El mito de la mala distribución del ingreso en los países «capitalistas»

Por Nicolás Cachanosky. Publicado el 27/5/14 en http://altavoz.pe/2014/05/27/opinion/el-mito-de-la-mala-distribucion-del-ingreso-en-los-paises-capitalistas/

 

Casi de manera unánime se señala que la “mala” distribución del ingreso es un serio problema social. El socialismo moderno, por ejemplo el Socialismo del Siglo XXI, está llamado a corregir este vicio del sistema de mercado capitalista. El capitalismo, sostiene la crítica socialista, puede ser eficiente pero es inmoral, dado que no resulta en una equitativa distribución del ingreso para todos. Los empresarios (a veces de manera inconsciente) explotan a sus trabajadores debido a la “lógica productiva del capitalismo.” El empresario puede ser una buena persona, es la lógica del sistema lo que lo lleva a explotar a sus trabajadores incluso sin ser consciente de lo que hace a nivel social.

Esta tesis sufre de dos serios problemas. Por un lado deficiencias teóricas. Por ejemplo, no es lo mismo quien acumula fortuna siendo un empresario exitoso que provee bienes y servicios que mejoran la vida de los consumidores que quienes acumulan fortunas haciendo uso de la fuerza del estado para obtener un mercado cautivo. ¿Podemos criticar la “moralidad” de la fortuna de Fidel Castro o Nicolás Maduro de la misma manera que la fortuna de Jeff Bezos (Amazon) o de los creadores de Google o Facebook? Por otro lado, el socialismo tampoco parece ser aun capaz de distinguir entre libre mercado por un lado y capitalismo de amigos por el otro. Es un serio desliz, sino un acto de deshonestidad intelectual, no distinguir entre “capitalismo de libre mercado” y “capitalismo de amigos (crony capitalism o capitalismo corrupto).” ¿Desde cuándo el liberalismo ha defendido la corrupción y los beneficios del estado a los empresarios ineficientes y amigos del poder?

Pero más allá de estas inconsistencias conceptuales, la tesis de que el capitalismo genera más desigualdad no resiste los datos empíricos. Si es cierto que los países más capitalistas, es decir, más libres, generan mayor desigualdad de ingresos, entonces deberíamos ver que a mayor libertad económica más desigualdad y a menor libertad económica menor desigualdad. Esta confusión se basa en una ilusión o efecto estadístico. Al ver si realmente los países más libres son más desiguales en su ingreso que los menos libres hay que observar todos los países, y no sólo seleccionar uno o dos pares de países. De lo contrario, podemos caer inconscientemente presa de sesgar la selección a favor de los resultados que esperamos. Tanto el crítico como el defensor del libre mercado pueden elegir dos países para defender sus respectivas posiciones. Al observar toda la muestra, en cambio, este problema desaparece. El siguiente gráfico muestra el ingreso de la población 10% más pobre los países divididos en cuartiles de menos (izquierda) a más (derecha) libres.

Cómo se puede ver, no hay una diferencia clara entre los países más libres y los menos libres. No importa si usted nace en un país libre (capitalista) o en un país sin mercado libre (socialista o no capitalista), si se encuentra en el 10% de la población más pobre su grupo recibirá alrededor del 2.5% del ingreso total. El panorama cambia, sin embargo, si vemos cuál es el ingreso efectivo que ese 2.5% representa. Esa es la información del siguiente gráfico, que muestra el ingreso per cápita del sector 10% más pobre en dólares internacionales (dólares comparables entre países).

Dada esta información. Si usted sabe que va a pertenecer al sector con  10% de menores ingresos, ¿preferiría vivir en un país libre y ganar $10.500 anuales o en un país sin mercado libre y ganar menos de la décima parte, unos $930 anuales? Cómo se puede apreciar, la crítica socialista al libre mercado sobre la mala distribución del ingreso no sólo no es cierta, sino que los países con mercados libres poseen mayores ingresos reales y, por lo tanto, menos pobreza. Estos gráficos también nos muestran que distribución del ingreso no es lo mismo que pobreza. Un país pobre puede tener una perfecta distribución del ingreso y todos sus habitantes vivir por debajo de la línea de pobreza (¿Cuba? ¿Corea del Norte? –después de ignorar la fortuna de dudoso origen de sus gobernantes)

Veamos dos datos más. En el primer cuadro se encuentran las tasas de crecimiento real de cada grupo. Se ve que los países más libres crecen más rápido que los menos libres. Y dado que la libertad económica no afecta la distribución del ingreso, ¿no son entonces los países de mercados libres los que más contribuyen a disminuir la pobreza en lugar de los países menos libres? Eso es lo que vemos en el segundo gráfico, donde se aprecia la disminución de la pobreza entre 1970 y el 2000. Son los países que crecen, los países libres, lo que contribuyen a la disminución de la pobreza que muestra el segundo gráfico. China y países de hacia adoptando principios de mercado.

 

El socialismo, sin embargo, no cesa con sus críticas. No es raro escuchar sectores de izquierda recomendar “socialismos” como el de Suecia o Noruega, por dar dos ejemplos. ¿Qué tan socialistas son estos países? Pues no mucho cuando los comparamos a nivel mundial. Según el último índice de Libertad Económica de la Heritage Foundation, estos países rankean 20 y 32 respectivamente sobre un total de 178 perteneciendo al grupo de países mayormente libres. Es decir, el socialismo critica al capitalismo y propone, como alternativa, un socialismo muy capitalista. Por más “socialistas” que se quiera presentar a estos países, siguen perteneciendo al mundo occidental, que es el marco institucional al que se refiere el liberalismo clásico (a lo que se refiere con la palabra capitalismo, término de origen Marxista).

 

Nicolás Cachanosky es Doctor en Economía, (Suffolk University), Lic. en Economía, (UCA), Master en Economía y Ciencias Políticas, (ESEADE) y Assistant Professor of Economics en Metropolitan State University of Denver.

 

 

Populismo fiscal

Por Constanza Mazzina. Publicado el 31/5/14 en http://opinion.infobae.com/constanza-mazzina/2014/05/31/populismo-fiscal/

 

Una de las herramientas que tienen los gobiernos a su alcance para continuar en el poder es sin duda el control sobre el gasto público. En teoría, el Estado no debería gastar más de lo que recauda. El fenómeno que registra la falta de relación entre el gasto de una jurisdicción respecto de su propia recaudación puede ser catalogado como populismo fiscal. Este concepto da cuenta no sólo de la ausencia de correspondencia fiscal, como señala gran parte de la literatura, sino que resalta y rescata que los ciudadanos no tienen en claro cuál es el destino de sus impuestos y, por lo tanto, no pueden controlar su uso. Para el año 2012, las provincias argentinas recaudaban el 19,1%  del total pero gastaron el 37%.

Una política pública típica del populismo fiscal es el empleo público creciente. Así encontramos que en Tierra del Fuego la planta de empleados estatales se amplió un 106% desde el año 2003 hasta el 2013. En esta década, las plantas de agentes se incrementaron un 80% en Catamarca, 66% en Santa Cruz, 59% en Salta y 51%  en Jujuy, el promedio para todas las jurisdicciones es del 43%.  Un indicador de este crecimiento para comparar entre jurisdicciones es la cantidad de empleados públicos cada mil habitantes. Así encontramos que en Tierra del Fuego y Santa Cruz hay mayor presencia de empleados públicos con 119 y 117 agentes cada mil habitantes respectivamente. Sigue Catamarca con 101, Neuquén con 89, y La Rioja con 85/1000.

En la misma línea, a comienzos de este mes, el ministro Tomada anunció que la administración pública nacional incorporará antes del 31 de diciembre próximo 7500 nuevos empleados públicos a la planta permanente, provenientes de la planta transitoria y de contratos temporarios. Los 7500 nuevos empleados se suman a la planta permanente de 376.145 empleados públicos nacionales, ello representa una masa salarial de $ 85.000 millones.

La creación desmedida de empleo con fines clientelares no es una novedad en nuestro país, pero ¿cómo se hace para frenarlo? Crear empleo es para todos los gobiernos una prioridad, pero existen alternativas al empleo estatal. ¿Qué pasaría si invirtiéramos más en las pymes, que son a nivel mundial el sector que mayor empleo genera? Una forma de romper con el círculo vicioso que genera el clientelismo es invertir en el sector privado adoptando un enfoque de “retorno social de la inversión”: en muchos países lo que se incentiva es la contratación de personal en situaciones de vulnerabilidad por parte de privados. Eso supone que el gobierno se hace cargo de una parte del sueldo o de las cargas sociales, pero genera empleo real. Ese incentivo va a quien contrata al trabajador (por ejemplo, por lapsos no inferiores a un año) y o directamente a la persona que se encontraba en situación precaria para insertarse laboralmente. De este modo el Estado no expande sus redes clientelares sino que genera oportunidades e incentivos para crear empleos reales.

El empleo estatal lo pagamos todos. Argentina es un país con fuerte ausencia de conciencia fiscal, esto es que, quien paga impuestos es el que paga el sueldo del empleado. El empleo público en nuestro país no es accountable, es decir, no rinde cuentas por su desempeño, sea bueno o malo, por lo tanto tampoco tiene incentivos para hacer las cosas mejor.

Todo lo dicho resulta en un anacronismo flagrante: la pérdida o mal uso de recursos pagados por el contribuyente. Los ciudadanos son electores, votantes, pero también, contribuyentes. A 30 años del retorno de la democracia, es una tarea pendiente la construcción de ciudadanía fiscal.

 

Constanza Mazzina es doctora en Ciencias Políticas (UCA), master en Economía y Ciencias Políticas (ESEADE). Fue investigadora de ESEADE, Fundación F. A. von Hayek y UADE. Es docente de la Universidad del Salvador en grado y postgrado y en el postgrado en desarme y no proliferación de NPSGlobal.

