EL LIBERALISMO ES PECADO

Por Gabriel J. Zanotti. Publicado el 28/8/22 en: https://gzanotti.blogspot.com/2022/08/el-liberalismo-es-pecado.html

Ok ok me convencieron. Es pecado, definitivamente.

Sobre todo porque el liberalismo clásico se podría caracterizar como el conjunto de libertades y garantías reconocidas por la Constitución Nacional de 1853. O sea que se podría decir que el liberalismo es la Constitución de 1853 de los art. 14 al 19.

Entonces sí, obviamente es pecado.

Para reforzar esta evidencia, veamos los pecados de dichos artículos.

Artículo 14.- Todos los habitantes de la Nación gozan de los siguientes derechos, conforme a las leyes que reglamenten su ejercicio, a saber: de trabajar y ejercer toda industria lícita; de navegar y comerciar; de peticionar a las autoridades; de entrar, permanecer, transitar y salir del territorio argentino; de publicar sus ideas por la prensa sin censura previa; de usar y disponer de su propiedad; de asociarse con fines útiles; de profesar libremente su culto; de enseñar y aprender.

Bueno, ya con esto sería suficiente. Aquí tenemos las libertades de perdición denunciadas por Gregorio XVI. Pecado total. O sea, el Vaticano II. Y, por supuesto, el pecador principal es Benedicto XVI, quien explicó la continuidad y reforma del Vaticano II el 22 de Diciembre de 2005. Terrible, además, porque no se arrepintió nunca de su inmundo pecado.

Artículo 15.- En la Nación Argentina no hay esclavos: los pocos que hoy existen quedan libres desde la jura de esta Constitución; y una ley especial reglará las indemnizaciones a que dé lugar esta declaración. Todo contrato de compra y venta de personas es un crimen de que serán responsables los que lo celebrasen, y el escribano o funcionario que lo autorice. Y los esclavos que de cualquier modo se introduzcan, quedan libres por el solo hecho de pisar el territorio de la República.

Pero, para mayor abundamiento, veamos cómo el Art. 15 ratifica lo anterior. Porque si no hay esclavos hay libertad, o sea, lo condenado por Gregorio XVI y Pío IX. El que no es esclavo puede irse de la granja católica, puede por ende apostatar; mayor pecado no puede haber. Maldito sea este artículo 15.

Artículo 16.- La Nación Argentina no admite prerrogativas de sangre, ni de nacimiento: no hay en ella fueros personales ni títulos de nobleza. Todos sus habitantes son iguales ante la ley, y admisibles en los empleos, sin otra condición que la idoneidad. La igualdad es la base del impuesto y de las cargas públicas.

Más aún. Se sanciona aquí la pérfida igualdad de los tiempos modernos. Ya no hay más siervo de la gleba ni sistema feudal, que, por supuesto, es el sistema católico de la Cristiandad. La igualdad es ante Dios, no ante la ley del pérfido liberalismo. Pecado, pecado, pecado.

Artículo 17.- La propiedad es inviolable, y ningún habitante de la Nación puede ser privado de ella sino en virtud de sentencia fundada en ley. La expropiación por causa de utilidad pública debe ser calificada por ley y previamente indemnizada. Sólo el Congreso impone las contribuciones que se expresan en el Artículo 11. Ningún servicio personal es exigible sino en virtud de ley o de sentencia fundada en ley. Todo autor o inventor es propietario exclusivo de su obra, invento o descubrimiento, por el término que le acuerde la ley. La confiscación de bienes queda borrada para siempre del Código Penal argentino. Ningún cuerpo armado puede hacer requisiciones, ni exigir auxilios de ninguna especie.

Aquí tienen la propiedad, contraria al derecho natural como decía San Ambrosio. Aquí tienen la codicia, la ganancia empresarial explotadora, y el dinero, el estiércol del diablo. Aquí tienen al pecado que querer servir a dos señores: Dios y el dinero. Aquí tienen la sociedad capitalista liberal donde el dinero es Dios. Que Dios se apiade del alma de quienes redactaron semejante abominación.

Artículo 18.- Ningún habitante de la Nación puede ser penado sin juicio previo fundado en ley anterior al hecho del proceso, ni juzgado por comisiones especiales, o sacado de los jueces designados por la ley antes del hecho de la causa. Nadie puede ser obligado a declarar contra sí mismo; ni arrestado sino en virtud de orden escrita de autoridad competente. Es inviolable la defensa en juicio de la persona y de los derechos. El domicilio es inviolable, como también la correspondencia epistolar y los papeles privados; y una ley determinará en qué casos y con qué justificativos podrá procederse a su allanamiento y ocupación. Quedan abolidos para siempre la pena de muerte por causas políticas, toda especie de tormento y los azotes. Las cárceles de la Nación serán sanas y limpias, para seguridad y no para castigo de los reos detenidos en ellas, y toda medida que a pretexto de precaución conduzca a mortificarlos más allá de lo que aquélla exija, hará responsable al juez que la autorice.

Seguimos con las libertades de perdición, ahora normas del derecho nuevo, condenado por Pío IX y León XIII. Aquí tienen la esencia de la sociedad protestante anglosajona, herética y cismática. ¿Por qué, pecadores, querrían garantías ante un buen rey católico, sino para pecar como les plazca? ¿Por qué, pecadores, querrían garantías ante la función educativa de la ley, sino para que no los puedan atrapar en su voluntad desordenada? ¿Por qué prefieren, pecadores infinitos, el Estado de Derecho ante el Derecho de Dios?

Artículo 19.- Las acciones privadas de los hombres que de ningún modo ofendan al orden y a la moral pública, ni perjudiquen a un tercero, están sólo reservadas a Dios, y exentas de la autoridad de los magistrados. Ningún habitante de la Nación será obligado a hacer lo que no manda la ley, ni privado de lo que ella no prohíbe.

Y finalmente, lo peor de lo peor: prohibir a la autoridad que pueda prohibir al pecado como todo príncipe justo debe hacer. La garantía total del pecado. Horror de los horrores.

Por ende, amigos defensores de Sardá y Salvany, me arrepiento de todos mis pecados y propongo firmemente defender totalmente a la iglesia que condenó a Rosmini, a la iglesia que echó a Sturzo de Italia y pactó con Mussolini, y a la iglesia del pueblo, de la liberación y de la Pachamama. Abjuro totalmente de los pecadores Pío XII, Juan XXIII, Juan Pablo II y sobre todo Benedicto XVI.

Que Dios me lo tenga en cuenta. 

Gabriel J. Zanotti es Profesor y Licenciado en Filosofía por la Universidad del Norte Santo Tomás de Aquino (UNSTA), Doctor en Filosofía, Universidad Católica Argentina (UCA). Es Profesor en las Universidades Austral y Cema. Director Académico del Instituto Acton Argentina. Profesor visitante de la Universidad Francisco Marroquín de Guatemala. Publica como @gabrielmises

LA EQUIVOCADA OBSESIÓN POR LA VACUNACIÓN OBLIGATORIA.

Por Gabriel J. Zanotti. Publicado el 1/8/21 en: http://gzanotti.blogspot.com/2021/08/la-equivocada-obsesion-por-la.html

No tengo nada contra las vacunas. La cantidad de vacunas que me he aplicado en mi vida es incontable, sobre todo con un historial de tendencia a las enfermedades infecto-respiratorias. De niño era una fábrica de mucosidad, catarros, anginas y sinusitis, combatidas con nebulizaciones, antibióticos y paciencia. Mi honrosa carrera al respecto concluyó con una neumonía bacterial en el 2013, (https://gzanotti.blogspot.com/2020/09/mi-irresonsable-neumonia.html)  donde la fiebre no me bajó de 39 durante cinco días. Luego de eso inicié tratamientos homeopáticos y casi todo desapareció. No quiero cometer la falacia post hoc ergo propter hoc. Pero que las hay las hay.

