Inteligencia artificial

Por Alberto Benegas Lynch (h) Publicado el 28/12/19 en:  https://www.elpais.com.uy/opinion/columnistas/alberto-benegas-lynch/inteligencia-artificial.html

 

Telegráficamente intentaré en esta nota periodística demostrar que el título constituye una contradicción en los términos, que lo de la inteligencia artificial es un oxímoron.

 

Por una parte inteligencia deriva de inter-legum esto es leer adentro, captar significados o la esencia de lo observado cosa que la materia está imposibilitada de hacer y por otro lado y más importante aun, la inteligencia demanda capacidad de decisión, libertad, libre albedrío puesto que si está determinada por los nexos causales inherentes a la materia no hay posibilidad de elección independiente, hay programación inexorable.

 

La inteligencia del ser humano procede de que no solo se trata de kilos de protoplasma sino de psique, mente o estados de conciencia que permite revisar los propios juicios, ideas autogeneradas, distinguir entre proposiciones verdaderas y falsas, voluntad independiente, responsabilidad individual y moral. Si los humanos fuéramos aparatos programados, la libertad se tornaría en mera ficción.

 

Karl Popper ha bautizado como “determinismo físico” el supuesto de que el ser humano es pura materia que en ese caso no elije, decide y prefiere, es decir, no actúa, sino que está programado para decir y hacer lo que dice y hace, esto es, puro materialismo filosófico.

 

En la misma línea argumental, John Hick sostiene que allí donde no existe libertad intelectual -lo cual es propio del materialismo- naturalmente no hay vida racional, por ende, la creencia que el hombre está determinado “no puede demandar racionalidad”.

 

Con razón el premio Nobel en neurofisiología John Eccles concluye que “Uno no se involucra en un argumento racional con un ser que sostiene que todas sus respuestas son actos reflejos, no importa cuán complejo y sutil sea el condicionamiento”.

 

Es de interés destacar la opinión del premio Nobel en física Max Planck que en este contexto afirma que “se trataría de una degradación inconcebible que los seres humanos fueran considerados como autómatas inanimados en manos de una férrea ley de causalidad […] El papel que la fuerza desempeña en la naturaleza, como causa del movimiento, tiene su contrapartida, en la esfera mental, en el motivo como causa de la conducta”.

 

Por su parte el lingüista Noam Chomsky señala que “No hay forma de que los ordenadores complejos puedan manifestar propiedades tales como la capacidad de elección […] Jugar al ajedrez puede ser reducido a un mecanismo y cuando un ordenador juega al ajedrez no lo hace del mismo modo que lo efectúa una persona; no desarrolla estrategias, no hace elecciones, simplemente recorre un proceso mecánico”.

 

El uso metafórico algunas veces se convierte en sentido literal, tal es el caso también de las expresiones “memoria” y “cálculo” aplicado a los ordenadores. Como apunta Raymond Tallis aplicar la idea de memoria a las computadoras es del todo inadecuado, de la misma manera que cuando nuestros abuelos solían hacer un nudo en su pañuelo para recordar algo no aludían a “la memoria del pañuelo” puesto que “la memoria es inseparable de la conciencia”. En el mismo sentido, este autor destaca que en rigor las computadoras no computan ni las calculadoras calculan puesto que se trata de impulsos eléctricos o mecánicos sin conciencia de computar o calcular.

 

Thomas Szasz se refiere a otra metáfora pastosa en cuanto a la llamada “enfermedad mental” cuando esto contradice la noción de la patología que enseña que una enfermedad es una lesión orgánica, de tejidos y células y, por tanto, no puede atribuirse a comportamientos e ideas. Una cosa son los problemas químicos, desajustes en los neurotrasmisores y la sinapsis en el cerebro y otra es la mente. También Szasz muestra errores de algunas interpretaciones de las neurociencias en la materia.

 

Howard Robinson apunta que “Lo físico es público en el sentido de que en principio cualquier estado físico es accesible (susceptible de percibirse, de conocerse) para cualquier persona normal […] Los estados de conciencia son diferentes porque el sujeto a quien pertenecen -y solo ese sujeto- tiene un acceso privilegiado a eso” (lo cual no quiere decir que todo lo físico pueda tocarse o, en su caso, siquiera verse, como los campos gravitatorios, las ondas electromagnéticas y las partículas subatómicas).

