BIENVENIDOS A UNA LAAAAAAAAAAAAAAAARGA NOCHE DE (FELIZ) ESCLAVITUD.

Por Gabriel J. Zanotti. Publicado el 10/11/20 en: http://gzanotti.blogspot.com/2020/11/bienvenidos-una-laaaaaaaaaaaaaaaarga.html

Corría el año 2000, o 2001, cuando el Rector de una Universidad privada, privada, como todas, de verdadera libertad, envía a todos los profesores una muy buena noticia: el Estado le había dado su aprobación definitiva. Yo respondí que dudaba mucho de que fuera una buena noticia que nosotros, los esclavos, necesitáramos la aprobación del dueño de la granja para existir. Sí, efectivamente, lo redacté, lo firmé y lo envié. No sé por qué, no me respondió.

El episodio muestra lo inadaptados, lo lunáticos, lo marcianos que somos los liberales clásicos, que siempre, siempre (¡qué insoportables no!!!) hablamos, defendemos y difundimos un deber ser, un ideal regulativo de la historia humana: las libertades individuales. Sí, ese “undiscovery country” en busca del cual salieron huyendo de Europa los Padres Fundadores de Estados Unidos, de quienes derivaron la Declaración de Independencia y el Bill of Rights, todo lo cual está a punto de ser letra absolutamente muerta.

Libertad religiosa, libertad de expresión, libertad de enseñanza, libertad de asociación, libertad de comercio, libertad de tránsito, garantías procesales, derecho a la intimidad: todo ello está muriendo hace mucho tiempo en Occidente (lo cual es lo mismo que decir: muere Occidente[1]) bajo el peso del Welfare State, los Estados Providencia, los declamaros derechos sociales, el intervencionismo, el sindicalismo destruccionista[2], la globalización del estatismo[3] a través de las Naciones Unidas y sus organismos de control universal de la educación, la salud, etc., y el nuevo marxismo que bajo el nuevo invento de las nuevas minorías explotadas por el heteropatriarcado, niega los derechos individuales, afirma derechos de colectivos explotados y crea nuevos pseudo-delitos (discriminación, odio, etc.) bajo los cuales encarcelan y persiguen a todo aquel que verdaderamente ejerza sus libertades individuales de religious Liberty y free speech[4].

Y me he quedado corto.

Cuánto se han reído de la supuesta “falsación” de la hipótesis hayekiana del camino de servidumbre (1945), supuestamente porque bajo los “socialismos democráticos” europeos finalmente se había alcanzado la libertad con un estado providente. Durante décadas llamé “soviets” a los Estados de la Unión Europea, bajo la sonrisa de casi todos y también la mía, para no incomodar a este mundo cruel. Cuán verdadera resultó la predicción de Hayek bajo la actual Unión Soviética Universal.

Durante años y años, el estado proveedor de salud y educación eliminó gradualmente las libertades más básicas sin que casi nadie -excepto los molestos liberales clásicos- se diera cuenta. Las licencias para ejercer oficios, los reglamentos para comerciar libremente, las visas, los pasaportes, los permisos para abrir actividades educativas, los planes estatales de educación, los planes estatales de salud, las regulaciones para comerciar, para importar, para exportar, las estatizaciones y expropiaciones, los impuestos a la renta, etc., habían producido un mundo donde todo lo que no estaba expresamente reglamentado, estaba prohibido. El principio básico del Derecho Penal –todo lo que no está prohibido (o sea, delinquir contra la vida, libertad y propiedad) está permitido– desapareció[5]. Y nadie se había dado cuenta. En todo el mundo había una ilusión de libertad, porque luego de cumplir toooooooooooooooooooooooodas las reglamentaciones del dueño de la granja, que tanto nos cuida, entonces podíamos “ejercer nuestros derechos”. Qué horrible ilusión. Qué triste despertar.

Qué triste despertar. Qué triste despertar, sí, porque hasta este año, al menos una cosa nos separaba de Corea del Norte, China, Cuba y otros paraísos. Aparentemente, todos suponíamos que “entrar, permanecer y salir” del territorio, de este o de otro territorio, era algo estable y previsible. Sí, había que cumplir con injustas visas y pasaportes, y sin darnos cuenta éramos vigilados por la Patriot Act (nadie se acuerda, no?), pero en fin, en principio, si teníamos fuerzas, becas, contratos, tiempo o dinero, podíamos al menos probar, arriesgarnos, ir y venir, huir.

Pero este año hemos descubierto que la predicción de Hayek era en serio. Que la servidumbre es verdaderamente tal. Un virus lo justificó[6]. Y con la complicidad de casi todos, autoridades religiosas incluidas[7], un gobierno mundial que creíamos que no existía -ilusos….- metió preso a todo el mundo. Claro, con apariencia de bondad. Stay at home, con supermercados, farmacias, internet -regulado- y Netflix (para unos pocos, obviamente, pero eso qué importa, no?). Pero stay at home y no moleste. Curiosamente, el virus tiene muy baja letalidad. Curiosamente, los gobiernos más estatistas del mundo son los que más aplicaron esas medidas[8]. Curiosamente, le arruinaron los planes a Trump. Pero quien observa curiosidades es un imbécil.

