Lejos de un ajuste, hay una fiesta de populismo con el gasto público

Por Roberto Cachanosky. Publicado el 19/07/22 en: https://www.infobae.com/opinion/2022/07/19/lejos-de-un-ajuste-hay-una-fiesta-de-populismo-con-el-gasto-publico/

Se manifiesta en la monumental emisión de pesos por parte del Banco Central. No obstante, Silvina Batakis asegura que cree en el equilibrio fiscal

El viernes 8 de julio, el BCRA, presidido por Miguel Pesce, comunicó la emisión de $140.000 millones para financiar el rojo fiscal que heredó Silvina Batakis, en tanto que siguió emitiendo para sostener el precio de los bonos en pesos

El viernes 8 de julio, el BCRA, presidido por Miguel Pesce, comunicó la emisión de $140.000 millones para financiar el rojo fiscal que heredó Silvina Batakis, en tanto que siguió emitiendo para sostener el precio de los bonos en pesos

El 11 de julio la flamante ministra de Economía, Silvina Batakis, anunciaba los lineamientos de su plan, que dijo consistía en seguir con el plan que ya venía aplicando el presidente Alberto Fernández junto a Martín Guzmán. Y destacó que creía en equilibrio fiscal y que el Estado iba a gastar solo lo que ingresaba en impuestos.

Sin embargo, tres días antes, el viernes 8 de julio, el BCRA emitía $140.000 millones para financiar el rojo fiscal, en tanto que siguió emitiendo moneda para sostener el precio de los bonos en pesos. Dicho sea de paso, en las últimas semanas la emisión monetaria del rubro ”Otros del Informe Monetario Diario” del Central, pasó a ser la columna más importante, porque comenzaba a reflejar el costo de sostener con pesos que nadie quiere la cotización de los Bonos del Tesoro que tampoco nadie quiere.

Obviamente, el Gobierno sigue inventando relatos para no hacerse cargo de la inflación que genera el BCRA vía emisión monetaria, y continúa con la historia de que responde a un fenómeno multicausal, de los “grupos concentrados que remarcan indiscriminadamente” los precios. Y también incluye la invasión de Rusia a Ucrania para justificar el desparramo fiscal y monetario que está haciendo.

Sin embargo, cuando se observa la tasa de inflación de junio y del primer semestre de este año en Argentina, y la compara con la de los países vecinos se advierte rápidamente que lo de la guerra es sólo parte del “relato”.

Marcelo RegaladoMarcelo Regalado

Como puede verse en el gráfico, la inflación de Argentina en junio no sólo fue la más alta comparada con nuestros vecinos, sino que además registró una distancia de seis hasta más de 10 veces entre las tasas del último mes que registraron las direcciones nacionales de estadística de cada país.

La realidad es que el déficit fiscal del primer semestre de este año aumentó 5 veces respecto al registrado en la primera mitad de 2021, orillando los $2 billones cuando se quita la contabilidad creativa de las rentas de la propiedad.

El gasto primario aumentó 10% en términos reales en el primer semestre, según los datos de la Oficina de Presupuesto del Congreso. De ahí que no es sostenible el argumento que los grupos concentrados que remarcan los precios son los responsables de la aceleración de la inflación. Cuando uno mira los datos de Chile, Brasil, Uruguay y Paraguay, entre otros, pareciera ser, de acuerdo al relato K, que los únicos empresarios que remarcan por deporte están en la Argentina.

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En el primer semestre del año, de acuerdo a datos de la Oficina de Presupuesto del Congreso (OPC), el gasto público primario aumentó 10,7% por encima de la tasa de inflación, es decir, contrariando el argumento que usa el kirchnerismo más duro, no hubo tal ajuste de la economía. Por el contrario, voló el gasto público.

¿Dónde estuvo el mayor aumento? Los subsidios a la energía crecieron el 38% en términos reales, siempre comparando primer semestre de este año contra el primer semestre del año pasado, luego los programas sociales con un incremento en términos reales del 28,9%, en tercer lugar, transferencias a provincias con una suba real del 13,1%. Los gastos en personal se incrementaron el 11% y uno de los rubros que menos creció fue jubilaciones y pensiones, que aumentaron el 6,3% en términos reales.

El dato relevante es que los recursos destinados a planes sociales crecieron muchísimo más en términos reales que los destinados a jubilaciones. El plan Potenciar Trabajo aumentó el 57,1% en términos reales, Becas Progresar el 197,4% y políticas alimentarias el 21,9% por sobre la tasa de inflación.

En definitiva, la presión que ejercen las organizaciones políticas denominadas organizaciones sociales lograron sacar una tajada mayor que los jubilados que no tienen movilización en la calle. Esto hace que se caiga el relato del kirchnerismo de que Martín Guzmán hizo un ajuste de la economía.

En rigor, Guzmán nunca llegó a ejercer como ministro de Economía porque no manejaba variables importantes para controlar los crecientes desequilibrios macroeconómicos. Ni siquiera controlaba a un subordinado suyo en el área de energía que respondía al kirchnerismo. Es más, es para dudar que Guzmán haya decidido otorgarles más recursos a las organizaciones políticas piqueteras. Esas decisiones pasan por Alberto Fernández y tal vez por Cristina Fernández de Kirchner.

En rigor, Guzmán nunca llegó a ejercer como ministro de Economía porque no manejaba variables importantes para controlar los crecientes desequilibrios macroeconómicos (Nicolás Stulberg)En rigor, Guzmán nunca llegó a ejercer como ministro de Economía porque no manejaba variables importantes para controlar los crecientes desequilibrios macroeconómicos (Nicolás Stulberg)

Tampoco se puede comprar el argumento que voceros K lanzaron diciendo que desconocían el desborde de los números fiscales y la falta de reservas en el BCRA. La mayoría de los economistas veníamos advirtiendo sobre el descontrol fiscal y monetario. Solo había que mirar el Informe Monetario Diario del BCRA la evolución de los Adelantos Transitorios para advertir que las cuentas del Tesoro estaban fuera de control.

Por el lado de las reservas en divisas, varios economistas hemos hecho cálculos sobre la posición neta de activos privados y todos daban negativos. Incluso las crecientes restricciones del BCRA para acceder a dólares al tipo de cambio oficial parra importar insumos para la producción dan la pauta de la agonía de los activos externos.

En definitiva, hoy se ve a un BCRA que agoniza de reservas, emite pesos que nadie quiere para financiar al Tesoro y para sostener el precio de los bonos en pesos que tampoco nadie quiere y, como frutilla del postre, sigue batiendo récord en el crecimiento de la emisión de Leliq y Pases netos, que genera un monumental aumento del denominado déficit cuasifiscal.

El Tesoro, con un gran déficit fiscal, había perdido hace tiempo el acceso al crédito internacional privado, y ahora también al crédito interno, y con la economía extenuada de pagar más impuestos.

Política y económicamente el Gobierno parece estar agonizando, solo falta ver cómo hace para llegar a diciembre de 2023. Ese es el gran interrogante que todos se formulan.

Roberto Cachanosky es Licenciado en Economía, (UCA) y ha sido director del Departamento de Política Económica de ESEADE y profesor de Economía Aplicada en el máster de Economía y Administración de ESEADE. Síguelo en @RCachanosky

Intentando explicar la bipolaridad política

Por Gabriel Boragina. Publicado en: http://www.accionhumana.com/2022/06/intentando-explicar-la-bipolaridad.html

Los últimos acontecimientos políticos en materia de elecciones me llevan a renovar reflexiones que ya he tenido en otras oportunidades.

He comprobado que el elector común tiene pensamientos simples y -de alguna manera- de votar con respecto al espectro político que posee a su disposición a la hora de emitir su sufragio.

Sin mayores distinciones del mapa político, el elector medio se divide sencillamente en dos partes: una ‘‘izquierda’’ y otra ‘‘derecha’’.

Las alternativas parecen reducirse simplemente a esas dos, y en un sector de la población que siempre he identificado como un tercio del total de ciudadanos pueden (según fueren las circunstancias) unas veces votar a lo que él considera que son representantes de la ‘‘izquierda’’ y alternativamente en las oportunidades siguientes hacer lo propio por aquellos otros que él interpreta como representante de la ‘‘derecha’’.

