La payasada del Parlasur

Por Alberto Benegas Lynch (h): Publicado el 4/11/16 en: http://www.cronista.com/columnistas/La-payasada-del-Parlasur-20161104-0027.html

La payasada del Parlasur

Parece un guión de Woody Allen: se discute acaloradamente si los miembros del Parlasur deben recibir las dietas que se planean, si deben o no tener este o aquel privilegio pero se desconoce olímpicamente que hay una cuestión de orden y es que el Mercosur no existe. Es realmente ridícula la situación. Cómica si no fuera dramática en el contexto de una victoria más de la corporación política que se mofa de la población.

Como es sabido, el Tratado de Asunción no se cumple porque las fronteras no se han abierto entre sus miembros. Entonces de qué diablos estamos hablando cuando se discute sobre el Parlasur. Después de más de tres siglos en que se exhibieron las ventajas de comprar barato y de mejor calidad, todavía se siguen machacando las supuestas ventajas de la protección aduanera que en verdad desprotegen a la comunidad.

Cuando se liberan aranceles el gasto por unidad de producto naturalmente disminuye por lo que la lista de bienes disponibles se estira, lo cual equivale a una mejora en el nivel de vida de la gente. Este proceso es igual a incrementos en la productividad que liberan recursos humanos y materiales para destinarlos a otras actividades que con anterioridad no podían concebirse porque, precisamente, estaban destinados a sectores y áreas anteriores a la mayor productividad de la nueva situación.

El hombre de la barra de hielo o el fogonero antes de las locomotoras Diesel, se reasignaron. En eso consiste el progreso. Los nuevos emprendedores están interesados en la capacitación en vista a las perspectivas alentadoras que brinda la antes referida mayor productividad.

Y lo dicho no es diferente a lo que ocurre dentro de las fronteras de un país: si un zapatero del Norte descubre un nuevo y más efectivo procedimiento para la fabricación de calzado, a pocas personas se les ocurrirá imponer aduanas interiores para protegerse de la mejor y más barata mercancía. No hay que dramatizar con lo extranjero porque las leyes de la economía no se modifican por el hecho de existir un río, una montaña o una frontera. Además hay que comprender que el único motivo de las fronteras que establecen las naciones (siempre fruto de acciones bélicas o de la geología) es para evitar los peligros del abuso de poder que implica un gobierno universal, pero no es para establecer culturas alambradas.

Por último, reitero lo escrito en otra oportunidad. Si una empresa proyecta pérdidas en los primeros períodos para luego ser más que compensados por ganancias posteriores, debe financiar los referidos quebrantos con recursos propios y no pretender su endoso sobre las espaldas de los consumidores. Y si no tuviera esos recursos puede vender el proyecto a emprendedores locales o extranjeros que si no les interesa es debido a que el proyecto no es viable, cosa que, desde luego, tampoco justifica que compulsivamente se disponga del fruto del trabajo ajeno. En esto último, los empresarios prebendarios son expertos en explotar a sus congéneres envueltos en las falacias de dumping y otras excusas sin sentido para no competir.

 

Alberto Benegas Lynch (h) es Dr. en Economía y Dr. en Ciencias de Dirección. Académico de la Academia Nacional de Ciencias Económicas, fue profesor y primer rector de ESEADE durante 23 años y luego de su renuncia fue distinguido por las nuevas autoridades Profesor Emérito y Doctor Honoris Causa.

Otras observaciones sobre el referéndum británico

Por Alberto Benegas Lynch (h). Publicado el 30/6/16en http://www.cronista.com/Mobile/nota.html?URI=/contenidos/2016/06/30/noticia_0019.html

 

El referéndum por el cual en Gran Bretaña se decidió abandonar la Unión Europea tal como se presenta en la actualidad tiene muchos costados para analizar (y algunos aspectos contradictorios).

No es un tema que pueda tratarse como blanco o negro sino que presenta varios flancos y andariveles de diversa naturaleza. Por un lado está la xenofobia nacionalista que está haciendo estragos en Europa según reportan las últimas contiendas electorales en diversos países y también en Estados Unidos si prestamos atención al fenómeno Trump.

Esa línea de pensamiento la emprende contra los movimientos migratorios con argumentos racistas sin percatarse que, salvo los africanos, todos descendemos de inmigrantes ya que el origen de nuestra condición humana proviene de aquel continente. Se trata de un asunto de respeto recíproco sin que el país receptor financie compulsivamente servicios y tampoco se pretendan mantener con descuentos al fruto del trabajo a quienes ingresan, tal como sugirió en su momento Gary Becker.

Esta impronta nacionalista también se basa en la soberanía nacional como si fuera lícito atribuir la condición de soberano a un pedazo de tierra, a un gobernante, a la moneda o a la zanahoria, cuando en verdad como nos ha enseñado, entre muchos otros, Bertrand de Jouvenel la única soberanía corresponde a los derechos inalienables de cada persona.

Por otra parte, están los liberales sumamente preocupados por la llamativa e insistente proliferación de reglamentaciones promovidas en Bruselas, especialmente las referidas a la legislación laboral que provoca desempleo, las referidas a la agricultura y los tratamientos inconvenientes de la deuda pública entro otras disposiciones que se van acumulando en grado exponencial.

