A meses de las elecciones, el gradualismo le pasa la factura de la improvisación al Gobierno

Por Roberto Cachanosky. Publicado el 16/4/2019 en: https://www.infobae.com/opinion/2019/04/16/a-meses-de-las-elecciones-el-gradualismo-le-pasa-la-factura-de-la-improvisacion-al-gobierno/

 

Desde un inicio el gobierno de Macri se negó a presentar un plan económico que marcara un claro rumbo a seguir de manera de generar expectativas en la población, para luego avanzar en las reformas que requería la herencia recibida

El Tesoro emite títulos para afrontar el déficit fiscal y vende divisas para pagar la deuda

El Tesoro emite títulos para afrontar el déficit fiscal y vende divisas para pagar la deuda

El error inicial del Gobierno no solo consistió en no contar la herencia recibida, sino que lo más grave es que creyó que medidas aisladas podían solucionar un problema económico de la magnitud que dejaba Cristina Fernández de Kirchner. Se largó sin un plan, a poner parches a un bote que hacía agua por todos lados.

Nunca creyó que había que bajar el gasto público como paso indispensable para poder crecer. Imaginó que las inversiones iban a llover solo porque Mauricio Macri se sentaba en el sillón de Rivadavia, por lo tanto, esas inversiones iban a generar crecimiento y el gasto se iba a licuar sobre el PBI por arte de magia. Solo tomando medidas aisladas todos los días «íbamos a estar un poquito mejor». El gradualismo en medidas y en sentirse mejor.

La realidad que enfrentamos debería ser suficiente evidencia para que, si Mauricio Macri o alguien de Cambiemos lograra renovar el mandato, deberían aprender de estos 4 años desperdiciados que nos ponen en una situación política crítica, ya que el desgaste de los errores económicos cometidos le pavimentan el camino a Cristina Fernández de Kirchner para su vuelta. No es por mérito de ella que tiene chances de volver, sino por la insistencia de Cambiemos de mantenerse en el error.

Esta mezcla de no querer enfrentar el problema del gasto junto con la continuidad de las políticas de revolear la plata del contribuyente en planes sociales, nos ha dejado en una situación económica en la que a la herencia del kirchnerismo se le suma la herencia de Cambiemos.

¿Por qué se está atravesando semejante proceso recesivo? ¿Bajó el gasto público como sostienen algunos miembros de Cambiemos?

El gasto del Sector Público Nacional incluidos los intereses de la deuda pública y excluidos los gastos de las provincias y de los municipios, bajó de 26,5% del PBI en 2015, que dejó el kirchnerismo, a 23,7% en 2018, una reducción de 2,8 puntos del PBI. Aquí no se incluye el gasto cuasifiscal del BCRA que creció en 1,6 puntos del PBI entre 2015 y 2018.

De manera que, en principio, el Gobierno podría mostrar estos números como un logro de su gestión y taparle la boca a todos los que decimos que hay que bajar el gasto público. Sin embargo, vale la pena preguntarse: ¿dónde bajó el gasto público el gobierno nacional entre 2015 y 2018?

Para responder al interrogante, basta con ver el gráfico previo. El gasto en subsidios económicos para mantener artificialmente bajas las tarifas de los servicios públicos (energía, transporte público, gas, agua potable, etc.) bajó de 4,25% del PBI que dejó el kirchnerismo a 2,16% del PBI con Cambiemos.

Es decir, de los 2,8 puntos del PBI que se redujo el gasto público en la era Cambiemos, 2,1 puntos porcentuales se explica por menores subsidios económicos, es decir aumento de tarifas de los servicios públicos a familias y empresas.

Sin duda que esa medida había que tomarla porque nadie tiene que sentirse con derecho a que otro le subsidie la luz, el gas, el boleto de colectivo, etc., de manera que esa reducción de gasto no tiene objeción y correspondía hacerla.

El punto es que lo que hizo el Gobierno fue cambiar la forma de financiar ese gasto. Con el kirchnerismo se recurría a la emisión monetaria o más impuestos, con Cambiemos se financia, como corresponde, en la boleta de luz, pero no se redujo el impuesto inflacionario ni la carga tributaria sobre el sector privado que se aplicaba para financiar ese gasto, por lo tanto la gente siente en el bolsillo el peso de las nuevas tarifas de luz y la misma carga tributaria que venía soportando de antes.

Si se combina el peso sobre el sector privado por el aumento de las tarifas de los servicios públicos, con la misma carga tributaria y tasas de interés que se dispararon al infinito, todo el costo del ajuste cae sobre el sector privado mientras que el sector público se mantiene al margen de toda reducción, tanto el sector público nacional como los provinciales y los municipales.

