VENEZUELA SOMOS TODOS.

Por Gabriel J. Zanotti. Publicado el 30/4/19 en: http://gzanotti.blogspot.com/2019/04/venezuela-somos-todos.html

 

Una psicótica delirante escribe un libro y millones lo compran, se presenta a elecciones y millones la votan. De manual. En la Argentina y en todo el mundo.

De manual porque la gran utopía del iluminismo liberal fue suponer que las democracias se iban a sostener con la madurez del “hombre nuevo” que aparecería con el paso del Antiguo Régimen a la Revolución. No: lo que aparece es un nuevo tipo de alienación. Una alienación concomitante con las sociedades de masas. La Rebelión de la masas de Ortega, Psicología de las masas y análisis del yo de Freud, El Miedo a la libertad de Fromm, son todos textos que, aunque de autores diferentes, analizan el mismo fenómeno: la irracionalidad de las masas, su identificación con una nueva figura del Padre, su ausencia total de pensamiento crítico, carne de cañón ideal para personalidades psicopáticas que las seducen con utopías que son relatos de poder para instalarse en eso: un poder sin el cual no pueden vivir. La diferencia entre Hitler y sus votantes y Cristina Kirchner y sus votantes es sólo de espacio y tiempo. Responden al mismo fenómeno analizado por Ortega, Freud y Fromm.

El único proyecto político que pudo poner un momentáneo freno a la masificación fueron las instituciones de la Constitución norteamericana, escritas desde la fuerte convicción aristocrática de los límites constitucionales que necesitamos ante los locos con poder, y apoyada por una cultura no exenta de masificación, pero sí constituida por granjeros y comerciantes que querían sacarse de encima a Jorge III y vivían mientras tanto, sin saberlo, de los beneficios de un common law evolutivo que no se repitió nunca más.

Podríamos extender este análisis a lo que ahora está sucediendo en EEUU y Europa, pero Latinoamérica y sus instituciones débiles siempre fue un cruel caldo experimental de cultivo para todo tipo de proyectos autoritarios, donde el diagnóstico de Fromm sobre la psiquis humana, sadomasoquista, de dominante a dominados, su ve a la perfección. Las democracias no autoritarias son estrellitas fugaces a merced de las masificaciones más ridículas y violentas que surgen de las votaciones. Estamos todos a merced de leviatáns potenciales que surgen aparentemente de golpe pero cocinados en la intimidad de una psiquis humana que proyecta en un psicópata sus más inconscientes frustraciones y pulsiones de agresión.

Esto no quiere decir que debemos abandonar la terea de fomentar el pensamiento crítico y difundir por medio de la razón la importancia de las libertades individuales y la economía de mercado. Tampoco implica, obviamente, utopías autoritarias de sesgo aristocrático cuya intrínseca violencia es su intrínseco fin. Sabemos lo que no debemos hacer, pero no qué hacer ante estas malas noticias de psicología política. Las ciencias sociales han avanzado mucho en temas como Economía, Law and EconomicsPublic Choice, Instituciones, etc., pero para el cambio social, las conjeturas se enfrentan más con refutaciones que con corroboraciones. Porque la clave es algo muy difícil, que es el cambio cultural. Algunas sociedades evitaron lo peor con algún estadista, que puede generar cambios culturales positivos, pero la aparición de ese estadista es totalmente aleatoria. Alemania y Japón, desde 1945 en adelante, parecen haber cambiado, pero a un precio que obviamente no permite establecer ninguna conjetura general. La pura es verdad es que cualquier parte del mundo puede ser Venezuela, en cualquier momento, y si no, es al precio de ser dictaduras totalitarias, algunas de las cuales tienen la perversa inteligencia de permitir algo de mercado como un instrumento más de dominación.

Sí, Cristina puede volver porque la cultura que la sostuvo nunca se fue. Putin está firme donde está porque la cultura zarista nunca se fue. Alemania y Japón están donde están porque la cultura que casi los destruye fue expulsada a los bombazos, dos de ellos totalmente injustificables. Cómo cambiar una cultura pero en paz, culturas donde la rebelión es la de las masas y no la del Atlas, es la gran pregunta que yo, al menos, no puedo responder.

 

Gabriel J. Zanotti es Profesor y Licenciado en Filosofía por la Universidad del Norte Santo Tomás de Aquino (UNSTA), Doctor en Filosofía, Universidad Católica Argentina (UCA). Es Profesor titular, de Epistemología de la Comunicación Social en la Facultad de Comunicación de la Universidad Austral. Profesor de la Escuela de Post-grado de la Facultad de Comunicación de la Universidad Austral. Profesor co-titular del seminario de epistemología en el doctorado en Administración del CEMA. Director Académico del Instituto Acton Argentina. Profesor visitante de la Universidad Francisco Marroquín de Guatemala. Fue profesor Titular de Metodología de las Ciencias Sociales en el Master en Economía y Ciencias Políticas de ESEADE, y miembro de su departamento de investigación.

