El optimismo y entusiasmo de Cambiemos taparon la ficción K

Por Roberto Cachanosky. Publicado el 21/5/2019 en: https://www.infobae.com/opinion/2019/05/21/el-optimismo-y-entusiasmo-de-cambiemos-taparon-la-ficcion-k/?fbclid=IwAR3EORouYZ6kFODiYLi4FIHNnIgtWV0Mxw-HdUaS7N7C6rdSNId5usx_OlM

 

Algún día, alguien, va a tener que ponerse a hacer las reformas de fondo o la Argentina va a terminar como la Rebelión de Atlas de Ayn Rand

Al poco tiempo de asumir Cambiemos, publiqué una nota haciendo lo que no hacía el Gobierno, describí la herencia recibida del kirchnerismo. En ese momento di un ejemplo que luego se viralizó y fue utilizado por funcionarios, obviamente sin nombrarme, no vaya a ser cosa que fueran a nombrar a un liberal: «supongamos que una familia vende su casa, el auto, toma todos sus ahorros, deja de trabajar y se va a Europa. Se aloja en los mejores hoteles, come en los mejores restaurantes, alquila los autos más caros y disfruta hasta que se le acaba el dinero. Cuando vuelve a Argentina esa familia no tiene donde vivir, ni trabajo, ni ahorro para mantenerse».

Si alguien les preguntara: ¿cuándo estaban mejor, cuando estaban en Europa o ahora que habían vuelto? Obvio que la respuesta iba a ser cuando estaba en Europa, el tema era que ese nivel de vida era insostenible. Una ficción.

Sin duda que Cambiemos hizo un pésimo diagnóstico de la herencia que recibía del kirchnerismo. Subvaluaron la herencia que recibían y sobrevaloraron la imagen de Macri para atraer inversiones. Es más, volvieron de Europa y en vez de poner a trabajar (hacer las reformas) se endeudaron. Pero lo cierto es que quienes se ilusionan con una vuelta a Europa a pasarla bien con un eventual regreso del kirchnerismo, como di en el ejemplo, se equivocan de punta a punta.

En primer lugar, el kirchnerismo recibió un gasto público consolidado de 29% del PBI y lo dejó en 46%. Lo aumentó en 17 puntos porcentuales, escondiendo la desocupación en el empleo público, duplicando la cantidad de jubilados incorporando a los 3 millones de jubilados otros 3,5 millones que nunca habían aportado, regalando planes sociales en cantidades industriales y manteniendo artificialmente bajas las tarifas de los servicios públicos destruyendo el sistema energético, las rutas, los puertos y la infraestructura en general. Entre 2006, que comenzaron a subsidiarse las tarifas de los servicios públicos, y 2015, el kirchnerismo gastó la friolera de USD 161.318 millones en subsidios económicos.

Como puede verse en el gráfico, el kirchnerismo gastaba USD 2.866 millones en 2006 y entregó un gasto en subsidios económicos de USD 26.656 millones, lo multiplicaron por 9; y Cambiemos pagó el costo político de tener que reducirlos. Algo que todos los economistas no k decíamos que había que hacer. En términos de PBI, llegaron a gastar casi 5 puntos en subsidios económicos.

El gasto público voló y la recaudación también aumentó fenomenalmente. La presión tributaria consolidada pasó del 26,2% del PBI en 2002 al 39,4% en 2015. El kirchnerismo recibió una recaudación de USD 16.182 millones anuales y terminó recaudando USD 166.150 millones, casi USD 150.000 millones más que con lo que empezó. Un plan Marshall entero a valores actuales.

A pesar de todo, el recorrido fiscal consolidado que tuvo fue desastroso. De tener un superávit fiscal consolidado de 3,54% del PBI pasó a dejar un déficit de 7,24% del PBI. Un recorrido de caída de casi 11 puntos del PBI.

Es decir, el kirchnerismo dejó una situación tan grave como la de 2001 pero sin pagar los intereses de la deuda pública. Realmente un desastre de administración de la cosa pública a pesar de haber tenido un precio de la soja promedio en los 12 años k de USD 371 la tonelada contra un promedio que tuvo De la Rúa de U$S 179, aunque Cristina Fernández de Kirchner disfrutó de un precio promedio de la soja de USD 484 en su primer mandato y de USD 467 en el segundo mandato.

