El default argentino: jugando política con los tribunales de Estados Unidos y Wall Street

Por Alejandro A. Chafuén. Publicado el 14/8/14 en:  http://www.eldiarioexterior.com/el-default-argentino-jugando-politica-44265.htm

 

Hasta la llegada del peronismo, Argentina fue una de las estrellas más brillantes entre todas las naciones amantes de la libertad.

Ahora es una estrella de los estados en default. Argentina no era un país perfecto, pero era una de las 10 naciones más ricas del mundo. Gracias a tanta promesa y oportunidad, los europeos acudieron en masa a este país sudamericano. Esto ya no sucede. ¡Qué cambio! Enamorado con el nacionalismo y el populismo, la Argentina ha caído en el ranking mundial económico durante la mayor parte de los últimos 75 años.

La estrategia nacionalista implementada por los peronistas y los aspirantes al peronismo jugó un papel importante en la decadencia argentina. Tal vez el mejor ejemplo es la primera elección que llevó a Perón al poder. Casi nadie recuerda el nombre del candidato presidencial que compitió contra Juan Domingo Perón en 1945. Todo el mundo, sin embargo, recuerda el lema “Braden o Perón”. Spruille Braden era el embajador de Estados Unidos quien, alarmado por las similitudes y la colaboración del peronismo con el fascismo, criticó abiertamente al peronismo cuando este todavía estaba en su infancia. Representar a Braden como un entrometido extranjero en una época en que los movimientos nacionalistas eran fuertes en todo el mundo, especialmente en Argentina, permitió a los peronistas utilizar este lema como un símbolo del imperialismo. No es que las acusaciones de Braden fueran incorrectas. Argentina continuó colaborando no sólo con los fascistas, sino también con los nacional socialistas. Nací en Argentina, y durante mi infancia Joseph Mengele, el “ángel de la muerte”, vivía a tres casas de la mía, protegido por el aparato de inteligencia peronista.
Frecuentemente, los políticos en el poder culpan a países extranjeros por los males de su país. El gobierno argentino es un ejemplo estelar de esta estrategia. Hace alrededor de un mes, la Corte Suprema de Estados Unidos se rehusó a escuchar el fallo del juez del Distrito de Nueva York, Thomas Griesa, exigiendo el pago de la deuda a los tenedores de bonos que no aceptaron las condiciones ofrecidas en liquidaciones parciales anteriores (los “holdouts”). El gobierno argentino vio el fallo de la Corte Suprema como una oportunidad política.
En una entrevista reciente en Panampost.com, Ricardo López Murphy, presidente del think tank RELIAL y un destacado economista que se desempeñó como Ministro de Defensa de Argentina, declaró que su país “ha logrado dos hazañas increíbles: ha protagonizado el mayor default en la historia y el default más pequeño en la historia. En 2002, tuvimos un incumplimiento masivo, y tuvimos un problema grave con la deuda, con condiciones externas adversas. Ahora tenemos buenas condiciones y una pequeña deuda”.
En relación al PBI, la deuda Argentina es inferior a 50 por ciento y los pagos de intereses de la misma representan sólo el 1 por ciento del PBI. Sería difícil encontrar a un gobierno que elija sufrir las dificultades de un default bajo condiciones tan favorables. López Murphy continúa diciendo “que el gobierno argentino ha subestimado este problema, y ha recurrido a la retórica barata dirigida para el consumo local, en vez de resolver el problema. No creo que perciben costo del default de la misma manera como lo hago yo, con inmensos costos para Argentina”. El “consumo local” se refiere a los mercados políticos, no a los mercados económicos.
En su columna más reciente, Andrés Oppenheimer coincide con López Murphy en que el gobierno de Argentina maneja este tema con “típica arrogancia e incompetencia”, pero luego afirma que “la opinión de Griesa puede tener consecuencias internacionales negativas que trascienden este caso”. ¿Cómo puede ser, pregunta Oppenheimer, que una pequeña parte de los tenedores de bonos (el 7 por ciento en este caso) pueda impedir que la mayoría alcance un acuerdo con el gobierno? La clave está en los detalles y para dar una opinión educada, como requisito mínimo uno debe consultar a los gobernantes y a los varios tratados legales.

