El Ojo de Marcia Schvartz

Por Delfina Helguera. Publicado el 1/11/16 en: http://www.arte-online.net/Notas/El_Ojo_de_Marcia_Schvartz

 

Una mirada descarnada de nuestra historia reciente

En una exhibición que no es ni antológica ni retrospectiva aunque tenga un poco de cada categoría, el pasado 20 de octubre la Colección Fortabat inauguró una muestra dedicada a Marcia Schvartz a la que sus curadores -Roberto Amigo y Gustavo Marrone-llamaron “Ojo”.

Ojo es una exhibición que mapea los últimos años de producción de Schvartz en diálogo con obras de períodos anteriores: dibujos, pinturas, acuarelas y cerámicas que nos permiten como espectadores comprender la genealogía de las obras del presente. En homenaje a la mirada lúcida, atenta, descarnada, aguda e irónica de una artista que termina saliendo del canon, los curadores finalizan resumiendo en esa sola palabra la cualidad máxima de un artista visual. Roberto Amigo en el texto curatorial explica, “el ojo de Marcia mira la realidad pero es un ojo afirmado en el pasado y en el presente de un territorio común con el otro. Es el ojo que se abre iracundo, y, a la vez, festivo.”

La exhibición presenta un núcleo central de obras que se revuelven alrededor de la iconografía peronista, con un énfasis en las figuras de Isabelita (María Estela Martínez de Perón), el Perón del final y su ministro López Rega. La serie llamada con humor “El tren fantasma” cuya protagonista es Isabelita no intenta ser moralizadora y, sin embargo, hay en el abordaje de la historia un gesto catárquico, una necesidad de entender la historia argentina de los años ’70 desde una perspectiva actual. Alejada del realismo, la artista decide incursionar en pinturas que se convierten en collages e incorporan objetos de época: revistas, fotos y publicaciones de época que de alguna manera, nos sitúan y agregan verosimilitud al tratamiento grotesco de  las figuras.

En “No me atosiguéis” vemos pintada a una Isabelita anciana con el ceño fruncido recostada en una cama con sábanas rojas, unas manos verdes que sobrevuelan (las de Perón), a la derecha haciendo de marco un pie de cama estilo Luis XV de donde cuelga una enagua. En la cama desperdigadas hay revistas Hola con la noticia de la muerte de la Duquesa de Alba, una revista de vida sana y terapias naturales, a los costados el abanico, las pantuflas y la dentadura postiza. Las fotos de Perón y Eva, la Virgen de Luján y San Expedito conviven con las cajas de remedios y la bandera argentina. Una descripción no alcanza para reemplazar el efecto visual que este tipo de obras genera en el espectador que debe demorarse ante los detalles, ya que lo importante acá sí está en los detalles. La artista resuelve contar la historia a través de una imaginería popular que remite a los altarcitos de los costados de las rutas, a los retablos barrocos cuya memoria aún perdura, una suerte de teatro de títeres en donde lo grotesco y bizarro se mezclan con los objetos de la realidad. Y, al darle teatralidad a la serie también nos dice que la política es teatro. Las obras El brujo, El entorno, el Grito Sagrado, Martirologio componen esta serie que en palabras de Amigo, “Marcia se enfrenta no a ese pasado, sino a los restos acumulados del pasado en nuestra vida cotidiana.”

Así como usa el recurso del retablo, en unas “cajas” así llamadas por la artista, describe a personajes del ambiente cultural: El Secretario de Cultura de El Impenetrable en donde un funcionario chaqueño atiende desde un mostrador con un arbolito de Navidad con luces prendidas, una foto del General a caballo y objetos que compendian el ser nacional, una suerte de gabinete de curiosidades argentino. En clave de sorna Rezo obsceno, Preparándose para arteva y La Zorra hablan de las aspiraciones de la gente del medio artístico, el dinero y la necesidad de legitimación.

Otro núcleo importante de obras lo componen los retratos, de varias épocas. El cuerpo de la mujer en distintas claves, por ejemplo algunos de los desnudos femeninos que podrían leerse como tradicionales como los de Nelba y La Puerta en oposición a los de las mujeres rockeras que no sólo muestran su sexo sin ambigüedad sino que van acompañadas de partituras de tangos populares, un género que fue mayormente desarrollado por hombres, en donde las letras hablan de abandono o traición.