G 20: burocracia a pleno, los niños desnutridos

Por Alejandro A. Tagliavini. Publicado el 19/9/18 en: https://alejandrotagliavini.com/2018/09/19/g-20-burocracia-a-pleno-los-ninos-desnutridos/

 

Si hay una reunión incoherente es la del G 20. Integrado por Alemania, Canadá, EE.UU., Francia, Italia, Japón, Reino Unido, Rusia, Arabia Saudita, Argentina, Australia, Brasil, China, Corea del Sur, India, Indonesia, México, Sudáfrica, Turquía y la Unión Europea, representa el 85% del producto bruto, dos tercios de la población  y el 75% del comercio mundial.

Es el principal foro para “la cooperación económica, financiera y política y busca generar políticas públicas que los resuelvan”, o sea, ver cómo los Estados interfieren al mercado dejándolo con menos libertad, imponiéndole regulaciones coactivas cuando el mercado es solo cooperación pacífica y voluntaria entre las personas.

Dado que este año la presidencia recae en el presidente argentino, Macri, la próxima Cumbre del G-20 se realizará Buenos Aires -primera vez en Sudamérica- entre el 30 de noviembre y el 1 de diciembre. Merkel, Trump, Putin, Xi Jinping, Macron, May y Shinzo Abe serán algunos de los mandatarios presentes. Pero previamente, se realizarán “solo” unas 50 reuniones -que comenzaron en diciembre de 2017- entre equipos técnicos y ministros en 11 ciudades del país.

Además, fueron invitados Chile y Holanda y España que es invitada permanente, y otros países representando bloques como Caricom (Jamaica), Asean (Singapur), Nepad (Senegal) y la Unión Africana (Ruanda). También estarán presentes el Banco Mundial, el FMI, la OCDE, el BID, el CAF, la OMC, la ONU, el FSB, la OIT y todas las siglas imaginables hasta agotar el abecedario de burócratas.

Si le parece poco, se desarrollan reuniones del B-20 (empresarios), el C-20 (ONGs), el L-20 (sindicalistas), el S-20 (científicos), el T-20 (think tanks), el W-20 (mujeres), y el Y20 (jóvenes). En total viajarán más de tres mil personas.

El Gobierno gastará al menos US$ 120 millones a lo que hay que sumarle los siderales viáticos de todos estos viajeros, más el sueldo de todos estos burócratas, en un país donde la pobreza ronda el 30% de la población y crece. Uno de los gastos más fuertes será en elementos como balas de goma y gases lacrimógenos: para reprimir Macri tiene dinero.

El más irónico de los temas a discutir será el de “Un futuro alimentario sostenible”. Hasta el oficialista Programa Mundial de Alimentos de la ONU reconoce que “Uno de los mitos más comunes… es que no hay suficientes alimentos en el mundo… los hay. El hambre… es una cuestión de acceso.” O sea, si hay hambre y desnutrición es porque la comida no llega a los más pobres debido a regulaciones e impuestos estatales que complican la distribución.

Por caso, los impuestos -como para solventar estas Cumbres- son una de las principales causas de pobreza desde que -aunque las cargas fiscales estén dirigidas a los más ricos- cuanto más alta es la capacidad económica de una persona con más fuerza los deriva hacia abajo: por ejemplo, algunos empresarios los pagan subiendo precios o bajando salarios.

Pero, además, se prohibirá el desarrollo normal de actividades y trabajo. Más allá de innumerables cierres de calles, los aeropuertos de Buenos Aires (Aeroparque, Palomar, San Fernando, Morón y 25 km a la redonda) estarán cerrados durante tres días y sólo recibirán oficiales. Hasta el Aeropuerto Internacional de Ezeiza se verá afectado. Y el 30 de noviembre será feriado -en la Ciudad de Buenos Aires- para “garantizar la logística” de la Cumbre.

 

Alejandro A. Tagliavini es ingeniero graduado de la Universidad de Buenos Aires. Ex Miembro del Consejo Asesor del Center on Global Prosperity, de Oakland, California y fue miembro del Departamento de Política Económica de ESEADE.

Los tres hipócritas mosqueteros

Por Alejandro A. Tagliavini. Publicado el 12/4/18 en: http://www.eltiempo.com/opinion/columnistas/alejandro-tagliavini/los-tres-hipocritas-mosqueteros-203974

 

Más salvajes son los conflictos cuanto más autoritarios son los ‘gobernantes’

Fuente de guerras y de todo tipo de conflictos, de aduanas, de represión a inmigrantes y salvajadas de toda clase son las fronteras, esos límites impuestos por los Estados que utilizan su monopolio de la violencia –sus fuerzas armadas y policiales– para imponerse dentro de territorios caprichosamente establecidos. Y más salvajes son los conflictos cuanto más autoritarios son los ‘gobernantes’, como los mosqueteros que hoy tenemos: Trump, Putin y Xi Jinping.

Los mismos tres que ahora se enfrentan –y lo pagan los ciudadanos comunes– por los supuestos ataques químicos en la ciudad siria de Duma, otra más de sus hipocresías. Sin dudas, es espantoso ver civiles muriendo debido a gases tóxicos, ¿pero acaso las muertes por misiles son válidas? No vale morir intoxicado, ¿pero sí destrozado por un misil?