 

Juan José Sanguineti resume bien el problema al escribir que “Los actos intencionados son de las personas, no de las partes ni potencias de las personas. Si doy un apretón de manos a un conocido para saludarlo calurosamente, no tiene sentido decir ´mis manos te saludan calurosamente´. Expresiones como ´mi cerebro cree´, ´mi hemisferio izquierdo interpreta´, ´la neocorteza percibe, ´las neuronas deciden´, ´el hipocampo recuerda´, ´mi sistema límbico está enfadado´ carecen de sentido, igual que atribuir a cosas como células o grupos de células actos como entender, tomar decisiones, preferir etc. […] Se puede decir mi ojo ve, aunque sería más exacto decir yo veo con mis ojos”.

 

En resumen, la tecnología y específicamente la robótica prestan servicios notables a la humanidad, de lo cual no se sigue que deban confundirse con los atributos humanos.

 

Alberto Benegas Lynch (h) es Dr. en Economía y Dr. en Ciencias de Dirección. Académico de la Academia Nacional de Ciencias Económicas, fue profesor y primer rector de ESEADE durante 23 años y luego de su renuncia fue distinguido por las nuevas autoridades Profesor Emérito y Doctor Honoris Causa. Es miembro del Comité Científico de Procesos de Mercado, Revista Europea de Economía Política (Madrid). Es Presidente de la Sección Ciencias Económicas de la Academia Nacional de Ciencias de Buenos Aires, miembro del Instituto de Metodología de las Ciencias Sociales de la Academia Nacional de Ciencias Morales y Políticas, miembro del Consejo Consultivo del Institute of Economic Affairs de Londres, Académico Asociado de Cato Institute en Washington DC, miembro del Consejo Académico del Ludwig von Mises Institute en Auburn, miembro del Comité de Honor de la Fundación Bases de Rosario. Es Profesor Honorario de la Universidad del Aconcagua en Mendoza y de la Universidad Peruana de Ciencias Aplicadas en Lima, Presidente del Consejo Académico de la Fundación Libertad y Progreso y miembro del Consejo Asesor de la revista Advances in Austrian Economics de New York. Asimismo, es miembro de los Consejos Consultivos de la Fundación Federalismo y Libertad de Tucumán, del Club de la Libertad en Corrientes y de la Fundación Libre de Córdoba. Difunde sus ideas en Twitter: @ABENEGASLYNCH_h

CONTRIBUCIÓN DE FÍSICOS A LAS CIENCIAS SOCIALES

Por Alberto Benegas Lynch (h)

 

Siempre me ha llamado la atención que no pocos estudiosos de la física, es decir, de lo que habitualmente se entiende por materia, comprenden lo humano y espiritual muchas veces más profundamente que quienes son oriundos de las ciencias sociales que con algunas de sus reflexiones en la práctica niegan la condición humana.

Aquel ha sido el caso, por ejemplo, de Max Planck, el premio Noble en física, célebre por la teoría cuántica. En su libro traducido al castellano como ¿Hacia donde va la ciencia? apunta que “Se trataría de una degradación inconcebible que los seres humanos, incluyendo los casos más elevados de mentalidad y ética, fueran considerados como autómatas inanimados en las manos de una férrea causalidad […] Esta es una cuestión  muy importante, especialmente en la actualidad, debido a la difundida e injustificada tendencia a extender los dogmas del determinismo científico a la conducta humana y así descargar la responsabilidad de los hombros de los individuos”.

Lo dicho por Planck resulta fundamentalísimo precisamente en momentos en que el materialismo invade muy diversos campos de estudio dentro de las ciencias sociales. Así se sostiene que lo que decimos y hacemos deriva de nuestras respectivas programaciones, que somos como el loro, más complejos pero loros al fin. Que somos kilos de protoplasma sin estados de conciencia, mente o psique, lo cual no nos permitiría distinguir entre proposiciones verdaderas y falsas, no seríamos capaces de ideas autogeneradas, no podríamos argumentar, no tendría sentido la responsabilidad individual,  la moral y la propia libertad ya que no habría libre albedrío.

Lo que sostiene Planck puede aparecer como inocente y despegado de la realidad pero está encajado en la psiquiatría donde no pocos profesionales paradójicamente desconocen la psique, no distinguen la mente del cerebro y parlan de “enfermedades mentales” cuando la patología explica que la enfermedad consiste en la lesión de células, órganos o tejidos pero los comportamientos y las ideas no pueden estar enfermas. En el derecho, especialmente en la rama penal, muchas veces ocurre esa confusión por lo que se concluye que el delincuente no debe ser castigado puesto que no es responsable de sus actos. En la economía, también paradójicamente en la teoría de la decisión en el contexto de la novel nuroeconomics.

