Saqueo de supermercados: hijo del saqueo institucional

Por Roberto Cachanosky. Publicado el 21/12/12 en http://economiaparatodos.net/saqueo-de-supermercados-hijo-del-saqueo-institucional/

 El saqueo de la economía y el saqueo de las instituciones republicanas tienen como resultado el saqueo de los supermercados

De este fenómeno de los saqueos que estamos viendo en distintos puntos del país, y ante el fuego cruzado de acusaciones entre el gobierno y dirigentes sindicales, hay un solo dato que para mí es el definitivo: en un país sin la pobreza, la indigencia, el clientelismo político, la inflación y la falta de trabajo que impera en Argentina, esto no ocurre. Podrán pasar otro tipo de cosas, pero si no hay un caldo de cultivo que genere violencia, no hay saqueos.

Es cierto quien se roba un televisor y otros electrodomésticos no es por hambre, pero se sabe que cuando ocurren este tipo de cosas, el saqueo es indiscriminado. Si es el mismo tipo de saqueos que vimos en el 2001 cuando lo voltearon a De la Rúa.

Leyendo información en los medios y recibiendo algo de información, se sabe que es común que a fin de año grupos de gente que vive en asentamientos muy precarios suelen ir a los supermercados a exigir que les armen paquetes de comida navideños. Por más pobreza que haya, tolerar este tipo de aprietes es inamisible. Pero más inadmisible es que la misma dirigencia política, en este caso el gobierno, acepte este mecanismo de, o me das la canasta familiar o te rompo todo.

Pero yendo al fondo del problema, si algo ha quedado en evidencia es el total fracaso de este populismo barato del kircherismo que lo único que buscó en todos estos años fue crear una fiesta artificial de consumo que hoy no puede mantener a costas de crear una creciente masa de pobres.

El relato oficial se cae solo ante los saqueos. Si el país creció como dice el relato oficial. Si tantos puestos de trabajo se crearon. Si la Asignación Universal por Hijo es un logro porque le permite a la gente alimentar a su familia a cambio de que sus hijos vayan al colegio. Si el mundo maravilloso que desde el atril nos describe Cristina Fernández existiera realmente, dudo que un grupo de dirigentes sindicales estuvieran en condiciones de organizar una serie de saqueos en diferentes puntos del país. ¿Quién les prestaría atención si, como dice el gobierno, casi se terminó la pobreza, el salario de Argentina es el mal alto de toda América Latina, el modelo de sustitución de importaciones ha sido un éxito y todas las otras virtudes que suelen describir de una política económica que, todos sabemos, es totalmente inconsistente? Si hay saqueos es porque hay caldo de cultivo para que se produzcan.

Pero los saqueos no son solamente los que vemos en los supermercados. Aquí se ha saqueado el país destruyendo el sistema energético, las rutas, el stock ganadero, el ingreso de la gente con la inflación, la propiedad privada, los ahorros que la gente tenían en las AFJP, el sistema ferroviario y los subterráneos, todo para financiar el populismo más exacerbado.

Pero además se saquearon las instituciones de la república. Se bastardeó la democracia. Se atropelló a la justicia. Si ignoraron los fallos de la Corte Suprema de Justicia. Se utilizó a los organismos recaudadores como mecanismos de presión. En definitiva, en nombre de un 54% que no es tal, se estableció un ambiente de irritación, violencia verbal, enfrentamiento entre argentinos, descalificaciones de personas y todo tipo de agresiones verbales para imponer un sistema hegemónico. Y ese proyecto necesita de una creciente población pobre que sea sumisa a los dictados del oficialismo.

El kirchnerismo ha creado este clima de violencia. Nunca buscó la paz y la concordia, sino el enfrentamiento y la agresión.

Lo que vemos hoy en saqueos, si es organizado o no, no lo sabemos. Pero sí sabemos que fue el gobierno el que creó todas las condiciones de pobreza y violencia verbal para que veamos, como 11 años atrás, disturbios en la calle con violencia.

Si el kirchnerismo hubiese aprovechado las condiciones excepcionales que imperaron en la economía mundial para hacer crecer el país y terminar realmente con la pobreza y la indigencia, hoy no habría este caldo de cultivo para los saqueos, los cuales, dicho sea de paso, si están organizados, también habría que ver quien realmente los organizó.

Lo concreto es que las condiciones excepcionales del mundo fueron utilizadas para hacer populismo barato. El kirchnerismo fue una máquina de crear pobreza e indigencia. La misma que hoy volvemos a ver saqueando supermercados.

