El tema vital es la supervivencia de la democracia

Por Alberto Benegas Lynch (h) Publicado el 23/4/2en: https://www.infobae.com/opinion/2022/04/23/el-tema-vital-es-la-supervivencia-de-la-democracia/

Si las libertades individuales se dan por sentado y no se contribuye diariamente a sostenerlas, es inevitable entrar en el sendero del autoritarismo

La premio Pulitzer y periodista de The Atlantic, Anne Applebaum

Me impulsó a escribir sobre este tema medular el libro de Anne Applebaum (ganadora del Premio Pulitzer) titulado El ocaso de la democracia. La seducción del autoritarismo. De entrada consigno que la obra plantea el problema grave del desvío de la democracia de sus cauces originales para entrar en el sendero sumamente peligroso del autoritarismo cuando no del liso y llano totalitarismo, se detiene en anécdotas y referencias muy jugosas e ilustrativas de estos descarriles mayúsculos ocurridos en Polonia, Hungría, Gran Bretaña, Estados Unidos, Rusia y Francia, más no ofrece soluciones para revertir tamaño desbarranque. Es una aguda descripción de los hechos.

La autora se declara liberal y por ende partidaria del libre mercado y, claro, contraria a los estatismos, la xenofobia, las paranoias nacionalistas, los antisemitismos y el marxismo. Se detiene en subrayar las advertencias de los Padres Fundadores en Estados Unidos para “evitar que una nueva democracia se convirtiera en tiranía” y concluye que las diversas manifestaciones autoritarias hoy en boga muestran una marcada “tendencia a la homogeneidad” puesto que “el autoritarismo es algo que atrae simplemente a las personas que no toleran la complejidad […] es meramente anti-pluralista, recela las personas con ideas distintas y es alérgico a los debates […] personas que admiran a los demagogos o se sienten más cómodos con las dictaduras […] El político antiliberal quiere socavar los tribunales para dotarse de más poder […] fomentar ya fuera la pasión de clase en forma de marxismo soviético o la pasión nacional en forma del fascismo.” Todo en última instancia copiado de los bolcheviques “no meramente antidemocrático, es también anticompetitivo […] Las plazas universitarias, los puestos relacionados con los derechos civiles o los cargos de responsabilidad en el gobierno y la industria no se asignaban a los más trabajadores ni a los más capaces, sino a los más leales […] favorecían a las personas que profesaban en voz alta su fe en el partido […] Lenin escribió que la libertad de prensa es una patraña, se burlaba de la libertad de reunión como una frase vacía y en cuanto a la democracia parlamentaria en sí misma no era más que una máquina para la opresión de la clase obrera.” Todo se resume según Applebaum a “nepotismo, clientelismo estatal y corrupción” en medio de “un odioso predominio de la meritocracia, la competencia política y el libre mercado” y los riesgos de los controles vía tecnología sofisticada en manos de los aparatos estatales.

Hasta aquí este libro que ha significado un disparador para lo que sigue. Son muy ciertas y pertinentes las advertencias de los Padres Fundadores estadounidenses las cuales por mi parte resumí en mi libro Estados Unidos contra Estados Unidos junto a la puntualización del marcado declive de los valores fundacionales en ese gran país. Así, por ejemplo, para ponerlo en una cápsula, George Mason escribió que “todos los actos de la legislatura contrarios al derecho natural y a la justicia son nulos según nuestras leyes y deben serlo según la naturaleza de las cosas […] en conciencia estamos obligados a desobedecer si contradicen aquellos principios”. James Madison ha destacado que “Dondequiera que resida el poder del gobierno, existe el peligro de opresión” y se refiere al alma de la libertad al escribir que “El gobierno ha sido instituido para proteger la propiedad de todo tipo. Éste es el fin del gobierno, solo un gobierno es justo cuando imparcialmente asegura a todo hombre lo que es suyo.” James Wilson enseña que “el gobierno se debe establecer para asegurar y extender el ejercicio de los derechos naturales de los miembros y todo gobierno que no tiene esto en la mira, como objeto principal, no es un gobierno legítimo.” Y Thomas Jefferson enfatizó que “un despotismo electo no fue el gobierno por el que luchamos.”

Ya señalaban los peligros de los tumultos Gustave Le Bon en La psicología de las multitudes y Ortega y Gasset en La rebelión de las masas pero mucho antes que esto Cicerón y Benjamin Constant definieron el peligro de trastocar la democracia en tiranía. El primero al escribir que “El imperio de la multitud no es menos tiránica que la de un hombre solo y esta tiranía es tanto más cruel cuanto que no hay monstruo más terrible que esa fiera que toma la forma y el nombre de pueblo” (en Tratado de la República) y el segundo afirma que “los ciudadanos poseen derechos individuales independientes de toda autoridad social o política y toda autoridad que vulnere estos derechos se hace ilegítima […] La voluntad de todo un pueblo no puede hacer justo lo que es injusto” (en Curso de política constitucional).

En torno al desconocimiento de estas definiciones giran los problemas de nuestro tiempo donde en nombre de la democracia se hiere el corazón del sistema cual es la protección de los derechos de todos en el contexto de la igualdad ante la ley y no mediante ella. En su lugar se da prelación al simple recuento de votos con lo que se llega a la aberración de sostener que Hitler era democrático porque asumió con la primera minoría y así sucesivamente con todos los dictadores electos de nuestros días. Esa es la preocupación y ocupación de pensadores contemporáneos como Giovanni Sartori, Friedrich Hayek y Bertrand de Jouvenel.

Vamos ahora a las propuestas tendientes a revertir el problema antes que el planeta se convierta en un inmenso Gulag en nombre de una supuesta democracia que en verdad muta a cleptocracia, es decir, los gobiernos de ladrones de libertades, de propiedades y de sueños de vida. Tengamos en cuenta que si por alguna razón no se consideran convenientes las propuestas que siguen es imprescindible sugerir otras pero en ningún caso quedarse con los brazos cruzados esperando la próxima elección. Es indispensable abrir un debate en torno a este problema mayúsculo que amenaza con devorarnos.