Hay un peso histórico en el género retrato que también comparte el arte argentino, en esas referencias se apoya Marcia y se las ingenia para devolverle un peso que fue perdiendo con el paso de los años y las modas. La artista nunca deja de retratar a los personajes urbanos que la rodean, como Tan contenta Marcelita y Constitución, para otros reserva el lino crudo que usa en vez de la tela tradicional en donde traza la silueta con carbonilla: Milonga patán, Benita y su hijita Daiana, Bakunin y Buda.

La historia reciente vuelve a encontrarse en La toma de la Belgrano (en alusión a la toma de la Escuela de Bellas Artes en el año 1971) en donde dos estudiantes están sentadas en medio de pintadas que remiten a un presente, y La lucha continúa con las mujeres de pie, siluetas en realidad,  en alusión a los estudiantes desparecidos. (La toma de la Belgrano fue Premio Adquisición del Salón Nacional de 2013)

Las Furias es una serie de pinturas producidas a principios de los 2000 en donde la artista retrata a mujeres vengadoras que viven en el agua, tomadas de las Erinias que son las hijas de Urano en la mitología clásica. Esta serie es la más oscura y densa en oposición a todo lo que se exhibe, y también en su tratamiento pictórico.

En el primer piso se exhiben las acuarelas y cerámicas, un muestrario asombroso de la versatilidad de la artista: cuadernos de estudios de la naturaleza de sus viajes, y piezas de cerámica que vibran por sus texturas y colores. Las cerámicas también comparten la ambivalencia que sobrevuela sus pinturas, hay algo denso que convive con lo celebratorio, la vida y la muerte en una misma pieza. EnLa muertita, una figura verde surge de adentro de un caracol en alusión a sus dos amigas ya ausentes, Hilda Fernández y Liliana Maresca. A las cerámicas se le sumaron lanas en una serie norteña en donde vuelve a explorar la caja-pintura como si la experiencia del tacto de volviera indispensable. Los paisajes del norte argentino se suman a los de la Mesopotamia, nada le es indiferente.

El jugador

Abre y cierra, en el recorrido, una obra inquietante. Es El jugador, en donde vemos a un hombre caído sobre un tablero de ajedrez (se ha derrumbado porque están las copas rotas), un homenaje a Oscar Castro, ajedrecista colombiano y padre de su hijo Bruno. En la mesa hay dos libros, uno con la historia de Castro y el otro es de Omar Khayyam, Rubayyaten donde escribió: “¿Qué se habrá hecho de todos mis amigos? / ¿la Muerte los ha pisoteado? / Dónde están todos mis amigos, qué es de ellos?/ Oigo aún sus cantos en la taberna ¿Están muertos / o están ebrios de haber vivido? La exhibición es un recorrido por sus últimas obras en diálogo con anteriores, y es también un homenaje a sus seres queridos que ya no están.

 

 

Delfina Helguera: Es Licenciada en Letras (UBA). Ha sido co-representante de Sotheby’s filial Argentina. Socia fundadora de la Asociación Amigos de Malba. Dirige Lavinia Subastas de Arte. Es profesora de Curaduría I y de Mercado de Arte y es Directora del Departamento de Arte y Diseño en el Instituto Universitario ESEADE.

La política económica y la grieta

Por Roberto H. Cachanosky. Publicado el 29/5/16 en: http://economiaparatodos.net/la-politica-economica-y-la-grieta/

 

El desafío del PRO no es terminar con la brecha dejada por el kirchnerismo, sino con la brecha que genera este sistema económico

Hace rato que se viene hablando de la grieta, palabra que entiendo quiere significar que estamos divididos entre argentinos k y argentinos no k.