El premio Nobel en neurofisiología John Eccles ha escrito el libro La psique humana para refutar el determinismo materialista y ha publicado un libro en la misma línea argumental con Karl Popper que lleva el sugestivo título de El yo y su cerebro. Eccles ha escrito en el ensayo titulado “Cerebral Activity and the Freedom of the Will” que “negar el libre albedrío no es un acto racional ni lógico. Esta negación presupone el libre albedrío debido a la deliberada elección de esa negación, lo cual es una contradicción”.

En otras palabras, mientras algunos economistas, profesionales de la psicología, abogados y cientistas sociales en general se debaten en una carrera mezcla materialismo con planificaciones forzosas de vidas y haciendas ajenas, hay distinguidos estudiosos de las ciencias físicas y médicas que comprenden mejor el espíritu del ser humano. Vean en el sentido anterior por ejemplo la manifestación del premio Nobel en economía Paul Samuelson que en 1989 -el mismo año del derrumbe del Muro de Berlín- quien escribió en una nueva edición de su Fundamentos de análisis económico que la Unión Soviética muestra que “una economía socialista planificada puede funcionar e incluso prosperar”.

Esta curiosidad de científicos de la materia que entiendan las ciencias humanas mejor que los propios especialistas en esa área tal vez se deba a que por contraste al estudiar la energía propia de la materia al observar a las personas se percatan de que se trata de algo de naturaleza bien distinta y única respecto al reino animal. Sin embargo, se nos ocurre decir que quienes están embarcados en el estudio del hombre erróneamente lo extrapolan al mundo físico sin haberlo profundizado.

Tenemos el caso extraordinario de Michael  Polanyi, justamente físico y médico quien ha escrito obras de gran calado sobre las ciencias sociales. Fue  quien desarrolló la idea del “conocimiento tácito” en el contexto del mercado libre en el sentido de quienes ponen en práctica lo que saben aunque no puedan explicar como lo llevan a cabo. Es el caso de la mayor parte de los ciclistas, simplemente andan sin explicar las leyes físicas inherentes al proceso. Esto complemente lo señalado por Friedrich Hayek en cuanto a la coordinación en el mercado a través del sistema de precios, cada uno ocupándose de su interés particular pero crean productos finales que no estaba en su intención  producir, solo contribuyeron en partes insignificantes. Como antes he escrito, es lo mismo que pone en evidencia John Stossel cuando ilustra lo dicho con un trozo de carne envuelto en celofán en un supermercado e invita a que cerremos los ojos e imaginemos en regresión desde el agrimensor, los alambrados, los postes, las cosechadoras, lo plaguicidas, los fertilizantes, el ganado, los caballos, las monturas cada uno haciendo lo suyo sin pensar en el trozo de carne en el supermercado. Nos invita a imaginar las miles de empresas horizontal y verticalmente que participan sin que nadie dirija todo el proceso y si se lo pretende dirigir (planificar) se destroza toda la cadena espontánea y hay faltantes y eventualmente no aparece la carne en la góndola.

Polanyi en The Logic of Liberty alude al proceso espontáneo de mercado de al decir primero que cuando se observa un jardín arreglado o una máquina funcionando suponemos que alguien lo hizo, esta es la forma obvia del orden pero también, sigue diciendo Polanyi, que una jarra de agua la llena con una densidad igual en un plano horizontal sin que nadie lo diseñe, ese es el orden físico pero “cuando el orden se logra entre seres humanos a través de permitirles que interactúen entre cada uno sobre la base de sus propias iniciativas se logra un orden espontáneo”. De modo que tenemos el orden obvio, el orden físico y el orden espontáneo que Adam Smith bautizó como “la mano invisible”.

También Polanyi en Meaning (editado por H. Prosch) se detiene a considerar la vital importancia de la libertad para discutir públicamente muy diversas perspectivas, la necesaria libertad para investigar en las ciencias, la libertad para debatir los resultados de lo que se descubre en el campo de las instituciones y los fallos judiciales,  la libertad para cada uno seguir su proyecto de vida sin lesionar iguales derechos de terceros, en otros términos, la libertad como oxígeno vital y como fundamento del respeto recíproco.

El premio Nobel en medicina Roger W. Sperry hace notar que “la conciencia está concebida para tener un rol directo en la determinación de las pautas en la excitación del cerebro. El fenómeno de la conciencia en este esquema está concebido para interactuar y en gran medida gobernar los aspectos histoquímicos y fisiológicos y las mentales […] lo cual significa una contradicción directa con las tesis centrales de behavorismo y con la filosofía materialista”. Por esto es que el antes mencionado filósofo de la ciencia Popper concluye que “si nuestras opiniones son resultado distinto del libre juicio de la razón o de la estimación de las razones y de los pro y contras, entonces nuestras opiniones no merecen ser tenidas en cuenta. Así pues, un argumento que lleva a la conclusión de que nuestras opiniones no son algo a lo que llegamos nosotros por nuestra cuenta, se destruye a si mismo”.