Por ende, fíjense qué bonito. ¿Free speech? No, fact checkers. ¿Libertad religiosa? No, no vaya a ser que te contagies. ¿Libertad de elegir tu tratamiento médico? JUAAAAAAAAAAAAA ¡!! Eso sí, no te quejes: eres libre. Eres libre de sentirte una nena de 6 años siendo un varón de 40 y (este “y” es esencial) que el estado te provea tu identidad de género. ¡Sos libre! Libre…………… Como el sol cuando amanece yo soy libre………

Por ende, gente, ¿qué diferencia tiene el Occidente actual de la última etapa de la Unión Soviética? No sólo ninguna, seguramente tenías más libertad en Moscú con el Gorbachev del 86. Pero ahora, ¿qué diferencia hay con la China Comunista? Un empresario de Pekín se debe sentir muy libre. El estado lo controla para todo, le da permisos para todo, pero él se siente bien, excepto tenga malas costumbres como ser católico del Cardenal Zen o rarezas por el estilo. Adaptate, che. Tené conciencia social……..

Querido lector, yo te hago bromas para que no llores mucho, pero en serio, se acabó. El último espacio de libertad que quedaba, se acabó, y se acabó coherentemente. Ya estabas en una granja universal de esclavos. Despertaste en Marzo de este año, y ni tampoco, porque quizás eres de la pléyade de personas buenas y serias que está de acuerdo con todo esto. Y sí, por eso es una feliz esclavitud. No feliz aristotélicamente, donde la felicidad y la virtud van juntas, pero sí una felicidad ligeramente epicúrea, donde se siente bien el placercito de ser cuidado por expertos. Lo estás sintiendo desde que naciste. Ahora llegaste al clímax del beneficio secundario de esa enfermedad llamada alienación.

Claro, cada tanto aparecen tipos molestos como yo, pero no te preocupes, ya los fack checkers te protegerán de mi “negación de los facts”[9], ya cada vez Facebook y Google estarán atentos a que escritos como este no se sigan filtrando.

Y tú, liberal clásico, caballero de triste figura, prepárate para una laaaaaaaaaaaaaaaaaarga noche de esclavitud. Nosotros no tenemos anestesia. Nosotros no vivimos en la ilusión. Nosotros vemos al dueño de la granja. Baja tus expectativas, hermano esclavo. Pero mantén la frente alta. Resiste mientras puedas, y si no, recuerda que la historia humana es la cruel Historia de Caín[10].


[1] http://gzanotti.blogspot.com/2020/06/muere-occidente.html

[2] https://www.libertadyprogreso.org/2018/10/05/los-sindicatos-del-derecho-de-huelga-a-la-fuerza-de-los-bestias/

[3] Ver Ravier, A.: https://puntodevistaeconomico.files.wordpress.com/2012/03/pm_ravier_globalizacion.pdf

[4] https://www.amazon.com/-/es/Gabriel-J-Zanotti-ebook/dp/B07WW9MRP7

[5] https://institutoacton.org/2016/06/08/la-obsesion-reglamentarista-gabriel-zanotti/

[6] https://www.amazon.es/contra-cuarentena-obligatoria-conspiraciones-razonamiento-ebook/dp/B08JJTZWPM  

[7] http://gzanotti.blogspot.com/2020/07/ordena-estado-que-tu-siervo-escucha.html

[8] http://gzanotti.blogspot.com/2020/08/la-dictatura-de-los-paradigmas.html

[9] http://gzanotti.blogspot.com/2020/08/la-peligrosa-ignorancia-de-los-fact.html

[10] https://eseade.wordpress.com/2017/10/27/la-historia-humana-es-casi-la-historia-de-cain/

Gabriel J. Zanotti es Profesor y Licenciado en Filosofía por la Universidad del Norte Santo Tomás de Aquino (UNSTA), Doctor en Filosofía, Universidad Católica Argentina (UCA). Es Profesor titular, de Epistemología de la Comunicación Social en la Facultad de Comunicación de la Universidad Austral. Profesor de la Escuela de Post-grado de la Facultad de Comunicación de la Universidad Austral. Profesor co-titular del seminario de epistemología en el doctorado en Administración del CEMA. Director Académico del Instituto Acton Argentina. Profesor visitante de la Universidad Francisco Marroquín de Guatemala. Fue profesor Titular de Metodología de las Ciencias Sociales en el Master en Economía y Ciencias Políticas de ESEADE, y miembro de su departamento de investigación. Publica como @gabrielmises

Demandas que degradan

Por Eduardo Filgueira Lima. Publicado el 13/10/16 en: http://www.libertadyprogresonline.org/2016/10/13/demandas-que-degradan/#.V_9sZdlKJOE.facebook

 

De acuerdo al criterio de Malena Galmarini (hay otros proyectos en danza) referido a que debería haber un cupo del 50% para cubrir en cargos electivos por mujeres -no siendo de ninguna manera misógino, sino por el contrario muy respetuoso de la mujer y sus derechos-, pienso que:

1) la propuesta degrada a la mujer porque la impone por obligación legal y no por sus méritos,

2) con el mismo criterio cualquier minoría grupo, o secta (o llámeselo como se quiera), podría pretender tener un cupo: ¿porque no un cupo para los ambientalistas, o para los gay o para los musulmanes, o para los judíos, o para las comunidades originarias.. ?????, y la lista sigue…… todos merecedores de mi respeto y consideración,.. pero no por ello de un cargo público.