Ahora bien, creo que las vacunas a las que me refiero tenían años de experimentación, efectos secundarios muy conocidos, no eran obligatorias y las farmacéuticas tenían responsabilidad civil como es obvio. No estaban por encima de la ley.

Ninguna de esas características se cumplen con las vacunas contra el Covid 19. Son un tratamiento médico experimental que yo me daría voluntariamente sólo en el caso de un cáncer terminal; tienen menos de un año de haber sido producidas y las farmacéuticas han recibido inmunidad legal. Qué interesante. Y ni hablar de la utilización de células y cultivos de fetos abortados, temas que al Papa actual no le preocupan, malinterpretando totalmente un documento anterior de Benedicto XVI (https://gzanotti.blogspot.com/2020/12/sobre-la-ilicitud-moral-del-uso-de.html) , (https://gzanotti.blogspot.com/2020/12/una-decodificacion-aberrante-del.html).

Aún así, todos los gobiernos del mundo, desde el de EEUU hasta el administrador de un country, han iniciado una campaña feroz, con todo tipo de amenazas, por la vacunación obligatoria. ¿Por qué? Curiosamente, cuanto más de izquierda es el gobierno, más feroz es la campaña. Interesante.

¿Cómo por qué, me dirán muchos? Porque el Covid 19 es MUY grave….

No es así. Es una neumonía bilateral atípica, sí, pero había desde el principio tratamientos efectivos: ivermectina, dióxido de cloro y corticoides. (https://gzanotti.blogspot.com/2021/06/la-historia-de-la-prohibicion-de-la.html) Pero todos esos tratamientos fueron prohibidos por la OMS. La orden fue no hacer nada hasta que el paciente ya no pudiera respirar y entonces lo intubaban. La mayoría de los médicos de todo el mundo, como robots, obedeció. Un horror: negligencia criminal, abandono de persona, etc. Y además: todos los debates fueron prohibidos. Mientras la gente moría, efectivamente, por falta de atención médica, los médicos y etc. que pensaban y decían lo contrario fueron sistemáticamente perseguidos, silenciados, retiradas sus licencias, etc. ¿Por qué? ¿Por qué esa desesperación de callar al disidente? Le negación total y completa de las ventajas del mercado libre y una sociedad abierta para el tema de la salud fueron más negadas que nunca.

 (http://gzanotti.blogspot.com/2021/01/el-orden-espontaneo-y-el-covid-19.html

La noción de enfermo también cambió. ¿Por qué? Desde fines del s, XIX en adelante se sabe perfectamente que hay millones de personas con virus y bacterias dentro de su organismo pero que el sistema inmunológico mantiene inactivos. Esas personas no son enfermos ni contagian. (https://www.eldiestro.es/2021/07/el-propio-fauci-tumba-una-de-sus-farsas-la-de-los-asintomaticos/?fbclid=IwAR0hW25nlJJLYB15c2jb6PTLMxftN7-HlHqxBYkVgIydraaiSXTJG_yVssI) ¿Sabe el lector que, por ejemplo (para citar UN solo ejemplo) puede en este mismo momento tener el bacilo de Koch, de la tuberculosis, dentro de su organismo, y eso hace décadas y nunca se enteró?

El riesgo de contagio siempre estaba antes de esta obsesión (https://gzanotti.blogspot.com/2020/11/seamos-coherentes-con-el-peligro-de.html) . Las gripes y las neumonías siempre fueron contagiosas pero el mundo no se detenía y no se hacía esta campaña del terror. En todo caso, exagerábamos. No nos lavábamos las manos, estornudábamos como locos delante de abuelitos de 90 y ni problema que nos hacíamos. Sí, mal hecho. Pero con tal de ponerse un barbijo en esos casos y voluntariamente guardarse en la medida de lo posible, todo ok. (https://gbdeclaration.org/la-declaracion-de-great-barrington-sp/) Los japoneses lo hicieron siempre y Japón seguía funcionando normalmente. Por lo demás, los virus corona siempre mutaban y el sistema inmunológico se adaptaba en la mayoría de los casos, (https://tierrapura.org/2021/07/31/una-suecia-sin-mascarillas-se-acerca-a-cero-muertes-diarias-por-covid/?utm_source=browser&utm_medium=notification&utm_id=106279) sobre todo cuando no había enfermedades previas. Pero los encierros sólo impidieron esa adaptación, aparte de producir pobreza y enfermedades mentales que disminuyeron la eficacia del sistema inmunológico.

Por ende, todos los que miren a los no vacunados como asesinos potenciales, (https://khmezek.substack.com/p/the-demonization-of-the-unvaxxed) sepan que están siendo víctimas de una campaña de terror como nunca antes se ha visto, sepan que el argumento de las externalidades negativas NO aplica, (https://www.aier.org/article/externality-is-no-good-excuse-for-mandatory-vaccination/) sepan que han perdido tota capacidad de pensamiento crítico y distanciamiento de las órdenes de los gobiernos (como siempre, by the way).

No se crean que escribo esto con la tonta ilusión de cambiar algo. Es una batalla desigual y estamos perdiendo. Nos espera un futuro oscuro donde los no vacunados seremos los cristianos en el Imperio de Nerón. Aún así, quienes tengan oídos, oigan. 

Gabriel J. Zanotti es Profesor y Licenciado en Filosofía por la Universidad del Norte Santo Tomás de Aquino (UNSTA), Doctor en Filosofía, Universidad Católica Argentina (UCA). Es Profesor en las Universidades Austral y Cema. Director Académico del Instituto Acton Argentina. Profesor visitante de la Universidad Francisco Marroquín de Guatemala. Publica como @gabrielmises

SER CATÓLICO NO ES SER UN IMBÉCIL, II

Por Gabriel J. Zanotti. Publicado el 21/12/19 en: http://gzanotti.blogspot.com/2019/12/ser-catolico-no-es-ser-un-imbecil-ii.html

 

Había una vez….. Un enorme grupo de católicos que defendíamos lo que considerábamos coherente con la Fe. No por seguimiento irracional a cualquier cosa que dijera el Papa, sino por la síntesis entre razón y Fe y el Sensus ecclesiae. Defendíamos al Magisterio de siempre en temas de vida y sexualidad, desde San Pedro hasta Benedicto XVI; defendíamos la Fe de siempre, seguíamos la enseñanzas de la Humanae generisla Veritatis splendor, la Evangelium vitae, la Fides et ratio, la Libertatis nuntius, porque nunca fuimos marxistas…………… Seguíamos las enseñanzas de Ratzinger sobre el Vaticano II ratificadas luego como pontífice…………….. Y no por papolatría, sino por la verdad y la Fe……………… Distinguíamos lo opinable de lo que no, aunque fuera difícil……………. Sabíamos que miles de teólogos, obispos y sacerdotes se oponían a todo ello pero nosotros seguíamos…. Creo que sencillamente “fieles”.

Algunos seguimos. No hemos abandonado nuestras convicciones. Simplemente nos damos cuenta de que las cosas han cambiado, y no para mejor. Pero muchos católicos que pensaban igual que nosotros, ahora nos retan, y públicamente. Ahora, por pensar todo ello, somos perseguidos y condenados como herejes. Somos acusados de infidelidad al magisterio y a la Iglesia. Pero por ESOS católicos, los que antes te mataban si preguntabas por una coma de la Veritatis splendor. Ellos, como si nada. Negando todo tipo de problemas. Todo bien. Cara de feliz cumpleaños. Nada por aquí, nada por ella. Vemos visiones. Alucinamos. No pasa nada. Es que parece que no tenemos Fe.