La revista Foreign Policy –¿estará financiada por fabricantes de armas?– ‘sugirió’ una acción militar a gran escala contra Damasco. En una nota, recuerdan que el ataque anterior –el lanzamiento de 59 misiles Tomahawk contra la base aérea de Shairat en abril de 2017, después del supuesto uso de gas sarín en Jan Sheijun– “ha sido ineficaz”, ya que la base fue reutilizada al día siguiente y “no previno otros casos de uso de sustancias tóxicas”.

O sea, estos mismos torpes que promueven la violencia reconocen que no ha tenido éxito, pero, insólitamente, dicen que no ha sido exitosa por ser demasiado débil. “EE. UU. debería atacar una lista más amplia de blancos…”, dicen. Por cierto, Washington procede sin que le importe la opinión del Consejo de Seguridad de la ONU, otro organismo (multi) estatal, ineficaz y burocrático que en nada ha contribuido a la paz sino, más bien, al contrario.

Por otro lado, el artículo hace una referencia a un conflicto mayor con Rusia, ya que Putin es aliado de Siria. Lo cierto es que Trump contaría con el apoyo de Francia y el Reino Unido, mientras que podría empujar al Kremlin a una relación más estrecha con Pekín, reeditando la Guerra Fría, que sirvió para repartirse el mundo entre dos bloques.

Además, Washington planea nuevas sanciones económicas contra Rusia, que se suman a las que ya adoptó contra 38 individuos y entidades rusas por la presunta intromisión de Moscú en Ucrania y en varias elecciones occidentales y su apoyo al Gobierno sirio. Entre las empresas sancionadas están la exportadora rusa de material bélico Rosoboronexport, el gigante del aluminio Rusal, los conglomerados Russian Machines, Basic Element, la empresa automotriz GAZ y otras.

Los activos de estas personas y empresas bajo jurisdicción estadounidense quedan embargados y las transacciones financieras con ellas, prohibidas. Pero estas sanciones, además de despertar represalias de Putin, serán claramente negativas para el mismo mercado americano.

En fin, pretender que el Estado, el monopolio de la violencia –cuando la ciencia ha demostrado de manera concluyente que la violencia solo destruye– puede solucionar un problema es quizás la mayor hipocresía que hoy vivimos. Y, por cierto, el sofisma más grande en el que está basada esta sociedad decadente es forzar el cobro de impuestos –encarcelando a los ‘evasores’– porque el Estado necesitaría de esos fondos –el trabajo de las personas– para malgastarlos, por caso, en una de las corrupciones más notorias: el asistencialismo, enseñarles a las personas que pueden vivir gratis sin crear nada a cambio.

 

Alejandro A. Tagliavini es ingeniero graduado de la Universidad de Buenos Aires. Ex Miembro del Consejo Asesor del Center on Global Prosperity, de Oakland, California y fue miembro del Departamento de Política Económica de ESEADE.

EL VÍNCULO TRUMP-PUTIN

Por Alberto Benegas Lynch (h).

 

Ahora que el gobierno estadounidense se ha embarcado en una relación especial con el ruso, principalmente a través de su Presidente y el Secretario de Estado y los embrollos y renuncia del flamante Secretario de Seguridad, es el momento de considerar esa vinculación.

 

Aunque hay chantajes, espionajes y amenazas veladas y no tan veladas por parte de los secuaces de Putin en base a informaciones confidenciales de todo tipo que el gobierno ruso ha ido acumulando sobre la vida íntima de políticos estadounidenses incluido a Trump, aunque esto ocurre el nuevo jefe de la Casa Blanca estima que acercamientos con el Kremlin puede rendir frutos positivos a contracorriente de todo lo sucedido en los últimos cien años desde 1917, problemas con el gobierno de Estados Unidos que se acentuaron a partir de la finalización de Yalta. Ahora Trump justifica su anunciado acercamiento al decir que “Putin es muy apreciado por su pueblo y por la comunidad internacional” (?).

 

Trump preside el otrora baluarte del mundo libre y en el  contexto de sus diatribas contra la prensa llama poderosamente la atención que abandone su responsabilidad de cuidar la constitucional libertad de la expresión del pensamiento. En lugar de explicar lo que no comparte opta por insultar y por prohibir a los medios la entrada a sus  ahora llamadas “conferencias de prensa” como si fuera el dueño de la Casa Blanca y no respondiera ante el público por sus actos igual que en una “república bananera”, o como si su vocero fuera el comisario de los medios de comunicación.

 

Estremecen sus embates a la Justicia en lugar de respetar la división de poderes. También alarman sus reiterados ataques contra el libre comercio, su xenofobia, su militarismo y el aumento astronómico del gasto público que promete (esta avalancha inaudita de insensatez no da espacio para ponderar la reducción de ciertos impuestos y el intento de mejora en algo de los esquemas de educación y salud). En su primer discurso ante las dos Cámaras del Congreso tocó muchos temas pero el eje central se basó en su nacionalismo -mal llamado “proteccionista” desde el decimonónico Friedrich List en Alemania- lo cual acarreará muchos sinsabores para el pueblo estadounidense y para el resto del mundo.

 

En  este cuadro de situación, preocupa su acercamiento a un gobierno corrupto y sus ininterrumpidos asaltos a las libertades individuales que, sin los campos de exterminio soviéticos, en buena medida ha continuado con aquella política hasta el presente, comandadas por un ex matón de la KGB.

