En ‘Honrar raíces’, el artista expone 14 obras desarrolladas en cuarentena, para las que utilizó elementos como yerba mate y su propia sangre, en el proceso de reinterpretar el paisaje misionero
El artista misionero Andrés Paredes expone ‘Honrar raíces’, una muestra virtual que se puede visitar online hasta el 2 de agosto
Andrés Paredes expone en el espacio de arte virtual del Instituto Eseade de Buenos Aires 14 obras producidas durante el confinamiento el año pasado.
La muestra que se puede ver online hasta el 2 de agosto se titula Honrar raíces y tiene la curaduría de Florencia Nicolau.
El artista visual apostoleño, radicado en Buenos Aires, charló con El Territorio acerca de estas nuevas piezas que se agrupan en cuatro series distintas, y que fueron confeccionadas con materiales no convencionales o extra artísticos como yerba mate, ponchadas de yerba, piedras de cuarzo, fluorita y sangre humana.
En la conversación telefónica desde su taller en el barrio porteño de La Boca, el artista explicó que el conjunto de las obras que se muestran al público por primera vez, resultan de un proceso de indagación experimental y vivencial que comenzó en los meses de la cuarentena más estricta y que discurrió hasta finales del año pasado.
“Pasé toda la cuarentena en mi taller en La Boca, esa lejanía con Misiones me hizo pensar mucho en el paisaje, en realidad toda mi obra se basa en una relectura contemporánea del paisaje de Misiones; la naturaleza, la historia, las fronteras, la diversidad cultural están presentes en el abordaje de mi obra, pero esta vez me propuse llevar al extremo la indagación desde el recuerdo y desde retomar y resignificar elementos orgánicos”, describió.
La cuarentena en Buenos Aires, “fue especialmente difícil”, marcó y recordó que en un momento, el único contacto que tenía con el exterior “era la copa de un árbol que podía ver desde la ventana”.
Así, comenzó a elaborar una nueva manera de vincularse-pensarse con el entorno: “siempre tenemos con la naturaleza una relación de que ella nos inspira, y así nos posicionamos en un lugar externo como de superioridad. Con el encierro me pasó de ver que también nos fuimos encerrando más que en nuestras casas, en nosotros mismos, atravesamos un período de introspección y de replanteamientos en todos los ámbitos de la vida”. A la vez -añadió, “surgió esto de que no estamos afuera de la naturaleza, de que somos parte de la naturaleza y que dentro nuestro los seres humanos llevamos estos procesos naturales como las canas, las arrugas, el paso del tiempo, la vida”. Desde esta perspectiva desarrolló la serie de estructuras colgantes ‘Cúpulas de reconstrucción’.
Creaciones de la memoria
Honrar raíces se materializa entre esa distancia-evocación, una memoria e interpretación de la tierra natal que el artista construyó mediante el uso de elementos de la naturaleza en las series Linaje, Relaciones, Cúpulas de Reconstrucción y Testimonios.
“En este proceso de introspección empecé a investigar sobre el uso de mi mano izquierda para dibujar y pintar. Yo soy diestro y cuando dibujo algo de la naturaleza no lo copio tal cual sino como lo que puedo ver en ese momento. Al utilizar la mano izquierda y desde el recuerdo plasmar el paisaje, surgieron seres extraños que pueden ser insectos o plantas o una síntesis de esos mundos naturales, son metáforas de la naturaleza”.
Esta vez para referenciar sobre el origen, el artista imprimió su propia sangre a la serie de obras de Linaje. “Decidí trabajar con mi sangre para hablar del linaje, no sólo de todos mis antepasados, sino el linaje diverso de la historia de Misiones”. A partir de una tinta compuesta de plasma y glóbulos rojos indagó sobre tonalidades y procesos naturales.
Y, en Testimonios, las obras expresan mediante el lenguaje del arte, el trabajo en el cultivo de la yerba mate. Son dos esculturas colgantes, elaboradas con ponchadas en tela de arpillera; una tiene 170 kilos de yerba canchada, y otra contiene 80 kilos. “Al interactuar pierden el polvo de la yerba, el olor de la yerba, el peso”, dijo.
Una de las esculturas de la serie Testimonios fue seleccionada para ser exhibida en el Salón Nacional de Artes Visuales en la Casa Nacional del Bicentenario en septiembre.
El artista proyecta un ciclo de exposiciones itinerante en 2022.
Muestra virtual de Andrés Paredes, artista visual oriundo de Apóstoles. Se compone de
14 piezas, esculturas, estructuras, pinturas, en las que incorpora materiales extra artísticos. La exposición está disponible en el sitio de Eseade hasta el 2 de agosto. Escanear el código QR para acceder.
Woody Allen acaba de escribir su autobiografía. Creo que es un buen momento. Acaba de cumplir 85, ha hecho unas 50 películas, está afectivamente estable, y su carrera como director parece haber llegado a un impasse por motivos que son de público conocimiento.
El libro, al menos la versión española (lamenté no poder leer su Inglés, o sea, lamento no haber podido leerlo a él) dice ya mucho en su formato. Tapas negras, el título y nada más, sin introducción, sin capítulos, sin índice, en epílogo, sin fotos. Sin nada excepto él.
Por supuesto no vamos a relatar su autobiografía al lector. Allí está el libro. Simplemente vamos a destacar algunos aspectos.
Me llamó la atención que, desde el comienzo, Woody tiene una alta conciencia de la no necesidad de su existencia, conforme a ese existencialismo agnóstico que siempre lo acompañó. Destaca que estuvo a punto de no nacer tres veces, sin que el universo se perdiera nada por ello. La primera vez porque su padre fue uno de los pocos sobrevivientes de un naufragio. La segunda, porque la boda de sus padres estuvo a punto de suspenderse dado que a su padre se le ocurrió robar el diamante de una prima. El tercero fue cuando una niñera lo envolvió en pañales y lo amenazó con asfixiarlo y tirarlo a la basura. Saque el lector las consecuencias psicológicas de esto último.
