¿Dolarización, independencia del BCRA o competencia de monedas?

Por Roberto Cachanosky. Publicado el 23/11/21 en: https://www.infobae.com/opinion/2021/11/23/dolarizacion-independencia-del-bcra-o-competencia-de-monedas/

Todo parece indicar que cada vez se impone más la idea de hacer una reforma monetaria para volver a tener moneda y terminar con los períodos de alta inflación a los que estamos sometidos

Desde siempre los sistemas monetarios del mundo están basados en la confianza que la gente tiene en las instituciones jurídicas, políticas y económicas del país emisor (Reuters)

Salvo los economistas del Gobierno y quienes lo siguen creen que puede continuar aplicando el impuesto inflacionario eternamente con su poder de señoreaje (beneficio que percibía la autoridad de las casas de moneda por acuñar una pieza cuyo valor intrínseco era menor al nominal. En la actualidad representa el hecho de que el derecho a “producir” dinero puede constituir para el emisor una fuente de ingresos) y no advierten la huida del peso por la sociedad en su conjunto, el resto sabe que algo hay que hacer al respecto.

¿Cuáles son las opciones para volver a tener un sistema monetario?

Juntos por el Cambio parece inclinarse por cambiar la Carta Orgánica del BCRA, que es una ley, y establecer una verdadera independencia del BCRA para que se concentre en su rol primario “defender el valor del peso”.

Considerando el destrozo monetario al que ha sido sometida la Argentina y, en particular, a la escasa inclinación que tienen los políticos por respetar las leyes que ellos dictan, esta alternativa luce muy poco viable. En última instancia, la propuesta de esta alianza política de varios partidos parece olvidar que en la Argentina la misma dirigencia política sancionó primero la Ley de Convertibilidad y luego la derogó sin más. Y que esa misma dirigencia sancionó la pomposa Ley de intangibilidad de los depósitos y a los pocos meses establecía un corralito y luego dispuso la pesificación de los depósitos en dólares.

No hay que olvidarse que desde siempre los sistemas monetarios del mundo están basados en la confianza que la gente tiene en las instituciones jurídicas, políticas y económicas del país emisor. Hasta que en Argentina esas instituciones vuelvan a recuperar prestigio y el crédito de la sociedad, va a pasar mucho tiempo y, por lo tanto, luce poco realista pensar en que un simple cambio de la Carta Orgánica del BCRA vaya a despertar confianza en el peso como moneda en el estricto sentido de la palabra (unidad de cuenta, medio de pago y reserva de valor).

Luce poco realista pensar en que un simple cambio de la Carta Orgánica del BCRA vaya a despertar confianza en el peso como moneda en el estricto sentido de la palabra (unidad de cuenta, medio de pago y reserva de valor) (Reuters)

Es más, ya cuando estaba en funcionamiento la convertibilidad, los depósitos del sector privado en el sistema financiero en dólares representaban entre 50% y 70 del total. En otras palabras, aun con convertibilidad la gente seguía prefiriendo el dólar. El peso era un simple recibo de los dólares que el BCRA tenía en las reservas respaldando la base monetaria.

De manera que no luce como una verdadera solución cambiar la carta orgánica del BCRA para resolver el problema de la desconfianza en el peso, porque la gente no es que no cree en el Banco Central, no cree en que la dirigencia política vaya a cumplir con las leyes sanciona.

La otra opción es ir a una dolarización. Esta alternativa parece complicada hoy en día porque el BCRA no tiene prácticamente reservas propias líquidas. En el mejor de los casos, las netas se estiman en USD 7.000 millones en comparación con $7,6 billones que suman los pasivos a rescatar entre base monetaria, Leliq y Pases netos.

El primer problema es que el tipo de cambio de conversión superaría los $1.000 por dólar, cinco veces el promedio actual de la cotización de los dólares alternativos al oficial, con el riesgo de establecer un tipo de cambio arbitrario a la hora de dolarizar. Esto quiere decir que podría afectar el flujo de comercio exterior dependiendo si la paridad de referencia se fija muy alta o muy baja. Además, implicaría establecer otra moneda de curso forzoso, en este caso el dólar.