Es así como hemos venido observando en los últimos procesos electorales que, varios países de la región que estaban siendo gobernados por partidos políticos que el vulgo normalmente cataloga como de ‘‘derecha’‘ han revertido los recientes resultados electivos hacia partidos que se autodenominan (y que en la creencia popular también se las piensa) como de ‘‘izquierda’’.

Esto es lo que ha ocurrido en los últimos años con Argentina, Perú, Chile y recientemente Colombia, que se suman a la línea iniciada en el continente sudamericano por la Venezuela de Chávez, sin olvidar que en el Caribe todavía permanece la dictadura cubana en pie.

Referidos como de ‘‘derecha’’ quedarían en el continente sudamericano únicamente los casos de Brasil y Uruguay.

Pensando sobre este asunto, recordé la charla mantenida con un amigo hace algunos años atrás, que refiriéndome que si bien había votado en la elección anterior por un gobierno que el vulgo cree de ‘‘derecha’’, frente a una nueva oportunidad electoral cambiaría su voto hacia un postulante que (según ese mismo pensar convencional) estaría enrolado dentro de la línea populista. Y así, efectivamente, lo hizo.

Este episodio me lleva a reflexionar sobre la aparente paradoja en la que una misma persona no tiene ningún inconveniente en votar unas veces a la ‘‘derecha’’ y otras veces a la ‘’izquierda’’.

Cuando le pregunté a aquel amigo por qué iba votar de esa manera y -sobre todo- si esa forma de votar representaba real y fielmente su modo de pensar política, su respuesta me produjo mayor perplejidad que la que me había ocasionado su afirmación anterior.

Y lo que me contestó (y me dio por ‘’explicación’’) fue que -según él- la manera lógica de votar consistía en darle alternativamente ‘’oportunidad’’ electoral a ambos espectros del plano ideológico, y que él no era ni de ‘‘derecha’’ ni ‘’izquierda’’ sino que discurría que lo más »racional» para lograr el ’’equilibrio’’ político, era que se alternaran una y otra fuerza en el poder a modo de »compensarse entre sí», de manera de evitar que la sociedad cayera »en los extremos».

Esta respuesta (que a mí en lo personal me parece un completo disparate aunque en ese momento no se lo dije porque hubiera sido entrar una polémica interminable a las puertas de una elección política objeto de la discusión sino que, fortuitamente en vísperas de tal, el  tema brotó espontáneamente como sucede en tantos círculos sociales) denotó, a mi modo de ver, la explicación más plausible de la razón por la cual en una buena cantidad de países (y en la mayoría de los sudamericanos) una veces la gente vota a la ‘‘derecha’’ y otras a la ‘‘izquierda’’.

No vamos a explayarnos nuevamente respecto del tema ‘‘izquierda-derecha’’. Quien sigue nuestros escritos ya sabe que para nosotros dicha distinción es irrelevante, es difícil precisarla y carece de todo rigor científico político y económico. Por lo que mejor -en nuestra opinión- es desechara y dejarla de lado.

‘‘Derecha-Izquierda’’ es una súper simplificación inadmisible que no explica nada, y que pasa por alto los matices de todo fenómeno social que -como dijo F. A. v. Hayek- siempre se tratan de fenómenos complejos.

Pero más allá de academicismos científicos, lo cierto es que el mapa político mental de una cantidad no menor de electores se divide en esa extrema simplicidad, y unas veces votan a unos y otras a los opuestos con argumentos muy similares o exactamente iguales que los de mi amigo, que podríamos resumir en el argumento de la compensación.

Claro que, esa forma rústica y primitiva de pensar políticamente y de votar en consecuencia es errada. Esas fuerzas opuestas no se ‘’compensan’’, sencillamente parten de supuestos filosóficos -políticos económicos completamente diferentes, y sus acciones por lo tanto no son ‘’complementarias’’ sino conflictivas entre sí. De allí que, sucede lo que ya estamos casi acostumbrados a ver. Cuando asume un gobierno de ‘‘izquierda’‘ se dedica a destruir lo construido por el que le antecedió de ‘‘derecha’‘, y así sucesivamente a medida que se van alternado y sustituyéndose uno a otro en el poder.

Obvio que, de esta manera lejos se está de conseguir aquella fantasiosa estabilidad política con la que se justificaba mi amigo cuando trataba de explicarme porque votaba ‘‘izquierda’’ en unas elecciones y ‘‘derechas’’ en la siguientes, para volver -una y otra vez- a repetir ese círculo vicioso que mi amigo veía como »racional» cuando en realidad era completamente lo contrario.

Todo esto que aquí expongo, y que lo imagino un exponente de inmadurez política, puede ser -con bastante probabilidad- lo que explique estos cambios de signo ideológico entre las preferencias de los sufragantes del país que mencioné líneas arriba. Lo que -a su turno- me estaría indicando que, aquellas personas que tienen ideas precisas e identificadas con líneas de pensamiento político definidas (como podrían ser el liberalismo y el socialismo entendidos ambos en su sentido clásico) son -en realidad- las que pertenecen los 2/3 restantes de la sociedad, y que cuantitativamente (en términos electorales por supuesto) son los menos representativos, a la vez que, no son nunca los que definen una elección política.

Si éste argumento -que aquí estamos esbozando- llegara por ventura a ser correcto, es bastante probable que en muchos de aquellos países donde hoy la ‘‘izquierda’’ ha ganado las elecciones, en una próxima elección la vuelvan a perder en manos de la ‘‘derecha’’ (siempre utilizando estos términos con la reserva del caso, porque volveremos a insistir que para nosotros hablar de ‘‘izquierda’’ y ‘‘derecha’’ no significa absolutamente nada, carece de sentido).

Meramente aludimos a lo que la gente común y corriente tiene en mente cuando se le pide una opinión política, y esta distinción se agudiza aún más todavía cuando se acercan fechas próximas a un acto electoral.

Gabriel Boragina es Abogado. Master en Economía y Administración de Empresas de ESEADE. Fue miembro titular del Departamento de Política Económica de ESEADE. Ex Secretario general de la ASEDE (Asociación de Egresados ESEADE) Autor de numerosos libros y colaborador en diversos medios del país y del extranjero. Síguelo en  @GBoragina

Vuelve el colectivismo en la cabeza de la Iglesia


El retorno a la línea de Santiago el Mayor.

Originalmente hubo un problema serio en la Iglesia: la versión de Santiago el Mayor estaba colocándola al borde de la liquidación terrenal si no fuera por la vigorosa reacción de San Pablo. Así se lee por un lado, el mensaje central de Santiago: «Ahora bien, vosotros, ricos, llorad y dad alaridos por las desgracias que están para caer sobre vosotro». (Epístola de Santiago, 5: 1).

También en Epístola de Santiago (2: 5-6): «Escuchen, hermanos muy queridos, ¿Acaso Dios no ha elegido a los pobres de este mundo para enriquecerlos en la fe y hacerlos herederos del Reino que ha prometido a los que aman? Y sin embargo, ¡ustedes desprecian al pobre! ¿No son acaso los ricos los que oprimen a ustedes y los hacen comparecer ante los tribunales?». 

Más aun, la línea de Santiago expone la receta en cuanto a que «todos los creyentes vivían unidos y tenían todo en común; vendían sus posesiones y sus bienes y repartían el precio entre todos, según la necesidad de cada uno» (Los Hechos de los Apóstoles, 2:44/45). 

Esto en la ciencia moderna se denomina «la tragedia de los comunes», es decir, lo que es de todos no es de nadie y los incentivos operan en dirección a la debacle. Y esto es precisamente lo que ocurrió en la iglesia primitiva paupérrima y como una carga insoportable para la Iglesia madre, de allí el mensaje contundente de Pablo de Tarso que afortunadamente predominó en cuanto a que «día y noche con fatiga y cansancio trabajamos para no ser una carga a ninguno de vosotros (…) Si alguno no quiere trabajar, que tampoco coma. Porque nos hemos enterado que hay entre vosotros algunos que viven desconcertados, sin trabajar nada, pero metiéndose en todo. A estos les mandamos y les exhortamos en el Señor Jesucristo a que trabajen con sosiego para comer su propio pan» (Segunda Epístola a los Tesalonicences, 3: 8/10, 11 y 12).

