La compleja encrucijada de Edward Snowden

Por Alberto Benegas Lynch (h) Publicado el 14/11/19 en:  https://www.lanacion.com.ar/opinion/columnistas/la-compleja-encrucijada-de-edward-snowden-nid2306298

 

Como es sabido, Jefferson ha consignado: «Entre un gobierno sin libertad de expresión y libertad de prensa sin gobierno, prefiero esto último». A esta altura es de conocimiento público que Edward Snowden trabajaba para los servicios de inteligencia estadounidenses, ámbito en el que se percató de que se estaba incurriendo en el grave delito de contradecir preceptos básicos de la Constitución de ese país al espiar sistemáticamente a ciudadanos inocentes y pacíficos.

En su libro Vigilancia permanente declara que, luego de batallar con su conciencia en el Ejército y en las oficinas de inteligencia en el contexto de una muy cómoda y remunerativa posición a la que había escalado en una notable carrera a lo largo de siete años en destinos como Japón, Suiza, Austria y en territorio estadounidense, que se extendió a Hawai como su último puesto, finalmente decidió romper con el sistema «de mentir, ocultar, encubrir y disimular» y denunciarlo: en palabras del autor, «una crasa violación no solo de la Constitución de Estados Unidos, sino también de los valores básicos de cualquier sociedad libre».

Los contratos de confidencialidad son valederos siempre y cuando no impliquen lesionar derechos de terceros. Las primeras líneas de la obra mencionada son: «Me llamo Edward Joseph Snowden. Antes trabajaba para el gobierno, pero ahora trabajo para el pueblo» (escribo «gobierno» con minúscula como fue escrito significativamente en el original en inglés, lo cual mutó por mayúscula en la edición española). Dice el autor: «Recopilé documentos de la IC que demostraban la actividad ilegal del gobierno estadounidense y se los entregué a algunos periodistas». Snowden explica que no solo se trataba de espionajes, sino que también se seguían procedimientos incompatibles con el debido proceso, se torturaba bajo diversas fachadas y se encaraban matanzas secretas con fines inconfesables.

En las últimas décadas se han agravado los procedimientos ilegítimos por parte de las agencias de inteligencia, pero en este mismo medio publiqué hace tiempo una columna donde destacaba que el expresidente Harry Truman, quince años después del establecimiento de la oficina más conocida en estos delicados asuntos, declaró: «Cuando establecí la CIA, nunca pensé que se entrometería en estas actividades de espionaje y operaciones de asesinato».

Ron Paul, el dirigente político estadounidense más liberal en el sentido clásico del término y tres veces candidato a la presidencia, señaló en Fox Business: «Snowden es un héroe», y el juez Andrew Napolitano, en el programa de TV Studio B, también de Fox, afirmó: «Edward Snowden es un héroe que pone al descubierto la trama infame de espionajes que vulneran nuestros valores y los principios de la Constitución», y concluyó: «Los gobernantes que permiten semejantes políticas no merecen el cargo».

La encrucijada en la que se encuentra Snowden es el resultado de la cobardía moral de gobiernos del llamado «mundo libre» a los que solicitó asilo desde su reducto en Hong Kong, requerimiento que fue denegado una y otra vez por temor a represalias de EE.UU. por haber denunciado la intromisión en las comunicaciones telefónicas privadas y en los correos electrónicos también privados sin la expresa orden del juez de la causa. Como última opción pidió asilo a Ecuador, muy paradójicamente al efecto de evitar el riesgo de ser detenido en otras naciones, pero en plena travesía el gobierno estadounidense le canceló el pasaporte, por lo que quedó anclado en Rusia.

En este contexto es de interés destacar que Snowden trabaja dando conferencias y dictando cursos a través de aulas virtuales y preside la Freedom of the Press Foundation; en su última entrevista televisada por Msnbc en el programa The 11 Hour Exclusive -al efecto de dejar sentada su independencia- dijo que el actual gobierno ruso es de raíz autoritaria.

Glenn Beck, en su programa de TV The Blaze, también sostuvo que Edward Snowden «es un héroe» al que hay que proteger contra las acciones criminales de energúmenos enquistados en Washington que traicionan los valores expuestos por los Padres Fundadores y que, por este camino, afirma el conductor, «ciertos megalómanos con rostros demócratas terminarán con las libertades individuales».

En su libro Constitutional Chaos el juez Napolitano concluye que «es gravísimo lo que viene ocurriendo en Estados Unidos, donde el gobierno puede confiscar y encarcelar sin el debido proceso y espiar la correspondencia privada y escuchar conversaciones de inocentes sin intervención del debido proceso». Es por eso que Osama ben Laden había manifestado que el triunfo de su ideología «inexorablemente tendrá lugar merced a la guerra antiterrorista por las restricciones a lo que en Occidente se denomina libertad» (citado por el politólogo Michael Tanner).

Mike Stein entrevistó en KWAM 900 al profesor Mark Thornston sobre el tema que nos ocupa, quien manifestó: «Snowden es un patriota que hizo lo correcto frente a la inmoralidad del espionaje», y «esto es un balde de agua fría para la economía ya que la consiguiente inseguridad hará que muchas empresas, especialmente las tecnológicas, se muden a países más seguros».

Nick Gillespie, de Reason TV, entrevistó vía teleconferencia a Snowden, quien resaltó su espíritu antiautoritario y subrayó que siempre estará «del lado de la libertad», por lo que criticó a quienes consideran que «le deben lealtad al Estado» y aludió a la nula «dimensión moral» de sus circunstanciales contratantes gubernamentales.

La encrucijada que presento en esta nota es sobre un prófugo que difundió para bien de la humanidad más de doscientos documentos reservados que ponen al descubierto las tropelías de un Leviatán desbocado. Estamos advertidos, no vaya a ser que lo escrito en 1952 por Taylor Caldwell como ficción en su The Devil’s Advocate se convierta en realidad respecto a que el gobierno estadounidense mute en un Estado totalitario.