 

Rusia está dominada por un gobierno de mafias desde el colapso del comunismo. Los mismos capitostes de la KGB se instalaron en el gobierno y se repartieron empresas y mercados cautivos como botín de guerra. Ahora que el peligro se acentúa, se hace necesario reiterar algunos pasajes que escribí antes.

 

La historia de Rusia es en verdad muy desoladora, primero el terror blanco de los zares y zarinas con su criminal policía secreta (Ojrana), luego el asesino terror rojo y ahora las mafias. En sus memorias, Vladimir Bukovsky, uno de los tres disidentes de mayor calado junto con sus amigos Solzhenitsin y Sajarov, declara que “el monstruo que crearon nuestros Frankenstein mató a sus creadores, pero él está vivo, muy vivo. A pesar de los informes optimistas de ciertos medios de comunicación occidentales, que en los años transcurridos desde entonces han proclamado que Rusia entró en la era de la democracia y la economía de mercado. No hay evidencias, ni siquiera perspectivas de que así sea. En lugar de un sistema totalitario, ha surgido un estado gangsteril, una tierra sin ley en la cual la antigua burocracia comunista, mezclada con el hampa, se ha convertido en una nueva elite política, así como en una nueva clase de propietarios”.

 

Como es sabido, la Unión Soviética provocó el mayor descuartizamiento humano desde 1917 a 1989, matanzas sin precedentes llevadas a cabo por un gobierno (solo sobrepasadas por Mao) y, sin embargo, Putin reivindica en la Universidad de Moscú a los verdugos y también enaltece las atrocidades en Hungría, en la ex Checoslovaquia y en Chechenia en un contexto de mordazas a la prensa y simulacros electorales administrados por la antigua nomenklatura.

 

Yuri Y. Agaev explicó en una visita a Buenos Aires que después del fiasco de Gorbachov y su perestroika (un subterfugio para implantar “el verdadero socialismo”), el Fondo Monetario Internacional desbarató la posibilidad de contar por primera vez con liberales en el gobierno al financiar abundantemente al grupo opositor que finalmente se hizo con el poder.

 

Personas de gran coraje como los mencionados y como lo fue Anna Politkovskaya (luego asesinada), han contribuido a poner su valioso granito de arena para modificar la dramática situación de los rusos. Politkovskaya fundó en Moscú con un grupo de amigos el diario Novaya Gazeta, con la idea de competir nada menos que con Pravda el periódico oficial que paradójicamente significa “verdad”.

 

Desde ese nuevo periódico denunció permanentemente la corrupción y los atropellos del gobierno de Putin en todos los frentes. Como sucede en esos sistemas, fue reiteradamente amenazada de muerte y advertida de los serios peligros que corría incluso por amigos periodistas de Occidente, como el director de The Guardian de Londres. Esto ocurría en un contexto donde, según el Grupo Helsinki, solamente en Moscú durante los gobiernos de Putin, fueron asesinados por los esbirros del régimen seis periodistas, sesenta y tres fueron golpeados malamente, cuarenta y siete fueron arrestados y cuarenta y dos fueron imputados penalmente.

 

A pesar de todo, la extraordinaria periodista de marras proseguía con sus denuncias en sus valientes artículos de investigación. Consignó que el fundamento de su actitud era que “si alguien cree que puede vivir una vida confortable en base a pronósticos optimistas, allá ellos, es la forma más fácil pero también constituye la pena de muerte para nuestros nietos” (este pensamiento hay que refrescarlo también en otros lares).

 

Randon House de New York publicó su impresionante y muy ilustrativo diario bajo el título de A Russian Diary. A Journalist Final Account for Life, Corruption and Death in Putin`s Russia. La autora murió asesinada en el ascensor de su casa a manos de los sicarios del gobierno. Antes de eso publicó un libro de una notable investigación cuyo título en la versión castellana es La Rusia de Putin donde documenta muy acabadamente los reiterados atropellos e iniquidades llevadas a cabo por los hampones de Putin y los desaguisados y la miseria que debe sufrir el común de la gente.

 

Desafortunadamente la caricatura de democracia no solo tiene lugar en Rusia donde ganan tiranuelos de diversos colores, se habla de “elecciones limpias” como si se tratara de un torneo irrelevante sin otro fondo que lo numérico aunque se haga tabla rasa con los derechos.

 

En esta línea argumental, consigno en esta nota telegráfica una reflexión del antes mencionado Bukovsky (que también nos visitó en Buenos Aires con motivo de un acto académico), elucubraciones apuntadas en sus antedichas memorias tituladas To Built a Castle. My Life as a Dissenter: “Miles de libros se han escrito en Occidente y cientos de diferentes doctrinas han sido creadas por políticos encumbrados al efecto de encontrar un compromiso con los regímenes totalitarios. Todos evaden la única solución correcta: la oposición moral”.