El saqueo de la economía y el saqueo de las instituciones republicanas tienen como resultado el saqueo de los supermercados.

El kirchnerismo lo hizo.

Roberto Cachanosky es Licenciado en Economía, (UCA)y ha sido director del Departamento de Política Económica de ESEADE y profesor de Economía Aplicada en el máster de Economía y Administración de ESEADE.

 

Sin libertad de prensa no hay libertad

Por Alberto Benegas Lynch (h). Publicado el 13/12/12 en http://diariodeamerica.com/front_nota_detalle.php?id_noticia=7590

Todos los tiranos y tiranuelos del globo siempre apuntan a restringir y eliminar la expresión libre en medios de comunicación. Con o sin votos, los megalómanos no resisten la crítica puesto que se consideran iluminados y los que se oponen a semejante pretensión son vituperados, perseguidos y silenciados por los comisarios del pensamiento. La petulancia y la soberbia de estos mequetrefes es ilimitada y la búsqueda de todas las artimañas posibles nunca alcanza para la mordaza.

He escrito en varias oportunidades sobre este tema vital (la última en “La Nación” de Buenos Aires el 10 de abril del corriente año bajo el título de “Asalto a la libertad de prensa”), pero es menester insistir dada la cantidad creciente de amenazas que se ciernen a diario en distintas partes del mundo.

Es sabido que Thomas Jefferson, dada la importancia superlativa que le atribuía al asunto, ha escrito que “ante la alternativa de un gobierno sin prensa libre o prensa libre sin gobierno, me inclino decididamente por esto último”. También es sabido que los sicarios del Leviatán desbocado no argumentan, apuntan a la aniquilación del pensamiento y la consiguiente expresión del mismo so pretexto de que ideas distintas a las oficiales “son desestabilizadores”, “afectan el orden público”, “comprometen la seguridad del Estado”, “invaden secretos de Estado” y sandeces similares.

Puede resumirse el asunto aquí tratado en el siguiente decálogo. Primero, absolutamente todo debe permitirse que se exprese lo cual no es óbice para que los que se sientan damnificados de algún modo recurran a la Justicia para su debida reparación. De lo que se trata es de abrogar toda posibilidad de censura previa. Segundo, lo anterior incluye ideas consideradas disolventes, las cuales deben ser discutidas abiertamente pero nunca aplicar criterios inquisitoriales. Tercero, no deben existir agencias oficiales de noticias al efecto de evitar la tentación de utilizarlas políticamente.

Cuarto, el espectro electomagnético y las señales televisivas (y las respectivas definiciones de los anchos de banda) deben asignarse en propiedad y eliminar la peligrosa figura de la concesión. Quinto, los gobiernos no deben contar con medios de comunicación estatales ni involucrarse en relación alguna con la prensa oral o escrita, lo cual naturalmente excluye también -por la consiguiente incompatibilidad- a proveedores del gobierno. Sexto, no debe existir organismo de control de ningún tipo incluido los llamados horarios para menores en un contexto de satélites que toman señales de muy diversos husos horarios, situaciones que quedan reservadas a los padres y a las codificaciones y limitaciones de los propios medios.

Séptimo, afecta la libertad de prensa el establecerse topes monetarios para la financiación de campañas electorales puesto que la independencia de los gobiernos respecto a pretendidos empresarios que esperan favores a cambio debe ser por la vía institucional a través de la preservación de las respectivas independencias en un sistema republicano a través de normas compatibles con el derecho para evitar la cópula entre el poder y el mundo de los negocios. Octavo, bajo ningún concepto se debe promulgar una “ley de medios” ya que esto significa restringir la libertad de prensa, lo cual también excluye la posibilidad de efectuar distinciones entre capital extranjero y el nacional. Noveno, la red de Internet debe quedar al margen de las garras gubernamentales, del mismo modo que los operadores de cable. Y décimo, el cuarto poder bajo ninguna circunstancia debe estar obligado a revelar sus fuentes de información.

El conocimiento está disperso entre millones de personas y para sacar partida de ello es necesario que las puertas y ventanas se encuentren abiertas de par en par para que cada uno exprese libremente su punto de vista al efecto de los fértiles intercambios de ideas y para dar lugar a eventuales refutaciones de las corroboraciones siempre provisorias.

