La calma cambiaria es solo aparente

Por Alejandro Tagliavini. Publicado el 13/2/19 en: https://www.ambito.com/la-calma-cambiaria-es-solo-aparente-n5015749

 

La calma cambiaria es solo aparente

 

Acaba de conocerse que la formación de activos externos netos acumulada entre 2017 y 2018 supera los u$s59.000 M -incluidos los dólares “en el colchón”- lo que refleja la alta inflación del peso. Inflación que continúa y por eso la paz cambiaria es aparente y superficial y en algún momento el billete verde se pondrá a tono con los nuevos precios.

Entre otras cosas, qué pasará cuando quienes hicieron un plazo fijo en torno del 40% tengan que renovarlo con tasas más cerca del 30%. No sería de extrañar que la subida de la Bolsa -que no se explica ni con la macro ni con el PER, todo lo contrario- esté precisamente, adelantando el precio del dólar.

Y el hecho de que el Gobierno está intentando frenar el “carry trade” con las Leliq, es un reconocimiento implícito de que el dólar está planchado circunstancialmente gracias a las altas tasas. En cualquier caso, es imposible saber cuándo el dólar tomará ritmo porque, de momento, el Gobierno tiene fuerza, y ayuda para plancharlo.

Sobre todo si tenemos en cuenta que el FMI este año aportará la friolera de u$s30.000 M, cuando desde el BCRA calculan que una corrida no superaría los u$s5.000 M, y aunque los privados estiman hasta u$s25.000 M.

El BCRA aceleró el ritmo de baja de tasas, y desde el máximo del 73% en septiembre, la tasa de Leliq acumula una baja de casi 28 puntos, quedando en alrededor de 45% anual. Pero los operadores esperan una baja más gradual hasta quedarse en un piso del 43%.

Y con el FMI, discuten la posibilidad de que la “zona de no intervención” vaya ajustando a un nivel más bajo que la inflación esperada. Considerando que la inflación esperada por el Gobierno (23%) promete ser mucho más baja que la real, que los analistas ya estiman bien arriba del 30% y sigue subiendo, probablemente tendremos “carry trade” para rato.

Ayuda el campo, ya que los dólares de los productores agropecuarios sumarían este año más de u$s30.500 M por ventas al exterior. Considerando que en 2018 ingresaron unos u$s25.500 M, esto implicaría un salto del 20%. Dicho sea de paso, no tanto como para creerse el entusiasmo del Gobierno de que esto revertiría la caída del PBI. La contracara de este dólar artificialmente bajo es, entre otras cosas, que Argentina exporta poco más del 10% de su PBI, cuando la media global es superior al 35%.

Por otro lado, más allá del déficit primario cero, quedaría un déficit financiero del 3% del PBI, que debe cubrirse con emisión adicional de deuda, aumentando la presión a la baja del dólar. El déficit fiscal total se redujo en 2018 solo el 0,2% del PBI ya que pasó del 6% al 5,8% dado que los gastos primarios, sin los intereses de la deuda, se redujeron del 2,9% al 2% del PBI, pero la cuenta de intereses subió del 3,1% al 3,8% del PBI.

Y la recaudación fiscal baja -y cada vez más- en términos reales, complicando estas cuentas. Por tomar un indicador, según el INDEC, entre enero y noviembre de 2018 los salarios perdieron 17,3% frente a la inflación, es decir, que así las cosas el consumo y la inversión de las personas cae.

La situación externa también mejoraría ya que podría desacelerarse la apreciación global del dólar, gracias a la ralentización en la subida de tasas por parte de la Fed, aunque falta la otra pata, el balance. Crossroads, o encrucijada, son las palabras fetiche del presidente de la Fed, frente a los riesgos que acechan: un divorcio sin acuerdo por el “brexit”, una brusca desaceleración en China y, principalmente, el incremento de las tensiones comerciales, según se confirmaba que Trump y Xi Jinping no se reunirán el 27 y 28 de febrero en Vietnam, aunque podrían hacerlo después del 2 de marzo, cuando expire el plazo de las negociaciones.

En estos momentos un 81,2% de los analistas descuenta que no habrá subidas de tasas este año, según FedWatch, en tanto que el porcentaje de operadores que proyectan una bajada para el próximo 11 de diciembre (15,3%) es cinco veces mayor que el de los que esperan una subida (2,8%). Aunque, por otro lado, hay cierto optimismo en cuanto a la economía de EE.UU. ya que para la Fed “el desempleo es bajo, los precios están cerca del 2%, por lo que ahora estamos en un buen lugar”. Pero, aun suponiendo que las tasas no se muevan, queda por ver el balance, que está de moda, ya que para achicarlo la Fed ha venido inundando a los mercados de deudas absorbiendo dinero. La Fed todavía acumula en este registro más de u$s 4 B, de los cuales 2,22 son bonos del Tesoro y unos 1,6 B son activos respaldados por hipotecas (MBS). Casualidad o no, en octubre de 2018 las bolsas globales comenzaron a temblar y la volatilidad invadió los mercados. Justo en ese mes, la Fed apretó el turbo en la reducción de balance alcanzando los u$s50.000 M mensuales que deberían seguir desapareciendo hasta alcanzar el tamaño ‘adecuado’. Cuando el proceso comenzó en 2017, la Fed proyectó que la normalización finalizaría en 2022 y el remanente sería de u$s2,3 B, pero ahora se discute la ralentización y hasta poner fin a la reducción del balance.