Tal como escribe Glenn Greenwald en su libro Snowden. Sin un lugar donde esconderse, se trata de «los peligros de los secretos gubernamentales y la vulneración de las libertades civiles en nombre de la guerra contra el terrorismo», en cuyo contexto cita al propio Snowden: «Fue entonces cuando comencé a ver realmente lo fácil que es separar el poder de la rendición de cuentas, y que cuanto más altos son los niveles de poder, menor es la supervisión y la obligación de asumir responsabilidades».

Como bien ha declarado Snowden en un célebre reportaje para The New York Magazine: «Mi vida cambió para bien puesto que puedo ahora decir no lo que voy a hacer en el futuro, sino lo que con orgullo hice en el pasado.»

El autor concluye su libro recordando: «En un Estado autoritario, los derechos emanan del Estado y se conceden al pueblo. En un Estado libre, los derechos emanan del pueblo y se conceden al Estado».

 

Alberto Benegas Lynch (h) es Dr. en Economía y Dr. en Ciencias de Dirección. Académico de la Academia Nacional de Ciencias Económicas, fue profesor y primer rector de ESEADE durante 23 años y luego de su renuncia fue distinguido por las nuevas autoridades Profesor Emérito y Doctor Honoris Causa. Es miembro del Comité Científico de Procesos de Mercado, Revista Europea de Economía Política (Madrid). Es Presidente de la Sección Ciencias Económicas de la Academia Nacional de Ciencias de Buenos Aires, miembro del Instituto de Metodología de las Ciencias Sociales de la Academia Nacional de Ciencias Morales y Políticas, miembro del Consejo Consultivo del Institute of Economic Affairs de Londres, Académico Asociado de Cato Institute en Washington DC, miembro del Consejo Académico del Ludwig von Mises Institute en Auburn, miembro del Comité de Honor de la Fundación Bases de Rosario. Es Profesor Honorario de la Universidad del Aconcagua en Mendoza y de la Universidad Peruana de Ciencias Aplicadas en Lima, Presidente del Consejo Académico de la Fundación Libertad y Progreso y miembro del Consejo Asesor de la revista Advances in Austrian Economics de New York. Asimismo, es miembro de los Consejos Consultivos de la Fundación Federalismo y Libertad de Tucumán, del Club de la Libertad en Corrientes y de la Fundación Libre de Córdoba. Difunde sus ideas en Twitter: @ABENEGASLYNCH_h

Acerca de las drogas

Por Alberto Benegas Lynch (h). Publicado el 31/3/19 en: https://www.elpais.com.uy/opinion/columnistas/alberto-benegas-lynch/acerca-drogas.html

 

Ahora que Antonio Escohotado ha visitado Montevideo gracias a los auspicios del Centro de Estudios para el Desarrollo, es el momento de volver sobre el tema de los estupefacientes en vista de lo escrito y dicho por el mencionado autor, además de sus otras obras como la notable trilogía sobre los enemigos del comercio.

Antes que nada hay que mencionar lo que en estadística se conoce como error de inclusión. Del hecho de que muchos actos criminales hayan sido cometidos por drogados, no se sigue el nexo drogas-crimen. No todos los que se drogan son criminales y una minoría del universo de crímenes se comete por drogados. No se puede atender solo un segmento y extrapolar.

Una cosa es un correlato y otra bien distinta es una relación causal: hace una década había correlación perfecta entre el largo de las polleras en Inglaterra y la crianza de cerdos en Australia, de lo cual no se desprende nexo causal alguno. Otro asunto bien diferente son las disposiciones en algunos códigos penales en los que se considera un atenuante cuando un delito es cometido por un drogado en lugar de constituir un agravante.

Dicho esto, tal como lo señalé en mí libro La tragedia de la drogadicción. Una propuesta con prólogo de Carlos Alberto Montaner, el uso de drogas alucinógenas para fines no medicinales constituye un drama y su empleo reiterado produce lesiones cerebrales irreversibles. Pero desde 2000 años antes de Cristo -salvo la Guerra del Opio en China debido a la prohibición- no hubieron problemas con las drogas hasta que en 1971 Nixon declaró la guerra a los narcóticos, una idea alimentada por los mismos mafiosos del alcohol, a través de sofisticados estudios de mercado, quienes antes se habían visto perjudicados por la abrogación de la Ley Seca.

De todos modos, como ha escrito el premio Nobel Milton Friedman “Las drogas son una tragedia para los adictos. Pero criminalizar su uso convierte la tragedia en un desastre para la sociedad, tanto para los que la usan como para los que no la usan”.

Hoy personas inocentes son tratadas como delincuentes si, por ejemplo, llevan consigo más de diez mil dólares, en gran medida los bancos se han convertido en informantes de los aparatos estatales con lo que el secreto bancario ha desaparecido, las escuchas telefónicas y acciones policiales contrarias al debido proceso están a la orden del día.

En no pocas oportunidades se piensa que si  se liberan las drogas, todo el mundo se drogará. Pero consideremos los incentivos para no aceptar en los lugares de trabajo, en los transportes, en los comercios, en las carreteras a seres que no son capaces de controlarse a si mismos.

La penalización por la producción y/o consumo de drogas eleva la prima por el riesgo de operar en esos mercados y, por ende, los antedichos márgenes operativos se elevan enormemente. Debido a esto se hace posible la producción de drogas sintéticas con efectos mucho más devastadores de las naturales. El mercado negro no permite la verificación de la pureza de la droga con lo que las sobredosis y las intoxicaciones son muy frecuentes. También debido a la ilegalidad se inhibe a quienes denunciarían fraudes y estafas puesto que si recurrieran a los tribunales se estarían autoinculpando. Lo mismo sucede con los médicos y centros hospitalarios: se bloquea la posibilidad de pedir ayuda.

