Descentralización y gasto

Por Gabriel Boragina Publicado  el 14/8/17 en: http://www.accionhumana.com/2017/08/descentralizacion-y-gasto.html

 

Hay autores que, comprendiendo los nocivos efectos que un gasto público desbordado puede ocasionar, han insinuado diversas recetas para contenerlo. Por ejemplo:
«Con el fin de establecer defensas institucionales sólidas frente a demandas sociales que no es posible atender en el corto plazo y evitar eventuales desbordes populistas, cabe sugerir: [….] Reservar al Presidente de la República (o Primer Ministro en un régimen Parlamentario) -también por norma constitucional- la iniciativa exclusiva de ley en materias que signifiquen aumento del gasto público, mayores beneficios previsionales, creación de empleos estatales o incrementos tributarios.»1
El objetivo es plausible, y ya nos hemos explayado sobre los males de un gasto público que no cumple ni con las finalidades del gobierno, ni permite libertad a la actividad privada. Si bien la cita enuncia como problemas «el aumento del gasto público, mayores beneficios previsionales, creación de empleos estatales o incrementos tributarios», poniendo a todos ellos -al parecer- en un mismo rango, en rigor los beneficios previsionales, los empleos estatales y los incrementos tributarios son consecuencia y no causa del gasto público. Por supuesto que, el gasto no se reduce a estos ítems, sino que sus partidas comprenden muchas otras erogaciones, pero el autor citado ha querido circunscribirse a aquellas que -según él- considera las de mayor demanda social.
Ahora bien, la cuestión de otorgarle al presidente de la república o primer ministro facultades exclusivas en materia de iniciativa legal para proponer medidas semejantes es, desde nuestro punto de vista y como habitualmente se suele decir, “un arma de doble filo”. Pareciera que la idea es sustraerle al congreso o parlamento tales prerrogativas, presumiblemente porque ha de suponerse que los legisladores o parlamentarios serán mas vulnerables que el presidente o primer ministro a las presiones populistas. Sin embargo, nosotros no encontramos base, ni lógica ni racional, a tal interpretación. Por el contrario, creemos no equivocarnos si observamos que la experiencia política (la latinoamericana es un muy buen ejemplo) demostró que han sido muchos presidentes los que fueron susceptibles y altamente influenciables a las demandas populistas. Perón en Argentina, Getulio Vargas en Brasil, y mas tarde Chávez en Venezuela, los Kirchner nuevamente en Argentina, Morales en Bolivia, Correa en Ecuador, etc. impulsaron y dieron cabida por igual a las pretensiones populistas para elevar el gasto público (sistemáticamente llamado “social” como si pudiera existir algún gasto público que no tuviera por destino satisfacer una demanda social).
Finalmente, habría que apuntar que la medida propuesta podría atentar contra la división republicana de poderes, y -al mismo tempo- ser una tentación para ambiciones personalistas y -por ultimo- para aspirar a la implantación de una dictadura. Instintivamente, no nos parece prudente la propuesta. Que la iniciativa legislativa sobre el gasto público se concentre en una sola mano como que se distribuya entre muchas no es por cierto mejor que contar con una regla que lo limite, sea quien fuere quien la proponga.
Tampoco resulta tranquilizante la necesidad de una reforma constitucional para determinar quien será -en suma- quien tendrá la iniciativa de proponer leyes sobre el gasto público. Por triste experiencia es sabido que las reformas constitucionales son ocasiones propicias para que los políticos que las llevan a cabo introduzcan de contrabando muchas otras normas que poco o nada benefician a la comunidad, y si -en cambio- favorecen sus propias posiciones de poder. Los ejemplos abundan en la historia de reformas constitucionales que, lejos de ser positivas para el interés de la gente, han resultado -por el contrario- muy negativas, sobre todo en materia de derechos individuales
