La presidenta argentina en Harvard. Beber de la propia medicina

Por Enrique Edmundo Aguilar . Publicado el 3/10/12 en: http://www.elimparcial.es/america/la-presidenta-argentina-en-harvard-beber-de-la-propia-medicina-112078.html

 El lamentable espectáculo que implicó la visita de la presidenta argentina a la Harvard Kennedy School of Government, presidida por otro encuentro, quizá menos deslucido, en la Universidad de Georgetown, no puede sino dolernos como país y como pasivos espectadores.

La presidenta no estuvo a la altura de las circunstancias. Por su soberbia, su narcisismo, sus cincuenta y cinco minutos de retraso y las muestras de desprecio que arrojó a su auditorio o, más puntualmente, a los estudiantes que alzaron su mano a la hora de las preguntas… Entre sus falacias, tres son dignas de destacar. La primera, haber negado que en la Argentina exista un “cepo cambiario”, que puso doble llave al único refugio (la compra de dólares, moneda en la que ella y su marido ahorraron durante décadas) que un argentino medio tenía hasta ahora para protegerse de una inflación sensiblemente superior a los 20 puntos anuales. La segunda, haber dicho que su inmensa fortuna es el producto de su actividad como abogada (“fui una abogada exitosa”, dijo, “así como ahora soy una presidenta exitosa”), lo cual es altamente improbable pues el gran incremento de su patrimonio se produjo (como es de dominio público) a partir del año 2003 (es decir, ya como primera dama), en un porcentaje cercano al mil por ciento en nueve años. La tercera, haber negado algo que es más que evidente: su rotunda reticencia a conceder conferencias de prensa. La presidenta afirmó que a diario habla con millones de argentinos. Sin embargo, equivocó la preposición. No habla “con” sino “a” millones de argentinos, debido al uso y abuso que hace de la cadena nacional. Desde luego, también le habla con frecuencia a los infaltables aplaudidores que asisten a sus disertaciones en ámbitos oficiales, sean miembros de su gobierno, gobernadores e intendentes de provincia, o importantes empresarios (que nunca faltan por cierto).

Para ser justos, creo que el tono de algunas preguntas no fue el más apropiado para ese ámbito. Se diría que los estudiantes prefirieron llenar un espacio: el que aquí le está vedado a la prensa no oficialista. No obstante, nada justifica el tenor de las respuestas de la presidenta que, a mi juicio, fueron impropios de quien ocupa la más alta magistratura del país. Es curioso, contrariamente a lo que cabría esperar de un político hábil, cada nueva declaración de la presidenta parece acentuar la distancia que la separa de un porcentaje creciente de la población, dentro del cual cabe contar seguramente a electores que el año pasado supieron avalar su reelección y que hoy comienzan a desencantarse.

 Enrique Edmundo Aguilar es Doctor en Ciencias Políticas. Decano de la Facultad de Ciencias Sociales, Políticas y de la Comunicación de la UCA y Director, en esta misma casa de estudios, del Doctorado en Ciencias Políticas. Profesor titular de teoría política en UCA, UCEMA, Universidad Austral y FLACSO,  es profesor de ESEADE y miembro del consejo editorial y de referato de su revista RIIM.

Antigua propaganda antiliberal

Por Carlos Rodríguez Braun . Publicado el 18/10/12 en http://www.carlosrodriguezbraun.com/wp-content/uploads/2012/10/pagina_1810201290730.html

La editorial sevillana Alfar reunió hace poco en un mismo volumen dos breves e interesantes clásicos del antiliberalismo: «El mercado», que el autor socialista estadounidense Edward Bellamy publicó en 1897, y «Miseria de los zapatos», del mucho más célebre escritor británico H. G. Wells, que apareció en 1907.

«El mercado» es una parábola engañosa desde el principio: los malos son los que tienen, que subordinan a los que no tienen, la vieja patraña de que propiedad equivale a dominación. El intercambio solo existe como una suma cero. A partir de ahí, todo es coser y cantar, claro. Entre acusaciones a la ciencia lúgubre (e incluso una alusión a Jevons con las manchas solares), se suceden las caricaturas de los infames capitalistas, el odio a la caridad, y la asociación entre capitalismo y esclavitud, precisamente abolida bajo el capitalismo. El socialismo es un paraíso igualitario: el fruto del trabajo «lo repartiréis como hermanos, recibiendo cada uno lo mismo». El poder será electo y abnegado, y los políticos no serán amos crueles como los empresarios, «sino nuestros hermanos y nuestros mandatarios para hacer nuestra voluntad». Y no serán usurpadores sino modestos cooperativistas: «No se quedarán con los beneficios, sino que recibirán su parte como los demás». En fin, al menos estos hombres escribieron antes de que el socialismo mostrara en la realidad que es empobrecedor y criminal. Muchos, en cambio, escribieron después, y lo ignoraron.

El relato de H. G. Wells es más sutil. Apela al engaño de la educación y a la culpa de las personas porque otros están peor (Adam Smith desmontó esta hipocresía en «La teoría de los sentimientos morales»). Hay pobreza por culpa de «un mundo mal gobernado… mal repartido». No reclama la absurda igualdad absoluta sino una mejoría de los pobres. El obstáculo ante una meta tan inobjetable, como siempre, estriba en la propiedad privada y los beneficios de unos empresarios codiciosos que no se conforman con cobrar «un simple salario». La culpa es de una minoría de propietarios «parásitos… sanguijuelas», que son la «única causa» de la miseria, y su raíz es el lucro de los ricos, a los que hay que subir los impuestos. Vamos, parece el último libro de Stiglitz.

¿La solución? «Que el Estado tome el suelo, los ferrocarriles, los barcos y otras muchas empresas a sus empresarios que no las usan más que para usurpar al pueblo para sus estériles gastos privados, y deberían por el contrario administrar estas cosas generosa y esforzadamente, no para la ganancia sino para el servicio».

