El problema institucional supera al económico:

Por Nicolás Cachanosky. Publicado el 26/1/15 en: http://economiaparatodos.net/el-problema-institucional-supera-al-economico/

 

Si bien pueden darse crisis económicas de origen económico, la de Argentina es una crisis económica originada por problemas institucionales

La economía Argentina se encuentra en una seria crisis. Posiblemente una de las más severas de su historia. El 2014 cerró con una inflación que roza el 40%, 10 puntos superior a la del 2013. Los indicadores de actividad económicas más importante hace meses que vienen mostrando valores negativos, es decir, menor actividad económica. El BCRA se encuentra con serio problemas de reservas que sólo puede maquillar contablemente, sumado a un Patrimonio Neto que bien puede ser considerado negativo y con 2/3 de sus activos invertidos en deuda al Tesoro Nacional. Un Tesoro Nacional que posiblemente cierre el 2014 con un déficit fiscal en torno al 6.5% del PBI (con estimaciones privadas de producto). La infraestructura del país se encuentra “atada con alambres.” Argentina sigue en default y a medida que pasan los días se confirma que el argumento de la RUFO era una excusa para no saldar las deudas pendientes y no una verdadera causa. El listado de problemas podría seguir. Estos son todos síntomas de una economía que ya se encuentra en crisis. A las crisis económicas no se llega sólo con “explosiones económicas” como fue la del 2001, puede ser el resultado de un largo y manso recorrido hasta la misma.

Pero nada de esto ya parece importar luego de la muerte de Nisman. Nada desnuda más la importancia de las instituciones que en repetidas ocasiones se ha mencionado en distintas columnas. Si bien pueden darse crisis económicas de origen económica, la de Argentina es una crisis económica originada por problemas institucionales. El deterioro institucional ha llegado al punto tal de encontrar una muerte con demasiadas dudas a su alrededor de un fiscal federal con una de las causas más importantes, sino la más importante del país. En otros países esto hubiese producido la caída de varios ministros, sino del gobierno entero, sin tener que llegar a las contradicciones, casi papelones, de los que ha participado la Presidente con sus cartas en Facebook y el bloque peronista tanto el lunes como con la lectura del comunicado pocos días después.

¿Cómo se llegó a una situación donde lo que sucedió con Nisman es de hecho posible? ¿Acaso el Kirchnerismo no dio acabadas muestras de deterioro institucional desde su inicios?

¿Cómo es posible que de hecho suceda? ¿Era algo así factible diez años atrás?

¿Cómo es posible que las instituciones no reaccionen fuertemente ante este escenario?

Es que en Argentina ya parece no haber instituciones, sino personas con más o menos poder. La oposición, por su lado, está más preocupada por no aparecer y dejar sólo al gobierno frente a este tema que mostrar un frente común que de algo de certeza a futuro. Ciertamente la oposición no puede inmiscuirse en la investigación, pero asumiendo que el Kirchnerimo deja le poder en diciembre del 2015, ¿qué futuro le depara al país? ¿Cómo es la nueva Argentina post-K? No hay ningún indicio claro proveniente ni siquiera de los presidenciables. Frases hechas como “continuar con lo bueno y cambiar lo malo” están totalmente vacías de contenido. En los 80 Alfonsín hacía referencia a que con la democracia se come, educa, etc., y el país con un cuadro hiperinflacionario, problemas de deuda y una economía cerrada. Hablar de “esperanza, fuerza, y convicción” como si fuese una frase mágica es, básicamente, lo mismo.

En países con instituciones republicanas más sólidas, no hacen falta casos como los de la muerte de Nisman para enviar fuerte señales a la dirigencia política de que deben corregir sus acciones. Escándalos sexuales, de evasión impositiva, algún que otro acto de corrupción pueden dar por terminada carreras políticas. ¿Acaso una aventura con alguna amante, o la evasión de algún que otro millón de dólares, o un acuerdo con algún empresario amigo del poder es tan dañino para la economía en su conjunto? La respuesta es no. Las aventuras románticas de un presidente nula influencia pueden tener en sus decisiones como jefe de estado.