«Debe comprenderse que no existe una definición precisa, mucho menos una fórmula —ni un sentido general, ni específico para cada país— ya sea para medir el nivel óptimo de descentralización o para indicar la ubicación ideal de los recursos, responsabilidades y poderes entre las diferentes esferas del gobierno. Vale la pena ilustrar la simple comparación de la evolución de la distribución gubernamental del gasto público en Chile y en Brasil desde la década de los ochenta. Mientras que en el primero la participación de los gobiernos subnacionales en el gasto nacional ha crecido del 4 al 13%, en el segundo se ha elevado del 35 al 48%; en otras palabras, la descentralización chilena ha avanzado más en términos relativos, aunque sigue siendo un sistema tan centralizado como lo fue Brasil en los años de apogeo del régimen militar.»2
La primera observación a realizar respecto de este párrafo arriba transcripto es que el autor hace una completa asimilación entre nivel de gasto público y descentralización. Es decir, toma ambos términos como sinónimos. Los gobiernos centrales pueden favorecer el aumento del gasto público provincial o estadual, o pueden desalentarlo. Las provincias o gobiernos subnacionales pueden endeudarse a cuenta de las arcas nacionales, o hacerlo por su cuenta. Todo ello debería estar debidamente reglamentado. Y por sobre todas las cosas, limitado. Habría que encontrar mecanismos por los cuales se habilitara una enmienda constitucional que solamente tuviera por objeto fijar una regla restrictiva a la facultad de los gobiernos -tanto nacionales como provinciales- a endeudarse sin mas limite que el de la propia voluntad política por encima de los recursos reales y efectivos con los cuales aquellos verdaderamente cuentan en sus tesoros.
Cuestiones diferentes son la descentralización del gasto y la de funciones. No son lo mismo o, al menos, no nos parece tan seguro que ambos conceptos lo sean. Pensamos como cosa distinta la descentralización de funciones y el costo que cada una de esas funciones demande concretamente al ente político o administrativo que tenga a su cargo. Determinada función puede delegarse a una repartición administrativa, provincial o municipal. No obstante, a menos que se le conceda una completa y absoluta autarquia, podría legalmente establecerse que la financiación de dicha actividad quedara a cargo del gobierno nacional. Este seria el caso de una mera descentralización funcional pero no financiera. Se delegan o descentralizan las funciones, pero no su financiamiento Claro que se podría cuestionar -con razón- de que este se trate de un verdadero caso de descentralización, dado que, quien maneja los fondos necesarios para la función es (en los hechos) el que esta gestionando la función, ya que sin tales recursos la función seria imposible de cumplir, por mucho que se la hubiera descentralizado legalmente.
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1 EDGARDO BOENINGER-«El papel del Estado en América Latina»- Capítulo I. En Rolf Lüders. Luis Rubio-Editores. Estado y economía en América Latina. Por un gobierno efectivo en la época actual. CINDE CIDAC, pág., 124.
2 JOSÉ ROBERTO RODRIGUES AFONSO – THEREZA LOBO.»Descentralización fiscal y participación en las experiencias democráticas tardías», Capítulo V. pág. 259-260. En Rolf Lüders. Luis Rubio-Editores. Estado y economía…Ob. Cit. ,
Gabriel Boragina es Abogado. Master en Economía y Administración de Empresas de ESEADE.  Fue miembro titular del Departamento de Política Económica de ESEADE. Ex Secretario general de la ASEDE (Asociación de Egresados ESEADE) Autor de numerosos libros y colaborador en diversos medios del país y del extranjero.

