Cómo subdesarrollar a la Argentina en diez lecciones:

Por Adrián Ravier. Publicado el 22/11/11 en: http://www.elcato.org/como-subdesarrollar-la-argentina-en-diez-lecciones

Hasta 1935 EE.UU., Canadá, Australia y Argentina tenían un desarrollo y un PIB per cápita similar, en torno a los $5.000, lo cual les permitía ser cuatro de los países más ricos del mundo. Para explicar tal estado de situación, uno encuentra ciertos factores comunes en estos países, tales como la riqueza natural de sus recursos, la gran extensión de territorio, los marcos constitucionales, la apertura económica, un modelo eminentemente agroexportador, la inmigración europea, un estado muy pequeño, escasas regulaciones y la estabilidad monetaria.

Pero en los siguientes 75 años el desarrollo de Argentina se torna mucho más lento y débil que el de los otros tres países. Claramente la inestabilidad política y las políticas económicas tomadas por diversos gobiernos —como el modelo de sustitución de importaciones— fueron exitosas en mantener al país subdesarrollado, lejos de los estándares de otros países con características similares.

La lección clave que el lector encontrará en este artículo es que evitar el desarrollo implica colocar todo tipo de trabas sobre las fuerzas creativas de los empresarios, evitando el ahorro y con ello la inversión local y extranjera.

El siglo XXI, sin embargo, presenta desafíos adicionales para los hacedores de políticas públicas, en comparación con las seis décadas anteriores. El contexto internacional es nuevamente favorable —como lo fue antes de la Primera Guerra Mundial—. China se ha convertido en la nueva fábrica del mundo y Argentina como otros países latinoamericanos cuentan con condiciones naturales excelentes para proveer de materias primas a este país. Los precios de los commodities en niveles récord hacen mucho más difícil la tarea de mantener subdesarrollada a la economía argentina, después de todo, las palabras del ex Presidente Eduardo Duhalde resuenan en las cabezas de muchos: “La Argentina está condenada al éxito”.

Veamos entonces qué ha hecho el gobierno para impedir el desarrollo de la economía argentina desde 2003, para así evaluar en las conclusiones sus consecuencias.

Lección I

Está claro que el desarrollo económico de un país en el largo plazo depende del nivel de inversión. Los precios récord de los commodities generan un extraordinario estímulo para extender la siembra hacia tierras vírgenes, importar tecnologías de tal modo de aumentar la productividad y aprovechar la ocasión única de ofrecer materias primas a China, y por qué no a la India y Brasil. Para detener la mayor amenaza al desarrollo, las autoridades han sumado a la ya excesiva estructura tributaria, retenciones a las exportaciones del orden del 35 %, las que automáticamente se deducen de las divisas que entran al país.

Lección II

Por supuesto que la mayor demanda global por nuestros productos implica una oportunidad única para desarrollar aun más la industria de la carne, la leche, los vinos, etc., esto es, aquellos productos que representan la ventaja comparativa del país, lo cual eleva en el corto plazo sus precios, al menos hasta que este efecto sea acompañado con aumentos de producción. El gobierno ha tomado entonces la decisión de fijar controles de precios máximos sobre dichos bienes, además de prohibir en muchos casos la exportación, con la idea de reducir los márgenes de ganancia y evitar cualquier tipo de nueva inversión en esos mercados. No sólo eso, se ha presionado y amenazado a los empresarios que intenten aumentar sus precios en búsqueda de mayor beneficio, lo cual claramente ejerce presión para evitar el desarrollo de nuevas inversiones.

Lección III

A las mencionadas presiones locales, había que agregarles un nuevo condimento. Tal fue así que el gobierno prohibió a las empresas la importación de algunos insumos básicos clave para el desarrollo de sus emprendimientos, además de fijar aranceles en otros que aumenten su costo de importación. Con esto garantizamos que las empresas enfrenten cuellos de botella que les impidan el desarrollo.

Lección IV

Otro de los problemas centrales e históricos de la Argentina han sido los magros salarios que perciben los jubilados y pensionados. El problema podría solucionarse en el largo plazo con un sistema de administración privada de pensiones como el que ha practicado Chile, sin embargo, a un sistema defectuoso implementado en la década de 1990, el gobierno ha eliminado toda amenaza de solución, estatizando las pensiones. Los 100.000 millones de pesos (ó $30.000 millones) fueron consumidos en cuatro años para evitar todo posible retorno a un proyecto que durante toda una década había financiado inversiones de capital que podían generar cierto desarrollo del país.

Lección V

Por supuesto que ese gasto público excesivo (que aumentó del 30 al 45 % del PIB), basado fundamentalmente en el dinero obtenido de las pensiones, además de la mayor presión tributaria, genera un estímulo de demanda que produce en el corto plazo un mayor crecimiento y hasta mejores salarios para los trabajadores. El gobierno debió entonces atentar contra esa mejora, imprimiendo moneda y generando inflación. De este modo, al aumento nominal de los salarios, y al mayor beneficio empresarial que obtenían algunas firmas, se las acompañó con una tasa de inflación del mismo nivel, para así limitar el aumento del poder adquisitivo que percibían los salarios.

Lección VI

Sabemos también que la estabilidad monetaria de un país se podría garantizar con una buena cantidad de reservas en dólares en el Banco Central, suficientes como para actuar cuando sea necesario y sostener así un tipo de cambio relativamente fijo, entre bandas. Qué mejor entonces que exigir al banco central que utilice esas divisas para cancelar compromisos con el FMI. De este modo se reducen dichas reservas, al tiempo que nos quitamos al mayor auditor del mundo de encima, y así espantamos aun más toda posible inversión.

Lección VII

El contexto internacional favorable ha generado un tremendo desarrollo de inversiones de capital en Latinoamérica. La Inversión Extranjera Directa se ha concentrado en estos años en los países que justamente proveen a China de los insumos necesarios para producir los bienes que consume el mundo entero. El gobierno entonces adoptó como política el nacionalismo, alineado con Cuba, Venezuela, Ecuador y Bolivia, de tal modo de incrementar el riesgo país y evitar cualquier tipo de inversión. La política nacionalista tiene dos objetivos: mientras por un lado lleva a que el país reciba muy poco capital, estimulamos también la fuga de capitales, lo cual hace inviable cualquier desarrollo de largo plazo.

Lección VIII

Un país de extenso territorio necesita de las mejores aerolíneas que puedan tornar accesible el traslado de empresarios por todo el país. Las provincias en definitiva sólo podrán reducir la dependencia de gasto público nacional si logran recibir a una serie de empresas con inversiones sustentables de largo plazo, las cuales —a su vez— podrían elevar la recaudación tributaria. Para evitar este riesgo que hubiera ayudado al desarrollo, el gobierno decidió estatizar Aerolíneas Argentina y sostener una política de “cielos cerrados”, donde ninguna otra aerolínea pueda dar servicio. Para disimular, se permitió a la compañía LAN operar en forma limitada, pero sus vuelos no alcanzan aun más del 10 % de los vuelos locales de Argentina.

Lección IX

Otro aspecto fundamental para mantener a la Argentina en el subdesarrollo consiste en evitar que el riesgo país descienda. Para ello basta con incumplir los compromisos con el exterior, no pagarle al Club de París y evitar todo acuerdo. No sólo ello, mejor aun es estafar a aquellos acreedores que esperan cobrar intereses de la deuda en torno a la tasa de inflación, para lo cual el Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (INDEC) se ha preocupado por simular una tasa de inflación que es un tercio de la real.

Lección X

Finalmente, un medio para generar el desarrollo es mantener un mercado laboral flexible que permita que empleadores y trabajadores lleguen a acuerdos laborales que garanticen la generación de empleo. Por supuesto que el contexto ayuda en este punto, por eso es necesario redoblar la apuesta y ofrecer incentivos contrarios. Basta entonces dar Planes Trabajar o Planes para Jefes y Jefas de Hogar Desocupados, y con ello crear incentivos para mantener improductiva a la fuerza laboral. La medida también puede acompañarse con mucho empleo público, fundamentalmente en las provincias, y con ello mantener una estructura de poder que garantice los votos de las elecciones futuras que al mismo tiempo sostengan la continuidad del modelo.

Reflexión final

La economía argentina ha mostrado en la última década una rápida recuperación de lo que fuera la depresión de 2001-2002, dejando entrever que los esfuerzos del gobierno por evitar el subdesarrollo, al menos hasta ahora, no han dado resultados.

La conclusión a la que llegamos es que mantener a un país como Argentina en el subdesarrollo, puede ser aun más difícil que acompañarla en su desarrollo, más aun cuando los vientos empujan a la economía hacia adelante.

