Crónicas de viaje: Viet Nam

Por Martín Krause. Publicado el 2/6/14 en: http://bazar.ufm.edu/cronicas-de-viaje-viet-nam/

 

AÑORANDO AL COMUNISMO

A medida que el avión se acercaba a Hanoi, crecía el fervor revolucionario y las añoranzas de los 70. Era visitar aquél ícono de la lucha anti-imperialista, recordar esas marchas de estudiantes que querían cambiar el mundo. Porque los reformistas se quedaban luchando por más apuntes, ingreso irrestricto sin siquiera estudiar, más todas las fechas de exámenes recuperatorios posibles hasta que el profesor los apruebe por cansancio. Otra cosa era salir a la calle gritando: “¡Por uno, por dos, por muchos más Vietnam!”.

Ese espíritu rebelde había renacido al ver las fotos de la visita de Cristina Kirchner visitando los túneles de Cu Chi, donde los revolucionarios resistieran a los imperialistas franceses primero, y gringos después. Que la presidencia haya elegido ese símbolo no es menor, es señalar que lo más característico de ese país ha sido la lucha por la independencia y el socialismo. Podría haber sido una foto en la Ciudad Imperial de Hue, después de todo la monarquía recorre mucho más la historia de este país que la revolución.

Podría interpretarse también como un saludo al actual régimen, ya que la visita incluía, por supuesto, reuniones con las principales autoridades del país. Era, como manifestó Hebe de Bonafini en una carta que le enviara a la presidenta, “reivindicar la revolución”.

Lo era, por supuesto, pero, ¿qué revolución? Por cierto, los presidentes no pueden “caminar la calle”. Los buscan, los llevan a salones VIP, los trasladan en limusinas a hoteles cinco estrellas y conversan con funcionarios del gobierno. El resto de los mortales, sobre todo cuando no conseguimos dólares oficiales, tiene que ir de a pie. Pero esto, tal vez, nos brinda una perspectiva diferente.

Por uno, por dos…

A poco de salir del moderno aeropuerto Noi Bai en la capital vietnamita la primera sorpresa es encontrar una agencia de automóviles vendiendo Rolls Royce. ¿Cómo encaja esto con una revolución igualitarista? Está claro que no puede haber RR para todos y todas, son autos para minorías. ¿Y qué minorías puede haber en un país como éste? Lo primero que se cruza por la mente son funcionarios o jerarcas del partido, tal vez diplomáticos extranjeros, ya que Hanoi es la capital y sede del cuerpo diplomático. Pero cuando también se encuentran en la puerta del Hotel Continental de Ho Chi Minh City, o hay Mercedes Benz y Lexus en las calles de Hoi An, algo está pasando. Es más, los alrededores de este hotel en la ex Saigón, donde Graham Greene escribiera “The Quiet American”, son un gran shopping abierto con marcas tales como Ermenegildo Zegna, Dior, Bulgari, Hermes, Polo Ralph Lauren, Luis Vuitton, Versace, las mismas que no se animan a venir a la Argentina o, si lo hicieron, ahora se van. Hay dos revistas de golf: Vietnam Golf Magazine y Golf & Life, ambas en inglés y vietnamita.

Y no todo son marcas internacionales para grupos ABC1. Las calles de esta ciudad están engalanadas con luces de todos los colores para celebrar el Año Nuevo Lunar gracias al apoyo (que aparece explícitamente en los carteles), de Domino’s Pizzas, Burger King, Dunkin Donuts y Popeye’s.

Lo que sí hay para todos y todas son motos: decenas, cientos, miles. Y todas parecen salir al mismo tiempo por las calles de Hanoi, donde cruzar una avenida parece más difícil que cruzar el Río de la Plata a nado. Pero no hay un programa “Motos para Todos”, más bien son financiadas por Honda, Suzuki y varias marcas chinas irreconocibles. Con solo ver el tránsito de Hanoi puede ser que los planificadores gubernamentales se hayan dado cuenta que ordenar eso es imposible, y mucho menos ordenar los mercados.

Esos mercados explotan por doquier en la ciudad. Dada la cantidad de productos importados de todo tipo que se encuentran en las calles parece que la revolución no ha incluido un Moreno. Es más, ¡los dólares se transan libremente! ¡Existe un solo tipo de cambio y no preguntan ni el nombre a quien compra o vende!

Todos los billetes vietnamitas (la moneda es el dong), tienen la cara de Ho Chi Minh. No sé si es el mejor homenaje, ya que el billete más alto es de 500.000 y eso son solo unos 25 dólares. Pero al menos parece que no tienen vergüenza en sacar denominaciones tan altas, nosotros ya estamos penando con los de 100, ¿será que no quieren emitir de 500 o 1000 para no deshonrar a Evita? En verdad, no parece que estuvieran tratando al líder revolucionario como él mismo quería: prefería ser cremado, pero todo modelo “nacional y popular” necesita del culto a la personalidad y allí terminó el líder embalsamado en un horrible mausoleo.

Caminar los mercados de Hanoi incluso podría desalentar a Axel Kicillof sobre las posibilidades de planificar la economía y ni hablar de manipular un índice de precios. Los precios se conversan, pero no entre funcionarios de la agencia de estadísticas, sino entre compradores y vendedores. Tarde o temprano, todos saben por dónde está el precio de mercado. Cualquier cosa se puede conseguir en ellos… ¡incluso medias reses de perro! Al verlas, uno se pregunta si llegaremos a algo parecido luego de varios años de políticas que llevan a la reducción del stock ganadero y a que exportemos menos carne que Paraguay.

Imposible planificar esos mercados. Pero donde el estado dice que debería estar ni se lo ve. El caótico tránsito es un claro ejemplo: los semáforos no se respetan ni siquiera con el policía uniformado parado en el medio de la calle. Los cables de todo tipo que se acumulan en las calles muestran que no hay tal cosa como gestión del espacio urbano. Y si de ausencias o fallas del estado se trata, Vietnam sufre ahora una situación dramática, pero no por responsabilidad propia sino de su vecino. Resulta que la política de un solo hijo en China ha llevado a la escasez de mujeres en ese país ya que las parejas chinas prefieren tener un varón y abortan cuando tienen mujeres. Esta escasez de mujeres es tal que ha generado un creciente tráfico donde se secuestran mujeres vietnamitas para llevarlas allí, tanto sea como esposas o como prostitutas.

Por muchos más Vietnam

La mística de la revolución está presente. Aún pueden verse esos carteles con obreros y obreras revolucionarias con los brazos en alto y banderas flameando, aunque la mayoría se venden ahora como arte retro en locales principalmente para turistas. Claro, la simbología revolucionaria es algo así como el bombo para nosotros: algo que siempre está, aunque ya no sabemos bien qué significa.

El principal mensaje, sin quererlo tal vez, se encuentre en el Museo de Memorias de la Guerra, una impresionante muestra de cómo el ser humano puede hundirse en la peor degradación de su naturaleza y terminar cometiendo los peores crímenes: Agente Naranja, desfoliantes, torturas; todo ello por parte de un gobierno, como el norteamericano, que presume una tradición de respeto a los derechos y la libertad. Irónicamente, el museo vietnamita recuerda a los norteamericanos, en medio de todas esas fotos terribles de las víctimas, aquella famosa frase de su Declaración de Independencia: “Sostenemos como evidentes por sí mismas dichas verdades: que todos los hombres son creados iguales; que son dotados por su Creador de ciertos derechos inalienables; que entre estos están la vida, la libertad y la búsqueda de la felicidad”.