 

En estos climas mafiosos siempre aparecen dictadores (de facto o electos) que resumen bien lo que ocurre, Putin no es el único ejemplo: Trujillo en la República Dominicana y Getulio Vargas en Brasil dijeron en sendos discursos “a los amigos todo, a los enemigos la ley” a sabiendas de lo horrendas de sus normas legales y Perón, en la Argentina, espetó “al enemigo, ni justicia”, por ello, contrariando toda la mejor tradición, fabricó el billete de un peso con el símbolo de la Justicia con los ojos destapados y fue uno de los pioneros en cambiar la Constitución para reelegirse e hizo tabla rasa con la noción del derecho, lo cual reiteró en sus tres mandatos (el último, principalmente a través de sus ministros José López Rega y José Ben Gelbard). En nuestros días han surgido nuevos sátrapas liderados por los Castro, Chávez-Maduro y la infame dinastía norcoreana y sus imitadores que achuran todo vestigio de libertad y dignidad bajo diversos ropajes y trampas inauditas, objetivos imitados parcialmente por los Correa, Ortega, Morales y Kirchner.

 

Ya 400 años antes de Cristo, Diógenes recurría a la alegoría de andar con una lámpara “en busca de un hombre honesto”. Ahora rindo este modesto pero muy sentido homenaje a los que se ponen de pie y son capaces de escribir y decir lo necesario para cambiar. Tal como repetían los Padres Fundadores en Estados Unidos: “El costo de la libertad es su eterna vigilancia”. En cada acto el hombre no parte de cero, no podemos apreciar el presente ni conjeturar sobre el futuro sin basarnos en el pasado, por tanto, tomemos los casos de los que hablan fuerte y claro sin concesiones al efecto de dar cabida a la luz diogenista.

 

En el último libro de los citados aquí de Politkovskaya se lee un párrafo que puede resumir la obra, al tiempo que pone al descubierto la raíz del problema que debemos combatir y no solo en Rusia: “Nadie acude a buscar justicia a unos tribunales que alardean sin tapujos de su servilismo y su parcialidad. A nadie en su sano juicio se le ocurre ir a buscar protección a las instituciones encargadas de mantener el orden público, porque están corrompidas por completo”.

 

Ni bien los burócratas comienzan a articular discursos tendientes a elaborar sobre lo que le conviene y lo que no le conviene a la gente en sus vidas privadas, comienzan los peligros ya que a poco andar esos megalómanos se constituirán en los árbitros forzados  y ladrones disfrazados de empresarios para manejar a su antojo el fruto del trabajo ajeno con lo que se apoderan de sus vidas.

 

Como queda dicho, el sistema gangsteril impuesto en Rusia es lamentablemente la continuación por otros medios de los horrores establecidos por el terror blanco y el aun más tremebundo terror rojo. Horrores basados en mentiras, no en errores lo cual es humano, sino en falsear deliberada, voluntaria y sistemáticamente todo cuanto esté al alcance de gobernantes inescrupulosos.

 

Alberto Benegas Lynch (h) es Dr. en Economía y Dr. en Ciencias de Dirección. Académico de la Academia Nacional de Ciencias Económicas, fue profesor y primer rector de ESEADE durante 23 años y luego de su renuncia fue distinguido por las nuevas autoridades Profesor Emérito y Doctor Honoris Causa.

Ahora que el populismo es una amenaza en todo el mundo, lo investigan economistas de todo el mundo

Por Martín Krause. Publicada el 8/1/17 en: https://puntodevistaeconomico.wordpress.com/2017/01/08/ahora-que-el-populismo-es-una-amenaza-en-todo-el-mundo-lo-investigan-economistas-de-todo-el-mundo/?utm_source=dlvr.it&utm_medium=twitter

 

Ahora que el tema del populismo dejó de ser un fenómeno latinoamericano para presentarse, bajo distintas formas, en países desarrollados, no es de extrañar que los economistas de esos países hayan comenzado a ocuparse del tema.

Por ejemplo: Nicholas Chesterley, de Oxford University y Paolo Roberti, de la Universidad de Bologna, presentan este paper titulado “Populism and Institutional Capture”: http://amsacta.unibo.it/5455/1/WP1086.pdf

Va el resumen y los primeros párrafos (se pueden encontrar las referencias en el paper):

“Este trabajo considera la conducta electoral y la captura institucional cuando los votantes escogen entre un político populista y otro no-populista. Los políticos populistas proveen a los votantes un boom de utilidad seguido de consiguiente colapso, como en Dornbusch y Edwards (The Macroeconomics of Populism in Latin America, University of Chicago Press, 1991).

Los no-populistas proveen un nivel constante de utilidad. Sin embargo, una vez en el poder, políticos de los dos tipos pueden tomar control de las instituciones y asegurarse la reelección. Mostramos aquí que, en equilibrio, los políticos populistas pueden capturar las instituciones y evitar ser reemplazados durante la crisis: pero los no-populistas no. Los votantes, eligen racionalmente a un populista si los votantes descuentan suficientemente el futuro o si es demasiado costoso para el populista tomar control de las instituciones. Desgraciadamente, ambos tipos de políticos pueden preferir instituciones débiles, tanto para permitir su captura o para desalentar la elección del populista. “

“Es ampliamente reconocido que el populismo es un fenómeno destacado de comienzos del siglo XXI, aunque resulta difícil de definir. El concepto típicamente incluye a figuras tan dispares como Chávez, Cristina Fernández, Berlusconi y Putin, como también movimiento tales como el Frente Nacional en Francia o el Movimiento 5 Stelle en Italia. Los cientistas políticos suelen analizar al populismo a través del contraste entre un discurso marxista y uno populista (Mudde, 2004), M’eny and Surel (2002). Mientras la retórica marxista hace referencia a la lucha de clases, la retórica populista subraya el contraste entre el pueblo como un todo y una élite corrupta.