Que cada uno siga su conciencia. Si ellos quieren ser “estratégicos”, “políticos”, que lo sean. Si ellos saben manejarse “en las intrigas del Vaticano”, que sean felices. Si quieren callar, negar, mirar para otro lado, nadie los juzgará. Pero por favor, que no nos juzguen a nosotros. Que no nos tomen por imbéciles. Eso ya es inaceptable. Tienen derecho a hacerse los tontos. Pero no insulten la inteligencia de los demás.

 

Gabriel J. Zanotti es Profesor y Licenciado en Filosofía por la Universidad del Norte Santo Tomás de Aquino (UNSTA), Doctor en Filosofía, Universidad Católica Argentina (UCA). Es Profesor titular, de Epistemología de la Comunicación Social en la Facultad de Comunicación de la Universidad Austral. Profesor de la Escuela de Post-grado de la Facultad de Comunicación de la Universidad Austral. Profesor co-titular del seminario de epistemología en el doctorado en Administración del CEMA. Director Académico del Instituto Acton Argentina. Profesor visitante de la Universidad Francisco Marroquín de Guatemala. Fue profesor Titular de Metodología de las Ciencias Sociales en el Master en Economía y Ciencias Políticas de ESEADE, y miembro de su departamento de investigación. Publica como @gabrielmises

SER CATÓLICO NO ES SER UN IMBÉCIL.

Por Gabriel J. Zanotti. Publicado el 16/1/19 en: https://gzanotti.blogspot.com/2019/01/ser-catolico-no-es-ser-un-imbecil.html?fbclid=IwAR26Tq_LNNYRxgMt7pMPWkn-X4rKqQtfGD-4_0BdVNJuXeQqZIcPAajqSAo

 

NO estoy de acuerdo………………..

…………………con la politica de Francisco hacia los dictadores de izquierda de América Latina.

NO estuve de acuerdo con que Benedicto XVI fuera a Cuba.

NO estuve de acuerdo con que JPII se metiera en política internacional.

NUNCA voy a estar de acuerdo con que Pablo VI se haya tragado la teoría de la dependencia internacional y haya tenido el atrevimiento de imponerla por medio de una Encíclica.

NUNCA voy a estar de acuerdo con la política de distención hacia le URSS comenzada por Juan XXIII.

NUNCA voy a estar de acuerdo con que Pío XI haya pactado con el totalitario de Mussolini para hacer el Pacto de Letrán y haya aceptado como precio expulsar a Luigi Sturzo de Italia.

NUNCA voy a estar de acuerdo con que Gregorio XVI y Pío IX no hayan distinguido Iluminismo de Modernindad.

Católicos, ¿qué se creen que es el Papa? ¿Jesucristo en La Tierra? Ese peligro ya fue advertido por Lord Acton cuando advirtió sobre los peligros de extender la infalibilidad a otros campos que no fueran el dogma en concilio ecuménico universal o Ex Catedra (como siempre había sido, por lo demás).  Católicos que practican la idolatría de la papolatría, ¿qué se creen que debemos ser los católicos? ¿Reverendos imbéciles que no tienen juicio propio? ¿Aduladores pulsánimes que si JPII dice una cosa y Francisco la contradictoria, proclaman las dos? ¿Obsesivos perseguidores a los católicos pensantes que no tienen su misma actitud? Papas, ¿quién los ha mandado a meterse en todo y en todos? ¿De dónde sacaron que era evangélico convertir al Papado en un estado que hiciera diplomacia? ¿De dónde sacaron que lo saben todo, cuando su misma fe distingue la autonomía de lo temporal? ¿De dónde sacaron que los laicos deben ser imbéciles repetidores de todo lo que se les ocurra? ¿De dónde sacaron que deben hacer equilibrio entre los poderosos y olvidar su deber de denuncia profética?

Laicos y teólogos, que convertís en dogmas a las opciones políticas y mandáis al basurero al Catecismo de la Iglesia, a la Veritatis splendor, la Evangelium vitae, la Domun iesus y a la Fides et ratio, ¿de dónde sacaron semejante confusión? ¿De dónde sacaron que deben sacralizar lo opinable y relativizar a la Fe?

Teólogos, que olvidan a Santo Tomás de Aquino y veneran a Nietzsche, ¿de dónde sacaron que esa debe ser su formación?

 

Católicos todos: si quieren expulsarnos como a Spinoza del absurdo templo que han cosntruido, háganlo, pero no se quejen luego de quedar en el absurdo de la Historia, mientras que los que verdaderamente amamos a la Iglesia quedemos para siempre en la paz de nuestra conciencia.

 

Gabriel J. Zanotti es Profesor y Licenciado en Filosofía por la Universidad del Norte Santo Tomás de Aquino (UNSTA), Doctor en Filosofía, Universidad Católica Argentina (UCA). Es Profesor titular, de Epistemología de la Comunicación Social en la Facultad de Comunicación de la Universidad Austral. Profesor de la Escuela de Post-grado de la Facultad de Comunicación de la Universidad Austral. Profesor co-titular del seminario de epistemología en el doctorado en Administración del CEMA. Director Académico del Instituto Acton Argentina. Profesor visitante de la Universidad Francisco Marroquín de Guatemala. Fue profesor Titular de Metodología de las Ciencias Sociales en el Master en Economía y Ciencias Políticas de ESEADE, y miembro de su departamento de investigación.

UNA DOLOROSA REFLEXIÓN: LOS ABUSOS POR PARTE DE SACERDOTES CATÓLICOS

Por Gabriel J. Zanotti. Publicado el 28/3/10 en: https://gzanotti.blogspot.com/2010/03/una-dolorosa-reflexion-los-abusos-por.html

 

Siempre he estado acostumbrado a defender a la Iglesia. Lo más fácil consiste en las apologías doctrinales: los ataques a las creencias básicas de la Fe. Ello se hace con alegría y calma, sabiendo que la comprensión de la Fe es un milagro, y que nadie la obtiene de su propia naturaleza sino de la Gracia de Dios.

Más difícil, por supuesto, es defender a la Iglesia de los errores prácticos y-o intelectuales de muchos de sus miembros, que no afectan a la Fe ni a la Iglesia en tanto Iglesia (cuerpo místico de Cristo) pero que desdibujan totalmente su imagen ante creyentes y no creyentes y llegan a encarnarse institucionalmente de un modo tal que exige mucha fe su distinción.

Pero esta última cuestión, los abusos sexuales a niños y adolescentes cometidos por sacerdotes, es un grado de dificultad, de cruz, que sencillamente, al principio, nos deja mudos y perplejos. No porque afecte a la Fe y a la Iglesia en tanto Iglesia, que sigue y seguirá incólume como cuerpo místico de Cristo, ante la cual las puertas del infierno no prevalecerán (indefectibilidad de la Iglesia). Pero sí por el dolor profundísimo, agudo, inenarrable, casi imposible de expresar, que todo esto causa a cualquiera que tenga Fe y ame a la Iglesia en tanto Iglesia.

Por supuesto que puede ser que parte de esto esté inflado por los que desprecian a la Iglesia, por supuesto que todo esto es aprovechado por quienes odian con toda su alma a Benedicto XVI, dentro y fuera de la Iglesia. Por supuesto, también, que los que perpetran los abusos deben enfrentar el rigor de la justicia civil y del derecho canónico, más allá del sacramento de la confesión y del tratamiento psicológico que puedan tener después, y por supuesto que deben ser impedidos para siempre del ejercicio del ministerio sacerdotal. Por supuesto… Muchas cosas. Pero la cuestión que yo quisiera humildemente reflexionar es: ¿por qué?