En rigor no es la primera vez que en nuestro país se produce este tipo de divisiones feroces, ya en el siglo XIX estuvo el famoso unitarios versus federales. A mitad de siglo XX Perón, con su política fascista dividió a los argentinos diciendo que unos eran pobres porque otros eran ricos. Lo que se olvidó de decir es que muchos de los nuevos ricos habían hecho plata con la corrupción de los gastos estatales. Perón dividió a la sociedad al punto de gritar desde el balcón 5×1 y vamos a distribuir &»alambre de enfardar para colgar a nuestros enemigos&». Como puede verse, el hombre no se andaba con muchas vueltas. Era un “pacificador” nato.

Tampoco el Perón del 73, viejo y cansado, vino con mucho espíritu de pacificación. Desde el exilio él había contribuido a dividir a la sociedad estimulando las andanzas de los terroristas. Claro que cuando llegó a la Argentina y vio que los terroristas querían coparle el PJ buscó frenarlos. Pero los terroristas le asesinaron a su amigo Rucci y se desató el pandemónium de la violencia con la Triple A comandada por López Rega que perseguía a los terroristas y los terroristas que tiraban bombas y mataban gente por doquier. Una vez más el peronismo dividía a la sociedad con altos grados de violencia.

Ya de entrada, cuando Perón volvió al país, se produjo un enfrentamiento a los tiros en Ezeiza entre diferentes sectores del peronismo. El ala fascista contra el ala zurda. Hubo varios muertos en los bosques de Ezeiza ese día.

El kirchnerismo no hizo otra cosa que seguir con esa división de la sociedad buscando culpables imaginarios para señalarlos como los responsables de la pobreza de la gente, pobreza que en rigor era producto de las políticas populistas aplicadas por ellos que generaban un tsunami de destrucción del stock de capital produciendo desocupación, caída de la productividad, pobreza, indigencia y desocupación. Hoy se ve con toda claridad como esas políticas populistas no son otra cosa que una cortina de humo para esconder, en el caso del kirchnerismo, uno de los mayores latrocinios de la historia Argentina.

Pero desde la instauración del populismo en Argentina, con Perón a la cabeza, lo que hoy llamamos grieta, ya existía como resultado de la política económica que se viene aplicando desde hace décadas. Es una política económica que, por definición, lleva a la famosa grieta o al enfrentamiento social.

Es que se ha instaurado en Argentina una política económica por la cual uno sector solo puede avanzar a costa de otro sector de la sociedad. Sectores empresariales utilizan al estado para que cierre la economía y así tener una renta extraordinaria vendiendo productos de mala calidad y a precios descomunales. Para que los dirigentes sindicales no protesten, entonces el estado establece salarios mínimos imposibles de pagar y una serie de beneficios “sociales”.

En Argentina un sector de la sociedad no logra avanzar económicamente gracias a que produce algo que beneficia a otros sectores de la sociedad, sino que logra avanzar consiguiendo que el estado les quite a otros para darme a mí. Las reglas de juego son muy claras. Yo le pido al estado que use el monopolio de la fuerza para quitarle su riqueza o su ingreso a otro sector, me lo de a mí en nombre de la justicia social y mediante una ley del Congreso para darle un aspecto legal al robo. El sector perjudicado reacciona y entonces el estado utiliza el monopolio de la fuerza para quitarle a un tercer sector y  transferirle el producto del robo legalizado al sector perjudicado que me transfiere a mí. Y luego el tercer sector protesta, con lo cual el estado lo “conforma” con alguna ley social que le quita a un cuarto sector su ingreso para dárselo al tercero. En definitiva, es una lucha de todos contra todos. El conflicto social es permanente y ahí se produce la grieta social o el enfrentamiento social.

Con este esquema económico, que los argentinos venimos aplicando desde hace décadas, siempre hay enfrentamientos, recelos, conflictividad en la sociedad. Unos ganan y otros pierden y, dependiendo del momento y las circunstancias, en determinados momentos a algunos les toca perder más que a otros.

El desafío del PRO no es terminar con la brecha dejada por el kirchnerismo, sino con la brecha que genera este sistema económico que conduce al conflicto social permanente y al enfrentamiento de la sociedad. Es el sistema económico populista el que produce la brecha.