Tipos de cambios alternativos por el control al movimiento de divisas

$ por dólar

Tal vez la mejor opción que hoy puede tener Argentina para restablecer un sistema monetario lo más rápido posible consista en quitarle el curso forzoso al peso y darle curso legal al resto de las monedas, es decir, establecer un sistema de competencia de monedas en el que todo indica que la gente va a terminar eligiendo el dólar como medio de intercambio y reserva de valor.

Funcionamiento de la mejor propuesta

No hace falta decir que “hay que dinamitar el BCRA”, eso está bien para el discurso de barricada y poco serio desde el punto de vista intelectual. Lo más conveniente, incluso desde el punto de vista político, es establecer esa competencia de monedas y dejar que la gente dolarice de hecho la economía. No habría argumento posible de parte de los defensores del curso forzoso del peso ante esta medida, porque sería la misma gente la que estaría dolarizando la economía.

Si el BCRA no produce una moneda de buena calidad, muere como una fábrica de hamburguesas que produce un producto de mala calidad que la gente no demanda. Sometiéndolo a la competencia, desaparece.

Por otro lado, la clave está en tener las cuentas del sector público en orden, aunque también es importante resaltar que, en última instancia, es más relevante el nivel de gasto público que el nivel de déficit fiscal. Es preferible un déficit fiscal de 2% de PBI con un gasto público del 15% del PBI, que equilibrio fiscal con un gasto público del 47% del PBI, porque la contrapartida de semejante injerencia del Estado es la presión impositiva, la emisión monetaria y el endeudamiento del sector público.

Adicionalmente a un sistema de competencia de monedas, se debería autorizar transacciones locales con transferencias de fondos en el exterior. Es decir, los argentinos tienen miles de millones de dólares depositados en el exterior en blanco y no piensan traerlos porque tienen miedo a que el Estado se los confisque. Esto hace que esos miles de millones de dólares financien el consumo y la inversión de los países desarrollados donde están atesorados en lugar de financiar la actividad económica interna.

Es más relevante el nivel de gasto público que el nivel de déficit fiscal. Es preferible un déficit fiscal de 2% de PBI con un gasto público del 15% del PBI, que equilibrio fiscal con un gasto público del 47% del PBI, porque la contrapartida de semejante injerencia del Estado es la presión impositiva, la emisión (EFE)

¿Por qué no generalizar los pagos en el exterior con esos fondos por operaciones que se hagan localmente? Juan le compra el auto a José y le paga de su cuenta en Nueva York a la cuenta de José en Nueva York, Miami o donde tenga la cuenta. Esto permitiría utilizar recursos enormes para movilizar la economía interna en forma inmediata sin que los dueños de esos recursos asuman el riesgo de traer su dinero a la Argentina.

En síntesis, tal vez hoy más que dolarizar habría que establecer una competencia de monedas que terminaría en una dolarización de hecho llevada a cabo por la misma gente.

Hay que tener presente que ninguna reforma monetaria resolverá los problemas estructurales de la economía argentina. Para eso se necesita encarar profundas reformas del Estado; Impositiva; y Laboral; y también desregular la economía y volver a la integración de la economía al mundo.

Así como un acuerdo con el FMI o el acceso al financiamiento del mercado voluntario de deuda tampoco son sustitutos de las reformas estructurales mencionadas. Son solo los pilares en que debiera apoyarse un plan económico que habrá que aplicar en forma integral y de manera simultánea. Esto es lo que realmente se llama política de shock. Generar un shock de confianza con mediadas estructurales y consistentes.

Roberto Cachanosky es Licenciado en Economía, (UCA) y ha sido director del Departamento de Política Económica de ESEADE y profesor de Economía Aplicada en el máster de Economía y Administración de ESEADE. Síguelo en @RCachanosky

Hayek sobre la libre competencia de monedas: un buen tema en un país que usa dos, y en mundo lleno de criptomonedas

Por Martín Krause. Publicado el 20/10/18 en:  http://bazar.ufm.edu/hayek-la-libre-competencia-monedas-buen-tema-pais-usa-dos-mundo-lleno-criptomonedas/

 

Con los alumnos de la materia Proceso Económico II vemos la propuesta de Hayek sobre la banca libre y la competencia de monedas y luego el desarrollo del Bitcoin que parece conformarse a tales ideas. Aunque vemos otros textos, en su libro “Desnacionalización del dinero” Hayek trata el tema de la política monetaria y realiza una propuesta de “competencia de monedas”, cuya discusión es apropiada en todo país, como Argentina, que tiene dos monedas al menos, el peso y el dólar, o en Europa cuando se plantea la potencial salida de Grecia del Euro. El libro fue publicado en inglés por el Institute of Economic Affairs de Londres.

