Eliminen ya todos los protocolos obligatorios

Por Iván Carrino. Publicado el 28/1/21 en : https://www.infobae.com/opinion/2021/01/28/eliminen-ya-todos-los-protocolos-obligatorios/

Algunos esquemas son absurdamente ridículos. Por ejemplo, que antes de jugar al fútbol te mojaron con un líquido las manos, como si ello fuera a servir de algo tras algunos minutos de juego

Las playas de los balnearios públicos, concesionados y privados de la ciudad de Rosario con protocolos sanitariosLas playas de los balnearios públicos, concesionados y privados de la ciudad de Rosario con protocolos sanitarios

El gobierno de Argentina (y los gobiernos del planeta, para el caso) debe terminar de una vez con todo protocolo obligatorio para habilitar actividades humanas.

Puede parecer una petición exagerada, pero exagerado, insultante e indigno es exigir a cada sector productivo la presentación de una serie de reglas y pasos para mendigar una habilitación gubernamental. Además, esto viola el artículo 14 de la Constitución Nacional, que sostiene que los habitantes tienen el “derecho de trabajar y ejercer toda industria lícita”.

Por otro lado, todo el protocolerío forma parte de una enorme ficción. Todos actúan, fingen, hacen de cuenta que hacen algo en esta gran obra de teatro llamada “pánico del Covid”.

El gobierno pidiendo protocolos hace de cuenta que cuida a su población. Lo lamentable aquí no es que el gobierno tome esta actitud paternalista, sino que lo hace en respuesta a una profunda demanda de paternalismo, dado que gran parte de la sociedad no solo tiene miedo, sino que cree erróneamente que el gobierno es quien puede resolver una pandemia. Te salva el estado, dicen.

Las empresas y sectores hacen de cuenta que son “socialmente responsables”. Exigiendo a todos sus usuarios el cumplimiento de reglas, construyendo paredes de nylon, y rociando a la gente con agua mezclada con alcohol, muestran a las autoridades que ellos sí pueden iniciar actividades. “Por favor señor funcionario, habilíteme, ¿sí?”.

Algunos protocolos son absurdamente ridículos. Como ejemplo, cito el caso de cuando fui a jugar al fútbol y antes de entrar a la cancha me mojaron con tal líquido en las manos, como si ello fuera a servir de algo tras algunos minutos de juego.

Por último, los ciudadanos hacemos de cuenta que nos cuidamos y que cuidamos a los demás, cumpliendo todas las indicaciones y señalando vengonzantemente a los que no lo hacen. Por fortuna, hay muchas excepciones, pero los medios de comunicación se escandalizan con ellas, y andan contando cuántas personas hay sentadas tomando cerveza en un bar de Palermo y a cuantos centímetros de distancia está la gente en la playa de Mar del Plata.El sector de hoteles y restaurantes local acumuló un descenso de 49,7% en los primeros 11 meses del 2020El sector de hoteles y restaurantes local acumuló un descenso de 49,7% en los primeros 11 meses del 2020

Toda esta enorme obra del teatro del absurdo no es gratuita. El costo para la economía es colosal. En Estados Unidos, por ejemplo, se estima que habrá USD 9,2 billones en pérdidas por las medidas de distanciamiento social. Y esto que hablamos de un país capitalista con tal nivel de desarrollo que la migración hacia formas virtuales de producción y consumo debería resultar más sencilla. Ahora imaginemos esa situación en Argentina, Brasil o Perú, con enormes sectores de la población trabajando en sectores informales. Cuanto más costosos protocolos se exijan al sector privado, más altas serán las barreras para que los pobres de nuestros países accedan a un trabajo formal.

En Argentina, el sector de hoteles y restaurantes acumuló un descenso de 49,7% en los primeros 11 meses del 2020. Y eso que los restaurantes se habilitaron (con los famosos protocolos) en agosto. El sector de “Otras actividades y servicios”, que incluye la organización de eventos presenciales, el cine, el teatro, la producción audiovisual, bibliotecas, salones bailables y actividades deportivas, cae también un estrepitoso 39% en el mismo período. A más protocolo (y el cierre total es el protocolo más duro), peor desempeño económico.

Párrafo aparte merecen las clases presenciales. A fines del año pasado la provincia de Buenos Aires, al menos en algunos municipios, habilitó una forma de vuelta a la presencialidad. El esquema funcionó así: los 90 alumnos de un sexto año asistían al colegio, no tenían clases, llegaban al establecimiento en grupos de 30, se separaban en grupos de 10, y permanecían allí solo 1,30 horas.

El objetivo no era educativo, sino la simple reconexión con los establecimientos físicos. Claro, eso es mejor que nada, pero ¿qué nos pasa? De acuerdo con datos internacionales, los chicos de edad escolar tienen una posibilidad de 1/200.000 de morir de gripe y 1/1.000.000 de morir de Covid-19.

Si queremos educación virtual, genial, pero que sea decidida por cada establecimiento y sus clientes que son los padres. Pero qué ingenuidad, eso no funciona así en un “mercado” dominado por burócratas y sindicalistas. Otros países han vuelto a absurdas cuarentenas, pero mantienen los colegios abiertos. Ya no se sostiene seguir lo virtual por mandato legal.

Los protocolos legales deben terminarse ya mismo. Y esto no quiere decir que la gente entonces vaya a lamer barandas de subte como alguien me sugirió en Twitter una vez. Además, si alguno quisiera emprender dicha tarea, entonces no habría protocolo suficiente para frenarlo.

Pero volviendo, la gente no es tonta, sabe qué riesgos tomar, y las empresas son suficientemente creativas para hacer que sus clientes se sientan lo más cómodos posibles consumiendo sus productos y servicios.

El fin de los protocolos obligatorios es simplemente el fin de una carga excesiva e injustificada sobre el sector privado. Y, vale recordar, es este sector el único capaz de crear la riqueza suficiente para incluir a las grandes masas de la población, sacarlas de la pobreza con trabajos dignos y productivos y, finalmente, proveerles de los recursos suficientes para procurarse una buena salud.

Basta ya de esta gran exageración. La obra de teatro debe llegar a su fin.

Iván Carrino es Licenciado en Administración por la Universidad de Buenos Aires y Máster en Economía de la Escuela Austriaca por la Universidad Rey Juan Carlos de Madrid. Es editor de El Diario del Lunes, el informe económico de Inversor Global. Además, es profesor asistente de Comercio Internacional en el Instituto Universitario ESEADE y de Economía en la Universidad de Belgrano. Es Sub Director de la Maestría en Economía y Ciencias Políticas de ESEADE. Sigue a @ivancarrino

The 2021 Economy: We Are All Super Keynesian Now

Por Alejandro Chafuen: Publicado el 9/1/21 en:  https://www.forbes.com/sites/alejandrochafuen/2021/01/09/the-2021-economy-we-are-all-super-keynesian-know/?sh=d2f2e0d66f8b

The US economy will continue to grow during the first part of the year, driven mostly by sectors that have benefited from the reallocation of resources due to the pandemic. If the incoming Biden administration does not impose greater restrictions on the U.S. economy, there will also be some recovery in areas that saw the greatest losses during 2020. The Federal Reserve’s easy monetary policy will continue, and for the time being this will fuel increased economic activity.