 

 

 

 

ACUERDO DE SUSPENSIÓN DE LA DISPUTA POR LA SOBERANÍA DE LAS ISLAS MALVINAS(FALKLANDS ISLANDS).

ACUERDO DE SUSPENSIÓN DE LA DISPUTA POR LA SOBERANÍA DE LAS ISLAS MALVINAS(FALKLANDS ISLANDS).
Los representantes de la República Argentina, del Reino Unido de Gran Bretaña y del gobiernode las Islas Malvinas, celebran el presente acuerdo, en el marco de la disputa territorial por lasoberanía sobre dichas islas.A los efectos del presente acuerdo, se entenderá que el
archipiélago
 al que hace referencia,comprende no solamente al archipiélago de las islas Malvinas, sino también incluirá a las islasGeorgias del Sur y Sandwich del Sur.En virtud del acuerdo alcanzado, las partes se comprometen a avanzar en las accionessiguientes:
PRIMERO
.La República Argentina y el Reino Unido se comprometen a suspender todo reclamo desoberanía sobre el territorio del archipiélago por un plazo de cien años, contados a partir de laaprobación del presente acuerdo por los gobiernos de ambos países. Deberán en ese lapsoabstenerse de realizar cualquier acto que pueda vincularse con el ejercicio de la soberaníasobre dicho territorio.
SEGUNDO
La zona del archipiélago será inmediatamente desmilitarizada. El Reino Unido retirará todas lasfuerzas armadas destacadas en las islas y sus inmediaciones. La República Argentina secompromete a no movilizar fuerzas armadas en la región.
TERCERO
Las partes reconocen un área de doce millas marinas alrededor de las islas, donde el gobiernodel archipiélago tendrá jurisdicción exclusiva durante el plazo de suspensión del reclamo desoberanía.
CUARTO
Dentro del año siguiente a la aprobación del presente acuerdo, los habitantes del archipiélagosancionarán un Estatuto Constitucional bajo el cual se regirán durante el plazo de suspensióndel reclamo de soberanía.
Dicho Estatuto deberá contener las disposiciones relativas a la administración, régimenfinanciero, legislación interna, resolución de conflictos, y todo otro asunto de interés para lacoexistencia pacífica de los isleños.
QUINTO
A partir de la sanción del Estatuto, las autoridades del archipiélago, siguiendo losprocedimientos establecidos por el propio Estatuto, podrán celebrar acuerdos comerciales, decooperación o de cualquier otro tipo con terceros países, sin necesidad de autorización ointervención de los gobiernos de la República Argentina o el Reino Unido.
SEXTO
Los habitantes del archipiélago no podrán ser sometidos por los gobiernos de la RepúblicaArgentina o el Reino Unido a ninguna carga o imposición que corresponda a los ciudadanos deesos países, tales como servicio militar, pago de impuestos, etc.Durante el plazo de suspensión del reclamo de soberanía, cada habitante del archipiélago podráoptar, voluntariamente, por obtener la ciudadanía argentina, la ciudadanía británica, laciudadanía de otros países (en las condiciones de la legislación interna de dichos países) oninguna. En tal caso, la autoridad del archipiélago extenderá un pasaporte.
SÉPTIMO
Las partes firmantes de este acuerdo se comprometen a suscribir un convenio de explotacióneconómica y comercial por medio del cual, un consorcio de empresas argentinas y británicas(conformado por partes iguales) procederá a la explotación, en forma racional y respetando elambiente, de los recursos energéticos y pesqueros existentes en la zona de jurisdicciónexclusiva del archipiélago.Por tal explotación, el Consorcio abonará a la administración del archipiélago un canonequivalente al 20% de los ingresos brutos percibidos.La administración del archipiélago dispondrá de dicho ingreso de conformidad con lo que sedecida siguiendo los procedimientos establecidos por el Estatuto Constitucional.
OCTAVO
Transcurrido el plazo de cien años al que se refiere este Convenio, los habitantes delarchipiélago deberán celebrar un referendum que, por mayoría absoluta, deberá decidir siprefiere mantener su estatus de comunidad autónoma por un nuevo período, si opta por ladeclaración de su independencia definitiva de los gobiernos de la República Argentina y elReino Unido, o prefiere que se reanude la discusión entre ambos países por la soberanía sobreel archipiélago. En caso de que ninguna solución obtenga una mayoría absoluta en tal referendum, se considerará terminado el presente acuerdo, y se reanudarán las negociaciones.
Por parte de ambos países vinculados con los respectivos reclamos de soberanía, a menos que las tres partes decidan mantener la validez de este acuerdo por un nuevo período.
NOVENO
Los conflictos que se generen entre las partes con motivo de la ejecución del presente acuerdo,deberán ser resueltos por la Corte Internacional de Justicia, cuya decisión las partes se comprometen a respetar.
Ricardo Manuel Rojas  es juez en lo Criminal de Buenos Aires, doctor en historia Económica, (ESEADE), y profesor de la maestría en Derecho y Economía de la Universidad de Buenos Aires.

¡Son nuestras!: La bandera política de Las Malvinas

Por Belén Marty: Publicado el 2/4/14 en: http://es.panampost.com/belen-marty/2014/04/02/son-nuestras-la-bandera-politica-de-las-malvinas/

Entrevista al jurista argentino Ricardo Rojas tras el aniversario del conflicto:

A 32 años de la guerra entre Argentina e Inglaterra por la posesión y soberanía de lasIslas Malvinas, entrevistamos a Ricardo Manuel Rojas, para que nos explique la cuestión en material de derecho e historia. El es juez de un Tribunal en lo Criminal de Buenos Aires, doctor en historia Económica y profesor de la maestría en Derecho y Economía de la Universidad de Buenos Aires. Escribió el libro Los derechos fundamentales y el orden jurídico e institucional en Cuba que le hizo ganar el Premio Internacional de Sir Antony Fisher de la Fundación Friedrich A. von Hayek. Se cumple un nuevo aniversario del desembarco argentino en Malvinas. ¿Por qué la Argentina reclama la soberanía de las islas? Según usted, ¿está el gobierno en lo correcto al hacerlo? Los reclamos de soberanía de Argentina sobre las islas son de larga data. No hay que olvidar que esas islas fueron sucesivamente ocupadas por instalaciones de pescadores desde mucho tiempo atrás. De hecho, el nombre de Malvinas provinene de maluinos, como se les decía a los habitantes del puerto de Saint Maló en Francia, de donde todos los años iban expediciones a pescar y cazar focas y se instalaban durante los meses de mejor tiempo allí. Sucesivamente hubo campamentos de varios países de Europa, incluyendo Inglaterra. Fuente: PanAm Post. Cuando Juan Manuel de Rosas fue gobernador de Buenos Aires, se instaló en las islas un gobierno dependiente de él, desde 1820, que luego fue desalojado por la marina británica en 1833, que reclamaba su previa ocupación de las islas. Es desde entonces que existe el conflicto. Por un lado, Argentina sostiene que las islas son argentinas porque están dentro del mar territorial reclamado por el país y porque hubo un gobierno provisorio argentino que fue desalojado por las armas. Por otro lado, Inglaterra reclama su soberanía porque sostiene que antes de ese gobierno provisorio, ya había actos posesorios británicos sobre las islas, que incluían población, y que desde la fecha de la ocupación hasta ahora ha habido una población británica o descendiente de británicos con una continuidad de casi dos siglos, que manifiestan su voluntad de seguir sujetos a la soberanía británica. Me parece que, habiendo pasado tanto tiempo desde la última ocupación británica de la isla, con una población que es claramente hostil a la Argentina y que a esta altura ya no puede decirse que es “implantada” allí, sino que ya son varias generaciones de isleños nativos, no tiene mucho sentido continuar este conflicto, y lo ideal sería encontrar una solución negociada. ¿Cómo le explicarías a un extranjero las causas y consecuencias de la guerra del 1982? La ocupación militar de las islas, que desencadenó la guerra en 1982, no tuvo ningún justificativo racional. Para aquel entonces, los malvinenses tenían un fluido trato comercial con Argentina, recibían fundamentalmente combustible y provisiones. Para Inglaterra, esas islas eran un problema, pues al estar tan lejos de Gran Bretaña tanto el comercio como la administración a distancia se hacía complicado. Posiblemente para aquella época existían mejores chances para encontrar una solución negociada, que permitiera a ambos países resolver el problema sin admitir que estaban resignando la soberanía. Luego de la guerra, el tema se convirtió prácticamente en un emblema de nacionalismo, y las soluciones negociadas se han complicado mucho más. Probablemente la decisión de ocupar las islas se debió más a necesidades políticas de un gobierno militar que estaba en crisis, y encontró en la invasión a Malvinas un motivo para consolidar su poder. Es bueno recordar que el 31 de marzo de 1982 hubo en la Plaza de Mayo una manifestación muy violenta contra el gobierno, que incluso terminó con muertos y heridos y una brutal represión, llevada a cabo fundamentalmente por sindicatos. Y dos días después, el 2 de abril, la plaza se volvió a colmar, pero esta vez para vivar al General Galtieri por su decisión de “recuperar” las Malvinas. También para Thatcher era un desafío. Su gobierno tenía problemas, y la decisión de responder con firmeza enviando lo mejor de la flota británica al sur, no estuvo exento de motivaciones políticas coyunturales. El mundo estaba en plena guerra fría, el presidente Galtieri confió equivocadamente que Estados Unidos respaldaría el reclamo argentino, lo que era un error por varios motivos: se trató de una invasión armada sin justificación, provocada por un gobierno militar de facto, sobre el principal aliado de los Estados Unidos en la OTAN. Las consecuencias de la guerra fueron nefastas: más allá de la gran cantidad de muertos, heridos y gente con secuelas de por vida que dejó el enfrentamiento, empantanó la posibilidad de una solución racional al conflicto por mucho tiempo. ¿Crees que tiene futuro el reclamo argentino en la ONU? ¿Cómo ve el futuro mediato del asunto? En el corto y mediano plazo no creo que Argentina pueda lograr de ningún modo el objetivo de conseguir una declaración de la comunidad internacional en el sentido de atribuir soberanía sobre las islas. Digo esto por varios motivos: Porque para la comunidad internacional, Argentina es un país poco confiable y con una política errática, que coquetea con dictadores, con gobiernos constantemente sospechados de corruptos, con desastrosas administraciones. Por otro lado, los habitantes de las islas están totalmente en contra de aceptar la soberanía argentina, y creo que este es un punto importante. El gobierno argentino invoca el principio del comité de descolonización de la UN, en el sentido de que estos conflictos deben resolverse con prescindencia de la opinión de los habitantes. Creo que este principio es razonable cuando se trata de ocupaciones recientes o de poca duración, pues de otro modo, bastaría con ocupar un territorio por la fuerza, poblarlo con colonos de un país, y que luego esos colonos se nieguen a restituir la región. Pero cuando pasaron 180 años desde la instalación de los colonos, donde crecieron cuatro generaciones de isleños, transmitiendo sus derechos de propiedad por herencia de padres a hijos, y consideran ya ese territorio como propio más que nadie, me parece que su opinión es imprescindible para resolver el conflicto. Por ese motivo, más allá de declamaciones políticas que se puedan escuchar por los grupos más nacionalistas en ambos países, lo cierto es que cualquier solución del conflicto por la vía de reclamos diplomáticos de soberanía, está y estará empantanada por mucho tiempo. ¿Existe algún proyecto superador a este problema binacional? Me parece que podría resolverse el problema de manera inteligente y práctica, pero para ello debería dejarse de lado la discusión sobre la soberanía durante mucho tiempo. Lo cierto es que hoy por hoy, la administración de las islas está a cargo de los propios isleños, más allá de su sujeción, controles y legislación provenientes del gobierno británico. Entonces, quizá se podría suspender la discusión sobre la soberanía de las islas, digamos por cien años, durante los cuales los isleños se auto-administren, teniendo relaciones con los países que ellos decidan, y sin necesidad de someterse a decisiones soberanas ni de Gran Bretaña ni de Argentina. Esto permitiría descomprimir el conflicto, e incluso celebrar acuerdos entre empresas británicas y argentinas para explotar petróleo y pesca en la zona, dándole una regalía importante a los isleños, que de ese modo contarían con un importante desarrollo económico. Luego de transcurridos los cien años, se podría discutir si se quiere seguir de esa manera, independizar a las islas, o retomar las discusiones sobre la soberanía. Para entonces, creo que esto último no sería una opción razonable. ¿Se aplicó este proyecto en alguna otra mediación en el mundo? Han habido conflictos en el mundo, donde se ha discutido la soberanía sobre algún territorio, que terminaron con la declaración de independencia de esa región. Tenemos un caso acá cerquita, que es Uruguay, territorio disputado por Argentina y Brasil, que llevó a una guerra que terminó reconociendo la independencia de la región. Por otra parte han habido cesiones de territorios para el desarrollo de ciudades o regiones. Posiblemente los casos de Hong Kong y Singapore sean los más conocidos, pero hay otros. Por ejemplo, el actual estado de Pennsylvania, en USA, fue originalmente un territorio cedido por el Rey de Inglaterra a William Penn en propiedad, como pago por los servicios que su padre prestó a la Corona. Penn organizó el territorio bajo reglas claras que fomentaron la libertad y el respeto a la propiedad, y allí surgió el germen de lo que luego fueron los Estados Unidos. Este tipo de acuerdo para el desarrollo de regiones, se han conocido como charter cities, y hay numerosos ejemplos en la historia. Más modernamente se está hablando de un concepto que va un poco más allá, el de free cities, como la idea de liberar ciertos territorios de su sujeción a la legislación y soberanía de un país, permitiendo que se organice bajo sus propias reglas, buscando formas de crecer económicamente e incrementar el bienestar de sus habitantes. En Honduras se inició un proceso de ese tipo en 2010, que implicó una reforma constitucional y una ley marco, pero hoy esto está paralizado como consecuencia de discusiones políticas. Nada impediría que las Islas Malvinas se organicen a la manera de una free city, a partir de una suspensión de la discusión de soberanía de los países que se la disputan. ¿Cuál cree que es el mayor déficit del gobierno en materia de Malvinas? Creo que desde 1982 para acá el caso de Malvinas fue utilizado como una bandera política, como un tema que permita exaltar sentimientos nacionalistas, pero ningún gobierno ha intentado buscarle una solución racional al problema. Eso, que es notorio en este gobierno, también lo fue en los de Alfonsín, Menem y de la Rúa. Ricardo Rojas elaboró un proyecto sobre este tema que podría ser el punto de partida para encontrar una solución negociada.

 

Belén Marty es Lic. en Comunicación por la Universidad Austral. Actualmente cursa el Master en Economía y Ciencias Políticas en ESEADE. Conduce el programa radial “Los Violinistas del Titanic”, por Radio Palermo, 94,7 FM.

 

Ricardo Manuel Rojas  es juez en lo Criminal de Buenos Aires, doctor en historia Económica, (ESEADE), y profesor de la maestría en Derecho y Economía de la Universidad de Buenos Aires.

Los desafíos para la libertad en el siglo XXI:

Por Guillermo Luis Covernton. Publicado el 29/5/14 en http://guillermoluiscovernton.wordpress.com/2014/05/29/los-desafios-para-la-libertad-en-el-siglo-xxi/

 

Conferencia presentada en la “Segunda Semana da Liberdade”, realizada por el Instituto Liberal do Nordeste, en Fortaleza, Brasil, los días 23 y 24 de Mayo de 2014.

 

Los desafíos de la libertad

 

Agradecimientos:

Estimados amigos: En primer lugar, no puedo dejar de agradecer profundamente la cortesía del Instituto Liberal do Nordeste, a su presidente, Rodrigo Saraiva Marinho, al darme la oportunidad de poder compartir con Uds. tan importantes e interesantes ponencias. Quienes me antecedieron en el uso de la palabra, me han brindado muchos y muy importantes conocimientos que me enriquecen y me honran. Vaya también mi reconocimiento a todos los “palestrantes”.

En siguiente lugar, mi más profundo apoyo a la importantísima tarea de las instituciones hermanas.  Por todas las gestiones y esfuerzos que hacen en defensa de la democracia, la libertad, el estado de derecho y la economía de mercado. Y por el determinante apoyo a estas jornadas, que han hecho posible mi presencia hoy aquí.

Al Instituto Ludwig von Mises do Brasil, y a su presidente, Helio Beltrao, que ha aportado a importantes académicos, como el Prof. Dr. Ubiratán Jorge Iorio, un amigo personal que siempre apoya y difunde nuestras actividades académicas. Estoy en deuda hoy con él, porque esta vez no voy a poder servirle el asado argentino, como la última vez que estuvo en mi casa.

Finalmente quiere pedirles algunas disculpas. En  primer lugar, por dirigirme a Uds. en castellano, ya que no hablo portugués. Confío en que no sea una dificultad insalvable.

En segundo lugar, por venir a hablar de temas principalmente macroeconómicos, en un evento en el que se ha explicado muy bien la importancia que tienen para la libertad cuestiones fundamentales como: Las libertades políticas. El apoyo al emprendedurismo. Las normas constitucionales que reafirman la libertad. La libertad de imprenta. Y la libertad para educarse. Yo voy a intentar hacer una muy breve exposición sobre las amenazas a la libertad que pueden venir implícitas en determinados programas de política económica concreta.

Y espero que esto sirva para apreciar la excelente exposición que seguramente harán el Prof. Dr. Ubiratán Iorio y Raduán Melo, sobre un concreto programa de política económica: El plan Real.

 

Introducción:

 

El orden social de la libertad, nacido en el sueño de los griegos, perfeccionado durante la república romana y consolidado finalmente por la revolución americana, enfrenta tremendos desafíos.

Su mayor virtud es, sin género de dudas, el haber ganado definitiva y universalmente la batalla ideológica. En ninguna sociedad actual, en ninguna parte del mundo, ningún líder se atrevería a discutir las que se consideran sus más conspicuas características:

–          La libertad del individuo para elegir y ser elegido.

–          La necesidad de un gobierno ungido por un proceso democrático, electivo.

–          La duración limitada de los mandatos y la necesidad de su renovación.

–          La limitación al poder del gobernante, dada por una asamblea o parlamento.

Incluso en los regímenes más totalitarios del mundo se afirma que estas libertades y derechos deben ser ejercidos por los ciudadanos[i]. Y lo interesante es ver los argumentos del oficialismo, en ciertos casos[ii].

Pero esto no puede llevarnos a pensar que el orden social de la libertad ha logrado asentarse en todas las sociedades y que el modelo de sociedad, basado en la colaboración social libre y voluntaria, que permite la expresión permanente de todos sus integrantes, a través de cada una de sus decisiones cotidianas no corre peligro. Lúcidos observadores nos viene advirtiendo de los riesgos de ciertas conductas políticas que pueden terminar completamente con el marco político, institucional y económico que conocemos y deseamos, como marco para nuestra vida en libertad.[iii]

Y definimos de esta forma al orden social liberal, porque muchas veces se confunde la herramienta a través de la cual se configura a la sociedad, es decir el mecanismo democrático, con el objetivo de este ordenamiento social e institucional[iv]. El montaje de una escenografía democrática, de ninguna manera nos permite pensar que estamos frente a una sociedad que vive en libertad y respeta los proyectos de vida de cada uno de sus integrantes.

La necesidad  de la limitación del poder, implícita en la idea de los mandatos limitados no puede tergiversarse y bastardearse con la pretensión de re-elegibilidad permanente de algunos de nuestros tiranos de hoy día[v].