No creemos que la cuestión pase por el celibato sacerdotal de la Iglesia de rito latino, los abusos se registran también en personas sexualmente activas. El abusador es un perverso, pero no en el sentido despectivo del término, sino en un sentido técnico freudiano: es alguien que no ha podido desarrollar las etapas de la sexualidad en cuanto a la elección de objeto, ha quedado fijado en las primeras etapas de la sexualidad infantil, cuando el objeto es más indiferenciado, y no ha podido incorporar la “ley del padre” y los “no” correspondientes que la cultura va imponiendo a la sexualidad del sujeto. Obviamente, el transcurrir de las etapas de la sexualidad, la elección del objeto sexual en el adulto del otro sexo y la incorporación de le ley del padre, con el desarrollo correspondiente del super yo, no se hace sin precio. El precio es precisamente el conjunto de diversas neurosis que producen diversos conflictos o síntomas. Pero como vimos, la perversión es algo más delicado. Cabe aclarar que para Freud, hay perversiones que para gran parte de la cultural actual no lo son. Pero esa es otra cuestión: interesante, pero nos saca de tema.

Una conclusión interesante de todo esto es que, si seguimos a Freud en todo esto, el desarrollo de una sexualidad heterosexual adulta es un proceso muy delicado, y puede haber constantemente fijaciones o regresiones a etapas anteriores y, si no la hay, diversas neurosis con las que podríamos convivir mejor si hiciéramos de ellas el correspondiente análisis. Me atrevo a decir que rara vez una de las mejores formas de reconversión de la energía sexual, la sublimación, se puede dar con relativo éxito (no se si es esa la palabra adecuada).

Si los católicos estudiaran más a Freud en estos temas, más que criticarlo todo el tiempo por sus obvias incompatibilidades filosóficas con la Fe, serían más conscientes de que la vida de templanza que la Fe nos pide, por amor a Dios, es más difícil de lo que se supone. Hay aún mucha negación de conflictos, y un desproporcionado fideísmo en la sola gracia de Dios dejando de lado que en estos temas, igual que en los temas médicos, la confianza en la Gracia curativa y sanadora de Dios no excluye el tratamiento natural que la ciencia, con su falibilidad, dicte en cada momento. Lo que quiero decir es: la vida de la Gracia en todo católico –soltero, casado, sacerdote, religioso- no excluye, sino que incluye, un psicoanálisis preventivo, para prevenirnos, precisamente, de que nuestra vida de Fe no esté tapando la negación de un conflicto grave que puede llevar a muchas dificultades, esto es, diversas neurosis que luego producen ese creyente sin alegría, “tapado por un conflicto que quiere tapar”.

Si esto debería ser así en todo católico, ¿cuánto más en quienes aspiran al ministerio sacerdotal? Pero entonces preguntemos: ¿es generalizada la costumbre de realizar psico-diagnósticos y tratamientos psicológicos preventivos (o no) a quienes van a tener tan altísima responsabilidad ante la Iglesia y el mundo?

¿Si? ¿Seguro que sí? ¿Se hace habitualmente en los ambientes católicos y en todos y cada uno de los seminarios, como norma elemental, como casi rutina en la formación sacerdotal?

Creo que vemos a dónde estoy apuntando. No es cuestión de negar los valores del celibato y-o de la virtud de la castidad que todo soltero o casado debe vivir, sino de tomar mayor conciencia de la necesidad de la psicoterapia, y, sobre todo, de utilizar los elementos técnicos del psicoanálisis freudiano, tan criticado por su pan-sexualismo (tema a debatir), debate casi inútil que esconde una obviedad que la misma antropología de Santo Tomás nos dice: somos seres sexuados. La sexo-afectividad inunda sanamente nuestra vida humana, y por ende, si queremos vivir la virtud de la castidad, debemos cuidar nuestro psiquismo y vigilar la evolución de sus etapas. Que la gracia de Dios es indispensable para ello, es obvio, pero creo que igualmente obvio es que si tengo una laringitis voy al médico, confiando al mismo tiempo en la virtud sanadora incluso física que tiene la Gracia de Dios. Causa primera y causa segunda. Naturaleza y Gracia, sin contraposición. Santo Tomás marca un modo, un estilo, más que fórmulas muertas en un viejo manual.

Espero que esta sea una de las conclusiones de esta grave crisis. Claro que ella es aprovechada por los que odian a la Iglesia y en particular a este papa, a este sencillo profesor de teología que dice siempre lo que piensa y entiende menos de política que su antecesor. Pero la crisis es interna y es real. Urgen medidas internas severas y curativas, pero también urgen medidas preventivas, y ellas están en un diálogo con la psicoterapia psicoanalítica que hasta ahora no parece emerger en el común del pensamiento y acción de los católicos.

 

Gabriel J. Zanotti es Profesor y Licenciado en Filosofía por la Universidad del Norte Santo Tomás de Aquino (UNSTA), Doctor en Filosofía, Universidad Católica Argentina (UCA). Es Profesor titular, de Epistemología de la Comunicación Social en la Facultad de Comunicación de la Universidad Austral. Profesor de la Escuela de Post-grado de la Facultad de Comunicación de la Universidad Austral. Profesor co-titular del seminario de epistemología en el doctorado en Administración del CEMA. Director Académico del Instituto Acton Argentina. Profesor visitante de la Universidad Francisco Marroquín de Guatemala. Fue profesor Titular de Metodología de las Ciencias Sociales en el Master en Economía y Ciencias Políticas de ESEADE, y miembro de su departamento de investigación.

EL TSUNAMI FRANCISCO: GRACIAS A DIOS.

Por Gabriel J. Zanotti. Publicado el 10/6/18 en: http://gzanotti.blogspot.com/2018/06/el-tsunami-francisco-gracias-dios.html

 

El Papa Francisco ha despertado odios y amores absolutos. Ha aumentado la grieta, por lo demás ya existente, y muy grave, entre los católicos. Yo no comparto su línea teológica y menos aún su línea política (que, como casi todos los pontífices, la ha tenido como pontífice, y ese es el problema).

Entonces, ¿por qué “gracias a Dios”?

Porque Francisco ha destapado una olla que muchos mantenían oculta y no querían que se viera.

Durante todo el pontificado de JPII y de Benedicto XVI –quien tiene el honor, junto con Trump, de haber sido odiado por la más totalitaria izquierda internacional- hubo, del otro lado del Océano, una especie de Iglesia paralela, la representada por las sucesivas declaraciones de las Conferencias Episcopales Latinoamericanas. Desde Medellín hasta Aparecida, todas ellas fueron fruto, y expandieron, desde las teologías de la liberación más marxistas y violentas hasta las más moderadas teologías del pueblo (Francisco es un digno representante de la Teología del Pueblo Argentina). Esa línea era contradictoria con JPII y con Benedicto XVI. Muchos católicos lo sabían, pero no lo decían, por muchas razones. En parte, porque estaban tranquilos de que ambos estuvieran sosteniendo el dique. Yo no estaba nada tranquilo, sin embargo. Pero no es de extrañar que los negacionistas de entonces y de ahora me dijeran, permanentemente, de qué me preocupaba, de qué me preocupo.

No es cuestión de preocupación como si la Iglesia fuera un emprendimiento humano. La cabeza de la Iglesia es Cristo y es indefectible. Pero en todas las etapas de crisis humanas, hay muchos que sufrimos por amor a la Iglesia.

El dique, obviamente, se rompió. No se podía contener para siempre. Y fue un tsunami llamado Francisco. La verdad no sé qué tenían en la cabeza los cardenales que lo eligieron. Tal vez nada. Es la mejor hipótesis que tengo.