Top 10 economies: GDP 2021 forecast, Covid-19 and economic and rule of law indicators
GDP 2021 forecast for the top ten economies and current Covid-19 and economic and rule of law … [+] ALEJANDRO CHAFUEN

I usually base my yearly forecasts on indicators relevant to the business environment. Such factors (which are also used to calculate the various indices of economic freedom) include tax and regulatory policies, trade, rule of law, and monetary policy. But analyzing what will happen with the economy in 2021 will depend on factors that go beyond economic policy. The two key factors are the continued impact of the Covid-19 pandemic and the change in the U.S. administration and the composition of Congress.

The Democratic sweep of the Georgia Senate races opens the door for the adoption of several of the Biden administration’s most anti-free-economy proposals. Biden will be pressured to fulfill his promise to reverse Trump tax cuts, especially the corporate tax rate. The narrow victory will give a huge boost to the current “Washington consensus” that government spending accompanied by an easy monetary policy and increased borrowing is an elixir that can’t fail. Increased regulations will also be part of the Biden economic policy mix. Increase in taxation, however, might be delayed since, despite higher growth rates, the economy will be still very weak compared to pre-pandemic days.

Nothing in the Biden agenda is different from what many European countries have been implementing in recent years. The higher level of government spending relative to GDP, more stringent environmental regulations, higher taxes, and “quantitative easing” have not led to higher growth rates in Europe. On average, the large economies of Europe saw a bigger decline in their GDP than the US did. They will also likely recover at a slower pace than the US. The new U.K. lockdowns and the spike in Covid-19 cases in Germany should revise European growth forecasts downward. Nevertheless, in the U.S. the 2021 economy, given the 2020 decline, will likely grow at over 4%, partly in new directions and partly catching up. The potential for a rebound is there, especially if the vaccines prove effective and state and local governments begin to lift restrictions.  

Atmosphere at Wall Street in Lower Manhattan - 1/2/21
Photo by: STRF/STAR MAX/IPx 2021 1/2/21 Atmosphere at Wall Street in New York City. The Stock Market … [+] STRF/STAR MAX/IPX

The U.S. stock market shows a good deal of optimism, as if the easy-money party can go on forever. But stocks also reflect changes in the real economy. For instance, the stock price of Tractor Supply Company TSCO -3.6% (almost doubling since March 2020) reflects the general move away from large cities and the increased construction in rural areas. New investments by people working from home and by the companies that serve them, from entertainment to communication, are also reflected in rising stock prices. Such companies include Microsoft MSFT -2.4%, Zoom, and DocuSign DOCU -1.5%. Part of this dynamic and reallocation of resources will continue at least for the first half of 2021. Some of the new consumer and investment patterns caused by reactions to the pandemic will be here to stay, but it too early to evaluate whether it will lead to higher or lower productivity in the future.

Regarding monetary policy, rare is the analyst that does not expect a more expansionary trend. More voices are cautioning about the return of inflation, but I think we will have to wait until 2022 to see inflation pressures that are strong enough (over 3% per year in consumer price index) to lead to a change of the current mindset that monetary authorities can save us from any trouble.

Despite the increase in the trade deficit, we will see a gradual return to the pre-Trump consensus. Not that the prospects for freer trade were rosy before Trump – any proposal that leads to greater liberalization with Europe is likely to face opposition there. It seems that it will be easier to get the United States back into the Trans-Pacific Partnership Agreement than to achieve a big breakthrough with Europe.

Among Western countries, none comes close to the importance the United States in evaluating what will happen with the world economy. Globally, however, China is almost as relevant. Unfortunately, more capitalism has not lead to a freer political system in China. We saw another corroboration of this on January 6, when fifty three pro-democracy activists were detained in Hong Kong. In my piece last year about the 2020 economy, I wrote that leading publications around the world were publishing articles with titles such as “2019 was a horrible year for Xi Jinping’s China” (Le Monde). The scene has changed now and the Chinese economy is forecast to grow over 8% next year, remaining a magnet for those who want to do business and pursue profits at all costs.

In March of 2020, when it was clear that the pandemic was spreading around the world, I stated that, in the long term, the biggest danger for the free society and economy would be to see the Chinese model of a mix of communism and markets emerge victorious. If we trust the numbers, China has won. Even if they undercounted their Covid-19 deaths by a factor of 10, they would have, together with Japan, the lowest Covid-19 deaths per million. The Chinese economy is the only one in the top ten which grew last year. The power of the Chinese Communist Party can’t be measured by government spending. It can rule its mega-State without the need of becoming a Deep State.  

What are the implications of a victory of the China model for the US and the world economy? It is logical to conclude that the world of business, at least big business, will continue to work with the conviction that working with governments both here and abroad is not only consistent, but necessary for profit maximization. This alliance of large corporations and big government is what many of us call the “crony capitalist” model. Some Western countries might be able to resist the pressure, but most of the countries that have China as their main trading partner have a very weak rule of law and prevalent corruption. In those countries Chinese corporations working side by side with the Chinese government will likely dictate the terms of the most relevant business transactions.  

Keynes In USA
John Maynard Keynes, (1883 – 1946), (centre), to overcome stagnation, Keynes advocated government … [+] GETTY IMAGES

During economic crises it is normal to hear those responsible for economic policy say, “We are all Keynesians now.” Looking at the record highs of the stock markets during a time of dramatic political division, it almost seems that “we are all super-Keynesians now.” Although like other analysts I believe we are in an “almost-everything” bubble, when it comes to the real economy I will have to leave my pessimistic thoughts for 2022.

Alejandro A. Chafuén es Dr. En Economía por el International College de California. Licenciado en Economía, (UCA), es miembro del comité de consejeros para The Center for Vision & Values, fideicomisario del Grove City College, y presidente de la Atlas Economic Research Foundation. Se ha desempeñado como fideicomisario del Fraser Institute desde 1991. Fue profesor de ESEADE. Síguelo en @Chafuen 

Hayek sobre la evolución biológica, cultural y el resultado de las acciones racionales

Por Martín Krause. Publicada el 8/12/20 en: https://bazar.ufm.edu/hayek-la-evolucion-biologica-cultural-resultado-las-acciones-racionales/

Con los alumnos de Historia del Pensamiento Económico II, Escuela Austriaca, vemos las contribuciones de Hayek a las teorías evolutivas. Aquí un capítulo de su libro Derecho, Legislación y Libertad que se titula “Las tres fuentes de los valores humanos, indicando que además de los que sean de origen biológico y del acto racional, están aquellos que son el fruto de la evolución cultural:

El desafío que me ha llevado a reordenar mis pensamientos sobre este tema fue una afirmación insólitamente explícita de lo que ahora reconozco como un error implícito en gran parte de la polémica contemporánea. La encontré en un nuevo e interesante trabajo en el campo de la que se considera la nueva ciencia americana de la sociobiología, The Biological Origin of Human Values, de G. E. Pugli,3 libro que recibió muchos elogios del jefe reconocido de esta escuela, el Profesor Edward D. Wilson, de la Universidad de Harvard.4 Lo sorprendente es que toda su argumentación se basa en el supuesto explícito de que existen sólo dos tipos de valores humanos que Pugh designa como «primarios» y «secundarios», indicando con el primer término aquellos valores que están genéticamente determinados y que por tanto son innatos, mientras que con el segundo designa los que son «producto del pensamiento racional».

