La nueva moda global, la estanflación

Por Alejandro A. Tagliavini: Publicado el 16/11/21 en: https://alejandrotagliavini.com/2021/11/16/la-nueva-moda-global-la-estanflacion/

 ‘Estanflación’, estancamiento con “inflación” -suba del IPC, en rigor-, es un término acuñado por un político británico, Iain Macleod, en 1965, cuando muchos economistas dudaban de que una economía con poco o ningún crecimiento y tasas de “inflación” más altas de lo normal fuera posible, según cuenta Laura Sánchez de Investing.com. La peor estanflación que se recuerda en EE.UU. ocurrió durante la década de 1970.

                En 1971, Richard Nixon reaccionó a las presiones de la balanza de pagos sacando a EE.UU. del patrón oro. Obviamente el resultado inmediato fue el descontrol en la emisión de moneda, o sea, fuertes presiones inflacionarias al punto que Nixon intentó imponer controles de precios y salarios para combatir la suba del IPC, sin mucho éxito y demostrando que los conservadores nunca fueron “amigos del mercado libre” como se han presentado. 

                A finales de los 60, el economista estadounidense Arthur Okun creó una estadística simple para reflejar el impacto de la estanflación y lo llamó el Misery Index, el índice de la miseria, que sumaba la tasa de desempleo a la “inflación”, la suba del IPC. En 1975, este índice alcanzó el 19,9%, y en 1980 llegó a su máximo del 22%.

               Ahora, la estanflación asoma en EE.UU. Durante octubre el IPC subió un 6,2%, mientras se esperaba 5,8%-5,9% y muy por encima del 5,4% de ascenso de septiembre, la subida más alta desde 1990. Así las cosas, los salarios reales -ajustados según la suba del IPC- cayeron 2,2% desde el primero de enero. De momento, la fuerte suba del IPC se compensa con creces con la caída de la tasa de desempleo, quedando el índice de miseria por encima del 10%, según calculan los analistas del Bank of America quienes esperan que a fines del 2022 el índice de miseria baje al 6,3%, con una tasa de desempleo del 3,5% y una inflación del 2,8%. Demasiado optimistas en mi opinión.

               Otro término de última moda para disimular las causas reales de la inflación es el de “Inflación transitoria” con el que la Fed pretende lavarse las manos del problema que ha causado con una emisión astronómica. El objetivo de la autoridad monetaria es del 2% y el dato de octubre marcó 6,2% y subiendo…

                Irónicamente, el dólar está en máximos de 2021 comparado con otras monedas ya que el comportamiento del resto de los Bancos Centrales es aún peor ya que, por casos, ni el BCE ni el Banco de Japón prevén un ajuste en su política monetaria en el futuro inmediato. En cambio, el aumento de “la inflación” – el IPC en, rigor- de EE.UU. ha elevado las expectativas de que la Fed comenzará a subir las tasas de interés relativamente pronto. El índice dólar, que sigue la evolución de esta moneda con respecto a una cesta de otras seis divisas, está en su cota más alta desde junio de 2020:

              El movimiento de la divisa también se ha visto respaldado por un aumento del rendimiento de los bonos del Tesoro estadounidense; así, por ejemplo, la diferencia entre el rendimiento de los bonos a 5 años de EE.UU. y sus equivalentes en Japón y Alemania ha crecido como no lo hacía desde principios de 2020.

             Y claro que esta inflación – el exceso de moneda en el mercado- marca, en parte, el ritmo del Bitcoin como el de toda la renta variable. Por casos, el ETF suizo WisdomTree Bitcoin (SIX:BTCW) o el Grayscale Bitcoin Trust (OTC:GBTC), superaron el 200% de rentabilidad en el 2020.