Estos proyectos “imponen” derechos de sectores, grupos o facciones que se sienten que “deben” de acceder a lo que desean por imposición.

Estas imposiciones desatienden a muchos que tienen mejores condiciones y desalientan el camino del mejoramiento personal, como el de la sociedad.

Los derechos de ellos parecen estar así por encima de los derechos de los demás. Y sabemos que en países de medianos a bajos ingresos y con bajas oportunidades, la perspectiva de imponerse a través de la carrera política luce como una oportunidad muy atractiva.

Con proyectos de este tipo se desmerece la meritocracia y que ocupen los cargos de gobierno aquellos que más méritos tienen para ello (aunque reconozco que ya bastantes ineptos hay que ocupan bancas, cargo, funciones, etc. sin mérito propio y por solo ser militantes, avivados, amigos o parientes de funcionarios o políticos de turno).

El proyecto del cupo femenino 50% impone sin tener en cuenta los valores, ni la capacidad de quienes deberían ocupar esos cargos. Ello da como resultado una menor perspectiva de mejorar el gigantesco e ineficiente estado que tenemos y mayores para caminar hacia una democracia plagada de estupidez.

Por otro lado -y esto queda oculto en la discusión- existe un tema que atañe a la filosofía política: ¿Que es más importante (o debe priorizarse) en una democracia para que un país logre los objetivos que la misma supone: respetar los derechos individuales o superponer a ellos los derechos sociales?,.. digo esto porque se habrá notado que existe una notoria contradicción entre ambos.

Los derechos individuales son el resultado de miles de años de evolución de la humanidad, y se consagran institucionalmente porque son útiles a la convivencia y cooperación entre los hombres para alcanzar sus objetivos. Por ello son derechos universales, que luego son legitimados por la legislación y ninguno de ellos (salvo el derecho a la vida) son derechos absolutos.

Por otra parte existen otros bienes cuya protección y cuidado son importantes para el desarrollo de una sociedad (como la educación o la salud), por lo que se los considera de “interés público” y hacen al interés de toda la comunidad por sus consecuencias inmediatas o alejadas.

Pero determinados grupos de presión han incorporado “derechos” que solo son de interés de esos grupos específicos y que no hacen al conjunto, sino a su propia protección, lo que resultaría innecesario si se observan y cumplen los primeros.

Pero de igual forma son impuestos e incluso difundidos como prevalentes y no solo que sirvan de ejemplo para que la sociedad no solo los respete, sino también los imite y difunda, como la forma más adecuada de vida. Y aunque cada uno pueda elegir lo que desee como camino para definir sus propios objetivos de vida, la coerción que a través de estos “derechos de grupos” se ejerce resulta atentatoria de la convivencia social. Y se los trata de imponer como modelos de vida, aunque sea de interés de solo algunos, o derechos de algunos que debieran adoptar y proteger todos. Se trata de una forma de imposición de un pensamiento que supone iguales en importancia los “derechos de grupos” y los derechos individuales o los de interés público.

Si los derechos individuales (y/o los de interés público) quedan subsumidos a los grupos de interés,.. poco podemos esperar de la democracia, ya que los grupos a los que representa cada uno de los derechos sociales (inacabables e infinitos) podrá imponer su voluntad a todos!

De hecho ya sucede que facciones, o grupos para reclamar por lo que consideran sus derechos (sin ponerlos en tela de juicio) vulneran los derechos individuales que son la base de la convivencia social.

En el caso que nos ocupa: si una mujer accede a un cargo “por cupo”!,.. impide probablemente el acceso de otro que puede estar más capacitado. El resultado es que pasando por encima de uno perjudica a todos.

Este es un tema importante que incluso es motivo de grandes controversias -por posicionamientos ideológicos diferentes- cuyo debate incluye el pensamiento de muchas universidades.

Los que defendemos como base los derechos individuales -sin dejar de considerar que existen otros que son de interés público de gran importancia, pero que en todos los casos tienen límites (salvo el derecho a la vida) y no son todos los que se reclaman- somos criticados por un pensamiento dominante que pretende que cada uno pueda reclamar a su gusto por lo que considera su derecho,.. (lo que resulta inconmensurable e imposible) y que además se reclama al estado que pagamos todos!!

El colectivismo –perdida la batalla política- encontró la forma de colarse ideológicamente en la sociedad.

 

 

Eduardo Filgueira Lima es Médico, Magister en Sistemas de Salud y Seguridad Social,  Magister en Economía y Ciencias Políticas de ESEADE y Profesor Universitario.

