Alem y Milei, dos caras de la misma moneda

Por Alberto Benegas Lynch (h) Publicado el 30/4/2en: https://www.infobae.com/opinion/2022/04/30/alem-y-milei-dos-caras-de-la-misma-moneda/

La estrecha conexión entre la libertad y las condiciones sociales de la población ha movilizado mentes como las del fundador del radicalismo y del dirigente de La Libertad Avanza

Javier Milei y Leandro Alem

Es de gran interés anotar la similitud entre el pensamiento liberal de dos personas que cambiaron la historia política de nuestro país. El decimonónico Leandro N. Alem y quien ahora está en proceso: Javier Milei. En ambos casos no ha habido situaciones de esa envergadura y profundidad con discursos en el plano político radicalmente liberales.

Para esta nota periodística me limito a ejemplificar con el primero de los nombrados en su participación en el célebre debate sobre la federalización de Buenos Aires en la legislatura provincial. En esa ocasión Alem dijo que “La tendencia autoritaria se desenvuelve entre nosotros de una manera alarmante. Son los partidarios de esa escuela que atribuyen al ´poder social´ derechos absolutos e independientes, sin penar que solo es un encargado de armonizar y garantir los derechos de los asociados. Son los que pretenden en la ´autoridad suprema´, puesto que sus órdenes deben ser cumplidas y acatadas sin observación ni control de ninguna especie […] No es esta nuestra teoría, ni ha de ser, por cierto, la de todos aquellos que aman sinceramente nuestras instituciones democráticas […] Más el poder es fuerte, más la corrupción es fácil. Para asegurar el poder legítimo, es necesario impedir a todo trance que él exagere sus facultades y es indispensable buscarle el contrapeso que prevenga lo arbitrario […] En economía como en política, estrechamente ligadas, porque no hay progreso económico si no hay buena política, una política liberal que deje el vuelo necesario a todas las fuerzas y a todas las actividades […] Si, gobernad lo menos posible, porque mientras menos gobierno extraño tenga el hombre, más avanza la libertad, más gobierno propio tiene y más fortalece su iniciativa y se desenvuelve su actividad […] esto es la autonomía, comenzando desde el individuo, garantida en sus manifestaciones regulares pero nada más que garantida”.

Esto es solo una muestra del pensamiento y los valores del fundador del Partido Radical. Desafortunadamente con el tiempo ese partido fue cambiando de rumbo hasta producir un tajo -también radical- y separarse de los principios sobre la base de su constitución original, especialmente a partir de la Declaración de Avellaneda en 1945 y luego su incorporación a la Internacional Socialista con lo que se le dio la espalda al liberalismo inicial del todo consistente con las propuestas alberdianas insertas en nuestro texto constitucional de 1853/60.

Recientemente Mauricio Macri subrayó las ideas originales de Alem y su espíritu liberal y he intercambiado ideas en un mano a mano por Zoom con dirigentes radicales como Álvaro de Lamadrid quien suscribe plenamente lo dicho y también con mi ex alumno de la UBA Julio Goldestein en aquel momento integrante de Franja Morada hoy parte de la juventud radical con una mirada explícitamente liberal. Hay muchos otros dirigentes radicales que apuntan a retomar el origen de su partido y abandonar recetas estatistas que tanto daño le han hecho a nuestro país: a todos sus miembros pero muy especialmente a los más vulnerables.

Respecto a Javier Milei no hace falta repasar sus propuestas puesto que lo tenemos en vivo y en directo y son de actualidad pública cotidiana en muy diversos canales. Basta con mencionar mi columna publicada en este mismo medio titulada “Javier Milei, una píldora demasiado grande para timoratos” donde resumo sus ideas en forma de decálogo, un texto que Milei decidió junto a la Editorial Planeta que encabece su último libro. De cualquier modo, reitero que sus proyectos políticos liberales no se han escuchado desde hace mucho tiempo en ese plano con el rigor del caso, modernizados por sus exitosas incursiones en ámbitos académicos, especialmente debidas a las fértiles contribuciones de la Escuela Austríaca. Por todo ello estimo que todos los partidarios de la sociedad libre le debemos agradecimiento y rechazamos las críticas basadas en los celos, la envidia y la incomprensión de la tradición de pensamiento liberal en base a pretextos inauditos como pantalla para ocultar resentimientos y fracasos varios, buscando la “quinta pata al gato” como si se ignorara la gravedad de la situación argentina.

El jeffersoniano y doctor en jurisprudencia Leandro N. Alem se pronunció con elocuencia y detenimiento sobre temas de derecho, filosofía y de la economía en sus muy diversas facetas monetarias, fiscales, laborales y de comercio exterior. Los trabajos de mayor peso que resumen con tonalidades diversas el pensamiento de Leandro Alem son los de Enrique de Gandía, Telmo Manacorda, Bernardo González Arrili, Francisco Barroteveña, Félix Luna y Ezequiel Gallo. La impronta de Alem fue desdibujada en varios tramos, primero por Hipólito Yrigoyen que como escribió el fundador del radicalismo en 1895 al aludir al “pérfido traidor de mi sobrino Hipólito Yrigoyen” (su padre era casado con Marcelina Alem, hermana de Leandro). Desvío luego confirmado por lo consignado más arriba, desde luego en sentido contario debe destacarse la importantísma actuación del gobierno de Alfonsín en cuanto al juicio a las juntas militares por los procedimientos aberrantes e inaceptables en el combate al canalla y siempre criminal terrorismo en el contexto de lo escrito, por ejemplo, por Graciela Fernández Meijide, aunque en el resto de los asuntos sociales ese gobierno fracasó rotundamente por no haber prestado atención a los consejos y reflexiones demandadas por Alem en muy diversas circunstancias como una ruta para lograr el bienestar de nuestro país.

Es del caso recordar algunos aspectos de los gobiernos de Yrigoyen en cuanto a sus 18 intervenciones federales a las provincias (14 de las cuales sin ley del Poder Legislativo), su desprecio por el Congreso al cual no visitó para la alocución inaugural, su rechazo a las muchas propuestas de interpelaciones parlamentarias, su insistencia con el incremento de la deuda estatal vía empréstitos, el aumento del gasto público, el incremento de gravámenes como el de las exportaciones, su indiferencia por la marcha de la Justicia quedando vacante la cuarta parte de los juzgados federales, la “semana trágica”, el comienzo del control de precios a través de los alquileres que derivó en el célebre voto en contra de tamaña disposición por parte de Antonio Bermejo en la Corte (escribió que “la propiedad no tiene valor ni atractivo, no es riqueza, propiamente, cuando no es inviolable por la ley y en el hecho”), las acusaciones de dolo no atendidas por hechos imputados en relación al área de ferrocarriles y la disposición de fondos públicos para lo que se denominó Defensa Agrícola y la clausura de la Caja de Conversión lo cual sentó la primera base para el deterioro del signo monetario.

Como una nota al pie, al efecto de ilustrar el ambiente del momento a contramano de todo lo propugnado por Alem, transcribo las declaraciones del ministro de gobierno -Carlos María Puebla- del primer gobernador radical de Mendoza José Néstor Lencinas (aunque luego enemistado por razones de poder político con Yrigoyen): “La Constitución y las leyes son un obstáculo para un gobierno bien intencionado”. Por su parte, a Yrigoyen no lo caracterizaba la modestia, por ejemplo -en lo que puede entenderse de su lenguaje oscuro y generalmente incomprensible- escribió en Mi vida y mi doctrina“Estoy profundamente convencido de que he hecho a la patria inmenso bien y poseído de la idea de que quien sabe si a través de los tiempos seré superado por alguien, y ojalá que fuera igual”.

