La inconveniencia de la pauta oficial

Por Alberto Benegas Lynch (h). Publicado el 10/5/23 en: https://www.lanacion.com.ar/opinion/la-inconveniencia-de-la-pauta-oficial-nid10052023/

Hace un tiempo, un diplomático retirado organizaba como dueño de casa reuniones en torno a una mesa muy bien servida a efectos de debatir sobre diversos temas de actualidad. Además de los aspectos gastronómicos atractivos, al contrario de lo que suele ocurrir en reuniones sociales, donde el tartamudeo es habitual, en este caso la condición era que cada uno hablara brevemente por riguroso turno sin interrupciones. En uno de esos encuentros el tema fue la libertad de prensa, oportunidad en que un destacado editor de un diario de nuestro medio se quejó amargamente sobre lo que, estimaba, era una discriminación inaudita a su periódico por parte de la agencia oficial de noticias.

Cuando me tocó el uso de la palabra, manifesté que el tema no consiste en criticar la habitual distribución de la pauta oficial por razones políticas, sino en eliminar Télam, entidad de raigambre fascista creada por Perón en 1945 para domesticar al periodismo independiente (una redundancia, pero dado lo que venimos consignando vale el pleonasmo). Afortunadamente, en esa ocasión mutó la conversación en línea con la liquidación de entidades de esa naturaleza para navegar en un sistema compatible con una sociedad libre, lo cual fue, entre otros comensales, también suscripto por otro conocido periodista presente.

En este contexto, igual que ocurre en los países civilizados, cuando el gobierno tiene algo que decir lo hace público en el Boletín Oficial y vía conferencia de prensa o se opta por la tercerización. La libertad de prensa constituye una garantía fundamental en el sistema republicano, donde se apunta a la estricta limitación al poder. La crítica al poder político es parte medular de la sociedad libre, junto con todo lo que el opinante considere que debe ventilarse. Lo contrario, la cerrazón decretada por los mandones del momento, es característico del espíritu totalitario. La protección al cuarto poder resulta vital también para aprender en el curso de debates abiertos, ya que, como nos ha enseñado Karl Popper, el conocimiento tiene la característica de la corroboración provisoria. Por eso es tan ilustrativo del lema de la Royal Society de Londres: nullius in verba: no hay palabras finales.

En nuestro medio viene ocurriendo un proceso de suma gravedad que afecta de lleno a la libertad de prensa. Como es sabido, en un ámbito de libertad cada propietario hace lo que estime pertinente en su espacio sin que medie regulación de ninguna naturaleza que pretenda administrar lo que pertenece a cada cual. Pero hoy hay medios que aparecen camuflados como privados aunque al ser alimentados por pautas publicitarias colosales son, en verdad, estatales, con lo cual lo que hacen y deshacen se torna en censuras, con el disfraz de “privado” para contar con la facultad de dejar sin efecto programas y voces en nombre del derecho de propiedad. Es una grosera cosmética que apunta a disimular el ataque a la libertad de prensa.

Cabe subrayar que debieran liquidarse todos los medios radiofónicos, televisivos y gráficos pertenecientes al Gobierno, puesto que, además, implican un derroche de los siempre escasos recursos, como ocurre en todas las mal llamadas “empresas estatales”, una contradicción en los términos, puesto que una empresa supone asumir riesgos con el propio patrimonio, y no a la fuerza con el de otro, que necesariamente se destina a fines distintos de los que habría elegido la gente si hubiera tenido la oportunidad de disponer del fruto de su trabajo. Decimos además, puesto que en el caso que nos ocupa se lesiona la libertad de prensa, convirtiéndola en un mecanismo de control político para atender los caprichos de quienes ocupan cargos en monopolio de la fuerza.

Todos los políticos inescrupulosos se hacen de estas herramientas estatistas para alentar sus campañas electorales y transmitir apoyos que de otro modo no tendrían. Son caraduras que mantienen una supuesta parla republicana y, tras bambalinas, arremeten contra todo vestigio de decencia y limitación al poder en una andanada a contramano de la libertad de prensa.

No caigamos en el consabido error garrafal de sostener que no se puede privatizar. En mi libro Maldita coyuntura –donde sugiero debates de fondo y no meras descripciones circunstanciales– transcribo un texto extraordinario de los marxistas de la revuelta del mayo francés, escrito en grafiti por todos lados: “Seamos realistas, pidamos lo imposible”. Y las izquierdas, en verdad, son realistas, puesto que de tanto pechar con sus ideas logran marcar agendas, al contrario de lo que hacen no pocos de los supuestos defensores de la libertad, que son timoratos y se adaptan a lo “políticamente correcto”, con lo que se pierde la batalla cultural.

Afortunadamente pasaron los tiempos del Index Expurgatorius, en el que papas pretendían restringir lecturas de libros, pero hoy irrumpen en la escena comisarios que limitan o prohíben, lo cual, al decir del decimonónico Richard Cobden, en última instancia “son impuestos al conocimiento”. La formidable invención de la imprenta por Pi Sheng en China y la contribución extraordinaria de Gutenberg no han sido del todo aprovechadas, sino que, a través de los tiempos, se han interpuesto cortapisas de diverso tenor y magnitud, pero en estos momentos han florecido (si esa fuera la palabra adecuada) megalómanos que arremeten con fuerza contra el periodismo.

Esto ocurre debido a la presunción del conocimiento de gobernantes que, sin vestigio alguno de modestia y a diferencia de lo sugerido por Einstein en cuanto a que “todos somos ignorantes, solo que en temas distintos”, se autoproclaman sabedores de todo cuanto ocurre en el planeta, y se explayan en vehementes consejos a obligados, obsecuentes y serviles escuchas en imparables verborragias.

En una sociedad libre no hay “delitos de prensa”; hay delitos, del mismo modo que no hay delito de pistola o delito de cuchillo, sino que se puede cometer delito vía estas armas, el delito eventualmente puede cometerse a través de la prensa, como cuando se hace la apología del delito, por ejemplo, invitando a que “se asesine a los rubios”, lo cual abre la posibilidad a que algún rubio acuda a la Justicia en su resguardo, la que se pronunciará sobre el caso o las calumnias, agravios e injurias que los estrados judiciales estimen punibles. En parte, es lo que se conoce como la controvertida y a veces manipulada “doctrina de la real malicia” iniciada en Estados Unidos (real malice) con el caso New York Times vs. Sullivan en 1964, figura incorporada por la Corte Suprema de Justicia argentina con suerte dispar. El contrapoder o Poder Judicial en un sistema republicano tiene siempre la última palabra.

Viene muy al caso reproducir una cita de la obra clásica de John Bury, Historia de la libertad de pensamiento: “El mundo mental del hombre corriente se compone de creencias aceptadas sin crítica y a las cuales se aferra firmemente […] Las opiniones nuevas son consideradas tan peligrosas como molestas, y cualquiera que hace preguntas inconvenientes sobre el porqué y el para qué de principios aceptados es considerado un elemento pernicioso”.

Alberto Benegas Lynch (h) es Dr. en Economía y Dr. en Ciencias de Dirección. Académico de la Academia Nacional de Ciencias Económicas, fue profesor y primer rector de ESEADE durante 23 años y luego de su renuncia fue distinguido por las nuevas autoridades Profesor Emérito y Doctor Honoris Causa. Es miembro del Comité Científico de Procesos de Mercado, Revista Europea de Economía Política (Madrid). Es Presidente de la Sección Ciencias Económicas de la Academia Nacional de Ciencias de Buenos Aires, miembro del Instituto de Metodología de las Ciencias Sociales de la Academia Nacional de Ciencias Morales y Políticas, miembro del Consejo Consultivo del Institute of Economic Affairs de Londres, Académico Asociado de Cato Institute en Washington DC, miembro del Consejo Académico del Ludwig von Mises Institute en Auburn, miembro del Comité de Honor de la Fundación Bases de Rosario. Es Profesor Honorario de la Universidad del Aconcagua en Mendoza y de la Universidad Peruana de Ciencias Aplicadas en Lima, Presidente del Consejo Académico de la Fundación Libertad y Progreso y miembro del Consejo Asesor de la revista Advances in Austrian Economics de New York. Asimismo, es miembro de los Consejos Consultivos de la Fundación Federalismo y Libertad de Tucumán, del Club de la Libertad en Corrientes y de la Fundación Libre de Córdoba. Difunde sus ideas en Twitter: @ABENEGASLYNCH_h

SANTO TOMÁS DE AQUINO: UNA POSIBILIDAD DE SUPERACIÓN DE LA DIALÉCTICA ENTRE PRAXEOLOGÍA Y NEUROCIENCIAS*

Por Gabriel J. Zanotti. Publicado el 7/5/23 en: https://gzanotti.blogspot.com/2023/05/santo-tomas-de-aquino-una-posibilidad.html

Si el sujeto es acción, acción humana e intencional, habitamos con comodidad el mundo de la praxeología de Mises, y miramos con extrañeza este otro mundo, el de las neurociencias, neurobiología, neuroeconomía, epistemologías evolutivas, donde la acción humana puede ser humana, sí, pero como el último eslabón evolutivo de una cadena (¿humana?) de adaptación que conduce a una “conducta” proclive a la cooperación y el contrato. Curiosamente, o no, en ese mundo se ubica fácilmente el tan comentado The Sensory Order de Hayek[1], donde su marcada tendencia biológica produce las dudas y cuestionamientos sobre el libre albedrío que comentábamos en artículos anteriores[2].

Ambos mundos están muy incomunicados. El primero conduce a un modo apriorístico de hacer economía, donde la praxeología como ciencia a priori de la acción humana haría entre innecesarios e imposibles otros enfoques como el de Hayek, lo cual profundizaría aún más las diferencias epistemológicas entre partidarios de Mises y Hayek. En cierta medida el enfoque praxeológico de Mises hereda, históricamente, la división kantiana entre el mundo espiritual y el mundo físico, que no es lo mismo que en la escolástica. Frente a la certeza de una física casi mecanicista, por un lado, y la caída de paradigmas metafísicos racionalistas anteriores, por el otro, Kant divide entre “el cielo estrellado sobre mí” (Newton) y “la ley moral en mí”, esto es, una moral autónoma, el imperativo categórico, como respuesta frente al factum de la moralidad que aún exige a Dios, el alma y la libertad como postulados de la razón práctica. Ese “resto” de escolasticismo cae cuando en el siglo XIX el mecanicismo de Laplace y el positivismo de Comte convierten a toda “metafísica” de las costumbres en “una hipótesis innecesaria”[3], produciendo ello un curioso resultado: la filosofía, como filosofía, comienza a quedarse muda ante “el fenómeno humano”. Ya no hay una “antropología filosófica” que tenga algo que decir como específico o separado de lo que la teoría de la evolución tenga que decir. La religión pelea aún, culturalmente maltrecha, un lugarcito cultural para decir algo, pero ya como cuestión socialmente irrelevante, incomunicable, privatísima y, sobre todas las cosas, “no racional”. O sea que el mensaje “racional” sobre el hombre lo asumen las ciencias naturales y, especialmente, la biología. Nuestro diagnóstico es que las epistemologías evolutivas del s. XX, excepto la de Popper[4], han intensificado esa tendencia.

Sobrevivió, sin embargo, la razón práctica de Kant, en los análisis de M. Weber[5], que inspiraron a Mises. Ello explica que, sin embargo, ante temas como libre albedrío, inteligencia, voluntad, sensibilidad, etc., la “antropología filosófica” de Mises se muestre más tímida, casi lindante con un organicismo biológico en el tema del libre albedrío[6].  Por eso es interesante que los estudios de filosofía de la praxis del filósofo argentino Francisco Leocata ofrezcan la fenomenología de Husserl, en armonía con la tradición escolástica, como un intento superador de esa separación demasiado tajante entre razón pura y práctica[7].

Con todo esto, a lo que queremos llegar es que serían necesarios paradigmas superadores de un “mundo espiritual” neokantiano por un lado –sobreviviente en la “praxeología a priori” de Mises– y un mundo de biología evolutiva por el otro. La fenomenología de Husserl (heredera de Bolzano, Brentano, Frege, por un lado, y la idea de la vida como reacción antihegeliana por el otro) sería un camino. Y Santo Tomás de Aquino es otro.

Obviamente no podemos sacar a Santo Tomás de su circunstancia vital. Era un eminente teólogo medieval y su “antropología filosófica” no era sino parte de su concepción cristiana de la persona, persona que tenía que dar cuentas de su alma a Dios. Pero, precisamente por ello, la gran innovación de Santo Tomás en su época fue incorporar una interpretación de Aristóteles (hasta entonces, solo usada por pensadores islámicos) según la cual el alma es la forma sustancial, el principio organizador, de un cuerpo. Para Santo Tomás, ello significaba una visión más unitaria del ser humano, mucho más conforme con el dogma de la resurrección de los cuerpos, y además implicaba una renovada interpretación de Aristóteles según la cual cada ser humano tenía su propio intelecto (contrariamente a Averroes)[8], concepción que también era adecuada al libre albedrío y responsabilidad moral exigidas por la cosmovisión cristiana. Ello implicó, en su momento, difíciles demostraciones de la inmortalidad del alma[9], pero, a su vez, la incorporación de lo corporal como esencial a lo humano, tema que implica en Santo Tomás un diálogo con las capacidades vegetativas y sensitivas del hombre para nada accidental o forzado a su concepción cristiana del mundo.