 

Alejandro A. Tagliavini es ingeniero graduado de la Universidad de Buenos Aires. Ex Miembro del Consejo Asesor del Center on Global Prosperity, de Oakland, California y fue miembro del Departamento de Política Económica de ESEADE.

G20: políticos (y homicidas) se entretienen

Por Alejandro A. Tagliavini. Publicado el 15/11/18 en:  https://www.horapunta.com/g20:-politicos-y-homicidas-se-entretienen

 

Los aeropuertos de Buenos Aires cerrarán para recibir a las aeronaves de los países que participarán en la cumbre del G20, entre el 30 de noviembre y 1 de diciembre.

Además, habrá una zona de exclusión aérea sobre la ciudad, sus alrededores y el Río de la Plata. Y dos portaaviones de EE.UU. custodiarán desde el Atlántico, cerca de Punta del Este, y el Pacífico, a la altura de Valparaíso.

A esto se suma que el día 30 será feriado y se cerraran numerosas calles, con lo que los ciudadanos comunes -los supuestos mandantes de los políticos- verán muy complicada su actividad y, además, deberán pagar -en esta Argentina con 30% de la población pobre y en aumento- esta fiesta que costará, solo al gobierno argentino, más de 200 millones de dólares.

Llegarán 52 aeronaves, de los 19 países del grupo más cinco invitados como observadores. Los líderes de Australia, Chile, Indonesia, Rwanda, Brasil, Senegal, Italia, Holanda y México arribarán en aviones similares a los Airbus A320 o Boeing 737. Los del Reino Unido, Canadá, España, Rusia, Alemania, Arabia Saudita, China, Corea del Sur, EE. UU. Francia, India, Turquía, Jamaica, Japón y Sudáfrica llegarán con aparatos similares a los Airbus A340, Boeing 767 o Ilyushin Il-96.

EE.UU. aterrizará once aeroplanos contando el Air Force One, destinado a Donald Trump (y su hija) que reducirá su estadía a pocas horas para asistir a la toma de posesión del presidente mexicano. El segundo país que más aeronaves traerá será Arabia Saudita: seis de gran porte. La comitiva estadounidense será la más numerosa con 800 personas, luego China con 500 y Rusia con 200. Por cierto, los equipos de avanzada de EE.UU. (1600 personas), China (1000) y Rusia (800) recorren la ciudad desde hace más de dos meses. Y los mandatarios de estos tres países se alojarán en hoteles que cerrarán para atender solo a estas comitivas.

Sin dudas habrá chispazos. Por casos, entre Trump, por su guerra comercial con Xi Jinping, y entre Vladimir Putin y Theresa May que acusa al Kremlin de asesinar por envenenamiento al exespía ruso Serguei Skripal en Londres. Aún no se sabe quién representará al reino saudita, podría ser el príncipe heredero Mohammed Bin Salman. Pero da igual quién sea, porque el asesinato de Jamal Khashoggi fue un crimen de Estado ya que se realizó mediante engaño de las autoridades, en un recinto estatal y los burócratas del gobierno saudí intentaron taparlo.

Pero también la izquierda se entretiene. Entre el 19 y 23 de noviembre, en Buenos Aires, se realizará el “Primer foro mundial del pensamiento crítico” organizado por el Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales (CLACSO), reunión conocida como “contra cumbre” aunque los organizadores lo niegan, con la presencia, entre otros, de Dilma Rousseff, Cristina Kirchner, José Mujica, el vicepresidente boliviano Álvaro García Linera, el expresidente colombiano Ernesto Samper y los españoles Juan Carlos Monedero, cofundador de Podemos, y el juez Baltasar Garzón.

Por cierto, ya sabemos el final. Otra cumbre inútil como la última en Hamburgo, pero durante la que gastarán, reirán, pasearán y se harán fotos. Y no se darán por enterados de que los pueblos se integran solos cuando ellos no lo impiden con fronteras, aduanas y todo tipo de restricciones coactivas, que podrían eliminar sin viajar… sin juntarse con homicidas ¿o es que pertenecen a la misma “hermandad”?

 

Alejandro A. Tagliavini es ingeniero graduado de la Universidad de Buenos Aires. Ex Miembro del Consejo Asesor del Center on Global Prosperity, de Oakland, California y fue miembro del Departamento de Política Económica de ESEADE.

Reunión G-20 en Buenos Aires: burocracia a pleno y los niños siguen desnutridos

Por Alejandro A. Tagliavini. Publicado el 19/9/18 en: https://www.elnuevoherald.com/opinion-es/article219747495.html

 

Si hay una reunión incoherente es la del G-20. Integrado por Alemania, Canadá, Estados Unidos, Francia, Italia, Japón, Reino Unido, Rusia, Arabia Saudita, Argentina, Australia, Brasil, China, Corea del Sur, India, Indonesia, México, Sudáfrica, Turquía y la Unión Europea, representa el 85 por ciento del producto bruto, dos tercios de la población y el 75 por ciento del comercio mundial.