En primer lugar, la educación para atender a lo dicho por Antonio Gramsci desde la vereda opuesta al espíritu liberal en cuanto a la inmensa y decisiva importancia de influir sobre la cultura para cambiar las cosas de raíz. No es del caso detenernos en este tema pues ya hemos escrito en detalle, solo nos limitamos a puntualizar la urgencia que el sistema debe despolitizarse y no aceptar que las estructuras curriculares se dicten desde el poder lo cual contradice el sentido de la educación que requiere un sistema abierto, competitivo y de auditorias cruzadas en busca de excelencia en un contexto evolutivo de prueba y error. Un sistema educativo de esta naturaleza permite entre muchas otras cosas que se perciba la relevancia y el significado de la democracia a la que nos venimos refiriendo.

En segundo lugar, el debate de fondo respecto a nuevos límites al poder al efecto de preservar la democracia. Bruno Leoni en La liberad y la ley ha sugerido en una primer paso para el Poder Judicial que se abra la posibilidad -sin regulaciones de ninguna naturaleza (ni siquiera la condición de ser abogado)- la inclusión de árbitros privados para estimular la competencia en un proceso de descubrimiento del derecho y no de ingeniería social y de diseño vía fallos en competencia, en esta instancia según los marcos institucionales establecidos por la Corte Suprema.

En cuanto al Poder Legislativo, el antes mencionado Hayek propuso (en Derecho, legislación y libertad) diferentes disposiciones a las que se suelen añadir la prohibición de reelecciones y el trabajo en tiempo parcial en el Congreso, por un lado para evitar que la política se convierta en un negocio y por otro para que los legisladores sepan de modo vivencial de que se trata el sector privado.

Ahora viene un tema que sorprenderá a timoratos a quienes me imagino recostados en sus poltronas refiriéndose con sorna a la propuesta que sigue, personajes que nunca contribuyeron a ningún debate serio pero que están envueltos en las pesadas telarañas mentales del statu quo, una instancia de la que son incapaces de zafar. Se trata del Poder Ejecutivo. Resulta fértil aplicar al caso un pasaje escrito por quien es la referencia máxima de la división de poderes superando las ideas centrales de John Locke y Algernon Sidney, es decir Montesquieu que escribe en El espíritu de las leyes tomado de las experiencias en las repúblicas de Florencia y Venecia: “El sufragio por sorteo está en la índole de la democracia”. Esto que puede sonar estrafalario ya que cualquiera puede resultar electo se condice con la preocupación de Karl Popper en La sociedad abierta y sus enemigos cuando refuta la tesis de Platón respecto al “filósofo rey” mostrando que lo decisivo no son los hombres sino las instituciones “para que el gobierno haga en menor daño posible”. En el caso señalado, los incentivos se volcarán a defenderse de posibles atropellos lo cual se traslada en instituciones fuertes que es precisamente lo que se necesita para contar con una sociedad libre. A esta propuesta podría adicionarse lo que se discutió originalmente de modo detenido en tres sesiones en la Asamblea Constituyente de Estados Unidos pero que finalmente no se adoptó y es que el Ejecutivo sea tripartito para disminuir los riesgos del caudillaje y se vean obligados a proceder por mayoría de sus miembros y tal como se propuso en la referida Asamblea solo en caso de guerra el poder será unipersonal por turno en tiempos previamente establecidos.

Nuevamente decimos que si estas sugerencias no parecen adecuadas es necesario proponer otras. Siempre y en todos los campos las nuevas ideas se rechazan y se recurre a la sandez de la falacia ad populum, a saber, si nadie lo aplica está mal y si todos lo aplican está bien con lo cual no hubiéramos pasado del garrote puesto que el arco y la flecha en cierto momento nadie las usaba hasta que irrumpió el primero y así con todo el progreso de la humanidad. Es por ello que John Stuart Mill ha consignado que “toda buena idea pasa siempre por tres etapas: la ridiculización, la discusión y la adopción”. Esto nos recuerda a aquellos que huyen de lo complejo tal como vaticina Anne Applebaum y pretenden escritos cortos y conferencias resumidas. Ludwig von Mises ilustraba lo dicho con lo que le ocurrió con un alumno en la Universidad de New York -seguramente una exageración pero sirve para ejemplificar- contaba riendo que ese alumno le pidió que le explicara la teoría del ciclo económico “pero rápido porque tengo un partido de golf”.

En resumen, esta nota periodística apunta a la apertura de un debate sobre un tema crucial pues nos va la vida en el asunto. Todos los partidarios de la libertad debieran participar activamente en este debate. Es una irresponsabilidad limitarnos a contar anécdotas sobre posibles sucesos en las próximas elecciones. Debemos mirar más lejos antes que resulte demasiado tarde. Tantas veces ha reiterado Juan González Calderón que los demócratas de los números ni de números saben pues parten de dos ecuaciones falsas: 50%+1%=100% y 50%-1%=0%. Desde esta perspectiva, hoy observamos algunos episodios rayanos en la antidemocracia con la muy pastosa parodia de la democracia en Perú, Nicaragua, Chile, Argentina y con 20 gobiernos autoritarios en 35 años: Haití, solo para citar algunos casos de llamativas implosiones en nuestra región americana. Applebaum pone como ejemplo de la antidemocracia a Donald Trump en Estados Unidos y cita como dos de sus ejemplos “la entrevista realizada en 2017 por Bill O´Reilly de Fox News. Trump expresaba su admiración por el dictador ruso Vladimir Putin” y “en otra entrevista televisiva esta vez con Joe Scarborough: ´él gobierna su país y al menos es un líder´, declaraba Trump hablando de Putin” es la manía de la “retórica de la equivalencia moral” entre el bien y el mal puesto que Donald Trump “no comprende el lenguaje de los fundadores de la nación [estadounidense] ni simpatiza con él, de manera que tampoco puede servirle de inspiración”.

La revolución norteamericana ha sido la más fértil de la humanidad en lo que va de su historia al efecto de preservar las libertades con el consiguiente progreso moral y material, pero como escribía Tocqueville en El antiguo régimen y la Revolución Francesasi esto se da por sentado y no se contribuye diariamente a sostener la libertad fatalmente se revertirá la situación (los Padres Fundadores decían que “el precio de la libertad es su eterna vigilancia”). No pocos son los necios que se circunscriben a sus arbitrajes personales sin darse cuenta que para que se los respete deben contribuir a que se entiendan los pilares de la sociedad libre. Actúan como si estuvieran ubicados en una inmensa platea mirando al escenario donde estiman que se encuentran los que les deben resolver sus problemas en lugar de asumir sus propias responsabilidades. Benjamin Franklin, de 81 años, al salir de la Convención Constituyente cuando lo felicitaban por el documento logrado miró fijo a los aplaudidores y les transmitió su célebre dictum que no ocultaba cierto presagio por lo que advertía con gran sensatez: “Entregamos una República, si la pueden mantener”.