Por eso hay que pasar de este sistema populista, a la cooperación libre y voluntaria por la cual un sector solo puede mejorar si produce algo que beneficia a otros sectores de la sociedad. Mi mayor ingreso deja de depender de que el estado le robe su ingreso a otro y comienza a depender de mi capacidad para producir algo que beneficia a los demás.

La brecha no la inventaron los k. Los k ampliaron la brecha hasta llevarla niveles insoportables. Pero la brecha va a seguir existiendo mientras tengamos este sistema de robo legalizado por el cual todos quieren usar al estado para robarle a otros sectores el fruto de su trabajo en nombre de la justicia social y de las políticas estatales solidarias.

 

Roberto Cachanosky es Licenciado en Economía, (UCA) y ha sido director del Departamento de Política Económica de ESEADE y profesor de Economía Aplicada en el máster de Economía y Administración de ESEADE

Marzo del 76: la otra parte de la historia

Por Roberto H. Cachanosky. Publicado el 27/3/16 en: http://economiaparatodos.net/marzo-del-76-la-otra-parte-de-la-historia/

 

El golpe del 76 no ocurrió porque ese día se levantaron de malhumor 10 generales y empezaron a los tiros

Mantener el 24 de marzo como la fecha recordatoria de la ruptura institucional y del terrorismo de estado sigue siendo una hipocresía que solo una dirigencia política timorata puede sostenerlo. Si de golpes de estado se trata, la fecha a considerar debería ser la del golpe del 6 de septiembre de 1930 porque fue la primera ruptura de orden constitucional desde 1853 cuando fue sancionada la Constitución Argentina.

Si la razón para elegir el 24 de marzo es por el terrorismo de estado, tampoco es la fecha correcta porque el mismo empieza bajo el gobierno de Juan Domingo Perón con la Triple A que, luego del asesinato de Rucci, sale a cazar a los terroristas de izquierda que el mismo Perón había primero alentado desde Puerta de Hierro y luego perseguido cuando llegó a la Argentina. Para eso lo manda al brujo López Rega que, desde el entonces ministerio de Bienestar Social y con fondos de ese ministerio, había armado la persecución al margen de la ley.

Es más, hay serias sospechas de que el grupo terrorista que asesinó a Rucci recibió apoyo del gobierno provincia de Buenos Aires de ese momento. En ese caso se trataría, de acuerdo a la teoría de la Corte Suprema de Justicia, de terrorismo de estado.

El corte que se hace con el 24 de marzo de 1976 es solo por conveniencia de la dirigencia política, dado que si por el tema terrorismo de estado fueran más hacia atrás, encontraría que el peronismo estuvo muy comprometido en esas prácticas en los 70.

El desenlace sangriento que se produjo en los 70 tuvo que ver, primero, con el intento de tomar el poder por las armas que llevaron adelante los grupos terroristas. En casi toda América Latina, grupos entrenados, financiados e impulsados por la ex Unión Soviética y Cuba querían hacer revoluciones al estilo Vietnam tomando el poder por la fuerza. Los grupos terroristas tenían previsto fusilar a unas 500.000 personas en Argentina si tomaban el poder. Es decir, un esquema similar al que utilizó Fidel Castro cuando tomó el poder en Cuba. Castro había dividido la isla en varias zonas y sus lugartenientes, que estaban al mando de cada zona, recibieron la orden de fusilar a miles de personas que podían ser contrarías al régimen que Castro quería instalar. En su libro Cómo Llegó la Noche, Huber Matos, uno de los lugartenientes de Fidel Castro, que luego el dictador lo mantuvo preso por 30 años, cuenta esta parte de la historia en que él mismo hizo fusilar a posibles opositores. Cabe recordar que Huber Matos estuvo preso 30 años por oponerse al proyecto dictatorial de Fidel Castro. Camilo Cienfuegos murió misteriosamente y al Che Guevara, el otro lugarteniente, Fidel se lo sacó de encima y terminó muriendo en Bolivia.