La libertad de prensa o libertad de expresión significa eso y simultáneamente hace de contralor insustituible al poder de turno, al tiempo que informa de los actos de gobierno a la población en un proceso abierto de competencia. Quienes estimen que pueden imprimir o decir de mejor manera lo pueden hacer instalando otro medio (y si no disponen de los recursos necesarios los reclutan en el mercado si es que lo que proponen resultara atractivo y viable).

Uno de los argumentos que usan los aparatos estatales para controlar los medios es el imputarles una situación de monopolio (o, en su defecto, de “posición dominante”) cuando, en verdad, los que ocupan circunstancialmente el poder son los que cobijan la idea de ser ellos los monopolistas de la información, con la diferencia que lo hacen recurriendo por la fuerza a los dineros de los contribuyentes.

Conviene en este sentido clarificar el tema del monopolio cuya única situación dañina es cuando lo detenta el gobierno -en este caso respecto a la prensa- o cuando la legislación lo otorga a un operador del sector privado. En un sentido más general debe precisarse que el monopolio es consubstancial al progreso puesto que si hubiera una ley antimonopólica la innovación quedaría clausurada y la humanidad no hubiera pasado del garrote ya que el primero que ensayó el arco y la flecha era monopolista, concepto que modernamente se aplica, por ejemplo, a los que introducen nuevas computadoras, novedosos medicamentos etc.

Se ha dicho que el monopolista cobra el precio que decidan sus dueños, lo cual no es correcto: cobra el precio más alto que puede del mismo modo que lo hacen todos los comerciantes y están también limitados por la elasticidad de la demanda y dependerá del producto de que se trate puesto que las ventas del monopolista de tornillos cuadrados probablemente sea cero. En todo caso, el mercado siempre debe estar abierto para que cualquiera desde cualquier punto del planeta -y sin ninguna restricción- pueda competir en caso que se estime atractivo el reglón en cuestión (lo cual también limita la idea de “posición dominante” en un mundo globalizado y competitivo por las noticias).

Cuando se hace alusión a la competencia no se está definiendo a priori cuantos proveedores de cierto bien o servicio debe haber, pueden existir miles, uno o ninguno (y las situaciones no son irrevocables sino cambiantes), como queda dicho el tema crucial es que el mercado se encuentre abierto y libre de trabas de toda índole para que, en nuestro caso, cualquiera que contemple un proyecto periodístico lo pueda ejecutar (lo cual, claro está, no garantiza su éxito).

Al efecto de tender a la pluralidad de voces es también indispensable que el mercado se encuentre totalmente abierto, no solo en cuanto a lo que en esta nota dejamos consignado, sino a la libertad plena de incorporar la tecnología que se considere conveniente y comerciar con quienes ofrecen las mejores condiciones, independientemente del lugar geográfico en que se encuentren. Surge un silogismo de hierro en esta materia: si no hay libertad de prensa con sus denuncias, críticas y límites al poder, el Leviatán se hace más adiposo y grotesco, ergo, corroe, deglute y destroza las libertades individuales.

Si se adoptan actitudes timoratas, por ejemplo, en cuanto a mendigar la distribución de pautas publicitarias que reparte una agencia oficial de noticias, en lugar de pedir su abolición se está en verdad negociando la cadena de la esclavitud pidiendo que el amo la alargue lo cual es un signo de sometimiento que trae aparejados avances adicionales sobre las autonomías individuales.

Si se adopta una actitud vacilante frente a los atropellos a la prensa, en lugar de enfrentarlos en su raíz autoritaria se terminará promulgando una constitución como la soviética del 31 de enero de 1924 en la que se lee que “Para garantizar una verdadera libertad de opinión, la República Socialista Federal Soviética elimina la dependencia de la prensa capitalista…” concepción que va junto a  la meticulosa descripción orwelliana del Ministerio de la Verdad. Desafortunadamente en la actualidad hay muchos ejemplos de gobernantes desaforados que la embisten contra la libertad de expresión y la democracia. Solo para citar un ejemplo veamos lo que dijo el Presidente de Ecuador, Rafael Correa, en Canal Uno, en el programa de Andrés Carrión, el 26 de agosto de 2007: “¿Qué es la libertad de expresión? Que ahora llamen al Presidente ignorante…perdóneme, si eso es libertad de expresión yo no estoy de acuerdo con esa libertad de expresión. Se lo digo muy claramente: si  eso es democracia, yo no estoy de acuerdo con la democracia”.