Cuando los norteamericanos olvidaron estas palabras perdieron la guerra. Cuando se fueron y, con el tiempo, retomaron el comercio y las inversiones, ganaron la paz. Con la guerra, el norte conquistó al sur, pero con la apertura económica el capitalismo del sur conquistó al norte.

Hoy, la revolución vietnamita está en los mercados. Un 80% de los puestos de trabajo se crean en el sector privado. La mayoría de las empresas que se crean son familiares. Así lo era la familia dueña del hotel en Hoi An. Y ya habían progresado bastante: además del hotel, tenían un restaurante sobre la playa y una tienda de ropas. Estaban más atentos a lo que uno escribe en Trip Advisor que al último congreso del Partido Comunista.

Una para Macri: en Saigón hay distintas empresas de taxis, cada una con sus colores. Aun cuando las tarifas sean iguales, esto permite competir por la calidad y confiabilidad de los servicios. ¿Competir? No es algo que agrade a los taxistas porteños, ni gobierno existe que lo haya intentado. Los vietnamitas tienen menos prejuicios.

Las noticias del día se refieren a conversaciones para firmar un tratado de libre comercio con Corea del Sur. ¡Vietnam ha superado a la Argentina en el Índice de Libertad Económica! En el indicador que elabora la Heritage Foundation junto al Wall Street Journal, Argentina se encuentra en el puesto 166 de 178 países con un índice de 44,6, mientras que Vietnam ocupa el lugar 147º con un score de 50,8. Nuestro país se encuentra entre los de economías “reprimidas” mientras que Vietnam lo hace entre los de economías “mayormente no libres”. Los primeros lugares de ese indicador no están geográficamente lejos a este país, son Hong Kong y Singapur, seguidos de Australia, Suiza, Nueva Zelanda y Canadá. Argentina apenas supera a Chad, Guinea Ecuatorial y República del Congo.

Durante los 20 años que se ha publicado este índice Vietnam ha mejorado 9 puntos. La tasa máxima del impuesto a las ganancias es 35%, y 25% para las empresas, pero la corrupción está extendida y el sistema judicial responde a la voluntad del partido. La inflación es del 9,1% anual (y parece que es un índice creíble) y el país recibe unos 8.400 millones de dólares en inversiones extranjeras. La Argentina, en cambio, ha perdido 23,4 puntos en los últimos 20 años, todos ellos desde 2003, recibe unos 12 mil millones de dólares en inversión extranjera, aunque esto es 1,7% del PBI en comparación de 2,6% para Vietnam. La tasa máxima de ganancias para empresas es más alta que en el país socialista. En nuestro caso, la corrupción también está extendida y parte del sistema judicial responde a La Cámpora.

Es cierto, Vietnam es una dictadura, no hay oposición, ni hay elecciones. Acá hay elecciones, oposición, no tanto. No obstante, cada tanto tenemos la oportunidad de cambiar, aunque no siempre lo hagamos bien. Salvo por eso, si veo el desempeño de estos dos países durante los últimos veinte años, da para salir a calle de nuevo: ¡Por uno, por dos, por muchos más Vietnam!, aunque si fuéramos algo más exigentes bien podríamos salir a gritar: ¡Por uno, por dos, por muchas más Australias! Claro, no tiene el glamour, pero que bien que viven los australianos.

 

Martín Krause es Dr. en Administración, fué Rector y docente de ESEADE y dirigió el Centro de Investigaciones de Instituciones y Mercados (Ciima-Eseade).

 

AGUER, EL LOBBY GAY, LIBERTAD DE EXPRESIÓN, DISCRIMINACIÓN: UN VERDADERO “LÍO” EXCEPTO PARA LOS LIBERTARIOS

Por Gabriel J. Zanotti. Publicado el 29/6/14 en http://gzanotti.blogspot.com.ar/2014/06/aguer-el-lobby-gay-libertad-de.html

 

Está en boca de todos, y de manera apasionada, el ataque o la defensa a Mons. Aguer y sus últimas declaraciones sobre la homosexualidad.

 

Ante todo, he leído lo que dijo, y NO dijo que la homosexualidad era abominable. Dijo “………….. A causa de un descuido de la guardia, una mujer desvergonzada, vestida indecorosamente y acompañada por otro personaje que parecía mujer, entró aquí a filmar un video en el que baila y canta, se atrevió a sentarse en un confesionario en son de burla y blasfemó contra la Santísima Eucaristía, remedando la comunión y expresándose de un modo gravísimamente escandaloso. Según he oído decir, la filmación estaba destinada a un “boliche gay” de la ciudad. Ahora resultan normales esas abominaciones amparadas por las leyes. Pero además mucha gente pudo acceder a la cosa por internet. Ofrezcamos el Santo Sacrificio de la misa en reparación y desagravio por la profanación del templo y por las blasfemias proferidas. Dediquemos asimismo al Señor la procesión de la que hemos participado, como gesto de amor y de entrega confiada, incondicional. Recemos mucho también por esas personas descaminadas, depravadas, para que Jesús les toque el corazón y las convierta; todo es posible para su omnipotencia y su misericordia”. Pero, como dice sabiamente Gadamer, las citas no prueban nada (¿quieren la cita? J) y cada uno interpretará lo que quiera.

Pero la cuestión es que hay dos cuestiones que NO son el punto esencial.

 

El punto no es, ante todo, defender a Mons. Aguer en tanto Mons. Aguer. Es sabido perfectamente que él viene del nacionalismo católico y creo que “es sabido perfectamente” J que yo no tengo nada que ver con esa ideología. Lo defiendo en este caso porque estoy convencido de que NO dijo lo que casi todos creen que dijo y todos saben que yo defiendo habitualmente incluso al que está dispuesto a mandarme al infierno (no es el caso de Mons. Aguer, espero, pero luego de casi 35 años (de mis 54) de conocer personalmente las intimidades eclesiales, sé perfectamente que alguno de sus colaboradores sí lo ha pensado).

 

El punto NO es, tampoco, defender un modo muy extendido de comportamiento de católicos argentinos en estas materias. Hace 70 años, si un homosexual hubiera querido enseñar matemáticas en un instituto privado NO confesional de enseñanza (atención al ejemplo) ningún católico hubiera dudado de que ello debía estar legalmente prohibido, y al que defendiera al matemático en cuestión, hubiera sido acusado de herejía ante Pío XII.

 

El punto es que, nuevamente, en este país como también y sobre todo en EEUU y en Europa, estos temas parecen ignorar absolutamente lo que es realmente el derecho a la libertad de expresión y el derecho a la propiedad.

 

Una iglesia, como cualquier otro edificio, es propiedad de alguien. Nadie puede por ende entrar allí y hacer absolutamente lo que quiera sin permiso del dueño. Así de simple.

 

A su vez, el dueño puede establecer las normas de ingreso que quiera. Esto es lo que los actuales partidarios de la no-discriminación no entienden. Claro que la discriminación y los prejuicios religiosos y raciales (y otros) están moralmente mal, pero legalmente, la propiedad es la propiedad. Por ende en un colegio u hospital privado, si el dueño estableciera que los marcianos no entran, no entran. Estará moralmente mal, quedará como un imbécil, puede entrar en pérdida, pero es su propiedad. Por lo tanto si cualquier institución católica no acepta que los homosexuales desempeñen tales o cuales funciones, está en su derecho legal. No se puede obligar legalmente a no discriminar. Hay veces, además, que la discriminación es moralmente positiva. ¿Alguien está obligado moralmente, acaso, a contratar a un no creyente para dar catequesis?