Los «derechos sociales»

Por Gabriel Boragina. Publicado el 10/1/15 en: http://www.accionhumana.com/2015/01/los-derechos-sociales.html

 

Es frecuente que se diga que los «derechos sociales» han de prevalecer sobre los derechos individuales. De allí que resulte de vital importancia establecer -con la mayor claridad y precisión posible- qué es lo que se entiende por unos y otros «derechos» y –fundamentalmente- si existen en esencia «derechos» que pueden ser diferentes en el modo apuntado. Comencemos entonces desde una visión dada por el iusnaturalismo que resulta enriquecedora a este respecto:

«Contemporáneamente también han distorsionado el significado del iusnaturalismo los patrocinadores de los llamados “derechos sociales”, los cuales se traducen en seudoderechos. Esto último es así debido a que para otorgar a alguien los aludidos “derechos sociales”, necesariamente, se lesiona el derecho de otra persona, lo cual vulnera, el aspecto medular del iusnaturalismo, cual es el reconocimiento de derechos a todas las personas. A todo derecho corresponde una obligación; la propiedad de alguien implica la obligación universal de respetársela; en cambio sí, por ejemplo, se pretendiera otorgar a alguien el “derecho a la vivienda” esto implicaría que un tercero tendría la obligación de proporcionársela sin que éste haya contraído deuda con el supuesto “sujeto de derecho”.[1]

Bajo este concepto se advierte claramente que los designados “derechos sociales” implican, en contexto, un despojo o la petición de tal, habida cuenta que imponen una carga a uno o más sujetos en favor de otro o más sujetos, sin que ninguno de los involucrados hubiera entablado relaciones contractuales entre sí como para crear vínculos de débito o crédito entre las partes. Se nos dice aquí que el iusnaturalismo importa «el reconocimiento de derechos a todas las personas», por lo que debemos entender que lo hace en la medida que acepta en cada persona un especifico individuo, lo que -en suma- equivale a expresar que, desde la óptica iusnaturalista, lo que se impone es la afirmación de los derechos individuales, esto es, el de cada persona en particular que, en conjunto, configura ese aludido «reconocimiento de derechos a todas las personas». Veamos a continuación otra forma o manera de enfocar el tema:

«Tan importantes son los derechos individuales que merecen una fundación filosófica sólida. Si un liberal clásico mantiene que la libertad o los derechos individuales son valores últimos, un colectivista puede siempre parlotear que las libertades o derechos sociales son más nobles que aquellos sólo egoístas de los individuos. Pero no hay felicidad social distinta de la felicidad de los individuos. Es más sólido relacionar las libertades y derechos al criterio de felicidad que intuirlos directamente.»[2]

Evidentemente, se hace hincapié sobre la falacia tan difundida por el pensamiento colectivista por la cual «lo social» vendría a ser algo por completo diferente a «lo individual», como si se trataran de entidades distintas y separadas, y no sólo eso sino que sabemos que la demanda colectivista es que tal etérea forma denominada «social» tendría «objetividad propia», con independencia y por encima de la realidad «individual». En verdad, la falsedad se devela con mucha facilidad: «lo social» no es otra manera más que de simplificar lo que representan las acciones, intereses o pensamientos de un número de individuos, cantidad que puede ser más grande o más pequeña, pero cuyo tamaño no importa ningún cambio de naturaleza, ni de sustancia que permita inferir ni concluir que habría independencia y, menos aún, supremacía entre «lo social» y «lo individual».

La cuestión se agrava cuando esta categoría -inexistente objetivamente- nombrada “derechos sociales” procuró -y finalmente obtuvo- rango constitucional:

«En el Perú y América latina, liberales fueron las Constituciones del siglo XIX. Tenían dos partes: La primera y más importante declaraba los derechos de las personas a la vida, propiedad y libertad. Incluían las garantías de la ley previa al delito y el debido proceso, el no impuesto sin representación, y los derechos de expresión, y libertades de culto, imprenta, etc. Prohibían a los Gobiernos recortar o reglamentar estos derechos humanos individuales, considerados básicos y naturales, propios y consustanciales de todos los individuos libres. La siguiente declaraba las potestades de los órganos de Gobierno. Establecía la forma como eran elegidos y constituidos, sus poderes y atribuciones. Y sus límites. Después de varias décadas aparecieron los “derechos sociales”, muchos de ellos contrarios a los individuales, al igual que los presentes supuestos derechos humanos llamados de “tercera y cuarta generación”. Se inscribieron “derechos” a la educación, vivienda, salud, etc., confundiendo derechos con aspiraciones. Y se aumentaron los poderes y atribuciones de los Gobiernos y sus órganos, pensando que de este modo ellos lograrían cumplir estas aspiraciones.»[3]

Esto sucede precisamente cuando –como señalábamos- se intenta superponer los “derechos sociales” a los individuales alegando que se tratan de dos tipos de «derechos diferentes» y que unos (los «sociales») deben prevalecer sobre los individuales. Es decir, cuando se parte de la presencia de un «conflicto» (en rigor imaginario) entre dos clases de «derechos». Algo similar sucede con el pleonasmo «derechos humanos» redundancia que denota la contradicción de suponer derechos «no humanos», como podrían ser un «derecho mineral, vegetal o animal», cuando el derecho sólo adquiere sentido como creación exclusiva y excluyentemente humana.

