Premio Nobel al estudio y la regulación del sistema bancario

Por Iván Carrino. Publicado el 10/10/2en : https://www.ivancarrino.com/premio-nobel-al-estudio-y-la-regulacion-del-sistema-bancario/

Resumo los aportes de los premiados y comento la posición de la escuela austriaca de economía sobre ellos.

El Premio Nobel de economía de este año 2022 fue otorgado a tres autores estadounidenses: Ben S. Bernanke, Douglas W. Diamond, y Philip H. Dybvig. Según la academia sueca, a los premiados se los destaca por sus investigaciones acerca de los bancos y de las crisis financieras. Sostienen que “sus descubrimientos mejoraron la forma en que la sociedad lidia con las crisis financieras”.

¿Qué significa esto? En primer lugar, Diamond y Dybvig (DyD) publicaron un paper en 1983 que tiene alrededor de 12.000 citaciones de otros autores. Es decir, que una gigantesca cantidad de estudiosos de la economía tomaron dicho trabajo como base para posteriores investigaciones.

¿Qué decían DyD allí? Dos puntos importantes: el primero, que los bancos comerciales cumplen un rol clave en la sociedad que es el de intermediar entre ahorro y crédito y, especialmente, entre distintos plazos de depósito e inversión. Según explican en Suecia, los bancos tienen deudas de corta duración (los depósitos de la gente), mientras que sus activos son créditos de largo plazo (por ejemplo, la compra de una casa o la construcción de una fábrica). Y el rol que han desarrollado históricamente las instituciones financieras es calzar estos plazos, haciendo que los depositantes puedan disponer sin problemas de sus depósitos en el plazo deseado, al mismo tiempo que a los inversores-deudores no se les exige amortizar anticipadamente sus préstamos.

Esta es la realidad de todos los días de alguien con una cuenta bancaria. Tenés $ 100.000 depositados en el banco, y parte de ese dinero es prestado a un inversor que está pensando en ser el próximo Mercado Libre. La magia del banco es que permite que tanto vos como el inversor puedan disponer “del mismo dinero, al mismo tiempo”. Esto ocurre así porque los bancos operan con un sistema de reserva fraccionaria. Es decir, de tu depósito de $ 100.000, se prestan $ 90.000. Ahora bien, si vos querés retirar tus $ 100.000, no hace falta que el banco le pida al futuro Galperín que pague su crédito ya. Puede usar los $ 100.000 de otro depositante para darte a vos el dinero que pedís.

Esto nos lleva al segundo aporte de DyD.

Es que el Segundo punto que hicieron fue sostener que este mecanismo puede llegar a ser inestable si los depositantes comienzan a impacientarse por cualquier motivo y entonces se abalanzan a exigir sus depósitos en forma masiva. Desatada una corrida bancaria, entonces el banco corre un alto riesgo de irse a la quiebra, ya que dado su sistema de reserva fraccionaria, no es capaz de responder a la demanda de un gran número de depositantes al mismo tiempo.

Sumada a esta tesis aparece un trabajo de Bernanke que sostiene que las crisis económicas se ven reforzadas por los pánicos bancarios. El jurado sueco destaca precisamente este trabajo de Bernanke, donde el autor muestra que gran parte de la caída del PBI durante la crisis del ’30 se debió a la debacle del sistema bancario.

Así que los aportes de Diamond, Dybvig y Bernanke muestran la importancia de los bancos para una economía de mercado, pero al mismo tiempo la importancia de evitar que haya pánicos bancarios. Para esto último, los primeros autores especialmente, ofrecieron una solución: que el estado intervenga el sistema ofreciendo seguros para los depósitos y, también, que el Banco Central opere como prestamista de última instancia. Es decir que, si los bancos no pueden atender la demanda de sus depositantes, siempre debe haber otra institución (el Banco Central), lista para emitir el dinero necesario.

esto fue nada menos lo que Ben Bernanke hizo cuando fue presidente de la Fed durante la crisis financiera de 2008. Redujo a cero la tasa de interés, y multiplicó por 4 la base monetaria con sucesivos programas de “Quantitative Easing”.

Se cierra así un círculo que va desde la influencia de los trabajos académicos en otros académicos, a la influencia en materia de políticas públicas, todo lo cual hace que entendamos por qué este año el premio fue para estos autores. Ahora bien, ¿qué críticas podemos encontrar?

El debate “austriaco” por la reserva fraccionaria

Entre los economistas de la escuela austriaca de economía, existe una divisoria de aguas precisamente por el tema en cuestión: el sistema bancario y financiero. Algunos coinciden perfectamente con el diagnóstico de Diamond y Dybvig, que el sistema de banca con reserva fraccionaria es inherentemente inestable, aunque no coinciden con que la solución pase por establecer un prestamista de última instancia o un seguro de depósitos estatal.

Para este grupo de autores (Huerta de Soto o Rothbard), la solución es aún más drástica: se debe prohibir el proceso de “transformación de plazos”, y establecer un coeficiente de caja del 100%. Es decir, se debe prohibir el sistema bancario tal cual funciona en todo el planeta en la actualidad y transformarlo por completo.

Lejos de esta tesis, pero también de la de Diamond y Dybvig, está otro grupo de economistas que defienden una política de “free banking”. Es decir, una política pública donde no exista un prestamista de última instancia ni un seguro pagado por el estado, sino que cada banco sea libre de organizarse como mejor le parezca. La idea no es antojadiza. De hecho, según George Selgin, ni DyD descartan de plano una solución privada a eventuales corridas bancarias.

Además, se enfatiza que el prestamista de última instancia puede evitar los costos de una corrida, pero incrementando la toma de riesgos excesiva de los bancos asegurados, lo que se conoce como “Riesgo Moral”. Un sistema puramente privado, en cambio, donde los accionistas se hagan cargo 100% de sus éxitos y fracasos, tendría los incentivos en línea para generar un buen manejo del riesgo. Y claro, esto no evitaría la quiebra de los bancos malos, pero sí podría evitar los pánicos generalizados (véase White aquí).

Estos autores no hablan solo de teoría. Lawrence White y George Selgin se han ocupado de investigar casos históricos de sistemas desregulados y llegan a la conclusión de que no es necesario un Banco Central para conseguir la estabilidad financieraUn trabajo más reciente llega a la misma conclusión en el caso de los sistemas bancarios en países dolarizados, donde el Banco Central, puesto que no puede emitir dólares, no puede directamente funcionar como prestamista de última instancia.

Ahora bien, ni las regulaciones sobre las reservas bancarias ni el problema del riesgo moral son ignorados por la Swedish Academy of Sciences. Al final de su breve explicación del trabajo de los laureados, sostienen que:

La investigación no puede proporcionar respuestas finales sobre cómo debe regularse el sistema financiero. Los seguros de depósitos no siempre funcionan según lo previsto; pueden alentar a los bancos a participar en inversiones riesgosas donde son los contribuyentes los que pagan la cuenta si las cosas salen mal. La necesidad de salvar el sistema bancario durante las crisis también puede conducir a ganancias inaceptables para los propietarios y empleados de los bancos. Otros tipos de reglas sobre el capital bancario y que limiten el monto de los préstamos en la economía pueden, por lo tanto, ser necesarias.

Conclusión

El Premio Nobel de economía de este año fue para tres autores que estudiaron la importancia y los riesgos del sistema bancario en las economías modernas. A juzgar por su influencia en casi todo el mainstream de la profesión, y también en las políticas públicas que se generan sobre la temática, es un premio muy bien otorgado.