Claro, esto “nos conviene” ahora a los católicos, que “ahora” reclamamos nuestra libertad religiosa. Pero este es un principio que hay que reclamarlo y respetarlo siempre y para todos, convenga o no convenga. Católicos, marcianos, venusinos, heterosexuales y homosexuales tienen derecho legal (y a veces moral) a decir lo que piensan y fundar las instituciones que quieran con sus propios reglamentos y condiciones de ingreso, y no tienen derecho a acusarse mutuamente de discriminación ni de nada, cada uno está en derecho de ejercer su derecho a la propiedad y libertad de expresión.

 

O sea: los católicos tenemos pleno derecho a que se nos respete nuestras opiniones, nuestras costumbres y nuestras condiciones de ingreso porque lo que estamos defendiendo no es el derecho de los católicos en tanto tales, sino el derecho de toda personaal respecto de su intimidad personal y sus derechos de propiedad, libertad religiosa, de expresión y de libre asociación. Por lo tanto debemos defender todo ello para todos: católicos o no, porque son derechos que corresponden a todas las personas, y que los diversos lobbys, sean gays o marcianos (lobbyscatólicos también) no terminan de entender y vivir. Gran parte de los social issues en la Europa de hoy y en los EEUU de hoy son consecuencia de un retroceso en la noción de libertad personal. Las instituciones privadas tienen libertad religiosa y por ende ningún estado tiene derecho a imponerles algo contrario a sus creencias. Y me refiero a las instituciones privadas, no sólo las católicas.

 

Los católicos no terminamos de ver esta cuestión; nunca hemos defendido bien estos derechos individuales, y ahora que loslobbys gays nos pasan por encima, los defendemos “de urgencia” sin saber bien lo que estamos defendiendo. Seguimos pensando sencillamente que lo malo debe ser prohibido y que lo bueno debe ser legal; jamás entendimos el art. 19 de la Constitución Nacional, jamás entendimos la distinción de Santo Tomás entre ley humana y ley natural (es un plural retórico desde luego). Por eso nuestros argumentos pierden fuerza ante los demás estatistas, sean gays o lo que fueren. Nosotros no debemos ser un grupo de estatistas contra otro grupo; debemos ser los que siempre van a defender las libertades de todos porque ello está nuestra tradición iusnaturalista.

 

Pero todo ello parece estar lejos. Los que actualmente defienden a Mons. Aguer verán a este artículo como irredimiblemente “liberal”. Los homosexuales proselitistas y estatistas que se divierten de modo inmoral atacando y provocando las creencias religiosas de los  que no piensan como ellos, pensarán que este artículo es “católico, discriminador y típico de la derecha autoritaria”.

 

El mundo sigue por explotar en mil pedazos. El mundo financiero estatista también. Los diversos lobbys siguen reclamando a los estados sus privilegios, prebendas, y la destrucción del otro lobby. Así está el mundo. Mientras tanto los libertarios, como ya dije, no tenemos mundo, y los libertarios católicos somos considerados lo más inmundo de lo inmundo.

 

Gabriel J. Zanotti es Profesor y Licenciado en Filosofía por la Universidad del Norte Santo Tomás de Aquino (UNSTA), Doctor en Filosofía, Universidad Católica Argentina (UCA). Es Profesor titular, de Epistemología de la Comunicación Social en la Facultad de Comunicación de la Universidad Austral. Profesor de la Escuela de Post-grado de la Facultad de Comunicación de la Universidad Austral. Profesor co-titular del seminario de epistemología en el doctorado en Administración del CEMA. Director Académico del Instituto Acton Argentina. Profesor visitante de la Universidad Francisco Marroquín de Guatemala. Fue profesor Titular de Metodología de las Ciencias Sociales en el Master en Economía y Ciencias Políticas de ESEADE, y miembro de su departamento de investigación.

Las estrategias y el desarrollo del grupo Garovaglio y Zorraquín, 1882-2002

Por Carlos Newland: Trabajo completo disponible en: http://es.scribd.com/doc/231435668/Las-estrategias-y-el-desarrollo-del-grupo-Garovaglio-y-Zorraquin-1882-2002-por-Carlos-Newland#download

Introducción

Garovaglio y Zorraquín es el único grupo económico argentino originado a fines del siglo XIX que sigue funcionando en la actualidad, y cuya conducción ha estado en manos de una misma familia (Zorraquín) a lo largo del siglo XX.  En este trabajo se realiza una historia del holding  desde sus orígenes en 1882, pasando por su constitución formal en 1914, y continuando con su desarrollo hasta el año 2002. El énfasis se pone en sus múltiples emprendimientos yla evolución de su patrimonio y rentabilidad,en el marco de diversos escenarios económicos. La trayectoria del grupo ilustralos resultados de distintosenfoques estratégicos, que se insertaron en una economía altamente volátil con reglas de juego cambiantes.[1]Para una mejor ilustración del largo periodo que cubre la vida del holding  se han elaborado indicadores cuantitativos que resaltan las continuidades y cambios experimentados por la organizaciónen su historia[2].

En la realización de este artículo se ha contado con el acceso a los libros de actas del directorio de Garovaglio y Zorraquín (de aquí en más GyZ) desde 1926, cuando comenzó a funcionar con su denominación actual. Por otra parte se han obtenido los estados contables, de manera continua desde 1944. Además, se ha podido consultar una memoria inéditaredactada por Fredy Zorraquín, y realizar entrevistas con ejecutivos y empleados que se desempeñaron en el conglomerado desde mediados del siglo XX hasta el presente. A estas fuentes se suman publicaciones bursátilesvarias ydocumentación original del grupo.

 

[1]Sobre este tema ver: José́ María Fanelli y Ramiro Albrieu, “Fluctuaciones macroeconómicas y crecimiento en Argentina: una visión de largo plazo.”, en: Rubén Mercado, Bernardo Kosacoff y Fernando Porta, eds.

La Argentina del largo plazo: crecimiento, fluctuaciones y cambio estructural, PNUD, Buenos Aires, 2011, pp. 43-81.

[2] Para su comparación de han deflactado todos los valores a  pesos de 1993 (también equivalentes a dólares de ese año). Sobre las fuentes ver Cuadro B.

Carlos Newland es Dr. Litt. en Historia. Profesor y Ex Rector de ESEADE.

Sobre los mitológicos buitres

Por Aldo Abram. Publicado el 20/6/14 en: http://opinion.infobae.com/aldo-abram/2014/06/20/sobre-los-mitologicos-buitres/

 

Lamentablemente, en la Argentina, se ha impuesto un relato sobre lo que está sucediendo con el juicio de los holdouts en EEUU que tiene más de mítico que de realidad. Empecemos con la desmitificación:

a)     No hay que pagarles, son Fondos Buitres: Sería bueno preguntarle a quien acuñó y a quienes difundieron el apelativo “buitre”, un ave que se alimenta de la carroña, en qué lugar nos pone tal apelativo a los argentinos. Pasando a temas más serios, un bonista que tiene un título en cesación de pagos posee un derecho contra el Estado argentino que está determinado por las condiciones de su emisión original. Esto es independiente de que tenga el 1% o el 90% de lo que fue colocado. Actualmente, los títulos son emitidos con cláusulas por las que, si una determinada mayoría acepta cambiar las condiciones de emisión, la totalidad de los tenedores quedan incluidos. Sin embargo, la deuda que cayó de cesación de pagos no contenía dicha cláusula. Por otro lado, cuando un tenedor original vende sus títulos, quien los adquiere también lo hace con los derechos plenos que éste tenía contra el emisor, no importa cuánto haya pagado por esos papeles ni cuándo los haya comprado. En una palabra, desde un punto de vista legal, ser un tenedor original de un bono es lo mismo que poseerlo porque lo compró barato luego de la cesación de pagos.