Las legislaciones anti-drogas obligan a los consumidores a involucrarse con la mafia. Los antes mencionado márgenes operativos descomunales hacen posible la figura del pusher , con ingresos exorbitantes al efecto de colocar la droga en todos los mercados posibles, muy especialmente en colegios y lugares bailables.

Esta así  denominada guerra está sufragada coactivamente por los impuestos y mezclan negocios lícitos con el “lavado” de dinero proveniente de las drogas, con lo que oscurecen las contabilidades y se contaminan comercios de distinta índole. Todo esto sin contar a los gobernantes que reciben cuantiosos recursos para “combatir” la droga, mientras se descubren sus propios negocios suculentos en el ramo  y las corrupciones de jueces y policías alimentan cotidianamente los noticieros de todas partes del mundo.

Ex presidentes que han padecido sobradas experiencias durante sus mandatos con las drogas, proponen la liberación como son los casos de Vicente Fox,  Oscar Gaviria o Henrique Cardoso. Incluso el ex Secretario General de las Naciones Unidas, Javier Pérez de Cuellar y el ex Secretario de Estado del gobierno estadounidense George Shultz se han pronunciado en la misma dirección.

Por último, para cerrar esta nota periodística, cuando se dice que al bajar el precio se incrementa la demanda, es central agregar que esto ocurre si los demás factores se mantienen constantes. Y esto no es así con el mercado de drogas puesto que una vez liberado desaparecen los antedichos pagos colosales a los pushers y sus socios lo cual modifica la situación.  Por supuesto que las limitaciones a menores deben ser similares a como se procede con el registro automotor, la pornografía, la venta de alcohol y equivalentes.

 

Alberto Benegas Lynch (h) es Dr. en Economía y Dr. en Ciencias de Dirección. Académico de la Academia Nacional de Ciencias Económicas, fue profesor y primer rector de ESEADE durante 23 años y luego de su renuncia fue distinguido por las nuevas autoridades Profesor Emérito y Doctor Honoris Causa. Es miembro del Comité Científico de Procesos de Mercado, Revista Europea de Economía Política (Madrid). Es Presidente de la Sección Ciencias Económicas de la Academia Nacional de Ciencias de Buenos Aires, miembro del Instituto de Metodología de las Ciencias Sociales de la Academia Nacional de Ciencias Morales y Políticas, miembro del Consejo Consultivo del Institute of Economic Affairs de Londres, Académico Asociado de Cato Institute en Washington DC, miembro del Consejo Académico del Ludwig von Mises Institute en Auburn, miembro del Comité de Honor de la Fundación Bases de Rosario. Es Profesor Honorario de la Universidad del Aconcagua en Mendoza y de la Universidad Peruana de Ciencias Aplicadas en Lima, Presidente del Consejo Académico de la Fundación Libertad y Progreso y miembro del Consejo Asesor de la revista Advances in Austrian Economics de New York. Asimismo, es miembro de los Consejos Consultivos de la Fundación Federalismo y Libertad de Tucumán, del Club de la Libertad en Corrientes y de la Fundación Libre de Córdoba. Difunde sus ideas en Twitter: @ABENEGASLYNCH_h

EL TERRIBLE CASO DEL JUEZ KAVANAUGH.

Por Gabriel J. Zanotti. Publicado el 14/10/18 en: http://gzanotti.blogspot.com/2018/10/el-terrible-caso-del-juez-kavanaugh.html

 

Los tiempos han cambiado.

Ha pasado la época de Al Gore y el mejor discurso de su vida, cuando perdió las elecciones con G. Bush por una resolución de la Corte Suprema. Avanzó solo y solemne hacia el micrófono y, lacónico, reafirmó el Estado de Derecho: “No estoy de acuerdo, pero este es nuestro sistema”.

Ha pasado la época caballeresca donde la izquierda y la derecha, en los EEUU, eran J. Rawls y R. Nozick. Era el debate de la redistribución de ingresos. Ninguno de los dos ponía en tela de juicio a las bases fundamentales de los EEUU: los derechos individuales, la presunción de inocencia, el debido proceso, el tratarse con respeto dentro de las “comprenhensive doctrines” (Rawls) que pudiera haber.

Ha pasado la época donde la diferencia pasaba por Nixon o por los hermanos Kennedy.

Ha pasado la época donde no ser conservador era apoyar a un santo y liberal clásico como Martin Luther King, que no hablaba de los afroamericanos como un colectivo explotado sino como sujetos de derechos reclamando el pagaré originario de la Declaración de Independencia.

No, todo ha cambiado y no podemos sintetizar ahora el cómo y el por qué, pero todo ha cambiado.

Tal vez, como sugerí alguna vez, en la historia de la humanidad, que es la historia de Caín (https://eseade.wordpress.com/2017/10/27/la-historia-humana-es-casi-la-historia-de-cain/) el liberalismo clásico fue sólo un breve momento en esa historia hobbesiana que es la humanidad, y la libertad nunca va a ser un triunfo, sino una resistencia permanente ante la pulsión de agresión, ante la bestialidad de las mayorías, ante la prepotencia de los dictadores, ante el odio y la mentira, ante el totalitarismo que, vestido de seda democrática, totalitarismo se queda.

Trump –del cual ya he dado mi parecer- (http://institutoacton.org/2016/11/23/sobre-el-triunfo-de-trump-gabriel-zanotti/) nomina a un intachable juez católico y antiabortista para la Suprema Corte y, oh casualidad, una señora se acuerda entonces de un American Pie adolescente, del cual no recuerda ningún detalle, del cual no quedan testigos, que no es confirmado por la séptima investigación del FBI al acusado, y mancha el buen nombre del oh casualidad conservador juez bajo la acusación de intento de violación.