No obstante, también debe destacarse que otros pensadores –escribiendo sobre la misma temática- arriban a conclusiones distintas. El sistema bancario no es un sector intrínsecamente distinto al resto de la economía y, por lo tanto, no necesita sí o sí de entes estatales, seguros públicos y regulaciones específicas para funcionar de forma adecuada. Tal vez los autores de la escuela austriaca de economía sean los que más y mejor han enfatizado este punto. Un excelente debate entre estas dos posiciones puede verse en este link.

Iván Carrino es Licenciado en Administración por la Universidad de Buenos Aires y Máster en Economía de la Escuela Austriaca por la Universidad Rey Juan Carlos de Madrid. Además, es profesor asistente de Comercio Internacional en el Instituto Universitario ESEADE y de Economía en la Universidad de Belgrano. Es Investigador Asociado del Centro FARO, de la Universidad del Desarrollo de ChileEs Sub Director de la Maestría en Economía y Ciencias Políticas de ESEADE. Sigue a @ivancarrino

Gottfried Haberler y la naturaleza de la crisis económica

Por Alberto Benegas Lynch (h) Publicado el 5/2/22 en: https://www.infobae.com/opinion/2022/02/05/gottfried-haberler-y-la-naturaleza-de-la-crisis-economica/

El economista participó en las célebres reuniones que presidía Ludwig von Mises en su despacho de la Cámara de Comercio de Viena. También fue uno de los responsables de despertar en la Argentina el interés por la tradición de la Escuela Austríaca

Gottfried Haberler

Es indispensable pensar los problemas desde diversos ángulos y no quedarse con la primera impresión. Linus Pauling, dos veces premio Nobel (en 1954 en química y en 1962 de la paz) ejemplifica con el dibujo de dos pequeños círculos concéntricos: uno puede quedarse con esa idea pero también imaginar que puede ser un sombrero visto desde arriba, un rollo de papel higiénico visto desde el costado, un huevo frito, una bola de billar pintada con un círculo o las órbitas de Venus y Mercurio. Mirar las cosas desde distintas perspectivas ayuda a despejar la mente, tal como ocurre en nuestro caso si observamos detenidamente la política monetaria como causante de las crisis recurrentes. “Pensamiento lateral” como diría Edward de Bono. Esta es la gimnasia que vamos a hacer en esta nota periodística. De esto vamos a tratar, primero con Haberler y luego el complemento indispensable del premio Nobel en economía F. A. Hayek que profundizaremos tal como hemos anunciado en una nota anterior sobre la materia.

Este es un tema de gran actualidad que no solo se refiere a nuestro país en las circunstancias actuales y a la larga decadencia que sufrimos sino que alude a otras naciones que adoptan medidas contraproducentes en el terreno fiscal y monetario. Además, como se ha destacado antes, Haberler fue el que despertó en nuestro medio el interés por ahondar en la tradición de la Escuela Austríaca en un muy comentado seminario en el que participó mi padre durante 1942 en la Facultad de Ciencias Económicas de la Universidad de Buenos Aires a través del estudio de una de las obras de Haberler titulada Prosperidad y depresión traducida y publicada ese mismo año por el Fondo de Cultura Económica de su versión inglesa de 1937. En otras oportunidades he escrito sobre las características de ese tan fecundo seminario pero en esta ocasión centro mi atención en torno a las enseñanzas centrales de ese libro en el contexto de las contribuciones posteriores de mayor relevancia.

Antes de comentar telegráficamente en torno a ese trabajo que abrió cauces importantes en nuestro país al introducir una corriente de pensamiento, destaco que su autor- nacido en Austria y conocido como Gottfried von Haberler– participó en las célebres reuniones que presidía Ludwig von Mises en su despacho de la Cámara de Comercio de Viena (viernes de por medio durante años) a las que asistían regularmente los luego famosos economistas Friedrich Hayek, Fritz Machlup, Felix Kauffman, Oskar Morgenstern, Paul N. Rosenstein-Rodan, Richard von Strigl, Alfred Shultz, Erich Voegelin, Emanuel Winterniltz y el mencionado Haberler quien en 1936 emigró a Estados Unidos donde enseñó en Harvard junto a Joseph Schumpeter.

En un apretado y sobresimplificado resumen la tesis central de Prosperidad y depresión estriba en que los aparentes e irreales estadios de florecimiento económico se deben a desórdenes en las cuentas fiscales financiados con expansión monetaria lo cual transmite bajas artificiales en la tasa de interés que simula mayor cantidad de ahorro disponible cuando en verdad hay consumo de capital que indefectiblemente arrastra a crisis económicas de diversa magnitud y duración.

Las distintas etapas del ciclo económico que desarrolla Haberler deben ser puestas en contexto con las contribuciones posteriores provenientes de ese misma escuela de pensamiento. La generación del ciclo económico comienza habitualmente con el sistema bancario de reserva fraccional en el que el efectivo mínimo es manipulado por la autoridad gubernamental lo cual genera producción secundaria de dinero, esto es, dinero contable. Esto puede ejemplificarse con un encaje del 50% establecido por la banca central: en ese caso el depositante A cuando coloca mil de una unidad monetaria en su banco B, éste debe retener quinientos en sus reservas pero puede represtar los otros quinientos, por ejemplo, a C quien a su vez al depositarlos en el banco D se retienen doscientos cincuenta y represtan otro tanto a E y así sucesivamente. Es lo que se denomina el multiplicador bancario con este sistema: en nuestro ejemplo con un depósito inicial de mil hay solo en las etapas consignadas mil setecientos cincuenta en circulación.

Si la inflación implica expansión monetaria por causas exógenas al mercado, es decir, causas generadas en el ámbito político, esta descripción provoca alteraciones en los precios relativos respecto a lo que hubiera sido de no haber mediado la interferencia mencionada. Y como los precios constituyen el único indicador para asignar los siempre escasos recursos, su adulteración malguía los factores productivos lo cual significa derroche con la consiguiente contracción en los salarios e ingresos en términos reales.

A su turno el desdibujar precios incluye la tasa de interés que al bajar fruto de la mencionada expansión, como queda dicho, se aparenta un mayor ahorro que no es tal con lo que se invierte en áreas que en verdad no son económicas pero que en la respectiva evaluación de proyectos aparece artificialmente atractiva.

En los últimos tiempos se ha suscitado un debate sobre cuál debiera ser el sistema bancario que contrarreste el problema señalado. Por una parte, están los que suscriben la reserva total respecto a las cuentas corrientes o las que con otras denominaciones operan como esas cuentas ya que las de depósito a plazo fijo siempre tienen encaje cero y no producen el antedicho efecto multiplicador porque está siempre calzadas aún si el titular vende su certificado en el mercado secundario. Los partidarios de este esquema, por ejemplo, Murray Rothbard -otro discípulo de Mises pero en este caso en la Universidad de New York- sostiene que constituye un fraude el que el banquero recurra a los depósitos a la vista que deben permanecer a la vista y que la reserva total imposibilita la inflación e imposibilita que tenga lugar la crisis económica por estos canales.

Por otra parte, el debate en cuestión está liderado por Lawrence White que patrocina el sistema denominado free-banking (en inglés pues en nuestra lengua “banca libre” se refiere a entrada y salida libre del sistema) que se traduce en arreglos libres entre depositantes y banqueros en cuanto a los encajes que como contrapartida no se cobran comisiones o son menores a las de mercado. En este caso si insiste en que no parece haber fundamento moral o económico para bloquear arreglos contractuales entre las partes y, en ese caso, la producción secundaria de dinero sería endógena al mercado del mismo modo que lo es cuando el dinero elegido por la gente aumenta su producción. Un debate que como ha dicho James M. Buchanan “ha tenido lugar durante los últimos cincuenta años y promete prolongarse por otro tanto”.