¿Qué puede implicar todo esto en nuestra época? Justamente, en una época donde la “antropología filosófica” lucha por hacerse un lugar entre la biología por un lado y la sola fe por el otro, esta concepción unitaria del ser humano brinda amplias ventajas. Anthony Kenny[10] ha destacado que, por lo pronto, una concepción así rompe la dialéctica mente/cuerpo que se da en Descartes y que hereda la concepción kantiana y consiguientemente las post-kantianas, ya para afirmar o negar uno u otro lado de la cuestión. Por otro lado, la fenomenología[11] había intentado instalar nuevamente una noción de “sentido” (desde Brentano, Bolzano y Frege) no reducible al psicologismo de Mill y menos aún a un mecanicismo laplaciano, pero ello no parece fácil ante el desarrollo de las neurociencias. Igual diagnóstico tiene la interesante metafísica de Popper del mundo 3 y su defensa del libre albedrío. Pero ello no es así en caso de que por “mente” entendamos no una instancia sustancial, enfrentada al cuerpo, sino justamente un principio formal, organizador, por lo cual el cuerpo humano es humano. Pero allí surge el problema: ¿no es entonces todo reducible a nuestras funciones biológicas, corporales? Para Santo Tomás, no. Él es bien analítico en su demostración. Su premisa mayor es: “Si la inteligencia fuera solo cuerpo, no conocería sino los cuerpos”[12]. Su premisa menor: “Pero es así que conoce cosas que no son cuerpo”. Conclusión: “Luego la inteligencia no es cuerpo”. Hay que probar la menor: las “cosas que no son cuerpo” son “sentidos” captados en la abstracción como “aquello que se abstrae” (he aquí el contacto, excepto por el tema de la abstracción, con la fenomenología actual[13]). Y allí cabe entonces el mismo ejemplo que da Karl Popper: ¿qué es “la” teoría de la relatividad en sí misma considerada? Sigamos nosotros: ¿acaso una determinada red neuronal? Obviamente no…

La conclusión (“luego la inteligencia no es cuerpo”) no se refiere a una “mente” en sentido contemporáneo del término, sino a la inteligencia como capacidad humana que, como implica efectos no corporales, no es ella misma corpórea[14], pero necesita, para su acción específica (el entender) el concurso de la sensibilidad. En efecto, la inteligencia no abstrae sino a partir de la imagen sensible[15]. Hoy diríamos: la inteligencia no se identifica ontológicamente con el sistema nervioso, pero no actúa sino en con-curso de causas con todo el sistema nervioso. Por este motivo, todas las actuales experiencias que muestran la dependencia de la inteligencia del sistema nervioso[16] son totalmente verdaderas, pero cometen un non-sequitur al inferir de allí la materialidad de la inteligencia, como un epifenómeno neuronal. La inteligencia es causa eficiente principal, y el sistema nervioso, causa eficiente instrumental, del entender, y ningún instrumento tiene una identificación ontológica con su causa principal.

Sorprenderá a algún lector leer este tipo de argumentaciones que no son ni biología, ni teología. Pues bien, esto, en cierto modo, es filosofía. El desacuerdo tiene que surgir de algún desacuerdo con alguna premisa o con alguna deducción, pero la filosofía, como una fenomenología de lo humano, tiene que recuperar su especificidad ante un mundo cultural que la ha perdido, y especialmente para estos temas

¿Cuál es la conclusión adicional de todo esto? Que, si la praxeología está basada en la antropología filosófica de Santo Tomás de Aquino, mantenemos esa acción humana libre e intencional (no solo la mantenemos, sino que la fundamentamos mejor) pero, al mismo tiempo, al ser acción humana, no es, en tanto humana, un mundo espiritual no relacionado con lo corpóreo, sino, al contrario, enraizado en la acción de un cuerpo hablante que llamamos ser humano. Por ende, todas las epistemologías evolutivas del sistema nervioso que expliquen de algún modo la evolución del sistema nervioso hasta nuestras complejísimas formas de percibir el mundo (como en Hayek) son compatibles con una filosofía de la inteligencia que afirme que el intelecto humano puede, con los límites de su condición humana, captar el sentido de su propia acción por la finalidad y libre albedrío de ella, y así, de ese modo, elaborar una praxeología como fundamento de la economía política.

Esto es nada más que señalar el camino de un programa de investigación. Mientras tanto, partidarios de Mises y Hayek seguirán en planetas distintos porque, como en casi todo, o casi siempre, los diversos paradigmas tienen su principal problema no en lo que afirman, sino en lo que niegan, excluyen o incomunican.


* En “NOMOI”, octubre de 2008.

[1] Chicago University Press, 1976.

[2] Nos referimos a “La necesidad de un enfoque fenomenológico para The Sensory Order de Hayek”, en NOMOI, Revista Digital sobre Epistemología, Teoría del Conocimiento y Ciencias Cognitivas, (2008), 1, pp. 15-19, en http://www.ufm.edu>, y “Paradigma de la información vs. paradigma del conocimiento”, en NOMOI, Revista Digital sobre Epistemología, Teoría del Conocimiento y Ciencias Cognitivas (2008), 2, pp. 17-21, en http://www.ufm.edu,

[3] Ver Koyré, A.: Del mundo cerrado al universo infinito [1957], S. XXI, 1998, p. 255.

[4] Decimos eso por su teoría del mundo 3. Ver  Popper, K.: El universo abierto; Tecnos, Madrid, 1986; Conocimiento objetivo; Tecnos, Madrid, 1988; Sociedad abierta; universo abierto; Tecnos, Madrid, 1984; El cuerpo y la mente (Paidós, 1997), y Popper, K, y Lorenz, K.: O futuro esta aberto; Fragmentos, Lisboa, 1990.

[5] Nos referimos a Weber, M.:  The Methodology of the Social Sciences; The Free Press of Glencoe, Illinois, 1949.

[6] Ver al respecto Crespo, R.: La crisis de las teorías económicas liberales; Fundación Banco de Boston, Buenos Aires, 1998.

[7] Leocata, F.: Estudios sobre fenomenología de la praxis. Proyecto, Buenos Aires, 2007.

[8] Ver Gilson, E.: La filosofía en la Edad Media; Gredos, Madrid, 1976.

[9] Ver Suma Contra Gentiles (Ediciones diversas); Libro II, caps. 50, 51, 55.

[10] Ver Kenny, A.: La metafísica de la mente, Paidós, 2000, y Aquinas on Mind, Routledge, 1993.

[11] Nos referimos sobre todo al primer Husserl: Investigaciones lógicas [1900]; Alianza Ed., 1982 (libros I y II).

[12] Contra Gentiles, II, 49.

[13] Ver Stein, E.: La fenomenología de Husserl y la filosofía de Sto. Tomás de Aquino [1929], en La pasión por la verdad, Bonum, Buenos Aires, 1994; Introducción, traducción y notas de  Andrés Bejas.

[14] Ver Suma Teológica (ediciones diversas), I, Q. 75 a 79.

[15] Op.cit. I, Q. 86, a. 1.

[16] Ver Bunge, M.: El problema mente-cerebro, Tecnos, 1988.

Gabriel J. Zanotti es Profesor y Licenciado en Filosofía por la Universidad del Norte Santo Tomás de Aquino (UNSTA), Doctor en Filosofía, Universidad Católica Argentina (UCA). Es Profesor en las Universidades Austral y Cema. Director Académico del Instituto Acton Argentina. Profesor visitante de la Universidad Francisco Marroquín de Guatemala. Publica como @gabrielmises

Proteccionismo y monopolios

Por Gabriel Boragina. Publicado en: http://www.accionhumana.com/2023/05/proteccionismo-y-monopolios.html

‘’Nadie, en su sano juicio, consumiría más recursos propios para producir unos bienes que puede comprar consumiendo menos recursos. Las tarifas o cuotas que no se establecen con fines fiscales, sino con el objeto de proteger (fomentar) alguna actividad industrial o agrícola, necesariamente causarán desviación antieconómica de recursos’’[1]

A veces, muy a menudo (sobre todo en la actualidad) se disfrazan de fines fiscales lo que no son más que tarifas o cuotas que esconden objetivos confiscatorios, pero que, obviamente, los gobiernos no pueden tener la franqueza de llamarlos de ese modo, porque perderían apoyo popular y les jugaría en contra.

Si yo decidiera hacer mis propios zapatos para no tener que comprarlos al zapatero, la inversión que tendría que realizar en tiempo y dinero sería tan grande que no me quedaría tiempo ni dinero para satisfacer mis muchas otras necesidades. Realimente sería muy estúpido de mi parte preferir la primera opción a la segunda: comprar mis zapatos al zapatero, lo que en mi caso (que soy profesor y no zapatero), representaría lo más económico.

‘’Ello porque artificialmente se fomenta la utilización de recursos en actividades que, sin el estímulo de la protección, no podrían competir en el mercado por esos mismos recursos’’[2]

Se suele llamar también protección a la industria incipiente. Pero ello no significa que se aplique únicamente a activadas industriales. No es más que una forma de subsidiar a pseudo empresarios amigos del poder de turno.

Como todo subsidio sigue la ‘’lógica’’ de Robín Hood: quitarles a unos para darles a otros. Políticamente se le denomina también como ‘’’justicia social’’ que -en los hechos- no es más que quitarle a unos lo que les pertenece para darles a otros lo que no les pertenece.

Los recursos son obtenidos por el gobierno mediante la expoliación legal como la definía el genial Fréderic Bastiat. Hoy en día, es la política que siguen los ‘’estados benefactores’’ o ‘’de bienestar’’.[3]

‘’No olvidemos que el mercado es una continua subasta en la que los usos más rentables desplazan a los de menor prioridad, los menos rentables’’[4]

Más rentables significa de mayor ganancia y costos menores. Estos usos son prioritarios, porque precisamente satisfacen más necesidades que los demás. Entonces el mercado los prefiere.

Por el principio de que Los recursos son escasos y las necesidades ilimitadas, no todo puede hacerse al mismo tiempo. Ergo, las necesidades deberán ser cubiertas con un orden de prioridad, desde las más urgentes a los menos.

‘’El estímulo que brinda la protección necesariamente tiene que ser lo suficientemente grande para lograr adquirir aquellos recursos, en el mercado de recursos; y nótese que esos recursos tienen precio precisamente porque tienen otros usos’’[5]

La protección, en los hechos, le está otorgando un monopolio al protegido. Es lo se llama un monopolio de tipo legal o (también denominado) artificial como opuesto al natural o de mercado.

Los recursos se obtienen extrayéndoselos al resto de los competidores de los protegidos y -sobre todo- a los consumidores que, de no ser por la protección, no hubieran adquirido la producción de los protegidos.

‘’Ahora bien, si debido exclusivamente a alguna disposición artificial, la rentabilidad de la actividad protegida no aumentase lo suficiente como para poder desplazar del mercado de recursos a otras actividades, evidentemente el fomento no lograría su propósito. Lo cual significa que, paradójicamente, si logra su propósito, es antieconómico’’[6]

¿A quién se protege? Y, sobre todo ¿qué protege esta protección? Sin el ánimo de hacer un juego de palabras, está claro que protege a ciertos productores (amigos del poder de turno) de sus competidores, ya sean estos más o menos eficientes que los protegidos. En dicho sentido, la protección no es tal sino que se trata de un privilegio. Los protegidos son los particulares privilegiados del gobierno. El discurso político no dice esto, obviamente, sino que esgrime en su favor la ‘’defensa de los intereses nacionales’’.

‘’Impedir que las personas aprovechen las ventajas de las importaciones más baratas es como impedirles que aprovechen la ventaja de los nuevos inventos y métodos ahorradores de trabajo, como, por ejemplo, las lavadoras para evitarse trabajo, ahorrar tiempo y disponer de recursos para otras cosas; la telefonía para evitar mensajeros; la tubería para llevar agua; la luz que nos regala el sol y economiza electricidad; 29 y así, todo lo que libera recursos’’[7]

Todos estos inventos y muchos más hacen la vida más fácil a millones de personas, y la mayoría de ellos provienen de países industrializados que, a su vez, son industrializados gracias a los inventos. Es lo que hoy llamamos el desarrollo tecnológico. Si en esos países se prohibieran las exportaciones y en los demás lugares del planeta se hiciera lo mismo con las importaciones, la mayoría de los habitantes de los países menos industrializados vivirían en forma muy semejante a lo que lo hacían sus ancestros siglos atrás.

Cerrar el comercio exterior es una invitación al subdesarrollo. La tecnología es progreso y el progreso se da en distintas partes del mundo. El comercio libre permite que ese progreso llegue a lugares donde el progreso no existe o es lento.

‘’Como vimos anteriormente, la jurisdicción política de residencia del proveedor de bienes no justifica negar a nadie un beneficio tangible derivado de una importación’’[8]

El proteccionismo, que las teorías nacionalistas abogan para, como decía un ex ministro de economía argentino ‘’vivir con lo nuestro’’, significan (como se lo ironizó) ‘’vivir con lo puesto’’. De manera humorística –pero con razón- se le contestó que sus propuestas de cerrar las fronteras implicarían volver a la época del taparrabo, el arco y la flecha.


[1] Manuel F. Ayau Cordón Un juego que no suma cero La lógica del intercambio y los derechos de propiedad Biblioteca Ludwig von Mises. Universidad Francisco Marroquín. Edición. ISBN: 99922-50-03-8. Centro de Estudios Económico-Sociales. Impreso en Guatemala. Pág. 51

[2] Ayau Cordón M. F. Un juego que…ibídem pág. 51

[3] Ver nuestro libro La meta de la sociedad superior

[4] Ayau Cordón M. F. Un juego que…ibídem pág. 51

[5] Ayau Cordón M. F. Un juego que…ibídem pág. 52

[6] Ayau Cordón M. F. Un juego que…ibídem pág. 52

[7] Ayau Cordón M. F. Un juego que…ibídem pág. 52

[8] Ayau Cordón M. F. Un juego que…ibídem pág. 52

Gabriel Boragina es Abogado. Master en Economía y Administración de Empresas de ESEADE. Fue miembro titular del Departamento de Política Económica de ESEADE. Ex Secretario general de la ASEDE (Asociación de Egresados ESEADE) Autor de numerosos libros y colaborador en diversos medios del país y del extranjero. Síguelo en  @GBoragina

Sobre un escritor de imaginación superlativa

Por Alberto Benegas Lynch (h). Publicado el 29/4/23 en: https://www.infobae.com/opinion/2023/04/29/sobre-un-escritor-de-imaginacion-superlativa/

La obra del cuentista Giovanni Papini se caracteriza por un estilo provocador y polémico, que desafía las convenciones sociales y culturales de su época

Giovanni Papini

Giovanni Papini

En esa biografía Franchini detalla el modo meticuloso de las lecturas y las notas en carpetas abiertas que manejaba el autor de marras quien repetía que “el verdadero escritor no trabaja para los críticos ni para ganar dinero, trabaja para manifestar lo que tiene dentro de su alma” y “es innegable el hecho de que el artista no está nunca contento de la propia obra, porque persigue un ideal inalcanzable”, son “vibraciones íntimas” ya que “todo sustantivo, todo adjetivo y todo verbo es una marca de su mosaico espiritual”.