El modelo de Montoneros, el ERP y demás grupos terroristas era el de Cuba. Establecer una dictadura comunista. Ellos decían que luchaban contra el imperialismo yankee, las multinacionales, la oligarquía y demás expresiones típicas de la propaganda de izquierda, pero en rigor querían tomar el poder por las armas. Y ese intento lo llevaron adelante durante el tercer gobierno constitucional de Juan Domingo Perón y muerto éste lo continuaron bajo el gobierno de Isabel Perón que había sido electa vicepresidente bajo la fórmula Perón-Perón. Es decir, las acciones terroristas fueron para derrocar un gobierno constitucional, no al gobierno militar de Videla. Deliberadamente se miente porque de difundirse la verdad se vería que los que se levantaron contra el orden constitucional fueron los terroristas. No las Fuerzas Armadas. Es más, es durante el gobierno constitucional de Perón-Perón que se produce la mayor cantidad de atentados con bombas, asesinatos y secuestros. Todos estos actos no fueron solo contra policías y militares, fueron en gran cantidad contra civiles, mujeres y niños.

Muerto Perón, Isabel Perón, una mujer que no estaba capacitada para ejercer la presidencia, pierde el control político a manos de López Rega que, en las sombras, era uno de los que decidía. La recesión era muy fuerte, la inflación se encaminaba a la hiperinflacicón y la violencia de los terroristas se hacía sentir todos los días.

A tal punto llegó el crecimiento del terrorismo que el ERP pasó a controlar una parte de la provincia de Tucumán, estableciendo un gobierno paralelo al constitucional. Es entonces cuando Isabel Perón le ordena al Ejército llevar a cabo el Operativo Independencia, es decir, retomar el control de la provincia de Tucumán.

El golpe llega por varias razones. En primer lugar, porque el peronismo se niega a hacerle juicio político a Isabel Perón e Italo Argentino Luder se niega a enjuiciarla y asumir la presidencia.

En segundo lugar porque la mayoría de la dirigencia política argentina no quería hacerse cargo de la crisis económica y política y apoyó que las Fuerzas Armadas tomaran el poder. El único que se opuso al golpe del 24 de marzo de 1976 fue Álvaro Alsogaray.

Así como los actuales políticos van cambiando de bando de acuerdo a las conveniencias del momento, lo mismo ocurrió con el golpe del 76. Gran parte de la dirigencia política apoyó el golpe y hasta lo pidió y luego cambió de bando y denunció la ruptura del orden constitucional y la violación de los derechos humanos. Es más, equivocada o no, la inmensa mayoría de la población fue indiferente al golpe y en no pocos casos la gente lo vio como un alivio frente al caos que vivía el país.

En síntesis, con estas líneas no pretendo justificar el golpe del 24 de marzo de 1976 personalmente creo que fue un grueso error como bien lo anticipó Álvaro Alsogaray. Simplemente trato de explicarlo en el contexto de ese momento. Es decir, no ocurrió porque ese día se levantaron de malhumor 10 generales y empezaron a los tiros como pretenden vender falsos historiadores y periodistas de poca monta.

Ocurrió porque buena parte de la dirigencia política veía como idealistas a los terroristas. El mismo Perón los estimuló a usar la violencia y luego, cuando él llegó al gobierno, al no poder controlarlos, utilizó los resortes del estado para perseguirlos. Los terroristas creyeron que podían dominar a Perón y Perón usó a la Triple A para perseguirlos luego del asesinato de Rucci.

En definitiva, el golpe del 76 no fue por generación espontánea aislado de los hechos anteriores. Hay toda una secuencia que condujo a ese día, pero lo más importante es que, en todo caso, el terrorismo de estado comienza con Perón siendo presidente al tiempo que los grupos terroristas también hacían terrorismo de estado porque eran apoyados por los aparatos estatales de Cuba, Libia y la ex Unión Soviética para perseguir y aniquilar sistemáticamente a ciertos sectores de la sociedad.

Si en serio queremos un nunca más, es hora que contemos toda la historia de esos años para entender qué ocurrió y por qué ocurrió. No hacerlo es ser cómplice de la violencia del otro lado.

 

Roberto Cachanosky es Licenciado en Economía, (UCA) y ha sido director del Departamento de Política Económica de ESEADE y profesor de Economía Aplicada en el máster de Economía y Administración de ESEADE