En la antes referida columna anterior me detuve en distintos aspectos que rodean al concepto de la demanda de dinero en cuyo contexto ahora debo reiterar algunas pocas nociones al efecto de apuntar en otra dirección. En todo caso, las dos propuestas que acabamos de describir se oponen al sistema fraccional vigente y también ambos contendientes sugieren la eliminación de la banca central, puesto que como se ha dicho, esa institución inexorablemente puede decidir entre tres caminos: a qué tasa expandir, a qué tasa contraer o dejar la masa monetaria inalterada. Pues cualquiera de los tres caminos necesariamente altera los precios relativos con las consecuencias antes mencionadas.

En esta línea argumental, se ha dicho que si los banqueros centrales proceden como la gente prefiere en cuanto a la base monetaria no habría problema. Este comentario es contradicho en dos niveles de razonamiento. En el primero se contesta que no tiene sentido la existencia de la banca central si se hace lo mismo que la gente hubiera hecho sin su participación con el ahorro consiguiente de honorarios. Y en segundo lugar, la única manera de saber las preferencias de la gente es dejarla actuar. Es por ello que el antes mencionado Hayek ya siendo premio Nobel en economía ha publicado sobre la necesidad que la gente elija la unidad monetaria del mismo modo que elige en el mercado libre otros bienes y servicios. Debe recordarse que Mises era partidario del patrón oro, un sistema que permitió en gran medida resguardar el valor del dinero, pero como destaca Hayek es la gente en el mercado y no el gobierno con el curso forzoso la que debe decidir el signo monetario de su preferencia ya que además está visto, sin excepción, lo que han hecho los gobiernos indefectiblemente cuando deciden y administran el dinero.

El libro de Haberler, como decimos, si bien expuso a intelectuales argentinos y de otras latitudes a la por entonces desconocida tradición de la Escuela Austríaca en diversos aspectos y abrió posibilidades de estudio de autores de gran peso como Knut Wicksell, Lionel Robbins, John M. Clark y Wilhelm Röpke, estrictamente no ha seguido toda la línea de de la mencionada Escuela, por ejemplo, cuando al terminar su libro se refiere con razón a las necesarias “limitaciones propias de una política de gastos que no han recibido la atención necesaria que merecen en la literatura sobre el problema” se explaya en consideraciones que se salen de ese paradigma para internarse en recomendaciones que estaban en boga en esos años en el mundo como la llamada “capacidad ociosa” tan bien comentada por el prolífico William H. Hutt y que por lo demás han sido severamente criticadas por colegas que provenían de las enseñanzas del mencionado seminario en Viena y que han sido desarrollados en muy diversos países luego de la diáspora provocada por el régimen nazi.

De todos modos reiteramos la gran contribución de Haberler en cuanto a dar a conocer y difundir algunos de los postulados liberales y otras versiones encontradas del momento, aunque haya pasado por alto a personajes como Carl Menger en sus muy interesantes disquisiciones que hemos puesto en una cápsula en este artículo que intenta poner de manifiesto lo ocurrido con otras ideas en torno a los puntos capitales de su obra.

Como hemos apuntado antes, a estas consideraciones debe agregarse la versión moderna respecto al dinero desarrollada inicialmente (ahora hay una bibliografía suculenta en el mismo sentido) por Hayek en su obra de 1976 titulada The Denationalization of Money donde subraya que el problema medular reside en la denominada “política monetaria” puesto que en un mercado libre no hay tal cosa ya que cualquier decisión política inexorablemente perjudica el bienestar de la población. En este sentido, cabe señalar que la banca central solo puede operar en una de tres direcciones: expandir, contraer o dejar inalterada la base monetaria y cualquiera de estos caminos distorsionan los precios relativos, es decir, serán distintos de lo que hubieran sido de no haber mediado la mencionada intervención. Y si se pretendiera un contrafáctico alegando que lo anterior no tendría lugar si la banca central operara en el mismo sentido que lo hubiera hecho la gente, la respuesta es doble. Por una parte si se va a hacer los mismo que la gente hubiera hecho, no tiene sentido la intromisión con el consiguiente ahorro de honorarios burocráticos y, por otra, el único modo de saber qué hubiera hecho la gente es dejarla actuar para lo cual la banca central constituye un estorbo.

Hayek sostiene que la denominada “autoridad monetaria” es uno de los mitos más peligrosos de nuestra época, escribe que se tardaron dos siglos en percibir el horror de unir la religión con el aparato estatal, es de esperar que no transcurra otro tanto para percatarnos de los graves problemas a que invariablemente conducen los bancos centrales y la peligrosa y absurda idea de atar la noción de soberanía al signo monetario que fatalmente de dirige a la eliminación de la soberanía de los individuos que integran la sociedad.

En este contexto el preguntarse qué cantidad de moneda debería existir es equivalente a preguntarse qué cantidad de bananas o bicicletas deben existir. Resulta clave comprender que la inflación deriva de la manipulación estatal de la moneda siempre como un fenómeno exógeno al mercado cuyo resultado inevitable es la distorsión de los precios relativos, a saber, de los únicos indicadores que tiene el mercado para asignar los siempre escasos recursos.

Por último la insistencia en la banca central independiente de las directivas del ministro del ramo o del parlamento no modifican un ápice la naturaleza del problema, podrá ser un asunto de grado pero en este supuesto los banqueros centrales se equivocarán independientemente puesto que necesariamente caerán en la trampa ineludible de tener que decidir entre una de las tres avenidas antes señaladas con los resultados también apuntados.

En resumen, es indispensable estudiar este punto capital para completar el análisis formulado por Haberler respecto al ciclo económico y liberarnos así de la sucesión interminable de crisis provocadas por la administración gubernamental del dinero. En este contexto recordemos con Antonio Machado: “Caminante no hay camino, se hace camino al andar” y también que “de diez cabezas, nueve embisten y una piensa”.

Alberto Benegas Lynch (h) es Dr. en Economía y Dr. en Ciencias de Dirección. Académico de la Academia Nacional de Ciencias Económicas, fue profesor y primer rector de ESEADE durante 23 años y luego de su renuncia fue distinguido por las nuevas autoridades Profesor Emérito y Doctor Honoris Causa. Es miembro del Comité Científico de Procesos de Mercado, Revista Europea de Economía Política (Madrid). Es Presidente de la Sección Ciencias Económicas de la Academia Nacional de Ciencias de Buenos Aires, miembro del Instituto de Metodología de las Ciencias Sociales de la Academia Nacional de Ciencias Morales y Políticas, miembro del Consejo Consultivo del Institute of Economic Affairs de Londres, Académico Asociado de Cato Institute en Washington DC, miembro del Consejo Académico del Ludwig von Mises Institute en Auburn, miembro del Comité de Honor de la Fundación Bases de Rosario. Es Profesor Honorario de la Universidad del Aconcagua en Mendoza y de la Universidad Peruana de Ciencias Aplicadas en Lima, Presidente del Consejo Académico de la Fundación Libertad y Progreso y miembro del Consejo Asesor de la revista Advances in Austrian Economics de New York. Asimismo, es miembro de los Consejos Consultivos de la Fundación Federalismo y Libertad de Tucumán, del Club de la Libertad en Corrientes y de la Fundación Libre de Córdoba. Difunde sus ideas en Twitter: @ABENEGASLYNCH_h

Tesla, Elon Musk y Bitcoin: magistral lección de economía

Por Alejandro A. Tagliavini: Publicado el 24/11/20 en: https://www.dataclave.com.ar/economia/que-pasara-con-el-dolar–la-inflacion-y-la-economia-en-2021–segun-los-economistas_a5fbaf0652b4df039fc3d5ea7

Repaso de las últimas jornadas en Wall Street: Pfizer mostró mejores resultados que Moderna, subieron las acciones castigadas por los confinamientos y bajaron las de las plataformas digitales. En Argentina, el blue podría desacelerarse y las opciones locales «son algo pobres».