EL VÍNCULO TRUMP-PUTIN

Por Alberto Benegas Lynch (h).

 

Ahora que el gobierno estadounidense se ha embarcado en una relación especial con el ruso, principalmente a través de su Presidente y el Secretario de Estado y los embrollos y renuncia del flamante Secretario de Seguridad, es el momento de considerar esa vinculación.

 

Aunque hay chantajes, espionajes y amenazas veladas y no tan veladas por parte de los secuaces de Putin en base a informaciones confidenciales de todo tipo que el gobierno ruso ha ido acumulando sobre la vida íntima de políticos estadounidenses incluido a Trump, aunque esto ocurre el nuevo jefe de la Casa Blanca estima que acercamientos con el Kremlin puede rendir frutos positivos a contracorriente de todo lo sucedido en los últimos cien años desde 1917, problemas con el gobierno de Estados Unidos que se acentuaron a partir de la finalización de Yalta. Ahora Trump justifica su anunciado acercamiento al decir que “Putin es muy apreciado por su pueblo y por la comunidad internacional” (?).

 

Trump preside el otrora baluarte del mundo libre y en el  contexto de sus diatribas contra la prensa llama poderosamente la atención que abandone su responsabilidad de cuidar la constitucional libertad de la expresión del pensamiento. En lugar de explicar lo que no comparte opta por insultar y por prohibir a los medios la entrada a sus  ahora llamadas “conferencias de prensa” como si fuera el dueño de la Casa Blanca y no respondiera ante el público por sus actos igual que en una “república bananera”, o como si su vocero fuera el comisario de los medios de comunicación.

 

Estremecen sus embates a la Justicia en lugar de respetar la división de poderes. También alarman sus reiterados ataques contra el libre comercio, su xenofobia, su militarismo y el aumento astronómico del gasto público que promete (esta avalancha inaudita de insensatez no da espacio para ponderar la reducción de ciertos impuestos y el intento de mejora en algo de los esquemas de educación y salud). En su primer discurso ante las dos Cámaras del Congreso tocó muchos temas pero el eje central se basó en su nacionalismo -mal llamado “proteccionista” desde el decimonónico Friedrich List en Alemania- lo cual acarreará muchos sinsabores para el pueblo estadounidense y para el resto del mundo.

 

En  este cuadro de situación, preocupa su acercamiento a un gobierno corrupto y sus ininterrumpidos asaltos a las libertades individuales que, sin los campos de exterminio soviéticos, en buena medida ha continuado con aquella política hasta el presente, comandadas por un ex matón de la KGB.

 

Rusia está dominada por un gobierno de mafias desde el colapso del comunismo. Los mismos capitostes de la KGB se instalaron en el gobierno y se repartieron empresas y mercados cautivos como botín de guerra. Ahora que el peligro se acentúa, se hace necesario reiterar algunos pasajes que escribí antes.

 

La historia de Rusia es en verdad muy desoladora, primero el terror blanco de los zares y zarinas con su criminal policía secreta (Ojrana), luego el asesino terror rojo y ahora las mafias. En sus memorias, Vladimir Bukovsky, uno de los tres disidentes de mayor calado junto con sus amigos Solzhenitsin y Sajarov, declara que “el monstruo que crearon nuestros Frankenstein mató a sus creadores, pero él está vivo, muy vivo. A pesar de los informes optimistas de ciertos medios de comunicación occidentales, que en los años transcurridos desde entonces han proclamado que Rusia entró en la era de la democracia y la economía de mercado. No hay evidencias, ni siquiera perspectivas de que así sea. En lugar de un sistema totalitario, ha surgido un estado gangsteril, una tierra sin ley en la cual la antigua burocracia comunista, mezclada con el hampa, se ha convertido en una nueva elite política, así como en una nueva clase de propietarios”.

 

Como es sabido, la Unión Soviética provocó el mayor descuartizamiento humano desde 1917 a 1989, matanzas sin precedentes llevadas a cabo por un gobierno (solo sobrepasadas por Mao) y, sin embargo, Putin reivindica en la Universidad de Moscú a los verdugos y también enaltece las atrocidades en Hungría, en la ex Checoslovaquia y en Chechenia en un contexto de mordazas a la prensa y simulacros electorales administrados por la antigua nomenklatura.

 

Yuri Y. Agaev explicó en una visita a Buenos Aires que después del fiasco de Gorbachov y su perestroika (un subterfugio para implantar “el verdadero socialismo”), el Fondo Monetario Internacional desbarató la posibilidad de contar por primera vez con liberales en el gobierno al financiar abundantemente al grupo opositor que finalmente se hizo con el poder.

 

Personas de gran coraje como los mencionados y como lo fue Anna Politkovskaya (luego asesinada), han contribuido a poner su valioso granito de arena para modificar la dramática situación de los rusos. Politkovskaya fundó en Moscú con un grupo de amigos el diario Novaya Gazeta, con la idea de competir nada menos que con Pravda el periódico oficial que paradójicamente significa “verdad”.

