A meses de las elecciones, el gradualismo le pasa la factura de la improvisación al Gobierno

Por Roberto Cachanosky. Publicado el 16/4/2019 en: https://www.infobae.com/opinion/2019/04/16/a-meses-de-las-elecciones-el-gradualismo-le-pasa-la-factura-de-la-improvisacion-al-gobierno/

 

Desde un inicio el gobierno de Macri se negó a presentar un plan económico que marcara un claro rumbo a seguir de manera de generar expectativas en la población, para luego avanzar en las reformas que requería la herencia recibida

El Tesoro emite títulos para afrontar el déficit fiscal y vende divisas para pagar la deuda

El Tesoro emite títulos para afrontar el déficit fiscal y vende divisas para pagar la deuda

El error inicial del Gobierno no solo consistió en no contar la herencia recibida, sino que lo más grave es que creyó que medidas aisladas podían solucionar un problema económico de la magnitud que dejaba Cristina Fernández de Kirchner. Se largó sin un plan, a poner parches a un bote que hacía agua por todos lados.

Nunca creyó que había que bajar el gasto público como paso indispensable para poder crecer. Imaginó que las inversiones iban a llover solo porque Mauricio Macri se sentaba en el sillón de Rivadavia, por lo tanto, esas inversiones iban a generar crecimiento y el gasto se iba a licuar sobre el PBI por arte de magia. Solo tomando medidas aisladas todos los días «íbamos a estar un poquito mejor». El gradualismo en medidas y en sentirse mejor.

La realidad que enfrentamos debería ser suficiente evidencia para que, si Mauricio Macri o alguien de Cambiemos lograra renovar el mandato, deberían aprender de estos 4 años desperdiciados que nos ponen en una situación política crítica, ya que el desgaste de los errores económicos cometidos le pavimentan el camino a Cristina Fernández de Kirchner para su vuelta. No es por mérito de ella que tiene chances de volver, sino por la insistencia de Cambiemos de mantenerse en el error.

Esta mezcla de no querer enfrentar el problema del gasto junto con la continuidad de las políticas de revolear la plata del contribuyente en planes sociales, nos ha dejado en una situación económica en la que a la herencia del kirchnerismo se le suma la herencia de Cambiemos.

¿Por qué se está atravesando semejante proceso recesivo? ¿Bajó el gasto público como sostienen algunos miembros de Cambiemos?

El gasto del Sector Público Nacional incluidos los intereses de la deuda pública y excluidos los gastos de las provincias y de los municipios, bajó de 26,5% del PBI en 2015, que dejó el kirchnerismo, a 23,7% en 2018, una reducción de 2,8 puntos del PBI. Aquí no se incluye el gasto cuasifiscal del BCRA que creció en 1,6 puntos del PBI entre 2015 y 2018.

De manera que, en principio, el Gobierno podría mostrar estos números como un logro de su gestión y taparle la boca a todos los que decimos que hay que bajar el gasto público. Sin embargo, vale la pena preguntarse: ¿dónde bajó el gasto público el gobierno nacional entre 2015 y 2018?

Para responder al interrogante, basta con ver el gráfico previo. El gasto en subsidios económicos para mantener artificialmente bajas las tarifas de los servicios públicos (energía, transporte público, gas, agua potable, etc.) bajó de 4,25% del PBI que dejó el kirchnerismo a 2,16% del PBI con Cambiemos.

Es decir, de los 2,8 puntos del PBI que se redujo el gasto público en la era Cambiemos, 2,1 puntos porcentuales se explica por menores subsidios económicos, es decir aumento de tarifas de los servicios públicos a familias y empresas.

Sin duda que esa medida había que tomarla porque nadie tiene que sentirse con derecho a que otro le subsidie la luz, el gas, el boleto de colectivo, etc., de manera que esa reducción de gasto no tiene objeción y correspondía hacerla.

El punto es que lo que hizo el Gobierno fue cambiar la forma de financiar ese gasto. Con el kirchnerismo se recurría a la emisión monetaria o más impuestos, con Cambiemos se financia, como corresponde, en la boleta de luz, pero no se redujo el impuesto inflacionario ni la carga tributaria sobre el sector privado que se aplicaba para financiar ese gasto, por lo tanto la gente siente en el bolsillo el peso de las nuevas tarifas de luz y la misma carga tributaria que venía soportando de antes.