Para decirlo rápidamente, hoy se dan tres corrientes económicas. El keysianismo, que lo conocemos de sobra por ser gran armador de burbujas, emiten y emiten creyendo que así mueven la economía y lo que logran es un boom artificial que, para cuando se pincha, la onda expansiva destroza aun más.

La teoría económica neoclásica -la preferida de los operadores financieros que desconfían de la emisión exagerada- cuya característica consiste en creer en el equilibrio -de la curva de oferta y demanda- del mercado, lo que implica que se ha llegado al conocimiento perfecto -por caso, una batería imbatible- y, por tanto, el mercado sería estático y rígido: entonces, la empresa es solo una función productiva, un medio para transformar insumos en productos.

Y, finalmente, la teoría del mercado natural (“libre”), iniciada por los escolásticos españoles de la Escuela de Salamanca (siglos XV y XVI), y retomada, en alguna medida, por la Escuela Austríaca de Economía que sabe que no existe el equilibrio -porque no hay conocimiento perfecto, estático- sino un entorno puntual en permanente movimiento, que tiende al equilibrio al ritmo en que los actores del mercado encuentran nuevo conocimiento -una batería de mayor duración- que siempre es perfectible. Y, por ello, el mercado es imprevisible e imposible de planificar. Y una empresa es, precisamente, una función creativa, en búsqueda del conocimiento perfecto al que nunca se llega, y por tanto, imprevisible y espontánea.

Escribió John Authers que la noticia de la vacuna de Moderna debería, al menos, ser tan importante como la de Pfizer, pero no lo fue para las bolsas que llegaron a máximos históricos con la de Pfizer pero luego se enfriaron y no parecen haber reaccionado mucho con la segunda vacuna, más bien parecen desilusionados, y es que el mercado empieza a vislumbrar que los políticos se han enamorado de las cuarentenas y no las dejarán fácilmente.

Como era esperable, subieron las acciones castigadas por los confinamientos y demás represiones de los Estados y bajaron las de la plataforma de Internet FANG, Facebook (FB), Amazon (AMZN), Netflix (NFLX), and Alphabet (GOOG) que siguen teniendo un rendimiento inferior al promedio de las acciones del S&P 500. En las útlimas seis ruedas, el Dow Jones sube 0,40%, el S&P 500 baja 0,13% y el Nasdaq 100 cede 0,26%; pero en 2020 suben 3,66%; 10,72% y 36,3% respectivamente. Por su parte el oro en las últimas seis ruedas pierde un 2,8%, pero en el año se revaloriza un 21%.

Moderna subió más de 400% en lo que va del año: 

Sin embargo, dice el neoclásico John Authers demostrando que no entiende al mercado, que aun cuando no ha sucedido nada que cambie la historia de los “fundamentales” -ingresos, ventas, rentabilidad y demás cuestiones que determinen el valor actual descontado de sus flujos de efectivo futuros- flojos de Tesla (TSLA), sus acciones ganan más de 600% en lo que va de 2020. Y más de 700% desde la crisis de marzo cuando personalmente ya recomendaba su compra:

Ahora, S&P Dow Jones Indexes anunció oficialmente que Tesla se unirá a su índice insignia S&P 500 el próximo mes, convirtiéndose en la empresa más grande jamás admitida en términos de capitalización de mercado, más que las otras automotrices, aunque ni de cerca vende tantos vehículos:

Y aunque su inclusión en este índice no tendrá ningún efecto sobre los “fundamentales”, el precio de sus acciones subió más que las Moderna:

Solo el aumento de la capitalización de mercado de la compañía de Elon Musk fue de unos USD 50.000 M al conocerse la noticia, mientras que la capitalización total de Moderna, después de toda la emoción, es de USD 39.000 M. Es decir, el comité de selección del S&P 500 ha logrado crear más valor de mercado al agregar a Tesla a un índice que el equipo de científicos de Moderna al inventar una vacuna. Ahora, tiene sentido comprar TSLA ahora porque los fondos indexados y los cotizados, que gerencian unos USD 11 B, estarán obligados a comprarla al estar incluida en el S&P 500. 

«Moderna puede o no tener un buen precio de USD 39.000 M, pero su historia en 2020 es un ejemplo del capitalismo…Tesla puede o no tener un buen precio a casi exactamente 12 veces más (su capitalización de mercado ronda los USD 492.000 M), pero su historia en 2020 es un ejemplo de que el capitalismo va muy mal” se queja John Authers.

Como todos los neoclásicos, que desde hace meses auguraban equivocadamente el desplome de Tesla no entiende que el mercado es imprevisible, que no se mueve al antojo de los operadores o planificadores estatales sino a su propio aire. Y, sobre todo, no se mueve por costos, es decir, el público nunca decide cuánto quiere pagar por un producto según cuánto le cuesta al fabricante, decide comprar si considera que el precio le conviene.

Así, el mercado no compra las acciones en base a los fundamentales de las empresas sino cuando intuye que esa acción tiene potencial para subir, por distintas razones. A muchos les gusta hablar de “expectativas”, pero se parece más a “esperanza” porque las expectativas hacen referencia a la previsión de que esos fundamentales se superarán en el futuro, mientras que la esperanza hace referencia a que unas ideas claras, progresistas, con avances importantes y un liderazgo firme pueden obtener logros hoy impensables, y Elon Musk es uno de esos líderes que, entre otros tantos logros, desafió la cuarentena y ganó, “privatiza” la actividad espacial -y su infinito potencial- haciéndola mucho más eficiente. 

En fin, otro caso notable es el del Bitcoin (BTC) cuyos “fundamentales” también asustan a los neoclásicos. Por cierto, las monedas privadas y digitales, que son muy anteriores a que se hiciera famoso el Bitcoin, han sido muy estudiadas por Lawrence White que twitteó este facsímil de 1869 donde ya se hacía referencia a “dinero cibernético” trasmitido de manera telegráfica: 

Fuente: Journal of the Telegraph (1 de octubre 1869).

Fuente: Journal of the Telegraph (1 de octubre 1869).

Escribió Joanna Ossinger que el Bitcoin está siendo utilizado – a pesar de su volatilidad- como cobertura contra riesgos como una mayor debilidad del dólar o un repunte de la inflación. Sube casi 150% en 2020 y se ubica en relación con el oro en el nivel más alto en casi tres años. Y algunos, como el millonario  Mike Novogratz, cree que podría llegar hasta los USD 65,000 e incluso más.

La base de inversores de BTC se amplía con el ingreso de instituciones como Square Inc., Paul Tudor Jones y Stan Druckenmiller, y más empresas incentivan su uso como PayPal Holdings Inc. que permiten que sus clientes gasten cripto en su red de 26 M de comerciantes, o el operador de vehículos blindados Prosegur SA que ha creado un sistema de almacenamiento en frío para proteger los activos digitales del cliente que nunca se conecta a Internet.

Por cierto, el oro todavía tiene un historial más sólido y estable demostrando durante décadas ser un activo de refugio seguro. Pero se pueden combinar ambas cosas y comprar “ciber oro”.

En tanto en Argentina, el blue podría desacelerarse, para decirlo de un modo hoy paralelo, porque cae el gasto estatal en términos reales. El déficit fiscal de octubre fue el más bajo desde el inicio de la cuarentena. Cayó el ritmo al que venía aumentando el gasto público (54,8% interanual, i.a.) y fue el menor desde febrero. Y no se cumpliría que, para 2021, como dice el gobierno, el gasto crecería 7,6% i.a. en términos reales porque esto sería sin contar las erogaciones extraordinarias por la cuarentena y suponiendo un avance del IPC del 29% lo cual es altamente irreal.