Sin la pretensión de una recopilación exhaustiva, a titulo de ejemplo a continuación hemos seleccionado pasajes de la tendencia inaugurada por Pablo que fue la que, como queda dicho, predominó al efecto de rescatar el espíritu cristiano, especialmente a partir de Constantino, aunque la Iglesia posconciliar a partir de Medellín, Puebla, el tercermundismo, los desvíos de la llamada teología de la liberación y más notoriamente a partir de Francisco ha vuelto en gran medida a la línea de Santiago que acabamos de resumir. 

CONTRACORRIENTE

A contracorriente de estos desvíos que vuelven a asomar con fuerza y en concordancia con los Mandamientos de no robar y no codiciar los bienes ajenos que hacen referencia a la trascendencia de la propiedad privada, en Deuteronomio (viii-18) «acuérdate que Yahveh tu Dios, es quien te da fuerza para que te proveas de riqueza». En 1 Timoteo (v-8) «si alguno no provee para los que son suyos, y especialmente para los que son miembros de su casa, ha repudiado la fe y es peor que una persona sin fe». En Mateo (v-3). 

«Bienaventurados los pobres de espíritu porque de ellos es el reino de los cielos»», fustigando al que anteponga lo material al amor a Dios (amor a la Perfección), en otras palabras al que «no es rico a los ojos de Dios» (Lucas xii-21), lo cual aclara la Enciclopedia de la Biblia (con la dirección técnica de R. P. Sebastián Bartina y R. P. Alejandro Díaz Macho bajo la supervisión del Arzobispo de Barcelona): «Fuerzan a interpretar las bienaventuranzas de los pobres de espíritu, en sentido moral de renuncia y desprendimiento», y que la «clara fórmula de Mateo -bienaventurados los pobres de espíritu- da a entender que ricos o pobres, lo que han de hacer es despojarse interiormente de toda riqueza» (tomo vi, págs. 240/241). En Proverbios (11-18) «quien confía en su riqueza, ese caerá». En Salmos (62-11) «a las riquezas, cuando aumenten, no apeguéis el corazón». Este es también el sentido de la parábola del joven rico (Marcos x, 24-25) ya que «nadie puede servir a dos señores» (Mateo vi-24) y en la parábola del viñatero se concluye: «¿Es que no puedo hacer con lo mío lo que quiero?» (Mateo, xx: 15).

En cuanto a los textos papales, aunque en no pocas ocasiones ambivalentes y contradictorios es de interés destacar a León XIII en Rerum Novarum en el siguiente pasaje: «Quede, pues, sentado que cuando se busca el modo de aliviar a los pueblos, lo que principalmente, y como fundamento de todo se ha de tener es esto: que se ha de guardar intacta la propiedad privada. Sea, pues, el primer principio y como base de todo que no hay más remedio que acomodarse a la condición humana; que en la sociedad civil no pueden todos ser iguales, los altos y los bajos. Afánense en verdad, los socialistas; pero vano es este afán, y contra la naturaleza misma de las cosas. Porque ha puesto en los hombres la naturaleza misma grandísimas y muchísimas desigualdades. No son iguales los talentos de todos, ni igual el ingenio, ni la salud ni la fuerza; y a la necesaria desigualdad de estas cosas le sigue espontáneamente la desigualdad en la fortuna, lo cual es por cierto conveniente a la utilidad, así de los particulares como de la comunidad; porque necesitan para su gobierno la vida común de facultades diversas y oficios diversos; y lo que a ejercitar otros oficios diversos principalmente mueve a los hombres, es la diversidad de la fortuna de cada uno».
 
SOCIALISMO RELIGIOSO

Por su parte Pio XI ha señalado en Quadragesimo Anno : «Socialismo religioso y socialismo cristiano son términos contradictorios; nadie puede al mismo tiempo ser buen católico y socialista verdadero». Y Juan Pablo II -el Papa de los pedidos de perdones por mayúsculas barrabasadas oficiales en la Iglesia y el formidable ecumenismo- ha puesto de manifiesto en Centesimus Annus: «Cuando una empresa da beneficios significa que los factores productivos han sido utilizados adecuadamente y que las correspondientes necesidades humanas han sido satisfechas debidamente (…) Si por capitalismo se entiende un sistema económico que reconoce el papel fundamental y positivo de la empresa, del mercado, de la propiedad privada y de la consiguiente responsabilidad para con los medios de producción, de la libre creatividad humana en el sector de la economía, la respuesta ciertamente es positiva».

Respecto al Papa Francisco, sin perjuicio de sus alabanzas a sacerdotes tercermundistas y sus reiteradas declaraciones en Cuba, Bolivia, Paraguay, Chile y en el Vaticano sobre lo males del capitalismo y las virtudes del intervencionismo de los aparatos estatales en las vidas y haciendas del prójimo, a título de ilustración decimos que en el segundo capítulo de Evangelii Gaudium se lee que la economía abierta «mata» y donde «todo entra dentro del juego de la competitividad», y «como consecuencia de esta situación, grandes masas de la población se ven excluidas y marginadas sin trabajo, sin horizontes, sin salida». También ha dicho que «el dinero es el estiércol del diablo» sin hacer referencia al reiteradamente corrupto banco en su jurisdicción que de modo insolente se lo ha denominado el banco de Dios, ni a las abundantes riquezas del Vaticano. 

En verdad, las reflexiones del Papa resultan sorprendentes. En primer lugar y antes que nada, debe precisarse que el mundo está muy lejos de vivir sistemas de competencia y mercados abiertos sino que en menor o mayor medida ha adoptado las recetas del estatismo más extremo en cuyo contexto el Leviatán es cada vez más adiposo y cada vez atropella con mayor vehemencia los derechos de las personas a través de múltiples regulaciones absurdas, gastos y deudas públicas colosales, impuestos insoportables e interferencias gubernamentales cada vez más agresivas, todo lo cual no es siquiera mencionado por el Papa en su documento.

Si no somos racistas y nos damos cuenta que las causas no residen en el clima imperante ni en los recursos naturales (recordemos que Africa es el continente que exhibe la mayor dosis y que Japón es un cascote donde solo el veinte por ciento es habitable), podremos concluir que dichas tasas permiten incrementar salarios e ingresos en términos reales.

En resumen, los valores y principios de una sociedad abierta no matan, lo que aniquila es el estatismo de hace ya mucho tiempo. En este sentido, estimo de una peligrosidad inusual el consejo papal basado en una cita de San Juan Crisóstomo cuando escribe en el documento referido: «Aanimo a los expertos financieros y a los gobernantes de los países a considerar las palabras de un sabio de la antigüedad: «No compartir con los pobres los propios bienes es robarles y quitarles la vida. No son nuestros los bienes que tenemos, sino suyos». San Juan Crisóstomo el antisemita rabioso que con el título de Adversus Judaeos escribió que los judíos «son bestias salvajes», que son «el domicilio del demonio» y que «las sinagogas son depósitos del mal» para quienes «no hay indulgencia ni perdón».

PENSAR COMO COMUNISTAS

Cuando le preguntaron al Papa Francisco si es comunista respondió que «son los comunistas los que piensan como los cristianos» (La Reppublica, noviembre 11 de 2016), lo cual subraya una vez más su simpatía original por el colectivismo impregnado de muy joven por la marxista doctora Esther Balestrino y luego por Monseñor Enrique Angelelli que celebraba misa bajo la insignia de los terroristas Montoneros. Es sumamente curioso que por un lado se condena la pobreza y, por otro, se hace alarde de pobrismo, con lo cual -como expresé mucho antes de este papado, cuando pronuncié el discurso inaugural en el congreso del Celam en Tegucigalpa, el 30 de junio de 1998 invitado por Monseñor Cristian Trecht Bañados- la Iglesia debería rechazar la mismísima caridad puesto que mitiga la pobreza del receptor y también dedicarse solo a los ricos pues los pobres ya estarían salvados.
Este lamentable derrumbe no es aceptado por los fanáticos de siempre que se niegan a ver una de los muy pocos temas con los que puede concordarse con el Papa actual y es su repetida manifestación en cuanto a que «los cortesanos son la lepra de la Iglesia». Afortunadamente hay obispos, sacerdotes y laicos que perciben este problema grave, es de esperar que se esté a tiempo de revertir la situación para no caer en lo que advertía el sacerdote polaco -doctor en teología, doctor en derecho y doctor en sociología- Miguel Poradowski en su libro El marxismo en la Iglesia: «No todos se dan cuenta hasta donde llega hoy día la nefasta influencia del marxismo en la Iglesia (…) tarde o temprano vamos a encontrarnos con una Iglesia ya marxistizada, es decir en una anti-Iglesia».

