Hacia la liquidación del Fondo Monetario Internacional

Por Alberto Benegas Lynch (h) Publicado el 6/11/2en: https://www.infobae.com/opinion/2021/11/06/hacia-la-liquidacion-del-fondo-monetario-internacional/

El organismo multilateral de crédito alimenta a burócratas que son remunerados a costa de los contribuyentes para incentivar el despilfarro y, por ende, el empobrecimiento de los más vulnerables cuyos salarios se ven reducidos por el creciente estatismo

Ron Paul

En momentos en que en nuestro medio se discute acaloradamente sobre las pesadas deudas contraídas con el FMI, es oportuno tomar distancia y reconsiderar el tema, no solo para nuestro país sino en vista de las consecuencias que se suceden en el llamado mundo libre.

Henry Hazlitt, el economista estrella de Newsweek durante décadas y el célebre autor de La economía en una lección y del detallado y voluminoso análisis de la teoría keynesiana titulada Los errores de la nueva economía, escribió una columna el 11 de noviembre de 1963 que parece preparada para las instancias que corren. Se titulaba “Deshagan el FMI” donde explica que esa institución se estableció en reemplazo de la disciplina monetaria que establecía el patrón oro clásico al efecto , en su lugar, de dar rienda suelta a los procesos inflacionarios. Una vez establecidos los Acuerdos de Génova y Bruselas de los años 20 que permitieron abrir los grifos de la inflación a través de las bancas centrales, se instaló este “banco central de bancos centrales” que luego se transformó en prestamista de gobiernos fallidos. Hazlitt recuerda que “los padres de la entidad fueron Harry Dexter White por los Estados Unidos y Lord Keynes por Inglaterra. White sirvió como director ejecutivo del FMI quien en 1945 fue denunciado por el FMI como espía ruso lo cual fue ratificado por la Justicia en Estados Unidos […] Y Keynes -el mayor apóstol de la inflación de todos los tiempos- en el Parlamento británico el 23 de mayo de 1944 aseguró: ¨Si tengo alguna autoridad para decir en que es y que no es la esencia del patrón oro, diría que este plan es su exacto opuesto´ es decir el derrumbe de la moneda independiente del poder político.”

En esta línea argumental es pertinente recordar que en su prólogo a la edición alemana de la Teoría general de la ocupación, el interés y el dinero, en 1936, en plena época nazi, Keynes escribió que “la teoría de la producción global que es la meta del presente libro, puede aplicarse mucho más fácilmente a las condiciones de un Estado totalitario que a la producción y distribución de un determinado volumen de bienes obtenido en condiciones de libre concurrencia”.

Dadas los renovados entusiasmos por este autor, conviene volver sobre algunos pensamientos que aparecen en esa obra de Keynes, quien, entre otras cosas, propugna “la eutanasia del rentista y, por consiguiente, la eutanasia del poder de opresión acumulativo de los capitalistas para explotar el valor de la escasez del capital”. Asimismo, respecto de la moneda puntualizó que “la solución se encontrará normalmente alterando el patrón monetario o el sistema monetario de forma que se eleve la cantidad de dinero”.

En este contexto Hazlitt concluye que “la solución real consiste en desmantelar el Fondo Monetario Internacional […] ya que es una gigantesca máquina de inflación mundial” y más adelante subraya que “es realmente asombroso que este sistema fabricado en Breton Woods en 1944 es no sólo tolerado sino considerado sacrosanto”.

Por su parte, el cuatro veces candidato a la presidencia en Estados Unidos y congresista Ron Paul en el Ron Paul Institute, el 24 de marzo de 2015, en una columna titulada “Eliminen, no reformen al FMI” reitera que esa institución es coactivamente financiada por los contribuyentes de distintos países para dar sustento a gobiernos corruptos y quebrados como consecuencia de aplicar medidas estatistas, y cuando están por renunciar o reconocer sus fracasos reciben carradas de dólares a tasas de interés menores a las de mercado y con repetidos períodos de refinanciación y perdones de diversa envergadura. A título de ejemplo muestra la financiación que recibía del FMI Saddam Hussein y al último apoyo escandaloso a Grecia.