En otras oportunidades he escrito sobre Papini en direcciones distintas de las que aquí consigno como una manera de rendirle homenaje: esta vez apunto quince de sus ocurrencias estampadas en sus múltiples trabajos y puestas en mis palabras para así mínimamente ilustrar la marcha de la mente de este coloso de la pluma.

1. Un diálogo entre el primer hombre que habitó el planeta y el último antes de la extinción de la especie revela una degradación que, sin solución de continuidad, ha carcomido a la humanidad. En el último hombre queda reflejado el prototipo de la masificación. Había en él una pérdida tan radical del yo que ni siquiera tenía nombre. Se lo conocía por un número. Mantenía que al pretender “jugar a Dios” sentó las bases de la arrogancia y la soberbia que condujo a la sociedad masificada y guiada por líderes obnubilados por el poder que no conoce límites.

2. Se indaga acerca de porqué es que el hombre cubre todo su cuerpo con vestimenta, incluso las manos con guantes y, sin embargo, no se cubre la cara a pesar de que esto le podría reportar grandes ventajas. El uso sistemático de máscaras permitiría mostrar rostros alegres cuando uno está triste, gestos interesados cuando uno esta semidormido de aburrimiento o reflejos adustos cuando uno está de humor distinto. Quitarse las máscaras podría estar reservado para las relaciones íntimas, igual que el quitarse la ropa.

3. Es habitual que la gente se refiera al lodo como sinónimo de lo desagradable y de lo perverso. Sin embargo, el escultor lo usa antes del bronce o del mármol, los edificios lo usan en todos los ladrillos, muchas de las vajillas son de ese material y estamos parados sobre esa materia prima. Entonces, paradójicamente, resulta que la humanidad le debe mucho al lodo y, al mismo tiempo, se refiere peyorativamente a él.

4. En un reportaje imaginario a Frank Lloyd Wright, este describe las viviendas del futuro. Explica que no hay porque desfigurar la naturaleza. Que resulta posible construir viviendas de gran confort embutidas en las montañas y disimuladas en los bosques sin necesidad de apiñarse en cajones de cemento. Tal vez esto se revalorice en vista de los notables progresos de la tecnología ya que en el futuro no habrá que “ir al trabajo” debido a que las reuniones, transferencias, compras, comunicaciones y estudios se harán a través de otro modo y, por ende, no habrá más necesidad de ciudades en el sentido tradicional de la expresión.

5. En una conversación con el diablo este se queja amargamente porque dice que sus servicios ya no se solicitan en el mundo moderno. Reclama que la gente modere un poco sus inclinaciones pecaminosas y deje de mostrar tanta iniciativa y entusiasmo en esa dirección, puesto que de ese modo su intervención se torna innecesaria. Maldice esta situación porque lo hace sentir inútil y fracasado.

6. Todas las mañanas, después de celebrar misa, un sacerdote se dedicaba al estudio y la meditación. Un día irrumpió apresuradamente uno de los feligreses diciendo que debía realizar una consulta urgente con el sacerdote. Dijo que toda la vida le habían enseñado que el buen cristiano debía sacrificarse. En este sentido puso de manifiesto que él se consideraba una buena persona con buenas inclinaciones y que por eso últimamente se había estado esforzando por cometer actos malos que en verdad le producían las mayores tribulaciones. Insistió que en esos momentos se había propuesto realizar actos que le reportaran mayores sacrificios y dolores personales. En medio de sus reflexiones se abalanzó sobre el sacerdote y lo mató, cosa que le produjo dolores imponderables. Pensó que este sería el más grande de los sacrificios ya que lo conduciría al infierno que es, precisamente, el sacrificio eterno que según él pensaba es lo mejor para un buen cristiano consistente con la teoría del sacrificio. Después de cometer el crimen el feligrés comenzó a arrepentirse pero estimó que el arrepentimiento lo salvaría del sacrificio eterno. Entonces, para evitar la consumación del arrepentimiento, se arrojó por la ventana de la vivienda del sacerdote.

7. Luego de muchos años de ausencia, una persona de edad madura visitó su pueblo natal y se detuvo ante un viejo estanque. Se quedó un largo rato mirando su rostro reflejado en el agua. Después de cierto intervalo la imagen se fue transformando en él mismo cuando era muy joven. Se inició así una prolongada conversación. El joven mostraba un provincialismo ingenuo y sano, el adulto mostraba ventaja en cuanto a su experiencia. El adulto inquiría al joven acerca de cómo veía que se había desenvuelto su vida. La escena nos recuerda que Sócrates reiteraba que una vida sin examen no vale la pena ser vivida. A criterio del joven ¿el hombre adulto debería haber hecho lo mismo que hizo o debería haber procedido de otra manera?. El diálogo invita a la reflexión y al autoexamen.

8. Un hombre meditaba en torno a un reloj parado. Estaba detenido en las siete. Pensaba que ese viejo reloj se ajustaba al mundo dos veces por día. El resto del tiempo el reloj era un paria, iba contra la corriente, estaba apartado de lo que señalaban los demás. Al observador se le ocurrió trazar un correlato con personas distintas al resto, que tenían sus propias ideas, que pensaban por sí mismas y no a cuenta del resto. Igual que el reloj, las personalidades definidas sólo revelan coincidencias esporádicas con el resto de la gente. Miraba al viejo reloj con simpatía y desfilaban por su mente sus propias desavenencias con el mundo exterior por seguir los mandatos de su fuero interno.

9. Un personaje desde muy chico se fue acostumbrando a mentir, a falsear los hechos, a torcer y desfigurar la realidad. No podía decir la verdad. Las simulaciones resultaban cada vez más frecuentes y más peligrosas. Finalmente se dedicó al homicidio ocultando rastros y entreteniéndose en despistar a la policía. Mentía una y otra vez para ocultar sus monstruosidades. Seguía con atención las rutas desviadas que denunciaban los periódicos. Llegó un momento que se asqueó de tanta farsa. Comenzó a ver en todas las miradas una denuncia. Su mirada interior se le tornaba insoportable. Decidió mantener un juicio en la intimidadÉl mismo hizo de acusador, defensor y juez. Le llevó un tiempo largo el juicio. Se esmeró en presentar las mejores argumentaciones posibles de cada lado. Cuando llegó la hora del veredicto no tuvo el coraje de decretarse la pena capital pero se impuso treinta años de reclusión, para lo cual vendió todas sus propiedades y adquirió una casa abandonada muy alejada de todo y la reforzó con barrotes. Le pidió a un labrador que él y su familia le proporcionaran un alimento precario a cambio de una importante suma de dinero. La clausura se hacía a diario más insoportable pero el peón contratado cumplía religiosamente su promesa de mantenerlo encerrado. En última instancia, la fuerza de la conciencia pudo más que toda la policía y los investigadores reunidos.

10. En una contribución sobre Kierkegaard se subraya que lo que llamamos vida es una muerte constante. Desde el momento del nacimiento comienza el proceso que conduce al deterioro del cuerpo. En este sentido cada instante es una muerte parcial. Por el contrario, la llamada muerte es en realidad la vida ya que la intensidad de las vivencias son perpetuas.

11. En una conversación imaginaria con Aldous Huxley se destaca la subordinación del hombre al Leviatán. Bajo la apariencia de mayores seguridades el hombre renuncia a la libertad, hasta que todo se convierte en un espantoso hormiguero humano con la consiguiente desaparición del individuo. Curiosamente, de este modo, el hombre se queda sin seguridad y sin libertad puesto que la primera depende de la segunda. La libertad incentiva la capacidad creadora que, entre otras cosas, proporciona mayor y mejor seguridad.

12. Un profesor explicaba que todas las divisiones de la historia que se han efectuado hasta ahora se basan en aspectos superficiales e irreales. Hechos como el descubrimiento de América o la toma de Constantinopla por los turcos resultan irrelevantes. Sostenía que, hasta el momento, lo que el hombre ha buscado es el poder sobre otros y que el poder es la fuerza y la fuerza son los armamentos. Por tanto, concluía que la historia debiera dividirse en seis grandes capítulos. Las piedras con puntas, el metal y el hacha, la lanza y el arco, las catapultas, la artillería desde el arcabuz a la ametralladora y los cañones de largo alcance y la bomba atómica. Todo lo demás son anécdotas. La historia se ha caracterizado por la lucha desenfrenada por el poder.

13. Un filósofo se pone a considerar en qué consiste en última instancia el yo. De qué está formado. A poco andar percibe que todo lo que se conoce se debe a la influencia de alguien. Si hay la suficiente memoria se podría fraccionar el yo en innumerables etiquetas en las que figuraría el nombre de quien proporcionó la idea original, con lo que el yo no sería más que la suma de otros. Sin embargo el yo, la exclusividad del yo, consiste en las reflexiones y consideraciones que se hacen sobre las ideas de otros y las propias contribuciones. Limitarse a repetir lo que otros han dicho hace que se pierda el yo y uno se convierta en los demás. Como se ha hecho notar, el limitarse a repetir bloquea el pensamiento, del mismo modo que nunca se aprenderá a dibujar si se calca toda la vida.

14. Varios socios se reúnen a los efectos de fundar un instituto para la regresión humana. Sostienen que resulta imposible convertir un animal en un ser humano, pero que no resulta descabellado lo inverso. En el primer caso se requiere de la potencia creadora mientras que en el segundo solo hay que denigrar. Consideraban que este instituto podría resultar un buen negocio en vista de la cantidad de gente que les resulta molesto pensar y, al confundir los medios de vida con los fines, de hecho se embrutecen. Terminan creyendo que las tareas que realizan para el sustento son el fin de la vida, que el arbitraje en el negocio es lo supremo y lo único que hay por considerar y, así, abandonan los esfuerzos por el ensanchamiento y consiguiente enriquecimiento del alma. Por esto es que también se destaca que no siempre es cierto que primero muere el cuerpo: en algunas personas primero desaparece el alma. Este ensayo está emparentado con otro en el que se pone al descubierto las razones del embrutecimiento. Allí se dice que las noticias en gran medida se concentran en mostrar imágenes violentas y escandalosas. El cine exhibe un bestialismo feroz en el que se sustituye el pensar por el ver. Se le otorga una desmesurada importancia al deporte donde prevalece el músculo sobre el cerebro. Los bailes y la música han descendido a lo salvaje y tribal. El lenguaje moderno se limita a una serie de gestos y ruidos guturales y cuando se pretende transmitir algo es siempre en torno a un materialismo frívolo e indigno del ser humano. Por ello es que los socios del cuento consideraban que el instituto de regresión podría convertir en realidad lo que de hecho era el sueño de muchos.

15. Esta breve antología se basa en mis recuerdos más o menos lejanos de las narraciones de Papini, pero esta última -los pensamientos del sabio- la circunscribo a la transcripción textual de una cita que tengo a mano. Entre otras muchas cosas, el sabio, después de referirse a los males causados por el patrioterismo, dijo a sus oyentes: “Y poco me importa ser gobernado por los rojos o por los negros, por los blancos o por los azules. Sé perfectamente bien, que, tanto unos como los otros arrebatan pedazos de mi libertad y sacan provecho de mis haberes. Cualquiera sea el partido dominante, el buen ciudadano está condenado a vivir en una jaula y a pagar los impuestos y tasas”.

A pesar de sus destrezas supremas Papini era humano y como tal le correspondían las generales de la ley en cuanto al dictum de Einstein: “Todos somos ignorantes, solo que en temas distintos” y nuestro escritor al no entender de los vericuetos de la política de su tiempo cuando entraba en lo específico partidario del momento frecuentemente erraba el blanco…pero quién no se equivoca, la perfección no está al alcance de los mortales.

Alberto Benegas Lynch (h) es Dr. en Economía y Dr. en Ciencias de Dirección. Académico de la Academia Nacional de Ciencias Económicas, fue profesor y primer rector de ESEADE durante 23 años y luego de su renuncia fue distinguido por las nuevas autoridades Profesor Emérito y Doctor Honoris Causa. Es miembro del Comité Científico de Procesos de Mercado, Revista Europea de Economía Política (Madrid). Es Presidente de la Sección Ciencias Económicas de la Academia Nacional de Ciencias de Buenos Aires, miembro del Instituto de Metodología de las Ciencias Sociales de la Academia Nacional de Ciencias Morales y Políticas, miembro del Consejo Consultivo del Institute of Economic Affairs de Londres, Académico Asociado de Cato Institute en Washington DC, miembro del Consejo Académico del Ludwig von Mises Institute en Auburn, miembro del Comité de Honor de la Fundación Bases de Rosario. Es Profesor Honorario de la Universidad del Aconcagua en Mendoza y de la Universidad Peruana de Ciencias Aplicadas en Lima, Presidente del Consejo Académico de la Fundación Libertad y Progreso y miembro del Consejo Asesor de la revista Advances in Austrian Economics de New York. Asimismo, es miembro de los Consejos Consultivos de la Fundación Federalismo y Libertad de Tucumán, del Club de la Libertad en Corrientes y de la Fundación Libre de Córdoba. Difunde sus ideas en Twitter: @ABENEGASLYNCH_h

¿MAJUL VERSUS MILEI O ARGENTINA VERSUS MILEI?