La utilización política de una denuncia falsa es una de las peores faltas morales y legales que se puedan concebir. Los diversos clanes samurai japoneses se enfrentaban en el campo de batalla con mucha violencia, pero con honor. Un shogun no decía del otro que había sido cobarde en batalla. Ni se le pasaba por la cabeza. Hoy, sí. Hoy, que creíamos haber evolucionado hacia un sistema donde el desacuerdo forma parte del sistema, y se dirime y sublima mediante el free speech y el sistema electoral, hoy, donde creíamos que las diversidades convivían en paz bajo la libertad religiosa y el derecho a la intimidad, hoy, donde suponíamos que habíamos superado la arbitrariedad mediante la presunción de inocencia y el Estado de Derecho, hoy, todo eso concluyó. Como ya dije, se ha quebrado el pacto político en los EEUU (http://gzanotti.blogspot.com/search?updated-max=2018-08-19T03:43:00-07:00&max-results=5&start=5&by-date=false ). Sí, finalmente se votó, se investigó, y al juez Kavanaugh no lo cazaron y quemaron como una bruja, pero sólo porque no es tan fácil tirar abajo más de 200 años de sistema constitucional, como sí lo es en la barbarie latinoamericana. Porque si fuera por la izquierda radical norteamericana, sí. Ellos ya han llamado a agredir físicamente a los partidarios de Trump, y no por un desquiciado cualquiera, sino por la diputada federal demócrata Maxime Walters. Ellos, entonces, no dudaron un instante en inventar una cruel denuncia falsa, con lo peor de lo peor que se pueda decir de alguien. Para ellos no vale la presunción de inocencia. Kavanaugh ya estaba condenado, por ser blanco y varón. A Ford había que creerle, necesariamente, por ser mujer. Introducen la dialéctica de la explotación y de los colectivos explotados y explotadores: varón blanco heterosexual, católico, hetero-patriarcal, contra una mujer, que por ser tal no puede tener pecado original. Además, se burlaron de una de sus hijas públicamente. Además, pintarrajearon su casa. Lograron que se lo expulse de una de sus cátedras. Lograron que ciertas iglesias lo declararan persona no grata. Mancharon su reputación para siempre. No le pegaron un tipo porque no pudieron. Gritaron y amenazaron como desaforados a senadores que lo apoyaban, y ayer invadieron a los gritos las galerías del Senado al mejor estilo kirchnerista. Y la historia, desde luego, no ha concluido. Puede ser que Kavanaugh desde ahora cumpla su función, pero su vida, su esposa y sus hijas van a entrar en un infierno inimaginable. ¿Por qué? Por ser conservador, católico y anti-abortista. He allí el verdadero delito que la izquierda radical norteamericana, nazi y estalinista, no puede soportar.

Con lo cual han desacreditado –y no les importa en absoluto- el verdadero progreso que se había logrado con las mujeres víctimas de agresión sexual. Contrariamente a otras épocas, sus denuncias comenzaron a ser creídas, y los varones que antes gozaban de inmunidad jurídica de facto ahora comenzaron a pagar por sus delitos. Sí, pero ahora, se han desacreditado. Ahora han comenzado a perder su credibilidad. Ahora van a surgir las reacciones de los verdaderos agresores que aún quedan por todo el mundo. Me too, sí, yo también miento, a partir de ahora. Un horror.

Y no me contradigo. Me parece bien que se crea, en principio, a una mujer que aparece golpeada en una comisaría. Eso no contradice la presunción de inocencia. El asunto es que el delito debe ser probado. Nadie puede ser condenado sin juicio justo, sin debido proceso. Quien escribe estas líneas no tiene dobles estándares. Siempre me opuse a la solución final confesada por Videla al final de su vida, siempre me opuse al horror del Patriot Act sancionada en el gobierno de G. Bush, jamás avalé métodos de agresión e intimidación pública contra funcionarios kirchneristas por parte de antiperonistas exaltados; en el 2008 me opuse a que los productores agropecuarios cortaran rutas, y hasta me parece una barbaridad la arbitrariedad de la prisión preventiva. Una cosa es la condena social, otra cosa es la condena jurídica. Sí, estoy convencido de que Cristina Kirchner es una corrupta, pero hay que probarlo. Hasta entonces, bien libre está, porque el mismo debido proceso que garantiza su libertad, garantiza la de todos. Los motivos por los cuales creemos que alguien miente no son motivos jurídicos. Pero socialmente tienen su validez. Así que creo que Cristine Ford ha cometido perjurio, pero hay que probarlo también.

Sí, todo ha cambiado. ¿O nada? Circula a veces la creencia de que el liberalismo económico es el combatido, pero el liberalismo político no. Pero parece que es al revés. Hoy lo que está en juego es el Estado de Derecho, el free speech, la defensa en juicio, las garantías individuales. Cosas que casi nadie nunca creyó, pero vivíamos en la ilusión de que los EEUU, sí.

Creo que los norteamericanos no tienen conciencia de la nueva guerra que se juega. La izquierda radical los está atacando desde dentro. No, ya no es Hitler, ya son los soviéticos, ya no es la flota japonesa del pacífico. No, ya no es como dijo el Almirante Yamamoto: “hemos despertado a un gigante dormido”. No, ahora el gigante, esto es, la Declaración de Independencia, el Estado de Derecho, la Primera Enmienda, no ha sido despertado. Ojalá que sí, y algunos lo dicen, pero lamentablemente creo que está siendo atacado y carcomido desde dentro, y lamentablemente no creo que la mayoría de los norteamericanos se den cuenta de que lo que está en juego es la identidad de su propia nación, la única que nace bajo un pacto constitucional liberal. La izquierda radical se llama a sí misma resistencia contra Trump, pero es en realidad al revés: la verdadera resistencia radica en los liberales clásicos, en los libertarios y en los conservadores que aún creen en todo ello que era (era) elemental, y que tienen que optar, como mal menor, a un líder maleducado y prepotente, pero que entiende al menos lo que EEUU es o fue.