Dornbusch & Edwards (1991) analizaron el contenido económico de las propuestas populistas, y concluyeron que el populismo presenta soluciones fáciles a problemas complejos, lo cual puede mejorar el bienestar en el corto plazo, pero resulta costoso en el largo plazo. Esta visión es compartida por Sachs (1989), quien llama a este tipo de dinámica “el ciclo político populista”. Un ejemplo reciente es Venezuela bajo Chávez, donde las políticas redistributivas junto a una conducta fiscal imprudente llevaron luego de varios años a una espiral inflacionaria y pusieron al país el borde del colapso. Argentina experimentó un resultado similar bajo la presidencia de Fernández”.

Los efectos de largo plazo de las políticas populistas son analizados por Dornbusch & Edwards (1991) se contradicen con la persistencia en el poder de líderes populistas durante los últimos años, y sugiere que el uso de alguna forma de ventaja del incumbente los ayuda a perpetuarse en el poder. El principal objetivo de este trabajo es comprender si los políticos populistas tienen más incentivos para mantenerse en el poder a pesar de la voluntad de los votantes, y estudiar los incentivos de los votantes para elegir políticos que puedan intentar esa captura.”

 

Martín Krause es Dr. en Administración, fué Rector y docente de ESEADE y dirigió el Centro de Investigaciones de Instituciones y Mercados (Ciima-Eseade).

 

Ucrania: la pasión europea.

Por Mario Vargas Llosa. Publicado el 28/11/14 en: http://elpais.com/elpais/2014/11/28/opinion/1417171876_618448.html

 

PIEDRA DE TOQUE. La agresión de Putin es sólo el primer paso en su desafío al sistema democrático occidental; pero los ucranios son ahora libres y a Rusia le costará muchísimo arrebatarles esa libertad.

Quienes se sienten desmoralizados con la construcción de la Unión Europea deberían ir a Ucrania; verían cómo este proyecto concita una enorme ilusión en muchos millones de ucranios que ven en la Europa unida la única garantía de supervivencia de la soberanía y la libertad que conquistaron con la gesta del Maidán contra el Gobierno corrupto de Yanukóvich y que hoy amenaza la Rusia de Putin, empeñado en la reconstitución del imperio soviético (aunque no se llame así). Verían también la serenidad estoica que muestra una sociedad invadida por una potencia extranjera, que se ha apoderado ya de la quinta parte de su territorio, y cuyas fronteras orientales, donde mueren a diario más voluntarios de los que indican las estadísticas oficiales, siguen transgrediendo centenares de blindados y millares de soldados rusos.

“Doscientos tanques sólo en los últimos dos días y, con ellos, unos 2.000 militares, sin sus uniformes”, me precisa el presidente Petro Poroshenko, en el gigantesco y pesado edificio que ocupa, y que fue construido para el Comité Central del Partido Comunista de Ucrania. “Rusia no respetó ni un solo día el acuerdo de paz que firmamos en Minsk. Pero la invasión rusa ha servido para unirnos. Ahora, el 80% del país rechaza la intervención y está dispuesta a pelear”. Habla con mucha calma, en un inglés cuidado —es un industrial próspero, rollizo y amable y todo el mundo conoce sus fábricas de chocolates— y está convencido de que Europa y Estados Unidos no permitirían la ocupación colonial de su país.

Se dice que entre el presidente Poroshenko y su primer ministro, Arseni Yatseniuk, hay diferencias, pues este último sería más radical que aquél. Conversando con ambos, por separado, apenas las noté. Ambos creen que la agresión rusa continuará y que Ucrania, para Putin, es sólo un primer paso en su desafío al sistema democrático occidental, al que percibe como un adversario esencial de Rusia y del orden autoritario e imperial que preside; y que, en las actuales circunstancias, el jerarca ruso se siente envalentonado por la impunidad con que ha actuado creando los enclaves prorrusos de Georgia —Abjasia y Osetia del Sur—, apoderándose de Crimea e infligiendo una humillación al presidente Obama en Siria, saltándose alegremente, sin el menor perjuicio, las “líneas rojas” que éste estableció.

El jerarca ruso está ahora envalentonado por la impunidad con que ha actuado

En lo que Poroshenko y Yatseniuk se diferencian es en que el primer ministro, raro hombre público, no trata de ser simpático a su interlocutor y habla con una franqueza cruda que cualquier político consideraría suicida. “Nadie va a ir a la guerra por Ucrania, lo sabemos de sobra. Ojalá que, por lo menos, nos den armas para defendernos”. Es delgado, calvo, con unas gruesas gafas de miope y, se diría, un asceta. Economista destacado, dirigió el Banco Central, ha sido ministro de Economía y rara vez sonríe. “No soy pesimista sino realista”, asegura. “Los zares, Lenin, Stalin, trataron de desaparecernos. Ahora todos ellos están muertos y Ucrania sigue viva. ¿Qué debemos hacer, pese a la desigualdad de fuerzas con Rusia? Luchar, no hay alternativa”. Piensa que si Ucrania cae, las próximas víctimas serán los países bálticos, Polonia, las otras “exdemocracias populares”. “Putin no puede dar marcha atrás, en Rusia lo matarían. Ha hecho tragar a su pueblo que todo esto es una conjura de la CIA y los Estados Unidos. Y, por ahora, los rusos le creen y están dispuestos a sufrir todas las sanciones económicas que les inflija el mundo democrático”. Estas sanciones están afectando seriamente a la economía rusa, pero Yatseniuk no cree que ello mermará la vocación imperialista de Putin. “Su principal objetivo no es económico sino político e ideológico”.