Por Gabriel J. Zanotti. Publicado el 24/4/23 en: https://gzanotti.blogspot.com/2023/04/majul-versus-milei-o-argentina-versus.html

 

Hay muchos comentarios, obviamente, sobre la entrevista de Majul, ayer, a Milei. 

Algunos están comentando que Majul estuvo injusto, ignorante, que no lo dejó hablar, etc. 

Me parece que no es el caso.

Desde un punto de vista hermenéutico, esto es, desde la teoría de la interpretación, Majul represente el horizonte típicamente estatista de gran parte del argentino promedio (si es que se puede hacer ese tipo ideal weberiano), de izquierda o de derecha, con todos sus preconceptos negativos sobre lo que pueda llegar a ser el liberalismo político y económico. Para colmo, Milei expresa a veces sus ideas in abstracto, sobre temas sensibles como educación, salud, armas, etc., ideas muy libertarias, que chocan gravemente con ese horizonte y con la mayor parte del periodismo argentino. Pero luego, cuando es candidado, distingue entre corto, mediano y largo plazo, y está muy bien. Pero las cosas se mezclan y en un reportaje esa mezcla aparece en el entrevistador.

Cómo responder de una manera corta y clara, desde un horizonte de precomprensión libertario, a un horizonte estatista, es casi una tarea imposible. La incomunicabilidad de paradigmas se da muchas veces de hecho, aunque pueda superarse; pero una entrevista televisiva es el peor de los escenarios. 

Milei estuvo muy bien. Estuvo paciente, calmado, hasta resignado. Pero Majul representa la perplejidad y el estupor de ese argentino promedio para el cual la eliminación del estado paternalista es un escándalo. Sus preguntas, además, fueron buenas desde su propia perspectiva. Lo más difícil para cualquier liberal no es el libre comercio del sexo de los ángeles, sino cómo reducirá el presupuesto en sectores para los cuales el argentino promedio es un drogadicto. Cómo reducir el deficit sin aumentar las tarifas es una excelente pregunta, o cómo hacerlo sin aumentar el desempleo que los austríacos llaman institucional, es otra. Interesante fue cuando Majul le dijo que no era «tan» liberal porque no quería aumentar las tarifas, como si ser liberal fuera igual a aumentar tarifas, esto es, como si la esencia del liberalismo pasara por «querer» que los precios fueran altos en relación al poder adquisitivo de los menos pudientes. ¿Cómo explicar al argentino estatista que lo que no paga en tarifas lo paga en inflación? ¿Cómo hacer para que el estatista vea, como Bastiat o Hazlitt intentaron, «ver lo que no se ve»?

Por suuesto, esto deja la pregunta abierta: si el argentino es en general estatista, ¿por qué sube la intención de voto de Milei? Esta es la pregunta del millón para el cual las respuestas son muy complejas y tal vez los encuestadores tengan algunas. ¿Los argentinos se han hecho más pro libre mercado? Que algunos se hicieron más pro, puede ser, pero pro-libre mercado? ¿Los que dependen de sueldos del Estado, de prebendas y privilegios del Estado, van a votar a Milei?

La respuesta pasa seguramente porque el voto, obviamente, no es racional en el sentido habitual del término. Están los factores emocionales de los que todos hablan. El voto castigo, el voto bronca, el voto anti-casta, el voto emocional porque la figura de Milei, emocionalmente, encaja con otro horizonte argentino, el del macho-alfa-salvador-de-la-patria. Lo que en otra entrada he llamado la carajeidad (https://gzanotti.blogspot.com/2022/05/una-mirada-filosofica-sobre-javier-milei.html )

Hasta el día de la votación, o tal vez mucho después, con resultados divididos según edad, sector, etc., no se sabrá bien cómo estará compuesto el voto a Milei. Pero entre los muchos problemas de gobernabilidad que enfrentará si gana, este factor cultural es clave. Si ganara, no sé si la razón será que  los argentinos se hayan hecho pro-mercado. La verdad lo dudo mucho, pero si me equivoco mejor. Mis dudas responden no sólo al convencimiento de que el marco cutural descripto es lamentablemente correcto, sino al 73% del Frejuli, el 54% de Cristina, el 48% de Alverso, y además: ¿cómo hará con la Unión Industrial Argentina? ¿Con los sindicatos? ¿Qué hará cuando Moyano le ponga todos sus camiones en la Plaza de Mayo por 72 hs o más? La argentina es de hecho corporativa, aunque su sistema constitucional no lo sea. No sólo hay que negociar con el Congreso, hay que negociar con los grupos de presión…………

La entrevista con Majul tiene la gran ventaja de hacernos ver claramente cuál es la perplejidad y el estupor «típicamente argentino» ante Milei. Eso plantea un dilema de gobernabilidad para el cual el voto emocional no es una respuesta. 

Gabriel J. Zanotti es Profesor y Licenciado en Filosofía por la Universidad del Norte Santo Tomás de Aquino (UNSTA), Doctor en Filosofía, Universidad Católica Argentina (UCA). Es Profesor en las Universidades Austral y Cema. Director Académico del Instituto Acton Argentina. Profesor visitante de la Universidad Francisco Marroquín de Guatemala. Publica como @gabrielmises

Una cosa es la teoría y otra la práctica

Por Alberto Benegas Lynch (h) Publicado el 22/4/2en: https://www.infobae.com/opinion/2023/04/22/una-cosa-es-la-teoria-y-otra-la-practica/

Todo, absolutamente todo lo que hoy disponemos y usamos es fruto de una teoría previa, es decir, de un sueño, de un ideal, de un proyecto aún no ejecutado

Gustave Le Bon

Gustave Le Bon

Lo consignado en el título es repetido como una cantinela permanente. Tomado literalmente es una verdad de Perogrullo pero lo que en realidad se quiere decir es que la teoría no resulta relevante puesto que lo importante es la práctica. Pero resulta que las cosas son exactamente al revés. No hay acción sensata que no esté respaldada en una buena teoría, de allí lo dicho por Peter Drucker en cuanto a que “nada hay más práctico que una buena teoría”.

Hay dos planos de acción que es perentorio clarificar y precisar. Esta diferenciación de naturalezas resulta decisiva al efecto de abrir cauce al progreso. Constituye un lugar de los más común -casi groseramente vulgar- sostener que lo importante es el hombre práctico y que la teoría es algo etéreo, más o menos inútil, reservado para idealistas que sueñan con irrealidades.

Esta concepción es de una irresponsabilidad a toda prueba y revela una estrechez mental digna de mejor causa. Todo, absolutamente todo lo que hoy disponemos y usamos es fruto de una teoría previa, es decir, de un sueño, de un ideal, de un proyecto aún no ejecutado. Damos por sentado nuestros zapatos, el uso del avión, la televisión, la radio, internet, el automóvil, el tipo de comida que ingerimos, las medicinas a que recurrimos, los tipos de edificaciones, la iluminación, las herramientas, los fertilizantes, plaguicidas, la biogenética, la siembra directa, los sistemas políticos, los regímenes económicos etc. etc. Todo eso y mucho más, una vez aplicado parece una obviedad, pero era inexistente antes de concebirse como una idea de teoría en la mente de alguien.

Seguramente, en épocas de las cavernas, quienes estaban acostumbrados al uso del garrote les pareció una idea descabellada el concebir el arco y la flecha y así sucesivamente con todos los grandes inventos e ideas progresistas de la humanidad. En tiempos en que se consideraba que la monarquía tenía origen divino, a la mayoría de las personas les resultó inaudito que algunos cuestionaran la idea y propusieran un régimen democrático.

Los llamados prácticos no son más que aquellos que se suben a la cresta de la ola ya formada por quienes previa y trabajosamente la concibieron. Los que se burlan de los teóricos no parecen percatarse que en todo lo que hacen son deudores de ellos, pero al no ser capaces de crear nada nuevo se regodean en sus practicidades. Todo progreso implica correr el eje del debate, es decir, de imaginar y diseñar lo nuevo al efecto de ascender un paso en la dirección del mejoramiento. Al práctico le corren el piso los teóricos sin que aquel sea para nada responsable de ese corrimiento.

El premio Nobel Friedrich Hayek ha escrito que “aquellos que se preocupan exclusivamente con lo que aparece como práctico dada la existente opinión pública del momento, constantemente han visto que incluso esa situación se ha convertido en políticamente imposible como resultado de un cambio en la opinión pública que ellos no han hecho nada por guiar”. La práctica será posible en una u otra dirección según sean las características de los teóricos que mueven el debate. En esta instancia del proceso de evolución cultural, los políticos recurren a cierto tipo de discurso según estiman que la gente lo digerirá y aceptará. Pero la comprensión de tal o cual idea depende de lo que previamente se concibió en el mundo intelectual y su capacidad de influir en la opinión pública ordenada y gradualmente a través de sucesivos círculos concéntricos y efectos multiplicadores desde los cenáculos hasta los medios masivos de comunicación.

En todos los órdenes de la vida, los prácticos son los free-riders(los aprovechadores o, para emplear un argentinismo, los “garroneros”) de los teóricos. Esta afirmación en absoluto debe tomarse peyorativamente puesto que todos usufructuamos de la creación de los teóricos. La inmensa mayoría de las cosas que usamos las debemos al ingenio de otros, incluso prácticamente nada de lo que usufructuamos lo entendemos ni lo podemos explicar. Por esto es que el empresario no es el indicado para defender el sistema de libre empresa porque, como tal, no se ha adentrado en la filosofía liberal ya que su habilidad estriba en realizar buenos arbitrajes (y, en general, si se lo deja, se alía con el poder para aplastar el sistema), el banquero no conoce el significado del dinero, el comerciante no puede fundamentar las bases del comercio, quienes compran y venden diariamente no saben acerca del rol de los precios, el telefonista no puede construir un teléfono, el especialista en marketing suele ignorar los fundamentos de los procesos de mercado, el piloto de avión no es capaz de fabricar una aeronave, los que pagan impuestos (y mucho menos los que recaudan) no registran las implicancias de la política fiscal, el ama de casa no conoce el mecanismo interno del microondas ni de la heladera y así sucesivamente. Tampoco es necesario que esos operadores conozcan aquello, en eso consiste la división del trabajo y la consiguiente cooperación social. Es necesario sí que cada uno sepa que los derechos de propiedad deben respetarse para cuya comprensión deben aportar tiempo, recursos o ambas cosas si desean seguir en paz con su practicidad y para que el teórico pueda continuar en un clima de libertad con sus tareas creativas y así ensanchar el campo de actividad del práctico.

Desde luego que hay teorías efectivas y teorías equivocadas o sin un fundamento suficientemente sólido, pero en modo alguno se justifica mofarse de quienes realizan esfuerzos para concebir una teoría eficaz. Las teorías malas no dan resultado, las buenas logran el objetivo. En última instancia, como se ha dicho “nada hay más práctico que una buena teoría”. Consciente o inconscientemente detrás de toda acción hay una teoría, si esta es acertada la práctica producirá buenos resultados, si es equivocada las consecuencias del acto estarán rumbeadas en una dirección inconveniente respecto de las metas propuestas.

Leonard E. Read en su libro titulado Castles in the Air nos dice que “contrariamente a las creencias populares, los castillos en el aire constituyen los lugares de nacimiento de toda la evolución humana; todo progreso (y todo retroceso) sea material, moral o espiritual implica una ruptura con las ideas que prevalecen”. Las telarañas mentales y la inercia de lo conocido son los obstáculos más serios para introducir cambios. Como hemos señalado, no solo no hay nada que objetar a la practicidad sino que todos somos prácticos en el sentido que aplicamos los medios que consideramos corresponden para el logro de nuestras metas, pero tiene una connotación completamente distinta “el práctico” que se considera superior por el mero hecho de aplicar lo que otros concibieron y, todavía, reniegan de ellos los que, como queda dicho, hicieron posible la practicidad del práctico.

Como queda dicho, afirmar que “una cosa es la teoría y otra es la práctica” es una de las perogrulladas más burdas que puedan declamarse, pero de ese hecho innegable no se desprende que la práctica es de una mayor jerarquía que la teoría, porque parecería que así se pretende invertir la secuencia temporal y desconocer la dependencia de aquello respecto de esto último, lo cual no desconoce que la teoría es para ser aplicada, es decir, para llevarse a la práctica. Por eso resulta tan grotesca y tragicómica la afirmación que pretende descalificar al sostener aquello de que “fulano es muy teórico” o el equivalente de “mengano es muy idealista” (bienvenidos los idealistas si sus ideales son nobles y bien fundamentados, en este sentido, el presente artículo también podría haberse titulado “La importancia de los idealistas”).

Si se desea alentar el progreso debe enfatizarse la importancia del trabajo teórico y el idealismo, y no circunscribirse al ejercicio de practicar lo que ya es del dominio público. Por ello resulta tan estimulante el comentario de George Bernard Shaw cuando escribe que “Algunas personas piensan las cosas como son y se preguntan ¿por qué? Yo sueño cosas que no son y me pregunto ¿por qué no?”.

En política se suele decir que no resulta posible aplicar lo que aún no se ha entendido, por ende debe conformarse con una dosis menor de lo que resulta mejor lo cual para nada significa bajar la vara de lo que se estima es óptimo solo que resta tiempo para “educar al soberano”. Esa es la gran faena de los intelectuales: correr el eje del debate de los políticos vía la previa influencia en la opinión pública.

En este contexto resulta de gran interés subrayar la capacidad y unicidad de cada persona al efecto de desarrollar sus potencialidades en busca del bien y así contribuir a la formación de teorías adecuadas para ponerlas en práctica. Lo extraordinario del ser humano es que cada uno es único e irrepetible en el cosmos aún teniendo en cuenta los pastosos experimentos con la clonación ya que el aspecto central del hombre no son sus kilos de protoplasma sino su psique que no es susceptible de clonarse puesto que excede lo puramente físico. Como hemos escrito antes, si esto último no fuera así, si estuviéramos determinados por los nexos causales inherentes a la materia, no habría tal cosa como proposiciones verdaderas y falsas, ideas autogeneradas, ni la posibilidad de revisar los propios juicios y el mismo debate sobre el determinismo carecería por completo de sentido puesto que la argumentación presupone el libre albedrío.