Estos casos, sin embargo, juegan el rol de ser luces rojas sobre problemas que sí son más serios pero inobservables al menos hasta que es demasiado tarde. Los altos cargos políticos son proclives a ser ocupados por personas sin empatía hacia terceros. Estas personalidades ven a terceros como medios para alcanzar sus propios fines. ¿No suena acaso familiar a la política Argentina, donde cambiar de bando y la Borocotización, por ejemplo, es casi una norma? Si el Presidente, por ejemplo, es descubierto con una amante con las implicancias que eso implica para su pareja y familia, que empatía le espera al resto de la población. El riesgo puede ser muy grande. Quizás esta persona no tiene problema en someter a su población a faltantes de medicamentos, alimentos, pobreza, etc. Quizás esta persona no tiene problema en utilizar la fuerza del estado para hacer desaparecer personas o que las mismas sean encontradas sin vida. Quizás para cuando este perfil es obvio ya es demasiado tarde.

Las manifestaciones en la calle (algunas con alcance internacional) que la sociedad Argentina ha mostrado en los últimos años no es sólo una muestra del rechazo a un partido político que hace uso y abuso del poder del estado, es también un síntoma de una falta de dirigencia política que canalice este rechazo. El rol de la democracia y la república y es que no sea la gente la que tenga que deponer al poder cuando este se le vuelve en contra, sino que sean los resortes institucionales los que pongan límites al uso del poder del estado y se utilicen las herramientas institucionales para dar por finalizada una administración cuando la misma no cumple con sus obligaciones.

 

Nicolás Cachanosky es Doctor en Economía, (Suffolk University), Lic. en Economía, (UCA), Master en Economía y Ciencias Políticas, (ESEADE) y Assistant Professor of Economics en Metropolitan State University of Denver. 

«Estamos pagando el precio de generar un precedente»

Por Aldo Abram: Publicado el 1/8/14 en http://www.libertadyprogresonline.org/2014/08/01/abram-generamos-un-precedente-y-estamos-pagando-el-costo-de-ser-los-primeros/

 

Aldo Abram, economista y Director Ejecutivo de Libertad y Progreso brindó su opinión en Radio La Plata sobre los Fondos Buitre y expresó: “Si terminamos esta historia incumpliendo el fallo de la justicia de EEUU, la Argentina debería poner en los contratos que todas las condiciones anteriores estarán vigentes en tanto y cuanto al gobierno de turno se le dé la gana”.

“La única forma es a través de negociaciones del sector privado o de la negociación del gobierno, pedirle a Griesa o a los holdouts que destraben un stay, poner una garantía adecuada para ello y así lograr tiempo para que venza la clausula Rufo”, prosiguió.
En este sentido, explicó: “Esta situación es muy distinta a la del 2001, donde entró en cesación de pagos toda la deuda Argentina, hoy solamente entró una porción de los papeles y los pasivos que tiene el país. Podemos llegar a tener un problema serio de cesación de pago más generalizada”.

Aldo“Había un montón de alternativas, Argentina entró en esta situación por razones ideológicas. Lo que decían los funcionarios no condecía con la realidad. Acá perdimos un juicio en los EEUU, una legislación a la cual nos atuvimos”, dijo el economista.

Así, se preguntó: “¿Por qué aún este gobierno sigue firmando contratos con jurisdicción extranjera? Nadie confía en el mundo que un gobierno argentino va a cumplir con las leyes. La única forma de confiar en nosotros y prestarnos plata es si se aseguran que haya alguien imparcial a la hora de fijar las leyes y no favorezcan al gobierno de turno”.

De esta manera, argumentó: “La gran mayoría de los bonos con jurisdicción internacional que se están colocando tienen una clausula que dice que, si una minoría determinada de tenedores de ese bono deciden aceptar un cambio, las condiciones abarcarían a todos”, y resaltó: “Lamentablemente, esa clausula no estaba en esos bonos que se emitían en aquella época. Generamos un precedente y estamos pagando el costo de ser los primeros”.