La biología social, obviamente, puede hoy considerarse como un desarrollo bastante largo. Los miembros más veteranos de la London School of (522) Economics recordarán sin duda que hace más de cuarenta años se creó en ella una cátedra de sociobiología. Desde entonces ha tenido lugar un gran desarrollo del fascinante estudio de la etología fundada por Sir Julian Huxley,6 Konrad Lorenz7 y Niko Timbergen,8 hoy en rápido desarrollo por obra de muchos seguidores de talento,9 y de numerosos estudiosos americanos. Debo admitir que incluso respecto a la obra de mi amigo vienés Lorenz, que he seguido de cerca durante cincuenta años, me he sentido a veces incómodo ante la aplicación un tanto apresurada de las conclusiones derivadas de la observación de animales a la explicación del comportamiento humano. Sin embargo, ninguno de ellos me ha hecho el favor de fijar como tema básico, para luego desarrollarlo de manera coherente, lo que en oíros parecían formulaciones ocasionales y apresuradas, es decir que estos dos tipos de valores son los únicos valores humanos.

Lo que más sorprende a propósito de esta opinión tan frecuente entre los biólogos,10 es que parecía lógico que éstos fueran más bien simpatizantes de ese proceso de evolución selectiva, análogo, aunque en muchos aspectos distinto, al que se debe la formación de estructuras culturales complejas. En realidad, la idea de evolución cultural es sin duda anterior al concepto de evolución biológica. Incluso es probable que su aplicación a la biología por parte de Charles Darwin derivara, a través de su abuelo Erasmus, del concepto de evolución cultural de Bernard Mandeville y David Hume, si no más directamente de las escuelas históricas contemporáneas de derecho y lingüística.11 Es cierto que, después de Darwin, aquellos «darwinistas sociales» que precisaron de Darwin para aprender la que era una tradición más antigua en sus propias materias, dieron al traste con todo al centrarse sobre la selección de los individuos congénitamente más aptos, selección cuya lentitud la hace comparativamente poco importante para la evolución cultural, y al mismo (523) tiempo descuidando la evolución selectiva de normas y usos, que es la realmente decisiva. Ciertamente no había justificación para que algunos biólogos descuidaran la evolución como proceso únicamente genético,12 y olvidaran completamente el proceso análogo, aunque mucho más rápido, de la evolución cultural, que actualmente domina la escena humana y presenta a nuestra inteligencia unos problemas que aún no hemos aprendido a dominar.

Martín Krause es Dr. en Administración, fué Rector y docente de ESEADE y dirigió el Centro de Investigaciones de Instituciones y Mercados (Ciima-Eseade).

El monopolio de las Big Tech y la censura en las redes sociales

Por Iván Carrino. Publicado el 10/1/21 en : https://www.ivancarrino.com/el-monopolio-de-las-big-tech-y-la-censura-en-las-redes-sociales/

Hace poco en este espacio hablábamos sobre los monopolios en el capitalismo y el riesgo que estos encarnan. Mi posición, la repaso, es que si en un mercado libre se crea un monopolio, es porque la o las empresas que lo conforman (oligopolio en dicho caso), han prestado el mejor servicio al cliente.

Si son las regulaciones estatales las que crean el monopolio (como en el caso de la licencia de taxis), entonces mi posición es a favor de remover esas barreras de entrada legales para competir en el mercado.

En general cuando desde la izquierda se argumenta que el capitalismo lleva a los monopolios y que esto es un problema, no queda muy claro cuál es el problema que identifican. Se limitan a decir que los monopolios conspiran contra el bienestar general, pero no la forma en la que lo hacen. No obstante, recientemente hemos sido testigos de la decisión de varias grandes empresas tecnológicas (“Big Tech”), como Twitter, Google y Amazon, de remover a Donald Trump de su ecosistema.

Twitter le suspendió la cuenta de forma permanente al presidente de EEUU. Además, Apple, Google y Amazon quitaron la posibilidad de descargar la aplicación “Parler”, una red social análoga a Twitter donde no hay “censura”. Esto llevó a varios a denunciar el enorme poder que tienen las Big Tech sobre la información y opiniones a las que se puede acceder  y a comparar a estas empresas con dictaduras o policías del pensamiento.

Analizo a continuación dos cuestiones:

1) ¿Dado que las Big Tech dominan ampliamente el mercado de la comunicación a nivel global, prueba esto que en el capitalismo existe una tendencia hacia el monopolio, como afirmaba Roxana Kreimer hace unos días?, y

2) ¿Es correcto comparar el comportamiento de las Big Tech contra Trump con el de una dictadura o el de la policía?

Capitalismo, monopolio y China

Cuando se critica al capitalismo se suele mirar una situación que a muchos les parece indeseable del sistema para luego concluir que dicho sistema “falla” o no cumple las expectativas. No obstante, se olvidan estos análisis de comparar contra las alternativas existentes. Así, por ejemplo, cuando Roxana Kreimer hablaba de las tendencias del liberalismo económico hacia el monopolio, evitaba decir que en países comunistas el monopolio es total, con lo que la situación debería parecerle mucho peor. En este caso: ¿qué modelo tiende más al monopolio?

La misma pregunta cabe hacer aquí: si admitimos que Twitter, Facebook y Google son empresas con tal poder de mercado que constituyen un oligopolio en el sector de los nuevos medios de comunicación, ¿no prueba esto que en el capitalismo la tendencia al monopolio existe? La respuesta es que no necesariamente. De hecho, podemos comparar este ecosistema con lo que ocurre en China, que tiene un sistema económico alternativo.

Un artículo de la BBC explica que en China no se pueden utilizar ni Whatsapp, ni Twitter, ni Google (estas últimas bloqueadas directamente por el gobierno), y que en lugar de YouTube o Facebook están Youku y QQ. Es decir que en la China no liberal existe la misma configuración “oligopólica” de este tipo de compañías, pero producto de la regulación estatal, que no solo bloquea la competencia de proveedores extranjeros, sino que además supervisa todos los contenidos que se publican, institucionalizando una censura gubernamental contra los ciudadanos.

Concluyendo: la configuración actual de las Big Tech no prueba que en el capitalismo haya una tendencia al monopolio. China, que no es capitalista, o al menos lo es en una medida increíblemente menor que los Estados Unidos, tiene una configuración de mercado similar en este sector, pero con el agravante de las restricciones estatales a la competencia y el monitoreo y censura gubernamental de los contenidos.

La policía del pensamiento

Vamos al segundo tema: ¿configuran Twitter, Facebook, y Google una policía del pensamiento o una dictadura? La comparación es absolutamente exagerada. En China efectivamente existe una policía del pensamiento, y si algo de lo que uno dice no le gusta al régimen, entonces uno va preso. Lo mismo ocurre en Venezuela, y lo mismo ocurrió en incontables dictaduras a lo largo de la historia de nuestros países.

La “policía del pensamiento” de Twitter, entonces, tiene unas consecuencias enormemente menos dañinas para el individuo que la policía del pensamiento de verdad. En un caso se pierde la libertad y se pasa a vivir tras las rejas; en el otro, simplemente se pierde el acceso a una plataforma para compartir información, opiniones o fotos de comida.

