China, el dragón domesticado:

Por Alejandro A. Tagliavini: Publicado el 4/4/12 en: http://america.infobae.com/notas/47723-China-el-dragon-domesticado

Que el comunismo es conservador ya lo sabemos, basta ver a Corea del Norte, tan vieja que parece de la Edad Media, o pasear por Cuba, regenteada por octogenarios, que parece sacada de una película de los años 50. Pero ahora parece que también es «ortodoxo».  

 Resulta que la comunista China, hace unas décadas, decidió dejar atrás el rígido manual maoísta y liberar lenta y paulatinamente al mercado y abrirse a Occidente, logrando que unos 300 millones de chinos, que hoy forman parte de los niveles sociales medios, hayan visto crecer exponencialmente su riqueza convirtiendo al dragón rojo no sólo en el primer inversor externo de Alemania -gracias a la lenta relajación de las normas sobre inversión en el exterior-, sino también en la segunda economía mundial.

 Pero no nos engañemos. Este lugar en el ranking de las potencias económicas es en términos absolutos y lo gana gracias a su cuantiosa población de 1.400 millones, que cuadruplica a la de EEUU, que aun así sigue siendo la primera potencia. China todavía es un país con una gran mayoría de personas muy pobres, debido a que no les ha llegado la liberación del mercado, y donde el descontento de millones es cada vez más visible.

 En este nuevo rol de pseudocapitalistas, el presidente del estatal Banco Central de la República Popular China, Zhou Xiaochuan, dijo en el marco del Boao Economic Forum que «existen nuevos elementos que pueden conducir nuevamente a la economía del mundo a una recesión». Y haciendo gala de su «ortodoxia» en materia económica (su adhesión a la escuela económica en boga en Occidente), enfatizó: «Estamos de acuerdo en que, para superar la crisis, los EEUU tienen que inyectar liquidez». No obstante, subrayó su preocupación por lo que se conoce como «relajación monetaria». Sucede que, entre otras cosas, la Reserva Federal ha comprado bonos para reducir las tasas de interés.

 De esta forma, las empresas pueden endeudarse con facilidad y, supuestamente, invertir y crear puestos de trabajo. Pero la realidad de fondo es que ese dinero barato es financiado por el Estado, que nada produce por sí mismo, sino que lo retira del mercado al que, ahora, devuelve luego de pasar por una maraña burocrática costosísima e ineficiente que dilapida buena parte. Irónicamente, el combustible de la expansión china ha sido el crédito barato, reforzado por la baja remuneración laboral.

 El presidente del banco chino dijo que es muy difícil controlar el flujo de liquidez y aunque «es de esperar que el dinero inyectado por los EEUU se quedará allí, algunos emergentes van a sufrir las entradas de capital en exceso» y se dio el lujo de sermonear al afirmar que «los EEUU tienen que ser más responsables y considerar no sólo su economía, sino la global». Es que algunas economías emergentes temen las complicaciones generadas por una excesiva liquidez en sus batallas para mantener sus metas de inflación.

 Buena oportunidad para aclarar que esta «ortodoxia» económica es falsa: no es la «emisión espuria de dinero» el factor inflacionario, sino el exceso de oferta monetaria por sobre la demanda del mercado. Así, es inevitable que las monedas estatales, más o menos, tengan inflación porque los políticos y burócratas ni se manejan con criterios de servir eficientemente al mercado, sino políticos; ni en tiempo real, sino tras una burocracia letárgica.

Alejandro A. Tagliavini es ingeniero graduado de la Universidad de Buenos Aires. Es Miembro del Consejo Asesor del Center on Global Prosperity, de Oakland, California y fue miembro del Departamento de Política Económica de ESEADE.

 

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