Los izquierdistas no ocultaban entonces su elitismo y desprecio hacia los trabajadores, y Wells dice: «lo que me parece un obstáculo grande para el socialismo es la ignorancia, la falta de valor, la estúpida falta de imaginación de la gente pobre, demasiado tímida y demasiado vergonzosa y torpe, para considerar algún cambio que les salve».

El Dr. Carlos Rodríguez Braun es Catedrático de Historia del Pensamiento Económico en la Universidad Complutense de Madrid y miembro del Consejo Consultivo de ESEADE.

 

El gobierno quiere domesticar la economía

Por Eduardo Filgueira Lima. Publicado el 17/10/12 en http://cepoliticosysociales-efl.blogspot.com.ar/2012/10/el-gobierno-quiere-domesticar-la.html

En las ciencias sociales son tantas las variables que intervienen- que además se modifican en su interrelación y en el tiempo – que a pesar de resultar dificultoso predecir, es posible prever.

En la economía son precisamente estas circunstancias las que hacen confusas las consecuencias – en especial las alejadas – de las medidas que se toman. Con el agravante que no existe responsabilidad entre las decisiones y los resultados.
Mucho más aún cuando desde el poder político se encuentran justificativos, basados en conceptos arraigados en la gente, aunque no tengan sustento científico y por el contrario la evidencia empírica sea el único argumento (insuficiente para la mayoría) de lo que se prevé que tarde o temprano sucederá.
Sin embargo los gobiernos tienen tendencia a intervenir y planificar la economía y direccionarla en función de “sus” intereses, pensando que así como la organizan se sucederán los hechos, aunque más temprano que tarde las consecuencias – eventualmente desestimadas – no sean las previstas.
Porque existen solo dos formas de obtener la satisfacción de las necesidades humanas: el Estado y el mercado. Lo que no se puede hacer es precisamente planificar el mercado, porque ya sabemos cómo terminaron las economías estatistas centralizadas.
Hoy luego de casi 10 años de gestión y con un inicio de 6 en el cual las variables económicas – “viento de cola o no” – se mantuvieron estables y permitieron importantes ingresos al país, con aceptable estabilidad económica, desde el 2008 nuevas verdades comienzan a hacerse presentes.
Las políticas populistas suelen ser deseables para el público, les permitirle suponer que alcanzan la prosperidad, que se defienden los intereses nacionales y la satisfacción de sus necesidades.
Por otro lado y por lo mismo incrementa la adhesión, la popularidad y los votos para los políticos,.. Esto es decir que el vínculo político-económico se convierte en un círculo vicioso, los unos demandan legítimamente –lo que no tiene límites – y los otros obtienen el beneficio en la intermediación al satisfacerlas. (1)
Mucho más grave aún cuando no existe relación vinculante entre lo que se promete y lo que realmente se hace, aunque estas políticas permitan suponer que con la redistribución de la riqueza de un grupo a otro, se están logrando con beneficios para el conjunto social.
Pero finalmente, este círculo vicioso requiere cada vez mayores recursos y en el largo plazo, por esa misma razón, si no se logra un incremento paralelo y sostenido de la producción, ni se puede financiar el gasto público que esas políticas necesitan, ni se permite salir del asistencialismo populista,… por lo que se hacen visibles sus inconsistencias.
Lo anterior es una primera aproximación para dejar en claro que: si el gobierno quiere domesticar la economía, deberá intervenir crecientemente para planificar el mercado y es justamente lo que no podrá hacer, por más políticas intervencionistas que pretenda imponer. Y si lo hace como pretende hoy, los resultados indeseados pronto se harán notar.
El gobierno, para financiar sus políticas populistas requiere cada vez más recursos, lo que lo ha llevado a apoderarse de toda caja y recursos disponibles, para llevar adelante no siempre políticas que maximicen el bienestar general, sino las que le otorgan mayor popularidad a expensas de otras que seguramente serían más necesarias.
¿Cómo llamar por ejemplo la impresionante utilización de recursos para financiar “Futbol para Todos” o la distribución de netbooks,… con los recursos del ANSES, mientras el 80% de los jubilados viven en condiciones de pobreza? o no son efectivamente compensados los 10.000 juicios judicialmente resueltos, o se les retribuye sus haberes con el 82% móvil, tal como les corresponden en forma legítima.
Pero no son solo las acciones políticas mencionadas, sino también los subsidios, tanto los que alcanzan a los planes sociales como a los que se transfieren a los empresarios amigos de todo tipo, lo que incrementa en gran medida el gasto público, lo que en un punto – y aún disfrazado con los ingresos de otros transferidos de otras reparticiones – ingresa en el camino del déficit.
Porque lo que no se comprende es que los recursos son limitados, por eso su asignación debería ser no solo eficiente, sino ética. Reducir el gasto público (que hoy alcanza en nuestro país al 45% del PBI) es un punto importante para el control del déficit fiscal, que hoy se hace presente dada la progresiva reducción de la recaudación, paralela a la disminución de la actividad productiva.
Una economía sana necesita no solo del equilibrio fiscal y un gasto público equilibrado en relación al PBI, sino también un Estado eficiente en sus roles mínimos (2) y no un Estado gigantesco, omnipresente, que intenta controlarlo todo, que lo obliga a una voracidad sin límites, para obtener recursos.
Las formas de financiamiento del Estado son varias. En la década de los ´90 los ingresos se lograron con endeudamiento externo y hoy a pesar del declamado desendeudamiento (que no es tal) la deuda se contrae con infinidad  de bonos – que nunca serán pagos o que deberán hacerlo las generaciones futuras – a los organismos de los que se han capturado (con un interés que es el que se calcula con los datos de inflación del INDEC) , cuando no se recurrió a la expropiación sin compensación alguna, o a los prestamos de amigos como Chavez, con altos intereses.