Pero entonces, visto todo esto con visión sobrenatural, hay que recordar que Dios permite los males por un bien mayor.

¿Y saben qué? Está bien que muchos vean ahora lo que es la débil teología latinoamericana y su fuerte compromiso político con el marxismo, en sus versiones extremas o moderadas.

Está bien que muchos se escandalicen. Está bien que se espanten. Que se agarren la cabeza. Está bien que lo hayan visto. Es un duro aprendizaje. Dios a veces sigue siendo el Dios severo del Antiguo Testamento.

Las aguas, dentro de muchos siglos, volverán a su equilibrio. Pero mientras tanto, tierra arrasada. Varones justos y prudentes, muertos, desaparecidos y humillados. Cabezas y corazones vacíos, como las botellas, flotando alegremente y llevándose todo por delante. Muy bien. Véanlo. Llegó al mismo Vaticano.

¿Qué pasará después? Ah, nunca mejor dicho, Dios sabrá. No será cuestión del próximo pontífice, que seguramente no sabrá qué hacer y repetirá además varios vicios de los cuales los pontífices anteriores no estuvieron exentos: clericalismo, aferramiento al Estado Pontificio, aferramiento a la Curia, invasión de las autonomías laicales, y episcopales.

¿Saben qué? Todo bien. Hay problemas gravísimos en el mundo y en la Iglesia pero Francisco vive en su mundo y en su agenda. Y va a seguir. Tiene varias cositas más in mente. Tranquilos todos. Dios sabe más.

 

Mientras tanto, los que sabemos menos, suframos, y los que negaban el problema, que aprendan.

 

Gabriel J. Zanotti es Profesor y Licenciado en Filosofía por la Universidad del Norte Santo Tomás de Aquino (UNSTA), Doctor en Filosofía, Universidad Católica Argentina (UCA). Es Profesor titular, de Epistemología de la Comunicación Social en la Facultad de Comunicación de la Universidad Austral. Profesor de la Escuela de Post-grado de la Facultad de Comunicación de la Universidad Austral. Profesor co-titular del seminario de epistemología en el doctorado en Administración del CEMA. Director Académico del Instituto Acton Argentina. Profesor visitante de la Universidad Francisco Marroquín de Guatemala. Fue profesor Titular de Metodología de las Ciencias Sociales en el Master en Economía y Ciencias Políticas de ESEADE, y miembro de su departamento de investigación.

LA HISTORIA HUMANA ES CASI LA HISTORIA DE CAÍN

Por Gabriel J. Zanotti. Publicado el 22/10/17 en: http://gzanotti.blogspot.com.ar/2017/10/la-historia-humana-es-casi-la-historia.html

 

Después del pecado original, la historia parece ser la historia de Caín. La historia humana es la historia de las conquistas y de las guerras, y, con éstas, de la crueldad y la dominación.

Es casi una historia hobbesiana.

Jesucristo no lo ignoraba: «…Sabéis que los que son tenidos como jefes de las naciones, las dominan como señores absolutos y sus grandes las oprimen con su poder».

Y ello no va a cambiar. Ya en 1930 Freud lo vio con claridad. La pulsión de agresión parece no tener freno:

“…A mi juicio, el destino de la especie humana será decidido por la circunstancia de si -y hasta qué punto- el desarrollo cultural logrará hacer frente a las perturbaciones de la vida colectiva emanadas del instinto de agresión y de autodestrucción. En este sentido, la época actual quizá merezca nuestro particular interés. Nuestros contemporáneos han llegado a tal extremo en el dominio de las fuerzas elementales que con su ayuda les sería fácil exterminarse mutuamente hasta el último hombre. Bien lo saben, y de ahí buena parte de su presente agitación, de su infelicidad y su angustia. Sólo nos queda esperar que la otra de ambas «potencias celestes», el eterno Eros, despliegue sus fuerzas para vencer en la lucha con su no menos inmortal adversario. Mas, ¿quién podría augurar el desenlace final?” (El malestar en la cultura).

Pero entonces, ¿por qué seguir luchando por el liberalismo clásico?

¿No es el liberalismo, según Ortega, un supremo acto de generosidad por el cual las minorías tienen asegurados sus derechos?

¿No es entonces una total utopía?

Total, no. Porque el Judeo-cristianismo ha entrado en la historia de este mundo. NO porque la historia de la salvación y de la humanidad se confundan. La primera venida de Cristo fue para la redención del pecado y no para instauración de un reino de este mundo, para la gran decepción de los zelotes de entonces y los de ahora.

Pero la liberación del pecado tuvo sus consecuencias temporales indirectas. La dignidad de la persona, la noción de persona, su valor más allá de los caprichos de los príncipes de este mundo, fue abriéndose paso muy, muy lentamente, hasta que finalmente sucedió un cuasi milagro. Un reino de este mundo se estructuró en base a esta declaración: “…We hold these truths to be self-evident, that all men are created equal, that they are endowed by their Creator with certain unalienable Rights, that among these are Life, Liberty and the pursuit of Happiness”.

Que después del pecado original los seres humanos llegaran a redactar que todos los seres humanos son creados iguales por Dios y que ello les da sus derechos inalienables, no hubiera sido posible sin el Judeo-cristianismo.

Aún así, fue un casi nada, pero un casi nada que, en la noche de este mundo, sigue siendo una luz posible, pero tan fácil de diluir como una gota de agua en un océano de petróleo.

Pero ese casi nada significó que de algún modo la historia de la humanidad es la historia de Caín contra la historia de Abel. Abel casi no reina, sólo impide que Caín sea el dominio total. Como en un semicírculo, Caín está siempre a punto de dominar todo su espacio, pero Abel sostiene un margen de libertad:

Sólo así interviene Dios en la historia humana. El ya triunfó, su estar en la Cruz es su triunfo total, pero sobrenatural. En nuestra historia, todo lo que tenemos es la resistencia de Abel. Por lo demás, la providencia de Dios no tiene un plan para la historia humana. Luego del pecado original, hemos sido librados a las idas y venidas de las casualidades entrecruzadas con el libre albedrío y el mal, todo ello contemplado por esa misma providencia (Santo Tomás, CG III 71-74). La historia humana es como la historia de una bola que va cayendo en una montaña, saltando de un lugar a otro de modo no sólo impredecible para nuestro conocimiento, sino impredecible en sí mismo, porque no es el libre albedrío de los santos, sino el libre albedrió de la expulsión del paraíso.

Pero entonces, de vuelta, ¿por qué seguir? ¿Por qué seguir luchando en la historia humana por un mundo mejor? ¿Por qué no replegarse, si total Cristo ya triunfó y su Segunda Venida será el verdadero fin de la historia?

Porque, finalmente, el Judeo-cristianismo nos impulsa hacia el bien del otro. No podemos permitir las tiranías, los autoritarismos, los totalitarismos, porque sus crueldades son incompatibles con nuestro amor al prójimo. Entonces NO nos replegamos. NO sería cristiano. Pero cuidado, calma: toda nuestra acción estará dentro del margen de Abel. Lo que haremos será impedir que la línea de Caín se cierre. Ello, luego del pecado original, no sólo es poco, ya es mucho.

Ya está. Eso es todo y calma. No hay progreso indefinido, no hay paraíso en la Tierra, no hay fin de la historia: todas esas cosas son ilusiones de ideologías humanas que pretenden sustituir a la Segunda Venida de Cristo. Su efecto es que nos des-esperan, porque lo que esperamos nunca se da, es imposible, nos pone en la línea de la revolución violenta que no hace más que cerrar más la cruel línea de Caín. Una de las tantas cosas que explicó Benedicto XVI en Spes salvi, sin que nadie lo escuchara, porque él sí que formó parte de la historia de Abel.