Con lo que cobraban por retenciones y el aumento de ganancias por no ajustar por inflación las utilidades y los mínimos no imponibles, igual tuvieron un horrible recorrido fiscal. Tampoco le fue mejor en materia de inflación.

A pesar de haber mantenido planchado el tipo de cambio y con tarifas de servicios públicos congeladas, más los controles de precios, Néstor Kirchner empezó con una inflación del 3,5% anual y Cristina Fernández de Kirchner dejó una inflación del 27,8% (desde 2007 tomo el IPC Congreso). El kirchnerismo multiplicó por 8 la inflación manteniendo tarifas artificialmente bajas al estilo Ber Gelbard y pisando el tipo de cambio. Aclaremos que Cambiemos la duplicó pero corrigiendo las tarifas de los servicios públicos.

En términos de actividad económica, a pesar de tener un fuerte viento de cola, el kirchnerismo no logró un gran crecimiento de la economía. Es más, durante todo el segundo mandato de Cristina Fernández la economía estuvo prácticamente estancada ya que creció solo el 1,5%, lo que significa un aumento del 0,37% anual a pesar de los buenos precios de la soja.

En definitiva, la gestión económica del kirchnerismo fue horrible y Cambiemos manejó la herencia espantosamente y encima no contó lo que había recibido. No obstante, si alguien cree que con el kirchnerismo vuelve a Europa a estar de fiesta, se equivoca. En ese momento financiaron el populismo con el stock de capital acumulado en los 90, con el viento a favor del exterior, confiscando nuestros ahorros en las AFJP, cerrando las exportaciones de carne y consumiéndonos 12 millones de cabezas del stock ganadero, cerrando tambos y dilapidando las reservas.

La única chance que le quedaría al kirchnerismo si quisiera reeditar la fiesta de consumo del período anterior, sería entrar en default para no para no tener que pagar la cuenta de los intereses de la deuda y hacer un plan Bonex para cancelar las Leliq. Pero insisto, si alguien piensa que con el kirchnerismo vuelve la fiesta de consumo, se equivoca.

Al igual que se equivoca quien piense que si gana Cambiemos van a solucionar los problemas económicos en base a optimismo y entusiasmo y olvidándose de la ciencia haciendo las reformas estructurales o creer que con Roberto Lavagna podrá recuperarse la economía con más consumo interno en un país donde hay solo 44 millones de habitantes, con un tercio de pobres y el resto con el agua en la nariz.

Esto se resuelve haciendo las reformas estructurales para atraer inversiones y va a llevar mucho tiempo. La herencia k nunca se resolvió y Cambiemos solo apeló a endeudarse para financiar la herencia k.

Algún día, alguien, va a tener que ponerse a hacer las reformas de fondo o la Argentina va a terminar como la Rebelión de Atlas de Ayn Rand.

 

Roberto Cachanosky es Licenciado en Economía, (UCA) y ha sido director del Departamento de Política Económica de ESEADE y profesor de Economía Aplicada en el máster de Economía y Administración de ESEADE. Síguelo en @RCachanosky 

¿Estábamos mejor con el kirchnerismo?

Por Roberto H. Cachanosky. Publicado el 31/10/16 en: http://economiaparatodos.net/estabamos-mejor-con-el-kirchnerismo/

 

De manera que si bien es cierto que con el kirchnerismo Argentina era una fiesta, era una fiesta que no podía seguir eternamente

Dicen que mucha gente afirma que estaba mejor con los Kirchner que ahora. ¿Es cierta esta afirmación en caso que haya gente que afirme que estaban mejor con los Kirchner? Mi respuesta es sí pero basado en una ficción.

Veamos, durante 12 años el kirchnerismo utilizó, para estimular el consumo artificial, además del viento de cola, el stock de capital existente. Nos confiscó nuestros ahorros en las AFJP y usó esos ahorros de largo plazo para financiar el consumo artificial. Limitó las exportaciones de carne e hizo que la carne fuera artificialmente barata pero a costas de consumirnos 12 millones de cabezas de stock ganadero, por eso hoy cuesta una fortuna hacer un asado. Frenó los aumentos de tarifas de los servicios públicos dejando que se cayera el sistema energético. Lo que la gente dejaba de pagar por la cuenta de luz, lo destinaba a pagar la cuota del celular y los ejemplos al respecto pueden seguir.