Alberto Benegas Lynch (h) es Dr. en Economía y Dr. en Ciencias de Dirección. Académico de la Academia Nacional de Ciencias Económicas, fue profesor y primer rector de ESEADE durante 23 años y luego de su renuncia fue distinguido por las nuevas autoridades Profesor Emérito y Doctor Honoris Causa. Es miembro del Comité Científico de Procesos de Mercado, Revista Europea de Economía Política (Madrid). Es Presidente de la Sección Ciencias Económicas de la Academia Nacional de Ciencias de Buenos Aires, miembro del Instituto de Metodología de las Ciencias Sociales de la Academia Nacional de Ciencias Morales y Políticas, miembro del Consejo Consultivo del Institute of Economic Affairs de Londres, Académico Asociado de Cato Institute en Washington DC, miembro del Consejo Académico del Ludwig von Mises Institute en Auburn, miembro del Comité de Honor de la Fundación Bases de Rosario. Es Profesor Honorario de la Universidad del Aconcagua en Mendoza y de la Universidad Peruana de Ciencias Aplicadas en Lima, Presidente del Consejo Académico de la Fundación Libertad y Progreso y miembro del Consejo Asesor de la revista Advances in Austrian Economics de New York. Asimismo, es miembro de los Consejos Consultivos de la Fundación Federalismo y Libertad de Tucumán, del Club de la Libertad en Corrientes y de la Fundación Libre de Córdoba. Difunde sus ideas en Twitter: @ABENEGASLYNCH_h

Por qué la extrema pobreza es un flagelo muy difícil de reducir

Por Roberto Cachanosky. Publicado el 14/4/2021 en: http://economiaparatodos.net/por-que-la-extrema-pobreza-es-un-flagelo-muy-dificil-de-reducir/

Persiste un clima de desaliento a los negocios, con amenaza de más regulaciones y penalidades a las empresas

Sin duda la segunda ola de COVID 19 es un problema serio, pero tal vez sea un problema serio porque el gobierno nunca utilizó el tiempo de la cuarentena eterna para poner en condiciones el sistema de salud y organizar debidamente una masiva y efectiva compra de vacunas para hacer una adecuada campaña de vacunación. Todo lo que sabemos es que las pocas vacunas que llegaron fueron utilizadas, en parte, para el vacunatorio VIP que incluía a jóvenes militantes de La Campora.

El problema está en que Argentina es un país pobre, es decir, no puede darse el lujo de frenar la actividad económica, aunque sea parcialmente, como lo hacen otros países. Argentina tiene un ingreso per capita de US$ 8.000 por año y el promedio de la UE es de US$ 39.000 por habitante. Son dos mundos económicamente tan diferentes que compararse con esos países en las medidas de restricción económica no tiene ningún sentido. Y aun así, algunos países de la UE tienen marchas de protesta por la cuarentena que imponen algunos de los gobiernos.

Es más, entre 2010 y 2020 la población argentina creció el 11% y el PBI cayó el 14%. La torta se transformó en un alfajor y llegaron más comensales a la mesa. Imposible que no estallara la pobreza y aumentara la indigencia con estos números. El 60% de ese tiempo gobernó el kirchnerismo y el otro 40% el gradualismo de Cambiemos.

En realidad, desde que empezamos a votar nuevamente en 1983, la democracia se transformó en una competencia populista en la cual los diferentes partidos políticos compiten por ver quién ofrece quitarle el fruto de su trabajo a unos para dárselo a otros, hasta llegar a un punto en que están dados todos los incentivos para no producir y todos para tratar de vivir consumiendo sin producir.

Es más, las reglas de juego para producir en Argentina son perversas. Si alguien produce tela para ropa, le dan protección arancelaria, si otro ensambla celulares en Tierra del Fuego tiene todo tipo de subsidios, ahora si Ud. invierte en una empresa, crea puestos de trabajo en un país con 19 millones de pobres, 4,5 millones de indigentes, 11% de desocupación y se esfuerza por ser competitivo, el Estado lo esquilma a impuestos, le pone mil regulaciones, controles, prohibiciones de exportar y encima si Moyano le bloquea la planta para que Ud. no pueda trabajar, el Estado se toma todo el tiempo del mundo para resolverle el problema. Si es que se lo resuelve.

En otras palabras, el Estado no lo deja trabajar en tiempos normales, si quiere trabajar en tiempos de pandemia Ud. pasa a ser directamente un infractor que merece todo el castigo de la ley y si el Estado no lo molesta en ninguno de los dos casos, los piqueteros o Moyano se van a encargar de complicarle la vida para que no pueda trabajar en paz.

Es más, en un país como Argentina donde hay 4,4 millones de indigentes, el Estado persigue a los que producen carne y todo tipo de alimentos. Siguen creyendo en el cuento de la oligarquía vacuna.

La economía Argentina está estancada desde 2011, el último dato disponible del Estimador Mensual de Actividad Económica (EMAE) muestra que la actividad recién está llegando a los niveles de febrero de 2020, el mes anterior a la cuarentena, aclarando que en febrero de 2020 el EMAE estaba levemente por debajo de noviembre de 2019, el último mes completo del gobierno de Cambiemos, que fue un mes recesivo y venía de una recesión de 2 años. Es más, el EMAE está por debajo de los niveles de estancamiento de los últimos 10 años.

Gráfico 1

En 2020 el PBI terminó estuvo solo un 2,5% por encima del PBI de 2009, en pesos constantes de 2004, siendo el 2009 un año recesivo. El PBI de 2020 estuvo casi en los niveles del PBI de 2007. Son 13 años de un PBI casi estancado con una población que crece a pesar de los jóvenes que emigran.

En 2019 emigraron de Argentina 1.013.414 personas, siendo el principal destino España, luego Estados Unidos, Chile, Italia, Paraguay, Bolivia, Brasil y sigue el listado, pero aproximadamente el 50% se fue a España y a Estados Unidos, casi en partes iguales.

Pero en 2019 recibimos a 2.212.879 inmigrantes, mayormente de Paraguay, Bolivia, Chile y Perú. Todos datos de publicados por la ONU.

Resulta realmente curioso que siendo un país que expulsa a sus hijos y empresas por falta de oportunidades, tenga un neto positivo de entre inmigrantes e emigrantes, de casi 1,2 millones de personas. Argentina no es la misma Argentina de fines del siglo XIX y principios del XX que atraía gente de todas partes del mundo por las reglas de juego que ofrecía para prosperar. Hoy Argentina hace el proceso inverso de nuestros abuelos que vinieron a la Argentina a buscar un futuro. Sus nietos o bisnietos van a buscar un futuro mejor al país del cuál ellos vinieron a tratar de prosperar.

Bajo estas condiciones de decadencia y pobreza el gobierno cometió los groseros errores de campaña de vacunación que todos conocen, con lo cual los márgenes económicos para enfrentar la segunda ola de COVID 19 son mínimos, por no decir nulos.

No hay margen fiscal para otorgar subsidios a las empresas que no facturan e igual tienen que pagar los sueldos de sus empleados. No hay margen social con los mencionados 19 millones de pobres, 4,4 millones de indigentes y 2,2 millones de desocupados. Se puede agregar que entre febrero de 2020 y enero de 2021 el sector que mayor cantidad de puestos de trabajo perdió fue el de hotelería y restaurantes, los que vuelven a ser fuertemente golpeados con las nuevas medidas de restricciones horarias y prohibiciones. Ese sector perdió 57.400 puestos de trabajo en lo que va de la cuarentena y no logra recuperarse.

Los números fiscales son horribles, Argentina no tiene moneda, no tiene ahorro interno, las empresas cierran sus puertas y se van del país y otras directamente cierran, lo pobreza y la indigencia está en niveles insospechados, la desocupación es una pesadilla y la falta de perspectivas quitan cualquier sueño innovador.

Con este panorama el gobierno no tiene mejor idea que decir que la gente se quede en su casa y volver a cerrar la actividad, no tan violentamente como en 2020, pero con restricciones importantes para sectores muy golpeados.