Alberto Benegas Lynch (h) es Dr. en Economía y Dr. en Ciencias de Dirección. Académico de la Academia Nacional de Ciencias Económicas, fue profesor y primer rector de ESEADE durante 23 años y luego de su renuncia fue distinguido por las nuevas autoridades Profesor Emérito y Doctor Honoris Causa. Es miembro del Comité Científico de Procesos de Mercado, Revista Europea de Economía Política (Madrid). Es Presidente de la Sección Ciencias Económicas de la Academia Nacional de Ciencias de Buenos Aires, miembro del Instituto de Metodología de las Ciencias Sociales de la Academia Nacional de Ciencias Morales y Políticas, miembro del Consejo Consultivo del Institute of Economic Affairs de Londres, Académico Asociado de Cato Institute en Washington DC, miembro del Consejo Académico del Ludwig von Mises Institute en Auburn, miembro del Comité de Honor de la Fundación Bases de Rosario. Es Profesor Honorario de la Universidad del Aconcagua en Mendoza y de la Universidad Peruana de Ciencias Aplicadas en Lima, Presidente del Consejo Académico de la Fundación Libertad y Progreso y miembro del Consejo Asesor de la revista Advances in Austrian Economics de New York. Asimismo, es miembro de los Consejos Consultivos de la Fundación Federalismo y Libertad de Tucumán, del Club de la Libertad en Corrientes y de la Fundación Libre de Córdoba. Difunde sus ideas en Twitter: @ABENEGASLYNCH_h

El virus expiatorio

Por Carlos Rodriguez Braun: Publicado el 10/3/20 en: https://younews.larazon.es/el-virus-expiatorio/

 

Las enfermedades dañan la economía, y no solo la salud. Así, no debería extrañarnos que suceda con el coronavirus. Después de todo, es contagioso, afecta a países importantes, interrumpe cadenas de suministro, obstaculiza la actividad en sectores de relieve como el turismo o el transporte y, sobre todo, no conocemos aún qué alcance puede tener. Ahora bien, notemos que se combina con otros virus, empezando por la simplificación monocausal. De pronto, aquí todo lo que pasa se debe al coronavirus. Y no es así. En el derrumbe de las bolsas y en el descalabro del precio del petróleo, por poner los dos ejemplos más llamativos de las últimas horas, el virus es un elemento más, a integrar en una ecuación con otras variables. El freno en el crecimiento de la economía mundial, y las tensiones financieras globales, debidas a las irresponsables políticas monetarias expansivas de los bancos centrales, precedieron a la llegada desde China de las primeras noticias inquietantes sobre el virus. Los temores suscitados por esos factores, y la posibilidad de que golpearan con más intensidad, incluso con un horizonte recesivo, ya estaban agitando los mercados bursátiles y presionando a la baja a los precios del crudo. En ese contexto es cuando se desata una esperable batalla entre Arabia Saudí, líder de la OPEP, y Rusia, para no quedarse atrás cuando vengan las vacas flacas y el petróleo barato por la caída en la demanda. Otro virus no desdeñable es la urgencia intervencionista de las autoridades, que huyen como de la peste de la posible acusación de «no haber hecho nada». Pero, claro, lo que hacen es intensificar el intervencionismo monetario y fiscal, empeorando aún más las cosas. Recordemos que después de los atentados del 11 de septiembre los bancos centrales aparecieron como los salvadores que con sus políticas expansivas iban a «evitar el colapso». Lo que hicieron, como hacen siempre, no fue evitarlo sino retrasarlo unos años, pero fueron años suficientes como para que la opinión pública no los señalase como culpables sino, nuevamente, como salvadores. Ya estamos viendo repetido el mismo guion. Ya se nos anuncia que los bancos centrales van a actuar para contrarrestar los efectos recesivos de la extensión del virus, expandiendo y abaratando el crédito, aún más. Como si eso fuera la solución, y no el agravamiento del problema. Otro tanto sucede con la política fiscal, y se vuelve a hablar del gasto público como si su incremento solo tuviera consecuencias benéficas, y no se tradujera en coste alguno para los ciudadanos. Comprensivas, las autoridades europeas han dicho que esos mayores gastos no contabilizarán para el déficit público, como si su exclusión numérica equivaliese a su difuminación real. En fin, que veremos mucha manipulación y politización por doquier. En cuanto a la reacción de nuestros gobernantes en España, también es predecible. Si la situación mejora, dirán que se debió a su pronta y diestra reacción. Y si empeora, dirán que todo fue culpa de los «recortes» del PP en sanidad. Y en todo caso, el virus ya está instalado en una lista importante, pero, paradójicamente, no de males sino de remedios. Como hemos dicho, la economía mundial ya adolecía de dificultades antes del estallido de la enfermedad en Wuhan. Por lo tanto, no es inconcebible pensar que habríamos enfrentado más problemas incluso si el virus no hubiese aparecido nunca. Pero una vez en la escena, se convierte en una útil medicina para que los gobernantes recurran a ella para ampararse y para culparla de cualquier contratiempo. Igual deberé cambiar mi viejo refrán y afirmar: el mejor amigo del hombre no es el perro sino el virus expiatorio.

 

Carlos Rodríguez Braun es Catedrático de Historia del Pensamiento Económico en la Universidad Complutense de Madrid y miembro del Consejo Consultivo de ESEADE. Difunde sus ideas como @rodriguezbraun

La guerra comercial desaceleró el crecimiento del mundo

Por Emilio Cárdenas. Publicado el /10/19 en: https://www.lanacion.com.ar/opinion/columnistas/la-guerra-comercial-desacelero-crecimiento-del-mundo-nid2300068

 

El Fondo Monetario Internacional acaba de advertir a sus Estados Miembros que el crecimiento económico del mundo será este año el menor desde la crisis financiera del 2008/9. Al hacerlo, calificó a la situación económica del mundo de «precaria», lo que atribuyó sustancialmente a que la «guerra comercial» entre los EE.UU. y China ha afectado la confianza de los inversores en todo el mundo, destacando que los flujos comerciales internacionales están hoy estancados y que los bancos centrales hacen esfuerzos para estimular el crecimiento en sus respectivas economías.

