento de “la libertad de circulación a los artículos de fabricación nacional o extranjera” (artículos 10 y 11).

 

El 8 de julio de 1884 se promulgó la Ley 1.420 de educación común obligatoria y gratuita para todos los niños de seis a catorce años. Dicha obligación regía para “todos” los padres sin distinguir nacionalidad.

 

Este breve repaso histórico muestra que Argentina no sólo fue uno de los primeros países del mundo en abolir la esclavitud sino también en recibir inmigrantes pobres e iletrados, reconocer los mismos derechos e incluso educar gratis a sus hijos. Nos puede parecer obvio y normal en el Siglo XXI, pero era una absoluta novedad institucional en el Siglo XIX.

Al amparo de estas instituciones llegamos a que, en 1914, el 49% de la población de Capital Federal era extranjera, el 34% en Buenos Aires, 35% en Santa Fe, 52% en Tierra del Fuego y 62% en Santa Cruz. Totalizando 29% de extranjeros respecto a la población total del país en 1914.

 

Ese país de inmigrantes logró resultados económicos maravillosos. En 1870, un año después del primer censo y cuando iniciaba el período migratorio, el PIB per cápita argentino representaba el 50% del PIB per cápita italiano, el 38% del Reino Unido, el 68% de Canadá y el 50% del estadounidense.

 

Sólo veinticinco años después, en 1895, nuestro PIB per cápita representaba el 152% del italiano, el 104% del canadiense, el 60% del británico y el 71% del estadounidense.

 

Quiere decir que en sólo dos décadas y media la productividad de argentino promedio creció 50% más que la productividad de un estadounidense que, por cierto, creció 49% en el mismo período.

 

Estos resultados fueron posibles en un marco institucional abierto, liberal, con impuestos bajos y una manifiesta apertura a “lo extranjero”.

 

No es cierta la falacia por la que los extranjeros “atentan contra nuestra riqueza”. Los datos dan por tierra tal argumento.

 

Quizás, sin aburrir con tantos datos, la mejor manera de comprender la importancia de los inmigrantes en Argentina sea recorrer visualmente una guía telefónica que aún circulan por nuestras ciudades.

 

La edición 2017/18 de la Guía Telefónica Oficial de la Ciudad de La Plata informa los números telefónicos fijos de 138.000 abonados. Recorriendo los apellidos cuesta mucho trabajo ubicar apellidos originarios. Más allá de los 1.595 “Gonzalez”, los 1.160 “Fernández” o los 870 “Gómez” que dan cuenta de una nutrida presencia española es común encontrar apellidos italianos de todas las regiones.

 

A su vez, los apellidos “Chen”, “Krawczyk”, “Roux”, “Silveira”, “Schwitzki”, “Schleger”, “Svhwerdt”, “Shimizu”, “Kolodoczka” y “Kohan”, “Krikorian” y “Wright” confirman el crisol de nacionalidades que ha poblado nuestras ciudades.

 

Por último, aborrecer “lo extranjero” supone también aborrecer lo producido por las personas nacidas más allá de nuestras fronteras.

 

Una verdadera y consistente postura nacionalista xenófoba debería incluir el rechazo a la agricultura, cerámica, balanza, tejido, cobre, bronce, relojes de sol, carros, escritura, arados, vidrio, matemáticas, hierro, faros, reloj de agua, palanca, norias y demás objetos inventados antes de Cristo y, por lo tanto, antes de Argentina.

 

A dicha lista deberíamos incluir el papel, las carretillas, las máquinas de escribir, la corriente eléctrica, las síntesis de proteínas, los clones, la fibra óptica, las calculadoras de bolsillo, el disco láser, las PCs, el Internet, el GPS, el genoma humano, los teléfonos móviles y, entre miles de otros objetos, cada uno de los dispositivos de seguridad y control de los aviones que pilotean señores que detestan lo extranjero.

 

Gustavo Lazzari es Licenciado en Economía, (UCA), Fue Director de Políticas Públicas de la Fundación Atlas para una Sociedad Libre, y fue investigador del Proyecto de Políticas Públicas de ESEADE entre 1991-92, y profesor de Principios de Economía de 1993 a 1998 y en 2002. Es empresario.