Por Gabriel J. Zanotti. Publicado el 17/11/19 en: http://gzanotti.blogspot.com/2019/11/el-caos-de-america-latina.html
Medio en broma, medio en serio, dije que me asombra el post modernismo y el rechazo a todo lo que sea “esencia” en ciertos temas. Si me percibo como mujer, soy mujer. Excelente, excepto para mi mujer, que creo que me va a percibir de manera distinta. Pero, cómo se le ocurre. Fascista!!!!
Pero el más estricto aristotelismo tomista parece haber renacido en todos los políticos de izquierda, que con seguridad absoluta tienen la definición, por género próximo y diferencia específica, de “golpe de estado”. Golpe, género. De estado, diferencia específica. Brillante, el árbol de Porfirio a pleno.
Por supuesto, cierta seriedad exigiría recordar que en ciencias sociales -y en todas- las definiciones son abiertas, abiertas a la historicidad, tanto futura como pasada, sin por ello perder lo esencial pero no etiquetándolas en abstracciones sin historia. Que no valen calificaciones extemporáneas y que por supuesto las ideologías no son ciencias sociales, sino utopías revolucionarias, que responden a historicismos de un lado y de otro, que son, además, pesadillas de mentes psicóticas que atrapan a los yoes más débiles e inseguros.
Por eso, el debate está perdido en los análisis de la América Latina actual. Lo que está sucediendo, en la mayoría de sus países, supera las calificaciones y definiciones políticas efectuadas a partir del Estado de Derecho concebido para el liberalismo clásico y su consecuente estabilidad jurídica y política.
Por eso, aunque no valga la pena decirlo en medio de los gritos ideológicos, para los que lo quieran pensar sugiero que no importa si fue golpe o no, porque la anomia institucional latinoamericana, endémica, secular, cuasi-eterna, no permite ese tipo de análisis.
Como ya dije una vez, América Latina es un continente políticamente fallido, porque su historia arrastra el encuentro feroz e inacabado de dos locomotoras: la tradición monárquica hispánica y el liberalismo constructivista francés.
A partir de allí, América Latina fue concebida en guerra, en grieta, en incomunicabilidad de paradigmas, e imposible es casi encontrar un análisis de su historia que no esté atravesado por ese cuerpo calloso total y completo.
Los movimientos independentistas de la corona española fueron todos intentos racionalistas de cambiar las tradiciones españolas a sangre y fuego, aunque algunos quieran poner algo de Francisco Suárez por allí. Y como tales estaba destinados al fracaso. A su vez, esas tradiciones tampoco evitaban la sangre y el fuego cuando querían volver. América Latina, continente hobbesiano.
A partir de los 60 y los 70, las revoluciones tradicionalistas contra el racionalismo constructivista comienzan a ser marxistas leninistas, (que es otro tipo de constructivismo) con lo cual la inestabilidad y la confusión es mayor. Cuba intenta invadir, y lo sigue haciendo, toda América Latina, y las tradiciones católicas se mezclan con las teologías de la liberación, produciendo ello tres, no dos, grupos en guerra permanente: los antiliberales no marxistas, los antiliberales marxistas, y los liberales constructivistas.
Ante ello, el caos es mayor. Desde el 70 en adelante Cuba intenta penetrar por el este y el oeste: por Chile vía Allende, con la visita de Castro dando recomendaciones, por Argentina vía ERP y Montoneros -con el apoyo del peronismo, que queda convertido en caos y misterio-, y luego Sendero Luminoso en Perú, FARC en Colombia, etc.
¿Qué estabilidad política se podía pretender a partir de ello? ¿Acaso Allende en Chile y el gobierno de Cámpora en Argentina eran simplemente “partidos políticos en la alternancia del poder”? ¿Cómo era políticamente posible esperar a las elecciones, si los que estaban en el poder no eran más que títeres de Fidel Castro? ¿Qué hacer?
Sólo quedaba el caos. Las reacciones fueron de todo tipo. Cómo analizarlas sin ser ni marxista ni liberal constructivista es algo que supera mi terminología. Si alguien la tiene, me avisa. Sé lo que NO debieron hacer. Pero hasta allí llega mi certeza.
Honduras, 2009, otro caos. Bolivia, 2019, otro caos, de un lado y del otro. Una amalgama de marxismo leninismo, de post-modernismo, de multiculturalismo colectivista, amalgama incoherente pero efectiva, destruye siempre todo vestigio de orden institucional (a su vez impuesto) y luego todos llaman a las cosas como les conviene. Si eres de izquierda, en Bolivia hay golpe de estado y en Chile, en cambio, que Piñera renuncie sería democracia. Un caos. Los liberales constructivistas no terminan de reconocer, a su vez, su ingenuidad total al pretender “construir” un liberalismo institucional sobre la base de un humus cultural de caudillos y horizontes anti-liberales profundamente arraigados.
La historia no ha terminado. América Latina se encamina hacia una guerra civil total en la cual nació y de la cual nunca salió.
Muchos liberales constructivistas van a estar decepcionados con esta entrada. ¿Y entonces qué? ¿Cómo? ¿Brasil no está mejor con Bolsonaro, Bolivia con Jeanine Anuez, Chile no estaba mejor con Pinera, etc?
No sé. Hay un grupo que no es actor político ni intelectual en América Latina: los liberales clásicos. ¿Quiénes son? No sé. Pero creo que desde su núcleo central tienen que hacer nueva teoría para explicar América Latina. El liberalismo constructivista no funciona. El liberalismo clásico nunca existió. Sólo es, en este momento, un difuso movimiento contra-cultural que está lejos de ser horizonte. Y tal vez nunca lo sea. Lo único que se puede esperar es que los anti-liberales moderados, no ganados por la crueldad de las ideologías, vayan moviendo la historia, lentamente, hacia una larga evolución, hacia una tierra prometida que seguramente está más allá de nuestras vidas.
Gabriel J. Zanotti es Profesor y Licenciado en Filosofía por la Universidad del Norte Santo Tomás de Aquino (UNSTA), Doctor en Filosofía, Universidad Católica Argentina (UCA). Es Profesor titular, de Epistemología de la Comunicación Social en la Facultad de Comunicación de la Universidad Austral. Profesor de la Escuela de Post-grado de la Facultad de Comunicación de la Universidad Austral. Profesor co-titular del seminario de epistemología en el doctorado en Administración del CEMA. Director Académico del Instituto Acton Argentina. Profesor visitante de la Universidad Francisco Marroquín de Guatemala. Fue profesor Titular de Metodología de las Ciencias Sociales en el Master en Economía y Ciencias Políticas de ESEADE, y miembro de su departamento de investigación.