“La Argentina ha tomado tal actitud a lo largo de este juicio que el juez tuvo que prever garantizarse el cobro y para eso, tuvo que involucrar a los bonistas del canje, que es lo que nos pone en el problema que tenemos hoy”, comentó Abram.

De esta manera, aseguró: “No está llegando a buen puerto porque buen puerto implicaba evitar esta cesación de pagos selectiva porque en la medida en que se demora en adquirir algún tipo de solución, se corre el riesgo de que se gatillen cosas, como que algunos bonistas cansados busquen acelerar los pagos”.

En relación al rol del juez Griesa, afirmó: “Yo discrepo sobre todo lo que se ha dicho. Acá y en cualquier parte del mundo donde rija democracia republicana, una vez que un juez falló, es lo que manda, ya no hay mas discusión. Estamos diciendo que la justicia de Estados Unidos está complotada para hacer caer el proceso de restructuración de deuda. Si eso no es paranoia, yo no sé lo que es”.

“Algunos salieron a decir que la justicia de EEUU está politizada. Obama ha dicho a través de sus funcionarios que había que tener precaución en el caso de la Argentina. En el mundo, las distintas instituciones han dicho que este caso genera un precedente y que es lamentable haber llegado a esta situación. Lamentablemente, uno firmó un contrato y si lo firmó mal, se tiene que atener”, concluyó en Radio La Plata (FM 90.9).

 

Aldo Abram es Lic. en Economía y director del Centro de Investigaciones de Instituciones y Mercados de Argentina (Ciima-Eseade) .

La reestructuración completa está en juego

Por Adrián Ravier: Publicado el 31/7/14 en: http://puntodevistaeconomico.wordpress.com/2014/07/31/la-reestructuracion-completa-esta-en-juego/

 

El Ministro de Economía de la Argentina estuvo ayer en el lugar soñado. De aquellas clases sobre economía marxista que recibí de él en la Facultad de Ciencias Económicas de la Universidad Nacional de Buenos Aires a su conferencia en Wall Street se identifica esta única melodía. Disfrutó como un niño hablar de la crisis de 2008, culpar a los especuladores y a la falta de regulaciones, apuntar a las calificadoras de riesgo y maltratar a todos aquellos que participaron de la negociación. La ensalada verbal sólo puede comprenderla quien se acerque a su biografía. No fue tan explícito como Jorge Capitanich, quien señaló a Griesa y al mediador como agentes de los fondos buitres, pero lo dejó entrever. Resumiendo, el Ministro de Economía señaló que nadie entiende las restricciones a las que se enfrenta la Argentina.
Lo que no dijo Kicillof es que esas restricciones, como las cláusulas RUFO, las firmó el mismo gobierno argentino. Y no los gobiernos anteriores a 2001, sino este mismo gobierno en las dos reestructuraciones de 2005 y 2010 que calificó de exitosas. Tampoco dijo Kicillof que si estamos negociando en una jurisdicción norteamericana, esto se debe a que Argentina no habría podido colocar esos bonos bajo jurisdicción propia, por la falta de independencia judicial que tiene nuestro país.
Por supuesto que Kicillof cargó contra las gestiones previas a 2001, exaltó que este gobierno no necesitó tomar nueva deuda y enfatizó la exitosa política de desendeudamiento, que nos dejaría hoy con una deuda sobre PIB de alrededor del 40 %. Pero hay que agregar dos cosas: 1) el dato es incompleto, al menos hasta que la reestructuración se complete; 2) no fue la austeridad la que permitió este desendeudamiento, sino las expropiaciones varias  y una extraordinaria fortuna con la evolución de los precios de los commodities.
Kicillof no parece comprender los costos a los que se enfrenta el país. Es cierto que la deuda de los Holdouts representa el 1 % de la deuda a reestructurar después de 2001, sin embargo, el incumplimiento del fallo, avalado por la Corte Suprema de Justicia de Estados Unidos –que a la vez es el Tribunal al que Argentina se sometió cuando colocó aquellos bonos-, pone en riesgo toda la deuda reestructurada por un posible incumplimiento de pago.
No es que Argentina mañana decida no pagar los bonos reestructurados. Es que las “reglas de juego” indican que se le puede impedir a la Argentina pagar intereses de los bonos reestructurados. Si esto ocurre, podría surgir una avalancha de juicios de los tenedores de esos bonos.
Kicillof puede gritar contra estas “reglas de juego” que su agónico marxismo promueve, pero el mundo se rige por estas reglas y conviene no contradecirlas. Durante el discurso de ayer, por un momento, parecía que Kicillof volvía al aula y se olvidaba del lugar de representación que estaba ocupando.
La única salida que hoy se visualiza en la Argentina es la que ofrecieron los banqueros privados –independientemente de que hayan sido presionados o no por el Presidente del BCRA-, comprando la deuda de los Holdouts. Sin embargo, es muy difícil que los banqueros arriesguen comprar el 100 por ciento de esta deuda sin garantías de que podrán recuperar en 2015 el capital total.
Si esta salida no prospera parece muy difícil encontrar un acuerdo hasta enero de 2015, cuando las cláusulas RUFO pierden vigencia.
Empezará entonces una carrera contra reloj por llegar a esa fecha sin sobresaltos, sabiendo que la Argentina no podrá tomar deuda para hacer frente a sus compromisos, y sólo podrá responder con sus limitadas reservas.
“Todo pasa”, decía ayer el Ministro. Pero su liviandad, en un momento tan delicado como este, muestra cierta incomprensión por los costos de la falta de un acuerdo. Repito: esta negociación no sólo pone en juego el 1 % de la deuda a reestructurar, sino toda la reestructuración de la deuda. Será difícil afrontar el déficit fiscal, la inflación, la recesión y el creciente desempleo sin acceso al crédito externo, y especialmente si se mantiene un modelo que rechaza cualquier ajuste fiscal.