Es el principal foro para “la cooperación económica, financiera y política y busca generar políticas públicas que los resuelvan”, o sea, ver cómo los Estados interfieren al mercado dejándolo con menos libertad, imponiéndole regulaciones coactivas cuando el mercado es solo cooperación pacífica y voluntaria entre las personas.

Dado que este año la presidencia recae en el presidente argentino Mauricio Macri, la próxima Cumbre del G-20 se realizará Buenos Aires —primera vez en Sudamérica— entre el 30 de noviembre y el 1 de diciembre. Angela Merkel, Donald Trump, Vladimir Putin, Xi Jinping, Emmanuel Macron, Theresa May y Shinzo Abe serán algunos de los mandatarios presentes. Pero previamente, se realizarán “solo” unas 50 reuniones —que comenzaron en diciembre de 2017— entre equipos técnicos y ministros en 11 ciudades del país.

Además, fueron invitados Chile y Holanda, y España que es invitada permanente, y otros países representando bloques como Caricom (Jamaica), Asean (Singapur), Nepad (Senegal) y la Unión Africana (Ruanda). También estarán presentes el Banco Mundial, el FMI, la OCDE, el BID, el CAF, la OMC, la ONU, el FSB, la OIT y todas las siglas imaginables hasta agotar el abecedario de burócratas.

Si le parece poco, se desarrollan reuniones del B-20 (empresarios), el C-20 (ONGs), el L-20 (sindicalistas), el S-20 (científicos), el T-20 (think tanks), el W-20 (mujeres), y el Y20 (jóvenes). En total viajarán más de 3,000 personas.

El Gobierno gastará al menos $120 millones a lo que hay que sumarle los siderales viáticos de todos estos viajeros, más el sueldo de todos estos burócratas, en un país donde la pobreza ronda el 30 por ciento de la población y crece. Uno de los gastos más fuertes será en elementos como balas de goma y gases lacrimógenos: para reprimir Macri tiene dinero.

El más irónico de los temas a discutir será el de “Un futuro alimentario sostenible”. Hasta el oficialista Programa Mundial de Alimentos de la ONU reconoce que, “uno de los mitos más comunes… es que no hay suficientes alimentos en el mundo… los hay. El hambre… es una cuestión de acceso”. O sea, si hay hambre y desnutrición es porque la comida no llega a los más pobres debido a regulaciones e impuestos estatales que complican la distribución.

Por caso, los impuestos —como para solventar estas Cumbres— son una de las principales causas de pobreza desde que —aunque las cargas fiscales estén dirigidas a los más ricos— cuanto más alta es la capacidad económica de una persona con más fuerza los deriva hacia abajo: por ejemplo, algunos empresarios los pagan subiendo precios o bajando salarios.

Pero, además, se prohibirá el desarrollo normal de actividades y trabajo. Más allá de innumerables cierres de calles, los aeropuertos de Buenos Aires (Aeroparque, Palomar, San Fernando, Morón y 25 km a la redonda) estarán cerrados durante tres días y sólo recibirán oficiales. Hasta el Aeropuerto Internacional de Ezeiza se verá afectado.

Y el 30 de noviembre será feriado —en la ciudad de Buenos Aires— para “garantizar la logística” de la Cumbre.

 

Alejandro A. Tagliavini es ingeniero graduado de la Universidad de Buenos Aires. Ex Miembro del Consejo Asesor del Center on Global Prosperity, de Oakland, California y fue miembro del Departamento de Política Económica de ESEADE.

G 20: burocracia a pleno, los niños desnutridos

Por Alejandro A. Tagliavini. Publicado el 19/9/18 en: https://alejandrotagliavini.com/2018/09/19/g-20-burocracia-a-pleno-los-ninos-desnutridos/

 

Si hay una reunión incoherente es la del G 20. Integrado por Alemania, Canadá, EE.UU., Francia, Italia, Japón, Reino Unido, Rusia, Arabia Saudita, Argentina, Australia, Brasil, China, Corea del Sur, India, Indonesia, México, Sudáfrica, Turquía y la Unión Europea, representa el 85% del producto bruto, dos tercios de la población  y el 75% del comercio mundial.

Es el principal foro para “la cooperación económica, financiera y política y busca generar políticas públicas que los resuelvan”, o sea, ver cómo los Estados interfieren al mercado dejándolo con menos libertad, imponiéndole regulaciones coactivas cuando el mercado es solo cooperación pacífica y voluntaria entre las personas.

Dado que este año la presidencia recae en el presidente argentino, Macri, la próxima Cumbre del G-20 se realizará Buenos Aires -primera vez en Sudamérica- entre el 30 de noviembre y el 1 de diciembre. Merkel, Trump, Putin, Xi Jinping, Macron, May y Shinzo Abe serán algunos de los mandatarios presentes. Pero previamente, se realizarán “solo” unas 50 reuniones -que comenzaron en diciembre de 2017- entre equipos técnicos y ministros en 11 ciudades del país.