Todo parece indicar que el mejor camino es apelar a la conciencia de la gente para que tome los recaudos del caso en estos momentos de pandemia y dejar la mayor flexibilidad para poder producir algo, porque la pobreza extrema a la que están llevando el país es otra forma de morir tan cruel como el COVID 19.

Claro que el principal problema es que quienes tendrían que apelar a la conciencia de la gente fueron los vacunados VIP que usaron las escasas vacunas, compradas con fondos públicos, para vacunarse ellos y sus militantes  y aparecieron en fotos abrazándose a compañeros políticos. Eso quita toda autoridad moral para levantar el dedo acusador y exigirle a la gente que haga lo que ellos han demostrado no estar dispuestos a hacer.

Roberto Cachanosky es Licenciado en Economía, (UCA) y ha sido director del Departamento de Política Económica de ESEADE y profesor de Economía Aplicada en el máster de Economía y Administración de ESEADE. Síguelo en @RCachanosky

América Latina elige, ¿qué elige?

Por Constanza Mazzina y Santiago Leiras. Publicado el 4/04/21 en: https://www.cronista.com/cronista-global/america-latina-elige-que-elige/

Ante un escenario complejo por el efecto de la pandemia, las tensiones ideológicas podrían mantenerse.

El 2021 se presenta como un nuevo año en el ciclo electoral latinoamericano inaugurado hace algunas décadas con la tercera ola de democratización en la región. En el transcurso del presente año habrá elecciones presidenciales en Ecuador, Chile, Perú, Haití, Honduras y Nicaragua; legislativas en El Salvador, México, Argentina, Haití y Chile; constituyentes en Haití y Chile; municipales en Bolivia, Chile, El Salvador y Paraguay; y estaduales en Bolivia y Chile.

Un mix completo en un año complejo: además de la crisis sanitaria, la región tiene otras «pandemias» que no logra resolver. Así, a las consecuencias del Covid19 y las diferentes respuestas que dieron los gobiernos latinoamericanos con más o menos eficacia, debemos resaltar el sistemático deterioro del Estado de Derecho, la crónica crisis de la democracia y la crisis de representación política.

Crisis que se arrastran y no se resuelven, y que agregan un elemento más de disconformidad en las ya descontentas ciudadanías latinoamericanas. Tomemos por caso la llegada de Jair Bolsonaro a la presidencia de Brasil: según los datos de Latinobarómetro del año 2018, un 65% de los ciudadanos señalaban que la democracia tenía problemas y para un 17% no había democracia. Así, la crítica a la democracia tuvo consecuencias electorales directamente consistentes con ella.

La reciente elección legislativa en El Salvador y el apoyo dado por la ciudadanía al presidente Bukele muestra que, lejos de castigarlo con su voto, lo han respaldado. En el mismo informe de Latinobarómetro de 2018, un 24% de los salvadoreños señalaban que no había democracia y para el 59% era una democracia con problemas. La tercera oleada democrática llegó al país centroamericano a mediados de los años noventa, luego de la firma de los acuerdos de paz de Chapultepec que pusieron fin a décadas de enfrentamiento armado en el territorio.

El regreso a la democracia configuró un sistema de partidos bipartidista de la mano de ARENA y del FMLN. La alternancia entre ambos en un contexto de creciente inseguridad y nuevos fenómenos como las maras, fue erosionando la democracia. Antes de la llegada de Bukele, solo el 11% de los salvadoreños estaban satisfechos con la democracia. Si en el 2018 la aprobación del gobierno en Brasil era de solo el 6%, en El Salvador rozaba el 22%, con una media regional en un escaso 32%.

Para cerrar este panorama, la confianza en el Parlamento era de un escaso 10%, la confianza en el gobierno del 10% (entonces era presidente Salvador Sánchez Ceren, del FMLN, igual que su antecesor, Mauricio Funes) y en los partidos políticos del 6%. El colapso del sistema consociativo de la democracia entre Arena y FMLN se encontraba en su fase terminal.

Así, Nayib Bukele logró presentarse como la figura emergente en un fuerte clima anti-político con un sesgo anti-establishment representado por los dos partidos históricos, un esquema de corrupción institucionalizada, y una significativa demanda de restauración del orden público: el resultado electoral de aquella elección presidencial y las recientes legislativas marcaron el fin de una época.

¿Se parece Bukele al fenómeno Trump/Bolsonaro, al modelo de Chávez o al de Álvaro Uribe? Probablemente a todos, posiblemente a ninguno de ellos. Lo cierto es que, de acuerdo al último informe de Democracy Index, El Salvador se transforma en un régimen híbrido, dejando atrás su condición de «democracia defectuosa».

El Salvador, Ecuador y Bolivia inauguraron un largo ciclo electoral pero ¿qué se elige? ¿elige la región girar a la izquierda? Quienes sostienen esta tesitura encuentran sus razones en el cambio acontecido en México (2018), Argentina y Bolivia (2019), en un clima de optimismo en relación al triunfo del candidato/delfín de Rafael Correa (el segundo, el anterior fue el propio Lenín Moreno) Andrés Arauz en Ecuador y el retorno de Lula Da Silva a la arena política, ya sin restricciones legales para una eventual candidatura presidencial, en un contexto de crisis del gobierno de Jair Bolsonaro en Brasil.

Haciendo un rápido recorrido ideológico por una buena parte de la región nos encontramos con 2 países de extrema izquierda (Nicaragua y Venezuela), 2 de izquierda (Bolivia y México) 1 de centro izquierda (Argentina), 2 de centro (Ecuador y Perú) 1 de centro derecha (Uruguay), 3 de derecha (Colombia, Chile y Paraguay) y 1 de extrema derecha (Brasil).

Estamos frente a un complejo escenario ideológico y lo que los latinoamericanos elijan en 2021 no parecería alterar sustantivamente este panorama.

Constanza Mazzina es doctora en Ciencias Políticas (UCA), master en Economía y Ciencias Políticas (ESEADE). Fue investigadora de ESEADE, Fundación F. A. von Hayek y UADE. Fue docente de la Universidad del Salvador en grado y postgrado y en el postgrado en desarme y no proliferación de NPSGlobal. Es profesora de ciencia política en la Fundación UADE. Síguela en @CMazzina

Latam: un espejo que nos refleja

Por Martín Krause. Publicado el 17/6/20 en: https://www.infobae.com/opinion/2020/06/18/latam-un-espejo-que-nos-refleja/

El transporte aéreo es una de las actividades más golpeadas por la crisis generada por las prohibiciones de vuelos y las cuarentenas. Pero la empresa chilena se va de la Argentina, no de otros países
Uno de los aviones de Latam 

Uno de los aviones de Latam

Cierra Latam en Argentina. La empresa, que es fruto de la unión entre la chilena LAN y la brasilera TAM había ingresado en convocatoria de acreedores para el holding general de la empresa y sus filiales en Chile, Perú, Colombia, Ecuador y los Estados Unidos. Eso no incluía a nuestro país, al que le estaba destinado un futuro peor, porque en ese otro caso buscará restructurarse, acá directamente se va.

La situación no sorprende, todos sabemos que el transporte aéreo, como el turismo que también lo utiliza, está entre las actividades más golpeadas por la crisis generada por las prohibiciones de vuelos y las cuarentenas. Pero el hecho es que se va de la Argentina, no de otros países. Alguno pensará que esto ocurre porque los chilenos nos odian, pero no solamente hay muchas empresas chilenas en nuestro país a las que les va relativamente bien, además esos sentimientos están muy lejos de formar parte de las decisiones que tienen que tomar accionistas y ejecutivos de una empresa.

Estos lo que hacen es mirar para adelante. Y lo que esta decisión muestra es que el futuro que avizoran en este país no es nada atractivo. Por lo menos en comparación con otros países en los cuales la empresa opera o tiene posibilidades de operar.

Por un minuto dejemos de lado la grieta y pongámonos en el lugar del gerente de esta empresa en nuestro país, o quien lo supervisaba desde su casa matriz, desde que comenzó sus operaciones en 2005. Tuvo que lidiar con ocho sindicatos diferentes, toda una sopa de letras: UPAL, ATCPEA, USTARA, APLA, APA, UPSA, AAA (¡qué terrible sigla ésta!) y APTA. También con el intento de sacarlos de Aeroparque y mandar todos sus vuelos a Ezeiza (en 2014 la ORNSA, otra sigla de estilo soviético, los conminó a dejar los hangares en diez días); o con los muchachos de La Cámpora que manejaban Intercargo y le demoraban la salida de las valijas. Tiene, además, un competidor que tal vez no sería de preocupar en un mercado normal, pero en éste recibe unos 500 millones de dólares anuales en promedio de subsidios.