Como decíamos, en los hechos, la falsa categoría «derechos sociales» ha servido y sigue sirviendo para desplazar y desconocer derechos intrínsecos y propios de las personas y como instrumento que utilizan los gobiernos y sus amigos -entre los que se cuentan grupos beneficiados por sus políticas-, para acrecentar su dominio sobre otros grupos y otras personas disidentes. Los “derechos sociales” son una expresión que -en definitiva- enumera una lista de deseos de algunos sujetos (o de muchos) que para su concreción necesita del sacrificio de otros prójimos, con lo cual -en realidad- los “derechos sociales” se revelan como derechos grupales o sectoriales, lo que da cuenta de su verdadera naturaleza y finalidad. Los mecanismos para materializar tales “derechos sociales” son múltiples, pero el denominador común de todos ellos siempre es el mismo: la expoliación de unos en su perjuicio para lograr la satisfacción de otros en su beneficio, lo que resulta en lo que se ha dado en llamar un juego de suma cero, en que lo que ganan unos lo es –irremediablemente- porque otros lo han perdido.

[1] Alberto Benegas Lynch (h) «NUEVO EXAMEN DEL IUSNATURALISMO». Revista Libertas IV: 7 (Octubre 1987) Instituto Universitario ESEADE. Pág. 10

[2] Leland Yeager. «BASES RIVALES DEL LIBERALISMO CLÁSICO». Revista Libertas XIII: 44 (Mayo 2006) Instituto Universitario ESEADE. Pág. 475.

[3] Alberto Mansueti – Jose Luis Tapia Rocha. LA SALIDA. o la solución a los problemas económicos y políticos del Perú, Venezuela y América Latina– Edición ILE. Perú. Pág. 157

 

Gabriel Boragina es Abogado. Master en Economía y Administración de Empresas de ESEADE.  Fue miembro titular del Departamento de Política Económica de ESEADE. Ex Secretario general de la ASEDE (Asociación de Egresados ESEADE) Autor de numerosos libros y colaborador en diversos medios del país y del extranjero.

Argentina avanza en calidad institucional… en sentido contrario.

Por Aldo Abram. Publicado el 9/5/14 en: http://fortunaweb.com.ar/2014-05-09-138593-138593/

 

Es común que se publiquen indicadores de calidad institucional que califican a los países según las características de las democracias republicanas; pero no lo es tanto contar con uno que establezca su evolución según los principios de las democracias populares o populistas. Así que aquí presentamos uno que se basa en tomar dos subgrupos con cuatro indicadores y hacer un promedio simple (sin ponderaciones arbitrarias) de todos los datos.

Uno de los subconjuntos es el político, compuesto por:

a) Vigencia de los derechos sociales y populares: Contempla en qué medida los jueces y las leyes priorizan las necesidades sociales sobre los derechos individuales, en particular el de propiedad.

b) Liderazgo popular y nacional: El Poder Ejecutivo Nacional maneja ampliamente el poder delegado por el pueblo para cumplir con el mandato popular. El régimen electoral y de partidos debe representar cabalmente al pueblo, para defenderlo de los avances de las oligarquías y de las minorías reaccionarias.

c) Los medios deben estar al servicio del pueblo y reflejar en su mensaje el relato nacional y popular y no las opiniones de las minorías reaccionarias ni la de los intereses corporativos mediáticos o económicos que se oponen al modelo de Democracia Populista.

d) Transparencia: Enfrentar a las corporaciones económicas y mediáticas para defender el modelo nacional y popular que votó el pueblo exige contar con todos los resortes del poder. Esto incluye, el económico; lo que implica contar con la caja necesaria para poder confrontarlos con posibilidades de éxito. Debe evitarse que los enemigos del pueblo coopten los organismos de control del estado para, desde allí, minar las políticas nacionales y populares; por lo que deben ser manejados por aquellos que compartan la defensa de la gesta del pueblo.

El otro subgrupo es el de las instituciones económicas en las que se sustenta el modelo productivo nacional de matriz diversificada y está compuesto por:

1) Un indicador que evalúa cuán cerca se ha llegado en el objetivo de alcanzar el autoabastecimiento e integración total del aparato productivo nacional. De esta forma, se disminuye la dependencia de los poderes económicos internacionales. Para ello, es vital la administración del comercio exterior por parte del gobierno que velará por la “mesa de los residentes”, el empleo y el desarrollo de la producción y el empresariado nacional.