              En el mundo de las criptomonedas, según el número de bitcoins que se posea se llama Camarones a los que tienen menos de 1 bitcoin, Cangrejo a los que poseen entre 1 y 10, Pulpo entre 10 y 50, Pescado 50-100, Delfín 100-500, Tiburón 500-1.000, Ballena entre 1.000 y 5.000 y, finalmente, Ballena jorobada al que supera los 5.000 bitcoins. El mercado de criptomonedas está dominado por 10 grandes ballenas, y los 10.000 inversores más importantes de bitcoins controlan más de un tercio de las criptomonedas en circulación. Y, según un estudio del NBER, el 0,1% de los mineros más importantes del mundo controlan el 50% de la capacidad de minado de bitcoins

                Bitcoin y Ethereum han marcado la semana pasada nuevos máximos históricos y es evidente que las ballenas son una fuerza impulsora determinante. Ahora, una serie de malas noticias han provocado una caída hasta por debajo de los USD 60.000. Pero en esta caída, hay también quien aprovecha para comprar y la tercera ballena más grande de Bitcoin ha comprado 207 tokens de Bitcoin a USD 62.000, según Cointelegraph, con lo que ha vuelto la tendencia alcista.

                 Y a no olvidarse de Tesla, que “es el mercado …” según The Market Ear, o al menos lo sigue de cerca como puede verse en este gráfico de Refinitiv:

                 Entretanto, Argentina no parece ser excepción a esta moda de la estanflación y eso conseguirá el llamado «Programa económico plurianual para el desarrollo sustentable» con la invalorable ayuda del estatal, ergo, estatista FMI que colabora en financiar Estados inviables.

                  En diciembre vencen unos USD 1900 M y el Gobierno descuenta el pago con lo que queda de los DEG que mandó el Fondo en agosto. Pero luego, los vencimientos a partir de marzo exceden la capacidad de pago del gobierno ya que se deben cancelar USD 2855 M y con los DEG agotados.

                  De modo que se impone un acuerdo con el FMI salvo que el Estado argentino decida transformarse en un organismo eficiente, con un muy fuerte recorte de gastos y venta de propiedades deficitarias. Cosa que no pretende hacer y, por tanto, negocia un programa de Facilidades Extendidas, que genera un plazo de repago de 10 años como máximo. Lo que deja al descubierto la verdadera naturaleza del FMI: financia y refinancia Estados fallidos de manera que no se conviertan en eficientes y dependan de ellos eternamente.

                  El gobierno lo dejó muy claro y el plan para acordar con el FMI se dará «sin renunciar a los principios de crecimiento económico e inclusión social». Léase, no tienen intenciones de dejar la clientela política sino conseguir financiamiento para seguir con la fiesta de la ineficiencia estatal.

                  El déficit previsto en el presupuesto para 2022 se ubica en 3,3% del PBI y el plan plurianual fija una trayectoria descendente, cosa que seguramente no se cumplirá a medida que el PBI no crezca lo esperado por el Gobierno. Los fondos frescos del FMI, además, permitirán controlar la brecha entre el dólar paralelo y el oficial. De otro modo, la brecha cambiaria continuaría agrandándose y pronto se terminarían las reservas netas del BCRA. Recordemos que la semana pasada el BCRA vendió casi USD 650 M, el 20% de su stock de reservas netas.

                  De la diferencia del 100% entre las cotizaciones, debería reducirse al 60% según las aspiraciones del Fondo. O sea, nada de sincerar al mercado de cambios de modo que funcione eficientemente por oferta y demanda y aliente las exportaciones y equilibre las importaciones. Se espera que el Gobierno acelere el ritmo del crawling peg, con devaluaciones que acompañen la suba del IPC mensual y recuperen algo de lo perdido en los últimos meses, o sea, ir hacia un crawling peg más rápido que el 1% mensual que viene ocurriendo desde mayo de modo que el tipo de cambio real -que desde mayo cayó 12,5%- deje de atrasarse frente a una suba del IPC que volvió a aumentar y cerró en 3,5% en octubre y bajo una previsión anual del 50%.

                  Obviamente, uno de los primeros puntos donde se llegó a un acuerdo con el FMI es tener una estructura tributaria “más justa, más eficiente y que de menos lugar a la evasión y la elusión», léase, seguir cobrando abusivos impuestos para financiar la fiesta estatal y a sus socios del FMI, total que a los impuestos los terminan pagando los pobres porque los ricos los derivan hacia abajo subiendo precios, bajando salarios, etc.