Otro tema interesante es la opinión que Woody tiene de sí mismo: un analfabeto misántropo al que sólo le gusta el béisbol, el jazz que toca mal, que no leyó nada importante en su vida y un mal aficionado a la magia. Lo único que hace bien es escribir chistes. ¿Intelectual? No, la gente está loca. Nada más lejos. Comenzó a leer algunas cosas para poder salir con chicas; puede intercalar algunas frases sueltas de filosofía, literatura o psicología de modo tal que parezca que él las entiende, y leyó algo de filosofía contemporánea sólo para acompañar los estudios de su primera esposa, Harlene, que obtuvo un Mayor en Filosofía. Filmar películas es una estupidez. Hay que tomar una cámara y tener cuidado de destapar la lente, contratar a buenos actores, dejarles improvisar y hacer lo suyo, y listo. Ah, claro, él escribe el guión, que es lo más importante. Pero nunca ha hecho, según él, una gran película. Genios son Bergman y otros. El no. Jamás ensaya, excepto una vez y le fue mal, nunca ve sus películas, a las 17 se va a ver beisbol o tocar (mal) jazz. Lo único que disfruta es hacer el guión y rodar la película. El éxito no está en sus planes. Lo que diga la gente tampoco. La Rosa Púrpura de El Cairo, Zelig, Broadway Danny Rose, Misterioso asesinato en Manhattan y Sombras y nieblas, son tal vez algunas de las que menos le disgustan. Pero ninguna es una gran película. El Séptimo Sello, esa es una película. Las de él fueron intentos de acercamiento.
La escuela era por supuesto una absoluta estupidez, el Instituto Hebreo también (él quería comer cerdo y las chicas de la sinagoga eran más interesantes que los aburridos rabinos) y la universidad también. El sólo escribía chistes. A partir de allí, una cosa fue llevando a la otra, con mucha gente buena en el camino. De los chistes en los diarios a guionista de comediantes, de guionista a comediante monologuista a guionista de una película que él no dirigió y, por supuesto, le arruinaron el guión. Nunca más. Desde entonces jamás filmó nada donde no tuviera total libertad de decidir sobre el guión, aunque nadie fuera a ver el resultado, como le ocurrió varias veces. Sus demás películas siempre tuvieron un público muy limitado, aunque algunas tuvieran gran repercusión, para su total asombro. Cuando terminó de ver Manhattan rogó a los productores que destruyeran el film.
Es impresionante el agradecimiento y la caridad de la que habla de todos: actores, productores, comediantes, escritores y hasta políticos que conoció a lo largo de toda su vida (una vida que, seguramente por el tercer episodio, transcurre en la seguridad de las ciudades y sus restaurantes, bares y clubs). Woody Allen es una persona sensible y empática a pesar de su timidez, que lamenta profundamente los pocos amigos que perdió.
De sus mujeres habla con total amor, respeto y admiración. A sus dos primeras esposas, (Herlene Rosen y Louise Lasser) de las que siguió siempre siendo amigo, las salva totalmente de cualquier responsabilidad en el fracaso de los respectivos matrimonios. Tuvo luego tres relaciones más aunque sin casarse: Diane Keaton, Stacey Nelkin y Mia Farrow. Y finalmente, su tercera esposa, Soon-Yi, con quien afirma tener su verdadero matrimonio, desde 1997, con dos hijas adoptadas.
A Diane Keaton, su amiga eterna, la idolatra, como mujer y como actriz. De Stacey habla con una conmovedora ternura. Pero dedica mucho tiempo a explicar sus problemas con Mia Farrow y la falsedad de sus acusaciones, y se disculpa al final por ello. Es que aunque diga que no le importe, le importa, y creo que sospecha que a algunos también nos importa escuchar su versión.
Nunca vivió con Mia Farrow ni tampoco fue padre adoptivo de la mayor parte de hijos adoptivos de Mia (a quien admira como actriz apenas un poquito por debajo de Diane Keaton). Excepto de Dylan, y además de Moses, que no se sabrá nunca si es hijo de él o de Frank Sinatra.
O sea que nunca fue padre adoptivo de Soon-Yi.
Sobre las desavenencias entre él y Mía, sobre las rarezas de Mía como madre, sabrá el lector en quién confiar. Yo confío en Woody, lo considero una persona honesta, afable, generosa e incapaz de mentir, pero veremos al final por qué la mayor parte de la gente puede admirarlo pero no confiar en él.
Lo que es independiente de la palabra de Woody son los dos informes sobre el supuesto abuso de Dylan Farrow. Creo que Woody merece que el lector los lea. El primero es de la Clínica de Abuso Sexual infantil del Hospital Yale-New Haven: “…Según nuestro dictamen, Dylan no fue sexualmente abusada por el Sr. Allen. Más aún, creemos que las declaraciones videograbadas de Dylan y las que efectuó ante nosotros durante nuestra evaluación no hacen referencia no hacen referencia a sucesos reales que hayan ocurrido el 4 de Agosto de 1992 (…) Para llegar a esa opinión, hemos considerado tres hipótesis como explicación de las declaraciones de Dylan. Primero, que esas declaraciones eran ciertas y que el Sr. Allen había abusado sexualmente de ella; segundo, que las declaraciones de Dylan no eran ciertas sino que habían sido inventadas por una niña emocionalmente vulnerable atrapada en una familia perturbada y que estaba reaccionando a las presiones que tenían lugar en el seno de esa familia; y, tercero, que Dylan fue aleccionada o influida por su madre, la señora Farrow. Si bien podemos concluir que Dylan no sufrió abusos sexuales, no podemos asegurar que el segundo o el tercer supuesto sean ciertos separadamente. Creemos que lo más probable es que una combinación de esos dos supuestos sea lo que mejor explique las acusaciones de abuso sexual efectuadas por Dylan”.
El segundo corresponde al Centro de Bienestar Infantil del Estado de Nueva York: “No se ha hallado ninguna evidencia creíble de que la niña haya sufrido abusos o malos tratos. Por lo tanto esta denuncia se considera infundada” (7 de Octubre de 1992).
Es debido a estos informes que la acusación nunca llegó a juicio. Sin embargo en el juicio por la tenencia de los niños, a Woody se le prohibió ver a Dylan para siempre, y el dolor que eso significó para él fue terrible.
Mi opinión es que Woody es un genio que, como todos los genios, se ignora. Sabe más de filosofía y de psicoanálisis mucho más de los que tienen 8.000 doctorados en ambas cosas, pero él no se da cuenta. Tampoco se da cuenta de la creatividad que tiene. Para él escribir y filmar una película como las de él es una trivialidad. Y bueno, sí, a Mozart también le era fácil componer y a Unamuno escribir. Al resto de los mortales sólo nos queda admirar y gozar de la belleza regalada por Dios hacia nosotros por medio de estos casi no mortales tocados por la vara del infinito. Justo a Woody, precisamente, que, según sus propias palabras, nunca soportó ser finito.
Por supuesto, a Woody se le acercaba gente muy capaz sin mayores envidias. Pero mi hipótesis es que el público que lo sigue tiene con él una relación amor-odio, y mucho más la gente que no sabe nada de él, escucha algún medio amarillista o ha visto apenas 10 minutos de alguna de sus películas.