Supongamos que vendo mi casa y el auto y me voy 1 año de viaje por Europa disfrutando de los mejores hoteles, restaurantes y comodidades. Cuando se me acaba la plata vuelvo a la Argentina y no tengo dónde ir a vivir, no tengo auto y encima me tengo que poner a trabajar. ¿Estaba mejor cuándo estaba en Europa? Obvio, lo que no cuento es cómo financié ese viaje y la ficción que fue vivir sin trabajar durante un año. Eso es lo que hizo el kircherismo. Reventó el stock de capital acumulado, además de destruir impositivamente a un sector de la sociedad, para financiar una fiesta de consumo artificial. Entonces ahora puede ser que algún despistado diga que antes estábamos mejor, lo que no dice es que esa forma de consumir no era sostenible en el tiempo. Que recurrieron a una gran ficción y que si hubiese ganado las elecciones el kirchnerismo o Cristina Fernández hubiese seguido en el poder, estaríamos peor que ahora (ver el caso Venezuela con el chavismo) y camino a una sistema cada vez más autoritario. La Argentina hubiese sido un calco de lo que describe von Hayek en Camino de Servidumbre.

De manera que si bien es cierto que con el kirchnerismo Argentina era una fiesta, era una fiesta que no podía seguir eternamente. Me parece que esto es lo que le falta explicar a la gente de Cambiemos. Transmitir con sencillez porque la gente cree que antes se vivía mejor que ahora.

De lo anterior no se desprende que yo coincida con la política económica del macrismo. Si bien el macrismo quitó las medidas económicas más guarangas que había dejado el kirchnerismo, como el cepo, la deuda con los holdouts, los controles de precios, etc., claramente no se animó ni a corregir los precios relativos (sigue regulando el tipo de cambio vía la tasa de interés), ni a hacer una reforma impositiva de fondo, ni a encarar una reforma del estado, ni a proponer una reforma laboral. Obviamente que no estoy diciendo que todas estas medidas estructurales tendría que haberse hecho en los casi 11 meses que lleva el macrismo en el poder, pero tampoco quedarse paralizados o incluso profundizar las medidas k como cuando funcionarios del gobierno se enorgullecen de que ahora hay más planes sociales que en la era k.

Mi punto es que hoy estamos peor que en la era k porque la era k fue una ficción de consumo, pero podríamos estar no tan mal si Macri hubiese elegido otro camino que el progresismo por el que optó.

Acá hay un dato que es relevante que el gobierno no quiere hacerse cargo que es que a Macri le vendieron el cuento de que es posible esquivar cualquier reforma y baja del gasto público. Le vendieron que por un efecto mágico la economía va a crecer y, por lo tanto, el gasto público va a disminuir su peso sobre el sector privado. Nada indica que ese efecto mágico vaya a producirse. Este gasto público aplasta y asfixia al sector privado sin dejarlo producir. Recordemos que la contrapartida del gasto público es la carga impositiva, el endeudamiento interno que genera el desplazamiento del sector privado del mercado crediticio, el endeudamiento externo que hace caer el tipo de cambio real afectando las exportaciones o la emisión monetaria que produce inflación.

Por ejemplo, lo que podría hacer el gobierno es, en vez de tomar deuda para financiar el déficit fiscal o hacer obras públicas, tomar deuda para financiar las indemnizaciones del sector público y reducir la enorme planta de personal. Baja el gasto y puede reducir la presión impositiva. La menor presión impositiva es un ingrediente para crecer y con el crecimiento de largo plazo se paga la deuda tomada para financiar la reducción del empleo público que dejó el kirchnerismo.