López Murphy opina que “nadie debe hablar sin un abogado a su lado”.

Pero lo que es una consecuencia negativa para Oppenheimer es realmente un impacto negativo para los gobiernos que derrochan sus recursos e intentan renegar sus contratos. Las resoluciones del juez Griesa y la Corte Suprema de Estados Unidos están basadas en leyes vigentes. Para ellos, el caso es claro, la Argentina tiene que pagar.

Estos fallos están basados en la ley, y no en juegos políticos y manipulaciones de agentes gubernamentales, acostumbrados a presionar a los tribunales.

En una columna anterior pronostiqué que este caso debería crear una mejora en el marco jurídico que rige la deuda entre los gobiernos y los inversores privados. Es evidente que lo que está dirigiendo la posición del gobierno argentino no es la economía sino la política. Se preocupan poco sobre las implicaciones internacionales; se preocupan por el poder, los votos y los resultados políticos locales. Si pueden enmarcar las discusiones actuales como un nuevo “Braden o Perón”, y la narrativa como “el gobierno argentino defiende sus intereses y soberanía frente a los jueces peones de Wall Street”, se convencerán de que tienen una estrategia ganadora. El pueblo argentino no está acostumbrado a jueces independientes, por lo tanto será fácil vender esta historia.
Sin embargo, como la oposición argentina no tiene un líder, o un partido nacional que pueda ser identificado con el juez Griesa, una campaña mediática de “Argentina frente a Griesa” o “Argentina frente a los buitres” tendrá un efecto temporal pero no logrará tener el mismo impacto que tuvo “Braden o Perón”. Podría levantar la popularidad de la presidenta Cristina Fernández de Kirchner y su futuro sucesor, pero sólo hasta que se comience a sentir el impacto económico del default.
Jugar y ganar partidos políticos es muy diferente que trabajar para ayudar a construir economías prósperas modernas.

Argentina ha desperdiciado muchas ventajas en el pasado y su actual gobierno parece decidido a perder aún más tiempo y recursos con el fin de prolongar su estancia en el poder. Esta vez, nadie llora por Argentina.


Este artículo fue publicado originalmente en inglés en 
Forbes el 6 de agosto de 2014. Republicado en USA Hispanic con autorización explícita de su autor. Traducido al español por Jack McDowell.

 

Alejandro A. Chafuén es Dr. En Economía por el International College de California. Licenciado en Economía, (UCA), es miembro del comité de consejeros para The Center for Vision & Values, fideicomisario del Grove City College, y presidente de la Atlas Economic Research Foundation. Se ha desempeñado como fideicomisario del Fraser Institute desde 1991. Fue profesor de ESEADE.

Argentina’s Default: Playing Politics With U.S. Courts And Wall Street

Por Alejandro A. Chafuén. Publicado el 6/8/14 en: http://www.forbes.com/sites/alejandrochafuen/2014/08/06/argentinas-default-playing-politics-with-u-s-courts-and-wall-street/

 

 

Until the advent of Peronism, Argentina was one of the shining stars in the firmament of freedom loving nations. Now it is a star of defaults. Argentina was not perfect, but it had climbed into the top 10 of richest nations. Europeans flocked to this promising South American country. Not so much anymore. What a change: Infatuated with state dominated nationalism and populism, Argentina has fallen in the world rankings during most of the last 75 years.

The nationalistic card played a big role in the decay of Argentina. It has been played extremely well by Peronists and would-be Peronists. Perhaps the best example is how the first election that brought Peron to power was characterized. Almost no one remembers the name of the presidential candidate running against Juán Domingo Perón in 1945. Everyone, however, remembers the slogan “Braden or Perón.” Spruille Braden was the U.S. Ambassador who openly criticized the surge of Peronism while it was still in its infancy. He was alarmed by the similarities and collaboration of Peronism with fascism. Portraying Braden as getting involved in the internal politics of a country at a time when nationalist movements were strong all over the world, and especially in Argentina, allowed the Peronists to use him as a symbol of imperialism. Not that Braden’s accusations were wrong. Argentina continued to collaborate not only with fascists but with National-Socialists. I was born in Argentina, and in my early years Joseph Mengele, the Nazi “angel of death,” lived three houses away from mine. He was protected by the Peronist intelligence machine.