Al formular ese pronóstico, bastante negativo, solicitó a las dos naciones que están enfrentadas en la mencionada «guerra comercial» que cesen sus hostilidades, de modo de restablecer la confianza en sus actores económicos.

Para el FMI la economía del mundo crecerá tan sólo el 3% este año. Esto es un 0,3% menos que lo que se preveía hace tan sólo seis meses.

 

Emilio Cárdenas es Abogado. Realizó sus estudios de postgrado en la Facultad de Derecho de la Universidad de Michigan y en las Universidades de Princeton y de California.  Fue profesor del Master de Economía y Ciencias Políticas y fue Vice Presidente de ESEADE.

G20: políticos (y homicidas) se entretienen

Por Alejandro A. Tagliavini. Publicado el 15/11/18 en:  https://www.horapunta.com/g20:-politicos-y-homicidas-se-entretienen

 

Los aeropuertos de Buenos Aires cerrarán para recibir a las aeronaves de los países que participarán en la cumbre del G20, entre el 30 de noviembre y 1 de diciembre.

Además, habrá una zona de exclusión aérea sobre la ciudad, sus alrededores y el Río de la Plata. Y dos portaaviones de EE.UU. custodiarán desde el Atlántico, cerca de Punta del Este, y el Pacífico, a la altura de Valparaíso.

A esto se suma que el día 30 será feriado y se cerraran numerosas calles, con lo que los ciudadanos comunes -los supuestos mandantes de los políticos- verán muy complicada su actividad y, además, deberán pagar -en esta Argentina con 30% de la población pobre y en aumento- esta fiesta que costará, solo al gobierno argentino, más de 200 millones de dólares.

Llegarán 52 aeronaves, de los 19 países del grupo más cinco invitados como observadores. Los líderes de Australia, Chile, Indonesia, Rwanda, Brasil, Senegal, Italia, Holanda y México arribarán en aviones similares a los Airbus A320 o Boeing 737. Los del Reino Unido, Canadá, España, Rusia, Alemania, Arabia Saudita, China, Corea del Sur, EE. UU. Francia, India, Turquía, Jamaica, Japón y Sudáfrica llegarán con aparatos similares a los Airbus A340, Boeing 767 o Ilyushin Il-96.

EE.UU. aterrizará once aeroplanos contando el Air Force One, destinado a Donald Trump (y su hija) que reducirá su estadía a pocas horas para asistir a la toma de posesión del presidente mexicano. El segundo país que más aeronaves traerá será Arabia Saudita: seis de gran porte. La comitiva estadounidense será la más numerosa con 800 personas, luego China con 500 y Rusia con 200. Por cierto, los equipos de avanzada de EE.UU. (1600 personas), China (1000) y Rusia (800) recorren la ciudad desde hace más de dos meses. Y los mandatarios de estos tres países se alojarán en hoteles que cerrarán para atender solo a estas comitivas.

Sin dudas habrá chispazos. Por casos, entre Trump, por su guerra comercial con Xi Jinping, y entre Vladimir Putin y Theresa May que acusa al Kremlin de asesinar por envenenamiento al exespía ruso Serguei Skripal en Londres. Aún no se sabe quién representará al reino saudita, podría ser el príncipe heredero Mohammed Bin Salman. Pero da igual quién sea, porque el asesinato de Jamal Khashoggi fue un crimen de Estado ya que se realizó mediante engaño de las autoridades, en un recinto estatal y los burócratas del gobierno saudí intentaron taparlo.

Pero también la izquierda se entretiene. Entre el 19 y 23 de noviembre, en Buenos Aires, se realizará el “Primer foro mundial del pensamiento crítico” organizado por el Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales (CLACSO), reunión conocida como “contra cumbre” aunque los organizadores lo niegan, con la presencia, entre otros, de Dilma Rousseff, Cristina Kirchner, José Mujica, el vicepresidente boliviano Álvaro García Linera, el expresidente colombiano Ernesto Samper y los españoles Juan Carlos Monedero, cofundador de Podemos, y el juez Baltasar Garzón.

Por cierto, ya sabemos el final. Otra cumbre inútil como la última en Hamburgo, pero durante la que gastarán, reirán, pasearán y se harán fotos. Y no se darán por enterados de que los pueblos se integran solos cuando ellos no lo impiden con fronteras, aduanas y todo tipo de restricciones coactivas, que podrían eliminar sin viajar… sin juntarse con homicidas ¿o es que pertenecen a la misma “hermandad”?

 

Alejandro A. Tagliavini es ingeniero graduado de la Universidad de Buenos Aires. Ex Miembro del Consejo Asesor del Center on Global Prosperity, de Oakland, California y fue miembro del Departamento de Política Económica de ESEADE.

Reunión G-20 en Buenos Aires: burocracia a pleno y los niños siguen desnutridos

Por Alejandro A. Tagliavini. Publicado el 19/9/18 en: https://www.elnuevoherald.com/opinion-es/article219747495.html

 

Si hay una reunión incoherente es la del G-20. Integrado por Alemania, Canadá, Estados Unidos, Francia, Italia, Japón, Reino Unido, Rusia, Arabia Saudita, Argentina, Australia, Brasil, China, Corea del Sur, India, Indonesia, México, Sudáfrica, Turquía y la Unión Europea, representa el 85 por ciento del producto bruto, dos tercios de la población y el 75 por ciento del comercio mundial.

Es el principal foro para “la cooperación económica, financiera y política y busca generar políticas públicas que los resuelvan”, o sea, ver cómo los Estados interfieren al mercado dejándolo con menos libertad, imponiéndole regulaciones coactivas cuando el mercado es solo cooperación pacífica y voluntaria entre las personas.

Dado que este año la presidencia recae en el presidente argentino Mauricio Macri, la próxima Cumbre del G-20 se realizará Buenos Aires —primera vez en Sudamérica— entre el 30 de noviembre y el 1 de diciembre. Angela Merkel, Donald Trump, Vladimir Putin, Xi Jinping, Emmanuel Macron, Theresa May y Shinzo Abe serán algunos de los mandatarios presentes. Pero previamente, se realizarán “solo” unas 50 reuniones —que comenzaron en diciembre de 2017— entre equipos técnicos y ministros en 11 ciudades del país.