 

Desde ese nuevo periódico denunció permanentemente la corrupción y los atropellos del gobierno de Putin en todos los frentes. Como sucede en esos sistemas, fue reiteradamente amenazada de muerte y advertida de los serios peligros que corría incluso por amigos periodistas de Occidente, como el director de The Guardian de Londres. Esto ocurría en un contexto donde, según el Grupo Helsinki, solamente en Moscú durante los gobiernos de Putin, fueron asesinados por los esbirros del régimen seis periodistas, sesenta y tres fueron golpeados malamente, cuarenta y siete fueron arrestados y cuarenta y dos fueron imputados penalmente.

 

A pesar de todo, la extraordinaria periodista de marras proseguía con sus denuncias en sus valientes artículos de investigación. Consignó que el fundamento de su actitud era que “si alguien cree que puede vivir una vida confortable en base a pronósticos optimistas, allá ellos, es la forma más fácil pero también constituye la pena de muerte para nuestros nietos” (este pensamiento hay que refrescarlo también en otros lares).

 

Randon House de New York publicó su impresionante y muy ilustrativo diario bajo el título de A Russian Diary. A Journalist Final Account for Life, Corruption and Death in Putin`s Russia. La autora murió asesinada en el ascensor de su casa a manos de los sicarios del gobierno. Antes de eso publicó un libro de una notable investigación cuyo título en la versión castellana es La Rusia de Putin donde documenta muy acabadamente los reiterados atropellos e iniquidades llevadas a cabo por los hampones de Putin y los desaguisados y la miseria que debe sufrir el común de la gente.

 

Desafortunadamente la caricatura de democracia no solo tiene lugar en Rusia donde ganan tiranuelos de diversos colores, se habla de “elecciones limpias” como si se tratara de un torneo irrelevante sin otro fondo que lo numérico aunque se haga tabla rasa con los derechos.

 

En esta línea argumental, consigno en esta nota telegráfica una reflexión del antes mencionado Bukovsky (que también nos visitó en Buenos Aires con motivo de un acto académico), elucubraciones apuntadas en sus antedichas memorias tituladas To Built a Castle. My Life as a Dissenter: “Miles de libros se han escrito en Occidente y cientos de diferentes doctrinas han sido creadas por políticos encumbrados al efecto de encontrar un compromiso con los regímenes totalitarios. Todos evaden la única solución correcta: la oposición moral”.

 

En estos climas mafiosos siempre aparecen dictadores (de facto o electos) que resumen bien lo que ocurre, Putin no es el único ejemplo: Trujillo en la República Dominicana y Getulio Vargas en Brasil dijeron en sendos discursos “a los amigos todo, a los enemigos la ley” a sabiendas de lo horrendas de sus normas legales y Perón, en la Argentina, espetó “al enemigo, ni justicia”, por ello, contrariando toda la mejor tradición, fabricó el billete de un peso con el símbolo de la Justicia con los ojos destapados y fue uno de los pioneros en cambiar la Constitución para reelegirse e hizo tabla rasa con la noción del derecho, lo cual reiteró en sus tres mandatos (el último, principalmente a través de sus ministros José López Rega y José Ben Gelbard). En nuestros días han surgido nuevos sátrapas liderados por los Castro, Chávez-Maduro y la infame dinastía norcoreana y sus imitadores que achuran todo vestigio de libertad y dignidad bajo diversos ropajes y trampas inauditas, objetivos imitados parcialmente por los Correa, Ortega, Morales y Kirchner.

 

Ya 400 años antes de Cristo, Diógenes recurría a la alegoría de andar con una lámpara “en busca de un hombre honesto”. Ahora rindo este modesto pero muy sentido homenaje a los que se ponen de pie y son capaces de escribir y decir lo necesario para cambiar. Tal como repetían los Padres Fundadores en Estados Unidos: “El costo de la libertad es su eterna vigilancia”. En cada acto el hombre no parte de cero, no podemos apreciar el presente ni conjeturar sobre el futuro sin basarnos en el pasado, por tanto, tomemos los casos de los que hablan fuerte y claro sin concesiones al efecto de dar cabida a la luz diogenista.