Otra forma de financiamiento son los impuestos – que ya están al límite de lo posible, pues si acompañan la actividad productiva, en un punto se hacen insostenibles para permitir una rentabilidad empresaria vinculada al riesgo (Ver: Curva de Laffer).
Y en forma particular logra financiamiento a través de la emisión monetaria, cuya expansión alcanza en nuestros días un ritmo del 40% anual. Aún los insostenibles argumentos de Marcó del Pont o de Kiciloff – ayer en el Congreso de la Nación al defender el presupuesto – emitir moneda sistemáticamente para sostener el gasto público o para comprar reservas – que pagan las deudas del Estado – se sabe que genera inflación.
Aún negada en las estadísticas oficiales y por la propia Sra. Presidente (que en Harvard dijo: “… si hubiera una inflación del 25% el país estallaría,…”), aún así existe una inflación estimada según diversas consultoras en el 25% anual y el país la esconderá sin estallar,.. pero también sin avanzar.
“La causa de la inflación se debió al incremento del gasto público improductivo y de las mejoras sociales, con una política que no comprendió la forma de impulsar simultáneamente el crecimiento económico. … (…)….La razón por la que no pudimos salir de la inflación es porque no supimos combinar una contención de la inflación, con una política de fuerte crecimiento y reducción del gasto publico improductivo, simultáneamente,….”  (3)
Cuestión que se sabe requiere seguridad jurídica (mal que le pese al Vice-Ministro de Economía), cuestión vulnerada permanentemente en nuestro país con el cambio permanente en las “reglas de juego” (véase: la reciente pesificación compulsiva de deudas contraídas y acordadas en dólares por la Pcia. del Chaco, lo que significa una falta de cumplimiento de los contratos) y muchas otras cuestiones (larga sería la lista) que no nos hacen creíbles ante los inversores necesarios, y diría son imprescindibles para lograr genuinas condiciones de crecimiento, producción, fuentes de trabajo, etc. y cuyo pago de impuestos permitiría también el financiamiento del Estado.
Pero para ello se requiere de manera excluyente: credibilidad, seguridad jurídica y estabilidad de las reglas de juego,… de tal suerte que el riesgo a asumir sea hasta cierto punto previsible.
Después de la Gran Crisis del ´29 Jonh M. Keynes, a través de sus obras (4) tuvo una importante inserción ideológica en el pensamiento económico y político. 
En términos generales su finalidad estaba dirigida al sostenimiento del pleno empleo mediante el incremento del gasto público, bajo el supuesto que el incremento de la demanda agregada generaría el desarrollo de la oferta (de bienes y servicios),.. por lo menos ello en el corto plazo. Uno de los principales problemas que Keynes intentó resolver fue la crisis del ´29 y probablemente para ello sirvieron sus hipótesis,… pero no fue capaz de vislumbrar que por un lado el incremento de la masa monetaria, alcanza un punto que excede la demanda,.. el dinero pierde poder adquisitivo y la adquisición de bienes requiere de mayores cantidades de dinero para cada unidad y eso es precisamente la inflación: no el aumento de los precios que es su consecuencia, sino la pérdida del poder adquisitivo del dinero.
No puedo dejar de mencionar que además, Keynes olvidó la Ley de Say (5), que resumidamente explicita que no puede haber demanda sin oferta,.. es decir: la oferta es la que genera su propia demanda.
Sin embargo la posición de Keynes influyó particularmente en la clase política porque se le otorgaba la gestión del incremento del gasto público – deseada función – que permite gastar según se piense, en otros,.. los dineros de todos,.. con el plus de que cómo “benevolente intermediario”, ser beneficiario y receptor del voto de la gente.
Para los políticos cualquier restricción monetaria genera limitaciones en el consumo y descontento social. Además de ello se supone una reducción de la actividad económica y su consecuencia: el desempleo.
Las políticas keynesianas dieron origen al Estado de Bienestar, con sucesivas modificaciones de las variables, al punto tal que progresivamente se hicieron insostenibles, a medida que redujeron la tasa de capitalización y productividad en relación al creciente gasto público. Esto es lo que sucede en la mayor parte de los países – aún desarrollados – en crisis hoy.
El Prof. L. Kotlikoff – economista de la Univ. de Boston y que no es nuestro inefable Kiciloff a pesar de la similitud en el apellido – nos muestra cifras que indican que el gobierno federal de los EE.UU., en algún momento tendrá que incumplir una gran parte de su deuda aunque esto suceda a largo plazo. Los números dice, cuando son ciertos, no mienten. Y los que presenta el Prof.  Kotlikoff son mucho más grandes que la mayoría de las estimaciones y el gobierno no podrá salir de su crisis por el dinero fiat. (6)
Nuestro Vice-Ministro A. Kiciloff ha dicho que que “el año próximo se desacelerará el gasto público” !!!! Lo que representa el reconocimiento implícito de la importancia que tiene – por su financiamiento que basan en la expansión monetaria con sus consecuencias, así como de los impuestos de quienes producen – en tanto resulta mayormente improductivo e ineficiente !!
Lo que no me imagino es como – además del discurso circunstancial y tal vez su voluntad real (aún anti-keynesiana) de hacerlo – logrará semejante hazaña.
Existe un verdadero incentivo económico para la difusión de ciertas teorías, aunque fueran falsas, por el supuesto de su efectividad política en términos de adhesiones que son votos.