Mi falible hipótesis es que así como Toulouse-Lautrec retrataba los cabarets de París, Woody retrata neuróticos. O sea, a todos nosotros, como somos (no como deberíamos ser) con todos nuestros conflictos y debilidades. Por un lado nos divierte, pero por el otro, no nos gusta. Sobre todo, dado que el inconsciente es poderoso, no le perdonamos a Woody que describa, aunque con mucha misericordia, los dramas y a veces ridiculeces de nuestra vida sexo-afectiva. Tampoco esta época contradictoria, de supuesta libertad sexual, le perdona a Woody que haya puesto tanto acento y humor en el tema de nuestras desventuras sexuales. La gente ignora, por lo demás, los profundos valores morales defendidos por Woody en sus películas, sobre todos los temas y también los sexuales, en particular la fidelidad. Lo que ocurre es que los considera muy difíciles en el mundo real. Cualquiera puede opinar lo contrario, por supuesto, especialmente si NO ha visto en profundidad sus casi 50 películas.
Por eso, cuando surgió la acusación de Mía Farrow, muchos dijeron, en su inconsciente, en su discurso latente: “y, claro….. Tenía que ser”.
El último episodio, del de Dylan hablando de su abuso, fue particularmente terrible para Woody. Un Woody que, a pesar de ser un líberal (con tilde en la i) que vota a los demócratas, se dio cuenta del extremo al que había llegado el movimiento me too[1] y el pánico que producía en muchos actores y etc. que le confesaban que creían en él pero no podían hacerlo público. Por supuesto, Woody se encarga de agradecer, uno por uno, a todos los que resistieron ese embate final. Alec Balwin, Blake Lively, Scarlett Johansson, Joy Behar, Waly Shawn, sus dos ex esposas, y por supuesto Diane y Stacey. También Bod Weide, cuyo heroísmo merece una mención a parte por Woody Allen. A la lista se agregan Ray Liotta, Catherine Deneuve, Charlotte Rampling, Jude Law, Isabel Huppert, Pedro Almodovar y Alan Alda.
Pero todo esto lo ha reconcentrado más en sí mismo y ha acentuado esa visión escéptica que siempre tuvo de este mundo cruel. Dice que nada de esto le importa -lo dudo- y vive concentrado en su matrimonio, sus hijas, y sigue escribiendo en su máquina de escribir Olympia que tiene hace desde sus 16 años. No sabemos cómo será el resto de la vida de Woody, pero estamos ahora ante un genio recluido en el refugio de su matrimonio y de su arte. Sus películas son eternas y con eso ha alcanzado su no finitud. Por ahora tenemos a un Woody “triste y melancólico”, que vive con un regalo de Dios, Soon-Yi, y que, según sus propias palabras, más que en los corazones y la mente del público, prefiere seguir viviendo en su casa[2].
[1] Woody afirma, oh herejía, que no necesariamente todo lo que diga una mujer es verdad, y para ello cita el episodio de los chicos de Scotssboro.
[2] Así termina el libro, con otro de sus chistes. Le regalo al lector algunos de los que aparecen en este libro, aunque el humor de Woody es eminentemente contextual y muchos de ellos sólo tienen sentido en el contexto de las anécdotas relatadas: “…No habrán experimentado lo que es la vida hasta que hayan tenido que esperar en una sala de urgencias con un roedor a las dos de la mañana junto a un hombre que tiene un loro que estornuda” (p. 68; me estoy permitiendo sacar el Español madrileño del traditore/traductor). “…En aquellos tiempos los aviones tenían hélices, lo podían hacer vuelos directos de esa distancia y, lo peor de todo, se desplazaban en el aire” (p. 99). “…¿El universo se está deshaciendo a la velocidad de la luz y a ti te preocupa que un tipo de Sheboygan ponga objeciones al ritmo de tu filme?” (p. 210). Sobre los actores: “Lo cierto es que su no hacen nada desquiciado, como abalanzarse hacia mí con una navaja, tiendo a contratarlos”(p. 214). Sobre su juego de química de la infancia: “…Aún así, logré crear una tintura naranja y teñí de ese color el abrigo marrón de castor de mi madre. Por alguna razón, eso la molestó y trató de matarme con un tenedor para ensaladas…” (p. 311). Sobre la invitación que Bergman le hizo para ir a su isla: “Lo veneraba como artista, ¿pero quién desea subirse a un avión minúsculo para viajar a una isla propiedad de los rusos donde no hay más que ovejas y donde te dan yogur para comer? No soy tan fanático” (p. 340). Sobre cuando practica el clarinete en su casa con Soon-Yi: “Más tarde, ella se pone unas orejas insonorizadas como las que usan los operarios de los aeropuertos supersónicos y yo practico el clarinete” (p. 362). “Es cierto que Soon-Yi tiene una personalidad fuerte y avasalladora y toma todas las decisiones que tienen repercusión en nuestras vida, como dónde vivimos, cuántos niños tendremos, a qué amigos vemos y cómo gastamos nuestro dinero, pero yo sigo siendo el que manda en lo referente a los viajes espaciales” (p. 377). “Desayunamos, almorzamos y cenamos juntos casi todos los días. Cualquiera está tentado a pensar que a estas alturas ya hace tiempo que nos habríamos quedado sin nada que decirnos, pero como el clima cambia constantemente, nunca nos falta un tema de conversación” (p. 379). “Si muriera ahora mismo no podría quejarme…. Como tampoco se quejaría mucha otra gente” (p. 380). “Jamás acepto ningún galardón cuya concesión depende de que yo esté presente en el acto” (p. 392). Sobre Carla Bruni: “Ella miró a su marido en busca de alguna señal sobre qué pensaba de que ella se involucrara con un sucio plebeyo, y como él dijo que no veía nada malo en ella, Bruni aceptó” (p. 399). Sobre Roberto Benigni: “El no hablaba Inglés y yo no hablaba Italiano, de modo que no pude arruinar su intervención con mis instrucciones” (p. 402). “A mí me parece que la única esperanza de la humanidad reside en la magia. Siempre he detestado la realidad, pero es el único lugar donde se consiguen alitas de pollo” (p. 407). “…No puedo negar que encaja con mis fantasías poéticas ser un artista cuya obra no puede verse en su propio país y se ve obligado, debido a circunstancias injustas, a buscar su público en el extranjero. Pienso en el gran Henry Miller. En D.H. Lawrence. En James Joyce. Me veo de pie entre ellos, con actitud desafiante. Es más o menos en ese momento cuando mi mujer me despierta y dice: estás roncando” (p. 431).