La exageración en este sentido es preocupante, en la medida que si alguna autoridad gubernamental se toma en serio estos reclamos, entonces podrá concluir que deben regularse estas compañías. Así, terminaremos lidiando no ya con los “Términos del Servicio” de una o varias compañías privadas -con todo lo arbitrario que nos pueda parecer- para pasar a lidiar con las Leyes y Reglamentos del estado, algo que cualquier persona considerada liberal entenderá que es mucho peor.

¿Nos puede parecer mal que una app, o un conjunto de empresas tecnológicas hagan todo lo posible para remover ciertos discursos de sus plataformas? Sí, claro. De hecho, intentar quitar a Trump pero dejar impunemente a Nicolás Maduro, habla de la poca catadura moral de quienes han tomado esta decisión. Por otro lado, también es objetable que sigan este camino, puesto que lo único que conseguirán es alimentar el discurso de persecución que el trumpisto quiere instalar para ganar legitimidad.

Ahora bien, concedido lo anterior, también es cierto que las Big Tech tienen derecho a hacer lo que quieran con sus plataformas y serán los usuarios los que decidirán si quieren permanecer o no en ellas.

Si los usuarios de Twitter quieren permanecer allí a pesar del bloqueo a Trump y el doble estándar, será porque consideran que -al menos por ahora- las alternativas existentes (como Parler, por ejemplo), no superan a Twitter en cuanto a costos y beneficios. Es decir, en Twitter uno usa una plataforma con la que ideológicamente está en desacuerdo pero tiene más llegada. En Parler, el aspecto positivo es que no hay exclusión de los trumpistas, pero no tiene tantos usuarios por el momento.

Por último el derecho a hacer lo que quieran se deriva del derecho de propiedad. Cuando el senador Ted Cruz le pregunta a Jack Dorsey “quién demonios lo eligió a él” para admitir o remover contenido de su red social, la respuesta es muy sencilla: él es el nada menos que el creador de Twitter, así que le asiste el derecho de propiedad sobre la plataforma para tomar decisiones, sean estas buenas o malas. Punto.

La censura según Ayn Rand

Para finalizar, dejo unos párrafos de Ayn Rand sobre este tema. Curiosamente, la pensadora ruso-estadounidense estaba criticando a la izquierda. Habrá que ver si este razonamiento no aplica ahora también a quienes -desde la derecha- se enardecen contra las redes sociales:

Durante años los colectivistas han difundido la idea de que el rechazo, por parte de un individuo particular, a financiar a un adversario constituye una violación del derecho a la libre expresión del adversario, y un acto de “censura”.

Afirman que es “censura” la negativa de un diario a emplear o publicar artículos de escritores cuyas ideas son diametralmente opuestas a su política.

Hay “censura” si los empresarios rehúsan publicar sus avisos en una revista que los acusa, insulta y difama.

Hay “censura” si un avisador de televisión objeta que en el programa que él financia se cometen actos reprobables, tales como el incidente que tuvo lugar cuando se invitó a Alger Hiss para que acusara al ex vicepresidente Nixon.

Y están todos aquellos que declaran que “existe censura a través del rating, de los avisadores, de las redes de televisión, de las compañías afiliadas que rechazan programas ofrecidos a sus áreas”. Se trata de los mismos que amenazan con revocar la licencia a toda emisora que no acceda a aceptar su punto de vista sobre programaciones, y que claman que eso no es censura.

Considérense las implicancias de tal tendencia. El término “censura” se aplica únicamente a la acción gubernamental. Ningún acto privado es censura. Ningún individuo o agencia particular puede silenciar a un hombre o suprimir una publicación: sólo el gobierno puede hacerlo. La libertad de expresión de los individuos particulares incluye el derecho a no estar de acuerdo con sus antagonistas, no escucharlos y no financiarlos.” (el texto completo está en las páginas 142 y siguientes de este link)

Iván Carrino es Licenciado en Administración por la Universidad de Buenos Aires y Máster en Economía de la Escuela Austriaca por la Universidad Rey Juan Carlos de Madrid. Es editor de El Diario del Lunes, el informe económico de Inversor Global. Además, es profesor asistente de Comercio Internacional en el Instituto Universitario ESEADE y de Economía en la Universidad de Belgrano. Es Sub Director de la Maestría en Economía y Ciencias Políticas de ESEADE. Sigue a @ivancarrino

La imperiosa necesidad de unión de quienes valoran la libertad

Por Alberto Benegas Lynch (h) Publicado el 28/01/21 en: https://www.lanacion.com.ar/opinion/la-imperiosa-necesidad-union-quienes-valoran-libertad-nid2584718

No es tiempo de recalcar diferencias de criterio, por más que tengan validez y estén basadas en la mejor de las intenciones y los mejores propósitos, puesto que la topadora totalitaria amenaza con aplastarnos. Es un asunto de prioridades. Lo primero viene primero. Si el país se convierte en un gulag no hay posibilidad alguna de limar diferencias entre quienes se dicen partidarios de la libertad.

Es imperioso que todos aquellos que se oponen al chavismo y creen en el valor de la libertad de prensa y la independencia de la Justicia en esta instancia estén unidos para afrontar el ataque a esos valores fundamentalísimos, junto al rechazo a la colonización del Poder Legislativo y las tropelías del Ejecutivo en cuanto al abuso de poder en el contexto de incrementos en el gasto del aparato estatal, la deuda pública, la expansión monetaria, las regulaciones asfixiantes y las cargas tributarias insoportables.

Es clara la nobleza de quienes pretenden revertir el estatismo que nos viene consumiendo desde hace siete décadas y sus diferencias con el lamentable balance neto de la gestión anterior, pero necesitamos la fortaleza de la unión antes de que resulte tarde, aun manteniendo las discrepancias del caso. Cuando a uno le están asaltando la casa no consume tiempo investigando las características filosóficas de la policía que circunstancialmente nos está defendiendo del atraco, eso es para otra circunstancia.

No parece coherente la posición de quienes declaran que competirán en un espacio político nuevo en 2021, con severas críticas a la oposición existente (pues por eso se constituyen) para luego en 2023 ir juntos con los criticados, lo cual es poco serio y confunde a los indecisos, que en gran medida definen los procesos electorales.

Esta unión en un posible «Encuentro Alberdiano» es un camino de doble vía: por una parte, la oposición -constituida hoy merced al apoyo desesperado de personas que apuntan a que sobrevivan los principios republicanos básicos- debe reconocer sus fracasos y fortalecer su discurso para recibir en sus filas a liberales, y estos comprender la diferencia del plano político del académico y proceder en consecuencia.