Luego de la primera presidencia de Yrigoyen se sucedió el interregno de los “antipersonalistas” de la mano de la excelente presidencia de Alvear para luego recaer en el segundo mandato de Yrigoyen, depuesto por la revolución fascista del 30 con la creación de la banca central, las juntas reguladoras, la destrucción del federalismo fiscal y el establecimiento del impuesto a los réditos, para más adelante -con el golpe militar del 43- acentuar notablemente el estatismo en medio de corrupciones alarmantes, controles cambiarios, de precios, de arrendamientos y alquileres, detenciones y persecuciones arbitrarias y torturas lo cual se agudizó en la última etapa con las matanzas de la Triple A, imposición de un sistema quebrado para los jubilados, ataques a la libertad de prensa y el establecimiento de sindicatos autoritarios basados en el fascismo mussoliniano que perjudicaron (y perjudican) especialmente a los más necesitados.

Como escribió Emilio Hardoy en Confieso que he vivido “los militares que conspiraron y triunfaron, además de acatar incondicionalmente la autoridad del general José. F. Uriburu, estuvieron imbuidos de las ideas de Acción Francesa de Charles Maurras y el fascismo italiano de Benito Mussolini, habían difundido en círculos intelectuales.” Esto a pesar de la lucha de algunos para contrarrestar esta infame tendencia, especialmente en su defensa de los aliados en el concierto internacional en medio de simpatías con los totalitarismos. Y más adelante consigna que “los conservadores que institucionalizamos el fraude electoral y con torpeza incomparable impedimos que Marcelo T. de Alvear fuera de nuevo presidente y, en definitiva, conseguimos que lo fuera Perón.”

Es del caso detenernos una vez más en la estrecha conexión entre la libertad y las condiciones sociales de la población, lo cual ha movilizado mentes como las de Leandro Alem y moviliza la de Javier Milei, con formas distintas pero con el mismo fondo. En este sentido es de gran importancia percatarse que la única causa de salarios e ingresos en términos reales son las tasas de capitalización, es decir, equipos, maquinaria, instalaciones y conocimiento relevante que hace de apoyo logístico al trabajo para aumentar sus rendimientos. No es lo mismo arar con las uñas que con un tractor, no es lo mismo pescar a cascotazos que hacerlo con una red de pescar. Esa es la diferencia entre países prósperos y países pobres, no se trata de voluntarismo sino de incrementar el ahorro interno y externo que permite ensanchar las inversiones y por ende las condiciones de vida.

Por último, en este resumen, es habitual -y generalmente con la mejor de las intenciones- que se haga referencia a “las clases sociales” en el contexto del intervencionismo de los aparatos estatales, sin percatarse de la genealogía de esa expresión ni de su significado preciso. Pertenecer a distintas clases sociales remite a distinta naturaleza, lo cual es un desatino mayúsculo cuando se aplica a seres humanos ya que todos compartimos la misma condición.

Más aun, la expresión “clase baja” resulta repugnante, la “alta” es de una frivolidad alarmante y la “media” resulta del todo anodina. Se argumenta que no es a la naturaleza de las personas a que se refiere la clasificación de marras sino que se alude a los ingresos bajos, medios y altos y las circunstancias varias que rodean a estas situaciones. Pues si de eso se trata es mejor decirlo abiertamente, es decir, referirse a ingresos bajos, medios y altos. Por otra parte, tengamos siempre presente que todos tenemos en común que descendemos de las cuevas y de la miseria más brutal.

Sé que no pocos encuestadores, sociólogos y colegas economistas recurren con pasmosa inocencia a esa terminología de las clases sociales pero recordemos que la clasificación proviene del marxismo que efectivamente consideraba a personas de distinta naturaleza según “la clase” -estructuras lógicas distintas reza el polilogismo sin precisar en qué se diferencian del silogismo aristototélico- y Hitler y sus secuaces luego de infinitos embrollos clasificatorios finalmente adoptaron el criterio de Marx por lo que rapaban y tatuaban a sus víctimas para distinguirlas de sus victimarios y concluir que el tema era “mental” para separar al “ario” del “judío”.

En este contexto se suele hablar también de “clase trabajadora” lo cual es otro sandez puesto que esta sola referencia está avalando la teoría de la explotación, a saber, que habría una clase que trabaja y otra que la explota sin percatarse que en un mercado libre las relaciones contractuales derivan del antedicho proceso de inversión que a su vez es consecuencia de marcos institucionales civililzados. Solo en un sistema estatista hay quienes obtienen ingresos como consecuencia de la exacción del trabajo ajeno y solo los empresarios prebendarios aliados al poder de turno succionan prepotentemente el ingreso de los demás. En el proceso de mercado cada cual para mejorar su situación patrimonial se ve obligado a mejorar la condición social de su prójimo y el que yerra incurre en quebrantos y el que acierta en las necesidades de otros obtiene ganancias. El empresario en la sociedad abierta es tan trabajador como el que realiza faenas manuales. Decir que las negociaciones salariales tienen lugar entre el capital y el trabajo es tan insensato como decir que puede haber un círculo cuadrado ya que el capital no negocia, se trata de una estructura inanimada.

Entre nosotros Juan Bautista Alberdi insistía en preguntarse y responderse “¿Qué exige la riqueza de parte de la ley para producirse y crearse? Lo que Diógenes exigía de Alejandro: que no le haga sombra.” Y los postulados de los Padres Fundadores en Estados Unidos -tan admirados y ponderados tanto por Leandro Alem como por Javier Milei- consideraban fundamental el derecho de propiedad, de responsabilidad individual y de desconfianza al poder gubernamental. James Madison, el padre de la Constitución, escribió en 1792 que “El gobierno ha sido instituido para proteger la propiedad de todo tipo […] Éste es el fin del gobierno, solo un gobierno es justo cuando imparcialmente asegura a todo hombre lo que es suyo”.

Alberto Benegas Lynch (h) es Dr. en Economía y Dr. en Ciencias de Dirección. Académico de la Academia Nacional de Ciencias Económicas, fue profesor y primer rector de ESEADE durante 23 años y luego de su renuncia fue distinguido por las nuevas autoridades Profesor Emérito y Doctor Honoris Causa. Es miembro del Comité Científico de Procesos de Mercado, Revista Europea de Economía Política (Madrid). Es Presidente de la Sección Ciencias Económicas de la Academia Nacional de Ciencias de Buenos Aires, miembro del Instituto de Metodología de las Ciencias Sociales de la Academia Nacional de Ciencias Morales y Políticas, miembro del Consejo Consultivo del Institute of Economic Affairs de Londres, Académico Asociado de Cato Institute en Washington DC, miembro del Consejo Académico del Ludwig von Mises Institute en Auburn, miembro del Comité de Honor de la Fundación Bases de Rosario. Es Profesor Honorario de la Universidad del Aconcagua en Mendoza y de la Universidad Peruana de Ciencias Aplicadas en Lima, Presidente del Consejo Académico de la Fundación Libertad y Progreso y miembro del Consejo Asesor de la revista Advances in Austrian Economics de New York. Asimismo, es miembro de los Consejos Consultivos de la Fundación Federalismo y Libertad de Tucumán, del Club de la Libertad en Corrientes y de la Fundación Libre de Córdoba. Difunde sus ideas en Twitter: @ABENEGASLYNCH_h

Mensaje al Partido Radical: volver a las fuentes

Por Alberto Benegas Lynch (h) Publicado el 3/7/2en: https://www.infobae.com/opinion/2021/07/03/mensaje-al-partido-radical-volver-a-las-fuentes/

Frente a las actuales circunstancias, resulta necesario retomar el pensamiento de figuras como Leandro N. Alem. Especialmente si se tienen en cuenta los rotundos y reiterados fracasos del estatismo en todos países donde se ha practicado

Leandro N. Alem, uno de los líderes de la Unión Cívica y cabeza de la revolución de julio de 1890.

