Por Alberto Benegas Lynch (h) Publicado el 26/11/21 en: https://visionliberal.com.ar/sobre-fachos-que-no-saben-que-son-fachos/

Este es el caso especial, aunque no solamente del fascismo cuya característica central estriba en que esos gobiernos permiten que la propiedad se registre a nombre de particulares, pero usa y dispone el aparato estatal. Es una tradición más solapada y por tanto más eficaz que el comunismo que es más sincero en cuanto a que no permite que particulares registren a su nombre la propiedad pues la expropia directamente el gobierno que usa y dispone de la misma.

El fascismo es el sistema más difundido en el llamado mundo libre. Por ejemplo, en la educación la parla convencional alude a “la privada” pero en verdad en gran medida está privada de toda independencia allí donde los ministerios de Cultura y Educación imponen y autorizan estructuras curriculares según su canon de estrechez mental. Muchas veces he citado el caso de los taxímetros en Buenos Aires: es un ejercicio ilustrativo preguntar al conductor de quien es el vehículo y cuando responde que él es el dueño es de interés repreguntar sobre tres temas clave que definen la titularidad. Quien decide el horario de trabajo, quien decide la tarifa y quien decide el color en que debe estar pintado el automotor, las tres respuestas se dirigen al jefe de gobierno de la ciudad por tanto son los burócratas los verdaderos propietarios y no el nominal y circunstancial conductor que la juega de dueño.
Esto mismo aparece con partes sustanciales de las empresas y emprendimientos varios que sus aparentes administradores se la creen en cuanto a que son los titulares, pero no lo son por las razones apuntadas. Como queda dicho, son administradores aparentes pues quienes en definitiva deciden son los gobernantes.

En otros términos, constituye una bufonada macabra que los estatistas del momento le endilguen el epíteto de facho a todos los que están en desacuerdo con los atropellos del Leviatán, en realidad una paradoja grotesca.
Por tanto, las políticas de las denominadas empresas estatales, los controles de precios, las reformas agrarias, las cargas fiscales descomunales, los endeudamientos vertiginosos, las inflaciones galopantes, las economías cerradas y las legislaciones laborales y sindicales autoritarias ponen al descubierto y en carne cruda las típicas medidas fascistas. Por eso resulta tragicómico que los megalómanos tilden de fachos a quienes se oponen al fascismo.
Benito Mussolini ha dicho el 25 de junio de 1922 y el 28 de octubre de 1926 respectivamente: “¿Qué es el Estado? En los postulados pragmáticos del Fascismo queda definido como la encarnación jurídica de la Nación. El Estado es eso desde luego pero no es solo eso (…) Hemos sepultado al viejo Estado democrático, liberal (…) a este viejo Estado que enterramos con funerales de tercera lo hemos sustituido por el Estado corporativo y fascista, el Estado de la sociedad nacional, el Estado que une y disciplina (…) el Estado es todo, fuera del Estado nada”. Gregorio de Yurre en Totalitarismo y egolatría subraya manifestaciones del Duce en cuanto a que: “El valor del hombre está en la vida colectiva. En la evolución del Estado y de sus formas está presente la humanidad en camino”. Y “para el Fascismo, la sociedad es el fin y el individuo es medio de toda vida de sociedad que consiste en tomar el individuo como instrumento de los fines sociales”.
Por eso resulta payasesco que los capitostes del intervencionismo estatal pretendan atribuir la característica de fachos a quienes se oponen a los fascistas acuerdos de precios y salarios entre corporaciones en lugar de abrir las puertas al proceso de mercado. Incluso los hay también que provienen de otras corrientes de pensamiento y que utilizan la pantalla de fascistas como insulto para los que no comulgan con sus visiones de talibanes.
No es una casualidad sino causalidad que los peronistas admiren e imiten desde su origen a Mussolini y hayan dado asilo a los nazis en nuestra tierra.
En resumen, es una buena receta estudiar primero el significado de las palabras antes de emplearlas alegremente sobre todo cuando se aplican a quienes apuntan a zafar del fascismo en la diaria y tan necesaria batalla cultural.
Alberto Benegas Lynch (h) es Dr. en Economía y Dr. en Ciencias de Dirección. Académico de la Academia Nacional de Ciencias Económicas, fue profesor y primer rector de ESEADE durante 23 años y luego de su renuncia fue distinguido por las nuevas autoridades Profesor Emérito y Doctor Honoris Causa. Es miembro del Comité Científico de Procesos de Mercado, Revista Europea de Economía Política (Madrid). Es Presidente de la Sección Ciencias Económicas de la Academia Nacional de Ciencias de Buenos Aires, miembro del Instituto de Metodología de las Ciencias Sociales de la Academia Nacional de Ciencias Morales y Políticas, miembro del Consejo Consultivo del Institute of Economic Affairs de Londres, Académico Asociado de Cato Institute en Washington DC, miembro del Consejo Académico del Ludwig von Mises Institute en Auburn, miembro del Comité de Honor de la Fundación Bases de Rosario. Es Profesor Honorario de la Universidad del Aconcagua en Mendoza y de la Universidad Peruana de Ciencias Aplicadas en Lima, Presidente del Consejo Académico de la Fundación Libertad y Progreso y miembro del Consejo Asesor de la revista Advances in Austrian Economics de New York. Asimismo, es miembro de los Consejos Consultivos de la Fundación Federalismo y Libertad de Tucumán, del Club de la Libertad en Corrientes y de la Fundación Libre de Córdoba. Difunde sus ideas en Twitter: @ABENEGASLYNCH_h