Respecto a los planes sociales, se puede utilizar la plata de fútbol para todos y algunos programas más para financiar escuelas de artes y oficios que podrán ser manejadas por las parroquias de cada barrio. Hoy en día faltan carpinteros, gasistas, electricistas y mil oficios más para las cuales podrían calificar quienes hoy reciben planes sociales. Una vez terminado el curso, podría ganarse la vida y el estado en menos de un año empezar a recortar la ayuda que los contribuyentes le brindan a quienes reciben un subsidio. El que vive sin trabajar empieza a generar riqueza con su trabajo y el contribuyente puede consumir más o ahorrar más por la menor carga tributaria que tiene que soportar. Todos mejoran su nivel de vida, salvo el que vivía de un subsidio si es que no le gusta trabajar.

Volviendo al tema de la deuda, a mí entender es mucho más lógico endeudarse para sanear el sector público y mejorar los flujos futuros de ingresos y egresos que endeudarse para seguir sosteniendo un estado que no le sirve a nadie.

Acá lo primordial es atraer inversiones para absorber la mano de obra que anualmente se incorpora al mercado laboral. Además hay que generar puestos de trabajo para los que viven de subsidios. Unos conseguirán mantenerse con los oficios que aprendan y otros podrán ir a trabajar al sector privado al igual que los empleados públicos.

Argentina necesita crear las condiciones institucionales necesarias para tener una tasa de inversión del orden del 30% del PBI de manera de crear los puestos de trabajo necesarios para solucionar el problema de flujo (jóvenes que anualmente se incorporan al mercado laboral) y stocks (gente que vive de subsidios y empleo público).

En síntesis, si uno dice que en la era k estábamos mejor, está diciendo una verdad a medias porque no aclara que era una ficción. Por otro lado, parte de la mala situación que hoy vive la gente es herencia del desastre que dejó el kircherismo, pero claramente podríamos estar mucho mejor si el gobierno dejara esa tendencia progre y se pusiera en serio a cambiar las reglas de juego para lograr esa inversión necesaria para crear puestos de trabajo.

Mientras tanto es obvio que no vamos a estar como estábamos en la fiesta populista k, pero se puede cambiar el rumbo sin dejar a la gente abandonada. El tema es dejar esa manía progre por la cual el estado “cuida” a la gente y empezar a liberar a la gente de las ataduras que le impone el estado para que la gente pueda desarrollar su capacidad de innovación.

Solo cuando se animen a empezar a bajar gasto público y a reducir la carga tributaria, la economía comenzará a transitar una senda de crecimiento de largo plazo y entonces, seguramente con el tiempo, se podrá afirmar que estamos mejor que con el kirchnerismo, pero en serio y no en forma artificial como en la era k.

 

Roberto Cachanosky es Licenciado en Economía, (UCA) y ha sido director del Departamento de Política Económica de ESEADE y profesor de Economía Aplicada en el máster de Economía y Administración de ESEADE

Valores, crisis económicas y Cambiemos

Por Roberto H. Cachanosky. Publicado el 28/9/16 en: http://www.lanacion.com.ar/1942038-valores-crisis-economicas-y-cambiemos

 

Enlos últimos 70 años la economía argentina ha sufrido infinidad de crisis económicas, la mayoría generadas en desbordes fiscales. Niveles de déficit fiscal que forzaban devaluaciones, tarifazos, impuestazos y medidas por el estilo.

Es más, la larga decadencia económica argentina no solo está plagada de agudos procesos inflacionarios, megainflacionarios e hiperinflacionarios y defaults de la deuda pública, sino que también tiene un largo listado de confiscaciones de activos privados.

Ya en el gobierno del Dr. Arturo Illia se pesificaron los depósitos del sector privado. Ocurrió en 1964. Los US$ 200 millones depositados en los bancos fueron devueltos en pesos. Esos US$ 200 millones eran equivalentes a unos US$ 1.600 millones actuales indexados por IPC EE.UU.

El listado de confiscaciones sigue con el ahorro forzoso de Alfonsín en 1988, el plan Bonex en diciembre de 1989, el corralito de 2001, el corralón y la pesificación asimétrica de 2002, la confiscación de nuestros ahorros en las AFJP en 2008, el cepo cambiario y tantos otros actos que violaron la propiedad privada en nombre de la solidaridad social.

El largo listado de confiscaciones de activos, saltos inflacionarios, incrementos de la carga tributaria, defaults y demás destrozos económicos tienen que ver, entre otras cosas, con el continuo aumento del gasto público que en la era K llegó a niveles récord.