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“Si vamos a considerar seriamente la utilización de diversas valutas concurrentes para su aplicación inmediata en un área limitada, es evidentemente deseable investigar las consecuencias de la aplicación general del principio sobre el que se basa esta propuesta. En el caso de que se aboliera —dentro del territorio de un país— el uso exclusivo de una sola moneda nacional emitida por el gobierno, hallándose permitida la circulación de monedas emitidas por otros gobiernos, se plantearía la cuestión de si no sería más conveniente suprimir el monopolio gubernamental de emisión monetaria, permitiendo que la empresa privada ofreciera al público otros medios de cambio que éste pudiera preferir.

Actualmente, los problemas que plantea esta reforma tienen un carácter más teórico que los planteados por mi anterior propuesta [que las monedas de los distintos países europeos fueran aceptadas en los otros, en lugar de tener una moneda única como el euro], toda vez que esta sugerencia más extrema resulta todavía demasiado extraña al público para poder ponerse en práctica. Ni siquiera los expertos conocen suficientemente la problemática que surgiría La generalización del principio subyacente para poder hacer predicciones seguras sobre las consecuencias de dicho plan. Es evidente, sin embargo, que no es necesaria ni ventajosa la incuestionable y universalmente aceptada prerrogativa del gobierno de producir el dinero. De hecho, puede resultar perjudicial y su eliminación constituiría un gran avance, dando paso a repercusiones altamente beneficiosas. No es demasiado pronto, por tanto, para comenzar el debate. Aunque el plan no pueda ponerse en práctica mientras el público no esté mentalmente preparado y continúe aceptando sin críticas el dogma de la necesidad del privilegio gubernamental, tal circunstancia no debe ser un obstáculo para el estudio de los fascinantes problemas teóricos que plantea este proyecto.

Los economistas no han discutido la competencia entre monedas

Increíblemente, la competencia entre distintas valutas no ha sido examinada en serio hasta hace muy poco. En las publicaciones relativas al tema no se cuestiona la creencia universal de que el monopolio del gobierno en orden a la emisión monetaria es indispensable, ni tampoco se explica si esta creencia se deriva simplemente del postulado según el cual en un territorio dado sólo puede haber un tipo de moneda en circulación —lo que podía parecer una ventaja cuando se trataba de elegir entre el oro y la plata como posibles tipos de dinero—. Tampoco encontramos respuesta a la pregunta de qué sucedería si se suprimiera el monopolio y si el suministro de dinero se realizara mediante la competencia entre entidades privadas que proporcionaran distintas divisas. La mayoría de la gente piensa que la propuesta de que el dinero lo emitan empresas privadas significa que todas deben emitir el mismo (en dinero fiduciario, token money, esto equivaldría simplemente a una falsificación) en lugar de distintos tipos de dinero claramente diferenciabas por diversas denominaciones y entre los cuales el público pudiera elegir libremente.

 

Martín Krause es Dr. en Administración, fué Rector y docente de ESEADE y dirigió el Centro de Investigaciones de Instituciones y Mercados (Ciima-Eseade).

Hayek teorizó sobre la competencia de monedas privadas y pocas décadas después el bitcoin y las criptomonedas lo confirman

Por Martín Krause. Publicada el 17/8/17 en: https://puntodevistaeconomico.wordpress.com/2017/08/17/hayek-teorizo-sobre-la-competencia-de-monedas-privadas-y-pocas-decadas-despues-el-bitcoin-y-las-criptomonedas-lo-confirman/

 

Con los alumnos de la materia Proceso Económico II vemos la propuesta de Hayek sobre la banca libre y la competencia de monedas y luego el desarrollo del Bitcoin que parece conformarse a tales ideas. Aunque vemos otros textos, en su libro “Desnacionalización del dinero” Hayek trata el tema de la política monetaria y realiza una propuesta de “competencia de monedas”, cuya discusión es apropiada en todo país, como Argentina, que tiene dos monedas al menos, el peso y el dólar, o en Europa cuando se plantea la potencial salida de Grecia del Euro. El libro fue publicado en inglés por el Institute of Economic Affairs de Londres.