El resultado no es otro que una economía que está estancada desde 2011 pero con una fenomenal caída en 2018, esto quiere decir que cada vez hay menos riqueza para repartir pero el gobierno sigue gastando en planes sociales como si ese gasto fuera una bondad de la política económica.

El gráfico previo muestra que el gasto en políticas de ingresos (AUH, pensiones no contributivas, políticas de empleo del Ministerio de Trabajo, etc.) aumentó en casi 5 puntos del PBI entre 2004 y 2018; y también refleja que Cambiemos no bajó el gasto en este rubro, y sin embargo hay más pobres.

No se puede tomar toda la serie porque el kirchnerismo desarmó las estadísticas del Indec para no «estigmatizar» a los pobres, pero de acuerdo a datos de la UCA, el kirchnerismo dejó una pobreza del 29% de la población  y en la última medición del Indec dio 32%, es decir, a pesar que se mantuvo los programas de políticas de ingresos, la pobreza no cede.

Y no cede porque el sector privado sigue siendo aplastado por el sector público nacional, provincial y municipal con su enorme burocracia, empleo público y «planes sociales». La Argentina no crece porque no hay inversiones en un país con una carga tributaria que se mantiene entre las más altas del mundo.

El costo de no haber tenido un plan económico consistente

En definitiva, lo que estamos viendo es que hay que pagar el costo de no haber tenido un plan económico consistente que generara un shock de confianza y avanzar con las reformas que se requerían.

Haber recurrido al endeudamiento para financiar gastos corrientes esperando la lluvia de inversiones hoy pasa la factura a meses de las elecciones y tienen que salir a inventar la pólvora para tratar de mover algo la economía y disimular la huida del dinero que impacta en los precios.

Los anuncios esperados seguramente serán parches y aspirinas para llegar a las elecciones. Una verdadera lástima que el presidente a Mauricio Macri haya comprado el humo que le vendieron con el gradualismo que era una forma de no hacer nada y seguir con un Estado sobredimensionado y planes sociales, esperando que haciendo lo mismo que venimos haciendo durante décadas de un resultado diferente.

Lo más patético es que se llega a las elecciones con medidas que probablemente sean más populismo para evitar que venga el populismo k.

 

Roberto Cachanosky es Licenciado en Economía, (UCA) y ha sido director del Departamento de Política Económica de ESEADE y profesor de Economía Aplicada en el máster de Economía y Administración de ESEADE

La mitad más uno de los asalariados están registrados en el Estado

Por Roberto Cachanosky. Publicado el 13/11/18 en: https://www.infobae.com/economia/2018/11/13/la-mitad-mas-uno-de-los-asalariados-estan-registrados-en-el-estado/

 

Sigue la lucha política por gastar la plata del contribuyente. El Gobierno tuvo que ceder ante la presión de las provincias para poder aprobar el Presupuesto en el Senado, aceptando un aumento del gasto de $24.000 millones

A las gobernaciones siempre le falta un peso, si no lo obtienen de la Nación suben el Inmobiliario o Ingresos Brutos (Télam)

No extraña esta exigencia provincial porque, como lo he señalado en otras oportunidades, la democracia ha degenerado en una competencia populista. El que ofrece aumentar la cultura de la dádiva y redistribuir la escasa riqueza que se produce en Argentina, puede quedarse con la mayor cantidad de votos.

Por supuesto que esa competencia populista consiste en insistir con mantener el empleo público en las provincias. De los 3.165.400 empleados públicos entre nación, provincias y municipios, el 70% está en los empleos públicos provinciales.

Como puede verse en el gráfico, el empleo público en las provincias entre 2003 y 2017 aumentó, en promedio, un 70%. Es importante resaltar que 2003 no es un piso bajo de comparación ya que los estados provinciales venían sobredimensionados hacía rato, al punto tal que en la década del 90 se hablaba de regionalizar el país para que no hubiese tantos parlamentos, ejecutivos y poderes judiciales.

De manera que el punto de comparación de 2003 es un punto alto y aun así tenemos un incremento del empleo público del 70% promedio.

Puesto en números absolutos, entre 2003 y 2017 el empleo público provincial creció en casi un millón de nuevos puestos en el Estado. Una forma de disimular el desempleo, porque en realidad no son puestos de trabajo. Son solo subsidios de desempleo escondidos como puestos de trabajo.

De los 24 distritos del país sólo 7 crecieron por debajo del promedio general, y en casos como Formosa, el empleo público no creció más, probablemente porque ya no quedaba mucha más gente para agregar al estado provincial.

¿Por qué tomo el 2003 como punto de referencia? Porque como decía antes, hace rato que el Estado está sobredimensionado, tanto a nivel nacional, provincial como municipal, pero el kirchnerismo llevó ese sobredimensionamiento a niveles insospechados.