Lo primero que debe consignarse es la extraordinaria figura del fundador de la Unión Cívica Radical en 1891, el jeffersoniano y doctor en jurisprudencia Leandro N. Alem quien se pronunció con elocuencia y detenimiento sobre temas de derecho, filosofía y de la economía en sus muy diversas facetas. Pero aquí reitero lo que estimo resume muy bien el eje central su pensamiento en un debate parlamentario de 1880: “Más el poder es fuerte, más la corrupción es fácil. Para asegurar el poder legítimo, es necesario impedir a todo trance que él exagere sus facultades, y es indispensable buscarle el contrapeso que prevenga lo arbitrario” y “en economía como en política, estrechamente ligadas, porque no hay progreso económico si no hay buena política, una política liberal que deje el vuelo necesario a todas las fuerzas y a todas las actividades” y concluía al afirmar que “gobernad lo menos posible porque mientras menos gobierno extraño tenga el hombre, más avanza la libertad, más gobierno propio tiene y más fortalece su iniciativa y se desenvuelve su actividad”.

Los trabajos de mayor peso que resumen con tonalidades diversas el pensamiento de Leandro Alem son los de Enrique de Gandía, Telmo Manacorda, Bernardo González Arrili, Francisco Barroteveña, Félix Luna y Ezequiel Gallo. La impronta de Alem fue desdibujada en varios tramos, primero por Hipólito Yrigoyen que como escribió el fundador del radicalismo en 1895 al aludir al “pérfido traidor de mi sobrino Hipólito Yrigoyen” (su padre era casado con Marcelina Alem, hermana de Leandro). Desvío luego confirmado en la Declaración de Avellaneda en 1945 y finalmente al adherir a la Internacional Socialista, desde luego en sentido contario debe destacarse la importantísima actuación del gobierno de Alfonsín en cuanto al juicio a las juntas militares por los procedimientos aberrantes e inaceptables en el combate al terrorismo en el contexto de lo escrito, por ejemplo, por Graciela Fernández Meijide, aunque en el resto de los asuntos sociales ese gobierno fracasó por no haber prestado atención a los consejos y reflexiones demandadas por Alem en muy diversas circunstancias como una ruta para lograr el bienestar de nuestro país.

Es del caso recordar algunos aspectos de los gobiernos de Yrigoyen en cuanto a sus 18 intervenciones federales a las provincias (14 de las cuales sin ley del Poder Legislativo), su desprecio por el Congreso al cual no visitó para la alocución inaugural, su rechazo a las muchas propuestas de interpelaciones parlamentarias, su insistencia con el incremento de la deuda estatal vía empréstitos, el aumento del gasto público, el incremento de gravámenes como el de las exportaciones, su indiferencia por la marcha de la Justicia quedando vacante la cuarta parte de los juzgados federales, la “semana trágica”, el comienzo del control de precios a través de los alquileres que derivó en el célebre voto en contra de tamaña disposición por parte de Antonio Bermejo en la Corte (escribió que “la propiedad no tiene valor ni atractivo, no es riqueza, propiamente, cuando no es inviolable por la ley y en el hecho”), las acusaciones de dolo no atendidas por hechos imputados en relación al área de ferrocarriles y la disposición de fondos públicos para lo que se denominó Defensa Agrícola y la clausura de la Caja de Conversión lo cual sentó la primera base para el deterioro del signo monetario.

Como una nota al pie, al efecto de ilustrar el ambiente del momento a contramano de todo lo propugnado por Alem, transcribo las declaraciones del ministro de gobierno -Carlos María Puebla- del primer gobernador radical de Mendoza José Néstor Lencinas (aunque luego enemistado por razones de poder político con Yrigoyen): “La Constitución y las leyes son un obstáculo para un gobierno bien intencionado:” Por su parte, a Yrigoyen no lo caracterizaba la modestia, por ejemplo -en lo que puede entenderse de su lenguaje oscuro y generalmente incomprensible- escribió en Mi vida y mi doctrina: “Estoy profundamente convencido de que he hecho a la patria inmenso bien y poseído de la idea de que quien sabe si a través de los tiempos seré superado por alguien, y ojalá que fuera igual.”

Luego de la primera presidencia de Yrigoyen se sucedió el interregno de los “antipersonalistas” de la mano de la excelente presidencia de Alvear para luego recaer en el segundo mandato de Yrigoyen, depuesto por la revolución fascista del 30 con la creación de la banca central, las juntas reguladoras, la destrucción del federalismo fiscal y el establecimiento del impuesto a los réditos, para más adelante -con el golpe militar del 43- acentuar notablemente el estatismo en medio de corrupciones alarmantes, controles cambiarios, de precios, de arrendamientos y alquileres, detenciones y persecuciones arbitrarias y torturas lo cual se agudizó en la última etapa con las matanzas de la Triple A, imposición de un sistema quebrado para los jubilados, ataques a la libertad de prensa y el establecimiento de sindicatos autoritarios que perjudicaron (y perjudican) especialmente a los más necesitados.

Como escribe Emilio Hardoy en Confieso que he vivido, “los militares que conspiraron y triunfaron, además de acatar incondicionalmente la autoridad del general José. F. Uriburu, estuvieron imbuidos de las ideas de Acción Francesa de Charles Maurras y el fascismo italiano de Benito Mussolini, habían difundido en círculos intelectuales.” Esto a pesar de la lucha de algunos para contrarrestar esta infame tendencia, especialmente en su defensa de los aliados en el concierto internacional en medio de simpatías con los totalitarismos. Y más adelante consigna que “los conservadores que institucionalizamos el fraude electoral y con torpeza incomparable impedimos que Marcelo T. de Alvear fuera de nuevo presidente y, en definitiva, conseguimos que lo fuera Perón.”

Hoy frente a las actuales circunstancias es de desear que los radicales vuelvan a las fuentes de su partido, especialmente en vista de los rotundos y reiterados fracasos del estatismo en todos lados donde se ha practicado incluyendo en nuestro país que lo viene adoptando con singular perseverancia desde hace ya más de un siglo con uno u otro gobierno.

Es tiempo de retornar a las ideas de Alberdi, el máximo inspirador de nuestra Constitución fundadora de 1853/60 que su aplicación permitió que Argentina fuera uno de los países más prósperos del planeta desde la perspectiva moral y material para luego sucumbir bajo el estatismo a contracorriente de los preceptos alberdianos.

El radicalismo junto a otras personalidades ajenas a ese partido tiene todas las condiciones para conducir a la oposición no solo a un triunfo electoral en cuanto a bancas en el Congreso sino en un futuro gobierno despojado de los lastres que nos están consumiendo. Si la unión de todos los antichavistas en base a estas banderas nobles no se concretara, será ineludible la reforma constitucional, la estocada final a lo que queda de la Justicia y se concretará la amenaza a la libertad de prensa acallando a periodistas de gran calado que advierten cotidianamente sobre lo que se viene si no hay un reverdecer republicano en las elecciones legislativas del año que corre. Y de más está decir que las disputas por cargos y jurisdicciones constituyen un suicido colectivo por lo que de insistir en estos absurdos no habrá 2023 que valga.

Son perfectamente legítimas las disidencias, como hemos subrayado antes los liberales no somos una manada y detestamos el pensamiento único, solo que hay que saber distinguir los momentos para el debate y los momentos para la unión frente al peligro manifiesto y presente como diría el Juez Holmes. Si no se comprende que el eje central de la oposición debe ser la libertad en todas sus dimensiones nada frenará los abusos, incluso si en el futuro la oposición fuera gobierno se repetirán los fracasos bajo el esquema estatista.

No son tiempos para andar con discursos plagados de generalidades que no van a ninguna parte, ni a “efectividades conducentes” para recurrir a una de las expresiones crípticas de Yrigoyen, es momento de abrir caminos concretos para lo cual es pertinente reiterar lo que se pregunta y responde Alberdi en su obra de mayor difusión: “¿Qué exige la riqueza de parte de la ley para producirse y crearse? Lo que Diógenes exigía de Alejandro: que no le haga sombra.”