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“Si vamos a considerar seriamente la utilización de diversas valutas concurrentes para su aplicación inmediata en un área limitada, es evidentemente deseable investigar las consecuencias de la aplicación general del principio sobre el que se basa esta propuesta. En el caso de que se aboliera —dentro del territorio de un país— el uso exclusivo de una sola moneda nacional emitida por el gobierno, hallándose permitida la circulación de monedas emitidas por otros gobiernos, se plantearía la cuestión de si no sería más conveniente suprimir el monopolio gubernamental de emisión monetaria, permitiendo que la empresa privada ofreciera al público otros medios de cambio que éste pudiera preferir.

Actualmente, los problemas que plantea esta reforma tienen un carácter más teórico que los planteados por mi anterior propuesta [que las monedas de los distintos países europeos fueran aceptadas en los otros, en lugar de tener una moneda única como el euro], toda vez que esta sugerencia más extrema resulta todavía demasiado extraña al público para poder ponerse en práctica. Ni siquiera los expertos conocen suficientemente la problemática que surgiría La generalización del principio subyacente para poder hacer predicciones seguras sobre las consecuencias de dicho plan. Es evidente, sin embargo, que no es necesaria ni ventajosa la incuestionable y universalmente aceptada prerrogativa del gobierno de producir el dinero. De hecho, puede resultar perjudicial y su eliminación constituiría un gran avance, dando paso a repercusiones altamente beneficiosas. No es demasiado pronto, por tanto, para comenzar el debate. Aunque el plan no pueda ponerse en práctica mientras el público no esté mentalmente preparado y continúe aceptando sin críticas el dogma de la necesidad del privilegio gubernamental, tal circunstancia no debe ser un obstáculo para el estudio de los fascinantes problemas teóricos que plantea este proyecto.

Los economistas no han discutido la competencia entre monedas

Increíblemente, la competencia entre distintas valutas no ha sido examinada en serio hasta hace muy poco. En las publicaciones relativas al tema no se cuestiona la creencia universal de que el monopolio del gobierno en orden a la emisión monetaria es indispensable, ni tampoco se explica si esta creencia se deriva simplemente del postulado según el cual en un territorio dado sólo puede haber un tipo de moneda en circulación —lo que podía parecer una ventaja cuando se trataba de elegir entre el oro y la plata como posibles tipos de dinero—. Tampoco encontramos respuesta a la pregunta de qué sucedería si se suprimiera el monopolio y si el suministro de dinero se realizara mediante la competencia entre entidades privadas que proporcionaran distintas divisas. La mayoría de la gente piensa que la propuesta de que el dinero lo emitan empresas privadas significa que todas deben emitir el mismo (en dinero fiduciario, token money, esto equivaldría simplemente a una falsificación) en lugar de distintos tipos de dinero claramente diferenciabas por diversas denominaciones y entre los cuales el público pudiera elegir libremente.

 

 

 

Martín Krause es Dr. en Administración, fué Rector y docente de ESEADE y dirigió el Centro de Investigaciones de Instituciones y Mercados. (Ciima-Eseade). Es profesor de Historia del Pensamiento Económico en UBA.

Generaron dudas sobre el cumplimiento de los contratos en dólares: Hayek sobre el “curso legal”

Por Martín Krause. Publicado el 12/12/15 en: http://bazar.ufm.edu/generaron-dudas-sobre-el-cumplimiento-de-los-contratos-en-dolares-hayek-sobre-el-curso-legal/

 

En Argentina se ha modificado el Código Civil y se han introducido serias dudas respecto al cumplimiento de los contratos en otras monedas. Aunque cierta jurisprudencia afirma ya que prevalece la voluntad de las partes, es decir, lo especificado en el contrato, está por verse: http://www.lanacion.com.ar/1824427-nuevo-codigo-civil-y-comercial-la-camara-civil-confirmo-que-un-contrato-en-dolares-debe-pagarse-en-esa-moneda