Si se combina el peso sobre el sector privado por el aumento de las tarifas de los servicios públicos, con la misma carga tributaria y tasas de interés que se dispararon al infinito, todo el costo del ajuste cae sobre el sector privado mientras que el sector público se mantiene al margen de toda reducción, tanto el sector público nacional como los provinciales y los municipales.

El resultado no es otro que una economía que está estancada desde 2011 pero con una fenomenal caída en 2018, esto quiere decir que cada vez hay menos riqueza para repartir pero el gobierno sigue gastando en planes sociales como si ese gasto fuera una bondad de la política económica.

El gráfico previo muestra que el gasto en políticas de ingresos (AUH, pensiones no contributivas, políticas de empleo del Ministerio de Trabajo, etc.) aumentó en casi 5 puntos del PBI entre 2004 y 2018; y también refleja que Cambiemos no bajó el gasto en este rubro, y sin embargo hay más pobres.

No se puede tomar toda la serie porque el kirchnerismo desarmó las estadísticas del Indec para no «estigmatizar» a los pobres, pero de acuerdo a datos de la UCA, el kirchnerismo dejó una pobreza del 29% de la población  y en la última medición del Indec dio 32%, es decir, a pesar que se mantuvo los programas de políticas de ingresos, la pobreza no cede.

Y no cede porque el sector privado sigue siendo aplastado por el sector público nacional, provincial y municipal con su enorme burocracia, empleo público y «planes sociales». La Argentina no crece porque no hay inversiones en un país con una carga tributaria que se mantiene entre las más altas del mundo.

El costo de no haber tenido un plan económico consistente

En definitiva, lo que estamos viendo es que hay que pagar el costo de no haber tenido un plan económico consistente que generara un shock de confianza y avanzar con las reformas que se requerían.

Haber recurrido al endeudamiento para financiar gastos corrientes esperando la lluvia de inversiones hoy pasa la factura a meses de las elecciones y tienen que salir a inventar la pólvora para tratar de mover algo la economía y disimular la huida del dinero que impacta en los precios.

Los anuncios esperados seguramente serán parches y aspirinas para llegar a las elecciones. Una verdadera lástima que el presidente a Mauricio Macri haya comprado el humo que le vendieron con el gradualismo que era una forma de no hacer nada y seguir con un Estado sobredimensionado y planes sociales, esperando que haciendo lo mismo que venimos haciendo durante décadas de un resultado diferente.

Lo más patético es que se llega a las elecciones con medidas que probablemente sean más populismo para evitar que venga el populismo k.

 

Roberto Cachanosky es Licenciado en Economía, (UCA) y ha sido director del Departamento de Política Económica de ESEADE y profesor de Economía Aplicada en el máster de Economía y Administración de ESEADE

La suba de la tasa al 40% genera más desconfianza

Por Roberto Cachanosky. Publicado el 8/5/18 en: https://www.infobae.com/economia/2018/05/08/la-suba-de-la-tasa-al-40-genera-mas-desconfianza/

 

Este no es este el camino a seguir para zafar de la terrible herencia que se recibió del kirchnerismo

Federico Sturzenegger, presidente del BCRA
Federico Sturzenegger, presidente del BCRA

Luego de las corridas cambiarias de las últimas semanas, la gran pregunta no es «por qué ocurrió». La pregunta es: ¿por qué no iba a ocurrir si era absolutamente previsible?

A decir verdad, era absolutamente previsible esta corrida porque el gradualismo del gobierno exigía una jugada de tasa versus dólar que, en algún momento, iba a forzar al BCRA a subir la tasa más que a bajarla.