Gabriel J. Zanotti es Profesor y Licenciado en Filosofía por la Universidad del Norte Santo Tomás de Aquino (UNSTA), Doctor en Filosofía, Universidad Católica Argentina (UCA). Es Profesor titular, de Epistemología de la Comunicación Social en la Facultad de Comunicación de la Universidad Austral. Profesor de la Escuela de Post-grado de la Facultad de Comunicación de la Universidad Austral. Profesor co-titular del seminario de epistemología en el doctorado en Administración del CEMA. Director Académico del Instituto Acton Argentina. Profesor visitante de la Universidad Francisco Marroquín de Guatemala. Fue profesor Titular de Metodología de las Ciencias Sociales en el Master en Economía y Ciencias Políticas de ESEADE, y miembro de su departamento de investigación. Publica como @gabrielmises
Delfina Helguera es la directora del Museo de arte español Enrique Larreta. Licenciada en letras (UBA). Se ha desempeñado en roles estratégicos dentro de nuestro campo artístico. Desde ser co-representante de la casa de subastas Sotheby´s, a consultora independiente. Profesora de Curaduría I y Mercado de arte en el Instituto Universitario Eseade en la Licenciatura en Curaduría y Gestión de arte y Directora del Departamento de Arte y Diseño de la misma institución. Socia fundadora de la Asociación amigos de Malba, además de colaborar en diferentes medios como ADN Cultura y Arte Online.
La convocamos para escuchar sus estrategias frente a este momento tan particular que vivimos y, también, para el día después, cuando volvamos a cierta “normalidad”.
Desde tu gestión ¿En esta línea, estás pensando en nuevas modalidades? ¿Cómo funciona el rol del curador en esta nueva realidad?
– En este contexto, todos los museos nos estamos replanteando todo para adaptarnos a una nueva realidad. Desde el caso particular del Museo Larreta, que pertenece al Ministerio de Cultura de la Ciudad de Buenos Aires, trabajamos por un lado en propuestas que compartimos con otros museos de la ciudad (somos 10 museos) y por otro lado, en propuestas propias. La nueva modalidad nos pide igual que sigamos estando cerca del público, quizás esta es una oportunidad para ofrecer otro tipo de contenidos, no tanto centrarnos en la «exhibición». En esta línea y con más tiempo, se puede ofrecer una visita más detallada a la colección permanente, conocer el trabajo que hay detrás de la escena.
El curador sigue siendo el que selecciona el contenido, edita y propone una mirada. En estos momentos lo hace de manera virtual pero es el mismo tipo de operación que realizaba antes, es un poco frustrante no tener la obra adelante pero ya llegará el día en que todo se normalice. De todos modos hace tiempo que podemos pasear por las salas de los distintos museos del mundo de manera virtual, son dos realidades que ya estaban conviviendo. Y creo que la virtualidad abre un abanico de posibilidades a las que antes no podíamos dedicarnos.
Patio del Naranjo
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¿Cómo crees que se debería mantener “visible” al Museo Larreta? Ya que habían logrado un fuerte nexo con su comunidad.
– Yo creo que ese lazo con la comunidad no se pierde tan rápido, y menos en un contexto tan especial. Cuando terminemos con la cuarentena la gente va a tener muchas ganas de volver a ver las obras y a pasear por el jardín, disfrutar de un concierto…El museo sigue visible en las redes sociales, muy activo, no solamente en el material que posteamos diariamente sino también en las interacciones con el público.
Nuestra estrategia es continuar. En este momento tenemos ya subida a nuestro sitio web la exhibición de Esculturas en el jardín 2020 que no pudimos llegar a inaugurar en marzo, con videos y fotos. Y tenemos un plan de subir una exhibición por mes de acá hasta fin de año, exhibiciones pensadas desde la colección. También vamos a subir material de las muestras que ya finalizaron y que tuvieron mucho público desde el 2018: Tauromaquia, Un regalo para Evita, Imagenes de ida y vuelta. Todas las exhibiciones tendrán actividades afines, charlas, propuestas para los más chicos, y para público en general.
Nuestro equipo de educación trabaja intensamente para conectarse con la comunidad, casi todos los programas que se estaban desarrollando de manera presencial, continúan virtualmente, hasta las visitas para chicos. Tenemos también una serie de actividades planeadas para las vacaciones de invierno.
¿Qué cambios crees que se vienen para cuando podamos re-inventar nuevas formas de encontrarnos?
-Te respondo con una pregunta: ¿seremos capaces de que la visita al museo sea una nueva experiencia? Espero que si.
Delfina Helguera: Es Licenciada en Letras (UBA). Ha sido co-representante de Sotheby’s filial Argentina. Socia fundadora de la Asociación Amigos de Malba. Dirige Lavinia Subastas de Arte. Es profesora de Curaduría I y de Mercado de Arte y es Directora del Departamento de Arte y Diseño en el Instituto Universitario ESEADE. Síguela en @DelfinaHelguera
Mientras estuve en Argentina di una conferencia sobre cuán profundamente filosófico era el arte del siglo XX e hice algunas entrevistas sobre la Ilustración, la filosofía, la posmodernidad y el socialismo. Las entrevistas son próximas. El video de la conferencia en la Universidad ESEADE está debajo y en YouTube . La introducción del profesor Ivan Carrino es en español y mi charla es en inglés.
Stephen RC Hicks es Profesor de Filosofía, Director Ejecutivo del Departamento de Filosofía , Centro de Ética y Emprendimiento de la Universidad de Rockford. Puedes seguirlo como @SRCHicks
Apurados -no se sabe cuándo habrá otra oportunidad- los argentinos queremos llevarnos tanta maravilla en cada visita. La recorrida de una experta.
Cada vez me parezco más a esos personajes del mundo del arte a los que miraba con recelo a mis veinte años. Adopté sus mismas costumbres sin darme cuenta, adoro ir al Museo del Prado ni bien toco un pie en Madrid; antes de enterarme de las novedades voy en busca de mis viejos amigos y conocidos. Y prefiero hacerlo sola, ir a mis anchas deambulando por las salas, escrutando paredes y sorteando turistas.
Desde afuera. Ell Museo del Prado, este martes, día en el que recibió el Premio Princesa de Asturias de Comunicación y Humanidades
El Prado es una de las mejores pinacotecas de Occidente pero tiene la particularidad de no haber sido pensada como tal, fue la colección de la Corona española durante siglos, fiel testigo de los tiempos que vivieron: coronaciones, batallas, retratos, paisajes, costumbres, santos, grandes artistas encargados de reflejar el poderío de un imperio, algunas obras que reflejan los gustos de alguna figura noble en particular. Todo eso convive con el mundo globalizado del siglo XXI, con los millones de turistas que pasan a la velocidad de un tour que promete brindar en una hora todos los secretos de las obras más célebres de todos los tiempos.