Decir que hay que estar más cerca de la gente es una perogrullada grotesca, el tema es tener el coraje y la decisión de explicar concretamente qué se piensa de la deuda pública, de las empresas estatales, específicamente qué impuestos se eliminarán, cuántos ministerios y reparticiones resultan inconvenientes, cómo modificar la legislación laboral fascista, cómo se debe cambiar el sistema que viene robando a los jubilados, de qué manera se terminará con el flagelo de la inflación, de qué modo nos abriremos al mundo vía la eliminación de trabas al comercio, en términos prácticos cuáles serán los instrumentos a los que se recurrirá para contar con un federalismo genuino. No es tiempo de vaguedades y peroratas vacías. Y en la lista anterior no menciono lo elementalísimo que damos por sentado en toda la oposición como la imprescindible libertad de prensa, la independencia de la Justicia y la condena al brutal atropello a los derechos en lugares como Cuba, Nicaragua, Venezuela, Irán y Rusia (y no escribo la redundancia de “derechos humanos” pues los derechos no pueden ser otra cosa que humanos).

Por otra parte, el asunto no estriba en dar explicaciones y relatar anécdotas sobre las dificultades y cortapisas para la referida unión, se trata -como todo en la vida- de la imperiosa necesidad de lograr resultados. Este mensaje, claro está, no solo va para radicales sino para todo el arco opositor. En esto nos va la vida. Necesitamos tiempo para continuar con la batalla cultural, es decir, para transmitir con imperiosa urgencia el respeto recíproco.

Alberto Benegas Lynch (h) es Dr. en Economía y Dr. en Ciencias de Dirección. Académico de la Academia Nacional de Ciencias Económicas, fue profesor y primer rector de ESEADE durante 23 años y luego de su renuncia fue distinguido por las nuevas autoridades Profesor Emérito y Doctor Honoris Causa. Es miembro del Comité Científico de Procesos de Mercado, Revista Europea de Economía Política (Madrid). Es Presidente de la Sección Ciencias Económicas de la Academia Nacional de Ciencias de Buenos Aires, miembro del Instituto de Metodología de las Ciencias Sociales de la Academia Nacional de Ciencias Morales y Políticas, miembro del Consejo Consultivo del Institute of Economic Affairs de Londres, Académico Asociado de Cato Institute en Washington DC, miembro del Consejo Académico del Ludwig von Mises Institute en Auburn, miembro del Comité de Honor de la Fundación Bases de Rosario. Es Profesor Honorario de la Universidad del Aconcagua en Mendoza y de la Universidad Peruana de Ciencias Aplicadas en Lima, Presidente del Consejo Académico de la Fundación Libertad y Progreso y miembro del Consejo Asesor de la revista Advances in Austrian Economics de New York. Asimismo, es miembro de los Consejos Consultivos de la Fundación Federalismo y Libertad de Tucumán, del Club de la Libertad en Corrientes y de la Fundación Libre de Córdoba. Difunde sus ideas en Twitter: @ABENEGASLYNCH_h

Argentina y la ‘marmota’ antiliberal

Por Carlos Rodriguez Braun: Publicado el 6/5/19 en: http://www.elojodigital.com/contenido/17559-argentina-y-la-marmota-antiliberal

 

En la República Argentina, la inflación de marzo alcanzó el 4,7 %, e hizo saltar todas las alarmas del gobierno de Mauricio Macri, que afronta un cercano desafío electoral. Los argentinos, como en el día de la marmota, volvieron a vivir no solo la expectativa de una mayor inflación, y devaluación del peso frente al dólar, sino el regreso del control de precios.

Marcos Peña, Mauricio Macri, Fracaso económicoEstos controles llevan fracasando cuatro mil años, y producen siempre más pobreza y más escasez, como saben ahora los venezolanos, y han experimentado los propios argentinos varias veces en el pasado, bajo distintas denominaciones: precios controlados, concertados, cuidados, etc. Lo que Macri y los suyos han impuesto es un nuevo ‘acuerdo de precios‘, que afecta a sesenta productos de primera necesidad, y que se prolongará durante toda la campaña electoral, junto con una congelación de las tarifas de los servicios públicos —otro ejemplo de la marmota, puesto que los argentinos han pasado por la experiencia de esas congelaciones, que frenan lógicamente las inversiones, y que terminan deteriorando esos servicios a medio plazo.

Con una gran presión fiscal y una actividad económica languideciente, el Gobierno teme naufragar en un triángulo de las Bermudas que los argentinos también han padecido antes: inflación-recesión-devaluación, escribió el periodista Carlos Pagni en La Nación.

Acaso la más increíble de las marmotas sea el posible regreso del kirchnerismo, la pesadilla populista de la cual los argentinos pensaron que se habían librado en 2015. No fue así, aunque Macri creyó que los argentinos iban a confiar en él, hiciera lo que hiciera, y sobre todo creyó que lo preferirían siempre ante la opción del retorno de Cristina Fernández de Kirchner. Se instaló entonces en el llamado gradualismo, es decir, unas políticas moderadas que no recortaran el abultado gasto público redistributivo, característico del populismo kirchnerista.

Macri probó ser así el Rajoy argentino, huyendo del liberalismo e intentando atraer votos con políticas antiliberales. El riesgo, naturalmente, es que la gente prefiera el original a la copia. Ese riesgo aumenta cuando la copia se parece cada vez más al original kirchnerista. El último acto ha sido, precisamente, el control de precios, que evoca las medidas fascistoides adoptadas en ese sentido por el kirchnerismo. Para colmo, como señala Pagni, los propios kirchneristas están haciendo propósito de enmienda de cara a las elecciones, y aseguran que ellos, igual que hacen los izquierdistas y populistas en España, ya no se miran en el espejo de Nicolás Maduro sino en el de António Costa, el socialista portugués con una imagen de seriedad y disciplina económica y fiscal.

Mauricio Macri se hunde en las encuestas mientras la inflación se mantiene elevada a pesar de que el Banco Central no emite más pesos —ello se debe a una combinación temporal de caída en la demanda de dinero y en la oferta de bienes y servicios, aclara el economista Roberto Cachanosky en Infobae.

Por fin, otra vieja marmota es el Fondo Monetario Internacional, que, como siempre, quiere estar y no estar: quiere apoyar al Gobierno, pero no ser señalado como responsable de un eventual estallido inflacionario y devaluatorio. El Gobierno de Macri también sabe que cortar con el Fondo, como concluyó el analista Iván Carrino, ‘significa bajar abruptamente el gasto público, cobrar más impuestos o emitir y generar más inflación’.

 

Carlos Rodríguez Braun es Catedrático de Historia del Pensamiento Económico en la Universidad Complutense de Madrid y miembro del Consejo Consultivo de ESEADE

Recordando al Kirchnerismo

Por Nicolás Cachanosky. Publicado el 3/5/19 en: https://puntodevistaeconomico.com/2019/05/03/recordando-al-kirchnerismo/?fbclid=IwAR2pofAD5G0slIql4V2–C8ydDcNl7JzgLHWGBTl-8bHAlVOeiKq7gzt8yg

 

Las últimas encuestas muestran que, de presentarse a alecciones, Cristina Kirchner (CFK) tendría ciertas chances de ser electa Presidente nuevamente. Qué tan probable este desenlace, más allá de las encuestas, es discutible. No obstante, lo cierto es que la discusión “Macri vs CFK” ha tomado un renovado impulso. El pobre desempeño económico pareciera favorecer las chances electorales de CFK.

Es cierto, como críticos han señalado, que ciertas decisiones y actitudes de Cambiemos son un”kirchnerismo de buenos modales” (recordar el reciente nuevo control de precios). Pero marcar ciertas similitudes aún se encuentra a años luz de implicar que Cambiemos y Kirchnerismo son lo mismo. Más allá de las críticas a Cambiemos, un número de indicadores institucionales muestran mejoras bajo el gobierno de Cambiemos respecto al kirchnerismo (un resumen de indicadores populistas aquí).