Poco importa o no se comprende que el dinero es un fenómeno de libre mercado y bajo su dinámica resulta una mercancía sólida. Pero el monopolio estatal, su incremento sin respaldo, más allá de las posibilidades de las fronteras de producción y su manejo discrecional, lo transforman en una mercancía poco sólida.
Sin embargo la teoría de que el aumento del gasto público y de la oferta monetaria trae prosperidad para todos, o la teoría que el gasto público genera nuevos puestos de trabajo, aún falsas, imprimirán a la gente el deseo de ponerlas en práctica (7),.. y a los políticos de usufructuarlas.
Por otra parte en el mundo globalizado de hoy el Estado de Bienestar resulta des-civilizador y más aún por la manipulación de los bancos y centrales financieras, así como del intervencionismo económico, carga fiscal creciente, normas y reglamentos, ausencia en el control de las cuentas públicas, todo lo que amenaza hasta economías que hasta ahora han sido consideradas las más prósperas. En esta encrucijada el camino es liberarse de la demagogia política. (8)
En estas circunstancias nos encontramos en nuestro país:
  1. Baja en la tasa de capitalización: ahorro + inversión con un fuerte deterioro del clima de negocios.
  2. Un mercado interno que ha detenido su expansión (en especial en el mercado inmobiliario)
  3. Un inevitable “cepo cambiario” – con todas sus variantes y aunque a la Sra. Presidente la enoje y lo niegue – y un Vice- Ministro Kiciloff que lo defiende porque supone erróneamente que de la sola existencia de dólares depende la inversión ¿¿??
  4. Una inflación negada y dibujada por el INDEC (0,9%), mientras que las consultoras privadas y el IPC-Congreso la ubican en el 1,93% en septiembre 2012 y de la que no podemos protegernos al prohibírsenos recurrir a una moneda – para atesoramiento o lo que fuere – que pierde menos su valor. Esta inflación golpea más a los sectores medios con capacidad de algún ahorro y parece que menos a otros dados los acuerdos salariales logrados,.. pero que igual pagan a través de los impuestos al consumo. La inflación IPC-Congreso en 2012 y hasta el mes de Septiembre había alcanzado el 18%.
  5. A pesar del enfriamiento del nivel de actividad económica la inflación no cede por los motivos antes expuestos. Continua fuga de capitales.
  6. La adulteración de las cifras del INDEC nos induce a subestimar el alcance de la pobreza e indigencia, que consultoras privadas – coaccionadas y perseguidas – estiman en el 25% y 9% respectivamente. Es decir varios millones de personas.
  7. El déficit fiscal que volvió a ubicarse el mes pasado por debajo de la inflación (cayendo en términos interanuales: -7%), aún encubierto por el Banco Central, ANSES, PAMI, etc. y cada vez mayor presión tributaria para solventarlo, así como limitaciones a las provincias en las transferencias no automáticas del RFCI, o la retención del 15% (producto de la estatización de las AFJP), que ya no tiene razón de ser. Las provincias se verán obligadas a incrementar sus impuestos. El deterioro de las finanzas provinciales se prevé mayor que el del gobierno nacional.
  8. La pesificación de las deudas provinciales como ahora preconiza el Gobernador Capitanich, punta de lanza de una acción vergonzante.
  9. ¿Podemos solo contar con eventuales e inciertos ingresos, como son los supuestos impuestos (no coparticipables) al agro y agroindustria,.. o ¿una esperable recuperación del intercambio con Brasil? En todo caso solo cabría en el mejor de los casos y ante estos ingresos un crecimiento de la tasa de recaudación de 2,5 puntos porcentuales que compensarían el déficit,.. o no, depende del comportamiento de otras variables !!
  10. Aún el INDEC reconoce la pérdida de más de 70.000 puestos de trabajo en el segundo trimestre del año. El empleo público subió más que el empleo privado y en este el incremento es a expensas del trabajo no registrado. ¿De qué sustitución de importaciones (concepto arcaico y ya desestimado en un mundo globalizado donde debemos hacer valer nuestras “ventajas comparativas”, en vez de sustituir lo que nos resulta complejo y caro) o reindustrialización nos habla Kiciloff?. (9).
Como vemos Keynes – de quien Kiciloff y muchos otros se reconocen fervorosos admiradores – ha sido el mentor de ideas que derivaron aquí en devaluadas políticas populistas, que ni siquiera pudieron mejorar las circunstancias de vida y maximizar el bienestar social de gran parte de nuestros compatriotas.
Muy por el contrario, nos han conducido a graves condiciones económicas y políticas. En este último caso una profunda grieta y confrontación en la sociedad, cuando sería más inteligente lograr la necesaria cohesión de nuestra ciudadanía.
Muy por el contrario nos vemos frente a un difícil escenario económico y político. La adulteración de los datos del INDEC, el no reconocimiento de la realidad (“No hay cepo cambiario”, dijo la Sra. Presidente), cualquier voz disidente o que se atreva a cuestionar el discurso hegemónico es acusado de desestabilizador y ahora a través de la Ley de Medios, si les es posible, profundizarán el pensamiento único y hegemónico.
Por lo mismo: ¿Qué es de esperar?, ¿Que modifiquen el discurso?, ¿Qué modifiquen el rumbo económico?,… no, con seguridad solo es de esperar mayores controles, más intervencionismo, mayor discrecionalidad y la suma absoluta del poder.
Eso nos llevaría a pensar que no se corregirá el rumbo económico, a pesar de su alto nivel de riesgo y conflictividad. Solo es de esperar que el gobierno – como lo ha hecho hasta hoy – intente domesticar la economía.
Y en lo político la Sra. Presidente agregó: “…lo que hay es cepo democrático..” es cierto Sra. Presidente aunque Ud. no se refería a la democracia sino a los medios, sabemos cómo Ud. que existe un “cepo democrático”,.. pero también sabemos que lo impone Ud.
 