Delfina Helguera, curadora. Dirige el Museo de Arte Español Enrique Larreta, en Buenos Aires.
Antes, hace años, iba en busca de la Anunciación, de Fra Angélico, que convivía con Andrea Mantegna y toda una serie de obras del Renacimiento. Luego iba a ver, por supuesto, a Las Meninas de Velázquez y terminaba con El jardín de las Delicias, del Bosco. Me tomaba un respiro y avanzaba hacia Goya, me imagino que intentaba que toda esa genialidad se me impregnara y poder llevarla en mi retina por mucho tiempo. Porque eso pasa cuando vivís en la Argentina, nunca sabés cuando vas a volver. Hace unas semanas en Madrid un amigo madrileño me dijo algo parecido, ¿ustedes los argentinos tienen que verlo todo cuando están acá? Y, si.
Ahora, hace unos años con la ampliación que hizo Rafael Moneo, cambiaron la disposición de algunas obras e incorporaron obras donadas. Hay un sector de obras medievales deliciosas que, además, tiene poco público (otra costumbre adoptada, ir a las salas raras) o no atrae multitudes como Velázquez. Son obras que estuvieron en capillas o conventos que transmiten una idea de mundo tan distinta y distante que hace falta detenerse, cambiar el paso y tomar aliento. Y ahora también busco a mi obra preferida en El Prado, El descendimiento de la cruz de Rogier van der Weyden, a la que han cambiado de lugar nuevamente.
La obra favorita de Helguera. «El descendimiento de la cruz», de Rogier van der Weyden, en el Museo del Prado.
Pasa un tour, una clase de colegio, hasta que logro estar a solas. Esto es justamente lo que un museo hace, darnos la posibilidad de un encuentro cercano, la experiencia del arte que aunque pasen miles de años, sigue siendo la misma.
Delfina Helguera: Es Licenciada en Letras (UBA). Ha sido co-representante de Sotheby’s filial Argentina. Socia fundadora de la Asociación Amigos de Malba. Dirige Lavinia Subastas de Arte. Es profesora de Curaduría I y de Mercado de Arte y es Directora del Departamento de Arte y Diseño en el Instituto Universitario ESEADE. Síguela en @DelfinaHelguera
Se presenta un problema de difícil resolución. Se observan escritores, poetas, profesionales y en todos los órdenes de la vida donde hay una especie de separación o corte entre su producción y su vida privada o, si se quiere, la vida pública que resulta distinta y a veces opera en dirección contraria a los talentos por los cuales es más conocido. ¿Una cosa tiñe a la otra o deben analizarse por separado? ¿Pueden cortarse en tajos o deben estudiarse en conjunto y como un todo?
Por ejemplo, ¿debe tenerse en cuenta cuando uno entra al quirófano que el excelente cirujano a cargo es un pésimo jugador de golf? Parecería que son dos planos que no se entrecruzan al momento de la operación. Resulta irrelevante como se desenvuelve en el campo de golf a los efectos del manejo del bisturí. ¿Y si se descubre que trata mal a sus hijos? Puede lamentarse pero no interfiere con sus dotes profesionales. ¿Y si es un entusiasta de sistemas totalitarios? También puede criticárselo por esa inclinación lamentable a esclavizar a su prójimo pero en general se seguirá con la idea de aceptar sus talentos médicos. ¿Y si trascendió que la mató a su mujer a cuchillazos? Bueno ahí la cosa cambia pues producirá cuanto menos algún escozor y habrá cierta reserva en seguir adelante con el proyecto de ponerse en manos de un criminal por más que se luzca con sus habilidades de facultativo avezado.
Esta secuencia de ejemplos que van de lo menor a lo mayor apuntan a que en definitiva la apreciación de si un plano tiñe o no a otro se torna un tanto subjetivo y, por momentos, pastoso. Hay personas que sostienen que la destreza formidable de Pablo Neruda como poeta no perjudica ni cambia por el hecho de haberle cantado loas a un asesino serial como Stalin. Los hay quienes estiman que la vida privada de Woody Allen no modifica su condición histriónica. El premio Nobel en literatura Eugen O´Neill era alcohólico. Correlatos similares van para los Picasso, Dalí y tantos otros cuyos comportamientos distan mucho de ser agradables lo cual no parece afectar a quienes aprecian sus obras. Pero, otra vez, esto depende de cada uno. Hay quienes después de determinado recorrido les resulta imposible disfrutar de una obra pues surge la tintura de marras que se extiende como una mancha imparable de un ámbito a otro. En sentido contrario, no puede decirse que el criminal de Hitler queda teñido por lo cariñoso que era con sus perritos.
Por supuesto que no sería razonable ni lógico que se pretendiera la perfección como ser humano para aprovechar los talentos de tal o cual personaje puesto que la perfección no es un atributo de los mortales. Todos tenemos defectos. Es entonces un asunto de equilibrio, juicio prudencial, debidamente masticado y decantado, pero la subjetividad en definitiva marca el rumbo. No parece que pueda concluirse como hacen algunos que son dos andariveles completamente distintos e independientes y que en ningún caso se los puede mezclar. En casos extremos la mezcla es inevitable, es un asunto de graduación personal.
Esto mismo ocurre con ciertos viajes, hay personas que pueden separar el turismo de lo que ocurre en el país visitado por más que tengan gobiernos criminales. Personalmente no puedo digerirlo, por ejemplo, con la Cuba de hoy. Desde mi perspectiva, una cosa tiñe a la otra de modo irremediable: no puedo disfrutar de playas pintorescas cuando siento la cárcel pestilente e injusta que padecen otros a mi derredor. No estoy dispuesto a contribuir a la financiación de esos carceleros.