El valor supremo es el marco institucional que nos permita preservar la libertad de los ciudadanos. Nos referimos a la construcción y preservación de una sociedad en la que sus integrantes, con sus decisiones permanentes, puedan expresar sus preferencias, sus escalas de valores y jerarquizar sus esfuerzos y sus acciones, encaminadas a determinar qué medios utilizarán para el logro de que objetivos.

Y es que, en esencia, esto es lo que estudia esta rama de la praxeología que conocemos como cataláctica, y que hace a la esencia de la economía.

Y es por esa razón que voy a limitar mi análisis, en esta exposición que presentaré hoy a las amenazas que afectan el acontecer económico y que pueden poner en un serio peligro los cimientos de nuestras sociedades, la estabilidad de sus instituciones y las garantías constitucionales.

Voy a referirme ahora a los aspectos que afectan al funcionamiento económico de una sociedad, porque estos han mostrado ser altamente desequilibrantes del funcionamiento pacífico de esta, y porque fueron uno de los aspectos más enfatizados por los enemigos de la libertad

Subvertir el orden económico, afectando la producción, los precios y la colaboración social, genera el caldo de cultivo ideal para la tiranía.

Voy a recordar a un célebre economista, que estaba en las antípodas de nuestro pensamiento, pero que en esta tema tuvo un acierto indiscutible. Cuando advertía sobre las consecuencias del déficit fiscal como factor de destrucción del orden institucional y de la paz mundial. Me refiero, por supuesto a Lord John Maynard Keynes, y a su obra: “Las Consecuencias Económicas de la Paz”.[vi].

En la misma, como muchas otras posiciones, puede verse una condena fundamentada a la falta de disciplina fiscal.

Voy a volver luego sobre este tema. Ahora voy a referirme a lo siguiente:

 

 

La Manipulación de la moneda:

El mejor concepto que puede tenerse de la moneda, como institución social, es el mismo que tenemos sobre cualquier mercadería que está en el comercio: Es un bien que las personas adquieren para obtener determinados servicios, y del que se desprenden, para adquirir otros. Pensemos en una economía de trueque, donde se cambian bienes por bienes y veamos a la moneda como un bien más: Por lo tanto, se verá sujeta a la ley de la oferta y de la demanda. Cuando la oferta aumente, su precio caerá, cuando la demanda aumente, su precio acenderá.

Por supuesto que, una de las primeras conclusiones que aprendemos cuando abordamos la microeconomía es que los precios de los bienes sufren una feroz manipulación cuando son objetos del monopolio. El monopolista, entendido como el único oferente de cierto bien en determinado mercado, puede manejar el precio a su entera voluntad. Y por supuesto, el precio del monopolio será mucho más alto que el precio que hubiera fijado el mercado.

Por eso afirmamos categóricamente que no hay otro motivo para sostener el curso forzoso de la moneda que el intento de confiscar mediante la inflación  los ahorros del público. Por supuesto, que defendemos la libre competencia de monedas. Pero somos conscientes de que puede ser un objetivo difícil de alcanzar.

Por eso queremos advertir, que mientras tanto, es muy importante defender la libertad cambiaria. El libre acceso a los mercados de divisas. Porque el libre acceso a la compra de moneda extranjera es la segunda alternativa para proteger los ahorros particulares. Pero porque, además, sostenemos que la inflación que se deriva del curso forzoso y del consiguiente monopolio monetario es un mecanismo perverso para promover la dictadura. No solamente para financiar el gasto fiscal excesivo. Porque permite que el gobernante pueda gastar, aún sin el acuerdo o autorización del parlamento. Los ingresos del estado son legítimos, toda vez que provengan de impuestos votados por un asamblea legislativa democrática. La inflación es un recurso ilegítimo, porque escapa al control legislativo. Y además, por su capacidad para destruir las instituciones democráticas.

Manipulación del crédito y orientación arbitraria:

El crédito es una institución esencial al progreso y al crecimiento. La sana teoría económica sostiene y demuestra que el precio de los ahorros debe formarse en un mercado de oferta y demanda, sin restricciones. Y que, de esta forma, la cantidad de fondos ahorrados por lo particulares y familias se hace igual a la cantidad de fondos demandados por los empresarios, para inversión. Es que, mediante el proceso de evaluación de proyectos de inversión, la determinación de su Valor Actual Neto, (VAN) y de su Tasa Interna de Retorno, (TIR), los empresarios deben descartar aquellos proyectos con menor capacidad de repago. Con menos capacidad de creación de valor. El socialismo asume que los ahorros pueden ser confiscados o administrados en forma centralizada, aún contra la voluntad de sus propietarios. Y realiza esta política abusiva a través de las instituciones oficiales de crédito. También, mediante intervenciones arbitrarias sobre la tasa de interés, bajándola artificialmente, por medio de la expansión aparente de los fondos prestables.

Esto suele hacerse reduciendo los encajes bancarios. En sistemas financieros que mantienen encajes fraccionales, los bancos no disponen de la totalidad de los ahorros depositados a la vista. Prestan fondos que los particulares han depositado, pensando en retirarlos en cualquier momento. Este riesgo de “default”,  es evitado manteniendo reservas lo suficientemente altos como para minimizarlos. Pero altas reservas implican menos fondos prestables. Y menos fondos prestables, implican menos rentabilidad.

Pero la contrapartida de mayor rentabilidad es el incremento del riesgo. Por eso los banqueros privados, al tener que competir entre ellos, deben hacer una cuidadosa administración de estas decisión. Los sistemas de banca central que intervienen en este proceso, obligan a las entidades a mantener menores reservas. Incrementan el riesgo de quiebras bancarias, pero impiden que los bancos administren este riesgo. De esta forma, en vez de haber incumplimientos aislados, llevan a problemas sistémicos, en donde todas las entidades quedan comprometidas. Y luego impulsan la aprobación legislativa de rescates financieros que son arbitrarios. Y que se financian con emisión monetaria, inflación y destrucción del ahorro privado.

Pero además, desapoderan a los banqueros de la decisión de financiar o no a ciertos proyectos. Ya no se eligen los proyectos por motivos racionales. Por su tasa de retorno. Se eligen arbitrariamente, por razones políticas, de apoyo al gobierno. Y generan enorme corrupción administrativa, clientelismo política.

Esta conducta gubernamental destruye el estado de derecho. Despoja al sistema capitalista de su principal virtud. Que las ganancias se deriven únicamente de la capacidad de los empresarios de satisfacer las necesidades de los consumidores. Como muy bien describió Ludwig von Mises en su obra “Planing for Liberty”,  en su capítulo: “De las ganancias y las pérdidas” luego expuesto más ampliamente en “La Acción Humana”[vii]. Estas políticas son una de las claves para destruír la democracia, la libertad y el sistema económico.

En este sentido, Marx recomendaba: “Centralización del crédito en manos del Estado por medio de un Banco nacional con capital del Estado y monopolio exclusivo”[viii].

 

Restricciones al libre comercio:

El libre comercio, además de ser un tema moral y de lógica económica, presenta aspectos importantísimos, en lo relacionado con el sector externo de la economía.

El comercio libre es un corolario evidente de la “Ley de asociación”, de David Ricardo[ix]. Uno de los temas preferidos de ese gran profesor que fue Manuel Ayau Cordon[x], y sobre el que luego enfatizara Ludwig von Mises en el 3er apartado del capítulo 8 de “La Acción Humana”, llamado “La división del trabajo”[xi].

Mediante esta pacífica y colaborativa actividad, los agentes económicos crean valor, ya que descubren utilidades marginales ocultas y la forma de satisfacer necesidades más valoradas por los consumidores.  Si la agricultura de subsistencia fue la que sacó al hombre de la miseria famélica, la especialización y la división de las labores, entre aquellos con mayores habilidades y destrezas para cada actividad, le posibilito crear el desarrollo tecnológico actual. Y si esto es válido par el odontólogo o para el ingeniero, que se especializa en su profesión y compra absolutamente todos sus alimentos y vestimenta, es igualmente cierto para los países y para toda sociedad organizada.

Pero, además, puede demostrarse mediante el análisis económico serio, que el exceso de gasto público, por encima de las posibilidades productivas de una sociedad, cualquiera que sea la herramienta de financiamiento que se elija, termina destruyendo el comercio exterior y generando déficit de balance comercial.

Este enfoque ya no es considerado controversial y es totalmente aceptado por los economistas rigurosos. Se le conoce también como el problema de los “déficits gemelos”[xii].

Esto se produce ya que un exceso de gasto público, que supere los recursos del estado, debe encontrar algún mecanismo de financiamiento, porque sinó, llevaría a la quiebra del estado y a su paralización.

Si este exceso de gasto público se pretendiera financia mediante endeudamiento interno, la mayor demanda de fondos prestables, en un mercado relativamente pequeño, como lo es del del propio país, al provocar un aumento de demanda relevante, y una suba de las tasas de interés incompatible con ls condiciones macroeconómicas, incrementa los costos de las empresas, en el corto y largo plazo, pero, además, disminuye la inversión en planta y equipo, lo que elevará los costos en el largo plazo y producirá la pérdida de competitividad internacional de esta economía. A mediano plazo: déficit  comercial.

En cambio, si se pretendiera financiar mediante endeudamiento externo, esta fuente de financiamiento inunda el mercado de divisas de moneda extranjera.  El incremento de la oferta de divisas hace caer correlativamente su precio. Y esto afecta la rentabilidad de la actividades de exportación, ya que el costo de los insumos, medidos en moneda local, se mantiene.

Pero el precio de los productos, que se mantiene en divisas, al ser convertido a moneda doméstica a un precio más bajo, disminuye. Las ganancias se minimizan. Los productores marginales incurren en pérdidas y luego desaparecen. A mediano plazo, déficit comercial.