Tras las elecciones y viendo los continuos fracasos que estas medidas tuvieron, el gobierno está nervioso y ya prepara un nuevo arsenal de medidas que profundicen el subdesarrollo del país. La primera medida ha apuntado a mayores controles para la compra y venta de dólares de tal modo de alentar una mayor fuga de capitales. Otra medida busca doblar la apuesta en la expansión del gasto público, por lo que el presupuesto 2012 plantea un aumento del 35 % del gasto nominal, en relación con aquel del año anterior. Una posible Ley de Tierras, aunque inconstitucional, apuntaría además a evitar que cualquier extranjero compre tierras en el país y así explote su producción. Incluso se ha comprendido que fue un error no pagar al Club de París, siendo mejor cancelar el compromiso para así abrir la puerta del endeudamiento, un aspecto que ha quedado pendiente en los dos gobiernos anteriores.

El objetivo final es retornar a los niveles de PIB per cápita de 2002, y en las elecciones se ha prometido que no habrá descanso hasta conseguirlo.

* Este artículo es escrito como un homenaje a Manuel Ayau, quien durante décadas trabajó como empresario, como educador y como panfletista, para difundir los principios de una sociedad libre. El artículo es una réplica de aquel que publicara en el CEES, en noviembre de 1971, pero actualizado y aplicado a la Argentina.

Adrián Ravier es Doctor en Economía Aplicada por la Universidad Rey Juan Carlos de Madrid, Master en Economía y Administración de Empresas por ESEADE y profesor de Macroeconomía en la Universidad Francisco Marroquín.

Ciclos Económicos, Economías Abiertas y los dos Canales de Distorsiones:

Por Nicolas Cachanosky: Publicado el 25 de noviembre de 2011 en: http://puntodevistaeconomico.wordpress.com/2011/11/25/ciclos-econmicos-economas-abiertas-y-los-dos-canales-de-distorsiones/#more-1480

Creo que ya he comentado sobre algunos puntos del ABCT (Teoría Austriaca del Ciclo Económico) en un contexto de economías abiertas. La Crisis Financiera del 2008 ha atraído bastante interés por los puntos de vista de esta teoría. No solo ha habido dos interesantes debates Keynes vs. Hayek, en Inglaterra y Estados Unidos, sino que parecería haber cierto consenso que el ABCT explica aspectos centrales de la reciente crisis. Pero al considerar economías abiertas con dinero fiat, una política monetaria expansiva no afecta sólo a las tasas de interés, también afecta los tipos de cambio. Las distorsiones pueden canalizarse por dos caminos, y no solo uno, al considerar una economía abierta en lugar de una economía cerrada con patrón oro como hace la versión tradicional del ABCT.

 

La Tasa de Interés

En primer lugar, el hecho que el centro expanda la cantidad de dinero a través del mercado financiero afecta la tasa de interés a nivel global. Dado que la periferia se encuentra financieramente integrada al centro, la expansión del centro implica mayor oferta de créditos también en la periferia. En este sentido, los aspectos tradicionales de la teoría siguen presentes.

Sin embargo, si los bancos centrales de la periferia deciden mantener los tipos de cambio constantes, para evitar apreciaciones en sus monedas, entonces la periferia contribuye a la expansión de crédito y baja de la tasa de interés. A diferencia de lo que sucede un sistema de patrón oro done no hay tipos de cambio, los tipos de cambio fijos en un sistema fiduciario pueden volverse magnificadores de la política monetaria del centro.

La baja de la tasa de interés, con o sin tipos de cambio fijo, afectan la estructura de capital incrementando el grado de roundaboutness más allá de los sustentable. Tarde o temprano, cuando la política monetaria debe ser corregida, la estructura de capital debe ser modificada, lo cual es lento y costoso.

Los Tipos de Cambio

Dado que el centro ha decidido expandir la oferta de dinero, los bancos centrales en la periferia deben decidir qué política de tipo de cambio seguir: fijo o flotante.

Tipo de Cambio Fijo

Desde el punto de vista del centro, si la periferia mantienen los tipos de cambio fijo, el aumento de consumo de bienes transables se puede satisfacer con importaciones retrasando las presiones inflacionarias. En la medida que los precios internacionales reacciones más lentamente que los precios de los bienes no transables, entonces el nivel de precio de los bienes no transables sube antes que el nivel de precios de los bienes transables (¿boom inmobiliario?). El aumento de importaciones incentiva un cambio de recursos para reducir la producción de bienes transables y aumentar la de bienes no transables (el centro incrementa su dependencia de importaciones).

Desde el punto de vista de la periferia, el incremento de importaciones del centro es un incremento de las exportaciones de los países en la periferia. La dependencia de exportaciones al centro se incrementa en estos países. Por ejemplo, China ha utilizado capacidad ociosa y un tipo de cambio fijo para proveer al centro (Estados Unidos) bienes transables a precios competitivos. Al revés que en el centro, hay un reacomodamiento de recursos para incrementar la producción de bienes transables y reducir la de bienes no transables.

Tipo de Cambio Flotante

Distinto es el caso cuando la periferia decide dejar que el tipo de cambio flote y no acompañar al centro en la expansión monetaria.

Desde el punto de vista del centro, su moneda se deprecia. Por lo tanto, las importaciones disminuyen y las exportaciones se incrementan. Ahora hay un incentivo para incrementar la producción de bienes transables y reducir la de bienes no transables.

Desde el punto de vista de los países en la periferia, las monedas se aprecian. Por lo tanto, las importaciones aumentas y las exportaciones disminuyen. En este caso hay un incentivo para incrementar la producción de bienes no transables y reducir la de bienes transables.

 

Los Dos Canales de Distorsión y la Estructura de Capital

Al extender el ABCT a un contexto de economías abiertas y considerar un régimen de monedas fiat se agrega un canal de distorsiones. En el caso del patrón oro, dado que hay una sola moneda (oro), no hay tipo de cambio entre notas bancarias. Pero al tener distintas monedas fiat, sí hay un tipo de cambio como lo puede haber entre el oro y la plata.

En este sentido, el ABCT agrega otro punto de vista, u otra dimensión, a la literatura de equilibrios y desequilibrios a través de los tipos de cambio. Las distorsiones de tipo de cambio pueden pensarse como un caso simplificado donde no se afecta el roundaboutness de la estructura de capital.

Pero el ABCT, además, ofrece un aspecto en común a las dos dimensiones, que es la heterogeneidad de los bienes de capital. Por ejemplo, al pasar de producir bienes no transables a producir bienes transables, el cambio también implica un aumento en el roundaboutness del método de producción. Los cambios de producción de bienes domésticos e internacionales no son paralelos, también sufren el efecto de la baja en la tasa de interés.

Si pensamos en un triágulo Hayekiano, la tasa de interés genera la expansión y contracción del eje horizontal en el boom y bust. Pero las distorsiones en los tipos de cambio mueven al triángulo en una tercera dimensión que represente la producción de bienes transables y no transables. Según la política cambiaria que se siga, el triángulo se afecta más en una dimensión y menos en la otra o vice-versa.

La literatura del ABCT tiene dos contribuciones que ofrecer a la literatura tradicional:

  1. El efecto en el roundaboutness de la periferia cuando el centro sigue una política monetaria expansiva
  2. Los problemas que implica considerar bienes de capital heterogeneos cambiar la producción de bienes transables por no transables (y vice-versa).

Cuando la política monetaria del centro es corregida, la estructura de capital debe corregir en estos dos aspectos.

Nicolás Cachanosky es Lic. en Economía, (UCA), Master en Economía y Ciencias Políticas, (ESEADE), y Doctorando en Economía, (Suffolk University). Es profesor universitario.

Enseñanzas argentinas para la crisis griega:

Por Martín Krause: Publicado el 25/11/11 en: http://www.elcato.org/ensenanzas-argentinas-para-la-crisis-griega

Desde que se desatara la crisis griega las referencias a la Argentina se han multiplicado, incluso se sugiere aplicar similares soluciones. En algunos aspectos la situación parece similar: alto déficit fiscal y endeudamiento; tipo de cambio fijo; paquetes de ayuda que se suceden unos a otros; programas que se anuncian y no se cumplen. Las noticias del día pasan a ser el nivel de riesgo-país o el anuncio de algún nuevo ajuste, alguna propuesta de renegociación de la deuda o renovada ayuda externa, hasta que se termina.

Cuando se habla de una posible salida “argentina” a la crisis griega se piensa sobre todo en la devaluación, unida inevitablemente al default de la deuda pública. Las recetas de ajuste fiscal con mayores impuestos son recesivas, se entra en una espiral descendente de caída de la actividad económica, menor recaudación y menores posibilidades de pagar la deuda. Una devaluación, como pasara en el caso argentino, permite al estado pasar del déficit al superávit en poco tiempo. Por las siguientes razones: las exportaciones se hacen más baratas (hasta se puede cobrarles un impuesto dada la mayor rentabilidad relativa); las importaciones son más caras, esto mejora la ventaja comparativa y se reactiva la industria local por sustitución de importaciones. Además, aumentan los precios en moneda local pero menos que la devaluación de la moneda por la profunda recesión de la economía. Esto permite al estado aumentar su recaudación en dólares proveniente del impuesto a las exportaciones o de los aranceles a las importaciones, y esos dólares ahora significan una mayor recaudación en la moneda devaluada. Por otro lado, aumentan algunos precios locales pero no los salarios dada la recesión interna: el estado recauda más inmediatamente por el IVA y su gasto en salarios o jubilaciones no aumenta en tanto pueda demorar el ajuste.