Alberto Benegas Lynch (h) es Dr. en Economía, Académico de la Academia Nacional de Ciencias Económicas y fue profesor y primer Rector de ESEADE.

 

Una fuente de inspiración

Por Delfina Helguera. Publicado el 7/12/12 en http://www.lanacion.com.ar/1533774-una-fuente-de-inspiracion 

Todo comenzó con una invitación a una residencia de artistas en una isla en Escocia; corría el año 2003 y Melina Berkenwald vivía en Londres. Le pareció un formato tan útil que cuando regresó a la Argentina decidió replicarla. Con Graciela Hasper y Roberto Jacoby formaron RIAA, que tuvo varias ediciones en Ostende, y siguió URRA en Buenos Aires (www.urraurra.com.ar).

En esta tercera edición, URRA reunió a catorce artistas de distintas partes del mundo para vivir y trabajar en la ciudad durante un mes, con un programa abierto y flexible sin la presión comercial ni de la crítica.

Con Berkenwald en la dirección, la residencia se propone como una experiencia de intercambio con la ciudad y de diálogo entre colegas. «La idea es que hagan nuevos contactos, abrir posibilidades, colaboraciones futuras, establecer vínculos», explica la directora, que también pone énfasis en la inspiración: «Los viajes siempre fueron inspiradores, y recuperar esa idea es parte de la residencia».

En el programa de URRA hay tres instancias claves: la presentación de proyectos, que se realizó en el auditorio de Malba el 5 de noviembre; la exhibición grupal, en la galería Del Infinito, y un día de estudio abierto en el espacio de los talleres, con la muestra de los proyectos trabajados durante el mes.

La ciudad ha servido como fuente de inspiración a algunos de los participantes. Por ejemplo al holandés Allard Van Hoorn, que trabajó con el cuento de Borges «Tlön, Uqbar, Orbis Tertius» en una pieza sonora que remite a su vez a una tradición aborigen australiana, donde los lugares se cantan y la medida de los espacios tiene que ver con el sonido.

La inglesa Holly Davey rastreó la memoria de los espacios porteños; vino sin un plan hasta que se encontró con el edificio de Harrods y una postal de Eva Perón vestida de gala. Davey explicó que tener tiempo para ver y pensar es un lujo en estos días y que la residencia le permitió salir de los lugares habituales para abrirse a otros colores, otros sonidos y otra luz. Por su parte, el colombiano Hernández Mellizo recorrió la Plaza de la República, donde está el Obelisco, y esgrafió los soles de los escudos que aparecen en las placas.

El artista chino Xi Zhang, residente en Denver, pinta durante muchas horas por día lo que experimenta en Internet y en las redes sociales: a lo lejos, sus obras parecen pinturas tradicionales chinas, pero de cerca se descubren notas discordantes, como las Angry Birds del juego homónimo y las mujeres que se retratan en los lugares de citas.

El brasileño Guilherme Peters recorrió la ciudad con un skate y fotografió las esculturas realizadas por artistas vinculados con el concretismo, mientras que la artista de Misiones Sonia Abian presentó una serie basada en las distintas maneras de leer, ordenar y observar la información.

Todos los artistas compartieron una mirada renovadora sobre nuestras tradiciones y costumbres, uno de los objetivos iniciales que ya se han cumplido.

Delfina Helguera: Es Licenciada en Letras (UBA). Ha sido co-representante de Sotheby’s filial Argentina. Socia fundadora de la Asociación Amigos de Malba. Dirige Lavinia Subastas de Arte. Es profesora de Curaduría I y de Mercado de Arte y es Directora del Departamento de Arte y Diseño en el Instituto Universitario ESEADE. 

 

Hilda Molina: En ocasión de recibir su doctorado «Honoris Causa».

La Dra. Hilda Molina, medica neurocirujana y disidente cubana, nos obsequúió el siguiente discurso en ocasión de la recepción del Doctorado Honoris Causa otorgado por el Instituto Universitario Eseade. La ceremonia se llevó a cabo el 3 de Diciembre de 2012 en Buenos Aires, en ocasión del acto de colación de grados académicos.

http://www.youtube.com/watch?v=tA-kK2j4tBE

El actor Gérard Depardieu devolvió su pasaporte francés

Por Alejandro A. Tagliavini. Publicado el 20/12/12 en http://www.elnuevoherald.com/2012/12/20/1368458/alejandro-tagliavini.html