 

Adrián Ravier es Doctor en Economía Aplicada por la Universidad Rey Juan Carlos de Madrid, Master en Economía y Administración de Empresas por ESEADE y profesor de Macroeconomía en la Universidad Francisco Marroquín.

No es Griesa, es el gasto público

Por Roberto H. Cachanosky. Publicado el 29/7/14 en: http://www.lanacion.com.ar/1713857-no-es-griesa-es-el-gasto-publico

 

Si finalmente el país ingresa en un default, no será justamente un hecho inédito para la economía argentina. Desde la Segunda Guerra Mundial hasta la fecha el país estuvo en cesación de pago más del 50% del tiempo en cuatro períodos diferentes. Pero, al mismo tiempo, desde que fue creado el Banco Central (BCRA) en 1935, la Argentina destruyó cinco signos monetarios. El peso moneda nacional, el peso ley 18.188, el peso argentino, el austral y éste que está agonizando.

La pregunta es: ¿por qué tantos defaults y destrucciones monetarias? La respuesta es muy sencilla, el gasto público no ha parado de crecer durante todo el siglo XX y lo que va del siglo XXI, y por eso el incremento de la presión impositiva hasta niveles confiscatorios ha sido insuficiente para financiar el gasto público. Dicho de otra manera, el populismo imperante en la Argentina desde hace décadas ha disparado constantemente el gasto público hasta niveles en que el déficit fiscal requería de endeudamiento público externo (por eso la deuda pública y los continuos defaults) para financiar el desequilibrio de las cuentas públicas. ¿Y por qué deuda en moneda extranjera? Porque las diferentes monedas que tuvimos nunca lo fueron en el estricto sentido de la palabra ya que no fueron reserva de valor. La inflación las asemeja a barras de hielo que se derriten. Pero, lo más importante, los persistentes ataques a la propiedad privada, fundamentalmente vía el sistema impositivo, hicieron que el ahorro de los argentinos se fugara al exterior en busca de seguridad jurídica, por lo que el mercado de capitales interno siempre fue muy reducido.