A la ciudad de Dnipropetrovsk, extendida a ambas orillas del majestuoso río Dniéper, han llegado en las últimas semanas más de 40.000 refugiados de las provincias orientales donde se combate. El alcalde me dice que esperan otros 40.000 en las próximas semanas. Aunque las migraciones forzadas por causa de la guerra son difíciles de cuantificar, la cifra de ucranios que han abandonado las ciudades y pueblos de la frontera debe haber ya excedido el millón. Para albergar este gigantesco éxodo hay una movilización ciudadana que apoya y a veces suple al Estado precario, que se va reconstituyendo a saltos luego del cataclismo que significó el desplome de la dictadura de Yanukóvich gracias al levantamiento del Maidán.

En la enorme plaza de este nombre hay fotos de todos los muertos durante las acciones. Hablo con varios líderes de la revuelta y el que me impresiona más es Dimitri Bulatov. Organizó las caravanas de automóviles que iban a hacer manifestaciones de repudio pacíficas ante las casas de los jerarcas del régimen y aseguró las comunicaciones rebeldes. Nada más comenzar las protestas fue secuestrado, en plena calle, por individuos que —supone— pertenecían a las “fuerzas especiales” del Gobierno. Durante ocho días fue torturado: le acuchillaron la cara, le cortaron media oreja y, finalmente, lo crucificaron. Sus verdugos querían que confesara que el Maidán era financiado por la CIA. “Les confesé todos los disparates que querían pero, aun así, estaba seguro de que me matarían”. Sin embargo, al octavo día, misteriosamente, sus captores desaparecieron. Ahora es ministro de Juventud y Deportes. Joven y jovial, luce sin la menor incomodidad su oreja cortada, su gran cicatriz en la cara y sus manos trituradas. Me informa con lujo de detalles sobre los esfuerzos que hacen él y sus colegas en el Gobierno para acabar con la corrupción, grande todavía en la burocracia oficial. Le pregunto si es verdad que, apenas liberado del secuestro, fue a pelear como voluntario a la frontera. “Sí, y mi mujer me dijo que si volvía vivo ella me mataría. Pero no lo hizo”. Su mujer, que está a su lado, joven, bonita y risueña, asiente: “Da, da”.

Millones de ucranios ven en la Unión Europea la única garantía para su supervivencia

El Ejército ucranio que se enfrenta a los rusos ha renacido prácticamente de la nada; está conformado en parte por voluntarios y, dada la precariedad de los fondos de que dispone el Gobierno, existe en buena medida gracias al apoyo de la población civil. Julia, mi traductora, me cuenta que ella y sus hijos están encargados de las colectas en su calle para ayudar a los soldados y que, cada semana, van ellos mismos en vehículos alquilados a la frontera llevando las provisiones, mantas, colchones y dinero que permiten a los combatientes subsistir.

El único escritor ucranio que he leído, Mijaíl Bulgákov, se sentiría orgulloso en estos días de la resistencia y el heroísmo tranquilo de sus compatriotas. Él fue una víctima de Stalin y del régimen comunista que censuró casi todos sus libros; su obra maestra, El maestro y Margarita, sólo apareció en los años setenta, muchos años después de su muerte. En lugar de mandarlo al Gulag, Stalin tuvo el refinamiento de darle un trabajito miserable en el mismo teatro donde se habían estrenado sus obras más exitosas, como para que se muriera a pocos de nostalgia y frustración.

Voy a visitar su casa-museo en la bonita cuesta de San Andrés, donde hay una bella iglesia ortodoxa, pintores callejeros y quioscos llenos de camisetas con insultos contra Putin y rollos de papel higiénico impresos con su cara. La casa del escritor es pulcra, blanca, llena de íconos —sus seis hermanas y sus padres eran muy religiosos— y ahí están sus cuadernos de estudiante de Medicina, su título, sus libros póstumamente publicados que él nunca vio. Visitar esta casa, este país, aunque sea sólo por cinco días, me entristece, me alegra, me subleva. Una visita tan corta le llena a uno la cabeza de imágenes confusas y sentimientos exaltados. Pero de una cosa estoy seguro: los ucranios son ahora libres y a Vladímir Putin le costará muchísimo arrebatarles esa libertad.

 

Mario Vargas Llosa es Premio Nobel de Literatura y Doctor Honoris Causa de ESEADE.

¿Qué cosa es la seguridad de los Estados Unidos?

