Joseph Stiglitz, padrino del estatismo

Por Alberto Benegas Lynch (h). Publicado el 22/1/22 en: https://www.laprensa.com.ar/511415-Joseph-Stiglitz-padrino-del-estatismo.note.aspx

No debe extrañar que este premio Nobel en Economía haya ponderado la situación económica argentina de la actualidad basada en exacciones fiscales astronómicas, deudas colosales, inflaciones galopantes y regulaciones asfixiantes puesto que su posición es la de un estatista cabal.

David Gordon comenta el libro de Stiglitz titulado Power, People and Profits donde de entrada abre con su definición del problema:

“Mis estudios de economía me enseñaron que la idea de muchos conservadores [liberales en terminología estadounidense] están equivocados, su creencia religiosa en el poder de los mercados -tan grande que pueden confiar en que los mercados no intervenidos pueden administrar la economía- no tiene base alguna en la teoría ni en la evidencia.” (p. xii).

El profesor Gordon en su ensayo titulado Stiglitz, Enemy of the Free Market concluye que: “Para él, la codicia de los capitalistas y otros aprovechados explotan a la gente” y que en el sistema de mercados libres “los más afortunados son los que escriben las reglas en su favor” por lo que “solo los fundamentalistas de mercado creen que pueden operar sin controles firmes del gobierno” en cuyo contexto “sostiene que la mayor parte de las personas son irracionales que requieren control por parte de expertos como él.”

Por su parte, Frank Shoastak en su columna titulada Professor Stiglitz and Lord Keynes muestra su entusiasta adhesión a las recetas keynesianas y a su apoyo a instituciones como el Banco Mundial (de la que fue economista jefe) y el Fondo Monetario Internacional.

No es del caso repetir en esta ocasión los beneficios del mercado libre solo subrayamos que constituye el proceso para asignar como eficiente de los siempre escasos recursos  a las áreas preferidas por la gente y que consecuentemente los operadores que aciertan con las demandas obtienen ganancias y los que yerran incurren en quebrantos. En este contexto, las desigualdades de rentas y patrimonios son el resultado de lo anterior y, a su vez, los incrementos en las tasas de capitalización hacen que los salarios e ingresos se incrementen. Lo contario, es decir, el empobrecimiento ocurre cuando los empresarios se alían con el poder de turno y cuando los gobernantes se inmiscuyen en los arreglos contractuales libres y voluntarios entre las partes bloqueando el uso de la información fraccionada y dispersa para concentrar ignorancia que generan los conocidos faltantes y desajustes varios.

Conviene eso si recordar que instituciones internacionales como el FMI y el Banco Mundial succionan coactivamente recursos de los contribuyentes de diversos países para financiar gobiernos fallidos que cuando están por reconocer sus estrepitosos fracasos reciben cuantiosos recursos que les permite seguir subsistiendo y jugando con incumplidores seriales a quienes les refinancian sus deudas siempre a costa de bolsillos ajenos.

También es del caso recordar lo escrito por el propio Keynes en el prólogo a la edición alemana, en 1936, en plena época nazi, de la Teoría general de la ocupación, el interés y el dinero: “La teoría de la producción global que es la meta del presente libro, puede aplicarse mucho más fácilmente a las condiciones de un Estado totalitario que a la producción y distribución de un determinado volumen de bienes obtenido en condiciones de libre concurrencia y de un grado apreciable de laissez-faire”.  

Por último solo señalamos que Stiglitz desdibuja los conceptos de bienes públicos, externalidades, el dilema del prisionero y la asimetría de la información, sobre lo que nos hemos detenido en otra oportunidad en Bienes públicos, externalidades y los free-riders: el argumento reconsiderado (Santiago de Chile, Estudios Públicos, invierno de 1998, No.71).

Alberto Benegas Lynch (h) es Dr. en Economía y Dr. en Ciencias de Dirección. Académico de la Academia Nacional de Ciencias Económicas, fue profesor y primer rector de ESEADE durante 23 años y luego de su renuncia fue distinguido por las nuevas autoridades Profesor Emérito y Doctor Honoris Causa. Es miembro del Comité Científico de Procesos de Mercado, Revista Europea de Economía Política (Madrid). Es Presidente de la Sección Ciencias Económicas de la Academia Nacional de Ciencias de Buenos Aires, miembro del Instituto de Metodología de las Ciencias Sociales de la Academia Nacional de Ciencias Morales y Políticas, miembro del Consejo Consultivo del Institute of Economic Affairs de Londres, Académico Asociado de Cato Institute en Washington DC, miembro del Consejo Académico del Ludwig von Mises Institute en Auburn, miembro del Comité de Honor de la Fundación Bases de Rosario. Es Profesor Honorario de la Universidad del Aconcagua en Mendoza y de la Universidad Peruana de Ciencias Aplicadas en Lima, Presidente del Consejo Académico de la Fundación Libertad y Progreso y miembro del Consejo Asesor de la revista Advances in Austrian Economics de New York. Asimismo, es miembro de los Consejos Consultivos de la Fundación Federalismo y Libertad de Tucumán, del Club de la Libertad en Corrientes y de la Fundación Libre de Córdoba. Difunde sus ideas en Twitter: @ABENEGASLYNCH_h