                  O sea, probablemente la suba del IPC se modere como consecuencia de una moderación en la inflación -la exagerada emisión monetaria- pero aun así, combinada con un flojo sino negativo crecimiento del PBI dado el Estado abusador en cobro de impuestos y regulaciones asfixiantes que destruyen al mercado -los 45 M de argentinos- la estanflación viene asegurada.

Alejandro A. Tagliavini es ingeniero graduado de la Universidad de Buenos Aires. Asesor Senior de The Cedar Portfolio, Miembro del Consejo Asesor del Center on Global Prosperity, de Oakland, California y fue miembro del Departamento de Política Económica de ESEADE. Síguelo como @alextagliavini

50 años sin patrón oro

Por Carlos Rodriguez Braun: Publicado el 15/8/21 en: https://www.larazon.es/opinion/20210815/djgys7r3djg5zalfid6srrteoi.html

En el sistema de Bretton Woods, los Estados Unidos se comprometieron a mantener estable el precio del oro a 35 dólares la onza. Hoy, 50 años después, el oro vale 50 veces más

MIKE GROLL AP

Hace hoy medio siglo, el 15 de agosto de 1971, Richard Nixon desvinculó el dólar del oro, liquidando el sistema establecido en Bretton-Woods en 1944, que fue el último vestigio del patrón oro. El economista Samuel Gregg recordó en «Law & Liberty», una frase de Herbert Hoover de 1933: «tenemos oro porque no podemos fiarnos de los gobiernos». Era verdad. La historia del patrón oro está vinculada a la idea liberal del poder limitado. No por casualidad, entre los reformadores monetarios que defendieron la necesidad de una moneda estable estuvo John Locke.

Había una larga experiencia de las manipulaciones perpetradas por las autoridades para obtener recursos envileciendo la moneda. Antes que Locke, los escolásticos españoles pioneros del liberalismo, como Juan de Mariana, habían denunciado tales maniobras mediante las cuales la corona recaudaba lo que después sería conocido con el nombre de impuesto inflacionario. Un gran enemigo del patrón oro, John Maynard Keynes, reconoció su carácter liberal en 1923, cuando dijo con toda claridad: «el patrón oro maniata al ministro de Hacienda».

Esto es lo que hace, efectivamente, porque no cualquier política fiscal es compatible con la estabilidad de precios que garantiza el patrón metálico. El mismo Keynes señaló que en el siglo liberal, entre el final de las Guerras Napoleónicas y el estallido de la Primera Guerra Mundial, la inflación prácticamente había sido nula. La que vino después fue creciente y en algunas oportunidades explosiva. Pero su tendencia general, incluso en las naciones y contextos más estables, fue al alza. Ese impuesto, que revela la pérdida de confianza en los valores liberales y la tendencia siempre expansiva del peso de los Estados, no ha dejado de subir, entre cánticos a la labor desempeñada por los sucesores del patrón metálico, los bancos centrales emisores de una moneda llamada fiduciaria, por la confianza que debemos tener sus forzados usuarios en que no va a ser emitida en exceso.

Mientras se habla ahora del regreso de una inflación que en realidad nunca se marchó, la mejor forma de ver hasta qué punto los políticos mintieron cuando acabaron con el patrón oro prometiendo estabilidad es acudir, precisamente, al oro. En el sistema de Bretton Woods, los Estados Unidos se comprometieron a mantener estable el precio del oro a 35 dólares la onza. Hoy, 50 años después, el oro vale 50 veces más.

Carlos Rodríguez Braun es Catedrático de Historia del Pensamiento Económico en la Universidad Complutense de Madrid y miembro del Consejo Consultivo de ESEADE. Difunde sus ideas como @rodriguezbraun

China, por la ruta de la seda

Por Alejandro A. Tagliavini. Publicado el 26/7/18 en: https://www.elperiodico.com/es/entre-todos/participacion/china-por-ruta-seda-182469

 

Mientras Trump se dedica a sus tuitamenazas que, por suerte, luego no cumple, el gobierno chino, fiel a su milenaria historia, sigue sin prisa, pero sin pausa, el camino de la seda, la diplomacia sin estridencias que está dando sus buenos frutos al punto de que su influencia crece mientras que la de EEUU pareciera decaer.