¿Es, acaso, un nuevo gobierno de CFK preferible a un segundo mandato de Macri? El siguiente es un listado de recuerdos del kirchnerismo. Seguramente incompleto, y sin ningún orden en particular, un listado de actitudes y políticas del kirchnerismo:

  1. El programa televisivo 678 como medio de propaganda política
  2. Fútbol Para Todos como medio de propaganda política
  3. Politización de la educación primaria y secundaria
  4. Origen de la alta inflación
  5. Cepo cambiario (se perdieron más reservas que con la crisis del 2001)
  6. Ministros diciéndole a los argentinos que no “saben votar” cuando el FpV perdía elecciones
  7. El Canciller Timermann violando secretos militare de Estados Unidos con un alicate
  8. Deterioro de la infraestructura energética
  9. Deterioro de la infraestructura de transporte
  10. Significativos avances del narcotráfico en suelo argentino
  11. Un Ministro de Defensa (Agustín Rossi), que pierde misiles del ejército
  12. Falsificar datos de inflación
  13. Falsificar datos de pobreza y Anibal Fernádez diciendo que en Argentina hay menos pobres que en Alemania
  14. Falsificar datos de actividad económica
  15. Récord de corrupción (recordar que se pesaba el dinero -más rápido que contarlo- y se revoleaban bolsos a los jardines de un convento; más todo lo que sabemos)
  16. Tragedia de Once (¿los recursos para mantenimiento de los trenes a dónde fue?)
  17. Argentina entre las 10 economías menos libres del mundo
  18. Capitanich (Jefe de Gabinete) rompiendo radios en conferencia de prensa
  19. Presiones a la prensa independiente (“Clarín miente”, etc.)
  20. Los aún desaparecidos fondos de Santa Cruz
  21. Actitud de “patotero” frente al ciudadano de bien (cadena nacional para hablar del “abuelo amarrete”)
  22. Intento de modificar la Constitución Nacional para perpetuarse en el poder
  23. Alineamiento político e ideológico con gobierno dictatoriales como el régimen de Chávez-Maduro en Venezuela
  24. Martín Lousteau empujando un innecesario conflicto social con la “125”
  25. Las incansables amenazas y atropellos de Guillermo Moreno
  26. Transformar al Congreso en una escribanía
  27. Pacto con Irán
  28. Utilizar la AFIP como instrumento de intimidación al contribuyente
  29. CFK bailando cumbia mientras la policía reprime manifestantes en el interior del país
  30. Expropiación inconstitucional al estilo “far west” de Repsol-YPF (una expropiación debe ser aprobada por el Congreso y los dueños expropiados deben ser compensados)
  31. Nacionalización de los fondos privados de retiro (AFJP)
  32. Politización del Poder Judicial
  33. Encarcelamiento sin juicio previo por ser portador de uniforme o apellido (es notable que la prensa no haya hecho de esta inaceptable transgresión constitucional un tema más importante)
  34. NISMAN

El listado es incompleto (invito a dejar más recuerdos en la sección de comentarios). No obstante, este listado debería ser suficiente para tomar conciencia de lo peligroso que es volver al kirchnerismo. Quien crea que CFK ha cambiando y, finalmente madurado, puede darse una vuelta por sus expresiones en su libro “Sinceramente”.

 

Nicolás Cachanosky es Doctor en Economía, (Suffolk University), Lic. en Economía, (UCA), Master en Economía y Ciencias Políticas, (ESEADE). Fué profesor de Finanzas Públicas en UCA y es Assistant Professor of Economics en Metropolitan State University of Denver.

Los DOS costos del control de precios

Por Nicolás Cachanosky. Publicado el 17/4/19 en: https://puntodevistaeconomico.com/2019/04/17/los-dos-costos-del-control-de-precios/?fbclid=IwAR0d61A_Dzwtj9LDkhruWcOT5Mx1uGUfm2iNBC2m_PkidGg3P6OPg2qGpok

 

Las altas tasas de inflación de los últimos meses ha llevado al gobierno de Cambiemos a implementar un nuevo control de precios, especialmente en alimentos. Por supuesto, el gobierno no habla de control de precios, sino de acuerdo de precios. Sin embargo, lo que importa es si el precio se ubica o no en su valor de equilibrio, no si el precio es controlado por ley o acuerdo.

Las críticas no se han hecho esperar. Se entiende, el gobierno parece esperar que la medida tenga un resultado distinto al que siglos de historia y cualquier manual introductorio de economía enseñan. Sin embargo, tanto el gobierno como los críticos parecen enfocarse en unos de los dos costos que produce un control de precios.

El primer efecto no deseado de un precio máximo es el desabastecimiento (faltante o shortage del producto en cuestión). El gobierno sostiene que tiene un acuerdo de caballeros con el sector productivo para garantizar la oferta de bienes con sus precios controlados. Los críticos no pueden dejar de ver esto con cierta inocencia. Lo que no ha funcionado en siglos bajo el poder del estado, con Cambiemos alcanza que sea un “acuerdo de caballeros”. Una lectura política es que el gobierno se esta “lavando las manos” en caso de que se produzcan faltantes. La lógica es simple. Si el precio se encuentra por debajo de su valor de equilibrio (es barato), entonces (1) aumenta la cantidad demandada y (2) baja la cantidad ofrecida. Por lo tanto, se produce un faltante del bien en cuestión.

Este, sin embargo, es uno de los efectos producido por precios máximos. El otro efecto no deseado es cuál es el precio efectivo que se paga por este bien cuando se impone un valor máximo. El resultado es que el precio efectivo es superior al precio no regulado (es decir, sin control de precios).

El precio efectivo es el costo total de adquirir el bien. Es el precio controlado más otros costos asociados. Por ejemplo, tener que ir de supermercado en supermercado hasta encontrar una góndola donde aún haya productos disponibles. Pagar costos extra en “otros” servicios asociados a la compra del bien con el precio controlado. Por ejemplo, un mayor fee por envío a domicilio, un mayor fee al pagar con tarjeta, mayores precios en otros bienes que no tiene sus precio controlados, peor calidad en el producto, etc.

La paradoja es que al final de cuentas un precio máximo termina produciendo un costo mayor vía otros costos asociados. Lo que parece barato es, en realidad, caro. El productor que debe fijar el precio de uno de sus bienes, lo debe compensar subiendo el precio de otros bienes cuyos precios son libres.

El desabastecimiento es el “costo horizontal” en un gráfico de demanda y oferta. Este es el problema que más se discute. El search cost es el “costo vertical” en un gráfico de demanda y oferta. Este problema no recibe tanta atención (que sea más difícil de medir y observar no lo hace menos real ni relevante). El precio máximo (pC) se ubica por debajo del precio libre (p*), pero en estas condiciones el costo total de adquirir el bien es el precio efectivo (pE), que se ubica por encima de p*.

El gobierno haría bien en recordad los “costos verticales” que causan los precios máximos y no dejar que la motivación política de “hacer algo” le gane a la racionalidad económica

 

Nicolás Cachanosky es Doctor en Economía, (Suffolk University), Lic. en Economía, (UCA), Master en Economía y Ciencias Políticas, (ESEADE). Fué profesor de Finanzas Públicas en UCA y es Assistant Professor of Economics en Metropolitan State University of Denver.

Peligroso crédito barato

Por Carlos Rodriguez Braun: Publicado el 14/3/19 en: http://www.carlosrodriguezbraun.com/articulos/la-razon/peligroso-credito-barato/

 

El Banco Central Europeo retrasó la subida de tipos a diciembre de este año, y podría dilatarla hasta 2020, dado el menor crecimiento y la baja inflación.

En “El Despertar Liberal” de Más de Uno en Onda Cero advertí sobre el peligro de esta medida, y fui después abordado por mi compañero Javier Hernández, “El Borrascas”, que rechazó mi crítica. Una financiación de bajo coste, sostuvo, es una triple bendición para mí: 1) puedo pagar mi hipoteca, y me sobra algo de dinero para unas cañas; 2) las dificultades de unos créditos baratos pueden existir, pero atañen más a los ricos, a los grandes empresarios, y no a la gente corriente; y 3) con financiación asequible puedo ser propietario de un piso que el día de mañana será un patrimonio que podré emplear para completar mi jubilación.