El impacto en la población, por supuesto, es muy duro, el ajuste recae sobre todos no solamente sobre el sector público. En el caso argentino un ministro de economía perdió su cargo por proponer reducir salarios al sector público, luego vino otro que devaluó y, efectivamente, se los redujo a todos.

Ahora bien, en el caso argentino, si bien la devaluación significó romper todos los contratos y la violación descarada de los derechos de propiedad, por cierto que era más sencillo, tal vez, derogar una ley que fijaba la paridad cambiaria, que comenzar a emitir una moneda nueva y abandonar el Euro, como es el caso griego. Pero la solución argentina tuvo otro componente, que podría ser adaptado a este caso.

Grecia, más que actuar como Argentina, actuaría como una de sus provincias, tal como ahora es un estado dentro de la Unión Europea. Enfrentados con una fuerte restricción presupuestaria muchas provincias argentinas decidieron “emitir”. Claro que no podían emitir moneda, atribución que corresponde solamente al gobierno nacional, pero emitieron “bonos”, con los que pagaron las cuentas a fin de mes, en particular los salarios de los empleados públicos. Esos bonos, a diferencia de la moneda, tenían una fecha de vencimiento y pagaban una cierta tasa de interés.

El problema político que se presenta en estos casos es que el mercado en forma inmediata acepta esos bonos solamente con un descuento, lo que implica una reducción inmediata del salario de los empleados públicos. Reducirlos de una vez pondría a los empleados en la calle u ocupando los edificios públicos y al gobernador en una situación que no desea. Hacerlo por medio de bonos que se descuentan es lo mismo pero algo más indirecto. No obstante, tan solo hace falta ir a un supermercado para comprobar la reducción del poder adquisitivo por lo que es probable que los empleados públicos salgan a la calle igual. Para evitar esto, los gobiernos provinciales forzaron a los establecimientos comerciales a aceptar esos bonos a la par. Algo mejoró esto la situación para los empleados pero ellos no gastan solamente en los supermercados. Sobrevenida la devaluación, el Banco Central absorbió luego esos bonos provinciales, cambiándolos por nuevos emitidos pesos, algo que la autoridad monetaria ahora podía hacer al haber salido del cepo impuesto por la convertibilidad monetaria, por supuesto al costo de un golpe inflacionario.

Esto quiere decir que el costo de estas medidas recayó en parte en los empleados públicos provinciales, en los supermercados que no pudieron trasladar esos bonos a sus proveedores, y en buena medida en todos los argentinos vía inflación. Si el caso griego copiara esta solución, entonces Grecia emitiría bonos, pagaría sus gastos y luego esos bonos serían tomados por el Banco Central Europeo a cambio de recién emitidos euros. Los costos recaerían, en forma similar, en parte solamente en los empleados públicos y jubilados griegos y en mayor medida en el resto de los europeos vía inflación.

Pero no tiene porque ser así, aun cuando en parte tomara Grecia esta solución prestada. Uno de los grandes temas de esta saga es la resistencia o demora del gobierno griego para desprenderse de parte de sus activos (empresas estatales o propiedades públicas). Es comprensible que tales procesos llevan tiempo y el gobierno necesita pagar sus gastos y su deuda ahora.

Una alternativa posible podría ser que el gobierno griego emita bonos para pagar su deuda y su gasto con garantía en esos activos públicos, pero ahora convertibles en acciones en forma automática a su vencimiento. Supongamos que el bono emitido es a dos años, cumplido el plazo quien lo posea tendría la posibilidad de cambiarlo por una acción a su elección entre distintos activos públicos, la privatización seria automática. Los accionistas luego, tomarían a su cargo esos activos y deberían decidir su gestión en asambleas, las acciones cotizarían en la bolsa.

Para los apegados a las propiedades públicas esta alternativa le otorga dos años para resolver los problemas fiscales. Es cierto que bien podrían hacerlo aumentando impuestos, pero si algo iluminara a los griegos, lo mejores sería reducirlos y desregular la economía.

 

Martín Krause es Dr. en Administración, fué Rector y docente de ESEADE y dirigió el Centro de Investigaciones de Instituciones y Mercados (Ciima-Eseade).

DE LA IMPOSIBILIDAD DE CÁLCULO ECONÓMICO A LA IMPOSIBILIDAD DE LA EDUCACIÓN FORMAL POSITIVISTA

Por Gabriel Zanotti: Publicado originalmente en: “Mentes Abiertas”
22-3-2005. Republicado el 17/7/2011 en: http://gzanotti.blogspot.com/2011/07/conocimiento-disperso-escuela-austriaca.html

Muchos recuerdan con énfasis el famoso artículo de Mises, luego devenido en uno de sus más importantes libros (“El Socialismo”, de 1922), donde el gran economista austriaco demostraba la imposibilidad de cálculo económico en el socialismo. La argumentación de Mises se concentraba en que, al carecer de precios libres, por carecer de propiedad privada, el socialismo no podía realizar el cálculo de costos y precios indispensable para la economización de recursos. La conclusión general de Mises, desafiante, era esta esencial paradoja: el socialismo pretende planificar y, al hacerlo, desordena. La paradoja de la planificación es que no planifica. El mensaje de Mises, dicho 83 anos atrás, aún no se ha entendido, pues ese extraño fenómeno llamado capitalismo global no es más que el intervencionismo parcial, que es un socialismo parcial que distorsiona permanentemente los precios de mercado.

Hace más de 83 anos, sin embargo, que en otro ámbito, el educativo, pretendemos planificar, con análogos resultados. No me refiero a la educación estatal. Me refiero al sistema de educación planificada con sistema de notas, siendo estas últimas los incentivos básicos del sistema y el eje central del sub-sistema de premios y castigos. Este sistema no es intrínseco a la escolaridad como tal, pero es la costumbre imperante en la educación formal occidental, especialmente después que el positivismo pedagógico tiene su auge a fines del s. XIX. A veces se ha intentado salir de ese sistema; a veces sus riendas son más flojas o no, a veces la humanidad de maestros y profesores le hace de contrapeso pero………. El sistema permanece implacable, ya sea en el sector privado o en el estatal, en todo lugar del mundo donde se pretenda tener un sistema escolar “evolucionado”.

Por supuesto, niños, adolescentes y adultos siguen sin aprender nada pero…. No creo que se vea cuál es el problema. Se levantan voces de conservadorismo pedagógico, llamando al rigor, a la disciplina, a la exigencia, como solución, sin ver, tal vez, que esas voces son análogas a la del planificador socialista que quiere planificar aún más cuando saltan por doquier los desastres de la planificación.

La analogía no es tan difícil. Las notas son análogas a los precios fijados por el planificador socialista o intervencionista. El ser humano, que responde a estímulos e incentivos normales, memoriza lo necesario para obtener el 9 o el 10 necesario, y los que creen en el sistema dicen “aprendió” y colocan el 10, mandan hacer el cuadrito de honor, conceden la beca, y el sistema se retroalimenta. Por supuesto, el aprendizaje implica la memoria, pero no al revés, pero no importa, el sistema está mal estructurado desde la base. De igual modo que el precio fijado por el estado da señales que dispersan aún más el conocimiento limitado (Hayek) las notas dan una ilusión de aprendizaje. Y no hay propiedad porque, si la hubiera, el alumno podría decir “no” a una “propuesta” educativa. Pero no, es un esclavo. Claro que a veces son niños, pero se los educa como esclavos porque se los educa para seguir siendo niños. De vez en cuando algunos alumnos se mueren de stress por la famosa nota o los profesores se angustian por la falta de interés del alumnado, pero no importa, así son las cosas y hay que seguir. De vez en cuando algún alumno quiere salirse del sistema pero el eficaz modo de castigos le pondrá coto o impedirá su creatividad o su genio. De vez en cuando algún profesor querrá salirse del sistema planificado pero algún superior, y no necesariamente el estado, le llamará la atención. El sistema, obviamente, es intrínsecamente corruptor. Todo tipo de engaños y simulaciones son ideadas para obtener la sacrosanta nota, y profesores y autoridades deben convertirse en policías. Eso los corrompe a ellos pero, fundamentalmente, a todos los seres humanos que desde los 6 hasta los 17 han sido “educados” en cómo burlar un sistema autoritario…. Que ellos perciben como “autoridad”. A esas personas, a las 18, se les dice que deben ser buenos, que no deben ser corruptos, que no deben engañar, que deben hacer una buena opción con su carrera, que deben ser buenos padres….