 

b)     El fallo de Griesa afectará negativamente al mercado de capitales de EEUU: Esto es un absurdo. ¿Dónde preferiría un ahorrista o inversor colocar o prestar su dinero? ¿En una jurisdicción donde los jueces van a hacer respetar lo libremente pactado entre las partes o en donde las posiciones políticas determinarán si se tiene derechos o no? Sin duda que este tipo de fallos son los que hacen más confiables e incrementan el flujo de inversiones a los mercados financieros de EEUU, que son el corazón del mundo por el grado de respeto a los derechos y de los contratos.

c)      El apoyo a los holdouts de la Justicia de EEUU complicará el endeudamiento de los países pobres y/o emergentes:El Poder Ejecutivo local presentó la “gesta” contra los holdouts como una causa global contra el anarco-capitalismo y a favor de los países emergentes. En realidad, debieron acotarla a aquellos que, por la mala gestión de sus gobiernos, entran en default. Por lo que vimos en el punto anterior, el fallo de la Justicia de EE.UU. beneficia al conjunto de los emergentes; ya que hará más fácil y barato colocar deuda en dicha plaza. Para evitar que le suceda lo que a la Argentina, basta con poner la cláusula por la cuál con un porcentaje mínimo de aceptación de los tenedores, se generalizan los cambios de condiciones.

d)     La estrategia judicial del gobierno argentino: Si bien difícilmente hubiéramos tenido un fallo favorable, sí hubiera sido posible evitar que incluyera la decisión de que, si el gobierno lo incumple, se le embarguen los fondos que se envíen para pagar a la deuda estructurada. Imagínese que Ud. le debe dinero a alguien y, como no le paga, éste le hace un juicio. Entonces, el juez los llama a ambos al tribunal y, cuando usted entra a la sala, patea la puerta y grita que no piensa abonar lo adeudado aún si el magistrado falla en ese sentido. Eso es lo que ha hecho el gobierno argentino durante todo el trámite judicial. Ahora, entenderá el porqué de la decisión del Juez Griesa y de que tanto la Cámara de Apelaciones como la Corte Suprema se hayan negado a revisarla. En la Argentina, ante cualquier deuda fiscal que estime la AFIP, inmediatamente embargan las cuentas para exigir el pago. ¿Acá está bien y allá no?

e)     La Ley Cerrojo impedía que se le pague a los holdouts: Suponga usted que luego, durante el juicio que le hizo su acreedor, va a verlo al juez con toda su familia y le explica que, en una reunión, decidieron por unanimidad que no van a reconocer la deuda que tienen. ¿Qué pensará el magistrado? El gobierno argentino hizo sancionar en el Congreso una Ley por la que se desconocía el pasivo con los holdouts o sea el absurdo de que el deudor determine qué debe y qué no. Para colmo, el “cerrojo” se abría cuando al gobierno le convenía y, si no, era inviolable. De hecho, se suspendió para el canje de 2010 y ahora también lo está. Poco serio, ¿no?

Queda claro que la Justicia de EEUU falló de acuerdo a derecho, es decir, según las condiciones que libremente pactó el Estado argentino cuando emitió los bonos cuyo pago se reclama. No hay tal fantasía como una conspiración internacional anarco capitalista que abarque al Juez Griesa, a los de la Cámara de Apelación y a la Corte Suprema de dicho país. Entonces, debemos pensar qué es lo mejor para el país y, sin duda, es negociar una forma de pago con los litigantes que nos permita cumplir con el fallo. Si lo logramos, se cumplirá el deseo del gobierno de tener mayor acceso al crédito a tasas de un dígito. Si no, entraremos en una crisis con todo lo que eso significa en términos cambiarios, inflacionarios, de recesión y desempleo. Demandemos responsabilidad a nuestros políticos.

 

Aldo Abram es Lic. en Economía y director del Centro de Investigaciones de Instituciones y Mercados de Argentina (Ciima-Eseade) .

La tortuga y la liebre de la economía latinoamericana

Por Iván Carrino. Publicado el 25/6/14 en:

 

Es conocida la fábula de la tortuga y la liebre. La liebre rápida se reía de lo lento que caminaba la tortuga, hasta que un día la tortuga la desafió a correr una carrera. Para sorpresa de los animales del reino, la tortuga, que iba lento pero a paso sostenido terminó ganando el desafío.

Algo parecido sucede en la economía latinoamericana. A principios de la década pasada, fundamentalmente luego de la crisis argentina, nuestro país se volvió la estrella del crecimiento emergente. Incluso premios Nobel alabaron nuestro modelo enfocándose solo en el crecimiento de nuestro PBI. Lo mismo le pasó a Venezuela, que crecía a tasas altas ayudada por los precios del petróleo y una política económica marcadamente expansiva.

Si observamos el gráfico de más abajo, que muestra el crecimiento de algunos países sudamericanos (se toma un promedio móvil de tres años para suavizar las líneas), se ve claramente que Argentina y Venezuela eran, hasta el 2006-2007, la liebre.

Éramos los más rápidos y nos reíamos de los demás. El gasto público crecía, también la emisión monetaria y manteníamos un tipo de cambio competitivo para estimular el crecimiento. La idea fundamental: impulsar el consumo y el mercado interno. Las instituciones, que afectan principalmente la inversión de largo plazo, no eran una variable importante.

La tortuga (en nuestro caso, Chile, Colombia y Perú) optó por un camino diferente. Los países vecinos se preocuparon mucho más que nosotros por sus instituciones, empezando por sus monedas, que se apreciaron frente al dólar durante todo el período. Por otro lado, saludaron y le dieron una cálida bienvenida a las inversiones del exterior, a la espera de que eso fuera lo que, gracias a la mejora de la productividad, estimulara el consumo y la balanza comercial.

Además, mantuvieron a raya las cuentas públicas. Con aumentos de gasto, sí, pero siempre dentro de las posibilidades de un financiamiento razonable.

gráfico2

En nuestro caso y en el venezolano, el gasto se financió con emisión monetaria y finalmente las variables se descontrolaron. Hoy la inflación es el peso más importante que acarrea la economía. Porque distorsiona los precios relativos y genera malas inversiones, y porque achica el horizonte de planificación, llegando incluso a paralizar la actividad económica. A esto se le suma, además, una batería de innumerables controles y regulaciones que solo sirven para ahogar aún más a los sectores productivos.

No es extraño que hoy hasta el INDEC reconozca la recesión y que las perspectivas para los años venideros tengan a Argentina y Venezuela en los últimos puestos del ránking regional de crecimiento. Viendo las cosas desde esta perspectiva, parece mucho más razonable recorrer el camino de la tortuga. En ese contexto, tal vez no volvamos a tener “tasas chinas” de crecimiento. Pero ¿quién las necesita? Lo que necesitamos es un crecimiento sostenido y sostenible, algo que solo se logra con apertura económica, respeto por la propiedad privada y equilibrio fiscal.