Además, fueron invitados Chile y Holanda, y España que es invitada permanente, y otros países representando bloques como Caricom (Jamaica), Asean (Singapur), Nepad (Senegal) y la Unión Africana (Ruanda). También estarán presentes el Banco Mundial, el FMI, la OCDE, el BID, el CAF, la OMC, la ONU, el FSB, la OIT y todas las siglas imaginables hasta agotar el abecedario de burócratas.

Si le parece poco, se desarrollan reuniones del B-20 (empresarios), el C-20 (ONGs), el L-20 (sindicalistas), el S-20 (científicos), el T-20 (think tanks), el W-20 (mujeres), y el Y20 (jóvenes). En total viajarán más de 3,000 personas.

El Gobierno gastará al menos $120 millones a lo que hay que sumarle los siderales viáticos de todos estos viajeros, más el sueldo de todos estos burócratas, en un país donde la pobreza ronda el 30 por ciento de la población y crece. Uno de los gastos más fuertes será en elementos como balas de goma y gases lacrimógenos: para reprimir Macri tiene dinero.

El más irónico de los temas a discutir será el de “Un futuro alimentario sostenible”. Hasta el oficialista Programa Mundial de Alimentos de la ONU reconoce que, “uno de los mitos más comunes… es que no hay suficientes alimentos en el mundo… los hay. El hambre… es una cuestión de acceso”. O sea, si hay hambre y desnutrición es porque la comida no llega a los más pobres debido a regulaciones e impuestos estatales que complican la distribución.

Por caso, los impuestos —como para solventar estas Cumbres— son una de las principales causas de pobreza desde que —aunque las cargas fiscales estén dirigidas a los más ricos— cuanto más alta es la capacidad económica de una persona con más fuerza los deriva hacia abajo: por ejemplo, algunos empresarios los pagan subiendo precios o bajando salarios.

Pero, además, se prohibirá el desarrollo normal de actividades y trabajo. Más allá de innumerables cierres de calles, los aeropuertos de Buenos Aires (Aeroparque, Palomar, San Fernando, Morón y 25 km a la redonda) estarán cerrados durante tres días y sólo recibirán oficiales. Hasta el Aeropuerto Internacional de Ezeiza se verá afectado.

Y el 30 de noviembre será feriado —en la ciudad de Buenos Aires— para “garantizar la logística” de la Cumbre.

 

Alejandro A. Tagliavini es ingeniero graduado de la Universidad de Buenos Aires. Ex Miembro del Consejo Asesor del Center on Global Prosperity, de Oakland, California y fue miembro del Departamento de Política Económica de ESEADE.

Contra la tiranía del statu quo

Por Alberto Benegas Lynch (h). Publicado el 9/10/18 en: https://www.lanacion.com.ar/2179770-contra-tirania-del-statu-quo

 

Los beneficios sociales de eliminar el despilfarro son mayores que los costos, hay que usar la imaginación para salir del letargo en el que estamos desde hace 70 años

Los beneficios sociales de eliminar el despilfarro son mayores que los costos, hay que usar la imaginación para salir del letargo en el que estamos desde hace 70 años.

 

 

La cobertura por parte del FMI respecto a problemas que surgieron como consecuencia de la demora en adoptar medidas necesarias y urgentes por parte de la actual administración, brinda una oportunidad para meditar sobre el futuro de la economía de nuestro país aunque por el momento se pretenda paliar parte de lo que viene ocurriendo con tasas de interés explosivas.

 

En primer lugar subrayamos que tal como han señalado numerosos autores de la tradición de pensamiento liberal, el Fondo Monetario Internacional es una entidad financiada coactivamente con los recursos detraídos de los contribuyentes al efecto de brindar apoyo a gobiernos fallidos debido a políticas estatistas. Y cuando los gobernantes del caso están en plena crisis y a punto de verse obligados a rectificar sus conductas inapropiadas, irrumpe el FMI con carradas de dólares con préstamos a tasas de interés inferiores a las que corresponden al mercado y con períodos de gracias y eventualmente waivers lo cual en definitiva permite continuar con políticas desacertadas.

 

Estos han  sido los casos de Tanzania, Zaire, Sri Lanka, Nigeria, Mozambique, Indonesia, Rusia, Turquía, Haití, Bolivia, México, Rumania, Egipto y en repetidas ocasiones de Argentina. Es por ello que, por ejemplo, el premio Nobel  en economía James M. Buchanan junto a Anna Schwartz han sugerido la inmediata liquidación del FMI, una entidad que estiman sumamente contraproducente.

 

Es por eso que economistas de la talla de Doug Bandow y Ronald Vauvel destacan que esa organización internacional es responsable de fomentar la pobreza, en muy documentados ensayos que llevan respectivamente los sugestivos títulos “The IMF: A Record of Addiction and Failure” y “The Moral Hazard of IMF Lending”.

 

De todos modos en nuestro caso se trata de un hecho consumado por lo que,  como queda dicho,  dada la situación intentemos sacar partida del tiempo disponible para apuntar en una dirección que nos vuelva a colocar en las posiciones relevantes antes de que hicieran estragos los populismo vernáculos. Para este ejercicio sugiero no nos concentremos en los obstáculos para adoptar medidas de fondo -en muchos casos pretextos para la inacción- sino en su conveniencia puesto que elaborar sobre las vallas es un modo de obviar el debate. Por el contrario, es indispensable dar la discusión en primer término para luego esforzarnos en difundir la idea en dirección a su aplicación cuando le llegue el turno, pero nunca le llegará el turno si no enfrentamos el debate.

 

La banca central puede operar solo en una de tres direcciones: expandir, contraer o dejar inalterada la base monetaria. En cualquiera de estos caminos inexorablemente deteriorará los precios relativos, es decir, los únicos indicadores que tiene la economía para asignar los siempre escasos recursos, con lo que el consecuente derroche reduce salarios e ingresos en términos reales. No hay forma de salir del mencionado atolladero y si suponemos que los banqueros centrales tuvieran la bola de cristal y supieran que es lo que la gente prefiere en cuanto a oferta monetaria, no tendría tampoco sentido su existencia puesto que harían lo mismo que la gente reclama en cuanto a activos monetarios y no tendría sentido superponer decisiones con el consiguiente engrosamiento de gastos. Para saber que es lo que la gente demanda hay que dejarla que opere.