Por cierto, otra cosa que no entienden keynesianos y neoclásicos es que los impuestos conllevan un aumento de costos y, como los consumidores no pagan por el costo sino por el precio que les conviene, si sube el precio baja el consumo y si no sube pierde la inversión, en cualquier caso se perjudica el mercado -y los más perjudicados siempre son los más débiles- al retirar el Estado unos recursos que, luego de pasar por una trituradora burocrática, de lo poco que queda solo una parte vuelve en asistencialismo que es menor al daño ocasionado.

Entonces, sin considerar impuestos como el de la riqueza que puede desbaratar todo, así las cosas, las opciones locales son algo pobres. El plazo fijo ofrece una tasa anual de 37% y perderá contra el IPC. Una de las opciones más recomendadas son los bonos que ajustan su capital por CER, es decir, por el IPC que podría subir un 50% en los próximos 12 meses según auguran muchos analistas, entonces estos títulos -que ofrecen IPC más 5 u 8%- van a terminar rindiendo 20 puntos más que un plazo fijo. También están los instrumentos dólar linked pero, como están las cosas, la divisa podría no moverse tanto en los próximos meses como algunos calculan. Y, por cierto, los CEDEARS que, obviamente, dependen de lo que aumenten las acciones de Wall Street que representan y de la cotización local del CCL.

Alejandro A. Tagliavini es ingeniero graduado de la Universidad de Buenos Aires. Asesor Senior de The Cedar Portfolio, Miembro del Consejo Asesor del Center on Global Prosperity, de Oakland, California y fue miembro del Departamento de Política Económica de ESEADE. Síguelo como @alextagliavini

Gracias al Estado, el bitcoin vuela

Por Alejandro A. Tagliavini. Publicado  el 22/6/17 en: http://s21.gt/2017/06/22/gracias-al-estado-bitcoin-vuela/

 

En 2011, cuando se discutía globalmente cambiar el patrón dólar por una canasta de monedas, varios medios me publicaron una columna –“Crisis global, América Latina y bitcoins”- en donde sugería audazmente tener en cuenta al bitcoin. Luego, en 2013, en otra columna –“¿Invertir en bitcoins?”- decía que me había perdido una inversión cuyo rendimiento había sido de 4.000 % ya que, cuando escribí la primera, la moneda digital cotizaba a US$ 30 por unidad, pero no compré ninguna y, al publicarse la segunda, llegaba a 1.200. Hoy, supera los US$ 2400 de modo que todo el universo bitcoin, unas 17 millones de unidades, suponen más de US$ 40 mil millones.

¿Adiviné? No, no adivine, era lógico que sucedería, lo dice la ciencia. El racionalismo despreció a la metafísica que brillantemente habían expuesto ya los griegos, en particular Aristóteles. Esta ciencia es el estudio de por qué el cosmos -la física- se mueve del modo en que lo hace, es decir, de los principios que generan los movimientos físicos. Así, observando estos principios podemos adelantar el desarrollo de la física: por caso, si vemos una acción cualquiera, podremos esperar una reacción inversa semejante, es el principio de equilibrio del cosmos.

Uno de estos principios dice que la violencia siempre destruye y la define, precisamente, como aquella fuerza extrínseca -extraña al desarrollo natural del cosmos- que pretende desviar, degenerar, el desarrollo normal. Por eso es que cuando el Estado -en tanto monopolio de la violencia- interfiere en la sociedad, destruye, provoca caos. Así, es fácil saber si un país crecerá o no, según aumenten o disminuyan las acciones coactivas -violentas- sobre el mercado.

Por esto, las monedas “privadas” tienen futuro mientras que los monopolios estatales como el dólar, euro, etc. –coactivamente impuestos, de “curso forzoso”- van cayendo. Así, al contrario de lo que dicen sus detractores, el bitcoin es exitoso, vuela, porque no depende de ningún gobierno, de ninguna “autoridad” monetaria, y permite escapar de la coacción estatal: que el mercado se desarrolle naturalmente. Precisamente, hasta hace poco, el 90% de las transacciones con bitcoins se realizaban en China, pero desde que el gobierno aumentó las regulaciones, empezaron a irse a Japón y Corea del Sur.

Como señala Miguel Boggiano, las criptomonedas escapan a los acuerdos de intercambio de información fiscal, como el de la OCDE o los enmarcados en el FATCA (acuerdos IGA) que tiene EE.UU. Las transacciones con bitcoins pueden estructurarse de modo que su rastreo sea imposible, a través de “mixing services”. La OECD estima que para 2020, el 66% del trabajo será informal (hoy 50%), lo que implica un submundo potencial para el bitcoin estimado en US$ 13 billones, detrás de EE.UU. cuyo PIB suma US$ 19 billones.

Pero no todo es rosa. Históricamente la cotización del bitcoin ha sido inestable porque si bien sirve de escape a los gobiernos, aún no está lo suficientemente establecida como moneda que, como señala el profesor Lawrence White, es “otro servicio bancario” que permite, básicamente, el cálculo basado en una unidad conocida y la agilidad en las transacciones. Agilidad tiene muchísima, pero de momento transacciones pocas, el cálculo no es fácil dada su volatilidad, su origen y su emisión limitada a 21 millones no despejan todas las dudas y, además, en el futuro afrontará la competencia de otras monedas privadas “electrónicas” o no.

 

Alejandro A. Tagliavini es ingeniero graduado de la Universidad de Buenos Aires. Ex Miembro del Consejo Asesor del Center on Global Prosperity, de Oakland, California y fue miembro del Departamento de Política Económica de ESEADE.

Dujovne: ¿Un ministro liberal?

Por Iván Carrino. Publicado el 29/12/16 en: http://inversor.global/2016/12/dujovne-un-ministro-liberal/

 

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El flamante Ministro de Hacienda escribió a favor de abrirse al comercio, bajar impuestos, reducir el poder sindical y congelar el gasto público. ¿Se viene el liberalismo?

En el año 2014 estuve en Ecuador, invitado por la Universidad San Francisco de Quito a un evento para conmemorar los 15 años de la dolarización. Uno de los paneles los compartí con el prestigioso economista, Lawrence White, quien fue consultado acerca del rol de los economistas en la política pública.

La respuesta de White fue bien concreta: los economistas están en la gestión pública para alertar a los políticos acerca de lo que no deben hacer. Así, frente a los planes megalómanos de los  políticos en  funciones, los economistas deben enfatizar las restricciones presupuestarias y las consecuencias no intencionadas de las políticas intervencionistas.

Por ejemplo, si el  gobierno quiere imponer un precio máximo, el economista le dirá que eso generará escasez y que mejor no tomar dicha medida. Si el gobierno, por otro lado, desea regalar viviendas a los necesitados, ahí estará el economista para sostener que eso implicará un aumento del gasto público que deberá financiarse con más impuestos, afectando el crecimiento económico.

Es en este marco donde siempre genera preocupación la salida de un Ministro de Economía. Durante los últimos años especialmente, la salida de los ministros o altos funcionarios del área económica del kirchnerismo implicaba eliminar un obstáculo a la hora de profundizar el intervencionismo.

Fue el caso de Lavagna, cuando gobernaba Kirchner, o de Martín Redrado, presidente del Banco Central durante el mandato de CFK.

Sin embargo, el cambio decidido por el gobierno de Macri hace pocos días no generó ningún nerviosismo. Además, tampoco parece implicar un mayor intervencionismo. De hecho, sería todo lo contrario.

Quien asumirá como Ministro de Hacienda a partir del lunes es Nicolás Dujovne, ex economista jefe del Banco Galicia y conocido por sus columnas periódicas en el Diario La Nación y en la señal de televisión Todo Noticias.