La emisión comercial produce una suba de precios internos, por inflación que impacta en los costos. Esto hace desaparecer la rentabilidad de los productos exportados, o sino, obliga a devaluar gradualmente la moneda, acompañando esta distorsión. Las sucesivas devaluaciones alejan la inversión, por imposibilidad de calcular con algo de certeza los Valores Actuales Netos, (VAN), y sus Tasas Internas de Retorno, (TIR). En el mediano plazo, disminución de la producción, de la productividad y déficit comercial.

Si se pretendiera financiar mediante el aumento de la presión tributaria, la consecuencia es inediata: Los impuestos son costos. Disminuye la rentabilidad y se repite la secuencia ya mencionada.

El incremento de la presión tributaria, era una de las recomendaciones de Karl Marx[xiii]:

“Solo hay una manera de matar al capitalismo: con impuestos, impuestos y más impuestos”.   

Todos estos desequilibrios nos llevan finalmente a una gradual, pero muy grave pérdida de la libertad. Inflación, controles de precios, limitaciones al comercio exterior que reducen la competencia, generan mayores incrementos de precio, y más riesgo para la actividad comercial.

Esto, combinado con la inflación, generan  tasas de interés en alza, lo cual encarece el financiamiento del capital de trabajo, disminuye la competencia, genera quiebras, desempleo y caos social.

Las garantías individuales son avasalladas, bajo la excusa de que se vive bajo la amenaza de una emergencia económica terminal, que debe conjurarse.

Como corolario, se pierden derechos civiles, libertades esenciales, luego el control de los organismos del estado, se impulsa la discrecionalidad de las políticas, lo cual aumenta el clientelismo político. Todo este caos concluye con la pérdida de los principios republicanos, de la democracia y de la libertad.

Finalmente, no quiero dejar de disculparme por haber hecho una presentación tan sencilla. Pero es que he preferido la claridad, evitando deliberadamente ese tono de arrogancia científica lamentablemente muy común, , en ciertos ámbitos. Por eso mismo quiero dejarles la versión escrita de mi trabajo, que espero, van a encontrar mucho más enriquecedora, luego de la lectura de sus numerosas referencias bibliográficas.

Y, por supuesto, dado que la misma es inédita, original ya que fue  preparada especialmente para este evento, quiero ceder a los organizadores los derechos para poder publicarla de la manera que crean más conveniente. Muchísimas gracias por su inestimable atención.

 

 

[i]  http://www.huffingtonpost.es/2014/03/09/elecciones-en-corea-del-n_n_4928941.html

http://www.infobae.com/2014/03/10/1549011-elecciones-corea-del-norte-100-los-votos-kim-jong-un

 

[ii] http://www.cubadebate.cu/especiales/2013/02/09/elecciones-en-cuba-el-antes-y-el-ahora/#.U3fCVvl5P50

http://www.ecured.cu/index.php/Sistema_electoral_cubano

http://www.cubainformacion.tv/index.php/lecciones-de-manipulacion/48159-elecciones-en-cuba-datos-que-el-mundo-no-debe-conocer-para-que-no-pueda-comparar

 

[iii] http://independent.typepad.com/elindependent/2006/06/declogo_del_pop.html

 

[iv] http://www.cubademocraciayvida.org/web/article.asp?artID=24269

http://economiaparatodos.net/democracia-no-es-lo-mismo-que-libertad/

 

[v] http://www.cubademocraciayvida.org/web/article.asp?artID=24710

 

[vi]http://www.bdigital.unal.edu.co/3542/1/CONSECUENCIAS_ECONOMICAS_PAZ_KEYNES.pdf

http://www.eseade.edu.ar/files/Libertas/3_14_Mises%20Cap%20IV.pdf

 

[vii] http://es.scribd.com/doc/103651247/Ludwig-von-Mises-Planificacion-para-la-libertad-y-otros-ensayos

http://www.usergioarboleda.edu.co/prime/La%20Acci%C3%B3n%20Humana%20de%20Ludwig%20von%20Mises.pdf

 

[viii] http://pendientedemigracion.ucm.es/info/bas/es/marx-eng/47mpc/i2.htm  y también explicado por Charles Phillbrook en  http://www.elcato.org/el-manifiesto-comunista-y-esta-crisis-financiera

 

[ix] https://www.youtube.com/watch?v=TkBw-4SmvYQ

http://www.biblioteca.cees.org.gt/topicos/web/topic-718.html

 

[x] http://www.prensalibre.com/opinion/Dr-Ayau_0_312568784.html

 

[xi] http://www.mises.org/humanaction/chap8sec3.asp#p159

 

[xii]http://www.bbvaresearch.com/KETD/fbin/mult/Economic_Watch_Twin_Deficits_ESP_tcm346-288006.pdf?ts=842014

http://www.eumed.net/cursecon/ecolat/ec/2011/mts.pdf

 

[xiii]http://www.libertarianismo.org/atlasst/media/textos/Frases_Celebres_sobre_los_Impuestos.pdf

 

Guillermo Luis Covernton es Dr. En Economía, (ESEADE). Es profesor de Macroeconomía, Microeconomía, Economía Política y de Finanzas Públicas en la Pontificia Universidad Católica Argentina, Santa María de los Buenos Aires, (UCA). Es director académico de la Fundación Bases.

Uruguay tienta a inversionistas extranjeros con oportunidades en el negocio del cannabis

Por Belén Marty. Publicado el 27/5/14 en: http://es.panampost.com/belen-marty/2014/05/27/uruguay-tienta-a-inversionistas-extranjeros-con-oportunidades-en-el-negocio-del-cannabis/?fb_action_ids=10152077444586583&fb_action_types=og.recommends

 

Julio Calzada, secretario general de la Junta Nacional de Drogas del Uruguay, comentó en una entrevista reciente que diferentes compañías y empresarios de Canadá, Estados Unidos, Nueva Zelanda y Gran Bretaña llegaron a ese país con el objetivo de conocer las oportunidades de inversión en proyectos relacionados al uso no recreativo del cannabis.

Según indicó Calzada, los empresarios invertirían en industrias como la textil y la medicinal. También podrían interesarse en fabricar papel de cáñamo —nombre de la fibra de la planta del cannabis—. Esto sería cuando las leyes que regulen la producción de las plantas de marihuana entren en vigencia.

De esta manera, el funcionario anticipó que podrían recibir las primeras inversiones en proyectos con fines terapéuticos antes de que termine el año, tras reuniones informales que tuvieron centenares de pequeños y grandes inversionistas con funcionarios del gobierno.

José Mujica, presidente de la república, había expresado en abril en una entrevista con el diario estadounidense The Wall Street Journal que la marihuana era una planta de donde podrían surgir una multiud de industrias, y abrió la posibilidad de que se experimente la forma de hacer negocios de manera legal con esta planta.

El decreto que establece la legalidad de la producción se publicó el 2 de mayo y fue firmado el 5 de mayo por el presidente. Este establece las normas, regulaciones y sanciones sobre cómo se puede autocultivar, consumir, producir, distribuir y vender la sustancia. El país producirá según esta normativa hasta 22 toneladas por año y los cultivos serán custodiados por los mismos militares que antes quemaban los cultivos.

La normativa describe que solo se podrá cultivar un máximo de 480 gramos al año para uso personal y también establece el precio por gramo cerca de US$1 en las farmacias registradas para su venta.

A finales de 2014 los consumidores del cannabis en Uruguay podrán comprar legalmente esta sustancia, dado que el gobierno planea autorizar a través de licencias a los cultivadores privados en junio.

Aun no están listos los documentos que regulan el uso medicinal e industrial de la marihuana. Calzada prevé publicar estas normativas en dos meses para el uso industrial, y en unos cuatro meses para el caso medicinal.

El secretario dejó también la puerta abierta a la posibilidad de la exportación, si bien esta solo se haría para fines no recreativos.

Controversia por las sanciones por consumir cannabis en horario laboral

Mientras tanto, 20 empresas uruguayas de diferentes rubros demandarán mañana a la Presidencia de la República para que reforme el decreto 120/2014 que reglamenta el uso, producción y distribución de la marihuana, pues esta ley prohíbe sancionar a empleados que vayan a trabajar bajo los efectos de esta droga, o que consuman en el puesto de trabajo.

El artículo 43 de la ley prevé la gestión de “controles aleatorios no invasivos” a los trabajadores y la posibilidad de que una comisión bipartita de seguridad laboral decida si hay mérito suficiente para derivar al trabajador a un tratamiento para adictos.

Así mismo, prohíbe el uso del cannabis durante la jornada laboral. De esta manera no se puede “fumar, mantener encendidos, consumir o ingerir productos de cannabis o a base de cannabis durante la jornada de trabajo, sea en los lugares de trabajo o en ocasión del trabajo”.

Sin embargo, el decreto no contempla la posibilidad de que el empleador tome algún tipo de medida de sanción. Los controles se realizarán “sin que proceda la aplicación de sanciones disciplinarias si el trabajador no hubiere incurrido en la comisión de alguna otra falta concreta sancionable derivada de las obligaciones que emergen del contrato de trabajo, motivada o no por el consumo problemático de cannabis”.

El inciso 8 del articulo 42 es para los abogados Diego Durand, Pablo García, Martín Carrasco y Nicolás Barquet —que redactaron el documento— “ilegítimo”, pues no se ajusta al derecho objetivo y fue dictado con un fin distinto al debido, “en la misma línea, invade la relación contractual laboral entre particulares, afectando el poder de dirección de la parte empleadora y poniendo en riesgo la vida e integridad física de los restantes trabajadores”.

El letrado Durand calificó de “totalmente ilógico” al decreto pues por un lado se sanciona al empleador por fallas en la seguridad laboral (a través de la ley de responsabilidad penal empresarial) y por el otro no deja sancionar a un empleado que puede estar trabajando bajo los efectos del cannabis.

“Un trabajador que haya fumado marihuana puede causar una distorsión por imprudencia o negligencia por estar bajo los efectos del cannabis y también puede poner en riesgo al propio empleador. Y por ese motivo es totalmente ilógico que el dueño de la empresa no pueda sancionar a esa persona”, concluyó.