Lo demás es el camino de la liebre, que luego de tanto ensayarlo, ya debería tenernos cansados.

 

Iván Carrino es Licenciado en Administración por la Universidad de Buenos Aires y Máster en Economía de la Escuela Austriaca por la Universidad Rey Juan Carlos de Madrid. Trabaja como Analista Económico de la Fundación Libertad y Progreso, es profesor asistente de Comercio Internacional en el Instituto Universitario ESEADE y profesor asistente de Economía en la Universidad de Belgrano.

Embestida contra la libertad de expresión

Por Emilio Cárdenas. Publicado el 26/6/14 en: http://www.lanacion.com.ar/1704152-embestida-contra-la-libertad-de-expresion

 

El autoritario y populista presidente de Ecuador, Rafael Correa, no ceja un instante en su conocido empeño por transformar a la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) y, muy especialmente, a su Relatoría Especial sobre Libertad de Expresión, en entes sin recursos, incapaces entonces de cumplir con su delicado cometido. Ocurre que ambos entes son obstáculos que Correa encuentra constantemente en su permanente embestida contra la libertad de expresión, que ciertamente aborrece.

El objetivo esencial de Correa es el de despojar a las instituciones de la OEA de su autonomía y hacerlas dependientes y sumisas, de manera que no tengan iniciativa, ni posibilidades de actuar con independencia, imparcialidad y eficiencia en el cumplimiento de su mandato.

Para ello sueña con hacerlos dependientes, a través de prohibirles recibir recursos externos para financiar sus distintos programas. Incluyendo, particularmente, los provenientes de la generosidad de la Unión Europea.

Actúa en esto coordinadamente con sus pares ideológicos y con sus compañeros de ruta para tratar de someter a ambos entes y acabar -de plano- con las instancias independientes que hoy existen para la defensa de esa esencial libertad.

Esa actitud ha merecido recientemente una dura, pero correcta, calificación por parte del director periodístico del tradicional diario El Comercio, de Lima, que se refirió a ella como un «chantaje».

Al celebrarse la 44 edición de la Asamblea General de la OEA, a comienzos del mes de junio, en la ciudad de Asunción, la capital de Paraguay, el canciller de Ecuador presentó un proyecto de resolución, junto a otros países de Unasur, presuntamente vinculado con el denominado «proceso de reflexión» que está en curso sobre el funcionamiento de la CIDH. Es hora de replicarle con un proyecto de sentido contrario, esto es, que garantice el funcionamiento sin restricciones grotescas de los dos entes que están siendo atacados.

La iniciativa de Correa y sus compañeros de ruta, más allá del clásico disimulo, está claramente destinada a debilitar funcionalmente a ambos organismos. Por esto mereció el repudio explícito, desde el podio, de Costa Rica, que rechazó «cualquier intento que menoscabe el accionar» de los organismos que hoy están en la mira de Correa y sus seguidores. Así como el repudio claro de las principales organizaciones no gubernamentales que trabajan en la cuestión. Provocó asimismo, como cabía suponer, el evidente malestar de los Estados Unidos, alerta sobre lo que significa el ataque constante a la libertad de expresión por parte de Correa.

No obstante, el proyecto resultó aprobado y ahora avanza. Con el propósito obvio de tratar de asfixiar financieramente a ambas entidades.

Por esto seguramente la canciller de Perú señaló: «El Perú está comprometido con el fortalecimiento del sistema interamericano y, en particular, por el profundo respeto a la libertad de expresión, componente fundamental e indispensable de la democracia en la región». La inversa absoluta del pensamiento de Correa y de los países que lo acompañan en su perversa aventura en procura de cercenar la libertad de expresión.

Conforme a lo resuelto, se ha encomendado al Consejo Permanente de la OEA invitar a la CIDH a mantener un diálogo específico sobre sus relatorías «a la luz de los principales desafíos de la región para la plena vigencia de esos derechos». Esta última frase debería impedir recortar las alas de la CIDH y de sus relatorías especiales. Porque se trata de defender la «plena vigencia» y no de recortar arteramente las capacidades de la CIDH.

Pero conociendo a Correa y tomando consciencia de sus lazos íntimos con los regímenes totalitarios de Cuba y Venezuela, esa frase previsiblemente no será un obstáculo para que insista disfrazando siempre sus propuestas, en tratar de lastimar y limitar, en todo lo posible, a las entidades que fueron creadas -precisamente- como instrumentos para defender la libertad de expresión.

Una de las iniciativas más peligrosas incluida en la propuesta de Correa es aquella que propone que todos los recursos financieros, incluyendo las donaciones y los aportes voluntarios de terceros, vayan a parar a un «fondo común», manejado por los Estados miembros, lo que es todo lo contrario a contar con entes independientes y, por ello, capaces de trabajar adecuadamente en la defensa de la libertad de expresión.

La tormenta generada contra la libertad de expresión a nivel regional no ha desaparecido. Correa la mantiene viva. La acicatea. La intensifica. Habrá que seguir atentamente esta seria historia, desagradable sin duda. Para tratar de evitar que algunos, mal disfrazados de demócratas, consigan su objetivo común, que es ciertamente el de debilitar, al máximo posible, la libertad de expresión. Para imponer, al mismo tiempo, el discurso único totalitario que han transformado en Evangelio: el de los que eufemísticamente se autodenominan: «bolivarianos».

 

Emilio Cárdenas es Abogado. Realizó sus estudios de postgrado en la Facultad de Derecho de la Universidad de Michigan y en las Universidades de Princeton y de California.  Es profesor del Master de Economía y Ciencias Políticas y Vice Presidente de ESEADE.

EL PROBLEMA DE TENER DOS CARAS

Por Alberto Benegas Lynch (h)

 

La integridad moral y la honestidad intelectual exigen que quien habla muestre lo que estima es lo correcto. Desde luego que puede haber error, es parte de la condición humana, lo que es reprobable es la doblez, la hipocresía y la mentira. La persona -la personalidad- es lo individual, lo exclusivo, es lo que distingue a tal o cual ser humano, es su capital más valioso y distintivo.

 

Es de interés recordar el  célebre experimento del psicólogo Solomon Asch que consistió en reunir en una habitación a un grupo de personas a quienes se les muestra gráficos con bastones de distinta altura y se les pregunta opiniones sobre comparaciones de tamaño impresos en esos gráficos. Se les dice a todos menos a una persona que en cierto momento se pronuncien sobre equivalencias falsas. El experimento se base en observar la reacción de la única persona que no está complotada para sostener falsedades y ésta, en la inmensa mayoría de los casos, en sucesivas muestras, primero revela desconcierto frente a la opinión de los demás, luego el tono de voz va cambiando revelando inseguridad hasta que finalmente se pronuncia como el resto de las personas, es decir, se inclina por un veredicto falso.

 

Este conocido experimento y otros similares son para poner de manifiesto la enorme influencia del grupo mayoritario sobre grupos minoritarios tal como primero expresó John Stuart Mill en el siglo XIX. Este problema grave que desdibuja por completo la personalidad se refleja en conductas que son arrastradas por la opinión dominante que desembocan en seres humanos que renuncian a lo más preciado de cada cual con lo que se disuelve la persona que de tanto decir y hacer lo que hacen y dicen los demás, ingresa a un terreno vertiginoso que aterriza en una crisis existencial fruto del correspondiente vacío.

