Por Gabriel Boragina Publicado el 9/9/18 en: http://www.accionhumana.com/2018/09/capitalismo-iniciativa-privada-y.html
Por Gabriel Boragina Publicado el 9/9/18 en: http://www.accionhumana.com/2018/09/capitalismo-iniciativa-privada-y.html
Por Carlos Rodriguez Braun: Publicado el 14/2/18 en: http://www.carlosrodriguezbraun.com/articulos/la-razon/la-magia-comunista/
Uno de los esfuerzos más notables de prestidigitación en el mundo de las ideas ha sido y sigue siendo la propaganda comunista. Lo primero que hicieron los comunistas fue insistir en que su sistema era mejor que el capitalismo, porque brindaba no solo libertades políticas sino beneficios económicos. En serio. Y, en serio, durante décadas numerosos intelectuales occidentales difundieron semejante patraña (puede verse: Paul Hollander, Los peregrinos políticos).
Finalmente, y con increíble retraso, el camelo se reveló como tal, y se vio que el comunismo había sido lo contrario de lo que pregonaban sus epígonos: sistemáticamente se tradujo en dictadura política y miseria económica. Entonces, la estrategia cambió. Los comunistas se volvieron defensores de los derechos humanos, del feminismo, del medio ambiente, de los pueblos indígenas y de la democracia, es decir, de todos los objetivos que se ocuparon de masacrar en todos los países donde se aplicó el comunismo. Ese esfuerzo de engaño también tuvo éxito: mucha gente lo cree, igual que mucha gente cree que lo malo del comunismo es solo el estalinismo, o que el comunismo es bueno porque combatió al fascismo.
Otro variante de la magia comunista es alegar, créase o no, que lo malo del comunismo es culpa del capitalismo: en serio, hablan de “capitalismo de Estado”. O aseguran que el comunismo, a pesar de sus innegables crímenes, sirvió para “suavizar el capitalismo” mediante la intervención del Estado, un camelo sin base alguna, precisamente porque dicha intervención no tuvo que ver con la protección del capitalismo sino con la usurpación política de la riqueza creada por empresarios y trabajadores.
Cuando se les enfrenta a la realidad criminal en que se concretan sus ideas, y se rechaza la treta habitual de considerar al capitalismo solo en sus peores resultados, y al socialismo solo en sus mejores objetivos, los comunistas perpetran el arte supremo de la negación de la realidad: proclaman que los crímenes no fueron cometidos por comunistas. Un líder de la izquierda en España dijo que si un comunista era un asesino, entonces no era comunista. El blindaje tramposo es entrañable.
Pero en los países comunistas no se aplicó el capitalismo sino el comunismo, porque se limitaron o extirparon la propiedad privada y los contratos voluntarios del mercado. Millones de trabajadores, por eso, murieron de hambre. La magia no puede ocultarlos. Intentarán atribuírselos al capitalismo, cuando fueron víctimas de políticas claramente anticapitalistas. El espectáculo continuará. ¡Ale hop!
Carlos Rodríguez Braun es Catedrático de Historia del Pensamiento Económico en la Universidad Complutense de Madrid y miembro del Consejo Consultivo de ESEADE.
Por Alejandro A. Tagliavini. Publicado el 30/5/13 en http://www.hoybolivia.com/Blog.php?IdBlog=39056&tit=sin_sangre_debido_al_capitalismo_salvaje
El insólito presidente venezolano –que justifica la importación de papel higiénico con cifras oficiales que demostrarían que sus súbditos comen más- durante un encuentro con trabajadores, leyó unos comentarios del Papa quien dijo: «Debemos recuperar el sentido directo de la gratuidad, de la solidaridad. Un capitalismo salvaje ha enseñado la lógica del provecho a cualquier costo… sin mirar a las personas». De paso, propuso construir una espiritualidad sobre valores humanistas que, para él, son la violencia ya que anunció que creará las «Milicias Obreras Boliviarianas», con dos millones de personas armadas, para generar «respeto».
Según la Real Academia Española, capitalismo es el “régimen económico fundado en el predominio del capital como elemento de producción y creador de riqueza”. Así, en la URSS, por caso, si bien casi la totalidad de las empresas eran del Gobierno -el mayor “capitalista”- no dejaban de crearse a partir de los capitales aunque dirigidos y aportados por el Estado. Era un “capitalismo de Estado”. EE.UU. por su parte, es un sistema mixto, aunque con gran preponderancia del capital no gubernamental, privado.
Ahora, el capitalismo del mercado natural surge espontáneamente, sin imposiciones coactivas, es decir, por simple acuerdo voluntario entre las partes que deciden solidariamente, juntarse o no e invertir o no, sus ahorros en distintas actividades de servicio a la comunidad para, de este modo, ganar dinero. En contraposición, el de Estado nace de la imposición coactiva (utilizando el monopolio estatal de la violencia) sobre el mercado: obtiene dinero por vía de impuestos, de imposición de moneda estatal de curso forzoso, estatiza empresas y demás y, en principio, por violento es un capitalismo salvaje.
Así, cuando se impone la violencia –siempre destructiva- estatal, despreciando a las personas, es cuando falla la solidaridad que caracteriza al mercado natural. En cuanto a las actividades “gratuitas” del Estado, se solventan por vía impositiva, coactiva, que recaen con más fuerza sobre los más pobres ya que las empresas los pagan subiendo precios o bajando salarios. Por el contrario, dentro del mercado natural existen muchas onGs, como Cáritas, que ofrecen caridad gratuita a millones.
Salvaje capitalismo se evidenció cuando el gobierno argentino decidió no pagar (estafar, realmente) a quiénes habían comprado sus bonos. El juez Thomas Griesa, razonablemente ordenó al gobierno pagar la deuda, fallo que de momento está apelado. Pero hete aquí que, otra empresa multi estatal, el FMI advirtió sobre los «riesgos» que significaría convalidar el fallo, lo que podría generar «problemas» en otros procesos de “reestructuración de deuda” (estafa) de otros Estados socios.
Como colofón del capitalismo salvaje, la Conferencia Episcopal venezolana señaló la escasez y la dificultad para importar vino, que se transforma en la “sangre de Cristo” durante la Misa. Sucede que Industrias Pomar, la fabricante del vino Ecclesia autorizado en Venezuela para la celebración de la Eucaristía, no puede garantizar la producción y distribución, por la falta de algunos insumos para embotellarlo debido a que, coactivamente, la aduana estatal impide el paso. A esto se suma la dificultad para la obtención de divisas, dada la prohibición coactiva del gobierno, por parte de los importadores para traer vino de misa de otros países.
Alejandro A. Tagliavini es ingeniero graduado de la Universidad de Buenos Aires. Es Miembro del Consejo Asesor del Center on Global Prosperity, de Oakland, California y fue miembro del Departamento de Política Económica de ESEADE.