 

En el último libro de los citados aquí de Politkovskaya se lee un párrafo que puede resumir la obra, al tiempo que pone al descubierto la raíz del problema que debemos combatir y no solo en Rusia: “Nadie acude a buscar justicia a unos tribunales que alardean sin tapujos de su servilismo y su parcialidad. A nadie en su sano juicio se le ocurre ir a buscar protección a las instituciones encargadas de mantener el orden público, porque están corrompidas por completo”.

 

Ni bien los burócratas comienzan a articular discursos tendientes a elaborar sobre lo que le conviene y lo que no le conviene a la gente en sus vidas privadas, comienzan los peligros ya que a poco andar esos megalómanos se constituirán en los árbitros forzados  y ladrones disfrazados de empresarios para manejar a su antojo el fruto del trabajo ajeno con lo que se apoderan de sus vidas.

 

Como queda dicho, el sistema gangsteril impuesto en Rusia es lamentablemente la continuación por otros medios de los horrores establecidos por el terror blanco y el aun más tremebundo terror rojo. Horrores basados en mentiras, no en errores lo cual es humano, sino en falsear deliberada, voluntaria y sistemáticamente todo cuanto esté al alcance de gobernantes inescrupulosos.

 

Alberto Benegas Lynch (h) es Dr. en Economía y Dr. en Ciencias de Dirección. Académico de la Academia Nacional de Ciencias Económicas, fue profesor y primer rector de ESEADE durante 23 años y luego de su renuncia fue distinguido por las nuevas autoridades Profesor Emérito y Doctor Honoris Causa.

Preocupa la situación económica de Venezuela

Por Emilio Cárdenas. Publicado el 22/8/14 en: http://www.lanacion.com.ar/1719913-preocupa-la-situacion-economica-de-venezuela

 

A quienes seguimos de cerca la evolución de la situación de Venezuela no nos sorprende demasiado que la prestigiosa Fundación Gétulio Vargas, que a través de su Instituto Brasileño de Economía mide anualmente el «clima económico» de los distintos países de la región, acabe de informar que el menos atractivo de todos esos «climas» es hoy el de Venezuela. Precisamente aquel que nosotros pareciéramos empeñados en replicar.

Lo que, en cambio, sí es sorprendente, es la visión de Venezuela que tiene públicamente la principal «calificadora de riesgo» china. Particularmente después que China y Venezuela, envueltos en la retórica, acaban de suscribir una panoplia de 38 nuevos acuerdos de cooperación socioeconómica, que ya forman parte de los 400 acuerdos bilaterales suscriptos entre los dos países desde 1999 hasta la fecha.

Me refiero a la calificadora china Dagong Global Credit Rating, que fuera fundada en 2009, conjuntamente por el Banco del Pueblo y por la Comisión de Comercio y Economía del Estado de China.

Para Dagong, Venezuela enfrenta graves desequilibrios macroeconómicos que son capaces de sumirla, en el corto plazo, en una recesión. Si esto ocurriera, la calificadora china cree que el malestar social que ya existe en Venezuela podría exacerbarse.

Dagong define al gobierno venezolano como ineficaz, cuando de enfrentar los problemas económicos se trata. Esto es respecto de poder corregir el elevado déficit fiscal, recomponer la debilidad de las reservas internacionales y ajustar el tipo de cambio. Para la calificadora, esa ineficacia en resolver los problemas estructurales repercute negativamente en la administración de Nicolás Maduro. Por ello, explica, existe un clima generalizado de descontento, a lo que se agrega inestabilidad política. Sin decirlo, es evidente que Dagong advierte que los «bolivarianos» han perdido ya el apoyo mayoritario de su pueblo.

La calificadora china señala que el año 2013 ha sido negativo para Venezuela. Adverso, entonces. Porque derivó en una moneda nacional groseramente sobrevaluada y en una inflación creciente. Casi fuera de control, en rigor. A lo que suma el impacto, también negativo sobre la economía venezolana, del constante declive del volumen total de la producción de petróleo y la creciente debilidad del precio internacional del barril de crudo. Para un país que esencialmente depende del petróleo, muy mal augurio.