Su rol como columnista hace fácil la tarea de averiguar quién es y cómo piensa el futuro funcionario.

A la luz de sus notas, es probable pensar que estemos frente a un ministro contrario al intervencionismo y que entienda el valor de la libertad económica.

Nicolás Dujovne siempre fue crítico con kirchnerismo. En una nota de julio de 2015, lo definió como “un nacionalismo populista que expandió el gasto público y la influencia del Estado tanto como pudo, apropiándose para ello de cuanta caja se le cruzó por el camino” y que “cuando las cajas ‘heterodoxas’ se agotaron, los mecanismos de estiramiento del no ajuste se tornaron más costosos y derivaron en la imposición de medidas cada vez más disfuncionales (el cepo, las restricciones a las importaciones)”

Con elegancia y suavidad en los términos, la crítica de Dujovne no deja de ser demoledora.

Otro de los temas que tocó fue el debate por el tipo de cambio. El 26 de septiembre de este año sostuvo que el tipo de cambio no era el problema fundamental de la competitividad argentina, sino “los altísimos costos del transporte interno, el proteccionismo y la presencia de numerosos impuestos muy distorsivos”.

En su nota apuntó directamente contra el sindicalismo y especialmente al gremio de Camioneros, que “controla 15 ramas de actividad, que van desde todo el transporte de cargas por camión a nivel nacional e internacional, la logística petrolera, la distribución de alimentos…”.

Respecto del proteccionismo y la política comercial, Dujovne sostiene que trabar importaciones impide exportar, debido a que incrementa el costo de los insumos:

Si todos los insumos cuestan más en la Argentina, sólo les podemos exportar manufacturas a países con una estructura de protección similar a la nuestra, es decir, con insumos caros. No es casual que 60% de las exportaciones industriales de la Argentina vayan a Brasil, país con el que compartimos la anticuadísima estructura arancelaria que determina el Mercosur.

Otro problema que destaca del proteccionismo es el alto precio que pagan las familias por bienes como la indumentaria, la electrónica y los juguetes. Una economía más libre implicaría, de acuerdo al flamante Ministro:

… un fuerte aumento del ingreso disponible de las familias. A nivel macroeconómico, aumentar el ingreso disponible de las familias por esta vía implicaría un mayor nivel de inversión, y a nivel microeconómico, habría más familias capaces de acceder a una vivienda, de mejorar la educación de sus hijos o de ahorrar dinero en el banco o gastar en otros bienes: nacerían empresas que aún no conocemos y que nadie defiende.

Concluyendo que “sólo podemos ir en una dirección: más apertura, más competencia y mejores salarios.”

Amén.

El 5 de septiembre, el nuevo ministro también abordó la cuestión fiscal, y sostuvo que había tres claves para tener un país normal: banco central independiente, democracia republicana y un “fisco bajo control”.

En esa nota destacaba que el gobierno de Cambiemos tenía los dos primeros elementos dentro de su cartera,  pero que todavía faltaba para controlar al fisco. Dos semanas después, afirmaría que el gobierno jugaba “al fleje” en esta materia, sugiriendo que el exceso de gradualismo era una estrategia riesgosa.

Para combatir el déficit público, de sus notas se extrae que el gobierno debería tener una menor cantidad de empleados públicos y que, como Brasil, debería congelar el gasto en términos reales, al menos hasta 2026.

Las ideas que esbozó Dujovne durante este último tiempo como columnista de La Nación son todas muy razonables y necesarias para que la economía del país crezca de manera sostenible en el futuro.

Argentina necesita menos costos de producción, más apertura comercial y un sector público más chico. Sobre el nivel del gasto público, a uno le gustaría que, en lugar de congelarse, bajara en términos reales, pero debemos celebrar que un ministro de Hacienda esté dispuesto a debatir en serio sobre este tema.

La duda que tengo es si, en su rol de Ministro de Hacienda podrá llevar a la práctica siquiera alguna de estas ideas. La política es un mundo difícil y hoy en día deberá coordinarse con al menos otros 7 ministerios, un jefe de gabinete y dos vicejefes que toman todas las decisiones.

Dicen que cuando los teóricos y analistas llegan al poder, dejan las convicciones en la puerta de los ministerios. Esperemos que no sea éste el caso de Nicolás Dujovne.

 

Iván Carrino es Licenciado en Administración por la Universidad de Buenos Aires y Máster en Economía de la Escuela Austriaca por la Universidad Rey Juan Carlos de Madrid. Es editor de El Diario del Lunes, el informe económico de Inversor Global. Además, es profesor asistente de Comercio Internacional en el Instituto Universitario ESEADE y de Economía en la Universidad de Belgrano.

White sobre Guillermo Calvo, sobre la Teoría Austríaca del Ciclo Económico de Mises y Hayek

Por Martín Krause. Publicado el 30/1/15 en: http://bazar.ufm.edu/white-sobre-guillermo-calvo-sobre-la-teoria-austriaca-del-ciclo-economico-de-mises-y-hayek/

 

En un muy reciente paper, Lawrence White, analiza la consideración reciente de la Teoría Austriaca del Ciclo Económico, en la literatura económica: “Hayek and Contemporary Macroeconomics”, http://ssrn.com/abstract=2553031

Vale la pena todo el artículo para relacionar las teorías macroeconómicas modernas con los aportes que finalmente le dieran a Hayek el premio Nobel. Pero quiere referirme en este caso solamente a un tema puntual, y es la consideración que hace de esta teoría el economista argentino Guillermo Calvo, profesor de la Universidad de Columbia.

Dice White sobre Calvo:

“El mismo Calvo, quien originara el mencionado mecanismo de precios rígidos utilizado en los modelos DSGE (dynamic/stochastic/general/equilibrium), muestra una sorprendentemente profunda apreciación de las teorías del ciclo económico de Mises y Hayek. Incluso reconoce una diferencia entre ambos raramente notada. Mises atribuyó consistentemente el inicio del auge a una política inesperadamente expansiva del banco central en búsqueda de reducir la tasa de interés. Llamemos a esto Escenario 1. Hayek agregó dos escenarios alternativos. En el Escenario 2, un nuevo optimismo de los inversores eleva la demanda de fondos prestables, y esto sube la tasa natural de interés, pero el banco central deliberadamente impide que la tasa de mercado suba expandiendo el crédito. En el Escenario 3, en respuesta al mismo tipo de aumento de la demanda de fondos prestables, pero sin el impulso del banco central, el sistema bancario comercial se expande a sí mismo más de lo sostenible. Calvo, correctamente toma al Escenario 1 como representativo de la visión de Mises y con alguna (aunque limitada) justificación, toma al Escenario 3 como representativo de Hayek.”

“En una sección de su trabajo titulada “Errores de política e Información imperfecta: la Teoría Austriaca del Ciclo Económico estaba en el camino correcto”, Calvo destaca el papel de los efectos en los precios relativos de la teoría de Hayek. Juzga al Escenario 3, que asocia con ‘errores de percepción de los banqueros’ como plausible para muchos ciclos económicos, pero al Escenario 1 como más plausible para el ciclo 2002-2007.” Cita a Calvo:

‘La discusión de Hayek… implica que la expansión crediticia es probable que tenga efectos en los precios relativos no justificados por los fundamentos. Shocks que impactan en los precios relativos son raramente discutidos en los modelos macro cerrados del mainstream. La teoría de Hayek es muy sutil y muestra que aun si un banco central siguiera una política monetaria estable podría no poder prevenir el ciclo económico y, ocasionalmente, episodios cíclicos importantes. Desgraciadamente, Hayek no cuantifica el impacto de los errores de percepción (era filosóficamente reacio a cuantificar el impacto de estos errores según estándares modernos) y aunque encuentro persuasivo su argumento sobre los ciclos económicos regulares, creo que sería exagerado sostener que permiten explicar episodios como el de la crisis subprime, a menos que introduzcamos la mano del banco central, como fuera postulado por Mises. Así que creo que la combinación Hayek/Mises tiene mejores chances de estar cerca del punto – con énfasis en Mises para el episodio actual.’