Mercado laboral: el Estado suma, el privado resta 

¿Qué le podemos señalar a Cambiemos respecto al empleo? Que en su gestión, comparando agosto de 2018 con noviembre 2015 (último mes completo del gobierno kirchnerista) el empleo público aumentó en 52.000 puestos de trabajo, mientras que en el sector privado bajó en 49.300 posiciones.

Claro que el mayor incremento en el empleo público se dio en las provincias y no en la Nación, pero claramente Cambiemos nunca logró la lluvia de inversiones que permitiera reducir la desocupación creando puesto de trabajo en el sector privado para también reducir el empleo público.

En noviembre de 2015 los empleados públicos en relación a los empleados en relación de dependencia del sector privado, representaban el 49,7% y en agosto 2018 esa relación estaba en 50,9%, es decir, si bien en gran medida el exceso de empleo público es herencia recibida y responsabilidad de las provincias, Cambiemos no logró empezar a crear las condiciones necesarias para generar una lluvia de inversiones que fuese licuando el peso del Estado sobre el sector privado.

Más bien el resultado ha sido exactamente al revés de lo planeado por los ideólogos del gradualismo. El Estado no fue disminuyendo su peso sobre el sector privado, sino que lo fue aumentando considerando los incrementos de gasto público aprobados para 2019 y la suba de la ya asfixiante carga tributaria.

Pero volviendo al empleo público provincial, además de crecer en forma fenomenal entre 2003 y 2017, los incrementos de salarios fueron sustancialmente superiores a los de la inflación.

Si tomamos el dato sobre cómo evolucionó el salario promedio de los empleados públicos provinciales, podemos observar que tuvieron un aumento en términos reales que hace que sea atractivo ir a ocuparse en el Estado y rechazar cualquier propuesta de trabajo en el sector privado.

Como puede verse en el gráfico previo el salario promedio de las provincias y CABA creció muy por arriba de la inflación del período 2003-2017. En promedio, las provincias aumentaron el salario promedio de los empleados públicos un 2.584% entre 2003 y 2017 contra una inflación que estuvo en el 1.770%. La única provincia que estuvo por debajo de la tasa de inflación fue La Rioja.

Si se considera que aumentaron tanto la cantidad de empleados públicos provinciales como el salario real en estos 15 años, es obvio que la masa salarial que tiene que afrontar cada provincia ha crecido en forma fenomenal.

Esa mayor masa salarial, que consume lo que genera el sector privado cobrándole impuestos, ahoga al sector productivo y elimina chances de crecer.

Alta dependencia del Estado

Junto al aumento del empleo público provincial, dupliquemos la cantidad de jubilados y pensionados llevándolos de 3,3 millones a 6,8 millones de beneficiarios, multipliquemos por 4,5 los beneficiarios de pensiones no contributivas (pensiones truchas por invalidez, madres con más de 7 hijos, pensiones graciables, etc.), condimentémoslo con 3,9 millones de beneficiarios de AUH, por citar solo algunos ejemplos de gente que vive del trabajo de los pocos que producimos, y no hay bolsillo del contribuyente que aguante semejante despilfarro de recursos en nombre de la solidaridad social.

Dejemos algo en claro, los que menos le preocupa a la mayoría de la dirigencia política es ordenar la economía teniendo un presupuesto pagable por el contribuyente. La mayoría de la dirigencia política está en esta feroz competencia populista por exprimir al contribuyente a niveles de explotación de cuasi esclavitud.

La mayoría de la dirigencia política argentina está haciendo lo imposible por mantener el rumbo de decadencia de la Argentina manteniendo el gasto público en niveles infinanciables, pero quieren conformarnos con que ahora van al déficit primario cero.

Déficit primario cero con política impositiva saqueadora, no lleva a buen puerto. Lleva a otra crisis y más decadencia económica.

 

Roberto Cachanosky es Licenciado en Economía, (UCA) y ha sido director del Departamento de Política Económica de ESEADE y profesor de Economía Aplicada en el máster de Economía y Administración de ESEADE   

 

Las jubilaciones vienen con mar de fondo

Por Alejandro A. Tagliavini. Publicado  en: https://alejandrotagliavini.com/2017/12/20/las-jubilaciones-vienen-con-mar-de-fondo/

 

La imagen que dio el lunes Argentina fue dura. El diario El País de Madrid -el más leído en habla hispana- en lugar destacado afirmó que: “los choques de la policía con miles de manifestantes… fueron aún más graves… con cacerolazos por toda la ciudad y un ambiente de protesta masiva y fuerte violencia que no se vivía desde 2001, cuando la crisis del corralito acabó con 38 muertos y el presidente… abandonó la Casa Rosada en helicóptero. Con esa imagen… Macri dio un gesto de autoridad y mostró… (que) controla el país”.