Hemos intercambiado opiniones con buenos amigos liberales y no siempre hemos coincidido con la visión que dejo consignada, pero no pierdo las esperanzas de lograr el cometido. También he hablado con algunos amigos radicales y les he recordado el espíritu liberal del fundador de ese partido: el jeffersoniano Leandro Alem. En este sentido, vale la pena recordar un pensamiento de ese personaje. En el debate sobre la federalización de Buenos Aires, en 1880, expresó: «Más el poder es fuerte, más la corrupción es fácil. Para asegurar el poder legítimo, es necesario impedir a todo trance que él exagere sus facultades, y es indispensable buscarle el contrapeso que prevenga lo arbitrario» y «en economía como en política, estrechamente ligadas, porque no hay progreso económico si no hay buena política, una política liberal que deje el vuelo necesario a todas las fuerzas y a todas las actividades». Y concluía: «Gobernad lo menos posible, porque mientras menos gobierno extraño tenga el hombre, más avanza la libertad, más gobierno propio tiene y más fortalece su iniciativa y se desenvuelve su actividad»

Resulta en verdad muy paradójico que algunos de los partidarios de establecer nuevos espacios en la arena política son timoratos en el terreno intelectual en cuanto a la defensa de las ideas liberales, mientras que se muestran inflexibles en el campo político. Las cosas deberían ser exactamente al revés. La inflexibilidad en el terreno de las ideas e ir al fondo de los problemas al efecto de correr el eje del debate y marcar agendas y acordar en al campo político para dar tiempo a la batalla cultural.

Hace poco escribí en detalle en este mismo medio sobre el tema de la educación, que no voy a repetir, pero ahora destaco que no son pocos los que se ruborizan cuando se les dice que es acuciante la necesidad de eliminar ministerios de Educación y Cultura a los efectos de descartar la posibilidad de imponer criterios curriculares y abrir de par en par el proceso educativo al efecto de lograr el mayor nivel posible de excelencia académica. Es más eficiente subsidiar la demanda de aquellos que no pueden pagar sus estudios que financiar la oferta debido a los fuertes contraincentivos cuando irrumpe la tragedia de los comunes en un contexto invariablemente politizado.

Se torna necesario examinar con detenimiento los centros de salud estatal, para evitar los turnos extenuantes, la falta de insumos, el constante pedido de fondos, el habitual mal estado de equipos e instalaciones. Al igual que con la educación, esto no es para nada debido a que quienes allí trabajan no tengan la mejor buena voluntad y admirable dedicación, es un asunto de incentivos: no es lo mismo cuando uno paga las cuentas que cuando se recurre a la fuerza para que terceros se hagan cargo con el fruto de sus trabajos.

También se suele eludir la necesidad de prohibir la deuda pública externa, que resulta antidemocrática al comprometer futuras generaciones que no participan del proceso electoral para elegir a los gobiernos que contrajeron la deuda. Se suele esquivar la necesidad de abolir la banca central, que no puede operar sin alterar los precios relativos, con lo que conduce al empobrecimiento generalizado. Lo mismo va para la agencia oficial de noticias, que es una muestra de espíritu autoritario; el mantenimiento de inmensos activos de las embajadas en tiempos de las teleconferencias y otros recursos tecnológicos; las legislaciones sindicales fascistas; el destruido federalismo devenido en férreo unitarismo; las mal llamadas «empresas estatales», y la sandez de «vivir con lo nuestro», solo para mencionar algunos rubros.

Comprendo que estos temas no sean habituales en la esfera política, pues estamos muy atrasados en la mencionada batalla cultural, pero son indispensables en un ámbito académico que se precie de tal. No es un buen consejo confundir roles, el discurso del político debe circunscribirse a lo que el electorado entiende y acepta. En cambio, la faena intelectual debe subir la vara y apuntar alto para, en última instancia, influir en la opinión pública. Como bien ha escrito John Stuart Mill, «toda buena idea pasa por tres etapas: la ridiculización, la discusión y la adopción».

Pero aun en el supuesto de defender aquellos puntos claves en las campañas electorales, el momento exige la unión para sobrevivir. El fraccionamiento y la dispersión de fuerzas en el ámbito político son la mejor noticia para el chavismo vernáculo.

El tiempo pasa rápido, el desgaste es grande y el peligro del chavismo se acentúa por momentos. Es curioso que algunos se pregunten sobre el plan o el rumbo del actual gobierno cuando nos lo están anunciado a los alaridos todos los días. No sería nada extraño que las próximas elecciones resulten amañadas, dadas las designaciones recientes en el fuero electoral, pero en cualquier caso la unión a la que nos referimos constituirá un bastión para la defensa de lo indispensable, aun en el supuesto hoy afortunadamente remoto de que no haya elecciones. No resulta relevante consumir tiempo debatiendo sobre quién en verdad manda ni en trifulcas palaciegas, estas distracciones pueden resultar fatales. Como decía Ortega y Gasset, «Argentinos, a las cosas».

Alberto Benegas Lynch (h) es Dr. en Economía y Dr. en Ciencias de Dirección. Académico de la Academia Nacional de Ciencias Económicas, fue profesor y primer rector de ESEADE durante 23 años y luego de su renuncia fue distinguido por las nuevas autoridades Profesor Emérito y Doctor Honoris Causa. Es miembro del Comité Científico de Procesos de Mercado, Revista Europea de Economía Política (Madrid). Es Presidente de la Sección Ciencias Económicas de la Academia Nacional de Ciencias de Buenos Aires, miembro del Instituto de Metodología de las Ciencias Sociales de la Academia Nacional de Ciencias Morales y Políticas, miembro del Consejo Consultivo del Institute of Economic Affairs de Londres, Académico Asociado de Cato Institute en Washington DC, miembro del Consejo Académico del Ludwig von Mises Institute en Auburn, miembro del Comité de Honor de la Fundación Bases de Rosario. Es Profesor Honorario de la Universidad del Aconcagua en Mendoza y de la Universidad Peruana de Ciencias Aplicadas en Lima, Presidente del Consejo Académico de la Fundación Libertad y Progreso y miembro del Consejo Asesor de la revista Advances in Austrian Economics de New York. Asimismo, es miembro de los Consejos Consultivos de la Fundación Federalismo y Libertad de Tucumán, del Club de la Libertad en Corrientes y de la Fundación Libre de Córdoba. Difunde sus ideas en Twitter: @ABENEGASLYNCH_h

Las restricciones comerciales y las redistribuciones de ingresos, empobrecen

Por Enrique Blasco Garma. Publicado el 24/01/21 en: https://www.infobae.com/opinion/2021/01/24/las-restricciones-comerciales-y-las-redistribuciones-de-ingresos-empobrecen/

Insistir con prácticas que han fracasado en el mundo solo conduce a más retraso y pérdida de oportunidades para volver a crecer

El control de importaciones por falta de divisas afecta el intercambio con el resto del mundo (EFE)

El control de importaciones por falta de divisas afecta el intercambio con el resto del mundo (EFE)

El PBI, la creación de riqueza e ingresos, es el producto exclusivo de intercambios voluntarios, acotados por imposiciones forzadas. La multiplicación de beneficios obtenida cada vez que las personas acuerdan entregar algo que valoran menos que lo recibido a cambio, nivelan insatisfacciones diferentes.

El empleado entrega su trabajo a cambio de dinero; el empleador entrega dinero a cambio del esfuerzo de su trabajador. Cada uno recibe lo que necesita más y paga con lo que le urge menos, beneficiándose ambos. Un verdadero milagro, incomprendido por muchos.

Sin embargo, la razón de la ganancia compartida es simple. Los intercambios voluntarios generan valor satisfaciendo, nivelando, necesidades crecientes de la gente. Las libertades de transacciones multiplican los ingresos, expandiendo y, también, saciando insuficiencias individuales crecientes. Multiplican los ingresos tanto como las brechas de casi 400 veces entre los países más prósperos y los más carenciados. Grietas tan poco comprendidas como las desigualdades individuales tan criticadas. Despotrican confirmando ignorancias y envidias por éxitos ajenos que corroen a tantos observadores.

