Por Emilio Cárdenas. Publicado el 11/10/18 en: https://www.lanacion.com.ar/2180681-el-conflicto-bolivia-chile-salida-boliviana-al
El 1º de octubre pasado, la Corte Internacional de Justicia dictó un esperado fallo
contra Bolivia en el litigio que el país del altiplano iniciara contra Chile respecto de la
presunta obligación trasandina de negociar una posible salida soberana al Océano
Pacífico para el país demandante.
Esa decisión es bien dura para el presidente de Bolivia, que había mantenido una
equivocada actitud triunfalista sobre el tema. Y hasta podría amenazar seriamente sus
pretensiones autoritarias de continuar eternizándose en el poder de su país. Su cerebro
y veterano compañero de ruta, el vicepresidente Álvaro García Linera, lo acompaña
ciertamente en la responsabilidad por el desastre judicial, desde que hasta pronosticó
equivocadamente «una gran derrota para Chile».
Después de lo sucedido, el gobierno de Bolivia haría bien en restablecer las relaciones
diplomáticas con Chile, que han estado interrumpidas desde 1978. Y dejar de lado las
bravatas.
Para Evo Morales es hora de mirar cuidadosamente hacia adentro, desde que la
repentina candidatura presidencial del veterano Carlos Mesa tiene ciertamente
posibilidades de vencerlo el año que viene en una confrontación electoral limpia. Las
encuestas hoy dan a Mesa como posible ganador, en segunda vuelta.
En Chile, como consecuencia del fallo favorable, el respaldo al presidente Sebastián
Piñera subió tres puntos la semana pasada, alcanzando los nueve puntos de alza en las
últimas tres semanas. Como cabía esperar, por cierto.
Hoy, a estar a las encuestas de opinión, Sebastián Piñera tiene un significativo 51% de
apoyo popular y tan sólo un 37% de rechazo. Cuando ocurriera el inolvidable rescate de
los mineros chilenos atrapados, su apoyo -recordemos- fue del 73% y su rechazo de
apenas el 20%.
Otro ganador también claro es el ex Canciller de Chile, el incansable Heraldo Muñoz.
Las cifras muestran que su imagen es, en la actualidad, aún mejor que la del presidente
Piñera y que la del actual Canciller, Roberto Ampuero. Políticamente, esto es un
empujón nada desdeñable para quien parece seguir teniendo futuro en el escenario
político grande de Chile.
Pese a la meridiana claridad del reciente fallo del alto tribunal de La Haya, el 74% de los
chilenos sigue pensando que aún «hay temas pendientes» con Bolivia. Y es
probablemente así. Por lo menos hay que avanzar en dirección a tratar de normalizar la
relación bilateral y en imaginar cómo, de pronto, se puede mejorar el sistema de acceso
boliviano a los puertos oceánicos chilenos.
Sólo un 22% de los chilenos supone que, en esto, el diálogo con Bolivia «se acabó». La
imagen de Evo Morales en Chile es realmente mala. Apenas un 24% de los chilenos cree
que su gobierno acatará el fallo. En espejo, un 70% de los chilenos supone que los
problemas con Bolivia no han terminado.
Ocurre que la impresión general externa respecto de Evo Morales, que no es buena, en
Chile es aún peor. Un 82% de los chilenos tiene una mala opinión de él y tan sólo un
escuálido 9% de los entrevistados chilenos manifiesta tener una opinión positiva sobre
Evo Morales. Casi nadie, queda visto.
En paralelo, un 93% de los entrevistados chilenos cree que Evo Morales «usó» el
conflicto con Chile para tratar de mejorar su deteriorada imagen doméstica. Hablamos
de una enormidad de respuestas. A lo que se suma que el 87% de los chilenos lo tilda de
ser «agresivo» y que, peor aún, el 74% lo califica de «hostil». Quizás por todo esto, hoy un
sugestivo 39% de los chilenos se inclina por «no darle nada» a Bolivia respecto de sus
pretensiones territoriales.
En síntesis, respecto de Evo Morales no hay confianza, ni simpatía alguna, entre sus
vecinos del oeste. Lo que no es poca cosa, desde que sin un mínimo de confianza
recíproca no se podrá construir un camino común entre las dos naciones, de cara al
futuro.
Por esto la hora aparentemente llama ahora a examinar caminos de fomento de la
confianza que acerquen con generosidad a dos países que están distanciados y con una
negativa dosis de alta desconfianza recíproca.
La región, con actitud pacificadora, puede -y debe- colaborar en esto, aunque sólo si
cuenta con la buena voluntad y la buena fe de los dos países involucrados a los que el
conflicto sobre la salida al mar que Bolivia persigue parece haber separado
profundamente. Para Evo Morales, la hora además llama a dar, de una vez, un paso al
costado y dejar pasar lealmente a otros a los que el electorado boliviano legitime con sus
votos.
Emilio Cárdenas es Abogado. Realizó sus estudios de postgrado en la Facultad de Derecho de la Universidad de Michigan y en las Universidades de Princeton y de California. Es profesor del Master de Economía y Ciencias Políticas y fue Vice Presidente de ESEADE.