El actor Gérard Depardieu, que devolvió su pasaporte francés y solicitó el belga luego de ser acusado de mezquino por mudarse al pueblo de Nechin, en Bélgica, a un par de kilómetros de la frontera con Francia, para beneficiarse de las ventajas impositivas, aseguró que ha “pagado €145 millones en impuestos en 45 años… yo no he matado a nadie”.
Al devolver su pasaporte, también entregó la tarjeta de su seguro social, “Nunca me ha servido”, aclaró. Pero la verdad es que, mezquino no es el que no paga impuestos, mezquino e inmoral es el que los manda a cobrar por la fuerza.
El impuesto es dinero retirado del mercado -de las personas- para que, supuestamente, el gobierno pueda hacer aquello que los particulares no harían. Cosas como asistencia social, seguridad, educación, etc. Pero la realidad lo desmiente.
Por caso, luego de los huracanes Katrina, Rita y Wilma, las donaciones privadas de los estadounidenses llegaron a $6,470 millones demostrando que el asistencialismo privado supera a las ayudas estatales.
Cáritas española es famosa por los problemas sociales que atiende. En cuanto a seguridad, es obvio que las personas la requieren y por ello existen agencias privadas, que pueden contratar, y que son más eficientes y económicas que las estatales que se pagan más caras (por la vía impositiva). La educación privada es superior: en Buenos Aires, por caso, las escuelas no gubernamentales contienen al 65 por ciento de los alumnos
Además, los impuestos son injustos porque a mayor capacidad económica de una persona, más los traslada hacia abajo: los empresarios bajan salarios, suben precios, etc. En definitiva, las cargas fiscales son fondos coactivamente retirados por el gobierno (mayormente de los pobres) y utilizados en lo que el mercado podría hacer por su cuenta, pero luego de derrochar buena parte en burocracia y corrupción que beneficia a los políticos y amigos. Dicho de otro modo, de no existir los impuestos, los pobres tendrían suficiente dinero para pagar mejores servicios que los que recibe del gobierno.
El mercado se maneja con acuerdos voluntarios entre las partes, satisfaciendo las necesidades de todos, vía precios que son los que dirigen las inversiones y dirimen las diferencias (los potenciales conflictos). Mientras que el Estado es la imposición coactiva -vía monopolio de la violencia- que, como toda violencia, termina destruyendo los recursos sociales porque -además del despilfarro en burocracia- deriva los gastos en función política ignorando la eficiencia que define el mercado.
En Europa, los países cuyos mercados están menos coaccionados por el gobierno tienen mejores rentas. Según Eurostat, el ingreso promedio de un luxemburgués representa 2.71 veces el promedio europeo. Para Austria, el índice es de 1.29; Suecia 1.27; Alemania 1.21; Italia 1 y, debajo de la media europea, España 0.98; Chipre 0.94; Portugal 0.77;
Grecia 0.79 y Bulgaria 0.46. Insisto, el mercado es el acuerdo pacífico entre las partes y el Estado es la imposición violenta. Así, los más estatistas son los más militarizados, como Corea o Cuba y como quedó claro en la Venezuela del comandante Chávez, en cuyas recientes elecciones, el oficialismo ganó en 20 estados, 11 de los cuales quedaron entre manos castrenses, compañeros de armas de Chávez y participantes del intento de golpe de Estado de 1992.

Alejandro A. Tagliavini es ingeniero graduado de la Universidad de Buenos Aires. Es Miembro del Consejo Asesor del Center on Global Prosperity, de Oakland, California y fue miembro del Departamento de Política Económica de ESEADE.

 

España necesita un presupuesto base cero… y ¡Argentina también!

Por Adrián Ravier. Publicado en http://economiaparatodos.net/espana-necesita-un-presupuesto-base-cero-y-argentina-tambien/

 La crisis del Estado de Bienestar español

Con matices, el caso de España se puede resumir en unos pocos párrafos. España ingresó a la Unión Europea en 1993 y desde entonces se esforzó por equilibrar sus cuentas y cumplir con el Tratado de Maaestricht. Este tratado imponía a los países miembros cierta disciplina fiscal, limitando el déficit público y los niveles de endeudamiento.

España no lo hizo mal en un comienzo. Sus cuentas estaban prácticamente equilibradas. Pero la burbuja inmobiliaria llegó, y muy pocos analistas comprendieron su naturaleza. Zapatero se encontró entonces con elevados niveles de recaudación tributaria, que a su vez crecían cada año, y decidió entonces elevar los niveles de gasto que el pueblo siempre demanda. El Estado de Bienestar encontró en Zapatero, ¡su máxima expresión!