 

Resulta vital que la gente pueda elegir los instrumentos financieros con los que lleva a cabo todos sus contratos para lo cual, un primer paso consiste en abrogar el curso forzoso de la moneda local y si, además, se elimina el sistema bancario de reserva fraccional, la situación mejoraría grandemente al dejar sin efecto la producción secundaria de dinero.

 

No es pertinente ser arrastrados por declamaciones nacionalistas en cuanto a machacar con la idea de la denominada soberanía monetaria que no solo contiene una trampa letal para mantener presos a los ciudadanos a través de la apropiación del fruto del trabajo ajeno, sino que deja de lado que, en última instancia, la soberanía radica en las autonomías individuales y no en un trozo de papel con o sin respaldo.

 

Por su parte el tipo de cambio es un precio como cualquier otro y debe responder a las valorizaciones cruzadas de las partes contratantes y no decretar la flotación como si fuera una gracia que otorgan los aparatos estatales (dicho se de paso, generalmente flotación sucia).

 

Y resulta tragicómico cuando burócratas la emprenden contra la especulación sin percatarse que no hay acción humana que no sea especulativa,  esto es, que tenga como horizonte atender el interés personal del sujeto actuante cualquiera sea la naturaleza de los actos que se lleven a cabo. En el fondo se trata de una tautología puesto que no es concebible un acto que no esté en interés de quien lo ejecuta, con lo que se abre paso la especulación en el sentido de apuntar siempre a una situación más favorable que la anterior al acto desde el punto de vista de quien lo realiza.

 

En este contexto me parece de una importancia decisiva mostrar que estrictamente no hay tal cosa políticas monetarias y cambiarias adecuadas. Conviene reiterar lo que han escrito los premios Nobel en economía Friedrich Hayek y Milton Friedman.

 

El primero ha consignado que “Hemos tardado doscientos años en darnos cuenta del bochorno de unir a la religión con el poder político, es de desear que no demoremos otro tanto en darnos cuenta que la unión del dinero con el poder político es solo para succionar el fruto del trabajo ajeno” y  el segundo escribió que “El dinero es un asunto demasiado importante como para dejarlo en manos de banqueros centrales”.

 

El  paréntesis en el que entramos en esta etapa por las razones apuntadas, además de que es hora de comenzar la campaña para desmitificar aquello de “la autoridad monetaria” (ninguna banca central de la historia ha preservado el poder adquisitivo de la unidad monetaria), también nos permite sopesar la necesidad de liberar recursos esterilizados en actividades gubernamentales incompatibles con un sistema republicano, lo cual es otra manera de aludir a la necesidad de cortar el elefantiásico gasto público.

 

Sin duda que esta medida conlleva costos pero el engrosamiento de los bolsillos de los recipiendarios permite reasignar factores productivos con lo que los salarios se elevan puesto que las tasas de capitalización constituyen la única causa de enriquecimiento. Los beneficios sociales netos de eliminar el despilfarro son infinitamente mayores que los costos, por lo que no es cuestión de pontificar acerca de la enfermedad y negarse a aceptar los medicamentos.

 

La eliminación de funciones (y no simplemente podas y enroques circunstanciales de funcionarios) permitirán encarar reformas sustanciales en la insoportable presión tributaria y el colosal endeudamiento público.

 

Necesitamos subir la vara de la excelencia y dejar de lado el espíritu conservador en el peor sentido de la expresión, dejar de lado lo que el antes citado Friedman ha condenado una y otra vez: la tiranía del statu quo y usar la imaginación para salir del letargo en el que nos encontramos sumidos desde hace siete largas décadas. Todos tenemos que contribuir en esta batalla cultural al efecto de correr la agenda hacia temarios de una sociedad abierta, lo cual resulta trascendental para nuestro futuro.

 

Alberto Benegas Lynch (h) es Dr. en Economía y Dr. en Ciencias de Dirección. Académico de la Academia Nacional de Ciencias Económicas, fue profesor y primer rector de ESEADE durante 23 años y luego de su renuncia fue distinguido por las nuevas autoridades Profesor Emérito y Doctor Honoris Causa. Es Miembro del Comité Científico de Procesos de Mercado, Revista Europea de Economía Política (Madrid).

G 20: burocracia a pleno, los niños desnutridos

Por Alejandro A. Tagliavini. Publicado el 19/9/18 en: https://alejandrotagliavini.com/2018/09/19/g-20-burocracia-a-pleno-los-ninos-desnutridos/

 

Si hay una reunión incoherente es la del G 20. Integrado por Alemania, Canadá, EE.UU., Francia, Italia, Japón, Reino Unido, Rusia, Arabia Saudita, Argentina, Australia, Brasil, China, Corea del Sur, India, Indonesia, México, Sudáfrica, Turquía y la Unión Europea, representa el 85% del producto bruto, dos tercios de la población  y el 75% del comercio mundial.

Es el principal foro para “la cooperación económica, financiera y política y busca generar políticas públicas que los resuelvan”, o sea, ver cómo los Estados interfieren al mercado dejándolo con menos libertad, imponiéndole regulaciones coactivas cuando el mercado es solo cooperación pacífica y voluntaria entre las personas.

Dado que este año la presidencia recae en el presidente argentino, Macri, la próxima Cumbre del G-20 se realizará Buenos Aires -primera vez en Sudamérica- entre el 30 de noviembre y el 1 de diciembre. Merkel, Trump, Putin, Xi Jinping, Macron, May y Shinzo Abe serán algunos de los mandatarios presentes. Pero previamente, se realizarán “solo” unas 50 reuniones -que comenzaron en diciembre de 2017- entre equipos técnicos y ministros en 11 ciudades del país.

Además, fueron invitados Chile y Holanda y España que es invitada permanente, y otros países representando bloques como Caricom (Jamaica), Asean (Singapur), Nepad (Senegal) y la Unión Africana (Ruanda). También estarán presentes el Banco Mundial, el FMI, la OCDE, el BID, el CAF, la OMC, la ONU, el FSB, la OIT y todas las siglas imaginables hasta agotar el abecedario de burócratas.

Si le parece poco, se desarrollan reuniones del B-20 (empresarios), el C-20 (ONGs), el L-20 (sindicalistas), el S-20 (científicos), el T-20 (think tanks), el W-20 (mujeres), y el Y20 (jóvenes). En total viajarán más de tres mil personas.