Hay grupos de personas que no son afectadas por el sistema. Están los que quieren aprender, libremente, y lo hacen y entonces obtienen el 9 o el 10 pero no porque sea eso lo que les interese. Están los genios que estudian lo que quieren y se aburren y sin problema repiten lo que el sistema quiere escuchar. Ninguno de los dos casos refuta al fracaso de la educación formal positivista. Hay también ciertos paradigmas técnicos cuyo manejo requiere memorizar primero y aprender después, o sea, “entrenamiento”. Y están los millones y millones que se han pervertido de por vida, y están los millones y millones de genios creativos a los cuales el sistema aplastó desde el principio. Claro, esa millonaria pérdida no puede ser registrada por el sistema de notas.

Ante esto, qué hacer? Por lo pronto, no desanimarse, porque en ese sistema estamos. Pero aquellos que, y no por el sistema escolar, saben algo de la crítica en Popper, de las condiciones de diálogo en Habermas, del conocimiento disperso en Hayek, del conocimiento tácito en Polanyi, de los horizontes en Gadamer, del pensar no calculante en Heidegger, del diálogo en Buber y Lévinas, del amor a Dios en Sta Teresa y San Juan de la Cruz, todos ellos deben saber que el sistema escolar nada tiene que ver con todo ello. Si tenemos la “mente abierta”, pensemos en esto, que es un drama que hace siglos está matando nichos desconocidos de creatividad. Y si me he equivocado, aquí estoy, abierto a la crítica. Cosa que el sistema formal de enseñanza no alienta ni permite…

Bibliografía:

[1] Zanotti, Luis J.: “El cuestionamiento de las instituciones escolares” [1974], en IIE, Educación, Ideología y Política, Ediciones de la Revista del Instituto de Investigaciones Educativas, 1975.
[2] Zanotti, Luis J.: Los objetivos de la escuela media, Kapeluz, Buenos Aires, 1980. Prólogo.
[3] Lakatos, I.: La metodología de los programas científicos de investigación, [1965]Alianza, Madrid, 1989.
[4] Zanotti, Gabriel J.: “Los orígenes epistemológicos del estado contemporáneo”, Laissez Faire, (2002), Nro. 16-17.
[5] Feyerabend, P.K.: Tratado contra el método [1975], Tecnos, Madrid, 1981, cap. 18, y Adiós a la Razón, [1981] Tecnos, Madrid, 1992.
[6] Zanotti, Luis J.: La misión de la pedagogía, Columba, Buenos Aires, 1967.
[7] Zanotti, Luis J.: « La desinstitucionalización del sistema educativo”, en IIE, Revista del Instituto de Investigaciones Educativas (1980), nro. 26. La obra completa de Luis Jorge Zanotti se puede encontrar en http://www.luiszanotti.com.ar

Gabriel J. Zanotti es Doctor en Filosofía, Universidad Católica Argentina (UCA).  Es profesor full time de la Universidad Austral y en ESEADE es Es Profesor Titular de Metodología de las Ciencias Sociales en el Master en Economía y Ciencias Políticas de ESEADE.

Los subsidios que el Gobierno está quitando ya están presupuestados para el año 2012.

Por Marcelo Gowland: Publicado el 22/11/11 en La Nación:

«Los subsidios que el Gobierno está quitando ya están presupuestados para el año 2012.
«Entonces, yo me pregunto y le pregunto al Gobierno: ¿no deberían modificar el presupuesto 2012? ¿Bajarán los impuestos en 2012? ¿Adónde serán destinados los 40.000 millones de pesos que piensan reducir de subsidios?
«Son simplemente preguntas de un ciudadano que sigue pagando los mismos impuestos y al que le gustaría saber qué va hacer el Gobierno con el dinero con que uno contribuye.»

Marcelo Gowland es alumno de Licenciatura en ESEADE.

La regla de Hayek versus la regla de Friedman:

Por Adrián Ravier. Publicado el 19/11/11 en:  http://www.elcato.org/la-regla-de-hayek-versus-la-regla-de-friedman

La teoría cuantitativa del dinero resulta en una excelente herramienta para comparar las políticas monetarias que debieran guiar a un banco central en el marco de las obras de Milton Friedman y Friedrich Hayek.

En este artículo comparamos ambos enfoques y mostramos, mediante una serie de gráficos, un punto en común de estos autores sobre la crisis subprime, y en particular los últimos cuatro años (2008-2011).

Veamos para ello, la ecuación cuantitativa:

MV = Py

donde M es la oferta monetaria, V es la velocidad de circulación del dinero, P es el nivel general de precios e y es la producción real o física de bienes y servicios.

La regla monetaria de Friedman

La regla monetaria de Friedman busca como objetivo prioritario la estabilidad del nivel general de precios. Esto significa que cualquiera sea la dinámica que tomen las otras magnitudes “V”, “P”, “y”, Friedman propone ajustar “M” para equilibrar la ecuación. Entonces:

1. Ceteris Paribus, si “y” sube, debemos subir “M”. Friedman estimó una tendencia de largo plazo a que el PIB creciera en EE.UU. a una tasa promedio del 3% anual, lo que significa que “M” debe crecer en forma estable y moderada a un 3 % por año. De este modo, si “V” está constante, “P” permanecerá constante. Friedman estudió empíricamente “V” y observó que cuando hay estabilidad de precios “V” suele estar estable.

2. Ceteris Paribus, si “P” cae, debemos subir “M”. Cualquiera sea la razón por la que “P” cae, Friedman propone aumentar “M”. El objetivo es evitar la deflación de precios.

3. Ceteris Paribus, si “V” cae, debemos aumentar “M”. Siempre que observemos una contracción de la oferta monetaria por caída de “V”, debemos aumentar “M” para estabilizar el nivel de precios. En su famoso libro sobre la historia monetaria de EE.UU., Friedman —en coautoría con Anna J. Schwartz, demostró que en la gran depresión cayeron 10.000 bancos por no haber estimado precisamente dicha caída de “V”. Esto fue la “gran contracción” que Friedman observa como causa de la gran depresión de los años 1930.

La regla monetaria de Hayek

Ahora veamos la propuesta de Hayek. Es conocida su preferencia por desnacionalizar la moneda, pero al estudiar la mejor política monetaria que podría tratar de aplicar un banco central, Hayek señaló que esta debía intentar ser lo más neutral posible en relación con el ahorro y la inversión, lo que significa que debemos mantener constante el ingreso nominal, “MV”.

1. Ceteris Paribus, si “y” sube, debemos dejar caer “P”. Un crecimiento genuino de la economía debiera estar acompañado por un proceso de deflación. En la medida que la economía alcanza mayores niveles de productividad, los precios debieran caer. Hayek no encuentra motivos para aplicar políticas anti-cíclicas en este período. De hecho, esta cita es bastante ilustrativa sobre el consenso que esta política tenía en los años 1930. Dice Hayek en Precios y producción (1931, pp. 97-98):

“El que no haya ningún peligro en que los precios caigan cuando la producción sube ha sido subrayado una y otra vez, por ejemplo por A. Marshall, N. G. Pierson, W. Lexis, F. Y. Edgeworth, F. W. Taussig, L. Mises, A. C. Pigou, D. H. Robertson y G. Haberler”.

2. Si “P” cae, debemos observar las otras magnitudes. Hayek aclara que no es lo mismo que “P” descienda por un aumento de “y”, que por una caída de “V”.

3. Ceteris Paribus, si “V” cae, debemos aumentar “M”. Este es el punto en común entre Friedman y Hayek. Se trata de evitar la contracción secundaria de dinero. Esto ha sorprendido a muchos porque signfica que Hayek no era un “liquidacionista”, en el sentido de “no hacer nada” ante el ajuste de los años 1930.

La crisis subprime

Veamos ahora el caso de la crisis subprime. La serie de tres gráficos que se observa a continuación muestra el consenso entre Friedman y Hayek de aumentar “M” cuando cae “V”.

Gráfico 1: Agregados monetarios

Este primer gráfico muestra que mientas la base monetaria duplicó su nivel entre septiembre de 2008 y enero de 2009, la oferta monetaria, medida por M1 ha tenido un comportamiento mucho más estable.

Grafico 1

Gráfico 2: La velocidad de circulación del dinero

Para explicar por qué la dinámica de M0 y M1 fue tan diferente hay que prestar atención precisamente a “V”. Nótese que a partir de septiembre de 2008 “V” cayó mucho. Luego, a partir de 2009 su dinámica fue más estable, aunque siguió cayendo lentamente.

Grafico 2

Gráfico 3: Indice de Precios al Consumidor

Tras una caída del 5 % entre julio y diciembre de 2008, el IPC muestra un aumento continuo acumulando una suba del 7 %. La evidencia empírica muestra que la Fed se excedió, aunque el impacto —por ahora— no es tan grave para la economía estadounidense.