Además, fueron invitados Chile y Holanda y España que es invitada permanente, y otros países representando bloques como Caricom (Jamaica), Asean (Singapur), Nepad (Senegal) y la Unión Africana (Ruanda). También estarán presentes el Banco Mundial, el FMI, la OCDE, el BID, el CAF, la OMC, la ONU, el FSB, la OIT y todas las siglas imaginables hasta agotar el abecedario de burócratas.

Si le parece poco, se desarrollan reuniones del B-20 (empresarios), el C-20 (ONGs), el L-20 (sindicalistas), el S-20 (científicos), el T-20 (think tanks), el W-20 (mujeres), y el Y20 (jóvenes). En total viajarán más de tres mil personas.

El Gobierno gastará al menos US$ 120 millones a lo que hay que sumarle los siderales viáticos de todos estos viajeros, más el sueldo de todos estos burócratas, en un país donde la pobreza ronda el 30% de la población y crece. Uno de los gastos más fuertes será en elementos como balas de goma y gases lacrimógenos: para reprimir Macri tiene dinero.

El más irónico de los temas a discutir será el de “Un futuro alimentario sostenible”. Hasta el oficialista Programa Mundial de Alimentos de la ONU reconoce que “Uno de los mitos más comunes… es que no hay suficientes alimentos en el mundo… los hay. El hambre… es una cuestión de acceso.” O sea, si hay hambre y desnutrición es porque la comida no llega a los más pobres debido a regulaciones e impuestos estatales que complican la distribución.

Por caso, los impuestos -como para solventar estas Cumbres- son una de las principales causas de pobreza desde que -aunque las cargas fiscales estén dirigidas a los más ricos- cuanto más alta es la capacidad económica de una persona con más fuerza los deriva hacia abajo: por ejemplo, algunos empresarios los pagan subiendo precios o bajando salarios.

Pero, además, se prohibirá el desarrollo normal de actividades y trabajo. Más allá de innumerables cierres de calles, los aeropuertos de Buenos Aires (Aeroparque, Palomar, San Fernando, Morón y 25 km a la redonda) estarán cerrados durante tres días y sólo recibirán oficiales. Hasta el Aeropuerto Internacional de Ezeiza se verá afectado. Y el 30 de noviembre será feriado -en la Ciudad de Buenos Aires- para “garantizar la logística” de la Cumbre.

 

Alejandro A. Tagliavini es ingeniero graduado de la Universidad de Buenos Aires. Ex Miembro del Consejo Asesor del Center on Global Prosperity, de Oakland, California y fue miembro del Departamento de Política Económica de ESEADE.

China, por la ruta de la seda

Por Alejandro A. Tagliavini. Publicado el 26/7/18 en: https://www.elperiodico.com/es/entre-todos/participacion/china-por-ruta-seda-182469

 

Mientras Trump se dedica a sus tuitamenazas que, por suerte, luego no cumple, el gobierno chino, fiel a su milenaria historia, sigue sin prisa, pero sin pausa, el camino de la seda, la diplomacia sin estridencias que está dando sus buenos frutos al punto de que su influencia crece mientras que la de EEUU pareciera decaer.

Así, el Dragón Rojo demuestra que los métodos pacíficos -incluso en los casos de defensa propia y urgente- son los más eficientes, los únicos eficientes en rigor. Como cuando Trump se distiende encontrándose con el tirano norcoreano, luego de tantas amenazas inútiles.

Henry Kissinger fue el artífice de la histórica visita de Richard Nixon a Beijing en 1972 -y premio Nobel de la Paz 1973- que significó el principio del fin del peligro rojo, un auténtico trauma occidental que creía imparable el triunfo comunista violento sobre Occidente.

En su libro ‘China’, examina la estrategia de la diplomacia del país asiático y el cambio de un paisaje rural y atrasado a la actual potencia económica, al punto que hoy es la segunda economía del mundo, solo después de EEUU y no muy lejos de toda Europa junta.

El sábado 21 de julio, el presidente chino, Xi Jinping, comenzó su cuarto viaje por un continente olvidado por EEUU y Europa, África. Senegal fue la primera escala de una gira que seguiría también en Ruanda, Sudáfrica y Mauricio.

China es el primer socio comercial del continente africano desde hace una década tras desbancar a EE.UU. Tras años de creciente cooperación económica fijada en la obtención de recursos naturales, Beijing centra ahora sus esfuerzos en reforzar los lazos militares y financiar una explosión de proyectos de infraestructura.

Según datos oficiales, Beijing ha financiado la construcción o renovación de más de 6.000 kilómetros de ferrocarril en países como Angola, Etiopía, Kenia, Nigeria, Sudán o Yibuti. Y esto a pesar de las críticas sobre el impacto ambiental de sus proyectos, la opacidad de sus contratos ya que no hay un proceso de licitación abierto, o las consecuencias para los países más vulnerables en caso de no poder devolver los créditos otorgados.

De hecho, el Gobierno de Sri Lanka se vio obligado el año pasado a ceder a Beijing el control del puerto de Hambantota al no poder hacer frente a los préstamos.