Al respecto, en su libro “Desnacionalización del dinero” Hayek trata el tema del curso legal de la moneda como parte de su análisis de la política monetaria y realiza una propuesta de “competencia de monedas”, cuya discusión es apropiada en todo país, como Argentina, que tiene dos monedas al menos, el peso y el dólar. Se suele pensar que la provisión de dinero es un ‘bien público’, una función indelegable del Estado. El libro fue publicado en inglés por el Institute of Economic Affairs de Londres.

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Preferencia por el dinero privado

Desde luego, puede haber y ha habido dinero muy sólido sin que los poderes públicos intervinieran para nada, pero raras veces se ha permitido que funcionara durante un período largo de tiempo.

Ahora bien, conviene aprender la lección contenida en un informe sobre China escrito por un autor holandés hace cien años. En él se señala que el papel moneda corriente entonces en aquella parte del mundo “es generalmente aceptado como dinero porque carece de curso legal y el Estado no se ocupa de él”. Debemos a la intervención pública el que dentro de determinados territorios nacionales sólo se acepte un tipo de moneda. Pero es una cuestión sin decidir la de si esto es deseable o si la gente no podría conseguir un tipo de dinero de mucho mejor calidad si comprendiera las ventajas de prescindir de toda la confusión que genera la cuestión del curso legal. Además, un “medio legal de pago” (gesetzliches Zahlungsmittel) no necesita ser específicamente designado por una ley. Basta con que la ley permita al juez decidir con qué clase de moneda se puede pagar una determinada deuda.

La mencionada práctica fue claramente expuesta hace ochenta años por el distinguido defensor de la política económica liberal, abogado, estadista y alto funcionario, Lord Farrer. En un ensayo escrito en 1895 afirmaba que si las naciones “consideran como de curso legal solamente la unidad de cuenta cuando la deuda está expresada en esa unidad de cuenta en el contrato, no hay necesidad ni lugar para que opere una ley de curso legal. El Derecho mercantil es suficiente y no se requiere otra ley que atribuya funciones específicas a determinadas monedas. Hemos adoptado el soberano de oro como nuestra unidad o medida del valor. Si prometo pagar 100 soberanos, no es necesaria una ley especial sobre moneda de curso legal que señale que estoy obligado a pagar los 100 soberanos, y que si se me requiere el pago no puedo eximirme de la obligación pagando con algo distinto.” Después de examinar las aplicaciones típicas del concepto de curso legal, concluye que “observando los casos anteriores de uso o abuso de la ley de curso legal, vemos que tienen algo en común: en todos ellos la ley permite al deudor pagar y exige que el acreedor reciba algo diferente de lo contemplado en el contrato”. De hecho, es una institución forzosa y antinatural que un poder arbitrario impone a los tratos entre los hombres. Añade unas líneas más abajo que “cualquier ley de curso legal es por naturaleza sospechosa”.

 

 

Martín Krause es Dr. en Administración, fué Rector y docente de ESEADE y dirigió el Centro de Investigaciones de Instituciones y Mercados (Ciima-Eseade).

Entrevista del diario “La Capital de Rosario”:

Por Guillermo Luis Covernton. Versión completa publicada en http://guillermoluiscovernton.wordpress.com/2012/11/04/entrevista-del-diario-la-capital-de-rosario/

 Algunas de estas consideraciones fueron luego publicadas, extractadas de ella, en un artículo en donde se acompañaron otras opiniones, el 4/11/2012 en

http://www.lacapital.com.ar/ed_impresa/2012/11/edicion_1460/contenidos/noticia_5191.html

1 – ¿Qué diagnóstico se hace desde la Escuela de Economía Austríaca de la crisis financiera internacional?

La EAE es, en realidad, una corriente de pensamiento que reconoce diferentes etapas. Nosotros preferiríamos referirnos, en principio, a los puntos de vista de los autores fundacionales de esta tradición del pensamiento económico. Por dos razones: En primer lugar, porque estos autores son los que más nos han atraído, y sobre los que más hemos podido profundizar. Y en segundo lugar por una cuestión de buen gusto: Resultaría imposible e imprudente pretender conocer lo que opinan actualmente cada uno de los que académicos que podríamos caracterizar como “austríacos”, ya que esta tradición del pensamiento se ha difundido mucho, especialmente, en los últimos 10 años.