Por José Benegas. Publicado el 13/6/13 en http://josebenegas.com/

 “Aquellos que pueden dejar la libertad esencial por obtener un poco de seguridad temporal, no merecen, ni libertad, ni seguridad.”

                                                                                                              Benjamín Franklin

 En la saga de La Guerra de las Galaxias se entiende mejor el conflicto entre libertad y seguridad que en el debate público actual a partir de la revelación de la vigilancia del gobierno sobre las actividades de la población en Internet. Y no me refiero al programa de defensa estratégica del ex presidente Reagan, sino a la película de George Lucas.

Bien a tono con la frase de Benjamín Franklin, Lucas muestra cómo el guardián esgrime el temor al enemigo como medio para fortalecerse y llega a convertirse en el verdadero peligro. Para que ese proceso ocurra siempre debe forzarse la situación de elegir entre el abismo y el quebrantamiento de los derechos individuales.

El principal peligro del terrorismo es precisamente ese y no las explosiones. Los atentados no están destinados contra las víctimas directas sino contra los sobrevivientes. A ellos se los quiere poner ante la única situación en la cual estarían dispuestos a abandonar sus principios y el ideal de libertad bajo el derecho, que es el principal obstáculo con el que se encuentran los que utilizan el terror como método de imponerse.

No es que el dilema no exista y si hablamos de ficciones basta ver el modo en que el cine de Hollywood y las series actuales tratan el problema en la actualidad con cierta comprensión hacia un poder establecido que se salta sus propias reglas y a la vez una cuota importante de desconfianza hacia los organismos públicos en los que antes sólo había héroes.

El problema de los Estados Unidos con el terrorismo no es nuevo. En América Latina el terrorismo ya produjo su daño treinta años atrás. En cierto punto el Departamento de Estado entendió que ninguna situación por amenazante que fuera podía justificar quebrantar los derechos fundamentales de las personas. En tiempo de James Carter esa política fue central en la relación con América Latina.

Ahora nos encontramos con denunciantes como el señor Edward Snowden, tratados como “enemigos públicos” por develar que la población se encuentra bajo vigilancia en sus comunicaciones en función de la seguridad nacional y en el marco de la Patriotic Act. El señor Putin cuyo respeto a la libertad individual deja mucho que desear, se da el lujo de burlarse de los Estados Unidos ofreciéndole asilo a Snowden, del mismo modo en que Estados Unidos asilaba a los disidentes soviéticos en el pasado.

Habría que pensar en que consiste velar por la seguridad de Estados Unidos. ¿Es Estados Unidos otra cosa que su Constitución, su sistema de vida, los valores defendidos por los padres fundadores? No se debe confundir eso con el estado norteamericano, ni con la mera preservación de la integridad física de la población. Aquí reside el verdadero dilema.

¿Nos meteríamos en una celda para quedar a salvo de los asaltantes de la calle? La decisión que hay que tomar y por la que debería girar el debate es si la libertad vale o no más que la vida. Eso parece indicar casi toda la historia de los Estados Unidos. Basta recorrer la ciudad de Washington DC para verse abrumado por la conmemoración a millones de muertos que ha dado este país en función de una idea tan poderosa y simple como la libertad individual.

Por eso es dramático que el señor Snowden tenga que decir que nunca más se sentirá seguro por haber abierto la boca para preservar los derechos de todos los que se encuentran bajo vigilancia. Entonces lo menos que podemos decir es que no está tan claro quién defiende la seguridad de los Estados Unidos y quién la amenaza.

Ayer aclaraba este ex empleado de la CIA que en el futuro el “Estado vigilante” superará la capacidad del pueblo norteamericano de controlarlo “y no habrá nada que la gente pueda hacer llegado ese punto para oponerse a él. Y habrá una tiranía llave en mano”.

Otros están pensando en como limitar la capacidad de la prensa de difundir secretos catalogados como “de estado”, pero no solo los periodistas no son agentes públicos y los secretos han dejado de ser tales desde el momento en que les llega la información, sino que este tipo de medidas son por completo contraproducentes. Si algo se filtró de la oficina pública encargada de resguardar cualquier información, lo peor que podría ocurrirle al gobierno es no enterarse, sobre todo si no se entera por las restricciones que le impuso a quienes deberían informarlo. Si hay una falla de seguridad, esta en realidad queda revelada y expuesta gracias a la prensa y lo mejor que puede pasarle a un gobierno es que sus periodistas cuenten cosas al público, en lugar de que se las enteren en silencio sus enemigos ¿Qué cosa no puede lograr un espía que si pueda lograr un medio de prensa?

Lo más importante es estar muy atentos a los principios y valores en juego, para que el terrorismo no logre su principal objetivo que es que nos parezcamos a ellos. Porque si todo es igual el único orden subsistente es la ley del más fuerte, que es el terreno en el que se sienten más cómodos.

José Benegas es abogado, periodista, consultor político, obtuvo el segundo premio del Concurso Caminos de la Libertad de TV Azteca México y diversas menciones honoríficas. Autor de Seamos Libres, apuntes para volver a vivir en Libertad (Unión Editorial 2013). Conduce Esta Lengua es Mía por FM Identidad, es columnista de Infobae.com. Es graduado del programa Master en economía y ciencias políticas de ESEADE.