 Lo que estamos viendo es lo mismo que vimos en la época de Martínez de Hoz cuando trataba de mantener planchado el tipo de cambio con las Letras de Tesorería

El razonamiento para prever el problema que estamos viviendo hoy en el mercado de cambios era el siguiente. El gobierno aplica una política gradualista que le exige financiarse con deuda externa. Los dólares
que recibe el ministerio de Finanzas hay que transformarlos en pesos para pagar los sueldos, las jubilaciones, a los proveedores, etc. Las opciones para conseguir los pesos son dos:

1) Finanzas vende los dólares en el mercado y eso hace bajar el tipo de cambio nominal y real afectando el sector externo, o

2) se los vende al Central, el que coloca esos dólares en sus reservas y emite los pesos que le entrega a Hacienda para que haga los pagos. Obviamente esta expansión monetaria genera inflación, hace caer el tipo de cambio real y también afecta el sector externo.

 Era  previsible esta corrida porque el gradualismo exigía una jugada de tasa versus dólar que, en algún momento, iba a forzar al BCRA a subir la tasa más que a bajarla

Ahora bien, el gobierno optó por utilizar la alternativa 2), venderle al BCRA los dólares que toma como deuda. Como la emisión monetaria que hace el BCRA es realmente importante, el BCRA coloca LEBACs para retirar pesos del mercado y así atenuar al impacto inflacionario.

El gráfico de abajo muestra la evolución del stock de LEBACs desde que asumió Cambiemos.

Stock de Lebacs

Stock de Lebacs

Si uno aumenta el stock de LEBACs por 4, es obvio que se está armando un gran arbitraje tasa versus dólar que en el momento menos pensado y por la causa menos sospechada puede saltar.

Lo que estamos viendo es lo mismo que vimos en la época de Martínez de Hoz cuando trataba de mantener planchado el tipo de cambio con las Letras de Tesorería, o en el Plan Primavera que fue establecido en septiembre de 1988 para llegar a las elecciones y murió el 6 de febrero de 1989.

Destaquemos que a pesar del fenomenal incremento del stock de LEBACs la expansión monetaria primaria siguió en el mismo ritmo que en la era k.

Circulante

Circulante

Como puede verse en el gráfico de «circulante», a pesar de la fuga de capitales que hubo en los primeros meses de 2018, la tasa de expansión monetaria siguió estando en niveles muy altos, más allá de haberse mantenido en el orden del 35% anual durante buena parte del 2017.

Había que ser muy ciego o no haber vivido años de planes similares para no advertir que no existe el inversor que devengue indefinidamente sus utilidades. En algún momento las realiza y ahora las está realizando.

¿Cómo responde el gobierno a esta toma de ganancias? Subiendo la tasa de interés hasta el 40%, adoptando algunas medidas cambiarias y formulando unos tenues anuncios de reformas estructurales.

 Había que ser muy ciego o no haber vivido años de planes similares para no advertir que no existe el inversor que devengue indefinidamente sus utilidades

Francamente subir la tasa al 40% solo se puede tolerar si es por unos días, digamos una semana, hasta tanto se reconfigura el equipo económico, se formula un plan consistente y categórico que genere confianza y, en definitiva, se pone en marcha un plan económico de estabilización y crecimiento con fuerte apoyo político.

Piense el lector en lo siguiente, una tasa del 40% anual menos una inflación del 20% anual, implica que el BCRA paga una tasa de interés real positiva del 20%. ¿En qué actividad económica puede colocar el BCRA los fondos que capta en LEBACs para poder pagar el 20% real anual de interés?

Semejante tasa de interés, más que generar confianza, genera desconfianza porque la tasa de interés siempre tiene que ser consistente con el sector real de la economía.

 Subir la tasa al 40% solo se puede tolerar si es por unos días, digamos una semana, hasta tanto se reconfigura el equipo económico

Otro punto a tener en cuenta es que el gobierno anunció una baja mayor del déficit primario para este año, básicamente reduciendo el gasto en obras públicas. Se supone que obras que se iban a iniciar no se llevaran a cabo. El gasto de la política y de los llamados planes sociales quedan intactos.

El otro tema tiene que ver con los intereses de la deuda pública en moneda extranjera. Dado que el presupuesto se hace en pesos, no es lo mismo multiplicar el monto de intereses de la deuda externa por un tipo de cambio de $19 que por uno de $22. Si el tipo de cambio se quedara en $22, supuesto fuerte, estimo que los intereses a pagar por deuda colocada en moneda extranjera crece en $30.000 millones que es lo mismo que dijo que Dujovne que se iba a bajar el gasto en obras públicas. Si a esto le agregamos el mayor gasto cuasifiscal por llevar la tasa al 40%, no veo una reducción del déficit fiscal.