 Hecha esta salvedad, se podría decir que lo que estos autores plantearon, puede aplicarse a la presente crisis. Y entonces se podría describir a la actual, como una situación típica de expansión del crédito. Cuando decimos “crédito”, nos referimos no solamente a las operaciones de préstamos que conceden las entidades financieras, en particular, sino también, y en general, a la expansión de los medios de pago fiduciarios, es decir de todos aquellos medios que los agentes económicos individuales utilizan diariamente para pagar operaciones comerciales. Esto es así, porque, en la tradición austríaca, el dinero fiduciario, (es decir, el papel moneda inconvertible), es considerado un instrumento de crédito, tal como lo es cualquier papel de comercio susceptible de una sesión de créditos.

¿Por qué es crítica y perjudicial la expansión del crédito y de los medios de pago? ¿Qué volumen de crédito, y de dinero es el adecuado y a que se le puede llamar “expansión”?.

El enfoque austriaco asume al dinero como una herramienta facilitadora de los intercambios que diariamente necesitamos hacer los individuos, a raíz de las ventajas que se derivan de la división del trabajo. Lo que los clásicos llamaban “La ley de asociación de Ricardo”.

Dado que si nos especializamos e intercambiamos, el producto total de nuestros esfuerzos asociados es mayor, naturalmente buscamos un elemento que haga las veces de “facilitador” de los intercambios: Y a este elemento, oro, plata, dólar, o peso, lo recibimos ahora, aunque no es lo que queremos en realidad, para intercambiarlo en el futuro por aquello que estamos buscando o queriendo adquirir. Así el dinero asume la función de reserva de valor. Es lo mismo guardar transitoriamente monedas de oro en un banco, hasta que queramos utilizarlas, que recibir, en su lugar, un papel convertible, o un cheque, o un papel inconvertible, al que el gobierno le otorga una garantía de que puede utilizarse para cancelar ciertos compromisos, (por ejemplo, para pagar impuestos). En la medida en que este medio de pago siga siendo aceptado, será lo mismo. Y en la medida que nosotros creamos esto, lo recibiremos.

Este es el origen del dinero. Y mientras se respete su esencia, el dinero tendrá valor. Históricamente, el dinero siempre fue escaso. Y difícil de trasladar. Y caro de guardar. En su lugar, se generaron todos estos otros medios de pago que conocemos hoy.

Pero, como surge de este razonamiento, la cantidad “adecuada”, es la que los agentes económicos necesitan. Es decir que la posición austriaca sostendría que la cantidad de dinero “correcta”, es decir la que haría que el dinero conserve su valor y no genere distorsiones, debe ser regulada naturalmente por la oferta y demanda de dinero. Del mismo modo que la cantidad de automóviles compatibles con el precio actual, es la que surgiría de una coincidencia entre oferta y demanda. Si ofrecemos más bajarán de precio.

Y para el caso del dinero, cuando este se expande en demasía, tiende a perder valor. Y  los precios de los bienes, en consecuencia aumentarán. Hará falta más dinero para comprar lo mismo.

En la medida que los gobiernos pretenden adquirir más crédito, por la vía de expandir los medios de pago, ya sean billetes, o depósitos bancarios o todo junto, se producirán distorsiones de precios peligrosas. Y esto ocurre cuando el emisor de dinero, (Banco Central, en nuestro caso), o los generadores de crédito, (Bancos comerciales y entidades financieras), atienden a objetivos diferentes que los que son de la esencia de su sano funcionamiento: En vez de proveer de medios de pago a los agentes económicos, ceden a las presiones del gobierno y lo financian con dinero o crédito que no solo no es requerido por la economía productiva, sino que persigue el único objetivo de cubrir el déficit fiscal.