Pero veamos rápidamente el tema previsional. Antes que nada, vale destacar que el estatismo, necesariamente, supone confrontación. En la actividad privada, en el mercado, dos actores se ponen de acuerdo, o no, voluntariamente, por ejemplo, en la venta de un auto según el precio convenga o no. Pero cuando el Estado impone coactivamente leyes, los afectados necesariamente confrontarán desde que no pueden abstraerse y, por tanto, buscarán beneficiarse lo más posible. Y esto ocurre ahora que el Estado coacciona un sistema previsional.

En cuanto a la actual reforma, en primer lugar, cambia la fórmula de movilidad que abarca a unos 17 millones de personas, entre jubilados, pensionados, pensiones no contributivas, beneficiarios de asignaciones familiares y AUH. El ajuste semestral, basado 50% en la evolución de los salarios y 50% en la recaudación, se reemplaza por otro formado 70% por la variación del Índice de Precios al Consumidor (IPC) del INDEC y 30% por la variación del RIPTE que es un indicador del Ministerio de Trabajo que mide la evolución del salario de los estatales.

Luego, en lugar del aumento semestral, se actualizará cada trimestre lo que llevará a que, en marzo de 2018, en lugar del aumento semestral de julio-diciembre que llegaría al 12%, el incremento será de acuerdo a la nueva fórmula de julio a septiembre de 2016, y llegaría al 5,7%. Es decir, que al principio se producirá una caída en los haberes y un retraso de hasta 6 meses en el ajuste. Así, ya se están preparando acciones judiciales por “inconstitucionalidad” dada la “aplicación retroactiva”. Para compensar esto y el mal humor general, el Gobierno publicaría hoy [MIÉRCOLES 20] en el Boletín Oficial un decreto para otorgar el pago de un bono compensatorio para jubilados y beneficiarios de la AUH.

Así las cosas, para 2018 estiman que el Estado se ahorrará unos $ 100.000 millones. Y quizás esta sea la clave de todo: recortar el gasto estatal, lo que no está mal, pero ¿había que empezar perjudicando a los más débiles? ¿No se podía, por ejemplo, retrasar la obra pública que sí puede esperar?

En cuanto a la garantía del 82% móvil, esta se aplicará a quienes al momento de la jubilación tengan 30 años de aportes. Hoy esa relación en rigor es del 81,8%, desde que el haber mínimo es de $ 7.246 y el salario mínimo de $ 8.860. De modo que, toda vez que aumente el salario mínimo, si la jubilación mínima es inferior al 82%, Anses ajustará los haberes de los alcanzados por la garantía. Es decir, ya en enero tendrán un aumento que no tienen con la ley actual de $ 543.

Garantía de la que quedan ahora excluidos quienes se jubilaron por moratoria y a los que no les correspondió el beneficio de la Prestación Básica Universal. De aquí se deduce que quedan sin esta garantía las jubilaciones por invalidez de trabajadores activos y las pensiones por fallecimiento de trabajadores en actividad que no se calculan en base a la PBU.

Finalmente, los trabajadores en relación de dependencia del sector privado podrán optar por jubilarse a los 70 años, sin que hasta entonces los empleadores puedan intimarlos a iniciar el trámite jubilatorio, quedando excluidos los estatales. Mientras que las mujeres hoy tienen la opción de jubilarse a partir de los 60, con 30 años de aportes, y pasa a ser obligatorio a los 65. Con el nuevo proyecto podrán jubilarse entre los 60 y 70 y los varones entre los 65 y los 70 años.

Para terminar, como dice el politicólogo Rosendo Fraga, preocupan más los cacerolazos que se produjeron el lunes por la noche que las corridas frente al Congreso. Es que, dejando la violencia que es injustificable venga de donde venga, es obvio que existe un mar de fondo creado por el gobierno. Sucede que después de dos años de gobierno, con una presión fiscal en aumento y un Estado que no deja de asfixiar al sector privado, la pobreza, la desocupación y la miseria parecieran no ceder. De hecho, según una reciente encuesta de Poliarquía, el 41% de los argentinos cree que su situación económica personal empeoró, desde que asumió Macri, el 37% que se mantuvo igual y solo el 21% dice que mejoró.

 

Alejandro A. Tagliavini es ingeniero graduado de la Universidad de Buenos Aires. Ex Miembro del Consejo Asesor del Center on Global Prosperity, de Oakland, California y fue miembro del Departamento de Política Económica de ESEADE.