Viene ahora otra cuestión más complicada aun. Se trata de los valores morales de la obra, del juicio moral respecto a la aplicación de talentos. Aquí también se separan las aguas. Hay quienes -los más- aseguran que el arte nada tiene que ver con la moralidad o inmoralidad, es simplemente arte y debe juzgarse como tal sin apreciaciones éticas, solo estéticas. Sin embargo, los hay que sostienen lo contrario. Por ejemplo, T. S. Elliot se pregunta “¿Es que la cultura requiere que hagamos un esfuerzo deliberado para borrar todas nuestras convicciones y creencias sobre la vida, cuando nos sentamos a leer poesía? Si así fuera, tanto peor para la cultura”. Y Victoria Ocampo escribe que “El arte de bien elegir y de bien disponer las palabras, indispensable en el domino de la literatura, es, a mi juicio, un medio no un fin” y agrega “No veo en realidad por qué cuando leo poesía, como cuando leo teología, un tratado de moral, un drama, una novela, lo que sea, tendría que dejar a la entrada -cual paraguas en un museo- una parte importante de mi misma, a fin de mejor entregarme a las delicias de la lectura”. Mas aun Ocampo ilustra el punto con el correlato del amor: “La atracción física sola (si es que puede existir sin mezcla) es simple apetito. Pero esta atracción, acompañada por las que atañen al corazón, a la inteligencia, al espíritu, es una pasión de otro orden y de otra calidad. En materia de literatura, como en materia de amor, ciertas disociaciones son fatalmente empobrecedoras”.
Finalmente, Giovanni Papini consigna que “El artista obra impulsado por la necesidad de expresar sus pensamientos, de representar sus visiones, de dar forma a sus fantasmas, de fijar algunas notas de música que le atraviesan el alma, de desahogar sus desazones y sus angustias y -cuando se trata de grandes artistas- por anhelo de ayudar a los demás hombres, de conducirlos hacia el bien y hacia la verdad, de transformar sus sentimientos, mejorándolos, de purificar sus pasiones más bajas y de exaltar aquellas que nos alejan de las bestias”. Y concluye que hay escritores “que se jactan de ser morales en su vida e inmorales en sus escritos. Puede afirmarse resueltamente que no existen” ya que entiende que “el arte grande se dirige siempre a lo que hay dentro de nosotros de mejor”.
Por mi parte, aun en minoría dadas las opiniones contrarias a lo dicho, considero que lo relevante para un juicio artístico no solo se refiere a como se dicen o muestran las cosas, sino que dicen o muestran.
Precisamente, en relación al arte, para cerrar esta nota periodística refiero observaciones sobre el denominado arte moderno. El estudio de las bellas artes es un tema complejo, muy controvertido, lleno de vericuetos y andariveles. Se han destinado ríos de tinta para discutir si en definitiva la belleza en el arte trata de algo objetivo o subjetivo. En realidad cuando hablamos de algo subjetivo estamos aludiendo a apreciaciones personales, de gustos y perspectivas individuales lo cual no desconoce los atributos y naturaleza de la cosa en si.
Nada hay que discutir si a una persona le gusta el violeta antes que el colorado, si le atrae más tal o cual ornamento, si prefiere esa marca antes que aquella otra o si le resultan más los perros que los gatos. Nada de esto contradice el significado y las propiedades que definen los objetos de que se trate. Incluso cuando una persona dice que está observando el cielo azulado y otra sostiene que predomina el gris se debe a distintas posiciones, la captación de diferentes rayos solares y, sobre todo, retinas disímiles que captan de modo desigual los colores. Muchos ejemplos se pueden dar de formas diferentes de apreciar la misma cosa.
Sin embargo, cuando se trata de pronunciarse sobre la belleza de una obra de arte estamos refiriéndonos a una cualidad que hace a la cosa que, es cierto, captamos de modo desigual pero siempre con la intención de descubrir y describir del modo más ajustado aquello que tenemos delante de nuestra vista. Lo contrario sería referirse simplemente al gusto personal: si nos atrae o no la obra es una cuestión distinta de la descripción de sus atributos. Si dijéramos que arte es todo aquello que la gente estima es arte no habría tal cosa como destacados críticos de arte ya que sus juicios no diferirían en sapiencia del emitido por cualquier ignorante en materia artística. Del mismo modo, los entendidos en música puede distinguir fácilmente una melodía de un simple ruido.
El asunto se complica cuando comprobamos que aquél que se ajusta a lo que le enseñan en la academia de arte podrá ser un buen copista pero, en rigor, no es un artista puesto que para ello se requiere romper con lo convencional y crear nuevos paradigmas. Entonces viene el problema en cuanto a dictaminar que es y que no es arte. La forma de establecer estos criterios consiste en dejar que transcurra el suficiente tiempo al efecto de recabar la mayor cantidad de opiniones que estimamos competentes para poder escoger y concluir en esa materia, según sean nuestros conocimientos o la confianza que depositamos en los respectivos opinantes.
Lo mismo ocurre con la ciencia o cualquier contribución nueva o aporte al acervo cultural. En un primer momento puede aparecer como una idea estrafalaria que con el tiempo y los suficientes debates queda claro si se trata de una sandez o de un avance científico. En el momento en que aparece en escena lo nuevo no resulta posible juzgarlo con la debida ponderación ni con el debido detenimiento y perspectiva. Lo que si puede sostenerse es que el arte, la ciencia o una manifestación de cultura no radica en cualquier cosa en cualquier sentido y que las valoraciones subjetivas en cuanto a los gustos y preferencias deben distinguirse de la objetividad de la cosa sujeta a juicio.
Personalmente hice mis primeras armas en el intercambio de ideas sobre estas especulaciones con mi abuelo materno que fue durante veinte años Director del Museo de Bellas Artes en Buenos Aires, miembro de la Academia Nacional de Bellas Artes y a partir de su tesis doctoral en medicina, titulada No hay enfermedades sino enfermos. El caso de la individualidad en la medicina, comenzó a desarrollar una especial sensibilidad para el caso particular, lo cual le permitió una mirada atenta sobre las distintas manifestaciones del arte (quien, igual que Paul Johnson -el autor del voluminoso Art: A New History– no puede decirse que guardaba especial estima por expresiones como el arte abstracto, que en rigor consideraba manifestaciones correspondientes más bien al plano de la decoración).
En todo caso, del mismo modo que Umberto Eco aplica el método popperiano a la interpretación de textos para acercarse lo más posible a lo que se lee, puede aplicarse esa metodología de refutaciones y corroboraciones provisorias al arte. Los elementos subjetivos y las características objetivas suelen ilustrarse en diversos ensayos con la temperatura que existe en una habitación: objetivamente es susceptible de medirse en el termómetro y subjetivamente, cada uno, puede pronunciarse de diferente manera según sienta más o menos calor o frío en concordancia con el contraste de la temperatura ambiente de donde proviene el sujeto y según el funcionamiento del termostato individual.
Este debate subjetividad-objetividad tiene lugar en muy diversas manifestaciones de la ciencia, por ejemplo, en economía donde se ha pretendido asimilar el relativismo epistemológico con la teoría marginalista del valor, sin percibir que se trata de dos planos completamente distintos de análisis y para nada incompatibles: la verdad objetiva por una parte (en el sentido que las cosas son independientemente de nuestras opiniones) y los gustos y preferencias por otra (de lo que depende el valor crematístico del bien).