Explico en mi último libro: “Los ingresos miden el valor de los bienes entregados para atender demandas personales. Los individuos que más ganan son los que entregan más bienes, cuando las reglas son justas. Al tiempo que las intensidades y habilidades de los trabajos entre las personas difieren, pues se esmeran en tanto los ingresos superan el valor del ocio marginal de cada uno”.

Atención: Las satisfacciones menguan con las actividades trabadas artificialmente. Las imposiciones redundantes contrarían deseos y empobrecen. Las redistribuciones de ingresos son forzadas. Lo opuesto a los negocios voluntarios. En lugar de generar satisfacciones individuales, las restricciones artificiales violan, contrarían voluntades, destruyen valores, incrementando la pobreza.En lugar de generar satisfacciones individuales, las restricciones artificiales que dispone el equipo económico violan, contrarían voluntades, destruyen valores, incrementando la pobrezaEn lugar de generar satisfacciones individuales, las restricciones artificiales que dispone el equipo económico violan, contrarían voluntades, destruyen valores, incrementando la pobreza

La definición más abarcadora de trabas a las libertades de transacción es todo acto que las entorpezca, disminuyendo el valor de los ingresos conjuntos. Los impuestos que desvían esfuerzos hacia destinos menos satisfactorios son un ejemplo. Entonces, no cualquier impuesto es negativo. Son favorables los que posibilitan actividades que contribuyen a aumentar los ingresos individuales del conjunto. La actual carga impositiva empobrece mucho a la población.

Con las restricciones, redistribuciones, los bienes pasan de quien los valora más a quien los valora menos. Empobreciendo a la gente. Esto no es novedoso. Desde el inicio de los tiempos, las civilizaciones prohíben hurtos, asesinatos y violaciones, de ahí los Diez Mandamientos.

Mandato constitucional

La Constitución de 1853 establece amplias libertades a las actividades lícita y fuertes trabas a las expropiaciones y a su utilización posterior. Combo soslayado por los autoritarios.

Valga un ejemplo concreto. En los robos, el ladrón revende el botín a menor precio del que pagaría la víctima para recuperarlo, una pérdida de valor concreta. Las liberaciones de delincuentes, sin resguardar a la ciudadanía, confirman desinterés por los sufrimientos privados. Aterrorizan a las gentes y envalentonan a los violadores.

En contraste, las naciones prósperas defienden a la gente común. Los jueces no liberan a los violadores sin garantías protectoras de potenciales víctimas.La sociedad repudió la liberación de los presos antes de que cumplieran con sus condenas (Franco Fafasuli)La sociedad repudió la liberación de los presos antes de que cumplieran con sus condenas (Franco Fafasuli)

La revelación de que las redistribuciones empobrecen es rechazada por muchos. Aceptarla restaría poderes a quienes basan su política en redistribuir propiedades, limitar competencias. El encantamiento de “nos prohíben para protegernos” y redistribuir propiedades atrapa a los incautos, empobreciendo sociedades.

Diversos países sufren extensas expropiaciones. China soportó enormes privaciones y la muerte de 50 millones de personas, bajo el liderazgo de Mao Zedong, hasta que Deng Xioping y los dirigentes que lo sucedieron cambiaron el enfoque. Su Partido Comunista valoriza propiedades privadas y libertades comerciales.

Retraso vertiginoso

El cuadro siguiente delinea el ingreso promedio de los 197 países compilados por el FMI, demostrando los estragos de la corrupción de derechos inciertos. En 2020, con idénticas tecnologías disponibles para todo el mundo, unos países apenas consiguen un ingreso de USD 250 por habitante por año. En el otro extremo, Suiza genera USD 82.000 anuales por persona. Los argentinos, arruinados con violaciones crecientes, apenas consiguen USD 8.400, al tipo de cambio oficial.

A pesar de su reconocido progreso, China sigue siendo un país relativamente pobre. Sujetas las libertades individuales a los dictados del partido, obtiene USD 10.600 anuales por cabeza. Sin embargo, el contraste es contundente. Mientras la China autoritaria liberó actividades, la Argentina democrática las restringió. En 1980, los ingresos de los argentinos eran 26 veces los del chino promedio; en 2020 eran 25% inferiores. Es tiempo de replantear prioridades.

Las restricciones a las competencias y propiedades empobrecen. Cada restricción forzada coarta ingresos del conjunto. Sin embargo, valiéndose de relatos, algunos políticos suelen preferir usurpar poderes, aunque reduzcan los ingresos de la gente. En especial, cuando diseñan restricciones para favorecer las rentas de seguidores y aliados, restando capacidades de sus opositores.

El PBI de la Argentina es el resultado neto de la creación de valor, en actividades competitivas, y las pérdidas sufridas, reasignando retribuciones favorables a funcionarios, provincias, entes estatales, proveedores y otros privilegiados.infobae-image

No asombra que países con pobreza creciente tengan líderes poderosos. Cuánto más corruptas las sociedades, mayores las divergencias de los deseos de la población con los de sus líderes.

En tanto las naciones libres y democráticas consiguen ingresos y propiedades valoradas. Las Grandes Divergencias entre los objetivos políticos de autoridades y los deseos de la población se sustentan en corrupción de los poderes públicos y un sistema electoral usurpador de las voluntades de la gente.

La corrupción de premios y castigos diferentes para los mismos actos, en función de las actividades, identidades y ocasiones, es lo contrario a la competencia de reglas justas, iguales y estables para todos. Enseña el libro “Por un País más Justo y Floreciente”.

Enrique Blasco Garma es Ph.D (cand) y MA in Economics University of Chicago. Licenciado en Economia, Universidad de Buenos Aires. Fue Economista del Centro de Investigaciones Institucionales y de Mercado de Argentina CIIMA/ESEADE. Profesor visitante a cargo del curso Sist. y Org. Financieros Internacionales, en la Maestria de Economia y C. Politicas, ESEADE.

Debunking myths: The World Economic Forum and the IMF

Por Alejandro A. Tagliavini: Publicado el 26/01/21 en: https://alejandrotagliavini.com/2021/01/26/debunking-myths-the-world-economic-forum-and-the-imf/

Las relaciones de pareja que nos esperan en la «nueva normalidad»

The “pandemic” killed 255 million jobs, according to the ILO, and would kill another 90 million in 2021, reports Bloomberg lying since, although the virus can end up killing, job losses are due to the prohibitions imposed by governments. Thus, according to an Edelman survey, only 53% of respondents in 22 countries trust traditional media.

                  Oxfam is also lying when it says that “since the outbreak of the virus, the rich are richer and the poor poorer”. It was not the virus but the literal prohibition of the States to circulate and work, and it is outrageous that they are exonerated because, immediately afterwards, more state intervention is required, which will exacerbate the tragedy.

                  Now, as the blame would be on the “pandemic” and not on the governments that, on the contrary, would have avoided worse consequences, the “Great Reset” would be necessary to “adapt” -force, violate- the humanity to the “new reality” of “pandemics”.

                  It is unusual that an organization -although private- whose main source of funding is governments, or associated multinational companies, and which always summons the first line of politicians such as it is the World Economic Forum (WEF), can believe itself to be a “pro market”.