Antes he escrito sobre el FMI pero es del caso repasar lo dicho en este contexto. Entre muchos otros, al decir de economistas de la talla de Peter Bauer, Doug Bandow, Robert Barro, Karl Brunner, Ronald Vauvel y Raymond Mickesell, como queda dicho, esa institución sirve para financiar a gobernantes ineptos empujados por la realidad de sus desaciertos, en lugar de permitir que se reviertan sus fracasadas políticas estatistas reciben cuantiosos recursos del Fondo al efecto de continuar con aparatos estatales sobredimensionados a los que generalmente aconsejan incrementar aun más las cargas impositivas y otras medidas al efecto de equilibrar sus presupuestos, pero no reducir el tamaño del Leviatán.

Sostienen estos profesionales que ese ha sido el caso repetidamente en Argentina, México, Bolivia, República Dominicana, Haití, Indonesia, Irak, Pakistán, Tanzania, la ex Camboya, Filipinas, Ghana, Nigeria, Sri Lanka, Zambia, Uganda, Turquía, El Salvador, Egipto y Etiopía. En este plano debido a la insistencia en sostener que el FMI significa un nuevo orden internacional, Harry Johnson ha consignado que “el llamado nuevo orden internacional no es nuevo, ni orden ni internacional sino que es una copia del mercantilismo del siglo XVI”.

En su visita a Buenos Aires, Yuri Yarim Agaev, enviado por Vladimir Bukouvsky -uno de los más destacados disidentes de la ex Unión Soviética junto con Alexander Solzhenistin- informó que luego del derrumbe del Muro de la Vergüenza liberales rusos estuvieron a punto de acceder al gobierno “si no fuera por la apresurada irrupción del FMI que dotó de millones de dólares a miembros de la nomenclatura de donde finalmente surgió el actual gobierno”.

Fue muy difundido el caso del general Mobutu Sese Seko que usurpó el poder en Zaire que fue el mayor receptor de ayuda por parte del FMI en relación a su población. El poder de Mobutu fue absoluto condenando a la gente a los suplicios más horripilantes en un contexto de saqueo permanente que permitió que ese sátrapa acumulara una fortuna de ocho mil millones de dólares de esa época.

Entonces, debido a la referida trayectoria y a la fuente de recursos a la que echa mano es que autores como los mencionados sugieren la liquidación de esa entidad, a los que debe agregarse el jugoso ensayo de Anna Schwartz (la coautora con el premio Nobel en economía Milton Friedman de la muy difundida historia monetaria estadounidense) titulado “Es tiempo de terminar con el FMI y el Departamento de Estabilización del Tesoro” y los suculentos libros, por una parte, de Melvyn Krauss titulado Development Without Aid y, por otra, el de la doctora en economía por la Universidad de Oxford y conocedora de lo ocurrido en países africanos Dambisa Moyo con un título que pone al descubierto el meollo de la cuestión: Cuando la ayuda es el problema, en donde se detallan innumerables casos patéticos de países que reciben cuantiosos recursos en medio de corrupciones alarmantes y dislates económicos fomentados por la ayuda que, como queda consignado, proviene coercitivamente de bolsillos ajenos.

En esta secuencia que presentamos es importante subrayar que no resulta apropiado establecer un correlato de la deuda pública con la privada en cuanto al retorno sobre la inversión en el sentido de evaluar las ventajas de abstenerse de consumir en el presente para la obtención de beneficios en el futuro. En primer término porque no hay tal cosa como “inversión pública” ya que la naturaleza de la inversión es necesariamente voluntaria al estimar ventajas futuras en relación al presente por lo que se procede a ahorrar y a colocar esos recursos. El uso de la fuerza en la exacción de fondos nunca puede traducirse en inversión, “inversión forzosa” constituye una contradicción en los términos. De lo que se trata en el ámbito gubernamental es de gasto corriente o gasto en activos fijos pero, como decimos, no tiene sentido ni rigor alguno la parla de “inversión pública”. Si se le arrancara la billetera al lector y el asaltante dijera que le invertirá el fruto del asalto para beneficio del asaltado, queda clara la incoherencia puesto que el titular le hubiera dado otro destino al fruto de su trabajo y aun en el supuesto que le hubiera dado el mismo queda el perjuicio del atropello (por otra parte, la única manera de definir preferencias es dejar que el titular de los recursos las manifieste).