No hace falta explicar mucho más, cualquiera que estuviera analizando el mapa de sus operaciones y pensara dónde tiene que reducir sus pérdidas, llegaría a las mismas conclusiones.

Y ahora se viene el show patriótico, la futura miniserie de Netflix de quienes van a proponer expropiar los aviones de LATAM porque…, no porque ellos los hayan comprado sino porque al estar estacionados en nuestro suelo y destinados a vuelos de cabotaje también nos pertenecen. ¿Cómo que se van a llevar los aviones a otra parte?

Todo sea por mantener los 1.715 empleos que la empresa provee o la actividad de los 1.300 proveedores que tiene el país. Pregunta: ¿esto no importaba antes, cuando se le ponían todo tipo de trabas?

Ahora nos enfrentamos a un futuro promisorio que los políticos y sindicalistas argentinos no faltarán en darnos: no solamente vamos a tener una empresa aérea que pierde millones de nuestros dólares, ¡puede que vayamos a tener dos! Excelente. Es más, de la misma forma que se pensó primero en que Vicentín podía ser parte de YPF Agro, ahora podríamos decir que LATAM Argentina fuera parte de Aerolíneas Argentinas. Qué lastima que acaban de cerrar Austral para que todo sea Aerolíneas. Bueno, volveremos a tener dos, de todas formas.

Hay muchas ideas que deben estar floreciendo en las mentes de los jóvenes talibanes del poder: podemos seguir con la cuarentena varios meses y quedarnos con Starbucks, o McDonalds. Imagino ahora lo que sería la calidad de ese café, o de las papas fritas. Después de todo la carne es nuestra, ¿o no? Las papas también. El café no tanto, pero ya se nos ocurrirá algo.

En definitiva, la decisión de LATAM nos envía un mensaje, que podremos recibir y comprender o no. En particular un mensaje sobre nuestra calidad institucional, estamos en el puesto 133 en cuanto a las instituciones de mercado según el índice que elabora la Fundación Libertad y Progreso. Si no confía en esto, afuera nos ven peor. Ayer se dio a conocer que en el ranking que elabora IMD, la prestigiosa escuela de posgrado Suiza sobre la competitividad de los países estamos 62 entre 63, detrás de Mongolia y delante de Venezuela.

Se van de acá primero, no de otro lado. Podemos pensar que siempre somos las víctimas de algunas conspiraciones capitalistas, o mirarnos a nosotros…, y tal vez no sea bueno lo que veamos. Hacemos todo lo posible para molestarlos y para echarlos, y ahora que se van la culpa es de ellos, por supuesto.

LATAM es un espejo.

 

Martín Krause es Dr. en Administración, fué Rector y docente de ESEADE y dirigió el Centro de Investigaciones de Instituciones y Mercados (Ciima-Eseade). Es miembro del Consejo Académico de Fundación Libertad y Progreso. Síguelo en @martinkrause

 

 

La gran contradicción argentina

Por Iván Carrino. Publicado el 25/9/19 en: https://www.ambito.com/la-gran-contradiccion-argentina-n5056395

 

Amamos a papá Estado, pero no estamos dispuestos a pagar sus onerosos gastos.

AFIP.

La gran contradicción de los argentinos es que, en promedio, adoramos al Estado pero, al mismo tiempo, no estamos dispuestos a financiarlo.

¿Cuál es la prueba de esto?

La primera es que por los últimos 59 años de historia, 54 hemos vivido con déficit fiscal. Es decir, el gobierno, que tanto nos gusta que gaste, no tiene los ingresos suficientes para encarar ese gasto. O sea que los argentinos no pagamos los impuestos suficientes que requiere el estado omnipresente que nos gusta.

Obviamente, Argentina nunca tuvo un gasto tan alto en términos de su producción como en diciembre de 2015. Y, de hecho, el aumento que se dio entre 2003 y 2015 fue sideral.

Para darse una idea, Holanda llevó su gasto público del 20% del PBI al 40% en un período de aproximadamente 80 años. A nosotros hacer lo mismo nos tomó solo tres gobiernos kirchneristas. 12 años. Record Guinness.

Mentalidad anticapitalista

La segunda prueba es que según el estudio del profesor Carlos Newland, de ESEADE, Argentina es el país con mentalidad más anticapitalista de la región.

Consultados sobre 3 cuestiones básicas que definen las preferencias de los encuestados sobre la economía libre contra la regulada (“la riqueza genera crecimiento para todos”, “la competencia empresarial es buena”, “debe incrementarse el rol del sector privado a costa del público”) los argentinos son los que más en contra están de la actividad del mercado libre.

Es decir, somos más pro-estado que Chile, Uruguay, Colombia, Brasil, etc.

Así que si los gobiernos son una representación de al menos una buena mayoría de la sociedad, es normal que se la pasen gastando todo lo posible y creen “derechos” donde quiera que haya una necesidad. El problema es que esos derechos después hay que pagarlos.

Y como los argentinos no los queremos pagar, hemos pasado las últimas 8 décadas con crisis de deuda o crisis de inflación.

6 mil billones por ciento

Hace unos años, el profesor de la Universidad de Denver, Nicolás Cachanosky, tomó los datos recopilados por Reinhart y Rogoff y concluyó que “desde la independencia en 1816, Argentina ha estado bajo reestructuración de deuda unos 71 años. Esto equivale al 36% de su historia.”.

La situación es más grave si se cuenta el tiempo desde la Segunda Guerra Mundial: “Si contamos desde la Segunda Guerra Mundial, entonces Argentina ha estado en default reestructurando su deuda unos 36 años, lo que equivale al 52% desde 1945 a la fecha”.

El proyecto enviado al congreso para “reperfilar deuda” le agregará unos años a este triste registro nacional y popular.

En materia de inflación, otro trabajo de Cachanosky, esta vez en conjunto con Ravier, muestra que desde la creación del Banco Central en 1935 la inflación anual equivalente fue de 55% por año.

Para curiosos, la cifra de inflación acumulada desde que hay estadísticas oficiales en Argentina es de: 6.138.061.225.630.469%

Creo que se dice seis-mil-billones por ciento. Pero seguro alguno podrá ayudar a pronunciar.

Como cualquiera podrá intuir, semejantes niveles de inflación son nefastos para el crecimiento económico. Y el mismo efecto genera la incertidumbre ligada a la deuda pública. En este sentido, no extraña que seamos el país que, junto con nada menos que El Congo, es es el que más recesiones tuvo desde 1960.

Para cortar con semejante decadencia llegó Macri, que dijo que todo se iba a ordenar porque la economía iba a crecer. Obviamente, lo mismo dicen todos los políticos, desde Lavagna hasta los Fernández.

¿Ahora me explican cómo vamos a crecer si ninguno quiere bajar la inflación en serio y ninguno quiere ajustar las cuentas públicas en serio?

Lecciones a aprender

El agujero fiscal es la espada de Damocles que hunde a la Argentina. El agujero fiscal explica también el desequilibrio externo que gustan de remarcar los economistas heterodoxos.

La explicación es sencilla: cuando no hay ahorro interno, y el gobierno gasta como si no hubiera mañana, la única manera de hacerlo (al menos por un tiempo) es usando financiamiento exterior. La contracara de eso es el déficit de cuenta corriente.

Pero el origen del tema es nuevamente fiscal. Y el problema fiscal es hijo de nuestra gran contradicción.

¿Cómo se resuelve? Solo dos formas posibles: o se baja el gasto público, o se aumentan los impuestos.

Ahora en un país que ya no da más de carga impositiva, que le cobra impuestos récord mundial a las empresas y a los pobres tasas europeas de IVA, solo queda un camino: hay que achicar el gasto público.

Si no nos ponemos de acuerdo en esto, después no nos quejemos de los malos resultados obtenidos.