Pero la burbuja inmobiliaria se desinfló y con ello la recaudación tributaria cayó en picada. Ante la atenta mirada de Zapatero y el pueblo español lo que era una “economía sana y equilibrada” se convirtió en una “economía deficitaria”.
El gobierno de Zapatero comenzó un tibio ajuste, pero la situación lo desbordó y el pueblo lo castigó en las elecciones.

Llegó Rajoy prometiendo más ajuste y la gente avaló su propuesta. Pero al llegar al gobierno, no tuvo el coraje para avanzar lo necesario. Distintos analistas muestran que no hubo ajuste, graficando que el gasto y el déficit no ceden.

Cada discurso del nuevo Presidente transmite aun más dudas, y la actividad económica se resiente, continuando con la baja en la recaudación fiscal. El déficit permanece.
“Indignado” el pueblo sale a la calle, pero nadie comprende el mensaje, porque la solicitud es tan heterogénea como los individuos que gritan ¡basta!

El fin del Estado de Bienestar y el Presupuesto Base Cero

España no puede sostener hoy el Estado de Bienestar desarrollado por Zapatero. Alemania “ayuda” en una transición hacia la normalización de las cuentas, pero sin ajuste, el objetivo no se alcanza. El desempleo sigue aumentando, y por ello muchos españoles hacen sus valijas y abandonan su tierra, migrando hacia América y otros destinos, tal como ocurrió hace alrededor de un siglo.

Pero hay una gran diferencia. Hoy no hay guerra. Hoy sólo hay un ilusorio Estado de Bienestar que pide a gritos ser corregido. Se necesita para ello una reforma integral del Estado que permita ordenar las finanzas públicas y terminar con los desequilibrios.

Está claro que el ajuste es doloroso, pero la fiesta de gasto no puede continuar. Es por ello que propongo que volvamos sobre una herramienta poco estudiada, aun por los economistas. Se trata del “Presupuesto Base Cero” o el “Zero Based Budgeting” (ZBB).

El presupuesto base cero tiene su origen en el mundo de la empresa, específicamente en 1970, cuando Peter Pyhrr, su creador, lo introdujo en la empresa americana Texas Instruments. El caso fue exitoso, y poco a poco se extrapoló a otras empresas, hasta que en 1971, Jimmy Carter contrató a su creador para aplicar la herramienta a la administración estatal. Primero como gobernador del Estado de Georgia, luego como Presidente de los Estados Unidos, Carter utilizó esta herramienta para enfrentar el proceso inflacionario de los años 1970.

Con el tiempo la práctica se extendió exitosamente al Reino Unido, Singapur, Nueva Zelanda y algunos otros estados de Norteamérica.

La mayor ventaja de este sistema, es que ignora la práctica habitual de considerar el gasto del año anterior y sumar algo más de dinero a cada partida. En este caso, se ignora la historia presupuestaria del gobierno municipal, provincial o nacional, y se reconsidera, o reevalúa, la necesidad de cada partida, tanto histórica como nueva. En otras palabras, se busca que se vuelva a justificar cada una de las partidas del nuevo presupuesto.

Algunos analistas insisten en que esta propuesta requiere de mucho tiempo, puesto que se debe reelaborar todo el presupuesto, o más bien, volver a discutir cada función del estado.

Mi impresión es que esta herramienta debieran utilizarla todos los gobiernos, al menos una vez cada década, justamente para mejorar la calidad del Estado, pero especialmente en casos de crisis fiscales como la del Estado de Bienestar Europeo de hoy.

Ya es demasiado tarde para reelaborar el presupuesto 2013. Pero existe la oportunidad de empezar a debatir el cambio que España necesita para el presupuesto 2014. Rajoy tiene en sus manos la posibilidad de pasar a la historia como el Presidente que resolvió la crisis, o bien, si mira para otro lado, observar como España abandona la Unión Europea y vuelve a los procesos inflacionarios que la han caracterizado durante gran parte de su historia.

Argentina también lo necesita

Uno de los aspectos económicos fundamentales del kichnerismo 2003-2012 es la expansión del gasto público consolidado, que pasó del 30 al 45 % en menos de una década. Esto fue posible por varios factores, desde la re-estatización del sistema de pensiones hasta el precio de los commodities que no ceden. Pero los recursos se agotan, y al igual que Zapatero el déficit se incrementa, junto con su monetización y su consecuente inflación.