Un país como la Argentina, sometida a décadas de populismo, ha generado escasa riqueza, es decir ingreso

Hay poca oferta de ahorro interno porque la gente que lo hace opta por realizarlo en el exterior en la búsqueda de seguridad jurídica. Recordemos que el ahorro es la contrapartida del crédito: sin aquel, que es ingreso no consumido, no hay crédito. De manera que, un país como la Argentina, sometida a décadas de populismo, ha generado escasa riqueza, es decir ingreso. Como éste es reducido, el ahorro también y, encima el escaso ahorro que se genera se fuga al exterior. Por lo tanto, la oferta de ahorro interno es tan reducida que si el Estado entra al mercado a tomar crédito para financiar el gasto público, desplaza rápidamente al sector privado, eleva la tasa de interés y genera recesión. Un ejemplo sencillo nos puede dar una idea de lo mínimo que es el mercado de capitales doméstico. Mucho se habla de Vaca Muerta. El tiempo dirá si es tan importante como se dice o se limita a ser otra fantasía más de las que inventamos los argentinos. Lo cierto es que más allá del verdadero potencial del yacimiento, nadie piensa que las inversiones necesarias para explotarlo puedan llevarse a cabo con ahorro del mercado local. Todos piensan en inversores de afuera del país que tienen fácil acceso al mercado de capitales externo. Bien, si el ahorro interno no alcanza para financiar las inversiones en Vaca Muerta, mucho menos para financiar el gigantesco déficit fiscal en el que solemos incurrir en cada una de las fiestas populistas que llevan el gasto público hasta niveles exorbitantes.

No es casualidad, entonces, que los argentinos vivamos destruyendo nuestros signos monetarios y cayendo en default. Es el alto nivel de gasto público el que requiere de financiamiento extra, emisión monetaria y endeudamiento externo, hasta llegar a un punto en que la inflación se dispara destruyendo por completo la moneda y la deuda es impagable.

Nuestro problema no es el juez Thomas Griesa , ni la cláusula RUFO, ni el stay, ni los holdoutsNuestro problema es el gasto público que requiere de niveles de financiamiento que, llegado un punto, nos lleva al default y a la inflación, megainflación e hiperinflación, porque en esa materia también probamos todo.

Es el alto nivel de gasto público el que requiere de financiamiento extra, emisión monetaria y endeudamiento externo, hasta llegar a un punto en que la inflación se dispara destruyendo por completo la moneda y la deuda es impagable

Obviamente, el gasto crece porque buena parte de la dirigencia política nos ha vendido que ellos tienen el monopolio de la bondad y la solidaridad, así que hay que subir el gasto para redistribuir, hacer planes que ellos llaman sociales y a contratar legiones de burócratas que no hacen nada productivo. Más bien se dedican a entorpecer a quienes producen. Entre los empleados públicos a nivel nacional, provincial y municipal y los que viven de los llamados «planes sociales» son cada vez más los que consumen sin producir y cada vez menos los que producen para sostener el aparato estatal.

Quien haya leído la Rebelión de Atlas, de Ayn Rand, puede llegar a pensar si ese libro no fue escrito para la Argentina actual, porque como ocurre en él, finalmente la gente productiva se cansa de ser explotada por los burócratas y dejan de producir o busca otros países para hacerlo.

Nuestro problema es que tenemos un Estado que no solo gasta fortunas y en forma ineficiente, sino que, además, se encarga de complicarle la vida a los que producen y pagan impuestos, con lo cual, el gasto público termina siendo no financiable y cada tanto hacemos alguna llamarada inflacionaria para bajarlo en términos reales y/o «defaulteamos» la deuda. En realidad nos encanta hacer una combinación de ambas.

Ya estamos en niveles de presión impositiva brutales. No hay ahorro interno que pueda financiar este nivel de gasto. Cada vez es más difícil cobrarle a la gente el impuesto inflacionario y no tenemos acceso al mercado de crédito externo. Todo esto quiere decir que con Griesa o sin él, con RUFO o sin esta cláusula, el nivel de gasto público llegó a un punto en que ya no puede financiarse y estas reglas de juego son insostenibles.

 

Roberto Cachanosky es Licenciado en Economía, (UCA) y ha sido director del Departamento de Política Económica de ESEADE y profesor de Economía Aplicada en el máster de Economía y Administración de ESEADE.