 

Belén Marty es Lic. en Comunicación por la Universidad Austral. Actualmente cursa el Master en Economía y Ciencias Políticas en ESEADE. Conduce el programa radial “Los Violinistas del Titanic”, por Radio Palermo, 94,7 FM.

Holocausto y memoria

Por Emilio Cárdenas. Publicado el 21/5/14 en http://www.lanacion.com.ar/1692696-holocausto-y-memoria

La  semana pasada se conmemoró un hecho histórico significativo: la victoria de los aliados y del Ejército Rojo sobre la Alemania nazi. Esto es, el fin de la Segunda Guerra Mundial en Europa. De una tragedia que en algún momento pareciera interminable, pero que finalmente culminara, tras la batalla de Berlín, el 9 de mayo de 1945.

Atrás habían quedado cinco años, ocho meses y siete días de horror. Atrás había quedado también el enorme crimen que conformara el Holocausto de los judíos, perpetrado por los nazis.

Digo esto cuando, en rigor, la Segunda Guerra Mundial se extendió algo más. Pero fuera de Europa. Hasta el 2 de septiembre de 1945, cuando se firmara, en la bahía de Tokio, a bordo del acorazado Missouri, de la armada norteamericana, la capitulación de Japón.

Muy poco después de alcanzada la paz, nacieron las Naciones Unidas, esfuerzo que apuntó -de inicio- a demostrar que las guerras no son inevitables y en el que los pueblos del mundo, como reza el propio exordio de la Carta de las Naciones Unidas, decidieron aunar sus esfuerzos y se declararon resueltos «a preservar a las generaciones venideras del flagelo de la guerra, que dos veces había infringido a la humanidad sufrimientos indecibles». También decidieron -cabe agregar- reafirmar su fe en los derechos fundamentales y en la dignidad de la persona humana, en la igualdad de derechos de hombres y mujeres y de las naciones grandes y pequeñas, recordando, de paso, la necesidad de practicar la tolerancia y convivir en paz. Objetivos esenciales y permanentes, aunque no siempre respetados.

Lo cierto es que alcanza con mirar brevemente en nuestro derredor para comprobar que, pese a lo mucho que se ha avanzado en la búsqueda de esos objetivos, los peligros que se procuraron definir y erradicar en 1945 subsisten en distintos rincones del mundo. Esta es la realidad. No otra. Cruda. Dura, quizás. Y en más de un caso, hasta brutal.

En un libro reciente, Timothy Snyder define a las tierras de Europa Central en aquellos días como a las «Tierras de Sangre». Porque, entre los nazis y los soviéticos sumados, allí se asesinaron, a mediados del siglo XX, a unas doce millones de personas. La ola de violencia caracterizó particularmente a los años de consolidación del régimen nazi, entre 1933 y 1938; a la ocupación germano-soviética de Polonia, entre 1939 y 1941, y más aún, al capítulo de la guerra mundial que enfrentara a las fuerzas del nazismo con las de los soviéticos. Los nazis -responsables del Holocausto- hicieron además morir de hambre a unos tres millones de prisioneros de guerra rusos y a más de un millón de personas en las ciudades sitiadas, como fuera Leningrado. Dos utopías, alimentadas ambas por odios apasionados, generaron ese atroz baño de sangre.

Hoy está claro que es responsabilidad de todos que lo sucedido no se olvide. Ni se minimice. Ni se banalice

Como nos recuerda el pensador Elie Wiesel, en un libro formidable escrito en 1958 titulado: «Noche», los nazis soñaron con construir una sociedad en la que no hubiera lugar para los judíos. Y, cuando tuvieron conciencia de que su fracaso era inevitable, su conducta inhumana apuntó a dejar un mundo en ruinas, en el que los judíos parecieran no haber existido jamás. Por esto el exterminio que pusieran en marcha no sólo se dirigió contra las personas, sino también contra la cultura judía, contra sus tradiciones y hasta contra su memoria. Su odio no tenía límites.

No es posible olvidar lo sucedido. Jamás. Hasta los años sesenta, nos dice Wiesel, la actitud general respecto del Holocausto tenía un componente de indiferencia. Esto ciertamente ya no es así. Hoy está claro que es responsabilidad de todos que lo sucedido no se olvide. Ni se minimice. Ni se banalice.

Porque olvidar es peligroso, pero también ofensivo. Respecto de las víctimas, es cierto, es algo parecido a «volver a matarlas». Por segunda vez.

Desde la Segunda Guerra Mundial el mundo ha aprendido a no quedarse demasiado tiempo en silencio frente al sufrimiento humano. O a las humillaciones que tienen por destinatarios a seres humanos. Lo que, no obstante, es distinto a haber podido poner coto a esas situaciones como soñaron los que suscribieron en su momento la Carta de las Naciones Unidas.

El Holocausto nos dejó infinitas lecciones de conducta. Entre ellas, aquella que puede sintetizarse en que, frente a los atropellos inhumanos, es necesario tomar partido. Porque la neutralidad ayuda a los opresores. Nunca a las víctimas. Y porque el silencio alimenta y empuja a los represores, no a los reprimidos.

Por esto la necesidad de hablar y reaccionar cuando de violaciones de derechos humanos se trata. Así como frente a los abusos del poder, que someten a las personas. Particularmente cuando hay vidas en peligro, cuando la dignidad humana es amenazada, cuando se violan las fronteras y cuando se pisotea al Estado de Derecho.

La sensibilidad de todos frente a este tipo de peligros, realmente enormes, no debiera poder ser anestesiada. Nunca. Cuando en cualquier lugar, los hombres y mujeres son perseguidos por su raza, por su religión, o por sus concepciones políticas, ese lugar -es cierto- debe transformarse en el centro de nuestra atención. De inmediato. Por esto, la libertad de expresión e información es tan trascendente. Porque de su vigencia dependen, efectivamente, todas las demás libertades y derechos. Las nuestras y las de los demás. Por igual. Hasta el derecho a la vida.

Mientras haya un periodista o disidente preso por sus opiniones o informaciones, nuestra libertad estará en peligro. Siempre.

El drama del Holocausto está indisolublemente incorporado a la Historia Universal. Es el símbolo siniestro más evidente de la inmensa capacidad del hombre de hacer el mal. De extraviar nada menos que su propia condición humana. Razón por la cual, no puede nunca relativizarse. Y, en un mundo en el que aún existen aberrantes expresiones de «negacionismo», mucho menos distorsionarse.

El recuerdo del Holocausto nos ayuda a comprender cómo de la siembra del odio y los resentimientos, de los prejuicios, de las divisiones, de las demonizaciones y denostaciones, así como de las difamaciones, se llega con frecuencia al terror, a la violencia y hasta a la muerte. Así como de las mordazas o cepos a la posibilidad de alertar y opinar, se llega enseguida al totalitarismo.

El Holocausto forma parte de la religión civil de la humanidad. Pero quizás hasta trasciende esa dimensión. Es la corporización misma del mal y el resultado de las peores opciones del alma humana. Por esto, su mensaje de alerta es universal y nos concierne a todos. Frente a él, definitivamente no hay espacio para el silencio. Y también por esto la condena universal que supone la Convención de Prevención y Castigo al Genocidio, de 1948, que entrara en vigor en enero de 1951.

Este mensaje debe recordarse y transmitirse, de generación en generación. De lo contrario, el riesgo es que esa terrible experiencia -a la que se ha calificado como «el límite de la angustia»- podría volver a repetirse. Este es un peligro real. Vital. Permanente. Ocurre que el mundo no ha erradicado el odio.

De alguna manera, Israel es la única nación del globo cuya existencia sigue estando en peligro. El proceso de paz en Medio Oriente está empantanado. Su convulsionada región no parece contar ni con un clima, ni con una actitud propicios para la paz. Y -por ello- el eco del infame «negacionismo» sigue escuchándose allí. En farsi. Pese a todo. Como si el horror de lo sucedido no tuviera una dimensión absoluta. En alguna menor, aunque siempre lamentable, medida esto también sucede entre nosotros mismos. Los prejuicios han disminuido. Pero no han desaparecido. La hostilidad de algunos, tampoco. Por esto, la presión constante por deslegitimizar a Israel.

Recordando hoy a las víctimas del Holocausto y compartiendo el inmenso dolor de sus descendientes, emerge la necesidad de trabajar incansablemente para erradicar los prejuicios y las discriminaciones, tarea imprescindible para que el infierno de horror que fuera el Holocausto no se encienda, nunca más.

 

Emilio Cárdenas es Abogado. Realizó sus estudios de postgrado en la Facultad de Derecho de la Universidad de Michigan y en las Universidades de Princeton y de California.  Es profesor del Master de Economía y Ciencias Políticas y Vice Presidente de ESEADE.

Vuelve a Europa la sinrazón nacionalista

Por Alberto Benegas Lynch (h). Publicado el 28/5/14 en http://www.lanacion.com.ar/1695062-vuelve-a-europa-la-sinrazon-nacionalista

 

Es  alarmante el parecido con los nazis que ponen de manifiesto las plataformas de los partidos políticos europeos que han obtenido éxitos electorales varios en los recientes comicios para lograr escaños en el Parlamento Europeo; esto ratifica las tendencias que se vienen observando de un tiempo a esta parte.

Todos los medios de comunicación mundiales informan acerca de estos hechos bochornosos para el futuro de la humanidad. Así, los recuentos de votos dan por resultado un espectáculo lamentable, sobrecogedor y realmente triste. Es como si la humanidad no hubiera padecido (y los padece) los estragos de la xenofobia nacionalista.