No soy nada optimista. Tal vez haya un renacimiento, pero lo dudo. Los gritos, los ataques, los discursos de los nuevos auto-considerados colectivos explotados, no dejan mucho margen para la esperanza. Kavanaugh ha sido votado, sí, 50 vs 48. Pero es sólo un triunfo legal del resto de una civilización titilante contra una nueva barbarie que no anda con pequeñeces.

 

Gabriel J. Zanotti es Profesor y Licenciado en Filosofía por la Universidad del Norte Santo Tomás de Aquino (UNSTA), Doctor en Filosofía, Universidad Católica Argentina (UCA). Es Profesor titular, de Epistemología de la Comunicación Social en la Facultad de Comunicación de la Universidad Austral. Profesor de la Escuela de Post-grado de la Facultad de Comunicación de la Universidad Austral. Profesor co-titular del seminario de epistemología en el doctorado en Administración del CEMA. Director Académico del Instituto Acton Argentina. Profesor visitante de la Universidad Francisco Marroquín de Guatemala. Fue profesor Titular de Metodología de las Ciencias Sociales en el Master en Economía y Ciencias Políticas de ESEADE, y miembro de su departamento de investigación.

NO DESEARÁS EL INGRESO DE TU PRÓJIMO.

Por Gabriel J. Zanotti. Publicado el 24/7/16 en: http://gzanotti.blogspot.com.ar/2016/07/no-desearas-el-ingreso-de-tu-projimo.html

 

Realmente lamento que en este momento, donde los ultra-antikirchneristas saltan de alegría cada vez que encuentran una suma no declarada a un kirchnerista, tenga yo que volver a recordar, no solo que el problema del kirchnerismo NO es la corrupción (es más, eso fue nuestra salvación…) sino que el llamado delito de enriquecimiento ilícito es totalmente contrario al liberalismo clásico y a la tradición libertaria. La sociedad argentina particularmente se encuentra obsesionada por cada peso no declarado, por cada centavo que alguien no pueda “justificar ANTE EL ESTADO”,  con lo cual no hace más que ratificar su voluntad y mente socialista y totalitaria. Asi que me permito una vez más ser antipático.

La declaración sobre derechos humanos que TODOS los Lunes publico –redactada por mí y corregida por José Benegas- dice, en su punto 1: “….Toda persona tiene derecho natural al fruto de su propio trabajo, o a lo legítimamente heredado o donado sin fraude. Ello incluye al libre comercio”. A ver si lo aclaramos mejor: ¿cuál puede ser el origen de una suma de dinero? El propio trabajo, la donación, la herencia, los intereses de los mercados de capitales o…. El robo. Listo, no queda otra. Ahora bien, el delito es el robo. Y toda persona es inocente hasta que se demuestre lo contrario. Por ende, si alguien piensa que otro robó, que lo acuse y que lo pruebe, de acuerdo a las normas del debido proceso.

Es POR ESO que el punto 3 dice: “….Ninguna persona tiene por qué declarar ante nadie sus ingresos, ni su origen o el destino.” ¿Por qué declarar ante el estado los ingresos? ¿No implica ello violar todo el debido proceso, y considerar a las personas culpables hasta que se demuestre lo contrario? ¿Por qué aclarar el origen de mis bienes? ¿No es toda persona inocente hasta que se demuestre lo contrario?

Y si la respuesta es: para controlar el pago del impuesto a la renta, ello implica no sólo que se considera que el fin justifica los medios, sino que no se ha reparado en la inmoralidad y en el daño económico del impuesto a la renta, que grava recursos que potencialmente podrían haber sido destinados a la inversión. Si se pregunta de dónde va a sacar el estado sus recursos, es que se olvidan dos cosas: uno, que sólo debería haber impuestos indirectos –dejando de lado ahora el tema del anarco-capitalismo-, y segundo, que la mayor parte de ingresos que reciben los estados actuales son para funciones indebidas y desproporcionadas. Debe bajarse el gasto público y por ende drásticamente la presión impositiva para favorecer de este modo el ahorro y la inversión, el único modo de salir de la pobreza generalizada.

Por ende lo lamento mucho por los macristas y demás argentimos obsesionados con las “obras públicas” y con el presupuesto de un estado cuyos ministerios, secretarías y subsecretarías son casi todos completamente inútiles, intervencionistas y violatorios de las libertades individuales. Están equivocados de base en su argumento para la necesidad del impuesto a la renta.

Una buena prueba de la impresionante inmunidad al liberalismo clásico que tienen los argentinos, es que la mayoría de los nuevos funcionarios del gobierno macrista aceptaron ejercer funciones en ministerios y secretarías que, como he dicho, sólo responden a la obsesión reglamentarista e intervencionista de un socialismo cultural. Que un kirchnerista acepte el ministerio del tomate, es coherente. Pero si no, hay que estar del tomate…

Por lo demás, obviamente que deben ser acusados y sometidos a debido proceso los funcionarios sospechados de robar fondos públicos, pero ello NO implica justificar un sistema impositivo y legal contrario a la sociedad libre y las libertades individuales.

Por que ese sistema es precisamente el que incentiva a NO declarar fondos privados legítimamente obtenidos, como un derecho a la legítima defensa ante un ROBO ejercido a la propiedad genuina. Instáurese una sociedad libre, con seguridad judírica, redúzcase drásticamente el gasto público y la presión impositiva, y ya verán cómo todos los bienes no declarados afuera volverán y NO como por encanto. Mientras tanto, se seguirán yendo: y NO es inmoral, lo inmoral es perseguir a quienes se defienden.