El Gobierno gastará al menos US$ 120 millones a lo que hay que sumarle los siderales viáticos de todos estos viajeros, más el sueldo de todos estos burócratas, en un país donde la pobreza ronda el 30% de la población y crece. Uno de los gastos más fuertes será en elementos como balas de goma y gases lacrimógenos: para reprimir Macri tiene dinero.

El más irónico de los temas a discutir será el de “Un futuro alimentario sostenible”. Hasta el oficialista Programa Mundial de Alimentos de la ONU reconoce que “Uno de los mitos más comunes… es que no hay suficientes alimentos en el mundo… los hay. El hambre… es una cuestión de acceso.” O sea, si hay hambre y desnutrición es porque la comida no llega a los más pobres debido a regulaciones e impuestos estatales que complican la distribución.

Por caso, los impuestos -como para solventar estas Cumbres- son una de las principales causas de pobreza desde que -aunque las cargas fiscales estén dirigidas a los más ricos- cuanto más alta es la capacidad económica de una persona con más fuerza los deriva hacia abajo: por ejemplo, algunos empresarios los pagan subiendo precios o bajando salarios.

Pero, además, se prohibirá el desarrollo normal de actividades y trabajo. Más allá de innumerables cierres de calles, los aeropuertos de Buenos Aires (Aeroparque, Palomar, San Fernando, Morón y 25 km a la redonda) estarán cerrados durante tres días y sólo recibirán oficiales. Hasta el Aeropuerto Internacional de Ezeiza se verá afectado. Y el 30 de noviembre será feriado -en la Ciudad de Buenos Aires- para “garantizar la logística” de la Cumbre.

 

Alejandro A. Tagliavini es ingeniero graduado de la Universidad de Buenos Aires. Ex Miembro del Consejo Asesor del Center on Global Prosperity, de Oakland, California y fue miembro del Departamento de Política Económica de ESEADE.

Sin límites para el absurdo

Por Carlos Alberto Salguero. Publicado el 25/7/18 en: https://www.rionegro.com.ar/columnistas/sin-limites-para-el-absurdo-DD5454489

 

La civilización, tanto en sus orígenes como en la actualidad, depende de aquello que se conoce como las instituciones humanas. Precisamente, tales instituciones proveen del orden en el cual la cooperación permite a las personas desarrollar sus capacidades y perseguir aquellos fines que juzguen prioritarios.

Como lo entiende Hayek, la esencia del proceso social se basa estrictamente en la información o conocimiento “de carácter personal, práctico, subjetivo, disperso” que cada ser humano descubre en un devenir que no se detiene jamás.

En ese sentido, el esfuerzo, ingenio y sensibilidad innata del hombre para buscar y alcanzar nuevos fines constituye el leitmotiv del proceso, el cual, por propia naturaleza, ajusta y coordina los comportamientos contradictorios que en él se llevan a cabo. El proceso de ensayo y error que así resulta está guiado por las instituciones que moldean las formas en que la gente interactúa. Se da por descontado que los agentes tienen limitaciones cognitivas.

Frente a ello, por contraste, la utilización sistemática de la coacción por la vía de las políticas públicas se focaliza sobre las implicancias lógicas de la optimización, entendida como resultado y no simplemente como intención.

Se supone que los gobiernos establecen un gran programa abarcativo del conjunto de acciones óptimas de las personas, entre todas las alternativas posibles, en base a un conocimiento preciso de las consecuencias esperables de sus decisiones. El equilibrio se concibe no como un punto de atracción de un proceso, sino como un estado en el que los planes de alguna forma se han vuelto coherentes entre sí.

Todo ello ha llevado a que las instituciones sociales de varios países en el siglo veinte basaran sus economías en la idea de planificar una “justa” distribución; y algunos otros como el nuestro, Argentina, extendieron dichas prácticas a lo largo del siglo XXI.

Los resultados están a la vista. En los últimos 15 años, la participación del Estado en los niveles de gasto doméstico, como porcentaje del PBI (Producto Bruto Interno), pasó exactamente del 23 al 47% entre los años 2003 y 2018. En síntesis, más Estado y menos mercado: pobreza, marginalidad, indigencia.

Al mismo tiempo, otro importante indicador del proyecto Doing Business del Banco Mundial, 2017, muestra que Argentina se encuentra en el segundo lugar en cuanto a la más alta tasa tributaria total, con un porcentaje del 106 (solo por debajo de la Unión de las Comoras, un diminuto país insular, con población inferior al millón de habitantes, situado al oriente de África sobre el océano Índico), lo que evidencia la existencia de tasas confiscatorias y, lo que es peor, que dichos gravámenes resultan insuficientes para financiar el abultado exceso de gastos sobre los recursos impositivos.

Íntimamente ligado con el Estado Benefactor se encuentra el abuso del término social, que suprime substancialmente el significado del sustantivo al que se aplica. Es decir, social se atribuye a todo aquello que reduce o elimina las diferencias de rentas, pues, se presume que en orden a la “sensibilidad social”, “injusticia social”, “inestabilidad social”, etc., muchas personas jóvenes y sanas de distintas organizaciones sociales deben ser mantenidas, entre ellas organizaciones piqueteras. Como diría Armen Alchian, gobierno es socialismo por definición.

Bastará un ejemplo de candente actualidad para ilustrar el fenómeno.

El pasado sábado, 21 de julio, se reunió en Buenos Aires el G20, o Grupo de los 20, el principal foro internacional para la cooperación económica, financiera y política que aborda los grandes desafíos globales y busca generar soluciones. El organismo se compone de la Unión Europea y 19 países, entre ellos: Alemania, Arabia Saudita, Argentina, Australia, Brasil, Canadá, China, Corea del Sur, Estados Unidos, Francia, India, Indonesia, Italia, Japón, México, Reino Unido, Rusia, Sudáfrica y Turquía. El conjunto de los miembros representa el 85% del producto bruto global, dos tercios de la población mundial y el 75% del comercio internacional.

El acontecimiento, ante los ojos del mundo, requirió de un despliegue de seguridad sin precedentes. La idea fue neutralizar las movilizaciones de varios centenares de personas, en las inmediaciones del encuentro de ministros de Finanzas del G20, en contra del acuerdo del país con el Fondo Monetario Internacional (FMI), al tiempo que reclamaban por un incremento en sus asignaciones.