                  Michael Rectenwald says that the man of the “Great Reboot” is Klaus Schwab, the founder of the WEF, who (“Now is the time for a ‘great reset’”) explains that “Each country – read government – must participate … we need a ‘Great reboot’ of capitalism”. And he suggests that changes should be made, to bring about a “new normal”, in terms of the convergence of economic, monetary, technological, medical, genomic, environmental, and military systems, until “questioning what it means to be human.”

                  Always with the supra direction of the State: a digital currency, included in a consolidated centralization of banking, real-time taxes, negative interest rates, the “Fourth Industrial Revolution” or transhumanism, which includes the expansion of genomics, nanotechnology and robotics and its penetration into the human body and brain.

                  Obviously, “the Great Reset” is propaganda that will never materialize simply because it goes against, precisely, normality, human nature, personal freedom. And, regardless of whether the Covid is so serious or not, while the State destroys jobs, private initiative has shown that it can solve any epidemic effectively.

                   Ideologues have always misled into believing that the market is supra organizations, instead of what it really is: ordinary people, such as the neighborhood shoemaker or mechanic, working in peace -with the absence of state coercion or whoever comes from- and in freedom.

                    It is unusual, on the other hand, that a (multi) state bank, an appendage of the State, such as the IMF, is considered a “pro-market” when it usually promotes, for example, the reduction of fiscal deficits, but, to a large extent, to the cost of raising taxes, that is, that the common citizen – the market – finances them.

                    Far from being a “pro-market”, the WEF proposes that the States force a change of the normal citizen, while the IMF finances failed governments that, precisely, because they are unviable, do not get private financing, allowing them to continue instead of reconverting.

Alejandro A. Tagliavini es ingeniero graduado de la Universidad de Buenos Aires. Asesor Senior de The Cedar Portfolio, Miembro del Consejo Asesor del Center on Global Prosperity, de Oakland, California y fue miembro del Departamento de Política Económica de ESEADE. Síguelo como @alextagliavini

La fuente y causa del impuesto

Por Gabriel Boragina. Publicado en: http://www.accionhumana.com/2021/01/la-fuente-y-causa-del-impuesto.html

«… debe tenerse en cuenta: a) Que hay casos en los que está justificada la imposición sobre el capital, b) Que no debe identificarse, como es frecuente hacerlo, la imposición sobre el capital «nacional» con la imposición sobre el capital «individual». Recordemos que, para Wagner, a fin de determinar en qué casos se puede y debe acudirse al capital individual como fuente de impuestos, cabe tomar en consideración: el «origen» del capital; el «empleo» del capital y el «empleo del producto del impuesto» sobre el capital. En otra parte del presente trabajo hemos analizado estos tres rubros.»[1]

En cuanto al punto a) esos «casos» -casi con toda certeza- serán los que determine el sr. Wagner. Para nosotros no existe ningún «caso» de justificación. La diferencia supuesta entre capital «nacional» e «individual» es absurda. Todo capital es siempre privado, y puede pertenecer a individuos o sociedades (capital social). Lo que se llama capital «nacional» en rigor es el capital privado previamente expoliado por la burocracia, lo que no amerita que se lo rotule de otra manera, porque, en realidad, se trata de capital robado a los particulares. Agregarle el calificativo de «nacional» no lo enaltece, legaliza, ni le quita el carácter de botín apropiado por el ladrón estatal.

Pero como el gobierno está facultado por sus propias leyes para robar a los gobernados no hay manera -ni a nadie a quien acudir- que pueda obligar a la burocracia a devolver el botín robado. El propietario privado expoliado queda privado así para siempre del fruto de su trabajo.

El impuesto siempre supone consumo de capital sin calificativos. No importa que se lo quiera llamar capital «estatal, nacional, provincial, municipal, social, comunal, comunitario», etc.) el capital siempre es privado y solo admite dos divisiones: puede ser individual o societario (corporación privada).

Es objetable -reiteramos- decir que la fuente de impuestos sea el capital, la renta, o bienes o servicios en general. De las 11 acepciones que da el diccionario de la palabra fuente, la número 7 dice textualmente: «7. f. Principio, fundamento u origen de algo». Queda claro y resulta evidente que, el principio, fundamento u origen del impuesto es esa imaginaria «necesidad» del gobierno de costear «sus» gastos. Luego, no puede ser nunca, ni confundirse con el objeto gravable como se lo viene haciendo en el curso del trabajo que venimos comentando. No se trata de una simple cuestión terminológica sino de un gravísimo error de concepto en el que los autores citados no dejan de incurrir.

También podría utilizarse la expresión «fuente del impuesto» para aludir a la ley que lo crea, a la voracidad fiscal o al gasto público. Pero confundir el objeto del impuesto con su fuente es realmente una barrabasada.

El diccionario de sinónimos arroja más luz al respecto y nos da los siguientes términos: «origen, principio, germen, raíz, motivo, causa» (https://www.wordreference.com/sinonimos/fuente)

No puede decirse que la causa del impuesto sea el hecho de que alguien obtenga ganancias o rentas de su trabajo. Da la idea equivocada de que, apenas alguien obtiene algún dinero por algo que hace, al mismo tiempo nace automáticamente un impuesto sobre esa suma. Y claramente esto no es así. Sirve quizás como facundia para engañar y convencer a todo el mundo de la «inevitabilidad» del impuesto, como si este fuera un fenómeno natural. Conceptualmente, bienes y servicios son objetos o fines del impuesto, no sus «fuentes».

«3. La renta como fuente de imposición. Esta forma de obtener recursos, aunque ha podido ser objeto de discusión doctrinaria, se ha universalizado de tal modo que toda controversia resulta obvia. El problema se ha desplazado desde el punto de origen, de si conviene o no imponer la renta, hasta las diversas formas y proporciones que debe alcanzar tal imposición. Otro aspecto de la polémica suscitada entre los autores y estadistas radica en las cuestiones que se promueven por la superposición de este gravamen sobre otros que responden a otras fuentes de imposición, por ejemplo, el impuesto sobre el capital. Y debe establecerse que, si bien este tributo elimina los inconvenientes atribútales a otras formas impositivas, no se descarta de que los argumentos de los opositores al impuesto sobre la renta, están justificados en determinadas circunstancias. Desde luego, cabe subrayar, que el concepto de renta no está claramente definido y se confunde con frecuencia, ya que existe una serie de bienes que pertenecen a las personas físicas o a las personas jurídicas y legales que si bien proporcionan beneficios materiales, resulta difícil establecer su avaluación. En primer término, debe tenerse en cuenta que la renta, como utilidad o beneficio, jamás debe llegar a destruir el capital.»[2]

Se sigue hablando de «fuente» cuando ya hemos objetado y fundado dichos reparos a usar ese término.

Como vemos, el autor pretende prevenir toda discusión dando por sentado que sería «obvio» no entrar en ella ¿Por qué? Porque apela a la falacia ad populum que ya vimos: como en «todos» los países se cobran impuestos a la renta «estaría bien» hacerlo así, simplemente porque «lo hacen todos». De la misma manera se podría argüir que si la mayoría de la gente se droga eso está muy bien, y así deberían hacerlo el resto de las personas que no se drogan, e incluso las que no nunca lo hicieron. Por eso este tipo de síntesis incurre en una falsedad y no es verdadera, pero en estos tiempos donde «todo el mundo» hace lo que hace «todo el mundo» es un tanto inútil decirlo, porque seriamos algo así como la «voz que clama en el desierto».