 

Carl Rogers explica que muchas de las personas que atiende en su consultorio manifiestan problemas en el trabajo, en el matrimonio, en las reuniones sociales, angustias, falta de proyectos, asuntos sexuales,  relaciones interpersonales de diversas características y así sucesivamente, pero subraya que estas cuestiones son en verdad pantallas que ocultan un tema de mayor envergadura, cual es, el más completo desconocimiento de quienes son. De tanto hacer y decir lo que estiman que los hará quedar bien ante los demás pierden la brújula de lo que en realidad son sus valores y principios.

 

Como ha dicho Julián Marías, la persona no es solo lo que se ve en el espejo ni el que dice “yo” cuando golpea a la puerta y se le pregunta quien es. Tal como reza el precepto bíblico, somos nuestros pensamientos y si los distorsionamos  para satisfacer al público con lo “políticamente correcto”, quedamos a la intemperie, nos perdemos en un desierto implacable que no permite reconocer lo más relevante de nuestro ser. En verdad lo más desolador y triste imaginable puesto que habremos renunciado nada más y nada menos que a la condición humana: renunciamos a la actualización de nuestras potencialidades para internarnos en un oscuro callejón sin salida.

 

No nos estamos refiriendo a la discreción sobre nuestros pecados (nadie puede tirar la primera piedra), cuando hablamos de la doble cara estamos aludiendo a discursos de cosmética para calzar con el gusto de la opinión mayoritaria. Este es el sentido de la sabia sentencia pronunciada por Nathaniel Hawthorne en La letra escarlata: “Ningún hombre, por un considerable período de tiempo, puede recurrir a una cara para sí mismo y otra para la multitud sin finalmente confundirse sobre cual es la verdadera”.

 

Que horrible es nacer para no ser nadie y dejar que la vida flote en una nube anodina mientras alrededor se desploman aspectos vitales. Esto es lo que sucede con los que se limitan a ir a la oficina, hacer sus necesidades, dormir, alimentarse y copular sin ninguna contribución al mundo en que viven en cuanto a las ideas prevalentes al efecto de mejorar el clima y el futuro de sus hijos. Todos naturalmente quieren que se los deje en paz para hacer sus cosas, pero para tener paz hay que poner manos a la obra.

 

En otro sentido, se deslizan por la vida los mequetrefes del status quo que hoy pululan por los pasillos del poder y en general los de las llamadas oposiciones, con las mismas sonrisas obscenas e idénticas propuestas aunque siempre bajo los rótulos de que la economía será floreciente, que no habrá más corrupción, que la herencia recibida será corregida y que se implementará justicia y seguridad. También están en la misma bolsa los economistas que ansían el poder y la juegan de intelectuales con aquella meta subalterna bajo el poncho. En este contexto, Borges consignó que “ya se había adiestrado en el hábito de simular que era alguien para que no se descubriera su condición de nadie”.

 

Es sabido que en el mundo hay problemas que se han acentuado. Las dictaduras electas en América latina, el desbarranque estadounidense respecto a los consejos de los Padres Fundadores, el resurgimiento de los nacionalismos en  Europa, el golpe en Tailandía, la reincidencia de Irak, el fundamentalismo en Irán, los sucesos en Egipto, el régimen de Siria y el sistema gangsteril en Rusia. Pero los problemas se agravan de modo exponencial cuando quienes dicen simpatizar con el liberalismo caen en el síndrome de Asch según el experimento descripto más arriba.

 

Esta es una nota preocupante puesto que los supuestos defensores de la sociedad abierta abdican de su responsabilidad y adhieren a lo que proponen los enemigos del sistema, bajo el curioso pretexto que el patrocinar concesiones son conducentes al efecto frenar la avalancha autoritaria, sin percatarse que los de la vereda de enfrente les están moviendo el piso y así corriendo el eje del debate en dirección al estatismo.

 

No hay que cansarse de repetir lo importantísimo que Friedrich Hayek ha escrito en Los intelectuales y el  socialismo (hay que leer detenidamente puesto que es un pasaje de notable calado): “Necesitamos líderes intelectuales que estén preparados para resistir los halagos del poder y la influencia y que estén dispuestos a trabajar por un ideal, independientemente de lo reducidas que sean las posibilidades de su realización inmediata. Tiene que haber hombres que estén dispuestos a apegarse a principios y luchar por su completa realización por más que al momento resulten remotas […] Aquellos que se ocupan exclusivamente por lo que aparece como práctico según el estado de la opinión pública del momento se encuentran  que incluso esto se ha convertido en políticamente imposible como resultado de cambios en la opinión pública que no han hecho nada por guiar. A menos que hagamos de los fundamentos filosóficos de la sociedad libre una vez más una meta intelectual y su implementación un objetivo que desafía la imaginación de nuestras mejores mentes, las perspectivas de la  libertad son en verdad oscuras”.

 

No puede tenerse la ridícula pretensión de corregir el mundo, de lo que se trata es de poner el granito de arena en todos los ámbitos sin disfraz y hablando claramente para así tener una conciencia tranquila de haber hecho lo posible para que en los círculos que a cada uno le toque actuar se haya contribuido a que el mundo mejore aunque más no sea milimétricamente en el transcurso de la corta experiencia terrenal. Bien ha subrayado T. S. Elliot que “nuestro deber es intentar lo mejor, el resto no es de nuestra incumbencia”.

 

Es frecuente que se diga que quienes operan de un modo abierto y sincero son muy poco prácticos sin ver que los que en realidad desconocen por completo la practicidad son ellos ya que con sus recetas retroceden a pasos agigantados: en todo caso los prácticos, en el otro campo, son los socialistas que van al fondo de los temas en todos los terrenos y le corren el eje del debate por minutos a los ingenuos e infantiles que se autoconsideran prácticos. Muchas veces “los prácticos” se burlan de los resultados electorales de las izquierdas pero son los que en gran medida marcan la agenda. En los medios resulta un espectáculo bastante bochornoso el observar debates entre representantes de las izquierdas y los llamados “prácticos” que quedan descolocados al borde del papelón quienes finalmente optan por quedarse callados bajo el  pretendido comodín de que “son demasiado radicales para contestarles”, pero en verdad carecen de argumentos por haber dedicado tiempo a la “practicidad” de la componenda y solo atinan a esbozar alguna estadística (inmediatamente refutada) ya que no son capaces de escudriñar en los fundamentos.

 

Por supuesto que el abrirse camino con opiniones personales contrarias a las comunes acarrea costos como toda acción humana (a pesar de las versiones marxistas de sostener que la economía se circunscribe a lo puramente material) pero las ganancias psíquicas son muy grandes. John Wimmer explica muy bien en No Pain, No Gain que los que argumentan a contracorriente a veces se sienten tentados a abandonar la faena pero que en definitiva, de ceder, significa “esconder basura bajo la alfombra” y autoengañarse. Como apunta Aldous Huxley, no pueden obtenerse objetivos caminando en la dirección opuesta. Todos deben dedicar tiempo para que se los respete, no es cuestión de atrincherarse en los negocios conjeturando que otros harán de escudo y resolverán los entuertos.