Viene ahora otro asunto también de gran trascendencia y es que todo compromiso efectuado libre y voluntariamente debe ser honrado por quien lo contrajo. En nuestro caso, todas las promesas de repago por préstamos concedidos deben cumplirse, de lo contrario los incumplidores deben sufrir las sanciones correspondientes sin atenuantes. Este es otro asunto bien diferente que debe analizarse por cuerda separada. Estamos rodeados de caraduras que mendigan préstamos y luego se niegan a pagarlos.

En todo caso para abrir el tema en la dimensión de la deuda pública externa, es de interés recordar que cuando Thomas Jefferson siendo embajador en París recibió la flamante Constitución norteamericana escribió que “si hubiera podido agregar una cláusula adicional la concretaría en la prohibición al gobierno de contraer deuda” que como lo expresó otro premio Nobel de economía, James M. Buchanan, “significa comprometer coactivamente patrimonios de futuras generaciones que ni siquiera han participado en el proceso electoral para elegir al gobierno que contrajo la deuda.”

En resumen, el Fondo Monetario Internacional alimenta a burócratas que son remunerados con honorarios colosales a costa de los contribuyentes para en definitiva incentivar el despilfarro y, por ende, el empobrecimiento de todos pero muy especialmente de los más vulnerables cuyos salarios se ven reducidos por el creciente estatismo. En otros términos, el fondo del fondo es terminar cuanto antes con esta nefasta institución empobrecedora.

En este cuadro de situación, los gobiernos que se encuentren en serias dificultades por sus mayúsculos desaciertos tendrán dos opciones: rectificar sus errores abriendo el mercado y fortaleciendo marcos institucionales civilizados o, de lo contrario, continuar con los desatinos pero financiados por Corea del Norte, Cuba o similares…si es que allí encontrarán dólares, pero no de parte de Washington y sus aliados.

Alberto Benegas Lynch (h) es Dr. en Economía y Dr. en Ciencias de Dirección. Académico de la Academia Nacional de Ciencias Económicas, fue profesor y primer rector de ESEADE durante 23 años y luego de su renuncia fue distinguido por las nuevas autoridades Profesor Emérito y Doctor Honoris Causa. Es miembro del Comité Científico de Procesos de Mercado, Revista Europea de Economía Política (Madrid). Es Presidente de la Sección Ciencias Económicas de la Academia Nacional de Ciencias de Buenos Aires, miembro del Instituto de Metodología de las Ciencias Sociales de la Academia Nacional de Ciencias Morales y Políticas, miembro del Consejo Consultivo del Institute of Economic Affairs de Londres, Académico Asociado de Cato Institute en Washington DC, miembro del Consejo Académico del Ludwig von Mises Institute en Auburn, miembro del Comité de Honor de la Fundación Bases de Rosario. Es Profesor Honorario de la Universidad del Aconcagua en Mendoza y de la Universidad Peruana de Ciencias Aplicadas en Lima, Presidente del Consejo Académico de la Fundación Libertad y Progreso y miembro del Consejo Asesor de la revista Advances in Austrian Economics de New York. Asimismo, es miembro de los Consejos Consultivos de la Fundación Federalismo y Libertad de Tucumán, del Club de la Libertad en Corrientes y de la Fundación Libre de Córdoba. Difunde sus ideas en Twitter: @ABENEGASLYNCH_h

El Fondo Monetario Internacional

Por Alberto Benegas Lynch (h). Publicado el 14/5/18 en: https://www.cronista.com/columnistas/El-Fondo-Monetario-Internacional-20180514-0013.html

 

El FMI fue una creación de Bretton Woods inspirada por John Dexter White y John Maynard Keynes, primero como banquero de banqueros centrales y luego como prestamista. Entre otros, al decir de economistas de la talla de Peter Bauer, Doug Bandow, Robert Barro, Karl Brunner, Ronald Vauvel y Raymond Mickesell, esa institución sirve para financiar a gobernantes ineptos que cuando están por renunciar o, empujados por la realidad, revertir sus fracasadas políticas estatistas reciben cuantiosos recursos a bajas tasas de interés con períodos de gracia al efecto de continuar con aparatos estatales sobredimensionados a los que generalmente aconsejan incrementar aun más las cargas impositivas y otras medidas al efecto de equilibrar sus presupuestos, pero no reducir el tamaño del Leviatán.