2) Luego hay dos índices que analizan si las normativas y los funcionarios públicos responden al objetivo de redistribuir la riqueza y luchar contra las corporaciones económicas en defensa de los derechos sociales e imponerles el objetivo de atender las necesidades del pueblo. Esto implica la necesidad de controlar los precios, un abastecimiento adecuado de los productos, que la inversión y el crédito se dirija donde sea mejor para el desarrollo del modelo. En definitiva, la riqueza, el ahorro y las divisas producidas por el pueblo deben ser administradas por el gobierno en función del mandato popular recibido por éste en las urnas.

3) Un aparato productivo de matriz diversificada que se desarrolle en función de las necesidades del pueblo y del país debe contar con un control riguroso del gobierno. Por lo tanto, es importante exigirle a aquellos que quieran emprender algún negocio se encuadren dentro de lo que se ha establecido en términos de requisitos para ese fin. A mayores regulaciones y control de los funcionarios, mayor será la garantía de que las empresas desarrollarán su actividad en beneficio del pueblo y que no aparecerán oportunistas que intenten medrar en contra del mismo aprovechando la bonanza generada por el modelo.

El resultado final de este índice es el que se acompaña en el cuadro que, por una razón de espacio, presenta solamente a los países de Sudamérica; pero que incluye a192 naciones del mundo. De acuerdo al pensamiento nacional y popular seguramente obtendremos consenso si afirmamos que los dos modelos a seguir en la región son el de Venezuela y Cuba, que son quienes se encuentran en los primeros lugares. El índice puede ser injusto con Cuba; ya que en tres de los indicadores económicos no figura. Probablemente si lo hiciera, estaría en el primer lugar.

Tabla

Luego, queda claro que hay países que, desde 2007, han tenido enormes mejoras en términos de avanzar hacia una plena vigencia de las instituciones democrático-populistas. Se destaca la Argentina que ha mejorado 41 posiciones y, en el último año, ha avanzado 7 en el ranking general; lo que demuestra la vocación de su gobierno por imponer el mandato popular sobre las corporaciones económicas y mediáticas que dominaron la escena local hasta la última década. En tanto, Venezuela sólo ha mejorado 23 lugares; pero se ubica dentro de los 10 países que puntean en el ranking.

Por el contrario, hay países que han mostrado una clara involución en los avances de los derechos sociales y se han alejado del modelo nacional y popular. Es el caso de Chile que se encuentra en el lugar 170 en el ranking general, reflejando el fuerte enquistamiento de las corporaciones económicas y mediáticas en el poder político, en desmedro de las mayorías populares. Dos naciones que, lamentablemente, se están alejando de los principios de “un gobierno del pueblo y para el pueblo” son Perú y Colombia, que han perdido 20 posiciones desde que se hace este indicador.

Lo interesante de este índice es que se construyó interpretando por la contraria el Índice de Calidad Institucional que elabora la Fundación Libertad y Progreso; pero bajo los parámetros de las democracias republicanas. El que los resultados tomados por la inversa den según lo que esperaría alguien de pensamiento populista o “progre”, puede tomarse como una muestra de su consistencia en términos de reflejar en forma realista la percepción relativa sobre la calidad institucional de los países.

 

Aldo Abram es Lic. en Economía y director del Centro de Investigaciones de Instituciones y Mercados de Argentina (Ciima-Eseade) .

Disparatado “neoliberalismo”

Por Carlos Rodríguez Braun. Publicado el 2/12/13 en http://independent.typepad.com/elindependent/2013/12/disparatado-neoliberalismo.html

El periodista canario Antonio Salazar me ha puesto nuevamente sobre la pista del señor alcalde de Agüimes, en Gran Canaria, don Antonio Morales Méndez, cuyos errores ya había tenido ocasión de criticar en el pasado (véase «Miedo y democracia»). Ahora vuelve por sus fueros con otro extraviado artículo en Canarias7.es titulado «Libertades neoliberales». Según el señor alcalde, lo que nos pasa es lo siguiente:

En la década de los ochenta, el neoliberalismo se va adueñando de la economía y de la política para romper con el modelo de capitalismo que había cedido demasiadas posiciones al Estado de Bienestar y a los derechos de los trabajadores, rémoras para la competitividad. La eficiencia y la competencia solo se pueden alcanzar, según sus tesis, dejando vía libre al mercado, que se regula solo, y disminuyendo el Estado a su mínima expresión. Las privatizaciones son el eje fundamental de este cambio de paradigma y se extienden por el mundo como una epidemia sin control.

No por repetidos estos disparates dejan de serlo. Lo que sucedió en la década de los ochenta fue la caída del Muro de Berlín, ante lo cual el pensamiento único reaccionó inventándose una amenaza. Prefirió no despotricar abiertamente contra el capitalismo, considerando los innegables resultados criminales y empobrecedores del socialismo, pero lo sustituyó por la globalización y el neoliberalismo. El problema es que los bulos soltados durante décadas en contra del capitalismo seguían siendo bulos aplicados al malvado neoliberalismo. En este párrafo del señor alcalde anidan bastantes.