 

Iván Carrino es Licenciado en Administración por la Universidad de Buenos Aires y Máster en Economía de la Escuela Austriaca por la Universidad Rey Juan Carlos de Madrid. Es editor de El Diario del Lunes, el informe económico de Inversor Global. Además, es profesor asistente de Comercio Internacional en el Instituto Universitario ESEADE y de Economía en la Universidad de Belgrano. Es Sub Director de la Maestría en Economía y Ciencias Políticas de ESEADE. Sigue a @ivancarrino

Mauricio, no necesitás al G20 para integrarnos al mundo

Por Iván Carrino. Publicado el 6/12/18 en: http://www.ivancarrino.com/mauricio-no-necesitas-al-g20-para-integrarnos-al-mundo/

 

Los países no comercian. Sí las personas.

¡Qué bien que salió el G20! Por un rato al menos, pasamos de ser la barbarie tirapiedras, a una ciudad Suiza. Ni la izquierda piquetera consiguió alterar la tranquilidad con la que pasaron las jornadas de la Cumbre Internacional del grupo de los 20 países más económicamente relevantes del mundo.

Hasta le ganamos a París, donde mientras acá “La Bestia” cargaba nafta y Ángela Merkel comía en una parrilla de Palermo, los chalecos amarillos incendiaban todo a su paso.

No debe haber habido nadie que no reconociera la buena organización del evento y el profesionalismo con que todo se llevó a cabo. Obviamente,  hubo algún traspié, como el evento de Michetti con Macron, pero en líneas generales, todo salió bien.

Y mejor de lo esperado, para quienes habitamos este caótico país.

El presidente, por su parte, capitalizó el encuentro y reforzó su discurso de integración al mundo civilizado.

Nos estamos integrando al mundo. Las cosas requieren un tiempo. Hay que tener constancia, herencia y paciencia (…) Nunca tuvimos la relación que tenemos ahora con el mundo. La autoestima volvió a estar presente en estos días.

En los días en que los presidentes del mundo visitaron la ciudad, el gobierno argentino firmó todo tipo de acuerdos. Además, dijo querer avanzar con la Unión Europea y prometió abrir mercados.

Aparentemente, el G20 sería un punto de partida para incrementar nuestro comercio internacional, que hoy es apenas del 23% del PBI, cuando en el mundo la suma de exportaciones e importaciones asciende al 58%.

Lo cierto, sin embargo, es que no se necesitan ni tratados especiales ni cumbres internacionales para hacerlo.

Las personas comercian, no los países

Cuando hablamos de comercio internacional solemos mirar números agregados. La semana pasada, en un estudio de TV, mientras hablaba el Primer Ministro Shinzo Abe, de Japón, el periodista sacaba a relucir la cantidad de exportaciones que hacíamos a ese país.

¿Qué relación tenemos con Japón? “Exportamos USD 1500 millones”, respondió el analista.

Como si todos los argentinos produjéramos USD 1.500 millones de dólares de soja para vendérsela a los varios millones de japoneses que la consumen.

En realidad, la situación es diferente. Es que ni todos comerciamos con todos, ni los países comercian entre sí. En realidad, todas estas construcciones retóricas tienen como base la decisión de un individuo.

Un individuo que, ubicado en Argentina, encontró más conveniente tomarse el trabajo de exportar una tonelada de soja a Japón, en lugar de venderla en el mercado interno. Y otro individuo que, del otro lado del mundo, encontró que era más barato y de mejor calidad comprar esa tonelada fabricada en nuestro suelo, en lugar de en otro lado.

Como se observa, son las personas las que comercian entre sí, en base a sus apreciaciones sobre qué es lo más conveniente hacer con su dinero y su producción.

Y es de esta forma que se ha producido el comercio internacional. Porque algunas personas, ubicadas en un territorio, encontraron que era mejor vender y comprar fuera del territorio, que hacerlo puertas adentro.

La globalización, entonces, es un orden espontáneo, donde las decisiones individuales de millones de personas terminan generando un mundo cada vez más conectado…

A menos, claro, que el gobierno se interponga.

Proteccionismo y apertura unilateral

Los individuos, dejados en libertad para decidir, intercambiarán con quien mejor satisfaga sus necesidades. Si esta contraparte se encuentra en otro país, entonces habrá comercio internacional.

Sin embargo, producto de falacias mercantilistas, o bien para proteger algunos lobbies, los gobiernos suelen cruzarse en el camino. Así, nace el proteccionismo, que básicamente consiste en impedir que los intercambios libres ocurran entre personas ubicadas en diferentes países.

Argentina conoce mucho de esta materia. Si miramos los números, estamos de la mitad de tabla para abajo en el ránking de apertura comercial de la Fundación Heritage, tenemos uno de los aranceles a las importaciones más altos de la región y casi no hemos firmado acuerdos de Libre Comercio.

Es decir, somos un país extremadamente cerrado donde el proteccionismo es la norma.

Entonces: ¿qué hacemos?

Para Macri, hay que acudir al G20. Puede ser… Una opción para “integrarse” es firmar tratados donde ambos países otorgan “concesiones”. Ahora esto puede llevar varios años, como lo demuestra el acuerdo Mercosur-UE, que parece que nunca se firmará.

Pero otra estrategia es la apertura unilateral. ¿En qué consiste? En eliminar unilateralmente restricciones al comercio, reduciendo aranceles y barreras no arancelarias, permitiendo que los argentinos que quieran comerciar con el mundo, lo hagan libremente.

Este camino no es imposible ni peligroso. De hecho, es el que tomó el vecino Chile entre 1974 y el año 2003.

Cuadro Chile

En 1974, las barreras aduaneras en Chile llegaban a ser del 750% sobre el valor de los productos.

Entre 1975 y 1977, se decretó que el máximo arancel posible sería de 35%. Para 1977 y 1979, se unificaron los aranceles, y quedó solo uno de 10% para todas las importaciones. Esto se revirtió entre 1983 y 1984, pero el camino de la apertura unilateral se retomó en 1985.

En 1999 el arancel único volvió al 10% y para 2003 se lo redujo nuevamente al 6%.

Uno podría preguntarse por los resultados de esta estrategia. Y, si bien en el caso chileno debe decirse que la apertura se hizo en conjunto con otras reformas estructurales como el saneo de las cuentas públicas y el fin de la inflación, existe consenso de que abrirse al mundo ha sido muy positivo para el país vecino.

En dicho período, el PBI per cápita chileno se multiplicó por 3. Además, Chile redujo drásticamente la pobreza, desde al año 2000 que crece casi sin interrupciones, y todo esto con bajo desempleo y una muy baja y estable tasa de inflación.

En lugar de realizar tantas cumbres y reuniones burocráticas, podríamos aprender del caso chileno.

Estimado presidente, no necesitamos al G20 para integrarnos al mundo.

 

Iván Carrino es Licenciado en Administración por la Universidad de Buenos Aires y Máster en Economía de la Escuela Austriaca por la Universidad Rey Juan Carlos de Madrid. Es editor de El Diario del Lunes, el informe económico de Inversor Global. Además, es profesor asistente de Comercio Internacional en el Instituto Universitario ESEADE y de Economía en la Universidad de Belgrano. Es Sub Director de la Maestría en Economía y Ciencias Políticas de ESEADE.

G20: políticos (y homicidas) se entretienen

Por Alejandro A. Tagliavini. Publicado el 15/11/18 en:  https://www.horapunta.com/g20:-politicos-y-homicidas-se-entretienen

 

Los aeropuertos de Buenos Aires cerrarán para recibir a las aeronaves de los países que participarán en la cumbre del G20, entre el 30 de noviembre y 1 de diciembre.

Además, habrá una zona de exclusión aérea sobre la ciudad, sus alrededores y el Río de la Plata. Y dos portaaviones de EE.UU. custodiarán desde el Atlántico, cerca de Punta del Este, y el Pacífico, a la altura de Valparaíso.

A esto se suma que el día 30 será feriado y se cerraran numerosas calles, con lo que los ciudadanos comunes -los supuestos mandantes de los políticos- verán muy complicada su actividad y, además, deberán pagar -en esta Argentina con 30% de la población pobre y en aumento- esta fiesta que costará, solo al gobierno argentino, más de 200 millones de dólares.

