La gran contradicción argentina

Por Iván Carrino. Publicado el 25/9/19 en: https://www.ambito.com/la-gran-contradiccion-argentina-n5056395

 

Amamos a papá Estado, pero no estamos dispuestos a pagar sus onerosos gastos.

AFIP.

La gran contradicción de los argentinos es que, en promedio, adoramos al Estado pero, al mismo tiempo, no estamos dispuestos a financiarlo.

¿Cuál es la prueba de esto?

La primera es que por los últimos 59 años de historia, 54 hemos vivido con déficit fiscal. Es decir, el gobierno, que tanto nos gusta que gaste, no tiene los ingresos suficientes para encarar ese gasto. O sea que los argentinos no pagamos los impuestos suficientes que requiere el estado omnipresente que nos gusta.

Obviamente, Argentina nunca tuvo un gasto tan alto en términos de su producción como en diciembre de 2015. Y, de hecho, el aumento que se dio entre 2003 y 2015 fue sideral.

Para darse una idea, Holanda llevó su gasto público del 20% del PBI al 40% en un período de aproximadamente 80 años. A nosotros hacer lo mismo nos tomó solo tres gobiernos kirchneristas. 12 años. Record Guinness.

Mentalidad anticapitalista

La segunda prueba es que según el estudio del profesor Carlos Newland, de ESEADE, Argentina es el país con mentalidad más anticapitalista de la región.

Consultados sobre 3 cuestiones básicas que definen las preferencias de los encuestados sobre la economía libre contra la regulada (“la riqueza genera crecimiento para todos”, “la competencia empresarial es buena”, “debe incrementarse el rol del sector privado a costa del público”) los argentinos son los que más en contra están de la actividad del mercado libre.

Es decir, somos más pro-estado que Chile, Uruguay, Colombia, Brasil, etc.

Así que si los gobiernos son una representación de al menos una buena mayoría de la sociedad, es normal que se la pasen gastando todo lo posible y creen “derechos” donde quiera que haya una necesidad. El problema es que esos derechos después hay que pagarlos.

Y como los argentinos no los queremos pagar, hemos pasado las últimas 8 décadas con crisis de deuda o crisis de inflación.

6 mil billones por ciento

Hace unos años, el profesor de la Universidad de Denver, Nicolás Cachanosky, tomó los datos recopilados por Reinhart y Rogoff y concluyó que “desde la independencia en 1816, Argentina ha estado bajo reestructuración de deuda unos 71 años. Esto equivale al 36% de su historia.”.

La situación es más grave si se cuenta el tiempo desde la Segunda Guerra Mundial: “Si contamos desde la Segunda Guerra Mundial, entonces Argentina ha estado en default reestructurando su deuda unos 36 años, lo que equivale al 52% desde 1945 a la fecha”.

El proyecto enviado al congreso para “reperfilar deuda” le agregará unos años a este triste registro nacional y popular.

En materia de inflación, otro trabajo de Cachanosky, esta vez en conjunto con Ravier, muestra que desde la creación del Banco Central en 1935 la inflación anual equivalente fue de 55% por año.

Para curiosos, la cifra de inflación acumulada desde que hay estadísticas oficiales en Argentina es de: 6.138.061.225.630.469%

Creo que se dice seis-mil-billones por ciento. Pero seguro alguno podrá ayudar a pronunciar.

Como cualquiera podrá intuir, semejantes niveles de inflación son nefastos para el crecimiento económico. Y el mismo efecto genera la incertidumbre ligada a la deuda pública. En este sentido, no extraña que seamos el país que, junto con nada menos que El Congo, es es el que más recesiones tuvo desde 1960.

Para cortar con semejante decadencia llegó Macri, que dijo que todo se iba a ordenar porque la economía iba a crecer. Obviamente, lo mismo dicen todos los políticos, desde Lavagna hasta los Fernández.

¿Ahora me explican cómo vamos a crecer si ninguno quiere bajar la inflación en serio y ninguno quiere ajustar las cuentas públicas en serio?

Lecciones a aprender

El agujero fiscal es la espada de Damocles que hunde a la Argentina. El agujero fiscal explica también el desequilibrio externo que gustan de remarcar los economistas heterodoxos.

La explicación es sencilla: cuando no hay ahorro interno, y el gobierno gasta como si no hubiera mañana, la única manera de hacerlo (al menos por un tiempo) es usando financiamiento exterior. La contracara de eso es el déficit de cuenta corriente.

Pero el origen del tema es nuevamente fiscal. Y el problema fiscal es hijo de nuestra gran contradicción.