Pero la pregunta es: ¿Por qué se ha desbocado tanto el gasto público en la Argentina a lo largo de décadas que llevó a incrementar la presión tributaria hasta niveles asfixiantes y a diferentes acciones de confiscaciones de activos privados?

El gasto público se disparó porque, si bien hay una demanda de populismo, pareciera ser que la democracia se ha transformado en una competencia populista para ver quién es el que ofrece la mayor cantidad de medidas populistas que no pueden cumplirse y que, inevitablemente, terminan en crisis económicas. Podríamos decir que las recurrentes crisis económicas son consecuencia de esa oferta y demanda de populismo.

Pero al mismo tiempo, la demanda de populismo y la oferta de populismo obedecen a los valores que hoy imperan en la sociedad. Si la mayoría de la población demanda vivir a costa del trabajo ajeno, el empresario pide protección para no competir, el Estado crea puestos públicos innecesarios a nivel nacional, provincial y municipal para lograr ese clientelismo político que acerca votos. En fin, una sociedad cuyas reglas de juego consisten en vivir del trabajo ajeno, violando los derechos de propiedad y pidiéndole al Estado que use el monopolio de la fuerza para quitarle el fruto del trabajo a los que trabajan para transferirlos a los que no quieren trabajar ni competir como empresarios, entonces, es inevitable concluir que si hay una gran demanda de populismo (saqueo de la riqueza ajena por parte del Estado), es porque los valores que hoy imperan en la Argentina son esos. No son los valores de la cultura del trabajo, de competir e innovar, de tener la dignidad de querer trabajar para progresar. En fin, esos valores que hicieron que la Argentina fuera un gran país a fines del siglo XIX y principios del siglo XX.

Si se acepta que nuestras crisis económicas se originan en comportamientos populistas, lamentablemente las declaraciones de Federico Pinedo diciendo que el gobierno de Macri tiene que hacer un gobierno de izquierda, enorgulleciéndose de que Cambiemos tiene mayor cantidad de planes sociales que el kirchnerismo, muestra que más que Cambiemos es «Profundicemos» la crisis de valores que están destruyendo la Argentina.

Si hoy el Gobierno tiene que aumentar la cantidad de planes sociales, ese dato nos indica que la economía hoy está peor. En todo caso sería para mostrar como un logro que el Gobierno no tuvo que incrementar la cantidad de planes sociales. Que no aumentó la cantidad de gente que vive de los recursos que el Estado le quita al contribuyente.

Argentina necesita desesperadamente un gran flujo de inversiones, para eso hay que, entre otras cosas, disminuir la presión impositiva, algo que el Gobierno no va a hacer en la medida que tenga más gasto público porque otorga más planes sociales. El resultado está a la vista: el sector público nacional solo redujo su planta de personal en 10.900 empleados, mientras que el sector privado perdió 115.000 puestos de trabajo entre diciembre 2015 y junio de este año. El sector que genera riqueza para sostener al sector público sufre un brutal ajuste en nombre de las políticas sociales de izquierda que pregona Pinedo.

Nadie pide que el gobierno de Macri solucione la pesada herencia que recibió del kirchnerismo en solo 8 meses. Ni siquiera va a poder resolverla en 4 años. Es más, 70 años de desaforado populismo y políticas de vivir del trabajo ajeno no se hace desaparecer en unos pocos años de gobierno sensatos.

Lo preocupante de todo esto es que si Pinedo representa la voz de Cambiemos, su discurso está profundizando la cultura de no trabajar y no competir y tener un estado saqueador y confiscador. Porque para otorgar más «planes sociales» hay que saquear al sector privado con más impuestos.

Esperemos que realmente sea Cambiemos y no terminemos en un «Profundicemos el populismo» que destruyó a la Argentina, cayendo en una nueva desilusión.

Gobernar también es transmitir un discurso de decencia, cultura del trabajo, esfuerzo personal, competir, desarrollar la capacidad de innovación y crear riqueza. Lo otro es solo buscar los votos necesarios para mantenerse en el poder.

 

Roberto Cachanosky es Licenciado en Economía, (UCA) y ha sido director del Departamento de Política Económica de ESEADE y profesor de Economía Aplicada en el máster de Economía y Administración de ESEADE