1) Buchanan, J & Tullock, G. “The Public Choice Theory” (1967)
2) Cachanosky, N. “¿Qué no puede faltar en un plan macroeconómico?” (2012)
3) Cadenas Madariaga, M. “La batalla contra la inflación en la Argentina” (2012)
4) Keynes, J. M. “Treatise on Money” (1930) y “The General Theory of Employment, Interest and Money” (1936)
5) Say, J. B. “Tratado de Economía Política o la exposición de la manera en que se forma, se distribuye y se compone la riqueza” (1803)
6) North, G. “U$S 11 Trillion increse in Federal Debt in one year”(August,2012)
7)  Polleit, T. “Cuidado con las Teorías” (en Mises.org, 2012)
8) Huerta de Soto, J. “Socialismo y Civilización” (2012)
9) Datos obtenidos del INDEC, IPC-Congreso, y varias consultoras privadas (Monteverde & Massot, IDESA, CAME, Ecolatina, Inf. Univ. de Belgrano, etc.), publicaciones varias.

Eduardo Filgueira Lima es Médico, Magister en Sistemas de Salud y Seguridad Social,  Magister en Economía y Ciencias Políticas de ESEADE y Profesor Universitario.

Un mensaje de optimismo: «Argentina no es Venezuela»

Por Adrián Ravier. Publicado el 14/10/12 en http://www.economiaparatodos.com.ar/ver_nota.php?nota=4025

He distinguido en otra columna el camino opuesto que persiguen hoy dos grupos de países latinoamericanos en su búsqueda del desarrollo. Argentina, Venezuela, Bolivia y Ecuador parecen perseguir un camino de aislamiento y “desarrollo” interno, mientras Chile, Uruguay, Brasil, Perú y Colombia persiguen un camino de apertura, de Daleintegración al mundo, intentando atraer capitales para sustentar y acelerar el desarrollo.
No volveré aquí sobre esta comparación. En esta columna intentaré más bien distinguir los casos de Argentina y Venezuela, pues a pesar de este factor común y la amistad política de sus mandatarios, hay diferencias que considerar.
 
El petróleo y sus devivados versus la soja
Varios analistas han destacado la similitud que existe entre el rol que juega el petróleo y los derivados en la economía venezolana y la soja en la economía argentina. Esta similitud se justifica en la medida que la salud de sus economías depende, en parte, de que el precio de los commodities se mantenga en niveles relativamente elevados en comparación con otros tiempos. Sin embargo, es necesario considerar que la dependencia de Venezuela es mucho mayor que la del caso argentino. La exportación de bienes y servicios de Venezuela está constituida en un 90 % por  petróleo y derivados, la mitad de las exportaciones tienen como destinatario a Estados Unidos, además de que la mitad de los ingresos fiscales del gobierno provienen de estos productos.
No puedo coincidir con José Natanson, en su última columna de Página 12, en donde afirma que “el auge de los precios de los hidrocarburos terminó de ahogar al sector agrícola de las llanuras venezolanas, que en su momento supo ser pujante”, pues me parece que la responsabilidad de que hoy Venezuela necesite importar el 70 por ciento de los alimentos que consume, fue causado por la política económica hiper-intervencionista de Chávez.
La soja se distingue del petróleo en su naturaleza renovable, pero además el complejo sojero representa sólo la cuarta parte de las exportaciones argentinas. Una proporción semejante de las exportaciones viene representada por la industria automotriz, el turismo sigue generando divisas, y a pesar de los esfuerzos de Moreno y Kicillof por aislar la economía, los socios comerciales están bastante diversificados con Brasil, China, Estados Unidos y Europa. Por el lado fiscal, la soja sólo representa un 13 % de los ingresos fiscales
 
Controles cambiarios y nacionalizaciones
Otra comparación se identifica en los controles cambiarios. En Venezuela el dólar informal duplica al oficial. En Argentina, la diferencia entre el dólar “blue” y el oficial, es de un 30 %, aunque va en ascenso.
Respecto a las estatizaciones, Venezuela ha avanzado hasta controlar todas las “industrias estratégicas”. En Argentina, se avanzó con las pensiones e YPF, pero no está claro que el gobierno tenga el consenso necesario para avanzar aun más, como sería el deseo de Kicillof.
 
¿Optimismo ingenuo?
Así presentadas las cosas, mi optimismo parece ingenuo. Claramente, Argentina avanza en una “chavinización” de su economía y una re-reelección de Cristina Fernández de Kirchner podría terminar asemejando estructuralmente la Argentina a Venezuela.
Pero Argentina y Venezuela mantienen aun diferencias importantes. Mi nota de optimismo es que Argentina aun está a tiempo de aprovechar esta oportunidad que nos ofrece el mundo y recuperar el rol agro-alimenticio que supo jugar antes de la primera Guerra Mundial. Sólo se necesita un cambio de rumbo: eliminar los controles de precios y actualizar las tarifas de los servicios públicos, volver al mundo con acuerdos internacionales, congelar el gasto público en valores nominales hasta ponerlo en línea con la recaudación tributaria y gradualmente eliminar el déficit fiscal y la inflación, eliminar las retenciones, desbloquear las exportaciones e importaciones, eliminar el control de cambios, y mucho más. 
Pensar en una reforma integral de este tipo es una ilusión, si vemos al kirchnerismo en el gobierno. Pero la Constitución Nacional hoy nos ampara de un nuevo gobierno kirchnerista y mi sensación es que no podrán avanzar en la re-reelección. Argentina todavía tiene ciertas instituciones que funcionan. La Carta Magna aun se respeta el mínimo necesario para impedir que el kirchnerismo se mantenga en el poder.
Se dirá que la Señora Presidente recibió el 54 % de votos en la última elección. Sin embargo, en ese momento la economía crecía en torno al 8 % anual. Hoy la economía está estancada, la inflación se acelera y las presiones sindicales atentan contra cualquier intento de re-reelección.
Hace falta un cambio de rumbo, y la democracia argentina nos dará una nueva oportunidad muy pronto. Lo que preocupa ahora es la oposición. El desafío es que el cambio no sea sólo de nombres.