Dujovne

Dujovne

En definitiva, con toda sinceridad, no es este el camino a seguir para zafar de la terrible herencia que se recibió del kirchnerismo. Con la historia de que te incendian el país si bajás los «planes sociales», que son clientelismo político puro, y que si reestructurás el estado estalla el país, el fin de semana pasada se pusieron todos pálidos en el gobierno cuando rugió el monstruo verde. Encima, gente que desconoce el tema económico salió con declaraciones locas como que los supermercados estafan a la gente, o que hay que hacer inteligencia financiera.

Mi sugerencia al gobierno: tomen el tema económico con la seriedad que exige la brutal herencia recibida. No hay caminos fáciles manejando la tasa de interés o forzando a los bancos a vender sus posiciones de dólares. Sólo existen las reformas estructurales.

 

 

Roberto Cachanosky es Licenciado en Economía, (UCA) y ha sido director del Departamento de Política Económica de ESEADE y profesor de Economía Aplicada en el máster de Economía y Administración de ESEADE

Las tres opciones económicas que se le abren al Gobierno a partir del 23 de octubre

Por Roberto Cachanosky. Publicado el 10/10/17 en: https://www.infobae.com/opinion/2017/10/10/las-tres-opciones-que-se-le-abren-al-gobierno-a-partir-del-23-de-octubre/

 

Si el resultado electoral del 22 de octubre es el que se perfila actualmente, Mauricio Macri va a tener un importante capital político que, aunque no le permita tener el control de ambas cámaras legislativas, le otorgará un mayor margen de maniobra que el que tuvo hasta ahora.

Insisto, de confirmarse el resultado electoral que se vislumbra, el Presidente tendrá una segunda gran oportunidad de torcer el rumbo de decadencia económica que lleva siete décadas en Argentina, considerando que una gran primera oportunidad, a mi juicio desperdiciada, fue el 10 de diciembre de 2015 cuando asumió la presidencia. En ese momento, si se hubiese detallado claramente la herencia recibida del kirchnerismo, el margen de acción le hubiese permitido adoptar medidas económicas más contundentes que las que se adoptaron hasta ahora.

Sin duda que hoy el ambiente económico institucional es el día y la noche respecto a los nefastos años del kirchnerismo. No sólo ya no tenemos a la AFIP haciendo de KGB que persigue a los que piensan diferente, las interminables cadenas donde CF vendía un mundo irreal y no existen las medidas delirantes de Moreno y de Kicillof, entre otras cosas. Sin duda ahora somos vistos con respeto en el mundo. Ya no somos los impresentables que fuimos durante la era k.

No obstante, creo que sería un error comparar la actual situación con la era k como punto de referencia para saber si mejoramos o no, porque estaríamos poniendo la vara muy baja. El kirchnerismo nos dejó en el quinto subsuelo y no se necesita gran cosa para superar esa situación para mostrarse algo mejor. En todo caso en el gobierno de Fernando De la Rúa tampoco había controles de precios, ni de cambios, ni cepo cambiario y se llegó a una crisis final por no encarar las reformas de fondo y pensar que sólo con el cambio de expectativas que generaría la presencia de Domingo Cavallo y reestructurando la deuda pública el transcurso del tiempo iba a solucionar los problemas, algo que, como todos sabemos, no sucedió.

Si, como decía antes, el 22 de octubre, luego de contar los votos, Macri logra incrementar sustancialmente su capital político, el interrogante que queda por delante es cuál de los siguientes tres escenarios económicos se dará:

1. Que se duerman en los laureles y piensen que lo que les sirvió para ganar las elecciones también sirve para manejar la economía de aquí hasta el 2019, es decir, seguir endeudándose para financiar el déficit fiscal apostando a que, por algún efecto mágico, la economía va a crecer y del exterior nos van a financiar indefinidamente. En ese caso la economía estará en manos de Dios porque por el motivo menos pensado puede cortarse el financiamiento externo.