Entonces, aquellas condiciones únicas, aquellos talentos, vocaciones y potencialidades que son característica exclusiva de cada uno, deben desarrollarse para ser esa persona especial que cada uno es. En la medida en que el hombre renuncia al cultivo de sus condiciones particulares en dirección a la excelencia para asimilarse a lo que piensan, dicen y hacen otros, está, de hecho, abdicando de su condición natural para convertirse en una impostura humana. El hombre masificado es, en definitiva, un aglomerado sin perfil propio, es un conjunto amorfo e indistinguible del grupo.

No puede escribirse sobre este tema sin recordar a Ortega y Gasset, a Gustave Le Bon y, antes que ellos, a los horrores de la masificación señalados por Jerome K. Jerome (The New Utopia de 1891), Yevzeny Zamyatin (We de 1921). También cabe recordar las obras de OrwellAlduous HuxleyDavid Reisman (The Lonely Crowd), C.S. Lewis (The Abolition of Man) y, más contemporáneamente, el trabajo de Taylor Caldwell (The Devil´s Advocate). Todos ellos desde ángulos distintos y explorando diversas avenidas, ponen de manifiesto preocupaciones múltiples de lo que ocurre cuando el hombre se deja deglutir por lo colectivo.

Esta renuncia a ser propiamente humano, esta falsificación de nuestra naturaleza, esta grosera adulteración de la única especie conocida que posee el atributo de ser libre, conduce por lo menos a tres efectos que colocan al hombre en el subsuelo más sórdido y lastimoso que pueda concebirse. En primer lugar, se pierde a sí mismo y, por ende, no saca partida de sus potencialidades en busca del bien y, de este modo, amputa sus posibilidades de crecimiento y realización personal. En segundo término, priva a sus semejantes de disfrutar de aportes y contribuciones que reducen el espacio para la cooperación social recíproca. Y, por último, al fundirse en el conjunto, estos sujetos se embarcan en andariveles que conducen a la búsqueda del común denominador: a lo más bajo y embrutecedor, a las frases hechas, al acecho de enemigos, a la envidia y el resentimiento para con lo mejor, a la ausencia de razonamientos, a los cánticos agresivos, en suma, a la barbarie que siempre capitalizan los megalómanos sedientos de poder, todo lo cual, de más está decir, constituye un peligro manifiesto para la privacidad de quienes conservan un sentido de autorespeto y dignidad.

En La psicología de las multitudes, Le Bon escribe que “en las muchedumbres lo que se acumula no es el talento sino la estupidez”. Cuando lo mencionamos a Ortega en esta nota, naturalmente teníamos en mente La rebelión de las masas, pero, a nuestro juicio, los mejores escritos de este filósofo se encuentran recopilados en El hombre y la gente. Allí dice que “La gente es nadie […] Hoy se diviniza lo colectivo […] la sociedad, tiende cada vez más a aplastar al individuo, y el día que pase esto habrá matado la gallina de los huevos de oro”.

Desde la más tierna infancia, muchas son las personas que reciben un insistente adoctrinamiento para huir de la idea de ser distinto y se inculca hasta el tuétano la necesidad de parecerse al otro. Se crea así un complejo que aleja las posibilidades de sobresalir y se crea un acostumbramiento a mantenerse a toda costa en la media.

En gran medida nos encontramos con que hay la obsesión por aparecer “ajustado” a las conductas y pensamientos de los demás, por tanto, a convertirse en un hombre impostado que, a fuerza de imposturas, se transforma en los demás. Esa es la raíz de las crisis existenciales: la pérdida de identidad. John Dos Passos -uno de los novelistas estadounidenses más destacados del siglo veinte- sugiere que se “consulte hoy a cualquier sociólogo sobre el significado de la felicidad en el contexto social y seguramente responderá que significa ser ajustado”. La felicidad ya no sería la plena realización, sino la uniformidad con los otros y en dejarse arrastrar y devorar por el grupo en caída libre a un bulto inidentificable, antihumano y degradado. El hombre así se convierte en una caricatura grotesca, como decimos, en una lamentable impostura que amputa la posibilidad de explorar otras teorías.

Alberto Benegas Lynch (h) es Dr. en Economía y Dr. en Ciencias de Dirección. Académico de la Academia Nacional de Ciencias Económicas, fue profesor y primer rector de ESEADE durante 23 años y luego de su renuncia fue distinguido por las nuevas autoridades Profesor Emérito y Doctor Honoris Causa. Es miembro del Comité Científico de Procesos de Mercado, Revista Europea de Economía Política (Madrid). Es Presidente de la Sección Ciencias Económicas de la Academia Nacional de Ciencias de Buenos Aires, miembro del Instituto de Metodología de las Ciencias Sociales de la Academia Nacional de Ciencias Morales y Políticas, miembro del Consejo Consultivo del Institute of Economic Affairs de Londres, Académico Asociado de Cato Institute en Washington DC, miembro del Consejo Académico del Ludwig von Mises Institute en Auburn, miembro del Comité de Honor de la Fundación Bases de Rosario. Es Profesor Honorario de la Universidad del Aconcagua en Mendoza y de la Universidad Peruana de Ciencias Aplicadas en Lima, Presidente del Consejo Académico de la Fundación Libertad y Progreso y miembro del Consejo Asesor de la revista Advances in Austrian Economics de New York. Asimismo, es miembro de los Consejos Consultivos de la Fundación Federalismo y Libertad de Tucumán, del Club de la Libertad en Corrientes y de la Fundación Libre de Córdoba. Difunde sus ideas en Twitter: @ABENEGASLYNCH_h

Gabriel Zanotti responde a: Otra amable respuesta a “Liberalismo, biología y personas trans – Respuesta a Gabriel Zanotti”, de Iván Carrino.

Por Gabriel J. Zanotti. Publicado el 16/4/23 en: https://gzanotti.blogspot.com/2023/04/otra-amable-respuesta-liberalismo.html

Van mis respuestas en itálicas.

Liberalismo, biología y personas trans – Respuesta a Gabriel Zanotti

Iván Carrino / Lunes 10 de abril de 2023 / Dejá un Comentario

Gabriel Zanotti, gran profesor, filósofo y destacado referente del liberalismo en el mundo hispanoparlante, escribió una amable respuesta a mi posteo sobre el liberalismo y las personas trans.

Con Gabriel siempre hemos conversado (a través de posteos, comentarios a los posteos, y también con café de por medio) sobre estos asuntos de forma muy civilizada, algo que claramente no es frecuente ver en redes sociales.

Así que, como ha expresado algunos puntos de coincidencia y otros de disidencia con honestidad intelectual y dedicación personal al asunto, procederé a dar una respuesta a algunos de sus comentarios.

En primer lugar, Gabriel dice que sumarse al “bullying mediático” y tratar a las personas trans como “enfermos mentales, degenerados, pedófilos o simplemente desviados y anormales” (cosas que digo yo que se hacen), “no es la forma de encarar el debate”. Esto es importante porque, así, se está separando de una militancia que es directamente negadora de toda la cuestión trans, tachando a ésta de “ideología de género”, como si las personas trans no existieran, sino que fuesen producto de una ideología.

Exactamente, sabés que esos modos nunca fueron mi camino.

El punto delicado, sin embargo, es la ironía. La ironía siempre está a milímetros de la ofensa. Pero a veces es una reacción a algo que ha legado al ridículo (ver por ejemplo https://www.perfil.com/noticias/policia/no-soy-fernando-soy-amanda-femicida-dice-ser-mujer-evitar-condena.phtml). Yo mismo la he utilizado, para otros temas, y tal vez no siempre bien. Pero si alguien dice por ejemplo “me autopercibo persona no tributante y por ende no voy a pagar impuestos”, no creo (faliblemente) que sea una ofensa. Es una crítica velada al relativismo total. Pero tenés razón, ni siquiera esas ironías sirven para un debate en serio.

En lo que sigue de su posteo hay varios comentarios a fragmentos del mío en donde, si bien existe algún matiz, en general estamos de acuerdo.

Luego viene el párrafo que cito abajo, en respuesta a mi planteo de que el debate sobre el trato que deben recibir las personas tránsgenero no es biológico, sino moral, jurídico y político. Gabriel sostiene lo citado abajo, que dividiré en puntos para comentar uno por:

(1) EL problema es poner presos a quienes no quieran usar los pronombres llamados inclusivos, a los padres que NO quieran que sus hijos reciban educación trans, cosa que llega incluso hasta mandarles el FBI. ESE es el problema.

(2) El problema se produce también cuando te violan las normas de un contrato y te meten a la fuerza a competir con un trans, y más aún cuando el trans en cuestión te destroza la cara en el boxeo, y más aún cuando un trans te golpea porque protestás públicamente por ello siendo una gimnasta mujer,

(3) y más aún cuando un trans se mete en el baño de tus hijas y protestás por ello y entonces te mandan al FBI…. En una sociedad libre cada club de gimnasia tiene derecho a poner las normas que quiera pero hay que respetar los contratos pre-existentes.

(4) Y además la libertad de enseñanza presupone que los padres tengan derecho a elegir o no qué educación sexual querrán sin que ello tenga que ser decidido por el Estado o de lo contrario vas preso……………

(5) ¿Y los bloqueadores de hormonas y mutilaciones de pechos y penes OBLIGATORIAMENTE impuestos por sobre la voluntad de los padres porque un pedíatra o un docente los recomienda? ¿Te parece eso compatible con la libertad de enseñanza, con los derechos de los padres sobre los menores? ¿Es ese poder del Estado sobre los hijos compatible con una sociedad libre? Y si un padre protesta contra eso, también es procesado jurídicamente. ¿Es eso compatible con la libertad de expresión en una sociedad libre? De vuelta, lo que está en juego son las libertades de expresión, religiosa, de asociación…. Que sabés que tengo autoridad moral para defenderlas porque yo las he defendido siempre, para creyentes y no creyentes, siempre…………………

Respecto del planteo número 1, es necesario hacer precisiones. En primer lugar: ¿qué es la “educación trans”? ¿Explicarles a ciertos alumnos de cierta edad que las personas transgénero existen, así como explicarles que hay homosexuales, o que hay parejas divorciadas, y que todas merecen respeto es “educación trans” o “ideología de género”? Profundizo sobre este tema en el punto 4.

EL problema radica en los contenidos educativos por parte del Estado obligatorios para todo el mundo. Y el problema adicional es que en esos contenidos se incluyen contenidos obligatorios sobre la sexualidad so pena de diversas penalidades si los padres se oponen, desde ir preso, mandarte el FBI, multas, etc. ESE es el problema. Lo que yo defiendo allí es la libertad de enseñanza.

En segundo lugar, debe dejarse en claro que no hay nadie preso en Argentina (ni con una causa que pueda terminar así) por no utilizar el pronombre elegido por su contraparte en la comunicación. También aclarar que la “Ley de Identidad de Género”, en su artículo 12, sostiene que “deberá respetarse la identidad de género adoptada por las personas”, pero no hay penas previstas por incumplimientos a dicho artículo.

Bueno, no es cuestión de a dónde lega la legislación o qué legislación es mejor o peor. El asunto es tender a la derogación de toda legislación, conforme a lo que Hayek distingue como “Law, Legislation and Liberty”. Pocas veces se explica ese título: la “Liberty” es el resultado de haber reducido sanamente la “legislation”, como mucho, a la Constitución Federal, a un Bill of Rights…..

En cualquier caso, creo que vamos a coincidir con Gabriel en que los liberales no queremos leyes que obliguen a ser amables a las personas.

OK

 Pero eso no debería llevarnos a apoyar a cualquiera que sea deliberadamente poco amable, o incluso más, inquisidor, estigmatizante y agresor de la dignidad de los demás. Los liberales defendemos a ultranza la libertad de expresión, pero eso no quiere decir que apoyemos cualquier expresión, menos cuando ésta sea una expresión de odio de clase, odio racial, o -en este caso- de género. Para ser claros, defendemos que Juan Grabois diga todo lo que quiera sobre el capitalismo y los ricos de Argentina, pero no compartimos ni avalamos ninguna parte del contenido de sus expresiones.

OK (como ves, importantes acuerdos).

Resumiendo el punto. Estoy de acuerdo en que nadie debe ir preso ni recibir una pena impuesta por el gobierno por usar pronombres incorrectos (aunque sí apruebo la condena social o el rechazo de terceros cuando dicho acto ocurre). Además, considero que hay que aclarar a qué nos referimos con “educación trans” para evitar caer en debates que carecen de los debidos fundamentos.

Ok, creo que ya aclaré mi punto sobre la libertad de enseñanza.

Respecto del planteo número (2) yo considero que no hay nada de anti-liberal en que una competencia se organice de acuerdo a patrones biológicos. Entiendo perfectamente los argumentos de los que reclaman en el caso de Lia Thomas, porque sí existen diferencias biológicas que -en ocasiones específicas- afectan temas específicos. Esos casos deben ser atendidos y cada organización deberá resolver intentando generar un máximo nivel de justicia e igualdad de condiciones en la competencia.

Ok. En una sociedad libre cada club de gimnasia tiene derecho a organizarse según las normas que sus asociados acepten. Pero está el principio de la “buena fe en los contratos”, lo cual presupone aceptar las normas anteriores, y si hay vacíos jurídicos, ir a la justicia, pero sin perseguir, insultar o agredir, como se hace ahora, a las chicas que cuestionen que de repente tengan que competir con trans.

Al menos ese es mi punto de vista. Si no quisieran hacerlo, no podemos ir contra la voluntad de las organizaciones deportivas.

Ok, ese punto estaba implícito en lo que comenté recién.