Adrián Ravier es Doctor en Economía Aplicada por la Universidad Rey Juan Carlos de Madrid, Master en Economía y Administración de Empresas por ESEADE y profesor de Macroeconomía en la Universidad Francisco Marroquín.

 

Indignados, ¿de izquierda o derecha?

Por Alejandro A. Tagliavini. Publicado el 7/10/12 en http://www.eltiempo.com/opinion/columnistas/alejandrotagliavini/ARTICULO-WEB-NEW_NOTA_INTERIOR-12288100.html

 Funcionarios del gobierno español de centroderecha, como Cristina Cifuentes, tildaron de «golpistas» a los manifestantes del 25 de septiembre (25-S) que rodearon el Congreso. Allá lejos, y no en otoño (boreal) sino en primavera (austral), funcionarios del gobierno «progresista» (populista) de otra Cristina, la Presidente argentina, calificaron del mismo modo a los que participaron en los cacerolazos. Obviamente, si bien estas manifestaciones estallaron a causa de políticas partidistas muy erradas, el trasfondo es el fracaso del sistema.

El 25-S no distinguió partidos y lanzó frases como «ladrones» y «ahí está la cueva de Alí Babá», las mismas que se repiten en Argentina. Existe una fractura muy profunda entre los ciudadanos y la clase política, a la que ven como «una corporación que tiende a perpetuarse». Según Metroscopia, en España, el 87 por ciento considera que los partidos solo piensan en sus intereses. Desde Occupy Wall Street, las revoluciones del norte de África o el movimiento Anonymous, hasta el Partido Pirata alemán promueven la idea de que todos deben participar, para ser democráticos. Y esto es real y legítimo. ¿Ahora, es posible?

En Egipto, lo que siguió a la «revolución» fueron los mismos militares que sostenían a Mubarak, y Occupy Wall Street naufragó. Quizás los más ingeniosos, los Piratas, utilizan computadores con un programa llamado Liquid Feedback que pretende dar la oportunidad a cada uno de votar en el Parlamento como un representante más. Pero que todos participen en la formación de las «leyes», que luego son impuestas coactivamente por la «autoridad», es muy peligroso porque, al haber millones de jefes, no hay ninguno y, entonces la autoridad de aplicación actúa a su antojo.

Basta ver lo que decían en 1922 los de la marcha sobre Roma, o los que en 1933 aplaudieron el incendio del Reichstag, para comprender que así se originaron buena parte de los populismos antidemocráticos. Hoy también se cuestiona la legitimidad de la actual «democracia», pero solo con la finalidad de aplicar aquel principio maquiavélico de que «todo cambie para que nada cambie», es decir, cambiar la «dictadura» coactiva de los políticos por la de algún líder mesiánico que logre manejar las asambleas «participativas».

El problema no radica en que las leyes sean buenas o malas, ergo, no radica en quién las decida y aplique sino en que son aplicadas de forma coactiva, con base en el monopolio de la violencia que utiliza el Estado. Si una ley mala no se aplica coactivamente, no pasa nada, simplemente no se cumple y ya está. Es que la violencia no solo destruye sino que corrompe, porque siempre será arbitraria, ya que, en última instancia, queda al arbitrio de quien la ejerce, es la decisión de uno solo que tiene «el poder» de decidir a gusto.

En el mercado, por el contrario, las decisiones son compartidas, llegándose a acuerdos voluntarios y pacíficos entre las partes. Si una persona, por caso, quiere un auto o servicios de seguridad o arbitraje, simplemente acuerda con el prestador un precio. Ahora sí, las personas participan en cada momento en cada aspecto de su vida. Y así se produce la verdadera democracia, como con el ‘rating’ de la televisión, donde millones de personas «votan» por un determinado programa. La diferencia está en la participación personal en el tiempo real de sus vidas y la asunción de los resultados y responsabilidades personales.

Alejandro A. Tagliavini es ingeniero graduado de la Universidad de Buenos Aires. Es Miembro del Consejo Asesor del Center on Global Prosperity, de Oakland, California y fue miembro del Departamento de Política Económica de ESEADE.

 

Más sobre el peronismo

Por Alberto Benegas Lynch (h). Publicado el 11/10/12 en http://www.diariodeamerica.com/front_nota_detalle.php?id_noticia=7525

Hay por cierto muchas rectificaciones que son necesarias en la Argentina (y no digo República puesto que lamentablemente dejó de serlo según criterios universales desde Cicerón en adelante), pero un punto sobresale en nuestras desventuras. Se trata del sistema totalitario impuesto por Perón. Como epígrafe, transcribo del eminente constitucionalista Juan A. González Calderón de su obra No hay Justicia sin Libertad. Poder Judicial y Poder Perjudicial (Buenos Aires, Víctor P. de Zavalía Editor, 1956) : “Empecé a escribir esta libro hace no mucho tiempo, en 1951, y lo he preparado durante una tarea interrumpida frecuentemente, a veces con intervalos de largos paréntesis, por precaución, para que sus páginas no cayeran en poder de alguna de esas visitas nocturnas de la policía dictatorial, tan violentas y torturantes en el régimen ominoso que hemos sufrido los argentinos nada menos que en el curso de diez penosísimos años […] La tiranía había abolido, como es de público y completo conocimiento, todos los derechos individuales, todas las libertades cívicas, toda manifestación de cultura, toda posibilidad de emitir otra voz que no fuese la del sátrapa instalado en la Casa de Gobierno con la suma del poder, coreada por sus obsecuentes funcionarios y legisladores, por sus incondicionales jueces, por sus domesticados sindicatos y por sus masas inconscientes”.