Así, el Dragón Rojo demuestra que los métodos pacíficos -incluso en los casos de defensa propia y urgente- son los más eficientes, los únicos eficientes en rigor. Como cuando Trump se distiende encontrándose con el tirano norcoreano, luego de tantas amenazas inútiles.

Henry Kissinger fue el artífice de la histórica visita de Richard Nixon a Beijing en 1972 -y premio Nobel de la Paz 1973- que significó el principio del fin del peligro rojo, un auténtico trauma occidental que creía imparable el triunfo comunista violento sobre Occidente.

En su libro ‘China’, examina la estrategia de la diplomacia del país asiático y el cambio de un paisaje rural y atrasado a la actual potencia económica, al punto que hoy es la segunda economía del mundo, solo después de EEUU y no muy lejos de toda Europa junta.

El sábado 21 de julio, el presidente chino, Xi Jinping, comenzó su cuarto viaje por un continente olvidado por EEUU y Europa, África. Senegal fue la primera escala de una gira que seguiría también en Ruanda, Sudáfrica y Mauricio.

China es el primer socio comercial del continente africano desde hace una década tras desbancar a EE.UU. Tras años de creciente cooperación económica fijada en la obtención de recursos naturales, Beijing centra ahora sus esfuerzos en reforzar los lazos militares y financiar una explosión de proyectos de infraestructura.

Según datos oficiales, Beijing ha financiado la construcción o renovación de más de 6.000 kilómetros de ferrocarril en países como Angola, Etiopía, Kenia, Nigeria, Sudán o Yibuti. Y esto a pesar de las críticas sobre el impacto ambiental de sus proyectos, la opacidad de sus contratos ya que no hay un proceso de licitación abierto, o las consecuencias para los países más vulnerables en caso de no poder devolver los créditos otorgados.

De hecho, el Gobierno de Sri Lanka se vio obligado el año pasado a ceder a Beijing el control del puerto de Hambantota al no poder hacer frente a los préstamos.

Como era de esperarse, la derecha, sobre todo en EEUU, está poniendo el grito en el cielo por este imparable revival de la amenaza roja. Por caso, «China está subiendo. Es un desastre para el mundo, es una catástrofe potencialmente para EEUU. Es por lejos la mayor amenaza, no importa lo que te digan», ha dicho el comentarista Tucker Carlson.

Quizá sea cierto, pero en todo caso deberían tomar nota de que el crecimiento chino va de la mano de la liberación de su mercado, lo que le ha permitido potenciar extraordinariamente su economía, y deberían contratacar con la misma eficacia: con más libertad y con su correlato la paz.

 

Alejandro A. Tagliavini es ingeniero graduado de la Universidad de Buenos Aires. Ex Miembro del Consejo Asesor del Center on Global Prosperity, de Oakland, California y fue miembro del Departamento de Política Económica de ESEADE.

Qué se espera después de la cumbre entre Corea del Norte y EE.UU.

Por Emilio Cárdenas. Publicado el 5/7/18 en: https://www.lanacion.com.ar/2150410-que-se-espera-despues-de-la-cumbre-entre-corea-del-norte-y-eeuu

 

La República Popular Democrática de Corea, a la que usualmente denominamos Corea del Norte, se autodefine todavía como «estado socialista autosuficiente». El resto del mundo la consideraba una nación pequeña, de apenas 24 millones de habitantes, con una extraña vocación de aislamiento, efectivamente separada de la comunidad internacional, quizás con la excepción importante de China, su socio comercial más activo, país con el que además comparte una larga frontera.

Está gobernada por un patológico régimen dinástico y autoritario a la vez, que hace del «culto a la personalidad» su evangelio y de sus líderes la columna vertebral de su pesada liturgia política.

Por décadas, los Estados Unidos y Corea del Norte mantuvieron un peligroso estado de desencuentro, en función del cual intercambiaron reiteradamente asperezas verbales y amenazas recíprocas. Por ello, en materia de paz y seguridad internacional, Corea del Norte ha estado en las últimas décadas siempre incluida entre las cuestiones abiertas de mayor peligrosidad.