 

El tema de lo que aquí denominamos el síndrome Asch comienza en los colegios cuando el docente impone una sola bibliografía y rechaza otras y lo toma a mal cuando un estudiante cuestiona lo dicho. El espíritu contestatario en el aula resulta vital para formar seres humanos y no autómatas. La honestidad intelectual es probablemente la virtud más excelsa y es lo que permite sacar partida de tradiciones de pensamiento distintas.

 

Alberto Benegas Lynch (h) es Dr. en Economía y Dr. En Administración. Académico de la Academia Nacional de Ciencias Económicas y fue profesor y primer Rector de ESEADE.

“Marx ha vuelto”, nueva miniserie argentina que causa sensación

Por Belén Marty: Publicado el 24/6/14 en: http://esblog.panampost.com/belen-marty/2014/06/24/marx-ha-vuelto-nueva-miniserie-argentina-que-causa-sensacion/

 

Argentina no para de sorprenderme. Es increíble. El colectivo audiovisual Contraimagen, junto a la producción de Tvpts (el canal del Partido de los Trabajadores Socialistas) crearon una mini serie llamada “Marx ha vuelto” que está haciendo furor en las redes sociales. Ya ha acumulado, en sus diferentes plataformas, más de 280 mil visitas. Su guión está basado nada más y nada menos que en el Manifiesto Comunista de Carlos Marx.+

“Nosotros decimos que esta ficción, en un sentido, también documenta la realidad actual de la Argentina, porque hay muchos trabajadores a los que les está sucediendo lo que acontece en la miniserie y que se acercan a ideas de izquierda leyendo el `Manifiesto` y empezando a construir una visión más de conjunto de la situación”, expresó Javier Gabino, responsable de la edición de la serie.+

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Basándonos en el pensamiento y herencia de Ludwig von Mises, la imposibilidad del cálculo económico del comunismo no hace otra cosa que eliminar los precios, y sin eso el sistema económico no existe. ¿Cómo podríamos tomar decisiones sin un mercado? ¿Se imaginan un mundo sin precios?+

El precio es el resultado de miles de decisiones, del conocimiento disperso y limitado de las personas que interactúan día a día y que tienen cada una de ellas valoraciones subjetivas para cada bien o servicio.+

Pienso y me imagino a un funcionario del gobierno bajo el sistema comunista —previo a la destrucción del Estado para llegar a la utopía comunista. Cierro los ojos y me imagino ahora a un grupo de funcionarios sentados en una mesa rodonda decidiendo cuantos zapatos producir en la fábricas. O pensando y planificando cuál es la cantidad óptima de casas a construir. O cuántas patatas o tomates sembrar. Y la cantidad óptima de chocolate para cada ciudadano (cualquier semejanza con la ración de chocolate de la novela 1984 es pura casualidad).+

Por suerte no me tocó vivir la hambruna de la Unión Soviética, ni el experimento de Angola, ni la homofóbica Cuba, ni siquiera sufrí la mandatoria inscripción al servicio militar norcoreano.+

Según El libro negro del comunismo, el experimento comunista dejó 100 millones de muertos. Más de la mitad murió en China a consecuencia del paso de la Revolución Cultural maoísta.+

Más allá de todo esto y de que el comunismo ha probado el gusto de su fracaso en diferentes momentos históricos y en distintas ubicaciones geográficas, el vídeo deja entrever una relación injusta —casi un cliché— entre el patrón (explotador) y el empleado (explotado).+

No es mi intención armar una defensa del más salvaje capitalismo —aunque lo haría con inmensa felicidad— porque requiere más que un simple post en un blog, pero sí generar conciencia del simbolismo que existe detrás de esta miniserie.+

La batalla cultural comunista sigue firme. No entiende que el éxito de las sociedades se basa en el derecho irrestricto de la propiedad privada, en crear condiciones acordes para que se cree la riqueza. Y que las relaciones economómicas entre los individuos no son un juego suma de cero: Yo gano porque vos también ganás.+

Mientras esto siga sucediendo, temo que se seguirán produciendo más y más capítulos de esta miniserie que hace apología de una ideología que apabulla al individuo hasta hacerlo parte de una masa colectiva.

 

Belén Marty es Lic. en Comunicación por la Universidad Austral. Actualmente cursa el Master en Economía y Ciencias Políticas en ESEADE. Conduce el programa radial “Los Violinistas del Titanic”, por Radio Palermo, 94,7 FM.

El modelo Kicillof

Por Adrián Ravier: Publicado el 15/6/14 en: http://opinion.infobae.com/adrian-ravier/2014/06/15/el-modelo-kicillof/

 

Recientemente Axel Kicillof, el ministro de Economía de la Nación, justificó la actuación del vicepresidente Amado Boudou en el polémico caso Ciccone que hoy estudia la Justicia señalando que la impresión de billetes es una función estratégica del Estado. De la misma manera, Kicillof justificó varias expropiaciones o nacionalizaciones como las de Aerolíneas Argentinas, la del sistema de pensiones, la de los ferrocarriles o la de Repsol-YPF. Luego de que el propio gobierno mostrara su incapacidad para regular tarifas e inversiones de estas empresas “privadas”, se decidió en cada caso culpar a las empresas por los problemas en los servicios y avanzar en la expropiación o nacionalización.

Lejos de aquella famosa frase de la presidente (“chiquitito pero cumplidor”), los resultados no han sido buenos, con una empresa aeronáutica que sólo se sostiene por los subsidios crecientes que recibe del gobierno, con un sistema de pensiones que lejos está de cumplir su función de cara al futuro, con ferrocarriles que cada año ofrecen peor servicio y mayor número de accidentes y con un país que abandonó el auto-abastecimiento de petróleo y ahora necesita algunos miles de millones de esos escasos dólares por año para que la economía no se quede sin energía.

Del modelo heredado de gobiernos anteriores al imaginario-ideal de Kicillof, se deben corregir varias anomalías, y es allí donde el ministro está operando, definiendo cuáles son las “cuestiones de Estado” e interviniendo en consecuencia lo necesario para asegurarle a los argentinos estabilidad de empleo y fomentando el desarrollo.

Estamos entrando posiblemente en la última etapa de doce años de kirchnerismo y el modelo que la Argentina proyecta es el del actual ministro de Economía, cuya formación económica lo ha conducido siempre a desconfiar del mercado mucho más que en sus colegas del gobierno. Todo está justificado en el “modelo de Kicillof”, si él cree -dentro de su arbitrariedad- que es una “cuestión de Estado”.

Se respaldará siempre en la democracia, en el voto del pueblo que eligió a Cristina Fernández de Kirchner en el poder y a él como su consejero económico. Nos debemos entonces los argentinos un debate acerca del modelo que queremos y la definición de las “cuestiones de Estado”.

El problema, desde mi humilde punto de vista, es que la “cuestión de Estado” central ya no es la seguridad, la justicia independiente, la protección del Estado de Derecho, la estabilidad monetaria, la desocupación o la pobreza, sino llegar a 2015 sin sufrir las consecuencias de estas políticas que se vienen aplicando. Tenga o no éxito Kicillof en este objetivo cortoplacista, la destrucción de nuestras “instituciones” ya es un daño irreparable.

 

Adrián Ravier es Doctor en Economía Aplicada por la Universidad Rey Juan Carlos de Madrid, Master en Economía y Administración de Empresas por ESEADE y profesor de Macroeconomía en la Universidad Francisco Marroquín.