Como era de esperarse, la derecha, sobre todo en EEUU, está poniendo el grito en el cielo por este imparable revival de la amenaza roja. Por caso, «China está subiendo. Es un desastre para el mundo, es una catástrofe potencialmente para EEUU. Es por lejos la mayor amenaza, no importa lo que te digan», ha dicho el comentarista Tucker Carlson.

Quizá sea cierto, pero en todo caso deberían tomar nota de que el crecimiento chino va de la mano de la liberación de su mercado, lo que le ha permitido potenciar extraordinariamente su economía, y deberían contratacar con la misma eficacia: con más libertad y con su correlato la paz.

 

Alejandro A. Tagliavini es ingeniero graduado de la Universidad de Buenos Aires. Ex Miembro del Consejo Asesor del Center on Global Prosperity, de Oakland, California y fue miembro del Departamento de Política Económica de ESEADE.

Los tres hipócritas mosqueteros

Por Alejandro A. Tagliavini. Publicado el 12/4/18 en: http://www.eltiempo.com/opinion/columnistas/alejandro-tagliavini/los-tres-hipocritas-mosqueteros-203974

 

Más salvajes son los conflictos cuanto más autoritarios son los ‘gobernantes’

Fuente de guerras y de todo tipo de conflictos, de aduanas, de represión a inmigrantes y salvajadas de toda clase son las fronteras, esos límites impuestos por los Estados que utilizan su monopolio de la violencia –sus fuerzas armadas y policiales– para imponerse dentro de territorios caprichosamente establecidos. Y más salvajes son los conflictos cuanto más autoritarios son los ‘gobernantes’, como los mosqueteros que hoy tenemos: Trump, Putin y Xi Jinping.

Los mismos tres que ahora se enfrentan –y lo pagan los ciudadanos comunes– por los supuestos ataques químicos en la ciudad siria de Duma, otra más de sus hipocresías. Sin dudas, es espantoso ver civiles muriendo debido a gases tóxicos, ¿pero acaso las muertes por misiles son válidas? No vale morir intoxicado, ¿pero sí destrozado por un misil?

La revista Foreign Policy –¿estará financiada por fabricantes de armas?– ‘sugirió’ una acción militar a gran escala contra Damasco. En una nota, recuerdan que el ataque anterior –el lanzamiento de 59 misiles Tomahawk contra la base aérea de Shairat en abril de 2017, después del supuesto uso de gas sarín en Jan Sheijun– “ha sido ineficaz”, ya que la base fue reutilizada al día siguiente y “no previno otros casos de uso de sustancias tóxicas”.

O sea, estos mismos torpes que promueven la violencia reconocen que no ha tenido éxito, pero, insólitamente, dicen que no ha sido exitosa por ser demasiado débil. “EE. UU. debería atacar una lista más amplia de blancos…”, dicen. Por cierto, Washington procede sin que le importe la opinión del Consejo de Seguridad de la ONU, otro organismo (multi) estatal, ineficaz y burocrático que en nada ha contribuido a la paz sino, más bien, al contrario.

Por otro lado, el artículo hace una referencia a un conflicto mayor con Rusia, ya que Putin es aliado de Siria. Lo cierto es que Trump contaría con el apoyo de Francia y el Reino Unido, mientras que podría empujar al Kremlin a una relación más estrecha con Pekín, reeditando la Guerra Fría, que sirvió para repartirse el mundo entre dos bloques.

Además, Washington planea nuevas sanciones económicas contra Rusia, que se suman a las que ya adoptó contra 38 individuos y entidades rusas por la presunta intromisión de Moscú en Ucrania y en varias elecciones occidentales y su apoyo al Gobierno sirio. Entre las empresas sancionadas están la exportadora rusa de material bélico Rosoboronexport, el gigante del aluminio Rusal, los conglomerados Russian Machines, Basic Element, la empresa automotriz GAZ y otras.

Los activos de estas personas y empresas bajo jurisdicción estadounidense quedan embargados y las transacciones financieras con ellas, prohibidas. Pero estas sanciones, además de despertar represalias de Putin, serán claramente negativas para el mismo mercado americano.

En fin, pretender que el Estado, el monopolio de la violencia –cuando la ciencia ha demostrado de manera concluyente que la violencia solo destruye– puede solucionar un problema es quizás la mayor hipocresía que hoy vivimos. Y, por cierto, el sofisma más grande en el que está basada esta sociedad decadente es forzar el cobro de impuestos –encarcelando a los ‘evasores’– porque el Estado necesitaría de esos fondos –el trabajo de las personas– para malgastarlos, por caso, en una de las corrupciones más notorias: el asistencialismo, enseñarles a las personas que pueden vivir gratis sin crear nada a cambio.

 

Alejandro A. Tagliavini es ingeniero graduado de la Universidad de Buenos Aires. Ex Miembro del Consejo Asesor del Center on Global Prosperity, de Oakland, California y fue miembro del Departamento de Política Económica de ESEADE.

El mercado, el peor «enemigo» de los políticos

Por Alejandro A. Tagliavini. Publicado  el 2/10/17 en: https://www.eldiarioexterior.com/default.asp?v=normal

 

Desde su llegada al poder en 2012, el presidente chino, Xi Jinping ha promovido la noción de «soberanía de Internet», por la que Beijing puede dictar a sus ciudadanos lo que no pueden ver y publicar en la red.