 

Lo lamento si con esto les arruino el modo favorito de “cazar kirchneristas”. Al Capone debería haber sido apresado por robo y asesinato. Que se lo haya condenado por la estupidez de no pagar impuestos de dudosa moralidad, fue una derrota para la sociedad libre.

 

Gabriel J. Zanotti es Profesor y Licenciado en Filosofía por la Universidad del Norte Santo Tomás de Aquino (UNSTA), Doctor en Filosofía, Universidad Católica Argentina (UCA). Es Profesor titular, de Epistemología de la Comunicación Social en la Facultad de Comunicación de la Universidad Austral. Profesor de la Escuela de Post-grado de la Facultad de Comunicación de la Universidad Austral. Profesor co-titular del seminario de epistemología en el doctorado en Administración del CEMA. Director Académico del Instituto Acton Argentina. Profesor visitante de la Universidad Francisco Marroquín de Guatemala. Fue profesor Titular de Metodología de las Ciencias Sociales en el Master en Economía y Ciencias Políticas de ESEADE, y miembro de su departamento de investigación.

Unasur sale al rescate de Nicolás Maduro:

Por Emilio Cárdenas. Publicado el 18/3/15 en: http://www.lanacion.com.ar/1777085-unasur-sale-al-rescate-de-nicolas-maduro

 

El tratado constitutivo de Unasur se suscribió el 23 de mayo de 2008. No obstante, entró en vigor dos años después. En noviembre de 2010. Sus objetivos incluyen «construir un espacio de integración y unión» entre sus Estados Miembros y «fortalecer la democracia». Unasur tiene -además- una larga lista de objetivos «específicos», donde se encuentra prácticamente todo lo imaginable, incluyendo algo bastante poco conocido: «la consolidación de una identidad suramericana, a fin de alcanzar una ciudadanía (común) suramericana».

De esto último quizás no se han enterado los dirigentes uruguayos del «Sindicato Único de la Construcción» que acaban de obligar a una veintena de trabajadores bolivianos que trabajaban en el montaje de la planta fotovoltaica de «La Jacinta», en Salto, a abandonar sus tareas, al grito de «mándense a mudar, no queremos extranjeros».

Unasur es un organismo regional sobreabundante supernumerario. Algo así como «la quinta rueda del carro». Pero ha copado la escena. Y desplazado a los demás. Especialmente a la OEA . Entre las razones políticas e ideológicas para su creación – en la que trabajaron incansablemente Hugo Chávez y Néstor Kirchner – aparecen el deseo de excluir completamente del diálogo regional a los EE.UU., Canadá y México y el propósito inicial de unificar la política exterior de la región, detrás del ideario bolivariano.

Prueba de esto último han sido tanto la torcida intervención de Unasur en la crisis de Pando, en Bolivia, protegiendo a Evo Morales con un informe lleno de falsedades que ha sido objeto de críticas devastadoras. Porque, por ejemplo, algunos de los muertos que allí se denunciaban aparecieron luego con vida. Como también la ilegal suspensión de Paraguay de Unasur, para permitir -con ella- el ingreso de la Venezuela de Hugo Chávez, que Paraguay -conforme era su derecho- vetaba.

En rigor, Unasur es un mecanismo de «protección recíproca» entre los gobiernos de sus Estados Miembros. Por esto ha sido recientemente calificado de «sociedad de socorros mutuos» y de «seguro de permanencia en el poder». Esto es, de mero instrumento político que hasta ahora, más allá de la retórica, poco y nada ha tenido que ver con una auténtica defensa de la democracia, de los derechos humanos y de las libertades civiles y políticas de los pueblos de sus Estados Miembros.

Su actuación en la crisis de Venezuela es simplemente más de lo mismo. En lugar de condenar a Nicolás Maduro por haber desfigurado totalmente la democracia de su país hasta hacerla irreconocible; reprimir las protestas callejeras con dureza inaceptable, generando un tendal de muertes y lesiones, incluyendo las de jóvenes estudiantes; detener y encarcelar a los líderes de la oposición, en violación abierta al debido proceso legal; desterrar las libertades de prensa y de opinión; posibilitar la extendida presencia del narcotráfico y la corrupción, que parecen haberse apoderado de Venezuela; y permitir la injerencia profunda de Cuba en sus asuntos internos, Unasur ha salido en su defensa, aprovechando un claro error estratégico en la política exterior de Barack Obama que, sin sentido alguno de oportunidad, ha definido a Venezuela como una «amenaza para la seguridad» de su país. Para así poder sancionar, no a Venezuela, sino a un grupo de generales y altos funcionarios que paradójicamente tienen sus dineros en jurisdicción de los Estados Unidos.

No obstante, el insolente Nicolás Maduro ha empezado a tener algunos problemas en la región. La que hasta ahora le rendía unánime pleitesía. Ocurre que acaba de tener un serio incidente con las nuevas autoridades de Uruguay, luego de que -con la falta de modales que lo caracteriza- tildara de «cobarde» al vicepresidente oriental Raúl Sendic, cuando éste señalara que «no hay elementos que demuestren que hay injerencia de los EEUU en Venezuela». Frente a lo cual, el gobierno de Uruguay convocó enseguida al embajador venezolano en Montevideo para expresarle que consideraba que los duros dichos de Maduro eran «inamistosos». Con toda razón.

Ante esto, el ex presidente «Pepe» Mujica cargó -cual Quijote- corriendo en apoyo de su correligionario Nicolás Maduro, sin advertir que, como dice Claudio Paolillo, «tiene que ponerse el traje de ex presidente». Y salir del centro de un escenario que ya no es suyo. Y sin advertir que el nuevo Canciller oriental, Rodolfo Nin Novoa, habla de un «cambio de rumbo» en la política exterior de su país, que presumiblemente dejará de ser apenas un «furgón de cola» de Venezuela. Porque esto es lo que se deduce de la afirmación de Nin Novoa, cuando dijo que no caerá «en afirmar sólo vínculos con países con gobiernos que tengan afinidad ideológica».