Calma entonces. Sigamos haciendo todo lo que podamos, porque ese es el único modo de que la línea de Caín se cierre totalmente. Eso sí, creo, está en la Providencia. Sigamos de su lado, hasta que la Segunda Venida instaure el Reino que no tiene fin.

 

Gabriel J. Zanotti es Profesor y Licenciado en Filosofía por la Universidad del Norte Santo Tomás de Aquino (UNSTA), Doctor en Filosofía, Universidad Católica Argentina (UCA). Es Profesor titular, de Epistemología de la Comunicación Social en la Facultad de Comunicación de la Universidad Austral. Profesor de la Escuela de Post-grado de la Facultad de Comunicación de la Universidad Austral. Profesor co-titular del seminario de epistemología en el doctorado en Administración del CEMA. Director Académico del Instituto Acton Argentina. Profesor visitante de la Universidad Francisco Marroquín de Guatemala. Fue profesor Titular de Metodología de las Ciencias Sociales en el Master en Economía y Ciencias Políticas de ESEADE, y miembro de su departamento de investigación.

SANTO TOMÁS Y LA INCORPORACIÓN DE CATEGORÍAS ARISTOTÉLICAS.

Por Gabriel J. Zanotti. Publicado el 12/3/17 en: http://gzanotti.blogspot.com.ar/2017/03/santo-tomas-y-la-incorporacion-de.html

 

(De mi «Comentario a la Suma Contra Gentiles). punto 4, cap. 16 del libro I, anexo 3).

La incorporación del pensamiento aristotélico, por parte del aristotelismo cristiano medieval de San Alberto Magno, implicó un enorme progreso en la relación razón-fe. Sin embargo, siempre ha generado resistencias. Ya en su momento ST recibe condenaciones episcopales –la historia es conocida- porque al atraverse a manejar la antropología, la física y la metafísica de Aristóteles, es confundido con Averroes. San Alberto mismo tiene que salir en defensa de su genial discípulo en el concilio de Lyon; todo esto es muy conocido y nada tenemos que agregar desde un punto de vista histórico[1].

El problema es que, así como en su momento ST fue confudido con un averroísta, hoy es confundido con un aristotélico. Como ya dijimos, todas las categorías aristotélicas, sea cual haya sido su significado originario, fueron transformadas por el cristianismo agustinista de ST, donde el eje central de su pensamiento es Dios creador, las cosas creadas a Dios y cómo éstas retornan a Dios (que es la estrucura de las dos Sumas), y por ello el núcleo central (en el sentido de Lakatos) de su pensamiento es: creación, conservación, concurso y providencia. Ahora bien, para tratar todo ello según la armonía razón-fe, ST incorpora todo lo necesario: no sólo toda la tradición neoplatónica agustinista, sino Boecio, Avicena, Averroes, Avicebrón, Maimónedes, los Santos Padres y, como gran novedad, el Aristóteles introducido por San Alberto, que fue totalmente traducido de vuelta por Fr. Guillermo de Moerbeke. El trabajo de ST como “comentador” de esas traducciones es ciclópeo y notable, pero el punto es que no es un comentador: es un transformador, un recreador permanente, porque todo es visto desde la creación[2]. Por eso nosotros vamos introduciendo las categorías aristotélicas no a priori, desde un manual aristotélico, sino como el mismo ST las va utilizando en la CG, para que sean vistas en ese contexto.

Pero esto no soluciona las cosas. Primero, aún no hemos comentado el tema del conocimiento en Kant, donde las categorías aristotélicas son también transformadas, y aún no hemos explicado de qué modo podemos mantener hoy lo que retrospectivamente llamamos realismo en ST una vez sucedida la revolución copernicana de Kant. Ese tema lo tocaremos en su momento. Lo que ahora podemos comentar es que hoy el rechazo a este sutil aristotelismo de ST se debe a que muchos, desde la FE, lo ven como una “helenización” del cristianismo, donde este último habría sido reducido “a la razón griega”. Eso es parte de las preocupaciones centrales del discurso de Benedicto XVI en Ratisbona.

Ante esto, varias cuestiones:

  1. a) la razón humana nunca se da in abstracto de historicidad (en el sentido de Gadamer) sino siempre en un mundo de la vida (cultura), pero ello no implica que la razón humana deje de ser humana y por ende analógicamente comunicable en un margen de intersección de horizontes. De igual modo que lo humano no se reduce a este individuo humano en particular, pero a la vez el individuo humano es totalmente humano, la razón humana no se reduce a una cultura en particular, pero a la vez cada cultura es totalmente racional en tanto participante de una razón que se va auto-explicando, analógicamente, a través de la historia humana.
  2. b) En esa historia, la razón humana, que nunca habría salido de los debates post-aristotélicos de la cultura griega, tiene un acontecimiento único y decisivo: la revelación de Dios, que había comenzado con el judaísmo, y se continúa en el cristianismo que es exotérico, proselitista, comunicante de sí a todos, apologético, y por ello hace un puente con la razón griega anterior, sobre todo neoplatónica. Al hacer eso, las categorías neoplatónicas y aristotélicas (al menos en física y en lógica) dejan de ser sólo lo helénico para ser transformadas por el acontecimiento humano principal, esto es, el Cristianismo, que transforma también a la razón humana, al intentar defenderse de la acusación de absurdo. Esa apologética de sí misma, como no absurda por creer en Dios creador y redentor, eleva a la misma razón a alturas que hubieran sido imposibles sin el acontecimiento cristiano.
  3. c) La razón humana no es por ende reductivamente griega, africana o asiática: todas las culturas son expresiones analógticas de una razón humana que desde el Cristianismo tiene que exigirse a sí misma cómo hacer razonable el misterio, sin que deje de ser misterio, o renunciar a ello, quedándose en el absurdo o en el intento de una razón que no reconoce al Cristianismo como desafío, pero entonces tiene que explicar por qué y de ese modo lo incorpora….
  4. d) Hay que distinguir, cuando se incorpora a algún clásico a otro horizonte, los diversos juegos de lenguaje que se fusionan en ese diálogo. ST sigue de cerca al lenguaje aristotélico, aún cuando a veces ese lenguaje se quede muy chico aplicado al teísmo creacionista. No es el caso, tal vez, de las nociones más básicas de la metafísica de Aristóteles, pero sí de su física, cuestión que aún hoy produce muchas confusiones, sobre todo en la noción de causa eficiente aplicada la creación y en nociones de su física: el caso clásico, que escandaliza a muchos, es la noción de primer motor aplicada a Dios. Allí es claro que Aristóteles estaba pensando en una cosa y ST en otra, comunicadas analógicamente por la noción de causa, pero ST mantiene el lenguaje aristotélico. No es la única vez que lo hace y para hacer las distinciones necesarias no hay reglas claras sino el manejo del contexto, y por ello la hermenéutica de ST no es fácil; nosotros hemos encontrado una clave: en no olvidarnos nunca de que ST está pensando siempre desde la creación.
  5. e) Ciertas nociones básicas aristotélicas, transformadas como ST las utiliza y habiendo asumido el debate con Kant, pueden ser desarrolladas desde la dinámica del yo y el nosotros, con método fenomenológico, como comenzó a hacerlo la ya citada Edith Stein. Ese camino antropológico es lo que termina de sacarlas de su contexto aristotélico-Ptolemaico no-creacionista. Esto se encuentra también, aunque de modo indirecto, en el orden que estamos siguiendo según la CG, porque asumimos una hermenéutica realista[3] donde los horizontes humanos “humanizan” el conocimiento de las cosas no humanas, y al tener en cuenta siempre el contexto creacionista de ST, todo, aún los ejemplos más biológicos en ppio. más adecuados al Aristóteles original, es visto desde lo humano, y en este caso un contexto humano entrecruzado con la auto-revelación de Dios creador y redentor, donde Dios asume el horizonte humano –se hace hombre- pero a la vez demanda a la razón humana su máximo despliegue para comprender al emisor del mensaje.