Pero de pronto la agresividad del régimen que preside el joven Kim Jong-un se ha transformado -inesperadamente- en cortesía. El país ermitaño comenzó a buscar afanosamente una reunión entre su líder y el presidente de los Estados Unidos, Donald Trump. Y lo logró. Presumiblemente, porque se trata de un país de conducta preocupante, que ha demostrado poseer no sólo misiles intercontinentales, sino también armas atómicas. Por esa razón precisa los EE.UU. han mantenido hasta ahora contingentes militares importantes en el territorio de Corea del Sur, a la manera de presencia disuasiva.

Finalmente, no sin vacilaciones, la reunión de los dos jefes de Estado tuvo lugar en Singapur. Fue la primera vez que los líderes de ambos países se sentaban a conversar, cara a cara.

Si bien la «Cumbre» no ha generado demasiadas consecuencias inmediatas, lo cierto es que las puertas que estaban cerradas se han abierto, lo que es trascendente. Sin diálogo, el espacio para la diplomacia se minimiza. Sin embargo, lo importante en materia de resultados tiene todavía que ocurrir. La «Cumbre» fue solo un indispensable primer paso. Ahora ambos países deberán confirmar, con actos, la progresiva distensión de la relación.

No es nada fácil confiar en Corea del Norte. Tres presidentes norteamericanos negociaron acuerdos con Corea del Norte en virtud de los cuales el país asiático convino en detener su programa atómico. Esos tres acuerdos no se cumplieron, lo que naturalmente provoca aprensión respecto del futuro efectivo del convenio recién suscripto.

En pocas palabras, el acuerdo de Singapur es sólo la obertura de un proceso que recién comienza. Es el primer movimiento de una sinfonía cuyas melodías todavía deben crearse, paso a paso. En conjunto. Esto requerirá compromiso, buena fe, coherencia y disciplina. Pero también buena comunicación, la que no podía edificarse sin el primer paso que acaba de darse.

Siempre se dice que las «Cumbres» combinan simbolismo con sustancia. El simbolismo ya ha sido proyectado. La sustancia -en cambio- aún está por verse. Para los Estados Unidos ella se tiene que ver con la «desnuclearización» efectiva de la península coreana. Para Corea del Norte, en cambio, lo sustantivo es el retiro de los contingentes militares norteamericanos de su vecindario inmediato.

Donald Trump viajó presuroso a través del mundo para concretar la reunión que presuntamente marcará el comienzo de la distensión de las relaciones entre los dos países involucrados. A estar a sus declaraciones, formuladas a la salida de la reciente reunión, la química personal entre ambos mandatarios resultó positiva. Pese a las notorias diferencias que existen entre las particulares personalidades de ambos interlocutores.

Cabe esperar que de ahora en más cesen las inquietantes amenazas, burlas e insultos que caracterizaron la difícil relación entre ambas naciones en los últimos años. Además, que la relación bilateral se consolide y que, paso a paso, se transforme en formas específicas de cooperación.

De alguna manera, lo sucedido tiene un cierto paralelo con el viaje de Richard Nixon a China, en 1972, que fuera el comienzo de un proceso de fortalecimiento de la confianza que luego derivó en la normalización de las relaciones diplomáticas.

Pero alcanzar el objetivo de la desnuclearización de la península coreana es ciertamente bastante más complejo que establecer y mantener relaciones diplomáticas con disposición a cooperar. Porque supone la buena fe en el proceder de las partes, incluyendo en la imprescindible verificación del cumplimiento de los compromisos que, respectivamente, sean asumidos.

En síntesis, se ha abierto una nueva etapa en una relación bilateral que generara angustia y desconfianza y que ahora está comenzando a proyectar la esperanza de poder conformar una relación normal que contribuya a que sus dos actores dejen atrás los desencuentros acumulados. No es poco. Pero está muy lejos de ser imposible.

Los EE.UU. están manejando la relación con Corea del Norte con gran diligencia. Cancelando una reunión previamente acordada con la India, el Secretario de Estado Mike Pompeo decidió viajar, sin pérdida de tiempo, a Pyongyang para continuar las conversaciones. La decisión, en sí misma, es una muestra de compromiso con la necesidad de resolver la desnuclearización de la península coreana. Además, los EEUU decidieron suspender los ejercicios militares en la región, previstos para el mes que viene.