Mujica, escuchó asimismo -de boca del nuevo Canciller de su país- que «no se debe caer en la tentación de privilegiar la política sobre el derecho», en alusión directa a aquella lamentable frase del ex presidente cuando intentara justificar la ilegal suspensión de Paraguay del Mercosur , sosteniendo insólitamente que «lo político está por sobre lo jurídico». Frase que -ante el tradicional apego oriental al derecho- podría calificarse como la más desacertada -y menos uruguaya- jamás pronunciada por algún Jefe de Estado constitucional oriental.

Sumergido en el caótico pantano que el mismo ha creado, Nicolás Maduro, como suele suceder, se «victimiza» y busca «chivos emisarios» que disimulen sus errores y falta de capacidad para gobernar. Apela a las emociones. Para disimular. Para no hablar del gigantesco descalabro que hoy es su país -que sigue en viaje sin escalas hacia Cuba- respecto del cual no puede eludir su responsabilidad. Aprovechando las circunstancias, Maduro se ha hecho de más poder. Puede ahora, como Chávez, gobernar por decreto. Arbitrariamente y con total absolutismo. Sin límites, ni fronteras. Como supone «le corresponde».

Invocando presuntas conspiraciones y peligros externos, Maduro pidió a la sumisa Unasur una rápida expresión de endoso y solidaridad. De modo algo humillante, porque esto es lo que transmiten sus palabras, cuando dijo: «Gracias a Dios tenemos una Unasur que nos protege, nos acompaña». Palabras propias de quien se siente «dueño» de Unasur.

Es cierto, porque Unasur le permite no hacer los recuentos de votos comprometidos; encarcelar a estudiantes y opositores; violar impunemente las libertades civiles y políticas de sus conciudadanos; criminalizar la disidencia; y desvencijar al máximo la Constitución e instituciones de su país.

Unasur acaba de evitar, una vez más, salir claramente a defender la democracia, como si esto no fuera su responsabilidad. En su reunión extraordinaria, celebrada en Quito, definió a las sanciones norteamericanas como «amenaza injerencista», solicitando su derogación. Pero sin condenarlas expresamente, como insistentemente pretendía Maduro.

Pese a que esas sanciones -que son «personalizadas»- no se han tomado contra Venezuela, sino contra algunos militares y altos funcionarios de ese país que -acusados de violar los derechos humanos y de actos graves de corrupción- llevaron libremente, por alguna extraña razón, sus dineros a los Estados Unidos. Sometiéndose -y sometiéndolos- a la jurisdicción norteamericana. Voluntariamente. El tema está, entonces, lejos de conformar una violación norteamericana del derecho internacional, contra Venezuela. Los dineros embargados están bajo la ley norteamericana.

De paso, los Cancilleres suramericanos hicieron una velada (casi cínica) mención a la defensa regional de los derechos humanos, de modo de no provocar con ella disgusto alguno a Nicolás Maduro y poder sostener, al mismo tiempo, que realmente existe en la organización alguna preocupación por ese tema. Pero lo cierto es que el pueblo venezolano no ha sido defendido. Sólo el régimen de Nicolás Maduro.

Por esto, cuando se acerca ya la «Cumbre» regional de Panamá, el diálogo de la región con los Estados Unidos que, después de la «normalización» de sus relaciones con Cuba se suponía iba a ser fluido, creativo y positivo, volverá presumiblemente a ser duro, y hasta eventualmente ríspido.

La oportunidad genuina que existía para que Unasur, saliendo de su larga siesta, defendiera la democracia y las libertades civiles y políticas de los venezolanos se ha desaprovechado. En parte, por el mayúsculo error atribuible a la administración de Barack Obama, que sirve de excusa y biombo para Nicolás Maduro. Pero también -en gran medida- por la «solidaridad» mal entendida que Unasur, como siempre, ha mostrado respecto de un régimen que -como el de Nicolás Maduro- ha demolido la democracia venezolana y que ahora pisotea -impunemente- las libertades civiles y políticas de su pueblo. Todo ante el largo silencio cómplice de Unasur, que desgraciadamente se mantiene.

 

Emilio Cárdenas es Abogado. Realizó sus estudios de postgrado en la Facultad de Derecho de la Universidad de Michigan y en las Universidades de Princeton y de California.  Es profesor del Master de Economía y Ciencias Políticas y Vice Presidente de ESEADE.

Los abogados latinoamericanos condenan la suspensión del Paraguay del Mercosur y de Unasur

Por Emilio Cárdenas. Publicado el 12/7/12 en http://www.eldiarioexterior.com/los-abogados-latinoamericanos-condenan-la-41105.htm

La apresurada e ilegal decisión del MERCOSUR y de UNASUR de suspender a Paraguay de ambas organizaciones regionales con motivo de la destitución del ex presidente Fernando Lugo por el Congreso de su país está mereciendo todo tipo de críticas.

Ocurre que ha generado un irreparable daño institucional a ambas organizaciones.

 Cabe recordar, en primer lugar, que esa acelerada suspensión no invocó, ni se refirió a un pretendido «golpe de estado institucional» al instantáneo decir de la presidente de Argentina, Cristina Fernández de Kirchner. Para Brasil, en el comunicado oficial de su Cancillería, ella tuvo en cambio que ver con que, en el juicio político al ex-obispo y ahora también ex-presidente, se habría afectado su «derecho de defensa» y con ello el «debido proceso legal» de los que la región aparece celosa. Como las decisiones en ambos organismos se toman por consenso, cabe suponer que esa fue la verdadera «causal» de la suspensión y no otra políticamente cargada de ideología y, en derecho, absolutamente fantasiosa.

 Llama sin embargo poderosamente la atención que, en ninguno de los dos foros, se haya dado al Paraguay el derecho que -se dice- se habría cercenado a Lugo: el de defenderse.