Nadie se ha «adueñado» de la economía, más que precisamente el agente que, según se nos asegura, ha quedado exánime ante el empuje neoliberal. En efecto, no sólo el Estado no se ha reducido en ninguna parte del mundo, sino que sus supuestos verdugos, los políticos neoliberales, no han hecho otra cosa que hacerlo crecer, como se ve en la presión fiscal, en la deuda pública y en las múltiples incursiones del poder contra la libertad y los bienes de los ciudadanos.

Nadie quiere «romper con el modelo de capitalismo» contemporáneo, es decir, un pseudocapitalismo donde la propiedad privada y los contratos voluntarios, que son sus instituciones fundamentales, están severamente limitados por la política y la legislación.

Los capitalistas nunca «cedieron» ante el Estado de Bienestar, que les fue impuesto por las autoridades, como al conjunto de la población. Esa mayor coerción se tradujo en menos derechos para los trabajadores, no sólo en términos de dinero, que también, sino en términos de empleo. Los llamados «derechos sociales» pueden ser rémoras para la competitividad al ser usurpados por el poder y los grupos de presión que a su socaire medran, que establecen sistemas intervencionistas, supuestamente en beneficio de los trabajadores, pero que acaban castigándolos.

Nadie ha dicho nunca que el mercado no necesite regla alguna. Esa es una caricatura antiliberal sin fundamento, como también carece de fundamento la idea de que las privatizaciones reducen el Estado «como una epidemia sin control». Es justo al contrario: los Estados puede retirarse de algunas áreas y actividades, generalmente cuando la rentabilidad política de ocuparlas es inferior a su coste político, pero eso no significa que el peso conjunto de la política disminuya.

En lugar de repetir tópicos, el señor Morales Méndez podría echar un vistazo a la realidad y comprobar que eso que dice que pasa no pasa, ni ha pasado ni, me temo, pasará.

El Dr. Carlos Rodríguez Braun es Catedrático de Historia del Pensamiento Económico en la Universidad Complutense de Madrid y miembro del Consejo Consultivo de ESEADE.

ALARMA EN CHILE

Por Alberto Benegas Lynch (h)

Mauricio Rojas, primero exiliado en Suecia, luego radicado en España y ahora vuelto a Chile, su país natal, explica desde la institución liberal de la que  integramos el Consejo Académico los dos junto a otros amigos, dirigida por el gran Axel Kaiser y acompañada por Ángel Soto y otros destacados profesionales y financiada generosamente por empresarios de la talla de Nicolás Ibañez. Nos advierte Rojas que la candidata favorita en las encuestas para las próximas elecciones, Michelle Bachelet, promete revertir lo que estimamos bueno en Chile y “está dando un peligroso giro chavista”, naturalmente “con fuertes ribetes populistas” y propone incrementar enormemente los impuestos para repartir en los mal llamados “derechos sociales”. Respecto de posibles vallas institucionales, el actual asesor de Bachelet, Fernando Atria, manifestó que “el problema constitucional chileno es algo que tendrá que resolverse por las buenas o por las malas”. Otras voces también han informado sobre estos signos que se presentan en el horizonte, tales como las también autorizadas voces de Luis Larraín, Carlos Cáceres, Hernán Büchi  y algunos profesionales del equipo del actual presidente a pesar de algunas políticas erradas de esa misma gestión tal como personalmente he consignado en otras columnas.

En las elecciones primarias que tuvieron lugar el 30 del pasado mes de junio, Bachelet obtuvo el 75% de apoyo y triplicó al oficialismo. Si los antedichos pronósticos tenebrosos se concretaran, no habrá más ejemplo de sensatez y cordura en América latina, ni se podrá seguir con el latiguillo de que aun un gobierno de izquierda sigue los lineamientos básicos del mercado libre y el poder con facultades limitadas, ya que esto podría extenderse al incendio en Brasil por aquello de “menos circo y más pan”, a las últimas ambigüedades graves del jefe de estado peruano y las expresiones del uruguayo que afirma que “se necesitan más Chávez”. Por supuesto que todo es una cuestión de grado y hay diferencias entre uno y otro régimen debido al funcionamiento de la oposición y las instituciones vigentes, pero de todos modos se hace necesario redoblar esfuerzos educativos y culturales al efecto de defenderse de posibles avalanchas y no caer en lo que viene ocurriendo en Venezuela, Ecuador, Bolivia, Nicaragua y Argentina para no mencionar las aberraciones cubanas.

Simultáneamente a las faenas que estimulen debates abiertos de ideas para mostrar los fundamentos de una sociedad abierta, se hace necesario reiterar reflexiones sobre refuerzos institucionales para no correr riesgos mientras las antedichas labores tienen lugar al efecto de que no se venga la estantería abajo de modo prematuro. En esta materia no es pertinente quedarse de brazos cruzados y esperar milagros. Como bien ha dicho Einstein “no pueden esperarse efectos distintos insistiendo en las mismas causas”.

Ningún liberal sostiene que se ha llegado a un punto final para maniatar al Leviatán (ni en ningún otro aspecto puesto que estamos siempre inmersos en un proceso evolutivo en el que las corroboraciones son provisorias abiertas a posibles refutaciones). El lema de la Royal Society de Londres ilustra a las mil maravillas el punto: nullius in verba (no hay palabras finales).