Una de las peores consecuencias de esta distorsión es la que se refleja en las tasas de interés. Las tasas de interés reflejarían, en ausencia de distorsiones inflacionarias, el precio que los ahorristas desean cobrarnos para facilitarnos sus ahorros. Si este es alto, no se puede o no es rentable encarar negocios de largo plazo. Si este es bajo, los negocios de largo plazo son más rentables. Los empresarios buscan permanentemente desarrollar negocios a largo plazo, porque este tipo de sistemas de producción son más productivos y tienen costos más bajos. El límite a esto es la capacidad de ahorro de la sociedad que los financia. Esto hace que en Japón, haya una utilización más intensiva de ciertos bienes de capital. Y en Vietnam, se utilicen sistemas de producción más intensivos en mano de obra: No hay ahorro suficiente.

En este marco, la suba de precios de ciertos bienes, como por ejemplo inmuebles, en vez de reflejar una corrida inflacionaria, la enmascara dando a entender que hay una creciente prosperidad que incrementa la demanda de estos bienes. Todos construyen y buscan y obtienen créditos para comprarlos. Porque la suba de precios licuará los intereses que se deben pagar.

La realidad, en cambio, refleja que los precios suben aunque la demanda no haya crecido tanto. Luego, cuando por cualquier motivo se frene la expansión y apenas algunos empiecen a dudar de la sostenibilidad de esta situación, la realidad se hará presente. Y veremos que hay demasiada oferta y no existen medios de pago genuinos para adquirirlos, porque no hay suficientes ahorros para financiar a tanto consumo en el presente.

2 – ¿Cuáles fueron las predicciones de la Escuela de Economía Austríaca respecto a esta crisis? ¿Por qué no fueron tenidas en cuenta?

Los autores de esta corriente de ideas han afirmado siempre que la aceleración del ritmo de capitalización de una sociedad, no debe ser forzada por la concesión de préstamos otorgados por agentes del gobierno, bancos oficiales, u oficinas gubernamentales. En caso de incurrirse en estas conductas, como las que dieron origen a la proliferación de las operaciones de hipotecas “sub-prime”, que son, a nuestro juicio, adecuadamente sindicadas como responsables de la crisis, se producirá una distorsión de precios grave.

Las tasas de interés harán pensar a los empresarios que se pueden emprender proyectos de inversión en mayor medida de lo que lo permitirían los ahorros existentes. Y para peor, los precios de muchos bienes aumentarán, por exceso de esta demanda artificialmente inflada, dando la errónea idea de que es conveniente aumentar la producción de bienes que luego no serán consumidos.

Se acumulan stocks, se inmovilizan ahorros y no se consigue mercado. Luego sobrevienen las quiebras generalizadas.

Es suicida involucrar al gobierno en el negocio de financiar la compra de viviendas por encima de lo que los ahorros genuinos de los agentes económicos pueden lograr.

3 – ¿Qué relación existe entre esta y la anterior crisis de las puntocom? ¿De qué manera las recetas aplicadas en aquel momento promovieron una nueva crisis?

De alguna manera, la interpretación que se hace es que el crecimiento del sector de las empresas que promovían negocios por Internet, fue también impulsado equivocadamente por los bancos y agentes financieros, que podían prestar unos excedentes de dinero que solo eran inyectados por las necesidades de financiamiento de un gobierno deficitario.

4 – ¿Qué pronósticos hacen a futuro y cuáles creen que deberían ser las medidas a aplicarse para salir de la crisis?

Los pronósticos no son algo ni sencillo ni prudente de hacer, cundo nos encontramos en escenarios de tanta complejidad. Esto lo afirmamos enfáticamente: No es serio pronosticar. Quien crea que sabe lo que va a ocurrir, y especialmente cuando, no pronosticaría: Tomaría posición en ciertos mercados, esperando hacerse rico con sus aciertos.

Si podemos hacer recomendaciones, que darán resultado más rápido o más lentamente dependiendo de la energía con que se apliquen y de la confianza que susciten.

Debe cesar el manejo monetario y crediticio orientado a la satisfacción de objetivos del gobierno. En todo el mundo. Las políticas monetaria y financiera deben excluyentemente orientarse a proveer a los agentes económicos individuales de medios de pago de valor estable y confiables.

Las tasas de interés no pueden estar influidas por estas políticas, sino que deben reflejar la capacidad de ahorro de la sociedad.