 

 

Sostienen estos profesionales que ese ha sido el caso repetidamente en Argentina, México, Bolivia, Republica Dominicana, Haití, Indonesia, Irak, Pakistán, Tanzania, la ex Camboya, Filipinas, Ghana, Nigeria, Sri Lanka, Zambia, Uganda, El Salvador, Egipto y Etiopía. En este contexto Harry Johnson ha consignado que “el llamado nuevo orden internacional no es nuevo, ni orden ni internacional sino que es una copia del mercantilismo del siglo xvi”.

 

En su visita a Buenos Aires, Yuri Yarim Agaev, enviado por Vladimir Bukouvsky -uno de los más destacados disidentes de la ex Unión Soviética junto con Alexander Solzhenistin- informó que luego del derrumbe del Muro de la Vergüenza liberales rusos estuvieron a punto de acceder al gobierno “si no fuera por la apresurada irrupción del FMI que dotó de millones de dólares a miembros de la nomenclatura de donde finalmente surgió el actual gobierno mafioso”.

 

Fue muy difundido el caso del general Mobutu Sese Seko que usurpó el poder en Zaire que fue el mayor receptor de ayuda por parte del FMI en relación a su población. El poder de Mobutu fue absoluto condenando a la gente a los suplicios más horripilantes en un contexto de saqueo permanente que permitió que ese sátrapa acumulara una fortuna de ocho mil millones de dólares de esa época.

 

Como es sabido, el FMI se financia coactivamente con el fruto del trabajo ajeno aportado por los distintos países miembros. Entonces, debido a su antes referida trayectoria y a la fuente de recursos a la que echa mano es que autores como los mencionados al comienzo de esta nota sugieren la liquidación de esa entidad, a los que debe agregarse el jugoso ensayo de Anna Schwartz titulado “Es tiempo de terminar con el FMI y el Departamento de Estabilización del Tesoro” y  los suculentos libros, por una parte, de Melvyn Krauss titulado Development Without Aid y, por otra, el de Dambisa Moyo titulado Cuando la ayuda es el problema en los que se detallan innumerables casos patéticos de países que reciben cuantiosos recursos en medio de corrupciones alarmantes y dislates económicos fomentados por la ayuda que proviene coercitivamente de bolsillos ajenos.

 

Alberto Benegas Lynch (h) es Dr. en Economía y Dr. en Ciencias de Dirección. Académico de la Academia Nacional de Ciencias Económicas, fue profesor y primer rector de ESEADE durante 23 años y luego de su renuncia fue distinguido por las nuevas autoridades Profesor Emérito y Doctor Honoris Causa.

 

 

Whittaker Chambers y sus derivados

Por Alberto Benegas Lynch (h)

 

Según Sidney Hook el libro de Chambers titulado Witness es el que mejor explica los graves problemas inherentes a los sistemas totalitarios (en la edición que tengo en mis manos son poco más de 800 páginas con una tipografía bastante reducida).

El autor (1901-1961) relata como en su país, Estados Unidos, donde había llegado su abuelo de Europa, en la Universidad de Columbia donde cursaba historia, algunos de sus amigos lo invitaron a incorporarse al Partido Comunista en vista de los hechos que acosaban al mundo y como, según ellos, lo estaban encarando y resolviendo en la Unión Soviética. Chambers relata que esas versiones provenían principal aunque no exclusivamente de la influencia del matrimonio Webb (los fundadores del Partido Laborista en Inglaterra y también de la London School of Economics, tan abiertos a otras ideas que esa casa de estudios con el tiempo básicamente sustentó el espíritu liberal durante un tiempo prolongado).

Relata también que tres obras influyeron principalmente en él: Un soviético trabajando Estado y revolución de Lenin y El manifiesto comunista de Marx y Engels. Participó en numerosas reuniones con activistas del partido, en huelgas especialmente textiles en New Jersey y finalmente se afilió al PC. Al tiempo de la mencionada afiliación comenzó a recibir llamadas y contactos al efecto de mantener reuniones donde los invitantes verificaron su compromiso con los ideales comunistas y, sobre todo, su carácter respecto a su capacidad para mantenerse leal y su espíritu de subordinación a los jefes, en dirección a los programas del partido.