Parece lógico que si baja el precio de algo que pagamos, ello nos beneficia. Pero el tipo de interés es un precio intervenido por las autoridades. Todo precio sometido a esa circunstancia genera consecuencias: si no hay comida en Caracas es porque la tiranía de Maduro ha establecido un control de precios.

En el caso de los créditos, si su precio no obedece a la oferta y la demanda de fondos prestables sino a una decisión política que lo abarata artificialmente, ello desanima el ahorro y anima la inversión excesivamente, lo que desencadena una dinámica insostenible que desemboca en una crisis. Ahí veremos que las cañas que podía tomarse Javier gracias a su hipoteca barata eran un bienestar simulado, al no ser fruto de un proceso genuino de ahorro e inversión.

Tampoco es acertado el segundo argumento, porque las crisis a que da lugar la sobreinversión fomentada por los intereses bajos no afectan solo a los ricos y las multinacionales, como saben bien los millones de ciudadanos corrientes que en la última recesión se quedaron sin empleo o los pequeños empresarios que quebraron, o las numerosas familias que ahorraron comprándose un piso que después no pudieron vender ni alquilar.

El tercer argumento, igual que los demás, parece convincente. Después de todo, si uno se compra una vivienda con una hipoteca, uno tiene algo. Una vivienda es un activo, que puede realizarse y servir para objetivos útiles, como el que me indicó El Borrascas: redondear nuestra jubilación.

Pero una cosa es un activo y otra cosa es la garantía de su valor y su liquidez. Como hemos apuntado, una multitud de españoles comprobó hace diez años que un activo inmobiliario puede perder mucho valor y ser notablemente ilíquido.

Y, por fin, la idea de que con una vivienda tenemos un complemento para la pensión, que es verdad, debe ser ponderada con una consideración a las alternativas de inversión, porque podemos ahorrar también en otros activos, cuya rentabilidad puede ser mayor.

Un crédito barato, en suma, puede tener el mismo dulzor que un caramelo envenenado.

 

Carlos Rodríguez Braun es Catedrático de Historia del Pensamiento Económico en la Universidad Complutense de Madrid y miembro del Consejo Consultivo de ESEADE

Inflación: Cambiemos vs Kirchnerismo

Por Nicolás Cachanosky. Publicado el 20/7/18 en: https://puntodevistaeconomico.wordpress.com/2018/07/20/inflacion-cambiemos-vs-kirchnerismo/#more-12046

 

“De ninguna manera vamos a aceptar que hoy hay más inflación que en el kirchnerismo” sostuvo el Jefe de Gabinete Marcos Peña. Mi respuesta en Twitter fue que si miramos las tasas de inflación, la inflación anual promedio de Cambiemos (a Junio 2018) es superior tanto a la inflación bajo el gobierno Kirchnerista, como lo es también respecto a la inflación sólo bajo el mandato de CFK. Más aún, el límite de inflación acordado con el FMI (32) es también superior a la inflación promedio con CFK.

Estos son mis números:

  • Inflación promedio Kirchnerismo: 20.4%
  • Inflación promedio CFK: 28.5%
  • Inflación promedio Cambiemos: 33.7%

Esta es la serie histórica de datos donde también ubico la inflacion promedio (quienes me siguen en las redes estarán familiarizado con este gráfico, dado que lo actualizo regularmente):

Inflacion (mensual)

Mi comentario recibió muchas reacciones. Más de las que de hecho pude leer. Muchas objeciones también repetidas. Aquí algunas aclaraciones y reacciones a las objeciones que pude ver.

DE DÓNDE SALEN LOS DATOS?

La fuente de datos es el IPC Congreso. Es la misma fuente de datos que gente de Pro/Cambiemos usaba e informaba cuando eran oposición. Me resulta un curioso doble estándar que los datos que eran válidos siendo oposición no lo sean cuando son oficialismo. Estos son también los datos que Cambiemos usa para decir que la inflación está bajando. Tiene un poco de actitud que recuerda a La Cámpora: Cuando la realidad no gusta, se cuestionan los datos. Si en cambio los datos no son confiables ni ahora ni antes, entonces no se puede realizar la afirmación de Peña.

IPC Congreso

Es cierto que el IPC Congreso no es perfecto (ningún indicador lo és). Pero no es menos cierto que se ha sido utilizado ampliamente por economistas y políticos como estimación de la inflación durante el gobierno K.

DURANTE EL KIRCHNERISMO HABÍA CONTROL DE PRECIOS

Es correto. El control de precios, en principio, daría menores tasas de inflación. Lamentablemente no es tan sencillo. Como explicaba Federico Sturzenegger (Cambiemos) al asumir en el BCRA, la inflación que no se va a un precio regulado se va a un precio no regulado. Al haber control de precios, lo que cambia son los precios relativos más que la tasa de inflación.

Si fuese cierto que el control de precios produjo una gran inflación reprimida, entonces deberíamos observar una diferencia entre la tasa de expansión monetaria y la tasa de inflacion durante el gobierno K. Sin embargo, ambas tasas son virtualmente iguales. Como se ve en el gráfico, la relación entre agregados monetarios e inflación no se rompe entre el 2003 y el 2015.

Inflacion

Hay un grano de verdad en este cuestinamiento. Según cómo se realize el relevamiento estadístico, el control de precios puede tener un mayor o menor impacto en el cálculo estadístico de la inflación. Lo que no parece ser claro es que ese impacto sea tan grande.

Otro dato relevante es el crecimiento (interanual) de la BM y M2. Como se ve en la serie histórica, más allá de oscilaciones, con Cambiemos el ritmo de expansión monetaria no muestra reducciones significativas respecto al período K.

BM & M2

Y LA INFLACIÓN HEREDADA?

Curiosamente esta es una de las objeciones que menos he visto. Es también una de las mejores. El pico de inflación al inicio del gobierno de Cambiemos se debe a herencia recibida de la política monetaria del kirchnerismo. Ok. Dos puntos:

  1. Cambiemos ha decidido no hablar de la herencia recibida. No se puede apelar a la herencia a conveniencia, suena más a excusa que a explicación.
  2. El punto de mi comentario es que lo primero es reconocer los datos, luego se puede discutir por qué al inicio de Cambiemos la inflacion se disparó (si fue o no responsabilida de ellos).

Lo que no me parece válido tampoco, es argumentar que la inflación representativa de todo el gobierno Kirchnerista es sólo la de los últimos tiempos. Una cosa es preguntarse por la inflación promediode un gobierno, otra cosa es preguntar por la inflación que dejó un gobierno.


El primer paso que Cambiemos debe tomar para bajar la inflación es reconocer el tamaño del problema. No es culpa de los datos que la inflación siga en estos elevados niveles.

 

Nicolás Cachanosky es Doctor en Economía, (Suffolk University), Lic. en Economía, (UCA), Master en Economía y Ciencias Políticas, (ESEADE). Fué profesor de Finanzas Públicas en UCA y es Assistant Professor of Economics en Metropolitan State University of Denver.

Los “liberalotes” y el gobierno de Macri

Por Iván Carrino. Publicado el 23/11/17 en: http://www.ivancarrino.com/los-liberalotes-y-el-gobierno-de-macri/

 

Fernando Iglesias cree que lo que funciona en todo el mundo, no tiene sentido en Argentina.

Ayer por la mañana, cuando me senté en el escritorio, un querido colega me pasó el link a la última nota escrita por el diputado electo, Fernando Iglesias.

Iglesias es periodista y escritor, y se ha destacado últimamente por su feroz cruzada intelectual contra el peronismo. Su anteúltimo libro, “Es el Peronismo, Estúpido” fue un éxito de ventas y hace poco publicó una nueva obra: “El año que vivimos en peligro”.

Gracias a la recomendación de mi viejo, leí hace algunos años “Por qué no soy kirchnerista”, del mismo autor. En dicho trabajo explica los motivos por los cuales un “progresista” como él no defendía a un gobierno que también decía ser “progresista”.

