Elecciones británicas: la otra gran sorpresa

Por Emilio Cárdenas. Publicado el 12/5/15 en: http://www.lanacion.com.ar/1792010-elecciones-britanicas-la-otra-gran-sorpresa

 

Lass elecciones parlamentarias británicas de la semana pasada depararon una sorpresa mayúscula: la del triunfo realmente amplio obtenido por el partido conservador liderado por el primer ministro David Cameron. Ninguna de las encuestas de opinión previas lo había previsto. Lo que no es inusual, ni tampoco insólito, desde que algo similar había sucedido en las elecciones británicas de 1992, en las que también su impusieron los conservadores. Así como en las recientes elecciones israelíes, en las que Benjamín Netanyahu, contrariando los pronósticos, se consagrara vencedor.

Los conservadores británicos -luego de esa victoria, particularmente dulce porque confirma la preeminencia de las ideas de centro en Gran Bretaña- podrán gobernar por cinco años más con mayoría propia en la Cámara de los Comunes. Sin demasiados obstáculos operativos, entonces.

El gran partido de la oposición, el laborismo; los liberales/demócratas; y hasta el controvertido «Partido de la Independencia», que levantara las banderas de la anti-inmigración y el euro-escepticismo, quedaron -todos- postergados. Como es tradicional, como consecuencia de lo sucedido, los líderes opositores -reconociendo sus fracasos- dieron un paso al costado y presentaron sus renuncias a la conducción de sus respectivos partidos políticos.

Las recientes elecciones británicas depararon además una segunda gran sorpresa, agria para los conservadores, en este caso: la que tuvo por escenario a Escocia. Porque allí el «Partido Nacional Escocés» desplazó (en realidad, barrió) al laborismo de lo que fuera un bastión en el que, por décadas, ejerciera un amplio predominio. El nacionalismo escocés se quedó con nada menos que 56 de las 59 bancas totales en juego y corresponden a Escocia en la cámara baja del Parlamento británico.

Esa -también colosal- sorpresa tiene una gran responsable: Nicola Ferguson Sturgeon, la actual cabeza del gobierno escocés, a la que sus adversarios se refieren como «la mujer más peligrosa de Gran Bretaña».

Hablamos de una mujer importante, a la que ya se compara con la alemana Ángela Merkel. Llevó a su partido de 6 escaños a los 56 que acaba de obtener, lo que conforma un salto cuantitativo descomunal. El nacionalismo escocés será, en más, el tercer bloque en Westminster. Con derechos automáticos propios a poder participar en los debates y a preguntar al primer ministro. Lo que supone haber adquirido una gravitación de alcance nacional, que hasta ahora no tenía, en todos los temas.

Sturgeon nació en 1970. En 1992 se graduó de abogada en la Universidad de Glasgow, ciudad donde es inmensamente popular. Casada, pero sin hijos, su vida está dedicada íntegramente a la política. Incisiva y obstinada, es particularmente hábil al tiempo de debatir, como lo demostró en la reciente elección, donde participó en los debates entre los siete candidatos, descollando entre ellos.

Parlamentaria escocesa desde 1997, Nicola reemplazó a Alex Salmond luego de que éste perdiera el referendo de independencia de septiembre pasado; en los hechos ha transformado a Escocia en una Nación con un partido único

Se puede o no estar de acuerdo con ella, pero tiene ideas claras y sabe expresarlas con propiedad. Su vida refleja la que ha sido una lucha incansable por sus ideas. De origen humilde, es hija de un electricista y de una enfermera y sabe ciertamente lo que es esforzarse desde joven. Accesible, tranquila, con gran sentido común, pero a la vez despiadada a la hora de tener que serlo, se ha ganado el respeto de los escoceses, a los que hasta parece haber cambiado psicológicamente. Tiene como asesor cercano nada menos que al popular actor escocés Sean Connery, quien -nacionalista- se ha ocupado exitosamente de dotarla de una impecable oratoria y de su ahora agradable imagen pública.

Sturgeon está políticamente ubicada a la izquierda del laborismo moderado de Tony Blair. Es progresista y le gusta jugar ese papel ideológico, en el que parece sentirse cómoda. Por eso, predica insistentemente un credo de corte anti-nuclear (que incluye su tenaz oposición al proyecto «Trident», el de los submarinos nucleares) y rechaza la continuidad de los ajustes económico-sociales.

Con su vertiginoso ascenso, la idea de una Escocia independiente ha vuelto a aflorar. Sin embargo, ese no es un paño que, por ahora, Nicola agite. Para nada. No está llamando a celebrar rápidamente un nuevo referendo. Pero advierte a todos que, si Gran Bretaña de pronto decide salir de la Unión Europea, Escocia no estará obligada a respetar una decisión de esa magnitud sin su consentimiento. Razón por la cual, la opción de la independencia volverá, en ese supuesto, a estar sobre la mesa.

Por esto Cameron, que ha prometido renegociar la vinculación de su país con la Unión Europea, tarea que culminará con la convocatoria a un refrendo sobre la pertenencia británica a la Unión Europea antes de fines del 2017, deberá ser cuidadoso cuando del reflejo escocés de sus políticas y propuestas europeas se trate.

¿Cómo será la convivencia entre Nicola Sturgeon y David Cameron? ¿Dura? ¿Conflictiva? Pronto lo sabremos. Pero el líder conservador tiene conciencia de que ha aparecido una rival de envergadura. Con su propia agenda y sus propios objetivos, distintos ciertamente de los de Cameron. Ocurre que el león escocés ha vuelto a rugir. Recuperado. No es poco.

Cameron tiene, entonces, dos complejos desafíos por delante. El primero tiene que ver con mantener a su país dentro de la Unión Europea. El segundo, en cambio, se refiere a la continuidad de Escocia en el Reino Unido. De los resultados que finalmente obtenga en ambas cuestiones dependerá la identidad que Gran Bretaña asuma de cara al siglo XXI. Para ello, es cierto, Cameron acaba de recibir un espaldarazo tan oportuno como importante. Que, no obstante, sabe que no durará eternamente..

 

Emilio Cárdenas es Abogado. Realizó sus estudios de postgrado en la Facultad de Derecho de la Universidad de Michigan y en las Universidades de Princeton y de California.  Es profesor del Master de Economía y Ciencias Políticas y Vice Presidente de ESEADE.