No se trata de hacerse el distraído pues se sabe que nada es gratis, ni el montaje de extrema seguridad ni la asistencia de aquellos quienes, curiosamente, se alzaban contra quien venía a dar asistencia (circunstancial) a sus propios reclamos y a los ajetreados bolsillos del contribuyente. Enfáticamente se reclama más Estado y menos mercado, sin advertir que esa ecuación ya ha sido probada hasta el hartazgo. Ante tanto desconcierto es el momento de advertir incluso sobre los riesgos de lo que significa vivir en condiciones sin límites para el absurdo.

 

Carlos Alberto Salguero es Doctor en Economía y Máster en Economía y Administración de Empresas (ESEADE), Lic. en Economía (UCALP), profesor titular e investigador en la Universidad Católica de La Plata y egresado de la Escuela Naval Militar.

De pronto «ordenan» el mar Caspio

Por Emilio Cárdenas. Publicado el 16/8/18 en: https://www.lanacion.com.ar/2162906-de-pronto-ordenan-el-mar-caspio

 

Después de doce años de lentas aunque pacientes conversaciones, Rusia, Irán, Kazakhstán, Azerbaiján y Turkmenistán acaban de acordar algunas reglas básicas para poder explotar y operar ordenadamente al que es al lago encerrado salado más grande del mundo. El Mar Caspio vivía hasta ahora en una suerte de peligroso «vacío» de reglas que se había generado inevitablemente desde el momento mismo de la implosión de la ex Unión Soviética.

Se acabó así el que fuera un inquietante «impasse», en el que el tema del Mar Caspio parecía de alguna manera estar relativamente empantanado. Hablamos de aquel enorme mar que en su preciado interior contiene tanto depósitos de hidrocarburos (petróleo crudo y gas natural) bajo su fondo, como los preciados esturiones, esto es los generadores del excelente caviar beluga, que viven en sus aguas que, en más, serán de uso común entre todos ellos.

Los cinco estados ribereños aludidos cooperarán en su explotación y se repartirán los recursos. Habrá cuotas, entonces, para la explotación del caviar beluga y normas muy precisas para la de los hidrocarburos.

Turkmenistán podrá ahora construir los ductos necesarios para poder exportar desde sus ricos yacimientos sus recursos de petróleo, y sobre todo de gas natural, a los distintos mercados de Europa. Lo hará presumiblemente a través de Azerbaiján. Y cabe suponer que algunos otros proyectos energéticos conjuntos podrán también aparecer y avanzar ahora.

Rusia, gestora principal del importante acuerdo, será el único país con fuerzas militares desplegadas en el Mar Caspio. Los demás Estados costeros, no podrán, en cambio, tener esa presencia, a la que han renunciado expresamente.

Toda una poderosa demostración rusa de habilidad regional. Y una muestra clara de que, pese a los esfuerzos de Donald Trump por ahogar el multilateralismo, esa alternativa sigue siendo útil y se resiste a morir, lo que es ciertamente bueno para la paz del mundo.

Además, lo sucedido parece haber acercado un poco más a Rusia e Irán, en una relación milenaria que a lo largo de su historia ha tenido sus complejos bemoles.

Para Rusia, estamos frente a un importante triunfo geopolítico que aleja un tanto a los EE.UU. -y a la propia China- de la posibilidad de utilizar libremente el Mar Caspio para generar oportunidades que apunten a profundizar sus relaciones con los demás estados costeros. Recordemos, en este sentido, que los misiles recientemente disparados por Rusia durante la cruenta guerra civil siria partieron desde las entrañas de sus buques militares estacionados precisamente en el Mar Caspio. Por ello el tema nos es quizás algo lejano, pero no es ciertamente una cuestión menor en el complicado escenario del mundo.

 

Emilio Cárdenas es Abogado. Realizó sus estudios de postgrado en la Facultad de Derecho de la Universidad de Michigan y en las Universidades de Princeton y de California.  Es profesor del Master de Economía y Ciencias Políticas y Vice Presidente de ESEADE.

Subsidios a la pesca en alta mar

Por Emilio Cárdenas. Publicado el 19/6/18 en: https://www.eldiarioexterior.com/subsidios-a-la-pesca-en-49754.htm

 

Hay seis países cuyas flotas pesqueras salen regularmente en busca de capturas en alta mar porque sus respectivos mares domésticos ya han sido absolutamente depredados.

China, España, Japón, Rusia, Taiwán y Corea del Sur. En conjunto, ellos pescan el 85% de lo que se captura en alta mar. Se trata de obtener unas 4,4 millones de toneladas de pescado.

Pero, cuidado, no se trata tan sólo de ambiciones, a veces desmedidas, de los propietarios de esas flotas. Ocurre que todas ellas reciben importantes subsidios de sus respectivos gobiernos. Algunos de ellos son abiertos. Otros, en cambio, como ocurre con China, son escondidos, y se canalizan generalmente a través de suministros de combustible que se hacen con precios por debajo de los del mercado. Sin esos subsidios, generalmente las operaciones no tendrían viabilidad comercial.

China es el principal país entre aquellos cuyas flotas pescan activamente en alta mar. No solo pesca para consumo interno. También para procesar y exportar las capturas.

Japón dedica a esos subsidios unos 841 millones de dólares anuales. España unos 600 millones. Y China unos 450 millones. Para reducir costos, las tripulaciones, frecuentemente de nacionalidades distintas del país de la bandera del respectivo buque, se contratan y mantienen en condiciones normalmente lamentables.

Estas actividades suelen generar incidentes fronterizos desde que, cuando persiguen los cardúmenes, los buques no siempre respetan las jurisdicciones soberanas, sino que furtivamente las invaden. Por ello, ocurren incidentes. Como sucede en los mares de Argentina, Guinea, o Ecuador, cuando los buques de guerra de esos países que vigilan el mar propio advierten que el mismo ha sido invadido clandestinamente por enormes buques pesqueros que carecen de los permisos necesarios.

Buques de guerra argentinos mantienen regularmente encuentros armados con pesqueros de altamar chinos que, naturalmente, al ser descubiertos tratan de darse a la fuga. Por esto, en uno de esos incidentes frecuentes, uno de ellos –que pescaba calamar- resultó hundido.

 

Emilio Cárdenas es Abogado. Realizó sus estudios de postgrado en la Facultad de Derecho de la Universidad de Michigan y en las Universidades de Princeton y de California.  Es profesor del Master de Economía y Ciencias Políticas y Vice Presidente de ESEADE.