Según trabajos publicados por el Institute of Economic Affairs de Londres del que forma parte de su consejo académico el que estas líneas escribe, Bruselas se ha convertido en un trampolín para que la creciente burocracia intervenga en aspectos clave, situación que no solo no estaba contemplada en la idea original de la Unión Europea sino que se basaba en la ampliación de las libertades de las personas.

Más aun, algunos autores pertenecientes a la referida institución londinense insisten en que Inglaterra debiera abrirse al mundo más que hacerlo limitándose a una zona. La tendencia contraria se observa en otras de las llamadas integraciones regionales, como por ejemplo, el Mercosur, donde aumenta la burocratización a pasos agigantados
-incluyendo el Parlasur-mientras que los postulados de librecambio insertos en el Tratado de Asunción son inexistentes. Una presentación digna de Woody Allen.

Se destaca entre los nacionalistas el argumento decimonónico de la industria incipiente propuesto por Friedrich List. Consiste en la pretensión de endosar sobre las espaldas de los contribuyentes los costos que debieran absorber los empresarios.
En resumen, el caso Brexit presenta dos vertientes contrapuestas que deben ser sopesadas cuidadosamente al efecto de tomar debida nota de las tendencias que las impulsan.

 

Alberto Benegas Lynch (h) es Dr. en Economía y Dr. en Ciencias de Dirección. Académico de la Academia Nacional de Ciencias Económicas, fue profesor y primer rector de ESEADE durante 23 años y luego de su renuncia fue distinguido por las nuevas autoridades Profesor Emérito y Doctor Honoris Causa.

El Mercosur no existe, la impunidad si:

Por Alberto Benegas Lynch (h). Publicado el 5/1/15 en: http://www.cronista.com/columnistas/El-Mercosur-no-existe-la-impunidad-si-20150105-0031.html

 

El Tratado de Asunción de 1991 establece como eje central la libre circulación de personas, bienes, servicios y factores de producción entre sus miembros y asociados. Pues bien, eso no existe ni remotamente. Los controles aduaneros, las pesquisas, las trabas y los recargos están a la orden del día como si el antedicho compromiso no se hubiera firmado, especialmente por parte de gobiernos como el argentino y el venezolano.
Ahora resulta que como un buen guión de Woody Allen el parlamento argentino aprueba una ley al efecto de otorgar inmunidad de arresto a quienes se elijan para ejercer el cargo en el 2020 pero con aplicación efectiva desde su elección.
Como se ha señalado este escándalo contradice la Constitución argentina y las disposiciones del mismo Mercosur, pero independientemente de ello, subrayamos que se discute acaloradamente sobre una cáscara sin contenido al solo efecto de proteger y dar inmunidad –en realidad impunidad– a gobernantes que supuestamente han delinquido abusando de la representatividad otorgada por la gente al efecto de proteger sus derechos. Todo este aspaviento y esperpento es realmente cómico si no fuera dramático por la desfachatez con que se opera.
Pero volvamos al fondo referido al incumplimiento del tratado de marras. La sandez de vivir con lo nuestro típico de trogloditas, sigue influyendo sobre no pocos políticos. Los aranceles, tarifas y demás obstáculos al comercio exterior inexorablemente significan mayor inversión por unidad de producto, es decir, fuerzan a destinar mayor proporción de la riqueza disponible que la que hubiera resultado de no mediar las aludidas trabas, lo cual, a su turno, significa menor nivel de vida.
Se suele repetir el archiconocido argumento falaz de Friedrich List sobre la llamada industria incipiente que apunta a que se proteja a ciertas actividades empresarias locales hasta que estén en condiciones de competir. Sin embargo, si se trata de un proyecto rentable que arroja quebrantos durante los primeros períodos para luego ser más que compensados por ganancias, el tramo de pérdidas lo debe sufragar el empresario en cuestión vendiendo su proyecto a terceros si no dispusiera de los suficientes fondos. Si nadie lo compra es por uno de dos motivos: o se trata de un cuento chino o, siendo rentable, resulta que hay otros emprendimientos que se estima son prioritarios y, como los recursos son escasos, todo no puede encararse simultáneamente, por ende, la situación comentada debe dejarse para otra oportunidad. Pero en ningún caso debe imponerse la traslación de los costos sobre las espaldas ajenas vía gravámenes que empobrecen a todos y solo enriquecen a empresarios prebendarios. Ingresar bienes y servicios más baratos, libera recursos humanos y materiales para ser asignados en otras faenas, del mismo modo que ocurrió con el hombre de la barra de hielo cuando irrumpió la heladera o con el fogonero cuando aparecieron las locomotoras modernas.
Resulta triste observar un cuadro de situación en donde los funcionarios debaten acerca de cargos burocráticos de una entidad más bien fantasmal que no existe ni cumple funciones relevantes. Varios de nuestros socios del Mercosur se han quejado airadamente por los controles y trabas en las fronteras que imponemos a pesar del compromiso de eliminarlas, pero, eso si, las remuneraciones y las pretendidas impunidades están siempre a la cabeza de buena parte de las agendas políticas.

 

Alberto Benegas Lynch (h) es Dr. en Economía y Dr. En Administración. Académico de la Academia Nacional de Ciencias Económicas y fue profesor y primer rector de ESEADE.