[1] Ver Weisheipl, J.A., O.P., Tomás de Aquino. Vida, obras y doctrina, EUNSA, Pamplona, 1994.

[2] Ver al respecto Sciacca, Historia de la filosofía, Luis Miracle, 1954, cap. XIII.

[3] Zanotti, G.: op.cit.

 

Gabriel J. Zanotti es Profesor y Licenciado en Filosofía por la Universidad del Norte Santo Tomás de Aquino (UNSTA), Doctor en Filosofía, Universidad Católica Argentina (UCA). Es Profesor titular, de Epistemología de la Comunicación Social en la Facultad de Comunicación de la Universidad Austral. Profesor de la Escuela de Post-grado de la Facultad de Comunicación de la Universidad Austral. Profesor co-titular del seminario de epistemología en el doctorado en Administración del CEMA. Director Académico del Instituto Acton Argentina. Profesor visitante de la Universidad Francisco Marroquín de Guatemala. Fue profesor Titular de Metodología de las Ciencias Sociales en el Master en Economía y Ciencias Políticas de ESEADE, y miembro de su departamento de investigación.

LA COHERENCIA INFINITA DE LOS NUEVOS LIBERALES ANTI-TRUMP

Por Gabriel J. Zanotti. Publicado el 18/12/16 en: http://gzanotti.blogspot.com.ar/2016/12/la-coherencia-infinita-de-los-nuevos.html

 

Durante su campaña (veremos qué hace cuando asuma) Trump se ha manifestado claramente contra la libre inmigración y contra el libre comercio internacional. Es proteccionista.

Los liberales (clásicos) y libertarios siempre hemos estado en contra del control inmigratorio, de las aduanas, de las tarifas arancelarias. Yo en particular he defendido la libre circulación de personas y de capitales hasta quedar en ridículo si es necesario.

Pero lo que me llama la atención es que miles, tal vez millones, de personas que siempre han estado a favor del control migratorio y de las tarifas arancelarias, que siempre han estado en contra del libre comercio, AHORA están furiosos con Trump. ¿Qué ocurrió? ¿Se han hecho liberales de repente? ¡Pero qué bien! Pero entonces, antes de criticar a Trump, hagan un mea culpa, please…

Me voy a referir a dos grupos de personas que creo conocer bien. Me voy a referir a ellos “en general”, porque siempre hay excepciones, desde luego. Además yo no creo en las estadísticas pero sí en los horizontes de pre-comprensión que tienen todos, pero sobre todo los que dicen que no los tienen.

Los argentinos en general, y especialmente los de anti-liberales fanáticos, ¿qué autoridad moral tienen? Se han pasado la vida defendiendo “la industria nacional”, los aranceles, las aduanas, ¿y AHORA están en contra de su gran maestro, Trump?

Y especialmente aquellos de doble moral, llenos de contradicciones e hipocresías, que van a Miami despreciando a los “yanquis pelo…..”, que no entienden nada de donde están, y vuelven cargados de productos (productos del capitalismo) que luego se ufanan de haber pasado por la aduana porque lograron engañar al “b….” que estaba controlando………….. Y luego votan  a los candidatos más abyectos, creyéndose los grandes tipos…………. ¿Qué autoridad moral tienen? Ninguna, absolutamente ninguna, sólo tienen la estupidez, la banalidad y la existencia inauténtica en la que viven y de la cual, por supuesto, ni siquiera se dan cuenta. Pero, desde luego, el idiota es Trump, ellos no.

Y ahora, por supuesto, para seguir aumentando mi fama de cerdo – liberal – hereje- capitalista – liberal –que – no – entiende – nada – de – la – fe, vamos a referirnos a los católicos en general, y especialmente a los latinoamericanos en general, y especialmente a aquellos que odian la Veritatis splendor y la han sustituido con las declaraciones episcopales latinoamericanas como el nuevo Cristo resucitado, y especialmente a aquellos que aman las teologías de la liberación, y especialmente aquellos que se pasaron 11 años criticando a Benedicto XVI pero han entronizado a la Populorum progressio como dogma inapelable, especialmente a ellos pregunto: ¿pero quiénes miércoles se creen que son? Han defendido toda su vida una economía cerrada, han creído toda su vida que el libre comercio internacional es el diablo, han elevado a dogma de fe a las más contingentes recomendaciones anti-libre comercio de Pablo VI, ¿pero AHORA Trump es el malo? ¿Por qué, porque habló de los muros? ¿Pero qué se creen que es un muro? ¿Sólo una cosa física? Muros son las aduanas, las tarifas arancelarias, el compre nacional, la sola diferencia entre extranjero y nacional. Una vez que defienden todo eso –porque se tragaron la teoría marxista del deterioro de los términos de intercambio, elevada a dogma de fe por los “grandes teólogos” de la liberación– YA elevaron un muro. ¿O cómo se creen que se defiende coherentemente una economía cerrada contra el “imperialismo yanqui” como la que defienden cual nuevo Concilio de Trento? Pero el muro, definitivamente, está en sus mentes, cerradas en su marxismo convertido en dogma, y que con toda soberbia enrostran a los católicos que no aceptamos semejante estupidez, acusándonos a nosotros de ser los “anti-católicos”…

Felicitaciones, entonces, a todos, por ser ahora partidarios del libre comercio y por criticar a Donald Trump. Eso sí, sería honesto intelectualmente que anunciaran su conversión intelectual y pidieran perdón públicamente por los inmisericordes muros que siempre han defendido.

 

Gabriel J. Zanotti es Profesor y Licenciado en Filosofía por la Universidad del Norte Santo Tomás de Aquino (UNSTA), Doctor en Filosofía, Universidad Católica Argentina (UCA). Es Profesor titular, de Epistemología de la Comunicación Social en la Facultad de Comunicación de la Universidad Austral. Profesor de la Escuela de Post-grado de la Facultad de Comunicación de la Universidad Austral. Profesor co-titular del seminario de epistemología en el doctorado en Administración del CEMA. Director Académico del Instituto Acton Argentina. Profesor visitante de la Universidad Francisco Marroquín de Guatemala. Fue profesor Titular de Metodología de las Ciencias Sociales en el Master en Economía y Ciencias Políticas de ESEADE, y miembro de su departamento de investigación

EL NEW YORK TIMES, TRUMP, LAS REDES SOCIALES, LA VERDAD Y LA HERMENÉUTICA

Por Gabriel J. Zanotti. Publicado el 20/11/16 en: http://gzanotti.blogspot.com.ar/2016/11/el-new-york-times-trump-las-redes.html

 

Parece que el New York Times ha arremetido contra Facebook. Porque mientras ele NYT representaría la información seria, los datos, en los cuales se basan los ciudadanos ilustrados que votan a los demócratas, Facebook es cualquier cosa, la subjetividad total, en la cual se basan los tontos que votaron a Trump.

La cuestión que abordamos ahora no es si está bien o mal haber votado a Trump. La cuestión es el planteo anterior, que muestra hasta qué punto el positivismo está arraigado en nuestra cultural y de qué modo todo un siglo XX de avance en hermenéutica y filosofía del lenguaje parece ser ignorado totalmente por los mass media, sean demócratas, republicanos, marcianos, liberales o kirchneristas.