Es muy difícil pensar que el kirchnerismo vuelva hacia atrás en este proceso de expansión de gasto. Pero la oposición debiera destacar este punto y comenzar a plantear la necesidad de una reestructuración del gasto y una reforma integral del Estado para lo que vendrá post-2015.

El presupuesto base cero, de nuevo, se vuelve una herramienta fundamental. Por supuesto que es costoso y que habrá dificultades políticas y sociales en su implementación. Pero como científicos sociales, debemos destacar que mirar para otro lado, no resolverá los problemas.

Adrián Ravier es Doctor en Economía Aplicada por la Universidad Rey Juan Carlos de Madrid, Master en Economía y Administración de Empresas por ESEADE y profesor de Macroeconomía en la Universidad Francisco Marroquín.

 

La defensa de las libertades desde la política partidaria

Por Pablo Guido. Publicado el 12/12/12 en http://chh.ufm.edu/blogchh/

 Hace ya un año y medio que trabajo junto a un diputado nacional, Julián Obiglio. En la negociación para establecer las condiciones laborales le manifesté a Obiglio cuál era el criterio para asistirlo en los proyectos de ley o propuestas de políticas públicas: no ir en contra de las libertades individuales. Sabiendo que en política uno debe negociar y no seguir una estrategia de “todo o nada”. A veces los cambios marginales hacia el objetivo mayor, que las personas logren la mayor libertad posible, es la única alternativa dado el contexto. Mis consejos y sugerencias a Obiglio siempre fueron alumbrados por las ideas de la libertad, sabiendo que ella es un derecho fundamental por el cual vale la pena pelear.

Hace unos días se debatió en el Congreso el proyecto de ley de regulación del mercado de capitales, mediante el cual el gobierno logró imponer un marco legal que restringe aún más la libertad. Sin embargo, algunos pocos diputados como Obiglio fundamentaron, de manera simple y contundente, su rechazo al proyecto. Dicho rechazo se basó en la pérdida de libertades, en la necesidad que una economía tiene de mantener un sistema de precios, y puso en el debate la necesidad de hablar sin tapujos ni vergüenza del proceso de mercado.

En la situación actual de la Argentina, donde las libertades han sido restringidas ampliamente por el gobierno y por muchos partidos de “oposición”, la existencia de personas que se dedican a la política enarbolando la defensa de las libertades individuales es una ventana de esperanza. Acá, la intervención de Obiglio al momento de rechazar el proyecto de ley mencionado. A medida que pasa el tiempo confirmo que mi decisión de trabajar junto a Obiglio no fue equivocada.

Para terminar unas líneas de Hayek respecto a cuál debería ser el objetivo al que un liberal debería aspirar en el plano de la contienda política: “La tarea de una política de la libertad debe, por tanto, consistir en minimizar la coacción o sus dañosos efectos e incluso eliminarlos completamente, si es posible”. Julián Obiglio hace honor a esta tarea.

Pablo Guido se graduó en la Maestría en Economía y Administración de Empresas en ESEADE. Es Doctor en Economía (Universidad Rey Juan Carlos-Madrid), profesor de Economía Superior (ESEADE) y profesor visitante de la Escuela de Negocios de la Universidad Francisco Marroquín (Guatemala). Investigador Fundación Nuevas Generaciones (Argentina). Director académico de la Fundación Progreso y Libertad.

 

EL DISCURSO MARXISTA DE LA PRESIDENTE

Por Gabriel J. Zanotti. Publicado el 9/12/12 en http://www.gzanotti.blogspot.com.ar/

Hay una objeción muy obvia al discurso que la Presidente ha dado esta noche. Ella piensa que la voluntad de las cámaras legislativas tienen que estar por encima del poder judicial, lo cual es desconocer lo elemental del sistema republicano donde el poder ejecutivo y el legislativo tienen un límite precisamente en el poder judicial.