 Ahora el problema es cuando se utilizan estos casos para continuar la campaña de agravios, marginación y rechazo de cualquier individuo trans. Ese es mí problema con este asunto.

Pero ahora las agraviadas, las insultadas, perseguidas y etc son las chicas que consideran injusta la situación. Finamente lo mismo de siempre: insultos y persecuciones de un lado y del otro…….

Respecto del punto (3) me pregunto, Gabriel, qué opinás de los baños sin género o mixtos que se pusieron en la planta baja de ESEADE. Desde un punto de vista de respeto de la propiedad privada, cada institución debería ser libre de poner el tipo de baño que se le ocurra.

Ningún problema con eso.

 Y, por supuesto, cualquiera es libre de entrar y salir de él o bien de ser parte, o no, de dicha organización. Nadie fuerza a la gente a ir al baño y, en cualquier caso, los padres podrán siempre hacer que sus hijos vayan al baño que ellos quieran. Incluso pueden acompañarlos dentro del baño si así lo desean, nadie se los impide.

No veo un gran problema en el tema de los baños salvo que creamos en la naturaleza netamente violenta y abusiva de los hombres biológicos, algo más propio de cierto feminismo radical que de personas razonables.

EL problema son los contratos implícitos anteriores. Hay padres que no creen jurídicamente correcto que la escuela primaria o secundaria, estatal o privada, donde asisten sus hijos, declaren de golpe que van a colocar baños mixtos. Eso debe ser aclarado previamente o consultado a los padres porque se trata de menores. Vuelvo a decirte, hay casos que rozan lo ridículo que luego generan reacciones, indebidas, pero comprensibles desde el punto de vista de un papá que no está debatiendo académicamente el tema. Hace poco un tipo no sólo se declaró trans sino que se autopercibió menor y comenzó a pasearse desnudo en el baño de las niñas de una institución. ¿Vos como padre te quedás tranquilo?

Sobre el punto (4), de la educación sexual, opiné en este post.

Sobre ese post, te cito: “…El problema no es el contenido en particular, sino la imposición”.

 ESE es el problema que afecta a la educación estatal desde siempre en todos los países. Como sabés yo soy partidario de una solución gradual del problema, ante la demanda cultural generalizada de que el Estado eduque. Pero como mínimo hay que permitir la libertad de planes y programas de estudio de los privados, cosa que a los redactores de la ESI ni se les pasó por la cabeza…………………

En cuanto al punto (5) hice muchas aclaraciones en este otro post sobre cuáles son los procedimientos, las edades, y los requisitos (médicos Y FAMILIARES), que la Asociación de Profesionales de la Salud Trans sugiere se adopten en casos de personas con disconformidad de género. Así que, si nos preguntamos sobre el derecho de los padres sobre los menores, habría que decir que las recomendaciones médicas y la legislación argentina -a priori- exigen que los padres estén de acuerdo con los procedimientos médicos.

Ahora bien, cuando un padre quiere apoyar a su hijo trans, ahí aparecen los que hasta hace poco decían “con mis hijos no te metas” y ponen el grito en el cielo. Yendo a la pregunta de Gabriel, si padres de hijos trans mayores de 10-14 años (dependiendo del caso) apoyan -con asesoramiento médico- que éstos utilicen hormonas que demoren su pubertad, eso es compatible con “los derechos de los padres sobre los menores”.

Puede gustar, o puede no gustar, obviamente, no es un tema sencillo y no hace falta tener una posición (desde afuera) sobre cómo deben proceder los padres en este caso. Pero es compatible con el derecho de ellos a decidir.

OK en principio. Pero EL problema hoy es no sólo que los padres que se oponen a ese tratamiento están siendo perseguidos jurídicamente, sino que incluso lo son quienes se oponen a que sus hijos sean mutilados por una orden médica apoyada por el Estado y contraria a su voluntad. Ese es el problema más grave hoy y que está generando todas esas reacciones que, luego, parecieran ser el problema de origen……….

Dije “en ppio” porque luego haré consideraciones adicionales.

Además, en Argentina, la ley exige hasta para el cambio del nombre en el DNI que la solicitud en caso de menores de 18 años sea presentada por “sus representantes legales y con expresa conformidad del menor”. Lo mismo se exige para tratamientos hormonales. Y cuando se trata de cirugías, además de los padres (representantes legales en la mayoría de los casos), se exige la “conformidad de la autoridad judicial” (artículo 11).

Mm, sobre el tema de las cirugías, me explayo después.

A la luz de estos datos: ¿Cuál derecho de los padres se está vulnerando?

Se podría argumentar aquí algo distinto. Que es el estado el que debe decidir por el mejor interés del menor, y que entonces debería prohibir todo tratamiento de este tipo incluso cuando el menor, sus padres y su médico deseen llevarlo a cabo. Esta posición supone que los menores de 18 años (en conjunto con sus padres y los médicos cercanos) no son capaces de tomar ninguna determinación de este tipo, pero que el estado sí puede hacerlo. Es un argumento que puede generar sus adhesiones, que entiendo que algunos apoyen, pero que no resulta fácilmente defendible desde el liberalismo.

Mm, sobre esto, me explayo después un poquito más…………….

Para ir cerrando, agradezco a Gabriel por sus líneas y sus comentarios. Espero su próxima respuesta, ya que sus consultas y comentarios han generado en mí también otras preguntas y comentarios. Pero también espero que este intercambio sirva para, al menos, seguir aclarando temas y no discutir sobre hombres de paja.

OKOK por supuesto.

Por último, me gustaría volver a referirme a lo que llamo campaña de bullying mediático contra las personas trans y preguntarle a Gabriel -o a cualquier liberal honesto y bienintencionado- qué piensa de estos doce ejemplos que tomé en una rápida búsqueda por Twitter:  unodostrescuatrocincoseissieteocho,  nuevediezoncedoce

OKOK, si, ya los vi, sabés que no apoyo esos caminos. Pero esto me hace acordar al famoso tema de las guerras. Los abusos siempre son indebidos de un lado y del otro, pero, ¿quién la comenzó? Muchos padres están hartos de levantarse un día y enterarse de que son ellos los que ahora son los criminales por defender su derecho a educar  a sus hijos en sus propios valores. Y eso, ¿es culpa de ellos?

¿Debemos los liberales apoyar esto solo por el miedo al aumento del gasto público, a los cupos de género y a una potencial lesión a la libertad de expresión?

Valentina Verbal escribió lo siguiente al respecto y cierro esta entrada con la cita completa:

¿Deberían los liberales apoyar, como lo hace Kaiser, el «derecho a ofender»? ¿Deben, moral y políticamente, los liberales expresar discursos que apuntan a la deshumanización de las minorías, en particular de las personas LGBTIQ+? No, porque si el liberalismo cree en el derecho de todos a buscar su propio destino, debería partir de la base que todas las personas y todas las identidades sexuales son parte de la humanidad desde la cual pueden reclamar ese derecho. El liberalismo siempre ha creído, en primer lugar, en la igualdad moral de todos los seres humanos. Por eso, entre los liberales, no deberían caber analogías agraviantes, o que apunten a menoscabar a las personas, especialmente cuando poseen una identidad sexual minoritaria.

Bueno, volvemos con esto al tema de la libertad de expresión. Estoy convencido de que el lobby LGBT no la respeta, como tampoco la respetaban antes los conservadores que querían meter presos a todos los que sostuvieran teorías de género nuevas. Yo siempre he defendido la libertad de expresión de todos……………… Lo cual me lleva a tres puntos generales:

1.    Ahora parece que son los católicos los que defienden las libertades de expresión, de asociación, de enseñanza, etc., ante el avance del Estado con la agenda LGBT. Claro, si nunca habían defendido esas libertades, pero ahora lo hacen, carecen de autoridad moral. Pero, ¿es mi caso? Yo defiendo las libertades de todos desde hace mucho tiempo, sean creyentes o no creyentes. Yo no defiendo la libertad de…etc “como católico” sino como ciudadano partidario del liberalismo clásico. Sabés que POR ESO los católicos ultra-antiliberales me detestan.

Por lo demás, está el tema de la “ofensa”. Hay católicos que defienden la libertad de expresión aunque ofenda a los trans, pero no la defienden cuando los ofende a ellos. Mi caso no es así: yo he opinado que incluso en esos casos debe intervenir la justicia y nunca una legislación general propuesta por el ejecutivo. (Ver https://institutoacton.org/2018/05/09/la-libertad-de-expresion-y-el-derecho-a-ofender-gabriel-zanotti/ y https://institutoacton.org/2015/01/13/yo-soy-el-respeto/ ),

2.    Yo siempre he defendido al derecho a la libertad religiosa como “el” modelo de libertad individual pero no “por católico” sino por liberal convencido de la no imposición de la verdad por la fuerza, que llega en el tema religioso a su máxima exigencia de coherencia. Esto es, si yo, que considero al bautismo lo mejor que te puede pasar, defiendo tu derecho jurídico a NO ser bautizado, por eso voy a defender luego tu derecho jurídico a NO a no tener seguro social obligatorio, a no tener contenidos educativos obligatorios, etc, a no tener salud estatal obligatoria, etc. El convencimiento de que la libertad debe ser defendida sobre todo cuanto más verdadero es algo es la garantía total de la libertad del liberalismo clásico. El escepticismo y el post-modernismo está llevando a muchos que defiendan la libertad en lo (supuestamente) NO importante pero no en lo (supuestamente) importante, que ahora pasa por la ciencia. Ver al respecto https://revistas.unsta.edu.ar/index.php/Studium/article/view/723https://revistas.unsta.edu.ar/index.php/Studium/article/view/757, y https://gzanotti.blogspot.com/2021/12/sin-feyerabend-no-se-entiende-que-esta.html .

3.    Por último, lo más delicado, por lo cual me caerán muchas críticas pero debo decir lo que pienso en este contexto. Me parece que han surgido nuevas circunstancias históricas que superan lo que las teorías liberales habituales nos dicen. Ya no es tan simple como en los 80, donde el debate era Nozick versus Rawls y era sencillo. Creo que han surgido nuevos temas donde el liberalómetro es al menos dudoso y en ese sentido todos debemos respetar nuestras dudas. Y con respecto al tema de los menores, yo dudo. Los derechos personales son: in abstracto (su definición en sí misma) e in concreto (su plasmación jurídica concreta). Y en nuestro sistema jurídico, los menores habían tenido, hasta ahora, un fuero. Y dentro de ese fuero, las mutilaciones físicas a los menores estaban prohibidas, y yo sigo estando de acuerdo con eso. No sé (dudo) si eso es “liberal o no”, pero no creo que un menor pueda decidir sobre su cuerpo en un tema irreversible. Creo que debe ser protegido jurídicamente contra un error irreversible. Claro, el tema de los 18, 18 y medio o 19 o etc es una convención, pero no tenemos más remedio que “convenir en una convención”. Mi excepción es la circuncisión en la religión judía, por motivos milenarios; sé que esa excepción me pone en contradicción, pero así son las cosas cuando tomamos una posición en lo contingente de lo evolutivo y lo histórico. Así que en esto, mi querido Iván, no sé si soy liberal o no, tal vez no lo sea, pero creo que nadie, ni siquiera los padres con apoyo de jueces o médicos, deben mutilar irreversiblemente los cuerpos de sus hijos.

Bueno, ha sido un gusto debatir contigo, y espero que este diálogo, así en este tono, se pueda seguir con Gloria Alvarez, José Benegas y etc.

Un abrazo enorme, tu amigo de siempre,

Gabriel. 

Gabriel J. Zanotti es Profesor y Licenciado en Filosofía por la Universidad del Norte Santo Tomás de Aquino (UNSTA), Doctor en Filosofía, Universidad Católica Argentina (UCA). Es Profesor en las Universidades Austral y Cema. Director Académico del Instituto Acton Argentina. Profesor visitante de la Universidad Francisco Marroquín de Guatemala. Publica como @gabrielmises

Inflación monetaria: la trampa de la banca central

Por Alberto Benegas Lynch (h) Publicado el 15/3/23 en: https://www.lanacion.com.ar/opinion/inflacion-monetaria-la-trampa-de-la-banca-central-nid15042023/

Edificio del Banco Central

Edificio del Banco Central

La primera vez que publiqué un escrito sobre la imperiosa necesidad de eliminar el Banco Central fue hace cuarenta años, en Fundamentos de análisis económico, que lleva prólogo del premio Nobel en Economía F. A. Hayek y prefacio del exsecretario del Tesoro de los EE.UU. William E. Simon. Desde entonces vengo machacando sobre el mismo asunto, ya que la llamada “autoridad monetaria” solo puede operar en una de tres direcciones: expandir, contraer o dejar inalterada la base monetaria. Cualquiera de esos caminos inexorablemente altera los precios relativos, que son los únicos indicadores para asignar los siempre escasos recursos.

Si se mantiene que la banca central debe ser independiente, Milton Friedman –otro premio Nobel de Economía– señaló que el resultado será el deterioro independiente de los precios, de allí es que este autor concluye que “el dinero es demasiado importante como para dejarlo en manos de banqueros centrales”. Lo mismo sostiene Hayek, quien agrega que “nos demoramos doscientos años en percatarnos del error y el horror de atar la religión al poder político, es de desear que no nos demoremos otro tanto en darnos cuenta del error y el horror de atar la moneda al gobierno”.

Ahora observamos con satisfacción que en nuestro medio irrumpe un sustancioso debate sobre lo que se ha dado en denominar “dolarización”, aunque entre sus patrocinadores se destaca que se trata de abolir la banca central y el curso forzoso para que la gente elija el activo monetario de su preferencia, por lo cual se conjetura que en un primer paso la inclinación será por el dólar, por ser la divisa más familiar.