Entonces, el autor nos sigue indicando que, como «no tendría sentido» discutir lo que «todo el mundo» hace siempre, el debate «debe» centrarse en «las diversas formas y proporciones que debe alcanzar tal imposición», o sea, si se debe gravar mucho o poco y de qué manera hacerlo, en otras palabras, cuál es el mejor método policiaco para impedir que el expoliado evada el tributo, lo que parafraseado y traducido es lo que se pretende significar aquí.


[1] Mateo Goldstein. Voz «IMPUESTOS» en Enciclopedia Jurídica OMEBA, TOMO 15, letra I, Grupo 05.

[2] Goldstein, M. ibidem.

Gabriel Boragina es Abogado. Master en Economía y Administración de Empresas de ESEADE. Fue miembro titular del Departamento de Política Económica de ESEADE. Ex Secretario general de la ASEDE (Asociación de Egresados ESEADE) Autor de numerosos libros y colaborador en diversos medios del país y del extranjero. Síguelo en  @GBoragina

TRUMP, TWITTER, LA LIBERTAD DE EXPRESIÓN Y LA IMPORTANCIA DE LOS PACTOS POLÍTICOS ORIGINARIOS

Por Gabriel J. Zanotti. Publicado el 24/01/21 en: http://gzanotti.blogspot.com/2021/01/trump-twitter-la-libertad-de-expresion.html

Volviendo al tema que tantos debates ha ocasionado últimamente, creo que hay un aspecto muy importante para entender qué está ocurriendo.

Las libertades individuales, tales como libertad de expresión, religiosa, de enseñanza y de asociación, no fueron concebidas primero in abstracto y luego plasmadas in concreto. Surgieron de una circunstancia histórica en la que había un consenso generalizado, tácito pero muy básico como horizonte cultural, donde casi todos (excepto los criminales) asumían el respeto mutuo de formas de vida y de pensar diferentes, y que el sujeto de derechos era cada persona en particular o asociada libremente con otras[1]. Ese fue el contexto fundacional de los EEUU, donde miles de inmigrantes católicos, protestantes, judíos y librepensadores huyeron de una Europa enloquecida para vivir en paz bajo el contexto del common law. Es lo que antiguamente era la “concordia” civil (ver Mauricio Vázquez: https://www.ambito.com/opiniones/democracia/eeuu-la-mas-antigua-del-mundo-n5164179?fbclid=IwAR29dMGZqZLZdPp8BLAKNfl8OJDZsOQcIBorPODkc3sPKsmDvdj8RBCpaEA)  No lo sabían, pero de ese modo fundaron las bases de lo que iba a ser la Declaración de Independencia, la Constitución Federal y la Declaración de Derechos. En ese momento sí que se entendía lo que quería decir free speech, más allá de la dicotomía privado/público. Era un consenso cultural de respeto al “disidente”, esto es al que tiene otra cosmovisión. Por supuesto, todos sabemos del “barro de la Historia”: ese pacto comenzó mal, con el tema de la esclavitud, que seguimos pagando hasta hoy.

Ese tipo de pacto político liberal clásico se corta cuando un grupo asume el monopolio de La Nación, el Estado, la raza superior o la clase explotada contra la clase explotadora. En todos esos casos, la convivencia con “el otro” es imposible, porque el otro es precisamente el que no permite la convivencia entre “los justos”. Esos son los colectivismos ontológicos que impiden una sociedad libre. Los “colectivos explotados” por definición no pueden admitir la convivencia con el explotador. Es una lucha sin cuartel donde el explotador debe ser eliminado.

A veces esos grupos afirman claramente que en ese caso las libertades de expresión y etc. ya no tienen sentido. Otras veces, como sucede actualmente, los colectivos explotados mantienen aparentemente los términos, pero el fondo cambia. Los supuestos delitos de odio y discriminación les permiten perseguir el “hetero-patriarcado capitalista explotador”.

Eso es lo que ha estado pasando desde 1945 en adelante en los EEUU, a medida que esa forma de pensar se extendía. Independientemente de la dicotomía público/privado, la persecución al disidente, esto es el explotador, se intensificó. Los liberales clásicos, los conservadores, los creyentes en religiones conservadoras, fueron perdiendo gradualmente sus posiciones. Fueron sistemáticamente perseguidos NO por un estado sino por las personas que creían estar en el colectivo explotado, y cuando el sistema penal incorpora los delitos de odio y discriminación, fueron perseguidos con denuncias penales consecuentes. El Estado Federal y los Estados no necesariamente (ahora sí) lo hacían. Editoriales, universidades, clubes, etc., eran los encargados de hacerlo. Si sos el explotador, “te cancelan”. Es lo que Axel Kaiser ha llamado La neo-inquisición (https://librospdfgratismundo.com/la-neoinquisicion-axel-kaiser-2020/)

Y ahora, finalmente, las big tech.

En este drama cultural, en el cual ya se ha perdido el pacto político originario, la dicotomía publico/privado según Rothbard, para diagnosticar lo que sucede, ya es insuficiente. En todo Occidente, hoy, no sólo en EEUU, los que pensamos diferente al marxismo dominante ya no tenemos free speech como antes se lo entendía, porque hemos pasado a ser el colectivo explotador que hay que eliminar.

Si el explotado que te persigue es público o privado según lo legal, no es suficiente para entender qué está sucediendo. Lo que está sucediendo es que el pacto liberal clásico, según el cual el free speech tenía sentido, se ha cortado.

Por supuesto, bajo todo eso la persecución moral y legal a Trump como un White supremacist intolerable, es la guinda del helado de último momento, pero habrá otras guindas y otros helados de igual sentido cultural.

El free speech, la libertad religiosa, como se las entendía en un contexto liberal clásico, ya se perdieron. Asumámoslo: sin un nuevo pacto político originario, no existen más. Los disidentes seremos tolerados en diversos grados, con suerte: tolerados, nunca aceptados como parte de la nueva Pax Romana Biden-China-ONU, más sus socios europeos.

Como re-comenzar de vuelta, sólo Dios lo sabe.


[1] Fernando Romero Moreno siempre dice que esas libertades concretas también existían en cierta forma en Hispano-américa. Ver http://gzanotti.blogspot.com/2020/11/resena-critica-al-libro-la-nueva.html

Gabriel J. Zanotti es Profesor y Licenciado en Filosofía por la Universidad del Norte Santo Tomás de Aquino (UNSTA), Doctor en Filosofía, Universidad Católica Argentina (UCA). Es Profesor titular, de Epistemología de la Comunicación Social en la Facultad de Comunicación de la Universidad Austral. Profesor de la Escuela de Post-grado de la Facultad de Comunicación de la Universidad Austral. Profesor co-titular del seminario de epistemología en el doctorado en Administración del CEMA. Director Académico del Instituto Acton Argentina. Profesor visitante de la Universidad Francisco Marroquín de Guatemala. Fue profesor Titular de Metodología de las Ciencias Sociales en el Master en Economía y Ciencias Políticas de ESEADE, y miembro de su departamento de investigación. Publica como @gabrielmises