¿Cómo logra esto, en un mundo en donde nadie puede obligar a otros países a actuar como lo proponemos?

Por medio de mecanismos de mercado: Competencia. Incluso en el mercado monetario y financiero. Un país que proporcione dinero estable y abra sus mercados crediticios a la competencia internacional, puede encabezar una espiral de prosperidad.

Incluso un país tan pequeño como el nuestro. Debe eliminarse el curso forzoso del dinero. Debe permitirse la utilización de divisas de otros países. Esto obligará a los Bancos emisores a orientar su política monetaria y crediticia a la estabilidad.

Cuando hagamos esto, los países con dinero inflacionario, van a preferir nuestro dinero. Y los ahorristas de otros países, ante el riesgo de verse confiscados por la inflación, van a preferir invertir aquí. Nuestros vecinos van a tener que, necesariamente imitarnos, para no ver devaluadas sus divisas o fugado su ahorro. Y todos los países van a querer comerciar y relacionarse con los países que sigan esta senda.

Es lo que ha hecho Suiza en el último siglo. Lo que la mantuvo al margen de las dos conflagraciones mundiales más catastróficas que vivió la humanidad.

Eliminando el curso forzoso. Promoviendo la competencia de divisas. Impulsando y protegiendo el ahorro y la propiedad privada. Respetando los contratos y forzando su cumplimiento. Permitiéndole a la gente comerciar libremente y explotar sus ventajas comparativas. Este es el camino a la prosperidad, la felicidad y la paz.

Guillermo Luis Covernton es Dr. En Economía, (ESEADE). Es profesor de Macroeconomía, Microeconomía, Economía Política y de Finanzas Públicas en la Pontificia Universidad Católica Argentina, Santa María de los Buenos Aires, (UCA). Es director académico de la Fundación Bases.

 

Un discurso para la gilada que aplaude

Por Roberto Cachanosky. Publicado el 14/8/12 en: http://www.economiaparatodos.com.ar/ver_nota.php?nota=3817

 En su discurso sobre algo parecido a economía, Cristina Fernández de Kirchner afirmó: “los únicos que emiten dólares están en Washington, miren que bárbaro si uno pudiera”. Esta sola afirmación muestra su grado de desconocimiento sobre qué es moneda o bien fue un discurso para la gilada que la aplauden como monigotes.

¿Cuál es el punto? Que CFK, más que lamentarse porque no puede emitir dólares, tiene que preguntarse por qué la gente prefiere los dólares a los pesos. O, si se prefiere, por qué el BCRA no produce una moneda de tan buena calidad que pueda competir con el dólar.
Y la respuesta la va a encontrar en que la gente prefiere el dólar aún desconociendo qué hay en el balance de la Reserva Federal. ¿Por qué  la gente elige el dólar? Porque confía en que los gobiernos norteamericanos, con todas las macanas que pueden hacer en materia de política económica, no llegan a los límites que llegamos en Argentina.
Hoy día en el mundo impera el patrón aire, es decir, detrás de cada moneda no hay oro que lo respalde sino la confianza de la gente en la calidad de las instituciones de los países que emiten cada moneda. Los países con más calidad institucional, respeto por los derechos de propiedad, disciplina fiscal y monetaria tienen monedas más confiables que los que no respetan las instituciones, ni la propiedad privada y, además, tienen un desorden fiscal y monetario.
Como el famoso modelo no respeta la propiedad privada, tiene reglas imprevisibles, desborde fiscal y un desastre de política monetaria, CFK no tiene que envidiar a EE.UU. porque emite dólares, sino mirar sus propios errores para darse cuenta que el peso no es una moneda aceptada como el dólar. Sencillamente porque no sirve como reserva de valor gracias a su política que no tiene metas de inflación, sino de “crecimiento”.
En síntesis, el problema no es que ella no puede emitir dólares, sino que emite unos pesos que no sirven para nada. Un verdadero discurso para la gilada que aplaude incondicionalmente.

Roberto Cachanosky es Licenciado en Economía, (UCA)y ha sido director del Departamento de Política Económica de ESEADE y profesor de Economía Aplicada en el máster de Economía y Administración de ESEADE.