 

“No queremos escuelas funcionales a las necesidades del mercado”, rezaba la pancarta de una estudiante izquierdista durante una manifestación en Buenos Aires. Pobre chica, la han engañado al punto de llevar ese cartel que, realmente, dice “no queremos escuelas funcionales a mí, a mi familia y a mis amigos”.

Los políticos le han hecho creer que el mercado son empresarios que manejan la economía pensando en sus ganancias, porque de este modo pueden justificar la necesidad de que los gobiernos (ellos) intervengan en la economía y hagan grandes negocios, corrupción de por medio. Irónicamente, muchos ricos suelen apoyar esta idea, porque necesitan de los políticos para armar negocios suculentos, como cuando piden controles aduaneros que impiden la competencia del exterior.

Así, estos empresarios hacen enormes ganancias empobreciendo a las personas comunes (el mercado real), lo que retroalimenta la idea de que “el mercado” es solo un abuso de los ricos, cuando es todo lo contrario: es la persona común que se relaciona pacíficamente con otras en pos del beneficio económico de ambos.

El corolario es que no existe, por un lado, la libertad económica y, por el otro, la libertad política o física. No existe distintas libertades, existe solo una indivisible salvo en la mente de los políticos que quieren justificar cuando coartan la libertad en su propio beneficio. Quizás, el caso más sintomático sea el de China, que libera al mercado -a las personas- parcialmente pero no termina de desembarazarse del comunismo y sigue coartando la libertad en buena medida, con lo que deja de crecer todo lo que podría.

Desde su llegada al poder en 2012, el presidente chino, Xi Jinping ha promovido la noción de “soberanía de Internet”, por la que Beijing puede dictar a sus ciudadanos lo que no pueden ver y publicar en la red. Está prohibida Instagram, Snapchat y Twitter porque el gobierno estaba nervioso por el papel que jugaron en la Primavera Árabe y la Revolución Verde de 2009 en Irán. Gmail -y Youtube- es uno de los muchos servicios de Google que está restringido por los reguladores chinos, salvo en Hong Kong que mantiene un mayor grado de libertad lo que redunda en un mayor desarrollo económico.

La censura china llega a la ridiculez de bloquear transferencias de dinero con números que coinciden con fechas sensibles, como la represión contra los manifestantes de la Plaza Tiananmen el 4 de junio de 1989. Lo que viene a demostrar que no existe realmente una línea divisoria entre libertad económica, política, física o de difusión de ideas. Críticas sobre derechos humanos, Tíbet o el Partido Comunista están prohibidas. Por cierto, y quizás esta sea la clave de todo, se prohíbe informar sobre la riqueza de los funcionarios chinos.

Periodistas extranjeros, diplomáticos o activistas locales encuentran en la aplicación Whatsapp uno de los pocos reductos en los que escapar de la férrea censura china. Sin embargo, desde hace pocos días, los usuarios han visto cómo incluso este servicio de mensajería se bloquea y tiene numerosos problemas. Es un momento muy sensible ya que el próximo 18 de octubre, Pekín acogerá el XIX Congreso del Partido Comunista, que se celebra cada cinco años y en el que se da por hecho que Xi Jinping renovará su cargo como presidente, aunque existe incertidumbre sobre quienes lo acompañarán en el Comité Permanente del Politburó, el órgano de mayor rango del partido.

 

Alejandro A. Tagliavini es ingeniero graduado de la Universidad de Buenos Aires. Ex Miembro del Consejo Asesor del Center on Global Prosperity, de Oakland, California y fue miembro del Departamento de Política Económica de ESEADE.

Cállate Trump

Por Alejandro A. Tagliavini. Publicado  el 17/8/17 en: http://www.laprensa.com.ni/2017/08/17/opinion/2280891-callate-trump

 

El presidente chino, Xi Jinping, instó a Donald Trump a evitar “palabras y actos” que puedan “exacerbar” las tensiones con Corea del Norte. Por cierto, la Casa Blanca indicó que Xi y Trump coinciden en que “Corea del Norte debe cesar sus provocaciones” y reiteran “su compromiso para desnuclearizar la península coreana”.

Xi pidió “contención” a las dos partes y las animó a “persistir en el diálogo, las negociaciones y una solución política”. No parece casual, por cierto, el hecho de que mientras China apuesta por abrirse cada vez un poco más al mercado —que necesariamente implica paz desde que son relaciones voluntarias entre las personas— y por tanto anhela la paz, cuando Washington provoca y amenaza, a tono con su política de criticar la “absoluta” libertad económica.

Aunque China, el principal socio de Corea del Norte, resulta clave para implementar las sanciones económicas contra Pyongyang,  lo cierto es que toda sanción —como toda acción no voluntaria— produce efectos contrarios: debilitan a los ciudadanos dejándolos a merced del gobierno. Como el bloqueo a Cuba que, entre otras cosas, dificultó las comunicaciones con la Isla encerrando aún más a sus habitantes.
Y, por cierto, el aumento de las tensiones entre la Casa Blanca y Kim Jong-Un afecta a los mercados financieros. Pero Trump no solo se fue de boca con Corea.