Cuando los agentes soviéticos se persuadieron de las potencialidades del candidato lo reclutaron para muy diversas tareas y finalmente para las faenas de espionaje en su propio país. Chambers describe de manera muy ilustrativa y vivencial las peripecias, los procedimientos de control permanentes del sistema, la carga de maldad con los desertores cuyo destino era siempre la muerte, los horrores de la vida en Rusia soviética y los desmanes de los líderes, las purgas entre ellos y, sobre todo, la timidez en las respuestas de Occidente frente a la infiltración en sus propias filas.

Describe también sus primeras dudas respecto a la naturaleza del sistema, su desengaño total primero al ver que lo que creía un fin noble era manchado brutalmente por medios de una inmoralidad patética y luego comprender que el problema estaba en el fin perseguido y no en una mala administración merced no solo a lo que constataba con sus propios ojos sino a lecturas en la clandestinidad sobre la sociedad abierta y temas filosóficos como los referidos al materialismo  (del mismo modo que le ocurrió a Eudocio Ravines). Influyó también en su decisión la orden de sus superiores (que incumplió) de que su mujer abortara su hija. A continuación alude a sus idas y venidas con planes minuciosos y por cierto muy peligrosos para escapar de las garras de los comisarios del aparato y su posibilidad de libertad aunque al principio tuvo que mantenerse escondido hasta que saltó a la fama al denunciar públicamente nada menos que a quien fuera Procurador General del gobierno de Frankin D. Roosvelt y Asistente al Secretario de Estado, Alger Hiss, quien fue condenado (también  Chambers lo denunció en el Departamento del Tesoro del mismo presidente a Harry Dexter White -cofundador con Keynes del FMI- quien murió durante el proceso, antes del veredicto). Este proceso tuvo repercusiones mundiales y muchos autores de prestigio escribieron sobre el caso tan sonado, como por ejemplo, John T. Flynn en El mito de Roosevelt en el que queda claro que, igual que los compromisos que se adquieren en una empresa respecto de inside information confidencial, del mismo modo es que al jurar por la Constitución determinados compromisos, estos deben cumplirse a riesgo de incurrir en un delito. El cargo no es por las ideas sustentadas sino por la referida acción delictual. Luego aparecieron los Venona Papers que confirmaron todas las denuncias de Chambers. 

Poco después Whittaker Chambers se desempeñó en la revista Times Magazine durante nueve años donde fue el más conocido editorialista y fue más tarde miembro del Consejo Editorial de National Review.

Es de interés considerar las reflexiones de este personaje en su libro donde consigna que al decidir la deserción del partido coincidieron con su mujer que con esto “pasarían del lado ganador al lado perdedor” en vista de la fuerza que mostraba el comunismo y el espíritu totalitario y estatista en general debido al trabajo diario que en muy diversos frentes realizaban sus adeptos, en abierto contraste con la debilidad y la desidia manifiesta de Occidente para defender sus valores y principios. Y en los tiempos que corren podemos decir que no se trata de la etiqueta del comunismo como tal sino su filosofía y las inclinaciones hacia esa tradición de pensamiento ya sea en forma directa o con el método gramsciano de “tomar la cultura puesto que el resto se da por añadidura”.

Como bien ha escrito Vladimir Bukouvsky “miles de libros se han escrito en Occidente y cientos de doctrinas se ha creado por prominentes políticos para encontrar compromisos con este tipo de regímenes [los totalitarios]. Están evadiendo la única solución correcta- la oposición moral. Las consentidas democracias de Occidente se han olvidado de su pasado y de su esencia, es decir, que las democracias no consisten en una casa confortable, un lindo automóvil o un beneficio de desempleo, sino antes que nada la habilidad y el deseo de defender nuestros derechos”. Y también Anna Politkovskaya denunció con todas sus fuerzas el sistema totalitario del actual momento en Rusia hasta que, luego de reiteradas amenazas para que se abstuviera de continuar con sus reclamos, la asesinaron.

Sin llegar a las matanzas, en cualquier lugar donde prime el espíritu totalitario bajo las más diversas fachadas, se comprueba la persecución a periodistas independientes (un pleonasmo, pero hoy vale aclarar con el adjetivo), se machaca con presiones, aprietes y demás maniobras para lograr una mordaza generalizada al efecto  de que  solo se visualice la opinión de los megalómanos y comisarios de facto que tienen la escabrosa manía de manejar a su antojo vidas y haciendas ajenas.