Como he recordado en otras oportunidades, el premio Nobel Friedrich Hayek ha dicho en las primeras doce líneas del primer tomo de su Derecho, legislación y libertad que los esfuerzos de los liberales realizados hasta el presente para contener los desbordes de los aparatos estatales “han sido un completo fracaso”, por lo que en le tercer tomo de la mismo obra sugiera medidas para limitar al Poder Legislativo. Por su parte, Bruno Leoni en La libertad y la ley sugiere lo propio para el Poder Judicial, todo debido a que la democracia ha mutado en cleptocracia. Es decir, en lugar de que las mayorías respeten los derechos de las minorías tal como lo han enseñado los Giovanni Sartori de todas las épocas, han surgido dictadores electos que roban propiedades, libertades y sueños de quienes están supuestos de proteger.

En esta nota a vuelapluma volvemos a insistir con la propuesta de  Montesquieu que es aplicable al Poder Ejecutivo. En efecto, nada menos que en Del espíritu de la leyes, el autor mantiene en el segundo capítulo del Libro Primero que “El sufragio por sorteo está en la índole de la democracia”. A primera vista esto puede resultar fantasioso pero si se le da una segunda y atenta mirada se comprobará que los incentivos trabajarán en dirección a fortalecer las garantías a los derechos de las personas.

Si son correctas las consideraciones de pensadores como Douglass North, Ronald Coase y Harold Demsetz en cuanto al valor y la trascendencia de los incentivos, concluimos que el sistema del sorteo, dado que cualquiera puede ser candidato y seleccionado, la primera reacción será defender la vida y las haciendas de cada uno, lo cual se transporta a la limitación al poder que es, precisamente, lo que se necesita en lugar de consumir glándulas salivares y tiempo en relatar anécdotas irrelevantes sobre las personas de los candidatos y los partidos que ellos representan, partidos que se concentrarán en los postulantes al Congreso.

Karl Popper ha escrito en La sociedad abierta y sus enemigos que la pregunta de Platón respecto a quien ha de gobernar está mal formulada, puesto que de lo que se trata es de fortalecer instituciones “para que el gobierno haga el menor daño posible”.

En caso de que lo sugerido por Hayek, Leoni y Montesquieu no pareciera adecuado, deben proponerse otros caminos pero no es posible ni conveniente la inercia y la pereza mental por concebir nuevos límites al poder en vista de las alianzas y coaliciones que el sistema actual genera, no solo en los países mencionados sino también en Europa y en Estados Unidos. En este último caso a contramano de la preocupación consignada por Jefferson en 1782 en cuanto a que “Un despotismo electo no es el gobierno por el que luchamos”.

Invito a pensar y trabajar las neuronas en dirección a evitar los tremendos abusos y atropellos que se están sucediendo por parte de los “primeros mandatarios” que proceden como primeros mandantes. No se trata simplemente de alargar la cadena sino de cortarla para respetar la dignidad y la autonomía de cada uno en lugar de tratar a las personas como una masa amorfa susceptible de ser manipulada, regimentada y domesticada por gobiernos inescrupulosos y adiposos que atropellan todo a su paso.

Espero que estas noticias desagradables sirvan para que muchos distraídos se den cuenta que no pueden seguir haciendo arbitrajes como si nada ocurriera en su entorno con la esperanza de que otros sean los que le dediquen tiempo y recursos para enderezar entuertos y ellos ser  cómodos “free riders”. Todos a los que les interesa vivir civilizadamente deben contribuir a que se comprendan las ventajas de la libertad. No es posible mirar para otro lado y pretender que sean los vecinos los que calmen los incendios y creer que es una hazaña heroica el limitarse a votar cada tantos años y todavía pontificar sin ruborizarse sobre quien es el menos malo de los candidatos en un proceso siniestro de plano inclinado. Hay que arremangarse y trabajar en lo más difícil que se concreta en la gimnasia de lo que se encuentra de las cejas para arriba y no en la estúpida “militancia” que recuerda a obediencias ciegas y verticalismos impropios de la sociedad civil y otros pasatiempos inútiles…y en medio de esta apatía superlativa todavía hay quienes machacan con aquello de que “todos somos responsables” descalificando a los pocos que trabajan cotidianamente para curar malarias y encaminarse al respeto recíproco.

Por último, cito a Carlos Alberto Montaner en relación con las actuales protestas callejeras en Chile: “Hay algo terriblemente autoritario e hipócrita en el comportamiento y las demandas de esos estudiantes chilenos. Lo terrible es que ellos, que esperan que otros les paguen sus estudios […], cuando terminan sus carreras suelen o intentan convertirse en profesionales económicamente exitosos. Para ellos el lucro sólo es malo cuando lo persigue el otro. Esto se llama cinismo”.

Alberto Benegas Lynch (h) es Dr. en Economía y Dr. En Administración. Académico de la Academia Nacional de Ciencias Económicas y fue profesor y primer Rector de ESEADE.