El PIB venezolano se contraería 12 por ciento este año tras caer 18 por ciento en 2016, sumando un bajón superior al 50 por ciento en los últimos cuatro años. Escasean las divisas en un país que importa el 80 por ciento de lo que consume. Escasez que no puede atribuirse al precio del crudo, aunque represente la cuarta parte del PIB, la mitad de los ingresos fiscales y el 97 por ciento de las divisas.

Porque lo cierto es que, si bien el barril de crudo Brent pasó de 115 a 50 dólares en solo tres años, cuando estaba a 100 dólares ya había escasez. Cuando Hugo Chávez llegó al poder, el barril estaba en torno a 12 dólares, por lo que se ha más que cuadruplicado durante el chavismo.
Pero por muy mala que sea la situación, cualquier violencia activa o pasiva solo empeorará las cosas. Guste o no, aunque haya que aceptar condiciones desagradables, solo la negociación, solo las relaciones voluntarias, pueden ser soluciones efectivas. Pero Trump insinuó una amenaza de intervención militar, lo que le sirvió al régimen de Maduro para desviar la atención sobre las críticas a su gobierno.

No solo el gobierno colombiano rechazó las “medidas militares y el uso de la fuerza” en Venezuela —sin nombrar a EE.UU.— sino que los países del Mercosur, que acababan de criticar duramente al gobierno venezolano, se vieron forzados rechazar con la misma contundencia —y sin mencionar a EE.UU.— la hipótesis de una intervención militar.
En fin, hablando de Latinoamérica, quien mejor relación tiene con Trump es el presidente argentino que se presenta como una alternativa al populismo pero que, prácticamente, ha continuado las políticas anteriores. Así, la inflación creció hasta el 40 por ciento anual, el PIB cayó y se han creado 1.5 millones de nuevos pobres.

Aun así —por aquello de que la gente vota oficialista y ganador— cosechó una contundente victoria en las recientes primarias —previas a las elecciones de congresistas del 22 de octubre— convirtiéndose en la principal fuerza del país, lo que podría servirle para iniciar ahora sí reformas serias, aunque de momento no se vislumbran.

 

 

Alejandro A. Tagliavini es ingeniero graduado de la Universidad de Buenos Aires. Ex Miembro del Consejo Asesor del Center on Global Prosperity, de Oakland, California y fue miembro del Departamento de Política Económica de ESEADE.

De duelo a dueto de emperadores

Por Alejandro A. Tagliavini. Publicado  el 11/4/17 en: http://www.eltiempo.com/opinion/de-duelo-a-dueto-de-emperadores-76844

 

En medio de tantas noticias, el encuentro entre dos auténticos emperadores pasó casi desapercibido. Uno de ellos, con aires de Napoleón, era Donald Trump, y el otro, Xi Jinping, del antiguo imperio del dragón rojo y, quizás por eso, algo más sabio. Antes de la cumbre, lo único seguro era que “no habría golf”, ya que el chino le tiene aversión a ese deporte, que en su país se ha vinculado a casos de corrupción.

Se reunieron por primera vez el primer jueves y viernes de abril, en Mar-a-Lago, propiedad del norteamericano en Florida. Son las dos principales economías del mundo, pero, irónicamente, figura primero la ‘comunista’ de China, gracias a que fue liberando su mercado hasta conseguir un crecimiento del 14 por ciento anual, relegando a EE. UU., que fue ‘liberando’ su Estado hasta lograr reprimir más al mercado.

China intenta presentarse como nuevo líder de la globalización tras la retirada de EE. UU., papel que ya reivindicó en el foro de Davos. Insólitamente, ante las quejas del proteccionista Trump, Pekín da clases de economía de mercado al asegurar que “el mercado (libre) dicta cómo se estructuran los intereses de los países, ambos lados deben trabajar… para que el pastel sea cada vez más grande y no simplemente pretender que se distribuya de forma más justa”, dijo un portavoz del Ministerio de Exteriores chino.

Trump tuiteó que la reunión sería difícil, pero parece que triunfó la sabiduría milenaria, o el magnate se está moderando y desoyendo lo que había dicho en su campaña, en la que fue particularmente duro con China e insinuó un acercamiento a Taiwán. Sin embargo, ninguna medida se ha concretado. Por ahora, el mandatario estadounidense aceptó de forma explícita la política de “una sola China” y terminó diciendo que “hemos logrado un progreso tremendo en nuestra relación… y progresaremos más”. Por su parte, el Gobierno chino anunció que Trump visitará el país asiático este año.

China tiene un superávit que representa la mitad del déficit comercial de EE. UU., y Trump quiere que compre más productos estadounidenses y cree más empleos en su país. El comercio entre las dos naciones ha pasado de unos magros US$ 2.500 millones en 1979, cuando ambas establecieron relaciones diplomáticas, a los casi 520.000 millones, pero el saldo negativo en este apartado para EE. UU. asciende a 347.000 millones.