En otra oportunidad aludí a mi propuesta en seis etapas influido por colegas con quienes he mantenido repetidas conversaciones, como Adrián Ravier, Javier Milei, Emilio Ocampo, Jorge Ávila, Julio Elias, Alfredo Romano y otros, lo cual no significa comprometer sus opiniones en el esquema que sigue ni el caso extremo que describiré a continuación. Tampoco sugiero desconocer sus propias propuestas. Todo debe ser debatido. Mi sugerencia en aquel entonces se resumió en la siguiente cápsula en seis pasos: 1) Entrega de dólares a los tenedores de pesos (base monetaria) que incluye la venta de oro, lo cual resultará en la ratio que corresponda a esta relación, la cual podrá modificarse, por ejemplo, por la entrada de dólares en circulación de poseedores fuera del circuito o en el exterior. 2) Sustituir títulos y pases por bonos con jurisdicción estadounidense en dólares a la tasa de mercado. 3) Convertir todo el sistema bancario al offshore (Luxemburgo, Singapur, etc.) al efecto de que las instituciones financieras operen de acuerdo con la conveniencia de sus clientes. 4) Abrogar toda la legislación que se oponga a lo dicho (ley penal cambiaria et al). 5) Consecuente liquidación de la banca central y el curso forzoso. 6) Elección por parte del gobierno de la moneda en la cual se pagarán impuestos y equivalentes.

Tengamos en cuenta que, para los avatares extremos que expondré a continuación, es pertinente analizar lo que Harold Demsetz bautizó en 1969 como la falacia de Nirvana, que es tomada de Shakespeare cuando el Duque de Albany le dice al Rey Lear: “Agitándonos para alcanzar lo mejor, a menudo estropeamos lo bueno”. Es decir, en política necesariamente se renuncia a lo ideal para poder ejecutar lo que resulta posible. Esto para nada significa abandonar la mejor meta en beneficio de lo que desconoce la excelencia. Más aún, resulta absolutamente indispensable subir la vara al máximo, lo cual es faena de los intelectuales al efecto de modificar la parla de los políticos.

Vamos ahora al caso extremo en el que desmenuzo la situación en la que no resultara políticamente posible ninguna de las otras vías de reforma sensata por incomprensión del problema, por lo que sugiero que se proceda a la eliminación del curso forzoso y a la liquidación de la banca central en otro contexto. En este caso pueden presentarse dos posibilidades muy extremas que pueden considerarse absurdas, pero sirven para ilustrar el asunto que tenemos entre manos. Que el patrimonio neto refleje un valor mínimo, digamos de un dólar, en cuyo caso el rescate de la base monetaria será a un tipo de cambio colmado de ceros y fracciones infinitesimales, lo cual hace conjeturar que nadie convertirá, por lo que se aplicará ese patrimonio exiguo a rentas generales. La otra posibilidad extrema es que el patrimonio neto sea negativo, en cuyo caso se declara la quiebra.

Pasemos entonces al tema medular de la inmensa bola de títulos como pasivo remunerado junto a la base monetaria frente a lo cual puede seguirse uno de dos caminos: o se le va reduciendo paulatinamente la tasa hasta llegar a cero al efecto de permitir la adecuación de los plazos fijos en los bancos o se recurre a un último y nuevo préstamo global, para atender esos reclamos de los depositantes. En este cuadro de situación debe tenerse muy en cuenta la visibilización de millones de dólares provenientes tanto de la plaza local como del extranjero, hoy defendidos de las garras del Leviatán, pero que volverán a circular en vista de la claridad de objetivos monetarios acompañados por reformas de fondo laborales, previsionales, institucionales y de comercio exterior. A esto deben agregarse las múltiples nuevas inversiones que serán atraídas por el clima civilizado de normas creíbles y duraderas de respeto recíproco. En estas circunstancias, la relación dólar/peso resultará del mercado con los dólares que ingresen al circuito y en vista de que no habrá más emisión de pesos.

En cualquier caso, es indispensable acompañar alguna de estas dos opciones por reformas bancarias para implantar el sistema de free banking o la reserva total, pero dejar sin efecto el sistema vigente de reserva fraccional y así anular la producción secundaria de dinero exógena, para lo cual pueden adoptarse los diversos canales propuestos que son de público conocimiento.

De más está decir que para poder proceder a una reforma monetaria en cualquiera de las instancias que quedan aquí reflejadas resulta indispensable despejar pesadas telarañas mentales en cuanto a un cuarteto clave. Uno, que la inflación “es multicausal”, sin percatarse de que se trata de expansiones exógenas al mercado, es decir, provocadas por razones políticas. Dos, que la inflación se debe a “expectativas” sin percatarse de que por más expectativas no ocurre el fenómeno de la distorsión de precios si no hay convalidación por expansiones exógenas previas. Tres, que la inflación se debe a “costos que inciden en otros bienes y servicios” como, por ejemplo, el petróleo, sin percatarse de que si se incrementa ese precio el consumidor tiene dos opciones: o sigue consumiendo la misma cantidad de petróleo y sus derivados, con lo que disminuirá el consumo en otros bienes y servicios o de lo contrario reducirá su consumo petrolero para poder continuar con el mismo ritmo de consumo en los otros sectores. Y cuatro, que le inflación puede ser importada, lo cual muestra no entender el rol del tipo de cambio libre.

Todo esto va para los clásicos “nosepuedistas” que reiteran que las ideas innovadoras que operan en direcciones distintas del statu quo no pueden ejecutarse… Si por ellos fuera, seguiríamos en las cuevas, ya que todo lo novedoso debería descartarse. En esos casos está presente la falacia ad populumsi todos lo hacen está bien, si nadie lo hace está mal.

Alberto Benegas Lynch (h) es Dr. en Economía y Dr. en Ciencias de Dirección. Académico de la Academia Nacional de Ciencias Económicas, fue profesor y primer rector de ESEADE durante 23 años y luego de su renuncia fue distinguido por las nuevas autoridades Profesor Emérito y Doctor Honoris Causa. Es miembro del Comité Científico de Procesos de Mercado, Revista Europea de Economía Política (Madrid). Es Presidente de la Sección Ciencias Económicas de la Academia Nacional de Ciencias de Buenos Aires, miembro del Instituto de Metodología de las Ciencias Sociales de la Academia Nacional de Ciencias Morales y Políticas, miembro del Consejo Consultivo del Institute of Economic Affairs de Londres, Académico Asociado de Cato Institute en Washington DC, miembro del Consejo Académico del Ludwig von Mises Institute en Auburn, miembro del Comité de Honor de la Fundación Bases de Rosario. Es Profesor Honorario de la Universidad del Aconcagua en Mendoza y de la Universidad Peruana de Ciencias Aplicadas en Lima, Presidente del Consejo Académico de la Fundación Libertad y Progreso y miembro del Consejo Asesor de la revista Advances in Austrian Economics de New York. Asimismo, es miembro de los Consejos Consultivos de la Fundación Federalismo y Libertad de Tucumán, del Club de la Libertad en Corrientes y de la Fundación Libre de Córdoba. Difunde sus ideas en Twitter: @ABENEGASLYNCH_h

SOBRE LA ELIMINACIÓN DEL ESTADO DEL VATICANO

Por Gabriel J. Zanotti. Publicado el 24/3/23 en: https://gzanotti.blogspot.com/2023/03/sobre-la-eliminacion-del-estado-del.html

 (De mi libro «JudeoCristianismo, Civilización Occidental y Libertad», Instituto Acton, 2018, cap. 7, última parte).

         La eliminación del Estado del Vaticano

         Finalmente, hablando de cientos de años, hablemos de algo que también puede tardar mucho tiempo.

Hemos visto cuál fue el origen del Estado del Vaticano: un acuerdo con Mussolini que le costó la vida política a Sturzo e impidió que Italia se hubiera vuelto una Italia demócrata-cristiana que NO se hubiera aliado con Hitler, con todas las implicaciones que ello hubiera tenido.

Alguien me puede decir: comprendamos y perdonemos eso. Ok. Pero la cuestión es: ¿para qué la Iglesia quiere un Estado?

¿Para tener independencia? Ya la tiene, es la Iglesia de Cristo. ¿Para tener libertad religiosa? Es un derecho de toda persona, católica o no. ¿Y si no se respeta? La gran enseñanza de la Iglesia, el martirio. La Iglesia no es el Estado de Israel (con el cual, valga aclarar, siempre hemos estado de acuerdo). No necesita una Declaración de la ONU para existir. Existe de por sí y en sí, sostenida en su Cabeza, que es Cristo, que es in-finito.

¿Para su subsistencia económica? Para eso están los laicos y su ayuda a sus iglesias, conventos y etc. ¿Y si no? Pues se vivirá de la limosna y la oración. ¿Qué temen los católicos, desaparecer? ¡Hombres de poca fe! La Iglesia es indefectible: “… yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo” (Mateo, 28, 19). La Iglesia no desaparecerá nunca. La Iglesia no es sus edificios.

¿Para qué quiere la Iglesia un banco? ¿Para tener su propio dinero? ¿Y para qué quiere la Iglesia su propio dinero? ¿Qué tiene que ver ello con su misión apostólica? “Mirad que os envío como corderos en medio de lobos. No llevéis bolsa, ni alforja, ni sandalias; y a nadie saludéis por el camino. En cualquier casa que entréis, decid primero: ‘Paz a esta casa’. Y si hay allí un hijo de paz, vuestra paz reposará sobre él; pero si no, se volverá a vosotros” (Lucas, 10, 3-6).

¿Para qué quiere un Pontífice un Estado? ¿Para tener una curia, una especie de organización humana, con organigrama, ministerios y subsecretarías? ¿Y eso de dónde salió? La misión del Pontífice es confirmar en la fe a los hermanos. Lo puede hacer desde un convento, una iglesia, el camino, una plaza. ¿Para qué tener a todos esos cardenales y monseñores en esos pocos kilómetros cuadrados? ¿Para qué se peleen como siempre en vergonzosas intrigas vaticanas? ¿Que no sucederá ello necesariamente? ¿Acaso se desconoce la naturaleza humana? Si hay intrigas en un convento de carmelitas, ¿qué esperan de un Estado del Vaticano?

¿Y para qué quiere un Pontífice ser un “jefe de Estado”? ¿Para recibir embajadores y hacer diplomacia? ¿Y de dónde hemos sacado que la diplomacia es la función de la Iglesia? ¿Dónde quedó la denuncia profética?

“Entonces dijo Natán a David: Tú eres aquel hombre. Así ha dicho Jehová, Dios de Israel: Yo te ungí por rey sobre Israel, y te libré de la mano de Saúl, y te di la casa de tu señor, y las mujeres de tu señor en tu seno; además te di la casa de Israel y de Judá; y si esto fuera poco, te habría añadido mucho más. ¿Por qué, pues, tuviste en poco la palabra de Jehová, haciendo lo malo delante de sus ojos? A Urías heteo heriste a espada, y tomaste por mujer a su mujer, y a él lo mataste con la espada de los hijos de Amón” (Samuel, II).

¿Dónde estuvo allí la diplomacia de Natán?

¡Ay de vosotros, maestros de la ley y fariseos hipócritas, que cerráis a la gente la entrada en el reino de los cielos! Ni entráis vosotros ni dejáis entrar a los que quieren entrar. ¡Ay de vosotros, maestros de la ley y fariseos hipócritas, que devoráis las haciendas de las viudas y que, para disimular, pronunciáis largas oraciones! ¡Ay de vosotros, maestros de la ley y fariseos hipócritas, que recorréis tierra y mar en busca de un prosélito y, cuando lo habéis conseguido, hacéis de él un modelo de maldad dos veces peor que vosotros mismos! ¡Ay de vosotros, guías de ciegos, que decís: “Jurar por el Templo no compromete a nada. Lo que compromete es jurar por el oro del Templo”!¡Estúpidos y ciegos! ¿Qué es más importante, el oro o el Templo por el que el oro queda consagrado? Y decís también: “Jurar por el altar no compromete a nada. Lo que compromete es jurar por la ofrenda que está sobre el altar”. ¡Ciegos! ¿Qué es más importante, la ofrenda o el altar por el que la ofrenda queda consagrada? El que jura por el altar, jura también por todo lo que hay sobre él; el que jura por el Templo, jura también por aquel que vive dentro de él. Y el que jura por el cielo, jura también por el trono de Dios y por Dios mismo, que se sienta en ese trono.¡Ay de vosotros, maestros de la ley y fariseos hipócritas, que ofrecéis a Dios el diezmo de la menta, del anís y del comino, pero no os preocupáis de lo más importante de la ley, que es la justicia, la misericordia y la fe! Esto último es lo que deberíais hacer, aunque sin dejar de cumplir también lo otro. ¡Guías ciegos, que coláis el mosquito y os tragáis el camello!¡Ay de vosotros, maestros de la ley y fariseos hipócritas, que limpiáis por fuera la copa y el plato, mientras por dentro siguen sucios con el producto de vuestra rapacidad y codicia! ¡Fariseo ciego, limpia primero la copa por dentro, y así quedará limpia también por fuera! ¡Ay de vosotros, maestros de la ley y fariseos hipócritas, que sois como sepulcros blanqueados, hermosos por fuera, pero llenos por dentro de huesos de muerto y podredumbre! Así también vosotros: os hacéis pasar por justos delante de la gente, pero vuestro interior está lleno de hipocresía y maldad.¡Ay de vosotros, maestros de la ley y fariseos hipócritas, que construís los sepulcros de los profetas y adornáis los monumentos funerarios de los justos diciendo: “Si nosotros hubiéramos vivido en los tiempos de nuestros antepasados, no nos habríamos unido a ellos para derramar la sangre de los profetas”! Pero con ello estáis demostrando, contra vosotros mismos, que sois descendientes de los que asesinaron a los profetas. ¡Rematad, pues, vosotros la obra que comenzaron vuestros antepasados!¡Serpientes! ¡Hijos de víbora! ¿Cómo podréis escapar al castigo de la gehena? Porque mirad: yo voy a enviaros mensajeros, sabios y maestros de la ley; a unos los mataréis y crucificaréis, a otros los azotaréis en vuestras sinagogas y perseguiréis de ciudad en ciudad.De ese modo os haréis culpables de toda la sangre inocente derramada en este mundo, desde la sangre del justo Abel hasta la de Zacarías, el hijo de Baraquías, a quien asesinasteis entre el santuario y el altar. ¡Os aseguro que todo esto le ocurrirá a la presente generación!” (Mateo, 23).