Con Corea del Norte pasar del dicho al hecho es indispensable. Para ambas partes. Como bien dice mi amiga Madeleine Albright en su último libro («Fascismo»), «Corea del Norte es un Estado Islámico secular; su existencia genera evidencia adicional acerca de las tragedias que pueden resultar cuando el poder se concentra en manos de muy pocos por demasiado tiempo». Es efectivamente así.

De lo contrario -como alerta Albright- las provocaciones o la impaciencia de alguno, sumadas a la posibilidad de accidentes o errores de interpretación pueden derivar en violencia, poniendo en gravísimo peligro especialmente a los propios coreanos que viven a ambos lados del paralelo 38º que los separa.

 

Emilio Cárdenas es Abogado. Realizó sus estudios de postgrado en la Facultad de Derecho de la Universidad de Michigan y en las Universidades de Princeton y de California.  Es profesor del Master de Economía y Ciencias Políticas y Vice Presidente de ESEADE.

Trump, trampas, tradiciones

Por Carlos Rodriguez Braun: Publicado el 11/11/16 en: http://www.elcato.org/trump-trampas-tradiciones?utm_content=buffer26d4d&utm_medium=social&utm_source=twitter.com&utm_campaign=buffer

 

Tras una de las victorias de Richard Nixon, una periodista progre protestó: “No puede ser: yo no conozco a nadie que vote a Nixon”. Algo parecido puede suceder ahora, cuando casi no hay medios de comunicación que apoyen a Donald Trump. Si caemos en la trampa de pensar que los medios son la realidad social, entonces nos sorprenderá no sólo su victoria sino incluso su derrota, porque en este caso también será indudable que millones de norteamericanos lo apoyan.

¿Por qué? Desde luego, no es un político al uso, como explica nuestro compañero Paco Reyero en su último libro: Trump. El león del circo. El talento de Trump es saber ser diferente y apuntar a un electorado que no se siente representado: los blancos más pobres, la clase media que, con la subida de impuestos, ya no puede vivir como vivía antes. Al revés de lo que tantos creen, el problema de esa gente no es la desigualdad, sino su pobreza relativa: no les importa que Trump sea millonario, porque lo ven como alguien que trabaja en empresas “reales” (no es un político profesional, ni un banquero) y que cumplió el sueño americano. Aprecian en Trump que hable como ellos. No les pareció escandaloso que haya devaluado el heroísmo de McCain: después de todo, concluye George Friedman, ellos son la clase que peleó en Vietnam…y nadie les ha llamado nunca héroes. Entre los matices de Trump (por ejemplo, estuvo en contra de la Guerra de Irak, pero ¿a que no lo sabía usted?), quiero destacar otro punto de unión con esa clase media empobrecida e ignorada: subraya los valores y las tradiciones americanas, empezando por la religión.

Los valores tienen su importancia en EE.UU., como se ve en la fecha de las elecciones, que buscó primar la libertad y las tradiciones, y relegar la política. El motivo de que sean en noviembre es el clima benigno propio del mes, una consideración mucho más importante en 1845 que ahora. Pero el día del mes tuvo que ver con la tradición de respetar la libertad, en particular la libertad religiosa: no podía ser un sábado ni un domingo.

¿Por qué un martes? Porque en esos años, como recordó el periodista Carlos Mira, de haber sido un lunes, ello “hubiera puesto a muchos en la necesidad de viajar hasta los lugares de votación y a unos cuantos, incluso, a salir el día anterior, el domingo. De nuevo, el impedimento religioso”. ¿Y por qué el primer martes después del primer lunes? Pues por dos motivos: “El 1 de Noviembre es el Día de Todos los Santos para los católicos, así que, de nuevo, la política, a esperar. Y además muchos comerciantes, granjeros y, en general, los hombres de negocios, usaban el primer día hábil del mes siguiente para cerrar las cuentas del mes anterior. Así que ese día 1 de noviembre, si era martes, había que trabajar, no votar: la política a un segundo escalón”.

Si reconociéramos las tradiciones y los valores de la gente, quizá nos equivocaríamos menos, y seguramente la respetaríamos más.

 

Carlos Rodríguez Braun es Catedrático de Historia del Pensamiento Económico en la Universidad Complutense de Madrid y miembro del Consejo Consultivo de ESEADE.