El propio Heisenberg enfatiza que la indeterminación en el mundo subatómico no significa libertad en las partículas sino la dificultad que presenta el uso de instrumentos (establece la conexión entre la física y la visión filosófica en Phisics and Philosophy. The Revolution of Modern Sciences) y, en este contexto, el neurocirujano Wilder Penfield en The Mystery of Mind destaca que Hipócrates fue el primero en señalar la relación mente-cuerpo que “fue incluida en una conferencia dirigida a un grupo médico sobre la epilepsia […]  dijo que ´Para la conciencia el cerebro es un mensajero´ . En realidad, su discusión constituye el mejor tratado sobre la mente y el cerebro que apareció el la literatura médica hasta bien transcurrido el descubrimiento de la electricidad”. El mismo autor subraya que en la fórmula clásica de juramento médico hipocrático está presente un código moral que el materialismo rechaza y resume el punto al escribir que “la función de la materia gris es la de llevar a cabo la acción neuronal que se corresponde con las acciones de la mente”.

Albert Einstein en carta a Robert Thorton el 7 de diciembre de 1944  ha manifestado que “Concuerdo plenamente con usted sobre el significado y el valor educativo de la metodología y la historia y la filosofía de la ciencia. Hay tantas personas hoy -incluyendo a científicos profesionales- que me parecen como alguien que ha visto miles de árboles pero nunca vieron un bosque. El conocimiento de antecedentes históricos y filosóficos otorga independencia de prejuicios de su generación, lo cual sufren muchos científicos. Esta independencia creada por una visión filosófica es -en mi opinión- la marca distintiva entre el mero artesano y especialista y el que realmente busca la verdad”.

En resumen, es llamativo que muchos estudiosos de lo material tengan un concepto sobre lo espiritual más acabado que no pocos de los que trabajan en las ciencias sociales que se empeñan en aniquilar la libertad y que son habitualmente los asesores de figuras autoritarias. Jaques Rueff en La visión cuántica del universo. Ensayo sobre el poder dice que es en verdad muy llamativo que deban utilizarse microscopios y otros instrumentos para conocer la naturaleza de la materia y a simple vista se ve la condición humana sin microscopios y otros instrumentos de laboratorio y sin embargo se niega la naturaleza libre del ser humano.

Todos los personajes citados han tenido rasgos geniales sin que se les prestara la suficiente atención en el tema aquí tratado a pesar de sus sapiencias, pero como ha escrito Johnathan Swift (en Thoughts on Various Subjects, Moral and Diverting), “Cuando en el mundo aparece un verdadero genio, puede identificársele por este signo: todos los necios se conjuran contra él”.

 

Alberto Benegas Lynch (h) es Dr. en Economía y Dr. en Ciencias de Dirección. Académico de la Academia Nacional de Ciencias Económicas, fue profesor y primer rector de ESEADE durante 23 años y luego de su renuncia fue distinguido por las nuevas autoridades Profesor Emérito y Doctor Honoris Causa. Es miembro del Comité Científico de Procesos de Mercado, Revista Europea de Economía Política (Madrid). Es Presidente de la Sección Ciencias Económicas de la Academia Nacional de Ciencias de Buenos Aires, miembro del Instituto de Metodología de las Ciencias Sociales de la Academia Nacional de Ciencias Morales y Políticas, miembro del Consejo Consultivo del Institute of Economic Affairs de Londres, Académico Asociado de Cato Institute en Washington DC, miembro del Consejo Académico del Ludwig von Mises Institute en Auburn, miembro del Comité de Honor de la Fundación Bases de Rosario. Es Profesor Honorario de la Universidad del Aconcagua en Mendoza y de la Universidad Peruana de Ciencias Aplicadas en Lima, Presidente del Consejo Académico de la Fundación Libertad y Progreso y miembro del Consejo Asesor de la revista Advances in Austrian Economics de New York. Asimismo, es miembro de los Consejos Consultivos de la Fundación Federalismo y Libertad de Tucumán, del Club de la Libertad en Corrientes y de la Fundación Libre de Córdoba. Difunde sus ideas en Twitter: @ABENEGASLYNCH_h