Cómo unir fuerzas ante la amenaza a las libertades

Por Alberto Benegas Lynch (h) Publicado el 19/10/20 en: https://www.infobae.com/opinion/2020/10/17/como-unir-fuerzas-ante-la-amenaza-a-las-libertades/

Se necesita la suficiente cintura política para no dejar que otra vez se escape el tren; en esto, los empecinamientos son inconducentes

Protestas en el Obelisco el 12 de octubre pasado (Thomas Khazki)

Protestas en el Obelisco el 12 de octubre pasado (Thomas Khazki)

He insistido en reiteradas oportunidades que dado el inmenso peligro que presenta el chavismo autóctono, se hace imperioso unir todas las fuerzas que se oponen a semejante amenaza al efecto de salvarnos del hundimiento total.

En este sentido, apunté la actitud valerosa de votantes que apoyaron a la actual oposición como un grito desesperado para preservar valores básicos como la libertad de prensa y la independencia de lo que queda en pie de la Justicia y no como señal de apoyo a la fallida gestión anterior cuyo balance neto se tradujo en continuar con deudas colosales, impuestos insoportables, inflaciones astronómicas para financiar un aparato estatal elefantiásico en el contexto de un régimen laboral fascista en medio de regulaciones asfixiantes.

Como también he reiterado, para lograr el antedicho objetivo de unidad es preciso contar con una acción doble: por una parte, la renovación de los responsables directos de quienes estuvieron en la primera línea de la administración anterior y sustituirla por otros miembros de la misma coalición y simultáneamente que tenga lugar una clara invitación de las autoridades de esa oposición a quienes enfáticamente adhieren a los principios esbozados por Juan Bautista Alberdi y que aplicados permitieron que en su época nuestro país se ubique a la vanguardia de las naciones civilizadas. Por otra parte, la necesaria receptividad de esos alberdianos para incorporarse a la oposición que hoy cuenta con una representatividad de peso en ambas Cámaras en el Congreso de la Nación.

Este cuadro de situación nos daría más tiempo a quienes nos dedicamos al trabajo docente en el contexto de la imprescindible batalla cultural, es decir, la filosofía del respeto recíproco.

Observamos que algunos distinguidos integrantes de la actual oposición se pronuncian sobre la necesidad de defender marcos institucionales republicanos en términos generales lo cual es muy meritorio pero no puede borrar el intento del gobierno anterior de designar dos miembros de la Corte por decreto ni el otorgamiento de obras sociales a los piqueteros como tales por lo que a esta altura la situación demanda un discurso más directo y es que se precise que la Justicia significa “dar a cada uno lo suyo” y lo suyo remite a la propiedad que a su vez es inseparable de los mercados abiertos, es decir, la consideración por las transacciones de lo que pertenece a cada cual, un esqueleto que está bloqueado por el astronómico gasto público que arrastramos. Y también nos percatamos que otros ponen de manifiesto ciertos empecinamientos en mantener el discurso deshilachado cuando estaban en el gobierno sin rectificaciones en cuanto a las alabanzas de las mal llamadas empresas estatales, las desviadas consideraciones sobre el intervencionismo y equivalentes en cuanto a las referidas facetas de los estragos galopantes que nos vienen consumiendo y que precisamente han cavado la fosa del gobierno anterior cuando tuvo la oportunidad de revertir décadas de nuestra decadencia superlativa. Ahora, entre otros dislates, la oposición votó la mil veces fracasada ley de alquileres. No hay más que recorrer unos pocos archivos para constatar las declaraciones inauditas e inaceptables de algunos capitostes de la gestión anterior.

Si esta doble tracción no se produjera -como también destaqué en distintas ocasiones- estaremos facilitando una nueva victoria del espíritu autoritario, lo cual para nada justifica que algunos de los que proponen nuevos espacios coloquen en pie de igualdad al actual gobierno con el anterior puesto que se trata de personas y concepciones muy diferentes. En cualquier caso, si esta avenida de doble mano no se explora con la urgencia que requiere el caso, festejarán la división los que hoy operan en el actual gobierno pero los aludidos liberales se verán obligados a dejar testimonio con un nuevo espacio político, seguros de haber hecho todo lo posible para una unidad que en este escenario habrá resultado una quimera. En este caso los liberales de ese nuevo espacio habrán tenido razón de independizarse por más que la fragmentación conduzca al despeñadero.

Aun se está a tiempo de tomar el toro por las astas y dar batalla unidos, por más que naturalmente existan diversas perspectivas en juego en un gran frente electoral pero todas opuestas a un manotazo grosero del Leviatán, por ejemplo, en la esperanza de que algunos miembros de esta nueva oposición en ejercicio retomen los valores del jeffersoniano Leandro Alem.

El multitudinario banderazo del 12 de octubre puso de manifiesto una vez más el deseo de numerosas personas de unión en la defensa de valores republicanos y por ende poner fin al embate a las libertades individuales y al atropello a la división de poderes. Es importante no decepcionarlas con fraccionamientos estériles y no se diga que finalmente todos los opositores tejerán una coalición pues la constitución de un nuevo partido naturalmente opera en base a críticas a lo existente, de lo contrario la instalación de lo novedoso carece de razón de ser.