¿Quién aprueba el impuesto de la inflación? Impuestos con consentimiento dice Juan de Mariana

Por Martín Krause. Publicado el 23/6/14 en: http://bazar.ufm.edu/quien-aprueba-el-impuesto-de-la-inflacion-impuestos-con-consentimiento-dice-juan-de-mariana/

La inflación hace que muchos paguen impuesto cuando antes no pagaban. Peor aún, la inflación “es un impuesto”. La pregunta es: ¿quién lo votó? ¿No es que los impuestos se aprueban en el Congreso como parte de una larga tradición que dice que no pueden ponerse impuestos sin el consentimiento de los ciudadanos? Parece que eso no corre para la inflación. Pero el principio es claro, está en la Carta Magna (1215) y lo comenta Juan de Mariana (1536-1624):

Si el rey puede cargar pechos sobre sus vasallos sin consentimiento del pueblo

Algunos tienen por grande sujeción que los reyes, cuanto al poner nuevos tributos, pendan de la voluntad de sus vasallos, que es lo mismo que no hacer al rey dueño, sino al común; y aun se adelantan á decir que si para ello se acostumbra llamar á Cortes, es cortesía del príncipe, pero si quisiese, podría romper con todo y hacer las derramas á su voluntad y sin dependencia de nadie conforme á las necesidades que se ofrecieren. Palabras dulces y engañosas y que en algún« reinos han prevalecido, como en el de Francia, donde refiere Felipe Comines, al fin de la vida que escribió de Luis XI de Francia, que el primero que usó de aquel término fue el príncipe de aquel reino, que se llamó Carlos VIl. Las necesidades y aprietos eran grandes; en particular los ingleses estaban apoderados de gran parte de Francia; granjeó los señores con pensiones que les consignó á cada cual y cargó á su placer al pueblo. Desde el cual tiempo dicen comunmente que los reyes de Francia salieron de pupilaje y de tutorías, y yo añado que las largas guerras que han tenido trabajada por tantos años á Francia en este nuestro tiempo todas han procedido de este principio. Veíase este pueblo afligido y sin substancia; parecióles tomar las armas para de una vez remediarse con la presa ó acabar con la muerte las necesidades que padecían, y para esto cubrirse de la capa de religión y colorear con ella sus pretensiones. Bien se entiende que presta poco lo que en España se hace, digo en Castilla, que es llamar los procuradores á Cortes, porque los mas de ellos son poco á propósito, como sacados por suertes, gentes de poco ajobo en todo y que van resueltos á costa del pueblo miserable de henchir sus bolsas; demás que negociaciones son tales, que darán en tierra con los cedros del Líbano. Bien lo entendemos, y que como van las cosas, ninguna querrá al príncipe á que no se rindan, y que seria mejor para excusar cohechos y costas que nunca allá fuesen ni se juntasen; pero aquí no tratamos de lo que se hace, sino de lo que conforme à derecho y justicia se debe hacer, que es tomar el beneplácito del pueblo para imponer en el reino nuevos tributos y pechos. No hay duda sino que el pueblo, como dice el historiador citado, debe siempre mostrar voluntad de acudir á la de su rey y ayudar conforme lo pidiesen las necesidades que ocurren; pero también es justo que el príncipe oiga á su pueblo y se vea si en él hay fuerza y substancia para contribuir y si se hallan otros caminos para acudir á la necesidad, aunque toquen al mismo príncipe y á su reformación, como veo que se hacia antiguamente en las Cortes de Castilla. Digo pues que es doctrina muy llana, saludable y cierta que no se pueden poner nuevos pechos sin la voluntad de los que representan el pueblo. Esto se prueba por lo que acabamos de decir, que si el rey no es señor do los bienes particulares, no los podrá tomar todos ni parte de ellos sino por voluntad de cuyos son. Item, si, como dicen los juristas, ninguna cosa puede el rey en perjuicio del pueblo sin su beneplácito, ni les podrá tomar parte de sus bienes sin él, como se hace por via de los pechos. Demás que ni el oficio de capitán general ni de gobernador le da esta autoridad, sino que pues de la república tiene aquellos cargos, como al principio señaló el costeamiento y rentas que le parecieron bastantes para ejercellos; así, si quiere que se las aumenten, será necesario que haga recurso al que se las dio al principio. Lo cual, dado que en otro reino se permitiera, en el nuestro está por ley vedado, fecha y otorgada á pedimento del reino por el rey don Alonso el Onceno en las Corles de Madrid, año de 1329, donde la petición 68 dice así: «Otrosí que me pidieron por merced que tenga por bien de les no echar ni mandar pagar pecho desaforado ninguno especial ni general en toda la mi tierra sin ser llamados primeramente á Cortes é otorgado por todos los procuradores que vinieren: á esto respondo que lo tengo por bien é lo otorgo.» Felipe de Comines, en el lugar ya citado, por dos veces generalmente dice en francés: «Por tanto, para continuar mi propósito no hay rey ni señor en la tierra que tenga poder sobre su estado de imponer un maravedí sobre sus vasallos sin consentimiento de la voluntad de los que lo deben pagar, sino por tiranía y violencia»; y añade poco mas adelante «que tal príncipe, demás de ser tirano, si lo hiciere será excomulgado », lo cual ayuda á la sexta «comunión puesta en la bula In Coena Domini, en que descomulga á los que en sus tierras imponen nuevos pechos, unas bulas dicen : «sin tener para ello poder»; otras «fuera de los casos por derecho concedidos»; de la cual censura no sé yo cómo se puedan eximir los reyes que lo contrario hacen, pues ni para ello tienen poder ni por derecho les es permitido esta demasía; que como el dicho autor fue seglar y no persona de letras, fácilmente se entiende que lo que dice por cosa tan cierta lo pone por boca de los teólogos de su tiempo, cuyo parecer fue el suyo. Añado yo mas, que no solamente incurre en la dicha excomunión el príncipe que con nombre de pecho ó tríbulo hace, las tales imposiciones, sino también con el de estanque y monipodio sin el dicho consentimiento, pues todo se sale á una cuenta, y por el un camino y por el otro toma el príncipe parte de la hacienda de sus vasallos, para lo cual no tiene autoridad. En Castilla de unos años á esta parte se han hecho algunos estanques de los naipes, del solimán, de la sal, en lo cual no me meto, antes los tengo por acertados; y de la buena conciencia del rey, nuestro señor, de gloriosa memoria, don Felipe II, se ha de creer que alcanzó el consentimiento de su reino; solo pretendo probar que lo mismo es decir poner estanques que pechos y que son menester los mismos requisitos.

Pongamos ejemplo para que esto se entienda. En Castilla se ha pretendido poner cierto pecho sobre la harina; el reino hasta ahora ha representado graves dificultades. Claro está que por via de estanque si el rey se apoderase de todo el trigo del reino, como se hace de toda la sal, lo podría vender á dos reales mas de lo ordinario, con que se sacaría todo el interés que se pretende y aun mas, y que seria impertinente pretender no puede echar pecho sin el acuerdo dicho, si por este ú otro camino se puede sin él salir con lo que se pretende. Por lo menos de todo lo dicho se sigue que si no es licito poner pecho, tampoco lo será hacer esta manera de estanques sin voluntad de aquellos en cuyo perjuicio redundan.

Martín Krause es Dr. en Administración, fué Rector y docente de ESEADE y dirigió el Centro de Investigaciones de Instituciones y Mercados (Ciima-Eseade).