¿Dónde está la “diplomacia” de Cristo allí? ¡Cuántos gober­nan­tes merecerían las mismas invectivas!

¿Qué preocupa al pontífice? ¿El no poder recibir a todos? ¡Para eso tiene el confesionario!

La Iglesia necesita un nuevo Santo Domingo. Alguien que recorra el mundo con su sola autoridad moral, dialogando con todos, denunciando a los tiranos, confesando a todos, sin casas, sin aviones, sin nada de nada, sin nada ni nadie más que la ayuda de cualquiera que quiera ayudarlo.

Esa será la autoridad moral de la Iglesia, para creyentes y no creyentes.

Mientras tanto, “Entonces intervinieron los judíos y le preguntaron: “¿Qué signos nos muestras para obrar así?” Jesús contestó: “Destruid este templo, y en tres días lo levantaré.” (Juan, 2).

Hubo que renunciar al templo. Así se hizo el Cristianismo, y así se tendrá que hacer de vuelta.

Gabriel J. Zanotti es Profesor y Licenciado en Filosofía por la Universidad del Norte Santo Tomás de Aquino (UNSTA), Doctor en Filosofía, Universidad Católica Argentina (UCA). Es Profesor en las Universidades Austral y Cema. Director Académico del Instituto Acton Argentina. Profesor visitante de la Universidad Francisco Marroquín de Guatemala. Publica como @gabrielmises

Pensamientos en torno a la conciencia moral

Por Alberto Benegas Lynch (h) Publicado el 25/3/2en: https://www.infobae.com/opinion/2023/03/25/pensamientos-en-torno-a-la-conciencia-moral/

Si los humanos fuéramos solo un conjunto de moléculas estaríamos determinados por los respectivos nexos causales inherentes a la materia por lo que no habría posibilidad de ideas autogeneradas, de revisar nuestras propias conclusiones, no tendría sentido la responsabilidad individual, ni la moral ni la misma libertad puesto que no habría tal cosa como libre albedrío

Sigmund Freud (1856 - 1939)

Sigmund Freud (1856 – 1939)

La conciencia tiene dos interpretaciones, la primera alude al reconocimiento de algo, a percatarse, a darnos cuenta de tal o cual cosa, mientras que la segunda remite a lo moral que en la parla común apunta a lo que se conoce habitualmente como “la voz de la conciencia” que escarba y explora lo que está bien y lo que está mal que ha sido tratado desde Aristóteles en cuanto al sentido de lo moral y lo inmoral o amoral y desde los estoicos se estudia la moral como una consecuencia de lo racional que luego fue precisado por autores como Adam Smith en La teoría de los sentimientos morales.

La moral es normativa, no describe sino que prescribe, no trata de lo que fue o lo que es sino de lo que debe ser. Una sociedad libre se basa en el respeto recíproco, en el reconocimiento de derechos como propiedades innatas del ser humano, generalmente denominados derechos naturales. En este contexto la moral puede verse en dos planos. El primero se refiere a las relaciones interpersonales que se circunscriben a la consideración por el derecho de cada cual y en un plano intrapersonal que es facultad de cada uno actualizar las potencialidades en busca del bien.

En este sentido, resulta pertinente precisar que a cada derecho corresponde la obligación de respetar la vida, la libertad y la propiedad lo cual no se condice con la imposición de pseudoderechos que implican arrebatar el fruto del trabajo ajeno.

Resulta de gran trascendencia percatarse que los seres humanos los caracteriza los estados de conciencia, la mente o la psique que no son materiales, es decir, la condición humana significa que no somos solo kilos de protoplasma, como queda dicho tenemos vida espiritual que se integra pero se diferencia de la materia. Si fuéramos solo carne y hueso, si fuéramos solo un conjunto de moléculas estaríamos determinados por los respectivos nexos causales inherentes a la materia por lo que no habría posibilidad de ideas autogeneradas, de revisar nuestras propias conclusiones, en rigor no habría posibilidad de proposiciones verdaderas y falsas, no tendría sentido la responsabilidad individual, ni la moral ni la misma libertad puesto que no habría tal cosa como libre albedrío. Seríamos loros, loros complejos pero loros al fin.

Antes he escrito sobre las más destacadas referencias bibliográficas en la materia pero en esta oportunidad hago un resumen muy telegráfico del asunto. Howard Robinson escribe que un profesional experto en anatomía puede describir al detalle la composición física de una persona pero no puede acceder a información solo reservada al sujeto como son sus sentimientos y pensamientos. John Eccles dice que “uno no se involucra con un argumento racional con un ser que sostiene que todas sus respuestas son actos reflejos”. Nathaniel Branden sostiene que “Una mente que no es libre de verificar y validar sus conclusiones, una mente cuyo juicio no es libre, no tiene modo de distinguir lo lógico de lo ilógico.” Roger W. Sperry apunta que “El fenómeno de la conciencia está concebido para interactuar y en gran medida gobernar los aspectos histoquímicos y fisiológicos del proceso cerebral.” Karl Popper insiste en que “Quien diga que todas las cosas ocurren por necesidad no puede criticar al que diga que no todas las cosas ocurren por necesidad ya que ha de admitir que la afirmación también ocurre por necesidad” y Max Planck, Antony Flew y John Hospers muestran las diferencias entre causas y motivos.

Entonces la conciencia moral es inseparable de la condición humana. El materialismo filosófico o determinismo físico opera a contracorriente de esta aseveración, una posición lamentablemente muy extendida en diversos campos del conocimiento, por ejemplo en la psicología que si bien se define como el estudio de la psique hay profesionales que la niegan. También hay penalistas imbuidos del determinismo que en consecuencia argumentan a favor de no castigar a los delincuentes porque no son responsables de lo que hacen. Hay economistas nada menos en línea con la teoría de la decisión que niegan el libre albedrío. Incluso hay autores que en otros campos han realizado contribuciones de peso pero rechazan el referido cimiento de la libertad como Steven Pinker.

También he escrito antes sobre Sigmund Freud pero al abordar la conciencia moral se hace necesario nuevamente aunque más no sea presentar un resumen telegráfico de este autor tan relevante para nuestro breve estudio. Sin duda, igual que lo que sucede con prácticamente todos los autores de renombre, Freud ha realizado aportes que han sido útiles para variados fines, por ejemplo, su preocupación para que personas que reprimen en el subconsciente hechos e imágenes que estiman inconvenientes puedan asumir los problemas y ponerlos en el nivel del conciente. También fue quien inició el método de asociación de ideas recurriendo al per analogiam incluso para la interpretación de sueños apartándose de una estricta exégesis e internándose en una suerte de hermenéutica onírica y de los sucesos de la vida en general.

Pero estos dos ejemplos resultan controvertidos puesto que hay quienes sostienen que muchas veces la llamada “represión” constituye un mecanismo de defensa para evitar daños mayores y que solo es constructivo que afloren los problemas si efectivamente pueden resolverse y no simplemente por el mero hecho de sacarlos a luz. A su vez, hay quienes sostienen que la interpretación analógica de diversos sucesos conduce a conclusiones tortuosas y equivocadas cuando, en verdad, una interpretación directa (o, si se quiere, literal) conduce a un mejor entendimiento de lo que se analiza.

Resulta muy difícil juzgar in toto a un escritor y cuanto mayor es la cantidad de sus obras, naturalmente mayor es la dificultad. Para emitir una opinión sobre un autor generalmente se alude a lo que se estima es el eje central de su contribución. De todos modos, no siempre es fácil la tarea puesto que en algunos casos se entremezclan en los aportes aspectos considerados positivos y negativos.

En el caso de Sigmund Freud nos parece muy apropiado e ineludible citar algunos de sus pensamientos para arribar a conclusiones rigurosas respecto a la conciencia moral. Por ejemplo, en Problemas de la civilización sostiene que, en el ser humano, debe “descartarse el principio de una facultad originaria y, por así decirlo, natural, apta para distinguir el bien del mal”, mas aún, en Tótem y tabú escribe que “las prohibiciones dictaminadas por las costumbres y la moral a las que nosotros obedecemos, tienen en sus rasgos esenciales cierta afinidad con el tabú primitivo” y, en el mismo libro, afirma que la negación de las relaciones incestuosas constituye “la mutilación más sangrienta, quizás, que se ha impuesto en todos los tiempos a la vida erótica del ser humano”.

Esto va para la moral y las costumbres pero también la emprende contra el sentido mismo de libertad a que nos venimos refiriendo, por ejemplo, en su Introducción al psicoanálisis donde se refiere a “la ilusión de tal cosa como la libertad psíquica […] eso es anticientífico y debe rendirse a la demanda del determinismo cuyo gobierno se extiende sobre la vida mental”. Al decir de C.S. Lewis, esta perspectiva, que convertiría al ser humano en meras máquinas, significaría “la abolición del hombre”, una posición -la de Freud- que adhiere al materialismo filosófico o determinismo que aquí comentamos.

En el epílogo al tercer tomo de su Derecho, legislación y libertad Friedrich Hayek escribe: “Creo que la humanidad mirará nuestra era como una de supersticiones básicamente conectadas con los nombres de Karl Marx y Sigmund Freud. Creo que la gente descubrirá que las ideas más difundidas del siglo XX -aquellas de la economía planificada basada en la redistribución, manejada por arreglos deliberados en lugar del mercado y el dejar de lado las represiones y la moral convencional y seguir una educación permisiva- estaban basadas en supersticiones en el más estricto sentido de la palabra”.

Hans Eyseneck señala en Decadencia y caída del imperio freudiano que “lo que hay de cierto en Freud no es nuevo y lo que es nuevo no es cierto”. Thomas Szasz y Richard LaPierre llegan a la misma conclusión en La ética del psicoanálisis y La ética freudiana respectivamente. Ronald Dabiez en su voluminoso tratado El método psicoanalítico y la doctrina freudiana señala que las ideas que Freud no comparte las considera “neurosis”, lo cual abre las puertas a peligrosas persecuciones bajo el manto del “tratamiento”. Por ejemplo, Dabiez explica que “la actitud de Freud frente a las creencias religiosas ha evolucionado en el sentido de una hostilidad cada vez más acentuada, al menos por la frecuencia de sus manifestaciones, puesto que, para Freud, la equiparación fundamental de la religión a la neurosis obsesiva se encuentra desde 1907″.

Entre las 673 páginas de una de las obras de Richard Webster titulada Why Freud Was Wrong, leemos que “Freud estaba convencido que la mente podía y debía describirse como si fuera parte de un aparato físico […] Freud no realizó ningún descubrimiento intelectual de sustancia […], sus hábitos de pensamiento y su actitud frente a la investigación científica están lejos de cualquier método responsable de estudio”. De este libro escribe James Liberman en el Journal of the History of Medicine que “hasta donde yo sé, es el mejor tratamiento del tema tanto en contenido como en estilo.”

Por otra parte, Lecomte du Noüy destaca en Human Destiny que “de arriba abajo en toda la escala, todos los animales, sin excepción, son esclavos de sus funciones fisiológicas y de sus hormonas y secreciones endoctrinales” pero, con el hombre, “aparece una nueva discontinuidad en la naturaleza, tan profunda como la que existe entre la materia inerte y la vida organizada. Significa el nacimiento de la conciencia y de la libertad […] La libertad no solo es un privilegio, es una prueba. Ninguna institución humana tiene el derecho de privar al hombre de ella”. De cada uno de nosotros depende el resultado de esa prueba y no de pseudodeterminismos del profesor vienés de marras que estarían fuera del ámbito humano.

Lo dicho no es para nada una refutación al psicoanálisis en general ni tampoco pretende negar valiosas ayudas de la psicología al efecto de entender los eventuales problemas de algunas personas y la psiquiatría que apunta a resolver las distorsiones en los neurotransmisores y desajustes químicos en general para lo que Freud en gran medida fue un pionero, de lo cual, como queda dicho, no se desprende que sus conclusiones en buena parte de la materia abordada sean pertinentes ni estén exentas de contradicciones y derivaciones inconvenientes como las señaladas en el presente análisis.

Por todo lo consignado debe subrayarse que la conciencia moral inexorablemente implica la psique como parte sustancial del ser humano de lo cual se deriva el libre albedrío, lo contrario convertiría la libertad en mera ficción.

Alberto Benegas Lynch (h) es Dr. en Economía y Dr. en Ciencias de Dirección. Académico de la Academia Nacional de Ciencias Económicas, fue profesor y primer rector de ESEADE durante 23 años y luego de su renuncia fue distinguido por las nuevas autoridades Profesor Emérito y Doctor Honoris Causa. Es miembro del Comité Científico de Procesos de Mercado, Revista Europea de Economía Política (Madrid). Es Presidente de la Sección Ciencias Económicas de la Academia Nacional de Ciencias de Buenos Aires, miembro del Instituto de Metodología de las Ciencias Sociales de la Academia Nacional de Ciencias Morales y Políticas, miembro del Consejo Consultivo del Institute of Economic Affairs de Londres, Académico Asociado de Cato Institute en Washington DC, miembro del Consejo Académico del Ludwig von Mises Institute en Auburn, miembro del Comité de Honor de la Fundación Bases de Rosario. Es Profesor Honorario de la Universidad del Aconcagua en Mendoza y de la Universidad Peruana de Ciencias Aplicadas en Lima, Presidente del Consejo Académico de la Fundación Libertad y Progreso y miembro del Consejo Asesor de la revista Advances in Austrian Economics de New York. Asimismo, es miembro de los Consejos Consultivos de la Fundación Federalismo y Libertad de Tucumán, del Club de la Libertad en Corrientes y de la Fundación Libre de Córdoba. Difunde sus ideas en Twitter: @ABENEGASLYNCH_h