La obra es muy buena, con una excelente recopilación e interpretación de datos económicos, entre otras cosas.

En su más reciente columna, publicada en La Nación, Iglesias critica a los economistas liberales (“los liberalotes”), a quienes considera una secta que, básicamente, no tiene ningún contacto con la realidad y desprecia el estado.

La nota de La Nación es muy potente y, fiel al estilo del autor, contiene párrafos que harán reír a más de uno.

Por ejemplo, sostiene que el “médico liberalote”, a un paciente con insuficiencia cardíaca, “le desconecta el goteo, le pone zapatillas y lo saca a correr mientras le explica que es la falta de ejercicio la que lo tiene así.”

Bravo, hay que mantener el humor.

¿Ahora no se está pegando un tiro en el pie cuando se mofa de las advertencias y recomendaciones del liberalismo?

El liberalote de Macri

Para Iglesias, los liberales ofrecen recetas que dan “maravillosos resultados en muchos países”, pero en Argentina no pueden llevarse a cabo.

Esta fórmula es muy escuchada. Claro que Argentina es un país particular, ¿pero tanto como para que lo que funciona en el mundo, solo acá esté condenado al fracaso inevitable?

De ninguna manera. De hecho, el mismo presidente tomó medidas decididamente liberales con excelentes resultados.

¿O qué otra cosa fue sacar el cepo cambiario de un día para el otro?

Eliminar un control de precios como era el cepo al dólar es una medida claramente liberal y fue pedida por muchos economistas que, desde el llano, criticamos a todos los que decían que “eso no se podía hacer”.

Los resultados acompañaron la decisión. Se revirtió la caída de reservas y repuntó la exportación de materias primas. En 2016, las exportaciones totales crecieron luego de 5 años de descenso.

Otra medida de shock que tuvo enorme impacto positivo fue el fin de las retenciones. Sin cepo y con menos impuestos, el sector agrícola es hoy uno de los que más crecen de la economía argentina.

Y recuerdo que bajar impuestos (y, mejor aún, eliminarlos) también es una medida liberal. ¿O será liberalota?

Por último, recientemente se conoció que las estaciones de servicio dejaron de cerrar en el país tras una larga decadencia producto del control de precios K.  Los precios ahora no se controlan por decreto oficial y nuevas estaciones están abriendo.

Otro claro beneficio del liberalotismo económico, que funciona en todo el mundo pero supuestamente fracasa en Argentina.

Hora de reconsiderar.

Reformas tímidas

Desde aproximadamente el año 2001 que los liberales en Argentina piden reformas “estructurales” para incrementar la competitividad.

Si no me creen, pueden leer las columnas de Carlos Rodríguez, del CEMA, las notas de Roberto Cachanosky, o mismo revisar la propuesta económica de Ricardo López Murphy, quien tuvo un fugaz paso por el Ministerio de Economía cuando desgobernaba Fernando De la Rúa.

En ese entonces nadie escuchó a los liberalotes, sino que decidimos seguir el consejo de los keynesianotes, que nos decían que devaluando la moneda, defaulteando la deuda y dándole bomba al gasto público y la emisión monetaria todo iba a salir bien.

Así quedamos: 16 años después tenemos la economía en ruinas y, paradójicamente, estamos discutiendo de nuevo las “reformas estructurales” que deberían emprenderse para que el país pueda crecer de manera sostenida.

Es el gobierno, de hecho, quien propone reformar la matriz impositiva, el mercado laboral y la burocracia estatal. Además, y por si quedan dudas, el propio presidente pide textualmente “bajar el gasto público”.

¿Qué banderas son éstas?

¿Cree Iglesias (o alguien más) que estos temas se estarían siquiera debatiendo de no haber sido por la denuncia permanente, el análisis crítico y el trabajo de divulgación de los ahora denostados “liberalotes”?

Advertencias fundadas

Si las reformas anunciadas por el gobierno le parecen tímidas o tienen gusto a poco para los llamados “liberalotes”, esto no debería ser motivo para desautorizarlos o tratarlos como una secta.

Después de todo, como hemos demostrado, las medidas que tomó Macri en línea con los pedidos de los liberales dieron buenos resultados. Y no en Dinamarca, sino acá, en la Argentina imposible, llena de peronismo y pobreza.

Por si esto fuera  poco, hoy ya no debatimos si la inflación es (o no) un fenómeno monetario o si el gasto público es alto, sino cómo se bajan estas dos claras barreras al crecimiento económico.

Lejos de ser ridiculizadas, las advertencias de los liberales deberían ser tenidas en cuenta.

Y lejos de ser tildadas de imposibles, lo mismo debería suceder con las propuestas concretas de política pública.

Después de todo, seguramente también coincidirá Fernando Iglesias en querer un país más libre y próspero para todos los argentinos.

 

Iván Carrino es Licenciado en Administración por la Universidad de Buenos Aires y Máster en Economía de la Escuela Austriaca por la Universidad Rey Juan Carlos de Madrid. Es editor de El Diario del Lunes, el informe económico de Inversor Global. Además, es profesor asistente de Comercio Internacional en el Instituto Universitario ESEADE y de Economía en la Universidad de Belgrano.

Gasto y carga tributaria

Por Gabriel Boragina Publicado  el 6/8/17 en: http://www.accionhumana.com/2017/08/gasto-y-carga-tributaria.html

 

Muchas veces, la iniciativa para aumentar el gasto público no proviene de parte del gobierno, sino que es una demanda que procede de sus mismas bases electorales:

«La mayor parte de los gobiernos reconoce los nuevos retos pero enfrenta la realidad cotidiana de cotos de poder, presiones por aumentar el gasto público, llamadas a resolver problemas particulares y conceptos que ya no operan, pero que siguen dominando el discurso político y el debate burocrático.»1

No estamos seguros que se trate de «La mayor parte de los gobiernos», pero sí de que muchos de ellos, que asumen como cierto que un mayor intervencionismo perjudica a la población en lugar de beneficiarla, se ven obligados -por presiones de la opinión pública y de su propio electorado- a ceder a reclamos populares que demandan una mayor injerencia de los poderes políticos en los asuntos privados.

«a) En primer término, hay conciencia en que el aumento de salarios nominales por la vía de la ley o decreto, así como el control de precios de artículos de consumo masivo sólo generan inflación y desempleo, con lo que se perjudica de manera fundamental a los propios sectores que tales medidas pretendían proteger. b) Similar concordancia se ha ido generando en relación a los subsidios indiscriminados como instrumento de redistribución del ingreso, tanto por su alto costo (incrementado por filtraciones en gran escala hacia sectores de ingresos medios, distintos de las respectivas poblaciones objetivo), como por el hecho de que esas filtraciones, así como la mayor inflación resultante del incremento en el déficit fiscal (inducido por el descontrolado aumento del gasto público generado por los subsidios), terminan por configurar un sistema altamente inequitativo.»2

Aquí tendríamos que diferenciar (en relación al punto «a» de la cita) a la conciencia de quién se habla, a saber: si de la del gobierno o la de los gobernados, porque la cuestión varía en forma tangencial si se trata de la de uno o de la de los otros. Del contexto de la cita, parece surgir con claridad de que la conciencia a la que se refiere es la de los gobiernos, pero si esto fuera así, no nos parece que sean muchos los gobernantes que tengan conciencia de tal cosa. Y si la tuvieran, la persistencia en mantener semejantes medidas estaría revelando una táctica maquiavélica, con el único objeto de sostenerse en el poder, a pesar de poseer pleno conocimiento de lo perjudicial de las mismas. No obstante, hemos de hacer una observación al autor en comentario. Y es que no coincidimos en cuanto a que «el aumento de salarios nominales por la vía de la ley o decreto» genere inflación, aunque sí es verdadero que lo hacen con el desempleo. Ello, relativo a la suba nominal de los salarios puede financiarse por otros conductos, que no necesariamente deben ser inflacionarios (entendiendo por inflación aquí, no la mera alza de los precios como popularmente se la considera, sino la emisión de dinero por causas exógenas al mercado).