China parece dispuesta a importar más, lo que se corresponde con su nuevo enfoque económico de elevar el consumo nacional. Y también es creíble que aliente más inversiones en EE. UU. y que invite a empresas estadounidenses a participar en su proyecto de la Nueva Ruta de la Seda, la red de comunicaciones e infraestructuras que la conectarán por mar y tierra con Occidente. Y es que el ahorro bruto anual chino representa el 75 por ciento del ahorro de EE. UU. y la Unión Europea juntos, superando los US$ 5 billones en el 2016, monto que China no puede absorber sola.

En cuanto a seguridad internacional, Washington quiere persuadir a Pekín para que presione a su vecino Corea del Norte ‒pues China es su principal aliado, ya que representa el 90 por ciento del comercio norcoreano‒, y parece que el país asiático está dispuesto a hacerlo, pues ha mostrado como ejemplo su reciente embargo a las importaciones de carbón norcoreanas, una de las principales fuentes de ingresos del gobierno de Kim Jong-un. Por su parte, Pekín insiste en sus reclamaciones territoriales en el mar del Sur de China, muy criticadas por EE. UU., y en recibir garantías sobre las intenciones de Washington respecto a Taiwán.

 

Alejandro A. Tagliavini es ingeniero graduado de la Universidad de Buenos Aires. Ex Miembro del Consejo Asesor del Center on Global Prosperity, de Oakland, California y fue miembro del Departamento de Política Económica de ESEADE.

¡A sujetarse, el mundo se da vuelta!

Por Alejandro A. Tagliavini. Publicado el 20/1/17 en: http://www.s21.gt/2017/01/a-sujetarse-mundo-se-da-vuelta/

 

Es que lo que nos han enseñado durante años y que, incluso, produjo guerras y destrucción, se da vuelta completamente. El presidente de la China “comunista”, le da lecciones de libertad a la “república” -la división de poderes-, a la “democracia”, al “capitalismo”, a los EE. UU. de Trump. Xi Jinping comparó el proteccionismo con “encerrarse en un cuarto oscuro” sin luz ni aire. “Cortar el flujo de capitales, bienes y personas… no es posible”, dijo y aseguró que “las puertas de China permanecerán abiertas” en tanto que mostró su preocupación por la desigualdad.

Todo durante el Foro de Davos que, por cierto, esconde un estatismo agazapado desde que sus principales protagonistas son, precisamente, funcionarios estatales. Antes del Foro, la ONG Oxfam, aseguró que la desigualdad entre ricos y pobres aumenta. Cuando en 2010 se necesitaba la riqueza de 43 personas para igualar la del 50% más pobre del planeta, hoy 3,600 millones de personas poseen los mismo que las ocho más ricas del mundo. Son Michael Bloomberg que tiene una fortuna de $40 mil millones; Larry Ellison 43,6 mil millones; Mark Zuckerberg 44,6 mil millones; Jeff Bezos 45,2 mil millones; Carlos Slim 50 mil millones; Warren Buffet 60,8 mil millones, Amancio Ortega 67 mil millones y Bill Gates que posee 75 mil millones.

Ahora, Oxfam propone un aumento de los impuestos a los ricos, pero debería saber que estos terminarán siendo pagados por los pobres porque serán derivados hacia abajo vía aumento de precios o baja de salarios. Por el contrario, lo cierto es que estas grandes fortunas no suelen ser consecuencia del mercado natural sino de su violación, de privilegios forzados desde el Estado como los monopolios que enriquecieron a Slim y los copyrights -verdaderos monopolios intelectuales- otorgados a Mircosoft,y que perjudican al público.

Pero, hablando de enseñanzas, es notable que, de estos ocho ricos, solo la mitad terminó la universidad y alguno ni siquiera la escuela. Parece que nos han venido enseñando con poco acierto. “El objetivo no deben ser las notas de los exámenes, sino la felicidad”, asegura el prestigioso educador Roger Schank. Mientras que en Finlandia -que, según el informe PISA, tiene un excelente nivel de educación- los niños comienzan el colegio a los 7 años, y las jornadas son cortas y apenas hay deberes, el trabajo no se hace fuera de clase. Insólitamente, en Argentina, por caso, el gobierno propone obligar, forzar, a los niños a educarse desde los 3 años.

Schank afirma que “Nos pasamos memorizando cosas que olvidamos” y, más allá de Google que recuerda todo, la escuela (actual) es lo opuesto a la educación… (que)llega a través de la experiencia. Roger no se calla y asegura que “¡La historia es inútil!… lees sobre George Washington y descubres que tenía 100 esclavos, que se casó por dinero… de héroe, nada”.

Para Schank la educación actual -digitada por el Estado- sería un lavado de cerebro, “es la forma que tiene el gobierno de decirte… que… (son) los buenos de la película… La transmisión de la cultura es una de las cosas que el gobierno utiliza como control… (por eso) las 3 mil universidades (de EE. UU.) están enseñando lo mismo”. La educación debería ser “la felicidad… de una vida emocionante… de habilidades laborales… de razonamiento… Tenemos que enseñar lo que importa hoy y no cosas que no sirven en el mundo real”.

 

 

Alejandro A. Tagliavini es ingeniero graduado de la Universidad de Buenos Aires. Ex Miembro del Consejo Asesor del Center on Global Prosperity, de Oakland, California y fue miembro del Departamento de Política Económica de ESEADE.