De más está decir que cuando aludimos al arte nos estamos refiriendo a lo realizado por el ser humano. Solo metafóricamente decimos que el nido del hornero, el panal o el capullo es una obra de arte. Del mismo modo, solo analógicamente nos referimos a la belleza de una puesta de sol, a la espuma del mar, a un caracol en la playa o a la noche estrellada.
En el caso de las bellas artes, de lo que se trata es de juzgar acerca de las propiedades, atributos y las técnicas (siempre en evolución) sobre las proporciones, profundidad, manejo de luz, perspectiva y demás características que posee la obra, independientemente del gusto personal de quien la observa, lo cual no es óbice para que el opinante del momento conjeture que tal o cual obra juzgada resistirá o no la prueba del tiempo, opinión que competirá con otras razones y argumentaciones sobre el valor artístico de marras.
Aparece aquí otro problema adicional y es que dado que, desde la era remota de las pinturas en las cuevas, las manifestaciones artísticas revelen el espíritu de la época, pero si ocurriera una degradación que se mantuviera a través de generaciones, la prueba del tiempo ya no confirmaría la calidad del arte en cuestión. En ese caso, solo quedarían opiniones individuales difíciles de contrastar. Es que como decíamos más arriba, el tema es sumamente controvertido y hay muchos costados de la biblioteca que resultan opuestos, de lo que no se desprende que arte sea cualquier cosa…de todos modos, en ninguna materia se dice la última palabra y mucho menos en ésta. No en vano el lema de la Royal Society de Londres es nullius in verba, esto es, no hay palabras finales.
Alberto Benegas Lynch (h) es Dr. en Economía y Dr. en Ciencias de Dirección. Académico de la Academia Nacional de Ciencias Económicas, fue profesor y primer rector de ESEADE durante 23 años y luego de su renuncia fue distinguido por las nuevas autoridades Profesor Emérito y Doctor Honoris Causa. Es miembro del Comité Científico de Procesos de Mercado, Revista Europea de Economía Política (Madrid). Es Presidente de la Sección Ciencias Económicas de la Academia Nacional de Ciencias de Buenos Aires, miembro del Instituto de Metodología de las Ciencias Sociales de la Academia Nacional de Ciencias Morales y Políticas, miembro del Consejo Consultivo del Institute of Economic Affairs de Londres, Académico Asociado de Cato Institute en Washington DC, miembro del Consejo Académico del Ludwig von Mises Institute en Auburn, miembro del Comité de Honor de la Fundación Bases de Rosario. Es Profesor Honorario de la Universidad del Aconcagua en Mendoza y de la Universidad Peruana de Ciencias Aplicadas en Lima, Presidente del Consejo Académico de la Fundación Libertad y Progreso y miembro del Consejo Asesor de la revista Advances in Austrian Economics de New York. Asimismo, es miembro de los Consejos Consultivos de la Fundación Federalismo y Libertad de Tucumán, del Club de la Libertad en Corrientes y de la Fundación Libre de Córdoba. Difunde sus ideas en Twitter: @ABENEGASLYNCH_h
Inaugurado el 12 de octubre de 1962, tras la muerte del escritor argentino Enrique Larreta, el Museo de Arte Español Enrique Larreta es una casa de tipología española, con un magnífico jardín andaluz ubicada en el barrio de Belgrano. Desde 2017 lo dirige la Licenciada en artes Delfina Helguera. Arte Onlinela entrevistó para conocer los proyectos para este año.
A la hora de tomar la conducción del Museo Larreta su mayor desafío consistió en armar los equipos de trabajo, posicionarlo dentro del circuito y darle mas visibilidad, abriéndolo a un público mas amplio. Para esto se propuso un programa de exhibiciones atractivo que tuvieran que ver con su esencia. “Se trata de una casa-museo de un escritor y por eso la literatura siempre está presente.”
Un atractivo video cuenta la historia de la casa
El nuevo guión del recorrido, rápidamente permite, -a través de un atractivo video y los textos de sala- conocer a quienes la habitaron y entender el origen de la colección, en un espacio que recrea un palacio del siglo de oro español, donde cada una de las piezas delatan el criterio que guió su elección.
Enrique Larreta fue uno de los representantes del Modernismo literario de Hispanoamérica, autor de La Gloria de Don Ramiro. Como diplomático se desempeñó como Ministro Plenipotenciario en Francia entre 1910 y 1916. Como coleccionista, su patrimonio artístico incluyó pinturas, cerámicas, esculturas, armas y libros, principalmente de los siglos XVI y XVII, que hoy pueden disfrutarse en el Museo.
La muestra de Goya. Tauromaquia. Goya, Picasso, Dali , con obras procedentes del acervo del museo y de colecciones privadas y que estuvo abierta al público de octubre a febrero, fue visitada por 24.782 personas. “Un récord absoluto para el museo”.
El Jardín andaluz, brinda una excelente oportunidad para encuentros diurnos para charlar sobre botánica y otros nocturnos, a la luz de la luna, para espiar la historia y conocer aneecdotas de este increíble lugar. “Guiados por el jardinero mayor de la casa, Antonio Sturla y sus compañero Matías y Javier, estos encuentros se convierten en verdaderos recorridos sensoriales.”
“También se trata de un espacio para el arte contemporáneo gracias al ciclo de exposiciones Esculturas en el jardín que, durante 19 años (1992-2010), organizó y curó la querida Nelly Perazzo. El año pasado y a pedido de los propios artistas, se realizó la muestra «Celebraciones», un lindísimo homenaje. El 23 de marzo a a las 12 hs. inauguraremos una nueva edición donde la idea es convocar a escultores de distintas generaciones. Una manera de darle continuidad este ciclo donde la escultura es la protagonista.”
“Desde el museo brindamos gran cantidad de actividades, algunas gratuitas y otras aranceladas, pero todas buscando cubrir las necesidades de los vecinos. Talleres de historia del arte, escritura, fotografía, collage. Talleres para los más chicos y un taller de experiencia y sabiduría de abuelos con nietos”.
A la hora de convocar nuevas audiencias las principales herramientas son las redes sociales y en ese sentido el equipo de la Ciudad realiza un trabajo impecable. El museo cuenta con pantallas en la entrada del museo con la programación y, por supuesto, la página web super actualizada.