¿Cómo se resuelve? Solo dos formas posibles: o se baja el gasto público, o se aumentan los impuestos.

Ahora en un país que ya no da más de carga impositiva, que le cobra impuestos récord mundial a las empresas y a los pobres tasas europeas de IVA, solo queda un camino: hay que achicar el gasto público.

Si no nos ponemos de acuerdo en esto, después no nos quejemos de los malos resultados obtenidos.

 

Iván Carrino es Licenciado en Administración por la Universidad de Buenos Aires y Máster en Economía de la Escuela Austriaca por la Universidad Rey Juan Carlos de Madrid. Es editor de El Diario del Lunes, el informe económico de Inversor Global. Además, es profesor asistente de Comercio Internacional en el Instituto Universitario ESEADE y de Economía en la Universidad de Belgrano. Es Sub Director de la Maestría en Economía y Ciencias Políticas de ESEADE. Sigue a @ivancarrino

El Costo de los Default de Deuda

Por Nicolás Cachanosky. Publicado el 15/7/14 en: http://puntodevistaeconomico.wordpress.com/2014/07/16/el-costo-de-los-default-de-deuda/

 

De no acatar el fallo del Juez Griesa, Argentina entraría en default a fin de julio. Recordemos que el fallo de Griesa sostiene que Argentina debe pagar el 100% (más punitorios) de lo correspondiente a los bonistas que no entraron al canje de deuda en el 2005. En la noche de ayer comenzaron a circular rumores de que el gobierno de Argentina estaría seriamente considerando entrar en default utilizando un discurso político para asignar culpas, por supuesto, a terceros.

 

Por un lado, para el país que defaultea su deuda, el default implica una transferencia del costo de la deuda a sus acreedores. Es como sacarse de encima del balance un pedazo de los pasivos. ¿Quién se hace cargo? Los acreedores en tenencia de los bonos. Sin embargo, al reestructurar las deudas estos costos se comparte entre acreedor y deudor.

La carga mayor de costos, sin embargo, se hace presente inmediatamente luego de esta transferencia de parte del pasivo del deudor la acreedor. Las economías modernas se encuentra en el rincón opuesto al de los intercambios con trueque. Las economías modernas funcionan en base créditos. Nuestras cuentas bancarias, sin ir más lejos, implican transacciones de crédito. Al prestar nuestro dinero al banco (depósito), recibimos un crédito por le monto del depósito que es utilizado para intercambios. En la práctica ni diferenciamos, dado que este tipo de crédito es normal y cotiza a la par con dinero en efectivo. Tenemos, entonces, que al caer en default y cortar el crédito se produce un “paro cardíaco” al sistema de pagos de un país. Cuanto más bancarizado el país, mayor el efecto sobre el mercado. Cuánto más abierto al mundo, mayor el efecto al cortarse el acceso a los mercados de crédito internacionales.

Pero el otro costo que, al menos el gobierno actual de Argentina no parece estar mirando, es el de la caído en el precio (valor) de los bonos. Estos bonos se encuentran en los balances de bancos, fondos de inversión (por ejemplo pensiones), etc. Esto afecta la solvencia del sistema financiero por dos lados. En primer lugar, el efecto en el balance. Al perder valor, los bonos (portfolio) puede no ser suficiente para obtener la liquidez necesaria (al venderlos en el mercado) para honrar los depósitos. En segundo lugar, al percibir el deterior del balance del sistema financiero, es posible que los clientes se apuren a retirar sus depósitos, poniendo a los bancos bajo mayor presión. Dado que esto es un efecto externo sobre el sistema financiero, todos los bancos se encuentran en la necesidad de vender activos para hacerse de liquidez, produciendo caída de precios (acciones, bonos, etc. -cae el Merval) por “fire sales.”

Espermos que los rumores sean eso, sólo rumores, y que por una vez la cordura reine en el gobierno Kirchnerista y se evite un nuevo default. Argentina podría coronarse como uno de los pocos, sino el único, país en entrar en default estando aún en default (recordemos que los pagos a bonistas que hizo Argentina fue gracias al “stay” del juez Griesa, no gracias a la reestructuración de deuda del 2005 -a pesar de que algunos insisten en llamarla la “más exitosa en la historia”.)

 

Nicolás Cachanosky es Doctor en Economía, (Suffolk University), Lic. en Economía, (UCA), Master en Economía y Ciencias Políticas, (ESEADE) y Assistant Professor of Economics en Metropolitan State University of Denver.