Según Dagong, la economía de Venezuela se contraerá este año. En su opinión, un 2,3% del PBI venezolano. Fuertemente, entonces. A lo que agrega que, en el mediano plazo, el posible crecimiento de Venezuela será, en todo caso, lento y débil.

Respecto de las finanzas públicas venezolanas, las proyecciones de Dagong son también malas. Estima que este año habrá un déficit fiscal de casi el 15% del PBI y que la deuda pública, para fines de año, habrá de superar el 52% del PBI, lo que no parece desesperante. Aunque Dagong nos advierte que el nivel de endeudamiento habrá de seguir en ascenso en los años sucesivos, lo que sí es preocupante.

En un análisis prolijo de la realidad venezolana, Dagong expresa asimismo su preocupación por el bajo nivel de reservas internacionales de Venezuela, que es de apenas el 5,7% del PBI del país. También formula un alerta respecto del desusado crecimiento del endeudamiento público denominado en dólares, en momentos en los que la moneda norteamericana pareciera haber ingresado en una etapa de apreciación respecto de otras monedas.

El pago de la deuda venezolana se ubica ya en el 20% de los ingresos venezolanos por exportaciones de hidrocarburos, las que, a su vez, generan el 96% de las divisas del país. Lo que evidencia una dependencia particularmente peligrosa de los ingresos que son generados por las exportaciones de crudo, prácticamente las únicas que genera Venezuela.

Cabe señalar que el gobierno venezolano cancela frecuentemente sus pasivos financieros con China mediante pagos con petróleo. En especie, entonces. No está, sin embargo, demasiado claro cuánto de los 56 billones de dólares que Venezuela le debe a China ha sido cancelado de esa manera.

Queda claro que la calificadora china es realista. Y que, respecto de Venezuela, sabe ser sincera, aunque sin aparecer brutal

Por lo antedicho no llama la atención que Venezuela haya aparentemente encargado al banco de inversión Lazard Ltd. la venta de una enorme refinería que tiene en los Estados Unidos y de su cadena norteamericana de estaciones de servicio (Citgo), cuyo valor está estimado en unos 10 billones de dólares. Tampoco sorprende que el ineficaz Nicolás Maduro haya finalmente reconocido la verdad al admitir públicamente -por primera vez- que su gobierno enfrenta «dificultades económicas severas». Es absolutamente así. Para Dagong y para casi todos los observadores serios.

El tamaño y la voracidad creciente del estado venezolano, así como la absurda política de subsidios han sido los principales responsables de la vorágine inflacionaria que se ha apoderado del país, motorizada siempre por el vértigo en la emisión de bolívares con la que se financia al sector público del país caribeño y se mantiene el esquema de subsidios que, desde hace rato, desangra al tesoro venezolano.

En un comentario típico de Nicolás Maduro, señaló que la deuda que su país mantiene con China «no es una deuda pesada, es un financiamiento». De no creer. Mientras tanto, la petrolera estatal venezolana Pdvsa acaba de decidir que, en más, los dólares producidos por sus exportaciones de crudo se depositarán en cuentas del China Citic Bank. Más dependencia, es obvio.

Para no terminar en un previsible colapso, Venezuela necesita imperiosamente aumentar sus exportaciones de crudo. Ampliar su capacidad de oferta. Revertir entonces el ciclo de descenso de los últimos años. Invertir. Ocurre que para 2016 Venezuela se ha comprometido a exportar a China un millón de barriles diarios, lo que hoy es simplemente imposible. Pese a que Pdvsa ha reducido enormemente sus despachos a terceros países.

Queda claro que la calificadora china es realista. Y que, respecto de Venezuela, sabe ser sincera, aunque sin aparecer brutal. No disimula sus opiniones, pese a ser ellas, según queda visto, sumamente negativas respecto del presente y del futuro de Venezuela. Ni siquiera la extensa madeja de relaciones políticas edificada entre ambos países parece haber podido nublar su parecer.

 

Emilio Cárdenas es Abogado. Realizó sus estudios de postgrado en la Facultad de Derecho de la Universidad de Michigan y en las Universidades de Princeton y de California.  Es profesor del Master de Economía y Ciencias Políticas y Vice Presidente de ESEADE.