Trump y Macri, un solo corazón

Por Alejandro A. Tagliavini. Publicado  en: http://www.elheraldo.hn/opinion/columnas/1040708-469/trump-y-macri-un-solo-coraz%C3%B3n

 

El miedo es un arma letal que suele destruir al que lo padece, por eso la valentía es una virtud, porque suele llevarnos por los mejores caminos de la vida.

Chuky Trump, que defiende a la tortura, dice que terminará el faraónico e inútil muro -que inició Bill Clinton- que podría costar unos 15 mil millones de dólares a lo que hay que sumarle la manutención y los eventuales agentes y controles en semejante distancia. Por cierto, es bueno recordar que hoy son más los mexicanos que se marchan de EE UU que los que ingresan.

Al otro “muro”, el veto migratorio contra refugiados e inmigrantes de siete países de mayoría musulmana, dice que lo hizo para combatir al terrorismo, pero al mismo tiempo cierra filas con Arabia Saudita donde están las ciudades prohibidas de La Meca y Medina, donde poseer una Biblia puede penarse con la muerte, entre otras cosas, demostrando que es la principal fuente del fanatismo islámico.

En la otra punta del continente, está Argentina, tierra de inmigrantes al punto que el presidente Macri es hijo de un italiano que llegó a buscarse la vida y construyó, sorprendentemente, un imperio a partir de la obra pública. Todavía hoy es uno de los países más abiertos del mundo, y el que más extranjeros tiene en Sudamérica.

Así, con seis homicidios por cada 100,000 habitantes está lejos aún de los 84 de Honduras*, 53 de Venezuela o 31 de Colombia, pero va camino de aumentar, dentro de un continente donde 135,000 personas fueron asesinadas en 2015, según el Banco Interamericano de Desarrollo.

Pero también Argentina está cambiando, atemorizada por políticos populistas que así consolidan su poder. Del mismo modo en que la izquierda encontraba en el extranjero la culpa de todo -en las “multinacionales go home”- la derecha exagerada de Macri frente a una sociedad atemorizada por la inseguridad, ha encontrado un culpable: los extranjeros.

Y ha iniciado controles más fuertes en las fronteras para evitar que entren “personas con antecedentes penales” y expulsiones más rápidas para los “delincuentes”. Argentina tiene un 4.5% de inmigrantes y en sus cárceles los extranjeros son el 6% del total. Pero el gobierno salió a “informar” que «en los delitos vinculados a la narcocriminalidad, un 33%… son extranjeros». Y en una inocultable actitud xenofóbica, «vienen ciudadanos peruanos y paraguayos y se terminan matando por… la droga», aseguró la ministra de Seguridad.

El nivel delictivo es muy alto precisamente por culpa del Estado. Es el principal creador de delincuentes, más allá de que el principio es incoherente (no puede detenerse la violencia con más violencia, represiva) a partir de prohibir algunas drogas dañinas, da lugar a los narcos y todos los delitos relacionados. De modo que aumentar los controles y el personal policial, lejos de evitar el delito, lo ahondará.

Y no porque la policía sea corrupta al punto de que muchos crímenes sean cometidos por sus agentes, sino porque esto aumenta el gasto estatal, por tanto, los impuestos empobreciendo a la sociedad creciendo la marginalidad. Otra populista, Cristina Kirchner, también anunció la expulsión de extranjeros y aumentó considerablemente la presencia de fuerzas de seguridad, y el delito creció.

En fin, Trump y Macri, desde los extremos geográficos van por el camino del miedo inaugurando una era de oscurantismo, y de más delitos salvajes como los del narco.

 

Alejandro A. Tagliavini es ingeniero graduado de la Universidad de Buenos Aires. Ex Miembro del Consejo Asesor del Center on Global Prosperity, de Oakland, California y fue miembro del Departamento de Política Económica de ESEADE.

Obama, ¿y Osama?

Por Alejandro A. Tagliavini. Publicado el 23/1/13 en http://www.hoybolivia.com/Blog.php?IdBlog=38720&tit=obama_%BFy_osama%3F

 ‘Zero Dark Thirty’ es una película lamentable que no recomiendo. Y es altamente inmoral porque hace apología de la guerra, la tortura y el homicidio. Pero viene a colación para discutir un tema con cierta perspectiva histórica. Aunque un mínimo de duda queda, quiero creer y sirve para mi tesis que Bin Laden fue asesinado por el gobierno de EE.UU. Torturas y asesinato totalmente inútiles, como siempre resultan serlo, ya que Al Qaeda y los talibanes siguen controlando territorio y sus ataques son constantes

Existe la muy primitiva y extendida idea de que muerto el homicida o encarcelado el ladrón, se acabó el delito, pero resulta que van centurias de asesinar homicidas y encarcelar ladrones y el delito sigue latente. Se diría, y sin dudas es así, que muerto un homicida inmediatamente será reemplazado por otro mientras subsista la causa. Como en la guerra contra las drogas, gracias a la prohibición de los gobiernos, el precio es tan alto que, por muchos narcos que se maten, siempre habrá otro dispuesto.

Dice la ciencia, desde Aristóteles, que el mal no existe, como la oscuridad que solo es ausencia de luz, el mal solo es ausencia de bien. Así, la oscuridad se soluciona poniendo luz, el mal poniendo bien, nunca con otro mal que solo empeora las cosas. Por caso, la Segunda Guerra Mundial provocó más muertes (60 millones, 8 veces el actual Estado de Israel) de lo que hubiera logrado Hitler antes de caer por su propio peso; y sirvió para instalar el peor imperio del mal, la URSS que, aun siendo mucho más poderoso que el nazismo, cayó solo sin derramamiento de sangre.

La guerra de Vietnam (que dejó 60.000 bajas americanas, menos que los asesinados por el delito común desde que Chávez implantó su estatismo) se hizo contra el comunismo que hoy se vuelca en paz hacia el capitalismo por propio interés y convicciones.  Demostrando que las guerras no persiguen realmente ningún principio ideológico, y mucho menos moral, sino que son el resultado de un síndrome autodestructivo que tiene origen en el miedo, en la ignorancia.

La cultura de la violencia está tan enraizada aun en pleno siglo XXI que se la ha otorgado el Nobel de la Paz a Obama que, a pesar de asegurar durante su reciente jura que “Seguimos creyendo que una paz duradera no requiere de una guerra perpetua”, abiertamente ha promovido el homicidio y la guerra y que ha dicho que el mal existe, es decir, que cree en el mal a pesar de la ciencia y la evidencia empírica. En teología se llama “maniqueísmo” a esta teoría que cree en dos dioses, uno del bien y otro del mal, consecuentemente, el del mal debe ser destruido. En oposición al cristianismo para el cual el bien debe ser construido, no el mal destruido.

Obama necesita creer en el mal porque el comanda el estatismo: impuestos, leyes, regulaciones, fronteras, aduanas impuestas coactivamente utilizando el monopolio, que se arroga el Estado, de la violencia que es contraria a la naturaleza, al bien. Las guerras, los homicidios, las torturas son necesarias y funcionales al estatismo porque este es la violencia (por esto es que son falsos los “pacifistas” de la izquierda estatista). De no existir estas imposiciones, estas fronteras y aduanas, si el mercado (la cooperación libre y voluntaria entre las personas) imperara en el mundo entero, la paz sería el resultado inevitable.

Alejandro A. Tagliavini es ingeniero graduado de la Universidad de Buenos Aires. Es Miembro del Consejo Asesor del Center on Global Prosperity, de Oakland, California y fue miembro del Departamento de Política Económica de ESEADE.