El 21 de junio de 1957 Perón le escribe desde su dorado exilio a su compinche John William Cooke aconsejando que “Los que tomen una casa de oligarcas y detengan o ejecuten a los dueños, se quedarán son ella. Los que toman una estancia en las mismas condiciones se quedarán con todo, lo mismo que los que ocupen establecimientos de gorilas y los enemigos del pueblo. Los suboficiales que maten a sus jefes y oficiales y se hagan cargo de las unidades, tomarán el mando de ellas y serán los jefes del futuro” (Correspondencia Perón-Cooke, Buenos Aires, Garnica Editor, 1973, Tomo I, p.190).

Perón alentó las “formaciones especiales” (un eufemismo para enmascarar el terrorismo) y felicitó a los asesinos de Aramburu y de todas las tropelías de forajidos que asaltaban, torturaban, secuestraban y mataban. Declaró que “Si la Unión Soviética hubiera estado en condiciones de apoyarnos en 1955, podía haberme convertido en el primer Fidel Castro del continente” (Montevideo, Marcha, febrero 27, 1970). Al poco tiempo, en su tercer mandato, al percatarse que ciertos grupos terroristas apuntaban a copar su espacio de poder los echó de la Plaza de Mayo durante un acto y montó desde su ministerio de bienestar social (!!) otra estructura terrorista con la intención de deshacerse físicamente del otro bando. En ese tercer mandato, reiteró la escalada de corrupción y estatismo a través de su ministro de economía retornando a una inflación galopante, controles de precios y reinstalando la agremiación autoritaria de empresarios y sindicatos.

Con el peronismo se consolidó al reversión de la admirable tradición argentina desde su Constitución liberal de 1853 hasta la revolución del 30, tradición que atrajo la atención del mundo por las condiciones de vida del peón rural y del obrero de la incipiente industria, razón por la cual la población se duplicaba cada diez años en multitudinarias oleadas de inmigrantes atraídos por los salarios mucho mayores que los de Suiza, Alemania, Francia, Italia y España, venían a estas costas a “hacerse la América”. Algunos incluso nos visitaban solo para recoger cosechas (los trabajadores “golondrina”) y se volvían a sus pagos a disfrutar de los ingresos obtenidos. Los que se quedaban, ahorraban en pequeños terrenos y departamentos, pero fueron posteriormente esquilmados por Perón con las consabidas legislaciones de alquileres y desalojos, rematados con inauditos “planes quinquenales” que hicieron que en el país del trigo escaseara el pan. Se estatizaron empresas con lo que comenzaron las situaciones de angustia deficitaria y se monopolizó el comercio exterior a través del IAPI que también constituyó una monumental plataforma para el enriquecimiento de funcionarios públicos.

En el período 1945-1955 el costo de la vida se incrementó en un 500% según detalla Carlos García Martínez (en La inflación argentina, Buenos Aires, Guillermo Kraft, 1965) y después de la afirmación de Perón de que no se podía caminar por los pasillos de la banca central debido a la cantidad de oro acumulado, la deuda pública se multiplicó por diez en los referidos años de los gobiernos de Perón, tal como puntualiza Eduardo Augusto García (en Yo fui testigo, Buenos Aires, Luis Lassarre y Cia, 1971).

Ezequiel Martínez Estrada apunta que “Perón organizó, reclutó y reglamentó los elementos retrógrados permanentes en nuestra historia […] El peronismo es una forma soez del alma de arrabal […] Eran las mismas huestes de Rosas, ahora enroladas en la bandera de Perón, que a su vez era el sucesor de aquel tirano” (en ¿Qué es esto? Catalinaria, Buenos Aires, Editorial Lautaro, 1956).

Por su parte, Américo Ghioldi escribe que “Eva Duarte ocupará un lugar en la historia de la fuerza y la tiranía americana […] el Estado totalitario reunió en manos de la esposa del Presidente todas las obras […] el Estado totalitario había fabricado de la nada el mito de la madrina […] en nombre de esta obra social la Fundación despojó a los obreros de parte se sus salarios” (en El mito de Eva Perón, Montevideo, 1952).

Nada menos que Sebastián Soler, como Procurador General de la Nación, dictaminó que “Antes de la revolución de septiembre de 1955 el país se hallaba sometido a un gobierno despótico y en un estado de caos y corrupción administrativa […] Como es de pública notoriedad, se enriquecieron inmoralmente aprovechando los resortes del poder omnímodo de que disfrutaba Juan Domingo Perón y del que hacía partícipe a sus allegados” (en Sentencia de la Corte Suprema de Justicia de la Nación sobre bienes mal habidos del dictador Juan Domingo Perón, Corte presidida por Alfredo Orgaz que confirma lo dicho por el Procurador General).

Pares de Perón constituidos en Tribunal de Honor del Ejército concluyeron que “En mérito de los resultados de las votaciones que anteceden, el Tribunal Superior de Honor aprecia, por unanimidad, que el señor general de Ejército Juan Domingo Perón se ha hecho pasible, por las faltas cometidas, de lo dispuesto en el No. 58, apartado 4 del reglamento del los tribunales de honor: descalificación por falta gravísima, resultando incompatible con el honor de la institución armada que el causante ostente el título del grado y el uso del uniforme; medida ésta la más grave que puede aconsejar el tribunal” (en Tribunal de Honor del Ejército, firmado por los tenientes generales Carlos von de Becke, Juan Carlos Bassi, Víctor Jaime Majó, Juan Carlos Sanguinetti y Basilio D. Pertiné, octubre 27, 1955).

Resulta un bochorno superlativo que a esta altura de los acontecimientos todavía se mantenga como si nada en el escenario político esta manifestación de autoritarismo y, lo que es peor, que haya gente que considere seriamente que el peronismo puede resolver nuestros problemas desconociendo del modo más fragrante las partes más dolorosas de la historia argentina, con el apoyo logístico de oportunistas de toda laya y de distraídos irresponsables y timoratos incapaces de vislumbrar el pésimo ejemplo que trasmiten a las generaciones venideras. No habrá solución en el horizonte mientras no nos miremos en el espejo con un mínimo de honestidad y decencia, para así dejar de lado una de nuestras más devastadoras lacras en la que su fundador entrelazó autoritarismos. Entre otros, Jean-François Revel ha señalado el muy estrecho parentesco entre el nazi-fascismo y las izquierdas (en La gran mascarada, Madrid, Taurus, 1997).