“Para este año hay programadas dos exposiciones bien atractivas: Un regalo para Evita. Trajes, Cultura y política. Se trata de los 50 trajes -que representan 50 regiones de España- un regalo de Estado de Franco a Eva Duarte en 1947 y que tras un largo derrotero, forman parte patrimonio del Museo.
Se trata de una muestra producida por tres museos, el Museo del Traje, El Museo Evita y el Museo Español Larreta, curada por Vicky Salías yPatricia Nobilia, curadora del museo, en la que convocaremos a diseñadores jóvenes.
Colección de 50 vestidos de diferentes regiones de España que Franco le regaló a Eva Duarte como regalo de Estado
Para la segunda mitad del año y, con el foco puesto en el color -ya que formamos parte de un programa de los Museos de la Ciudad- , inauguraremos una muestra que revela los intercambios entre artistas españoles y argentinos curada por Malena Balbino: Imágenes de ida y vuelta del siglo XX. Se trata de una investigación de artistas que trabajaron en Mallorca y el sur de España. Pinturas de paisajes y costumbres que se caracterizan por su luz particular. De esta muestra participan obras prestadas por el Bellas Artes y el Quinquela, el Municipal de la Plata, el Caraffa, Castagnino y colecciones privadas.”
Una satisfacción: “El Larreta fue recientemente seleccionado por la publicación de la CondeNast entre lo 10 mejores museos para visitar en la Ciudad de Buenos Aires”
Un sueño: “Hacer una muestra de los bancos de Pablo Reinoso en el Jardín”
La charla llega a su fin y nos vamos con la agradable convicción que el Museo Español Larreta es un museo vivo y eslabón esencial de una cultura que nos contiene y refleja.
Delfina Helguera: Es Licenciada en Letras (UBA). Ha sido co-representante de Sotheby’s filial Argentina. Socia fundadora de la Asociación Amigos de Malba. Dirige Lavinia Subastas de Arte. Es profesora de Curaduría I y de Mercado de Arte y es Directora del Departamento de Arte y Diseño en el Instituto Universitario ESEADE.
Ahora nuestra Licenciatura en Curaduría y Gestión de Arte tendrá también Turno Noche de 18.30 a 22 hs. para que puedas cursar en el horario que te quedé más cómodo ¡Conocé las materias que se sumarán al nuevo horario! http://bit.ly/CuraduríaESEADE
El egresado tiene un amplio campo de acción pudiendo administrar bienes artísticos y culturales para generar exhibiciones de arte, así como también proyectar, dirigir y gestionar todo tipo de emprendimientos culturales y artísticos tales como museos, consultoras de arte, fundaciones, entidades públicas y galerías de arte.
El plan de estudios integra teoría y práctica promoviendo el desarrollo de profesionales críticos, conocedores del panorama actual del arte y su entorno.
ESEADE mantiene un vínculo permanente con entidades culturales y artísticas, ofreciendo la posibilidad de realizar pasantías en ferias, galerías de arte y museos.
ESEADE cuenta con un Espacio de Arte integrado al circuito de Palermo donde los alumnos realizan prácticas curatoriales.
“La Licenciatura en Curaduría y Gestión de Arte no solo brinda los conocimientos imprescindibles sobre la historia del arte que todo profesional debe conocer, sino que también aborda aquellas cuestiones relacionadas al quehacer de la práctica curatorial. Contenidos sobre el derecho del arte, la conservación y restauración de las obras de arte, aspectos organizativos y de gestión, de montaje y peritaje son parte del trabajo diario en las organizaciones y emprendimientos artísticos. A la vez, los alumnos cuentan con una sala en donde pueden ejercitar lo que han ido aprendiendo, en contacto con artistas y otras personas del medio. El Espacio de Arte ESEADE forma parte del circuito de Gallery Nights Palermo y de la Semana del Arte de Buenos Aires, y en nuestro auditorio se realizan charlas, mesas y conferencias relacionadas con los temas que nos ocupan, abiertas al público en general. Incentivamos el intercambio con otras instituciones a través de exhibiciones, pasantías, colaboraciones en todas las áreas que nos competen y, a la vez, aprendemos de aquellos profesionales que nos brindan su tiempo y sus saberes, la experiencia que sólo se logra a través del tiempo.”
Delfina Helguera Directora del Departamento de Arte y Diseño
Abrimos las Jornadas en el @museomalba con la presencia de TAIRONE BASTIEN Curador de la Bienal de Toronto 2019. Disfrutaremos 4 días de Talleres, Conferencias y Mesas redondas Consultá el Programa: https://goo.gl/kzE6ci
DÍA 1: Miércoles 17/10 – Sede MALBA (Av. Figueroa Alcorta 3415) de 15:30 a 17:30 hs.(estricta puntualidad) – INSCRIPCIÓN
CONFERENCIA DE APERTURA
Tairone Bastien, Curador de la Bienal de Toronto 2019
Presenta: Claudia Lala
DÍA 2: Jueves 18/10 – Sede ESEADE(Uriarte 2472) ♦TALLERES
10:00 a 12:30 hs – Cintia Mezza Gestión de colecciones + Curaduría: una ecuación de relaciones interdisciplinarias
♦MESAS REDONDAS, CONFERENCIAS Y MEDITACIONES en Sede PROA
13:00 hs – Acreditación
13:30 hs – Apertura – Delfina Helguera y Cintia Mezza
13:30 a 15:00 hs – Malena Babino, Eugenia Garay Basualdo, Natalia March y María Laura Rosa – Inscripción Investigación en curaduría: presentación de proyectos Eseade
Modera: Deborah Motta
15:00 a 16:45 hs – Guadalupe Chirotarrab, Nancy Rojas, Javier Villa y Santiago Villanueva – Inscripción ¿Cuánto pueden decir las colecciones?
Modera: Martín Legón
17:00 a 18:45 hs – Julia Converti, Agustín Diez Fisher, Teresa Riccardi y Santiago Bengolea –Inscripción
El desafío de la identidad institucional
Modera: Rodrigo Alonso
18:45 a 20:00 hs – Santiago García Navarro y Pablo Rosales – Inscripción
Meditaciones sobre lo contemporáneo
La banalidad del bien también
Presenta: Alejandra Aguado
DÍA 4: Sábado 20/10 – Sede Fundación PROA (Av. Pedro de Mendoza 1929) ♦MESAS REDONDAS, CONFERENCIAS Y MEDITACIONES
11:00 a 12:30 hs – Lorena Bossi, Marina De Caro y Catalina León – Inscripción
Gestión y práctica para el cambio social
Modera: Eva Grinstein
14:00 a 15:45 hs – Ariel Authier, Bruno Dubner, Carlos Herrera, Marcelo Pombo, Cristina Schiavi