Grafico 3

Conclusiones

Esta historia, sin embargo, no ha terminado. Al evaluar este período los analistas han coincidido en señalar algunos problemas cualitativos de la política de la Fed, al practicar políticas que son muy lejanas al rol del prestamistas de última instancia y que están sujetas al riesgo moral.

Otros autores, además señalan el problema cuantitativo, afirmando que nada justifica que la expansión haya sido tan fuerte entre septiembre de 2008 y enero de 2009. Esto ha generado un debate, y hay economistas que afirman que el 7 % de suba de precios que se acumula en el período, no parece mostrar ese exceso. Pero del otro lado, dicen que el efecto inflacionario llegará. Sólo queda esperar a que la economía muestre ciertos síntomas de recuperación.

Por último hay que decir que Bernanke espera que la economía se recupere antes de que la inflación se acelere, y en tal caso podrá subir los tipos de interés, para detener la escalada de precios. Pero si el orden se invierte, Bernanke deberá enfrentar el dilema de su vida, puesto que subir los tipos de interés hundirá aun más la inversión, mientras que no hacerlo, acelerará aun más la subida de precios.

Adrián Ravier es Doctor en Economía Aplicada por la Universidad Rey Juan Carlos de Madrid, Master en Economía y Administración de Empresas por ESEADE y profesor de Macroeconomía en la Universidad Francisco Marroquín.

El occidente desarrollado: ¿Sigue en la Matrix?

Por Pablo Guido. Publicado el 16/11/11 en: http://chh.ufm.edu/blogchh/

Según estadísticas oficiales los países de la zona del euro y de los miembros de la Unión Europea crecieron, en promedio, un 0,2% en el tercer trimestre de este año respecto al segundo trimestre. Nada. Crecer a esa tasa significa que en 12 meses el PIB aumentaría un 0,82%. Para tener perspectiva qué significa esa escuálida tasa de crecimiento anual: el PIB se duplicaría en un lapso de 85 años. Lo peor de todo este asunto es la evolución de la tasa de crecimiento trimestral de Europa, comparada con el mismo trimestre del año pasado: crecía a un ritmo del 2,4% en el primer trimestre de 2011, para caer al 1,7% en el segundo y 1,4% en el tercero. Es decir, no sólo los 27 países de la UE crecen casi nada, sino que cada vez crecen menos. Obviamente que no podemos hacer una “película” con las imágenes de los últimos 3 trimestres, pero es una señal de las enormes dificultades que las economías europeas están teniendo. No fueron suficientes las toneladas de dinero emitidas por los bancos centrales para salir de la crisis, no fueron suficientes los incrementos de los gastos públicos para generar una mayor “demanda agregada”. Tampoco sirvió a reducir la tasa de desempleo que hoy, en aquellos 27 países de la UE, se ubica en casi 10% de la población económicamente activa. Exactamente igual que hace un año. Dentro del grupo de los más jóvenes (menores a 25 años) el desempleo supera el 20% en el promedio de los 27 países, con casos extremos como el español donde prácticamente uno de cada dos jóvenes no encuentra empleo.

 

¿Cómo sigue la película? Por ahora lo que vemos son renuncias de algunos primeros ministros (como en Grecia o Italia) que son reemplazados por “tecnócratas” economistas; anuncios de ajustes en el gasto público en muchos países, a veces ejecutados y otras no; y una porción de la población (por ahora los más jóvenes) que con el nombre de “indignados” comienza a observar que “algo no funciona”, que la promesa de vivir en el paraíso Estadobienestarista europeo se resquebraja, que obtener un empleo formal es casi similar a ganarse la lotería y que el “dorado” sueño de retirarse en edad más o menos temprana (los griegos por ahora se retiran a los 52 años) con una paga mensual aproximada a su salario es casi una fantasía. Recuerdo la escena de la película Matrix donde Morfeo (el capitán de la tripulación de la nave Nabucodonosor) le ofrece a Neo (el actor principal, el héroe) tomarse una pastilla para comenzar a ver el mundo real. ¿Será que, lentamente, los europeos en general que hoy apoyan el sistema socialista que tienen comienzan a tomarse la píldora que los despierte de la fantasía en la cual vivieron durante ya más de 5 décadas? Una fantasía conseguida mediante un enorme aumento de la carga tributaria y de endeudamiento público. Y también, condimentada por emisión monetaria.

Pablo Guido se graduó en la Maestría en Economía y Administración de Empresas en ESEADE. Es Doctor en Economía (Universidad Rey Juan Carlos-Madrid), profesor de Economía Superior (ESEADE) y profesor visitante de la Escuela de Negocios de la Universidad Francisco Marroquín (Guatemala). Investigador Fundación Nuevas Generaciones (Argentina).

La sustentabilidad del modelo de redistribución de riquezas:

Por: Aldo Abram.  Publicado el 18/11/11 en: http://www.libertadyprogresonline.org/2011/11/18/la-sustentabilidad-del-modelo-de-redistribucion-de-riquezas/

El  modelo de redistribución del ingreso implementado por el gobierno de Néstor Kirchner y continuado por Cristina Fernández de Kirchner  se basó en la disponibilidad de ingentes recursos que lo hicieron posible. Parece lógico; ya que, para poder distribuir, hay que tener con qué. ¿De dónde salieron esos fondos?

En primer lugar, el fuerte incremento del precio de los commodities permitió incrementar a niveles exorbitantes la presión tributaria sobre el complejo agropecuario-industrial. De esa forma, año a año, el nivel del gasto público y la carga fiscal fueron quebrando récords históricos en la Argentina; por lo que no debería extrañar la “sensación” de pérdida de competitividad de un sector privado que tiene que correr una carrera internacional con semejante “mochila”.

Un impuesto que no se menciona oficialmente; pero que todos sufren en su bolsillo es el de la inflación. Nadie puede creer que el Banco Central compra dólares y financia los excesos de erogaciones del gobierno con recursos que le dejó “Papá Noel” en el arbolito de Navidad. Lamento avisarles, ni Papá Noel ni los Reyes Magos existen. Esos recursos salen de nuestros bolsillos a través del impuesto inflacionario que nos cobra el Banco Central.

Una pregunta que alguien debería hacerse es por qué si en Brasil el tipo de cambio estuvo cayendo fuerte y acá estuvo aumentando continuamente, durante los últimos años los que se quejaban de la pérdida de competitividad eran los productores argentinos. La respuesta: 6,5% de inflación en Brasil y más del 20% en Argentina. Es decir, más piedras en la mochila de los productores locales.

Otro factor que ha beneficiado al gobierno es que la Reserva Federal, bajo el liderazgo de Alan Greenspan y, posteriormente, de Ben Bernanke, se ha dedicado a bastardear el valor de su moneda. Como los argentinos medimos la pérdida de poder adquisitivo contra el dólar, no nos dimos cuenta que, solamente por seguir en su derrumbe a la moneda estadounidense, en la última década, hemos perdido más del 60% del valor de nuestro peso. Bajo esa ilusión cambiaria, la autoridad monetaria pudo comprar reservas y cobrarnos altos impuestos inflacionarios, sin que eso se notara en el tipo de cambio y pudiera crear algún tipo de corrida. El problema es ¿cuánto tiempo más Bernanke seguirá siendo “kirchnerista”? En EE.UU., las presiones inflacionarias serán crecientes y cualquier cambio de rumbo en la laxa política monetaria de la Reserva Federal podría impactar muy duro en la Argentina. Antes si el Banco Central necesitaba cobrar un impuesto inflacionario de 25%, en el marco de  una merma mundial del dólar de 15% , el tipo de cambio local debía subir 10%. Otra cosa es hacerlo con una suba de la moneda estadounidense de 10% y, por ende, un alza del tipo de cambio de ¿35%?

Otra fuente de recursos fue de lo invertido en el pasado (vieja historia local); lo que permitió darles un creciente y demagógico subsidio a todos los consumidores de servicios públicos sin discriminar. Esto se hizo a costa del capital de las empresas prestadoras en buena parte; por lo que la inversión no compensado el desgaste lógico de sus activos. Ya antes tuvimos una historia parecida en la que llegó un momento, tras décadas de desinversión, hacia finales de los ´80, las prestadoras estatales de servicios públicos no pudieron seguir proveyéndolas en cantidad y calidad necesarias. Ahora, aunque en manos privadas, intervenidas sus decisiones desde el gobierno, el resultado volverá a ser el mismo. De más está decir que, como el costo del subsidio aportado por el Estado (léase contribuyentes) se ha potenciado, se tratará de transferirles los futuros aumentos necesarios a los usuarios. Esto no necesariamente está mal, pero generará un enorme malestar entre los que deberán dejar de gastar en otras cosas para afrontar la pérdida de la transferencia que recibía del Estado.