2. Ver si el Gobierno está dispuesto a adoptar las medidas mínimas necesarias para domar la pesada herencia k que todavía no fue desarticulada. Salvo los casos del cepo y las cosas más guarangas como los controles de precios, el gasto público sigue siendo un enorme peso para el sector privado, al igual que la carga tributaria, el retraso de las tarifas de los servicios públicos que fueron ajustadas pero todavía tienen que subir más y desarmar ese nefasto negocios de los «programas sociales» por el cual generaciones de jóvenes crecen viendo cómo sus padres viven sin trabajar. La famosa destrucción de la cultura de trabajo.

3. Adoptar un plan económico que no sólo permita dominar la herencia k sino, además, dar otro paso adelante y adoptar aquellas medidas que nos pueden llevar, en un par de décadas, a ser un país desarrollado. No nos olvidemos que Brasil acaba de corrernos el arco y nos exigirá más esfuerzo en las reformas dado que si aquí no se hace una reforma laboral importante, ni las migas de las inversiones que van a Brasil van a caer por estas tierras.

La primera opción luce poco viable. En lo que va de 2017 las reservas del BCRA aumentaron en USD 11.418 millones y todo ese aumento se explica por las compras de divisas que dicha entidad le hace al Tesoro que se endeuda para financiar el déficit fiscal.

La expansión de circulante es del 34,5% anual luego de colocar Letras del Banco Central y pases netos para absorber la liquidez que genera la compra de divisas al tesoro. En tanto que el stock de Lebac y pases netos se multiplicó por 3,4 veces entre diciembre de 2015 y septiembre de este año o, si se prefiere, subió el 240% con el gasto cuasifiscal que ello implica, en la era k ese stock se multiplicó por 30; dicho de otro modo, el endeudamiento del BCRA creció el 2.900 por ciento.

Mi punto es que este ritmo de endeudamiento externo y del BCRA para financiar el déficit fiscal es insostenible en el largo plazo.

Por eso, la pregunta es: ¿qué es lo mínimo que tendría que hacer el Gobierno de Mauricio Macri para salir de esta trampa económica que le dejó el kirchnerismo? ¿Es viable el gradualismo que venimos viendo?

Mi punto de vista es que si apuestan a hacer sólo lo que es necesario para dominar la herencia k, será un paso adelante. Ahora,

¿En qué consiste lo mínimo para dominar la herencia k?

1. Disciplina fiscal: No se limita a bajar el déficit fiscal solamente. Lo que se requiere es una profunda reforma del sector público con reducción del gasto y una reforma impositiva. Es imprescindible que la población tome conciencia de las funciones que quiere que preste el gobierno y esté dispuesta a solventarlas con sus impuestos. Tener un gasto público del 48% del PBI sin déficit fiscal imposibilita el crecimiento económico porque el estado termina aplastando al sector privado con impuestos. La dimensión del desequilibrio fiscal no se soluciona con retoques en el gasto público, sino que la dimensión del desequilibrio implica tener que replantearse cuál debe ser el rol del estado en Argentina. Eso de que el crecimiento de la economía va a licuar el peso del Estado sobre el PBI lo veo poco probable. Es más probable que el Estado aplaste al sector privado.

 Tener un gasto público del 48% del PBI sin déficit fiscal imposibilita el crecimiento económico porque el estado termina aplastando al sector privado con impuestos

2. Reforma impositiva: El principio básico de la política tributaria debe ser que muchos paguen poco y los impuestos sean sencillos de liquidar. En vez de concentrar una enorme carga tributaria sobre un reducido sector de la población, se debe buscar aplicar alícuotas bajas y que todos paguen.
Suele argumentarse que hasta que no se reduzca la evasión impositiva no se pueden bajar los impuestos. Esto es un error. Para reducir la evasión impositiva primero hay que bajar los impuestos de manera tal que el premio por evadir sea tan bajo que el contribuyente tenga menores estímulos para evadir. El camino de reducir la tasa de evasión pasa por reducir las alícuotas de los impuestos. Hay experiencias en el mundo que demuestran que la curva de Laffer funciona. Tal vez podría pensarse en reemplazar el actual impuesto a las ganancias por un flat tax.