“Calvo también aprecia la advertencia austriaca de que la distorsión de complejas estructuras de producción durante el auge descarta un ‘aterrizaje suave’ después, y limita el poder de los estímulos anti-recesivos para ayudar. Cuando comienza la caída ‘el político no puede saber dónde operar debido a la complejidad de la situación’. Por ello ‘no es difícil concluir que la política contra-cíclica es bastante inefectiva – en el caso afortunado en que no es directamente contra-productiva’.

 

Calvo, Guillermo. 2013. “The Mayekawa Lecture: Puzzling over the Anatomy of Crises—Liquidity and the Veil of Finance,” Bank of Japan Monetary and Economic Studies (Nov.), pp. 39-63.

 

Martín Krause es Dr. en Administración, fué Rector y docente de ESEADE y dirigió el Centro de Investigaciones de Instituciones y Mercados (Ciima-Eseade).

Die Konvertibilität.

Por Iván Carrino. Publicado el 24/11/14 en: http://www.ivancarrino.com/die-konvertibilitat/

 

La semana pasada se llevó a cabo el Congreso de Economía Austriaca en la Universidad Católica de Rosario. Allí presenté un trabajo que busca puntos de contacto entre las ideas de algunos economistas austriacos y la Ley de Convertibilidad que tuvo vigencia entre 1991 y 2002 en Argentina.

En el prestigioso blog Punto de Vista Económico, Adrián Ravier y Alejandro Sala resumen y hacen algunas observaciones sobre mi ponencia. En líneas generales, todo muy bien y agradezco la referencia. Además, sirve como excusa para intentar aclarar algunas cosas.

Comentarios de Alejandro Sala:

Alejandro sostiene que mi trabajo: “contiene una interpretación no estrictamente ortodoxa de los enfoques austriacos”. Puede ser, aunque no estoy tan seguro, después de todo, no soy el único que cree que los economistas austriacos defendían los tipos de cambio fijo por sobre los tipos de cambio flexibles.

Ahora bien, si la “no ortodoxia” pasa por defender un patrón dólar (el tipo de cambio fijo con el dólar respaldando la base monetaria al 100%) en lugar de un patrón oro, aquí la cosa es diferente. En las citas de mi trabajo Mises se está refiriendo concretamente al patrón oro. Sin embargo, no estoy seguro de que esa sea la postura de Hayek. En la Desnacionalización del Dinero dice: “había considerado necesarios los tipos de cambio fijos por la misma razón por la que ahora defiendo un mercado totalmente libre para todo tipo de monedas”. Como se ve, habla de tipo de cambio fijo, no de patrón oro.

Fue el Dr. Alberto Benegas Lynch (h) el que hizo la observación de que no era lo mismo el patrón oro que La Convertibilidad y que, por tanto, no eran comparables. Si mal no recuerdo, dijo algo como “no es lo mismo papel con commodity que papel con papel”.

Estoy de acuerdo con la observación. Sin embargo, sí es cierto que ambos sistemas ponen un límite a la emisión monetaria por parte del gobierno, al igual que la propuesta de Hayek (la de 1976)  tiene como por objeto poner ese límite, solo que con otros mecanismos. Es decir, tanto el Patrón Oro, como la competencia de monedas, como el tipo de cambio fijo, como la Convertibilidad argentina de los noventa son mecanismos probados con el fin de limitar la emisión discrecional del gobierno. En ese sentido, sí son plenamente comparables.

Por último, no veo una “corrupción” de la teoría en el trabajo. La idea del mismo es encontrar puntos de contacto entre las ideas de algunos austriacos y el sistema monetario efectivamente llevado a cabo en “los 90″. Creo que esos puntos se han encontrado. Por otro lado, el rechazo que este sistema genera entre todos los intervencionistas, de hecho, es otro punto a favor de mi interpretación.

Comentarios de Adrián Ravier:

Respondiendo punto por punto:

1 y 2. ¡Qué bien! Coincido al 100%.

3. Esta foto generó cierta discordia:

EA + CAVALLO

Debo decir que ¡no es para menos!. En la imagen hay tres académicos y un economista dedicado a la acción política. Eso ya debería “hacer ruido”. Por otro lado, el Ministro Cavallo tomó medidas no solo discutibles desde un punto de vista “austriaco”, sino desde un punto de vista de la vigencia del estado de derecho, algo que debería defenderse a toda costa si se desea vivir en un país normal.

Ahora bien, la imagen es solo eso, una imagen. Tal vez no hubiera chocado tanto si, a los costados, hubiese agregado unos signos de interrogación, para dar marco a la ponencia: ¿existen puntos de contacto entre las propuestas austriacas y la ley de Convertibilidad propuesta por Cavallo en los ’90?

Por otro lado, la imagen de Cavallo es anecdótica, ya que existe una interesante literatura sobre los sistemas de Caja de Conversión como el que tuvo vigencia en Argentina. Los trabajos principales en esta línea se los debemos a Steve Hanke y a Kurt Schuler, este último alumno de, nada menos que Lawrence White. En todo caso, a ellos debería dirigirse la crítica a la Convertibilidad, no al Ministro que fue solo un ejecutor de la política.

4. He aquí un punto complejo. Adrián plantea que la caja de conversión Argentina era “heterodoxa” porque “la base monetaria no fue respaldada con el 100 por cien de reservas netas, sino con el 100 por cien de reservas totales”.

Ahora bien, si tomamos el Balance del BCRA y comparamos la cuenta del activo “Activos Externos Netos: Oro y Divisas” y lo dividimos por la cuenta del pasivo “Base Monetaria Total” vemos que, al menos a partir de octubre de 1992, las reservas de oro y divisas siempre fueron iguales o superiores al total de la base monetaria, con lo que lo propuesto por la ley y por la literatura sobre las Cajas de Conversión, se cumplió.

bcra oro base

Hanke tiene otras críticas al sistema ya que argumenta que el BCRA, si bien debía haberse convertido en una Caja de Conversión, siguió teniendo un limitado rol como prestamista de última instancia, regulando los requerimientos de reservas de los bancos comerciales y podía tener hasta el 30% de las reservas en títulos del gobierno argentino, todas características indeseables para una verdadera caja de conversión.

Ahora bien, incluso cuando esto pueda ser así, no puede acusarse al Banco Central de la crisis que derivó en el abandono de la Convertibilidad. Como intento demostrar en el trabajo, el problema fue el déficit fiscal y el aumento del gasto, que erosionaron la competitividad y nos llevaron a la crisis de deuda.

Espero que este post, así como el de Adrián y Alejandro, hayan ayudado a despejar algunas dudas que quedaron luego del Congreso.

PD: El título del post está en alemán, idioma oficial de Austria.

 

Iván Carrino es Licenciado en Administración por la Universidad de Buenos Aires y Máster en Economía de la Escuela Austriaca por la Universidad Rey Juan Carlos de Madrid. Trabaja como Analista Económico de la Fundación Libertad y Progreso, es profesor asistente de Comercio Internacional en el Instituto Universitario ESEADE y profesor asistente de Economía en la Universidad de Belgrano.

ECONOMÍA Y HERMENÉUTICA

Por Alberto Benegas Lynch (h).