Por otra parte, durante tantos años, la creciente inflación fue presionando los costos de las empresas que tenían precios controlados y el Estado tuvo que salir a cubrir los aumentos que no querían se transfieran a los consumidores. Lamentablemente, se demuestra que mayor inflación, la suba de los envíos de recursos a las compañías debían subir mucho más que proporcionalmente; lo que resulta insostenible presupuestariamente. Por ello, no extraña que el gobierno esté pensando en empezar a actualizar los valores de lo que pagan los usuarios. El problema es que eso debió haberse hecho gradualmente a partir de 2003-2004 y hubiera implicado una asignación de parte de los aumentos de salarios. En cambio, ahora, la gente asumió que el enorme subsidio que está recibiendo es parte de su bienestar y la diferencia a recuperar es de varias veces lo que pagan hoy. Conclusión, los aumentos de tarifas deberán ser compensados con menores gastos en otras cosas que ya asumían como parte de sus consumos habituales, generando sensación de pobreza. De todas formas, es mejor encarar este problema cuánto antes; ya que, cuanto más se demore, mayor será el impacto sobre el nivel de vida futuro de la población.

Otra caja que financió el creciente gasto fue la confiscación de los ahorros para la vejez de los aportantes al sistema de capitalización privada. Todos sabemos cómo terminó el régimen de reparto que jubiló a nuestros padres y abuelos. La historia se va a repetir; ya que el gobierno financia sus gastos actuales con nuestros aportes y, en el futuro, no estarán los recursos disponibles para pagarnos la pasividad que nos están prometiendo. El punto no es discutir si están bien las asignaciones universales por hijo o jubilar a más de un millón de personas que nunca aportaron. El temas es que son gastos que debieron haber sido afrontados con los recursos que todos los argentinos pagamos con impuestos y no con los aportes que deberían garantizar que nos jubilemos con lo que nos prometieron. Sin embargo, cuando nos demos cuenta de eso, ya será tarde y algún futuro gobierno deberá volver a declarar una emergencia previsional, como la de finales de los ´80, decirnos que no podrán abonarnos lo que nos dijeron y cobrarle más impuestos a nuestros hijos y nietos para moderar el impacto negativo sobre las pasividades.

Desde 2010, el gobierno se apropió de las reservas internacionales del Banco Central. Así es como, desde entonces, utilizó US$ 16.500 millones, cuyos pasivos emitidos por el Central siguen allí, pero la contrapartida en divisas ya no está. De esta forma, se debilita a la autoridad monetaria ante una corrida cambiaria o bancaria. Mientras no llegue, ¿a quién le preocupa? Pero cuando llegue, será tarde para preocuparse.

Nadie puede garantizar que el “viento de cola internacional” será eterno. Es más, se puede decir que es altamente probable que en el próximo año y medio se puede volver un “ventarrón de frente”. Cada vez más gente siente que la inflación logra reducir el poder adquisitivo de sus ingresos. La fuga de capitales está carcomiendo las reservas internacionales de un Banco Central que intenta mantener el dinamismo de la economía emitiendo pesos que nadie quiere y se vuelven compras de divisas. La provisión de servicios públicos en el actual esquema es insostenible en calidad y cantidad necesarias. El sistema financiero mantiene un volumen de crédito al sector privado que sigue siendo intrascendente y es incapaz de financiar el desarrollo económico argentino.

¿Cuál es el problema? La inconsistencia de un modelo que redistribuye riquezas a una velocidad mayor a la que la genera, gestando una sensación artificial de bienestar, que no puede sustentarse en el tiempo. Sin embargo, para el gobierno, su estrategia ha sido exitosa y las distorsiones se deben a que hay corporaciones económicas y mediáticas que se resisten a sumarse a esta “gesta solidaria y patriótica”. Por lo tanto, buscarán una mayor hegemonía en el poder para obligarlos a cuadrarse atrás de la política oficial.

Para ello, es vital el manejo de los medios para imponer el “relato” que de sustento cultural en el tiempo al modelo. Allí, son vitales el uso discrecional de la publicidad oficial para castigar y premiar, la embestida por controlar la venta de papel de diario, el “Futbol para todos”, la ley de Medios y el gigantesco multimedios oficial que se está armando.

En la parte económica, se buscará obligar a las empresas a producir, invertir, fijar precios, vender interna o externamente según el criterio de algún funcionario del gobierno.  Para ello, basta rehabilitar la ley de Abastecimiento para someter a los sectores empresarios díscolos que, ante el aumento de la demanda interna, incrementan sus precios para incrementar sus ganancias en lugar de subir la oferta. Por supuesto, el Banco Central continuará emitiendo a granel para financiar el gasto público, por lo que la inflación no cederá; pero volveremos a vivir tiempos de escasez y mercados negros de productos. Ya lo estamos viviendo con la carne, que algún funcionario iluminado prometió siempre estaría disponible para el asado de los trabajadores argentinos. Gracias a sus sabias decisiones, el consumo de carne vacuna está en los niveles más bajos desde 1958 y hemos perdido más de la mitad del volumen de nuestras ventas al exterior. Si sigue acumulando este tipo de éxitos, pronto tendremos que ir a comer un churrasco al Uruguay.

Buscarán una reforma del sistema financiero que permita una mayor intervención del Estado. Es decir facilite a un funcionario público decidir a quién, a qué tasa y cuánto se le presta. El principal capital de la banca es su credibilidad. Por eso, es mínimo el ahorro que los argentinos canalizamos a través de dichas entidades. Sabemos que históricamente, los gobiernos han utilizado los depósitos como instrumentos de política económica o para financiar decisiones de gasto o subsidios a deudores. Las últimas dos veces que esto sucedió fueron en 2002 y 1989, hace demasiado poco. Es obvio que cuanto más acerque la ley vigente los depósitos a las manos de los funcionarios, más lejos querremos estar los ahorristas de los bancos. Por ende, sin los insumos necesarios, ¿con qué se dará crédito? Supongo que algún burócrata iluminado pensará obrar “la multiplicación de los panes y de los peces”.

Por último y dado que “para muestra basta un botón”, veamos la reacción oficial a la creciente fuga de capitales.

La solución pasaba por disminuir el ritmo de emisión de pesos para financiar los excesos de gasto público; ya que, luego, los excedentes se vuelcan al mercado cambiario, sumándose a la fuga de capitales. Por otro lado, debieron dar garantías a la gente de que podrá comprar dólares con sus ingresos legalmente ganados cuando quiera en el futuro, quitándoles la ansiedad de tener que hacerlo “antes de que lo prohíban o hagan el trámite tan difícil que sea imposible operar en el mercado formal”. Con estas medidas y volviendo a la estrategia de dejar que el tipo de cambio suba lentamente, se hubiera regenerado la confianza y disminuido fuertemente la demanda de divisas para fugar capitales. Incluso, con el tiempo, no hubiera sido extraño observar que se liquidaran algunas divisas previamente atesoradas.

Sin embargo, se optó por dificultar y restringir la compra de dólares; lo que incrementa el temor de la gente y termina incentivando las compras de divisas y el retiro de depósitos. Si uno mira la historia, estos siempre fueron  los primeros pasos dados por los gobiernos que terminaron en una crisis cambiaria y bancaria. Esperemos que no sigan avanzando hacia ese sentido.

Aldo Abram es Lic. en Economía y director del Centro de Investigaciones de Instituciones y Mercados de Argentina (Ciima-Eseade) .

En Clase, con mis Alumnos:

Por Alberto Benegas Lynch (h). Publicado el 17/11/11 en http://diariodeamerica.com/front_nota_detalle.php?id_noticia=7018

Decimos que la clave para asegurar un reconfortante futuro moral y material consiste en una buena educación (aunque, tal vez, el adjetivo sobra ya que una mala educación, en definitiva, no es tal). Entonces, todo lo que ocurra en el seno de la familia y en ámbitos escolares y universitarios refleja un microcosmos que vaticina en gran medida como se desenvolverán las personas y cuales serán las relaciones interindividuales. 

En esta línea argumental, puede resultar de utilidad reflexionar sobre métodos educativos, específicamente referidos a los sucesos que tienen lugar en el aula. En este sentido, trasmito mi experiencia de más de cuarenta años en la cátedra universitaria que espero signifiquen buenos consejos ya que el mero hecho de acumular años de experiencia no garantiza calidad. Confío en que en mi caso se pueda establecer un correlato con los buenos vinos que mejoran con la edad, y no con un mal vino, que cuanto más se lo añeja, peor es.  