Con suerte diversa, pero siempre mostrando incrementos notables en el caudal electoral, el proceso electoral europeo ha exhibido resultados llamativos en favor de los nacionalismos: en Francia, el Frente Nacional; en Inglaterra, el Partido Independiente del Reino Unido; en Alemania, el Partido Alternativa para Alemania; en Dinamarca, el Partido del Pueblo Danés; en Suecia, los Demócratas Suecos; en España, Podemos; en Austria, el Partido de la Libertad; en Grecia, el Amanecer Dorado; en Italia, la Liga del Norte, y en Hungría, el Movimiento por una Hungría Mejor.

Ésta es la cara visible de la siempre nociva derecha que, aliada a veces con ciertas manifestaciones conservadoras, apunta a imponer una cultura alambrada (si es que se puede aludir a «cultura» en este contexto) sobre la base de esperpentos y dislates como los del «ser nacional» y la «cultura nacional y popular».

Desde la perspectiva de la sociedad abierta, el globo está fraccionado en naciones, y éstas a su vez en provincias y municipios, al solo efecto de evitar los riesgos descomunales que un gobierno universal supondría para los derechos individuales. Pero de allí a tomarse seriamente las fronteras (establecidas por contiendas bélicas y accidentes geológicos) hay un trecho insalvable. El comercio de bienes y servicios y los movimientos migratorios libres constituyen expresiones de progreso y, sobre todo, de respeto recíproco. El espíritu liberal sólo adhiere al uso de la fuerza cuando hay lesiones de derechos, pero nunca a recurrir a métodos agresivos cuando se trata de arreglos contractuales libres y voluntarios.

Hannah Arendt explica: «No importa cuál sea la forma que adopte un gobierno mundial que centralice el poder del globo, la misma noción de una fuerza soberana sobre toda la Tierra que detente el monopolio de la violencia sin control ni limitación por parte de otros poderes no sólo constituye una pesadilla de tiranía, sino que significa el fin de la vida política».

Los problemas que tienen lugar hoy en el planeta se deben a deudas públicas colosales (sean internas o externas), gastos gubernamentales astronómicos, déficits fiscales alarmantes, impuestos insoportables, regulaciones absurdas y asfixiantes, manipulaciones monetarias y cambiarias y otras restricciones persistentes al comercio libre. Sin embargo, como una manifestación tragicómica y grotesca, se endosan los problemas a un capitalismo inexistente o raquítico, situación en la que los mencionados partidos políticos (y muchísimos otros) reclaman la intensificación del estatismo y la xenofobia, esto es, más de lo mismo.

La cultura cercada de los nacionalismos se sustenta en la barbarie, es decir, en la premisa de que debe preservarse LA NACION de «la contaminación» que provocarían aquellos aportes generados fuera de las fronteras. Esta visión troglodita supone que lo local es siempre un valor, y un desvalor lo foráneo. Así se destroza la cultura, que siempre es el resultado de donativos y de incorporaciones cruzadas.

Quienes subrayan la «identidad nacional» no se percatan de que la cultura no es un concepto estático: nuestra cultura personal de hoy no es la misma que la de ayer. También ocultan un vacío interior y un marcado complejo de inferioridad. Éste es el motivo por el que la concepción tribal y antisemita del franquismo hacía que se proclamaran bellaquerías sobre la divinidad del caudillo, del mismo modo que lo han hecho todos los dictadores latinoamericanos.

El relativismo inserto en el nacionalismo condujo a sostener monstruosidades como «la verdad alemana». Como ha escrito Julien Benda, el concepto de verdad es un obstáculo para los nacionalistas, ya que en rigor se trata de una noción universal.

El afecto al terruño es natural, y es saludable el apego a las buenas tradiciones, pero muy distinto es el declamar un amor telúrico y agresivo para con otros países. Como destaca Fernando Savater, «cuanto más insignificante se es en lo personal, más razones se buscan de exaltación en lo patriótico», opinión que coincide con lo consignado por Juan Bautista Alberdi: «El entusiasmo patrio es un sentimiento peculiar de guerra, no de la libertad».

Como, por ejemplo, señalaron Darwin y Spencer Wells, la idea de «raza» deriva de estereotipos y abstracciones imposibles de concretar. En nuestros tiempos, los sicarios nazis, debido a que tatuaban y rapaban a las víctimas para distinguirlas de sus captores, sostuvieron que «la raza es una cuestión mental», calcando el polilogismo clasista de Marx para aplicarlo a un polilogismo racial.

Las raíces intelectuales del nacionalismo deben verse en quienes fomentaron la autarquía, la confrontación con toda manifestación de lo extranjero y el patrioterismo de la más baja estofa, que conduce a los antropomorfismos más ridículos y a «vivir con lo nuestro». También entre nosotros, los escritos de destacados nacionalistas abrieron las puertas a la revolución fascista del 30 y al advenimiento del peronismo.

En esta línea argumental, la tragedia mayúscula del desempleo se debe a regulaciones laborales que pretenden colocar por decreto los salarios y equivalentes en niveles superiores a las tasas de capitalización, en lugar de centrar la atención en la mejora de marcos institucionales que, al garantizar derechos de propiedad, facilitan la inversión, que es el único factor que al hacer de apoyo logístico al trabajo permite elevar su productividad y, consecuentemente, los salarios e ingresos en términos reales.

La expresión «inmigración ilegal» es contraria al cosmopolitismo inherente a la sociedad abierta y suscribe las mismas falacias del mal llamado «proteccionismo», que demanda mayor erogación por unidad de producto; así, naturalmente, hay menos productos, lo que se traduce en niveles de vida inferiores, especialmente para la gente que más necesita, en beneficio de empresarios prebendarios que asaltan al consumidor del modo más cruel. Es una vergüenza el muro construido en Estados Unidos con la idea de bloquear la entrada de inmigrantes que buscan mejorar sus situaciones y que, como han detallado autores como Julian Simon, benefician al país receptor.

Desafortunadamente, las izquierdas han abdicado de su rol en los prolegómenos de la Francia revolucionaria de oponerse a los abusos de poder, para aliarse a los megalómanos que apuntan a manejar vidas y haciendas ajenas exhibiendo una superlativa falta de respeto y, necesariamente, concentrando ignorancia, puesto que el conocimiento está fraccionado y disperso en millones de personas. Éste es el estrecho parentesco entre derechas e izquierdas al que, entre otros, se refiere extensamente J.F. Revel, quien subraya el enemigo común de estos primos hermanos: el liberalismo.

 

Alberto Benegas Lynch (h) es Dr. en Economía y Dr. En Administración. Académico de la Academia Nacional de Ciencias Económicas y fue profesor y primer Rector de ESEADE.

 

 

 

 

 

 

MARCOS INSTITUCIONALES: EL ORIGEN

Por Alberto Benegas Lynch (h)

 

Hoy en los países civilizados se da por sentado que los marcos institucionales compatibles con una sociedad abierta resultan esenciales para el progreso. Desarrollos como el tronco principal de las tradiciones de pensamiento de Law & Economics y Public Choice parten de ese supuesto al efecto dar paso a la estrecha vinculación ente el derecho y la economía. Escuelas como la Austríaca y la de Chicago se basan -con criterios distintos- en la estrecha conexión entre esas áreas vitales.

 

Es interesante entonces indagar acerca del origen del tratamiento sistemático de aquellos marcos. Habitualmente se sitúa en John Locke, pero si bien fue un inicio decisivo en la historia no es el origen del referido tratamiento sistemático donde más bien debe ubicarse a Algernon Sidney quien escribió antes que Locke sobre algunos de los mismos temas, aunque una obra no tan ordenada y con divergencias como en el caso del llamado “estado de naturaleza”, el modo de presentar asuntos como la tributación, el abuso de poder en las asambleas populares y el mayor refinamiento por parte de Locke de asuntos como el origen de la propiedad y los poderes del gobierno.

 

Sidney y Locke por conductos separados conspiraron contra Carlos II (que fue repuesto en el trono después de Cromwell), el primero fue sentenciado a muerte mientras que el segundo pudo escapar de Londres antes que se precipitaran los acontecimientos. Por esto es que se demoró hasta 1698 la publicación del libro de Sidney titulado Discources Concerning Government (escrito entre los años 1681 y 1683), quince años después de la muerte de su autor y diez años después de la obra cumbre de Locke, la que como es sabido fue complementada posteriormente por Montesquieu y tantas otras contribuciones hasta el presente.

 

Sin duda que hay antecedentes que se remontan a la antigüedad: las agudas consideraciones de Cicerón 50 AC, los escritos de miembros de la Escolástica Tardía, especialmente los de Francisco Suárez y Francisco de Vitorialos tratados de Richard Hooker y Hugo Grotius y en la práctica del derecho, con suerte diversa, el Código de Hamurabi (circa 1750 AC), los Mandamientos (especialmente el “no matar”, “no robar” y “no codiciar los bienes ajenos”, circa 1250 AC), la democracia ateniense, el common law, el derecho romano, la Carta Magna de 1215 y los Fueros de Aragón de 1283 donde se estableció el juicio de manifestación más de veinte años antes del habeas corpus en Inglaterra (aunque las bases se sentaron con el interdictio,también en la Roma antigua).

 

Sidney escribió su obra también como una refutación a Patriarcha: A Defence of the Natural Power of Kings against the Unnatural Liberty of the People de Robert Filmer. Así, Sidney resume con ironía su posición respecto al derecho divino de los reyes al escribir que “como ha dicho no hace mucho una persona ingeniosa [Richard Rumbold] hay algunos que han nacido con coronas en sus cabezas y todas las demás con monturas sobre sus espaldas”.

 

La obra se divide en tres grandes capítulos subdivididos en secciones en 600 páginas correspondientes a la edición de 1990 (Indianapolis, Indiana, Liberty Fund). En el primer capítulo -especialmente en las secciones quinta y sexta- el autor se detiene a considerar el fundamento de los derechos de las personas quienes a través de la razón y la experiencia descubren lo que está en la naturaleza de las cosas y que las formas de gobierno deben ser consistentes con la protección de esos derechos. En este sentido escribe que “La libertad consiste solamente en la independencia respecto a la voluntad de otros” y “por el nombre de esclavo entendemos a aquel que no puede disponer de su persona ni de sus bienes porque está a la disposición de los deseos de su amo” y subraya la importancia de limitar el poder del gobierno porque “si estuviera dotado de poder ilimitado para hacer lo que le plazca y no fuera restringido por ninguna ley, si se vive bajo tamaño gobierno me pregunto que es la esclavitud”.