3. Disciplina monetaria: Para alcanzar este objetivo puede establecerse una total libertad en el uso de las monedas, anulando el curso forzoso de la moneda nacional. Los agentes económicos podrán realizar las transacciones comerciales y todo tipo de operación económica en la moneda que las partes acuerden. El peso debe ser una moneda más que podrá utilizar la gente, pero al no existir el curso forzoso el BCRA estará obligado a preservar el valor de la moneda para que la gente la elija como reserva de valor o medio de intercambio. Sin curso forzoso, con libertad de monedas, la solidez de los mercados de capital y del sistema financiero locales serán finalmente alcanzables.

 Sin curso forzoso, con libertad de monedas, la solidez de los mercados de capital y del sistema financiero locales será finalmente alcanzables

4. Reforma laboral: Es fundamental para que las 650.000 Pymes y microemprendimientos contraten personal. Con 1 persona por año que contraten estas 650.000 empresas, en 5 años tenemos resuelto el problema de la desocupación. Se podrán absorber los 250.000 jóvenes que se incorporan anualmente al mercado laboral, podrán pasarse empleados del estado al sector privado y no habrá justificativos para que los piqueteros sigan exigiendo ser mantenidos por los contribuyentes.

5. Incorporarse al mundo: Si la Argentina se incorpora al mundo, estará anclando sus instituciones a las de los países desarrollados y el proceso de captación de inversiones será más acelerado. Vean cómo el gobierno de Cataluña empieza a arrugar al ver que queda fuera del mundo si se separa de España.

El desastre populista de los últimos 70 años potenciado por el kirchnerismo es tan grande que el mínimo para superar la herencia k es un mínimo muy alto. Seguir comparándose con los 12 años kirchneristas es poner la vara demasiado baja y correr el riesgo de adoptar medidas que no alcancen para salir del pozo en que nos dejaron.

En síntesis, me parece que el 23 de octubre, si se confirma la consolidación de Cambiemos, debería aparecer un plan económico global con el mínimo de medidas señaladas. Caso contrario habrá que rezar para que el financiamiento externo permita financiar este sobredimensionamiento estatal y carga tributaria que ahogan cualquier posibilidad de entrar en una senda de crecimiento de largo plazo.

 

Roberto Cachanosky es Licenciado en Economía, (UCA) y ha sido director del Departamento de Política Económica de ESEADE y profesor de Economía Aplicada en el máster de Economía y Administración de ESEADE.

Un fanatismo que no construye

Por Roberto Cachanosky. Publicado el 15/8/17 en: http://economiaparatodos.net/un-fanatismo-que-no-construye/

 

El fanatismo que se observa en parte del macrismo no contribuye a solucionar los problemas

Sin duda que millones de argentinos respiran con mayor tranquilidad luego de 12 años en que el kircherismo no paraba de atropellar a los que pensaban diferente, atacar el orden institucional, usar a la AFIP como una KGB para perseguir a quienes pensábamos diferente y ser uno de los gobierno más corruptos de la historia argentina.

Superado ese traumático período de la historia argentina, en que casi terminamos en una tiranía enunciado en el vamos por todo, quedó un pánico de tal envergadura en mucha gente, que hoy día es casi imposible intercambiar ideas incluso con amigos que siempre fueron antikirchneristas. Ese pánico los lleva a defender todo lo que hace el gobierno adoptando una posición casi como los fanáticos k. Eso se puede ver muy bien en las redes sociales, convertidas casi en una cloaca, donde antes los cyberk insultaban sin piedad y ahora los macristas tienen un comportamiento similar o bien tratan de justificar lo injustificable. Pero, insisto, no se da solo en las redes sociales. Amigos que siempre compartieron ideas y valores tienden a justificar casi ciegamente todo lo que hace el gobierno y no creo que ese camino sea el mejor para ayudar incluso al gobierno de Macri.