Entiendo que la clave estriba en la gimnasia del cuestionamiento, el interrogante, mirar el mismo asunto desde diversos ángulos y, sobre todo, como nos ha dicho Popper, entender que el conocimiento tiene el carácter de la provisionalidad sujeto a posibles refutaciones, lo cual mejora la marca y reduce nuestra ignorancia. Tanto el responsable de la cátedra como los alumnos participamos de una infinita dosis de ignorancia. “Todos somos ignorantes, solo que en temas distintos” decía Einstein, a lo que agregamos que lo que creemos saber lo conocemos siempre en grado insuficiente. 

Como he consignado antes, mis respectivos profesores señalaron idéntico fenómeno tanto el primer día en mi colegio en Washington DC (Archbishop Carroll High School) y, muchos años después, el primer día de clase en una beca que obtuve en New York (Foundation for Economic Education). En ambos casos el titular del caso dibujó dos círculos de circunferencias distintas en el pizarrón afirmando que con ello pretendían ilustrar grados diferentes de conocimiento y que lo que quedaba fuera de esa imagen representaba la ignorancia, luego de lo cual nos invitaban a los alumnos a meditar sobre cuanto más expuesto al desconocimiento estaba el círculo de radio mayor (cuanto más se conoce, más conciencia se tiene de la propia ignorancia). 

Tanto la enseñanza popperiana como lo aprendido en el aula en las dos circunstancias apuntadas, no significan en modo alguno patrocinar el relativismo ni el esceptisismo. La verdad es independiente de nuestras opiniones sobre el mundo (por ello hay centros de investigaciones, porque se conjetura que hay algo que investigar), de lo cual no se desprende que sea fácil captar la verdad en los más diversos campos: se trata más bien de un peregrinaje azaroso no exento de sobresaltos. De más está decir que el conocimiento nunca es una faena terminada, está inmersa en un intrincado proceso de prueba y error, de marchas y contramarchas.  

Una vez escribí algo que denominé “el problema de la distribución del conocimiento” al efecto de mostrar la necesidad de buscar un equilibrio adecuado entre los extremos: en una punta está el especialista que sabe cada vez más y más de menos y menos, y en la otra está el diletante que habla de todo y, concretamente, sabe poco. ¿Cuánto destinar a la profundización (que no tiene límite) de cualquier tema sin consumir demasiado tiempo para dar lugar a otros conocimientos? Este es un dilema que deberá resolverse según los costos y beneficios marginales de cada uno. 

En todo caso, este es el clima que debe trasmitirse a los alumnos antes de comenzar las clases para ubicar el proceso en el debido contexto. Además, en mi caso, tengo una muletilla que repito el primer día de clase: “si no resulta claro lo que digo, por favor interrúmpanme, si no están de acuerdo, discútanme y si creen que está claro y concuerdan con lo que expongo, hagan de abogado del diablo que siempre es útil para que surjan eventuales contradicciones o inconsistencias que a primera vista no se detectan”. 

En mis clases he procurado que las sillas de los alumnos se coloquen en forma de semi-círculo al efecto de poder mirarlos a todos de manera directa y frontal y para facilitar el diálogo (a menos que me toque un grupo grande en cuyo caso debo resignarme a la disposición tradicional). Nunca tomo asiento en clase puesto que considero que el caminar entre los alumnos refleja el constante movimiento que en paralelo debe dársele al material que se discute, nunca en estado final de reposo sino siempre en ebullición y atentos a nuevos descubrimientos. 

Durante el transcurso de todos los semestres he buscado la oportunidad de organizar debates entre alumnos ubicándolos al azar de un lado y otro del aula y lanzar un tema de debate en el que ambos lados deben argumentar en forma opuesta. Eso resulta un ejercicio de gran fertilidad para escudriñar argumentos y razonamientos, con total independencia de lo que piensa cada uno, puesto que enseñar a pensar es la columna vertebral de la educación. 

Creo que “dictar clase” es una expresión desafortunada y grandilocuente ya que tiene la connotación de una declamación o un recitado y no de una tarea conjunta y en equipo con los alumnos prestándole la debida atención a los intereses, vocaciones e inclinaciones de cada uno en vista de las muy diversas potencialidades y la extraordinaria unicidad que representa cada caso al efecto de sacar la mejor partida de cada uno, no solo en clase sino para eventuales monografías o trabajos de investigación. 

Como he subrayado en incontables ocasiones, esta visión de cambio con la pretensión de mejorar en un proceso sin final y de puntas abiertas se opone categóricamente a la ideología, una palabreja desagradable que no se refiere al sentido inocente del diccionario en cuanto a conjunto de ideas, ni siquiera alude al sentido marxista de “falsa conciencia de clase”, sino en su versión más difundida de algo pétreo, cerrado, clausurado y terminado, lo cual naturalmente se encuentra en las antípodas del espíritu liberal de una constante y necesaria evolución y apertura mental. 

Es curioso, pero con lo que mucho que me atrae la cátedra, siento un especial rechazo a tomar exámenes, no se si es por falta de paciencia o es que tanto me cuesta hacer de juez (o tal vez por las dos cosas). De todos modos, en los casos en los que no me resulta posible delegar estas tareas en adjuntos y ya instalado en este rol insisto en hurgar en distintas direcciones y avenidas para evitar a todo trance que se exponga el más mínimo vestigio de memorización sin entender lo que se dice (cual “Funes, el memorioso”). Esto me parece un pecado imperdonable que en gran parte se retrotrae a evidenciar un fracaso del profesor. 

Considero que todos los alumnos y alumnas son receptivos y hospitalarios a nuevas ideas y perspectivas. En uno de mis libros (escrito en 1986, hace más de  treinta y cinco años) describí a vuelapluma un gráfico de mis clases que sigue en vigencia después de tanto tiempo. Me cito: “En la abscisa puse los grados de satisfacción (o insatisfacción en el campo negativo) que conjeturo siente el estudiante y en la ordenada puse el tiempo. Dibujé una curva que muestra lo que sucede con los estudiantes desde el primer día de clase hasta el último […] Mi gráfico puede dividirse en cuatro secciones marcadas por el punto de origen y tres inflexiones en la curva. Hay aspectos técnicos cuyas partes más difíciles de comprender deben explicarse lentamente y paso a paso, pero hay otros, que pueden considerarse de filosofía general, que deben, sino comprenderse por lo menso intuirse lo antes posible. En este último caso, debe pasarse el climax rápidamente y, por tanto, el estudiante recibe une especie de shock. Éste es el primer punto o la primera etapa donde, en general, el estudiante recibe el menaje con gran escepticismo. Tanta es la sorpresa y el escepticismo que el estudiante piensa que ni siquiera vale la pena formular preguntas. Creo que más de una vez, en esta etapa, deben haber dudado de mi sano juicio. La segunda etapa marca el comienzo del cambio drástico en la audiencia. Aquí la sorpresa tiene un carácter distinto. Empieza la curiosidad […] Un comentario característico en esta segunda etapa es que está bien en teoría pero en la práctica no funciona, lo cual hace muy vulnerable la posición puesto que la teoría es solo para interpretar la práctica. Un teoría buena que no funciona en la práctica es un contradicción en términos. Esta segundo etapa  pone de relieve una especie de conflicto interno en el estudiante: por una parte la idea expuesta le parece impracticable y, por otra, le parece cautivante. La tercera etapa produce un notable  acercamiento en la relación profesor-alumno. Es una de ansiedad. El comentario característico aquí es: ¿si es tan sencillo por qué no se practica? Las preguntas en el transcurso de esta etapa muestran una voracidad por tener la mayor cantidad de elementos de juicio, quieren tener todas las respuestas lo antes posible. Suelen adoptar la postura del abogado del diablo para aclarar sus propias dudas e intercalan preguntas del tipo de ¿cómo es posible que otros no las vean? Por último, la característica de la cuarta etapa es el logro de una comunicación tan especial que se establecen verdaderos lazos de amistad con los estudiantes. La amistad, después de todo, es la comunión de ideales. La pregunta típica en esta etapa es: ¿Qué puedo hacer yo para que se ejecuten los ideales que subyacen en el análisis de esta asignatura?” 

Destaco muy especialmente las relaciones amistosas con alumnos que se han sucedido una y otra vez después de mis clases y la grandísima satisfacción de cómo eso perdura en el tiempo a través de comunicaciones cibernéticas y personales que son sumamente gratificantes y alentadoras. Sus reiterados dichos como “sus clases me cambiaron la vida” no tienen precio, las recibo como un valiosísimo regalo que me queda cincelado en la mente. 

Si los alumnos entran a clase con estudios anteriores en economía (que es en torno a lo que giran mis cátedras), como suele ocurrir en programas de posgrado, el asunto comienza de un modo distinto ya que como la perspectiva que comparto navega a contracorriente de la enseñanza convencional, el trabajo es más arduo puesto que deben deshacerse perjuicios antes de iniciar el camino. 