Ya se sabe que en una agrupación como la sugerida habrá distintas opiniones lo cual se traduce en acuerdos y desacuerdos pero esa es la diferencia de la acción política con el mundo académico donde los intercambios exigen no ceder ante nada distinto a la propia convicción lo cual en política significaría el fin del político que inexorablemente debe fabricar arreglos y coordinaciones para lograr los objetivos. Se sabe también que aquellos acuerdos y en general el discurso político depende de la evolución de la opinión pública y ésta a su vez depende de la comprensión de ideas que son debatidas y difundidas en el terreno intelectual para lo que -como queda dicho- se necesita tiempo que en estas circunstancia lo proveerá la mencionada unión en oposición al chavismo vernáculo.

Sé que desde el costado liberal hay justificados reparos a la unión con políticos que han desperdiciado una gran oportunidad de enderezar el rumbo luego de un prolongado período de estatismo. Se también que en la actual oposición hay incomprensiones y desagrados de vincularse con liberales de fuste, pero es indispensable machacar ad nauseam que los riesgos son manifiestos y presentes para seguir con la fórmula sugerida por el célebre juez estadounidense Oliver W. Holmes en un fallo de 1919 para subrayar un peligro eminente. Los empecinamientos resultan inconducentes, incluso para los propios integrantes de las partes en cuestión.

Mientras algunos consumen tiempo debatiendo quién está gobernando y se preguntan cuál es el plan de gobierno, nos están gritando que el barco se encamina aceleradamente a un iceberg monstruoso con atropellos a la Justicia para ocultar corrupciones gigantescas incluso con la complicidad de algunos jueces desviados de su mandato constitucional, amenazas a la libertad de prensa, se coloniza el Legislativo, se abusa de decretos del Ejecutivo, se expande la moneda a ritmo vertiginoso, se incrementa aun más el gasto, se proponen nuevos gravámenes y se atenta contra el ya de por si alicaído federalismo.

Todo en la vida es una cuestión de prioridades, hoy se necesita la suficiente cintura política para no dejar que otra vez se escape el tren. Como también escribí, estamos jugando sobre el fleje y el tiempo apremia. Hago votos para que de ambos lados del espectro acerquen la bocha para lograr el objetivo de toda persona de bien: preservar la República, que no se hace con declaraciones altisonantes sino con acciones concretas que derivan de ideas compatibles con la sociedad libre tan bien expuestas por el liberalismo alberdiano en nuestra Constitución fundadora.

Entonces, para finalizar, vuelvo a repetir lo que estimo resume el eje central del pensamiento de Alberdi con la idea de volver a la fuente. Primero, su crítica al positivismo legal: “saber leyes, pues, no es saber derecho”. Segundo, su aversión al estatismo: “El ladrón privado es el más débil de los enemigos que la propiedad reconozca. Ella puede ser atacada por el Estado, en nombre de la utilidad pública.” Tercero, su advertencia respecto a las cargas fiscales: “Después de ser máquinas del fisco español, hemos pasado a serlo del fisco nacional.” Cuarto, su arenga a la energía creadora en libertad: “¿Qué exige la riqueza de parte de la ley para producirse y crearse? Lo que Diógenes exigía de Alejandro, que no le haga sombra.” Y quinto, su alarma frente a la inflación: “Mientras el gobierno tenga el poder de fabricar moneda con simples tiras de papel que nada prometen, ni obligan a reembolso alguno, el poder omnímodo vivirá inalterable como un gusano roedor en el corazón de la Constitución.”

Alberto Benegas Lynch (h) es Dr. en Economía y Dr. en Ciencias de Dirección. Académico de la Academia Nacional de Ciencias Económicas, fue profesor y primer rector de ESEADE durante 23 años y luego de su renuncia fue distinguido por las nuevas autoridades Profesor Emérito y Doctor Honoris Causa. Es miembro del Comité Científico de Procesos de Mercado, Revista Europea de Economía Política (Madrid). Es Presidente de la Sección Ciencias Económicas de la Academia Nacional de Ciencias de Buenos Aires, miembro del Instituto de Metodología de las Ciencias Sociales de la Academia Nacional de Ciencias Morales y Políticas, miembro del Consejo Consultivo del Institute of Economic Affairs de Londres, Académico Asociado de Cato Institute en Washington DC, miembro del Consejo Académico del Ludwig von Mises Institute en Auburn, miembro del Comité de Honor de la Fundación Bases de Rosario. Es Profesor Honorario de la Universidad del Aconcagua en Mendoza y de la Universidad Peruana de Ciencias Aplicadas en Lima, Presidente del Consejo Académico de la Fundación Libertad y Progreso y miembro del Consejo Asesor de la revista Advances in Austrian Economics de New York. Asimismo, es miembro de los Consejos Consultivos de la Fundación Federalismo y Libertad de Tucumán, del Club de la Libertad en Corrientes y de la Fundación Libre de Córdoba. Difunde sus ideas en Twitter: @ABENEGASLYNCH_h