En un editorial de “La Nación” de Buenos Aires (noviembre 2 de 1959) se lee que “El Partido Peronista no fue nunca, en efecto, un partido democrático, sino la figuración de un organismo áulico, posesionado de todos los resortes del poder y hasta del presupuesto nacional para el cumplimiento de menguados fines partidistas. Tendió al partido único, que era ya una realidad en muchos aspectos por la sanción de leyes y decisiones que quedarán como un padrón de ignominia en el registro oficial de la nación. Fomentó un incondicionalismo personalista que se tradujo en el manejo discrecional del partido desde la primera magistratura […] instalaba sus famosos unidades básicas en bienes inmuebles del fisco, obtenía fondos del tesoro nacional o presionando a la industria, al comercio, a los sindicatos”.

Antes he escrito un largo ensayo sobre el tema del peronismo (en Tras el Ucase, Mendoza, Fundación Alberdi, 2003), informaciones y reflexiones que naturalmente no tienen cabida en un artículo periodístico. Agrego a modo de una nota al pie sobre el uso de la fantasiosa expresión “gorila” utilizada cuando no hay argumentos para responder. Esto me recuerda el cuento de Borges titulado “El arte de injuriar” en el que uno de las personas que debatía le arrojó un vaso de vino a su contertulio a lo que éste le respondió “eso fue una digresión, espero su argumento”… a lo cual podemos agregar al pasar que Borges ha dicho que “Pienso en Perón con horror, como pienso en Rosas con horror” (en El diccionario de Borges, Carlos R. Stortini, comp. Buenos Aires, Editorial Sudamericana, 1986).

Cierro esta columna con una voz de alarma a raíz del resultado electoral del domingo en Venezuela, situación aplicable a próximas votaciones en otros lugares de nuestra región latinoamericana. Para restituir un sistema republicano no es conducente hacer campañas alegando que se mantendrá buena parte de las políticas estatistas de un autócrata en ejercicio que destruye las bases morales y materiales de su país y que solo se modificarán las formas prepotentes, la corrupción y el deseo de perpetuarse en el poder. Los valores de la sociedad libre están muy minados en la mentalidad de la gente, pero es absolutamente necesario refutar el núcleo central del colectivismo si se desea revertir el fondo de los males. Debemos hacer un esfuerzo para que no resulte correcto lo dicho por Antonio Machado: “de cada diez cabezas, una piensa y nueve embisten”.

Alberto Benegas Lynch (h) es Dr. en Economía, Académico de la Academia Nacional de Ciencias Económicas y fue profesor y primer Rector de ESEADE.

 

INSCRIPCIÓN ABIERTA A TODAS LAS CARRERAS

INSCRIPCIÓN MARZO 2013
Se encuentra abierta la inscripción para ingresar en marzo de 2013 a todas nuestras carreras. Consultar los beneficios por inscripción temprana y por Comunidad ESEADE. Más información: info@eseade.edu.ar o 4773-5825/4777-4295.
LICENCIATURAS
Licenciatura en Gestión Empresaria Internacional
Licenciatura en Curaduría y Gestión de Arte
Licenciatura en Publicidad
Licenciatura en Ciencias Sociales – Orientación Sociología
Licenciatura en Ciencias Sociales – Orientación Periodismo
MAESTRÍAS
Maestría en Administración de Negocios – MBA
Maestría en Administración Financiera
Maestría en Economía y Ciencias Políticas
Maestría en Derecho Empresario

Conferencia de Alejandra Salinas el 1º de Noviembre

EL POPULISMO EN AMÉRICA LATINA: ¿DEMOCRACIA VERSUS DERECHOS?
La Secretaría de Investigación invita a la conferencia sobre «El populismo en América Latina: ¿democracia versus derechos?» que dictará Alejandra M. Salinas.

La Prof. Salinas es autora de artículos sobre el pensamiento político de Ernesto Laclau, quien defiende la «razón populista» y critica al capitalismo y liberalismo global.

Fecha y lugar: jueves 1º de noviembre a las 13 hs. en Uriarte 2472, Capital Federal.
Se servirá un refrigerio.
Actividad gratuita (cupos limitados). Con inscripción previa a conferencias@eseade.edu.ar

Arte en Fundación Standard Bank

MUESTRA QUINTA DIMENSIÓN EN EL ESPACIO DE ARTE FUNDACIÓN STANDARD BANK

ESEADE invita a la inauguración de la muestra Quinta Dimensión, de Julia Fernández-Pol, con curaduría de Julia Moreno, alumna de nuestra Licenciatura en Curaduría y Gestión de Arte.

La inauguración será el miércoles 17 de octubre a las 19 hs. en Juncal 1912, Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

La muestra permanecerá abierta desde el 17 de octubre al 9 de noviembre. Se puede visitar de lunes a viernes, en el horario de 10 a 20 hs.

Acceso por Riombamba 1276, Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

ARTE:

MUESTRA EN EL ESPACIO DE ARTE ESEADE, CON CURADURÍA DE ALUMNAS DE ESEADE

ESEADE invita a la muestra Juegos de niños, de Carmen Imbach Rigos, con curaduría de nuestras alumnas Belén Lage y Cecilia Quinteros Macció.

Lugar: Espacio de Arte ESEADE, Uriarte 2472, Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

La muestra permanecerá abierta desde el 26 de septiembre al viernes 19 de octubre. Se puede visitar de lunes a viernes, en el horario de 9 a 19 hs.