Pero la Presidente y todos los que piensan como ella -esto es, la mayoría de los argentinos, y no es una cuestión de «corrupción»- van a decir que un típico liberal como yo se olvida o no le importa «el poder de las corporaciones» y que es a éstas a las cuales hay que poner un límite. Pero, ¿de dónde sale «el poder de las corporaciones»? Para Marx, de la dinámica misma del sistema capitalista, que tiende a la concentración monopólica. Por lo tanto, el deber de un gobernante que se preocupa por el pueblo es frenar el poder de los monopolios capitalistas, que son capaces de controlar al poder judicial.
La cuestión es que no es la dinámica del sistema «capitalista» la que produce los monopolios: son las intervenciones del estado. Si no se entiende el funcionamiento de la economía de mercado, si no se entiende que la concentración monopólica es fruto de privilegios y prebendas por parte del estado -papel prensa es uno de ellos, por supuesto-, esto es, si no se entiende a la escuela Austríaca de Economía, difícil será NO pensar como la presidente. Puede ser que se disienta con sus métodos, con su retórica, pero, de igual modo que los «genios» del golpe del 55 -excepto, estrictamente, dos o tres- intentaron un «peronismo sin Perón», la mayor parte de los argentinos honestos quieren ahora un «kirchnerismo sin kirchner»: y terminarán desconfiando de un poder judicial que falla a favor de un «grupo económico»; seguirán pidiendo una «buena» ley de medios, que impida la concentración monopólica de los mismos, y no terminarán de entender en qué consiste la libertad de expresión: pedirán la intervención del estado para garantizar «la democratización de los medios», cuando la des-monopolización de todo bien y servicio es un fruto exclusivo de una economía de mercado como Mises la describe en su parte cuarta de su tratado de economía. Mises, a quien sobre todo mis colegas filósofos insisten en ignorar, leyendo a Marx y jamás a Mises, para luego dar letra a los Kirchner, a los Correa, los Chávez, etc., contra los cuales pueden diferir en sus métodos pero cuya ideología marxista comparten absolutamente.
La única esperanza de que acabe el kirchnerismo es, como los grandes paradigmas, su propia crisis. Pero el pensamiento marxista es parte del horizonte cultural argentino y allí seguirá, amenazando siempre todo intento de renacimiento de la república.

Gabriel J. Zanotti es Doctor en Filosofía, Universidad Católica Argentina (UCA).  Es profesor full time de la Universidad Austral y en ESEADE es Es Profesor Titular de Metodología de las Ciencias Sociales en el Master en Economía y Ciencias Políticas de ESEADE.

 

Instancias decisivas en Argentina

Por Enrique Edmundo Aguilar. Publicado el 12/12/12 en http://www.elimparcial.es/america/instancias-decisivas-en-argentina-115597.html

Una de las características más salientes de la llamada democracia constitucional es que en ella el poder de las mayorías se encuentra limitado por un conjunto de normas y procedimientos que no deberían vulnerarse de un día para otro (quiero decir, en función de un resultado electoral) y que, entre otras cosas, garantizan la primacía de los derechos y la libre expresión de las minorías. Por consiguiente, en una democracia constitucional la ley, como expresión de la voluntad mayoritaria, no puede ser considerada la última palabra mientras no se admita la posibilidad de su revisión judicial por parte de los órganos correspondientes.

La Constitución argentina contempla claramente esta garantía. Y, sin embargo, las últimas declaraciones del gobierno a raíz del conflicto que mantiene con el grupo Clarín (ex aliado del kirchnerismo), dan testimonio del tipo de democracia que se quiere establecer en nuestro país, en la cual la revisión judicial sólo tiene cabida en tanto y en cuanto venga a dar la razón o a ratificar cuanta decisión emane de los otros poderes del Estado.

¿Queremos esta democracia? Me inclino a creer que no. En cualquier caso, y sea cual sea el resultado de esta historia gestada en torno a la presunta inconstitucionalidad de dos artículos de la ley de medios, el daño infligido a la República será difícil de reparar.

Así como un día fuimos capaces de decir «nunca más» al terrorismo de Estado, tal vez un día podamos decir también «nunca más» a la manipulación institucional y al avasallamiento de la justicia que este gobierno viene perpetrando casi como una política pública, sin medir por cierto los costos que tendrá ello no sólo para el país sino también, tarde o temprano, para los propios ejecutores.

 Enrique Edmundo Aguilar es Doctor en Ciencias Políticas. Decano de la Facultad de Ciencias Sociales, Políticas y de la Comunicación de la UCA y Director, en esta misma casa de estudios, del Doctorado en Ciencias Políticas. Profesor titular de teoría política en UCA, UCEMA, Universidad Austral y FLACSO,  es profesor de ESEADE y miembro del consejo editorial y de referato de su revista RIIM.