Llegarán 52 aeronaves, de los 19 países del grupo más cinco invitados como observadores. Los líderes de Australia, Chile, Indonesia, Rwanda, Brasil, Senegal, Italia, Holanda y México arribarán en aviones similares a los Airbus A320 o Boeing 737. Los del Reino Unido, Canadá, España, Rusia, Alemania, Arabia Saudita, China, Corea del Sur, EE. UU. Francia, India, Turquía, Jamaica, Japón y Sudáfrica llegarán con aparatos similares a los Airbus A340, Boeing 767 o Ilyushin Il-96.

EE.UU. aterrizará once aeroplanos contando el Air Force One, destinado a Donald Trump (y su hija) que reducirá su estadía a pocas horas para asistir a la toma de posesión del presidente mexicano. El segundo país que más aeronaves traerá será Arabia Saudita: seis de gran porte. La comitiva estadounidense será la más numerosa con 800 personas, luego China con 500 y Rusia con 200. Por cierto, los equipos de avanzada de EE.UU. (1600 personas), China (1000) y Rusia (800) recorren la ciudad desde hace más de dos meses. Y los mandatarios de estos tres países se alojarán en hoteles que cerrarán para atender solo a estas comitivas.

Sin dudas habrá chispazos. Por casos, entre Trump, por su guerra comercial con Xi Jinping, y entre Vladimir Putin y Theresa May que acusa al Kremlin de asesinar por envenenamiento al exespía ruso Serguei Skripal en Londres. Aún no se sabe quién representará al reino saudita, podría ser el príncipe heredero Mohammed Bin Salman. Pero da igual quién sea, porque el asesinato de Jamal Khashoggi fue un crimen de Estado ya que se realizó mediante engaño de las autoridades, en un recinto estatal y los burócratas del gobierno saudí intentaron taparlo.

Pero también la izquierda se entretiene. Entre el 19 y 23 de noviembre, en Buenos Aires, se realizará el “Primer foro mundial del pensamiento crítico” organizado por el Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales (CLACSO), reunión conocida como “contra cumbre” aunque los organizadores lo niegan, con la presencia, entre otros, de Dilma Rousseff, Cristina Kirchner, José Mujica, el vicepresidente boliviano Álvaro García Linera, el expresidente colombiano Ernesto Samper y los españoles Juan Carlos Monedero, cofundador de Podemos, y el juez Baltasar Garzón.

Por cierto, ya sabemos el final. Otra cumbre inútil como la última en Hamburgo, pero durante la que gastarán, reirán, pasearán y se harán fotos. Y no se darán por enterados de que los pueblos se integran solos cuando ellos no lo impiden con fronteras, aduanas y todo tipo de restricciones coactivas, que podrían eliminar sin viajar… sin juntarse con homicidas ¿o es que pertenecen a la misma “hermandad”?

 

Alejandro A. Tagliavini es ingeniero graduado de la Universidad de Buenos Aires. Ex Miembro del Consejo Asesor del Center on Global Prosperity, de Oakland, California y fue miembro del Departamento de Política Económica de ESEADE.

Venezuela votó por «más de lo mismo»

Por Emilio Cárdenas. Publicado el 31/5/18 en: https://www.lanacion.com.ar/2139534-venezuela-voto-por-mas-de-lo-mismo

 

Los venezolanos acaban de concurrir a las urnas en lo que parece haber sido una elección presidencial fraudulenta más. En la que -como suele suceder- se proscribió a algunos de los principales partidos opositores y encarceló a sus principales dirigentes.

Nicolás Maduro (rodeado de caras amenazadoras por parte de quienes vestían altos uniformes militares) fue inmediatamente declarado ganador. Sin perder un minuto de tiempo. Por ello se apresta a continuar gobernando a Venezuela por un nuevo período presidencial de seis años.

Su reelección ha sido -sin embargo- rechazada por prácticamente todos sus vecinos de la región: por Brasil, Colombia, Argentina, Canadá, Chile, Costa Rica, Guatemala, Honduras, México, Panamá, Perú, Paraguay, Guyana y Santa Lucía.

Para nuestra región, Venezuela es ya una segunda Cuba, cuyos funcionarios, desvergonzadamente enquistados en el gobierno venezolano, han estructurado -con la estrecha cooperación de sus pares venezolanos-, un mecanismo perverso para que Cuba pueda recibir, «colgada» del mismo, buena parte de las divisas generadas por las exportaciones venezolanas de petróleo crudo. Por largo rato, cabe recordar, Cuba vivió «colgada» de la Unión Soviética. Hoy vive ordeñando a Venezuela. La noción de «no intromisión» ha sido pisoteada y desnaturalizada, a la vista de todos.

Las abstenciones de quienes tenían efectivamente derecho a sufragar en las elecciones venezolanas superaron largamente al número de quienes concurrieron a las urnas. Como se esperaba, ciertamente. El número de votantes, en una elección a la que una significativa parte del pueblo venezolano le diera la espalda, fue el más bajo desde la década del ’50. Menos de la mitad (tan sólo un 46%) de quienes estaban en condiciones de votar se acercaron a las urnas para hacerlo. Muchos de ellos por abstención voluntaria, a la manera de rechazo a Nicolás Maduro. Otros, por su estado de desilusión, convencidos de que votar no hubiera cambiado nada.

Venezuela continuará sufriendo. Su economía es hoy la mitad de lo que fuera en el 2013. Y, cada día, unos 5000 venezolanos dejan atrás a su patria y se exilian, en un éxodo que es tan conmovedor, como inocultable. Casi todos huyen hartos de la creciente escasez de alimentos y medicamentos que ha hecho ya imposible vivir en la normalidad. Y de la enloquecedora hiperinflación, que se estima llegará al 13.000% a fines del año en curso. Así como de los salarios mínimos de miseria, que hoy son del orden de los 2,5 dólares mensuales. A todo lo que se suma un nivel de inseguridad personal aterrador, que se ha vuelto realmente desesperante. Colombia y Brasil los están recibiendo en números crecientes, que ya preocupan a sus respectivas autoridades.

El país del caribe, que tiene las reservas de hidrocarburos más importantes del mundo, ha visto caer su producción diaria de crudo de unos 2,4 millones de barriles, apenas cinco años atrás, a un millón cuatrocientos mil barriles, en la actualidad. Y el flujo continúa cayendo por obra conjunta de las sanciones económicas externas y del claro «des-manejo» que inunda la incompetente gestión de las autoridades locales, todo lo cual debe ser sumado a la cada vez más extendida corrupción, que ha infectado también a las exportaciones de petróleo y gas natural. El resultado de lo antedicho es una situación social intolerable, en la que sobrevivir no está garantizado a nadie.

Para hacer las cosas más graves, los Estados Unidos han aumentado las sanciones económicas que habían ya sido impuestas a Venezuela. Ahora serán sancionados todos quienes negocien o intermedien en títulos de la deuda venezolana y en créditos de cualquier tipo de ese país o de su enorme empresa petrolera estatal, PDVSA, cuyos activos están siendo embargados por quienes tienen derecho a hacerlo, incluyendo los contractuales, que han sido repudiados, ignorados o desconocidos por Venezuela.

Hasta la importación de los diluyentes necesarios para exportar el crudo pesado que produce Venezuela está comenzando a estar afectada. En lo que va del año el volumen de ventas de crudo venezolano ha caído ya un 23%.

A todo lo que se agrega la cada vez más difícil atención del servicio y repago una deuda externa del orden de los seis billones de dólares, cuyo cumplimiento se ha transformado en un signo de interrogación.

En ese ambiente caótico, Nicolás Maduro recibió (con fraude y todo) un millón y medio de voto menos que en el 2013, cuando fuera elegido por primera vez presidente de su país. Y eso que ató perversamente la obtención y el mantenimiento de los carnets que permiten acceder a las raciones de comida y a la prestación de varios servicios públicos a la comprobación de haber efectivamente votado a favor del gobierno.

Venezuela se apresta a vivir «más de lo mismo», esto es a seguir viviendo encerrada entre el miedo y la desesperación. Su tragedia no parece estar cerca de un final que, de pronto, pueda cambiar el deplorable estado actual de las cosas.

 

Emilio Cárdenas es Abogado. Realizó sus estudios de postgrado en la Facultad de Derecho de la Universidad de Michigan y en las Universidades de Princeton y de California.  Es profesor del Master de Economía y Ciencias Políticas y Vice Presidente de ESEADE.