Las clases de mi amigo Don Lavoie, prematuramente muerto en su plenitud, suscitaban gran atracción entre los alumnos de George Mason University por su teoría hermenéutica aplicada a la economía. Su fuente principal de inspiración era el economista Ludwig Lachmann profesor en la London School of Economics (a su vez influido por escritos de Max Weber) y el hermeneuta Hans-Georg Gadamer, profesor y Rector de la Universidad de Leipzig.

Lavoie apuntaba a instalar su tesis en el contexto de la Escuela Austriaca retomando la tradición subjetivista que partió con Carl Menger y la extrapolaba no solo a los fundamentos de toda transacción comercial sino a toda comunicación intraindividual.

Con razón mantenía que todo es materia de interpretación: cuando se observa una obra de arte, cuando se lee un texto, cuando se mira un paisaje, cuando se conversa etc. Pero de allí concluía que toda manifestación subjetiva enriquecía y alimentaba lo interpretado. Esta forma de ver las cosas está íntimamente emparentada con el posmodernismo y la adulteración de textos a través de interpretaciones que nada tienen que ver con lo que el autor ha consignado.

Una cosa es la valorización subjetiva en el sentido del me gusta o no me gusta que establece los precios de mercado y otra bien diferente es la objetividad de las cosas que son independientes de las opiniones que de ellas se pueda tener. Esta diferencia epistemológica resulta central para no caer en el dadaísmo cultural.

Es muy cierto que en la apreciación de muy diversos mensajes incluyendo la conversación, la mente no opera como un scanner que toma lo dicho tal cual el emisor lo trasmitió (aún prestando debida atención como aconseja Tom Peters en uno de los capítulos de su Thriving on Chaos titulado muy acertadamente “Become Obsessed with Listening”). Hay un bagaje cultural y un contexto que el esqueleto conceptual del receptor incorpora, lo cual hace que haya diversas interpretaciones, incluso malentendidos de distinta naturaleza, pero de allí no se sigue que todas la interpretaciones sean legítimas: unas se acercarán más a la verdad de lo expuesto que otras, del mismo modo que ocurre con la interpretación de textos y otras manifestaciones de la vida en sociedad. Todo esto es de naturaleza distinta de cuanto ocurre en el mercado, en este proceso es irrelevante la verdad de la interpretación puesto que lo importante son las preferencias de compradores y vendedores.

Otro autor de peso que ha influido en Lavoie es Paul Ricoeur. En una oportunidad formé parte del tribunal de tesis doctoral en economía en la Universidad Francisco Marroquín que versaba sobre una aplicación de Ricoeur a la ciencia económica. No recuerdo quien era el doctorando, si tengo presente que su director de tesis era nada menos que Peter Boettke y que otro de mis colegas en el tribunal era Lawrence White. En todo caso, si bien tengo desdibujado el esqueleto central de ese trabajo, tengo presente que la disertación y las respuestas a nuestras preguntas resultaron satisfactorias. Precisamente, el libro más conocido de Ricoeur es Hermeneutics & the Human Sciences en el que sostiene que dado que las palabras no son unívocas se abre la posibilidad de interpretaciones varias pero que la faena del caso consiste en trabajar la recepción de lo dicho o escrito, lo cual presenta sin duda una serie de problemas a resolver.

En este sentido, es pertinente aludir a las trifulcas que produce la traducción puesto que en definitiva todo es traducción incluso dentro del mismo lenguaje en la simple conversación en cuanto a la secuencia interpretativa. También aquí de lo que se trata es de acercarse lo mejor posible a lo dicho (o escrito) en otro idioma. Traduttore-traditore es un lugar común que ilustra los riesgos de la traducción sin pretender nunca un texto definitivo como decía Borges, en todo caso puede ser lo mejor por el momento, hasta que aparezca una versión más precisa, del mismo modo que nos enseña Popper ocurre con la ciencia. Pero ya que lo mencionamos a Borges, es de interés señalar que ha subrayado que una traducción puede ser mejor que el original (puesto que en otro idioma puede emplearse un vocablo más pertinente)…hasta escribió en una  boutade que “un original puede ser infiel a su traducción” (y, por otra parte, decía esta autor que hay expresiones intraducibles como que fulana “estaba sentadita”).

Sin duda que la traducción “no puede administrarse a puro golpe de diccionario” como ha expresado Victoria Ocampo. Por su parte, Umberto Eco advierte que las traducciones literales resultan en tremendos mamarrachos (como cuando se traduce “it is raining cats and dogs” como “está lloviendo gatos y perros”). Resulta clave el contexto y el sentido en el que se usa una palabra en el texto original. Enrique Pezzoni denomina la traducción literal “servil”. Como apunta Alfonso Reyes “cuando se trata de nombres propios, la adaptación es repugnante”. Tengo muy presente la oportunidad en la que la Universidad de Buenos Aires le entregó un doctorado honoris causa a Friedrich Hayek, mientras bajábamos las escaleras de la Facultad de Derecho (donde tuvo lugar el acto), el homenajeado me señaló su diploma en el que se leía Federico y me dijo con un dejo de disgusto: “you never do this”.

Lachmann, Lavoie y sus numerosos discípulos entienden que las interpretaciones libres constituyen una manifestación del orden espontáneo en economía, primero expuesto por la Escuela Escocesa y luego afinada por Hayek, pero esto es otra extrapolación ilegítima. El orden espontáneo significa que cada una de las personas que persiguen sus intereses particulares en una sociedad abierta contribuyen a formar un orden que no estaba en la mente de aquellos sujetos actuantes, pero para nada implica la tergiversación de los fenómenos observados bajo el pretexto de una mal concebida subjetividad.

En su ensayo titulado “Understanding Differently: Hermeneutics and the Spontaneus Order of Communicative Processes”, Don Lavoie escribe con razón que “ El giro subjetivista que él [Menger] le dio a la economía, destaca que lo que le interesa al economista no son las circunstancias objetivas como tales sino el significado que tienen para el agente correspondiente”, pero de esto no puede inferirse que la subjetividad se aplique a cualquier interpretación de las propiedades de las cosas sino, como queda dicho, a las valorizaciones de lo que se intercambia según satisfaga deseos. Una cosa es concluir la perogrullada de que todo es materia de interpretación y otra bien diferente es afirmar que todo es lo que cualquiera dice que es.

Ya bastantes problemas existen en el seno de la economía como para introducir una visión posmoderna. Mark Blaug en “Disturbing Currents in Modern Economics” resume bien el asunto que venimos comentando: “El posmodernismo en la economía adopta formas diferentes pero siempre comienza con la ridiculización de las pretensiones científicas de la economía tirando agua fría a las creencias de que existe un sistema económico objetivo”.

Por último, una nota breve sobre la interpretación de la historia de los acontecimientos económicos que en no pocos casos también sufre de malformaciones hermenéuticas debido principalmente (aunque no exclusivamente) a una concepción errada de la noción de la filosofía de la historia. Robin Collingwood, en The Idea of History, explica que es inconducente entenderla como envuelta en leyes inexorables  (como Spengler), como la historia universal (como Hegel) ni en cierto sentido como la versión de la historia en la que se enfatizan grupos en bloque (como Toynbee) y mantiene que Voltaire -quien acuñó la expresión “filosofía de la historia”- fue el pionero en estudiarla con criterio independiente y no simplemente reproduciendo noticias consignadas por otros. Collingwood agrega a esta crítica de la reproducción sin más (la técnica “de las tijeras y el engrudo” en sus palabras) la concepción del primer término del binomio como un ejercicio de no solo escudriñar el objeto estudiado sino hurgar en el modo en que piensa el sujeto, y el segundo como la recreación del suceso bajo estudio.

Alberto Benegas Lynch (h) es Dr. en Economía y Dr. En Administración. Académico de la Academia Nacional de Ciencias Económicas y fue profesor y primer Rector de ESEADE.