Ahora que veo en los periódicos noticias que se repiten en cuanto a la indisciplina estudiantil, me intrigan muy especialmente puesto que nunca, desde mi primera cátedra en 1968, he tenido el más remoto indicio de indisciplina tanto en casas de estudio de mi país como en las del extranjero en las que me he desempeñado, claro que siempre he puesto especial empeño en que la relación profesor-alumno debe primar un cuidadoso respeto recíproco (no es solo respeto hacia el profesor sino de éste con sus alumnos, lo cual incluye aspectos como el cumplimiento de los horarios establecidos ya que llegar tarde a una clase constituye un abuso y un atropello al tiempo de los alumnos). En este sentido, se me ocurre decir que aquellas situaciones inauditas de insubordinación son especialmente responsabilidad de los profesores por su conducta inapropiada, muchas veces chabacana, infractora y desconsiderada. 

De todas maneras, uno debe continuar navegando en un esfuerzo por apuntar a la excelencia y apagar toda tendencia de recurrir a terminología pomposa y sibilina a que se inclinan impostores que pretenden disimular su desconocimiento en la materia rodeando sus consideraciones con fórmulas innecesarias, razonamientos alambicados y bibliografía que no han explorado, todo lo cual no conduce más que a la confusión. Es lamentable que no pocos profesores estimulan a sus alumnos de grado y doctorandos en esta dirección antiacadémica. 

En realidad la educación consiste en un proceso que viene de adentro, el profesor solo facilita la manifestación y la canalización exterior de las inquietudes que subyacen en el alumno y que se despiertan o refuerzan con el referido contacto. Todos estamos influidos por muchos maestros, pero lo relevante y trascendente es lo que hacemos a partir de allí con lo recibido y qué agregamos por nuestra cuenta.  

Lo antedicho respecto a la cátedra regular, lamentablemente no sucede lo propio en conferencias o charlas siempre fugaces que no permiten la relación sistemática y continuada con la audiencia, por tanto, muchos de los conceptos quedan flotando y, en el mejor de los casos, generan signos de interrogación que eventualmente serán satisfechos por los curiosos en las correspondientes bibliotecas. 

Planteo una duda que me genera el sistema Montessori en el que no hay escalones predeterminados en los colegios, en donde cada uno progresa según su capacidad sin que sea retenido por otros no tan aventajados. Es decir, un sistema más individualista y menos propenso a avanzar o retroceder en majada. Me pregunto si esto no es bueno extenderlo e institucionalizarlo en aquellas universidades en las que se sigue el sistema de escalones anticipados. Desde luego, no estoy sugiriendo imponer este sistema ni ningún otro puesto que pienso que la educación debe desenvolverse en un ámbito de plena libertad para sacar la mejor partida posible de la prueba y el error y huir como de la peste de los organismo estatales que actúan como si se supiera de antemano que debe enseñarse y durante cuanto tiempo. Lo que estoy sugiriendo es que se mire más de cerca lo iniciado por María Montessori para eventualmente darle una aplicación más amplia, incluso para algunos de los esqueletos curriculares del muy fecundo home schooling que tan eficazmente elude las reglamentaciones de los tristemente célebres ministerios  y secretarias del ramo. 

Lo más importante es tratar de que los alumnos participen de la enorme emoción que significa la aventura intelectual y que nunca caigan en la trampa de quienes se jactan de “haber completado” su educación en tal o cual universidad puesto que la educación nunca se completa. Y es de especial significación el contrastar frente a los alumnos los pros y contras de las distintas tradiciones de pensamiento y exponer con la mayor claridad y rigor intelectual los fundamentos de la sociedad abierta, de lo contrario se extenderá el bochorno de gran resonancia que tuvo lugar durante la semana que acaba de concluir en la cátedra de economía de Gregory Mankiw en Harvard (el autor que, después de Samuelson, más ha vendido su libro de texto) donde en bloque todos sus alumnos lo abandonaron en medio de una clase y luego explicaron su actitud en una vehemente carta abierta señalándolo como uno de los causantes de los barquinazos económicos de Estados Unidos y solidarizándose con “los indignados”. Pero por tratarse de aquella caterva de académicos que insisten en recetas fallidas y bajo el ropaje de conservadores, renovadores y actualizadores del keynesianismo que en ningún momento revisan instituciones malsanas ni van al fondo de los problemas, el alumnado -para variar, en estos contextos- apunta al capitalismo como responsable de tanta malaria. Recordemos que Mankiw presidió (2003-2005) el Consejo de Asesores Económicos de G. W. Bush y patrocinó aquél esperpento empobrecedor de los “salvatajes” con el absurdo argumento de “intervenir en el mercado para salvar al mercado” (aunque se opuso a uno de los llamados “paquetes de estímulo” a pesar de alabar las archiconocidas técnicas de Keynes, por ejemplo en su articulo en The New York Times, noviembre 28 de 2008 ). Salvando las distancias, es similar a lo ocurrido en la Argentina donde se condenan políticas liberales inexistentes (a veces se recurre al adefesio de “neoliberalismo”) debido a que no pocos han recurrido a palabrería liberal mientras operaban en sentido contrario. 

En resumen y en otro plano pero en línea con lo expuesto en esta nota periodística, es de esperar también que alguna vez pueda generalizarse el sistema tutorial, esto es, la relación un profesor-un alumno en materias e investigaciones clave para así sacar el máximo de rendimiento de cada persona (única e irrepetible) y poder sortear la necesidad de amortizar la enseñanza en grupos a través de la correspondiente economía de escala, sobre todo después de haberse demostrado las falsedades inherentes a la pretensión de establecer rangos generalizados de coeficientes intelectuales. Edward Gibbon en sus memorias de 1795 concluye bien que “Todo hombre que se eleva sobre el nivel de lo común ha recibido dos educaciones: la primera de sus profesores, la segunda, más personal e importante, de si mismo”.

Alberto Benegas Lynch (h) es Dr. en Economía, Académico de la Academia Nacional de Ciencias Económicas y fué profesor y primer Rector de ESEADE.

It is that easy to cook up new money?

Por Nicolas Cachanosky. Publicado el 16 de noviembre de  2011 en http://www.soundmoneyproject.org/?p=6079

The financial, and fiscal, crisis in Europe has brought doubt to the future of the Euro. Can it persist, or are we witnessing the end of the Euro? But, if the Euro is to be abandoned, how will the transition play out? In this respect, a latest post in the The Economist’s blog Free Exchange says the following:

“Creating a new currency is not that difficult. A determined country could simply pass a law saying that all financial dealings should henceforth be conducted in the new lira (or drachma, or escudo, or whatever). Colleagues who have covered Argentina tell of how, in August 2001, the province of Buenos Aires issued $90m of IOUs to employees as part of their pay packets. These bills, known as patacones, were soon widely accepted in exchange for goods and services. McDonalds even offered a special ‘Patacombo’ menu in exchange for a $5 denomination IOU. Argentina broke its “irrevocable” currency peg to the US dollar a few months later.”

This paragraph calls for two comments. First, to create a new currency is nothing easy; it is, on the contrary, very difficult. It is so difficult that, historically, money in itself is a spontaneous market outcome. Undoubtedly, what the author of the post is arguing is that it is not difficult to abandon the Euro and issue a ‘new’ currency (lira, drachma, etc.). In this sense it is a ‘new’ currency. But, if the Euro is abandoned in favor of other currencies, it will be because European governments are unable to honor their debts, as Argentina was in 2001. The likely outcome, as in Argentina, is a devaluation; for this is why a new currency issued by the country is needed.

Second, the case of Argentinian issued Patacones was not as straightforward as seems to be implied by the article. Different states, due to absence of monetary resources, decided to issue bonds and enforce legal tender laws on those IOUs. The states had to accept their own IOUs as valid for tax purposes, but only to a certain percentage of the total tax payment. Buenos Aires did not issue $90m of new currency, but $90m of debt. If something is clear about the situation in Europe it is that the European countries are not in a position to be able to issue further debt. What Argentina did was to unilaterally declare default on its international debt and then enforce domestic debt by paying government payroll with IOU.

Something that did happen in Argentina, was the appearance of barter clubs where people met to barter different goods and services. As these clubs grew, they developed their own private currencies. This mini-economy grew so much that security measures against fake currencies were needed. Eventually, these barter clubs started to form a network between them. If the issuance of IOUs by the states was so easy and efficient, not only should barter clubs not have appeared, there should have been no need of new, private, currencies.

The potential abandonment of the Euro faces serious challenges. The issuance of new currencies is not the only one. If the breakup of the Euro implies devaluation and a new constellation of exchange rates, then the outflows and inflows of European firms may face a sudden shift in value, bringing severe economic consequences. If, for instance, Italy decides to leave the Euro, use the Lira, and depreciate its currency, how then will the private sector pay their liabilities in Euros?

Nicolás Cachanosky es Lic. en Economía, (UCA), Master en Economía y Ciencias Políticas, (ESEADE), y Doctorando en Economía, (Suffolk University). Es profesor universitario.