No hay conciencia intelectual de que no hay datos, hechos puros, sin un horizonte que les da sentido. Cuando alguien dice “La Tierra gira alrededor del sol”, sí, parece un fact, pero lo es sólo desde el paradigma copernicano-galileano. ¿Ah, ese paradigma es verdadero? Ok, pero si alguien cree que va a defender la verdad de ese paradigma desde otros datos, le recomiendo la lectura de Kuhn, Koyré y Feyerabend. Es la cosmovisión neoplatónica-cristiana la que dio origen a Copérnico y Galileo, cosmovisión que este último defendió en un famoso libro que no tenía un solo experimento registrado, versus los astrónomos aristotélicos que supuestamente les presentaban los “facts”.

Y cuando desde las ciencias sociales se dice que “la inflación de tal gobierno fue del XX%”, esos índices presuponen un concepto de inflación que no todos comparten. Supuesto que está detrás del presunto dato “sin” horizontes.

¿Más simple? Cuando alguien dice “Obama aún no finalizó su mandato” presupone todo el criterio de legitimidad actual del gobierno democrático. ¿Qué ocurre si alguien dice “Obama aún no terminó su tiranía”? Algún ultra-libertario podría decirlo. Para dirimir la cuestión no es el caso debatir “el dato”, “el hecho” de si es presidente o tirano, sino debatir la verdad de los horizontes desde los cuales se afirma que es presidente o tirano.

Por lo tanto, reconocer que los supuestos hechos se dicen desde criterios de interpretación, se tenga conciencia de ellos o no, no es renunciar a la verdad, sino estar dispuestos a defender la verdad en un terreno en el cual no sé si los actuales comunicadores han sido educados: la verdad del horizonte que está detrás.

¿Hay noticias que son hechos? No, porque son mensajes. Es lo que se llama el problema de los actos del habla solamente locutivos. “Hay 10 mesas en el salón” parece un mensaje meramente descriptivo y aparentemente “fáctico”. Pero presupone TRES cosas. Uno, la relevancia del mensaje. Yo puedo iniciar mi conferencia sobre Benedicto XVI diciendo “Hoy me desayuné con café y galletitas”, pero mi audiencia me va a decir “¿y qué”? ¿Y quién decide el orden de relevancia de un mensaje?

Segundo, el diseño. Hay 10 mesas, son 10 mesas, son 10, “che hay 10”, o lo que fuere. ¿Y quién decide cómo se diseña un mensaje?

Tres, de vuelta, el horizonte, que presupone que sé  de qué salón estoy hablando, y qué es un salón en nuestro contexto cultural.

Todo lo cual presupone el eje central de le hermenéutica de los mensajes: “alguien dice algo para algo y para alguien”. Nuestra cultura positivista se concentra en el “algo” olvidando todo lo demás. Que está dado por el con-texto, con-texto donde se reflejan los presupuestos no explícitos. “Macri se reunió con el primer ministro de Canadá”. ¿Quién lo dice? ¿Para quién lo dice? ¿Para qué lo dice?

Nada de esto convierte a los comunicadores en manipuladores. Si ellos son honestos en cuanto a qué horizonte de ideas es el que los guía, todo bien. Pero la máxima manipulación (a veces sin intención) se produce cuando los comunicadores creen que NO tienen horizontes y cuando la audiencia, consiguientemente, cree que está escuchando a “los hechos inapelables”.

Por lo tanto, me parece bien que el NYT se auto-considere serio, pero el monopolio de lo serio –si es que lo es- es lo que objeto. Del lado de los blogs y de las redes sociales hay seriedad, buena intención, y también está lleno de locos y de chantas. Igual que en los medios tradicionales.

Los medios tradicionales interpretan, las redes sociales interpretan, todos interpretan, porque interpretar no es sólo opinar, sino sencillamente hablar desde un horizonte. Y NO es que “de eso no se salva nadie”. NO es cuestión de salvarnos de ello, sino de tomar conciencia de la dimensión humana de la comunicación, que no es información. En el papel se graba. En el papiro se grababa. En el silicio se graba. En el ADN se graba. Esa grabación es información. Nosotros, los seres humanos, no grabamos: leemos, hablamos, o sea, de-codificamos, interpretamos, con verdad o sin ella.

Por ende los que votaron a Trump interpretan y los que votaron a Hillary también. Los que publican en Facebook interpretan y los que publican en el NYT también. ¿Y quiénes tienen mayor verdad? Ah, depende de cómo cada uno defienda su horizonte. En este momento estoy escribiendo para mi blog, para Facebook, y estoy defendiendo la verdad de mi horizonte. Lo mismo que si escribiera sobre supuestos datos, que presuponen un criterio para interpretar los datos.

Algunos intelectuales y docentes desprecian Facebook como los taxistas desprecian Uber. No advierten que la comunicación pasa ahora en gran parte por las redes sociales que afortunadamente no tienen regulaciones. La ventaja de las redes es que muestran descarnadamente la intersubjetividad, subjetividad, de la comunicación. Subjetividad que antes estaba más oculta. Si mando un artículo de la revista “Oxford Economic Journal”, nada me garantiza la verdad del horizonte del referato. Si lo mando a La Nación, NYT, Le Monde Diplomatique o etc, nada me garantiza la verdad de su línea editorial.

¿Qué “garantiza” la verdad? En la condición humana, nada excepto el libre debate que, según Popper, va sedimentando las teorías hasta que quedan las que más se acercan a la verdad. Exactamente lo que sucede en Wikipedia, fundado por alguien que conocía a Hayek. En una sociedad libre, no es cuestión de que los gobiernos tienen la información y los medios privados, las interpretaciones. Cuando La Nación discutía contra las invectivas autoritarias de los Kirchner, reclamaba “que sus datos eran serios”. Como Trump puso de moda, wrong. La cuestión era decirle al Sr. Kirchner: yo tengo mi interpretación del mundo, usted la suya, y en una sociedad libre se debate. Y listo. Ah, pero nada mejor para un tiranuelo suponer que él dice los hechos y los demás, los que NO son gobierno, sus subjetivísimas interpretaciones. El positivismo cultural ha alentado a las dictaduras que creen tener “la información” –por eso intentan controlar los medios- mientras la oposición, tristemente, intenta responder que ella también. Un horror.

 

Así que, señores demócratas, bájense del caballo soberbio de que los que votaron a Trump eran unos imbéciles que usaban Facebook. Porque por Facebook no circula el infierno. Circula, sencillamente, el ser humano y sus intentos libres de comunicación. Puede haber chantas, fanáticos, crueles, peleadores, pero también puede haber todo lo contrario. Las redes sociales son la nueva defensa ante los dictadores, y ante la dictadura de lo políticamente correcto que ustedes ejercían dándose cuenta o no. Por eso en Corea del Norte no hay Facebook. Qué bien. Allí sí que están “bien informados”.

 

Gabriel J. Zanotti es Profesor y Licenciado en Filosofía por la Universidad del Norte Santo Tomás de Aquino (UNSTA), Doctor en Filosofía, Universidad Católica Argentina (UCA). Es Profesor titular, de Epistemología de la Comunicación Social en la Facultad de Comunicación de la Universidad Austral. Profesor de la Escuela de Post-grado de la Facultad de Comunicación de la Universidad Austral. Profesor co-titular del seminario de epistemología en el doctorado en Administración del CEMA. Director Académico del Instituto Acton Argentina. Profesor visitante de la Universidad Francisco Marroquín de Guatemala. Fue profesor Titular de Metodología de las Ciencias Sociales en el Master en Economía y Ciencias Políticas de ESEADE, y miembro de su departamento de investigación.