Es de desear qua haya una decidida reacción a favor de los valores de la sociedad libre merced a los formidables trabajos realizados por tantos intelectuales de gran calado y pueda contrarrestarse el creciente estatismo que hoy tiene lugar en países que han tenido una tradición muy distinta y contraria a la que favorece un Leviatán desbocado. 

Después de toda la tragedia que se ha visto en cuanto a lo que significa el comunismo, hay quienes persisten en ese camino aunque muchas veces por vergonzantes no lo declaran abiertamente o porque piensan que resulta posible persistir en las metas sin recurrir a los medios atroces a que a recurrido aquella postura. Recordemos que Marx y Engels definieron el eje central del programa comunista como “la abolición de la propiedad” pero muchos de los seguidores conciente o inconcientemente estiman que sin llegar a la abolición de la propiedad se la puede dañar “un poco”.

Es que dañar un poco significa que se distorcionarán un poco los precios que precisamente surgen de intercambios libres y voluntarios entre derechos de propiedad, lo cual se traduce a su vez en que se malguía un poco a los operadores económicos que actúan en base a esos indicadores y, por ende, se consume un poco de capital y consecuentemente se contraen un poco los salarios e ingresos en términos reales. Pero henos aquí que estos pocos al producir efectos negativos hacen que los aparatos estatales se vean obligados a intervenir otro poco para “corregir” los desajustes producidos por los otros pocos y así sucesivamente. En el extremo, cuando se ha abolido la propiedad ya no hay precio alguno, por lo que tampoco hay posibilidad de evaluación de proyectos ni de tal cosa como contabilidad.

Esta secuencia es favorecida por desvalores trasmitidos en las aulas y también, en muchos casos, por predicadores y sacerdotes en el contexto de faenas misioneras y similares. Esto último no se diferencia en su contenido de otras manifestaciones de des-educación pero con la enorme diferencia que se llevan a cabo en nombre de Dios. El primer paso consiste en trasmitirles a los jóvenes que deben demostrar bondad y para ello consideran que es indispensable que renuncien a si mismos y se entreguen a los demás, lo cual revela una contradicción manifiesta ya que si proceden de ese modo es inexorablemente porque prefieren actuar de ese modo, que les interesa moverse en esa dirección, que les hace bien y, en consecuencia, les gusta. Por eso el altruismo es una contradicción en términos, no es posible hacer el bien a costa del propio bien, como queda dicho, el que hace el bien es porque le satisface hacerlo, está en su interés personal.

Ahora bien, esta enseñanza de renunciar a uno mismo ¿no es una traición a Dios que nos dio la bendición de haber nacido para, en cambio, renunciar a uno mismo en lugar de prestarnos atención y ensanchar y cuidar nuestra alma y actualizar nuestras potencialidades y mejorar nuestra condición en todos los aspectos posibles? Como se ha dicho una y otra vez, la renuncia evangélica se refiere a la renuncia al mal. Sin embargo, aquellas prédicas en general van por otros andariveles: una vez comprendida y remachada la antedicha lección, se lleva a los jóvenes a barrios de emergencia para “concientizarlos” y mostrarles que esa es la consecuencia de la codicia y el deseo de lucro del capitalismo y que “el dinero es el estiércol del diablo”. Están también los que se quedan a medio camino tan confundidos que prefieren hablar de música y temas similares que no los comprometan, pero en casi todos los casos miran a sus padres con desconfianza porque estiman que tienen demasiados bienes y no los reparten.

La última etapa -cuando ya se ha producido una llamarada de indignación entre las audiencias fruto de semejante adoctrinamiento- suelen volcarse a la toma de las armas al efecto de destruir el sistema opresivo del capitalismo (que en verdad, agregamos nosotros, es inexistente ya que lo que tiene lugar es consecuencia del estatismo resultado de las recetas, entre muchos otros, de los misioneros de marras: aumentos siderales en el gasto público, impuestos insoportables, deuda estatal astronómica, regulaciones asfixiantes por doquier y, naturalmente, degradación del derecho y los marcos institucionales). Las enseñanzas de Chambers deben alertar a los espíritus inquietos.

 

Alberto Benegas Lynch (h) es Dr. en Economía y Dr. en Ciencias de Dirección. Académico de la Academia Nacional de Ciencias Económicas, fue profesor y primer rector de ESEADE durante 23 años y luego de su renuncia fue distinguido por las nuevas autoridades Profesor Emérito y Doctor Honoris Causa.