Cuando uno plantea que es necesario bajar el gasto público y la carga impositiva, saltan los argumentos de siempre: eso no se puede hacer porque no tienen el poder político para llevarlo a cabo. En rigor en diciembre de 2015 el gobierno, si bien no tenía un cheque en blanco, tenía margen para iniciar un proceso de reestructuración del estado. Pero supongamos que nunca hubiese tenido ese poder, lo que los economistas podemos decir es que las explicaciones de carácter político no resuelven el problema económico. Recuerdo el libro de William Hutt, ¿Politically Imposible? que en español fue titulado como El Economista y la Política, en el que Hutt cita la siguiente frase: “muchas veces los economistas terminan asesorando a los políticos, para que éstos hagan lo que hubiesen hecho si no hubieran sido asesorados por economistas”. En otras palabras, muchas veces, los economistas que llegan al gobierno aceptan las restricciones políticas y terminan armando un plan económico inconsistente que solo busca ganar tiempo para que el político alcance ciertos objetivos que generalmente no se cumplen. El plan primavera de 1988 que desembocó en la hiperinflación de 1989 es un claro ejemplo de economistas armando un plan que termina siendo una bomba de tiempo para que le explote al próximo gobierno. En este caso le terminó explotando al mismo gobierno radical.

Sin embargo, ante la evidencia de la inconsistencia que tiene la política económica, encima con la carga de una herencia k muy pesada, la reacción de los ultra macristas es de molestarse, ningunear o bien reaccionar con vehemencia. Nadie dice que sea fácil la tarea que le espera al gobierno, pero tampoco un economista serio puede empezar a comprar el delirio de que tomando deuda a paso acelerado y haciendo crecer el gasto cuasifiscal en forma exponencial van a solucionarse los problemas. De lo que se trata es que comprendan que la dosis de antibióticos es insuficiente para frenar la infección. Podrán argumentar todo lo que quieran desde el punto de vista político, pero la infección seguirá avanzando y complicando más el cuadro.

El punto que siempre discuto con los defensores a ultranza del gobierno es plantearse si las medidas que se adoptan alcanzan para dominar la herencia recibida. En otras palabras, no es que planteo el máximo de medidas que uno desearía tomar para transformar la economía argentina y sacarla de esta larga decadencia. Mi planteo es mucho más humilde. Mi planteo es si lo que se está haciendo alcanza para dominar la herencia recibida sin que le estalle al gobierno. Justamente el año pasado un grupo de economistas redactamos un informe y luego lo debatimos con Carlos Rodriguez y Ricardo López Murphy, en el cual plateamos las medidas básicas que habría que tomar para dominar la herencia recibida y entrar en una senda de crecimiento. Francamente lo que hay que hacer es mucho más potente que lo que se hizo hasta ahora. Por el contrario, al adoptar una política gradualista, el BCRA acumuló un gasto cuasifiscal con un stock de LEBACs que no va a ser tan sencillo de desarmar. Puesto en otras palabras, al campo minado que dejó el kirchnerismo, en su búsqueda por comprar tiempo, este gobierno le agregó otra mina más que habrá que desactivar.

El fanatismo que se observa en parte del macrismo no contribuye a solucionar los problemas. Se ciegan viendo en todo comentario una crítica destructiva cuando los comentarios o incluso las críticas pueden ayudar, y ese fanatismo los conduce a ir encerrándose en mayores problemas.

El mismo jefe de gabinete, Marcos Peña, llegó a afirmar que para el Gobierno, “pensar” no es importante, y que se puede gobernar el país siendo “entusiasta y optimista”.

Dijo Peña: “En la Argentina se piensa que ser crítico es ser inteligente, pero nosotros creemos que ser entusiasta y optimista es ser inteligente, y que el pensamiento crítico llevado al extremo, le ha hecho mucho daño a la Argentina”

Entre esta afirmación y el relato k que inventaba cifras para mostrar que todo estaba fantástico, no hay mucha diferencia. Ambas posiciones son ficciones.

En síntesis, enojarse con los que piensan diferente no hace más que crear otra grieta más. Estarían los kircheristas y antikirchneristas, pero en el medio estaríamos todos los que no somos kirchneristas y no coincidimos con todo lo que hace el gobierno y somos vistos como el enemigo porque no compartimos la idea voluntarista del entusiasmo y optimismo. Sin duda hay que ser entusiasta y optimista, pero no se puede ser estúpido y no ver la realidad.

 

Roberto Cachanosky es Licenciado en Economía, (UCA) y ha sido director del Departamento de Política Económica de ESEADE y profesor de Economía Aplicada en el máster de Economía y Administración de ESEADE.