 

Sostiene que es un contrasentido utilizarlo a Dios como respaldo de monarquías absolutas y otros gobiernos despóticos que ponen a la par “el gobierno de Calígula con la democracia de Atenas”, ni falsear la interpretación bíblicas para suscribir atropellos al derecho de los gobernados “puesto que la violencia y el fraude no pueden crear derechos” ya que “Aquello que es injusto no puede nunca cambiar su naturaleza” por el hecho de ser un gobierno el que dictamine.

 

En el transcurso del segundo capítulo, Sidney se explaya en la necesidad de normas o reglas generales para la convivencia, lo cual no debe confundirse con decretos reales que avasallan derechos. En esta línea argumental el autor inicia una confrontación con lo que después se denominaría positivismo legal. En este sentido sostiene que el renegar de mojones extramuros de la ley positiva “abjuran” del sentido de las normas justas y las “usurpan lo cual no es más que una violación abominable y escandalosa de las leyes de la naturaleza”.  Destaca que “Aquello que no es justo no es Ley; y aquello que no es Ley no debe ser obedecido” (fórmula tomista). Vincula también la Justicia con la institución de la propiedad en línea con el “dar a cada uno lo suyo”, en cuyo contexto enfatiza que “La propiedad es un apéndice de la libertad; es imposible que un hombre tenga derechos a la tierra y a los bienes si no goza de libertad”.

 

Finalmente, en el tercer y último capítulo surge el tema del derecho de resistencia a los gobiernos opresivos, tema que más adelante fue recogido en la Declaración de la Independencia estadounidense y de todos los gobiernos liberales. En este sentido, declara que “El único fin por el que se constituye un gobierno y por lo que se reclama obediencia es la obtención de justicia y protección, y si no puede proveer ambos servicios, el pueblo tiene el derecho de adoptar los pasos necesarios para su propia seguridad”.

 

Y sigue diciendo que “El magistrado […] es por y para la gente y la gente no es por y para él. La obediencia por parte de los privados está sustentada y medida por las leyes generales y el bienestar de la gente y no puede regirse por el interés de una persona o de unos pocos contra el interés del público. Por tanto, el cuerpo de una nación no puede estar atado a ninguna obediencia que no esté vinculada al bien común”.

 

Concluye que “sería una locura pensar que una nación puede estar obligada a soportar cualquier cosa que los magistrados piensen oportuno contra ella”.

 

Sidney influyó sobre William Penn en cuanto a la necesaria tolerancia y libertad religiosa, quien luego fundó Pennsylvania en Estados Unidos donde propugnó la completa separación entre el poder y la religión como antecedente fundamental para la “doctrina de la muralla” jeffersoniana y bregó por el respeto irrestricto a los derechos individuales.

 

Thomas Jefferson, en carta dirigida a John Trumbull el 18 de enero de 1789 escribió que la obra que comentamos de Sidney “es probablemente el mejor libro sobre los principios del buen gobierno fundado en el derecho natural que haya sido publicado en cualquier idioma”. Y, a su vez, John Adams el 17 de septiembre de 1823 le escribió a Jefferson sobre el mismo libro en donde consigna que constituye “un iluminación en moral, filosofía y política”. Friedrich Hayek en Los fundamentos de la libertad manifiesta que “Entre los puntos que toca Sidney en Discourses Concerning Government, esenciales para nuestro problema [y se refiere a su definición de libertad ya citada en esta artículo]”.

 

El día de su ejecución sus verdugos leyeron párrafos de su Discourses como pretendidas pruebas de su sentencia a muerte y Sidney les entregó una nota en la que, entre otras cosas, subraya que “Vivimos una era en la que la verdad significa traición”.

 

Para cerrar esta nota, recordemos que, como se ha dicho, es el único caso en el que actúan como patrones quienes reciben sus sueldos de otros, es decir, los gobernantes proceden como dueños  cuando son los gobernados los que financian sus emolumentos.

 

Alberto Benegas Lynch (h) es Dr. en Economía y Dr. En Administración. Académico de la Academia Nacional de Ciencias Económicas y fue profesor y primer Rector de ESEADE.

Mises sobre las causas de las crisis económicas

Por Martín Krause. Publicado el 26/5/14 en: http://bazar.ufm.edu/mises-sobre-las-causas-de-las-crisis-economicas/

 

Los alumnos de Historia del Pensamiento Económico I de la Facultad de Ciencias Económicas leyeron “Las causas de las crisis económicas” de Ludwig von Mises, una conferencia que dictara en Febrero de 1931 a un grupo de industriales alemanes en lo que ahora es República Checa.

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La conferencia comienza criticando el argumento marxista sobre la “anarquía” de la producción en el mercado, ya que no hay nadie en participar que esté organizando el proceso y luego analizando ciertas aspectos básicos sobre el funcionamiento de una economía de mercado. Los subtítulos nos muestran un poco los temas: “El papel y el poder de los consumidores” y “Producción destinada al consumo”, para señalar cómo son las preferencias de los consumidores las que guían las decisiones de los capitalistas. Estos compiten entre sí para satisfacer las necesidades de los consumidores y con cada centavo que estos gastan determinan quien gana y quien pierde.

Lamentablemente ese funcionamiento del mercado se ve distorsionado por todo tipo de intervenciones de distintos sectores que buscan algún tipo de protección o privilegio. Así, los siguientes subtítulos son: “Carácter pernicioso de la política de los productores”, sobre lo que volverá más adelante.

Aquí viene el corazón de su teoría del ciclo económico, que desarrollara ya en su libro “La Teoría del Dinero y del Crédito”, publicado en 1912, la cual presenta en forma muy sintética. Y si bien no está desarrollada como lo está en el libro, permite comprender lo esencial de su argumento. En términos económicos modernos, Mises señala que las crisis económicas no son “endógenas”, esto es, inherentes al funcionamiento de los mercados, producto de una falla en estos; sino que con “exógenas”, producto de las políticas monetarias expansivas que artificialmente incrementan el crédito generando un “boom”, que ahora hemos dado en llamar “burbujas”.

La baja artificial de la tasa de interés incentiva proyectos de inversión que no se habían desarrollado a la tasa antes existente (asumamos por un momento que esa tasa era la tasa “natural”, fruto de la oferta y la demanda de ahorro en el mercado). Esa tasa menor genera esos nuevos proyectos que demandarán recursos que no están disponibles, por lo que estos emprendedores los buscarán donde estén ahora empleados, elevando su precio.

En sus palabras:

“La expansión del crédito no puede incrementar la oferta de bienes reales. Simplemente produce un reordenamiento. Desvía las inversiones de capital del curso prescripto por el estado de la riqueza económica y de las condiciones del mercado. Obliga a la producción a tomar caminos que no habría seguido a menos que la economía experimentara un incremento de los bienes materiales. Como resultado, la reactivación carece de una base sólida, No es una verdadera prosperidad. Es una prosperidad ilusoria. No se ha desarrollado debido a un incremento de la riqueza económica, sino porque la expansión crediticia creó la ilusión de que se ha producido tal incremento. Tarde o temprano se pondrá de manifiesto que esta reactivación económica se ha edificado sobre arena.

Tarde o temprano, la expansión del crédito mediante la creación de medios fiduciarios adicionales deberá llegar a su fin. Incluso si los bancos quisieran continuar indefinidamente con esta política no podrían hacerlo, ni siquiera si se vieran obligados a aplicarla por la influencia de fuertes presiones exteriores. El continuo incremento de la cantidad de medios fiduciarios conduce a incesantes aumentos de los precios. La inflación sólo puede continuar mientras persista la opinión generalizada de que ese proceso inflacionario se detendrá en un futuro previsible. Sin embargo, una vez que se afianza el convencimiento de que no se puede detener la inflación, se desencadena el pánico. Para evaluar el valor del dinero y de los artículos primarios el público toma en cuenta de antemano los futuros aumentos de precios, es decir, las expectativas inflacionarias. En consecuencia, los precios siguen su desenfrenada carrera rompiendo todos los límites. El público le da la espalda al dinero que está comprometido por el incremento de los medios fiduciarios y “huye” hacia las divisas, las barras de metal, los “valores reales” o el trueque. En suma, la moneda se viene abajo.”

Luego señala como otras interferencias, tales como el intento de los sindicatos de fijar salarios que no son los de mercado, o productores de materias primas con los precios de sus productos, La voracidad fiscal y el aumento de los impuestos a la producción, empeoran y multiplican la crisis.

Concluye:

“Las periódicas crisis de cambios cíclicos en las actividades comerciales son el resultado de los intentos, emprendidos reiteradamente, de rebajar las tasas de interés que se desarrollan en un mercado no controlado. Estos intentos se llevan a cabo mediante la intervención de la política bancaria -es decir, recurriendo a la expansión del crédito a través de la creación adicional de billetes de banco y depósitos de cheques que no tienen un cien por ciento de respaldo oro–, con el objeto de producir un “boom”. La crisis que ahora estamos sufriendo es también de este tipo. Sin embargo, va más allá del típico ciclo de depresión económica, no sólo por su magnitud sino también por su carácter, porque las interferencias en los procesos del mercado que provocaron la crisis no se limitaron únicamente a influir sobre la tasa de interés. Las intervenciones también afectaron directamente a las tasas salariales y a los precios de los productos primarios.”

 

Martín Krause es Dr. en Administración, fué Rector y docente de ESEADE y dirigió el Centro de Investigaciones de Instituciones y Mercados (Ciima-Eseade).