El mismo comentario podríamos hacer respecto al punto «b» del párrafo citado. Si existe conciencia de ello (como sostiene el autor en examen) la porfía en el derrotero de una política de subsidios sería demostrativa –como ha sucedido en el caso argentino durante el gobierno de los Kirchner- de una finalidad muy diferente a la de un «instrumento de redistribución del ingreso». En el ejemplo argentino, el subsidio fue utilizado por el nefasto matrimonio como mecanismo electoral de captación de votos, creando un mercado cautivo de menesterosos mendicantes de «planes sociales», y transferencias «sociales» de todo tipo, a cambio de un voto favorable al dador de turno. Si bien a costa de esos mismos votantes que cedían sus voluntades políticas en pago a las dádivas recibidas por el gobierno, la política del matrimonio mencionado les permitió a ellos dos subsistir en el poder por tres periodos consecutivos, durante los cuales arrasaron con todas las instituciones democráticas y republicanas, amen de desatar una crisis económica sin precedentes, tanto por su magnitud como por su escandaloso enriquecimiento personal con cargo a los recursos públicos.

«Como es natural, no existen fórmulas objetivas para identificar un nivel óptimo de carga impositiva y de su distribución entre impuestos directos e indirectos, pero el debate sobre la materia se ha racionalizado notablemente en la última década. Las consideraciones anteriores han ido produciendo un desplazamiento, en el análisis de la equidad, del esfuerzo fiscal desde el sistema tributario a la composición y eficacia del gasto público.»3

Es auténtico, no existen dichas «fórmulas objetivas», dado que el «nivel óptimo de carga impositiva y de su distribución entre impuestos directos e indirectos» es algo reservado a la percepción puramente subjetiva de cada persona en particular que se pueda considerar como «contribuyente». Por otra parte, los sujetos a impuestos no tienden a diferenciar lo que deben tributar conforme a si se tratan de impuestos directos e indirectos. Quien está obligado a pagar impuestos hace su cálculo sobre un importe neto que incluye uno y otro tipo de impuestos4. Lo real es que, para lo que alguno pueda ser un gravamen alto, para otro puede serlo bajo y viceversa. En punto al aspecto «equidad» que menciona el autor citado, podemos decir que nuestro sistema tributario es uno de los más inequitativos que existe, aun considerado desde el ángulo de visión interno. La carga tributaria no sólo esta pésimamente distribuida, sino que es altísima. Y respecto «a la composición y eficacia del gasto público» cabe agregar que, la primera es la mas arbitraria, e incluso, disparatada que pueda encontrarse, y en lo atinente a su «eficacia» es muy poca y -en muchos casos- nula.
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1 Rolf Lüders. Luis Rubio-Editores. Estado y economía en América Latina. Por un gobierno efectivo en la época actual. CINDE CIDAC, pág. 32
2 EDGARDO BOENINGER-«El papel del Estado en América Latina»- Capítulo I. En Rolf Lüders. Luis Rubio-Editores. Estado y economía...Ob. Cit. ,pág. 52,53.
3 EDGARDO BOENINGER-«El papel del Estado en América Latina»- Capítulo I. En Rolf Lüders. Luis Rubio-Editores. Estado y economía…Ob. Cit. ,pág. 54.
4 Hemos criticado en otra parte la distinción jurídica entre impuestos directos e indirectos. Véase nuestra obra Impuestos. Una muy breve introducción al tema. Ediciones Libertad.

 

Gabriel Boragina es Abogado. Master en Economía y Administración de Empresas de ESEADE.  Fue miembro titular del Departamento de Política Económica de ESEADE. Ex Secretario general de la ASEDE (Asociación de Egresados ESEADE) Autor de numerosos libros y colaborador en diversos medios del país y del extranjero.

Europa no se hizo rica gracias al Estado de Bienestar

Por Iván Carrino. Publicado el 20/11/16 en: http://www.ivancarrino.com/europa-no-se-hizo-rica-gracias-al-estado-de-bienestar/

 

El viernes pasado estuve debatiendo sobre la coyuntura económica en C5N con, entre otros, el economista y profesor de la Universidad de Buenos Aires, Andrés Asiain. (El debate completo puede verse en este link).

Cuando yo sugerí que los países ricos y desarrollados (como los europeos), no conocen la pobreza como la conocemos nosotros (34% de la población que no puede comprar una Canasta Básica), dije que eso era porque no habían tomado medidas intervencionistas como inflación, control de precios, y porque se habían enriquecido gracias al comercio internacional.

Frente a esto, Asiain respondió:

Europa tenía hasta la Segunda Guerra Mundial a su población en la miseria y el hambre, fue después que se instaló un estado que empezó a hacer políticas públicas de intervención, de seguridad social, de subsidios, de controles de precios, etc., que logró crear el Estado de Bienestar que mejoró la vida de los europeos y que hoy lo están destruyendo

Bien, lo que dice Asiain es básicamente el conocimiento popular en la materia, pero  parte del famoso error de confundir correlación con causalidad. Es decir, se piensa que dado que Europa Occidental es un continente rico, y que hay allí políticas “de Bienestar”, son esas políticas las que lo hacen rico.

El argumento, sin embargo, no es cierto. En realidad, la Segunda Guerra Mundial hundió a Europa Occidental en la miseria por unos años, pero éste ya era un continente rico en comparación con el resto del mundo desde principios de la década del 20. Eso puede verse con claridad en el gráfico de abajo, armado en base a los datos de PBI per cápita recopilados por Angus Maddison.

Gráfico 1. PBI per cápita de Europa Occidental vs. América Latina y la Unión Soviética

 

europa

Elaboración propia en base a Angus Maddison

 

Los 12 países de Europa Occidental son Austria, Bélgica, Dinamarca, Finlandia, Francia, Alemania, Italia, Holanda, Noruega, Suecia, Suiza e Inglaterra. Estos países ya venían acumulando riqueza gracias a la Revolución industrial y su apertura al comercio internacional, cosa que evidencian los gigantescos puertos de Hamburgo en Alemania y Rotterdam en Holanda.

Como se ve, ya en 1920 eran mucho más ricos que los países de América Latina tomados como promedio y que la Unión Soviética, en datos disponibles comparables para la misma época y medidos en dólares constantes internacionales. Creo que el gráfico es suficiente para mostrar que la frase “Europa tenía hasta la Segunda Guerra Mundial a su población en la miseria y el hambre”  no se corresponde con la realidad. Es más, podríamos decir que Europa era rica hasta la SGM, y se hundió en la miseria gracias a ella. Esta situación la pudo superar después, pero no por el Estado de Bienestar, sino por el crecimiento económico derivado de la situación de estabilidad y paz posterior al conflicto.

El Estado de Bienestar redistribuye la riqueza, pero hay que crearla en primer lugar, y para eso se necesita libre comercio y capitalismo. Además, en cualquier índice de libertad económica los países europeos superan a nuestro país, por lo que podemos decir tranquilamente que, a pesar de su Estado de Bienestar, tienen mucha más confianza en el liberalismo que la política económica argentina.

¿Te preguntarás qué pasaba con Argentina en esos años?

Gráfico 2. PBI per cápita de Europa Occidental vs. América Latina,  la Unión Soviética y Argentina

europa

Elaboración propia en base a Angus Maddison

Sí, éramos casi tan ricos como Europa antes de la Segunda Guerra. Una vez que estalló el conflicto, ellos se empobrecieron y nosotros, al mantenernos neutrales, la sacamos barata. Pero ya el populismo estaba latente en el país y luego el camino fue siempre divergente.

 

Iván Carrino es Licenciado en Administración por la Universidad de Buenos Aires y Máster en Economía de la Escuela Austriaca por la Universidad Rey Juan Carlos de Madrid. Es editor de El Diario del Lunes, el informe económico de Inversor Global. Además, es profesor asistente de Comercio Internacional en el Instituto Universitario ESEADE y de Economía en la Universidad de Belgrano.