Most politicians in power cherish the opportunity to blame a foreign nation for the ills of his country. The Argentine government excels at this. Just over a month ago, the U.S. Supreme Court let stand a ruling by New York District Court Judge Thomas Griesa requiring payment of the debt owed to bond holders who did not agree to the terms offered in previous partial settlements (the “holdouts”). The Argentine government saw the Supreme Court’s ruling as a political opportunity.

In a recent interview at Panampost.com, Ricardo López Murphy, president of the RELIAL think tank network, a noted economist who served as Minister of Defense of Argentina, stated that his country “has achieved two incredible feats: she has starred in the biggest default in history and the smallest default in history. In 2002, we had a massive default, and we had a more serious problem with the debt, with adverse external conditions. Now we have good conditions and a small debt.”

Argentina’s debt to GDP ratio is less than 50 percent and interest payments on the debt represent only 1 percent of GDP. It would be hard to find a government that decided to go through the hardships of default under such conditions. López Murphy continues: “I believe that the Argentinean government has underestimated this problem, and has resorted to cheap rhetoric. Targeted for local consumption, it does nothing to help solve the problem. I don’t think they perceive the default in the same manner as I do, with its immense costs for Argentina.”

“Palace of Justice”, Argentina’s Supreme Court. (Photo credit: Wikipedia)

The “local consumption” mentioned by López Murphy refers to political, not economic, markets. In his most recent column, Andrés Oppenheimer agrees with López Murphy that the Argentina government handled this issue with the “typical arrogance and incompetence” but then states that “the opinion of Griesa can have negative international consequences that will transcend this case.” How can it be, questions Oppenheimer, that a small portion of bond holders (7 percent in this case) can prevent a majority from reaching a settlement with a government? The devil is really in the details and to give a learned opinion a minimum requirement should be to consult the ruling and several amicus briefs. López Murphy says “no one should talk without a lawyer next to him.”

But what seems like a negative consequence for Oppenheimer is really a negative impact on governments that squander resources and want to repudiate their contracts. The rulings by Judge Griesa and the U.S. Supreme Court were based on current laws. For them the case was clear, Argentina has to pay. They could and should not judge by the rules of political manipulators and government agents accustomed to being able to pressure the courts.

In a previous column I forecasted that this case should lead to an improvement of the legal framework that governs debt of governments with private investors. Most agree on this. What is becoming apparent is that what is coloring and guiding the Argentine government position is not the economics but the politics. They care little about the international implications, they care about the local political outcome: votes and power. If they can frame the current discussions as a new “Braden or Perón,” and the narrative into “Argentine government defends its interests and sovereignty against judges who are pawns of Wall Street” they are convinced they have a political winner. The population is not accustomed to independent judges, so it will be easy for them to buy into the argument trumpeted day and night by government propaganda.

 

Yet as the Argentine opposition does not have a leader, or even a national party that can be identified with Judge Griesa, an “Argentina versus Griesa” or “Argentina versus Vultures” media campaign will likely have a temporary effect and not have such a dramatic impact as the “Braden or Perón” banners. It might lift the popularity of President Cristina Fernández de Kirchner and her would-be successors, but only until the economic impact of the default kicks in.

Playing and winning political games is very different than working towards helping build modern prosperous economies. Argentina has squandered many cards in the past and its current government seems determined to waste even more time and resources in order to prolong its stay in power. This time, no one cries for Argentina.

 

 

Alejandro A. Chafuén es Dr. En Economía por el International College de California. Licenciado en Economía, (UCA), es miembro del comité de consejeros para The Center for Vision & Values, fideicomisario del Grove City College, y presidente de la Atlas Economic Research Foundation. Se ha desempeñado como fideicomisario del Fraser Institute desde 1991. Fue profesor de ESEADE.