 Pese a que así lo dispone concretamente la Convención de Viena de 1969, que codifica el derecho de los tratados y que, en el caso de las posibles suspensiones, requiere que se escuche previamente a la parte contra la cual se propone la suspensión.

 Uno puede quizás inocentemente pensar en aquello de: «en casa de herrero, cuchillo de palo». Pero no es así: lo sucedido ha sido una tan artera como clara manipulación de las normas que rigen a ambas organizaciones regionales, para castigar al Congreso del Paraguay por la remoción de un gobernante del mismo palo que Hugo Chávez y Cristina Fernández de Kirchner, que fueron los dos motores de la suspensión finalmente aplicada al Paraguay, en violación del derecho internacional. La razón verdadera del despropósito está meridianamente clara: dejar de lado la oposición del Paraguay al ingreso de Venezuela al MERCOSUR que fuera solicitado en el 2006 y que desde entonces ha estado «en la congeladora», atento a que Venezuela no es un país democrático.

 Con la suspensión del Paraguay se intenta violar nuevamente la Convención de Viena, pese a que allí se dispone que lo que se suspende son solamente los derechos y obligaciones que hacen a las relaciones entre las partes; esto es, no los que tienen que ver con posibles nuevos miembros, que no pueden suspenderse. Porque, como hemos dicho, se está intentando hacer ingresar a Venezuela al MERCOSUR sin obtener la indispensable autorización del Paraguay, lo que acarrea una nulidad incurable.

 A lo que cabe agregar que el propio Tratado Constitutivo del MERCOSUR dispone que todos los Estados Partes deben aprobar (ex ante) el ingreso de un nuevo miembro. Lo que, por cierto, exige el consentimiento expreso paraguayo.

 Parece mentira que esto haya sucedido y que Brasil, Chile, Colombia y Perú se hayan prestado a este juego. Pero ha sido así. Por esto no sorprende que la Federación Interamericana de Colegios de Abogados haya emitido de inmediato una declaración concluyente, que lleva la firma de su presidente, Rafael Veloz y de su secretario, Dante Figueroa, en la que se urge al MERCOSUR y UNASUR a respetar el derecho internacional, permitiendo la reincorporación inmediata del Paraguay, dándole además el derecho a expresar su parecer en el marco del debido proceso legal. En ella se pide a los Comités especializados de la entidad investigar la cuestión y producir un dictamen al respecto, en el plazo de noventa días. A lo que se agrega el pedido formal de que se respete el principio de «no ingerencia en los asuntos internos de otros Estados», tradicional en nuestra región.

 Emilio Cárdenas es Abogado. Realizó sus estudios de postgrado en la Facultad de Derecho de la Universidad de Michigan y en las Universidades de Princeton y de California.  Es profesor del Master de Economía y Ciencias Políticas y Vice Presidente de ESEADE.

 

Algo más sobre la apropiación de YPF:

Por Enrique Aguilar: Publicado el 25/4/12 en: http://www.elimparcial.es/america/algo-mas-sobre-la-apropiacion-de-ypf-103239.html

Fue el político y pensador alemán Ferdinand Lassalle (1825-1864) quien, cuestionando las definiciones jurídicas y formalistas en uso, señaló que una Constitución es apenas una “hoja de papel” cuando no es reflejo de los factores reales de poder imperantes en una sociedad.

La expresión viene a cuento a raíz de la confiscación de la empresa petrolífera YPF o, más precisamente, del 51 % de su paquete accionario que estaba en manos de Repsol, hecha en nombre de “la soberanía hidrocarburífera de la República Argentina”, según reza el título del proyecto enviado al Congreso.

La aprobación se da por descontada y los grandes bloques mayoritarios han anticipado su voto positivo. Muchos de los que votarán a favor son los mismos que, en su momento, avalaron la privatización. En cualquier caso, más allá de la inconsistencia, la lección que deja todo este asunto es, entre otras, que tanto la Constitución como los derechos y garantías que en ella se consagran se han visto una vez más mancillados por un gobierno que, en esta oportunidad, cuenta con la adhesión explícita de algunos partidos que históricamente invocaron esos mismos derechos y garantías como principios orientadores de sus programas. (“Ser radical es ser republicano y la base de la república es el respeto a la ley. Ninguna política sectorial es más importante”. Lamentablemente, este concepto vertido en un comunicado de dirigentes de la Unión Cívica Radical no es compartido por otros tantos miembros del partido que darán apoyo a la ley.)

Un extemporáneo nacionalismo “rentré” pudo más que la Constitución y que las reglas del debido proceso. Tal vez ni siquiera eso. Tal vez todo se reduzca a un mero cálculo político, a la búsqueda de nuevas fuentes de financiamiento que preserven el “modelo” o, de parte de la oposición, al temor de contradecir una decisión que, a juzgar por los sondeos, es avalada por un importante porcentaje de la población.

En una reciente resolución, la Sociedad Interamericana de Prensa (SIP) advirtió que “Venezuela, Ecuador, Argentina, Bolivia y Nicaragua enfrentan un patrón de adversidades comunes a manos de presidentes arbitrarios e intolerantes que buscan acallar a la prensa crítica”. Quiérase o no, al avalar la confiscación de YPF, la oposición también quedará pegada a esa arbitrariedad y a una manera de gobernar que considera que la Constitución, en palabras de Lassalle, es meramente una hoja de papel.

Enrique Edmundo Aguilar es Doctor en Ciencias Políticas. Decano de la Facultad de Ciencias Sociales, Políticas y de la Comunicación de la UCA y Director, en esta misma casa de estudios, del Doctorado en Ciencias Políticas. Profesor titular de teoría política en UCA, UCEMA, Universidad Austral y FLACSO,  es profesor de ESEADE y miembro del consejo editorial y de referato de su revista RIIM.